Palabras Orgásmicas(Adaptación textos sueltos de Enrique Burgos)

Por: Mayra A. Montaño

(Dos cuerpos comienzan una danza erótica al compas de una mezcla de sonidos. Quedan suspendidos como perchas. Se detiene la música, ellos se colocan en sus posiciones.)

Hombre: Solo entre una vez al espacio sinfónico que aun no recuerdo.

Mujer: Seguro el sonido agudo de tu caricia me hizo olvidar.

Hombre: ¿Tu caricia?

Ambos: Cuando el fuego acaricia quema.

(El hombre permanece de pie, la mujer se coloca en el banco que se encuentra en la escena.)

Hombre: He venido a este lugar, si, hoy. (Se detiene a pensar, rápidamente vuelve en si.) Para acabar con esto de una buena vez. Esta castidad que de momento me tortura, pero de vez en cuando me serena. Extraña sensación esta. Y allí esta ella, esa rara mujer, que en profundidad me parece insípida como todas las mujeres, pero que por su forma de retocarse el maquillaje y sus labios mal pintados sin duda debe estar buscando lo mismo que yo ¡SEXO!

(Música)

Hombre: A eso sumarle la hora que es. Ninguna mujer que finja ser decente (porque ninguna lo es) estaría sentada en este lugar a altas horas de la noche. Ahora bien, ¿Cómo se inician esos extraños rituales de cortejo entre un hombre y una mujer? ¿Cómo puede abordar el macho a la hembra para que esta sucumba en el acto coitar con facilidad? Seré lo más natural posible acatándome a las normas que requieren los tiempos modernos en los que me ha tocado vivir.

(Se le acerca lentamente a la mujer y se sienta a su lado.)

Hombre: Señorita.

Mujer: Si

Hombre: ¿Quisiera usted fornicar conmigo por favor?

(La mujer hace un gesto de ofendida y voltea rápidamente hacia otro lado, el hombre se levanta del banco.)

Hombre: Ahora se molesto, típico de las mujeres, se molestan por cualquier cosa. Esto hará más difícil que pueda lograr mis intenciones con ella. Tratare de arreglar las cosas, y ver si puedo cambiar el panorama patético de esta nocturnidad.

(Se le acerca nuevamente a la mujer y se sienta junto a ella)

Hombre: Señorita.

Mujer: Si

Hombre: Podría por favor largarse de aquí, es que si viene otra mujer pensara que esta interrumpiendo algo, cuando la verdad no es así, y yo necesito tener sexo con una mujer esta noche.

(La mujer vuelve a tomar la actitud de enojo de la vez anterior.)

Hombre: Ya se volvió a molestar. Si esto sigue así tendré que irme a otro parque.

Mujer: !Es usted un bruto!

(El hombre con un gesto de indignación)

Hombre: ¿Bruto dice usted?

Mujer: ¡sí! ¡Un bruto!

Hombre: Sepa usted que quien a usted se dirige es graduado con honores de química cuántica, máster en matemáticas superior, pos grado en ciencias exactas, doctorado en estadísticas y además dominio total del Francés, Ingles, Ruso, Alemán, Checoslovaco y Mandarín.

Mujer: ¿Y en mujeres?

Hombre: Bueno, de mujeres no se mucho. Es por eso que he venido a este lugar, aprender un poco, o al menos tener sexo con una.

Mujer: ¿Y nunca ha tenido una mujer?

Hombre: ¡no!

Mujer: ¿Y se puede saber por qué?

Hombre: Digamos que no he tenido la necesidad.

Mujer: De esa manera nunca va a tener una mujer.

Hombre: ¿Por qué dice usted eso?

Mujer: Porque para abordar una mujer se necesita más sutilidad, mas sigilo, más galantería, más, más,

Hombre: Más Falsedad.

Mujer: Llámelo como quiera, pero con sus métodos no va a conseguir nada.

Hombre: ¿Y que busca usted aquí?

Mujer: ¡Un hombre!

Hombre: ¿Para qué?

Mujer: ¿Para qué más se puede querer un hombre? ¡Para tener sexo!

Hombre: Pero si usted busca un hombre para tener sexo y yo a una mujer con las mismas intenciones, entonces….

(Música)

(Se acercan y comienzan a tocarse)

Mujer: Este es el momento donde usted dice algo bonito.

Hombre: ¿Algo bonito? ¿Cómo qué?

Mujer: Algo como, Cuando la luna deje de gritarme tu nombre, mi lado sordo te escuchara, pediré un tributo al viento y muy suave bajara del cielo, impulsando lo mejor de ti, a través de tu cuerpo.

Hombre: ¡Patrañas!

(Se despega rápidamente de la mujer)

Hombre: Esas son las ridiculeces femeninas que me alejan de las mujeres.

Mujer: ¡Imbécil!

Hombre: Esto no es más que decir la verdad en forma de algo que nos metieron en la cabeza, demostrar que todo en tu existencia es lo que conocemos como mentira. Empezando por tu sonrisa, siguiendo con la de tus padres que no saben porque están juntos y que por tradición le llaman a este trío de intercambio de intereses, amor.

Mujer: ¿Y qué sabe usted de amor?

Hombre: ¡No mucho! Pero lo que si se, es que en nombre de esta palabra han sido manipuladas millones de mentes alrededor del mundo. Pero dígame usted, ya que pone esa cara, ¿Qué es el amor?

(Música)

Mujer: El amor es la excusa que muchos utilizan para acercarse a ti y lastimar tu alma.

Hombre: Lo siento, ¿y donde esta?

Mujer: ¿Quién?

Hombre: ¿El hombre que la lastimo?

Mujer: ¿y quien dice que fuera un hombre?

Hombre: aaaahhh ¡es usted lesbiana!

Mujer: ¡Y a usted que le importa!

Hombre: No. Realmente no me importa. Pero ha dicho usted que ha venido a buscar un hombre.

Mujer: Por eso estoy aquí.

Hombre: No entiendo.

Mujer: Como todos los hombres, nunca entienden nada. Se la pasan andando por la vida sin entender ni la más mínima cosa de ella. No sé como criaturas tan tontas habrán podido salir de seres tan inteligentes, como las mujeres.

Hombre: Hemos salido de sus vaginas específicamente “Vaginas inteligentes” Y con todo el respeto no veo nada de inteligente en abrir, y soltar. Pero el asunto es que no va a tener sexo conmigo.

Mujer: Depende.

Hombre: ¿De qué?

Mujer: De la forma en que me trate.

Hombre: ¿Y para que quiere una lesbiana que la corteje como mujer si dentro de ella lleva un hombre?

Mujer: Eso no es verdad! Soy una mujer, en toda su totalidad.

Hombre: ¿y entonces?

Mujer: Es solo que estoy confundida. No sé que lo que realmente quiero. Y debo probar algunas cosas para saber qué es lo que al final terminara gustándome.

Hombre: Pero si usted busca un hombre para experimentar y yo busco una mujer con las mismas intenciones, entonces…

(Se acercan nuevamente y comienzan a tocarse.)

Mujer: Este es el momento donde usted dice algo bonito.

Hombre: Algo bonito, algo bonito, ¡ya se! Los mejores momentos son aquellos en los que despierto luego de dormir bajo la ilusión de sus besos. Creo que la amo. ¿Cuál es su nombre?

Mujer: !Béseme!

Hombre: (Despegándose con asco y de forma afeminada)! Ay no!

Mujer: ¡Es usted guey!

Hombre: ¡No lo soy! O no sé si lo sea. Es por eso que he venido a buscar una mujer esta noche, para que me saque de esta duda.

Mujer: ¿Y no pretende besarme?

Hombre: Con todo respeto, pero la idea de tener una lengua que no sea la mía en mi boca, no creo que sea la mejor manera de empezar. ¿Podríamos omitir esa parte?

Mujer: Como quiera. De todas formas no estaba muy interesada.

Hombre: Ah no?

Mujer: No.

Hombre: Es curioso. Porque eso no era lo que parecía cuando serró los ojos y de la manera más ridícula que se pueda imaginar me pidió “Béseme”.

Mujer: ¡Que creído! Una mujer como yo, no necesita de las migajas amorosas de nadie, mucho menos de usted!

Hombre: ¿una mujer como usted?

Mujer: ¡sí! Hermosa, inteligente, interesante, deseada, con el poder de que muchos se rindan a mis pies.

Hombre: Debería revisar ese poder, ya que de los muchos, aquí solo hay uno, yo, y a decir verdad no estoy tan rendido.

Mujer: Pero mírese! Usted está muerto!

Hombre: (Quedándose pensativo) En realidad no estoy tan muerto, solo una parte de mi ser se alejo hasta llegar a un pensamiento irónico. Y usted joven sentada junto a mí con aires de superioridad mostrando una cara que primero vio su jefe antes de acostarse donde una vez el vigor no venía en lagrimas solidas de químicos creados por viejos polvos y que al final eso serán. (Apartándose de ella) En verdad no creo que tenga muchos a sus pies, ninguna los ha tenido. Es solo una estrategia que utilizan las mujeres para manipular la humanidad. Lo peor es que muchos han caído y perecido en el eterno complot que tienen las féminas contra el mundo varonil. ¡Las mujeres fingen! (Dirigiéndose a la mujer)

Mujer: Y los hombres sudan!

Hombre: Las mujeres mienten!

Mujer: Y los hombres roncan!

Hombre: Las mujeres manipulan!

Mujer: Y los hombres son unos puercos!

Hombre: Las mujeres se acuestan con puercos!

(Hacen un movimiento de enfrentamiento que termina en un gruñido.)

Mujer: Seleccione este traje, evita que criaturas ancestrales como ustedes que pagan muy bien la hora de cualquier otro argumento que no tenga nada que ver con su empleo, casa, ciertas deudas, y su suegra, se involucren en lo que sería un maravillosos viaje a la luna, yo no necesito un boleto, pues, soy quien conduce este vehículo de aproximaciones orgásmicas tras creencias sobre dioses o algún fetiche morboso que te lleva a señalar el cielo como si lo imposible estuviera haya y no aquí debajo de sus pies. Aunque nunca dije que acepte y tampoco termine de decir para que me puse este traje.

Hombre: Todo en las tardes oscurece tan rápido que me levante a respirar, seguí el camino que conduce al baño, saque mi guevo, palabra que muchos considerarían vulgar, así que esta vez le llamare pene, esperando que cuando la escuches la asocies con mi miembro y espero que la asocies porque la palabra guevo pertenece a nuestro regionalismo lexical, así como mangú que también es de aquí, por eso……

Mujer: A mi me gustaban los juegos pesados.

Hombre: ¿y ganaba usted en esos juegos?

Mujer: No se juega para ganar o perder, si no para divertirse.

Hombre: Nunca me he divertido tanto.

Mujer: ¿Y cómo se entretiene?

Hombre: Encuentro mis formas.

Mujer: ¿Y qué hace cuando le entran las ganas de? Bueno, usted sabe.

Hombre: ¿Qué se supone que debo hacer?

Mujer: ¿se toca usted cuando llega la noche?

Hombre: No solo por la noche siento que me come. También en las mañanas, y al medio día, y en la tarde.

Mujer: ¿y qué hace?

Hombre: Lo que se supone que hace todo el mundo.

Mujer: Se acaricia con fuerza y violencia?

Hombre: ¡no! Me quedo quieto y espero que se baje.

Mujer: Pero eso no es lo normal.

Hombre: Ah no?

Mujer: ¡no!

Hombre: ¿y qué es lo que debo hacer?

Mujer: Pues fácil. Cuando le entren las ganas, va algún lugar solitario y comienza a tocarse desde arriba hacia abajo, primero suave y luego rápido y vaya acelerando mas y mas y mas y mas y mas y

Hombre: y luego?

Mujer: Vera los resultados.

Hombre: Y que hace usted cuando le entran las ganas?

Mujer: Lo mismo!

Hombre: Se saca algo y comienza a acariciarse?

Mujer: ¡no! ¡Bruto! Las mujeres no nos sacamos nada. Nos entramos, para ser especifica!

Hombre: Pero si usted se acaricia y yo debo acariciarme con las mismas intensiones, entonces..

(Música)

Hombre: Este es el momento donde digo algo bonito?

Mujer: ¡no! Dejémonos de disparatadas y hagamos lo que tenemos que hacer de una buena vez!

(Se apaga la luz, se escuchan risas eróticas. Todo es interrumpido con un grito del hombre.)

Mujer: ¿Y ahora que le sucede?

Hombre: (Con miedo) Es usted muy extraña.

Mujer: ¿Por qué?

Hombre: Tiene usted un agujero!

Mujer: Todas lo tienen. Y se supone que en vez de correr, debió entrar.

Hombre: ¿entrar?

Mujer: Si! Entrar!

Hombre: Pero esta oscuro! Y peludo!

Mujer: ¡Imbécil!

Hombre: Discúlpeme, pero existen cosas abominables a las que no estoy acostumbrado.

Mujer: si. Entiendo. Quizás si no fuera un científico homosexual, con todo el intelecto que no sirve de nada en la vida real, no habría salido corriendo en el momento de ver una vagina y hubiera hecho lo que realmente correspondía.

Hombre: Estoy totalmente de acuerdo! O quizás si no me hubiera encontrado con una ninfómana desesperada que se pinta mal los labios, que busca hombres en los parques en la madrugada y abre las piernas a desconocidos mostrándoles sin previo aviso sus huecos “normales”, todo hubiese salido bien esta noche.

Mujer: Loco!

Hombre: Prostituta!

Mujer: Anormal!

Hombre: Desesperada!

Mujer: Fenómeno!

Hombre: Zorra!

Mujer: Analfabeto sentimental!

Hombre: Maestra sentimental Mediocre!

(Hacen un movimiento de enfrentamiento que termina con un gruñido.)

Mujer: Nos vemos mañana a esta hora?

Hombre: Mañana a esta hora no puedo!

Mujer: A las cuatro estaría bien?

Hombre: Tampoco puedo!

Mujer: Como va a poder si es un imbécil?

Hombre: Y usted una golfa!

(Hacen el mismo movimiento de enfrentamiento que termina en un gruñido.)

Hombre: A las siete le parece bien?

Mujer: Me parece prudente!

Hombre: En este mismo lugar?

Mujer: No podría ser en otro!

Hombre: Hasta mañana entonces!

Mujer: Hasta mañana!

(Se incorporan y comienzan la danza con la que empezaron. Se detienen.)

Mujer: Solo entre una vez al espacio sinfónico que aun no recuerdo.

Hombre: Seguro el sonido agudo de tu caricia me hizo olvidar.

Mujer: Tu caricia?

Ambos: Cuando el fuego acaricia, quema.

Fin.