spondylus no.25

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Portoviejo, octubre 2010

No. 25

Ramiro Molina Cedeo Director generalRevista cultural creada en el mes de marzo del ao 2004 por Ramiro Molina Cedeo, con propiedad intelectual compartida con Alfredo Cedeo Delgado. Cuenta con el auspicio econmico del M. I. Municipio de Portoviejo.

Consejo editorialRamiro Molina Cedeo Alfredo Cedeo Delgado Marigloria Cornejo Cousn Carlos Caldern Chico Edgar Freire Rubio Fernando Jurado Noboa

Colaboran en este nmeroMichael T. Hamerly lvaro Meja Salazar Guillermo Arosemena Arosemena Javier Gmezjurado Zevallos Pedro Reino Garcs Martha Chvez Negrete

Colaboradores permanentesMara Fernanda Bravo de Dorigo Tonio Iturralde Cevallos ngel Loor Giler Anita Mendoza Codea Alfredo Romn Murillo Manuel Andrade Palma

La visin de Alfredo es ms humana, ms cercana a nosotros, ms consistente como filosofa de la Medicina, en fin, ms formativa de la personalidad profesional del mdico Dr. Jacinto Kon Loor

ISBN978-9942-03-081-8

CorreccinEstela Guin Palumbo

PROPIEDAD DE RAMIRO MOLINA CEDEO PROHIBIDA LA VENTA DE ESTA REVISTA DISTRIBUCIN GRATUITA

Edicin, diagramacin e impresinLa Isla N27-96 y Cuba (593 2) 256 6036 [email protected] Quito-Ecuador Portada: Instrumentos musicales en mazapn Autor: Eumeni Candelario lava Prraga

LA UNIVERSIDAD PARTICULAR SAN GREGORIO DE PORTOVIEJO VISIN: La Universidad San Gregorio de Portoviejo ser una institucin de Educacin Superior con acreditados procesos y desempeo acadmico, con servicio profesional de calidad, que aporte de forma permanente al desarrollo sustentable y sostenido de la provincia, la regin y el pas. MISIN: Formar en la ciencia y humanismo a profesionales emprendedores de acuerdo a las demandas del desarrollo social, la investigacin cientfica y los avances tcnicos y tecnolgicos.

Portoviejo Manab Telfonos: 052 441-461 y 052 935-002 Ext. 120 E-Mail: [email protected] CENTRO CULTURAL PORTOVIEJO Trabajando por la cultura

Formar en la ciencia y humanismo a profesionales emprendedores de acuerdo a las demandas de noticias.

CONTENIDO

EDITORIAL LA FAMILIA PIN DE JIPIJAPA: INDIOS PRINCIPALES Y MAESTROS DE CAPILLA Ezio Garay Arellano ENTENDIENDO AL PASADO: LA ESTRUCTURA SOCIAL DURANTE LA COLONIA lvaro Renato Meja Salazar FUE BOLVAR ESTADISTA? CONFERENCIA PARA PROYECTO BOLVAR Guillermo Arosemena Arosemena LA MATANZA DEL 2 DE AGOSTO DE 1810 Javier Gomezjurado Zevallos DE LOS OFICIOS DEL VERBO Y LA PACIENCIA Pedro Arturo Reino Garcs EL HOMBRE DE LA LMPARA DE PETROMAX Cuento de Martha Chvez Negrete

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EDITORIAL

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n este nmero, lleno de excelentes trabajos, consta el del gran historiador americano y ecuatorianista como se autodenomina Michael T. Hamerley. En ese trabajo formidable, casi oculto, se refleja el estado real del desarrollo de las ciencias histricas en Manab. Si se revisa la bibliografa empleada por Hamerley, cualquiera se puede dar cuenta que ha tenido que recurrir a archivos y bibliotecas variadas y que se apoya en fuentes de ensayos y libros publicados. Bien, ninguna de las bibliotecas y archivos estn en Manab, y de los libros y ensayos aparecen de solo cuatro manabitas, que, aun as, no han sido publicados por ninguna entidad manabita. Ms all de que se produzca esa sensacin de soledad que acompaa al historiador manabita en sus investigaciones, queda claro que, para escribir sobre nuestro pasado, hay que buscar ese pasado en otras latitudes. En nuestra provincia, donde han florecido otros intereses, pocas veces ha existido el afn de implementar archivos, valindose de copias certificadas de documentos o de microfilmes. Se recuerda la buena gestin del obispo Ruiz Navas al adquirir las copias del archivo de nuestra Dicesis que reposaba en Cuenca y el comodato entre el Banco Central y el Municipio de Por-

toviejo, para crear la hemeroteca que tenemos y nada ms. Hamerley, en una de las apostillas que refuerzan la cita bibliogrfica, menciona a Temstocles Estrada y dice Los tomos 3-9 constituyen una cuasi historia rica en detalles de los primeros cien aos de la provincia de Manab y de sus pueblos, incluyendo a Jipijapa y sus comarcas;

y, luego, agrega haber recibido como obsequio del Dr. Wilfrido Loor unos documentos valiosos sobre la lucha comunal de Jipijapa. Estas citas obligan a reflexionar y a preguntarse: cundo se reeditarn todos los tomos de Las relaciones histricas y geogrficas de Manab del bahieo temstocles Estrada? Cundo se reeditarn los libros del calcetense Wilfrido Loor, especialmente Manab desde 1822? Qu institucin manabita, que tenga que ver con la cultura, va a dotar de instrumentos de lectura de historiadores valiosos que escribieron con fundamentos nuestro pasado? Con ausencia de archivos, de bibliotecas, de libros de historiadores manabitas, hemos ido caminando y llenndonos de olvidos. Y el olvido es una condena que anula o modifica el pasado. 3

LA FAMILIA PIN DE JIPIJAPA: Indios principales y maestros de capillaMichael Hamerly

T

oda historia tiene su historia. La historia de este ensayo comenz a fines de 1967 cuando volv al Ecuador para investigar su emergencia como un pas soberano e independiente, el supuesto tema de mi tesis doctoral. Durante el vuelo lea un libro que haba sido recin publicado en aquel entonces, The Kingdom of Quito in the seventeenth century, por John Leddy Phelan. Tres de las conclusiones de Phelan (1967) eran: 1. que la poblacin indgena de la Costa sufri grandes prdidas a consecuencia de la conquista espaola y la introduccin de enfermedades contagiosas contra las cuales los nativos tuvieron poco o nada de resistencia; 2. que los indgenas casi desaparecieron durante la primera mitad del perodo colonial; y 3. que fueron reemplazados por negros como jornaleros y labradores tanto en la ciudad de Guayaquil como en la cuenca del Guayas, epicentro del cultivo del cacao (pp. 46-47). No teniendo por qu no creerle a Phelan, un destacado historiador y latinoamericanista, y uno de los muy pocos norteamericanos que haba publicado un estudio histrico serio sobre el Ecuador; acept sus interpretaciones referentes a los* Historiador y ecuatorianista*

cambios supuestamente ocurridos en la composicin tnica de la poblacin de la antigua provincia de Guayaquil a lo largo del perodo colonial. Poco despus de haber regresado a Guayaquil parada obligatoria, siendo mi esposa guayaquilea, antes de subir a Quito, donde se supusiera que encontrara yo la mayor parte de las fuentes indispensables para redactar una tesis doctoral sobre la independencia del Ecuador me met en los archivos locales y regionales, sin esperanza de encontrar mayor cosa, ya que casi todos los historiadores, incluyendo ecuatorianos, que haba ledo, estaban de acuerdo que poco o nada de documentos de los perodos de la Colonia y la Independencia haban sobrevivido en Guayaquil, debido, entre otras causas, a los muchos incendios que la ciudad puerto haba sufrido. Estaban totalmente equivocados. Esas entradas iniciales en los repositorios de Guayaquil me revelaron un caudal de fuentes inesperadas sobre el pasado del litoral y su antigua capital desde principios del siglo XVII en adelante. El corto tiempo que haba pensado pasar en la ciudad puerto se convirti en largos meses mientras yo rastreaba varios archivos, bibliotecas, colecciones particulares y museos, para mi eventual 5

Historia social y econmica de la antigua provincia de Guayaquil, 1763-1842 (1973, 1987), habiendo yo, mientras tanto, cambiado el tema de mi tesis. Durante los largos aos y varios meses que he pasado en repositorios de Colombia (Bogot), Ecuador (Guayaquil, Cuenca, Quito, Cotocollao, y Otavalo), Per (Lima y Cuzco), y Espaa (Madrid y Sevilla) inicialmente entre 1967 y 1969, y subsecuentemente en 1971, entre 1974 y 1978, y en 1981, 1983, 1987, 1995, 1997, 2002, 2004, 2006, y 2008, buscando fuentes sobre aspectos demogrficos, econmicos y sociales del pasado del Ecuador (y tambin del Per y Bolivia), encontr varios padrones y censos de poblacin que refutan las afirmaciones de Phelan en cuanto al aniquilamiento de los indios y su reemplazo por negros.1 No solamente no desparecieron los in1 Desde luego, Phelan no se equivoc tampoco sobre el decaimiento de la poblacin indgena durante la primera mitad del perodo colonial. De acuerdo con los clculos y datos de Newson (1995), los chonos, huancavilcas, y punaes, por ejemplo, cayeron de 370.230 a 2.530 entre cerca de 1530 y 1605. La equivocacin de Phelan fue no tomar en cuenta la recuperacin de las poblaciones indgenas de lo que hoy en da son las provincias de Manab y Santa Elena durante la segunda mitad de la Colonia. Tampoco desaparecieron por completo los indios en la cuenca del Guayas, especialmente en la futura provincia de Los Ros. Inclusive hubo colonias de jipijapenses en Daule y Santa Luca (AGL, 1801, 1802, 1803, y 1806).

Jipijapa 10 de agosto de 1911. Tomado de Manab a la vista, Ceriola

dios del litoral sino que algunas de su poblaciones se recuperaron, al menos en parte, durante la segunda mitad de la Colonia (Hamerly, 1970, 1973, 1987), tema refinado y desarrollado en las tesis doctorales de Mara Luisa Laviana Cuetos (1987) y Martin Volland (1997). Empero, la poblacin de la cuenca del Guayas s se oscureci entre la conquista y la Independencia: hacia 1790, 44,5% de la poblacin total de la antigua provincia de Guayaquil, incluyendo la tenencia de Portoviejo, consisti de pardos y 5,8% de esclavos negros, la mayora concentrada en las provincias actuales del Guayas, Los Ros y El Oro (Hamerly, 1970, 1973, 1987). Una de aquellas poblaciones indgenas fue San Lorenzo de Jipijapa, el escenario de la historia de la familia Pin, indios principales y maestros de capilla. Hoy en da, se sabe que Jipijapa fue el pueblo no solamente ms grande de indios en la Costa, llegando a tener solamente San Lorenzo de Jipijapa al menos 4.686 habitantes en 1804-1805 (Hamerly, 1970, 1973, 1987), 6.733 en 1825 (Hamerly, 1970, 1973,

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1987), y 7.379 en 1848 (ACD/G, 1848), sino tambin el pueblo ms prospero de indios en la antigua provincia de Guayaquil durante la mayor parte de la Colonia y las primeras dcadas de la Repblica, gracias a los estudios ya mencionados y, tambin, a la tesis de licenciatura de Maritza Aruz (1999, 2000); y, la tesis doctoral de Carmen Dueas de Anhalzer (1997). Otros dos estudios de suma importancia son la tesis doctoral de Silvia lvarez sobre la historia de las etnias en la pennsula de Santa Elena, porque nos ha obligado a repensar las categoras de indio y cholo o mestizo, las relaciones entre s, y la problemtica del traspaso de indio a cholo o mestizo (lvarez Litben, 2001); e, igualmente, el sugestivo ensayo de Stuart B. Schwartz y Frank Salomon sobre New peoples and new kinds of people: adaptation, readjustment, and ethnogenesis in South American indigenous societies (colonial era) (Schwartz y Salomon, 1999). Antes de comenzar a reconstruir la historia de la familia Pin, me toca corregirme a m mismo. Tanto en mi tesis doctoral (Hamerly, 1970) como en las revisiones de ella (Hamerly, 1973, 1987), caracteric como cholos o mestizos a los cuatro cabecillas (Francisco Talca, Gonzalo Parral, Mariano Pin y Francisco Surez) de la protesta de 1816 por parte de algunos jipijapenses contra el restablecimiento del tributo, que haba sido suprimido por la Constitucin de Cdiz en 1812. Me equivoqu tanto por el estado de la literatura antropolgica y sociol-

gica prevaleciente en aquel entonces, como por la confusin que reinaba y sigue reinando sobre lo que es una etnia y lo que es una raza. Francisco Talca, Gonzalo Parral (sobrino nieto del cacique Manuel Guale), Mariano Pin (miembro de la familia Pin), y Francisco Surez no fueron cholos o mestizos sino indios legalmente y socio-econmicamente por ms ladinos que hubiesen parecidos culturalmente. En otras palabras, no obstante, el semblante de cholo o mestizo que los indgenas del litoral solan presentar al mundo blanco, sobre todo cuando andaban fuera de sus pueblos y comarcas porque les convena, seguan siendo y fueron identificados como indios por s mismos dentro de sus propios terruos y por las autoridades que levantaron los padrones de poblacin de la poca, y que coleccionaron los tributos y las primicias. No obstante la protesta de 1816, la Corona real y despus los Estados colombiano (1822-1830) y ecuatoriano (1830-) seguan cobrando tributo a los indios de la provincia de Manab, inclusive los de Jipijapa, hasta 1831, al menos, si no hasta 1835, cuando el presidente Vicente Rocafuerte aboli definitivamente el cobro de tributos en todo el litoral. En 1831, se registraron 942 indios tributarios en el cantn de Jipijapa y 366 en el cantn de Montecristi. En trminos relativos, casi uno en cada seis indios en el cantn de Jipijapa estaba sujeto a tributo en aquel ao (15,9% de la poblacin indgena total del cantn), vis-a-vis casi 7

tres en cada diez indios en el cantn de Montecristi (28,2% de la poblacin indgena total del cantn) (AHBM/G, 1831). Y los indgenas seguan constituyendo al menos 24% de la poblacin total de la provincia de Manab la mayora residente en los cantones de Jipijapa y Montecristi, hacia mediados del siglo XIX (EC-IRE-1846).2 El primer Pin que surge de la documentacin conocida hasta ahora es Agustn Pin. Aparece en 1677 como uno de los ocho nobles de Jipijapa que protestaron el pago de las primicias y el camerico uno de los cuantos servicios o tasas impuestos por doctrineros y curas parroquiales precisamente por ser caciques, gobernadores y principales (RAHG, 1677); y, como tal, supuestamente exentos de tasas y servicios personales. Agustn Pin fue uno de los indios principales, no un cacique. Baso esta conclusin en el hecho de que Agustn Pin fue uno de los tres firmantes que no ante2 3 N.B. 1846 es el ltimo ao para el cual he encontrado datos sobre la composicin tnica de toda la provincia. Uno de los aspectos intrigantes de los pueblos/parcialidades subordinadas a Jipijapa es que uno(a) se llamaba Alta y otro(a) Baja. El nombre Jipijapa tom de un antiguo cacique. Haba dos pueblos de este nombre, dos leguas distantes entre s; el lugar que ahora se encuentra esta reduccin se llamaba Jipijapa la baja (descripcin de la Gobernacin de Guayaquil, 1605, p. 46). Este es el nico ejemplo de hanan y urin, si es que fue realmente equivalente, que se ha encontrado para la Costa del Ecuador. Por desdicha ninguna de las fuentes conocidas identifica el idioma autctono en cuestin.

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puso don a su nombre y porque los Pin todava no haban sido legados el cacicazgo de Aguasa: AN/Q, 1779. N.B. Todos los caciques, gobernadores y principales, incluyendo Agustn Pin, que firmaron esta protesta, lo hicieron en su propio puo y letra. En otras palabras, estos ocho nobles jipijapenses (Juan Martines del Junco, Joseph de Salvatierra y Castro, Don Joseph Gmez Cornejo, Don Juan Garca, Don Juan Ligua, Agustn Pin, Don Pedro Ligua, y Don Joseph Pillasagua), fueron alfabetizados. Con qu grado de facilidad o dificultad podan escribir y leer, probablemente nunca vamos a saber. Parece que Aguasa fue una de las ocho a diez parcialidades o pueblos pre-hispnicos que fueron reducidos al pueblo de Jipijapa a fines del siglo XVI por orden del virrey Francisco de Toledo. Uno de ocho a diez parcialidades o pueblos porque ni Aguasa ni Payache al igual que Aguasa consta en varios documentos de fines del perodo colonial aparecen en la Descripcin de la Gobernacin de Guayaquil de 1605, y porque Picalanseme, que s figura en dicha descripcin, no consta en las listas tributarias de Jipijapa de 1801, 1803 y 1806 (las otras siete parcialidades de comienzos de la Colonia seguan existiendo a fines de la Colonia3). Sospecho que fueron pueblos en sus orgenes porque segn la misma Descripcin de 1605 (p. 48), Tenan diversas lenguas, cada parcialidad la suya: ahora hablan todos una que ha prevalecido, y ms comnmente hablan la castellana.4

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Los Pin aparecen de nuevo en el escenario en el ltimo cuarto del siglo XVIII, especficamente en un pleito que sostuvo Juan Francisco Pin con Manuel Soledispa, en 1779, sobre el cacicazgo de Aguasa (AN/Q, 1779). Este cacicazgo haba sido legado a Juan Francisco por un to materno suyo. Empero, la familia Soledispa, gobernaba a Aguasa y estaba fuertemente entroncada en el poder. Al menos tres Soledispa fueron caciques de Aguasa desde fines del siglo XVII o comienzos del siglo XVIII en adelante: 1. Francisco Soledispa; 2. Antonio Soledispa (1709-1772), hijo de Francisco, de quien hered el cacicazgo en 1741 cuando Francisco muri; y 3. Manuel Soledispa (n. 1739), nieto de Francisco e hijo de Antonio, a quien sucedi al cacicazgo cuando Antonio muri en 1772. Adems de ser cacique de la parcialidad de Aguasa, Antonio Soledispa fue gobernador de indios de todo el pueblo de Jipijapa, oficio que quiso renunciar en 1743 (sin que las autoridades le permitieron), por interferir en su negocio de mercader que le renda mucho ms que el cargo de gobernador. Tanto Antonio como su hijo Manuel fueron involucrados en el comercio entre Manta y Lima, segn testimonio del primer gobernador de Guayaquil Juan Antonio Zelaya y Vergara (17631771) (AN/Q, 1779). Ahora bien, en cuanto a los Pin, lo que consta en el expediente en cuestin es que Juan Francisco Pin fue visnieto de Dn. Pedro Acencio Villigua [Villegua], y de Da. Mara Pincay, casiques prinsipales que fueron de la

Puente de Choconch, Jipijapa, 1910. Tomado de Manab a la vista, Ceriola.

Parcialidad de Aguasa reducida en [Jipijapa] (AN/Q, 1779, f. 1r). Y que segn el testimonio de Gregorio Baque:yndio deste d[ic]ho pueblo de edad al parecer de setenta aos... que d[ic]hos Villiguas no save porq[u]e rason, no administraron su casicasgo, solo si tiene presente q[u]e eran mui pobres, en demasia, y q[u]e tal vez por esto no ynstarian sobre su cazicasgo, tambien dice q[u]e saue q[u]e por muerte de dn. Eusebio Villigua [nieto de Pedro Asencio Villegua] este en testam[en]to publico, hiso donacion del cazicasgo ala casa, del d[ic]ho d[o]n Juan fran[cis] co Pin su sobrino, por no tener [h] erederos lexitimos pues vno q[u]e tubo, fue demente y muri despues (AN/Q, 1779, f. 7r).

Ambas de estas aseveraciones fueron confirmadas por varios de los otros testigos en el pleito. Lleg un momento dado en que Juan Francisco Pin decidi no seguir con el reclamo, probablemente por falta de fondos todos los testigos de su parte enfatizaron la pobreza extrema en que haba cado la familia Pin 9

Pozo de Choconch, destinado para lavar ropa, Jipijapa, 1910. Tomado de Manab a la vista, Ceriola.

y tambin, quiz, porque reconoci que no poda ganar. Sin embargo, nos gustara saber de dnde sac el dinero para los gastos legales que tuvo que enfrentar, que no deban haber sido insignificantes, en vista de que la disputa lleg a manos de ????? y fue resuelta por las ms altas autoridades de la Presidencia de Quito. De acuerdo con el auto de la Real Audiencia, expedido el 1 de diciembre de 1779, y aprobado por el presidente Juan Jos Villalengua y Marfil ese mismo da, Manuel Soledispa fue confirmado como cacique de Aguasa (AGN, 1779, ff. 53-54). Quiz saldrn los costos de este juicio algn da. Sospecho que Juan Francisco Pin supo desde el principio que no poda ganar. Tambin crey que Juan Francisco Pin estaba intentando manipular el sistema judicial para conseguir que le declaren indio principal y, como tal, exento del pago de tributos y cualesquiera servicios persona5 No dicen las fuentes encontradas si los Pin haban vivido alguna vez en Aguasa.

les. Aunque Juan Francisco no parece haber conseguido que le exima del pago de tributos en vista de que su hijo Po Pin pag seis pesos de tributo por ao, en al menos cuatro aos en la primera dcada del siglo XIX (AGN, 1803, 1804, 1805, y 1807), s parece haber sido liberado de la obligacin de servicios personales por decisin de Real Acuerdo del 29 de noviembre de 1779 (AGN, 1779, fol. 50) (un Real Acuerdo fue la Audiencia y el Presidente actuando en conjunto como un solo cuerpo). Uno de los aspectos curiosos de este pleito es que los Pin no vivieron en la parcialidad de Aguasa sino en la de Pillasagua.5 De acuerdo con el registro de tributarios de 1801, por ejemplo, de los 20 tributarios de Aguasa, 13 fueron de apellido Soledispa y ninguno de apellido Pin. Nueve de los 20 tributarios de la parcialidad de Pillasagua en ese mismo ao, en cambio, fueron Pin (Juan Evangelista, Juan Monserrate, Vicente de Agustn, Vicente de Mariano, Po de Juan Francisco Pin [i.e., hijo del Juan Francisco del reclamo de 1779], Remigio de la Cruz, Manuel de Ylario, Leandro de Rosa, y Juan Jos) (AGN/L, 1803). Dos aos ms tarde, 14 de los 20 tributarios de Aguasa seguan siendo Soledispa; y, 12 de los 24 tributarios de Pillasagua, Pin (AGN/L, 1805). Y en 1806, 13 de los 27 tributarios de Aguasa fueron Soledispa; y, 12 de los 19 tributarios de Pillasagua, Pin (AGN/L, 1807). Desde luego, casi todos los Soledispa y Pin que constan

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en los registros de 1803 y 1806 fueron los mismos que aparecen en el registro de 1801.6 Estos datos demuestran que lo que se llama ayllu en quichua/ quechua tenan vigencia tanto en la Costa como en la Sierra. Tambin es otro indicio de que los naturales de Jipijapa seguan siendo indios. Los Pin desaparecen del escenario hasta 1810, cuando surgen de nuevo, con excepcin de su inscripcin en los registros de tributarios de Jipijapa y la participacin de un don Manuel Pin en el cabildo abierto del 21 de enero de 1810 (Garay Arellano, 2010, p. 13).7 Entre 1810 y 1811, un nuevo Pin, llamado Jos, sale a la vista, reclamando los puestos de maestro de coro y coristas (i.e. msicos y cantantes) en la iglesia parroquial de San Lorenzo de Jipijapa para l y sus tres hijos (Juan de Dios, Mariano, y Francisco Solano) (BN/L, 1810), reclamo que sera reanudado por Juan de Dios Pin en 1822 (ACD/G, 1822), y de nuevo, y probablemente por ltima, por Miguel Pin a fines de los 1860 (ACD/G, 1867). Desconozco el grado de parentesco6 El registro de indios tributarios correspondiente a 1802 no especifica las parcialidades en que vivan los indios cobrados (AGN, 1804). No s si se trata del mismo Manuel de Ylario Pin que aparece en los registros de tributos cobrados. Silvestre Cantos fue tan pana de Vivero, que hasta fue nombrado regidor del Cabildo de Jipijapa gracias a las interferencias del cura en asuntos que no debieran haberle incumbido (BN/L, 1814).

entre Juan Francisco Pin y Jos Pin; sin embargo, parece que Jos Pin fue hijo o sobrino de Po Pin y, como tal, nieto de Juan Francisco Pin. Jos Pin tuvo al menos 50 aos de edad en 1810: el ao siguiente const como reservado, por su edad, y como tal ya haba pasado a los 50 (BN/L, 1810, f. 8r). l y sus tres hijos haban sido msicos y cantantes

Iglesia de Jipijapa, 1910. Tomado de Manab a la vista, Ceriola.

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de la iglesia parroquial de San Lorenzo de Jipijapa por varios aos, bajo el antiguo maestro de capilla Bartolom Pilay. Despus que Juan Jos Vivero (a veces escrito Bibero en las fuentes y la literatura) asumi el puesto de cura prroco, trajo a dos msicos mestizos, Gregorio Arvalo (m. 1808) y Silvestre Cantos, de Quito, para que sirviesen de maestro de capilla y corista mayor, dejndoles a los Pin en puestos menores desafortunadamente el expediente no especifica cundo esto sucedi (BN/L, 1810, ff. 5r6v).8 Jos Pin tambin haba sido alcalde del pueblo de Jipijapa por tres aos consecutivos durante la primera dcada del siglo 11

XIX (el expediente tampoco especifica cules) (BN/L, 1810, ff.1016r). En aquel entonces Jos Pin goz del favor del cura prroco Juan Jos Vivero, quien intervino en la eleccin de los cabildantes. Subsecuentemente

Saln de lectura de la Sociedad Unin y Progreso, Jipijapa 1910. Tomado de Manab a la vista, de Ceriola.

Jos Pin fue depuesto como alcalde por desentendimiento, si no enemistad, con el teniente gobernador de Portoviejo Francisco de Paula Villavicencio y con el cacique Manuel Parral y Guale, premiado por Villavicencio con el nombramiento de gobernador de indios (BN/L, 1810, ff. 10-11). Probablemente es significativo que Manuel Parral y Guale parece no haber firmado la peticin delcacique Gobernador don Juan Santos Ligua y Soledispa (n. 1741?), dems caciques, principales, Cabildo Regimiento, y comn del pueblo de San Lorenzo de Jipijapa9 No puedo estar del todo seguro de que Manuel Parral y Guale no firm esta peticin por estar trunco el expediente. Obviamente faltan algunos folios al final adems de cuatro al principio.

del 3 de diciembre de 1811 a favor de la separacin de Silvestre Campos de la maestra de capilla y el nombramiento de Jos Pin y sus tres hijos como maestro de capilla, msicos y cantantes (BN/L, 1810, ff. 33-35v).9 Tanto Jos Pin como el protector de indios de la provincia de Guayaquil, el Dr. Bernab Cornejo y Avils (n. 1783), argumentaron que Jos y sus tres hijos debieron habrseles dados preferencia por ser indios y naturales de Jipijapa y que debiesen estar eximidos de tasa [i.e., tributo] y servicios personales, por ley y costumbre (BNL, 1810, ff. 7r-8r). No les sirvieron de nada, sin embargo. Y es significativo que en este caso se consideraron a los mestizos Gregorio Arvalo y Silvestre Cantos miembros de la repblica de espaoles en vez de la repblica de indios. Aunque Jos Pin no logr ser nombrado maestro de capilla en 1810-1811, su hijo primognito Juan de Dios Pin, organista y cantor, de 32 aos de edad, en 1810, de acuerdo con el liber status animarum de 1848 (ACD/G, 1848), no se dej vencer. Siete aos despus, el 5 de octubre de 1817, Juan de Dios Pin y sus tres hermanos menores Mariano, arpista y cantor, Francisco y Jos Vidal este ltimo evidentemente menor de edad en 1810 y por eso no aparece en el pleito de 1810-1811 violinistas, consiguieron los puestos deseados de maestro de capilla y coristas por nombramiento del obispo de Cuenca Jos Ignacio Cortzar y Lavayen, quien se

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encontraba de paso en su visita ad limina obligatoria a su Dicesis (ACD/G, 1867).10 Mientras tanto el padre de ellos Jos Pin haba dejado de tocar y cantar, y comenz a ser mantenido por sus hijos, especialmente Juan de Dios Pin (ACD/G, 1822). Felizmente el nuevo cura de Jipijapa, Jos Joaqun Ortiz y Ortega no se opuso a sus nombramientos y, evidentemente, retuvieron los puestos de maestro de capilla y coristas por algunos aos. Antes de ser nombrado maestro de capilla y coristas, Juan de Dios Pin y sus tres hermanos fueron entrenados en Guayaquil por uno o varios msicos y cantantes de la ciudad puerto, probablemente empleados de sus iglesias y conventos, en vista de que no parece haber habido enseanza formal de msica en todo el pas fuera de la Iglesia (ACD/G, 1867; Stevenson, 1963, 1980). Los Pin indudablemente se mantuvieron tocando y cantando en fiestas eclesisticas, pblicas, y particulares. Las fuentes no especifican cunto tiempo pasaron los cuatro hermanos en la ciudad puerto. Mariano fue un analfabeto. Su padre Jos tuvo que firmar por l la peticin que los cuatro hermanos presentaron al obispo Cortzar y Lavayen (ACD/G, 1867). Y el cura prroco Vivero mantuvo respecto a Mariano que:10 El depuesto Silvestre Cantos no se perjudic, ya que se traslad a San Gregorio de Portoviejo en donde se mantiene con el mismo empleo en la Santa Iglesia de dicha ciudad en unin de su familia (ACD/G, 1822, f. 22).

Le ense tocar de memoria porque no sabe ni leer los tonos que gustan los indios en sus fandangos el maestro de capilla Gregorio Arvalo (BN/L, 1810, f. 12v).

ste es el mismo Mariano Pin que particip en la protesta del 8 de septiembre 1816 por la reanudacin del cobro de tributos. De acuerdo con los testigos expres resolutivamente que no quera pagar por ningn motivo, por haberle dado el Rey la libertad (BN/L, 1816, f. 1v.) Tanto Mariano Pin como las otras cabecillas (Francisco Talca, Gonzalo Parral, Mariano Pin, y Francisco Surez), de este mini disturbio, parecen haber sido politizados durante las revueltas que hubo en 1814 por la abolicin de la Constitucin de Cdiz (Hamerly, 1973, 1987; Hidrovo Quinez, 2007). Obviamente Mariano Pin no quiso seguir rindiendo tributo, meta que consigui en 1817 al ser nombrado uno de los coristas de la iglesia parroquial de San Lorenzo de Jipijapa, al menos mientras segua en servicio del culto. Uno de los datos interesantes que surge del expediente de 1867 es que los maestros de capilla recibieron todos los aos una cabeza de ganado de cada cofrada que haba en el pueblo. Menos mal, ya que Juan de Dios Pin y sus hermanos no fueron exonerados de la cesin que hacen de las reses que les corresponden por tres aos a beneficio de la Iglesia (ACD/G, 1867, f. 2r). No consta en las fuentes hasta qu ao Juan de Dios Pin y sus tres hermanos siguieron de maestro de 13

parroquial de San Lorenzo de Jipijapa por algunos aos. Empero, el 15 de diciembre de dicho ao, el sndico Evaristo Surez le quit la llave del coro a Miguel Pin, que se autoidentific como indio para drsela a Gregorio Muriyo [i.e., Murillo], mestizo y natural de Montecristi (ACD/G, 1867, f. 11). Desconozco los grados de parentesco entre Miguel, Atanasio de la Cruz y Jos ngel Pin, Calle y plaza principal de Jipijapa, 1910. Tomado de Manab a la vista, Ceriola. pero no cabe duda alguna que los capilla y coristas. De repente, en 1828, lazos fueron cercanos o fueron herempero, el puesto de maestro de ca- manos o primos, y que todos fueron pilla y organista qued vacante. Fue descendientes de la misma familia por la incapacidad o muerte de Juan Pin que haba estado sirviendo a la de Dios? No sabemos. No ha de sor- iglesia parroquial de San Lorenzo de prender, en cambio, que todava otro Jipijapa desde fines del siglo XVIII o Pin, Juan Valentn, fue nombrado al comienzos del XIX. No puede haber puesto no solamente para servir a la otra interpretacin de la declaracin iglesia parroquial de San Lorenzo de de Miguel Pin de diciembre de 1868 o Jipijapa sino tambin a la ayuda de pa- enero de 1869, que: rroquia de Pajn (ACD/G, 1867, f. 10). desde mis abuelengos hemos serviOtro Pin que figura en los anales do a esta Santa Iglesia con todo el de Jipijapa es un Valerio. Valerio Pin pundonor y nadie nos ha dispuconsta como uno de los vecinos printado esta preminencia [sic] de ser cipales de Jipijapa que firmaron una maestro de capilla representacin en favor de la candidatura a la presidencia del pas del (ACD/G, 1867, f. 12). Y si esto no general Francisco Robles en 1856 (Es- fuera prueba suficiente, Miguel Pin trada, 1930-1942: V, pp. 78-79). present traslados del nombramienFaltan todava cuatro Pin ms, to de sus abuelengos como maesVidal cuyas fechas quedan por de- tros de capilla, comenzando con lo de terminar, a quien sucedi su hijo Juan de Dios Pin (probablemente su Miguel Pin como maestro de capilla; bisabuelo), en 1817.11 Y el mismo cura y, sus hermanos (?) Atanasio de la prroco de Jipijapa, Manuel Salazar, Cruz Pin, y Jos ngel Pin, que en afirm el 9 de marzo de 1869, 1868 haban estado desempeando Segn el diccionario de americanismos de las funciones de msicos, cantores 11 la Asociacin de Academias de la Leny organista junto con Feliciano Calgua Espaola, abuelengos quiere decir dern y Anacleto Sancar de la iglesia antepasados, en especial los abuelos. 14

No. 25 Un encuentro con la historia

que por muerte y fallecimiento de Vidal Pin, maestro de capilla propietario de esta Santa Iglesia llam a Miguel Pin para que ejerciera interinariamente [sic] las funciones de maestro de capilla, reemplazando la persona de su finado padre (ACD/G, 1867, f. 13.)

Lstima que el padre Salazar no nos dice en qu ao muri Vidal (solo que fue antes de junio de 1867), ni mucho menos de cul de los Pin, Vidal fue hijo o nieto. Aunque no consta exactamente dnde figura Vidal Pin en la lnea de la familia Pin en las fuentes consultadas, no cabe duda de que l tambin fue descendiente de Jos Pin y Juan Francisco Pin. Habiendo comenzado esta historia con un pleito no debe sorprender que termine con un pleito. Miguel Pin, descendiente directo de Juan de Dios Pin y Jos Pin, apel a la Vicara Capitular de Guayaquil para que le quitara a Gregorio Murillo la maestra de capilla y la devolviese a Miguel Pin. Esta vez no sirvi de nada el argumento de que Miguel Pin tena mayor derecho al puesto que Grego12 Muchos de los cambios en la legislacin referentes a ellos y el tratamiento que tanto el Estado como el mundo blanco/ mestizo acord a los indgenas estn expuestos en las Contribuciones a Clark y Becker, 2007, una antologa excelente sobre los indios de la Sierra y el Estado en el Ecuador desde 1820 en adelante. Desafortunadamente no hay un estudio parecido para la Costa. Comunicacin personal de Carmen Dueas S. de Anhalzer (18.IV.2009). Segn Dueas, Murillo fue un mulato.

Industria de sombreros de paja toquilla en jipijapa. 1910. Tomado de Manab a la Vista de Ceriola

rio Murillo, por ser Miguel indio y Gregorio mestizo, habiendo habido tantos cambios en el estado legal de los indgenas en los 1850 y 1860.12 La falla que rindi el vicario capitular y obispo auxiliar de Guayaquil, monseor doctor Luis de Tola el 29 de marzo de 1869 reza as:Que ni la antigedad [sic] de los ttulos que figuran en este expediente ni la descendencia de los antiguos indgenas no dan derecho a la propiedad de esa maestra de capilla, que es un destino del libre remocin

(ACD/G, 1867, fols. 13v14r).

13

Y parece que Gregorio Murillo fue confirmado como maestro de capilla.13 Aqu termina la historia de la familia Pin. Reconozco que faltan muchos datos, sobre todo en cuanto a su comienzo y su fin. Quiz aparecern algn da en uno que otro archivo del Ecuador, del Per, de Colombia, o de Espaa. Documentos de la naturaleza analizados aqu se encuentran en el momento menos esperado, casi por azar. Lo que no me sorprendera es que se encuentran algunos expedien15

tes relevantes en los archivos civiles y eclesisticos de Jipijapa y Portoviejo. Empero, muy a mi pesar, esa investigacin tendr que dejar a otros. Solo falta comentar sobre el significado del esfuerzo por varios miembros de la familia Pin conseguir y retener la maestra de capilla de San Lorenzo de Jipijapa generacin tras generacin. Aunque los Pin no parecen haber sido descendientes de caciques en lnea directa, s lo fueron en lnea indirecta. Sin embargo, como hemos visto, nunca parecen haber llegado a ser reconocidos como caciques, y, como tales, exentos de tributo y servicios personales. No por eso dejaron de reclamar y reafirmar su estado como indios principales aunque tampoco parecen haber conseguido su liberacin por completo, empleando esta estrategia. De no haber sido indios principales, Agustn Pin no hubiera sido uno de los firmantes de la protesta de 1677, Juan Francisco Pin no hubiera podido reclamar el cacicazgo de Aguasa en 1779, Jos Pin no hubiera podido ser nombrado14 Otros dos Pin que figuran como indios principales de Jipijapa son doa Juana Paulina Pin y vila (1766-1816?) y su padre Victoriano Pin (n. 1741) (Garay Arellano, 2010, p. 9). Sobre la importancia de la msica en la cultura indgena durante y despus de la era colonial y el estatus de msicos, vase los estudios de Baker (2008), Schechter 1992) y Stevenson (1963 y 1980). Aparte de este modesto ensayo, solamente existen los aportes de Garay Arellano (2010), Lenz-Volland y Volland (1985), y Szszdi (1988).

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y servido como alcalde por tres aos en la primera dcada del siglo XIX, y tampoco Valerio Pin hubiera figurado como uno de los vecinos principales de Jipijapa en 1856.14 Aunque Juan Francisco Pin no logr ser reconocido como cacique de Aguasa sigui en manos de la familia Soledispa, uno de sus descendientes Jos Pin y los hijos de Jos no se dieron por vencidos. Simplemente se cambiaron de estrategia. Se dedicaron a la carrera de msicos y comenzaron a bombardear a las autoridades civiles y eclesisticas con peticin tras solicitud, durante la segunda dcada del siglo antepasado, hasta conseguir los puestos de maestro de capilla y coristas de la iglesia parroquial de San Lorenzo de Jipijapa para s y sus hermanos e hijos. A pesar de que Jos Pin no logr los puestos deseados por l y sus hijos, en 1810-1811, su hijo Juan de Dios Pin s los consigui al reanudar la intenta en 1816. Una vez logrados los puestos aspirados, la familia Pin los retuvieron al menos hasta 1869, generacin tras generacin. Como msicos solidificaron su estado como indios principales y lograron ser exentos del tributo y servicios personales, ms no del pago de primicias y otros recargos de la Iglesia.15 Tambin gozaron de ingresos ms o menos favorables como msicos. Espero haber aportado algo a la historia de Jipijapa y a la de los caciques e indios principales de la Costa, un tema casi olvidado en la historiografa del Ecuador.16

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No. 25 Un encuentro con la historia

Referencias Fuentes primarias17ACD/G. 1822. Testimonio de los documentos que comprueban la legitimidad del empleo de maestro de capilla de la Iglesia de Jipijapa de Juan de Dios Pin.1822. Archivo de la Curia Diocesana de Guayaquil, Asuntos Judiciales, XXI, doc. 5. ACD/G. 1848. Libro de Status Animarum de Jipijapa. 1848. Archivo de la Curia Diocesana de Guayaquil, Comunicaciones, XL. ACD/G. 1867. Autos de nombramiento de maestros de capilla de la Iglesia Matriz de Jipijapa.1867. Archivo de la Curia Diocesana de Guayaquil, Comunicaciones, LVII, cuad. 2: Comunicaciones Parroquia de Jipijapa, 1851-1867. AGN/L. 1803. Cobranza del Pueblo de Jipijapa de lo devengado en todo el ao de 1801, que se practic en el Siguiente de 802. 1803. Archivo General de la Nacin (Lima), Real Hacienda: Guayaquil, 1804(1). AGN/L. 1804. Cobranza del Pueblo Gipijapa del ao de 1802 1804. Archivo General de la Nacin (Lima), Real Hacienda: Guayaquil, 1804(1). AGN. 1805. Lista de los tributarios cobrados en los dos tercios de San Juan y Navidad de 1803, pertenecientes a la Doctrina del Pueblo de Jipijapa. 1805. Archivo General de la Nacin (Lima), Real Hacienda: Guayaquil, 1805(2). AGN. 1807. Razon de los Yndios que han pagado el 3. de San Juan de 806 segun aparezen por los Padrones formados por D. Jos Manuel Millan Apoderado Fiscal de la Visita de ellos 12.I.1807. Archivo General de la Nacin (Lima), Real Hacienda: Guayaquil, 1807(1). 17 Siendo los archivos sujetos a prdidas adems de reorganizaciones, no respondo por el paradero actual o la clave de localizacin de estas fuentes. Este es el mismo documento que Dueas cita como: Autos de proclama de don Manuel de Soledispa con Juan Francisco Pin. 1779. ANH/Q, Corte Superior de Justicia, Cacicazgo, 77.

AHBM/G. 1831. Archivo Histrico de la Biblioteca Municipal de Guayaquil. Tenencias, Juzgados, Censos, 1831. Este tomo contiene varios empadronamientos de los Cantones de Portoviejo, Jipijapa, y Montecristi. Distinguen entre blancos (incluyendo mestizos), esclavos, y indios en aquel orden y registran los indios contribuyentes (i.e., tributarios) por separado. AN/Q. 1779. Autos de proclama de Dn Juan Fran[cis]co Pin, con Dn Manuel Soledispa, yndios sob[r]e el casicasgo de la Parcialidad de Aguasa en el Pueblo de Gipijapa en Guayaquil y en q[u]e se exime de servicio de mita y otros servicios p[o]r ser desendiente de casique. 1779. Archivo Nacional (Quito), Cacicazgos 43, vol. 95.18 BN/L. 1810. Expediente sobre el nombramiento de Jos Pin y sus hijos como maestro de capilla y coristas de la Iglesia Matriz de Jipijapa.1810. Biblioteca Nacional de Lima, D.10265. BN/L. 1814. Informe sobre desordenes en Jipijapa y Portoviejo (8.VI.1814). Biblioteca Nacional de Lima, D. 12416. Publicado en Revista del Archivo Histrico del Guayas 3:5 (junio 1974): 95-100. BN/L. 1816. Expediente sobre la negativa de los indgenas de Jipijapa a pagar el tributo. (8.IX.1816). Biblioteca Nacional de Lima, D. 12416. Publicado en Revista del Archivo Histrico del Guayas 3:5 (junio 1974):101105. BN/L. 1817. Sumario de la pesquisa contra Francisco Talca, Gonzalo Parral, Mariano Pin, y Jacinto Surez. 1817. Biblioteca Nacional de Lima, D. 9731. Descripcin de la Gobernacin de Guayaquil. 1605. En Relaciones histricogeogrficas de la Audiencia de Quito: siglos XVI-XIX, edicin de Pilar Ponce Leiva (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Cientficas, Centro de Estudios Histricos, Departamento de Historia de Amrica, 1992), v. 2: 10-48. EC-IRE-1846. Fernndez Salvador, Jos. Esposicin que dirije al Congreso del Ecuador en 1846 el Ministro de lo Interior y Relaciones Exte-

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17

riores. Quito: Imprenta de Joaqun Tern, [1846?].19 RAHG. 1677. El cura de Xipijapa y los caciques sobre el no pago del camerico (12.XII.1667), Revista del Archivo Histrico del Guayas, 2a. poca (3-4) (II sem.I sem. 2008): 155156. Transcripcin de Susana Loor Java. El original reposa en el fondo de Escribanos Pblicos del AHG (EP/P.132, f. 27v-28). Requena, Francisco. 1774. La descripcin de Guayaquil, estudio preliminar y edicin de Mara Luisa Laviana Cuetos, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1984.

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Estrada, Temstocles J., 1930-1942 Relaciones histricas y geogrficas de Manab, Guayaquil. Los tomos 3-9 constituyen una cuasi historia rica en detalles de los primeros cien aos de la provincia de Manab y de sus pueblos, incluyendo a Jipijapa y sus comarcas. En los primeros dos tomos existen algunos datos de inters en cuanto a la colonia y el perodo de la Independencia. Tambin se encuentran en el tomo 3 (pp. 4-7) unos documentos sobre la confirmacin de tierras de comunidad de los indgenas de Jipijapa, especficamente los autos de 1805 y 1806, hechos a pedimento del cacique y gobernador de indios Manuel Inocencio Parrales y Guale, y reproducidos de traslados que se encontraron en el Archivo de la Secretara Municipal de Jipijapa en 1866 y 1890, y refrendados en 1898. Garay Arellano, Ezio, 2010 Apuntes sobre algunos apellidos de los caciques de Manab, en Spondylus, No. 24, pp. 5-25. A social and economic history of the city and district of Guayaquil during the late colonial and independence periods, tesis doctoral, University of Florida. Historia social y econmica de la antigua Provincia de Guayaquil, 1763-1842, Guayaquil, Publicaciones del Archivo Histrico del Guayas. Historia social y econmica de la antigua Provincia de Guayaquil, 1763-1842, Guayaquil, Banco Central del Ecuador / Publicaciones del Archivo Histrico del Guayas, 2a. ed.

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1999

2000

2004

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1987

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No. 25 Un encuentro con la historia Hidrovo Quinez, Tatiana, 2007 Los alucinados de Puerto Viejo: nociones de soberana y ciudadana en Manab (1812-1822), en Procesos: revista ecuatoriana de historia, No. 26, pp. 51-71. Guayaquil en el siglo XVIII: recursos naturales y desarrollo econmico, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos. Algunas noticias acerca de los caciques de Daule durante el siglo XVII: estudio preliminar, en Segundo E. Moreno Ynez, comp., con la colaboracin de Sophia Thyssen Memorias del Primer Simposio Europeo sobre Antropologa del Ecuador, Quito, Instituto de Antroploga Cultural de la Universidad de Bonn / Abya-Yala. Manab desde 1822, Quito, Editorial Ecuatoriana. Especialmente el captulo 21: Tierras comunales de Jipijapa antes de la independencia.20 Manab, La cultura popular en el Ecuador, t. 9, Cuenca, Centro Interamericano de Artesanas y Artes Populares. Life and death in early colonial Ecuador, Norman / University of Oklahoma Press. Phelan, John Leddy, 1967 The Kingdom of Quito in the seventeenth century: bureaucratic politics in the Spanish Empire, Madison / University of Wisconsin Press. Tambin publicado en espaol como: El reino de Quito en el siglo XVII: la poltica burocrtica en el Imperio espaol, Quito, Banco Central del Ecuador, 1995. New peoples and new kinds of people: adaptation, readjustment, and ethnogenesis in South American indigenous societies (colonial era), en Cambridge history of the native peoples of the Americas, vol. III, South America, pt. 2, Cambridge, Cambridge University Press, 1999, pp. 443-501. The indispensable harp: historical development, modern roles, configurations, and performance practices in Ecuador and Latin America, Kent, Ohio, Kent State University Press. Music in Quito: Four Centuries, en Hispanic American Historical Review, No. 43, pp. 247-266. Tambin publicado en espaol como: La msica en Quito, en ARNAHIS, No. 11, p. 17 (10 ago. 1968), pp. 7-28; y, en una segunda edicin como una separata: Quito, Centro de Investigacin y Cultura, Banco Central del Ecuador, 1989 (fuentes y documentos para la historia de la msica en el Ecuador; 3). 1980 Quito Cathedral: Four Centuries, en Inter-American music review, No. 3, pp. 1938. D. Diego Tomal, cacique de la isla de la Pun: un caso de aculturacin socioeconmica, Guayaquil, Museo Antropolgico, Banco Central del Ecuador. Indianische Bevlkerungsgeschichte im Corregimiento Guayaquil (1548-1765), Bonn, Holos Verlag.

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Detalla la disputa entre Montecristi y Jipijapa sobre sus respectivos linderos. Jipijapa disput no solamente con Montecristi sino tambin con Santa Elena sobre tierras, un captulo de su historia que queda por escribir [Autos sobre las tierras comunales de Jipijapa], un expediente que abarca casi un siglo (17971894), copiado de varios traslados que se encontraban en el Archivo de la Secretara del Concejo Municipal de Jipijapa, y que fue verificado por el seor secretario del municipio como copia fiel el 21 de septiembre de 1927. Cedido al autor muy gentilmente por el mismo Dr. Loor hace treinta y pico de aos.

Szaszdi, Adam, 1988

Volland, Martin, 1994

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ENTENDIENDO AL PASADO: la estructura social durante la Colonialvaro Renato Meja Salazar*

E

n muchas ocasiones, personas que gustan de la historia, de su investigacin o lectura, encuentran en legajos de archivos o en libros de bibliotecas, conceptos o trminos cuya compresin resulta dificultosa, pues en su mayora no forman parte del vocabulario comn de nuestros das. Para comprender cabalmente un libro o documento sobre historia, es necesario conocer el contenido y alcance de tales conceptos, en especial, cuando de entender a una sociedad o a sus miembros se trata. Por ello, consideramos til explicar varios de los trminos utilizados por los autores especializados, lo cual tambin nos permitir entender la manera en que nuestras sociedades se vieron conformadas a travs de las centurias. Iniciamos esta labor a partir del siglo XVI, esto es, a partir de la poca del descubrimiento y conquista de Amrica. En esta etapa histrica nos referiremos tanto a la sociedad espaola, de la que se ocupa esta primera parte, cuanto a la sociedad indgena, que ser materia de una futura entrega. El modelo de sociedad espaola del siglo XVI, diferenciaba a dos grandes grupos sociales, a saber: los hidalgos donde incluimos a la nobleza y los pecheros. Tambin exista dos grupos adicionales, reducidos en cuanto a su 20

nmero, pero con una determinante importancia social: el clero y los militares. Los hidalgos eran aquellas personas que por servicios prestados al reino, o por una alta posicin social de origen remoto, posean una serie de privilegios legales y sociales. En su mayora, estos privilegios eran comunes a todos los miembros de este estado,1 pero en ocasiones especiales tambin existan privilegios extraordinarios. Entre los privilegios legales se encontraban la exencin del pago de impuestos, la imposibilidad de ser juzgados por jueces ordinarios, el no poder recibir castigos o penas vergonzantes, el tener derecho para acceder a ciertos cargos administrativos, entre otros. Entre los privilegios sociales estaba el llamado derecho de paso,

* 1.

Riobamba (1982). Abogado, historiador y catedrtico universitario. Justamente con el trmino estado se defina a la clase social en aquella poca, es decir, uno poda pertenecer al estado hidalgo o al estado llano plebeyo, pechero, pueblo comn. En este sentido define el Diccionario de la Real Academia de la Lengua en adelante DRAE a la palabra estado: Cada uno de los estamentos en que se divida el cuerpo social; como el eclesistico, el de nobles, el de plebeyos, etc.

No. 25 Un encuentro con la historia

en virtud del cual un hidalgo poda movilizarse por doquiera fuera su voluntad y los dems viandantes deban retirarse de su camino; el derecho de reserva de las mejores localidades en iglesias, auditorios, plazas, etc. Como hemos anotado, existan tambin privilegios extraordinarios que eran concedidos de forma especial por el monarca solo a ciertos hidalgos. Un ejemplo de estos privilegios extraordinarios fue el derecho de pernada, en atencin al cual a un seor feudal se le permita arrebatar la virginidad a las doncellas antes de llegar al matrimonio. Este instituto medieval, que ha sido recordado al colectivo a travs de la cinematografa estadounidense,2 existi efectivamente en Espaa. Don Lope Garca de Salazar (siglo XV), fue pariente mayor de su Casa y cabeza de su bando; tal fue su podero que incluso goz del citado derecho de pernada. Otro ejemplo de privilegio extraordinario, esta vez mesurado y cercano a nuestra realidad, fue el gozado por Jos de Grijalva y Recalde, cuyas ejecutorias dictaminaban que si alguien de su linaje era tomado preso, solo poda ser encadenado con grillos de plata. Tal canonja fue exigida

2.

3.

En la pelcula Corazn Valiente, dirigida y protagonizada por Mel Gibson, toma un rol protagnico este privilegio extraordinario de un seor feudal, lo cual exacerb los nimos de quienes siempre critican los tiempos pasados bajo una ptica actual y no bajo la ptica de la poca criticada. Este pasaje de nuestra historia social lo record Cristbal de Gangotena en su obra Al margen de la historia.

por Jos cuando fue hecho prisionero por el asesinato de su esposa. La Real Audiencia tuvo que observar el privilegio de Grijalva, disponiendo la confeccin de los singulares grillos a costa del hidalgo, eso s.3 Ahora bien, ya que hemos mencionado a la Ejecutoria o Carta Ejecutoria, indicaremos que estos eran documentos a manera de certificaciones, que constituan a una persona como hidalgo o que la reconocan como tal. Ya que los derechos o privilegios de un hidalgo se los haca valer principalmente ante los cabildos de las villas exencin de pago de tributos, habilitacin para la obtencin de cargos administrativos, etc., ante tales corporaciones edilicias deban empadronarse los hidalgos, demostrando su calidad mediante la presentacin de sus Cartas Ejecutorias. Si la hidalgua de una persona era notoria, por ejemplo si se trataba de un noble titulado, el cabildo no exiga la presentacin de las ejecutorias para registrarlo en el padrn de hidalgos. Como vemos, en la mayora de los casos la Carta Ejecutoria era necesaria para que una persona pudiera exigir se observen los privilegios que le asistan; no obstante, durante los siglos XVI, XVII y XVIII fue recurrente el hecho de que hidalgos venidos a menos desde el punto

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de vista econmico o social, no posean sus acreditaciones por extravo o descuido del documento.4 Si esto ocurra e interesaba a la persona el ser reconocido como hidalgo, deba acudir a una de las Reales Chancilleras, los cuales eran altos tribunales que estaban en capacidad de certificar la hidalgua de una persona, luego de un proceso judicial. En Espaa fueron dos las Reales Chancilleras existentes para la poca materia de nuestro anlisis, la de Granada y la de Valladolid. En estas cortes de justicia exista una Sala de Hijos dalgo5 donde una persona poda litigar su hidalgua, esto es, demostrar que sus antepasados fueron hidalgos y los privilegios de los que gozaron. El contradictor en el juicio era un fiscal, que, a nombre del reino, tena por tarea el demostrar que el demandante no perteneca al estado hidalgo. La labor del fiscal se encaminaba a precautelar que personas sin legtimo derecho, pudieran ser consideradas como parte del estrato social privilegiado. Finalmente cabe indicar que en derecho nobiliario, el hidalgo es con4. No era raro en esas pocas que la gente no conservara documentos. No era raro tampoco que, de una a otra generacin, la importancia de una familia hubiera decrecido de tal manera, que los hijos o nietos de un hidalgo conocido, ya no tuvieran la legitimacin social y fueran tomados por pecheros. Sinnimo exacto de hidalgo. Persona que posee un ttulo de nobleza. Archivo A.R. Meja Salazar, Quito.

siderado como el gran gnero social de la clase dominante, al ser el primer peldao de la nobleza. De all que todos los titulados6 sean hidalgos, aunque no todo hidalgo sea titulado. Al

Ilustracin de un Cdice Medieval espaol.7 Se representan las clases sociales de la poca: Los hidalgos y militares caballero, los pecheros campesino y el clero monje.

5. 6. 7.

formar parte del estado hidalgo, la nobleza titulada se diferencia de los hidalgos comunes por los ttulos, podero o riquezas que ostentaban, lo cual, ciertamente, les dotaba de mayores privilegios. El reino de Espaa reconoca y reconoce los siguiente ttulos: Caballero, Seor, Barn, Vizconde, Conde, Marqus, Duque y Prncipe. Originalmente los ttulos de nobleza eran conferidos por el monarca, como reconocimiento a una persona por grandes servicios prestados. De igual manera, en un inicio, la concesin del ttulo comportaba la entrega del seoro sobre un territorio. Con el paso del tiempo, la corona fue

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No. 25 Un encuentro con la historia

sirvindose de la concesin de ttulos de nobleza con finalidades menos preclaras. Para el siglo XVIII, el monarca espaol incluso lleg a conferir ttulos a cambio del pago de elevadas sumas de dinero, es decir, los ttulos se redujeron a una mercanca a la venta pese a ciertos formulismos que se establecieron para aparentar una concesin meritoria, verdaderamente se comercializaron, al mejor postor, mercedes nobiliarias. El otro gran segmento social y de hecho el ms representativo numricamente hablando eran los pecheros, tambin conocidos como el pueblo, estado llano o la plebe. El nombre de pechero proviene de la calidad tributaria de las personas que no pertenecan al estado hidalgo. Pecho era un impuesto que se pagaba a la corona, al seor feudal o a la villa. Para tales fines fiscales, los pecheros tambin deban inscribirse en padrones de las villas. En todo caso, se debe tener en claro que el pertenecer al estado llano no dependa del nivel de riqueza que poseyera una persona, de all que pechero poda ser el pobre labriego, as como el acaudalado comerciante. Solo con los avances sociales del siglo XVII, surge visiblemente la clase que podramos considerar como bur-

8.

9.

No confundir poca moderna con poca contempornea. Historiogrficamente hablando, la poca moderna comienza con el descubrimiento de Amrica en 1492, y se extiende hasta la Revolucin francesa. Agradecemos esta informacin al Dr. Fernando Jurado Noboa (14-VIII-2010).

guesa, la cual se consolida durante el siglo XVIII. Es as que esta clase social se va a diferenciar claramente de la plebe, la cual pasar a identificarse definitivamente como la clase econmicamente deprimida. El clero y la clase militar completan la estructura social espaola de la edad media y moderna.8 La Iglesia goz siempre de beneficios sociales y econmicos. Legitimados por ser representantes de Dios en la tierra, por los conocimientos que estaban en capacidad de adquirir, por el poder inquisitorial del que se encontraban revestidos y por el peso especfico que tenan en una sociedad teocntrica, los sacerdotes constituan una lite social. En general, los altos prelados de la Iglesia espaola pertenecan a familias hidalgas; pero, en algunas ocasiones, los pecheros lograron alcanzar solios importantes en la jerarqua clerical. Tal es el caso de Juan Martnez Guijarro (Villagarca de la Torre, 1477-Toledo, 31 de mayo de 1557), tambin conocido como Cardenal Silceo, quien perteneciendo al estado llano, lleg a ser Arzobispo de Toledo y Prncipe de la Iglesia catlica. Citamos especialmente este caso, toda vez que Fernando Jurado Noboa ha descubierto la existencia de parientes de este Cardenal en nuestro pas, a travs de la familia Troya.9 Los militares tuvieron una gran importancia en la Espaa medieval y moderna. Durante tales pocas se reconquist la pennsula de manos musulmanas, se conquist Amrica y se defendieron los territorios europeos extrapeninsulares del reino, como 23

Flandes. Adems, no debemos olvidar que la remota nobleza se la consigui a travs de los hechos de armas, prestando servicios al reino en batallas, principalmente como guerrero, aun cuando quienes auxiliaban con vituallas y bastimentos a los regimientos, tambin merecieron la gratitud ennoblecedora de la corona. En el Ejrcito espaol, para formar parte de la oficialidad, se requera pertenecer al estado hidalgo, pero al igual que ocurra en el clero, los pecheros llegaron a ser grandes lderes militares. Es ms, en la guerra franco-espaola (16351648), la nobleza castellana mostr un criticable retraimiento militar, por lo que prcticamente solo pecheros defendieron el honor del reino.11 De esta forma se encontraba estratificada la sociedad espaola de los siglos XV al XVII. No obstante, en Amrica, la dinamia propia de la conquista, y posterior consolidacin del coloniaje, llev a que la estructura social tuviera ciertas particularidades que diferan de cmo se daban las cosas en la metrpoli. Antes de nada aclarar ese terrible y completo error que es considerar que todos los espaoles que vinieron eran lacras sociales, salidos de las peores crceles. Esta afirmacin, propia de ignorantes o fanticos reivindicacionistas, ha hecho mucho dao a nuestra poblacin, a su10 11 Imagen obtenida en http://es.wikipedia. org/wiki/Juan_Mart%C3%ADnez_Guijarro (15-VII-2009) Ver http://revistas.ucm.es/ghi/02144018/ articulo CHMO0404110111A.PDF (30VI-2010)

identidad y autoestima. Lo cierto es que quienes vinieron en los primeros o ms bien dicho en el primer viaje de Coln, fueron efectivamente delincuentes. Los siguientes ya fueron gente comn y corriente de Espaa. En este punto, invitamos a nuestros lectores a realizar un breve ejercicio de reflexin: Si habramos sido los

Juan Martnez Guijarro, cardenal Siliceo. De humildes orgenes lo cual es inequvocamente confirmado por su herldica, lleg a ser Arzobispo de Toledo y Prncipe de la Iglesia.10

catlicos reyes espaoles Fernando o Isabel, una vez que confirmado el descubrimiento de tierras nuevas de las cuales podramos extraer ingentes riquezas, consentiramos que viajen a tales territorios ladrones o bandidos que robasen nuestros recursos? La respuesta es obvia. Adems, los documentos y los fundamentados trabajos de historiadores como Fernando Jurado Noboa historiador social por excelencia, Federico Gonzlez Surez, Ricardo Descalzi del Castillo,

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No. 25 Un encuentro con la historia

Jos Antonio del Busto Duthurburu, etc., demuestran inequvocamente que los espaoles que poblaron nuestras tierras no fueron seres execrables, aun cuando varios de ellos s cometieron abusos propios del conquistador vencedor; mismos abusos que ya antes haban sido cometidos por los incas, pero este ser tema de nuestra siguiente entrega. Con relacin a los grupos sociales a los que pertenecieron los conquistadores y colonizadores de nuestro territorio, valga sealar que en un porcentaje no reducido fueron hidalgos, pero que en Espaa no posean medios para su subsistencia.12 Al respecto, no debemos olvidar la grave crisis econmica espaola relacionada con la reconquista, verdadero motivo de la expulsin de los judos de la pennsula en 1492. No obstante, el grupo social que forma el grueso de nuestros antepasados son los pecheros, muchsimos de ellos llovidos. Ahora bien, qu era un llovido? Para contestar esta pregunta debemos comenzar sealando que para pasar12 Es decir, hace quinientos aos ellos vinieron a estas tierras en busca de una mejor vida; ahora, es nuestra gente la que ha migrado hacia Espaa en pos del mismo fin. Quienes se interesen sobre el hermano de Santa Teresa de vila, pueden consultar las obras que al respecto ha escrito Fernando Jurado Noboa, por ejemplo: El Linaje de los Cepedas en el Ecuador, primera parte, en Revista Museo Histrico, No. 50; y, de otros autores tales como Manuel Mara Plit Laso, Diego Gmez-Menor Fuentes, Javier Ortiz de la Tabla Ducasse, etc.

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migrar legalmente a Indias desde Espaa, se requera un pasaporte emitido por la Casa de Contratacin. Este pasaporte se lo obtena cumpliendo con requisitos sociales y econmicos. Desde el punto de vista social, se deba probar que el aspirante era cristiano viejo, es decir, espaol sin mezcla con moro, judo ni ninguna raza afrentosa, as como practicante ancestral de la religin catlica. En la Iberia de los siglos XV y XVI, ser cristiano viejo ya se consideraba en s mismo, una legitimacin social. El mestizaje de los ibero-godos con los pueblos rabes y judos era indiscutible en regiones como Andaluca, calando en todo estrato social y provocando dolores de cabeza en los hidalgos que posean lneas moras o judas. Al respecto podemos citar el caso de los Cepeda Snchez de Cepeda de Toledo, linaje al que perteneci Teresa de Cepeda y Ahumada, quien profes como Teresa de vila y con tal nombre fue elevada a los altares, y Lorenzo de Cepeda y Ahumada, hermano completo de la Santa, quien fue de los antiguos pobladores y encomenderos de Quito, as como uno de los genearcas del Ecuador.13 Los Cepeda en varias ocasiones fueron pblicamente tenidos por conversos, esto es, por judos convertidos al cristianismo para evitar las persecuciones de finales del siglo XV. Es ms, el abuelo paterno de Santa Teresa y Lorenzo, Juan Snchez de Cepeda, rico mercader converso de Toledo, fue procesado por la Inquisicin en 1485. A raz de su condena, Juan Snchez de Cepeda 25

decidi mudar de villa para emprender nueva vida. Se traslad con su familia a vila, donde la familia goz de alta posicin socioeconmica, pero el fantasma de la conversin nunca los abandon.14 Regresando al tema de las migraciones espaolas a Amrica en la poca de conquista y colonia, adems de los requisitos sociales, el aspirante a obtener un pasaporte tambin deba reunir requisitos econmicos. Esto es, deba contar con dinero para costear su pasaje y demostrar la posesin de medios para su subsistencia en Indias. En general, muchos espaoles y espaolas pasaron formando parte de las comitivas de los capitanes de la conquista y, luego, de los funcionarios pblicos que iban a desempear cargos en las distintas circunscripciones territoriales fundadas. Ejemplo de este tipo de migraciones es la de Rodrigo Mexa Serrano, natural de Villafranca de los Barros en Extremadura, hijo de Alonso Serrano Mexa quien tambin pas a Indias en 1534,14 Vctor Garca de la Concha, Teresa de Jess en su circunstancia histrica, en El arte literario de Santa Teresa, Barcelona, Ariel, 1978, citado en la pgina: http://www.tesionline.com/PDF/1306/1306p.pdf. Retrato considerado como nico autntico de Santa Teresa de vila (Teresa de Cepeda y Ahumada). Imagen obtenida en: http://michaelguth.com/myblog/ pictures/TeresaAvila.jpg (15-VII-2009). Archivo Fernando Jurado Noboa, Quito. Para profundizar, ver: lvaro Renato Meja Salazar, Historia de un linaje ibrico, en Detrs de nosotros, Coleccin SAG, No. 202, Quito, 2006.

Santa Teresa de vila (Teresa de Cepeda y Ahumada)15 De linaje converso, es ta de un extenso segmento de la poblacin ecuatoriana

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siendo jinete de Pedro de Alvarado y posteriormente regresara a Villafranca y de Elvira Rodrguez. Rodrigo obtuvo pasaporte el 27 de febrero de 1597, para pasar a Nueva Granada como parte de la comitiva del licenciado Lpez. Se radic luego en San Juan de Ambato, donde fue prspero comerciante y propietario de casas con tiendas en la plaza principal del asentamiento.16 Como vemos, el pasar a Indias en forma legal no resultaba fcil para un espaol. Por ello, muchos ibricos migraron a Amrica de forma irregular, embarcndose primero en pequeos navos o botes hasta llegar a prudente distancia de los puertos, donde podan abordar las grandes carabelas trasatlnticas. En aquella poca se compar a los hombres y mujeres que se embarcaban ilegalmente, con la lluvia que caa en la cubierta de una

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nave. De all su denominacin de llovidos. Como ya lo sospechar el lector, este sistema trajo riqueza a muchos capitanes de embarcaciones, quienes consentan llevar a Indias a personas que no posean recursos sociales o econmicos suficientes para obtener un pasaporte. Llegados ya a Amrica, en poca de la conquista quienes dominaron la lite social fueron los capitanes, adelantados y dems lderes de las fuerzas militares. En este perodo no fue determinante el que un conquistador fuera hidalgo para alcanzar la cspide de la estructura social. Para inicios del siglo XVI, en nuestros territorios tuvo principal importancia Francisco Pizarro, hijo natural de un hidalgo en una modesta plebeya. Su vida, antes del paso a Indias, se caracteriz por la pobreza y la oscuridad social. Sebastin de Benalczar es otro ejemplo de lder militar de origen humilde, que lleg a ostentar podero en Indias. No obstante lo anterior, las personas de origen hidalgo, aun cuando su importancia haya mermado en la pennsula, fueron quienes se hicieron del poder en las nuevas villas desde un inicio.

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lvaro Renato Meja Salazar, Reflejos de la conquista: herldica en la colonia temprana, en Historia prxima y remota, Coleccin SAG-SC, No. 18, Quito, 2010. Fernando Jurado Noboa, Los encomenderos de Cuenca, su origen y papel en la sociedad del siglo XVI, en Memorias del Noveno Encuentro de Historia y Realidad Econmica y Social del Ecuador y Amrica Latina, Cuenca, Ediciones de la Universidad de Cuenca, 2002, p. 119.

Por ejemplo, en la Quito recin fundada, los vecinos principales fueron Rodrigo Nez de Bonilla, Diego de Sandoval, Rodrigo de Salazar, Hernando de la Parra, Martn de Mondragn, Pedro Martn Montanero, entre otros. Todos los reseados eran hidalgos. Contina nuestra duda sobre la condicin de Montanero; duda no afirmacin que ya fuera expuesta fundamentadamente en nuestro trabajo Herldica en la Colonia temprana. 17 Como expusimos en tal investigacin, de los documentos existentes se deduce que Montanero no era hidalgo sino pechero aun cuando letrado. Fernando Jurado Noboa en su artculo Los encomenderos de Cuenca, su origen y papel en la sociedad del siglo XVI, tambin consider a Montanero como un plebeyo del mismo Guadalcanal.18 No obstante, hoy en da se considera al mencionado conquistador como hidalgo. Habr que revisar las pruebas documentales y no simplemente referenciales, para confirmar el estado al que perteneca Montanero. En todo caso, en la colonia temprana se mantuvo la influencia de la hidalgua, aun cuando s existi la posibilidad de que los pecheros se destaquen socialmente. En esta etapa diferenciamos socialmente con claridad a los conquistadores principales y su familia, muchos de ellos hidalgos, con experiencia militar o letrados; a los conquistadores medios o bajos, pecheros que formaban parte de las huestes; al pueblo llano, sobre todo artesanos o campesinos que empiezan a migrar; a los indios principales, 27

especialmente caciques o familiares de la familia inca, que hasta el siglo XVIII mantuvieron una importante condicin social; y, a los indios comunes. A muchos de los conquistadores principales la Corona premi con tierras y repartimientos de indios, siendo ste su medio de subsistencia. Sin embargo, algunos conquistadores de la lite tambin se dedicaron a otras actividades, no consideradas como propias de hidalgos, en busca de acrecentar sus fortunas. Por ejemplo, Rodrigo Nez de Bonilla se dedic a la minera y Diego de Sandoval se dedic al comercio.19 El resto de los estratos sociales viva de su trabajo o del trabajo del indio que ciertamente fue explotado desde un comienzo. Con el pasar de las dcadas, la sociedad mantuvo una estructura similar a la anotada, conservndose el poder en los descendientes de los conquistadores principales. Es ms, mucha legitimacin social exista en ser vstago de los primeros habitantes de una villa. Esto se desprende de varios documentos, donde descendientes de los conquistadores relevan tal calidad para solicitar privilegios a la Corona. En general, los descendientes argu19 Para profundizar ver: lvaro Renato Meja Salazar, Reflejos de la conquista: herldica en la colonia temprana, en Historia prxima y remota. Para profundizar ver: Fernando Jurado Noboa, Los nudos del poder, Coleccin SAG, No. 203, Quito, 2006. Para profundizar ver: Fernando Jurado Noboa, Los Mancheno en el Ecuador, 270 aos de historia, Coleccin SAG, Quito, 1992.

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mentaban los trabajos y sacrificios sufridos por sus antepasados, en la conquista de estas tierras a favor de Espaa. A partir del siglo XVII, migran muchos espaoles que van a formar parte del pueblo comn, pero tambin algunos que sobre la base del trabajo y de matrimonios convenientes, llegan a colocar a sus familias en los ms altos sitiales sociales. Un ejemplo de aquello, es el caso de Juan Miguel Villavicencio Bohrquez, tronco de su familia en Riobamba. Este andaluz, que al parecer tena algunas lneas hidalgas pero que en general lo consideramos pechero, lleg a tierras riobambeas, donde trabajando como arriero logr amasar un buen capital, lo que le permiti posesionarse en cargos de cabildo y casar bien a sus hijos.20 Otro ejemplo es el de Julin Mancheno Ayala tronco indiscutido de su familia en el pas, migrado en el siglo XVIII. Hizo importante fortuna a travs del comercio, lo que le permiti casarse con la linajuda viuda doa Rosa Maldonado-Sotomayor Palomino y Flores, hermana completa del sabio Pedro Vicente Maldonado y de Ramn Maldonado, marqus de Lises.21 El casarse con una viuda hidalga o rica, fue una herramienta tpicamente utilizada por los espaoles que pretendan granjearse un elevado puesto social. Ahora bien, en estos siglos tambin vinieron hidalgos importantes, quienes buscaron establecer relaciones con las clases adineradas y nobles de las villas indianas. Podemos citar el caso del general

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Nicols de Larraspuru y Aranibar, un importante noble guipuzcoano malcriado y mimado, quien cometi una serie de desmanes en Quito. Tanto as, que el presidente de la Audiencia, don Antonio de Morga, tuvo que hacer pedidos al Rey para que ordenara moderacin a Nicols o para que dispusiera que su padre, el almirante general don Toms de Larraspuru y Churruca quien estaba emparentado con San Ignacio de Loyola, lo llamara a Espaa. Nicols haba casado en Quito con uno de los mejores partidos de la Audiencia, doa Mara de Vera Mendoza y Bonilla, bisnieta de uno de los ms importantes, sino el ms importante, vecino fundador de Quito, don Rodrigo Nez de Bonilla.22 Para el siglo XVIII, la nuestra ya es una sociedad bien organizada, donde se logra identificar con claridad cada uno de los estratos sociales. Se desarrollan las artes, se impulsa cierto urbanismo, las casa mejoran, al igual que los usos y costumbres aun cuando los sacerdotes comienzan a relajarse. La clase alta sigue nutrindose con migraciones europeas hidalgas y no hidalgas. Las viejas familias principales empiezan a ennoblecerse a travs de la entrada de sus miembros a rdenes de Caballera las principales fueron la Santiago, Calatrava y Alcntara; o, incluso, a travs de la adquisicin de ttulos de nobleza. Simplemente comprados fueron los marquesados de Miraflores, San Jos, Villaorellana, entre otros. El mestizaje en la clase alta era negado. Hoy en da, no hay familia ecuatoria-

Almirante general don Toms de Larraspuru y Churruca.23 A travs de su hijo don Nicols, antepasado de un importante nmero de familias ecuatorianas.

na que no posea sangre india en sus venas y aun sangre negra, pese a que en la Sierra es escaso este mestizaje, que s lo encontramos completamente difundido en todo estrato social en la Costa. La clase media se formaba por comerciantes, ilustrados, profesionales, ramas pobres de las familias principales o pequeos terratenientes. El pueblo estaba constituido por espaoles haraganes, mestizos artesanos, indios importantes. Tambin se identificaba una clase plenamente servil: los indios, empleados en tareas urbanas como los aguateros o en tareas del campo como la agricultura, los obrajes, etc., adems de los esclavos africanos.22 Archivo A.R. Meja Salazar, Quito. Para profundizar ver: Fernando Jurado Noboa, La familia Villagmez, Coleccin SAG, No. 179, Quito, 2002. Archivo A.R. Meja Salazar, Quito.

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Esta fue pues, la estructura social y algunas de las instituciones que reglaron la vida ibrica desde los siglos XV al XIX. Continuaremos en una siguiente entrega con la estructura social de este mismo perodo, pero desde la realidad india. San Francisco de Quito, 15 de agosto de 2010 Fuentes A nuestros lectores habr extraado que el presente artculo no posea el riguroso detalle de las fuentes que sustentan nuestras afirmaciones, lo cual ha sido parte fundamental de todos nuestros trabajos. Al respecto, es necesario aclarar que ello ocurre ya que el presente artculo es un resumen basado en los conocimientos adquiridos a lo largo de los aos, a travs de la investigacin y estudio de un sinnmero de libros y documentos. En esta ocasin, no hemos citamos literalmente a autor alguno ni hemos recurrido a la revisin de trabajos preexistentes al momento de la redaccin. Respetando el derecho a la duda de nuestros lectores, citamos a continuacin un listado de libros donde se podrn verificar los contenidos de nuestro trabajo: CristbaldeGangotena,Al margen de la historia, Quito, FONSAL, 2003. Fernando Jurado Noboa, por ejemplo:El Linaje de los Cepedas en el Ecuador, primera parte, en Revista Museo Histrico, No. 50. VctorGarcadelaConcha,TeresadeJess en su circunstancia histrica, en El arte literario de Santa Teresa, Barcelona, Ariel, 1978.

lvaroR.MejaSalazar,Historiadeunlinaje ibrico, en Detrs de nosotros, Coleccin SAG, No. 202, Quito, 2006. lvaro Renato Meja Salazar,Reflejos de la Conquista: Herldica en la colonia temprana, en Historia prxima y remota, Coleccin SAG-SC, No. 18, Quito, 2010. FernandoJuradoNoboa,Losencomenderos de Cuenca, su origen y papel en la sociedad del siglo XVI, en Memorias del Noveno Encuentro de Historia y Realidad Econmica y Social del Ecuador y Amrica Latina, Cuenca, Ediciones de la Universidad de Cuenca, 2002. FernandoJuradoNoboa,Los nudos del Poder, Coleccin SAG, No. 203, Quito, 2006. FernandoJuradoNoboa,Los Mancheno en el Ecuador, 270 aos de historia, Coleccin SAG, Quito, 1992. FernandoJuradoNoboa,La familia Villagmez, Coleccin SAG, No. 179, Quito, 2002. GonzaloArgotedeMolina,Nobleza del Andaluca, libros I y II, Jan, Instituto de Estudios Giennenses, 1957. JosSantiagoCrespoPozo, Blasones y Linajes de Galicia, Santiago de Compostela, Enciclopedia Gallega, Editorial de Biblifilos Gallegos, 1964. Peter Boyd-Bowman, ndice Geobiogrfico de 40.000 Pobladores Espaoles de Amrica, Bogot, Instituto Caro y Cuervo, 1964. Fernn Mexa, Nobiliario Vero, Jan, 1497. Rafael Snchez Saus, Linajes Sevillanos Medievales, Sevilla, Real Maestranza de Caballera de Sevilla. Toms Marqus de Castro, Compendio Histrico Genealgico de los Ttulos de Castilla, Espaa. Francisco Piferrer, Nobiliario de los Reinos y Seoros de Espaa, Madrid, 1857. Vicente de Cadenas y Vicent, Repertorio de blasones de la Comunidad Hispnica, Espaa, Instituto de Salazar y Castro. Francisco Piferrer, Armas, timbres y blasones de nuestra ilustre nobleza, Espaa, 1863. Julio de Atienza, Nobiliario espaol, Espaa. Modesto Costa y Turell, Tratado completo de la ciencia del blasn, Madrid, 1858.

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FUE BOLVAR ESTADISTA? Conferencia para Proyecto BolvarGuillermo Arosemena Arosemena

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evisar la historia con objetividad es saludable para las nuevas generaciones, es comn en los pases del primer mundo, donde, en algunos, hay procedimientos para hacerlo sistemticamente. En Estados Unidos, peridicamente, se renen historiadores para escuchar las revisiones que colegas proponen, y decidir sobre ellas. Mi primer anlisis de revisin histrica fue la Revolucin juliana, evento eminentemente econmico, originalmente interpretado por historiadores que desconocan de economa. Mi interpretacin es totalmente diferente a la de ellos, sobre las causas que motivaron los problemas econmicos contribuyentes a la citada revolucin, y la motivacin central de Luis Napolen Dillon, su idelogo. Mi propuesta fue plasmada en un artculo controversial publicado en la revista Cultura del Banco Central y posteriormente en el libro La Revolucin juliana, evento ignominioso en la historia de Guayaquil. La segunda revisin histrica es la que analizar en mi intervencin y cubre el perodo de la Independencia de Guayaquil y luego de Ecuador. Los libros de historia que tuve que estudiar hace ms de medio siglo y los que se usan en la actualidad en escue-

Simn Bolvar

las y colegios estn llenos de mitos, cuyos historiadores han idealizado a personajes y sobredimensionando sus logros. Entre ellos se encuentra el de Simn Bolvar, que lo describe como un superhombre, un hroe de proporciones picas lleno de hazaas extraordinarias. Seguramente los autores de los mismos conocen el viejo refrn que dice que los pases deben tener hroes, y si no existen es necesario crearlos. Todo movimiento de independencia tiene un fin comn para mejo-

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rar el nivel de vida de los ciudadanos: terminar con el pasado oprobioso que incluyen malas prcticas polticas y econmicas. ste fue el patrn seguido por Estados Unidos, Canad y Australia; y, durante los ltimos cincuenta aos, los pases asiticos, como Singapur, Malasia, India y otros. En todos, el camino que trazaron los padres de la patria y primeros gobernantes de esos pases fue cmo llegar a la prosperidad en la forma ms rpida. Unos lo consiguieron en 40 aos, otros, como India, les tomar ms tiempo, pero van por el camino correcto. Los resultados estn a la vista. De ser naciones con renta por habitante muy inferior a la ecuatoriana, actualmente es hasta diez veces superior en algunos casos. Amrica Latina, que debi ser el referente para las colonias asiticas que se independizaron en el siglo XX, sigue sumergida en el desgobierno, pobreza y frecuentes luchas ideolgicas. El entorno presente de los pases es resultado de su pasado, por lo que quien se interesa en entender el comportamiento de la sociedad en la actualidad, obligadamente necesita repasar la historia. Es esa anomala histrica la que me llev, hace dos dcadas, a buscar los determinantes del subdesarrollo de Ecuador, y, en el transcurso del tiempo, a publicar ms de cuarenta libros describiendo mis conclusiones. A fines del 2009, con motivo del Bicentenario del 10 de Agosto de 1809, el Banco Central y la FLACSO organizaron mesas redondas en Guayaquil, 32

Quito y Cuenca, en las que fui uno de los panelistas. Mi tema trataba sobre la economa ecuatoriana en tiempos de la dependencia. Como ste era un perodo que no consideraba mi fuerte, dediqu seis meses a buscar fuentes primarias; mi esfuerzo se justific, logr adquirir ms de 30 libros escritos por actores de la Independencia, entre militares que sirvieron en los ejrcitos de Bolvar y personas que tuvieron cargos elevados durante la Gran Colombia. Por ejemplo, en las memorias del general OLeary se encuentra la correspondencia de Bolvar y dems personajes de la poca en 32 tomos. Con tan abundante bibliografa que incluye cartas, discursos y proclamas, no se necesita haber vivido en su tiempo para emitir un juicio sobre el Libertador. No se puede escribir sobre la Independencia, sin referirse a Simn Bolvar, por ser l quien inici los movimientos independentistas en el noroeste de la Amrica del Sur. Cmo era Bolvar? Cul era su personalidad, su filosofa sobre la Independencia? Segn l, qu clase de gobierno deban tener las nuevas repblicas, cules las metas y planes para el futuro de ellas? En todos los libros consultados, sus autores describen a Bolvar, algunos incluso detallan su fsico, forma de vestir y hablar, defectos, abuso de poder, sus gustos y pasiones, incluyendo el baile y controversial vida privada. Curiosamente los autores que lo conocieron y escribieron sobre l, lo hacen con ms objetividad que los posteriores historiadores. A dife-

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rencia de los historiadores modernos y contemporneos que lo idolatran, la mayora de los que escribieron en su poca, lo critican duramente por la forma cmo quera conducir la construccin de los nuevos Estados. Bolvar fue un soador por excelencia, se convenci de ser el ungido para la salvacin de la Amrica espaola, muy controversial, de enorme ego, brillante militar, tomador de grandes riesgos, audaz, ambicioso, con enorme capacidad de trabajo y carismtico. Pero le falt lo ms importante que debe tener un estadista: coherencia y visin en sus decisiones. Quienes lo idolatran, seguramente, dirn que su legado es haber liberado a cinco naciones. Quienes analizan objetivamente a este singular personaje concluyen que l dej el caos y anarqua organizados, como legado. Para los crticos, se olvid de disear los planos de la sper estructura Gran Colombia que cre, y dej convulsionada a una regin que despus de 180 aos de independencia sigue estndolo, al extremo de formar parte de la lista de los estados fallidos, publicada anualmente. Bolvar tuvo grandes contradicciones, como el haber expresado en el discurso de Angostura de 1819, nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado que los ha mandado mucho tiempo los mande perpetuamente; y, luego, haber diseado y promulgado la Constitucin de Bolivia, tomada de la Constitucin de Hait donde l se nombr Presidente Vitalicio. Otra

fue escribir sobre la importancia de la institucionalidad y no poner en prctica lo que sostena. Despus de haber tenido correspondencia extensa con Jeremy Bentham, autor de leyes y tratados y consultor de gobiernos europeos y Estados Unidos; haber recibido sus obras y ser gran admirador

Monumento a Bolvar, parque El centenario, Guayaquil.

del constitucionalista y jurista ingls al extremo de solicitarle que me adopte como uno de sus discpulos, como consecuencia de haberme iniciado en sus doctrinas; orden no usar los libros de Bentham en la enseanza universitaria. Otra contradiccin de Bolvar fue querer hacer cambios para sacar a nuestros pases del atraso y pobreza con leyes obsoletas, copiadas de las espaolas. Durante la Gran Colombia se mantuvo el sistema econmico monoplico. El estanco de sal que haba 33

sido suprimido en Guayaquil, Bolvar lo volvi a poner en prctica al entregar su explotacin a un grupo de particulares que le ofrecieron pagar 51.000 pesos por ao, durante cuatro aos. El 50% de esos ingresos fueron usados por Bolvar para cubrir sus gastos militares. El sueo de Olmedo de libre comercio estipulado en el Reglamento Provisorio, la Constitucin de Guayaquil Independiente, no se hizo realidad. Bolvar estableci aranceles y limit el nmero de pases con los que Ecuador poda mantener relaciones comerciales. Bolvar admite su fracaso, cuando una parte de su discurso de Angostura lo dedica a reconocer la imposibilidad de crear una nacin como Estados Unidos, por ser una quimera la autntica democracia en nuestros pases. Dos dcadas ms tarde, lo reafirma al terminar su vida pblica. Un mes antes de morir, Bolvar acepta haber hecho un trabajo intil. En carta a Juan Jos Flores del 25 de noviembre de 1830, se lamenta:Usted conoce que he gobernado por veinte aos y de ellos he llegado a pocas conclusiones: Amrica es ingobernable, para nosotros; aquellos que sirvieron a la revolucin araron en el mar; lo nico que se puede hacer en Amrica es emigrar; este pas caer inevitablemente en masas desenfrenadas y luego pasar casi imperceptiblemente a manos de pequeos tiranos de todos colores y razas; despus de haber sido devorados por todos los crmenes y extinguidos con ferocidad total, los europeos no nos mirarn como ser

dignos de ser conquistados; si fuera posible en alguna parte del mundo regresar al caos primitivo, sera Amrica en su hora final.

Muy duras palabras las de Bolvar, quien escribe es un ser frustrado, deprimido, arrepentido y fracasado por haber invertido dinero, tiempo, tener una Gran Colombia que se cae en pedazos y cuatro pueblos que lo han rechazado. As terminaba Bolvar a los 47 aos de edad. Su esfuerzo intil no debe interpretarse que se debi exclusivamente a la forma de ser de los sudamericanos, Bolvar no tuvo tiempo o no le interes reflexionar sobre las verdaderas causas de su derrota, en cmo pudo evitarla. Cunto pes su personalidad y su falta de experiencia en administrar pases? La Gran Colombia fue el sueo de Bolvar, pero l mismo no contribuy a hacerlo realidad. Fue terico, sus discursos estaban llenos de principios democrticos y liberales; sin embargo, no pudo convertirlos en realidades. La meta central de Bolvar, el fin que persegua, debi ser crear una forma de gobierno capaz de conducir a los pases a la prosperidad, por medio de leyes modernas, slido estado de derecho, estabilidad social, poltica y econmica, pero hizo redactar la Constitucin en Bolivia, nombrndose Presidente Vitalicio. Lo hizo por estar convencido de que las sociedades de los pases que haba liberado, por haber estado moldeadas durante siglos de un rgimen colonial, corporativo, esclavista y es-

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No. 25 Un encuentro con la historia

tamental, no estaban en condiciones de gobernarse, por no estar preparados para la democracia. No supo construir la gran nacin. Por su forma de ser, personalidad impredecible y actitudes dictatoriales, no sent las bases de la institucionalidad ni logr la unin de los pueblos. Veamos los comentarios de tres personas que lo conocieron o vivieron durante su poca. Jos Mara Samper, en su obra Apuntes para la historia publicada en Colombia en 1858, comenta: ya no era de esperarse que este (Bolvar), embriagado por las adulaciones de sus cortesanos de cuartel, las victorias i los testimonios de admiracin alcanzados en el Ecuador, Bolivia i Per, dejase de lanzar su atrevido genio en la empresa de aniquilar la libertad de Colombia, valindose del apoyo de la fuerza, del fanatismo que inspiraba su nombre i de las ventajas de su posicin. De aqu la resolucin que tomara Bolvar de volver al ejercicio del Poder Ejecutivo, tan funesta para su gloria como aciaga para la Repblica. [] el dolo de los colombianos, el smbolo de las glorias nacionales y el orgullo de los veteranos de la libertad, haba degenerado tan visiblemente, merced a la obcecacin de su espritu, descaminado por la lisonja y la ambicin, que su nombre pareca la personificacin del despotismo y su poder se haca cada vez ms insoportable odioso.

Monumento a Bolvar, Plaza del Congreso, Per

William Tudor, cnsul de Estados Unidos en Per, en carta del 17 de mayo de 1826 al Secretario de Estado, comenta:La profunda hipocresa del general Bolvar ha decepcionado al mundo y a la mayora de sus antiguos amigos, quienes lo han abandonado al descubrir sus verdaderas intenciones. Con la violenta disolucin del Congreso se le ha cado su mscara

Gabriel Lafond de Lurcy, en su libro Viajes alrededor del mundo, en 1843, escribe:El general Bolvar pareca tener excesivo orgullo, lo que estara en contradiccin con su hbito de no mirar de frente a la persona con quien hablaba, a menos que sta no fuese muy inferior a l. Pude convencerme de su falta de franqueza en las conferencias