sobre el origen de macondo

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  • 7/25/2019 Sobre El Origen de Macondo

    1/10

    T H E S A V R V S

    BOLETN

    DEL IN ST IT UTO CARO Y CUERVO

    T OMO

    XX VI Septiembre-Diciembre 1971

    NMERO3

    U N A F O R T U N A D O F I T O N I M O B A N T U : MACONDO

    Desde que, lector deslumhrado, cay

    en mis

    manos

    Cien

    aosdesoledad

    y me

    puse

    en

    contacto

    con

    ese m un do ardien-

    te,

    multicolor

    y

    sonoro, creado

    por

    Gabriel G arca M rquez,

    con

    esa

    realidad

    que no es

    solamente mito csmico

    de

    crea-

    cin

    o

    metfora

    de la

    historia

    de un

    continente

    o

    versin on-

    rica

    de una

    peripecia nacional

    o

    (aunque

    es

    todo ello

    con-

    juntamente) abrumadora fantasa verbal e imaginativa, sino

    que,

    al

    mismo tiempo,

    es

    tamb in recreacin p ene trante

    y

    exac-

    ta

    de un

    concreto ambiente americano,

    el de la

    Costa atlntica

    colombiana,

    me

    atrajo, quiz

    por una

    invo luntaria 'afinidad

    electiva'

    de mi

    oficio

    de

    ling ista,

    ese

    nombre que,

    en el cen-

    tro

    del

    microcosmos todo

    de la

    novela, atrae, polariza

    y

    orde-

    na

    las

    peripecias vitales

    de

    sus persona jes: Macondo. De don-

    de habra extrado

    el

    gran Gabo esta pa labra,

    de

    ronco

    son

    de tambor lejano,

    que

    parece, solamente

    con

    mencionarla,

    trasladarnos imaginativamentea esacosta colom biana , sensual

    y trgica,

    de

    pltano, palma

    y

    mar, inolvidable para quien

    al-

    guna

    vez la ha

    conocido

    y

    prodigiosamente intuida

    por

    aque-

    llos que

    se

    hunden

    en las

    pginas

    de su

    novela?

    Naturalmente podra

    Macondo, con sus

    slabas nasales,

    con

    su

    obscura fontica mula ta, haber salido, entero

    y

    necesa-

    rio,

    de la

    m ente creadora

    de su

    autor,

    el

    ms prodigioso mago

    del lenguaje

    que ha

    producido

    en

    muchos decenios

    la

    litera-

    tura hispnica.

    Y en ese

    caso

    mi

    curiosidad,

    de

    lector

    y de fi-

    llogo al tiempo, habra qu edado defraudada.

  • 7/25/2019 Sobre El Origen de Macondo

    2/10

    486 GERMN DEGRANDA BICC, XXVI, 1971

    Aunque se ha dicho (e incluso publicado) en variasoca-

    siones

    que

    ste

    fue el

    origen, personal

    e

    intransferible,

    de la

    palabra

    Macondo y,

    desde luego,

    no

    constituira ello sino otra

    manifestacinde lamaestra inimitabledeGabriel GarcaMr-

    quez

    en sus

    juegos

    con la

    expresin lingstica castellana,

    el

    mismo autornos ha facilitado la pista para abordar otro cami-

    no, ms acorde con la realidad y, al mismo tiempo, con lo

    que,

    llevado

    por una

    vaga intuicin,

    yo

    mismo haba supuesto.

    En unas declaraciones periodsticas, concedidas en Espaa y

    reproducidas por el suplemento literario deEl Espectadorde

    Bogot

    1

    , el

    creador

    de Cien aos

    de

    soledad,

    interrogado

    so-

    bre el origen deMacondo, cont cmo haba conocido duran-

    te

    su

    infancia

    y

    juventud

    una

    hacienda rural, cercana

    a su

    natal Aracataca,

    que

    llevaba este nombre

    y

    cmo, recordn-

    dolo,

    lo haba considerado perfectamente aplicable y apropia-

    do

    al

    mundo

    de su

    ficcin novelesca.

    Si

    esto

    es as (y

    nada

    nos lleva

    a

    negar

    el

    testimonio

    del

    propio autor), ser posible

    ejercitar sobre esta voz todas las tcnicas cientficas que nos

    puedan conducir

    a

    rastrear

    su

    procedencia

    con las

    posibles

    ga-

    rantas

    de

    exactitud

    y

    rigor.

    Una primera

    y

    superficial consideracin

    deMacondo nos

    hace afirmar su no pertenencia al acervo lxico hispnico,en

    el

    que ni

    siquiera

    ha

    penetrado como prstamo identificable

    2

    y,al mismo tiempo, susemejanza con formas lingsticas afri-

    canas,

    aalgunasde lascuales se acerca, sobre todo,por su ar-

    ticulacin nasal implosiva

    y por la

    simplicidad

    de su

    patrn

    silbico.

    Desde

    el

    punto

    de

    vista histrico esta apreciacin parece

    coincidir

    con la

    realidad

    de la

    fisonoma,

    no

    slo actual

    3

    sino

    pretrita,de la zona costea colombiana. En ella seasentaron,

    1

    Desgraciadamente el recorte, que poseo, de El Espectador no conserva la

    fecha del da en que fue publicado.

    1

    P. ej., FERNANDO ORTIZ, Glosariode ajronegrisrr.os,La Habana. 1924: MA-

    NUEL ALVAREZ NAZARIO,

    El elemento ajronegroide en ei espaol de Puerto Rico,

    San Juan, 1961;

    ROLANDO

    A.

    LACUAKDA TRAS.

    A/'ronegrismos rioplatenses, en

    Boletn

    de la

    Real Academia Espaola,

    t. XLIX. enero-abril 1969, pgs. 27-116.

    *

    AQUILES ESCALANTE,

    El

    negro

    en

    Colombia,

    Bogot,

    1964.

  • 7/25/2019 Sobre El Origen de Macondo

    3/10

    BICC,

    XXVI,

    197 1 UN

    FITNIMO BANT:

    MACONDO

    > 4 8 7

    desde

    el

    siglo

    xvi,

    numerosos contingentes

    de

    negros

    que se

    dedicaban

    a las

    actividades conexas

    con el

    funcionamiento

    de

    la sociedad esclavista hispnica yacom o 'esclavos detala'ads-

    critos a las haciendas rurales, ya como 'esclavos decasa'en-

    cargados

    del

    servicio domestico

    a sus

    amos

    4

    .

    La agricultura tropical desarrollada durante varios siglos

    en lasplanicies costeras de la actual Colombia necesitaba,da-

    do su peculiar modo de capitalizacin y explotacin, gran

    nmero

    de

    brazos para

    el

    buen xito

    de los

    cultivos intensi-

    vos all aplicados,

    y

    esta circunstancia, perfectamente conoci-

    da

    5

    ,

    proporcion

    al

    rea costea

    de

    Tierra Firme

    una

    abun-

    dante poblacin decolora la quevemos bullir porpueblos,

    ciudades

    y

    campos

    en

    tratados doctrinales

    6

    , narraciones

    de

    viajes

    7

    y

    documentos

    e

    informes

    de

    todo tipo

    8

    .

    Estos datos, junto con ladebilidad y progresiva extincin

    dela poblacin amerindia asentada enestas regiones

    9

    ,parecen

    confirmar la hiptesis del posible origen africano de la voz

    *

    Es

    preciso citar a qu , como obras

    de

    referencia ineludibles,

    los

    libros

    de

    GILBERTO FREYRE,

    Casa grande y senzala,

    Buenos Aires,

    1943,y Sobradose mu-

    cambos, al que

    tengo acceso slo

    en la

    traduccin inglesa

    TheMansions and the

    Skanties,

    Nueva York, 1963.Mencionan alguno s hechos caractersticos de la vida

    del esclavo en territorios de la Amrica espaola MIGUEL ACOSTA SAICNES,

    Vida

    de

    os esclavos negros

    en

    Venezuela,

    Caracas, 1967;

    JAIME JAHAMILLO URIBE,

    Esclavos

    y seoresen lasociedad colombianadelsigloXVII , enEnsay os sobre historia social

    colombiana,

    Bogot, 1968:F.MORALES PADRN,

    La vida cotidianaen unahacienda

    de esclavos,

    en

    Revista del Instituto de Cultura Puertorriquea,

    nm . 10, 1961,

    pgs.

    23-33;

    VICENTA CORTS,

    LOS esclavos domsticos

    en

    Amrica,

    en

    Anuario

    de

    Estudios Americanos, t.

    XXIV,

    1967,

    pjjs. 955-983 ,

    etc.

    5

    Cfr., por ejemplo. MANUKL MORKVO FRAGINALS. El ingenio: El complejo

    econmico social cubano

    del

    azcar,

    La

    Habana,

    1966.

    *P.

    ALONSO

    DE

    SANDOVAL,

    De

    instaurando Aethiopum salute,

    Bogot,1956

    (Sevilla. 1627).

    7

    ALEJANDRO DEHUMBOLDT,

    Viaje

    a as

    regiones equinocciales

    del

    Nuevo

    Continente,

    Caracas,1941.

    8

    JOS

    P.

    URUKTA,

    Noticias para la historia de Cartagena,

    Cartagena,

    1887;

    EDUARDO DKPIERES,

    Documentos para la historia delDepartamento de Bolvar,

    1924; MANUEL TEJADO FERNNDEZ, Aspectos de la vida social en Cartagena de

    Indias durante

    el

    seiscientos,

    Sevilla, 1954(basado en documentos inquisitoriales).

    '

    Vase

    JAIME JARAMILLO UIIIBE, La poblacin indgena de Colombia en el

    momento

    de la

    conquista

    y sus

    transjormaciones,

    en

    Ensayos sobre historia social

    colombiana,

    Bogot,

    1968.

  • 7/25/2019 Sobre El Origen de Macondo

    4/10

    488 GERMN

    DE

    GRANDA BICC, XXVI,1 9 7 1

    Macondo.

    Pero,

    an

    siendo importante

    la

    deduccin estable-

    cida,

    no nos es, sin

    embargo, suficiente para determinar,

    con

    mnima exactitud,

    su

    procedencia,

    ya que, en

    efecto,

    a

    terri-

    torios americanos llegaron, como esclavos, africanos proceden-

    tes

    de muy

    diferentes etnias sudanesas, guineanas

    y

    bants

    1 0

    .

    Sera

    de

    todo punto imposible rastrear

    en el

    lxico

    de

    decenas

    de lenguas

    y

    centenares

    de

    dialectos

    la

    huella

    de un

    vocablo

    como

    el que nos

    interesa.

    Sabemos,

    sin

    embargo,

    que

    durante largos perodos

    de

    tiempo

    la

    sociedad colonial hispnica,

    an

    aplicando

    en ge-

    neral, como medida

    de

    precaucin ante posibles rebeliones

    de

    esclavos,

    la

    tctica

    de

    mezclar siervos

    de

    diferentes tribus afri-

    canas

    12

    ,

    estableci estereotipos bastante bien conocidos para

    la

    utilizacin diferenciada,

    en las

    actividades econmicas

    ms fre-

    cuentes,

    de los

    negros importados.

    As los

    sudaneses, inteli-

    gentes y de hermosa presencia fsica, eran preferidos para el

    serviciodecasa,losguianos (yante todolosyorubasyewes)

    se empleaban destacadamente en explotaciones mineras y en

    trabajos que exigan simultneamente habilidad y fuerza y

    los bants,

    ms

    dciles

    y

    resistentes, solan dedicarse

    a

    labores

    agrcolas

    13

    .

    10

    Cfr. el libro de AQUILES ESCALANTE cit. en la nota 3; Jos R. ARBOLEDA,

    Histoire et anthropologie du noir en Colombie, Dakar,

    1968

    (tambin

    en

    Univer-

    sidad de Antioquia, nm. 157, 1964, pgs. 233-248); DAVID PAVY, The Prove-

    menee

    of

    Colombian Negroes,

    en The

    Journal

    oj

    Negro Hislory,

    t. LII, nm. 1,

    1967, pgs. 36-58; GERMN

    DE

    GRANDA, Onomstica y procedencia africana de

    esclavos negros en lasminas del Sur de la Gobernacinde Popayn {siglo XVIII),

    en La Minera Hispana e Iberoamericana,

    t. I,

    Len (Espaa),

    1970,

    pgs. 605-638.

    11

    Tenemos testimonios en este sentido desde el siglo xvn, en la obra, ya

    citada, del P.

    ALONSO

    DE

    SANDOVAL,

    hasta finales del siglo xix, en

    MIGUEL BARNET,

    Biografa de un cimarrn, La Habana, 1956.

    13

    Facilita datos concretos sobre esta tctica esclavista (en Brasil, pero aplicada

    en toda Hispanoamrica)

    PIERRE VERGER,

    Flux

    et

    reflux

    de la

    traite

    des

    nigres

    entre le golfe de Bnin et Baha de todos os santos du dix-septiime au dix-neu-

    vieme siich, Paris-La Haya,1968.

    u

    Debi influir

    en

    esta tendencia, adems

    de la

    menor propensin entre

    los

    bants al cimarronismo y a la resistencia violenta hacia sus amos, la ms fcil

    cristianizacin

    de los

    mismos,

    al

    menos

    en

    relacin

    con los

    esclavos

    de

    origen

    sudans, frecuentemente islamizados, y con los yorubas y cwcs, muy apegados a

    sus religiones africanas.

  • 7/25/2019 Sobre El Origen de Macondo

    5/10

    BICC, XXVI,

    197 1 UN

    FITNIMO BANTU:

    MACONDO

    > 4 8 9

    Si aadimos a este dato el hecho de que en San Basilio

    de Palenque

    14

    , no lejos de los actuales Departamentos del

    Magdalena y Atlntico, la etnia bant parece que fue, efecti-

    vamente, dominante desde el siglo xvi, facilitndonos as una

    'muestra' sintomtica de la composicin de la poblacin escla-

    va establecida en las reas rurales de las planicies costeras hoy

    colombianas, podremos partir, en la indagacin emprendida,

    de la hiptesis de trabajo de que, en una proporcin difcil

    de establecer pero relativamente mayoritaria, las explotaciones

    agrcolas de la costa atlntica de la Nueva Granada estuvieron

    pobladas por esclavos bants, aunque, como es natural, esta

    afirmacin, para ser exacta, debe ser modificada por la aplica-

    cin de buen nmero de coeficientes correctores espacio-tem-

    porales. El predominio relativo, no comprobable pero s pro-

    bable, de la etnia bant y, consiguientemente, de las hablas

    pertenecientes a este grupo lingstico en los territorios coste-

    os autoriza, pues, a relacionar apriorsticamente, con algunas

    posibilidades de acierto, la voz Macondo con el stoc/^ lxico

    del bant noroccidental, ya que fue esta rama dialectal la que

    casi con exclusividad hablaban los esclavos importados a His-

    panoamrica

    1G

    .

    Ahora bien, hacia qu campo semntico orientaremos

    nuestra bsqueda?, qu clase de palabras podran ser tan

    abundantemente empleadas por los esclavos bants de las ha-

    ciendas agrcolas de la costa atlntica que, despus de la extin-

    cin de la lengua de la que procedan, persistieran an en la

    14

    Cfr. los datos etnolgicos que proporciona acerca de este tema

    AQUILES

    ESCALANTE

    en el libro cit. en la nota 3 y en El Palenque de San Basilio, en

    Divulgaciones Etnolgicas, Barranquilla, t. III, nm. 5, 1954 y en Funcbria en la

    cosa colombiana del Caribe, en Actas del XXXV Congreso Internacional de Ame-

    ricanistas, t. III, Mxico, 1964, pgs. 15-22. Tambin las consideraciones ling s-

    ticas c histricas de mi artculo Sobre a procedencia africana del habla 'criolla' de

    San Ba silio de Pa lenque (Bolvar, Colomb ia), en Thesaurus, t. XXVI, 1971.

    15

    En efecto, las reas bants ms explotadas por los tratantes de esclavos

    fueron las que abarca la zona geogrfica de Camern a Angola. Las zonas in-

    teriores, y las correspondientes a la actual frica del Sur no fueron apenas afec-

    tadas y Mozambique slo facilit esclavos en abundancia durante el perodo

    (1641-1648) que dur la ocupacin holandesa de Angola y, mucho ms tarde,

    en el siglo xix.

  • 7/25/2019 Sobre El Origen de Macondo

    6/10

    490 GERMN DE GRANDA BICC, XXVI,1 9 7 1

    toponimia menor delterritorio? La respuesta no es,cierta-

    mente, fcil, pero

    la

    visin panormica

    que la

    etnohistoria

    de

    los grupos humanos negros

    en

    Am rica

    nos

    facilita

    de suspau-

    tas deconducta durante el perodo esclavista nosorientaha-

    cia loscampos conceptuales relacionados con loscultivos y la

    vegetacin,

    por una

    parte,

    y con las

    actividades rituales

    por

    otra

    I6

    . Sera equivocado pensar que elprimero deestos aspec-

    tos habra respondido solamente a las urgencias pragmticas

    del esclavo mientras

    que el

    segundo

    se

    referira

    a la

    satisfac-

    cinde sus necesidades espirituales. En el mundo bant,tan

    extraordinariamente sacralizado, tanto

    uno

    como otro

    se in-

    cluyen dentro

    de un

    contexto

    al

    mism o tiempo religioso

    ypro-

    fano,

    puesto

    que,

    mientras

    que los

    actos cultuales

    son

    dirigi-

    dos en gran parte a conseguir objetivos vitales del individuo

    y

    del

    grupo,

    las

    tareas laborales

    y de

    subsistencia

    (en

    especial

    las agrcolas), revisten

    con

    gran frecuencia significaciones

    re-

    ligiosas ymgicas

    17

    . Pareca, pues, indicado quedirigisemos

    nuestra indagacin hacia los doscampos semnticos mencio-

    nados,

    ya que ,

    segn

    el

    conocimiento

    que

    poseemos

    de la es-

    tructura

    de

    valores bants, parecen

    ser,

    sim ultneamente,

    los

    ms abundantes encontenido conceptual y los de mayor inci-

    dencia

    en el

    comportamiento vital

    de los

    grupos hum anos

    en

    cuestin.

    Las investigaciones dirigidasadetectar laforma

    Macondo

    en el caudal lxico relacionado con laestructura decreencias

    y

    con el

    sistema

    de

    ritos

    y

    acciones cultuales bants

    no tu-

    vieron xito, a pesar de haber rastreado cuidadosamentesu

    10

    Vanse, para fundamentar esta afirmacin, LYDIA CABRFRA, El

    Monte, La

    Habana, 1954; A.

    MTRAUX,

    Le Vaitdou haiticn, Paris, 1958;

    ROGER BASTIDK,

    Les rcligions ajricaines

    au

    Brsil, Paris, 1960,trabajos que se refieren a las tres

    reas americanas (Cuba, Hait, Brasil)

    que han

    conservado

    el

    mayor porcentaje

    de retenciones culturales africanas.

    Puede n verse, para un primer acercamiento al tema, E. DAMMAN, Les re-

    ligions d'Ajrique, Paris,

    1964;

    Colloques Internationales de Bouak,

    t. II,

    Paris,

    1965; JAHNHEINZ JAHN, Mtmtii: An outltne o) Neo-a)rican culture, Londres, 1961.

    Investigaciones de mayor profundidad conceptual son

    PLACIDE TF.MPELS, La phi-

    losop/iie bantotie, Paris, 1949;ALEXIS KACAMK, La philosophie banlou-rwandaise

    de l'lre, Bruselas, 1965: ANDR RAPONDA-WAI.KER y ROGER SILLANS, Rites et ero-

    yances

    des

    peuples

    de

    Gabon,

    Paris,

    1962,

    etc.

  • 7/25/2019 Sobre El Origen de Macondo

    7/10

    BICC, XXVI, 1971 UN FITNIMO BANT: MACONDO 4 9

    presencia

    en el

    vocabulario

    de

    este origen

    que

    pervive

    an en

    Brasil

    18

    , Cuba

    19

    , Hai t

    2 0

    y, en

    forma dispersa

    y

    decadente

    21

    ,

    en otros lugares deAm rica.

    Ante este resultado negativo dirig mispesquisas haciael

    campo semntico de loscultivos y la vegetacin, animadopor

    el convencimiento de que, muyprobablemente, encontrara

    en l la explicacin genticade la forma estudiada. Despus

    de repasar infructuosamente losdatos sobre el tema recogidos

    en

    los

    abun dantes trabajos dedicados

    a los

    africanismos

    de to-

    da ndole

    en el

    espaol

    de

    Am rica

    22

    , comenc

    a

    consultar

    el

    que,

    sin

    duda,

    es elcorpus ms

    abundante

    de

    fitnimos afri-

    canos

    en el

    Nuevo Continente,El

    Monte de

    Lydia Cab rera

    23

    .

    Y,

    en

    efecto, all estaba

    la

    solucin

    del

    enigma, all

    se

    encon-

    traba laclave delorigende la esquiva forma Macondo.

    Al consultar los datos referentes alpltanoy a lascreen-

    ciasa l vinculadas

    24

    tropec, en primer lugar, con sudesig-

    nacin enlengua lucumoyoruba, oggued,y enlengua'con-

    18

    ROGER BASTIDE,

    ob. cit. en la nota 16 ;

    EDISON CARNEIRO,

    Negros banti.

    Rio de Janeiro, 1937, etc.

    10

    LYDIA CABRERA, El Monte,

    cit.;

    FKRNANDO ORTIZ, Hampa a/rocubana: Los

    negros brujos, Madrid,

    1914;

    RMLLO LACHATAER, Rasgos bantts

    en la

    Santera,

    en

    Les Ajro-Amricains,

    Dakar.

    1953.

    Vase, sobre todo ,

    LYDIA GONZLEZ

    HU -

    GUET

    y

    JEAN-RKN: BAUDRY, Voces banlii en el vocabulario "palero",

    en

    Etnologa

    y Folklore,

    I.a

    Habana,

    nm. 3, 1967,

    pgs. 31-36.

    M

    SUZANKE SYLVAI.V-COMHAIRK, Stirvivance ajricaine dans le vocabtilairere-

    igieix

    d'Hait, en

    Etndes Dahomennes,

    t. XIV,1955,

    pgs.

    3-20.

    n

    MAN UEL ALVAREZ NAZARIO,

    El elemento afronegroide en el espaol de Puerto

    Rico,

    San Juan, 1961;

    DF.REK BICKERTON

    y

    AQUILES ESCALANTE,

    Palenquero: a

    Spanish-Based Creleo/ Northern Colombia,enLingua, t. XXIV,

    1970,

    pgs. 254-

    267,etc.

    53

    Adems del librode M.ALVAREZ NAZARIO, cit. en la nota anterior, pueden

    verse FERNANDO ORTIZ, Glosariodeafronegrismos,

    La

    Habana,

    1924

    (consltese

    con

    precaucin); CARLOS LARRAZIIAL BLANCO, Vocabulario de ajronegrismos, en Boletn

    de la Academia Dominicana, t. II, 1941, pgs. 54-78; AQUILES ESCALANTE,Pre-

    suntos ajrocolombianismos,

    en

    Elnegro enColombia

    cit.,

    pgs. 171-182; ROLANDO

    A. LAGUARDIA TRAS, Aronegrismos rioplatenses,

    en

    Boletn de la Real Academia

    Espaola,

    t.

    XLIX, enero-abril

    1969,

    pgs. 27-116,

    etc.

    23

    La

    Habana, Ediciones

    C. R.,

    Coleccin

    del

    Chichcrek,

    1954.

    11

    Ob . cit.,

    pgs.

    527-531.

  • 7/25/2019 Sobre El Origen de Macondo

    8/10

    4 9 2

    GERMN

    DE

    GRANDA

    BICC, XXVI, 19 71

    go' o bant,

    ma\ondo

    25

    . N o caba duda ya. Nu estro

    Macondo

    haba sido, en Colombia como en Cuba, la palabra empleada

    por los esclavos pertenecientes a etnias bants para designar

    a la especie vegetal que, entonces como ahora, se encontraba

    abundantemente en las planicies litorales de clima tropical,

    constituyendo, adems, en la poca colonial uno de los com-

    ponentes bsicos en la alimentacin del negro esclavo

    26

    . Esto

    explicaba el que la voz makpndo, relacionada con un cultivo

    bsico para la economa esclavista, hubiera persistido, incluso

    despus de la desaparicin del bant como lengua de relacin

    en el rea costea colombiana, en la forma de topnimo me-

    nor aplicado probablemente a haciendas rurales con destaca-

    das plantaciones de pltanos, como debi de ser, sin duda, la

    recordada por Gabriel Garca Mrquez.

    Pero, adems, y para coincidir an mejor con las hipte-

    sis que previamente haba yo formulado, se da la circunstan-

    cia de que

    makpndo,

    el pltano, es tambin portador entre

    los negros de origen bant de connotaciones significativas en

    el mbito mgico-religioso. Los informantes de Lydia Cabrera,

    pertenecientes a la Regla Mayombe o Regla de Palo Monte

    2 7

    ,

    creen que las diferentes variedades de macondo (macondo

    minganga o pltano indio, mbaka o pltano enano, bi\erere

    y ntiba o pltano guineo) son alimento preferido de Lu\n-

    \ansa, el diablo, y por ello los platanales experimentan con

    frecuencia la presencia de espritus nefastos, llamados tambin

    28

    La 'lengua Congo' es el bant hablado en Cuba por los esclavos o descen-

    dientes de esclavos de este origen. Est muy relacionado con las creencias y ritos

    de la Regla Mayombe o Regla de Palo Monte, ya que se la considera lengua litr-

    gica y se la emplea en las ceremonias, oraciones, invocaciones, etc. Sin embargo,

    segn el testimonio de LYDIA CABRERA, an no hace muchos aos (hacia 1950)

    era an empleada con frecuencia por negros viejos en otros contextos no sacrali-

    zados y, an, como lengua de relacin.

    30

    En el padrn de esclavos en las minas de la Gobernacin del Choc (Nueva

    Granada), que actualmente preparo para su publicacin con la ayuda de mi dis-

    cpula Michclle Ascendo, se menciona en varias ocasiones la existencia de plata-

    nales cultivados por esclavos viejos o intiles para la labor minera. No parece di-

    fcil deducir que sus productos estaban destinados al consumo de las cuadrillas de

    negros que laboreaban las minas. Vanse tambin los trabajos citados en la nota 4.

    Sistema religioso africano de procedencia bant . En Cuba se opon e a la

    Regla de Ocha o lucum (yoruba) y a la Regla Arar (ewe).

  • 7/25/2019 Sobre El Origen de Macondo

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    BICC, XXVI, 1971 UN FITNIMO BANTU: MACONDO 493

    makundus

    en Santa Clara

    28

    . Lu kn kansa , el diablo, se ali-

    menta preferentemente con pltano y anda siempre metido

    en los platanales

    2)

    . Tambin son enviados de Lu\n\ansa

    los pjaros que, como el carp intero , que trabaja en la

    Nfinda

    para

    Cachaa"

    30

    , frecuentan las plataneras.

    Se emplea, al mismo tiempo, la cepa de pltano (lundu

    makondo)

    para curar enfermedades graves, transfirindole el

    ma l del cuerpo afectado. Nosotros [los mayomberos] mete-

    mos la enfermedad en la cepa para mutambia fuiri bamba.

    La vestimos con todo lo que tena el enfermo y la enterra-

    mos

    31

    . Este uso y el gran consumo que del pltano han hecho

    siempre los grupos negros de Amrica constituyen a makpn-

    do

    simultneamente en objeto diablico (como hemos visto)

    y en benefactor. M ako ndo naci con ropa aunq ue por bien

    de la humanidad decidi que la desechara. Le pidi a

    Nsam-

    bi

    que su fruto prevaleciera sobre todos los dems, aunque

    para comerlo lo dejaran desnudo. De ah viene el refrn: que-

    darse pelado como un pltano. Da su corteza y su sangre para

    remedio y su carne, su fruto, para alimento. Es como la caa

    de azcar, un benefactor. Pues el pobre que come caa o pl-

    tano no se muere de hambre

    3 2

    .

    En resumen,

    makondo

    es fitnimo bant que designa al

    pltano y que connota, al mismo tiempo, numerosos valores

    mgico-religiosos

    33

    . Es realmente sorprendente cmo estas cir-

    cunstancias, que subyacen en la voz

    Macondo,

    se adecan, has-

    ta el punto de convertirla en un smbolo lxico, a algunos de

    los aspectos ms notables de la gran novela. El origen africa-

    no del vocablo (quiz adivinado por el autor) encaja perfec-

    tamente dentro de la sociedad abigarrada, multirracial, mula-

    lv

    El Monte,

    cit., pg. 67.

    M

    Ob. cit., pg. 530.

    30

    Ibidem.

    '

    Ibidem.

    35

    Ob. cit., pg. 527.

    33

    La procedencia bant de

    makpndo

    (pltano) est fuera de toda duda. Puede

    verse sobre la raz

    -kpndo

    y su significado la nota 249. redactada por

    WILLY

    BAL,

    a la

    Descriplio dn Royanme de C ongo e des cuntres environnantes

    de FILIPPO

    PGAFETTA

    y

    DUARTE LOPKS

    (2' edicin, Lovaina-Pars. 1965, pgs. 195-196).

  • 7/25/2019 Sobre El Origen de Macondo

    10/10

    4 9 4 GERMN DE GRANDA BICC XXVI 19 71

    ta, que describe Garca Mrquez y que corresponde por entero

    a la fisonoma de un territorio en el que indios, blancos y,

    sobre todo, africanos, han vivido juntos durante varios siglos,

    impregnando su atmsfera de creencias, ritos, modos de com-

    portamiento y accin igualmente mezclados, multirraciales y

    mulatos. Tambin es asombrosa la coincidencia del significado

    bant de Macondo

    (makpndo,

    pltano) con la trascendencia

    que en la obra del gran Gabo revisten, como testimonio de

    unos hechos reales, los cultivos de plataneras del Magdalena.

    Algunos de los captulos ms bellos de la novela se refieren,

    en efecto, al contacto, sin mutua comprensin ni aprecio, de

    la sociedad costea con el complejo de valores que represen-

    tan los nuevos y extraos explotadores de las bananeras y,

    sobre todo, al violento y estremecedor desenlace de este pro-

    ceso econmico. Y, finalmente, los componentes mgicos

    que rodean al africano

    macondo

    se insertan, con perfecta co-

    herencia, en el conjunto maravilloso, onrico, de un microcos-

    mos novelstico en que lo brutalmente real convive, sin rup-

    tura, con lo fantstico.

    Pcdr afirmarse, quiz, que todos los aspectos, que aqu

    hemos puesto de relieve, de la palabra

    Macondo

    eran descono-

    cidos al autor de

    Cien aos de soledad

    y que el asombroso pa-

    ralelismo simblico entre su mundo novelesco y la denotacin

    y connotaciones de la misma no es sino fortuita coincidencia.

    Pero no debemos olvidar que la Literatura es el reino de la

    'motivacin' frente a la 'no motivacin' de la realidad mos-

    trenca en su expresin lingstica y, si ello es as, y los grandes

    creadores literarios son llamados, como pensaba Valry, a res-

    tituir su autntico sentido a las palabras de la tribu , p or

    qu no pensar que Gabriel Garca Mrquez no pudo conocer,

    pero s, obscuramente, intuir todo lo que

    Macondo (macon-

    do)

    encerraba en sus slabas con resonancia de tambor afri-

    cano ?

    GERMN DE GRANDA.

    Consejo Superior de Investigaciones Cientficas, Madrid.

    Instituto Caro y Cuervo, Bogot.