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PSICOSIS EN EL ADULTO MAYOR Las psicosis constituyen el conjunto de trastornos psiquiátricos más severos tanto en el adulto mayor como en otros grupos etarios. Se trata de cuadros que desorganizan la personalidad en forma extrema, por estar acompañados de síntomas característicos como: ilusiones, delirios, alucinaciones, comportamiento bizarro y pérdida de contacto con la realidad. Algunos autores han descrito que en las etapas tardías de la vida, las psicosis en general son más frecuentes que en poblaciones mas jóvenes, aunque estos datos en la mayoría de los casos son tomados de países desarrollados con una mayor proporción de adultos mayores en comparación con otros grupos etareos, por lo cual se podrían reportar diferencias en países en vías de desarrollo. En todo caso existen importantes diferencias en su expresión clínica, su distribución epidemiológica y sus repercusiones a nivel terapéutico. Las causas más comunes de psicosis instaurada en el adulto mayor, en orden de frecuencia son: 1. La psicosis super-impuesta a una depresión mayor, la cual se reporta entre el 20-45% de los adultos mayores. 2. El delirium secundario a enfermedades orgánicas o drogas, detectable como diagnóstico de ingreso en el 10% de los Adultos mayores hospitalizados y en el 15% de los adultos mayores durante el transcurso de una hospitalización. 3. La psicosis relacionada con síndromes demenciales presentes en hasta el 50% de los adultos mayores según su edad. Esta se diagnóstica hasta entre un 33- 60% de los adultos demenciados durante la evolución de la enfermedad 4. La psicosis secundaria a enfermedades mentales crónicas que llegan a la vejez con un 2% de prevalencia total. La esquizo- frenia, con una prevalencia del 1% en la población general, es la más frecuente de todas. En segundo lugar está el trastorno afectivo bipolar, detectable en el 0.1 a 0.4% de este grupo.

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PSICOSIS EN EL

ADULTO MAYOR

Las psicosis constituyen el conjunto de trastornos psiquiátricos más severos tanto en el adulto mayor como en otros grupos etarios. Se trata de cuadros que desorganizan la personalidad en forma extrema, por estar acompañados de síntomas característicos como: ilusiones, delirios, alucinaciones, comportamiento bizarro y pérdida de contacto con la realidad. Algunos autores han descrito que en las etapas tardías de la vida, las psicosis en general son más frecuentes que en poblaciones mas jóvenes, aunque estos datos en la mayoría de los casos son tomados de paí-ses desarrollados con una mayor proporción de adultos mayores en comparación con otros grupos etareos, por lo cual se podrían reportar diferencias en países en vías de desarrollo. En todo caso existen importantes diferencias en su expresión clínica, su distribución epi-demiológica y sus repercusiones a nivel terapéutico. Las causas más comunes de psicosis instaurada en el adulto mayor, en orden de frecuencia son:

1. La psicosis super-impuesta a una depresión mayor, la cual se reporta entre el 20-45% de los adultos mayores.

2. El delirium secundario a enfermedades orgánicas o drogas, detectable como diagnóstico de ingreso en el 10% de los

Adultos mayores hospitalizados y en el 15% de los adultos mayores durante el transcurso de una hospitalización.

3. La psicosis relacionada con síndromes demenciales presentes en hasta el 50% de los adultos mayores según su edad. Esta se diagnóstica hasta entre un 33- 60% de los adultos demenciados durante la evolución de la enfermedad

4. La psicosis secundaria a enfermedades mentales crónicas que llegan a la vejez con un 2% de prevalencia total. La esquizofrenia, con una prevalencia del 1% en la población general, es la más frecuente de todas. En segundo lugar está el trastorno afectivo bipolar, detectable en el 0.1 a 0.4% de este grupo.

5. El trastorno de ideas delirantes en su forma pura tiene una prevalencia baja (cercana al 0,05%), que es diferente de la ideación delirante en el anciano la cual puede alcanzar una prevalencia global del 4% y hasta del 15% en los sujetos que acuden a una consulta de geriatría.

6. Los episodios psicóticos breves y el trastorno esquizofreniforme, son raramente diagnosti-cados en adultos mayores, pues comúnmente corresponden más a un delirium de causa no determinada, que a un trastorno psiquiátrico primario.

Factores de riesgo asociados a la psicosis en el adulto mayor

1. Los factores relacionados con el envejecimiento del cerebro: las alteraciones en las funciones y estructuras cerebrales, así como los cambios neurobioquímicos que modifican las cogniciones y dificultan el razonamiento complejo.

2. Los factores hereditarios y de predisposición genética. Por Ej. El sexo femenino, que aumenta la probabilidad en 1:7.

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3. La comorbilidad con enfermedades somáticas: demencia, delirium y los déficits sensoriales como el deterioro visual o auditivo. Por Ej. La “Paranoia de los sordos”, donde las ideas paranoides se relacionan directamente con defectos en la recepción de la información y re-suelven al incidir en este factor controlando la psicosis.

4. La comorbilidad con trastornos psiquiátricos. Por Ej. La hipocondría, en el Síndrome de Ek-bom (Delirio de Parasitación), donde la persona cree ser infestada por parásitos que recorren su piel.

5. El aislamiento social, que tiende a verse como un factor externo, aunque frecuentemente refleja la existencia de rasgos de personalidad premórbidos como los esquizotípicos o pa-ranoides; o bien podría constituir una respuesta adaptativa al hecho de estar psicótico.

6. Los factores psicobiológicos: traumatismos, la inmovilidad, la pluripatología, el enfermar, la pérdida de familiares y seres queridos; así como la dinámica personal asociada al propio envejecimiento, la pérdida de la imagen de uno mismo y la proximidad de la muerte, son elementos que contribuyen con la psicosis.

7. La polifarmacia iatrogénica, la automedicación, el uso de sustancias toxicas o el alcohol favorecerán la aparición del delirium.

8. Factores externos: cambiar de lugar de residencia, hospitalizaciones, factores socioculturales, situaciones de rechazo y el aislamiento social .

Clasificación de los trastornos psicóticos en el adulto mayor

Los trastornos psicóticos pueden clasificarse de la siguiente manera:

Trastornos psicóticos primarios: Representan la tercera causa de trastornos psicóticos en el anciano, generados por el 2% de enfermedades psiquiátricas que se han mantenido en la po-blación general. Se incluye entre ellos, la esquizofrenia, el trastorno de ideas delirantes, la depresión y el desorden bipolar. En este grupo se realiza la mayoría de los estudios farmacológicos, aunque es el menos prevalente de los tres.

Trastornos psicóticos secundarios: Entre estos se incluyen; el delirium con síntomas psicóticos, las psicosis asociadas a una demencia y los síntomas psicóticos secundarios a una enfermedad médica identificable (accidente cerebrovascular, parkinson, tumores cerebrales o metastáticos, etc.) o a un agente químico (fármacos en general, drogas y alcohol).

Trastornos psicóticos comórbidos: Son aquellos constituidos por dos o más trastornos psicóticos que aparecen a la vez en el mismo individuo, por Ej. Pacientes con esquizofrenia y psicosis relacionadas con un trastorno por consumo de alcohol o los pacientes con demencia, psicosis y un delirium superpuesto o quienes presentan una psicosis asociada a un delirium en usuarios con un trastorno psicótico primario.

PÉRDIDA DE MEMORIA

El síndrome de pérdida de memoria en el anciano se debe en la mayoría de los casos a un síndrome de demencia, y especialmente a una enfermedad neurodegenerativa, la enfermedad de Alzheimer.

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La demencia es un síndrome psiquiátrico orgánico caracterizado por un deterioro adquirido y persistente del funcionamiento intelectual con una afectación de al menos tres de las siguientes áreas de actividad intelectual: lenguaje, memoria, habilidades visoespaciales, personalidad o afectividad, y cognición, que incluye abstracción, cálculo, juicio, y funciones ejecutivas.

La prevalencia de síndrome demencial por encima de los 65 años de edad se cifra en el 5%, con un aumento gradual conforme la edad aumenta, de forma que supera el 20% entre los mayores de 85 años. Hay de 60 enfermedades asociadas con síndrome demencial, de las que las más frecuentes son, por este orden, la enfermedad de Alzheimer (EA) y la demencia vascular (DV). Para determinar la causa de la demencia, es necesaria una evaluación clínica: examen somático y psiquiátrico, una entrevista con un familiar cercano, bioquímica sanguínea, radiografía torácica, TAC o RMC, y análisis del LCR en contados casos (Tabla 2). Dado que la EA tiene típicamente un inicio insidioso, es de gran utilidad investigar y registrar la forma de comienzo de los síntomas.

CONFUSIÓN AGUDA

El síndrome de confusión aguda o delirium es uno de los trastornos más frecuentes en los ancianos. Puede presentarse en cualquier edad; sin embargo, es más frecuente en ancianos debido a la mayor disminución de la "reserva cerebral", especialmente por la preexistencia de demencia. Este síndrome es un síndrome de mal pronóstico; cuando se diagnostica en un paciente anciano durante una hospitalización, se suele alargar la misma y hay un aumento de la mortalidad tanto durante como después de la hospitalización. Diversos estudios han demostrado que entre el 15-20% de los pacientes hospitalizados con delirium mueren durante la hospitalización.

La frecuencia del delirium entre la población anciana es difícil de estimar, ya que son muchos los episodios que no se detectan debido a su brevedad. La mayor parte de las estimaciones sobre su prevalencia van del 15 al 25% en unidades médicas y quirúrgicas, especialmente en la recuperación de cirugía cardiovascular.

El delirium es un síndrome orgánico cerebral causado por uno o varios factores que dan lugar a una disfunción cerebral global. Los factores orgánicos son principalmente de cuatro tipos: enfermedades primarias cerebrales, enfermedades sistémicas que afectan al cerebro, agentes tóxicos exógenos y la abstinencia de sustancias que producen dependencia (Tabla 3). Los estudios sobre factores desencadenantes en ancianos encuentran con frecuencia agentes como fármacos, trastornos metabólicos, infecciones, ACVAs, infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca, cáncer y comicialismo. Entre los factores precipitantes se encuentran la edad, el daño cerebral previo, o la presencia de enfermedades degenerativas, como la enfermedad de Alzheimer. De hecho, no es raro que un cuadro de delirium ponga de relieve una demencia subyacente que hasta entonces había pasado desapercibida.

Tratamiento

El tratamiento de una psicosis depende del origen que tenga, pero en general en la mayoría de los casos se utilizan medicamentos antipsicóticos, además de diversos apoyos psicosociales y el tratamiento de la enfermedad de base.

Existen terapias psicocorporales profundas y muy potentes que pueden mantener a la persona psicótica realizando una vida normal sin tomar medicación y mejorar sus adaptaciones sociales.

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Fragilidad. Síndrome de la decaída

Todo el mundo conoce ancianos que a pesar de tener la misma edad presentan estados funcionales muy diferentes. Personas mayores que con 82 años son perfectamente funcionales y se ven ágiles y fuertes, se oponen a individuos dependientes, con aspecto débil y, en definitiva, frágiles.

Esta debilidad, que si se evoca proporciona una imagen mental muy clara y de la que se pueden ofrecer múltiples ejemplos, es muy difícil de definir y sintetizar. 

La fragilidad y, de forma extrema, el síndrome de la decaída o declive, es un conjunto de síntomas y signos clínicos que se caracterizan por la disminución de la capacidad de reserva de órganos y sistemas, que ocasiona en el individuo grandes perdidas funcionales ante pequeños cambios. Cuando la fragilidad se acentúa surge el síndrome del declive, marcado por la perdida de peso involuntaria, el aumento de la debilidad general y la dependencia para las actividades básicas de la vida; este proceso tiene una probabilidad de recuperación muy baja y una alta mortalidad. 

Los ancianos frágiles tienen más probabilidad de desarrollar dependencia (pero ni todos los dependientes son frágiles, ni todos los frágiles son dependientes), con un aumento del riesgo de caídas, hospitalización y muerte.

En este problema se pueden diferenciar varios factores:

Perdida de peso y disminución de la masa muscular (sarcopenia). Disminución del nivel de actividad y movilidad, con deterioro de la capacidad funcional

física, trastornos del equilibrio y de la marcha. Disminución en las funciones mentales, aunque no tiene que llegar forzosamente a un

nivel de demencia. En muchas ocasiones hay alteraciones del ánimo, como depresión. Aislamiento social.

Los mecanismos fisiopatológicos se cree que involucran a múltiples sistemas del organismo. Los más importantes son la perdida de masa muscular, el pobre ajuste de las diferentes hormonas y sus mecanismos de control (aumento de cortisona propia, disminución de hormona del crecimiento y de las hormonas sexuales testosterona y estrógenos) y disminución de la función inmunitaria (por disfunción de la inmunidad humoral, de los mensajeros y mediadores de esta inmunidad). Asimismo, existen diversos factores ambientales, como hábitos tóxicos o dietéticos inadecuados, en especial las dietas muy restrictivas.

Los efectos de estas alteraciones pueden estar larvados, poco visibles, y salir a la luz ante diversos desencadenantes, que pueden ser, por ejemplo:

Enfermedades ocultas: infecciones como la tuberculosis, tumores malignos, alcoholismo, etc.

Enfermedades que causan nuevas pérdidas funcionales: accidentes vasculocerebrales, insuficiencia cardiaca, respiratoria o hepática, alteraciones sensoriales severas como la ceguera, etc.

Enfermedades mentales: depresión, deterioro cognitivo, etc. Cambios sociales: viudez, aislamiento social, pobreza, sobrecarga de los cuidadores,

etc.

Aunque la mayoría de las personas, y en especial los médicos que están habitualmente en contacto con ancianos, son capaces de señalar correctamente a una persona mayor frágil, es

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relativamente difícil establecer un fenotipo, un retrato robot de la fragilidad. Algunos estudios han podido establecer los siguientes puntos:

Perdida involuntaria de peso de más de 4,5 kg o una disminución mayor o igual al 5% del peso habitual.

Disminución del 20% en la fuerza del apretón de mano. Disminución de la resistencia general, sensación de agotamiento. Velocidad al caminar 5m mayor o igual a 7 segundos. Baja actividad física, tanto en ejercicio físico como en actividades recreativas.

Trastornos de deglución

La dificultad en la deglución o disfagia es la dificultad en propulsar con eficiencia y seguridad el bolus de alimento hacia la faringe y el esófago.La deglución es un acto neuromuscular complejo en el que en un tiempo inferior a un segundo la orofaringe cambia de de vía respiratoria a vía digestiva y se produce la propulsión del bolo alimenticio. Para ello se requiere la integridad de múltiples arcos reflejos, con la implicación de 5 pares de nervios y de 50 músculos diferentes.

El envejecimiento normal comporta cambios en la fisiología de la deglución que por sí mismos no provocan disfagia, pero sí un riesgo de aspiración si el paciente se debilitara por cualquier problema (fragilidad).

Los trastornos de la deglución comportan consecuencias importantes, tanto a corto como a largo plazo. Las más importantes son:

Neumonía aspirativa, por paso de materia del bolo alimenticio o saliva al árbol respiratorio, a los bronquios. Puede ser química (por acidez en el caso de provenir el material del estómago si hay reflujo gastroesofágico) o infecciosa por la presencia de bacterias presentes en el bolo (del mismo alimento o de la cavidad bucal).

Malnutrición: el miedo a los atragantamientos provoca que el paciente rehúya la comida.

Deshidratación: por el mismo mecanismo de la malnutrición, se pueden evitar la ingesta de líquidos.

La clínica que hace pensar en la presencia de disfagia son:

Pérdida de peso Rechazo de la comida Tos y carraspera al comer, en especial con alimentos líquidos. Salida de comida y saliva por boca y en ocasiones por la nariz Voz húmeda o gargajienta Restos de comida en la cavidad bucal Sensación de nudos en la garganta Mantenimiento del alimento en la boca mucho tiempo

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B I B L I O G R Á F I A

1. Brendel R, Stern T: Psychotic Symptoms in the Elderly, 2005 (7), Prim Care Companion Journal of Clinical Psychiatry. pp: 238-241.

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5. Jiménez F: Las Demencias en la Vejez antes y después de Alzheimer, 2000 (76), Revista Española de Geriatría Gerontología. pp: 3-8.

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7. Petersen R: Mild Cognitive Impairment: Current Research and Clinical Implications, 2007 (123), Seminairs in Neurology. pp: 22-31.

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