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DESPERTARES (poemas) Ruth Patricia Diago 1

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Mami

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DESPERTARES(poemas)

Ruth Patricia Diago

Granate amargo

La automasacre se repite, el agotamiento de la espera en los cardos que los das traen consigo. Atravesando el firmamento en la tarde de extendida violeta el vuelo de la garza diluye un poco este barniz de rescoldos vivos.Seguirs creciendo en aquel vientre y aquella felicidad ajena me depara el regusto acre de las aceitunas extintas.

Diatriba

Tendras que verme ahora sin un botn encima, los pies colgando por fuera de la cama y la furia en gestacin de los diluvios suspendidos en invierno, expectante como el crudo manjar que secamente desde su recinto vidriado suea con la casualidad solcita e hirviente de alguna tiznada cacerola En la misma situacin del jacinto que ha entregado sus ofrendas a esta oscuridad canbal que disfraza de horrores los contornos.El abanico despedaza en sus aspas el ltimo vestigio de moral, mi ngel custodio se ha puesto a salvo bajo una hoja de papel abandonada. Las fieras trepadas a su rama pretenden haber extraviado su altivez.

Esponsales

Has tenido que madurar la rabia en el cuarto de San Alejo sin poder encontrar una forma eficaz para barrer el desencanto, remendar todas esas pieles con las que se viste aquel extrao ejemplar que desposaste.De nada te ha servido colocar el ltigo y el taburete en medio de la cama aunque persistas en irte a dormir con la vieja y deteriorada pijama de domador.

Pecadoras

Residiendo en el anverso de los sacramentos esa legin de mujeres espinadas refractarias a esas otras que no se pierden una sola misa, son pieles de sombra vigorosa y concluyentes rasgos. Renuentes a prolongar su sentimiento de culpa, se erigen en sacerdotisas del tiempo disgregado que sin tutela se ajustan al azar de las horas abiertas. Especie dotada con estrgenos urticantes que al igual que yo, guardan intacta la paciencia en vsperas de transgredir sin pasamontaa, otro altercado de fieras.

5.24

Detesto el estado pasivo de mis manos, la boca enfrentada solo al aire y este cuerpo que se enfra solo tarde a tarde, noche a noche.La quietud a la que me relegas el silencio de selva asustada con el que pugnan mis ideas y llegan a oscurecerse las palabras. El instinto primario que se debate entre la ensoacin por una caricia nueva y esta furia animal por iniciarme en los zarpazos.Y an ms la cobarda que me impide hacer uso de la viga ms alta para que finalmente el peso liberador de la tierra sobre mi humanidad evite que te sigas revolcando con mi juicio y trotando impune por las calles pedregosas de mis sueos.

Bitcora

El da an no identifica sus colores, me despierto a la rutina de propsitos inmediatos y platos por lavar. La voz enrarecida, el atortolamiento inicial, encausan la rutina hacia los planes cotidianos, para vencer estas horas repletas de acertijos y mangas sueltas.La vitalidad del trino prematuro se apropia del momento y entre los motores an dormidos una alarma se destiempla. La determinacin ha llegado a su punto cumbre: No ir hasta el puesto de peridicos para impedir que el fragor del combate despliegue por mi sala sus hojas funestas y condenar los enchufes no vaya a ser que ese cajn-ventana, que inmiscuye el mundo en nuestra alcoba, deje escapar un misil que concluya con la tregua de este otro campo de batalla.

La soledad

Por este lugar de sol no se padece tras las puertas ni suele escabullirse por rutas imprecisas, se orea mansamente mecindose en las terrazas o pasea sus tules bajo los almendros. Sbitamente se golpea en el rebote de algn baln perdido; tarde a tarde ataviada con alas multicolores vierte sus infortunios sobre la rompiente, fantasmea por las esquinas igual que un mendigo cansado. Puede ser que duerma tras el cristal soleado de las maanas de diciembre azulando la realidad incorprea de los sueos o volando trepada al acorde destemplado de algn trino liberado desde el ramaje poseyendo la clarividencia de lo infinito y un rtulo infranqueable que ahuyenta los inviernos.

Lo que falt

Velozmente las horas se fueron robando el da mientras en el muelle las maramulatas nos mostraban su manera de pescar, nos sorprendi el momento en que las luces de la ciudad desplegaron sobre la baha su espectro danzante y largo. El reloj seal el cierre de las palabras estancando en el agua la intencin de ese abrazo que tuvimos que guardarnos.

Gnesis

Hay un verso extraviado en el desorden matutino del hogar, paso la escoba, alcanzo a ver cmo se ocultan las ideas bajo los muebles puntos y comas danzan en la maraa gris del trapero que funge tambin como parejo de baile. Un trozo de muerte enredado en la telaraa acoge parte del polvo y en la cocina la amenaza acerada del cuchillo se recrea con vocablos y verduras, el caldero recibe la promesa cruda de un puado de slabas afuera, en el tendedero, el ttulo del poema no termina de secarse.

Vigilia

Todo vibra, todo cruje, ramas secas ideas quebrndose en la mente apedreando el comps lento de las oscuras horas Cautivos alerones las tejas protestan arremolinadas en el callejn hojas muertas dejan escuchar su lamento rastrero amparado de ti mismo inmune permanece tu sueo a tanto estruendo.

Debe estarse alimentando un tiburn

Atado a la penumbra tengo el cuerpo.Un suspiro desgastado e intil quiebra el encuentro con la nada en este despertar incruento mudos los zapatos agonizan.La quietud es otra cosa cuando llueve.El gaviln desafa al mundo con su graznido de guerra la perspectiva de una taza de caf se torna en primicia.

Estado de gracia

Es el sueo sin tropiezos ese cundo que ha obtenido respuesta como referencia la imagen del tomate nica compaa del agua en la nevera, la vela que arde un ao ms por la tabla para picar vegetales. Poder moverse con la mesura de la fiera que registra el aire dentro de esta alcoba que no est obligada al desencuentro descorre la cortina su fatiga tu proximidad no tensa ya su velo. Ahora que no te extraa un solo mueble me establezco en esta circunstancia de isla renegada que empieza a cromar sus linderos.

Amigos absolutos

Una vez se despidieron l asumi una ruta contraria vadeando el gento inmerso en su desamparo reciente. El morral terciado y una mano ocupada con el encargo del regreso.Y al igual que las aguas reposadas al ser hendidas por la piedra su aislamiento empez a multiplicarse en crculos dolor de cordillera que irrig hasta las luces de la calle.Con paso agobiado el hombre marea se escurri en la tarde.

Instante

Con un matutino augurio de aves en su alegra desprevenida, un nio atraviesa la calle dejando en el aire un terror fugaz por su alegra tan alegremente expuesta igual que ciertos insectos que no advierten el peligro transparente que viaja en los vidrios panormicos.

Erre Ce Ge Jota

En cada poro le dola el mundo, su tierra natal, los muertos de su sangre y los algodonales. Ms que la hipodrmica con la que le pinchaban el cuerpo desgastado le torturaba esa serie de malogrados intentos por combatir la propia locura. Los versos de lava que produjo desde la hamaca, el camastro, los concebidos sujeto a su abandono bajo la brava intemperie de sus ltimos das, y que trocaba por un caf o un cigarro.Dolor, el de sus pasos mendigos la abarcante soledad desde sus ojos. Fumndose la calle a paso lento y perdido llenaba la maana de reproches para los pjaros chancleteando la ciudad, entaconndose por las callejas o machacando las rutas de siempre con las plantas abrasadas de pavimento hirviente.Yo tambin evit su genio vagabundo, el rumor creciente de su delirio evada su mirada plagada de demonios, sin adivinar el tamao del agobio que acarreaba.Sus versos descubiertos tardamente, aqu en la sala, rescatan el medioda, permeando la inercia de mis horas con blandos tentculos de medusa.

El ltimo recital

Kilmetros de sillas interpuestas versos de reproche en una sesin extraaExtiende su mano, un apretn condensa el tiempo y al igual que el duro pan suavizado de licor el odio afeita sus cardosDos pares de ojos evitndose la avidez controlada de sus pasos su espalda persiguiendo el resguardo de la distanciaOctubre ha empezado a llover mucho antes de comenzar a transcurrir sus semanas en el calendario.

Men del da

Habra que indagar al orculo mortero-escoba o a la brisa que husmea por los rincones robndose hilachas dismiles y rostros agotados; acerca del diario contenido del caldero incgnita elemental cuyo acierto o error estara determinado por la mano que sazona equilibrando la sal entre el amor y el tedio.

Rebato

Empiezas a poblar la memoria con gestos gratos diseando la ilusin de una promesa recin vestida trazando de forma incipiente y sin apremio el primer rasgo de una farsa no estrenadaAntes debo cimentar este hormign de azcar morena y ajo en dardos adulterando el vinagre y fraguando en tiempo muerto la estampida.

En el trasfondo del suspenso

La maana se incorpora sin afanes diva que posa con atuendo nuevo para la mano que administra el leoEn lo alto del cocotero la iguana protagoniza el bochinche se carcajean e increpan las avesAlgo se descarrila en el tiempo detenido de la esperaInvlida por la carencia de su clavo primordial la estropeada silla duerme en la carcomaSe cuece en la olla madre un clarsimo caldo que ante la ausencia del ame obtendr un sancocho cojoConcluye con la tarde el ajado carmes del bonche que ha parido desde siempre sus brevsimas floresAnte la arremetida voraz de los insectos se hace imperioso cerrar la puertaHoy tampoco has llegado desbarrancndome por las sienes tu risa pronta de aldaba suelta y frutos en tropel cayendo sobre el techo.Vagabundo

Recorre las calles sin camisa como nico patrimonio el saco a la espalda calza chancletas de distinta ndole tobillera de cordn, uas pintadas y ante la falta de esmalte se inventa el ornato con lpiz verdeSolicita cien pesos para un pan aunque una vez en la tienda solo pide un cigarrilloAbsorto en el puesto de peridicos parece ponerse al da con el mundo que desdea revisa con detalle los tiquetes de compra abandonados a la salida del supermercado su escueto territorio la brava intemperie en una banca del paraderoEn la madrugada poco despus del aguacero merodea por los tanques de basura ataviado con una camisa de mangas largas.

Alternativas

Qu hacer contra las pertinaces ganas de morirse? No existe tratado alguno sabia opinin que nos ilustre ni padecimiento superior que las destierreSe podran adobar, echarse en una olla y transformarlas en un dolor salado algo ms indulgente, descalzarlas, enviarlas a buscar tapas y medias extraviadas solicitar su concurso para recobrar los libros no devueltosSi todo lo anterior no es suficiente para suavizar sus aristas probar a envasarlas celosamente y colocarlas al descuido en medio del vinagre y el aceite.

Cristian MartelA mi abuela la habitaba una magia dura, amorosa e incorruptible

Nos vas dejando Cristina Abuela tren, abuela musgo, abuela todo. La existencia contrariada, las mujeres del abuelo, las prostitutas que se dejaban curar a medias, o los bolsillos para las golosinas, jams te quedaron grandes. Enfermera de algodn y de fusil, nunca existirn manos mejor entrenadas en manjares de amor como las tuyas.Nos vas dejando Cristina La sombra de estos rboles testifica tus cuidados y qu decir de los noviembres lejanos cuando solapabas el jolgorio del abuelo armada de una escoba, persiguiendo buscapis y ayudada por esa zurda infalible, con la que adems escarmentabas a tu prole a chancletazo limpio.Nos vas dejando Cristina Tu cercana, ausencia de ti misma, de esa voluntad pasmada, aunque pareciera que rescataras una imagen invencible del pasado para luego sonrer como si nos recordaras.

Juan Manuel, Carolina y Claudia

A pesar de su madre, no han perecido en el remolino de esta vertiginosa angustia. Con rodillas escoriadas se adentran en sus precoces aos, igual que el agua al cincelar su rbrica sobre la piedra. Expertos en quebrados, reinventan sus propias historias en los cuadernos de matemticas. Ren a carcajadas al repartirse una colombina. Continan siendo felices a pesar de la amorosa tristeza servida en los platos, de ese miedo callado que se esconde en los regaos, de la impotencia para aligerarles la vida y sellarles los abismos. Muy a pesar de eso se constituyen en una estacin nueva cada da, fortaleciendo y agrandando sus huesos impacientes, bruendo el espritu abatido de esta madre imperfecta.

Para mis tres hijos, con infinito amor. Los cuatro por siempre, Mami.

Armamos las lenguas hirindonos de muerteSe quebraron por igual vitrales y antiguos afectosMoribundos mis pies me sacaron de tu cuarto dejando mi alma agujereada bajo tus medias.

Hogar de mala muerte

Este hogar que habito no asume los vicios de lugares srdidos Pero hay tanto rencor agrietando las paredes Sitios cansados de los mismos muebles El olor acostumbrado de ese desconocido que duerme a mi lado sobre sbanas gastadas con tantas batallas simples mientras sin emocin le veo dormir.Afuera, el mar duplica su furia se agita la hojarasca. Un ave rapaz cruza la noche Lo s, por su voz de oscuro vaticinio.

Ella asciende

Largo tallo de soledad que perfora las frondas fiel y receptora cautiva de tantos versos. Unas veces la fina pestaa del cosmos dormido otras con su gestante redondez enorme cual gigante enramado y milenario.

Estas rocas que me trago

Solidez de tajamar color intermedio msculo armado a fuerza su espalda, morderla a ratos significaba adoquinar de labios su extensin en pausa prolongndose en aquellos brazos que ya no me cierran.

Escape colorido

En aquel barrio de los extramuros el pick-up impona la letana golpeada de la msica champeta desbordando la estancia cedida por los cmplices de ocasin. Sosteniendo el abrazo estrecho y blando de la ropa, la gastada mecedora esperaba por los cuerpos en reposo. S, despus de prestarme tu vida por un rato, la ma abordaba un bus con menos jirones que ahora.

Me agrieto imperceptiblemente igual que un muro cansado El deterioro del tiempo avanza en mis tejidos Ya no luce el cabello uniforme en su oscuro tono Un pertinaz dolor se declara en la rodilla. Hoy la sola idea de calzarme unos patines me ocasiona un terror sbitoPero ni hablar del desgaste cuando la msica inocula sus notas en mis msculos y las caderas se abandonan al sabroso sandungueo de sus instigadores compases.

Muestra gratis

Cuerpo baado en sal tez apetrolada races fugaces, sus pies sobre la arena En las manos una incgnita sugiere el remo que sujeta La perfeccin de su sonrisa obsequia un astro distintoLa naturaleza decidi moldear de nuevo inventndole a su madre: negra de generosos pechos y caderas desbordadas que hace unos veinte aos le pari sin queja.

Estrategia circense

Llegaste deslumbrando con los rasgos aleatorios de esa particular pirotecnia creando malabares con estas vsceras rabiosas guareciendo mi universo bajo un templete de efmera gloria. Justo cuando me acostumbraba a aquellos matices decides huir con tu numerito de prestidigitador y ese carnavaleo de bulliciosas notas asolando este espritu que en descampado sobrevive Basura abandonada, celofanadas miserias, crujiente desperdicio ya aparecern otros buitres y yo me reciclar de nuevo.

Duda

Sabr el autor de aquel despistado que toma su libro para socorrer la invalidez de alguna mesa?O la liblula que agoniza sujeta a la hierba por el rigor suelto del agua, imagina siquiera la fiesta florecida del jacinto poco despus de la lluvia?Acaso sabes t que me has dejado como la pieza ms intil de todo este destrozo?

Estado reciente

De nada sirve ataviarme de viuda nueva comprar un ramo de festivas flores y escoger una tumba al azarVerter el dolor, regando la sed de extraos restos sobre un promontorio de grama descuidadaFallido intento por asignarte una sepultura Si una vez cruce por la puerta de salida con los ojos agotados reincidir en el torpe vicio de buscarte entre los vivos.

Ayer fue el temporal que no pudo con tu ruido

Tu costumbre no es la lluvia que apacigua los das y rezaga los pregones ni la arena muda y compacta en la playa despejada. No, son tus calles ros lineales propiciando el caos, o esa inquietud tarda porque se disuelva el cerro y su prioritaria vocacin de pesebre se deshaga en el barro. No, tu rutina de puerto caribe construye un segmento de historia desfachatada y luminosa, aqu donde la soledad se sienta en mecedora a media tarde. La voz de tus barrios ocupa las plazas y el trasegar continuo de tu gente ha entrenado a las maramulatas en el curioso arte de cazar restos de arepa con huevo.

Te encuentras tan cerca atravesando la lluvia

La noche tiene un duende rojo que esparce arena sobre los prpadosEl cuerpo se debate entre almohadas y el reclamo de los grillosAparto los ojos de todo objeto otorgndole a mis manos el tono de fibra descuidada de las tuyas Eso basta para saberte aquMe abro e igual que un mecanismo de engranajes nuevos empiezo a funcionar Desde las caderas algo estalla e irradia una conmocin que culmina en un vocablo desconocidoUna vez apaciguadas las fieras, me recompongo haciendo acopio de las partes menos averiadas y convencida apenas de que tus hormonas de granito aparecern contigo cualquiera de estas tardes.

Una vez ms te salvas

La rutina, ente agotado trashuma sobre una esfera inmvil Es tiempo de malear la inercia Un concilio de loros supera la agitacin sibilante de la rabia justo ah donde se espesa su licor de mermelada y cobre.De repente todo se convierte en arma: la boca que ha callado tantas veces, esas gotas que se revientan con ritmo agudo, los ojos repasando el espacio, la hoja que la grieta detuvo El revlver es una golosina de chocolate almacenada al fro, una experta en nudos es la sbana.Los pjaros saben que su rbol se purga valindose de la centella.Es cuestin de apretar y solo bastaran las manos.

La marca de los segundos

En aquella estancia contraria a la amargura mdicas cuotas de plenitud, chasquidos, encogidos instantes se evaden bajo el fundamento luminoso de las huidizas e insobornables horas.Antagnica la noche en su faceta de caracol conlleva un quejido de nota acompasada.Un squito de ruidos en espiral se sacude sobre almohadas de granito y las esporas de un dolor articulado irradian la humanidad de este animal, que insomne soporta la condicin nfima de las horas vegetantes.

DESENCUENTRO

Tibias las sbanas dejan crujir su msica blanca Un sueo rasgado termina de huir en la penumbraMe dejo llevar en otro ritmo impuesto por un requerimiento de madrugada Eres t quien con manos ajenas me recorre indecisos mis brazos se cierran a otro cuerpoImagino tu fuerza sostenida impulsarse hasta aqu En contraste, el silencio de esta lcita esclavitud con el resto de mi existencia que abstrada va a tu encuentro.

Esta edad larga que pesa en los sueos llenando de artritis la prudencia, me acerca penosamente a los finales simples, de quien no ha sabido cosechar escapes rojos.Este dolor moroso que no posee una sola certeza de alivio, construye un cncer en algn lugar ignoto de mi anatoma prometiendo ensamblar esta alma maltrecha en algn cuerpo nuevo, igual de infortunado.

MAGIA

Veo cmo se diluye el cielo sobre la ciudad, y una antigua tristeza erige un atardecer por las estancias.Una gotera llora obstinadamente en la sala justo detrs del retrato soleado y familiar de la baha.El silencio se despedaza sobre la mudez de los tejados.El ngel pacificador vierte su magia sobre el ocano y con ademn de ilusionista hace desaparecer las olas.

EFECTO DE PERDIGN

El dolor te arma un nuevo cuerpo articulando esa eclosin en cadena de la que te repones encubierta de tierra inhspita. Conllevas la combustin interna de la fiera que se escabulle en medio de la zarza. Se manifiestan entonces los espectros obstinados de aquellos bpedos que luego de incrustarte en una balada terminaron arrojndote en cada libre sobre el planeta. El amor: quehacer prostituto, reptil descabezado que enroscndose sobre s mismo se incorpora, embiste y ataca reflejo que se prolonga en infinidad de intentos ciegos.

AMNESIA MERIDIANA

El pajarito cojo salta sobre el lavadero Absorta contemplo su rebote mudo. Un alivio de hormigas se adivina en el muro soleado en cuanto despliega sus alas y desaparece. El desastre frito de las tajadas quemadas se esparce por la casa ahumndolo todo Justificando plenamente esos minutos de amnesia.

CONJUNCIN

Solemos intercambiar minutos antes de la despedida Carente de emociones te deshaces de lo que sobra de esta unin en la misma toalla con la que posteriormente me seco. El rosado ajusta botones vistiendo tu pecho.Se reconcilia el clima con la estacin.

CAUSA DE TODAS LAS CAUSAS

Duele el silencio de otra noche justa y pacfica en la que reapareces de la peor forma.Aquellos sueos concebidos a tu medida ahora como vestido sin dueo van de perchero en perchero sin ajustarle a nadie.Vagas de poro en poro saltando entre los ventrculos con la vitalidad incontrolable de las pelotas de goma o en ese manitico transcurrir de hormiga.Me comporto entonces igual que el deudo que besa el cadver para extraerle la ltima tibieza y me mortifican los zapatos, el radio, el jabn, el tenedor, las gafas, la puerta, el planeta y sus alrededores porque miembro amputado como nervio fantasma, sigo padecindote!

NO ERES MS

Cafetada escultura, joven apetrolado que se fracturaba al sonrer Llegabas por rfagas, viento sbito que revolviendo las ideas protagonizaba el juego nen del relmpago. Mi enemigo, tu vertiginoso tiempo que se tomaba con labios aguerridos esta hastiada e insulsa rutina.

ERRANCIA

Sales sin consultar el orculo errticos pasos te conducen, el mar insomne un ocaso irrepetible. Las efmeras cicatrices dejadas por el trasmallo, minsculos peces que agonizan valvas vacas yaciendo en la arena como abatidas mariposas.Vuelves luego a tus cuatro rincones en donde adems del fugitivo sueo te aguarda una ausencia llena de ruidos la silla muerta sin esa frente amada, de nuevo el vagar por la casa mientras intentas armar una nueva forma de amnesia y buscar fallidamente en la nevera un alma para estrenar.

LA CIUDAD A LA SOMBRA

Como una diablesa desdichada deambula por aquel horno de puertas y ventanas abiertas desperdiciando su desnudez mientras muebles y paredes sostienen sus calcinadas superficies.La ducha, objetivo inicial y posible alivio derrama de su fuente artificial un chorro de lquido termal que le fustiga la espalda.Y es una y otra vez lo mismo.El astro mayor cierra las persianas extraviando a la tarde sus colores como una rotunda sentencia se deja escuchar el rugido del trueno.Lo anunciado en el ambiente, se estanca en el goce efmero de las posibilidades abiertas que no cuajan, de mala gana acata el calor y esta parte del mundo le ratifica su hermandad con el averno.

TONTO VICIO

Mecnicamente me llevo el cigarro a la boca en esa parodia torpe del desenfado.Tendras entonces que extinguirte como el humo que asciende y se pierde lento entre las hojas o la ceniza que una vez arrojada oculta todo rastro y se hace tierra.

OFRENDA

Te obsequio la enorme longitud de esta salobre espera el vuelo veloz del ave que sombrea el espacio el annimo trino y en la tarde el astro lavado que rasga las nubes tras el aguacero.Esta piel de marejada recuento agotador de tantas despedidas ayunando los abrazos.Los diamantes blandos que sostengo en la mirada mientras te alejas lentamente volteando la esquina con desgano.Y esta congoja que me agranda los das jubilando el portn hasta el momento justo en que regresas, envuelto en tu risa, que desperdigas por el jardn con resplandor de astro duplicado.

MUESTREO

Alcanzo el horizonte con las manos llenas de brisaSe me escapa la gaviota su vuelo prosigue limpio, inalterableCierro el puo con la secreta ilusin de haber atrapado un pequeo trozo de azul.

ERES!

Ests hecho de adioses, de silencios y sueos quebradizos.Ms presencia tiene la nube en la corona de un tenedor.Aun as creces con la oscura pericia de un rbol frondoso en el que mi existencia pende de tus ramas con la azucarada agona de un fruto a punto de caer.

MEDIDAS EXTREMAS

Salarme el cuerpo con agua de mar que se torne en cecina esta cubierta de los huesos, con cautelosa distancia regalarme a la intemperie una noche de mendigos. Probablemente aquel msculo obstinado que salta la cuerda dentro de mi pecho, no amanezca picoteado en medio de las guayabas que yacen heridas y este descolorido cascarn que habito permanezca erguido durante un da ms.

DOMINGOS DE PLAYA

Con el almuerzo en una olla y su sartal de hijos,