El conflicto Sirio, una perspectiva sistémica El conflicto empezó en un principio como insurrección civil, evolucionada de protestas pequeñas que empezaron en el país en enero de 2011, por influencia de la Primavera Árabe regional, la corrupción política y los abusos a los derechos humanos. El 15 de marzo las manifestaciones comenzaron a escalar, inicialmente en la ciudad de Daraa, llamada en ocasiones la "Cuna de la Revolución", y más tarde por toda Siria. El gobierno respondió a las protestas con disparos a manifestantes arrestos masivos, tortura de prisioneros, brutalidad policial, censura de los eventos Sin embargo, las protestas continuaban en aumento. El 25 de abril, el ejército sirio empezó a lanzar operaciones militares a gran escala contra los pueblos y ciudades revolucionarios. En las operaciones se usaron tanques, transportes de infantería y artillería, causando cientos muertes civiles como resultado. Distintos países occidentales condenaron «de manera categórica» la represión de los disturbios. El 31 de julio, un grupo de desertores del ejército forman el llamado Ejército Libre de Siria (ELS), el cual estaba orientado a luchar contra el gobierno para derrocarlo. Eligió como líder a Riyad al-Asaad, un desertor suní. La creación del Ejército Libre Sirio marcó formalmente el inicio de la resistencia armada contra el gobierno de Asad.

A comienzos del 2012, la violencia en Siria aumentó radicalmente. La rebelión popular había desembocado en un conflicto armado entre los llamados rebeldes, que buscaban la pronta salida de Bashar Al-Asad, y el gobierno sirio. En tanto, los combates se fueron intensificando considerablemente. Hubo fuertes enfrentamientos en ciudades como Rastan, Douma y Zabani, además de recrudecerse los combates en las sitiadas ciudades de Homs y Hama. La creciente violencia y brutalidad en el país, hizo que la comunidad internacional llamara al conflicto en Siria una Guerra civil. La complejidad del conflicto proviene de las relaciones de actores que en representación de grandes grupos e intereses colectivos han ejercido sobre el dominio en la escena internacional. En este sentido habrá que determinar los actores que han influido pasiva y activamente en la naturaleza del conflicto. Primero es importante destacar el papel del Estado Sirio, no solo por ser la figura jurídica más importante en el Sistema Internacional sino también, por el protagonismo de participación que ha tenido a través de su representante Bashar Al Assad. De igual forma, la influencia de los países de la región en Siria --o viceversa-- ha llevado a numerosos grupos extranjeros a participar en la guerra. Entre ellos destaca el partido-milicia chií libanés Hezbolá, uno de los principales aliados políticos y militares de Al Assad. Además, el Partido Árabe Democrático, un partido alauí libanés, respalda al presidente sirio.

Otros actores importante también han sido los grupos armados revolucionarios, surgidos en respuesta a la represión de las protestas por parte de las fuerzas gubernamentales y conformados en un inicio por desertores del Ejército y por personas que tomaron las armas para enfrentarse a las tropas regulares, han ido perdiendo peso con el paso de los meses, a pesar de contar con el respaldo de parte de la comunidad internacional. En otro orden de cosas y con un carácter de actor étnico, hay que destacar la importante presencia y potencia de fuego de las fuerzas kurdas, que han resurgido durante el conflicto para reforzar sus demandas de independencia o una mayor autonomía en la región de Rojava. Asimismo y ese a ser uno de los últimos grupos armados en irrumpir en el conflicto, el peso adquirido por el grupo en Irak y la extrema violencia en sus prácticas han puesto al Estado Islámico en el foco de todas las miradas en la región y el mundo. La formación, relacionada pero no vinculada con Al Qaeda --que ha rechazado los métodos del grupo--, ha conseguido importantes avances en Irak y Siria, provocando una intervención internacional para intentar evitar su expansión en estos países. Además y con un rol cada vez más preponderante se encuentran las potencias regionales y occidentales. Por ejemplo Turquía facilita el paso de armas y tropas de la oposición siria por su territorio. Francia y EEUU entrenan a tropas en este país. Turquía junto con Qatar ha financiado a los Hermanos Musulmanes sirios. EEUU, además de aprobar en el congreso armar a la oposición Siria, ha desplegado sus tropas en Jordania. El problema de EEUU ya no es si armar o no armar abiertamente a los grupos opositores, sino cómo hacerlo de modo tal que no sean beneficiados los sectores yihadistas, contrarios por lo demás a sus intereses y los de Israel. La CIA también facilita la compra de armas de la oposición siria, financiadas por Arabia Saudí. Israel es el único país que aún se resiste a declararse firme partidario de la oposición, por cuestiones políticas (el apoyo de Israel a la oposición generaría rechazo entre los apoyos árabes a esta). A pesar de ello ha bombardeado instalaciones militares del gobierno sirio. En este sentido, y en un intento por equilibrar el sistema participa la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El papel de este organismo internacional es complicado pues para intervenir en Siria es necesario el consenso de los cinco países miembros permanentes del Consejo de Seguridad (EEUU, Rusia, Reino Unido, Francia y China). Sin embargo, los propios intereses de cada país están por encima de la seguridad de Siria, dificultando así la intervención. Por el momento, hay inspectores de la ONU investigando el ataque con armas químicas del pasado 21 de agosto cerca de Damasco, que según la oposición causó más de 1,500 muertos. Sin consenso visible, ya se empieza a discutir sobre el concepto de “Responsabilidad de Proteger”, frente a hechos muy lamentables y catástrofes humanitarias, y que permitiría la intervención. Sin embargo, esto puede usarse para enfrentarse a Bashar al Assad, sin incluso haberse comprobado que él está usando armas químicas.

Cada uno de estos actores justifica sus acciones en cuanto a sus necesidades, compromisos e intereses que representan, esto actores están en interacción con el acontecimiento dentro de la jurisdicción del Estado Sirio. La problemática en Siria puede ser abordado como McClellan lo expone en un marco de identificación, medición y examinación de las interacciones de los subsistemas dentro de un sistema1; análisis ocupado por Marcel Merle al explicar la sociología de las relaciones internacionales llamando a las partes de un sistema. Lo que en Siria ha ocurrido es lo que Morton A. Kaplan llamaría un conjunto de variables tan relacionadas, en contradicción con su entorno, que regularidades de comportamiento descriptibles caracterizan las relaciones internas del conjunto de variables individuales con las combinaciones de variables externas2. Es decir, un sistema en fase de transformación o ajuste, en otras palabras en conflicto, que ha tenido injerencias externas de subsistemas religiosos como ISIS parte de un sistema Islamista que busca la expansión de su modelo dentro del Estado Sirio. Esta relación conflictiva entre subsistemas ha llevado a Siria a su estado actual, en donde cada uno de ellos ha propiciado mantener su posición y expandir su misión, que como organismos vivientes quieren la supervivencia y su desarrollo a cualquier costo. Aunado a esto como Marcel Merle nos plantea, existe una contradicción filosófica entre la concepción moral del conflicto, puesto que lo que para occidente es un impedimento a las dinámicas democráticas, para el mundo árabe es una coyuntura de injerencia conservadora con ambiciones geoestratégicas. Asimismo es menester mencionar que el conflicto contiene una pluralidad de etnias y creencias con enfoques tan contrapuestos, que agudiza aún más la búsqueda de soluciones al mismo. Ante esto se puede concluir que la importancia de la relación de los actores involucrados puede explicar tanto el origen del conflicto, el surgimiento de las variables en su desarrollo y la consecución de respuestas favorables que permitan la distensión del mismo. Y en el análisis causal de esta conjunción de dinámicas complejas, se podría dilucidar el entramado de soluciones a futuro. Por esto la inclusión de los intereses, potencialidades y obstáculos que imponen los actores en el manejo del conflicto, permitirá obtener un resultado más objetivo, técnico y propositivo de tan ininteligible situación.

1 Parafraseado de Dougherty James y Pfaltzgraff Robert, Teorias en Pugna en las Relaciones Internacionales, Capitulo 4 Teorias Sistemicas, Pág, 161, 1993, 1era Edición, 2 Parafraseado de Dougherty James y Pfaltzgraff Robert, Teorias en Pugna en las Relaciones Internacionales, Capitulo 4 Teorias Sistemicas, Pág, 160, 1993, 1era Edición,