peldaños de agua. orietta lozano

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1 PELDAÑOS DE AGUA

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Peldaños de agua Orietta Lozano Edición impresa "Caza de libros". Julio 2010.No. 44 de la colección "50 Poetas colombianos y una Antología". -Edición virtual NTC ... , Enero 2011.http://ntc-libros-de-poesia.blogspot.com/2011_01_20_archive.html

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PELDAÑOS DE AGUA

ORIETTA LOZANO

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PELDAÑOS DE AGUA

Orietta Lozano

PELDAÑOS DE AGUA

(Antología Personal)

Caza de Libros

ORIETTA LOZANO

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Colección: Caza de Libros - Club de Lectores© Orietta [email protected]© Caza de Libros 2009 - Club de Lectores

ISBN

Primera Edición: Caza de Libros 2009

Dirección General: Pablo Pardo RodríguezDirección Editorial: Paola Hormechea Cuéllar

Caza de [email protected]

Impreso en ColombiaTalleres de Caza de LibrosIbagué. Carrera 7A # 19 - 41 Teléfono (57) 3108590495

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la

cubierta, puede ser reproducida, almacenada o trasmitida de

manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico,

químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin

permiso previo del editor.

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PELDAÑOS DE AGUA

LA RÁFAGA Y EL ESPEJO

...Suavemente mi futuro sube la escalera,...

Emily Dickinson

...Se llenaron de amor los grandes estanques...

como si no hubiera en el mundo tentación

alguna

como si no existieran todavía los cuchillos...

Odiseas Elitis

ORIETTA LOZANO

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Tejedor de vientos

Mezclado con el cáliz del azufre y el peligro,el ignorado, el que no tiene gracia ni dulzura,vendedor de agujas y alfileres,cuidador de las aves de rapiña;el que hace esclavos a sus hijos,guarda en su alfanje círculos de fuegosin fin y sin principio;mezclado de sales y agonía,diezmado, abandonado,brama, relincha, turba y muge.Como una ínfima langosta,mora en los peñascos,donde no danzan los vientos.El diestro en artificios y en engaños,trasquila en la noche las ovejas,y hace descender la luna,con encantos, con hechizos,y con encantos y amuletosquebranta la culebra,en el solsticio del estío.

El guardián de su colmena,retorna a su primera condición,la del tiempo de inocencia.He aquí que el iracundo,es un triste solitario,y el diestro en artificios,se inventa un horizontede torres y de aguas,y el que muge, brama, relincha y turba,

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PELDAÑOS DE AGUA

es el maestro del silencio.El que se guía por su voz,lo escucha dulce;el que hace descender la lunay quebranta la culebra,reposa sedentario en el árbol de la vida.El mezclado con veneno y con azufrees lavado con el cáliz de los cardos;el ladrón de bestiasacaricia y retiene al caballo que se espanta.El que hace esclavos a sus hijos,es el indulgente que convida a su mesa,para ofrecer peces vinos y delirios;el que ayuna, el que exhorta,erige un horizonte de jardines y semillas,es él, feliz por el legadodel azar y la fortuna.

ORIETTA LOZANO

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La doncella de arena

Habla del fuegocomo si se tratara del agua.Oculta su rostroen la ceniza de las sombras,en la máscara del aire.Desdibuja con su mirada oblicuala tierra que le fue otorgada.Las mensajeras no duermenmientras sueñancon alguien de su membresía.

Piedra de azufre, doncella de piedra, piedra pagana.

Suspende su sueñoen el columpio de la nada;es el témpano de hielo,es un virus.Cercana a los espejos,a las flechas de obsidiana,al crepúsculo, al ocaso,con la turbulencia y la fede los que suplican un milagro,espera el juguete despiadadoen la húmeda oquedad de los abismos,en las agujas del recuerdo,en el tiempo del estigmay de la espera.Piedra perdida, doncella de piedra, piedra callada.

Ella sentencia el aguaque emerge del pozocomo inmemorial anfibioy ofrece el canto sin retorno

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PELDAÑOS DE AGUA

al denso reflejo de la noche.Configura el tiempo primigenio,la tibia cueva,los bufidos del ocaso,el primer latido, el primer regreso,el primer salto contra marea y viento.La belleza toca la campanay la hace llegar hasta el peligro.Olvidada entre el crepúsculo,dormida bajo un árbol desolado,siente la malegría, la felizgoría,el plarror, la malinconía,lengua crípticafeliz manía de subir al tren,estupor de perro hambriento,flor petrificada radiante de tristeza.

Piedra bastarda, doncella de piedra, piedra de estaño.

Yace solitaria en la noche de los lápices,ovillada entre cortinas milenariascontemplando buitres en el monasterio.El tiempo es un abismo, es un círculo,un cristal tornasolado,el alto monte de la espera.Noche erráticaretén el incipiente balbuceo,el círculo de hormigas,el rapto de una visión de ciervos hechizados,el caos precoz,la lengua del silencioque se adhirió a su estirpe.

Piedra de plomo, doncella de piedra, piedra sombría.

ORIETTA LOZANO

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El ciervo y la coraza

Yo soy la guerra rojay sucia, dijo ella:la caldera hirviendola tristeza, la desolada,la de ceniza y ruina,la que viene con el rebaño muertoy reposa en el jardínde los tristes alfileres;soy la que tañe la lira solitariaen catedrales y sepulcros,en el horizonte danzo entre los muertos,dejando en sus labiosel beso de la ortiga y del azufre;aúllo cuando alguien lloray cuando miro atrás de muchos tiempos,tiemblo al recordarte tan limpio,tan afligido, tan desnudo.

Yo soy el mundo, el grande,el silencioso, el desgarrado,sobre los caminos de las orillas altasque miran hacia los abismos,gimo por la roja, por la sin aguas y sin peces,por la extraviada.Convoco la luz sedienta de una ráfaga,la conspiradora arma,el encendido horno,un hacha de tortura, la cadena.Ven, llégate acáhasta la muralla de la escalofriante torre,

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hasta la tea agonizantey el fuego negro y hondo,que aletea como el cuervo.

Somos el mundo amenazado,el soberbio, el inesperado, el arrogante.Tras la repentina campanaque anuncia el resurgirdel fuego y el estruendo,nos arrojamos con la espalda corvay tocamos la aldabaencarnada en los murmullos de agonía,barajamos las cartas,buscando la cabeza del ahorcado,el amuleto del amante,el cristal de un as inesperado.Salven al hombrela mariposa y la serpiente,el mítico aceite, el ébano y la uvael mutante vientoy el descenso misterioso de los acantilados,los jardines, las cigarras, derramandoplegarias al paso de las aguas.

ORIETTA LOZANO

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El callejón de estaño

Yo la desquiciada,albacea de las astillas de la noche,con mi pecho de sombría lecheamamanto la balanza de los sombríos valles,la máquina de guerraque cercenael dulce cuello de los ríosy los acueductos del insomnio,el claroscuro de los sótanos,los muros,los áridos mercados.Penetro silenciosay por los agujeros vocifero.No persigo naday todo lo aniquilo.La inmensa obrasiempre está por concluir.El hombre me ha elegidocomo una luz futuray yo traiciono, quebranto,bufo y bramo,ante la luz de una cuchilla,rígida y mortífera.Mutilo la memoriay me fijoen el ojo ciego de los tiempos.

Yo el mundo, el dividido,el fragmentado, el desviado.La atroz plaga con su cabezade las mil serpientes,

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PELDAÑOS DE AGUA

ruge, rueda y su cuerpo de leprase pudre en la secreta arboledadonde expande su simiente el árbol elegido,el vínculo de las aguas,el vértigo de las tribus y colmenas.

Salven al hombre la pirámide y el papiro,la línea plateada del desierto y la metrópoli,la luz de la luciérnaga y la luz de la escritura,el bosque de los ciervos,los brazos de la aurora,las cavernas donde se alberganlas raíces y los vientos.

Yo soy la milenaria, la ilusa,la que se despierta y rugesobre el hechizo de las fuentes,sobre la ciudad dormiday los dormidos mares,estoy dotada con los restosdel fuego y el metal,con la hoja del acero y la coraza,con el frío de los alambres de púasy el agua putrefacta.Bajo los anillos de las ráfagasy los gritos frenéticos de las sirenas,con los ojos sin pupila,con la hermética plegariame abro paso, ávida,y construyo mi nidosobre abismos de cenizay después de la insoportable caza,

ORIETTA LOZANO

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padezco el luto de los pájaros mudosy las flores muertas,la sequedad de la sequíay el quejido de hojalata,el musgo quebrantadoen la lágrima del rostro.

No me abandones en este valle reseco,donde me he arrancado los ojos.Guíame a las verdes veredas extraviadas,al espíritu del trigo y de la higuera,al dulce cisne y a su canto solitario.

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PELDAÑOS DE AGUA

La ráfaga y el espejo

Yo soy él, el mundo,el de eclipses y fulgores,el inmenso, el pequeño.Ha llegado la horaen que se guía el carruaje,en que se derriba el muro,y sobre el agua en que transita el navío,el náufrago y el pez,y sobre el Apocalipsisque serpentea con sus afilados dientesde púrpura y arcilla,la visión aparece como una calma inmutable:no hay vencedor ni vencido.Amalgama violeta de voces y de gestos,confusión de lenguas y horizontes,temblor del bosque en la huída.El mirto se abre y flota la ansiedad,el hierro en la entraña de la tierra,se hace aire en las alas transparentesde un pájaro, que dibuja el paisaje alucinante.

Yo soy la invitada,la piedra de la encrucijada,la airada, la que aturde,la siempre soñadaen la voz que no redime,en el canto que tienta, confundey ejecuta imperturbableel cruel mensaje de la trompetay la terrible orden;

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de un lugar a otro,desde la tienda en el frío campamento,hasta la resequedad del barro,mezclado con el lamento de un Jacinto,todo se mueve con el zumbidode las abejas de la guerra.Aquiétame, enmudece mi boca que brama,con la espuma aniquiladora del estrépito;detén la andanza de mi decrépita ceguera,la procesión de mi espalda jorobada;déjame dormir en lo profundo de los sueños,guíame a las azuladas estepas del abismo,al cristal avizor de los ojos de la tierra,a la entraña inescrutable del oasis,del volcán y el espejismo.

Yo el mundo, afligido y huérfano,giro el reloj y lo retengo,en la hora de la penúltima contienday en la red de las palabras,que, por un instante, desatael nudo del lívido tejido.Todo parece tan simplecuando la visión se extiendehasta los crepúsculos dorados,sin el filo del hacha y sin la soga,sin el frío del cuchillo;la noche de la danza de abejas y de lobos,de la carne de la lunasobre la plata de la hoguera,el descenso de la lluviasobre el campo del jazmín y el abedul.

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PELDAÑOS DE AGUA

Todo parece tan simpleen la alucinante música del navío,cuando viaja hacia el centrode las aguas prometidas.

Salven al hombre la alquimia de las aguas,la imperturbable piedra,el misterio del espejo y la pupila,el canto que precedea la venida de los peces y los vinos.

ORIETTA LOZANO

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El círculo blanco

Una mujer reza y otra llora,y un niño como un dios harapientoen medio de la plaza,mira fijo a la del beso sangriento,a la roja,a la cubierta del tembloroso alambre,a la de grandes tinieblas,a la del deshecho de los días;y la reta y la sacude, ante la miradaimpávida y confusa de este mundoel grande, el indómito, el pequeño.Somos náufragos de estas aguas imposibles,clamando contra la costra ardiente,contra la bestiade los ojos ciegos.

Detén tu marcha,que tus raíces se quebrantenhasta agotarse en un quejido tan ínfimocomo el crujir de una oruga;ya nada inquiete, aunque todo lo confunda,el ladrido del hambre y de la libertad,se mezcle en la entraña del destello de la harina,del fulgor del canto de la piedra,de la viscosa mezcla del agua y del aceite.Contra ti, los muros se yerguencon las líneas lacerantesde la fe de una escritura,contra la pus de tu herida,contra tu sorda y seca cabellera,

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PELDAÑOS DE AGUA

contra tu atroz pisada,contra tu penúltima barbarie;bebemos los destellosde la luz alucinante de las aguas,que chocancontra los dulces andamiosy las plumas blancas de las aves de los montes.

Salven al hombre,el almizcle sereno de la tierra,la línea de la lluvia,el círculo de la cebolla blanca,la estepa y el guijarro,el cuerpo celestial de una lámpara,la infinita urna del mar,la lengua de la hormiga,la burbuja que emergedel éxtasis del agua.

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El ángel de fuego

Yo, el ángel exterminador,tengo sueño. Déjame dormirsobre los mares profundosdel decreto extraño de los peces,sobre las agujas de los desfiladeros,sobre el espasmo sereno del desierto.Creo presentir mi último estertor,la danza final que sacude el ser del universo,porque también tengo tu rostro,el de los olvidados y extraviados,el de los tristes desolados;porque al fin y al caboestoy hecha de tu carne y de tu sangre.Soy tu hija, la que ha devorado a tu madre y a tu hermana,la que ha desollado a tu padrey a la descendencia de tus hijos,y junto a la insoportable ruina,contemplo al primero y al futuro,al incipiente huevo,a la piel de la cenizay a sus genes, derramandoel agua que se choca,contra la alta torre de la piedra,sostenida sobre la costilla de otra piedra.Detén tu memoria de colono imperturbable,detén el gesto heladode insondable tirano;guíame a la huerta del ciprés,al solar milenario de la viña,a la flor blanca de la sal.

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PELDAÑOS DE AGUA

Salven al hombrela boca sembrada de heliotropos,la escarcha alucinante,el legado del día primero,insuflando cuerpo a la palabra,la migaja blanca de la harina,flotando en el aterido viento,la muchedumbre, derribandopuertas de lirios y de hierro.Ha llegado la cofradía del aguaque lava los pies de la tierra.

Yo el mundo, el prófugo, el muerto,el vuelto a nacer, el resucitado,el de la perenne cicatriz,el inconmensurable, el perplejo,inclino mi rostrohacia la palidez verde del sauce,hacia la escritura,que flota en el misterio de los vientos;hacia el silenciode las grandes tinieblas de los tiempos,hacia el esplendor de las aguas,de las algas y los peces.Ha llegado la hora,en que se levanta la tierra,como un jinete que eclipsa.

Salven al hombre,el rayo que se mezclaen el centro de las aguas,la dulce congregación de la aldea,

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la ascensión del soplo del aire,el verbo y la letaníainscrita en la muralla de los días.Salve la grieta olvidada,donde resurge un jardín que redime.Aquí una sola raza delira,una sola torre se yergue.

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PELDAÑOS DE AGUA

Hiedras de la niebla

En el amorfo vacío y la primera duda,se mueven lentamente,en la matriz de la nada,los grandes abismos,los bramidos del fuegoy las hiedras de la niebla.

Hubo entonces un díay también hubo la noche,el flujo del espíritu palpitó,en la incertidumbre de las aguas.No había nadie,sólo el aliento de pálido semblante,que tenía el acento de este mundo,la piedra lumbre y el candil,los grandes maresy las grandes dimensiones.

Grandes pactos se sellaronen los anillos hermanadosde las serpientes y los peces,y todo se movía en el reino de la nada.Aún lo que estaba quieto se movía,la tierra, las estrellas y las grietas,en los círculos y los siglos de cristal.

La bestia de liquen y de lodo,de cuando en cuando se afligía,y de un lugar a otro, hermética, fluíala gran simiente de las aguas.La tinta de los cuatro tréboles de un ríoregaba con su paso líquido

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el jardín del dolor y la delicia.En la primera cacería,de la innominada noche,la matriz se contrajo en la música del partoen el que se erige la memoria,y desde esa noche, la primera,hasta esta noche, la penúltima,la tierra ha movido su lengua y su palabra,y con ellas la íntima y estrecha comuniónde las especies.

La mirada que no nace ni muerevio en la tierra, entrar en ella,la matriz del enjambre y de la gran red,la piedra en que la muerte resucita,el anatema y la unción,la hermética simiente,la sellada desazón.

Con el santo y señade quien da la orden de partir,los animales limpios,las bueyes, los ciervos,los cachorros de leones,jadeaban a la hora de los partos,queriendo huir,hacia las alas de los montesy cada huevo quería engendrar,en el ala de los montes.

A cada cual su pabellón,su fuga y su arma redentora.

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PELDAÑOS DE AGUA

Los anillos del agua

El rey de la arena y de los pájaros,y el rey del sigilo y de los vientosmovieron guerracontra el rey de las dunas y los topos,el rey del silencio de los silenciosos,y el rey de la oscuridad de los oscuros.Todos se juntaron en el valle de la selvay probaron la sal del mar salado.

Así los jardineros, los leñadoreslos que pescan, los que ordeñan,los cuidalunas, los labratierra,los que sueñan, los anfibios,los bambúes y geranios,avanzaban sin acortar caminohacia la orilla,donde el agua rugía y se hacía dulce.

Aquí la vasija para la leche de la oveja,el vaso para el vino de la sed,y la descendencia para el triunfo del laurel;aquí, la mujer configurandola arcilla y la palabra milenaria,y aquí en la tienda, el mercader,contemplando la salamandra y las agujas, los víveres y el arco irisen la plenitud de los ocasos.

Aquí la primera piedray la última palabra de la red,

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el frasco prisionero del veneno y del antídoto,el lavatorio donde se lava la sangre,la máscara que tomatodo el rostro que es suyo,y el rostro que arrebatala parte que le queda.

Se iniciarán todos,alrededor de la gran mesa líquida,donde la sal del pez se hace presente,y todos se sentarán,sobre el bramido de la tierra.Mil de aquellos y mil de los demásbeberán juntos la primera lluviaque se desborda en la boda blanca,entre los bienes de la nocheen la más secreta máscaraque oculta la airosa dichay lo sublime del dolor.

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PELDAÑOS DE AGUA

LA LÍNEA PÚRPURA

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La escritora

Ya clavé el puñal a mi fantasma,corté mi larga cabellera,y la di de comer a mis hambrientos tigres.Deshice la herencia de los que murieron de tristeza,y de un solo trago bebí el dolor del agua,atravesé el bosque ardiente,me sembré como una lila,agonicé con la raíz del vientre entre las manos,caminé con la dulce tos de la nostalgia,y el cansado espejo que reflejala turbiedad de mi costado.Con cuanta suavidadsuspiro aún,en el misterio y la palabra calma,en el grito de la campanaque despiertaa las pequeñas luciérnagas,que tan hondo cavanen el centro de mi espalda.

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PELDAÑOS DE AGUA

La piedra y el aullido

Yo dormí en la pupila de un portal,en una sombra, en un muroy en la nada,y en la línea que se inclinahacía la ilusión de la ascensión.

Ya ni el ancla, ni el alfiler ciego,ni los columpios de las mariposas,apaciguaban la inquebrantable espera.Soy el escalofrío del cuchillo,un cúmulo de nieve, una hormiga mutilada.Estoy abstraída, desterrada,y entre el grito y la sordera,acechan los ojos de lobo de la tierra,y su lengua de lagarto olfatealos carcomidos peldaños, la inexorable caída.

¿En qué círculo gira el último estertor del viento?¿Qué gruta se apoderó de las raíces de mis noches,y del desquiciado aleteo de un pájaro en la nieve?Presiento que va a llovery va a temblar,más de lo que tiembla el fríoy delgado alambre de la vida.

El mar va a desbordarse,y vendrá caminando a toda prisa,hasta la mancha de mi córnea.El mar devora la simiente,la flor petrificada, el vapor,el aro rodando entre la niebla,

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y engulle el cráneo de la tierra.Me bastan los brazos de una piedray el aullido largo del silencio.

Todo es negro, hasta el intenso filo de la luzque, desbocada, huye hacia el dolor del aguay a su silencio inmemorial.La piedra, es una corona gris y ensimismadaque corona los caminos.El tren no parte, ni regresa,es un pedazo de metal,que transita mi memoria, una, y otra vez,como un amorfo aullido.El mundo es una cortina negra,la escritura es la sangreque se desborda ilegible, agonizantecomo el dolor de mis arterias.

Me encerré los días con sus noches,en un rostro nacido del rostro de la nada.Toqué el timbre del infierno,del matadero, de la montaña blanca,y un ejército de lobos,aullaba alrededor de mi garganta.

Yo perdida, yo mutante,tengo bastante con el hueso milenariode las piedrasque apacible se derruye,en este sueño largo y taciturno,donde los gestos se marchitan,en el desquiciado jardínde un marchito manicomio.

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PELDAÑOS DE AGUA

Azul casi púrpura

A Andrés Ossipovich

Es la más luminosa forma de la gracia,penetra la redondez vacía de la nada,la grácil curva de la piedra,la hondura feroz de la caverna.Todo cae en el fulgor de su pantalla.

Coronada en la tierra trémula,se inmola en alimentocomo la líquida raízcasi azul, casi púrpura,cubierta con su túnicalarga y extraviada.

Esta vez irápor los confinesdonde no se nombra a Dios.Atravesará en el lomo del tritónla inocencia, la mentira, el diluvioque trae consigola estatura de la lluvia.

En un tiemposólo estaban ella y su palabra;sosiego brotandoen el jardín tibio de la tierra.

Perdida, negadavio rodar su gracia,obligada a subirla cuesta del olvido,aceptó vestirsu riqueza con harapos.

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Burdas hordas, cínicos avarosejércitos voracesarrebataron su caricia líquida,el horizonte de su lágrima,el viento que cabalga en su espalda.

Su palpitar apaga el ansiade la gran boca de fuego,ahoga el grito destrozado,deambula en siniestros territorios.El azahar de un día luminosola ha despertadobajo el influjo del olvido.

Agua densa de la ira,irisada agua del deseo,yerta agua de la luna muerta,agua circular y vaporosa del pantanoque se fuga y se borraentre el presagio de un cuchillo;agua oscura casi blancaque espera entre las manos,agua del temor que se escondey precipita,agua de la oblicua culpa,de la memoria de la espina,agua sorda sobre el rostrodel silencio,agua ciega sobre la escrituradel espejo;agua que lava las heridas,que repara,que abraza y configurala forma de los cuerpos,el peso de la muerte.

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PELDAÑOS DE AGUA

Los otros

La luz opaca, penetraen el susurro descarnadode la pequeña estancia.Es allí donde despierto,y sé que detrás de la puertaesperan los otros.

Son tantos, que abruma su presencia,la fila es interminable,para tocar el nostálgico infinitoy mezclarse con su sombra.Nadie percibe la proximidad del otro,todos están por adherirsea la luz del horizonte.

Más allá de la cicatriz,más acá de la herida,los contemplamosdibujando pétalosen la intocable línea de la niebla,abriendo páginasen los libros olvidados,configurando a través de la ventana,su último crepúsculo,su última promesa.

A veces de reojo, entre las brumas,miramos absortos a los otros,caminar sin prisa por el largo corredor.Los otros son ellos,los que aún encienden el candilde la noche que enceguece

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y se entregan sin preámbulo,a los rieles quebrantadosdel tren de la esperanza.Ocultan su semblanteentre el aullido gélido del viento.

Los otros detenidos en la estancia,ya no encienden la hogueradel árbol de las ansias.Sin tregua el tiempo pasa,cubriendo su rostro con el velo de la nada.Recogen del jardín las flores del olvido,y entre cenizas del recuerdo más amado,miran hacia la luz de su morada,y detrás de las puertas, susurran lo indecible,callan su voz y su deseo.

Sigilosos, ocultan su sombraen el lugar más recóndito y oscuro.Allí reconciliados en la fey en la intemperie,esperan hasta que el silenciose haga llaga en el recuerdo;hasta que la yegua solitarialos conduzca,a la luz sin movimiento,para luego levantarse y de reojo,espiar a través de la ventana,y vislumbrar al nuevo huésped;ver de frente su mirada,sentir sus pasos por la víadel desierto nebuloso,viniendo sin prisa, hacia la estancia,para unirse con nosotros.

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PELDAÑOS DE AGUA

La amiga

A Liliana Gamboa

Salve a ti,la innombrable, la innominada;las muchachas errantesque no piden consueloy temblorosas naufragan cada nocheen la isla de la nada,y en el agua oscura y silenciosalavan los pies de su amargura.La ausente, la lejana,absorta en el insomnio y la neblina,renuncia a su arco en erosión,a sus túneles de bruma,a su alucinado talismán.

Salve a ti, la proféticaque esculpió en tu desiertola hiedra de la esperaTu cabeza huérfana fue acariciadacon deseos y guirnaldasy en el perfume de las lámparas,se te olvidó el tiempo del frío,y el temblor de la tristeza.Por enormes balconesderramaste la fragancia,de tus abejas y flores.

Salve a ti, la fatigada,que por cada cabello en tu cabeza,

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creaste un coro para cada amante.Ven a este llamado de ballena blanca,habitante de sueños y de duelos,guárdame en la tentacióndel filo de tu espada,¿Por qué temblor temblamos?Mira bien la marea,hasta donde desaparecenlos últimos guijarros,y el agua que apenas rozalas catedrales de arena.Nada cuesta volver a lo mismo,y por lo mismo comenzar de nuevo.

Salve a ti, la solitaria,que se anuda a su gargantala solitaria sogaante los felices invitados.Guardaste escarabajosen la escarcha del invierno,y en la yerba dulce de la nochedescansan tu túnica y tu espalda.

Yo te alejo de mis ortigas ciegas,del vértigo de mis auroras,de mi oro envejecido.Otros ojos que parecen los mismos,repasan la fisura de todo lo imposible.Nos llamaremos cuando ceda el nudo,y los mismos ojos, vueltos otros ojosperciban el último reflejoque se esparce en mil astillas.

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PELDAÑOS DE AGUA

Jardín innombrable

Desearía que no hubiera afuera,sólo adentro,la silla, el escritorio,el delirio en pleno impulso,el patio, las hojas, la cocina,el agua de los sueños, entre el agua de la esfera.

Desearía después de la puerta y la ventana,niebla blanca, vaporosa,para contemplar el mundo,como un letargo, dormido, imaginado,cerrado como el nudo del silencio.El adentro me penetra,me hace inexistente, sola,el afuera aturde, asfixia,desemboca en mícomo un oscuro alud y me derrumba.

Desearía el umbral de éter y de nieblade cristales custodiados por muros,de la gran primera piedra,el rostro del agua, no el espejo;sentarme en posición perpetuay ver crecer mis algasentre el corcel del silencio,del sueño del pez y de la piedra.

Un día ser Susana, otro, Lucía,un día la primera, otro, la última mujer;mutar, abrir, desatar, salir hacia el adentro,

ORIETTA LOZANO

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lugar en que se libra la más grande batalla,una contra mí misma,la otra que soy yo,contra el otro que son todos.

Estar en la cofradíadel solo, el silencioso,ser la sierva que vela en la puerta,de la cámara del sueño, que arde adentro,y como hija del alba y de la noche,inclinarme y rasgar el velo de la luna,cazar como un lobo entre la lumbre,arrojarme yo misma hacia mí misma,alabar el silencio de los silenciosos animales,ir hacia la nave del adentro,la que calma, la que salva, la hiedra de la suerte.

Hacia adentro me empujo, me contraigo,muero y nazco paralelaa la orilla de la culpa y del indulto,a la diestra del jardín de lo innombrable.

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PELDAÑOS DE AGUA

Juego de Luciérnagas

Mañana cuando regrese de las aguas,me iniciaré en la semilla del árbol de la vida.Esta tarde tengo trece añosy me regocijo en la ventana,vislumbrando caballos blancos y bisontes,y un deseo oscuro en mitad de la montaña.En esta tarde en que iluminan trece lunas,estoy contemplando este camino tan largoy tan profundo;el que se bifurca, el que se confunde,el que me provoca y se extingue entre la niebla.

¿Dónde iré? Casi estoy perdiday casi, ya triste me detengo,¿Qué camino escojo? ¿A dónde me dirijo?Mañana cuando tenga trece años,veré en mi rostro la larga travesíay la inefable línea de su historia,en el umbral de los jardines.

Todavía me aferro a jugarcon las luciérnagasque en mis manosson astros, dolorosamente extraños,y extrañamente luminosos.Esta tarde miro fijo a la otra niña,y al hombre que también la mira.

Frente al espejo me detengo,con aquel rostro desconocidoque todavía permanece en mi memoria.

ORIETTA LOZANO

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Noche de luna azul

A mis padres

El reloj marca el instante de la eternidady atraviesa el puente de las águilas.Un ojo demente y circularpermanece entre el letargodel jardín de los desvelos.La noche canta como las mandrágorasy permanece con el sabor amargo del olvido.El ojo mira a través de los espejosy crea un espejismo,un instante encendido de delirios,la aurora guardada entre la niebla.

Hay un jardín y un insomnio,el tiempo deshace su rostro,se transfigura.Es una red rotaun guante ajado,una gota de lluviauna desgastada soga,la inicua nostalgia de una carta;es la abolición, la caída,se ha vaciado, desgarrado,finge que está muerto.No hay promesas ni ofrecimientos,el azul deseo de la lunaatraviesa la ruta en contravía,el borroso mapa,la cifrada huella,el tiempo es un presagio, una quimera,

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PELDAÑOS DE AGUA

una piedra que se inclinahacia el sauce y hacia el fuego,una piedra que se fugahacia la sombra y la belleza.

ORIETTA LOZANO

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Visiones

Ahora duermo, y tú me deliras sobre el rostro:la visión del matadero y su crepúsculo infernal,de la plateada escarcha y una horda de molinos,de un nido de hormigas en un árbol de alfileres,de un libro abierto sobre la arena desolada,de la raíz de la datura y de la danza,del remolino de las zonas prohibidas,de la bitácora flotando en la memoria de la nieve,del frasco del azufre y la líquida montaña,del mástil de un barco a la deriva,de los mercaderes de los miedos y los sueños,y de una solitaria muchachagirando en la triste rueda de la noche.Somos hermanas en la hermandad del fuego.

Ahora duermes, y yo deliro en tu costado,un abismo de fósforos bajo un puente solitario,un río azul de nieve que forma la ventisca,una ventana ciega,un desfiladero de luciérnagasen el camino largo de la lluvia;un pararrayos atrapando un timbre,un campanario, una cúpula y el rayo,los graneros desolados, los pinos, las estacas,las calabazas de arroz y los guijarros.Somos hermanas en la hermandad del agua.

Ahora dormimos en las catedralesde monedas falsas,en la máscara del águila,

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PELDAÑOS DE AGUA

en el sermón del acantilado y del abismo,en la cuchilla y en el pulso calmo,para atrapar la lágrima del tiempo;en los zapatos desolados de la nieve,y en una vieja alforja,en la peste del desierto y la sed de la serpiente,en el ojo de una aguja contemplando la neblina,donde se congrega el primer pez en el último celaje.Somos hermanas en la hermandad del caos.

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Boda Blanca

En mí laten el aliento del espejo,el poeta que cava su agujero,y el flujo iluminadoque derramala herida de los siglos.

La belleza es un lirio,Dios, una niña enferma,el amor, el resplandor de una fisura.

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La huerta de los sueños

A Diana Cristina

Detrás de las buhardillas,tras los trenes y las infinitas rejas,de herrumbre y de nostalgia,tras las ventanas oscuras,y las puertas quebrantadas,alguien nos escucha.Perdidas entre jardines,extranjeras, extraviadas,muchachas con boinas y corbatas,con la máscara del agua,con el antifaz del fuego,desnudas bajo el árbol más espléndido,en coro, a hurtadillas, en la aldea,o en una caza azul;con heridas que tal vez no cicatricen,sosteniendo en el vientre un aullido,nosotras en el centro de la nada,añorando el mercader de agujas,y el mercado de alfileres,la tierra limpia, el lavadero del infierno,el caballo alado de un príncipe caído;nosotras en el cementerio,escuchandodespertar a los poetas,cayendo dulcementeen el umbral de la cascada.¿Será posible el perdóna la imperdonable indiferencia?

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La fiesta atrozmente ondulanteenciende la zarza de la herida,y sofoca el aire con el humode los animales incineradosen los muros extraviados.En el muelle el viento de lo incierto,se apresta a quebrantar la placidez del agua.Un barco pálido que arremolina abetos,y una muchacha con la verdad debajo de la axila,devolverán el agua tranquilaa esta región de sueños y sutiles movimientos.

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Letanía

Por su espina dorsalcomo una estatua enormeemergen las sombrasde una multitud que duda;reverbera el cristalde las escamas,recorre la desierta víade la tierray se destierra hacialas tempestadesde una fosa abierta.El reloj se ha detenidoy entre la cítara del aireclama al oído de la piedra.Retírale el jinetecon su sombra de arlequín,la escalera donde el dolorasciende hacia el vestíbulo.Retírale la pestilencia,la lluvia de cuervosque entierra lentamentela inmensa salamandradel desierto.Arroja la higuera de su puerta;ciérrale el umbrala su adversario atroz.Retírale el espantapájaros,guardián de su jardíndonde ángeles amortajadosdulcemente cuelgan.Las huestes del miedovan llegando a su solar.

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Custódiala en tu casa,retírale la larga pesadillade alfileres rodando por su cuerpo.Tiemblan las vértebras del día.Es la hora en que las águilas se juntan;la hora en que se cierranlos ojos de la noche.El cielo rasgala vestidurade su amor.Borra en la pizarra de la tierrala palabra soledad.Reconoce sus manosen la luz de la libélula,en los bordes del cristal,en las pócimas dementesy en los ángulos del tiempo.Viene con un candil,quiere alumbrarte.El agua está rotay los sueños anidanen el árbol de ciruela.Sus lágrimas están rodandoentre los mirtos de tristeza.Hay un ardidque cubre sus espaldascomo una mancha de langostasy una niña como la nieve fría,con monedas de fuegocontra monedas de plataapuesta por su suerte.La luz se apagay el día pierde el equilibrio.El mundo sucumbe, hermoso,Incrédulo y soberbio.

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La Línea Púrpura

Soy una cuerda,soy el círculodonde se aposentó tu balbuceo.Huelo el azufre,el olor de hombre quebrantado.He multiplicadoel último pez de la noche.He vagado por la sendade la tentación y del silencio.

La cesta está vacía,no tienes ningún pez en la red.Has soñado el milagro,has preparado la víay ya jamás por siempreestaremos separados.Aguardaremos con nostalgiala inevitable estocada.

Doy vueltas, giroy un aro de fuegome envuelvecomo una hormigaclavada en las entrañas.Las flechas se preparan.La idea es una herida,el pensamiento un dolor,el amor es un quejido,el tiempo una curva,el agua es una línea,

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la cloaca un paraíso,la espera está arrodilladaante tus pies,no caminan, no se mueven,están fijos.

Ante el espectro del vacíola luna iluminala sombra de la piedras,tocando cada médulalos huesos del camino.Doy la espaldaal gran desierto.Mis ojos sangran,mis manos orany mi graznido arrebatael silencio de la noche.

Soy el que toma por sorpresa,el que se yerguecomo una flor de noche.No pido clemenciano pido perdón,esa palabra aún no existe,está naciendo…yace inmersaen la oquedad de las tinieblas.Estoy atravesandoel hilo más delgado,la línea púrpurade mi acero y de mi sangre.

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Corazón

Allí está tan sin límites,extraviado, tan sin rumbo,solitario entre la muchedumbreperdido.Como una ráfaga, una cortina,como una piedra,como una ventana, una crisálida,como un derrumbe.Como un río petrificado,como un pájaro de fuegoentre cenizas,como un remolino,un breve viento,como un alcatraztambién sin rumboinclinando su vuelohacia el veloz velero.Como un sigilo de peces en el río,como la velocidad del vientoen las montañas,profundocomo un relámpago en la noche,como un desoladomirando a través de los cerrojosla desnudez de la tristeza en el vacío.

Hermético secretodel fuego y la palabra,línea inquebrantabledonde transita la miradaperdida en el horizonte de la nada.

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Como su hermana,la nieve melancólica,desciendepor las arterias de los ríos,a veces calladoen la altura del silencio;evoca grutas;dos pájaros gemelos,y en duermevela se fuga,se oblicua, se encierray arroja la llave sobre lasombra de la nochehacia donde asciendesu gélido crujido.A qué rescoldo llegasu rojiza mancha,no hay espacio, ni tiempo,está congeladocomo la gota suspendidaen la cueva de hielo,sin soplo, sin eco.

Trémulo en la fiestay en el duelo,mi corazón sin rumbo.

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CÁNTARO Y CORONA

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Almuerzo a las tres de la tarde

Cuando recuerdo tu nombre,y contemplo tu postal en tono sepia,salgo al jardín a tejerun collar de flores secasy lloro por los sueños olvidados.Si pudieras cantarmeuna y otra vez, esa canción,tal vez dejaría de llorarpara evocar el lago de los pecesque derrama el alga de los sueños.Y me ausentaría una vez másen el país perdido para siemprey para siempre añorado.Mientras tanto corto una cebolla,para el almuerzo de las tres de la tarde,cuando el sol está cansadamente pálido,y parece envejecer a cada instante;pero no es el sol,son mis sueños, que atraviesanel laberinto infinito del espejo,donde solemos encontrarnos.Una vez más recorro el jardín,pero ya no corto las flores.Absorta las contemplo y luego regresoa ver dorarse la cebollapara el almuerzo a las tres de la tarde.

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El ángel jorobado

Es siempre la primeraen el último quejido,su olor a ungüentoa dulce plomo,su asilo intemporaljardín del ángel encorvado,su luz dura, jorobada,alumbra la nochemás larga que los días,y en la épocaen que el estiaje ocurre,vislumbra su próximo cortejo.Bálsamos, pócimas, vinos, narcisos,miel y vinagre,ella no tiene colory se parece al fuego.El mundo es un aterrante espejo,una multitud desbordada,una muchedumbre enferma.Sus anillos de agualavan las manos,guían al ciegoy lo conducena su última morada.

Artilugios, jarabes,péndulos, pesas y balanzabitácoras que flotan.Ha cruzado el umbralpara convertirse en animal

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y con su propia sangrey sin recato reverenciaal pecado siempre vivo.

Tribulaciones, cribas y semillas,morteros, cáscaras,anaqueles y geranios;está inocente y sollozacomo un hermoso y cruel poema.Está condenada y excavalas cuencas sin fondo de la tierra,hibernando en el desoladohueco de la piedray como los hombres de maderasalva su sangrede la terrible inundación.

Con la pacienciade un sereno boticario,ofrece el amuleto y el conjuro,pequeño laboratorio,potasio y cataplasmaantídoto y yoduro,sus cuadernos, ángeles blancos,velan su sueño y el dulce peligro,píldoras perpetuas y perlas de ostra,duermen a la diestrade su indolente jardíny la enajenan del mal de los vientos.La alquimista,la cocinera de remedios,recorre la nochede insectos de azufre,

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el camino de herradura,las tumbas y los olvidados trenes,el horno frío de las cataratas,las heladas, la sequía,la línea herrumbrosa de la carrilera,tejas y canales, umbrales y cornisas.

Sin inmutarse mira a los heridos,a los acéfalos,a los tarados, a los caídosy prosigue indolentecomo el becerro en su destierro,configurando en el desiertosu abismo prematuro.

Con sus vestidurasde plumas de acanto,permanece en vigilia,permanece en ayunoy con la tercera túnicade su ojo pródigoprepara la amarga hierbaen el recinto del coro.Se desvía de la ruta y sin recato,se posa en la vereda extraviadaa escuchar las dulces aguas.

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La casa

A Amparo Lucía

Suelo soñar mirando hacia el oeste,con el solar, el jardíny una hoguera donde se cocina el ansia.

Oh flor oscura, serpiente en el camino.

Suelo soñar con lámparas de luz de una mandrágoray una habitación donde a cuentagotas cae la palabra;con la soga del ahorcado, con la cisterna y la sortija,con una casa perdida en el agujero de una agujay la cadena moribunda en el brocal del pozo.

Oh hiedra blanca, pájaro en el cielo.

Suelo recordar con el alma en vilo,el vuelo de un cisne, un alcatraz,y una casa ciega entre la coraza de la niebla,las velas alumbrando una partiday las cortinas afligidas llamando al horizonte.

Oh urna amarga, arena movediza.

Suelo soñar con la ceniza del graznido,en la esfera de la impalpable casaque se cubre con la capa del silencio,y cierra sus ojos a la hora del crepúsculo;suelo soñar con el blasfemo espejo,con la red de una promesay el círculo de agua en el desierto de la casa.

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Oh anillo en el dedo, reloj de piedra.

La casa se configura en hiedra, en pez, en cántaro,en pájaro del tiempo donde la eternidad avanza,ceniza en la que antes de nacer, se estremeció mi vientre.

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Ocaso

Se escaparán dos lágrimas de mis ojos,rodarán por impasibles muros,caerán en mi blusay salpicarán la hiedra que me mira silenciosa.Yo limpiaré sus hojas como si fueran mis ojos,romperé el círculo del tiempo, resolveré el enigmay seré jinete de ballenasen el gran lago del llanto de la tierra.El ocaso se desvanecerá en mis manos.Contemplaré la tienda de máscaras,el rictus del bramido, el aro de tristezay me despertaré despacio,como una piedra que bosteza,que se niega a tomar agua,que extiende los brazospara aferrarse al infinito.Me levantaré como un árbolque despierta, que ruge,que conduce sus raíceshacia un nido telúricodonde habitan los pájaros sin alas.Me esconderé en el silencio de la fugaque mortifica, que suplica, que enardece.Voltearé mi rostro hacia la desnudez del díay sabré que estoy solacomo la cicatriz que abandonó la herida.

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La hoja

A Edgar Arenas

En el dintel del fuego de los pozos,una leve hoja mira el filo de otra hoja,la hoja de las almas,tan ciega, tan pez, tan densa, tan sin fe,tan oscura como el topo,como una manzana tan azul.

La hoja advierte en la levedad del aire,el sol negro, la piedra de tristeza,el abismo de las almas.

La hoja de mi alma, tan águila, tan plomo,tan círculo, tan horda, tan vacía,como un sombrío siglo, tan antes de nacer.

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La visita oculta

A Gilberto Cerón

El huésped caviloso con el agua hasta el cuelloy su corazón un frío clavo de abedul,derriba el muro y la fija estacay enseña el estandarte blanco.La hospitalaria lechuza petrificadabalbucea el enigma leprosode la condenación,y en la torre derruida erigeun nuevo linaje, una nueva raza.

El patriarca cabalga por la nievey asciende diáfano los muros de las nubes.Relinchan lenguasen la turbiedad de un monasterio.La espina de la palabralame la ubre del tiempo.Bendecir, arrasar, quemar,desalojar de sortijas y coronas.La tribu en cuarentena es interrogada,escrita con tiza la acusación,la venda en el ojo, en la palabra;todo se contrae, el abismo, la raíz,el precipicio enmudecido,los mástiles, los cuchillos, los sarcófagos,los hocicos sesgados, el légamo,el testimonio irrevocable, la sentencia ciega.

El rumor del huésped ordena la retiradapor indescifrables señas,

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toma la casa, el barco y el anillo;un mensajero trae el recado, el estambreel cáliz, las escamas, las gavillas,la lumbre errática, el conjuro ominoso.El hospitalario huéspedabre sus alas de lechuza,abre las puertas de la casay lava la lepra del paladar del patriarca silencioso,le da de beber la negra leche y le enseña su legado,sana su mordida, hurga la herida,corre el nudo ámbar de su cicatriz,le declara su alianzay echa por la borda la sentencia,el préstamo, el enojo.La vía hospitalaria brillacomo un súbito tumulto de flechas y de dagasy del buril de zafiro escancia el vino,nubes anudadas recorren la escritura,abandonada a la suerte de los dados.

El labio susurra la estatura del abismo,la mano arroja la piedra y la moneda,el cristal del ojo hurga en la vigilia,testigo de la suerte y la miseria,el techo ácido gris de la abadía,irisa la lechuza y el cordero en retirada.Por sendas marchitas, huésped y patriarca,toman aliento y reman porhendidas urnas, de arena y remolino,para trepar el muro del castillo,donde el patriarca ebrio balbucea,

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al apesadumbrado huésped,la hora del retiro.

El estrépito de un aletazoresuena en la inmensidad de un zaguán.

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Huida

Derramamiento de semillas,de larvas, de guijarros,en las tiendas blancasde las noches nómadas,pléyades de estrellas,gusanos como perlas,polillas, huevos luminosos,titilan sobre la cabeza de la turba.Un cortejo de hombres,se despoja de sus mantos.Las bestias se aparejan,se encabrita la arena,el fuego se redime,la sal del desierto se despierta,la lumbre resplandece.Un cortejo de hombresrecoge sus serenos mantosy abraza el horizonte.Se acata la subterránea orden,la fuga continúa imperceptible,eterna, inmemorial.

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Perdidos

En el ápice del sueño,se aflige el rostro de la multitud;por toda vestiduraun ramillete de olvido y de deseo.El hospedaje es inhóspito,se derrama la pócima,el mapa se extravía,se toma por casa,la alunada vía en construcción;la herrumbre de un trencubre las hortalizas blancas;en las aguas dulcesresplandece el plomoy en el aposento del abismo,una congregación de vientossella un pacto.En los parajes se apuestanla sal, la daga, un dado,los postreros días,y se arriesga un sueño,un espejismo, el paraíso.La mariposa y la serpienteconfiguran un nombre,y descifran el textoque designará la ruta.

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PELDAÑOS DE AGUA

Señal equívoca

En las laderas y en las torres,en los costados de las sombras,y en el desfiladero de los días,columnas de azufredan señales equívocas,en el tiempo que anochece.

El cordero se ofrenda en la sal del desierto.El agua y el aceite se mezclan,y manchan el soplo luminosode los siglos.El cordero se ofrenda en la traición de la alianza.

El tiempo que precede al anatema,repele y se aferra a la estructura confusadel secreto, al antifaz y al desatino.Como un anzuelo hacia la trampa,todo se aniquila y con su propia entraña se devora.El cordero se ofrenda en el huerto de la nada.

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Azar

Vacío el ánfora que sin fondo permanece,miro la noche, que ciega, mira hacia la luna.Azar propicio, hazte en mi cuerpo,hazte en mi sangre,líbrame de la zarza que arde sin quemarme,hazte líquido, sólido granizo,hazte plomo, aire inerme, viento solitario,vaso del silencio, hazte como una flor herida,y habita mi alma, en su sombra más profunda,en su lado más oscuro.Preserva para mí la noche solitaria,reserva para mí la luz del centinela.

Orilla propicia para el sacrificio más propiciocorderos oscuros, abedul, ciervo hechizado,álamo blanco, serpiente, brazalete.

Azar propicio, hazte en mis ojoscomo laberinto luminoso,hazte en mis brazos como una legión de ángelessecretos,como la danza del sauce solitario,como una mujer que camina pulsandosu mesura y su delirio.Líbrame de la herradura en el galope de mi fuga,de la marca en la corteza de mi árbol,líbrame del canto oscuro de la noche,hazte en mis sueños, como la aurora,en el milagro de su despertar.

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PELDAÑOS DE AGUA

El tiempo del árbol

Desde ahora te llorocomo el agua arrodillada,que permanece, callada,inalterable y serenaa los pies del roble.El agua tiene tantas lágrimaspara la raíz quebrantadadel infatigable árbol;lo roza sin que se estremezca;sabe que mira de frente al elefantey, como él, trae a su memoriadesde la niñez toda su historia.

Sabe que todo ha terminado,y sin embargo, siente que apenascomienza a caminar por el sendero.

¿Cómo caen los robles?¿Como cuando se tienden las nubes en la tarde?¿Como cuando conspiran los lobos en la noche?Tan secretamente, tan huérfanamente,sin pena, sin llanto, tan plácidamente,como una burbujaque danzaen el solar del agua.

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Ciudad dormida

Yo llamo a la puerta del acantilado,a la puerta de los pájaros en vuelo,a los perfumes que destilanlas cloacas de los cielos,a los trenes y animales en huida,a la tristeza oculta en los espejos,a los gusanos, a las perlas que titilanen el fondo de la carne.

Llamo a las cortinas,a las luces de las catedrales subterráneas,a los rostros desvelados, olvidados,clandestinos;llamo a las ventanas,a las puertas que se pierdenen los secretos del pliegue de los vientos;llamo a los ángeles,que bailan, en la escalera del crepúsculo.

Llamo, en fin, que da lo mismo,a la cortina, a la ventana, a la escalera,que en la sombra del ocasose confunde con las perlas,los gusanos, el umbral de lo olvidado.

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PELDAÑOS DE AGUA

La ausencia y el espejo

Solo estamos dos,mi olvido y el espejo,alianza que creceen mitad de lo indecible.

Me nombra como la primeray responde el eco telúricodel último bramido.

ORIETTA LOZANO

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Cántaro y corona

A Caravaggio

Mi rostro decapitado,quebrantado, oscuro,alfiler clavado en laceniza de la piedra,sostenido por la triste manode un sombrío ángel,desciende acongojado,paso a paso,cada ráfaga, cada corona,el hueso nupcial del arrecifedonde se estacionanla luz y la tiniebla.

Gélida antorchaque oscurece, no te alumbra.

Mi rostro oblicuo, errante,devorado por el barrode la biliosa huella,desciende paso a paso,cada cántaro,cada flor de la piedad,la escalera enmudecidade la larga noche.

Canto de la grieta,que te aparta, no te acerca.

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PELDAÑOS DE AGUA

Mi rostro en vigilia, insaciable,como un reloj en la noche,escribe infinitas vecesla memoriade la azulada turbiedad.Es la espuma, es el graznidodel animal muerto, vuelto amargo.Es la angustia sin párpados,sin lágrimas…es el crimen ciegoque dicta su sentencia.

ORIETTA LOZANO

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La ebriedad y el viento

Cuando en el delirio y el gozo,entregamos hasta el alma;cuando no sabemos si la noche cae,o se levanta el alba,erguimos las alas,no para ascender sino para caer.

Como doncellas de arena, ateridas,en la tenebrosa nochejuramos la promesa y convocamos el ayuno.

Como un ángel temido, la encorvada auroracon su oscilante aullido nos despiertapara confirmar el vacío innominadoque nos legóel silencio.

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PELDAÑOS DE AGUA

Recuerdo

Nada en la eternidad un aro errante,nada en el tiempo, círculo, simulacro y vértigo,nada en la muerte, arterias de agua y vacío.Se arranca de raíz la flor del olvidoy un lamento resplandece en la bruma.Un halcón vuela en la pradera azuly se posa frente al muroinmutable del recuerdo.El aire irisado arranca un sórdido canto.

No se venera, no se profana,no se limita , no se encierra, no se libera.Vuelve una y otra vez para girar de nuevo.No se cae, no se levanta, no se suspende.Balbucea, tartamudea, vocifera.Su nube oscura restalla en el oscuro firmamentoy un pequeño aullido sale de la naday de la nada tan rápido, tan lentamente,repta por el túnel del recuerdola húmeda corola de la soledad,que palpita sobre el corazóndel tiempo desollado.Los ojos no se cierran, no se abren,no palpitan, no se asombran.

Solamente el quejido gélido, la zarza ardiente,la sombra que reclama el árbol,la ceniza que se riega,el abismo que se hunde,la raíz que se resiste.

ORIETTA LOZANO

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De tanto en tanto, en el ojo de la piedra,se mira frente a frente la nostalgia.No recuerda, no olvida, no retiene,sólo estrecha el río que ha cruzado.

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PELDAÑOS DE AGUA

ÍNDICE

La ráfaga y el espejo

Tejedor de vientos ...................................................... 6La doncella de arena ................................................... 8El ciervo y la coraza ................................................... 10El callejón de estaño .................................................. 12La ráfaga y el espejo .................................................. 15El círculo blanco ........................................................ 18El ángel de fuego ....................................................... 20Hiedras de la niebla ................................................... 23Los anillos del agua ................................................... 25

La línea púrpura

La escritora ............................................................... 28La piedra y el aullido .................................................. 29Azul casi púrpura ....................................................... 31Los otros ................................................................... 33La amiga ................................................................... 35Jardín innombrable .................................................... 37Juego de Luciérnagas ................................................. 39Noche de luna azul .................................................... 40Visiones ..................................................................... 42Boda Blanca .............................................................. 44La huerta de los sueños .............................................. 45Letanía ...................................................................... 47La Línea Púrpura ....................................................... 49Corazón .................................................................... 51

Cántaro y corona

Almuerzo a las tres de la tarde ................................... 54El ángel jorobado ...................................................... 55

ORIETTA LOZANO

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La casa ..................................................................... 58Ocaso ....................................................................... 60La hoja ...................................................................... 61La visita oculta ........................................................... 62Huida ........................................................................ 65Perdidos .................................................................... 66Señal equívoca .......................................................... 67Azar .......................................................................... 68El tiempo del árbol ..................................................... 69Ciudad dormida ......................................................... 70La ausencia y el espejo .............................................. 71Cántaro y corona ....................................................... 72La ebriedad y el viento ............................................... 74Recuerdo .................................................................. 75

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PELDAÑOS DE AGUA

ORIETTA LOZANO

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Peldaños de Agua (Antología Personal)de Orietta Lozano

se terminó de imprimir en Julio de 2010en los talleres de Caza de Libros

(Ciudad de Ibagué, Tolima - Colombia)

Impresión de 1000 ejemplares