pastoral infantil, juvenil y vocacional...

Claretianos Santiago Síntesis del Proyecto Provincial de PIJV 1

Misioneros Claretianos Provincia de Santiago

SÍNTESIS del Proyecto provincial de

PASTORAL INFANTIL, JUVENIL y VOCACIONAL [PIJV]

Señor y Padre mío: que te conozca y te haga conocer;

que te ame y te haga amar; que te sirva y te haga servir;

que te alabe y te haga alabar, por todas las criaturas. Amén.

San Antonio Mª Claret


índice

Proyecto Provincial de PIJV – esquema gráfico 3

siglas 3

Introducción: estructura y claves del Proyecto Provincial de PIJV 4

PROYECTO MARCO 5

1. ORIGEN 5 1.1. Justificación teológico-pastoral 5

1.2. La espiritualidad claretiana 6 2. RUTA 7

2.1. El punto de partida: los niños y jóvenes en su contexto 7

2.2. El punto de llegada: la integración entre fe y vida en la Iglesia 7

2.3. El camino: el itinerario de la iniciación cristiana 8

3. SEÑALES 16

3.1. Los dinamismos y los medios 16

3.2. La pedagogía y la relación pastoral 19

4. GUÍAS 20

4.1. Los agentes de Pastoral 20

4.2. Coordinación con otros Proyectos 21

4.3. Evaluación y revisión 21


siglas

API Agente de Pastoral Infantil APJ Agente de Pastoral Juvenil Aut Autobiografía (S. Antonio Mª Claret) CC Constituciones (Misioneros Claretianos) CdC Caminar desde Cristo (CIVCSVA, 2002) CMF Cordis Mariae Filius (Hijo del Corazón de María) DV Dei Verbum (Concilio Vaticano II) LG Lumen Gentium (Concilio Vaticano II) NMI Novo Millennio Ineunte (Juan Pablo II, 2001) PIJV Pastoral Infantil y Juvenil Vocacional PO Presbyterorum Ordinis (Concilio Vaticano II) PTV Para que tengan vida (Documento del Capítulo General 2003) PVM Proyecto de Vida y Misión (Claretianos de Santiago, 2007)


Introducción: estructura y claves del Proyecto Provincial de PIJV

Tras varios años de conocimiento mutuo y camino común mediante encuentros, reflexión y

consultas a todas las posiciones pastorales de la Provincia Claretiana de Santiago, sale a la luz nuestro Proyecto Provincial de Pastoral Infantil y Juvenil Vocacional (PIJV).

Este Proyecto se desarrolla con la siguiente estructura: - Un PROYECTO MARCO que contiene las grandes líneas de fondo de nuestra PIJV, agrupadas

en torno a cuatro núcleos: Origen, Ruta, Señales y Guías. - Cinco PLANES SECTORIALES, que con el mismo esquema que el Proyecto Marco, se centran

respectivamente en cinco sectores de nuestra acción pastoral: Agentes de PIJV, Pastoral con niños, Pastoral con adolescentes, Pastoral con jóvenes y Pastoral Vocacional.

- Una serie de PROGRAMAS OPERATIVOS, vinculados a los diversos Planes sectoriales, desarrollados como esquemas prácticos y evaluables que orienten la acción pastoral concreta en nuestras posiciones pastorales. En la medida que sea necesario, esos esquemas serán desarrollados y completados con una serie de MATERIALES específicos. Recorriendo los tres Planes centrales del Proyecto se encuentra el “ITINERARIO DE

INICIACIÓN CRISTIANA” (simbolizado por una flecha), como tarea eclesial central que aglutina nuestro actuar. A su vez, desde nuestro ser misionero, hay toda una serie de Programas que se ofrecen a más destinatarios que los que realizan el Itinerario (vg. Programas de Oratorio, Convivencias Cristianas, Experiencias fuertes, Semanas Vocacionales…), los cuales pretenden tener un valor de “anuncio” para esos destinatarios y pueden ser puertas o puentes para convocarles al Itinerario. Y existen además toda una serie de Programas específicos para cuidar de manera especial la PASTORAL VOCACIONAL y a los AGENTES DE PIJV.

V. Plan dePASTORAL VOCACIONAL

II Plan de PASTORAL con NIÑOS

II Plan de PASTORAL con ADOLESCENTES

II Plan de PASTORAL con JÓVENES

I. Plan de AGENTES DE PIJV

El Proyecto Marco y los Planes tienen un carácter más estable, mientras que los Programas

son susceptibles de ser modificados o ampliados según la evaluación que se vaya haciendo de su operatividad.


1.1. Justificación teológico-pastoral

Un nuevo Proyecto El Proyecto Provincial de Pastoral Infantil y Juvenil Vocacional (PIJV) es un mandato

capitular con el que respondemos, de forma gradual e integral, a las necesidades y desafíos de nuestro trabajo pastoral con niños, adolescentes y jóvenes.

Un nuevo estilo El Proyecto Provincial recoge el deseo manifestado por los claretianos de Santiago de

emprender una profunda renovación de los modos de convocatoria y atención pastoral. Optamos por una pastoral que acompaña y no sólo enseña, que reconoce y estimula y no sólo reprende, que es misionera y no de simple mantenimiento, que sabe “hacer con otros” y no es mera tarea individual, que se basa en procesos y no en acciones puntuales.

Un mismo mensaje Proponer la fe es un imperativo evangélico; proponerla de una forma renovada es un

imperativo claretiano de nuestro tiempo. Revisamos la forma pero no el contenido, el formato pero no el mensaje central. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y lo será siempre (Hb 13, 8). Proponer la fe a las nuevas generaciones es la finalidad última que nos mueve a elaborar este Proyecto Provincial.

Al proponer la fe a los niños y jóvenes con los que trabajamos no sólo damos cumplimiento al mandato del Señor: “Id y haced discípulos…” (Mt 28, 19), sino que entroncamos con la primigenia y genuina tradición claretiana de evangelización: “Señor y Padre mío, que te conozca y te haga conocer, que te ame y te haga amar, que te sirva y te haga servir, que te alabe y te haga alabar por todas las criaturas”.

Insertados en la Iglesia Local Abiertos a la universalidad de la Iglesia, estamos presentes en múltiples Iglesias

Particulares manteniéndonos disponibles a las necesidades de la comunidad diocesana sin descuidar el carácter religioso y comunitario de nuestra Congregación y su misión específica en la Iglesia.

En misión compartida La misión compartida es nuestra forma normal de misión. La pastoral con niños y

jóvenes la entendemos como una forma particular de ser y de hacer con otros. En el seguimiento de Cristo y en la actualización de nuestro carisma repensamos nuestra vida misionera y nuestro servicio de la Palabra en clave de misión compartida. La familia, la Iglesia Local, otros organismos claretianos y la Familia Claretiana son ámbitos privilegiados para compartir con otros el trabajo de PIJV.

1. ORIGEN


1.2. La espiritualidad claretiana

Las características fundamentales de la Pastoral Infantil y Juvenil Vocacional (PIJV) se encuadran en el conjunto de la espiritualidad misionera claretiana, desde la cual buscamos vivir la comunión personal con Cristo, en la Iglesia, para el mundo. Nuestra espiritualidad constituye la raíz de la que se nutre nuestra vida y misión. Una representación gráfica, con “las seis puntas de una estrella”, sería la siguiente:

La vocación de Claret Los Misioneros Claretianos participamos de la llamada de Dios a san Antonio María

Claret para extender por el mundo entero la Buena Noticia del Reino. Él es la fuente y la inspiración de una forma concreta y peculiar de vivir y actualizar la misión de la Iglesia.

La misión evangelizadora Nuestra espiritualidad es una espiritualidad misionera. Claret sintetiza su espiritualidad

con el ejemplo del compás con el que quiere mostrarnos la esencia de la misma: estar centrado en Dios y desde Dios proyectarse hacia fuera.

Jesucristo Los Misioneros Claretianos definimos nuestro ser misionero como identificación con

Cristo evangelizador. Claret vive su vida como una consagración plena a Jesucristo. Quiere seguirle e imitarle más de cerca en su vida evangélica al estilo de los Apóstoles, trabajando y sufriendo para llevar a la humanidad la gloria del Padre.

La Eucaristía Para los Misioneros Claretianos la celebración de la Eucaristía es el eje de nuestra

espiritualidad y la fuerza de nuestro camino, centro generador de nuestra vida misionera y comunitaria. La Eucaristía nos ayuda a sentirnos Iglesia. A la vez, la contemplación de Jesús en la Eucaristía libera nuestros corazones de los miedos y del egoísmo y nos lleva a un compromiso a favor de los hermanos que sufren.

La Palabra

Para Claret la Escritura constituye uno de los ejes de su espiritualidad. En ella encuentra estímulos para descubrir su vocación y para desarrollarla, siguiendo los modelos de Jesús, de los apóstoles y de los profetas. Claret asimila la Escritura en orden a cumplir el mandato de Jesús de anunciar la Buena Noticia a todos los pueblos.

El Corazón de María

Los Misioneros Claretianos bajo la acción materna de María aprendemos a acoger la Palabra, a darle un cuerpo de compromiso en la vida y a comunicarla con la misma generosidad con que Ella lo hizo. María es la estrella que guía nuestro trabajo evangelizador y nuestro servicio al Evangelio de la Vida.

La vocación de Claret La misión evangelizadora

Jesucristo La Eucaristía

La Palabra El Corazón de María


2.1. El punto de partida: los niños y jóvenes en su contexto

Época de cambios Estamos viviendo actualmente cambios rápidos, constantes y profundos que inciden

notablemente en los niños y jóvenes a quienes queremos hacer llegar nuestra labor pastoral y evangelizadora. No podemos concebir un Proyecto Provincial de Pastoral Infantil y Juvenil Vocacional (PIJV) al margen de la realidad social y cultural de las personas a las que nos dirigimos. Debemos tener en cuenta los rasgos y características del ámbito infantil y juvenil, lo que viven y sienten los niños y jóvenes a los que queremos hacer llegar nuestra propuesta de vida.

[A continuación, nuestro Proyecto desarrollaba un análisis amplio de los signos de preocupación así como los signos de esperanza que encontramos en la realidad infantil y juvenil de nuestro contexto, como punto del que partimos; tal análisis se ha omitido en esa síntesis]. 2.2. El punto de llegada: la integración entre fe y vida en la Iglesia

Promover cristianos vocacionados Nuestro trabajo pastoral con niños, adolescentes y jóvenes va encaminado a promover

cristianos vocacionados: enamorados de Jesucristo, conscientes de su fe y libres para actuar en el mundo. Que viven su fe de manera lúcida y comprometida, como algo más que una costumbre sociológica.

Dicho con palabras de nuestro fundador, el Padre Claret, un cristiano vocacionado sería aquel que vive lo que reza en su oración: “que te conozca y te haga conocer, que te ame y te haga amar, que te sirva y te haga servir, que te alabe y te haga alabar…”. Iniciar de manera consistente en el testimonio (martyría), comunión (koinonía), servicio (diafonía) y celebración (liturgia) que ofrece la fe cristiana y llegar a vivirlo de forma integrada en la vida, con una proyección eclesial y misionera, son el punto de llegada al que se dirige nuestro trabajo pastoral con los más jóvenes.

Tomando una imagen del mundo vegetal, para que un creyente adulto pueda mantenerse en pie a la vez que ser evangélicamente fecundo en nuestro contexto, necesita raíces, tronco y ramas, en ese árbol que representa la Iglesia, nacida de la semilla de Cristo y alentada por el Espíritu.

Las raíces son la espiritualidad y la formación. Una espiritualidad cristiana a la cual pretendemos iniciar a los niños y jóvenes desde nuestro carisma claretiano arriba descrito, con sus notas características: Claret, la misión, Jesucristo, la Eucaristía, la Palabra y el Corazón de María. Una formación consistente es su complemento necesario.

El tronco es la comunidad eclesial, de la que formamos parte y en la que cada uno tiene una vocación para la edificación del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia.

Las ramas son la misión que los seguidores de Jesús desarrollamos personal y comunitariamente, en múltiples y variadas formas según nuestra vocación.

2. RUTA


Ayudar a encontrar la vocación cristiana de cada persona Los Misioneros Claretianos de Santiago hemos enmarcado nuestra labor

pastoral y misionera en cuatro opciones de vida y misión que nos ofrecen un fundamento sólido para que las diferentes sensibilidades de la Provincia, tanto personales como comunitarias, converjan en un proyecto común. Una de estas opciones es una apuesta decidida por la pastoral vocacional, desarrollada en sus diferentes proyectos de vida cristiana y que invite explícitamente a quienes muestren signos de sintonía vocacional con la Congregación a incorporarse a ella (PVM 22).

Entendemos la Pastoral Vocacional en dos sentidos complementarios: En un sentido general, la Pastoral Vocacional es ayudar a que cada joven, ante Dios, se

pregunte “¿qué quieres de mi, Señor?” y que responda optando por un estilo de vida. En un sentido específico, la Pastoral Vocacional es presentar a los jóvenes la vocación

consagrada claretiana, y ayudarles a preguntarse si ese puede ser su lugar en la vida, acompañando su discernimiento.

En nuestra tarea misionera con los niños y jóvenes, la animación vocacional ha de tener una presencia importante y cualificada, según se nos pide en las opciones de vida y misión antes aludidas. Para desarrollarla de manera efectiva, a lo largo de todo el recorrido pastoral se favorecerá una espiritualidad y una formación que ayuden a conocer y valorar las formas de vida en la Iglesia: la vida de especial consagración (ministerial y consagrada) y la vida seglar. Y se ofrecerán medios para el discernimiento y el acompañamiento que lleven a una opción de vida en el momento adecuado. Por motivos carismáticos presentaremos de forma preferencial las opciones de vida que contienen las ramas de la Familia Claretiana, sin excluir otras.

2.3. El camino: el itinerario de la iniciación cristiana

Consideraciones previas

Partimos de que nuestra acción evangelizadora ha de tener diversos acentos y componentes, según el momento del proceso evangelizador en que nos encontremos, de acuerdo a la teología pastoral al uso:

Acción misionera [ANUNCIO]

Dirigida a no creyentes y

alejados

Pretende la conversión

inicial

Presencia Diálogo S i i

Acción catecumenal [INICIACIÓN]

Dirigida a los interesados

en ser cristianos

Pretende la integración en la comunidad

Acogida Iniciación

Sacramentos

Acción pastoral

[PASTORAL]

Dirigida a los que ya son

cristianos

Pretende la maduración

en la fe

Celebraciones Comunidad Predicación


Por el momento socio-religioso en que vivimos, en el cual no hay que suponer que los destinatarios tienen una experiencia religiosa personal, habrá que pensar y desarrollar metodologías y estrategias de “acción misionera” o “ANUNCIO”, base consistente sobre la que poder avanzar en el itinerario, sin la cual toda la acción catecumenal o pastoral posterior queda en el aire.

Como se puede ver en su globalidad, el acento de este itinerario no es la mera preparación a los sacramentos, sino la introducción en la vida cristiana por medio de los sacramentos, hasta desembocar en una opción vocacional cristiana adulta.

Este itinerario tendrá sus concreciones por medio de los programas operativos correspondientes, los cuales serán desarrollados en la medida que se vea necesario, incluyendo las actividades comunes y los “materiales propios” que se vea conveniente.

1. Inicio y final del itinerario

Según nuestra misión carismática, nuestro trabajo con los niños, adolescentes y jóvenes tiene como objetivo iniciar en la fe de una manera consistente

Desde ahí, el inicio del itinerario (en su modo “completo”) se sitúa en torno al Bautismo de niños en edad temprana, y el final del mismo es la integración en la Iglesia como creyentes adultos, según nuestro carisma, haciendo una elección de vida (de especial consagración o seglar), según se explicita en el siguiente esquema:

VIDA SEGLAR

[compromiso seglar; algunos: matrimonio]

- seglares claretianos - comunidad parroquial - otras comunidades

o movimientos

VIDA de ESPECIAL CONSAGRACIÓN

[vida consagrada; algunos: ministerio ordenado]

- misioneros claretianos - misioneras claretianas - filiación cordimariana - otros/as

IGLESIA en el mundo

(cristian@s vocacionad@s)

qquuee ttee ccoonnoozzccaa

qquuee ttee aammee

qquuee ttee ssiirrvvaa

qquuee ttee aallaabbee……


2. La “brújula” del itinerario La “brújula” de nuestro itinerario viene

estructurada por los cuatro “puntos cardinales” contenidos en la oración apostólica del P. Claret: “que te conozca… te ame… te sirva… te alabe…”.

Es un elemento carismático que incluye las cuatro dimensiones de la acción pastoral o funciones eclesiales (martyría o testimonio, koinonía o comunión, diakonía o servicio y liturgia o celebración), a la vez que les da una proyección misionera (“y te haga conocer… amar… servir… alabar”). Se explicitan esquemáticamente a continuación los ingredientes que contienen cada una de las funciones eclesiales:

Tales dimensiones, según momentos y edades, deberán estar presentes en todas las etapas del itinerario, y aspiramos a que se vivan con cierto grado de madurez e integración al final del mismo.

3. Las “puertas” y los “pasos” del itinerario Nuestro itinerario quiere ser consistente a la vez que realista. Por ello, es un itinerario

al que se podrá integrar cualquier niño o joven que desee caminar con nosotros. Dentro de esa apertura general, habrá unas “puertas” especiales o momentos fuertes de convocatoria y anuncio:

en el inicio de la iniciación en el comienzo de la catequesis de niños en el comienzo de la transición para los preadolescentes en el comienzo del catecumenado para los adolescentes en el comienzo de la consolidación para los jóvenes

Martyría

se PROCLAMA el Reino

Testimonio

Anuncio explícito Catequesis

Enseñanza escolar Predicación

Homilía

Koinonía

se VIVE el Reino

Fraternidad

Reconciliación Unidad

Comunicación Comunidad Compartir

Diaconía

se REALIZA el Reinado

Amor-caridad

Promoción Transformación

Educación Liberación Solidaridad

Liturgía

se CELEBRA el Reino

Eucaristía

Sacramentos Oración

Celebraciones Fiestas

Devociones


4. Esquema del itinerario Se esboza a continuación un esquema de nuestro “Itinerario de iniciación cristiana”,

donde se describen los Agentes de PIJV que intervienen en cada etapa y se concretan los dinamismos a ofrecer, así como los nombres del grupo pequeño y su Agentes de Pastoral Infantil (A.P.I.) o juvenil (A.P.J.) correspondiente. ESQUEMA: Agentes, dinamismos y nombres concretados

cicl

o

programa

etapa

[nombres para los

destinatarios]

Agentes de PIJV dinamismos concretados

nombre del grupo pequeño

y del API / APJ

correspondiente fam

ilia

com

unid

ad

educ

/ pa

rroq

uial

API /

APJ

orac

ión

pers

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acom

paña

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pers

onal

past

oral

con

NIÑ

OS

INICIO DE LA FE

ACOGIDA (0 años)

++++

+++

++++

+++

+ +

+ +

+

---

[agentes seglares,

sacerdote]

DESPERTAR RELIGIOSO (1-6 años)

++++

+++

++++

+++

++++

+++

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[GRUPO de ORATORIO]

[director de oratorio]

CATEQUESIS DE NIÑOS

CATEQUESIS Básica

(6-9 años) ++++

+++

++++

+++

++++

+++

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GRUPO de

CATEQUESIS catequista CATEQUESIS

de profundización (9-12 años) ++

++++

+

++++

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oral

con

ADO

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S TRANSICIÓN Y PUENTE

CLARET (12-14 años)

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++++

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GRUPO CLARET

monitor

CATECUMENADO JUVENIL

CATECUMENADO basico

(14-17 años) + +

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+++

++++

+++

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GRUPO de CATECUMENADO

catequista CATECUMENADO de profundización

(17-18 años) + +

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JÓVE

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CONSOLIDACIÓN CARISMÁTICA

FE-VIDA (Corazón de Mª)

(18-22/23 años) + +

+

++++

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++++

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<<< GRUPO FE-VIDA

(Corazón de Mª) animador

DISCERNIMIENTO DISCERNIMIENTO Y ELECCIÓN DE VIDA

(hasta los 25 años) +

+

++++

+++

++++

+++

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<<< GRUPO.de

DISCERNIMIENTO acompañante

5. Desarrollo breve del itinerario [etapas, años y objetivos]

Se desarrolla a continuación, de manera sintética, todo el ITINERARIO en su modo COMPLETO, sabiendo que habrá niños y adolescentes que lo recorrerán de forma continua, y


otros de forma parcial. Se tiene en cuenta la realidad, cada vez más frecuente, de niños, adolescentes o jóvenes no bautizados o que no han completado su iniciación en las edades convenidas, con los que habrá que estar disponibles para realizar procesos más personalizados, en lo que se ha llamado ITINERARIO CONDENSADO. Las personas que realicen estos procesos podrán incorporarse al “itinerario completo” cuando se vea conveniente.

5.1. El Itinerario en la Pastoral con niños: etapas, años y objetivos

- Programa de INICIO DE LA FE o Etapa de ACOGIDA: supone el primer contacto o re-contacto de la familia con la

comunidad eclesial ya con la nueva criatura recién nacida. Es un momento a cuidar, en torno a la preparación para el “PASO 1” del itinerario, que es la celebración del Bautismo de niños en edad temprana.

o Etapa de DESPERTAR RELIGIOSO: comprende el tiempo hasta los 6 años de edad [ver esquema], con el objetivo de establecer las bases afectivas de la fe. El peso de esta etapa recae en la familia, con el apoyo de los agentes de pastoral. Será bueno concretar algún tipo de material para motivar a las familias en esta tarea, además de la actividad de oratorio que se pueda comenzar con los niños.

- Programa de CATEQUESIS DE NIÑOS o Etapa de CATEQUESIS BÁSICA: comprende 2 ó 3 años [ver esquema] en los que

pretendemos lograr una primera síntesis de la fe (socialización en los aspectos básicos de la misma). Esta etapa está enmarcada entre el “PASO 2”, que consiste en una Celebración familiar y comunitaria de inicio de la catequesis (con ecos del bautismo), y el “PASO 3”, con la celebración de la primera Comunión y de la primera confesión en torno a los 9 ó 10 años (3º ó 4º de Educación Primaria). En esta etapa se ha de cuidar mucho la integración de las familias, viendo incluso la posibilidad de establecer, de forma voluntaria para los padres, el método ya empleado en otros lugares de la “catequesis familiar”.

o Etapa de CATEQUESIS DE PROFUNDIZACIÓN: comprende 2 ó 3 años [ver esquema] donde se pretende profundizar en los contenidos de la catequesis de niños, en una dinámica de grupo y convivencias, con una fuerte implicación de las familias, buscando también una mayor integración de las mismas en la vida activa de la posición pastoral. La etapa termina con la celebración de la Comunión Solemne (“PASO 4”).

* Las dos etapas de Catequesis de niños tendrán como complemento el “Programa de Oratorio de niños”, cuya metodología habrá que tener en cuenta para favorecer un hábito de oración basado en la Palabra, que se continúe en la adolescencia. En el oratorio participan también niños que no están en el itinerario, pudiendo ser un momento de “anuncio” y una puerta de acceso a la iniciación. 5.2. El Itinerario en la Pastoral con adolescentes: etapas, años y objetivos

- Programa de TRANSICIÓN y PUENTE o Etapa CLARET: el nombre del programa quiere indicar la gran importancia de esta etapa,

pues es un momento en que muchos de los chicos/as se definen hacia la cercanía o hacia el alejamiento de la fe. Y el nombre de la Etapa quiere poner en el centro a la persona de San Antonio María Claret, como referente constante de persona creyente y comprometida, ofrecida como modelo de identificación a los pre-adolescentes.


La etapa comprende dos años [ver esquema] en los que deberemos ofrecer algo atrayente a la vez que orientado por nuestra “brújula”, en continuidad con lo que viene antes (especialmente si ya han hecho la experiencia del oratorio) y en apertura a lo que vendrá después. La dinámica grupal tendrá su peso en la convivencia y en la formación, complementada por los demás elementos que nos “guían”: Palabra, Eucaristía, servicio, solidaridad… vinculados a la comunidad más amplia que exista en su posición pastoral, para evitar procesos demasiado paralelos que, a la larga, impiden la desembocadura en la Iglesia adulta. La familia deberá seguir presente de una manera significativa en este momento del itinerario.

** Esta etapa, como la siguiente, tendrán como complemento el “Programa de Oratorio juvenil” y el “Programa de Convivencias Cristianas juveniles”, en las que podrán participar otros adolescentes que no estén en el itinerario, pudiendo ser también puertas de acceso al mismo.

- Programa de CATECUMENADO JUVENIL El catecumenado juvenil será nuestra propuesta básica en el itinerario para los adolescentes, integrando elementos grupales, formativos, oracionales-celebrativos y de servicio, muy en relación con el resto de la comunidad. Como se especifica en el Plan de adolescentes, esta propuesta se puede complementar con otras actividades lúdicas o de tiempo libre que se puedan ofertar desde la posición pastoral.

o Etapa de CATECUMENADO BÁSICO: comprende 2 ó 3 años [ver esquema] en los que pretendemos lograr una segunda síntesis de la fe (personalización de la misma, al nivel de los adolescentes). Entendemos que, aunque por nuestra parte ofrecemos nuevas etapas y pasos, habrá personas que por voluntad o por cambio de domicilio, no seguirá nuestro itinerario más allá de esta etapa. Por lo tanto, deberemos procurar que quien termine esta etapa pueda “tenerse en pie” en su fe, de manera incipiente, y quede motivado a continuar su camino de crecimiento allí donde esté. El primer año (14-15 años) puede ser una especie de “pre-catecumenado”, como tránsito entre la etapa anterior y ésta, trabajando más concentradamente entre los 15 y los 17 años, en que los adolescentes pueden estar más receptivos. En el catecumenado se han de integrar los diversos elementos presentes en nuestra brújula y concretados en los “bastones”, como se detalla en el programa. La familia deberá seguir presente de una manera significativa en esta etapa. Y habrá que buscar cómo ir integrando a los adolescentes en la comunidad eclesial (representada por los grupos existentes en la posición pastoral), de manera que los grupos de adolescentes no se agoten en sí mismos, sino que conozcan y colaboren en el entorno más amplio que exista, poniendo para ello los medios necesarios (vg. participación activa en alguna de las eucaristías del domingo, junto al resto de la comunidad cristiana; colaboración en algunas de las campañas de Cáritas o PROCLADE durante el año…). Esta etapa está enmarcada entre el “PASO 5”, que consiste en una celebración familiar y comunitaria en que se celebra el inicio del catecumenado (con ecos del bautismo y de la primera Comunión y Confesión), y el “PASO 6”, con la celebración de la Confirmación. El paso de la Confirmación podría realizarse tras el segundo año de catecumenado; si el candidato, en diálogo con el responsable, ve que no está preparado aún, podría diferir ese paso un año más o los que necesite, continuando el itinerario con sus compañeros, además del acompañamiento formativo que necesite. Si en alguna diócesis existe otro criterio de edad con respecto a la Confirmación, este paso se realizaría antes, a la vez que es posible mantener la propuesta del catecumenado para los adolescentes, con los mismos objetivos marcados.


o Etapa de CATECUMENADO DE PROFUNDIZACIÓN: comprende 1 año [ver esquema] donde se pretende profundizar en los contenidos del catecumenado básico, en una dinámica de grupo, introduciendo como novedades el mayor peso del acompañamiento personal y del compromiso, buscando una mayor integración de los adolescentes en la vida activa (litúrgica, comunitaria, de servicio…) de la posición pastoral.

5.3. El Itinerario en la Pastoral con jóvenes: etapas, años y objetivos

- Programa de CONSOLIDACIÓN CARISMÁTICA o Etapa FE-VIDA (Corazón de María): comprende 4 ó 5 años [ver esquema] en los que

pretendemos lograr una tercera síntesis de la fe que lleve a un compromiso en la vida, en el contexto de cambio y contraste fuerte que viven los jóvenes a esa edad (estudios superiores y/o inicio de la vida laboral). Esta etapa comenzaría con el “PASO 7”, que consiste en una celebración de inicio de la consolidación, aludiendo a los pasos dados (iniciación) y a los que quedan por dar (discernimiento y elección de vida). El primer año de esta etapa puede tener un carácter especial de puente o transición, ya que podrían incorporarse chicos/as que lleguen de otros lugares a las posiciones pastorales (colegios mayores o parroquias). En esta etapa se continúan los dinamismos de la etapa anterior, tiñéndolos de un carácter más carismático claretiano, desde el icono del Corazón de María como la mujer que escucha la Palabra (FORMACIÓN, que incluye el acompañamiento personal), bendice y ora (ORACIÓN), sirve a los demás (SERVICIO) y permanece en la comunidad (COMUNIÓN). En toda la etapa se ha de buscar la integración más plena de los jóvenes en la vida activa de la posición pastoral. Esta integración incluye poder comenzar a acompañar grupos de fe de gente de menor edad, acompañados al comienzo por alguien con más experiencia; o también asumir un compromiso solidario con ciertas garantías de continuidad. Junto a las dinámicas más ordinarias, tienen mucha importancia algunas momentos fuertes (retiros de etapa, encuentros provinciales, vivencia de la Pascua y experiencias fuertes de verano) que ayuden a los jóvenes a avanzar en estos años, incluyendo tiempos prolongados de silencio y oración, además del acompañamiento, para avanzar en la personalización de su fe. Habrá que cuidar la oferta de Ejercicios Espirituales.

- Programa de DISCERNIMIENTO o Etapa de DISCERNIMIENTO y ELECCIÓN DE VIDA: comprende uno o dos años [ver

esquema]. Durante ese tiempo se retomará todo lo vivido y se darán a conocer a fondo las formas de vida cristiana [de especial consagración y seglar], en contacto con testigos (presenciales y/o mediante documentos escritos o visuales), de manera que, en un proceso de acompañamiento personal, quienes aún no han definido su estado de vida lo puedan hacer si es el momento, integrándose así en la “Iglesia adulta”. En la presentación de las formas de vida cristiana tendrán un papel preferencial las distintas ramas de la Familia Claretiana (consagradas y seglar), abierto a otros carismas, grupos y comunidades, para que en el discernimiento cada joven pueda optar por aquello a lo que le llame el Señor. En general se ve adecuado que los jóvenes que lleguen a este punto del itinerario se integren en una “comunidad” que ya exista (consagrada o seglar), marcándose así el inicio de su vida cristiana adulta y aprovechando todos los dinamismos que le pueda ofrecer tal comunidad. Para los que opten por la vida seglar, si no encontraran una comunidad adulta en su entorno o se viera conveniente que los jóvenes que terminan ese año el itinerario permanecieran unidos como grupo, podrían hacerlo conscientes de ser una “pequeña


comunidad” integrada en otra comunidad más amplia (parroquial, diocesana y eclesial). Tal integración deberá ser cuidada de manera que sigan participando, tal como se ha venido trabajando en las anteriores etapas, en la vida activa de la posición pastoral, junto con otros adultos de la misma. Esta etapa estaría enmarcada entre el “PASO 8”, que consiste en una celebración del inicio del discernimiento, con ecos del camino realizado hasta ese momento, y el “PASO 9”, con la celebración de la integración eclesial adulta, que podría hacerse con una persona o con un grupo, si varios deciden dar el paso a la vez.


3.1. Los dinamismos y los medios

Por dinamismos y medios entendemos las situaciones, actividades e instrumentos que se presentan con una intención pastoral. El nombre de dinamismos responde a la energía que poseen para estimular el avance en la fe. El nombre de medios responde a que son cauces de los valores que deseamos transmitir.

Tomando la imagen del “bordón”, que simboliza una ayuda para el camino, “los doce bordones” que representan los dinamismos y medios esenciales e irrenunciables de nuestro proyecto son los siguientes:

1. La oración La comunión personal con Jesús, el Cristo, es y debe ser el centro de toda la PIJV.

Hemos de promover una cultura de la interioridad y de la experiencia y educar en las actitudes que hacen posible la apertura a Dios. En el trabajo pastoral tenemos que ir haciendo, de niños y jóvenes, personas capaces de tener una experiencia de Dios con garantías.

En nuestra pastoral cuidaremos especialmente la experiencia del Oratorio para niños y jóvenes como un buen medio para iniciar a la oración, apostar por una cultura de la interioridad, recuperando la necesidad de silencio y profundidad.

3. SEÑALES

4. La Eucaristía y la liturgia

5. El sentido eclesial

6. La vocación

7. La personalización

8. El acompañamiento

9. La Reconciliación

10. La vida cotidiana

11. El espíritu misionero

12. La solidaridad

1. La oración

3. La formación

2. La Palabra de Dios


2. La Palabra de Dios La lectura asidua de la Escritura, como recuerda el Concilio Vaticano II, es el camino

hacia el conocimiento supremo de Jesucristo (DV 25). Hemos de fundamentar nuestra pastoral y toda nuestra vida en la Palabra de Dios. En la PIJV tenemos que educar a niños y jóvenes en la lectura y meditación de la Palabra. Familiarizarles y formarles para que Ella se convierta en su referencia permanente.

En nuestra acción pastoral debemos propiciar las condiciones subjetivas y personales necesarias para realizar dicha experiencia, por medio de la formación, la oración y la liturgia.

3. La formación Para dar consistencia a nuestros procesos pastorales necesitamos promover una

formación seria y específica. Hemos de articular las medidas necesarias para facilitar a la niños, jóvenes y agentes de pastoral una formación progresiva y adecuada en la Escritura y en el resto de aspectos teológicos, litúrgicos y morales vinculados con la fe cristiana, para poder “dar razón” de su fe y su esperanza en medio del mundo y de nuestro contexto cultural.

4. La Eucaristía y la liturgia La Eucaristía es el sacramento de la entrega de Jesús, de su presencia permanente en

el sagrario y de la comunión y unidad de la Iglesia, desde donde Cristo nos envía a entregarnos como Él, luchando contra lo que se opone al Reino de Dios.

Es necesario cuidar la pedagogía de su celebración, aprovechando todas las posibilidades de participación en la misma (oraciones, silencios, escucha, moniciones, lecturas, peticiones, ofrendas, cantos…), ayudando a comprender y vivir los elementos centrales de la misma con cierta sobriedad. Hacer celebraciones con otros elementos llamativos dificulta que los más jóvenes sigan participando en la eucaristía cuando falten esos elementos.

5. El sentido eclesial En nuestra acción pastoral hemos de favorecer un sano sentido de pertenencia a la

Iglesia en sus diversos niveles: local y universal. En los pequeños grupos se vive la dimensión comunitaria en concreto, pero no se agota en ellos sino que se abre el resto de creyentes tanto cercanos como aquellos de otras generaciones y de otras latitudes, con quienes compartimos una misma fe y un mismo bautismo.

Como en una familia, será necesario subrayar más lo que nos une que lo que nos separa, aprendiendo a reconocer lo que de positivo tiene cada grupo de Iglesia y lo que podemos aportarnos mutuamente si asumimos el riesgo de trabajar en red, favoreciendo una espiritualidad de comunión.

6. La vocación Toda acción pastoral está orientada, por su propia naturaleza, al discernimiento

vocacional, pues su objetivo último es ayudar a niños y jóvenes a descubrir la voluntad de Dios sobre sus vidas. En el marco de ese discernimiento, quienes acompañamos a jóvenes en su búsqueda cristiana y encuentro eclesial, hemos de llegar a proponer la vocación sacerdotal o consagrada de modo adecuado, natural y explícito.

Por eso, no podemos reducir la propuesta vocacional sólo a una propuesta puntual, sino que la hemos de situar en estrecha relación con el proyecto evangelizador, con el conjunto de la PIJV y, en especial, con la pastoral familiar. Los padres han de asumir la responsabilidad de ser los primeros animadores vocacionales de sus hijos. A la vez, tenemos que adecuar la propuesta vocacional a los tiempos que corren, revisando la metodología y las actitudes con que nos acercamos a los destinatarios y realizamos nuestra oferta de sentido.

7. La personalización La PIJV requiere propiciar experiencias de Dios y procesos de personalización de la fe,

que complementen los procesos de socialización de la misma.


Entre los retos que la sociedad y la cultura actual plantean a la pastoral destaca la necesidad de que la fe de los niños y los jóvenes, a quienes nos dirigimos, y de los agentes de pastoral, con quienes trabajamos, sea más personalizada, más integrada, más madura. La espiritualidad, la formación y el acompañamiento personal son buenas herramientas que contribuyen a ello. El objetivo es que la persona llegue a vivir la presencia de Dios en la realidad cotidiana y en la historia personal, leyendo la propia vida en clave de fe.

8. El acompañamiento Un plan de pastoral técnicamente bien diseñado y unos buenos materiales

catequéticos no son suficientes. La práctica de la Iglesia nos dice que no se logra una fe sólida y madura sin un acompañamiento personal, que ayude a conocerse, confrontarse e ir asimilando los valores del Evangelio. Acompañar es acercarnos a otros mediante el diálogo personal, acomodar nuestros pasos a su ritmo, plantearles preguntas importantes, dejarnos contrastar con la Palabra, celebrar juntos y saber desaparecer para permitir el crecimiento personal del acompañado.

Muchas familias y jóvenes carecen de referencias ambientales que les orientes, acompañen y guíen en su proceso de crecimiento y reflexión. Por eso, cada vez es más urgente buscar momentos, lugares y personas con las cuales compartir en profundidad la propia vida. Los mismos evangelios pueden ser leídos en clave de acompañamiento, como un camino de discipulado en torno a un Maestro muy especial: Jesús de Nazaret.

9. La Reconciliación Entre la iniciación a los sacramentos, habrá que cuidar la pedagogía y la práctica de la

reconciliación sacramental que restaura y da vigor a la vida nueva recibida en el bautismo. Recibir el perdón de Dios para ir muriendo al pecado es esencial para el crecimiento en la fe, que no se da sin una conciencia personal y comunitaria de conversión constante.

10. La vida cotidiana Toda mirada profunda es interrogante y crítica. El misterio de la Encarnación nos

muestra una manera específica de estar en el mundo: la propia de Jesús de Nazaret y, por consiguiente, de los cristianos. En la PIJV hemos de enseñar a mirar e interpretar los acontecimientos del mundo en el que vivimos con espíritu crítico y con criterios evangélicos. Tenemos que desvelar la presencia de Dios en los acontecimientos diarios, para responderle ahí mismo, con generosidad.

11. El espíritu misionero A imitación de Claret, cuya oración reza “que te conozca y haga conocer”, la fe adulta

conlleva comprometerse en la tarea de la evangelización. Hemos de ayudar a crecer en los niños y jóvenes la conciencia de ser enviados por Jesús a llevar a otros el Evangelio, por la palabra y por las obras. Los destinatarios actuales de nuestra misión son los evangelizadores y misioneros del mañana.

12. La solidaridad La escucha interior de la voz de Dios y la vivencia comunitaria han de llevarnos a

responder, como él, ante los hechos históricos y la realidad social. Hemos de ayudar a niños y jóvenes a salir de la esfera de lo privado y a romper el

narcisismo. Las experiencias de solidaridad y misión son una forma cualificada de trascenderse. Tratamos de abrir a la reciprocidad, al reconocimiento del otro y del diferente; de abrir a la realidad. Tratamos de dotar de una base sólida el compromiso por los demás. Cualquier experiencia en este sentido es, para los jóvenes, más valiosa que mil explicaciones. El contacto real con situaciones y vidas marcadas por el sufrimiento, y con las personas e instituciones que les atienden, dejan una huella permanente en ellos. Es la dimensión profética de la PIJV.


3.2. La pedagogía y la relación pastoral Para transmitir la fe es necesaria una buena pedagogía y una adecuada relación

pastoral. Principios pedagógicos generales En nuestra relación y acción pastoral hemos de tener en cuenta los siguientes

principios pedagógicos, comunes a toda acción educativa y, por tanto, a la acción evangelizadora:

Se educa por MODELOS y por TESTIMONIO: lo que queramos que lleguen a hacer los niños y jóvenes, deben verlo antes en sus acompañantes.

Se educa estableciendo NORMAS y LÍMITES: expresando con claridad lo que se espera de las personas y los grupos.

Se educa RECONOCIENDO lo que se considera adecuado y MODIFICANDO lo que no considera tal, facilitando así que se repitan algunas acciones e inhibiendo otras. La atención y la valoración pública son muchas veces el mayor reconocimiento. Es importante también valorar los avances. Cuando se hagan correcciones deberán hacerse de manera adecuada.

Se educa CREANDO HÁBITOS, lo cual se consigue aplicando todo lo anterior con mucha constancia. Opciones pedagógicas Optamos por una pedagogía PROPOSITIVA, que propone a los más jóvenes “lo que

hemos visto y oído” (1 Juan 1,3) con claridad y convicción, con palabra y acción. Optamos por una pedagogía PARTICIPATIVA, que implica activamente a los niños y

jóvenes en las diversas actividades personales, grupales y comunitarias que les proponemos, con un nivel de participación adecuado a su capacidad, buscando ante todo que hagan experiencia de los contenidos de la fe que les proponemos y que tal experiencia les lleve a un compromiso de vida según su edad.

Optamos por una pedagogía PERSONALIZADORA, que llega a integrar los contenidos que se ofrecen mediante el silencio, el trabajo personal, el diálogo interpersonal y la oración.

Desde estas opciones, se entiende que las diversas acciones deberán equilibrar, según su naturaleza, los momentos propositivos, participativos y personalizadores.

Principios generales de la relación pastoral Establecer relaciones pastorales cercanas y centradas entre los agentes, entre los

destinatarios, y entre agentes y destinatarios es un aspecto básico a cuidar. Por ello, nuestro estilo de relación pastoral debe tener en cuenta los siguientes principios que brotan de la experiencia humana y evangélica, imitando el estilo de relación que tenía Jesús con las personas de su tiempo:

1. CERCANÍA y AUTORIDAD: una relación cercana y amable, a la vez que una autoridad vinculada al testimonio, la autenticidad personal y una capacidad de liderazgo al servicio del Evangelio.

2. GRATUIDAD y ESFUERZO: en nuestra relación hemos de ser reflejo del Dios “que nos amó primero”; a la vez, esa gratuidad ha de llevar a suscitar lo mejor de cada persona.

3. ESCUCHA y ORIENTACIÓN: en nuestra relación hemos de tomar en serio a las personas en su situación, escuchándolas a fondo. A la vez, hemos de ser capaces de ofrecer vivamente el Evangelio, que puede llevar más allá de uno mismo cuando es acogido en libertad y con responsabilidad.


4.1. Los agentes de Pastoral

Por “agente de Pastoral” se entiende la persona o conjunto de personas que intervienen en el camino de maduración de la fe de los niños y jóvenes, ofreciendo y poniendo en práctica los dinamismos y medios que ayudan a llegar al final del camino según este Proyecto.

Los agentes de Pastoral, en sentido amplio, son los siguientes: 1. El ESPÍRITU SANTO, con su gracia Es el primero y principal agente, sin el cual no hay posibilidad auténtica de conocer,

amar, servir y alabar al Dios de Jesucristo. El Espíritu Santo es el protagonista de la vocación y de la misión.

2. La PERSONA HUMANA, con su libertad consciente A los niños, adolescentes y jóvenes concierne avanzar en el camino del Evangelio

interiorizando y elaborando lo que van recibiendo, para transformarlo en respuesta de vida.

3. La COMUNIDAD, que acoge y acompaña Dentro de esa comunidad cristiana se encuentran los siguientes grupos: - La comunidad cristiana: es el origen, el entorno y la meta de la pastoral con niños,

adolescentes y jóvenes. La Iglesia, como comunidad de comunidades, se hace presente entre los jóvenes a través de las comunidades inmediatas (comunidad parroquial o educativa, comunidad religiosa, comunidad adulta…). Ha de estar presente en el inicio, en el desarrollo y en el final del proceso, en interacción con los más jóvenes, para facilitar que éstos puedan desembocar en ella.

- Las familias: los padres, en primer término, junto a los abuelos y otros miembros de la familia, tienen una responsabilidad de primer orden en el camino de fe de sus hijos, constituyendo una primera y verdadera “iglesia doméstica”. Las acciones pastorales realizadas desde otras instancias, especialmente en los años primeros, deberán contar con las familias para apoyarles en su tarea y sumar esfuerzos.

- La comunidad claretiana: es la responsable de la posición pastoral desde la que se ofrecerán distintos dinamismos y medios, por lo que ha de tener un papel activo en la pastoral con niños, adolescentes y jóvenes. A veces será mediante la acción; otras mediante la oración y el apoyo.

- Los “Agentes de pastoral infantil” (A.P.I.) y “Agentes de pastoral juvenil” (A.P.J.): en un sentido más estricto, al hablar de “agentes de Pastoral” nos referimos a los catequistas, acompañantes, educadores, animadores, monitores y responsables, claretianos y seglares, que animan y acompañan directamente a los niños, adolescentes y jóvenes, ofreciéndoles dinamismos y medios para que puedan realizar su camino de crecimiento en la fe.

4. GUÍAS

la COMUNIDAD, que acoge y acompaña

comunidad cristiana

familias comunidad claretiana

A.P.I.’s + A.P.J’s

el ESPÍRITU SANTO, con su gracia

la PERSONA HUMANA,

con su libertad

consciente


Han de ser personas con una madurez humana suficiente, capaces de valorar a los jóvenes a la vez que de aportarles su experiencia y conocimientos, según la acción concreta que desarrollen.

Como condiciones mínimas se les pide tener una fe viva, una pedagogía básica, capacidad para el trabajo en equipo, estar integrado de alguna manera en una posición pastoral, participar en la vida de la Iglesia, llevar una vida acorde con el Evangelio, interés por la formación y dar ciertas garantías de continuidad.

En el momento actual es muy importante cuidar la calidad de los agentes de Pastoral, asignando a cada uno de ellos todo lo que sea capaz de hacer adecuadamente, a la vez que sin asignar a nadie tareas para las que no está capacitado y que, a la larga, redundan en perjuicio de los destinatarios y del proceso pastoral, devaluando la propuesta. En el Plan de Agentes de PIJV se señalan unos criterios básicos que deberán aplicarse en los casos concretos, y se establecen cauces para cualificar el testimonio, la acción y la relación pastoral.

4.2. Coordinación con otros Proyectos

El Proyecto Provincial de PIJV no es un proyecto aislado, sino que se complementa y se

relaciona con otros Proyectos Provinciales con los que ha de guardar una verdadera unidad armónica.

El Proyecto Educativo Marco de los Colegios Claretianos de la Provincia, los Planes Pastorales de cada uno de esos Colegios, el Plan Provincial de Parroquias y su concreción en cada Parroquia han de estar concertados con el Proyecto Provincial de PIJV y con el Proyecto de Vida y Misión.

Dicha coordinación se realizará, en la práctica, en el ámbito del Consejo de Apostolado, además de en los contactos con el resto de Equipos y Secretariados de la Provincia para desarrollar cuestiones comunes.

4.3. Evaluación y revisión

Este Proyecto Provincial es un punto de referencia obligado para la acción pastoral con niños, adolescentes y jóvenes de la Provincia Claretiana de Santiago. Es una invitación a avanzar, con realismo y esperanza, en la consecución de las Opciones de Vida y Misión que nacen de nuestro Proyecto Capitular.

En la evaluación y revisión del Proyecto están implicados:

el Gobierno Provincial a través de la Prefectura de Apostolado; el Consejo de Apostolado, como principal órgano de coordinación y animación del

apostolado de la Provincia; el Equipo Provincial de PIJV, que impulsa y coordina la PIJV de la Provincia; el Consejo Provincial de PIJV, que asesora al Equipo en sus funciones; los Encuentros Provinciales de Agentes de Pastoral, que profundizan y evalúan el

desarrollo del Proyecto; los Equipos locales de PIJV y Responsables de ciclos, etapas y programas de cada posición

pastoral, encargados de insertar las acciones de PIJV en la Programación Pastoral del Colegio y/o Parroquia, animando su realización;

los Agentes locales de PIJV que trabajan pastoralmente con niños, adolescentes y/o jóvenes, las cuales, además de pertenecer a uno de los ciclos de edad, son conscientes de trabajar en un Proyecto común a nivel local y Provincial.

Fecha del proyecto: junio 2011 / Fecha de la síntesis: diciembre de 2014

pastoral infantil, juvenil y vocacional...

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