nerón claudio: el egocentrismo como destructor de un imperio
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Nerón Claudio: el egocentrismo como destructor de un imperioEnsayo siguiendo la hermenéutica donde se busca demostrar cómo el egocentrismo del César romano condujo a una importante crisis en el Imperio. Todo lo anterior según lo mencionado por Suetonio en su obra "Los doce Césares".TRANSCRIPT
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Nerón Claudio: el egocentrismo como destructor de un imperio
Cruel, asesino, amante de las carreras de caballos, de temperamento vigoroso, artista; éstos son sólo
algunas palabras que Suetonio utiliza para describir a un personaje como fue el César Nerón
Claudio, hijo de Cneo Domicio y Agripina, un gobernante que fue capaz de conducir al Imperio
Romano a una gran crisis debido a la poca importancia que dio a la política 1.
Desde su nacimiento —el 18 de enero— se aseguró que la vida de Nerón no sería benéfica
para Roma. Su mismo padre aseguró que él, junto con su esposa, jamás podrían engendrar algo tan
fatal y detestable para el mundo como lo fue su hijo. Su segundo nombre, Claudio, le fue otorgado
en honor a su tío quien se había convertido en la deshonra de la corte. La vida de Nerón Claudio
giraría en torno a su pasado, su gran amor al arte y un enorme descuido de la administración del
Imperio. El mismo Suetonio asegura que este César degeneró las virtudes de sus antepasados, pero
también recibió los vicios de manera hereditaria e innata.
Asesinatos, el incendio de Roma, pomposos eventos artísticos y rebeliones de las provincias
son sólo algunos de los elementos que condujeron a una crisis política durante el mandato de Nerón
Claudio, mismo que prefirió quitarse la vida a los 32 años antes de afrontar las consecuencias de sus
actos. Pero, ¿qué fue lo que desencadenó este descontrol generado durante su administración? La
respuesta a esta incógnita yace en su historia familiar e, incluso, en la manera en que fue educado.
A continuación se procederá a realizar un análisis a su vida y a su mandato buscando encontrar los
elementos que condujeron a la crisis en el Imperio Romano y considerando el egocentrismo de este
personaje como factor clave en esta situación.
El ámbito familiar es un factor que debe ser tomado en cuenta para entender parte de la vida
de Nerón Claudio. Como el mismo Suetonio lo indica, es probable que haya recibido los vicios que
manifestó durante su gobierno de manera hereditaria limitándose a degenerar las virtudes de sus
antepasados. Cabe señalar que en sus familiares cercanos se encontró presente la arrogancia y la
crueldad.
Por poner algunos ejemplos de lo anterior se podría hacer referencia a su bisabuelo Domicio
quien fue absuelto de haber conspirado en contra del gobierno, actuó siempre buscando obtener un
beneficio por sus actos, fue arrestado en una ocasión e intentó suicidarse bebiendo veneno, pero
terminó vomitándolo. En cuatro palabras se le podría definir como arrogante y falto de firmeza;
Por: Alfonso Ortega Mantecón -1-
1 Cabe señalar que para el desarrollo de este texto se utilizó como única bibliografía la mencionada a continuación: Suetonio, “Nerón Claudio”, en Los doce Césares, México, Editorial Porrúa, 2010, pp.175-203.
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defectos que —para su mala suerte— Nerón Claudio heredaría en su gobierno y saldrían a relucir
en numerosas ocasiones.
En cambio, su abuelo —del mismo nombre que su bisabuelo— es considerado por Suetonio
como el mejor de la familia. Sin embargo, la arrogancia y crueldad son dos cualidades que salen a la
luz. Domicio era asiduo promotor de las cacerías de fieras, los combates de gladiadores en el Circo
y promotor de la barbarie. Si se analizan estas características dadas acerca de este personaje podrían
cuadrar perfectamente en el temperamento y aficiones de Nerón.
Finalmente llega el momento de hablar del padre de Nerón Claudio, se trata de Cneo
Domicio, un hombre que cuenta con una lista de crímenes y delitos cometidos por su arrogancia e
ira. Entre sus víctimas se encuentran un joven que no quiso beber licor cuando éste se lo pidió y un
niño al cual aplastó con su caballo a drede. Fue acusado de lesa majestad y de haber cometido
incesto con su hermana Lépida. Nuevamente, su hijo heredó la escuela de su padre cometiendo
estas acciones sin analizar las consecuencias que podrían traer para su gobierno.
Como se ha visto hasta el momento, todo parece indicar que Nerón heredó todos los vicios
de su familia y degeneró las pocas virtudes que existían en ella. Pero, ¿qué lo hace diferente de sus
antepasados? Es probable que al ejercer un cargo tan importante como ser el César en Roma le
brindara un aire y sentimiento de ser intocable. Además, al encontrarse en un puesto público sería el
centro de críticas por parte del pueblo (elemento que llega a mencionar Suetonio).
La arrogancia que heredó de sus antepasados se encuentra ejemplificada en numerosas fases
de su gobierno. La primera muestra de ella se dio durante su juventud el día en que se le otorgó su
toga en el foro. Nerón —sin ser emperador todavía— distribuyó el congiario2 y dio un donativo a
los soldados. ¿Es que acaso ya presentía que recibiría el cargo de César al morir Claudio? La
arrogancia fue lo que lo motivó a actuar de esa manera y a llevar a cabo acciones que no se
encontraba facultado para hacerlas.
Nerón intentaría esconder esta cualidad de su carácter utilizando la falsa modestia al
momento en que recibió el título de César. La disminución de impuestos y la benevolencia que
mostró hacia los ciudadanos romanos —sin importar su condición social— fueron una simple
máscara que buscaba esconder la arrogancia que moldeaba a este personaje. “Me las daréis (las
gracias) cuando las merezca” fue lo que dijo Nerón Claudio al realizar una buena obra recién inició
su mandato. Esto sólo sería el preludio de una gran crisis que se originaría en el imperio cuando el
César se olvidara de su falsa imagen y se mostrara tal cual era ante su pueblo.
Por: Alfonso Ortega Mantecón -2-
2 Don que los emperadores daban al pueblo.
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Con el paso del tiempo esta arrogancia comenzó a salir a la luz de manera discreta en
eventos aislados. Un hecho tan extravagante como es el guardar los restos de su barba en un cofre
de oro habla ya de cierto egocentrismo y enaltecimiento de la propia imagen. Así comenzó a dar
rienda suelta a su poder absoluto sin preocuparse por la opinión de los demás, durante los juicios
dictaba la sentencia y resolución que él creía conveniente sin considerar a los magistrados.
Los antiguos preceptos de Augusto que prometió obedecer durante su reinado se
convirtieron prontamente en una lista de leyes y fundamentos que Nerón Claudio pasaría por alto
con el único fin de hacer lo que a él le pareciera conveniente. Al erradicarse estos pilares de la
sociedad romana toda la estructura se encontraba ubicada en una cuerda floja que amenazaba con
romperse en cualquier momento —como finalmente ocurriría— y causar serios problemas políticos.
Simplificando la cuestión anterior, se podría decir que el César eliminó el marco legal de Roma e
impuso su propio criterio para la toma de decisiones que afectarían a todo su pueblo como
consecuencia de su misma arrogancia.
Ahora llegó el momento de hablar de la obsesión que tenía Nerón Claudio acerca del arte. Es
posible que haya heredado este gusto de su abuelo. Incluso, se podría considerar que el amor hacia
el arte yace en la misma educación del personaje durante sus primeros años de vida. Al morir su
padre y ser desterrada Agripina, Nerón se vio obligado a permanecer cierto tiempo como indigente,
hasta el momento en que fue adoptado por su tío, para posteriormente ser educado por un barbero y
un bailarín. Es probable que la influencia de este segundo individuo le sirviera como introducción a
las actividades artísticas romanas.
Desde muy joven frecuentó el Circo y participó como actor en los juegos troyanos
recibiendo buenas críticas. Esto no haría más que alimentar su egocentrismo y su arrogancia. Ya una
vez en el poder, invirtió grandes recursos en el montaje de eventos artísticos. Lo que resulta
importante de señalar es que, probablemente organizó todo esto con el único fin de ser aclamado
por los demás. Nerón era un individuo que constantemente necesitaba de los aplausos —incluso
llegó a enseñar a un grupo de personas tres formas distintas de aplaudir— de los demás y de su
reconocimiento para sentirse satisfecho. Al momento de referirse a la pasión de Nerón por el
espectáculo, Suetonio se limita a decir que “he reunido aquí todos sus actos, de los cuales unos son
superiores a todo elogio, y los otros a toda censura [...]”.
Este amor al arte terminó combinándose con la arrogancia explicada anteriormente trayendo
fatales consecuencias para la administración del Imperio romano. Pareciera que para Nerón fuera
más importante la organización de estos eventos que el progreso y la economía de su pueblo.
Gracias a que estuvo tan involucrado en el campo artístico descuidó lo que debería haber primado.
Por: Alfonso Ortega Mantecón -3-
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La crisis económica que se dio por la falta de capital y recursos se encuentra íntimamente
relacionada con su obsesión por el arte. Suetonio registró en su obra que concedió y otorgó
numerosos recursos y propiedades a las personas que se lo solicitaban en el momento en que Nerón
estaba contemplando algún espectáculo. Es posible que las personas hubieran notado que el
emperador se mostraba apacible y considerado durante los eventos artísticos, aprovechándose así de
la situación para obtener un beneficio. Sin embargo, esto también habla mal de Nerón quien no era
capaz de diferenciar los asuntos relacionados con su gobierno y con su diversión. ¿O acaso los
consideraba sinónimos?
Si Nerón se desprendía de esta manera tan sencilla de sus propiedades y brindaba préstamos
—o regalos— a quien se lo solicitaba, esto sólo sería un vaticinio de a lo que se enfrentaría en sus
últimos días de vida. Un factor que también fue muy importante en el momento de la caída de su
sistema político fue cuando perdió el apoyo de los nobles y de los senadores. ¿Acaso aún esperaba
que lo apoyaran después de que obligó a los nobles a actuar como bufones en una de sus obras o
después de que enfrentó a los senadores en la arena y los degradó a ser los encargados de aplicar el
aceite en el cuerpo de los combatientes? Mediante estas acciones sólo consiguió que los únicos
grupos que lo podrían haber salvado en su caída se apartaran de él habiéndose encontrado de frente
con la locura que yacía en la mente del emperador.
Nerón Claudio se encontraba tan necesitado de atención que no le era suficiente obligar al
pueblo romano a permanecer encerrado en el Circo hasta que él hubiera culminado su actuación o
su participación vocal —varios asistentes llegaron a fingirse muertos para verse liberados y
abandonar el edificio—, sino que comenzó a visitar nuevas ciudades en busca de reconocimiento.
¿Qué percepción tendrían los demás gobernantes acerca del César de Roma que iniciaba una gira
que tenía como único fin promover sus habilidades artísticas en lugar de tratar temas políticos?
Seguramente se hizo acreedor a burlas por parte de reyes de otros pueblos o de encargados de las
provincias romanas, mismas que probablemente aprovecharon la situación para comenzar sus
revueltas en contra del poder del César.
Las sublevaciones que se darían en Britania y en las Galias serían el punto final en su
administración y lo que lo desilusionaría hasta el grado de afirmar que todo había terminado para él.
Resulta irónico que un gobernante que sólo visitara los territorios bajo el dominio de Roma con el
único fin de cantar, actuar o recitar poemas conservara credibilidad o autoridad alguna. Ese sería el
mejor momento para liberarse del yugo de Roma aprovechando que el César tenía la mirada fija en
otros asuntos. Por si fuera poco, también es probable que existiera cierta inconformidad y rencor
por parte de los reinos que terminó reduciendo a provincias durante su mandato.
Por: Alfonso Ortega Mantecón -4-
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Las inversiones que realizó en Roma las hizo sin pensar en el capital que gastaría y —
muchas de ellas— no eran de primera necesidad para la ciudad, como lo fue la erección de estatuas
con su efigie, la orden de la construcción de un pórtico en todas las casas por si alguna vez ocurría
un incendio y la construcción de un anfiteatro en el campo Marte. Además, en cada uno de los
eventos que organizaba para presentarse debía gastarse una gran cantidad de recursos que provenían
del gobierno. A grandes rasgos, se podría decir que invirtió los recursos romanos en proyectos
superfluos cuyo único fin era la satisfacción de sus pasiones y rendir honor a su egocentrismo.
Inclusive, a uno de los eventos que creó lo denominó como los juegos Neronianos y consideró
cambiar el nombre de Roma por Nerópolis.
Cuando se hicieron evidentes los síntomas de la crisis alejó de su lado al único grupo que lo
podría haber protegido dejándoles de pagar: los soldados. A lo largo de su mandato pareciera ser
que Nerón sólo se encargó de utilizar al pueblo, a los esclavos y a los nobles como títeres de sus
caprichos; Suetonio no presenta evidencia alguna de que el César hubiera afectado al ejército con
anterioridad. Seguramente estaba consciente de que mientras tuviera a las tropas de su lado se
encontraría a salvo. Sin embargo, al llegar el momento de la crisis y con la desesperación —aunado
a la falta de recursos— se precipitó al tomar la decisión de retirarles sus ingresos convirtiéndolos
así en sus enemigos. Si Nerón no contaba con el apoyo del ejército se podría considerar que ante
cualquier sublevación o revuelta no podía actuar.
La relación que tuvo Nerón con el pueblo se basó en la falsa modestia. Al llegar al poder se
mostró como un gobernante que escucharía a su gente y que buscaría apoyarla. Lo que los romanos
ignoraban era que deberían “pagar” estas atenciones del César asistiendo a los numerosos eventos
donde él era el protagonista para alabarlo y aclamarlo por su gran talento. Ya en la crisis llegaría el
momento en que Nerón intentaría desesperadamente recuperar lo que había dado a los romanos.
Ante el temor de la caída de su gobierno abrió los ojos y —es probable— que se haya percatado de
qué fue lo que hizo mal, por esto se empeñó en presionar a los ciudadanos para que le devolviesen
los regalos que les dio en el pasado. La rapiña, falsas acusaciones, impuestos, abusos sobre las
herencias y la promulgación de leyes absurdas —como lo es el castigo que impuso a la gente que
vestía de color púrpura y violeta— fueron sólo algunas de las manifestaciones de desesperación por
parte del César que conducirían al pueblo a repudiarlo y a desear que su gobierno terminara cuanto
antes. Si había conservado el apoyo de cierto sector ahora lo había perdido obrando de esta manera
bajo su política de “obremos de manera que a nadie le quede nada”. En cierto modo pensaba que si
él estaba destinado a caer, el pueblo romano debería caer junto con su gobernante.
Por: Alfonso Ortega Mantecón -5-
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Es probable que el incendio que Nerón ordenó en Roma —por su simple capricho al no
agradarle cómo lucían los edificios antiguos— haya causado un gran descontento en la población.
¿Qué pensaría la gente si de un momento a otro llegaran los soldados a prenderle fuego a sus
propiedades porque no resultaban del agrado del emperador? Suetonio llega a mencionar que,
incluso, ordenó que se utilizaran máquinas de guerra para derrumbar los edificios antiguos que
siempre quiso poseer. Al momento de precipitarse y tomar esta decisión no analizó las
consecuencias que la destrucción de gran parte de Roma traería para la economía del lugar. Para
empezar, se vería obligado a comenzar con la reconstrucción de los edificios —por lo que tuvo que
pedir varios préstamos a las provincias hasta casi quebrarlas y dejarlas en bancarrota— y los
respectivos gastos por 30 mil funerales. Este hecho, además de mermar la economía, pudo haber
desencadenado un gran descontento en la población. En esta ocasión, el César no sólo había
afectado a sus parientes, amantes o a los nobles, sino a Roma entera.
Un factor que también es digno de ser analizado que condujo a la pérdida del apoyo popular
y, por ende, al deseo del pueblo de que culminara su mandato es la religión. Suetonio no la aborda
directamente, pero presenta varios datos clave de los que se podría obtener una conclusión en este
ámbito. Se menciona que durante el incendio de Roma se quemaron numerosos templos y que —
buscando obtener recursos desesperadamente en sus últimos días— se saquearon templos y se
fundieron las estatuas. Si Nerón ya había acabado con las leyes antiguas, ahora estaba
aprovechándose de los sitios religiosos intentando subsistir. Además, rompió una de las reglas que
habían perdurado en la tradición romana: invitó a las vestales a asistir a los combates de los atletas
y llegó a abusar de una de ellas.
A manera de recuento, Nerón —con su egocentrismo y arrogancia— dañó de manera
irreparable varias instituciones romanas como lo eran las leyes augustas y la religión, generando así
el descontento popular y de los grupos importantes en la sociedad romana. Todo esto condujo
directamente a la crisis a la que se enfrentó en sus últimos días. El sistema se derrumbó pilar por
pilar, comenzó a resquebrajarse de manera discreta en un inicio; pero una vez formada la grieta, ésta
continuó creciendo de manera acelerada hasta descandenar el fracaso del gobierno del César.
Su mismo egocentrismo y ansia de poder lo llevó a cometer crímenes en contra de su propia
familia. ¿Qué no se podría esperar de una persona que es capaz de asesinar a su madre, a su esposa
y a sus amantes? Como lo menciona Suetonio, Nerón se encargó de magnificar los vicios que
heredó de su familia. Cometió adulterios e incestos al igual que su padre y tuvo amoríos tanto con
mujeres como con hombres. Al momento en que alguno de ellos se convertía en un obstáculo o
barrera en su camino hacía hasta lo imposible por erradicarlo sin importarle el vínculo que tuviera
Por: Alfonso Ortega Mantecón -6-
![Page 7: Nerón Claudio: el egocentrismo como destructor de un imperio](https://reader035.vdocumento.com/reader035/viewer/2022081821/55cf97a9550346d03392d986/html5/thumbnails/7.jpg)
con aquella persona. A su misma madre la intentó matar en repetidas ocasiones porque consideraba
que había adquirido demasiado poder en Roma. Esta creencia de que no podía existir persona
alguna que llegara a figurar por su poder o por sus talentos debía ser silenciada ya que eran un
peligro latente para su dominio sobre los demás. A las personas que alguna vez lo ayudaron y
apoyaron —como fue el caso de Séneca y los consejeros que asesinó cuando llegaron a la vejez—
no se encontraron exentos de su lista.
La falta de confianza y esa negación a rodearse de gente que le pudiera ayudar a solucionar
los problemas fue un factor determinante que condujo a la crisis del Imperio Romano. Si hubiera
aceptado los consejos que se le brindaban y hubiera hecho caso a los errores que le señalaba su
madre su gobierno podría haber tomado un giro completamente distinto, habiéndose salvado así del
fatal desenlace.
Ya en las últimas páginas de la biografía de Nerón, Suetonio presenta una frase que se
encuentra aislada de las demás y que podría haber jugado un papel importante en el desarrollo de la
situación. Al momento en que Nerón estaba siendo educado por Séneca, Agripina pidió que no se le
enseñase filosofía a su hijo y el maestro le prohibió leer otros textos para que sólo se enfocara en las
enseñanzas que él le daba. Probablemente, si su educación hubiera abarcado la filosofía de otros
autores habría tenido un mejor desempeño como César.
Finalmente, llega el momento de analizar el desenlace del gobierno y de la vida de Nerón
Claudio. Al igual que su bisabuelo, este César era falto de carácter. Al momento en que la crisis
estalló por completo, Nerón perdió por completo la duda sin saber qué haría en realidad. Su ego
había sido pisoteado en numerosas ocasiones: las sublevaciones en las provincias ponían en duda su
autoridad, el Senado lo desconocía, entonces no podía salir a pronunciar un discurso sin temer por
su vida y, por si fuera poco, los ciudadanos se habían burlado explícitamente de él al colocar un
moño de mujer en una de sus estatuas.
La arrogancia de Nerón había llegado a un punto altísimo, pero al encontrarse carente de
servidumbre o de gente que lo apoyara, ésta no tuvo efecto alguna y terminó envolviendo al César
en su propio sufrimiento, desesperación y —posiblemente— locura. Al no tener un ejército que lo
protegiera hizo un último intento de protegerse con sus concubinas a manera de amazonas. El hecho
que obligó a Nerón a tomar una decisión fue cuando la población se lanzó en su contra ante el
desabasto de alimentos, el pueblo estaba ansioso de un vengador que acabara con el líder que los
había conducido a la miseria y que tanto daño había causado a Roma. Si se analiza la condición de
la población romana se puede concluir que Nerón sí cumplió su amenaza cuando dijo que si él iba a
caer lo haría con el pueblo romano.
Por: Alfonso Ortega Mantecón -7-
![Page 8: Nerón Claudio: el egocentrismo como destructor de un imperio](https://reader035.vdocumento.com/reader035/viewer/2022081821/55cf97a9550346d03392d986/html5/thumbnails/8.jpg)
Llegó a considerar la idea de pedir perdón ante la tribuna y que le otorgaran una prefectura
en Egipto. Hasta en esta cavilación de Nerón se puede apreciar la arrogancia; en lugar de suplicar
por su vida y arrepentirse de todo lo que ha hecho, está pidiendo que se le deje ir en paz de Roma y
que aparte se le entregue un cargo en otro sitio. ¿Acaso no había causado ya suficiente daño para
una nación? También consideró refugiarse con algún amigo, pero fue en esta situación cuando se
percató de que no tenía a nadie que lo considerara su amigo (porque seguramente había asesinado a
todo aquel que lo hubiera apreciado o sido capaz de ayudarlo en tal situación). En esta etapa de
desesperación buscó a alguien que le diera muerte —aquí se aprecia la falta de carácter que
caracterizó a su abuelo—; sin embargo, tampoco encontró a alguien que estuviera dispuesto a
hacerlo. Ante esto se limitó a decir: “¿Acaso no tengo amigos ni enemigos?”
Lo anterior podría ser considerado como la estocada final al ego de Nerón Claudio; un
individuo que siempre buscó ser el centro de atención y que entonces todo mundo buscaba evadirlo
no acudiendo cuando él los llamaba. Se podría decir que se había convertido en un fantasma dentro
de Roma donde los ciudadanos buscaban derrocarlo. Esto es lo que probablemente hizo más daño a
Nerón.
Ante tal situación Nerón tuvo dos muertes: la primera se dio al momento en que colapsó la
economía romana y fue desconocido como César, la segunda —seguramente la que más le afectó—
fue la muerte de su ego, el momento en que se dio cuenta de que nunca poseyó el poder que creía y
cuando se dio cuenta de que se encontraba solo en el mundo sin nadie que le aplaudiese aplicando
una de las tres técnicas que él había enseñado a sus otrora admiradores y público. Llegado el
momento de su segunda muerte decidió bajar el telón —clavándose el puñal en la garganta— que
concluiría aquella tragedia en la que se había convertido su vida.
Por: Alfonso Ortega Mantecón -8-