revista cultura laica nº 6

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  • 8/12/2019 REVISTA CULTURA LAICA N 6

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    Revista argentina de estudios culturales

    rgano oficial del Instituto Laico de Estudios Contemporneos Argentinos (ILEC ARGENTINA) Ao II, N 6 Junio de 2014

    Si queremos ser libres, debemos hacer nuestronomos. Si quere- mos ser libres, nadie debe poder decirnos lo que debemos pensar

    Cornelius Castoriadis (1922-1997)

    Sin Ttulo /Milo Lockett (Artista plstico argentino) /1967

    En este nmero:Editorial:El laicismo de todos los das //La misa que no fue /Sebastin Sfriso

    El Estado est o no est?/Julieta Monticone //Laicismo e igualdad de gnero/ Eduardo PedutoLaicidad en Amrica del Sur / Jacques Lafouge /Con un cartelito en Facebook no solucions nada /Vernica Lemi

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    EDITORIAL

    EL LAICISMO DE TODOS LOS DAS

    urante estos ltimos meses, desde el ILEC ARGestuvimos desarrollando numerosas acciones en di-versos puntos del territorio nacional junto con otras

    organizaciones con las cuales compartimos algunas preocupa-ciones comunes en torno al laicismo y a la ampliacin de losderechos ciudadanos. En este nmero deCultura Laica hemosdecidido dar cuenta de lo realizado.

    No vivimos, precisamente, un tiempode aguas aquietadas.Por el contrario, estamos inmersos en una realidad tan intensa,tan vertiginosa, que nos obliga a redoblar nuestros intentospor reflexionar con un grado aceptable de mesura: debemospensar con prudencia cada palabra que decimos y escribimos,para no tener que estar desdicindonos o rectificndonos todoslos das.

    El pas se ha visto conmocionado en los ltimos meses poruna rfaga de linchamientos en diversas ciudades, lo cual sirvi

    para poner el tema de la inseguridad y de la ineficacia de la justicia en el centro de la agenda pblica. El desnimo de im-portantes sectores de la poblacin amplificado hasta el excesopor ciertos medios de comunicacin- ha abierto una polmicarespecto del derecho a autodefensa ciudadana frente a lalaxitud del tratamiento de la delincuencia, por parte de unaparato judicial que acta en un estado de aparente indolencia.

    El frustrado debate sobre la reforma del Cdigo Penal se hanutrido, en gran parte, de esta primera polmica. Aun con susaspectos progresistas y saludables, el proyecto del nuevo Cdi-go ha quedado supeditado a una discusin pblica estrecha yconceptualmente pobre respecto de la figura penal de la reinci-dencia delictiva. Como resultado, la reforma se ha quitado de laagenda pblica esperando un momento ms calmo para susincera discusin.

    Ambos acontecimientos de nuestra Argentina contempor-nea estn marcadas por un mismo signo de poca: la banaliza-cin del debate poltico y de la accin ciudadana.

    En el primer caso, la justificacin abierta o velada del lin-chamiento que no es otra cosa que un homicidio fraudulenta-mente elevado a un acto de legtima defensa ciudadana- banali-za la muerte, siempre injustificada, de personas, sean delincuen-tes o no.

    El mecanismo, acicateado por los medios, puede tornarsems peligroso que lo que aparenta: la multitud asesina a unmiembro de la comunidad porque el que detenta el monopoliode la violencia est ausente, y lo hace con brutal impunidad: enRosario, tras dos das de agona, el joven David Moreyra -deapenas 18 aos- muri a causa de la golpiza que durante largorato le propin una turba de cincuenta personas. Ese largorato de ausencia del Estado permiti esa muerte de la cualnadie se responsabiliza.

    As, los que participaron del homicidio, cada cual frente a suconciencia, estarn liberados de pensar que fueron ellos -individualmente hablando- quienes causaron esa muerte. Cadauno ellos podr preguntarse cul fue la patada o el puetazoque mat a Moreira: la que le propin yo, o acaso, la de quepropin mi vecino? Y esa pregunta -que por su formulacinsofista, carece de respuesta- es la que libera la conciencia indi-vidual de cada uno de los linchadores.

    Los aparatos represivos del Estado utilizarn su propia in-eficacia la de estar ausentes cuando linchaban a Moreyra- para justificar la necesidad de que se vuelquen mayores recursos enellos. Dirn: somos inoperantes porque nos faltan agentes en

    las calles, nos faltan armas, patrulleros y mejores sueldos. A losresponsables polticos y operativos de la seguridad, el asesinatode David Moreyra les viene como anillo al dedo.

    Por ltimo, nosotros, como sociedad, jams sabremos siDavid Moreyra era o no un delincuente. Sencillamente no hahabidodebido proceso , pero existen ciertos sectores demasiadoinclinados a que no lo haya. Los grupos sociales que con mayornfasis piden por el endurecimiento de la poltica de seguridady de las penas son, paradjicamente, los que menos aluden a lasgarantas constitucionales y al debido proceso. Parecera serque si por ellos fuera, la condicin de pobreza o la simple por-tacin de cara o de color de piel ya sera prueba suficiente de lacondicin delictiva de las personas

    Pero estos grupos no actan en soledad: electoralmente po-tables, tienen sus propias representaciones polticas que canali-zan sus demandas a travs de discursos polticos que muchasveces son huecos, pero no por ello menos efectivos en trminosmediticos. Las intervenciones televisivas, radiales y en mediosgrficos de notorios dirigentes polticos acerca de la reformadel Cdigo Penal son una muestra fehaciente de cmo operaeste vnculo.

    A la par del complejo estado de las cosas que acabamos de

    comentar, hemos afrontado desde el ILEC ARG los renovadosembates de ciertas parcialidades religiosas que intentan una vezms colonizar el espacio pblico. El intento finalmente frus-trado- de celebrar una misa en las instalaciones de la Universi-dad Nacional de Crdoba, la entronizacin de imgenes religio-sas en el interior de edificios pblicos o la presin de la jerar-qua eclesistica respecto del diseo de smbolos pblicos elcaso de la bandera municipal de Corrientes-, junto con la arbi-traria decisin de un juez de familia salteo Soria respecto a uncaso de aborto no punible, son algunas de las muchas accionesque concitaron nuestra intervencin.

    De todas y de cada una de estas cosas, queremos dar cuentaen este nmero: de la construccin de ciudadana, de la necesi-dad de que ciertos hechos graves que afectan a la vida de laRepblica no sean banalizados y de que el espacio pblico per-manezca neutral frente a las parcialidades religiosas.

    As, en un sentido amplio, entendemos el laicismo, sin msni menos.

    POLTICA & SOCIEDAD CIVIL

    EL ESTADO EST O NO EST? Escribe : Julieta MONTICONE

    ILEC filial CRDOBA

    n los ltimos das se difundieron por los medios algu-nos casos de linchamientos por parte de vecinos apresuntos ladrones (quienes no seran vecinos de na-

    die, ni ciudadanos argentinos).Intentar en las prximas lneas plantear algunas aristas deeste fenmeno y de cmo se han visto plasmadas en los medioslas diversas reacciones, desde los distintos planos ideolgico-polticos y, sobre todo, dilucidar cul es el rol del Estado.

    La sociedad argentina aparenta estar dividida entre losciudadanos honestos y los ladrones, choros, chorros, malvi-vientes, etc. o como en cada caso, los califiquen los medios decomunicacin, y uno debe estar a favor o en contra de unos ode otros. Postura simplista que no hace ms que reproducirmodelos prejuiciosos.

    Inferir que los chorros no son ciudadanos, es decir que nogozan de ningn derecho constitucional, como por ejemplo el

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    debido proceso judicial, es comenzar por las consecuencias y nopor las causas.

    En las ltimas horas me la he pasado leyendo comentariosde todo tipo, de la centroderecha diciendo que parece que aestos presuntos ladrones (insisto con el presunto, porquesin un proceso judicial nunca sabremos de la culpabilidad o node una persona respecto a un hecho delictivo) habra que some-terlos a la pena capital (muerte) o que deberan vivir excluidos(totalmente) de la sociedad, sin reconocerlos como parte delentramado social en el que vivimos todos los argentinos.

    Linchamiento/Miguel DetFuente: http://historietologo.blogspot.com.ar/

    Por otro lado, argumentos ms humanos, pero no por elloms profundos, de la centroizquierda, que bregan por la bs-queda de las causas por las cuales existen ciudadanos que vivende lo ajeno.

    Desde un anlisis ms bien sociolgico-poltico, vemos queexiste una proporcin de la sociedad que vive excluida, en laextrema pobreza, sin posibilidades de acceso al sistema educa-tivo, de salud, y por supuesto sin la ms mnima oportunidad

    de acceder a un trabajo digno.No es que crea que a los excluidos no les queden alternati-vas ms que salir a robar pero, siendo realistas, el crculo vicio-so es profundo y se va profundizando a medida que la brechaentre ricos y pobres en nuestros pas se incrementa haciendoque los que hace algunos aos eran pobres, hoy sean indigen-tes.

    El flagelo de la drogadiccin, sobre todo la masificacin delconsumo del paco o pasta base, en las clases sociales msbajas y a cada vez ms temprana edad, compone un eslabnms en la cadena de decadencia en la que se sumergen los jve-nes en las villas de emergencia.

    Esta es la descripcin de una situacin que no es nueva yque ya ha sido analizada por socilogos, polticos, etc.

    La pregunta fundamental es dnde est el Estado? El quedebera garantizar todos los derechos consagrados a todos losciudadanos argentinos, y tambin a quienes eligen vivir en

    nuestro pas, parece estar ausente, se habr dormido el Esta-do? Aparentemente no, porque sigue cobrando los impuestostodos los meses, sigue generando algunas obras pblicas, siguepagndole los sueldos a los empleados estatales, etc.

    Pero parece haberse olvidado de que debe ser el garante deciertos derechos bsicos, como el acceso igual al sistema educa-tivo, de salud, a una vivienda digna, a un trabajo digno, a laseguridad fsica y jurdica.

    Los linchamientos no son otra cosa ms que la ausenciatotal del Estado ya que, desde el linchado, es caer en manos deturbas iracundas, de masas al mejor estilo de Le Bonquebuscan justicia por mano propia como en la era pre-estatal, endonde la ley del Talin (ojo por ojo) dej ciego a todos.

    Sin tener derecho a defenderse, ni siquiera a cumplir, en elcaso de ser culpable, una condena.

    Por su parte, los linchadores, ven en la inoperancia delEstado una situacin de desproteccin total y de inseguridadque despierta el ms primitivo instinto natural del hombre, labsqueda de la supervivencia.

    El Estado no est ni para unos ni para otros, ni paraprevenir en las causas, ni para actuar sobre las consecuencias,ya que no genera las condiciones para disminuir la pobreza y laexclusin como causas principales de la delincuencia, ni tampo-

    co puede, a travs del sistema judicial ni del poder monoplicode polica, actuar durante acto delictivo.Creo que la situacin extrema del linchamiento deja desnu-

    da a toda la estructura estatal, desde la Nacional, que no logragenerar programas de inclusin social reales, que ni siquierasabe a ciencia cierta la cantidad de personas que viven en laexclusin ni en qu condiciones viven, all donde la falta de undiagnstico real de la situacin hace imposible generar planes alargo plazo que puedan generar algn tipo de modificacin enel entramado social.

    Pasando por las provincias, que no responden a la idea deprevenir el delito, y obviamente no aportan desde las polticasde inclusin social, y en menor medida, los municipios desde surol meramente informativo y preventivo.

    Ante el exceso de violencia, la respuesta nunca puede serms violencia, ante la inseguridad la respuesta no puede serms policas en las calles, ante la falta de Estado la respuestanunca puede ser la demagogia.

    LAICISMO E IGUALDAD DE GNERO

    Escribe : Eduardo PEDUTOSocilogo

    ILEC Filial C.A.B.A.

    uchas veces, y el tema que pretendemos abordar noes ajeno, existe una tendencia a abordar los pro-blemas o los conflictos de manera segmentada o en

    trminos de causa-efecto sin reparar que, salvo contadsimasexcepciones (y esta afirmacin tan slo la formulamos comoresguardo), la mayora de las cuestiones que ataen a la huma-nidad son, per se, de naturaleza compleja. Complejidad quepuede constatarse a poco que nos sumerjamos en cualquiertema que abordemos y detectemos el conjunto de variables queintegran la cuestin.

    As contextualizado, podemos intentar trazar algunas de lasvariables que nos permitan validar la vinculacin que intenta-

    mos entre laicismo y gnero. Para ello partimos de una premi-sa: todo acontecimiento o fenmeno humano cuyos elementoscomponentes podamos situar, sea de manera coincidente y

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    simultnea o a lo largo del tiempo, es un producto histrico.Efectuada esta precisin veamos entonces la cuestin.

    Si bien podemos encontrar conductas o comportamientosinspirados en una posicin laica frente a la vida en distintosmomentos de la historia, verificaremos que tan solo se trata deepisodios aislados. Por lo general, estas acciones son individua-les y de escaso o nulo impacto sobre los aspectos sociales einstitucionales de las comunidades en las que se producan.Ser recin a partir del siglo XVIII que comenzar a configu-rarse el laicismo como corriente de pensamiento y, progresi-vamente, a inspirar posiciones polticas y la adopcin de medi-das de gobierno. Algo anlogo, aunque no pueda hablarse exac-tamente de sincrona, sucede con la corriente de pensamientoorientada a alcanzar la igualdad de gnero. Cuestin de la quetambin podemos encontrar aislados testimonios en el pasadopero que recin se corporiza de manera colectiva a partir de laRevolucin Francesa. As, en 1791 podemos encontrar la De-claracin de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana redac-tados por Olympe de Gouges que ser guillotinada tan solo dosaos despus por su amistad con los girondinos. Entre sustrabajos se destacan aquellos que denunciaban la ostensibleinvisibilizacin del papel de la mujer en el mundo del trabajo.Habr que esperar hasta mediados del siglo XIX para que sur-

    jan movimientos feministas con diferentes tipos de reivindica-ciones. En el mbito del movimiento obrero -que inicialmentemantuvo sus caractersticas patriarcales- recogern parte desus banderas fundamentalmente los anarquistas.

    Dicho esto, estamos en condiciones de afirmar que existeuna calificacin negativa o degradada, con raigambre primige-nia, en la consideracin del papel de la mujer en las diferentesreligiones monotestas sean occidentales u orientales? Estimoque podemos afirmarlo sin temor a equivocarnos. Veamos si nocul es la perspectiva original en las religiones cristianas, juday musulmana. Todas comparten que las primeras personas quepoblaron la Tierra fueron Adn y Eva. Pues bien: la mujer escreada a partir del hombre para que convivan en el Jardn delEdn (el paraso) y se establece la prohibicin de comer de unfruto determinado. Ser Eva la que coma el mismo y tiente ahacer lo mismo a Adn. Como este cae en la tentacin, Diosdecide expulsarlos del paraso y, para decirlo de manera sintti-ca, transforma su vida eterna en vida finita. Muerte, dolor,vergenza y trabajo sern el sino de la humanidad a partir delpecado original causado por Eva. An aquellas interpretacionesque sealan que el fruto lo comi Eva y que como entendi queera beneficioso se lo convid a Adn tambin colocan a la mujerbajo un estereotipo estigmatizador que la ha signado a lo largode la historia: su bajo nivel de comprensin. En sntesis: en lasantpodas del bien y de la inteligencia. Pero, sea por un atribu-to o por el otro, o por una combinacin de ambos, la mujer estsiempre escalones atrs en la pirmide de gnero.

    Y aunque no podamos sostener de manera lineal que estagnesis en la cosmovisin constituya el eje articulador exclusi-vo del rol de la mujer en las sociedades profesan estas religio-nes, de lo que s estamos seguros es que expresa, entre losdems atributos que podemos distinguir en la construccin delpoder en las sociedades humanas, a uno de sus elementos cons-titutivos. Negar que esta culpa original configur un fuerteelemento que serva como legitimacin del grado de sumisin yservidumbre a la que estaba sometida la mujer sera necio.

    Pues bien, nos referamos al poder. Cuntas guerras desucesin monrquicas hubo a lo largo de siglos a partir de laausencia de descendencia masculina por parte de los reyes? Senos podr sealar que existieron muchas reinas pero compara-

    das con la cantidad de reyes su nmero es muy reducido y nohace sino confirmar la regla sostenida a lo largo de los siglos.Y an ms cercano en el tiempo: cuntas mujeres en la estruc-

    tura de poder empresarial, sindical, judicial o acadmica? Hayavances indudables pero de ninguna manera es suficiente.

    Solamente a partir de una presencia de importantes corrien-tes laicas de pensamiento, de gradual y progresiva influencia enla vida de las sociedades contemporneas es que el papel de lamujer ir alcanzando su verdadera vala y, como lgica conse-cuencia, importancia en la toma de decisiones y en la dinmicadel poder.

    Por eso, sea cual sea el nivel de anlisis que desarrollemos,podremos observar como laicismo e igualdad de gnero se nospresentan ora como procesos paralelos, ora convergentes y enmuchas otras ocasiones yuxtapuestos. Si coincidimos con estamirada, no caben dudas del fuerte proceso de retroalimentacinque resulta dable esperar en la continuidad de los esfuerzos dequienes bregamos desde uno u otro campo de intervencin ascomo el poderoso aporte que puede significar para la concre-cin dinmica de los principios de libertad, igualdad y fraterni-dad. No en vano estas tres voces, que hace ms de 200 aos quebajo distintos ropajes y peculiaridades nacionales o regionalesvienen constituyendo la bandera de distintos movimientospolticos y sociales, son femeninas.

    EDUCACIN PBLICA

    LA MISA QUE NO FUE

    Escribe : Sebastin SFRISOILEC filial CRDOBA

    l pasado 2 de abril un estudiante de la UniversidadNacional de Crdoba se puso en contacto con noso-tros, preocupado por el anuncio de una misa en el

    interior de la ciudad universitaria. A poco de indagar, descu-brimos que una llamada Pastoral Universitaria organizaba

    una celebracin litrgica de comienzo de ao e invitaba a losalumnos a llevar sus apuntes para bendecirlos. La sede de lamisa era nada menos que el Pabelln Argentina, lugar emble-mtico si los hay.Todava incrdulos, publicamos un primer y tmido post , elmismo 2 de abril:

    Post de ILEC Crdoba, publicado el 2 de abril

    La inmediata y masiva repercusin de este post nos hizo to-mar conciencia de que la misa generaba mucho malestar en ungran nmero de estudiantes, docentes y no docentes de la uni-versidad. A la preocupacin por la misa se sumaba la indigna-cin por el silencio de las organizaciones estudiantiles y de lasautoridades de la U.N.C.

    Ese mismo da, tomamos la decisin de publicar una exten-sa nota del Dr. Lucas Gilardone (un fragmento de la cual re-producimos aparte) en la esperanza de concientizar a represen-

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    tantes estudiantiles y autoridades sobre la gravedad del avasa-llamiento de un espacio laico como debe ser el de una universi-dad nacional.

    La repercusin fue importante pero no logramos respuestaalguna. El 3 de abril convocamos a los estudiantes a redactarun documento (que reproducimos aparte) que reflejara su posi-cin y sus inquietudes. El resultado fue un texto impecable, quehace honor al espritu del Manifiesto Liminar de 1918.

    Mientras los estudiantes se pusieron en campaa para reco-lectar firmas, hicimos otro tanto buscando adhesiones. El 4 deabril publicamos la primera versin del documento, con lasadhesiones de varias entidades y cientos de firmas.

    El impacto fue inmediato y descomunal, lo mismo que el si-lencio de los organizadores, los representantes estudiantiles ylas autoridades universitarias, empecinados en ignorar la inten-sidad del reclamo.

    El 6 de abril, a instancias de una estudiante miembro de la joven Iniciativa Laica, recibimos la adhesin del filsofo MarioBunge, cuyo texto rezaba:

    Concuerdo en que es un escndalo que se haga una ceremonia re- ligiosa en una universidad nacional como es la U.N.C. Pero tam- bin me parece escandaloso que la misma consista en una "bendi-

    cin de los apuntes", ya que estos son una reliquia de la universi- dad medieval. A partir de Gutenberg se estudia por libros y, desdeel siglo XIX, tambin por revistas cientficas. Si los reformistas fueran modernos, contestaran con una ceremonia de maldicin delosapuntes, a la que yo adherira con entusiasmo.

    Mensajes de apoyo y solidaridad llovieron de todo el pas eincluso del extranjero. Investigadores, legisladores, docentes,artistas, estudiantes de los sitios ms remotos y hasta telogosapoyaron el legtimo reclamo de los estudiantes.

    El 7 de abril debimos republicar el documento, con las nue-vas adhesiones institucionales.

    Finalmente, el 8 de abril, los organizadores y las autorida-

    des universitarias acusan recibo y deciden trasladar la misafuera del mbito de la Universidad de Crdoba, cambiandotambin la fecha de la celebracin.

    Desde el ILEC Crdoba saludamos la decisin con el si-guiente comunicado:

    El ILEC Crdoba saluda la decisin de los organizadores detrasladar la celebracin litrgica.Defensores del librepensamiento y de la libertad religiosa, cele- bramos la decisin de la pastoral universitaria de realizar la mi- sa en la iglesia de la Compaa de Jess.Nuestro agradecimiento a los estudiantes de la U.N.C que, contraviento y marea, han logrado aunar esfuerzos para defender laeducacin laica.Y a todas las entidades, asociaciones y personalidades que hansumado su adhesin al reclamo de los estudiantes .

    Fuente: ILEC Crdoba

    Unos pocos das lgidos nos dejaron varias enseanzas: quela conciencia laica est viva en nuestra comunidad, que la si-nergia entre entidades puede ser una herramienta eficaz y quela llama del librepensamiento y del compromiso ciudadano arde

    con intensidad entre los jvenes. Muchos motivos para ale-grarnos y para reafirmar los principios del laicismo, el libre-pensamiento y la tolerancia. Ahora, en tiempos difciles, msque nunca.

    Nuestro sincero agradecimiento a los estudiantes de laU.N.C por su tenacidad y por la fuerza de sus convicciones.

    MISA EN LA UNIVERSIDAD NACIONALDE CRDOBA?

    BREVE MANIFIESTO DE INDIGNACIN LAICA (Fragmento del texto del Dr. Lucas Gilardone publicado por el ILEC Crdoba)

    omo si el tiempo no hubiera pasado, como si el alma-naque embravecido se hubiera detenido impertrritoen el otoo de 1918, o en los estertores del invierno de

    1930, o en cualquiera de los aos de la dcada infame, o en elinvierno de 1966 o el otoo de 1976. Como si no hubiese ocu-rrido la Reforma Universitaria, ni las democracias anhelantes,ni el arduo pluralismo. Como si la Constitucin fuera cartnpintado.

    La cruz otra vez flotando sobre la Universidad, aquella que

    fue el refugio secular de los ignorantes, la renta de los medio-cres, el lugar en donde todas las formas de tiranizar e insensibi-lizar encontraron la ctedra que las dictara.

    Otra vez los contrarrevolucionarios de Mayo, con sus aspa-vientos vetustos, acarreando smbolos religiosos a los recintosdonde solo debera poder ingresar la razn crtica, la libertadcreativa, el librepensamiento. Pero traen los dogmas. La oscuracerrazn del credo, como si no tuvieran sus templos para dedi-carse a la manifestacin de sus preferencias religiosas.Una ignota pastoral universitaria convoca a una misa en launiversidad. En la Universidad Nacional de Crdoba. En lamisma universidad de Deodoro Roca, de Sal Taborda, deEnrique Barros. Una misa. En la universidad. En la U.N.C.

    Cmo se justifica, en qu trminos y bajo la invocacin decules principios, que una institucin pblica, solventada conlos fondos de creyentes y no creyentes, se convierta en tribunade propaganda religiosa?

    Cmo se entiende que el Estado laico permita que la uni-versidad se destine a los ritos de religin alguna? Cmo sesupone que deben sentirse quienes profesan otras creencias, siven que -nuevamente- una de ellas se enseorea sobre la uni-versidad que se pretende pblica?

    No es fcil imaginar escenarios ms graves para una insti-tucin que requiere imperiosamente de la razn crtica. No esfcil tampoco olvidar el cariz de los tiempos en que a la Nacin,y por consiguiente a las universidades, les fue impuesta por lafuerza de las bayonetas y la picana la coartada criminal denuestro modo de vida occidental y cristiano. Vivimos en tiempos particularmente difciles, violentos ydolorosos.

    Vivimos en tiempos de exaltacin de la muerte, de barbarie,de manipulacin del dolor ajeno en pos de las arcas electoraleso mediticas. Son tiempos que requieren, hoy ms que nunca,que las universidades piensen y elaboren diagnsticos y pro-puestas para problemas urgentes. Mientras se disuelven ladignidad y la razn de miles de enceguecidos de furia y odio,mientras se alienta el linchamiento, mientras los polticos de-magogos cortejan la mentira y la manipulacin para lucrar conmuertes medievales, la universidad, nuestra universidad, laUniversidad Nacional de Crdoba, se limita a organizar misas

    y bendecir apuntes.Acaso este brote religioso explique ms sobre la celebracinde la muerte que todos nuestros sesudos anlisis criminolgi-cos: donde est la cruz, est la espada. Y la sangre.

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    LOS ALUMNOS DE LA UNIVERSIDAD NACIONALDE CRDOBA

    EXIGIMOS QUE SE RESPETE NUESTRO DERECHOA LA EDUCACIN LAICA.

    (Texto redactado por los estudiantes de la U.N.C y publicado por el ILEC Crdoba )

    La educacin pblica y gratuita es uno de los tesoros ms va-liosos de nuestra sociedad. La oportunidad de contar con unauniversidad de estas caractersticas es un privilegio del que nosiempre gozamos.

    Ganarse estas libertades fue un mrito que corresponde aestudiantes como nosotros que combatieron el dogmatismoreligioso y sufrieron las polticas ultraconservadoras.

    Fue necesario que estos mismos estudiantes decidieranunirse para forjar derechos a partir de sus ideales: su triunfofue la reforma universitaria de 1918, que exiga unaeducacinlibre y laica.

    Esta reforma permiti a estudiantes y docentes hacer libreejercicio del pensamiento crtico y dejar atrs polticas que seoponan al avance cientfico, a la Corda Frates, un crculo ce-rrado formado por miembros de la curia y, entre otros, porAntonio Nores, rector ultracatlico famoso por su triste frase:"antes que renunciar, prefiero que quede el tendal de cadveresde los estudiantes".

    Esta sociedad clerical favoreca a los profesores que promo-van la enseanza catlica en sus materias y descalificaban a laciencia.

    Hoy en da, la Universidad Nacional de Crdoba dispone de13 facultades, en las cuales se dictan 86 carreras de grado, 174de posgrado y 8 carreras terciarias; cuenta con 98 institutos deinvestigacin, 2 observatorios astronmicos, 25 bibliotecas, 16museos, 1 editorial y 5 centros de salud pblica.

    NINGUNO DE ESTOS LOGROS HABRA SIDO POSI-BLE BAJO LA CONDUCCIN DE UNA SECTA QUE SE

    BASABA EN EL DOGMA RELIGIOSO COMO MTODOY CONTRADECA TODO PENSAMIENTO CRTICOQUE CUESTIONARA EL CONSERVADURISMO CON ELQUE SE MANEJABA.

    Despus de tanta lucha para ganar el derecho a la educacinlibre y laica, los actuales estudiantes de la Casa de Trejo nossentimos ofendidos porque elda 10 de abril se lleve a cabouna celebracin litrgica de la iglesia catlica en las insta-laciones del Pabelln Argentina.

    Es un ultraje a quienes hicieron revolucin para brindarmayores oportunidades al desarrollo de esta universidad.

    Este evento representa un retroceso en los ideales que for- jaron esta casa de altos estudios, dndole lugar a una institu-cin que calumni y persigui a la ciencia y a todo pensamientoque osara contrariar sus sagrados mtodos.

    Promoviendo rituales ajenos a la universidad en el espacioque debera ser destinado a la razn, la cultura y el conocimien-to.

    POR ESO, LOS ALUMNOS DE LA UNIVERSIDADNACIONAL DE CRDOBA EXIGIMOS QUE SE RESPE-TE NUESTRO DERECHO A LA EDUCACIN LAICA.NO QUEREMOS A LA IGLESIA EN LA U.N.C.!

    "En las sombras, los jesuitas haban preparado el triunfo de una profunda inmoralidad. Consentirla habra comportado otra traicin. A la burla respondimos con la revolucin. La mayora expresaba lasuma de represin, de la ignorancia y del vicio. Entonces dimos la

    nica leccin que cumpla y espantamos para siempre la amenaza deldominio clerical. La sancin moral es nuestra. El derecho tambin."

    Manifiesto de la Federacin Universitaria de Crdoba 1918

    LA MISA EN LA UNC

    Atravesada por el tiempo y por loshombres, forjada en las luchas que pugnaron porsumir a los pueblos en la oscuridad o poner al hombre de cara con el conocimiento y la

    libertad

    undada en 1613, la Universidad Nacional de Crdoba

    fue por ms de dos siglos la nica universidad del pas.La fuerte influencia de los sectores clericales la habaconvertido en una de las instituciones educativas ms arcaicas,llegando al punto de no aceptar las tesis que contrariaran ladoctrina social de la iglesia, adems de poner impedimentos enla enseanza de quienes no aceptaran la autoridad eclesistica.

    Fuente: Iniciativa Laica de Crdoba, autor Sebastin Velsquez

    La supresin del internado del Hospital Nacional de Clni-cas en 1917 fue el motivo que llev a los estudiantes a organi-zarse y empezar a hacer frente a las polticas que solo contem-plaban los intereses de la lite cordobesa. Las protestas culmi-naron en un comit; las demandas de los estudiantes eran laautonoma, el cogobierno y la libertad de ctedra. Pero, luegode llamar a elecciones, la Asamblea viol los acuerdos con losestudiantes y nombr como rector a Antonio Nores, candidatodel conservadurismo ultracatlico, miembro deCorda Frates ,tristemente clebre por su frase: "Prefiero antes de renunciarque quede el tendal de cadveres de los estudiantes.

    Los estudiantes responden tomando la universidad y decla-rando una huelga. En 1918 se produjo un hito que trascendilas fronteras de nuestro pas: el manifiesto liminar, que recogala adhesin de estudiantes, obreros e intelectuales.

    En este manifiesto se expresa con fuerza la denuncia de laantigua y anacrnica estructura del gobierno universitario,sumido en la oscuridad del poder clerical. Este documentoconstituy la base de la reforma universitaria argentina. Sudifusin e influencia se extendi rpidamente al resto de Lati-noamrica.

    En julio de 1918, Nores presenta su renuncia y nace la nue-va universidad laica, pblica y gratuita.Liberada de la iglesia, la universidad pudo responder a los

    fenmenos sociales y formar parte del avance cientfico del que

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    http://es.wikipedia.org/wiki/Reforma_universitaria_(Argentina)http://es.wikipedia.org/wiki/Reforma_universitaria_(Argentina)
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    haba sido apartada. As naci la extensin universitaria quepermiti la labor de estudiantes y profesores en distintos mbi-tos de la sociedad cordobesa, como el trabajo en hospitales,bibliotecas, institutos de investigacin y medios de comunica-cin.

    Defender la educacin laica no es sinnimo de discri-minacin religiosa; es ms bien el derecho a que cada unopractique su credo de forma ntima, sin influir sobre las deci-siones relativas a la enseanza y gobierno de nuestra universi-dad. Resultara absurdo cuestionar este derecho tan bsico. Conel pasar del tiempo se respet y se pretendi cumplir con lopactado, ya que las celebraciones religiosas no tienen razn deser en una institucin con estos cimientos.

    Pero un fenmeno tan aberrante como una misa en laU.N.C puede pasar totalmente naturalizado debido al crecientefanatismo por el nuevo papa argentino que en el 2014 ya parecegenerar una fiebre religiosa, suscitada por los artificios deFrancisco.

    Con una invitacin va Facebook, me lleg la noticia sobreel inusual evento; la Pastoral Universitaria haba organizadouna ceremonia religiosa en el Pabelln Argentina, el coraznde la Ciudad Universitaria de Crdoba, programada para el 10de mayo de este ao.

    El evento se dio a conocer con elttulo de misa en la UNCpara bendecir apuntes, en otros trminos, una violacin alderecho a una universidad laica por el que combatieron losestudiantes del 18.

    Los actuales estudiantes de la Casa de Trejo redactamos untexto que retoma los ideales del Manifiesto Liminar, expresan-do nuestro disgusto. Los ideales de libertad se vean ultrajadosen beneficio del mismo credo dominante que tanto cost alejarde la universidad. Aceptarlo significaba acoger a quien fuealguna vez nuestro represor ideolgico y moral; un retrocesoen la lucha por la libertad ideolgica.

    Los estudiantes buscamos refugio en el ILEC Crdoba,que nos brind una gran ayuda en todo el proceso de de-

    nuncia social, acompaando, orientando y apoyando estadisconformidad. Muy pronto, la queja dej de ser estudiantilpara hacerse eco entre docentes, graduados, instituciones ymiembros de la sociedad en general.

    Cuando se dio a conocer nuestro reclamo, recibimos de par-te de las personas que participaban en la bendicin de apuntes(entre ellos estudiantes) fundamentos como: La universidad espblica, el que no quiera misa que no vaya o Si permitimosque los homosexuales se manifiesten, tambin tenemos derechoa manifestarnos nosotros.

    A medida que la difusin de la protesta iba en aumento,desde muy lejos nos bamos uniendo. Un gran nmero quemanifestaba el deseo de una enseanza laica y libre del dogma-tismo religioso.

    Nos llegaron insultos de todo tipo por reclamar algo quenos parece bsico. Pero a los pocos das recibimos la noticia deque la Pastoral Universitaria, la organizacin que impulsaba lamisa, decidi dar marcha atrs, trasladando la celebracin a laIglesia de la Compaa de Jess.

    Ante los medios de comunicacin manifestaron que todo fueun malentendido. Por su parte, las autoridades de la U.N.Cemitieron una declaracin diciendo que ellos no haban organi-zado el evento y explicando que la Iglesia pidi el lugar y lofacilitamos; lo mismo haramos si hubiera sido solicitada desdeotra religin.

    Los estudiantes respondimos con una obviedad, que deberaformar parte de la conciencia comn: la universidad no es un

    templo de turno, no queremos ninguna religin en nuestra casade estudios, la Universidad Nacional de Crdoba y su educa-cines y debe ser pblica y laica.

    Facundo Capdevila.Estudiante de Ciencias Biolgicas,

    Miembro de Iniciativa Laica y afiliado al ILEC Crdoba

    DEBATE DE IDEAS

    LAICIDAD EN AMRICA DEL SUR

    Escribe : Jacques Lafouge1

    n Europa, los franceses, sin hablar de los otros paseseuropeos, contemplan la laicidad a travs de su histo-ria. Hoy en da, todas las orientaciones polticas

    incluso las ms alejadas de dicho principio- admiten que lalaicidad est establecida en Francia y que, en cierto modo, for-ma parte de su historia, obviamente, cada quien la interpreta asu manera. No hay que olvidar que fueron necesarios tres in-tentos para que dicho concepto cobrara fuerza de creencia o deno creencia, y ms an, algunos se empean en sacarlo de susubstancia, dado que, ms all de la libertad de creencia o de nocreencia, muchas veces se olvida el artculo segundo de la leyde 1905: La Repblica no reconoce, no otorga salarios, no subven-

    ciona culto alguno .La historia de Amrica Latina enfocada a escala continen-tal- es muy diferente a la de Europa. Esto explica que la mar-cha hacia la laicidad resulta contrastada en comparacin con lahistoria de nuestro pas.

    En efecto, el encuentro entre Europa y Amrica ha sidobrutal.

    El hecho es que los espaoles y portugueses que desembar-caron en sus costas no tenan otra preocupacin ms que la deenriquecerse en poco tiempo. En su poca, Bartolom de lasCasas haba denunciado la brutalidad de los conquistadores,quienes diezmaron las poblaciones indgenas en proporcionesaterradoras. Simultneamente llegaron muchos europeos dediversas creencias.

    No obstante, los antiguos cultos autctonos no desaparecie-ron; permanecieron mezclados con creencias africanas, dadoque despus de la masacre de los indgenas americanos, serecurri a la esclavitud de los africanos. Desde entonces, seprodujo un doble mestizaje: tnico por una parte y cultural porotra.

    Por diversas razones se contempla en Amrica un nuevomundo, una tierra prometida y hasta se crey vislumbrar loscontornos del paraso. Se creara un mundo nuevo, un mundoexento del mal? Especialmente, los franciscanos quisieron verall la realizacin de su milenarismo. Ese sueo fue tambin eldel fraile dominico De las Casas, y luego el de las misiones jesuitas y ms tarde el de los telogos de la liberacin a quienes

    se sumaron los mesinicos evanglicos. Todo ello con la espe-ranza de crear una cristiandad ideal.En la poca de la conquista, el hisopo se ali con el sable

    con eficacia y ferocidad. Este hecho sigue siendo vlido hoy enda, puesto que casi siempre el clero ha acompaado a losdictadores.

    En sus albores, la civilizacin sudamericana fue edificada enconformidad con el modelo del pensamiento nico impuestopor la Iglesia catlica espaola, la cual prometa el orden socialy la vida eterna. Ello gener, durante ms de tres siglos una

    1 Jacques Lafouge es abogado y escritor de origen francs. Experto en asuntoslatinoamericanos. Fundador y Director de la Asociacin Internacional del

    Librepensamiento. Vicepresidente de la Fdration Nationale de la LibrePense. Past Gran Maestro del Gran Oriente de Francia. Este artculo ha sidopublicado en los medios de Francia.

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    lucha enconada por parte de los poderes coloniales hacia cual-quier influencia exterior, considerada como funesta.

    Cuando en el siglo XIX Colombia debata sobre la separa-cin de la Iglesia y del Estado, el clero calificaba como pecadomortal el hecho de pertenecer al partido liberal, partidario dela libertad de cultos. En el siglo XX un presidente colombianotachaba al protestantismo de enemigo de la nacin .

    As es que Amrica del sur vio desarrollarse un cristianismoespecfico, el cual, mediante la imposicin de un sistema devalores se convirti en un componente esencial de la sociedad.Cuando las teocracias coloniales -segn dice Guillermo Uribe-se convirtieron en Repblicas independientes, ipso facto, elcatolicismo se volvi religin de Estado.

    As es que Europa y Francia creyeron ver en Amrica delSur un continente culturalmente prximo debido al idioma y alos sistemas sociales y religiosos creados a sus modelos. No esseguro, las sociedades sudamericanas tienen construccionespolticas sumamente genuinas. El papel desempeado por losejrcitos no deja de extraarnos. Al igual que la actuacin delclero de todas obediencias, haciendo hincapi en la recienteirrupcin de varias formas de protestantismo en la vida polti-ca.

    Benito Jurez, 1806-1872, fundador del Estado moderno y laico en Mxico

    El catolicismo se implant paulatinamente en Europa y hu-bo que esperar siglos para que desaparecieran los ltimos re- ductos de paganismo.

    Los conquistadores europeos llegaron acompaados de sa-cerdotes, venidos a extirpar la idolatra, valindose de cual-quier medio para ese fin, incluso la incitacin a la denuncia delos padres por sus propios hijos.

    La Inquisicin o Santo Oficio, pronto se instal en Mxico,Lima y Cartagena de Indias. A pesar de limitar su competenciaa casos de hereja, no tard en interesarse en quienes seguanadorando secretamente a sus antiguos dioses, y luego a los judos, protestantes y extranjeros, y especialmente a los mari-neros, sospechosos de ser protestantes, o de introducir librosprohibidos, sobre todo los libros de las Luces.

    Al correr tantos riesgos, la Laicidad tuvo dificultad en ma-nifestarse.

    En cuanto a la separacin de la Iglesia y el Estado, Gui-llermo Uribe afirma que Colombia se convirti en un estadolaico en 1863. No obstante, en los primeros aos de vida repu-blicana, tuvo 7 constituciones y 5 guerras civiles.

    La Constitucin de 1886 y el Concordato de 1887 devolvie-ron a la Iglesia catlica su supremaca religiosa y poltica. Estehecho es an ms sorprendente porque fue all en donde setradujo al espaol por primera vez en Amrica, en 1794,la Declaracin Universal de los Derechos Humanos .Paradjicamente, los nuevos estados creados a principiosdel siglo XIX no haban roto los lazos con el cristianismo in-troducido por los conquistadores. Esto se explica por el hecho

    de que la Iglesia administraba los servicios sociales, los hospi-tales, la enseanza, el registro civil, etc. y que en el momentode la independencia, no exista una administracin laica capazde tomar el relevo.

    Por otra parte, astutamente, muchas veces la Iglesia sostu-vo los movimientos de independencia.

    Por ejemplo, los dominicos dieron dinero a Simn Bolvar.Algunos sacerdotes fueron instigadores de las insurgencias deHidalgo, Morelos, Matamoros en Mxico, Delgado y Arce, enSalvador. En Uruguay algunos franciscanos se aliaron con lafrancmasonera en contra de los conservadores.

    Al paso del tiempo, apareci la necesidad de estados laicos,en Mxico con Benito Jurez, tambin en Guatemala, Colombiay Uruguay. Ello acarre conflictos mortales entre, por unaparte, los liberales, librepensadores, racionalistas, anticlerica-les, partidarios de la libertad religiosa y de la separacin de laIglesia y el Estado, y por la otra parte, los conservadores de-fensores de las tradiciones y de los privilegios, partidarios delautoritarismo, quienes invocan el orden moral catlico.

    Sea lo que fuese, el estado constitucionalmente ms laico esMxico.

    La Constitucin de 1917 es claramente anticlerical y separala Iglesia del Estado. Adems, prohbe a todas las organizacio-

    nes polticas, valerse de cualquier referencia religiosa. Contodo, la evolucin reciente de la poltica de sus presidentespodra inducir a pensar en un recalentamiento de las relacionesentre el Estado y la Iglesia.

    Resulta que actualmente ms de la mitad de los pases delcontinente ostentan a travs de su constitucin, una gran be-nevolencia hacia la Iglesia catlica: Costa Rica, Paraguay, Per,Panam, Argentina, Guatemala, Salvador, Uruguay. Ello noexcluye que los Estados de Amrica central impidan el acceso alos cargos pblicos a los ministros de cultos.

    Puede constatarse as, debido a las diversas circunstanciashistricas, una profusin de situaciones peculiares. Por ejemplo,en Uruguay, la ocupacin britnica en 1807 permiti a losmasones, generalmente catlicos y a los protestantes y evang-licos, desarrollar rpidamente sus estructuras. De esta manera,logias masnicas, junto a civiles, iniciaban sacerdotes catlicos,especialmente franciscanos.Ellas fueron las logias Lautaro.

    En tiempos de la independencia de las colonias espaolas,no exista en Amrica del Sur, ningn pluralismo religioso ylos nuevos estados se hallaban ante el siguiente dilema: que elEstado se subordinara a la Iglesia, o que a esta ltima se leprohibiera toda clase de actividades polticas y temporales.

    Hay que aadir que la iglesia se haba alejado progresiva-mente de la realidad cotidiana de las poblaciones sometidas a lapobreza, a la exclusin y a una explotacin cada vez ms feroz.

    Eso explica en buena parte el xito de las sectas protestan-tes y evanglicas que aportan nuevos ritos, algunos de los cua-les recuerdan cultos antiguos que se crean casi desaparecidos.Por ciertos aspectos, podra considerarse que los cultos pente-costales evocan prcticas chamnicas o elementos venidos defrica. El antiguo trasfondo indgena tambin se transluce endichos ritos.

    Adems, dentro de las poblaciones existe una bsqueda desolidaridad laboral, en la vivienda, la salud, aspectos desatendi-dos por los poderes pblicos y la Iglesia, en pases donde losseguros sociales son casi inexistentes, y donde el desempleocasi no est indemnizado.

    La solucin -como pude constatarlo en el Ecuador- estribaentonces en la reciprocidad o la solidaridad de la familia o delgrupo social, en la medida en que el Estado conocido como

    protector ha desaparecido, dejando lugar a una gran incerti-dumbre en cuanto al porvenir. La poltica planetaria ultralibe-ral acarre simultneamente enormes desnacionalizaciones y lamanumisin del FMI y del Banco Mundial sobre la poltica de

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    los estados y conllev a un cuestionamiento de los derechos delos trabajadores y de sus adquisiciones sociales.

    A eso, los evanglicos responden con una oferta de solidari-dad y de paz interior, aunque aquello incluye un aspecto irra-cional. En efecto, al negar los problemas econmicos y sociales,ellos slo proponen soluciones individuales y espirituales: elhombre y la mujer son considerados como vctimas que espreciso ayudar.

    Plenamente conscientes de que la educacin puede mejorarla suerte de las poblaciones, los gobiernos recurrieron recien-temente a diversas sectas protestantes: metodistas, bautistas,presbiterianos, cuqueros. As fue como se crearon redes deescuelas primarias, colegios, escuelas normales, tcnicas, teol-gicas.

    Sobra precisar que sta es la mejor manera de implantar elprotestantismo en tierras donde el apostolado catlico se ibaagotando. El colombiano Molina declaraba: la escolarizacin primaria es el segundo bautismo del hombre , ms valdra que estefuese de ndole laica.

    As es que la promocin de una enseanza no catlica se haconvertido en un argumento de liberacin.

    Molina escribe: el ser humano es libre cuando tiene acceso a lacontroversia de ideas puesto que puede defenderse contra las que son

    regresivas o alienantes . Sin embargo, hay que combatir la igno-rancia. Falta determinar si el protestantismo es menos alienan-te que el catolicismo. Adems, hay que anotar que va creciendoconstantemente el nmero de agnsticos, ateos y sin religin,inclusive aunque en tiempos de dictadura las distintas iglesiaspudieron servir de refugio, al menos espiritual. En realidad, lacolusin entre las Iglesias y el poder dictatorial queda asevera-da.

    De hecho, de una creencia nica, se ha ido hacia una creen-cia plural, en la cual el atesmo no est ausente.No debe omitirse otro hecho: la ubicacin social y el papel delas mujeres. Como pude constatarlo, la mayora de las veces,ellas tienen el papel de jefa de familia, puesto que muchos hom-

    bres huyen del hogar por falta de inters, a causa del alcoho-lismo o para escaparse hacia otras aventuras. Dentro de esascircunstancias, las mujeres cuestionan el papel subalterno ypasivo que la Iglesia catlica les ha asignado. La brasileaIvonne Guevara escribe: ser mujer, en s, es un mal .

    Al contrario, el protestantismo tiene una actitud muy dis-tinta hacia las mujeres, reconociendo que ellas desempean unpapel importante en el seno de la comunidad y pueden llegar aser pastoras. Todo aquello va reforzado por la conducta de loshombres hacia ellas.

    Sea como fuese, al igual que en Europa, debe sealarse unaindiferencia cada vez ms patente hacia la religin catlica,extendida a las dems. Los distintos gobiernos sudamericanoshan tenido que negociar con una Iglesia catlica prepotente,establecida desde los comienzos de la colonizacin y tener encuenta las costumbres religiosas de las poblaciones, incluso sila prctica religiosa derivaba ms de costumbres ancestralesque de una fe autntica.

    Entonces qu diramos de la laicidad en Amrica delSur actualmente?

    Dos tendencias parecen destacarse.La primera atae a los crculos ilustrados de la poblacin.

    Existen asociaciones tan activas como multiformes que prego-nan, ya sea la separacin de las Iglesias y el Estado, ya sea elatesmo.

    Cuando en el 2011, la Federacin Francesa de los Librepen-sadores organiz en Oslo el Congreso constitutivo de la Aso-

    ciacin Internacional de Librepensadores, estuvieron presentesalgunos representantes de Chile y de Argentina. El ao si-guiente, en Mar del Plata, Argentina, Chile, Uruguay, Para-guay, Ecuador, estuvieron representados por varias asociacio-

    nes. Representantes de numerosas naciones que no pudieronviajar por falta de recursos enviaron mensajes de apoyo, entrelos cuales el ms emblemtico fue el de la nieta del gran revo-lucionario mejicano Emiliano Zapata.

    La segunda tendencia es, ms que todo, el propio hecho in-dgena.

    Los indgenas se dieron cuenta de que los misioneros, me-diante sus sermones y conversiones, se esforzaban por aniqui-lar el antiguo fondo de creencias y costumbres locales. Variasconferencias internacionales congregando a diversos pueblos onaciones sudamericanas emitieron votos o reivindicacionespara que la espiritualidad indgena fuese respetada y que sedevolviesen los objetos y el patrimonio religioso robado a susdueos legtimos.

    Se afirm que las misiones religiosas impusieron criterios yesquemas ajenos a las sociedades indgenas dominadas, y que,bajo una apariencia religiosa, se esconda una explotacin eco-nmica y humana de las sociedades aborgenes. Por ello solici-taron poner fin a toda actividad misionera. Dichas exigenciasfueron formuladas acto seguido.

    Aquellos movimientos de fondo han encontrado y encuen-tran an su salida en la elaboracin de Constituciones de corteaparentemente laico. La ltima Constitucin de la Repblica de

    Ecuador afirma la laicidad del Estado aunque se refiere a Diosy a la Pachamama. Sobra precisar que las Iglesias combatensemejantes redacciones constitucionales y solicitan su modifi-cacin.

    Al igual en Europa, la instauracin de la laicidad estataltiene an un largo camino por recorrer.

    En dichas condiciones, el Congreso de la Asociacin Inter-nacional de Librepensadores que tendr lugar en Londres el 11de agosto 2014, reviste gran importancia. Desde ahora se pue-de contar con la presencia de delegados de pases sudamerica-nos, los cuales, a pesar de las dificultades econmicas que lesagobian, tanto como en Europa, tuvieron a bien manifestar supresencia para testimoniar la vitalidad de un movimiento quese vuelve mundial. Por doquier, los Librepensadores se levan-tan para testimoniar la vitalidad de la accin emprendida.

    Tendremos que estar presentes en Londres!Saludos fraternales a todos los camaradas de Amrica del Sur ydel mundo entero.

    Un agradecimiento a Guillermo Uribe cuyo pensamientome confirm e ilustr en muchos de mis enfoques sobre uncontinente poco conocido por los europeos.

    Pars, Mayo de 2014.

    CON UN CARTELITO DE FACEBOOKNO SOLUCIONS NADA

    Escribe : Vernica LEMIDirectora de Accin Respeto

    Nota de los editores: hace pocas semanas el ILEC tom contacto con militantesde Accin Respeto, una organizacin dedicada a realizar intervenciones en lava pblica para concientizar sobre el acoso callejero que sufren las mujeresdiariamente.El objetivo de Accin Respeto es generar conciencia en la sociedad para cues-tionar la violencia verbal hacia las mujeres en la va pblica y ayudar a cons-truir una sociedad ms respetuosa y donde la violencia deje de ser minimizada.A travs de una provocadora y a la vez ingeniosa campaa grfica en la Ciudadde Buenos Aires, la organizacin ha puesto en el centro del debate el acosocallejero a las mujeres y su propuesta se ha difundido a otros puntos del terri-

    torio.Consideramos de mucho valor la propuesta, y es por ello que presentamos esteartculo.

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    as redes sociales se han vuelto centrales en la vida demuchsima gente: desde las personas comunes y co-rrientes interactuando con amigos y familiares hasta

    polticos haciendo campaa, pareciera que la era de la comuni-cacin hatransformado no solo la forma de relacionarnos sinotambin la forma en la que quienes trabajamos por un cambiosocial llevamos adelante nuestro activismo. Muchos activistas ymilitantes todava se resisten al mundo virtual, algunos porconsiderarlo poco real, otros por no comprender deltodo elfuncionamiento de las redes, lo que les impide explotar el po-tencial de difusin y, sobre todo, de reaccin que pueden gene-rar.

    Creo que las posibilidades que presentan las redes sociales -a diferencia de lo que nos permitan las listas de emails y lassalas de chats all por los inicios del uso mainstream de Inter-net - son enormes. No solo permite una difusin a travs delboca a boca (que en la poca de nuestros padres era literal yhoy se convirti en compartir o retwittear), que lleva a quemiles de personas que no tienen el tiempo o los recursos parallevar adelante un activismo participativo en la realidad puedan

    igualmente convertirse en agentes de cambio y as generarreacciones en cadena, sino que permite un contacto con activis-tas de otras partes del mundo y, ms an, la realizacin decampaas y actividades coordinadas a nivel mundial.

    El caso de la Marcha de las Putas/Slutwalk es emblemticoen ese sentido: en cuestin de dos meses, lo que dos estudiantesde Canad empezaron como respuesta a un polica particular enuna situacin particular devino en un movimiento internacionalque abarca ms de 70 ciudades en todo el mundo, unidas bajoun mismo lema: nada justifica una violacin. Es interesante estecaso en tanto gener una ola de gente de diversas culturascomunicndose de una punta del mundo a la otra y descubrien-

    do, gracias a eso, que lo que pasa en sus pases pasa en todaspartes. Lo mismo sucedi en el caso del Occupy/Indignados,relacionado a la situacin econmica, que en Islandia lleg alpunto de lograr que se encarcelara a banqueros y polticoscorruptos, dando as una posibilidad de crecimiento econmicodel 300% para el siguiente ao. La organizacin internacionalV-day llev el uso de las redes un paso ms all con el OneBillion Rising (Un billn de pie). La propuesta, que dio la vuel-ta al mundo, era simple: una de cada tres mujeres fue, es o servctima de violencia, o sea, mil millones de mujeres son vcti-mas de violencia; mil millones violentadas es una aberracin,mil millones bailando es una revolucin es el lema que propo-ne que el 14 de febrero la gente se rena en un punto acordado(virtualmente) para bailar como declaracin, como liberacin,contra la violencia de gnero. Decenas de ciudades del mundose sumaron a esta iniciativa, que con una actividad tan simplecontina difundiendo las realidades de las mujeres en el mundo,desde la trata de personas hasta la explotacin laboral y losmatrimonios forzados.

    Uno de los afiches de la campaa llevada a cabo por Accin RespetoFuente: www.facebook.com/AccionRespeto/photos/

    Es indiscutible que estamos en un momento histrico en elque las redes se presentan como nuevas herramientas para lasluchas sociales de todo tipo. Es necesario, entonces, que quie-

    nes nos dedicamos al activismo conozcamos y sepamos utilizar-las al mximo para generar conciencia. Por supuesto, no bastacon la virtualidad, pero s se imperioso que se aproveche elalcance de las redes, no slo para llegar a personas de todaspartes, sino adems a los medios, que hoy en da estn constan-temente atentos a las tendencias virtuales.

    En el caso de Accin Respeto, nuestro trabajo fue justamen-te ese: conociendo el mundo del activismo virtual, conociendoel funcionamiento de las redes y, sobre todo, conociendo qu ycmo llama la atencin, desarrollamos una campaa que, sibien estaba anclada en Facebook, tena su correlato en la reali-dad. Los carteles fueron pensados para funcionar tanto en in-ternet como en la va pblica, pero adems, uno de los objetivosera lograr que la gente se acercara desde la va pblica a lapgina, es decir, que al ver los carteles en la calle se despertarauna intriga, un inters, que llevara a la persona a acercarse a lapgina. Creo que la clave del xito de la campaa fue precisa-mente eso, ese dilogo entre la realidad y la virtualidad, esehipervnculo, por decirlo de algn modo, que permiti que lacampaa pasara de la calle a las oficinas, las aulas, los medios,las instituciones. El debate sobre el acoso callejero atravestodos los espacios de la sociedad fogoneado por los carteles dela calle, pero si slo hubieran estado los carteles no hubieragenerado lo que gener, y lo mismo si slo hubieran sido carte-les en internet.

    Es importante que, como activistas, pensemos nuestrascampaas en el contexto de este dilogo: el balance entre am-bos espacios, real y virtual, la interaccin entre ellos, es indis-pensable para el activismo en el mundo hoy en da. Si bien escierto que hay mucha gente que an no tiene acceso a internet,su uso est tan extendido y ha permeado tanto la vida de laspersonas en todo el mundo, que no reconocer su importancia y,sobre todo, las posibilidades que representa para la difusin y laconcientizacin sobre problemticas sociales diversas es casique negligente. Estas son las herramientas con las que conta-

    mos, que son muchas ms que las que tuvieron los grandesmovimientos histricos. Est en nosotros saber aprovecharlas:si ellos lograron las cosas que lograron con menos espacios,menos herramientas y ms obstculos comunicacionales, qu

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    no podemos lograr nosotros con todas estas posibilidades quelas redes nos abren?

    EL LAICISMO EN EL MUNDO

    MANIFIESTO DE LA III REPBLICA

    Coincidente con la abdicacin del rey Juan Carlos I al tronoespaol, importantes intelectuales y personalidades acadmicasde ese pas han dado a conocer un manifiesto donde resaltan lanecesidad de constituir una repblica democrtica y, sobretodo, laica.

    A continuacin ofrecemos el texto completo del documento,que hemos extractado del peridico digital Crnica Popular,donde l@s ciudadan@s pueden adherir al mismo.

    Han transcurrido treinta y seis aos desde que se instauren Espaa la democracia con una monarqua constitucionalcomo forma de Estado, con un Rey impuesto por el dictador ynunca sujeto a un referndum de la ciudadana. Este fue elprincipal precio que se pag en el proceso de Transicin de ladictadura a la democracia, al no tener lugar la ruptura demo-crtica y articularse una reforma pactada, bajo la presin ejer-cida por el ejrcito surgido del golpe de Estado de 1936 contrala II Repblica, los poderes econmicos y la larga mano de losEE.UU.

    La instauracin de esta forma de la Monarqua de JuanCarlos de Borbn fue acompaada, adems, por la introduccinen la Constitucin de 1978 de toda una serie de preceptos queconfiguran a dicha institucin con perfiles claramente antide-mocrticos. La clave de bveda de esta grave contradiccinconstitucional radica en que el artculo 1.2 proclama que lasoberana nacional reside en el pueblo espaol, del que emananlos poderes del Estado, y por otro lado el artculo 56, apartado3, establece que la persona del Rey es inviolable y no estsujeta a responsabilidad. Flagrante vulneracin del principio

    de igualdad entre todos los espaoles que proclama la mismaConstitucin.Treinta y cinco aos despus de aprobada la Constitucin

    que ha regido desde entonces la vida de nuestra sociedad, te-nemos la firme conviccin de que ha llegado el momento deponer fin a tamaa anomala. Es evidente que los escndalos detodo orden que han salpicado ltimamente a la Casa Real hancontribuido a acrecentar la desafeccin entre la ciudadanahacia la persona del rey y su familia. Para nosotros, no es unacuestin de personas, sino de la institucin monrquica en s, ala que consideramos obsoleta, anacrnica y contraria a losprincipios de la democracia, conforme a la cual todos los quenos representan han de ser libremente elegidos por el pueblo,incluido el jefe del Estado.

    La profunda crisis que vive hoy nuestro pas -no solo eco-nmica, sino tambin poltica y moral- recuerda, salvando lasdistancias temporales que nos separan de aquel perodo histri-co, la vivida en las postrimeras de la dictadura de Primo deRivera, que desemboc en el advenimiento de la II Repblica.La Agrupacin al Servicio de la Repblica lanzaba entonces unllamamiento a favor de la instauracin en Espaa de un rgi-men republicano. La Monarqua de Sagunto -deca ese lla-mamiento-ha de ser sustituida por una Repblica. Pero dadoque la Monarqua noiba a ceder tan galantemente y el paso aun sistema de poder pblico solo se rendira ante una formida-ble presin de la opinin pblica, era urgentsimo organizaresa presin, haciendo que sobre el capricho monrquico pesa-se con suma energa la voluntad republicana de nuestro pue-blo. La Monarqua de hoy, surgida por imposicin de un rgi-men dictatorial y perpetuada por los pactos concertados por los

    partidos de izquierda con la derecha postfranquista, tampoco esrepresentativa de esa voluntad.

    El Manifiesto de febrero de 1931 se propona movilizar a laciudadana para que formara un copioso contingente de pro-pagandistas y defensores de la Repblica espaola. Sus autoresllamaban a todo el profesorado y magisterio, a los escritores yartistas, a los mdicos, a los ingenieros, arquitectos y tcnicosde toda clase, a los abogados, notarios y dems hombres deley. Tambin se refera muy especialmente a la necesidad decontar conla colaboracin de la juventud, respecto de la cualse expresaban as: Tratndose de decidir el futuro de Espaaes imprescindible la presencia activa y sincera de una genera-cin en cuya sangre fermente la sustancia del porvenir.

    Fuente: ateneo-obrero.blogspot.com

    Lo mismo que ayer, nuestro llamamiento va tambin dirigi-do hoy a los intelectuales -escritores, periodistas, artistas-, a losque desempean tareas docentes desde la escuela primaria a laUniversidad, a los que ejercen profesiones liberales -mdicos,ingenieros, arquitectos, abogados-, a los integrantes de la deci-siva comunidad cientfica, a los que ocupan cargos en la funcinpblica, y, por supuesto, a la clase trabajadora, que fue y siguesiendo la que ms soporta el peso de las injusticias y desigual-dades del salvaje capitalismo neoliberal. Y, de manera muyparticular, a las generaciones jvenes que no participaron en ladiscusin y aceptacin de la Constitucin de 1978 pero cuyasconsecuencias padecen como el resto de la sociedad. Porquenosotros tambin insistimos en que su savia nutra el futuro.

    Ha llegado el momento de que los espaoles decidamos enplena libertad el rgimen que deseamos para Espaa. Por ello,pedimos la convocatoria de un referndum, en el que se tengala posibilidad de elegir libremente entre Monarqua o Repbli-ca. En el caso de triunfar esta ltima opcin, se abrira un pe-riodo de Cortes Constituyentes, en el que se elaborara unanueva Constitucin y se procedera despus a la convocatoriade elecciones para la formacin de un nuevo Parlamento comorepresentante de la soberana popular. La Constitucin que seadopte debera prever las modalidades de eleccin del Presiden-te de la Repblica del nuevo Estado, que adoptara la forma deRepblica federal.

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    Cultura Laica/ Ao II/N6/Junio de 201411

    El nuevo Estado no sera aconfesional, como lo es el actual,conforme a la Constitucin de 1978, cuyo artculo 16, apartado3, dice que ninguna confesin tendr carcter estatal, sinolaico, como estipulaba el artculo 3 de la Constitucin de 1931:El Estado espaol no tiene religin oficial. En l se fomenta-rn y divulgarn desde la escuela primaria los valores laicos yrepublicanos.

    Desde el final de la Guerra Civil hasta hoy, la consigna msfalaz esgrimida por los vencedores del conflicto no ha sido otraque repetir machaconamente que tanto la I Repblica, la de1873, como la II, la de 1931, constituyeron un fracaso quecondujo a Espaa a la ingobernabilidad provocada por el des-orden. Quienes an hoy se permiten formular esta opinin obien tergiversan deliberadamente el significado de las dos ex-periencias republicanas o son vctimas del lavado de cerebroque desde hace ms de dos siglos (1789, Revolucin Francesa)han venido persiguiendo los monrquicos volcados en impedirpor todos los medios, incluidos los golpes de Estado de losgenerales Pava y Franco, la modernizacin social y culturalque acarrearon las dos experiencias republicanas, la II en parti-cular.

    La III Repblica ha de ser la obra de todos los espaoles,hombres y mujeres, en un esfuerzo comn por dotar a nuestro

    pas de un Estado que est en consonancia con nuestro tiempo.Una de las mayores preocupaciones de los hombres y mujeresde la II Repblica fue la moralizacin de las instituciones y dela vida pblica degradadas por un sistema, tambin bipartidista,que desemboc en la primera dictadura militar del siglo XXamparada por el monarca Alfonso XIII. Obviamente, entre lastareas primordiales del nuevo rgimen republicano figurar elobjetivo de apostar por la igualdad social. Tambin la consecu-cin de un moderno Estado de Bienestar asentado en una fisca-lidad progresiva ms justa, cuyas conquistas sociales haganpasar a la historia las hasta ahora conseguidas.

    La III Repblica no es una quimera, no es una utopa. Esuna urgente necesidad de regeneracin democrtica. Y puedeser una realidad, si todos nos unimos y luchamos juntos porconseguirlo. Sin olvidar las experiencias republicanas del pasa-do, la III Repblica ha de mirar hacia el futuro.

    Fuente: http://www.cronicapopular.es/iii-republica/

    Novedades institucionales

    JORNADA DE REFLEXIN HISTRICAY CONSTRUCCIN CIUDADANA

    Escribe : Silvana DIAZILEC Tucumn

    ajo el auspicio del ILEC filial Tucumn, el Observato-rio de la Ciudadana, la Universidad Nacional de Tu-cumn y la Logia Estrella de Tucumn, se llev a cabo

    el pasado 17 de Mayo en la ciudad de San Miguel de Tucumn,la III Jornada de Reflexin Histrica y Construccin Ciu-dadana, en conmemoracin de los 200 aos de la permanenciadel General Jos de San Martn en la provincia de Tucumn,msprecisamente en la zona que hoy se conoce como La Ra-mada de Abajo, y que fuera la base para el armado de la epo-peya independentista de los pases hermanos.

    Esta jornada de reflexin histrica estuvo centrada en tra-tar de ofrecer a la sociedad tucumana herramientas de anlisisque le permitan seguir creciendo en el conocimiento de la his-toria latinoamericana y su legado, para la transformacin yconstruccin de una actualidad concordante a los ideales denuestros hroes pasados.

    Con diferentes personalidades de la cultura, la academia, ladiplomacia, la justicia, la salud, el abanico de ponencias fueamplio, dejando un saldo valioso en temas a debatir.

    A la presentacin, que estuvo a cargo del presidente delObservatorio de la Ciudadana, Marcelo Villalba, le siguingel Jorge Clavero con el tema La gesta libertadora como ideal

    masnico , y el Dr. Nicols Breglia, conP erfil masnico del prcer libertador de tres pases dando un pantallazo general so-bre el perfil masnico del General San Martn y los ideales queste encarnaba. Posteriormente, el embajador de la Rep. DelPer en Argentina, Jos Luis Prez Snchez Cerro, hizo refe-rencia a la visin de San Martn en materia de derechos huma-nos, haciendo mencin especial la proclamacin que hizo enPer de lalibertad de conciencia y culto, la proteccin de derechos delas minoras y esclavos, la eliminacin de la obediencia debida mili- tar, los derechos de la mujer y la necesidad de una educacin laica, constituyndose en un visionario y adelantado en la defensa delos derechos del hombre, proclamados universalmente un sigloms tarde.

    Las ponencias tambin ilustraron aspectos generales de lavida del Libertador. Jos Pucci, destacado mdico local, serefiri al sinnmero de enfermedades y afecciones que padeciSan Martn hasta su muerte y la heroicidad del mismo paraafrontarlas en los momentos decisivos de la Independencia.Silvana Daz y Miryam Posse, dieron el enfoque femenino de laJornada, presentando el Rol de las mujeres en la campaa liberta- dora; Mujeres destacadas de la Independencia Latinoamericana y Elideal de San Martin sobre la mujer americana . Por su parte Gas-tn Milln, Carlos Castro y Henry Cocconi, con un toque di-dctico y dinmico, presentaron aspectos relacionados con lapreparacin y armado de la campaa Libertadora y las bases deinicio en la provincia de Tucumn.

    Con gran inters de los medios de prensa local y pblico engeneral, la Jornada culmin satisfactoriamente y dejo comoreflexin cules fueron los aspectos dignos del General SanMartin: determinacin, coraje, disciplina, un profundo conoci-miento y comprensin de la poltica, el poder y el respeto de losderechos del hombre y la sociedad, son los algunos de los ele-mentos que forman parte del legado sanmartiniano, que ilumi-na a todos los argentinos, y es el ejemplo a seguir para cons-truir una sociedad mejor.

    SE CONSTITUY EN TRELEW

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    Cultura Laica/ Ao II/N6/Junio de 201412

    LA FILIAL LOCAL DEL ILEC

    l pasado 28 de mayo se realiz la asamblea constituti-va de la filial Trelew del ILEC, la ms austral de nues-tro pas.

    Han sido elegidos como autoridades de la misma a los siguien-tes ciudadanos:Presidente: Rodolfo Sebastin TRIEMSTRAVicepresidente: Julio KATEZSecretario: Franco DIANTINASecretario adjunto: Carlos Alejandro GOYANESTesorero: Daniel Oscar FERREIRAVocales:Luis Emilio LAFARJAMauricio Gustavo FITTIPALDIMaximiliano Alejandro MARTINOEdgardo Damin MARTINOAntonio Miguel FRITZRevisores de Cuentas:Carlos Manuel BELTRANBrian Ariel DI LUCANos congratulamos de este acontecimiento y les deseamosxitos en su gestin, que se sumar a los esfuerzos que venimosrealizando en muchos puntos de nuestro extenso territorio.

    NUEVAS AUTORIDADES ENLAS FILIALES DE ROSARIO Y CORRIENTES

    urante los meses de abril y mayo hemos recibidocomunicacin formal acerca de la eleccin de nuevasautoridades en nuestras filiales de Rosario y Corrien-

    tes. Han resultado elegidos como nuevas autoridades l@s si-guientes ciudadan@s:

    Filial RosarioPresidente: Roberto GIBBONSVicepresidente: Natalia RICARDITesorero: Lucas MIGLIORATTISecretario: Marcelo PETRUZZIVocales Titulares:Eduardo ORAYENLorena FERRANDRodolfo ESCALADAAntonio SAGRIPANTIVocales Suplentes:David ESNEGonzalo CARNEROGabriela Victoria DAZ COLODRERO

    Marcela CURTOViviana GONZLESColaboradores:Alejandro GEMBAROVSKIIgnacio DEBIASI

    Filial CorrientesPresidente: Leonardo OTARNVicepresidente: Zunilda Susana GIMNEZVicepresidente 1: Javier VALLEJOSSecretario: Carolina BERESISecretario adjunto: Javier MAURIOTesorero: Luis PORTILLOVocales:Jorge Mara GUARROCHENAGabriel Adalberto TOLEDOMarina JUREZ COLLADO

    Denis SPINOLAJos Santiago ASAYAGRevisores de cuentas:Juan Martn FARAHCarlos Leandro LUPPI

    Saludamos a las nuevas autoridades de nuestras dos filiales delLitoral

    Cultura Laica es una publicacin del Instituto Laico de Estudios Contempor-neos de la Repblica Argentina (Asociacin Civil sin fines de lucro).

    Editor responsable: Rubn Manass Achdjian

    Consejo de redaccin:Carlos Alejandro Cebey (La Plata)Mara Jos Albaya (Crdoba)Sebastin Sfriso (Crdoba)Agustn Gmez Augier (Salta)Gabriela Gaspar (Salta)Roberto Gibbons (Rosario)Beatriz Gmez (Ciudad de Buenos Aires)Jorge Roberto Constantino (Necochea)Francisco Daniel Ferrelli (Necochea)Marcelo Villalba (Tucumn)Carlos Cnsole (Tucumn)Silvana Daz (Tucumn)Nicols Carenzo (Jujuy)Vernica Sato (Jujuy)

    Sede Central:Av. Mariano Boedo 1115/1117.Ciudad Autnoma de Buenos Aires (C1239AAN)

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    Repblica Argentina, junio de 2014

    Todo el material compilado en esta publicacin es de libre disponibilidad para sus lectores con la sola mencin de la fuente. Entendemos que todaforma de produccin de conocimiento e informacin es siempre la resul-tante de una construccin colectiva (Licencia GFDL)

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