principios fundamentales de la teología pastoral catequetica

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PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA TEOLOGA PASTORAL CATEQUETICAPrincipios fundamentales encatequesis

Principios fundamentales en catequesisLos principios fundamentales de la catequtica deben apoyarse, pues, en principios antropolgicos y en principios teolgicos contemporneamente.

Debemos considerar tambin que los principios fundamentales de la catequtica deben garantizar una catequesis adecuada al objetivo, al destinatario y al contenido de cada catequesis. Sin embargo, la buena catequesis debe equilibrar la referencia a todos estos elementos.

1. Principios Generales:- La catequesis debe ser fiel a Dios y al hombre.

- La catequesis debe transmitir la fe en sus dos dimensiones.

- La catequesis debe equilibrar el uso de criterios teolgicos y humanos.

- La buena catequesis es adaptacin e inculturacin.

- La catequesis debe dar prioridad al catequista sobre el resto de los elementos.

2. Principios Catequticos para conseguir el objetivo de una completa educacin en la fe:- La catequesis debe incorporar viva y activamente al cristiano en la vida de su comunidad.

- La catequesis debe formar la vivencia litrgica.

- Hay que buscar los frutos de catequesis adecuados a la etapa de desarrollo cristiano de cada persona.

- La catequesis debe educar la fe atendiendo a todas las facultades de la persona.

- La catequesis debe de llevar a consecuencias prcticas.

- La catequesis debe lograr la autoconviccin de la fe.

- La catequesis debe favorecer la promocin humana del catecmeno.

3. Principios Catequticos para sistematizar correctamente el contenido de la catequesis:- La catequesis debe usar equilibradamente las tres fuentes de la revelacin.

- Debe fundamentar slidamente la fe.

- Debe equilibrar la presentacin de todas las reas fundamentales de la vida cristiana.

- El mensaje debe aparecer cristocntrico y trinitario.

- Debe presentar sistemticamente el mensaje bsico de la fe.

4. Principios Catequticos para lograr una catequesis eficaz:- La catequesis participativa es ms eficaz.

- La mejor catequesis es la que relaciona el contenido de la fe con la experiencia del destinatario.

- La buena catequesis educa la fe centrndose en lo bsico.

- En la educacin de la fe, ayuda ms ensear a caminar que mostrar la meta.

- La catequesis necesita equilibrar la induccin con la deduccin.

- Toda catequesis debe motivar.

- Debe facilitar la memorizacin.

- Debe adaptarse al destinatario.

5. Principios para una correcta visin del destinatario:- El catequista debe descubrir las races culturales de su destinatario.

- Es muy necesario tomar las previsiones necesarias, porque vivimos en una etapa de transicin cultural.

- El catequista debe buscar la atencin personalizada a sus destinatarios.

- Hay que dar prioridad a las personas sobre la organizacin o los instrumentos.

- Hay que buscar objetivos profundos y actualizar constantemente las metas intermedias y los programas.

- El catequista necesita actualizarse constantemente para comprender y adaptarse mejor a sus destinatarios.

- La catequesis debe ser misionera.

1.- EL CATECUMENADO Y EL OBJETO DE LA CATEQUTICA.

2.- LA CATEQUTICA EN EL CUERPO TEOLGICO.

A) La pedagoga.

B) La pastoral de los jvenes.

C) La homiltica.

3.- CATEQUTICA Y PEDAGOGA:

Podemos considerar a la Catequtica como:

una forma o Como un aspecto de la pedagoga cristiana que parte de los presupuestos de la FE que nos dan la realidad integral del HOMBRE, natural-sobrenatural.Pero hablamos de la pedagoga en general, como ciencia. Ambas son distintas:

PEDAGOGA

* Objeto material: nio y joven (educar).

* Estudia: Hombre Natural.

* Destinatarios: Todos en general.

* Lleva a una educacin simplemente humana.

* Meta: conseguir la madurez del hombre.

CATEQUTICA

* Objeto material: nio y joven (educar).

* Estudia: Hombre sobrenatural.

* Destinatarios: todos los bautizados y los que se van a bautizar.

* Pretende formar al cristiano segn las enseanzas del Evangelio y en el seno de la comunidad cristiana, la Iglesia.

* Meta: Tiende a la edad perfecta y a la madurez mediante la participacin en la vida de Cristo.

A pesar de estas distinciones la catequtica se sirve de la pedagoga:

Mtodo.

Sus mismos conocimientos.

Especialmente en lo que se refiere a la personalidad:

* la edad* al sexo

* al temperamento

* a la formacin del carcter

Por este motivo se exige e impone tambin una preparacin pedaggica.4.- CATEQUETICA Y PASTORAL DE LOS JVENES:

Es clara la distincin entre catequtica y cuidado pastoral de los jvenes y de los nios, en el sentido que es MS AMPLIA, MS GENERAL Y MS VARIADA, ya que abarca todas las formas de ministerio entre los nios y los jvenes, por ejemplo: Preparacin a los sacramentos

La funcin del juego en su educacin

La cura pastoral de los nios y de los jvenes enfermos o deficientes.

Mientras que la CATEQUETICA, solamente trata:

Instruccin y educacin en el campo de las verdades religiosas.Pero estn ntimamente unidas.

5.- CATEQUETICA Y HOMILETICA: distincinCATEQUTICA Trata de la catequesis

* SUJETO: nios y jvenes.

* GRADO: Se da una instruccin elemental y si se quiere una instruccin media.HOMILTICA Trata de la homila y en general de la predicacin.

* SUJETO: a los adultos.

* GRADO: Se da una instruccin amplia y completa

Podra decirse con San Pablo (1 Cor 3,16) que el catequista planta (fiteuei) y que el predicador riega (potissei), o tambin (1cor 3,12), que el catequista pone el fundamento y el predicador construye

* MTODO: el modo de proceder es sistemtico y gradual, se desarrolla por medio de preguntas y de respuestas, hay una referencia ms individual y especfica que adapta la instruccin a los nios y a los jvenes. * MTODO:

Es ms libre,

es expositiva,

es ms genrica comn e impersonal.

Sin embrago estn unidas en el fin comn que en ambas se reduce a hacer BUENOS Y PERFECTOS CRISTIANOS, a fin de que vivan en la Iglesia como miembros de Cristo y realicen las buenas obras que les han sido impuestas por su vocacin y profesin de fe (Col 1, 28).5.- NATURALEZA Y NOTAS DE LA CIENCIA CATEQUTICA:

1.- La catequtica: Es una verdadera CIENCIA (Teolgica), por razn:

* De la unidad de su principio formal (la Revelacin).

* Proceso deductivo de las conclusiones derivadas de sus principios.

* Por su organizacin sistemtica de dichas conclusiones alrededor de los principios teolgicos investigados, desarrollados y aplicados a la instruccin religiosa bajo la gua y la autoridad del magisterio eclesistico y con la ayuda de las ciencias psicolgicas y pedaggicas.

2.- Es una ciencia prctica: ya que tiene como finalidad dirigir al pastor de almas en acciones como ensear y educar.3.- Es verdaderamente una parte de la teologa pastoral didctica: ya que tiene un munus especfico bien determinado y autnomo: la enseanza catequtica.

4.- Es una ciencia eclesistica: ya que trata y ensea bajo la gua de la autoridad de la Iglesia.

6.- FUENTES DE LA CATEQUTICA:Se conocen como fuentes de la catequesis los lugares donde es posible encontrar el contenido de la catequesis y, tambin, donde brota la accin misma de la catequesis.

Son las mismas fuentes de la catequesis entre ellas tenemos:a) La Sagrada Escritura.

La Palabra de Dios es la fuente de toda accin eclesial y, por tanto, de toda catequesis: La catequesis extraer siempre su contenido de la fuente viva de la Palabra de Dios, transmitida mediante la Tradicin y la Escritura (CT 27). Ello supone que la catequesis ha de estar impregnada por el pensamiento, el espritu y actividades bblicas y evanglicas a travs de un contacto asiduo con los textos mismos, que se han de leer con la inteligencia y el corazn de la Iglesia (CT 27).El hecho de que la Palabra de Dios sea la fuente de la catequesis significa: entregarse a la Palabra de Dios y apoyarse en ella y tambin, en segunda instancia, conocer cada vez mejor el sentido profundo de esa Palabra (CT 20). La catequesis inicia en la Palabra, no slo en la Palabra dicha ya (recogida en la Escritura y en la Tradicin viva de la Iglesia), sino en la Palabra dicha hoy (en el fondo de los acontecimientos personales, sociales y eclesiales), lo que requiere una nueva interpretacin de los acontecimientos a la luz de la Palabra de Dios (Medelln VIII, 5 y 6). De este modo, la catequesis vuelve a las fuentes y el catequista recupera su definicin ms antigua como el que instruye en la Palabra (Ga 6,6;CF 31).

b) La Doctrina de la Iglesia y de los Padres.c) La Liturgia.

d) La Historia de la Iglesia.

e) Los Catecismos de la Iglesia.

Naturalmente siempre hay que consultar los textos de teologa dogmtica, de moral, de liturgia, de historia de la Iglesia, de asctica del sacerdocio.

Existen tambin unas fuentes profanas:

La Psicologa

La Pedagoga

Que se emplean en orden al mtodo que se deba seguir en la prctica actuacin de la enseanza y de la disciplina. 7.- LA CATEQUTICA Y LAS LEYES DE LA IGLESIA:

Como ciencia Eclesistica, la catequtica se inspira y se dirige por el magisterio y por la legislacin de la jerarqua, nica autoridad que, por mandato de Cristo, salvaguarda y explica el depsito de la Revelacin; de ah que recurrimos a los documentos de la jerarqua que son muchos de las cuales citaremos las normas del Derecho Cannico:

CAPTULO II (CIC)DE LA FORMACIN CATEQUTICA

773 Es un deber propio y grave, sobre todo de los pastores de almas, cuidar la catequesis del pueblo cristiano, para que la fe de los fieles, mediante la enseanza de la doctrina y la prctica de la vida cristiana, se haga viva, explcita y operativa.

774 1. La solicitud por la catequesis, bajo la direccin de la legtima autoridad eclesistica, corresponde a todos los miembros de la Iglesia en la medida de cada uno.

2. Antes que nadie, los padres estn obligados a formar a sus hijos en la fe y en la prctica de la vida cristiana, mediante la palabra y el ejemplo; y tienen una obligacin semejante quienes hacen las veces de padres, y los padrinos.

775 1. Observadas las prescripciones de la Sede Apostlica, corresponde al Obispo diocesano dictar normas sobre la catequesis y procurar que se disponga de instrumentos adecuados para la misma, incluso elaborando un catecismo, si parece oportuno; as como fomentar y coordinar las iniciativas catequsticas.

2. Compete a la Conferencia Episcopal, si se considera til, procurar la edicin de catecismos para su territorio, previa aprobacin de la Sede Apostlica.

3. En el seno de la Conferencia Episcopal puede constituirse un departamento catequtico, cuya tarea principal ser la de ayudar a cada dicesis en materia de catequesis.

776 En virtud de su oficio, el prroco debe cuidar de la formacin catequtica de los adultos, jvenes y nios, para lo cual emplear la colaboracin de los clrigos adscritos a la parroquia, de los miembros de institutos de vida consagrada y de las sociedades de vida apostlica, teniendo en cuenta la naturaleza de cada instituto, y tambin de los fieles laicos, sobre todo de los catequistas; todos stos, si no se encuentran legtimamente impedidos, no rehsen prestar su ayuda de buen grado. Promueva y fomente el deber de los padres en la catequesis familiar a la que se refiere el c. 774 2.

777 Procure el prroco especialmente, teniendo en cuenta las normas dictadas por el Obispo diocesano:

1 que se imparta una catequesis adecuada para la celebracin de los sacramentos;

2 que los nios se preparen bien para recibir por primera vez los sacramentos de la penitencia, de la santsima Eucarista y de la confirmacin, mediante una catequesis impartida durante el tiempo que sea conveniente;

3 que los mismos, despus de la primera comunin, sean educados con una formacin catequtica ms amplia y profunda;

4 que, en la medida que lo permita su propia condicin, se d formacin catequtica tambin a los disminuidos fsicos o psquicos;

5 que, por diversas formas y actividades, la fe de los jvenes y de los adultos se fortalezca, ilustre y desarrolle.

778 Cuiden los Superiores religiosos y los de sociedades de vida apostlica que en sus iglesias, escuelas y otras obras que de cualquier modo les hayan sido encomendadas, se imparta diligentemente la formacin catequtica.

779 Se ha de dar la formacin catequtica empleando todos aquellos medios, material didctico e instrumentos de comunicacin social que sean ms eficaces para que los fieles, de manera adaptada a su modo de ser, capacidad, edad y condiciones de vida, puedan aprender la doctrina catlica de modo ms completo y llevarla mejor a la prctica.

780 Cuiden los Ordinarios del lugar de que los catequistas se preparen debidamente para cumplir bien su tarea, es decir, que se les d una formacin permanente, y que ellos mismos conozcan bien la doctrina de la Iglesia y aprendan terica y prcticamente las normas propias de las disciplinas pedaggicas.

LA CATEQUESISDEFINICIONES:A) Es profundizar en el mensaje evanglico para educar la fe.

PROFUNDIZAR: Es conseguir ms de lo que se tiene. Por eso la catequesis no es el primer paso hacia la fe. Se presupone que ya se consigui con la primera evangelizacin.

MENSAJE EVANGLICO: Es la doctrina de Cristo. Pero entendida como la ve la Iglesia.

EDUCAR: Busca hacer crecer la semilla que Dios deposit en el alma el da del Bautismo. No busca tanto dar muchas informaciones sobre el mensaje de Cristo.

FE: Es aceptar lo que Dios nos propone. Esto Requiere:

*ENTENDIMIENTO: (Acto de inteligencia).

*ACEPTACIN:(Acto de voluntad).

*GRACIA DE DIOS: Para aceptar lo que est ms all de sus posibilidades. B) Es una educacin en la Fe de los nios, de los jvenes y adultos, que comprende especialmente una enseanza de la doctrina cristiana, dada generalmente de modo orgnico y sistemtico con miras a iniciarlo en la plenitud de la vida cristiana. CIC n 5.La catequesis tiene un nmero de elementos dentro de la misin pastoral de la Iglesia, que preparan para la catequesis o derivan de ella como son:

Anuncio del Evangelio o predicacin misionera para suscitar la fe.

Bsqueda de razones para creer.

Experiencia de la vida cristiana:

Celebracin de los sacramentos.

Integracin en la comunidad eclesial.

Testimonio apostlico y misionero.

C) La catequesis es la enseanza esencial de la fe, no slo de la doctrina, sino tambin de la vida, y lleva a una participacin consciente y activa en el misterio litrgico e irradia una accin apostlica.La catequesis es un proceso de educacin en la fe: En comunidad porque es algo que se realiza poco a poco, en un caminar en comunidad, en busca de una sociedad fraterna y justa. La catequesis es dinmica porque est siempre atenta a las situaciones histricas y sociales de nuestra realidad. La catequesis es sistemtica porque organiza una programacin para facilitar el conocimiento de las verdades de la fe, de la Palabra de Dios y del magisterio de la Iglesia. La catequesis es permanente porque pasa por todas las etapas y por todas las franjas de edad.El centro de la catequesis lo encontramos esencialmente en una Persona, la de Jess de Nazaret, Unignito del Padre, lleno de gracia y de verdad, que ha sufrido y ha muerto por nosotros y que ahora, resucitado, vive para siempre con nosotros. Jess es el Camino, la Verdad y la Vida, y la vida cristiana consiste en seguir a Cristo, en la sequela Christi. (Exhortacin Apostlica Catechesi Tradendae- Juan Pablo II)

El objeto esencial y primordial es el Misterio de Cristo.En este sentido, el fin definitivo de la catequesis es poner a uno no slo en contacto sino en comunin, en intimidad con Jesucristo: slo l puede conducirnos al amor del Padre en el Espritu y hacernos partcipes de la vida de la Santsima Trinidad.

La catequesis tiene en cuenta las condiciones de la persona: sus preocupaciones, esperanzas y necesidades. La catequesis motiva al ser humano para la vivencia de su fe, integrada en su vida cristiana de cada da. Los problemas sociales que hoy enfrentamos exigen nuevas formas de catequizar.1.- DIVERSIDAD DE CATEQUESIS:

La Iglesia anuncia de diversos modos la Palabra de Dios, de acuerdo con las mltiples necesidades de las almas, de ah los nombres diversos de la manera de catequizar. Se habla de catecismo, de homila, de sermn, de enseanza religiosa, de evangelizacin, etc. Los telogos aaden trminos ms tcnicos: anuncio del Kerygma, didascalia.

a) KERYGMA Y CATEQUESIS:Se distingue en Kerygma y la catequesis.

El Kerygma es el anuncio del misterio de salvacin a quien no cree todava, con vistas inmediatamente a la conversin primera.

La Catequesis es una explicacin, un despliegue del Kerygma, presentado al que ya tiene fe y quiere conocerla mejor para una conversin ms total.

El Kerygma es a la vez un contenido y un espritu. Vemos lo que anuncia el Kerygma:1. Anuncia una Historia, la historia de las gestas de Dios en la historia. Tiene forma Bblica.

2. Anuncia a Cristo muerto por nuestros pecados y resucitado, es decir Seor.

3. Anuncia que el Reino esta aqu, que han llegado los ltimos tiempos y que el juicio obra para cada uno de nosotros y obrar un da para todos los hombres.

4. Anuncia en el tiempo actual, el reino de Dios es la Iglesia de los creyentes y bautizados.

5. Pide una conversin, una liberacin del pecado para vivir en el Espritu.

Es decir que el Kerygma proclama la intervencin de Dios en la historia y la manifestacin de su reino.

El centro del Kerygma es el anuncio de la resurreccin y del seoro de Cristo.

b) CATECISMO, ENSEANZA RELIGIOSA Y CATEQUESIS:1) El catecismo es una forma particular de catequesis. Para el comn de las gentes, las caractersticas del catecismo son las siguientes:

a.- Es una catequesis hecha a nios y, por ende, elemental, cuyo objeto es transmitir los elementos esenciales y principales de la religin. En este sentido la catequesis de adultos supone el catecismo: ste es la leche dada a los nios( Po X encclica Acerbo nimis).

b.- Procede segn una forma muy didctica, sobre todo en la escuela.

2)El conjunto de caracteres de la enseanza didctica ha llevado a veces a oponer exageradamente catequesis y catecismo.

* La catequesis tendra carcter vivo, propio para nutrir la fe viva.

* El catecismo estara confinado en un conocimiento abstracto, bastante extrao a la vida de la fe.3)Ms sutil es distinguir entre la enseanza religiosa del catecismo y catequesis. Si nos basamos solamente en la etimologa lo reducimos a catequizar y ensear. De hecho catequizar insiste ms sobre el hecho de que se anuncia un mensaje, una buena noticia, con los caracteres Kerygmticos, ensear denota ms el aspecto objetivo del mensaje: se ensea una doctrina, no se catequiza una doctrina, sino una persona. De ah que Catequesis y enseanza religiosa se han unido como mensaje y doctrina; no pueden separarse una de otra.

c) CATEQUESIS OCASIONAL Y CATEQUESIS DIDCTICA:1.- La catequesis Ocasional se da segn las necesidades y segn un orden impuesto por las ocasiones, se construye con las situaciones de la vida y no segn los requisitos que plantea la catequesis propiamente. Esta ms cercana a la accin, puede usar un lenguaje ms concreto y se presenta como concerniente al auditorio, pero por si sola no puede construir una doctrina, una sntesis. Si edificara un pensamiento humano y religioso, basndose solo en las ocasiones, tendra un pensamiento reducido, poco crtico, poco estructurado.

As pues la catequesis ocasional aparece como forma muy infantil de la catequesis o como caracterizada por el hecho de ser una catequesis suscitada ms por un problema de vida humana que por un mensaje que transmitir en su plenitud.

2.- La catequesis didctica no viene impuesta por las circunstancias, por las ocasiones imprevisibles de la vida humana. Sigue un orden impuesto por el catequista mismo. Es la que se da segn un orden que impone el medio social, la sociedad misma, al oyente. Es la expresin de la experiencia de la comunidad expresa la experiencia organizada y reflexiva del maestro, que precede a la experiencia inorganizada y espontnea del nio, o a la menos organizada de los oyentes.

d) CATEQUESIS DIDCTICA Y PREDICACIN (U HOMILA):La palabra predicacin puede tomarse en distintos sentidos, puede significar anuncio de la Palabra de Dios, puede reservarse para designar los sermones de los domingos y das de fiesta y muy particularmente, designar la catequesis dada durante la accin litrgica.

La homila, en efecto est inserta en una accin, en la oracin de la ofrenda litrgica. Es funcin de esta accin. Si explica es para esclarecer y preparar la accin litrgica, por eso est regulada y lleva consigo un orden, anuncia el misterio de la salvacin pero partiendo de los textos de la liturgia, del tiempo y de la fiesta litrgica. La homila explica, que no se trata de llagar a una inteligencia ms clara del mensaje, sino de edificar y llevar a la comunidad al acto de fe eucarstica; se dirige a una comunidad eucarstica muy concreta y para ella deslinda la significacin de los hechos y palabras bblicas, aplicndolas a la actualidad de su existencia.NOTA: SE REFLEXION SOBRE LAS CARTAS DEL SANTO PADRE BENEDCITO XVI EN VSPERAS A SU VIAJE A AFRICA AO DEL SACERDOTE Y CURSO DE LA PENITENCIARA APOSTLICA.2.- SITUACIN DE LA CATEQUESIS, VITALIDAD Y PROBLEMAEXPOSICIN INTRODUCTORIA

El anuncio del evangelio en el mundo contemporneoUna vez sali un sembrador a sembrar. Y sucedi que, al sembrar, una parte cay a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron.Otra parte cay en pedregal, donde no tena mucha tierra, y brot enseguida por no tener hondura de tierra; pero cuando sali el sol se agost, y por no tener raz se sec. Otra parte cay entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto.Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollndose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento (Mc 4,3-8).

14. Esta Exposicin Introductoria pretende estimular a los pastores y a los agentes de la catequesis a tomar conciencia de la necesidad de mirar siempre el campo de la siembra y a hacerlo desde la fe y la misericordia. La interpretacin del mundo contemporneo que aqu se presenta tiene, obviamente, un carcter de provisionalidad, inherente con la contingencia histrica.

Una vez sali un sembrador a sembrar (Mc 4,3)15. Esta parbola es fuente inspiradora para la evangelizacin. La semilla es la Palabra de Dios (Lc 8,11). El sembrador es Jesucristo. Anunci el Evangelio en Palestina hace dos mil aos y envi a sus discpulos a sembrarlo en el mundo. Jesucristo, hoy, presente en la Iglesia por medio de su Espritu, sigue sembrando la Palabra del Padre en el campo del mundo.

La calidad del terreno es siempre muy variada. El Evangelio cae a lo largo del camino (Mc 4,4) cuando no es realmente escuchado; o cae en pedregal (Mc 4,5), sin penetrar a fondo en la tierra; o entre abrojos (Mc 4,7), sofocndose enseguida en el corazn de muchas personas, distradas por mil afanes. Pero una parte cae en tierra buena (Mc 4,8), en hombres y mujeres abiertos a la relacin personal con Dios y solidarios con el prjimo, y da fruto abundante.

Jess, en la parbola, comunica la buena noticia de que el Reino de Dios llega a pesar de las dificultades del terreno, las tensiones, los conflictos y los problemas del mundo. La semilla del Evangelio fecunda la historia de los hombres y anuncia una cosecha abundante. Jess hace asimismo una advertencia: slo en el corazn bien dispuesto germina la Palabra de Dios.

Una mirada al mundo desde la fe16. La Iglesia contina sembrando el Evangelio de Jess en el gran campo de Dios. Los cristianos, insertos en los ms variados contextos sociales, miran al mundo con los mismos ojos con que Jess contemplaba la sociedad de su tiempo. El discpulo de Jesucristo, en efecto, participa desde dentro de los gozos y esperanzas, de las tristezas y angustias de los hombres de nuestro tiempo, 12 mira la historia humana y participa en ella, no slo con la razn sino con la fe. A la luz de sta, el mundo aparece, a un tiempo, fundado y conservado por el amor del Creador, esclavizado bajo la servidumbre del pecado y liberado por Cristo, crucificado y resucitado, una vez que fue quebrantado el poder del Maligno. 13 El cristiano sabe que en toda realidad y acontecimiento humano subyacen al mismo tiempo:

la accin creadora de Dios, que comunica a todo su bondad;

la fuerza que proviene del pecado, que limita y entorpece al hombre;

el dinamismo que brota de la Pascua de Cristo, como germen de renovacin, que confiere al creyente la esperanza de una consumacin definitiva. 14 Una mirada al mundo, que prescindiese de alguno de estos tres aspectos, no sera autnticamente cristiana. Es importante, por eso, que la catequesis sepa iniciar a los catecmenos y a los catequizandos en una lectura teolgica de los problemas modernos. 15 El campo del mundo17. Como madre de los hombres, lo primero que ve la Iglesia, con profundo dolor, es una multitud ingente de hombres y mujeres: nios, adultos y ancianos, en una palabra, de personas humanas concretas e irrepetibles, que sufren el peso intolerable de la miseria. 16 Ella, por medio de una catequesis en la que la enseanza social de la Iglesia ocupe su puesto, 17 desea suscitar en el corazn de los cristianos el compromiso por la justicia 18 y la opcin o amor preferencial por los pobres, 19 de forma que su presencia sea realmente luz que ilumine y sal que transforme.

Los derechos humanos18. La Iglesia, al analizar el campo del mundo, es muy sensible a todo lo que afecta a la dignidad de la persona humana. Ella sabe que de esa dignidad brotan los derechos humanos, 20 objeto constante de la preocupacin y del compromiso de los cristianos. Por eso su mirada no se interesa slo por los indicadores econmicos y sociales, 21 sino tambin por los culturales y religiosos. Lo que ella busca es el desarrollo integral de las personas y de los pueblos. 22 La Iglesia advierte con gozo que una beneficiosa corriente atraviesa y penetra ya todos los pueblos de la tierra, cada vez ms conscientes de la dignidad del hombre. 23 Esta conciencia se expresa en la viva solicitud por el respeto a los derechos humanos y el ms decidido rechazo a sus violaciones. El derecho a la vida, al trabajo, a la educacin, a la creacin de una familia, a la participacin en la vida pblica, a la libertad religiosa son, hoy, especialmente reclamados.

19. Sin embargo, en bastantes lugares, y en aparente contradiccin con la sensibilidad por la dignidad de la persona, los derechos humanos son claramente violados. 24 Y as se generan, en esos lugares, otras formas de pobreza, que no se sitan slo en el plano material: se trata de una pobreza cultural y religiosa que preocupa, igualmente, a la comunidad eclesial. La negacin o limitacin de los derechos humanos, en efecto, empobrece a la persona y a los pueblos igual o ms que la privacin de los bienes materiales. 25 La obra evangelizadora de la Iglesia tiene, en este vasto campo de los derechos humanos, una tarea irrenunciable: manifestar la dignidad inviolable de toda persona humana. En cierto sentido es la tarea central y unificante del servicio que la Iglesia, y en ella los fieles laicos, estn llamados a prestar a la familia humana. 26 La catequesis ha de prepararles para esa tarea.

La cultura y las culturas20. El sembrador sabe que la semilla penetra en terrenos concretos y que necesita absorber todos los elementos necesarios para poder fructificar. 27 Sabe tambin que, a veces, algunos de esos elementos pueden perjudicar la germinacin y la cosecha.La Constitucin Gaudium et Spes subraya la gran importancia de la ciencia y de la tcnica en la gestacin y desarrollo de la cultura moderna. El espritu cientfico que dimana de ellas modifica profundamente la tendencia cultural y las maneras de pensar, 28 con grandes repercusiones humanas y religiosas. La racionalidad cientfica y experimental est profundamente enraizada en el hombre de hoy.Sin embargo, la conciencia de que ese tipo de racionalidad no puede explicarlo todo gana hoy cada vez ms terreno. Los propios hombres de ciencia constatan que, junto al rigor de la experimentacin, es necesario otro tipo de sabidura para poder comprender en profundidad al ser humano. La reflexin filosfica sobre el lenguaje hace ver, por ejemplo, que el pensamiento simblico es una forma de acceso al misterio de la persona humana, inaccesible de otro modo. Se convierte, as, en indispensable un tipo de racionalidad que no divida al ser humano, que integre su afectividad, que lo unifique, dando un sentido ms integral a su vida.

21. Junto a esta forma de cultura ms universal, 29 hoy se constata tambin un creciente deseo de revalorizar las culturas autctonas. La pregunta del Concilio sigue viva: De qu forma hay que favorecer el dinamismo y la expansin de la nueva cultura sin que perezca la fidelidad viva a la herencia de las tradiciones?. 30 En muchos lugares se toma conciencia de que las culturas tradicionales son agredidas, por las influencias exteriores dominantes y por la imitacin alienante de formas de vida importadas. De esta manera, se van destruyendo gradualmente la identidad y los valores propios de los pueblos.

Tambin se constata la enorme influencia de los medios de comunicacin los cuales, muchas veces, por intereses econmicos o ideolgicos, imponen una visin de la vida que no respeta la fisonoma cultural de los pueblos a los que se dirige.

La evangelizacin tiene, as, en la inculturacin uno de sus mayores desafos. La Iglesia, a la luz del Evangelio, ha de asumir todos los valores positivos de la cultura y de las culturas, 31 y discernir aquellos elementos que obstaculizan a las personas y a los pueblos el desarrollo de sus autnticas potencialidades.

La situacin religoso-moral22. Entre los elementos que componen el patrimonio cultural de un pueblo, el factor religioso-moral tiene para el sembrador una particular relevancia. En la cultura actual se da una persistente difusin de la indiferencia religiosa: Son muchos los que, hoy en da, se desentienden de esta ntima y vital unin con Dios o la niegan de forma explcita. 32 El atesmo, en cuanto negacin de Dios, es uno de los fenmenos ms graves de nuestro tiempo. 33 Adopta formas diversas, pero especialmente hoy aparece bajo la forma del secularismo, que consiste en una visin autnoma del hombre y del mundo que se explica por s mismo sin que sea necesario recurrir a Dios. 34 En el mbito especficamente religioso, se dan signos de una vuelta a lo sagrado 35 y de una nueva sed de las cosas trascendentes y divinas. El mundo actual testifica, de una manera cada vez ms amplia y viva, el despertar de una bsqueda religiosa. 36 Este fenmeno, ciertamente, no carece de ambigedad. 37 El amplio desarrollo de las sectas y de los nuevos movimientos religiosos, y el resurgir del fundamentalismo, 38 son datos que interpelan seriamente a la Iglesia y que se deben analizar con cuidado.

23. La situacin moral que hoy se observa est muy relacionada con la religiosa. En efecto, se detecta un oscurecimiento de la verdad ontolgica de la persona humana. Y esto sucede como si el rechazo de Dios quisiera significar la ruptura interior de las aspiraciones del ser humano. 39 Se asiste as, en muchas partes, a un relativismo tico que quita a la convivencia civil cualquier punto seguro de referencia moral. 40 La evangelizacin encuentra en el terreno religioso-moral un campo preferente de actuacin. La misin primordial de la Iglesia, en efecto, es anunciar a Dios, ser testimonio de El ante el mundo. Se trata de dar a conocer el verdadero rostro de Dios y su designio de amor y de salvacin en favor de los hombres, tal como Jess lo revel.

Para preparar a tales testigos es necesario que la Iglesia desarrolle una catequesis que propicie el encuentro con Dios y afiance un vnculo permanente de comunin con El.

La Iglesia en el campo del mundoLa fe de los cristianos24. Los discpulos de Jess estn inmersos en el mundo como levadura pero, al igual que en todo tiempo, no quedan inmunes de experimentar el influjo de las situaciones humanas. Por ello, es necesario plantearse la situacin actual de la fe de los cristianos.

La renovacin catequtica en la Iglesia, desarrollada durante los ltimos decenios, ha dado ya frutos muy positivos. 41 La catequesis de nios, de jvenes y de adultos ha dado origen a un tipo de cristiano verdaderamente consciente de su fe y coherente con ella en su vida. Ha favorecido en ellos, en efecto:

una nueva experiencia viva de Dios, como Padre misericordioso;

un redescubrimiento ms hondo de Jesucristo, no slo en su divinidad, sino tambin en su verdadera humanidad;

el sentirse, todos, corresponsables de la misin de la Iglesia en el mundo;

la toma de conciencia de las exigencias sociales de la fe.

25. Sin embargo, ante el panorama religioso actual, se hace necesario que los hijos de la Iglesia verifiquen: En qu medida estn tambin ellos afectados por la atmsfera de secularismo y relativismo tico?. 42 Un primer grupo est constituido por el gran nmero de personas que recibieron el bautismo pero viven al margen de toda vida cristiana. 43 Se trata, en efecto, de una muchedumbre de cristianos no practicantes, 44 aunque en el fondo del corazn de muchos el sentimiento religioso no haya desaparecido del todo. Despertarles a la fe es un verdadero reto para la Iglesia.

Junto a stos, estn tambin las gentes sencillas, 45 que se expresan a menudo con sentimientos religiosos muy sinceros y con una religiosidad popular 46 muy arraigada. Tienen una cierta fe, pero conocen poco los fundamentos de la misma. 47 Tambin existen numerosos cristianos, intelectualmente ms cultivados, pero con una formacin religiosa recibida slo en la infancia, que necesitan replantear y madurar su fe bajo una luz distinta. 48 26. No falta, tampoco, un cierto nmero de bautizados que, lamentablemente, ocultan su identidad cristiana sea por una forma de dilogo interreligioso mal entendida, sea por una cierta reticencia a dar testimonio de su fe en Jesucristo en la sociedad contempornea.

Estas situaciones de la fe de los cristianos reclaman con urgencia del sembrador el desarrollo de una nueva evangelizacin, 49 sobre todo en aquellas Iglesias de tradicin cristiana donde el secularismo ha hecho ms mella. En esta nueva situacin, necesitada de evangelizacin, el anuncio misionero y la catequesis, sobre todo a jvenes y adultos, constituyen una clara prioridad.

La vida interna de la comunidad eclesial27. Es importante considerar tambin la vida misma de la comunidad eclesial, su calidad interna. Una primera consideracin es descubrir cmo en la Iglesia se ha acogido y han ido madurando los frutos del Concilio Vaticano II. Los grandes documentos conciliares no han sido letra muerta: se constatan sus efectos. Las cuatro constituciones Sacrosanctum Concilium, Lumen Gentium, Dei Verbum y Gaudium et Spes han fecundado a la Iglesia. En efecto:

La vida litrgica es comprendida ms profundamente como fuente y culmen de la vida eclesial.

El Pueblo de Dios ha adquirido una conciencia ms viva del sacerdocio comn, 50 originado en el Bautismo. As mismo, se descubre ms y ms la vocacin universal a la santidad y un sentido ms vivo del servicio a la caridad.

La comunidad eclesial ha adquirido un sentido ms vivo de la Palabra de Dios. La Sagrada Escritura, por ejemplo, es leda, gustada y meditada de una manera ms intensa.

La misin de la Iglesia en el mundo se percibe de una manera nueva. Sobre la base de una renovacin interior, el Concilio ha abierto a los catlicos a la exigencia de una evangelizacin vinculada necesariamente con la promocin humana, a la necesidad de dilogo con el mundo, con las culturas y religiones, y a la urgente bsqueda de la unidad entre los cristianos.

28. En medio de esta fecundidad se deben reconocer tambin defectos y dificultades en la recepcin del Concilio. 51 A pesar de una doctrina eclesiolgica tan amplia y profunda, se ha debilitado el sentido de pertenencia eclesial; se constata, con frecuencia, una desafeccin hacia la Iglesia; 52 se la contempla, muchas veces, de forma unilateral, como mera institucin, privada de su misterio.

En algunas ocasiones, se han dado posiciones parciales y contrapuestas en la interpretacin y aplicacin de la renovacin pedida a la Iglesia por el Concilio Vaticano II. Tales ideologas y comportamientos han conducido a fragmentaciones y a daar el testimonio de comunin, indispensable para la evangelizacin.

La accin evangelizadora de la Iglesia, y en ella la catequesis, debe buscar ms decididamente una slida cohesin eclesial. Para ello es urgente promover y ahondar una autntica eclesiologa de comunin, 53 a fin de generar en los cristianos una slida espiritualidad eclesial.Situacin de la catequesis: vitalidad y problemas29. Muchos son los aspectos positivos de la catequesis en estos ltimos aos, que muestran su vitalidad. Entre ellos cabe destacar: El gran nmero de sacerdotes, religiosos y laicos que se consagran con entusiasmo y constancia a la catequesis. Es una de las acciones eclesiales ms relevantes.

Tambin hay que destacar el carcter misionero de la catequesis actual y su tendencia a asegurar la adhesin a la fe por parte de los catecmenos y de los catequizandos, en medio de un mundo donde el sentido religioso se oscurece. En esta dinmica se toma clara conciencia de que la catequesis debe adquirir el carcter de la formacin integral, y no reducirse a una mera enseanza: deber empearse, en efecto, en suscitar una verdadera conversin. 54 En sintona con lo anterior, tiene extraordinaria importancia el incremento que va adquiriendo la catequesis de adultos 55 en el proyecto de catequesis de numerosas Iglesias particulares. Esta opcin aparece como prioritaria en los planes pastorales de muchas dicesis. Igualmente, en algunos movimientos y grupos eclesiales ocupa un lugar central.

Favorecido sin duda por las orientaciones recientes del Magisterio, el pensamiento catequtico ha ganado, en nuestro tiempo, en densidad y profundidad. En este sentido, muchas Iglesias particulares cuentan ya con adecuadas y oportunas orientaciones pastorales.

30. Algunos problemas, sin embargo, deben hoy ser examinados con particular cuidado, tratando de encontrar solucin a los mismos: El primero se refiere a la concepcin de la catequesis como escuela de fe, como aprendizaje y entrenamiento de toda la vida cristiana, concepcin que no ha penetrado plenamente en la conciencia de los catequistas.

En lo que concierne a la orientacin de fondo, el concepto de Revelacin impregna ordinariamente la actividad catequtica; sin embargo, el concepto conciliar de Tradicin tiene un menor influjo en cuanto elemento realmente inspirador. De hecho, en muchas catequesis, la referencia a la Sagrada Escritura es casi exclusiva, sin que la reflexin y la vida dos veces milenaria de la Iglesia 56 la acompae de modo suficiente. La naturaleza eclesial de la catequesis aparece, en este caso, menos clara. La interrelacin entre la Sagrada Escritura, la Sagrada Tradicin y el Magisterio, cada uno a su modo, 57 no fecunda an de modo armonioso la transmisin catequtica de la fe.

Respecto a la finalidad de la catequesis, que trata de propiciar la comunin con Jesucristo, es necesaria una presentacin ms equilibrada de toda la verdad del misterio de Cristo. A veces se insiste slo en su humanidad, sin hacer explcita referencia a su divinidad; en otras ocasiones, menos frecuentes en nuestro tiempo, se acenta tan exclusivamente su divinidad que no se pone de relieve la realidad del misterio de la Encarnacin del Verbo. 58 Acerca del contenido de la catequesis, subsisten varios problemas. Existen ciertas lagunas doctrinales sobre la verdad de Dios y del hombre, sobre el pecado y la gracia, y sobre los novsimos. Existe la necesidad de una ms slida formacin moral; se advierte una inadecuada presentacin de la historia de la Iglesia y una escasa relevancia de su doctrina social. En algunas regiones proliferan catecismos y textos de iniciativa particular, con tendencias selectivas y acentuaciones tan diversas que llegan a daar la necesaria convergencia en la unidad de la fe. 59 La catequesis est intrnsecamente unida a toda la accin litrgica y sacramental. 60 A menudo, sin embargo, la prctica catequtica muestra una vinculacin dbil y fragmentaria con la liturgia: una limitada atencin a los signos y ritos litrgicos, una escasa valoracin de las fuentes litrgicas, itinerarios catequticos poco o nada conectados con el ao litrgico y una presencia marginal de celebraciones en los itinerarios de la catequesis.

En lo que concierne a la pedagoga, despus de una acentuacin excesiva del valor del mtodo y de las tcnicas por parte de algunos, no se atiende an debidamente a las exigencias y originalidad de la pedagoga propia de la fe. 61 Se cae con facilidad en el dualismo contenido-mtodo, con reduccionismos en uno u otro sentido. Respecto a la dimensin pedaggica, no se ha ejercido siempre el necesario discernimiento teolgico.

Por lo que concierne a la diversidad de culturas en relacin al servicio de la fe, est el problema de saber transmitir el Evangelio en el horizonte cultural de los pueblos a los que se dirige, de modo que pueda ser percibido realmente como una gran noticia para la vida de las personas y de la sociedad. 62 La formacin al apostolado y a la misin es una de las tareas fundamentales de la catequesis. Sin embargo, mientras crece en la actividad catequtica una nueva sensibilidad para formar a los fieles laicos para el testimonio cristiano, el dilogo interreligioso y el compromiso en el mundo, la educacin en el sentido de la misin ad gentes es an dbil e inadecuada. A menudo, la catequesis ordinaria concede a las misiones una atencin marginal y de carcter ocasional.

La siembra del Evangelio

31. Analizado el terreno, el sembrador enva a sus operarios a anunciar el Evangelio por todo el mundo, comunicndoles la fuerza de su Espritu. Al mismo tiempo les muestra cmo leer los signos de los tiempos y les pide una preparacin muy cuidada para realizar la siembra.

Cmo leer los signos de los tiempos

32. La voz del Espritu que Jess, de parte del Padre, ha enviado a sus discpulos resuena tambin en los acontecimientos mismos de la historia. 63 Tras los datos cambiantes de la situacin actual, y en las motivaciones profundas de los desafos que se le presentan a la evangelizacin, es necesario descubrir los signos de la presencia y del designio de Dios. 64 Se trata de un anlisis que debe hacerse a la luz de la fe, con actitud de comprensin. Valindose de las ciencias humanas, 65 siempre necesarias, la Iglesia trata de descubrir el sentido de la situacin actual dentro de la historia de la salvacin. Sus juicios sobre la realidad son siempre diagnsticos para la misin.

Algunos retos para la catequesis33. Para poder expresar su vitalidad y eficacia, la catequesis debe asumir, hoy, los siguientes desafos y opciones:

ante todo debe ser propuesta como un servicio fundamental, interior a la evangelizacin de la Iglesia, y con un acentuado carcter misionero;

debe dirigirse a sus destinatarios de siempre, que han sido y siguen siendo los nios, los adolescentes, los jvenes y los adultos, y debe hacerlo a partir, sobre todo, de estos ltimos;

a ejemplo de la catequesis patrstica, debe moldear la personalidad creyente y, en consecuencia, ser una verdadera y propia escuela de pedagoga cristiana;

debe anunciar los misterios esenciales del cristianismo, promoviendo la experiencia trinitaria de la vida en Cristo como centro de la vida de fe;

debe considerar, como tarea prioritaria, la preparacin y formacin de catequistas dotados de una profunda fe.LA REVELACIN Y SU TRANSMISIN MEDIANTE LA EVANGELIZACIN Bendito sea Dios, Padre de nuestro Seor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en Cristo,... dndonos a conocer el misterio de su voluntad, segn su designio benevolente, que en El se propuso de antemano, para realizarlo en la plenitud de los tiempos: hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza ( Ef 1,3-10).La Revelacin del designio providencial de Dios:36. Dios, creando y conservando el universo por su Palabra, ofrece a los hombres en la creacin un testimonio perenne de s mismo .(72) El hombre, que por su naturaleza y vocacin es capaz de Dios , cuando escucha el mensaje de las criaturas puede alcanzar la certeza de la existencia de Dios como causa y fin de todo y que El puede revelarse al hombre.

La Constitucin Dei Verbum del Concilio Vaticano II ha descrito la Revelacin como el acto por el cual Dios se manifiesta personalmente a los hombres. Dios se muestra, en efecto, como quien quiere comunicarse a S mismo, haciendo a la persona humana partcipe de su naturaleza divina.(73) Es as como realiza su designio de amor.

Quiso Dios, en su bondad y sabidura, revelarse a S mismo y manifestar el misterio de su voluntad... para invitar a los hombres a la comunicacin consigo y recibirlos en su compaa .(74)

37. Este designio benevolente(75) del Padre, revelado plenamente en Jesucristo, se realiza con la fuerza del Espritu Santo.

Lleva consigo:

la revelacin de Dios, de su verdad ntima ,(76) de su secreto ,(77) as como de la verdadera vocacin y dignidad de la persona humana;(78)

el ofrecimiento de la salvacin a todos los hombres, como don de la gracia y de la misericordia de Dios,(79) que implica la liberacin del mal, del pecado y de la muerte;(80)

la definitiva llamada para reunir a todos los hijos dispersos en la familia de Dios, realizando as entre los hombres la unin fraterna.(81)

La Revelacin: hechos y palabras:38. Dios, en su inmensidad, para revelarse a la persona humana, utiliza una pedagoga:(82) se sirve de acontecimientos y palabras humanas para comunicar su designio; y lo hace progresivamente, por etapas,(83) para mejor acercarse a los hombres. Dios, en efecto, obra de tal manera que los hombres llegan al conocimiento de su plan salvador mediante los acontecimientos de la historia de la salvacin y las palabras divinamente inspiradas que los acompaan y explican.

Este plan de la Revelacin se realiza por obras y palabras intrnsecamente ligadas, de forma que

las obras realizadas por Dios en la historia de la salvacin manifiestan y confirman la doctrina y las realidades que las palabras significan;

a su vez, las palabras proclaman las obras y esclarecen el misterio contenido en ellas .(84)

39. Tambin la evangelizacin, que transmite al mundo la Revelacin, se realiza con obras y palabras. Es, a un tiempo, testimonio y anuncio, palabra y sacramento, enseanza y compromiso.

La catequesis, por su parte, transmite los hechos y las palabras de la Revelacin: debe proclamarlos y narrarlos y, al mismo tiempo, esclarecer los profundos misterios que contienen. An ms, por ser la Revelacin fuente de luz para la persona humana, la catequesis no slo recuerda las maravillas de Dios hechas en el pasado sino que, a la luz de la misma Revelacin, interpreta los signos de los tiempos y la vida de los hombres y mujeres, ya que en ellos se realiza el designio de Dios para la salvacin del mundo.(85)

Jesucristo, mediador y plenitud de la Revelacin:40. Dios se revel progresivamente a los hombres, por medio de los profetas y de los acontecimientos salvficos, hasta que culmin su revelacin enviando a su propio Hijo:(86) Jesucristo, con su presencia y manifestacin, con sus palabras y obras, signos y milagros, sobre todo con su muerte y gloriosa resurreccin, y con el envo del Espritu de la verdad, lleva a plenitud toda la revelacin .(87)

Jesucristo no slo es el mayor de los profetas sino que es el Hijo eterno de Dios hecho hombre. El es, por tanto, el acontecimiento ltimo hacia el que convergen todos los acontecimientos de la historia de la salvacin.(88) El es, en efecto, la Palabra nica, perfecta y definitiva del Padre .(8941. El ministerio de la Palabra debe destacar esta admirable caracterstica, propia de la economa de la Revelacin: el Hijo de Dios entra en la historia de los hombres, asume la vida y la muerte humana y realiza la alianza nueva y definitiva entre Dios y los hombres. Es tarea propia de la catequesis mostrar quin es Jesucristo: su vida y su misterio, y presentar la fe cristiana como seguimiento de su persona.(90) Para ello, ha de apoyarse continuamente en los evangelios, que son el corazn de toda la Escritura, por ser el testimonio principal de la vida y doctrina de la Palabra hecha carne, nuestro Salvador .(91)

El hecho de que Jesucristo sea la plenitud de la Revelacin es el fundamento del cristocentrismo (92) de la catequesis: el misterio de Cristo, en el mensaje revelado, no es un elemento ms junto a otros, sino el centro a partir del cual los restantes elementos se jerarquizan y se iluminan.La transmisin de la Revelacin por medio de la Iglesia, obra del Espritu Santo:42. La Revelacin de Dios, culminada en Jesucristo, est destinada a toda la humanidad: Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad ( 1 Tm 2,4). En virtud de esta voluntad salvfica universal, Dios ha dispuesto que la Revelacin se transmitiera a todos los pueblos, a todas las generaciones, y permaneciese ntegra para siempre.(93)

43. Para cumplir este designio divino, Jesucristo instituy la Iglesia sobre el fundamento de los Apstoles y, envindoles de parte del Padre el Espritu Santo, les mand predicar el Evangelio por todo el mundo. Los Apstoles, con palabras, obras y escritos, cumplieron fielmente este mandato.(94)

Esta Tradicin apostlica se perpeta en la Iglesia y por la Iglesia. Toda ella, pastores y fieles, velan por su conservacin y transmisin. El Evangelio, en efecto, se conserva ntegro y vivo en la Iglesia: los discpulos de Jesucristo lo contemplan y meditan sin cesar, lo viven en su existencia diaria y lo anuncian en la misin. El Espritu Santo fecunda constantemente la Iglesia en esta vivencia del Evangelio, la hace crecer continuamente en la inteligencia del mismo, y la impulsa y sostiene en la tarea de anunciarlo por todos los confines del mundo.(95)

44. La conservacin ntegra de la Revelacin, Palabra de Dios contenida en la Tradicin y en la Escritura, as como su continua transmisin, estn garantizadas en su autenticidad. El Magisterio de la Iglesia, sostenido por el Espritu Santo y dotado del carisma de la verdad , ejerce la funcin de interpretar autnticamente la Palabra de Dios .(96)

45. La Iglesia, sacramento universal de salvacin ,(97) movida por el Espritu Santo, transmite la Revelacin mediante la evangelizacin: anuncia la buena nueva del designio salvfico del Padre y, en los sacramentos, comunica los dones divinos.

A Dios que se revela se le debe la obediencia de la fe, por la cual el hombre se adhiere libremente al Evangelio de la gracia de Dios ( Hch 20,24), con asentimiento pleno de la inteligencia y de la voluntad. Guiado por la fe, don del Espritu, el hombre llega a contemplar y gustar al Dios del amor, que en Cristo ha revelado las riquezas de su gloria.(98)

(Exhortacin Apostolica Catechesi Tradendae)El Espritu Santo, Maestro interior72. Al final de esta Exhortacin Apostlica, la mirada se vuelve hacia Aqul que es el principio inspirador de toda la obra catequtica y de los que la realizan: el Espritu del Padre y del Hijo: el Espritu Santo.

Al exponer la misin que tendra este Espritu en la Iglesia, Cristo utiliza estas palabras significativas: El os lo ensear y os traer a la memoria todo lo que yo os he dicho,( Jn 14, 26) y aade: Cuando viniere Aqul, el Espritu de verdad, os guiar hacia la verdad completa ..., os comunicar las cosas venideras.( Jn 16, 13) .

El Espritu es, pues, prometido a la Iglesia y a cada fiel como un Maestro interior que, en la intimidad de la conciencia y del corazn, hace comprender lo que se haba entendido pero que no se haba sido capaz de captar plenamente. El Espritu Santo desde ahora instruye a los fieles deca a este respecto san Agustn segn la capacidad espiritual de cada uno. Y l enciende en sus corazones un deseo ms vivo en la medida en la que cada uno progresa en esta caridad que le hace amar lo que ya conoca y desear lo que todava no conoca.(124)

Adems, misin del Espritu es tambin transformar a los discpulos en testigos de Cristo: l dar testimonio de m y vosotros daris tambin testimonio.(125)

Ms an. Para san Pablo, que sintetiza en este punto una teologa latente en todo el Nuevo Testamento, la vida segn el Espritu,(126) es todo el ser cristiano, toda la vida cristiana, la vida nueva de los hijos de Dios. Slo el Espritu nos permite llamar a Dios: Abba, Padre.(127) Sin el Espritu no podemos decir: Jess es el Seor.(128) Del Espritu proceden todos los carismas que edifican la Iglesia, comunidad de cristianos.(129) En este sentido san Pablo da a cada discpulo de Cristo esta consigna: Llenaos del Espritu.(130) San Agustn es muy explcito: El hecho de creer y de obrar bien son nuestros como consecuencia de la libre eleccin de nuestra voluntad, y sin embargo uno y otro son un don que viene del Espritu de fe y de caridad.(131)

La catequesis, que es crecimiento en la fe y maduracin de la vida cristiana hacia la plenitud, es por consiguiente una obra del Espritu Santo, obra que slo l puede suscitar y alimentar en la Iglesia.

Esta constatacin, sacada de la lectura de los textos citados ms arriba y de otros muchos pasajes del Nuevo Testamento, nos lleva a dos convicciones.

Ante todo est claro que la Iglesia, cuando ejerce su misin catequtica como tambin cada cristiano que la ejerce en la Iglesia y en nombre de la Iglesia debe ser muy consciente de que acta como instrumento vivo y dcil del Espritu Santo. Invocar constantemente este Espritu, estar en comunin con l, esforzarse en conocer sus autnticas inspiraciones debe ser la actitud de la Iglesia docente y de todo catequista.

Adems, es necesario que el deseo profundo de comprender mejor la accin del Espritu y de entregarse ms a l dado que nosotros vivimos en la Iglesia un momento privilegiado del Espritu, como observaba mi Predecesor Pablo VI en su Exhortacin Apostlica Evangelii nuntiandi(132) provoca un despertar catequtico. En efecto, la renovacin en el Espritu ser autntica y tendr una verdadera fecundidad en la Iglesia, no tanto en la medida en que suscite carismas extraordinarios, cuanto si conduce al mayor nmero posible de fieles, en su vida cotidiana, a un esfuerzo humilde, paciente, y perseverante para conocer siempre mejor el misterio de Cristo y dar testimonio de l.

Yo invoco ahora sobre la Iglesia catequizadora este Espritu del Padre y del Hijo, y le suplicamos que renueve en esta Iglesia el dinamismo catequtico.

La evangelizacin(99)46. La Iglesia existe para evangelizar , (100) esto es, para llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad . (101)El mandato misionero de Jess comporta varios aspectos, ntimamente unidos entre s: anunciad (Mc 16,15), haced discpulos y ensead , (102) sed mis testigos , (103) bautizad , (104) haced esto en memoria ma (Lc 22,19), amaos unos a otros (Jn 15,12). Anuncio, testimonio, enseanza, sacramentos, amor al prjimo, hacer discpulos: todos estos aspectos son vas y medios para la transmisin del nico Evangelio y constituyen los elementos de la evangelizacin.Algunos de estos elementos revisten una importancia tan grande que, a veces, se tiende a identificarlos con la accin evangelizadora. Sin embargo, ninguna definicin parcial y fragmentaria refleja la realidad rica, compleja y dinmica que comporta la evangelizacin .(105) Se corre el riesgo de empobrecerla e, incluso, de mutilarla. Al contrario, ella debe desplegar toda su integridad (106) e incorporar sus intrnsecas bipolaridades: testimonio y anuncio,(107) palabra y sacramento,(108) cambio interior y transformacin social.(109) Los agentes de la evangelizacin han de saber operar con una visin global (110) de la misma e identificarla con el conjunto de la misin de la Iglesia.(111)LA CATEQUESIS EN EL PROCESO DE EVANGELIZACIN Lo que omos y aprendimos, lo que nuestros padres nos contaron no lo ocultaremos a sus hijos, lo contaremos a la futura generacin: las alabanzas del Seor, su poder, las maravillas que realiz (Sal 78,3-4).*Se describe, en primer lugar, la relacin de la catequesis con el primer anuncio, que se realiza en la misin.*La ntima conexin entre la catequesis y los sacramentos de la iniciacin cristiana.*El papel fundamental de la catequesis en la vida ordinaria de la Iglesia en su tarea de educar permanentemente en la fe.El Primer anuncio y la catequesisPRIMER ANUNCIO*Se dirige a los no creyentes y a los que, de hecho, viven en la indiferencia religiosa.

LA CATEQUESIS*Promueve y hace madurar esta conversin inicial, educando en la fe al convertido e incorporndolo a la comunidad cristiana.

La relacin entre ambas formas del ministerio de la Palabra es, por tanto, una relacin de distincin en la complementariedad.

*Participa del "id" que Jess propuso a sus discpulos: implica, por tanto, salir, adelantarse, proponer.* Parte de la condicin que el mismo Jess indic, "el que crea", el que se convierta, el que se decida.

Las dos acciones son esenciales y se reclaman mutuamente: ir y acoger, anunciar y educar, llamar e incorporar.

Frecuentemente, las personas que acceden a la catequesis necesitan, de hecho, una verdadera conversin. Por eso, la Iglesia desea que, ordinariamente, una primera etapa del proceso catequizador est dedicada a asegurar la conversin. 185 En la "misin ad gente", esta tarea se realiza en el "precatecumenado". 186 En la situacin que requiere la "nueva evangelizacin" se realiza por medio de la "catequesis kerigmtica", que algunos llaman "precatequesis", 187 porque, inspirada en el precatecumenado, es una propuesta de la Buena Nueva en orden a una opcin slida de fe. Slo a partir de la conversin, y contando con la actitud interior de "el que crea", la catequesis propiamente dicha podr desarrollar su tarea especfica de educacin de la fe.La catequesis al servicio de la iniciacin cristiana65. La fe, por la que el hombre responde al anuncio del Evangelio, reclama el Bautismo. La ntima relacin entre las dos realidades tiene su raz en la voluntad del mismo Cristo, que mand a sus apstoles a hacer discpulos a todas las gentes y a bautizarlas. La misin de bautizar, por tanto, la misin sacramental, est comprendida en la misin de evangelizar . (197)

Los que se han convertido a Jesucristo y han sido educados en la fe por la catequesis, al recibir los sacramentos de la iniciacin cristiana, el Bautismo, la Confirmacin y la Eucarista, son liberados del poder de las tinieblas; muertos, sepultados y resucitados con Cristo; reciben el Espritu de hijos de adopcin; y celebran con todo el Pueblo de Dios el memorial de la muerte y resurreccin del Seor . (198)

66. La catequesis es, as, elemento fundamental de la iniciacin cristiana y est estrechamente vinculada a los sacramentos de la iniciacin, especialmente al Bautismo, sacramento de la fe . (199) El eslabn que une la catequesis con el Bautismo es la profesin de fe, que es, a un tiempo, elemento interior de este sacramento y meta de la catequesis. La finalidad de la accin catequtica consiste precisamente en esto: propiciar una viva, explcita y operante profesin de fe. (200)

Para lograrlo, la Iglesia transmite a los catecmenos y a los catequizandos la experiencia viva que ella misma tiene del Evangelio, su fe, para que aqullos la hagan suya al profesarla. Por eso, la autntica catequesis es siempre una iniciacin ordenada y sistemtica a la revelacin que Dios mismo ha hecho al hombre en Jesucristo, revelacin conservada en la memoria profunda de la Iglesia y en las Sagradas Escrituras y comunicada constantemente, mediante una 'traditio' viva y activa, de generacin en generacin . (201)

Caractersticas fundamentales de la catequesis de iniciacin67. El hecho de ser momento esencial del proceso evangelizador, al servicio de la iniciacin cristiana, confiere a la catequesis algunas caractersticas: (202)

La catequesis es una formacin orgnica y sistemtica de la fe. El Snodo de 1977 subray la necesidad de una catequesis orgnica y bien ordenada , (203) ya que esa indagacin vital y orgnica en el misterio de Cristo es lo que, principalmente, distingue a la catequesis de todas las dems formas de presentar la Palabra de Dios.

Esta formacin orgnica es ms que una enseanza: es un aprendizaje de toda la vida cristiana, una iniciacin cristiana integral , (204) que propicia un autntico seguimiento de Jesucristo, centrado en su Persona. Se trata, en efecto, de educar en el conocimiento y en la vida de fe, de forma que el hombre entero, en sus experiencias ms profundas, se vea fecundado por la Palabra de Dios. Se ayudar as al discpulo de Jesucristo a transformar el hombre viejo, a asumir sus compromisos bautismales y a profesar la fe desde el corazn . (205)

La catequesis es una formacin bsica, esencial, (206) centrada en lo nuclear de la experiencia cristiana, en las certezas ms bsicas de la fe y en los valores evanglicos ms fundamentales. La catequesis pone los cimientos del edificio espiritual del cristiano, alimenta las races de su vida de fe, capacitndole para recibir el posterior alimento slido en la vida ordinaria de la comunidad cristiana.

68. En sntesis, la catequesis de iniciacin, por ser orgnica y sistemtica, no se reduce a lo meramente circunstancial u ocasional; (207) por ser formacin para la vida cristiana, desborda incluyndola a la mera enseanza; (208) por ser esencial, se centra en lo comn para el cristiano, sin entrar en cuestiones disputadas ni convertirse en investigacin teolgica. En fin, por ser iniciacin, incorpora a la comunidad que vive, celebra y testimonia la fe. Ejerce, por tanto, al mismo tiempo, tareas de iniciacin, de educacin y de instruccin. (209) Esta riqueza, inherente al catecumenado de adultos no bautizados, ha de inspirar a las dems formas de catequesis.

La catequesis al servicio de la educacin permanente de la FeLa educacin permanente de la fe en la comunidad cristiana69. La educacin permanente de la fe es posterior a su educacin bsica y la supone. Ambas actualizan dos funciones del ministerio de la Palabra, distintas y complementarias, al servicio del proceso permanente de conversin.

La catequesis de iniciacin pone las bases de la vida cristiana en los seguidores de Jess. El proceso permanente de conversin va ms all de lo que proporciona la catequesis de base o fundante. Para favorecer tal proceso, se necesita una comunidad cristiana que acoja a los iniciados para sostenerlos y formarlos en la fe. La catequesis corre el riesgo de esterilizarse si una comunidad de fe y de vida cristiana no acoge al catecmeno en cierta fase de su catequesis . (210) El acompaamiento que ejerce la comunidad en favor del que se inicia, se transforma en plena integracin del mismo en la comunidad.

70. En la comunidad cristiana, los discpulos de Jesucristo se alimentan en una doble mesa: la de la Palabra de Dios y la del Cuerpo de Cristo . (211) El Evangelio y la Eucarista son su constante alimento en el peregrinar hacia la casa del Padre. La accin del Espritu Santo hace que el don de la comunin y el compromiso de la misin se ahonden y se vivan de manera cada vez ms profunda.

La educacin permanente de la fe se dirige no slo a cada cristiano, para acompaarle en su camino hacia la santidad, sino tambin a la comunidad cristiana como tal, para que vaya madurando tanto en su vida interna de amor a Dios y de amor fraterno, cuanto en su apertura al mundo como comunidad misionera. El deseo y la oracin de Jess ante el Padre son una llamada incesante: Que todos sean uno. Como t, Padre, en m y yo en ti, que ellos tambin sean uno en nosotros para que el mundo crea que t me has enviado . (212) Acercarse paulatinamente a este ideal requiere, en la comunidad, una fidelidad grande a la accin del Espritu Santo, un constante alimentarse del Cuerpo y de la Sangre del Seor y una permanente educacin de la fe, en la escucha de la Palabra.

En esta mesa de la Palabra de Dios, la homila tiene un lugar privilegiado, ya que vuelve a recorrer el itinerario de fe propuesto por la catequesis y lo conduce a su perfeccionamiento natural; al mismo tiempo impulsa a los discpulos del Seor a emprender cada da su itinerario espiritual en la verdad, la adoracin y la accin de gracias . (213)

Formas mltiples de catequesis permanente71. Para la educacin permanente de la fe, el ministerio de la Palabra cuenta con muchas formas de catequesis. Entre otras, se pueden destacar las siguientes:

El estudio y profundizacin de la Sagrada Escritura leda no solo en la Iglesia, sino con la Iglesia y su fe siempre viva. Esto ayuda a descubrir la verdad divina, de forma que suscite una respuesta de fe. La denominada lectio divina es forma eminente de este estudio vital de las Escrituras. (214)

La lectura cristiana de los acontecimientos, que viene exigida por la vocacin misionera de la comunidad cristiana. Para hacer esta lectura, el estudio de la doctrina social de la Iglesia es indispensable, ya que su objetivo principal es interpretar esas realidades (las complejas realidades de la existencia del hombre en la sociedad y en el contexto internacional), examinando su conformidad o disconformidad con lo que el Evangelio ensea . (215)

La catequesis litrgica, que prepara a los sacramentos y favorece una comprensin y vivencia ms profundas de la liturgia. Esta catequesis explica los contenidos de la oracin, el sentido de los gestos y de los signos, educa para la participacin activa, para la contemplacin y el silencio. Debe ser considerada como una forma eminente de catequesis . (216)

La catequesis ocasional que, ante determinadas circunstancias de la vida personal, familiar, eclesial y social, trata de ayudar a interpretarlas y vivirlas desde la fe. (217)

Las iniciativas de formacin espiritual, que fortalecen las convicciones, descubren nuevas perspectivas y hacen perseverar en la oracin y en los compromisos del seguimiento de Cristo. La profundizacin sistemtica del mensaje cristiano, por medio de una enseanza teolgica que eduque realmente en la fe, haga crecer en la inteligencia de la misma y capacite al cristiano para dar razn de su esperanza en el mundo actual. (218) En cierto sentido, es adecuado denominar catequesis perfectiva a esta enseanza.

72. Es fundamental que la catequesis de iniciacin de adultos, bautizados o no, la catequesis de iniciacin de nios y jvenes y la catequesis permanente estn bien trabadas en el proyecto catequtico de la comunidad cristiana, para que la Iglesia particular crezca armnicamente, y su actividad evangelizadora mane de autnticas fuentes. Es importante que la catequesis de nios y jvenes, la catequesis permanente y la catequesis de adultos no sean compartimentos estancos e incomunicados... Es menester propiciar su perfecta complementariedad . (219)

Naturaleza, finalidad y tareas de la catequesis"Que toda lengua confiese que Cristo Jess es Seor para gloria de Dios Padre" (Fil 2,1Reflexionamos en estos cuatro puntos importantes para la catequesis:

la naturaleza eclesial de la catequesis, es decir, el sujeto agente de la catequesis, la Iglesia animada por el Espritu;

la finalidad fundamental que ella busca al catequizar;

las tareas mediante las cuales procura esta finalidad, y que constituyen sus objetivos ms inmediatos;

la gradualidad interna del proceso catequtico y la inspiracin catecumenal que lo anima.

La catequesis: accin de naturaleza eclesial

78. La catequesis es una accin esencialmente eclesial. El verdadero sujeto de la catequesis es la Iglesia que, como continuadora de la misin de Jesucristo Maestro y animada por el Espritu, ha sido enviada para ser maestra de la fe. Por ello, la Iglesia, imitando a la Madre del Seor, conserva fielmente el Evangelio en su corazn, lo anuncia, lo celebra, lo vive y lo transmite en la catequesis a todos aquellos que han decidido seguir a Jesucristo.Esta transmisin del Evangelio es un acto vivo de tradicin eclesial: La Iglesia, en efecto, transmite la fe que ella misma vive: su comprensin del misterio de Dios y de su designio de salvacin; su visin de la altsima vocacin del hombre; el estilo de vida evanglico que comunica la dicha del Reino; la esperanza que la invade; el amor que siente por la humanidad y por todas las criaturas de Dios. La Iglesia transmite la fe de forma activa, la siembra en el corazn de los catecmenos y catequizandos para que fecunde sus experiencias ms hondas. La profesin de fe recibida de la Iglesia (traditio), al germinar y crecer a lo largo del proceso catequtico, es devuelta (redditio) enriquecida con los valores de las diferentes culturas. El catecumenado se convierte, as, en foco fundamental de incremento de la catolicidad y fermento de renovacin eclesial.79. La Iglesia, al transmitir -en la iniciacin cristiana- la fe y la vida nueva acta como madre de los hombres, que engendra a unos hijos concebidos por obra del Espritu Santo y nacidos de Dios. Precisamente, "porque es madre es tambin la educadora de nuestra fe"; es madre y maestra, al mismo tiempo. Por la catequesis alimenta a sus hijos con su propia fe y los inserta, como miembros, a la familia eclesial. Como buena madre, les ofrece el Evangelio en toda su autenticidad y pureza, que les es dado, al mismo tiempo, como alimento adaptado, culturalmente enriquecido y como respuesta a las aspiraciones ms profundas del corazn humano.Finalidad de la catequesis: la comunin con Jesucristo"El fin definitivo de la catequesis es poner a uno no slo en contacto sino en comunin, en intimidad con Jesucristo".

Toda la accin evangelizadora busca favorecer la comunin con Jesucristo. A partir de la conversin "inicial" de una persona al Seor, suscitada por el Espritu Santo mediante el primer anuncio, la catequesis se propone fundamentar y hacer madurar esta primera adhesin. Se trata, entonces, de ayudar al recin convertido a "conocer mejor a ese Jess en cuyas manos se ha puesto: conocer su 'misterio', el Reino de Dios que anuncia, las exigencias y las promesas contenidas en su mensaje evanglico, los senderos que El ha trazado a quien quiera seguirle". El Bautismo, sacramento por el que "nos configuramos con Cristo", sostiene con su gracia este trabajo de la catequesis.

La comunin con Jesucristo, por su propia dinmica, impulsa al discpulo a unirse con todo aquello con lo que el propio Jesucristo estaba profundamente unido: con Dios, su Padre, que le haba enviado al mundo y con el Espritu Santo, que le impulsaba a la misin; con la Iglesia, su Cuerpo, por la cual se entreg; con los hombres, sus hermanos, cuya suerte quiso compartir.La finalidad de la catequesis se expresa en la profesin de fe en el nico Dios: Padre, Hijo y Espritu Santo"La catequesis tiene su origen en la confesin de fe y conduce a la confesin de fe".

La profesin de fe, interior al Bautismo, es eminentemente trinitaria. La Iglesia bautiza "en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espritu Santo" (Mt 28,19), Dios uno y trino, a quien el cristiano confa su vida. La catequesis de iniciacin prepara -antes o despus de recibir el Bautismo- para esta decisiva entrega. La catequesis permanente ayudar a madurar esa profesin de fe continuamente, a proclamarla en la Eucarista y a renovar los compromisos que implica. Es importante que la catequesis sepa vincular bien la confesin de fe cristolgica, "Jess es Seor", con la confesin trinitaria, "Creo en el Padre, en el Hijo y en el Espritu Santo", ya que no son ms que dos modalidades de expresar la misma fe cristiana. El que, por el primer anuncio se convierte a Jesucristo y le reconoce como Seor, inicia un proceso, ayudado por la catequesis, que desemboca necesariamente en la confesin explcita de la Trinidad.Con la profesin de fe en el Dios nico, el cristiano renuncia a servir a cualquier absoluto humano: poder, placer, raza, antepasado, Estado, dinero..., liberndose de cualquier dolo que lo esclavice. Es la proclamacin de su voluntad de querer servir a Dios y a los hombres sin ataduras. Y al proclamar la fe en la Trinidad, que es comunin de personas, el discpulo de Jesucristo manifiesta al mismo tiempo que el amor a Dios y al prjimo es el principio que informa su ser y su obrar.La profesin de fe slo es plena si es referida a la Iglesia. Todo bautizado proclama en singular el Credo, pues ninguna accin es ms personal que sta. Pero lo recita en la Iglesia y a travs de ella, puesto que lo hace como miembro suyo. El "creo" y el "creemos" se implican mutuamente. Al fundir su confesin con la de la Iglesia, el cristiano se incorpora a la misin de sta: ser "sacramento universal de salvacin" para la vida del mundo. El que proclama la profesin de fe asume compromisos que, no pocas veces, atraern persecucin. En la historia cristiana son los mrtires los anunciadores y los testigos por excelencia.Las tareas de la catequesis realizan su finalidadLa finalidad de la catequesis se realiza a travs de diversas tareas, mutuamente implicadas.Las tareas de la catequesis corresponden a la educacin de las diferentes dimensiones de la fe, ya que la catequesis es una formacin cristiana integral, "abierta a todas las esferas de la vida cristiana". En virtud de su misma dinmica interna, la fe pide ser conocida, celebrada, vivida y hecha oracin. La catequesis debe cultivar cada una de estas dimensiones. Pero la fe se vive en la comunidad cristiana y se anuncia en la misin: es una fe compartida y anunciada. Y estas dimensiones deben ser, tambin, cultivadas por la catequesis.El Concilio Vaticano II expres as estas tareas: "La formacin catequtica ilumina y robustece la fe, alimenta la vida segn el espritu de Cristo, lleva a una consciente y activa participacin del misterio litrgico y alienta a la accin apostlica".Tareas fundamentales de la catequesis: ayudar a conocer, celebrar, vivir y contemplar el misterio de Cristo*Propiciar el conocimiento de la fe: Profundizar en el conocimiento de la fe ilumina cristianamente la existencia humana, alimenta la vida de fe y capacita tambin para dar razn de ella en el mundo.*La educacin litrgica: La catequesis, adems de propiciar el conocimiento del significado de la liturgia y de los sacramentos, ha de educar a los discpulos de Jesucristo "para la oracin, la accin de gracias, la penitencia, la plegaria confiada, el sentido comunitario, la captacin recta del significado de los smbolos..."; 257 ya que todo ello es necesario para que exista una verdadera vida litrgica.*La formacin moral: testimonio moral, al que prepara la catequesis, ha de saber mostrar las consecuencias sociales de las exigencias evanglicas.*Ensear a orar: La comunin con Jesucristo lleva a los discpulos a asumir el carcter orante y contemplativo que tuvo el Maestro. Aprender a orar con Jess es orar con los mismos sentimientos con que se diriga al Padre: adoracin, alabanza, accin de gracias, confianza filial, splica, admiracin por su gloria. Estos sentimientos quedan reflejados en el Padre Nuestro, la oracin que Jess ense a sus discpulos y que es modelo de toda oracin cristiana.