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l REVISTA SEMESTRAL DE LA DIRECCION DE ARTE Y CULTURA DE LA UNIVERSIDAD AUTOJOMA DE SAN LUIS POTOSI ~ o( lf a

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Revista literaria años 2000

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  • l

    REVISTA SEMESTRAL DE LA DIRECCION DE ARTE Y CULTURA DE LA UNIVERSIDAD AUTOJOMA

    DE SAN LUIS POTOSI

    ~

    o( l f a

  • REVISTA SEMESTRAL

    DE ARTE Y CULTURA DE LA DIRECCI~N

    EN ESTE NMERO

    Hablando de Zapatos. .. Rogelio Trevio Montijo

    Escribir Alberto Enriquez Gonzlez

    Aquel Invierno Juana Melndez

    Venticinco pesos por hacer una poesia Joaqun Antonio Pealosa t

    Los aos aurorales en el tiempo lvaro lvarez Delgado

    Vol. XVI Julio-Diciembre. Nm. 2 2000

    CONSEJO DE REDACCI~N: Alvaro Aivarez Delgado, Griselda Gmez

    DIRECTORA: Juana Melndez de Espinosa

    ~~

    Editorial Universitaria Potosina

    -1-

  • UNIVERSIDAD AUTNOMA DE SAN LUIS POTOS

    RECTOR Ing. Jaime Valle Mndez

    SECRETARIO GENERAL Lic. Mario Garca Valdez

    DIVISIN DE DIFUSIN CULTURAL Y COMUNICACIN Lic. Pilar Delgadillo Silva

    DIRECCIN DE ARTE Y CULTURA Lic. Cecilia Gordoa Moreno

    0662-000 16-C 024 1

    -2-

  • Hablando de Zapatos. . ' Rogelio Trevio Montijo

    Mi padre termin platicando en una plazoleta con amigos de infancia que no tuvo y yo me titul de caminante aunque otras veces me gustaba ser ro.. . Regal todas mis piedras no recuerdo ni a cuntos, si en realidad eran pocos o eran muchos.. . Le obsequi veinte a un zapatero para que se defendiera de los que lo atacaban que eran los que traan zapatos nuevos. . . Mi madre era una vieja que le gustaba seguir las horas claudicantes aunque de vez en cuando tambin me sonrea.. .

    <

    -3-

  • Yo nunca tuve casa porque mis zapatos eran demasiado viejos, quizs eran la herencia de mi abuelo que tambin escriba.. . En verdad no me acuerdo, perdnenme que termine la charla pero lleg el momento de decirles adis ' por no se cuntas veces porque ahora que me siento gaviota, quisiera ser gusano.

    -4-

  • Alberto Enrquez Gonzlez Para la maestra

    Escribir cuando la noche duele para imaginarte aqu en esta casa de ventanas amplias y transparentes Caminando de pared a pared para encontrar la piedra de donde nace el muro Escribir solamente eso

    amiga porque as son las cosas

    y soar es de otro tiempo.

    -5-

  • Aqul Invierno

    Juana Melndez

    Llegaron los das de invierno y las tardes alargaron la noche en el cielo. Lo que an quedaba del nostlgico otoo pronto desapareci con la primera nieve, con el primer fro. Una sola nube atravesaba el firma- mento con su vientre de escualo negro y, no obstante que a veces el cielo se abra en soleadas y largas horas o el nubarrn en lluvia, la nieve persisti en medrar como los hongos hasta convertirse en una masa griscea y fofa.

    Aquel color sucio lleg a dominar el paisaje. La nieve como una niebla espesa tercamente se untaba a las paredes, a los rbQles, a las gentes, a todo, y uno la respiraba hmeda y caldosa. Quienes transitaban por las calles semejaban fantasmas o sudarios andantes; aparecan o de- saparecan entre aquella masa color ceniza que todo cubra.

    El invierno avanzaba y con l la lluvia que ininterrumpidamente pico- teaba los techos. Tanta humedad nos amusgaba. La piel iba ponindose oscura al grado de que los ojos ya no podan seguir el camino de las venas. Todo era fro, humedad.

    Recuerdo a mi madre cada noche en mi cuarto calentndome con una lmpara de luna, pero; aunque lograba que de mi boca se desprendiese un vaho -igual que si tuviera dentro una hoguera encendida- mi cuerpo segua sintiendo fro. Tan tremendo era que los animales ya no se mo- van ni los pjaros cantaban. Y el silencio comenz a reinar envolvin-

    -6-

  • dose en gran calma que escurra por las paredes emponzoando el aire. De los trastos, de la ropa, de los cuerpos sala un olor a moho, como el del agua del aljibe que estaba en el patio al lado de un almendro cuyas hojas caan hundindose en el lquido para luego salir a flote ahtas de pestilencias corrosivas.

    Con frecuencia me quedaba en el lecho con los ojos abiertos largas horas. Por qu?, sola preguntarme, Por qu tanto estrago? La angus- tia que senta, al no encontrar respuestas, era ms aniquilante que todas las privaciones a que estaba sometido.

    Un da descubr que tenamos la lama dentro. Intent huir, irme no s a dnde, pues las sendas se haban disuelto bajo aquella masa cenicienta. Entonces decid esconderme en un rincn coloi- rastrojo, pero al cabo de los das termin por parecerme un saltante quejido.

    Fue entonces cuando la secrecin griscea del invierno agriet las pa- redes. Pronto mi madre sembr claveles en las hendiduras pero lo que asom de ellas fueron ratas; flores pardas de aquel invierno sin fin que casi nos hizo perder la razn. Los vidrios fueron lentamente opacndose y de repente el reloj ya no cont el tiempo. No haba da cuando ste vena, ni noche cuando sta llegaba. All en el fin del mundo Sirio seguira brillando pero invisible para el hombre, igual los astros a quie- nes nadie vio apagarse. Las estrellas estaban en su sitio pero cubiertas. Tal situacin hizo que algunos astrnomos investigaran las causas en las latitudes y rincones ms sombros del planeta.

    An recuerdo con espanto cmo, poco a poco, fueron apagndose las lmparas; apenas si era posible miramos el uno al otro. Comenzartlos entonces a caminar a tropezones envueltos en la penumbra. No oscu- reci del todo gracias a que mi madre encenda velas disponiendo hasta las de colores que tena reservadas para la Noche Buena. Qu de recuerdos nos trajo la presencia de aquel brillante chisporroteo de pueriles tiempos.

    -7-

  • Un da ya no hubo esperma. En aquella oscuridad reinante fue un puro tentalear. Las puertas ya no tuvieron forma y de pronto nos encontra- mos buscando salidas pues la planta elctrica del pueblo no alcanzaba a generar en todo su potencia, amontonados frente a la que se fue cerran- do sin que pudiramos alcanzarla. All nos quedamos mi madre y yo en el suelo, estbamos juntos pero era como si estuviramos separados por espesas cortinas de sombra, Cierta pesadez nos impeda levantar- nos y ya nadie se preocup por buscar una llave o una luz. Bueno, eso me pareci al principio, porque mi padre s pensaba resolver la difcil situacin en que nos encontrbamos debido a aquella densa oscuridad, llenas de idas y venidas, de araas de bruma, por sobre nuestros cuer- pos obligados ahora a tantear con la punta de los pies.

    Deca que mi padre s pensaba en la situacin por lo que sucedi. El era un ser enclaustrado en s mismo pero con gran poder de seduccin que impona a todo aquel que lleg a tratarlo. Tena un laboratorio en casa, all permaneca encerrado casi todo el tiempo. Yo creo que tambin practicaba la alquimia o era un mago que usaba de la cbala, pues mu- chas veces a fuerza de conjuros acert el nombre del Ssamo.

    Durante todo el otoo trabaj en un proyecto para fotografiar los pen- samientos de la mente humana. Imposible era para l una palabra muy pobre; por eso, a pesar de las condiciones adversas de aquel invierno, permaneci en su cuarto de trabajo.

    Un da lo sentimos andar de un lado para el otro en una bsqueda inten- sa por gavetas, armarios, vigas y rincones; tarea que ces al sacar de entre las vigas un rollo de papeles para luego acomodarse en la mesa donde permaneci haciendo signos misteriosos con un lpiz que blan- da como espada. Aquel extrao manipule0 no provoc en la familia ni un comentario. Quiz en otras circunstancias me hubiese redo pero la risa haba huido de mis labios. Como esto sucedi cuando an haba algo de luz, pude notar que el rostro de mi madre adquiri entonces una rara expresin, como si se le fuese escurriendo por dentro. Tambin me

  • llam la atencin su acto de ponerse a regar las macetas con hojas anti- spticas desde aquel da.

    Una noche, o da, mi padre se present ante nosotros como un gato mimoso y satisfecho y, arrugando sus ojos en una mueca que quiso ser sonrisa, nos lanz su voz de viejo sordo.

    -He aqu, dijo enarbolando su rollo de papeles, la frmula para ha- cer luz. Sabed que la luz est aqu, ondulada en las profundidades de la sombra y, como una pelotilla puedo yo amasarla, darle forma porque es materia, energa que oscila sin fin. En realidad no hay oscuridad. Esta que nos rodea es apariencia, cscara que esconde el hacecillo de luz que he de modelar en su potencia. Oid esto: " Sepa- rars la tierra del fuego lo sutil de lo espeso, lentamente, con gran aplicacin. Por este medio tendrs la gloria del mundo y toda la oscuridad se alejar". . . Quin lo logre dominar el mundo y yo lo conseguir porque la tengo, la tengo.. .

    Aquellas palabras se quedaron flotando y un estremecimiento me reco- rri el cuerpo. Pens que mi padre haba perdido la razn y aunque por fuera me mantuve envuelto en una aplomada indiferencia, mi alma dentellaba. Creo que a mi madre le suceda algo parecido porque vol- vi hacia m sus ojos intensamente tristes y me dijo muy quedo: Nues- tro es el dolor. Desde ese instante mi llanto anduvo tras de ella.

    Mi padre puso muy pronto en marcha su proyecto. Con el alma vida de mojar las hojas del rbol de la noche, comenz mascullando algo que pareca una oracin. Su siguiente acto fue amalgamar varias co- sas para luego someter sus materiales a una fuerte friccin guindose por un computador de tiempo. Pronto aquello fue un infierno, el humo saltaba anillndose en vibraciones metlicas que producan un ruido ensordecedor. No se cunto tiempo dur ni cuntas cosas ms hizo hasta que, de repente, el estruendo ces. Densas nubes comenzaron a elevarse formando como un tallo duro que pareca querer clavarse

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  • ms all, arriba, pero no, la punta se abri en enorme flor fulmnea que creca y creca abombando su corola hasta estallar en un diluvio de ptalos de fuego.

    Muchos dicen que ese da el pueblo quedo totalmente iluminado. Pero para m que fue una trampa para cegarnos. Aquella luz fue cuchillo en la carne y las vsceras gritaron su peor momento. En cuanto a mi ma- dre, joh dioses! Con el estruendo el aire desplazado la aspir, elevn- dola primero para luego soltarla. Los huesos le saltaron desparramn- dose en el espacio. Yo no pude darles sepultura porque la gente se los llev a su casa que porque, segn dijeron, aquellos pedacitos que ha- ban hurtado tenan un hermoso color brillante, blanco, rosado.

    Y mi padre? S , mi padre que se las ingeni para tener luz, la tuvo en las manos, pero se le quem el alma. Lo dems ya no se los cuento porque ustedes lo saben. Pero todas esas cosas an me andan brincando dentro. Las llevo en fragmentos sin que el tiempo sirva para arrancar- me esos pedazos. Y, aunque dicen que hubo luz, yo sigo pensando que ella est all en la punta del arcoiris guardada por los duendes.

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  • Veinticinco pesos por hacer una poesa en 1761

    Joaqun Antonio Pealosa t

    Del archivo municipal de la ciudad de San Luis Potos, procede un legajo donde aparecen los gastos que se efectuaron con motivo de la Jura del Rey Nuestro Seor Carlos 111 en 1761. Las fiestas lucieron solemnsimas sin que faltaran, desde luego, toros y fuegos. El Cabil- do fue munificente para solventar todos los gastos. As por ejemplo, acord dar cien pesos a los toreadores de a pie y 37 pesos para las aguas frescas.

    Para perpetuar la memoria de tan fausto acontecimiento y en demostra- cin de su cultura, el Cabildo potosino confi, no a un cronista, sino a un poeta, el cuidado de recoger tamaos festejos y, con tal fin, invit a don Cristbal de la Zarza, que debi ser el poeta estelar del momento, a quien pag 25 pesos -25 pesos de aqullos duros y sonoros-, adems de suministrarle el papel para que ah asentara el furor divino y el alum- bramiento de sus benignas musas.

    Dichosos tiempos y edad dorada aquella en que el prncipe reconoca el trabajo del poeta retribuyndole segn justicia y equidad.

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    1

    As lo proclama el documento que a la letra dice: Item, de orden de Su seora se le dieron 25 pesos al poeta don Cristbal de la Zarza para que escribiera una descripcin de la festiva proclamacin con

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  • todas sus circunstancias, con ms de tres manos de papel que le d al dicho, que a tres reales y medio monta una y otra partida 26 pesos dos y medio reales.

    Con el estmulo de tan esplndida paga y con el estro que debi poseer don Cristbal, seguramente el poema resultara condigno de la ocasin y de la inspiracin. Lstima que e1 singular poema, de indudable valor histrico, haya desapareeido del legajo. Nos queda la esperanza de quien recurre al pblico lector al filo de una triste prdida: Se busca al poeta don Cristbal de la Zarza. Se gratificar con 26 pesos dos y medio reales, a quien encuentre la descripcin de la venturosa Jura del rey Carlos 111, Nuestro Seor, que celebr la muy noble y leal ciudad de San Luis Potos. . .

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  • 1

    Los aos aurorales en el tiempo ( Aproxiiiiacin al tema de la infancia en Las personas del verbo)*

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    lvaro lvarez Delgado

    1 Jaiine Gil de Riediiin ( 1929-1990), sabemos, rene su produccin po- 40 aos dc cscritiira. El ttulo de este poemario es ya de por s muy sugciciitc y Iia sido objeto de algunos estudios y comentarios2. Quisie- ra iiicncioiiar 1111 aspecto que permite perfilar el objetivo del presente escrito: la innegable importancia de la palabra, el verbo, motor y eje de la potica de Gil de Biedma, y el uso que de ella hacen varias personas. LQuiiies son dichas personas? En la ya clsica entrevista de Federico Campbell a nuestro poeta, ste es enftico: en mi poesa no hay ms que dos temas: el paso del tiempo y ~ 0 ~ .

    L 1 tica eii el \duiiicii Lrrs personas del verbol, libro que abarca cerca de

    * Las pcrsonas dcl vcrbo rcnc la pocsia dc Jaimc Gil dc Bicdma, quien junto con Carlos Barral y JosC Agustin Goytisolo, cs inicmbro de la Escuela dc Barcclona, grupo dcscisivo para el dcsarrollo de la poesia hispnica contcmpornca. Algunos crticos, Carmcn Ricra y Jamcs Valendcr, cntrc otros, considcran al polmico Gil dc Bicdina como .el mejor representante de dicha escuela. Las inquietudcs literarias de este escritor abarcan el cnsayo, reunido cn Elpie de la letra, Barcelona, Critica, 1994 y la traduccin, W.H. Audcn y T.S. Eliot, entre otros; dc estc ltimo, Gil dc Bicdma tradujo, cdit y prolog Funcin de la poesa yfuncr6ii de la crtica, rccditado rccicntcincntc por Tusqucts. Dcstacado rcprcscntantc dc la llamada pocsia social de posgucrra. Gil de Bicdina cs, junto con Luis Ccrnuda, una dc las voces ins pcrsonales de la poesia cspaola del siglo XX. Para un mcjor accrcamimto al tcma, rcmito al estudio de Ricra, La Escuela de Barcelona: Barral. Gil de Bzedma, Goytisolo El ncleo poitico de generacibn de los SO, Bacrclona, Anagrama, 1988.

    l Cito por Jaime Gil dc Bicdma, Las personas del verbo, Barcclona, Lumcn, 1999. 2 Vid., por cjcmplo, Guillcrmo Sucrc, La pocsia del pcrsonajc, Plural, 1975, nm. 56, p. 67 y tambin

    cl Prlogo de Cannc Ricra a la cdicin citada y consultada dc Las personas del verbo, pp. 10 y 11. 3 Fcdcrico Campbcll, Jaiinc Gil de Biedma o cl paso del tiempo, Itifame turba, Barcelona, Lumcn,

    1994, p. 22 1 .

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  • Esta multicitada respuesta es muy til para conocer mejor la engaosa sencillez del mundo potico de Gil de Biedma, toda vez que encierra mucho ms de lo que aparentemente revela. En primer lugar, contesta la pregunta planteada en el prrafo anterior: las personas del verbo son las diversas etapas de un yo en el transcurso de los casi 40 aos que dura el proceso de construccin de este poemario. En segundo trmino, sintetiza los dos ejes temticos de la obra de este autor: el paso del tiempo y el yo (mas adelante volver nuevamente a este punto). Final- mente, esta frase es un prstamoyy, o una apropiacin, que Gil de Biedma hace de un poema de Machado4 ; la intertextualidad constituye uno de los puntos ms personales, enigmticos y complejos del sistema potico de Jaime Gil de Biedma. Ahora bien, ipor qu las personas, y no la persona, del verbo, si el mismo autor habla del yo como uno de los dos ejes temticos de su obra? Contestar esta interrogante nos llevara a situar a nuestro poeta en cierta lnea de la poesa hispnica, lnea que permite hermanar a Gabriel Bocngel, Quevedo y Borges, por mencionar tres ejemplos, en cuanto a su preocupacin ante el irrefrenable paso del tiempo, pero eso mismo que los une, tambin los separa. Ms adelante veremos en detalle la per- sonal manera que tiene Gil de Biedma de enfrentar este tpico. El punto de unin entre todos estos poetas sera cierta concepcin heraclitiana del mundo: nadie se baa dos veces en el mismo no. Hecho de tiempo, el ser humano cambia tambin de manera constante. Es porque no es. El yo de un adulto es y no es el mismo yo de ese adulto en la infancia. Las personas del verbo son las diversas etapas del yo Jaime Gil de Biedma (la persona, no el poeta), en el proceso evolutivo y mitologizante de la elaboracin de la poesa completa de nuestro poeta. El lector de Laspersonas del verbo encontrar en ellas la biografa de un personaje, de una persona, para decirlo con el mismo trmino eni- pleado por el autor, llamada tambin Jaime Gil de Biedma, ya que como apunta James Valender, el poeta se escribe y al escribirse, se inventa, se

    4 Escnbc Juan Malpartida: hay un pocmilla suyo [dc Machado], cn cl quc un nio cnccrrado cn un cuarto, un nio al quc Machado llama pocta, dicc cl ticinpo, cl ticmpo y yo. Vid. Juan Malpartida, Las personas dcl vcrbo, Ctiaderrios hispanoamericanos, 490, 1991, p. 15.

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  • convierte en otro; quien habla, entonces, en el poema, no es el poeta mismo sino su otro yo, su personaje potico, una de las mltiples personas del verbo5 ; es decir, en la bsqueda del mejor entendimiento de uno mismo resulta bastante vlido, y necesario, el uso de diversas personas (mscaras, seudnimos y, por qu no?, hasta heternimos) que convertiran la poesa en otro-mtodo de conocimiento. Dicha biografa va siendo perfilada a lo largo de esos 40 aos que com- prende la escritura del libro; evoluciona junto con su autor. Pero no se pien- se que se trata de un recorrido lineal, cronolgico. Hay libros en los que se prefiere un momento sobre otro, o que resultan ms unitarios entre s6, de tal forma que al buscar el perfil de la persona alrededor de quien giran todos los poemas del libro, el lector debe hurgar entre los poemas, y ms an, entre los versos, en busca de la etapa que ms le interese en la vida de esa persona. Sin embargo, aprehender los diversos estados de ese yo ofrece una doble dificultad. La primera tiene que ver con el tiempo transcurrido en la elaboracin del poemario. Los primeros textos fueron escritos cuando su autor rondaba los 20 aos; los ltimos, cuando tena casi 60. En ese lapso, el poeta pasa de ser un adulto joven, casi un adolescente, a ser un adulto mayor. El presente del joven deviene en pasado ante los ojos del adulto mayor. Es lgico que su visin del mundo y la poesa presenten cambios, si bien no radicales, s que ofrezcan tonalidades diversas acerca de un mismo aspecto. Una segunda dificultad es la que presentan los poemas en s: como se ver en el desarrollo de este trabajo, es muy raro encontrar algn poema en el que no se incruste la voz del yo potico, la voz adulta, con la finali- dad de precisar, comentar o ironizar algn momento equis del poema en cuestin, en lo que Valender ha visto como el ir y venir de pensamiento y sentimiento perfilando la complejidad de su experiencia. Habra que se- alar que, muchas veces, esa intromisin llega a abarcar tantos versos que el lector se ve obligado a ir y venir varias veces sobre la lectura.

    5 Jamcs Valendcr, Gil dc Bicdma y la poesa de la cxpcricncia, Litoral, 163-165 (1983), p. 142. 6 Scna cl caso dcl pocma Las afucras, pcrtcnccicntc a lo quc Valendcr ha llamado la prchistona dc su

    pcrsonajc potico (ViJ. Valendcr, art. cit., p. 1?2j,-y que, por muchos motivos, dificrc del rcsto dc la produccin potica de Gil de Biedma. Podra scrvir para intcntar pcrfilar ms rasgos dc la pcrsona Gil dc Bicdma, sieinprc y cuando scan vistos como una sola unidad y, a partir de csto, obscrvarlos cn cuanto a sus difcrcncias con algn otro momcnto de Las personas el verbo.

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  • -

    Teniendo en mente tales dificultades, mi propuesta consiste en separar esas personas del verbo, en ver a Jaime Gil de Biedma, la persona, no el poeta, en uno de los varios momentos de su vida, la infancia, en este caso, para ver cmo se va perfilando la persona, pero, tambin, para ver cmo las continuas inclusiones de la voz adulta en dichos poemas

    construyendo la mitificacin de esa persona.

    l

    1 permite ver qu hechos influyen, y de qu manera, en el proceso que va La sensibilidad infantil constituye, por as decir, un campo continuo, y la poesa no aspira a otra cosa que a lograr la unificacin de la sensibi-

    .

    l -1

    1 l

    lidad7, escribe Gil de Biedma; pero dicha unificacin es filtrada por los diversos momentos de la evolucin personal del poeta, quien se ve obligado a recurrir a la mitificacin, entendida como la forma en que propiamente se manifiesta la sensibilidad c~n t inua~ , para tratar de aislar dicha sensibilidad continua y matizar ciertos momentos de la experiencia, de la experiencia infantil en este caso, que conduce a dos momentos de suma importancia para el hombre y el poeta Gil de Biedma. El primero sera se en el que el autor se inventa tambin una identi- dad que sobre el papel se asume como propia y que sera vlida para cualquier persona, para el hijo de vecino, slo que, en este caso, esta- I

    l mos en presencia de un poeta y de toda una obra potica que encontra- ra su valor en un segundo momento, en el que cada objeto del mundo puede pasar de una existencia cerrada, muda, a un estado oral, abierto a la apropiacin de la sociedado. Al mitificar, el poeta problematiza su relacin con el mundo y la poesa pasa de ser una simple experiencia a ser un testimonio social, una ntima reflexin sobre la existencia moral e intelectual del poeta y una meditacin sobre la vida*. En Gil de Biedma, como veremos con detalle ms adelante, la infancia est asociada con cierta nocin de lugar sagrado, una especie de mundo

    7 Jaimc Gil dc Bicdina, Sensibilidad infantil, mentalidad adulta, Elpie de la letra, Barcelona, Crtica, 1994, p. 48.

    8 Ibid., p. 49. 9 Cannc Rima, art. cit., p. 9. 10 Roland Barthcs, El mito, hoy, Mifologas, Mxico, Siglo XXI cditorcs, 1980, p. 199. 1 1 Gil dc Biedma, El cjcmplo dc Luis Ccrnuda, Elpie de la letra, p. 65. 12 Ibidenr.

    -1 6-

  • ideal del cual se encuentra separado, no slo por el tiempo, como po- dra ser la primera impresin, sino tambin por el hecho de tomar con- ciencia de la Historia del proceso social en que se encuentra inmer- s0713 . Es aqu donde se localiza la confluencia de las evocaciones in- fantiles con la continua intromisin de la voz adulta: los distintos mo- mentos de la infancia son seleccionados y comentados por una persona mayor. Como anota Valender, a diferencia del nio, que ve slo lo que la imaginacin le comunica, el adulto s entiende que forma parte de una sociedad dada, o bien, como aprecia Guillermo Sucre, la doble relacin entre el juego (la inocencia) y la lucidez (la otra razn) Sin embargo, objetara parte de la apreciacin de Sucre, toda vez que en Las personas del verbo podra encontrarse casi cualquier cosa, menos la inocencia en s, es decir, prcticamente todos los elementos incluidos en este poemario, la inocencia entre ellos, estn supeditados a lo que Sucre llama la otra razn, la lucidez, inseparable a su vez de la irona, caracterstica mayor de la obra en verso y en prosa de Gil de Biedma. Tomemos, por ejemplo, Barcelona no s bona, o mi paseo solitario en primavera, en el que el poeta empieza recreando la nostalgia que le haba despertado su paseo por ciertas calles que asocia con su niez15

    lb

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    Y a la nostalgia de una edad feliz y de dinero fcil, tal como la contaban, se mezcla un sentimiento bien distinto que aprendi de mayoi;

    conti-a la clase en que nac, y que se complace tambin al ver mordida, ensuciada la feria de sus vanidades por el tiempo y las manos del resto de los hombres.

    este resentimiento

    13 Valendcr, art. cit., p. 145. 14 Guillcnno Sucrc, art. cit., p 67 15 Valcndcr, art cit., p. 145.

    -17-

  • Pero hay que observar algunos aspectos; si bien la observacin de Valender es vlida, resulta un tanto imprecisa: en este poema, el escri- tor va ms all de una asociacin con la niez:

    As yo estuve aqu dentro del vientre de mi madre,

    menciona; es decir, la mitificacin de la infancia llega al momento en que la persona todava no naca. Cierto que la irona no tarda en inter- venir16, como se muestra en el primer fragmento, pero este poema sirve para ejemplificar cmo esa inocencia dista mucho de serlo. Hay referencias obvias al mundo infantil, pero cribadas por una conciencia tan lcida como irnica. En una parte del poema podemos ver qu es lo que suscita la evocacin que da origen al poema:

    e

    Slo por un instante se destacan los dos a pleno sol con los trajes que he visto en las fotografias: l examina un coche muchsmo ms caro -un Duesenz berg sport con doble parabrisas, bello como una mquina de guerra- y ella se vuelve a m, quiz esperndome,

    Era el ao de la Exposicin. L.1

    los trajes que he visto en las fotografas, ...quiz esperndome, son versos que podemos asociar con pasaron por aqu seguramente/ ms

    la intencin de subrayar la imprecisin de dichos recuerdos: quiz, se- guramente, imagino. Insisto: se hace referencia a la infancia, que aso-

    mento citado podemos ver que el poema oscila entre la evocacin de

    33 73 de una vez, Los imagini, al medioda ... o quiz en Miramar. .. , con

    ciamos frecuentemente con la inocencia, pero al final del ltimo fiag-

    t \

    3

    16 Ihidein.

    -18-

  • ese momento de la existencia de la persona y la crtica a la clase social a que pertenece el poeta, presente en

    Oh, mundo de mi infancia, cuya mitologa se asocia -bien lo veo- con el capitalismo de empresa familiar.

    f

    P Sin embargo, el poema cuenta con elementos suficientes para ver cmo la naturaleza asociada con el mundo infantil se refieren a un mundo ideal:

    Ms an que los rboles y la naturaleza o que el susurro del agua corriente furtiva, reflejndose en las hojas -y eso que a mis aos se empieza a agradecer la primavera-, yo busco en mis paseos los tristes edijicios, las estatuas manchadas con lpiz de labios, los rincones del parque pasados de moda en donde por las noches se hacen el amor...

    Por su ambiente, este fragmento remite a Garcilaso. La contraposicin con el mundo industrial es bastante evidente: tristes edificios, estatuas manchadas, rincones pasados de moda ... El mundo industrial es sinni- mo de estrago, como subraya el epgrafe del poema17 ; por lo contra- rio, el mundo natural es prcticamente un Edn. Esta idea de la natura- leza se redondea con

    Slo montaa arriba, cerca ya del castillo, de sus fosos queinados por los fusilamientos, dan seales de vida los murcianos.

    #\

    17 El cpigrafc complcto cs: Estc dcspcdazado anfiteatro,/ impo honor dc los dioscs, cuya afrcntd publi- ca cl amanllo jaramago,/ ya rcducido a trgico tcatrol joh, fbula dcl tiempo! representa/ cunta fue su grandcza y cs su estrago.

    -19-

  • Puede verse que para la persona, la naturaleza (montaa arriba) es el nico medio de dar seales de vida; el mundo industrial queda repre- sentado por los fosos quemados por los fusilamientos, es sinnimo de violencia, destruccin y muerte; est fuertemente ligado, como ve- remos ms adelante, con el tema de la Guerra Civil y, como sucede en la mayor parte de los poemas de infancia, la muerte siempre se en- cuentra presente, ya sea directa o indirectamente. Quizs esto servira

    Bblicamente, el ser humano pierde la inocencia al mismo tiempo que se entera de que es mortal, de que la vida tiene fin. Podra apuntarse, incluso, que la persona Gil de Biedma toma conciencia primero de la muerte y despus del tiempo, como sucede en el poema ltimos me- ses, dedicado a Modesta, la niera del poeta:

    4

    para desechar la propuesta de Sucre en cuanto a la inocencia. t

    Habitaba un pas delimitado por la cercana costa de la muerte y el jardn de la infancia, que ella nunca olvid.

    con mucha gracia, escapa a esa civilizacin gracias a la candidez de su

    -20-

  • mundo, mundo al que estn ligados los primeros recuerdos de la infan- cia del poeta, para quien el mundo de los adultos quedaba representado por sus padres y Modesta, encarnacin del papel de la madre, mientras que la madre representara al padre y ste una entidad imponderable que andaba por ah, muy divertido, muy ingenios^..."'^ . Esto y la figu- ra de la madre como identificacin, proteccin y ausencia del tiempo en ese jardn de la infancia cierran la idea del mundo natural como el Paraso perdido que el poeta reinventar, de manera nada inocente, el mundo infantil, tomndolo muchas veces como pretexto para ironizar acerca de su clase social. El carcter inexplicable de la muerte es abordado en el poema Muere Eusebio

    E

    b

    Nos lo dijeron al volver a casa. Estabas mirndonos, cado en la sillita del planchero, con los ojos atnitos del que acaba de ver la inexplicable proximidad de la muerte

    casi podra decirse que, en su percepcin, el nio no alcanza a asimilar ia magnitud de los hechos. Estamos ante una descripcin, aqu s, llena de inocencia. Los ojos del muerto no son inexpresivos o apagados, como suele decirse, sino atnitos, es decir, pasmados o espantados. Con este inusual adjetivo, el poeta coloca la perspectiva de la muerte no en los observadores, sino en el muerto, pero hay que observar que no se decide por calificar esos ojos ya sea como espantados o como pasma- dos, sorprendidos o resignados, deja lugar a la duda, ya no para el lec- tor, sino para s mismo, toda vez que el siguiente verso permite apreciar que la muerte no es motivo para que el nio o el poeta se queden atni- tos, sino ms bien, y sta es una observacin que hace la VOZ adulta, para ironizar: y casi no se queja...; hasta antes de este verso, todo iba

    18 Para vcr la importancia dc Modcsta en la vtda dcl pocta Gil dc Bicdina, rcinito ya sca al Diario del artzsta serianiente enfernio, Barcclona, Luincn, 1974 o al Retrato del artwta en 1956, Barcclona, Lumen, 1991 y a la cntrcvista realizada al poeta por Danubio Torres Ficrro, Memoria, cxpcncncia y pocsia, Vuelta, 1992, nin. 189, pp. 30-35.

    -21-

  • bien, si por esto entendemos que el tema de la muerte ha de ser trata- do con cierto respeto; pero esto es vlido para el resto de la gente, para el hijo de vecino, no para alguien que pretende apartarse y demostrar una carencia casi total de dolor, pero, lo logra?

    4 ... Te ofrecimos algunas vagas frases que hicieran compaa,

    dejinitivamente. Cunto hubiese querido cualquier cosa, porque estabas ya solo c

    ser el mismo de entonces ...

    No hay que olvidar que es la persona adulta quien lleva la voz en el poe- ma. Si en la primera parte comentada cede la voz al nio y con el casi no se queja se la arrebata; en seguida casi? se arrepiente de su comentario. El adulto sabe que la muerte lo separa irremediablemente del guardin de la finca en Pinar del Jinete. Adquiere conciencia de que ese tiempo

    Cuando slo entendamos la sonrisa adorable de tus dientes sucios

    y tus manos deformes como pan para nosotros, en mitad del mundo

    ha quedado suprimido de manera total para otro recurso que no sea la remembranza, que ha entrado, ya, en contacto

    con un mundo inexplicable lo mismo que tu muerte -nuestra inlfancia en los aos de la guerra civil.

    Y aqu entramos en contacto con un punto que no ha sido tratado por la c crtica: en qu momento se presenta el divorcio entre el mundo ednico natural y el mundo industrializado que presenta en Barcelona no s bona, o mi paseo solitario en primavera? No podramos decir

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  • que es la muerte en s, sino la muerte como resultado de algo. Ese algo que marcara la expulsin del Paraso estara representado, precisa- mente, por nuestra infancia en los aos de la guerra civil, aspecto que habremos de observar con detalle en los poemas siguientes. Intento formular mi experiencia de la guerra termina con los si- guientes versos:

    b

    o Quien me conoce ahora dir que mi experiencia nada tiene que ver con mis ideas, y es verdad. Mis ideas de la guerra cambiaron despus, mucho despus de que hubiera empezado la posguerra.

    Pere Rovira anota que en este poema hay dos intenciones: un persona- je potico que intenta narrarnos una experiencia pasada sin permitir interferencias de sus ideas presentes [y] mostrar que la poesa, por com- prometido que el tema sea, no debe partir de las ideas, sino de los he- c h o ~ ~ ~ . Lo anterior queda explicado con los versos citados, pero, qu hechos son los que rescata el poeta en ese intento de formular (no pre- cisar ni exponer) sus experiencias en la guerra? Destaca, en primer lugar, un ambiente irnico, mordaz, extrao en un nio:

    Fueron, posiblemente, los aos ms felices de mi vida, y no es extrao, puesto que a>n de cuentas no tena los diez.

    Nuevamente, como vimos en Barcelona no s bona, o mi paseo solita- rio en primavera, en ese intento radica cierta precaucin ante los he- chos seleccionados. La brusquedad de esta estrofa inicial se suaviza

    4

    19 Pere Rovira, La poesa de Jaime Gil de Biedma, Barcclona, Edicions del mall, 1986, p. 289

    -23-

  • mediante la inclusin del posiblemente; pero tal suavizacin no es gratuita, como vemos en los dos versos siguientes: Las vctimas ms tristes de la guerra/ los nios son, se dice. Es decir, no lo afirmo yo, lo afirman los otros, probablemente los causantes de esas guerras. Sin embargo, la crtica retrospectiva es dura con el nio mismo: Pero tam- bin es cierto que es una bestia el nio:/ si le perdona la brutalidad/ de los mayores, l sabe aprovecharla,/ y vive ms que nadie/ en ese mundo

    alguna parte de ltimos meses). La guerra, transcurrida por el poeta en Segovia, no en Barcelona, se convierte en una oportunidad ms para volver a tomar contacto con el mundo natural, con el Paraso a punto de ser perdido:

    Para empezar, la guerra fue conocer los pramos con viento, los sembrados de gleba pegajosa y las tardes de azul, celestes, algo plidas, con los montes de nieve sonrosada a lo lejos. Mi amor por los inviernos mesetarios es una consecuencia de que hubiera en Espaa casi un milln de muertos.

    4

    demasiado simple,/ tan parecido al suyo (esto ltimo es un eco de e

    Nuevamente, tenemos una intromisin de la voz adulta que explica una caracterstica de su actualidad su gusto por los inviernos mesetarios tiene origen en aquella poca. Pero, parece decir la parte moralista de esa voz adulta, eso no est totalmente bien por el hecho de que est basada en que hubiera en Espaa casi un milln de muertos. Todava hay bastante relacin entre el mundo ednico y la irrealidad de esos momentos:

    el miedo y el desorden de los primeros das eran algo borroso, con esa irrealidad de los momentos demasiado intensos

    -24-

  • como los que viva con Eusebio o con Modesta, o todava ms all, en la placidez del vientre materno en la Exposicin de Barcelona o, inclu- so en el hecho de que

    ... la guerra quedaba all al alcance de los nios tal y como la quieren L-1 buscbamos la arena removida donde estaban, sabamos, los cinco fusilados.

    Es decir, la guerra forma parte de los juegos infantiles, dado que

    ... los mismos discursos, los gritos, las canciones eran como promesas de otro tiempo mejor; nos ofrecan un billete de vuelta al siglo diez y seis Qu nio no lo acepta?

    Hay que acotar que esto lo dice el nio, no la voz adulta, con lo que se puede deducir que el divorcio entre el mundo ideal y el mundo in- dustrial se da no durante la infancia, sino a partir de cierta perspectiva temporal, ya que esas ideas de la guerra cambiaron/ despus, mucho despus/ de que hubiera empezado la posguerra. En Ribera de los alisos tenemos nuevamente esta especie de dilogo entre la VOZ adulta y el nio, entre ese Edn cada vez ms a punto de perderse y la llegada a lo que he venido llamando el mundo indus- trial. Refiere el poeta en la segunda estrofa:

    y

    Un pequeo rincn en el mapa de Espaa que me s de memoria, porque fue mi reino. Podra imaginar que no ha pasado el tiempo, lo mismo que a seis aos, a esa edad

    -25-

  • en que el dormir descansa verdaderamente, con los ojos cerrados y despierto en la cama, las maanas de invierno, imaginaba un da del verano anterior.

    Pero esa placidez est amenazada por otra presencia: Por lo menos la vida en el colegio/ era un indicio de lo que es la vida, que encubre no con un acto evasivo, sino con cierto ambiente de irrealidad:

    Sueo de los mayores, todo aquello. Sueo de su nostalgia de otra vida ms noble, de otra edad exaltndoles hacia una eternidad de grandes fincas, mas all de su miedo a morir ellos solos.

    Nuevamente, es la voz adulta, no el nio, quien habla; pero saca ven- taja de esta situacin para explicar la suya propia:

    As fui, desde nio, acostumbrado al ejercicio de la irrealidad, y todava, en la melancola que de entonces me queda, hay rencor de conciencia engaada, resentimiento demasiado vivo que ni el silencio y la soledad lo calman, aunque acaso tambin algo ms hondo traigan al corazn.

    En este fragmento encontramos algunos puntos que permiten compren- der mejor la actitud del poeta, de esa voz adulta: la costumbre al ejerci- cio de la irrealidad (la labor de la escritura); cierto aire melanclico, el rencor de conciencia engaada junto con el resentimiento demasia- do vivo que podramos conectar, entre otros puntos, con el acre am- biente de los Poemas pstumos. Me explico: hasta ahora hemos visto

    -26-

  • que las evocaciones de la infancia nunca son presentadas en estado puro: las afinidades selectivas del poeta en cuanto a los recuerdos que se permite rescatar son utilizadas para explicar el proceder ante tal o cual hecho del poeta en su edad adulta, ya sea en la primera poca o en la segunda. De hecho, se podra afirmar que, una vez descartada la po- sibilidad de que esos recuerdos sean evocados inocentemente, el poeta los utiliza para afirmar, o justificar, algunos de los procederes e ideas

    Infancia y confesiones sirve para el objetivo de mi lectura de la in- fancia, adems de reforzar la idea, comentada ms arriba, referente a las dos etapas en que se escribe Laspersonas del verbo. Concuerdo con Rovira en que la voz del poema incluye las tres edades del personaje hablante e ir entrecruzando sus distiptas perspectivas para hacer visi- ble su distinta captacin de las cosas2o.

    B

    . de su personaje potico.

    Cuando yo era ms joven (bueno, en realidad, ser mejor decir muy joven)

    de conocernos y ~ recin llegado a la ciudad, a menudo pensaba en la vida.

    era bastante rica y yo estudiante.

    algunos aos antes

    Mi familia

    Observamos en primer tmino, la presencia del adulto mayor con el Cuando yo era ms joven, que de inmediato es interceptado por el adulto joven: (bueno, en realidad ser mejor decir/ muy joven). No se puede dejar de comentar la voz irnica en el a menudo pensaba en la vida y tambin en Mi familial era bastante rica y yo estudiante. Una vez instaladas esas dos voces, se cede lugar al nio, pero de mane- ra muy breve, slo en los dos primeros versos de la siguiente estrofa:

    >

    *

    20 Rovira, op. cit., p. 270.

    -27-

  • Mi infancia eran recuerdos de una casa con escuela y despensa y llave en el ropero, de cuando las familias acomodadas,

    veraneaban infinitamente como su nombre indica,

    El nio es interrumpido por el adulto mayor (no puede ser el joven, toda vez que ste pensaba a menudo en la vida, pero no en su trascen- dencia) y las acotaciones remiten a la recurrencia irnica de Gil de Biedma: los reproches a su clase social, la autocrtica. Tambin se advierten algunas referencias al mundo de la guerra:

    Se contaban historias penosas, inexplicables sucedidos dnde no se saba, caras tristes, stanos pos como templos.

    Hay que recordar que, dentro de ese mundo ednico al que he estado aludiendo, la muerte es inexplicable y se ubica ms all, o bien, como anota en esta estrofa: dnde no se saba. Nuevamente encontramos que el escenario y la experiencia sirven para justificar algn aspecto de la persona mayor en los versos:

    De mi pequeo reino afortunado me qued esta costumbre de calor y una imposible propensin al mito.

    En Las grandes esperanzas hablan el adulto joven y una voz en 08 que comienza sentenciando:

    Las grandes esperanzas estn todas puestas sobre vosotros

    -28-

  • el mundo queda en manos de la juventud, pues,

    Cada maana vengo, cada maana vengopara ver lo que ayer no exista cmo en el Nombre del Padre se ha dispuesto, y cmo cada fecha libre fue entregada, dada en aval, suscrita por los padres nuestros

    de cada da.

    Pero, se trata de una entrega verdadera, real y absoluta? No lo creo as, junto con el poeta:

    O quiz no venimos tampoco para eso. La cuestin se reduce a estar vivo un instante, aunque sea un instante no ms,

    justo en ese minuto cuando nos escapamos al mejor de los mundos imposibles. En donde nada importa, nada absolutamente -ni siquiera las grandes esperanzas que estn puestas todas sobre nosotros, todas,

    a estar vivo

    y aspesan. ,

    El escape al mejor de los mundos imposibles, la infancia, se advier- te, precisamente, imposible; pero gracias a la propensin al mito y al ejercicio de la irrealidad que es la escritura, el poeta encuentra una salida. Salida que desemboca en las diversas etapas de una persona, Jaime Gil de Biedma, que puede volver cuantas veces quiera al mejor de los mundos posibles, el de su propia invencin y, una vez ah, des-

    Y

    -29-

  • doblarse continuamente, en un intento por rescatar lo rescatable. El poeta como un pescador de memorias y de actualidades, armado con el anzuelo del verbo.

  • Por acuerdo del seor Rector de la UniversidadAutnoma de San Luis PotosZ;

    Ing. Ja im ViMndez, la Revista Alfa

    se termin de imprimir el31 de mamo de 2001 en los Talleres Grficos de la

    Editorial Universitaria Potosina. 8 imprimieron 300 e~mphres.

    -3 1-

  • -Z-

  • Editorial Universitaria Potosinu

    . -

    CONTENIDOHablando de Zapatos.EscribirAqul InviernoVeinticinco pesos por hacer una poesa en 1761Los aos aurorales en el tiempo