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Relaciones interpersonales en la actualidad: ¿Despojándose de la heteronormatividad o insertándose en el consumo? Arlette Cifuentes M. Universidad de Santiago de Chile [email protected] Michel Foucault en "Historia de la sexualidad I: La voluntad de saber", describe como la heteronorma fue imponiéndose en el inconsciente colectivo de la sociedad con la ayuda de los discursos generados por la ciencia, patologizando cualquier tipo de conducta que no se adaptara a la normalidad impuesta a través de las instituciones (educación, medicina, justicia y la iglesia). Fue así como sodomitas, polígamos, homosexuales e incluso solteros, fueron estereotipados en el ámbito de la enfermedad durante la época victoriana. De esta manera el placer corporal solo era bien visto mientras fuese practicado dentro del matrimonio, que habría de constituirse entre un hombre y una mujer, todo lo demás será visto como pecaminoso, inmoral, repulsivo y vergonzoso. Para ese fin Foucault propone la “hipótesis represiva” que se manifiesta por medio del “(…) régimen de poder-saber-placer que sostiene en nosotros al discurso sobre la sexualidad humana.” 1 A lo anterior Bauman lo describe como "Revolución Sexual", dado que se hablaba de sexo en todos lados de manera "educativa" y represiva por medio de la scientia sexualis. 2 Donde se toma en consideración “el “hecho discursivo” global, la “puesta en discurso” del sexo.” 3 A mediados del siglo pasado se generó la "segunda revolución sexual" que consiste en "el desmantelamiento de todo lo que reunió la primera (...)" 4 , la píldora hace su entrada de la mano de la revolución de las flores que transmitía el mensaje del amor libre, en medio de un época dividida por la cortina de hierro y de una economía comandada por el keynesianismo ad portas de ser desarmada por el neoliberalismo. Es precisamente durante esta “segunda revolución sexual” que Foucault escribe: “(…) si a partir de la edad clásica la represión ha sido, por cierto, el modo fundamental de relación entre poder, saber y sexualidad, no es posible liberarse sino a un precio considerable: haría falta nada menos una que una transgresión de las leyes, una anulación de las prohibiciones, una irrupción de 1 Foucault M, Historia de la sexualidad I; la voluntad de saber (1998).España: Siglo Veintiuno, p.18. 2 Cft. Ídem. 3 Ídem. p.19. 4 Bauman Z. (2001) La posmodernidad y sus descontentos . España: Akai, p.182.

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Relaciones interpersonales en la actualidad

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Relaciones interpersonales en la actualidad: Despojndose de la heteronormatividad o insertndose en el consumo?Arlette Cifuentes M.Universidad de Santiago de [email protected]

Michel Foucault en "Historia de la sexualidad I: La voluntad de saber", describe como la heteronorma fue imponindose en el inconsciente colectivo de la sociedad con la ayuda de los discursos generados por la ciencia, patologizando cualquier tipo de conducta que no se adaptara a la normalidad impuesta a travs de las instituciones (educacin, medicina, justicia y la iglesia). Fue as como sodomitas, polgamos, homosexuales e incluso solteros, fueron estereotipados en el mbito de la enfermedad durante la poca victoriana.De esta manera el placer corporal solo era bien visto mientras fuese practicado dentro del matrimonio, que habra de constituirse entre un hombre y una mujer, todo lo dems ser visto como pecaminoso, inmoral, repulsivo y vergonzoso. Para ese fin Foucault propone la hiptesis represiva que se manifiesta por medio del () rgimen de poder-saber-placer que sostiene en nosotros al discurso sobre la sexualidad humana.[footnoteRef:1] A lo anterior Bauman lo describe como "Revolucin Sexual", dado que se hablaba de sexo en todos lados de manera "educativa" y represiva por medio de la scientia sexualis.[footnoteRef:2] Donde se toma en consideracin el hecho discursivo global, la puesta en discurso del sexo. [footnoteRef:3] [1: Foucault M, Historia de la sexualidad I; la voluntad de saber (1998).Espaa: Siglo Veintiuno, p.18.] [2: Cft. dem.] [3: dem. p.19.]

A mediados del siglo pasado se gener la "segunda revolucin sexual" que consiste en "el desmantelamiento de todo lo que reuni la primera (...)"[footnoteRef:4], la pldora hace su entrada de la mano de la revolucin de las flores que transmita el mensaje del amor libre, en medio de un poca dividida por la cortina de hierro y de una economa comandada por el keynesianismo ad portas de ser desarmada por el neoliberalismo. Es precisamente durante esta segunda revolucin sexual que Foucault escribe: [4: Bauman Z. (2001) La posmodernidad y sus descontentos . Espaa: Akai, p.182.]

() si a partir de la edad clsica la represin ha sido, por cierto, el modo fundamental de relacin entre poder, saber y sexualidad, no es posible liberarse sino a un precio considerable: hara falta nada menos una que una transgresin de las leyes, una anulacin de las prohibiciones, una irrupcin de la palabra, una restitucin del placer a lo real y toda una nueva economa en los mecanismos del poder, pues el menor fragmento de verdad est sujeto a condicin poltica.[footnoteRef:5] [5: Foucault, M. Historia de la sexualidad I; la voluntad de saber (1998).Espaa: Siglo Veintiuno, p.09.]

Efectivamente con el cambio de modelo econmico los valores fueron mutando hacia otras perspectivas como la flexibilidad, que se traduce a la capacidad de adaptacin a los cambios que son cada vez ms instantneos y a la capacidad de generar esos cambios, para obtener la libertad la movilidad es fundamental; la solidez que el Estado benefactor ofreca con el keynesianismo se fue evaporando. Esto se debe a la propiedad lquida o fluida de la nueva modernidad; la modernidad lquida; llamada as por el filsofo Zygmunt Bauman ya que lo que cuenta es el flujo del tiempo ms que el espacio que puedan ocupar: ese espacio que, despus de todo, slo llenan por un momento. En cierto sentido los slidos cancelan el tiempo; para los lquidos, por el contrario, lo que importa es el tiempo. [footnoteRef:6] [6: Bauman, Z. Modernidad lquida (2012). Argentina: Fondo Econmico de Cultura (FCE), p. 09.]

En la actualidad, lo anterior es aplicado a todos los mbitos de la vida, si bien en un inicio comenz por las polticas pblicas, privatizndolas poco a poco[footnoteRef:7], despus se sobrepuso en el mbito de la vida de los individuos; el trabajo ya no es para toda la vida y los lazos afectivos tampoco; principalmente porque requieren tiempo para solidificarse. En este sentido el matrimonio y la familia, la llamada "base de la sociedad" ha mutado de distintas formas, manteniendo el nombre, pero no su conformacin habitual, pap, mam e hijos y menos an su ideal de duracin. El sexo, ya no es razn para atarse al otro "hasta que la muerte nos separe". [7: Cft. Curtis A. (dir.) (c2007) The Trap: What happened to ours dreams about freedom. [DVD]. [Reino Unido]: BBC.]

A qu se puede deber este cambio en las relaciones humanas, especialmente en las relaciones amorosas?Podemos obtener dos lecturas: una de ellas es el desarme de la heteronormatividad como postura poltica en contra de los valores conservadores impulsados por el capitalismo en algn momento. Otra es la insercin del consumo en la vida de los individuos y la relevancia que le han dado en sus vidas. En este ltimo, el dilema surge debido a que dentro de nuestra sociedad de consumo Al buen consumidor no lo atormenta la satisfaccin de su deseo, sino que los tormentos de deseos jams experimentados ni sospechados los que vuelven ms tentadora la promesa.[footnoteRef:8] [8: Bauman Z. (1999). La globalizacin, consecuencias humanas. Argentina: FCE, p.109.]

Convivir o la exclusividad sexual se transforma en una encerrona en la sociedad de consumo, ms an el compromiso a largo plazo como el matrimonio y ms si ese compromiso viene con descendencia de por medio, vendra a coartar la movilidad del individuo. La felicidad pasa a ser sinnimo de "una felicidad sin temor a efectos secundarios y alegremente despreocupada de sus consecuencias, una felicidad del tipo "sino est completamente satisfecho, devuelva el producto y su dinero le ser reembolsado": la encarnacin misma de la libertad, tal como lo han definido la sabidura popular y las prcticas de la sociedad de consumo."[footnoteRef:9] Los objetos no son los nicos desechables hoy en da, las personas tambin. Estoy en todo mi derecho abortar misin, si siento que el compromiso me sobrepasa, limita mi libertad y ms an mi movilidad. [9: Bauman Z. 2006). Amor Lquido (Argentina: FCE, p.68.]

La sociedad de consumo tiene como slogan ser libre, ser quien t quieras ser, propaga el no estar atado a nada, idea tomada y desvirtuada desde otros sectores intelectuales y libertarios que ponen sobre la mesa la discusin sobre las relaciones amorosas o sexuales con exclusividad como una forma de represin, de privatizacin del otro cuerpo, una prctica en la que se generan dinmicas de dominacin. Si los sentimientos del ser humano estn inclinados hacia la inconstancia; si su amor no puede fijarse sobre el mismo objeto, como pretenden aquellos que quieren reglamentar las relaciones sexuales, qu nos importa! Qu podemos nosotros hacerle? Puesto que, hasta el presente, la opresin no ha podido impedir nada, pues slo nos ha dado nuevos vicios, dejemos libre la naturaleza humana, dejmosla evolucionar hacia donde la conducen sus tendencias, sus aspiraciones. Ella es, en la actualidad, bastante inteligente para saber reconocer lo que le es til o perjudicial; para reconocer, con su experiencia, en qu sentido debe evolucionar.[footnoteRef:10] [10: Baigolia O. (2006). Amor Libre, Eros y Anarqua Argentina: Utopa Libertaria.]

La diferencia crucial entre estas dos posturas sobre la libertad y la fragilidad del relacionarse amorosamente y/o sexualmente es que desde el consumo, el otro no es ms que un objeto de satisfaccin, se cosifica la humanidad del sujeto, no es reconocido en torno a su individualidad, por lo tanto, pasa a ser desechable sin considerar sus necesidades o inquietudes. La relacin con el otro dura en cuanto se satisfaga mi deseo.La segunda, reconoce a los individuos como libres en su actuar y pensar y, es desde esa misma libertad en que los individuos pueden encontrarse y relacionarse de igual a igual, considerando las necesidades e inquietudes de cada uno. Si el vnculo ha de ser finalizado, se da desde el mismo mbito de libertad de accin de ambos y conscientes de la libertad de cada uno.El sistema actual tiene la capacidad de desublimar las ideas que incitan a liberarse de l[footnoteRef:11], en esta ocasin no es diferente. Las posturas libertarias transgreden los discursos de la sexualidad establecidos, el sistema toma estas ideas y las vende, reduciendo el carcter transgresor y lo transforma en objeto de consumo. De esta manera la heteronormatividad an impera sobre los cuerpos, tal vez en menor grado que en antao, pero la cosificacin de los individuos no es un hecho tan oculto despus del todo, slo basta con entrar a internet o prender la televisin para ver como la erotizacin inunda nuestras pantallas, dicindonos cmo ser deseables para los otros, dicindonos cmo funcionan las relaciones hoy en da; dndonos un manual de cmo ser un consumidor y de cmo ser un objeto de consumo. [11: Cft. Marcuse, H. (1993). La conquista de la conciencia desgraciada: una desublimacin represiva. en El hombre unidimensional Argentina: Planeta-Agostini.]