rosencof en roma por herctor tierno con la obra de miguel fabruccini

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: : : : : : : : : : : : : : : : ¡QUE LINDO DIA! Roma - 15 de octubre 2009 Breve crónica del encuentro con la palabra de Mauricio Rosencof y la obra de Miguel Fabruccini Se me ocurrieron tantos títulos para ese encuentro del 15 de octubre en el Istituto Italo- Latino Americano en Roma. Tantos títulos que evocaran ese encuentro y que evocaran evocando, como hicieran no sólo Mauricio Rosencof y Miguel Fabruccini, sino cada uno de los integrantes de la mesa, encabezada por el embajador de Uruguay ante Italia y la repre- sentante del IILa, promotores de la jornada. En Roma, junto a los promotores, estaban presentes los principales colaboradores para la organización de esta jornada, es decir, todos los traductores de los libros que se presen- taban, y también había mucha otra gente, que llenaba la sala y conversaba en las salitas, pero de eso les cuento más adelante. Primero les hago una lista de los títulos que había pensado para esta breve crónica y luego les cuento el por qué de tales títulos y poco a poco se entenderá quien era esa tanta gente que andaba por la sala y las salitas: ¡Bienvenido compañero! ¡A redoblar! Canto a la vida Memoria, única barricada A las cinco de la tarde Ocho letras y una papeleta No corras que es peor Alpargatas, cartas, maquinitas de escribir y fantasías de otras menudencias ¡Qué lindo día! Fuenteovejuna Y tantos otros títulos, elijan el que les parezca, todos dichos con palabras o pintados, todos evocando, todos dichos con lágrimas en los ojos y con el orgullo de sentirse uruguayos y de contar las historias, las historias de nuestra gente, que con su silencio gritado sigue hoy haciendo la historia de nuestra Banda Oriental, al oriente del Río de los Pájaros Pintados, corazoncito gritón de América Latina, corazoncito soñador y murguero, poeta y humilde, corazoncito compañero. Sí, compañero. Por eso el primero de los títulos de esta crónica. Porque a Mauricio, poeta y político, ya se sabe, como tal lo presentó Alberto Breccia, embajador del Uruguay ante Italia, y como compañero lo recibió oficialmente diciéndole: ¡Bienvenido compañero! ¡Bienvenido compañero! A Mauricio Rosencof lo conozco de toda la vida (desde la escuela, acotó Mauricio evocando), fuimos compañeros casuales por muchos años, y luego fui su compañero porque esa fue mi opción. Luego el embajador prosiguió evocando el día, el día que aún tenía grabado tan hondo, el día en que Mauricio con otros ocho compañeros fueron trasladados como “rehenes” desde el Penal de Libertad; evocó el dolor y la rabia de los compañeros ante esa ferocidad inusitada, que luego se demostrará sólo en pañales en ese momento; la ya ferocidad genocida y culturicida de querer borrar historias, enloquecer fantasías, acallar pueblos, de querer que los “chiquitos” en un futuro no sepan nada, que no queden huellas. Pero las voces quedaron escritas en los muros, las alpargatas dejaron huellas y los viejos pueden ____________________________________________________________________________________________________________________ : : : : : : : : : : : : : Página 1/8

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Dos uruguayos que fuera del país (ambos en Italia) despliegan su arte y creatividad, para mostrarnos como sintieron la visita y la literatura de Mauricio Rosencof: Miguel Franuccini artista plástico y Hercot Tierno creativo, escritor y poeta.

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¡QUE LINDO DIA!Roma - 15 de octubre 2009

Breve crónica del encuentro con la palabra de Mauricio Rosencofy la obra de Miguel Fabruccini

Se me ocurrieron tantos títulos para ese encuentro del 15 de octubre en el Istituto Italo-Latino Americano en Roma. Tantos títulos que evocaran ese encuentro y que evocaran evocando, como hicieran no sólo Mauricio Rosencof y Miguel Fabruccini, sino cada uno de los integrantes de la mesa, encabezada por el embajador de Uruguay ante Italia y la repre-sentante del IILa, promotores de la jornada.En Roma, junto a los promotores, estaban presentes los principales colaboradores para la organización de esta jornada, es decir, todos los traductores de los libros que se presen-taban, y también había mucha otra gente, que llenaba la sala y conversaba en las salitas, pero de eso les cuento más adelante.Primero les hago una lista de los títulos que había pensado para esta breve crónica y luego les cuento el por qué de tales títulos y poco a poco se entenderá quien era esa tanta gente que andaba por la sala y las salitas:¡Bienvenido compañero!¡A redoblar!Canto a la vidaMemoria, única barricadaA las cinco de la tardeOcho letras y una papeletaNo corras que es peorAlpargatas, cartas, maquinitas de escribir y fantasías de otras menudencias¡Qué lindo día!FuenteovejunaY tantos otros títulos, elijan el que les parezca, todos dichos con palabras o pintados, todos evocando, todos dichos con lágrimas en los ojos y con el orgullo de sentirse uruguayos y de contar las historias, las historias de nuestra gente, que con su silencio gritado sigue hoy haciendo la historia de nuestra Banda Oriental, al oriente del Río de los Pájaros Pintados, corazoncito gritón de América Latina, corazoncito soñador y murguero, poeta y humilde, corazoncito compañero.Sí, compañero. Por eso el primero de los títulos de esta crónica. Porque a Mauricio, poeta y político, ya se sabe, como tal lo presentó Alberto Breccia, embajador del Uruguay ante Italia, y como compañero lo recibió oficialmente diciéndole: ¡Bienvenido compañero!

¡Bienvenido compañero! A Mauricio Rosencof lo conozco de toda la vida (desde la escuela, acotó Mauricio evocando), fuimos compañeros casuales por muchos años, y luego fui su compañero porque esa fue mi opción.Luego el embajador prosiguió evocando el día, el día que aún tenía grabado tan hondo, el día en que Mauricio con otros ocho compañeros fueron trasladados como “rehenes” desde el Penal de Libertad; evocó el dolor y la rabia de los compañeros ante esa ferocidad inusitada, que luego se demostrará sólo en pañales en ese momento; la ya ferocidad genocida y culturicida de querer borrar historias, enloquecer fantasías, acallar pueblos, de querer que los “chiquitos” en un futuro no sepan nada, que no queden huellas. Pero las voces quedaron escritas en los muros, las alpargatas dejaron huellas y los viejos pueden

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hoy volver a abrazarse con los viejos al aire libre, y las imaginaciones, aquellas hechas para defenderse de la locura, hoy son propiamente las locuras dichas en aquellos tiempos. Desde el pozo a la presidencia es hoy locura cierta; que el libro sea un artículo de primera necesidad y llegue a los que nunca han podido leer es obra de esos mismos locos de remate, y es obra de la locura de nuestro pueblo,y es también locura ciertaque Mauricio Rosencof, Director del Departamento de Cultura del Municipio de Monte-video, tuviera el honor y el agrado de ser recibido por Alberto Breccia,Señor Embajador del Uruguay,que tuvo el honor y el agrado de poder recibirlo diciendo:¡Bienvenido compañero!(cosas de locos como ya van viendo).

¡A redoblar! en cambio no se dijo durante el encuentro, pero se lo oí decir a todos. A redoblar por la vida, a redoblar por la memoria, eso fue lo que dijimos todos. Y lo dijimos porque Mauricio es escritor y político, y como en sus libros no se desdobla, tampoco en esta ocasión pudo desdoblarse. Y también en esta ocasión fueron quienes lo presentaron, fueron ellos quienes insistieron, justamente, en recordarnos sus años y las condiciones de su prisión, las de él y sus compañeros rehenes. Mauricio en cambio, en ningún momento detalló la crueldad de su historia de cárcel y sufrimiento. Si hubo detalles fue para evocar detalles de sus compañeros y de su pueblo, o para recordar las historias de crueldad y sufrimiento por las que pasaron su familia y la humanidad entera. Recordó a otros locos de remate como él, sin incluirse entre ellos, a otros dignos del “se busca”, como su entrañable amigo el Ñato Fernández Huidobro.“Recuerdo que un día -dijo Mauricio- el Ñato me habló en la pared, con los nudillos, como siempre:-Me parece que mañana es mi cumpleaños -dijo,-Entonces tomate un día libre -le respondí.Se lo dije porque me parecía justo que se tomara un día de descanso, que parara un poco con sus historias y sus sueños, porque si no, si seguía así con ese ritmo, se iba a volver loco”.Nos recordó de cuando el progreso en el Uruguay era, y era sólo eso, pintar de blanco hasta los árboles, dar esa apariencia de limpio de los cuarteles y tratar así de ocultar la verdad del cotidiano crimen del genocidio; y nos lo recordó narrando que también

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blanquearon el pozo del Ñato y lo dejaron allí metido inhalando vapores que le destro-zaron los pulmones; evocó y narró esta historia porque supo que al Ñato lo habían inter-nado en estos días.Y desde Roma, para su entrañable amigo de allá de Montevideo, de allá del calabozo,

Mauricio volvió a repetir:“Y si éste fuera mi último poema... tan solo escribiría una palabra, compañero”.También recordó al tercero de aquel calabozo, al Pepe Mujica, al futuro presidente (fue lo que dijo, sin hacerle propaganda, pero con certeza), y recordó un día lejano cuando el Pepe, ya elaborando sus planes de gobierno, le pasó unos primeros apuntes por debajo de la puerta, en aquel calabozo, escritos en unos papeles que sólo el Pepe sabe de dónde los había sacado.

Canto a la vida. Se dijo, lo subrayaron todas las intervenciones, que ese canto era el hilo conductor de las obras de Rosencof traducidas en Italia. Y que su obra es un canto a la vida, canto general y sin fronteras; porque personas como Rosencof, con su literatura y su teatro, con su acción humana y política, han sabido discutir, escuchar, profundizar y proponer una filosofía del hombre y de la sociedad humana. Creo que sea cierto afirmar que ese proceso de construcción y reconstrucción del pensamiento tiene ya un desarrollo más que centenario, que se enraíza con la historia americana desde antes de la conquista y del exterminio y guetización de nuestras poblaciones indígenas. Creo que también sea cierto afirmar que el gran crimen del que fueran acusadas personas como Mauricio sea justamente ese: el de haber dado la vida para idear, junto con los personajes de sus historias, una nueva historia, digna de ser vivida.

Memoria, única barricada. Todas las intervenciones destacaron esa tensión vital existente en la obra de Mauricio Rosencof, pero también subrayaron otro común denominador: la Memoria. Un aspecto que Mauricio comentó diciendo: “La única barricada, el seguro No pasarán, el seguro Nunca más, es la Memoria”. Y lo dijo pensando en el referéndum del 25 de octubre próximo, por la anulación de la Ley de Impunidad, lo dijo repitiendo lo que había dicho en Pistoia, que se deben crear condiciones de justicia, condiciones de igualdad ante la ley, que nuestros desaparecidos

existen, que no hay olvido; pero en realidad, también en este caso, su decir fue un canto general y sin fronteras, simplemente repitió lo que ya había dicho, cuando aún no nos encontrábamos a pocos días de las elecciones y de la votación del referéndum, lo había dicho en Las cartas que no llegaron: “El silencio es el verdadero crimen de lesa humanidad”.

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A las cinco de la tarde. Canto a la vida y Memoria, Canto y Memoria sin fronteras, fueron el eje de este encuentro con la palabra de Rosencof y con la obra de Fabruccini. Es claro que en la sala Canto y Memoria destilaban antes que nada nuestra Banda Oriental, pero no sería cierto decir que fue sólo eso.Por otro lado, ¿es posible un Canto a la vida y una Memoria con fronteras?Y por eso todo el encuentro fue un largo viaje de Canto y de Memoria sin fronteras, de sueños y recuerdos de epopeya:- Fuimos a Montevideo. Líber Seregni convoca al pueblo frentista, en plena dictadura y con la sola ayuda del tam tam del boca a boca y una radio que repite la extraña consigna “A las cinco de la tarde”. Convoca a su pueblo para decir estamos, existimos, resistimos, y convoca evocando, haciendo Memoria de alguien, de Federico García Lorca, de alguien y de millares de alguienes de la batalla por la República Española que no pueden yacer en el olvido.- De Montevideo al camino desde Viznar en la Granada de España. En los días recientes, en la zona Alfacar se realizó un estudio que confirmó lo que la memoria histórica repetía desde hace años, que en ese páramo fueron ejecutados y enterrados decenas, quizá cente-nares de personas por los franquistas. Hasta ahora se han confirmado al menos seis posibles fosas comunes en un radio de 200 metros. En una de ellas, según la mayoría de las versiones historiográficas, se encontrarían los restos de García Lorca, asesinado junto a cuatro personas más, los banderilleros anarquistas ...- De Granada a Salto, en el Uruguay. La primera placa en el mundo, la primera conme-

moración a García Lorca, y con él a la República, a los más de cincuenta uruguayos que con las Brigadas Internacionales parti-ciparon en la lucha contra el franquismo (breve desviación a Italia, a Luigi Longo y a los centenares de combatientes italia-nos). Y otro breve regreso a España, porque fue la española Margarita Xirgú, española y exiliada, fundadora de la Escuela de Arte Dramático del Uruguay, que siempre conocimos como inolvidable actriz uruguaya, fue ella la que inauguró en Salto ese monumento conmemorativo. Lo inauguró un día, junto a otros actores de la Comedia Nacional, en un lugar apartado sobre el río Uruguay.Cuando empezó el acto de inauguración, no había nadie; poco a poco, desde unos ranchos cercanos se fue acercando gente, algunos pescadores, de sombrero, algunos niños descalzos. Y

nadie aplaudió cuando terminó el acto, pero uno de los pescadores, con el sombrero en la mano, se acercó a Margarita Xirgú y le dijo: Le acompaño el sentimiento señora, yo también perdí un hijo. Volviéndose a Montevideo, otra de las actrices le comentó a Margarita: Viste, te dieron los pésames. Y Margarita respondió, por alguien Lorca y por tantos alguienes: Ya era tiempo, era hora.- Breve desviación a Italia. Me acordé del uruguayo día del fainá, justo aquí en Génova

-agregó Mauricio; (esas cosas que tiene la vida, de andar por ahí viajando, despidiendo, recibiendo y abrazando gente),

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- De vuelta a Montevideo. Fue ayer casi. A las cinco de la tarde una gran cadena humana transportó las firmas de petición para el referéndum para abrogar la Ley de caducidad. Sé que junto a las tantas firmas de uruguayos en el exterior también iba el paquetito de las nuestras, de los uruguayos residentes en Italia (breve desviación que no se dijo fuerte, porque Rosencof estaba hablando, pero la oímos murmurar bajito).- De Montevideo a Auschwitz-Birkenau, Polonia. Mejor dicho, a todos esos lados de por

allá, donde los polacos se hacen rusos y donde no sabíamos bien las geografías.“Una noche, ¿sabes?, una muchacha de nuestra barraca empezó a dar gritos terribles mientras dormía; unos minutos después, todas estábamos gritando sin saber por qué. ¿Por qué? … Es la forma, tal vez la única, que tiene un hombre de dejar una huella …” Mauricio Rosencof, Las cartas que no llegaron.

Es decir, fotos de familia guardadas en las alpargatas.- De Italia a Auschwitz-Birkenau, Polonia; a Mauthausen, Austria. Interminables desvia-ciones, no dichas y dichas. El genocidio de la utopía, de los con nombre y de los sin nombre. Ya sé, como Rosencof, que repetimos las mismas cosas, que somo pesados, que seguimos repitiendo y repitiendo.Pero, ¿es posible no seguir repitiendo?

Ocho letras y una papeleta. Las ocho letras Rosencof ya las había dicho en Pistoia y en Roma las volvió a repetir:LIBERTAD, JUSTICIA, NUNCA MAS.Porque en Roma no estaban, pero también estuvieron, Larbanois y Carrero, Mercedes Sosa y Joan Manuel Serrat, Chico Buarque y Silvio Rodríguez, León Gieco y Atahualpa Yupan-qui, Los Olimareños y Daniel Viglietti, Estela Medina y Atahualpa del Cioppo, Rumbo y Laura Canoura, el Circular y la Comedia Nacional, Carnavaleros y Candomberos, Exi-liados y Residentes (no entraba en la sala tanta gente), como en los años setenta, para que tengan memoria los chiquitos, cuando se iba a cantar y teatrar y candombear en cada esquina, cuando los ahora impunes tuvieron miedo de tanta gente, de tanto canto, de tanto teatro, de tantos carnavales.Y no se nombró, nombrándola, la papeleta rosada con el SI del próximo 25 de octubre.Con el SI por todos los desaparecidosPor los niños secuestradosPor los uruguayos, por su dignidad y libertadPor un Uruguay justo, con ciudadanos iguales ante la JusticiaPor un Uruguay que no tenga que avergonzarse ante ninguno de sus hijosEn la sala resonaban las palabras de Mauricio y de León Gieco:“Todo está cargado en la memoria,arma de la vida y de la historia”.

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No corras que es peor. Fue una frase que no se dijo, pero también me pareció un buen título para el encuentro. Una frase que ahora es el nombre de una murga y ayer era sinónimo de mimetizarse, de hacer de los manifestantes teatrantes, confundidos con normales paseantes. Ahora las murgas cantan, como siempre cantaron, pero ahora se puede ir a los tablados y también cantar por la calle y el que anda por la calle no se tiene que callar para que cante la murga, las guitarras y los pianos no tienen que emigrar y la Orquesta Sinfónica de Montevideo inmigra a los barrios, en el Teatro Solís flamea una nueva bandera y la Peatonal Sarandí candombea.Son todas menudencias, pero no tenemos que correr, ahora podemos caminar serenos, paseantes y soñantes, y seguir diciendo, seguir murgueando “No corras que es peor, te cansás para nada, caminá tranquilo que poco a poco llegamos”.

Alpargatas, cartas, maquinitas de escribir y fantasías de otras menudencias. ¿Dónde van los sueños? ¿Por qué los niños se refugian en las alpargatas? ¿Por qué América tiene tantos nombres? ¿Por qué esos mensajes en clave, con maquinitas de escribir que no escriben? ¿Y si los mensajes volvieran con la lluvia? ¿Y si las fantasías no fueran menudencias, sino sueños de gente menuda? ¿Por qué, y por qué, y por qué?Lo explicó Alberto Breccia: para leer a Miguel Fabruccini hay que leer a Mauricio Rosencof, o mejor dicho, hay que leer sus utopías, hay que leer sus sueños. Meticu-losamente Miguel los lee, los sueña también él. Se mete en las alpargatas y las lee, aparecen letra por letra las cartas que no llegaron, aparecen los que eran chiquitos y no sabían nada, ni podían imaginárselo; las maquinitas de escribir repiten mensajes, viejos y nuevos tam tam, mensajes de ayer para los grandes y chiquitos de hoy, y la lluvia llueve los antiguos y nuevos sueños, mientras América apoya orgullosa su mestizaje sobre su propio sudor embolsado en arpilleras.Y, le dijo Mauricio a su alpargata gata:-Calláte vos, sos una alpargata, no sos nada.-¿Y vos qué sos?- respondió la alpargata gata.Y le dije a mi hija, apoyándome en las rejas:-Andáte, dame la mano y lleváme.Quizás para algunos sea poca cosa, menudencias o poquedades, cosas de poca trascendencia, ésas de las que no importa hablar, de las que se pueden encargar al silencio. Pero para todos los que está-bamos allí, que éramos muy pocos si se consideran los tantos, y para tantos, es tanto, y somos tantos que hace tanto las deseábamos. Y porque ¡A redoblar!, “porque el corazón no quiere entonar más retiradas”.

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¡Qué lindo día! En el encuentro también estuvo presente, no podía faltar, Mario Benedetti. Lo invitó Mauricio, y como no era necesario que nos lo presentara, de Mario, para quien “el olvido está lleno de memoria”, quiso leernos personalmente su última poesía, quizás la más hermosa que haya escrito, seguramente ese gran abrazo que Mario nos dio despi-diéndose.Estaba ya muy mal, internado en el Centro de Terapía Intensiva de Montevideo. Le estaban dando algunos calmantes para aliviar sus dolores. Y cuando quienes lo están atendiendo perciben una cierta mejoría, se decide trasladarlo a una piecita y disminuir la dosis de calmantes que lo adormecían. En esa piecita había una ventana y Mario, que seguía soñando cuando empezó a despertarse, mirando lo que también él había hecho para hacer posibles los sueños y mirando el hermoso y soleado día otoñal a través de la ventana, dice su poesía:¡Qué lindo día!

Fuenteovejuna. No se dijo tampoco esta palabra, y sin embargo la escuchamos. La dijimos los grandes, los viejos que estábamos allí. La dijo en sueños Rosencof, pensando en aquel 1969, en el Teatro El Galpón: Y creo que se la dijeron Rosencof y Breccia cuando al final se abrazaron.La dijo Rosencof en sueños, cuando se puso de pie, como nosotros los grandes, la dijo haciendor memoria y para que los que “éramos chiquitos y no entendíamos nada”, como me dijo un sobrino, pudieran cantar juntos con los grandes:“Frondoso que era un villano, se ha vuelto todo un señor”.Y los señores villanos, Mauricio Rosencof y Miguel Fabruccini, junto con su embajador el señor Alberto Breccia, la dijeron en coro, sabiendo y con orgullo, junto con Benedetti, junto con tantos alguienes, chiquitos y grandes, quisieron decir y dijeron:¡Fuenteovejuna!,¡Qué lindo día!

Y al terminar el encuentro, después de los abrazos,nos fuimos caminandoen punta de pie sobre las olas para que pudieran continuar haciendo espuma,y me estallaba el corazón con tantas imágenes:“Hoy me quitaron la capucha. Ahora, justo ahora que tengo ganas de llorar”nos fuimos caminandopor la Peatonal Sarandí,esa con farolitos y gente que canta,con gente que vive en casas,nos fuimos caminandopor ese Uruguay donde vuelve a haber barrios con esquinas,donde si llueve agua mansa empieza a ser lluvia para todos,donde el interior del país empieza a ser capital,donde los viejos vuelven a ser Don Juan,donde se vuelve a vivir con esas menudencias de un asado, una guitarreada, una mateada,donde hay un Hospital de Ojos “José Martí”, para la gente que no se veía, que no quería

verse,

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donde las escuelas hoy son ceibales, esas locuras que tiene la vida,nos fuimos caminandopensando que en este momento tan particular del Uruguay y de América,cuando el redoblar se oye desde México a Buenos Aires,cuando el tam tam resuena desde Suecia hasta Australia,desde el ombligo hasta el culo del mundo,nos fuimos caminandopensando que lo mejor era no correr, sino seguir pensando, chiquitos y grandes,“Dígale a su amo que cuando me falten hombres para combatir a sus secuaces,los he de pelear con perros cimarrones”,“Y cuando los corazones de tanta gente den su última gota, seguirá goteando”,“Y es cierto que lograron enloquecer a tanta gente”y (breve desviación a España) el problema son los cuerdos -agregó León Felipe,y, se preguntó Mauricio preguntándonos: si fuéramos todos madres por un momento y

supiéramos que nuestro hijo mañana muere, que mañana lo matan, ¿no le lavaríamos igual los pañales para que mañana los tuviera limpios? ¿no le daríamos igual de comer esta noche, para que esta noche no llore de hambre y mañana pueda ser un niño lindo y sano?

nos fuimos caminandoy nos fuimos cantando, chiquitos y grandes, lo que siempre y ahora soñamos:vivir niños, mujeres y hombres,vivir dignos,con la suerte de nuestra suerte,tan poca y tanta,de ser hijos del viento,de ser hijos, con padres ciertos y muchos,de tierras de libertad,

y ¡QUE LINDO DIA!

Gracias nuevamente a quienes han colaborado con su trabajopara la organización de estas magníficas jornadas.

Gracias y un abrazo a Mauricio Rosencofy a Miguel Fabruccini.

Héctor Tierno____________________________________________________________________________________________________________________

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