BON VIVEUR 1

Oaxaca a Barcelona

Una taquería que es algo más que eso. Un proyecto vibrante de la mano de Albert Adrià y Paco Méndez para cargar de mexicanidad el Paralelo. Por Vicent Molins / 03 de mayo de 2016

Una primera y desbordante sensación al entrar en Niño Viejo: la bocanada de verdad. Es complicado no derivar en motas folclóricas cuando un destino juega a recrear un ambiente diametralmente opuesto a su entorno de acogida. Pero no me pregunten por qué, en Niño Viejo, siendo un restaurante temático, está atestado de realidad. Es un mexicano “de cocina urbana”, define la casa. Una taquería en el Paralelo barcelonés. En mayúsculas, subrayado, en negrita. Plagado de lugares comunes y, sin embargo, capaz de hacer de aquella sala toda una celebración sin engaños.

BON VIVEUR 2

Antojitos, tacos, tortas y cócteles desparramándose entre unas dependencias ya de culto. Nació en el verano de 2014 cuando Albert Adrià quiso mexicanizar su proyecto. Paco Méndez y Albert habían viajado por Oaxaca, se habían dejado llevar por los efluvios de la hoja santa, hoja totémica de la región, habían experimentado el estado Niño Viejo, dícese del estado expresado por la “alegría, tranquilidad, inquietud, felicidad y

gozo”. Y de aquel trance, terminó de ensamblarse Niño Viejo y poco después -con un mes y unos metros de distancia- Hoja Santa. Albert Adrià es ya sin matices uno de los mejores estrategas de proyectos gastronómicos del país. La sombra exitosa de elBulli se refleja también en las creaciones empresariales de sus hombres. Sí, Niño Viejo debe ser eso, un estado mental, una sensación que comienza desde que la ‘tripulación’ te acoge en su salón para que comience la fiesta y pueda correr el tequila y el mezcal. Y aunque se promocione como una taquería, es definitivamente mucho más que eso… Manteles de hule cromáticamente explosivos, el bullicio explosivo de una cantina donde se juega a estar en el DF. “Queremos que nuestros clientes viva y sientan la experiencia de estar y comer como en México, por eso el local está inspirado en las haciendas con mesas amplias, para poder disfrutar del desfile de comida, así como como el servicio como en cualquier parte de México”, detalla el equipo de Paco Méndez.

BON VIVEUR 3

Comenzará la fiesta con los antojitos y ensaladas. De mango (estilo playa del Carmen), tomate Raf, queso fundido con rajas poblanas o, claro, guacamole. Alcanzará la ostra jalapeña o el ceviche de pulpo con recado rojo.Y paso para la artillería pesada. Tacos, tacos. Quesadilla de setas, taco al pastor, taco de suadero, flauta de barbacoa, enchiladas de pollo, tacos de pluma ibérica, cohinita pibil (!). El chile serrano, de árbol y habanero acompañará permanente el proceso. El menú termina descerrajando un México de raíces muy populares, de apuestas seguras, letal, infalible. Habrá que despedirse -si es que ya llegó la hora- al sol del congelado de tamarindo, cornete de maíz crujiente, flan de elote o requesón con helado de aguacate y fresitas silvestres. Uno habrá pasado las últimas dos horas en la Barcelona neurálgica de los Adrià, pero habrá sido como haber viajado -durante un rato- como Paco y Albert lo hicieron por Oaxaca. Larga vida.

§ Niño Viejo Avenida Mistral 54-56 Barcelona www.ninoviejo.es