apuntes para una discusiÓn: el niÑo-joven destructor, …

74
1 APUNTES PARA UNA DISCUSIÓN: EL NIÑO-JOVEN DESTRUCTOR, EL FORMADOR PARA EL FRACASO, LA ESCUELA BÁRBARA. FREDY EDUARDO NARVÁEZ UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN PROYECTO CURRICULAR DE LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN HUMANIDADES Y LENGUA CASTELLANA BOGOTÁ 2016

Upload: others

Post on 28-Oct-2021

1 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

1

APUNTES PARA UNA DISCUSIÓN: EL NIÑO-JOVEN DESTRUCTOR, EL

FORMADOR PARA EL FRACASO, LA ESCUELA BÁRBARA.

FREDY EDUARDO NARVÁEZ

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN

PROYECTO CURRICULAR DE LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON

ÉNFASIS EN HUMANIDADES Y LENGUA CASTELLANA

BOGOTÁ

2016

2

APUNTES PARA UNA DISCUSIÓN: EL NIÑO-JOVEN DESTRUCTOR, EL

FORMADOR PARA EL FRACASO, LA ESCUELA BÁRBARA.

FREDY EDUARDO NARVÁEZ

Trabajo para optar por un título universitario, bajo la modalidad de Monografía de

Acuerdo al artículo N°29 de la universidad.

DIRECTOR DE MONOGRAFIA:

OSCAR HEYNER BELLO.

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN HUMANIDADES Y

LENGUA CASTELLANA

BOGOTÁ

2016

3

PEDRO BAQUERO MÁSMELA

Coordinador Proyecto Curricular Licenciatura en Educación Básica con Énfasis en

Humanidades y Lengua Castellana

Bogotá. D.C

2016

4

NOTA DE ACEPTACIÓN

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------

DIRECTOR MONOGRAFIA.

OSCAR HEYNER BELLO.

5

A Eva, Madre, Maestra, Sabia.

APUNTES PARA UNA

DISCUSIÓN

EL NIÑO/JOVEN

DESTRUCTOR, FORMACIÓN

PARA EL FRACASO,

ESCUELA BÁRBARA

FREDY EDUARDO NARVÁEZ

6

RESUMEN ANALITICO ESPECIALIZADO

RAE

Aspectos formales.

Tipo de documento: monografía de grado.

Tipo de impresión: Impresión digital formato carta.

Acceso al documento: Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Facultad de

Ciencias y Educación.

Título del documento: El niño-joven destructor, el formador para el fracaso, la escuela

bárbara: Apuntes para una discusión.

Autor: Fredy Eduardo Narváez.

Aspectos de investigación.

Palabras claves: Destrucción, Fracaso, Barbarie, Espacios alternativos de formación,

Experiencia, Saber, Conocimiento.

Descripción:

El documento, está compuesto por seis capítulos:

Capítulo uno: introducción del trabajo, formulación pregunta articuladora, aclaración

conceptual de las categorías que fundamentan el trabajo.

Capítulos del 2 al 4 se presentan los textos ― a modo de ensayo‖:

- El niño – joven Destructor.

- El formador para Fracaso.

- De escuela moderna: Hacia una escuela Bárbara.

Capítulo seis: Conclusiones.

7

Epílogo, la bibliografía, webgrafia.

Fuentes

Principales

- Walter Benjamin

- Jesús Martín-Barbero

- Jorge Huergo

Secundarias Video y Música

Film ―El Polaquito‖

Canciones:

El niño de hoy en día

Malena (Tango)

Chiquilín de Bachín

Contenido: El trabajo está compuesto por 6 capítulos:

Introducción: Se presenta la pregunta articuladora, se da un breve bosquejo de los tres

textos, desde los cuales se intenta abordar la pregunta, desde tres diferentes espacios y

categorías, se aclara conceptualmente las categorías de análisis: Destrucción, Fracaso,

Barbarie.

De los capítulos del dos al cuatro se encuentran los textos ―a modo de ensayo‖ distribuidos

de la siguiente manera:

EL NIÑO JOVEN DESTRUCTOR

Niño-Joven Destructor I, Contexto ¿el niño de hoy en día?, ¿y la familia?, ¿Urgencia de

crecer?, Los jóvenes ya no son como antes, Destrucción, acto creativo, ¿futuro?

FORMADOR PARA EL FRACASO.

8

Sabio Narrador, Saberes Silenciados, Formador para el fracaso.

DE ESCUELA MODERNA: HACIA UNA ESCUELA ―BÁRBARA‖

Escuela Benjaminiana, Niño-Joven destructor II, ¿Pero qué será entonces la Escuela

Bárbara?, La narración: Espacio Alternativo y Bárbaro

Conclusiones: Se realiza una breve recapitulación de los textos, se proponen unas acciones

para desarrollar dentro del espacio académico.

Metodología

El siguiente trabajo está construido desde los ámbitos práctico-teórico:

- De experiencias recogidas en espacios Formativos (Práctica Docente) y

Alternativos.

- Fundamentado con aportes conceptuales de pensadores como Walter

Benjamin, Jesús Martín-Barbero, Jorge Huergo.

El aparato conceptual se sitúa en el marco de la Crítica social.

Conclusiones: Se realiza un breve recuento de los elementos que se consideran coadyuvan

y nutrirían los espacios educativos institucionalizados, entre ellos la experiencia, la

narración. Se proponen algunas líneas de acción y temas relevantes como el papel de la

academia en el Postconflicto, en la reconstrucción de la memoria y la reparación

simbólica.

Resumen

El trabajo ―El niño – joven destructor, Formador para el fracaso, De escuela moderna: hacia

una escuela bárbara; desde una perspectiva meramente teórica, busca fortalecer y ahondar

en las distintas problemáticas que desde los Espacios Educativos Institucionalizados se

9

realizan día a día. Propiciando y promoviendo el intercambio de experiencias y saberes

recogidos en Espacios Alternativos de Formación así como en los Espacios Académicos.

Se plantea la pregunta articuladora: ¿A partir de qué elementos se puede generar un dialogo

entre Espacios Alternativos de Formación y Espacios Educativos Institucionalizados? La

pregunta se aborda desde tres escritos que conforman el trabajo, así se intenta brindar

elementos de análisis y reflexión para el debate.

El trabajo cierra con unas conclusiones abiertas que proponen abrir la discusión y fortalecer

los dos tipos de espacios anteriormente mencionados como ejes fundamentales del proceso

educativo, se proponen acciones que desde los espacios académicos permitirán fortalecer

las diversas prácticas alternativas de formación.

FORMAL ASPECTS

Document type: Dissertation

Printout: digital printing, letter format.

Access to document: District University of Bogotá, Francisco José de Caldas. Faculty of

Science and Education.

Thesis name: The child-young destroyer, the trainer for failure, the barbaric school: Notes

for a discussion.

Thesis autor: Fredy Eduardo Narváez.

10

Thesis director:

RESEARCH COMPONENTS

Keywords: Destruction, Failure, Barbarity, Alternative Spaces Training, Experience,

Knowledge.

Description:

The document consists of six chapters:

Capítulo uno: introducción del trabajo, formulación pregunta articuladora, aclaración

conceptual de las categorías que fundamentan el trabajo.

Chapter One: Introduction, articulator question, conceptual clarification of the categories

underlying the work.

Chapters two to four texts presented, "as a assay":

- The child-young destroyer

- The trainer for failure

- Modern School: Towards a barbaric school

Chapter six: Conclusions.

Epilogue, bibliography, webgraphy.

References:

Primary

- Walter Benjamin

- Jesús Matin-Barbero

11

- Jorge Huergo

Secondary: Video and music

Film ―El Polaquito‖

Songs:

El niño de hoy en día

Malena (Tango)

Chiquilín de Bachín

Content

The work consists of 6 chapters:

Introduction: the articulator question arises, is given a brief outline of the three texts from

which it attempts to address the question, from three different subjects and categories. The

categories of analysis Destruction, Failure and Barbarism are conceptually clarified.

In chapters two to four, the texts are, as a assay, distributed as follows:

THE CHILD-YOUNG DESTROYER

Child-young destroyer I. Context. What about the child nowadays? And family? Urgency

to grow? Young people are no longer as before. Destruction, creative act. Future?

Conclusions: a brief recap of the texts is done, some actions are proposed to develop

within the academic space.

12

TRAINER FOR FAILURE

Wise narrator. Silenced knowledge. trainer for failure.

MODERN SCHOOL: TOWARDS A ―BARBARIC‖ SCHOOL

Benjamin School. Child-Young destroyer II. But, what will then be the Barbaric School?

Narration: Barbaric and alternative space.

Conclusions: a brief recap of the texts is done, some actions are proposed to develop in the

academic space.

Reseach methodology

The following work is built from the practical and theoretical areas:

- Experiences in teaching spaces (Teaching Practice) and alternative

education spaces.

- Based on conceptual contributions of thinkers like Walter Benjamin, Jesús

Martín Barbero, Jorge Huergo.

The conceptual apparatus is placed in the context of social criticism.

Conclusions:

A brief account of the considered elements that contribute and nourish the institutionalized

educational spaces, including experience and narration, is perfomed. Some lines of action

and relevant topics, as the role of academia in the post-conflict, memory reconstruction

and symbolic reparation, are proposed.

13

ANALYTICAL SUMMARY IN EDUCATION

The work "The child - young destroyer, Trainer for failure, Modern School: towards a

barbaric school", from a purely theoretical perspective, seeks to strengthen and deepen the

issues from the Institutionalized Educational Spaces daily are made. Encouraging and

promoting the exchange of experiences and knowledge contained in Alternative Spaces

Training as well as in academic spaces.

The articulator question arises: From which elements can we generate a dialogue between

Alternative Spaces Training and Institutionalized Education Spaces? The question is

approached from three written that make up the work, so we try to provide elements of

analysis and reflection for the debate.

The work closes with some conclusions that propose an open discussion and strengthen the

two types of spaces above as fundamental elements of the educational process, actions from

academic spaces will strengthen the diferent alternatives training practices are proposed.

14

Tabla de Contenido

INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………

I EL NIÑO JOVEN DESTRUCTOR……………………………………………………17

1.1 Niño-Joven Destructor I…………………………………………………………….18

1.2 Contexto ¿el niño de hoy en día?...................................................................................20

1.3 ¿y la familia?....................................................................................................24

1.4 ¿urgencia de crecer?..........................................................................................26

1.5 Los jóvenes ya no son como antes…………………………………………………30

1.6 Destrucción, acto creativo…………………………………………………………..32

1.7 ¿futuro?...........................................................................................................35

2 FORMADOR PARA EL FRACASO……………………………………………...38

2.1 Sabio Narrador……………………………………………………………………..41

2.2 Saberes Silenciados………………………………………………………………43

2.3 Formador para el fracaso………………………………………………………….45

3 DE ESCUELA MODERNA: HACIA UNA ESCUELA ―BÁRBARA‖……………..47

3.1 Escuela Benjaminiana……………………………………………………………...49

3.2 Niño-Joven destructor II…………………………………………………………..52

3.3 ¿Pero qué será entonces la Escuela Bárbara?...................................................56

3.4 La narración: Espacio Alternativo y Bárbaro……………………………………58

15

4 CONCLUSIONES…………………………………………………………………61

5 EPILOGO…………………………………………………………………………...64

6 BIBLIOGRAFIA…………………………………………………………………….67

7 WEBGRAFIA………………………………………………………………………51

8 MUSICAGRAFIA – FILMOGRAFIA…………………………………………….69

16

INTRODUCCIÓN

Las siguientes reflexiones escritas a modo de ensayo, buscan fortalecer y ahondar

en las distintas problemáticas que desde los Espacios Educativos Institucionalizados

se realizan día a día; propiciando y promoviendo el intercambio de experiencias y

saberes recogidos en Espacios Alternativos de Formación.

Como objetivo general del trabajo se plantea una sencilla pregunta, ¿a partir de qué

elementos se puede generar un diálogo entre Espacios Alternativos de Formación y

Espacios Educativos Institucionalizados?

Se aborda la pregunta desde tres espacios/categorías, estas son: la destrucción, el fracaso y

la barbarie; como momento preliminar se intentará delimitar las categorías que sostienen la

arquitectura conceptual de estos textos, dejando por entendido que la común acepción de

las mismas traen tras de sí cargas simbólicas y culturales que desviarían y colocarían una

barrera para el debate, la discusión y el encuentro.

Como es la intención fundamental de este escrito, los elementos aquí puestos en juego

nacen de la experiencia personal de quien los escribe, pero también de múltiples voces que

a lo largo de pocos años de experiencia en campo he podido conocer, experimentar,

vivenciar y hasta padecer. Es pues también un somero homenaje a esas voces, que desde

sus límites teóricos proponen y fortalecen espacios formativos no institucionalizados.

17

La primera reflexión, el niño-joven destructor, se aborda desde la categoría de Destrucción.

Se trae a la discusión este concepto por varias razones: en nuestro contexto histórico la

violencia, la eliminación del otro, el uso de la fuerza para aniquilar la diferencia y el debate,

ha sido si bien no regla general, pero sí un acto sistemático, recurrente y repetitivo, y su

relación con la destrucción es casi inherente a tales formas del actuar humano. Múltiples

son las investigaciones institucionales, tales como los informes realizados por el CNMH

(Basta Ya, Aniquilar la Diferencia, etc.), la Defensoría del Pueblo y ―oeneges‖, entre ellas

la fundación Arcoíris, Colombia Diversa, etc., también organismos internacionales como la

CIDH, ACNUR, sin mencionar las investigaciones de consagrados docentes como Alfredo

Molano, que en un juicioso estudio responde y presenta los que para él son los elementos

fundamentales del nacimiento del conflicto, anterior al nacimiento de las guerrillas y

posterior a su consolidación y surgimiento de grupos para-institucionales.

Habla Walter Benjamin en un texto muy breve titulado ―El carácter Destructivo‖, de un

acto violento, pero que no violenta ni elimina cuerpos ni seres, pero sí arrasa con las taras y

los prejuicios. Allí dice que hay que volver a ser niños que juegan y destruyen con el único

objetivo de volver a crear. Esta creación no se hace en solitario, ya que muy pocos niños

juegan solos, ya sea que se tenga un compañero de juegos o un amigo ―imaginario‖,

generalmente el niño juega con Otros. De esta forma, la destrucción, más que un acto de

aniquilación, es un acto de creación con lo que exista, con lo que la violencia ha dejado, es

pues una actitud frente a la vida y sus acontecimientos. Una destrucción que crea, que

construye con la diferencia, con lo diverso.

Es pues desde esta sencilla manera de comprender la destrucción, como acto creativo con y

para con los Otros, a la que refiere el primero de los tres ensayos que conforman este texto.

18

Este se refiere a las nuevas maneras de comprender aquella etapa (la niñez y la juventud) y

expone las múltiples problemáticas que subyacen en las posibles posiciones y resistencias

que conllevan el comprender lo joven en una sociedad que no logra brindar expectativas

integrales de vida. En este análisis, el apoyo teórico se centra en las reflexiones de Walter

Benjamin, quien, preocupado por la naciente y poderosa fuerza de la Modernidad y el

nacimiento de las ciudades, trata de comprender las transformaciones que estas conllevan,

no solo una acelerada tecnificación, sino la inauguración y pérdida de espacios de

encuentro (talleres, clubes, cafés, tertulias, etc.).

De igual forma, el texto se apoya en las reflexiones de Jesús Martin-Barbero y su profundo

análisis sobre la juventud asesinada y eliminada, la importancia de los espacios alternativos

y comunitarios como lugares de construcción del tejido social y popular, y a su vez, cómo

estos espacios contribuyen a una construcción y fortalecimiento de redes.

La segunda reflexión, Formación para el Fracaso, se centra en un planteamiento de

Zigmund Bauman, en un breve texto llamado ―Los retos de la educación en la modernidad

líquida‖: al igual que diversos procesos culturales, el proceso educativo está cargado de

acciones que buscan solo la efectividad, la rapidez, la acumulación de capital. Así, a raíz de

cambios abruptos y constantes, el papel de la educación, así como el del maestro –

formador, se han ido desdibujando, perdiendo el ―valor cultural‖ que antes otorgaba el

título de maestro. Y es que para las actuales políticas económicas y comerciales el debate,

la discusión, la pausa, impiden y limitan el desarrollo tecnificado de la sociedad, y si lo que

se busca es producir más que formar, la formación es un acto fracasado. Desde esta

perspectiva, hablar de fracaso, respecto al fin que ahora le han impuesto a la educación y a

la formación, sería pertinente. Ya que lo que se busca en el proceso educativo y formativo

19

no es solo producir una gran cantidad de conocimiento, sino generar espacios de encuentro

entre saberes, dejar un legado a la humanidad y que esta se convierta en elementos para

tejer y entrelazar a la misma sociedad, la fortalezca, que cuestione los elementos

generadores de violencia y fortalezca los espacios para las diversidades.

Una formación para el Fracaso es una que busca ser generadora de espacios de discusión,

de encuentro, de construcción y re-conocimiento de saberes, de valoración y

cuestionamientos. Una educación para el fracaso es la que busca más que clientes, pares,

sabedores, contertulios, formadores que formen formadores.

Esta segunda reflexión aborda varios elementos, entre ellos el quehacer formador como un

acto que implica una posición respecto a por qué, para qué, dónde formar y formarse. En

este breve escrito se intentará abordar, desde algunas ideas del pensador Jorge Huergo, las

múltiples maneras de ser formador; una de las preocupaciones a las que apunta este escrito

es por las implicaciones sociales, personales y políticas que conllevan la decisión de

Ser/Hacer Formación en una sociedad que opta por fortalecer dinámicas que poco aportan

en la construcción de un tejido social y un respeto por la vida, así como rendir un homenaje

a los formadores que en su labor diaria luchan sin desfallecer.

Ampliando la discusión hacia una crítica de ciertas posturas que justifican las ideas de odio

y exclusión como prácticas que se han enquistado y pervivido por el miedo a manifestarse y

el temor, no gratuito, de ser acallado por medios violentos, el debate al que se invita en este

escrito propone dos conceptos, claves en la discusión, estos son:

- la Formación: como espacio que se distancia de lo institucionalizado, del lugar del

Maestro ( Narrador)

20

- la Docencia: como espacio brindado por el Estado con sus relaciones de poder y una

racionalización del conocimiento.

Estos son conceptos, experiencias y espacios que mantienen una tensión dialéctica de la

cual es posible obtener, más allá de las reticencias de cada espacio, una contribución de

ambos para su fortalecimiento.

Para los griegos todo aquel que fuese extranjero era considerado ―bárbaro‖, un extraño

dentro de su ciudad y como tal sin arraigo, casi como un paria, sin nación, sin tierra, sin

historia. En la época moderna, bárbaro era y sigue siendo todo aquel extraño, desconocido,

pero en su significado más usual tiende a considerarse como un acto violento, los actos de

barbarie. En estos términos, la Barbarie que se busca en este texto es la de iniciar con poco,

es la de la extrañeza, es la de esos espacios que son deslegitimados por la academia, esos

espacios Otros donde se reúnen bárbaros a destruir el conocimiento. Sea, así, esta Barbarie

la que se inserte en los espacios institucionalizados, esa que con poco de-construye, esa que

crea con extraños, un nuevo tipo de Barbarie. Tal como lo propone Walter Benjamin en su

texto ―Experiencia Y pobreza‖: una que es un inicio cuando todo ha sido arrasado por la

misma voluntad del hombre, y es esa misma voluntad de iniciar, de crear con lo queda, la

intención de proclamar una Escuela Bárbara.

En este último texto, De Escuela Moderna: hacia una Escuela Bárbara, se realiza primero

un breve recorrido por el panorama de los espacios de formación, institucionales y

alternativos, resaltando la relevancia de cada uno de ellos, el fortalecimiento de ambos y

entablando un diálogo que posibilite encuentros de saberes y conocimientos donde el

pensamiento de la Modernidad, comprendido como una posibilidad de crítica y progreso

21

social, contribuya a fortalecer los espacios bárbaros (espacios alternativos), los cuales, por

su distanciamiento con las dinámicas propias de lugares institucionalizados, permiten

relaciones más próximas y cooperativas.

Se intenta entonces generar y posibilitar debates, encuentros, diálogos, momentos que

formen y fortalezcan los procesos y redes, brindando salidas de paz, reconciliación y

perdón.

En síntesis, la triada de Destrucción, Fracaso, Barbarie, distanciándose de las comunes

acepciones, busca posibilitar, primero, una reflexión desde la academia respecto a los

espacios alternativos de formación o escuelas bárbaras; segundo, seguir fortaleciendo la

discusión sobre el papel fundamental del ser formador, hoy y a futuro, teniendo en cuenta

las múltiples barreras de acceso a una educación de calidad, universal y gratuita, la poca

ayuda y fortalecimiento estatal, y la desmedida desesperación por desaparecer los

programas de formación de formadores; Tercero, dejar otro inicio de creación de espacios

de investigación que involucren los espacios alternativos, que fortalezcan a estos y los

nutran.

Sea así, la academia, lugar que nació para la discusión pero también para el encuentro, el

espacio primordial en donde el Saber y el Conocimiento fortalezcan nuestros lazos.

22

EL NIÑO/JOVEN DESTRUCTOR

“El carácter destructivo sólo conoce una consigna: hacer sitio; solo una actividad:

despejar."

(Benjamin, El carácter Destructivo, 1982)

23

Niño – Joven Destructor I

La destrucción que se plantea no es otra que la destrucción de modelos que aún no

dan cabida al saber, de espacios que limitan el acceso al conocimiento, de acciones

que deslegitiman y desconocen las historias de vida de ese a quien ―enseñan‖. No se

plantea desaparecer el acto pedagógico, más bien repotenciarlo, hacerlo más

cercano, más próximo; un acto donde la relación maestro – alumno se diluya y se

cree otro tipo de relaciones para compartir, crear y legar el saber.

El interés de este texto es proponer el fortalecimiento de acciones que potencien la

creatividad, la imaginación, que se aúnan el elemento pedagógico con las historias y los

contextos de los niños – jóvenes. Es pues un llamado a reivindicar a ese niño que juega y

brindarle espacios para potenciar esa actitud frente a la vida, la de un niño que destruye

esquemas, un niño que crea a partir de los escombros. Se hace un llamado a involucrar al

joven, a ese ser rebelde y revolucionario que desde sus territorios crea y construye lazos

más allá de la norma. En últimas se plantea un niño-joven destructor de miedos, silencios,

que narra su vida y la vida de aquellos que han sido desaparecidos. Narrar su vida a partir

24

del encuentro entre saberes, historias, en el contacto directo entre narrador – sabio y

contertulios, amigos y oyentes.

También está el interés en rescatar la figura de ese niño que es la huella y memoria de sus

territorios, que trae en sí dolores acumulados por un conflicto armado, conflicto que ha

arrasado, desarraigado y desparecido no solo cuerpos, sino memorias, tejidos sociales y

culturales. El propósito de todo acto pedagógico – formativo, considera este texto, es

fortalecer a ese joven que intenta sobrevivir en Urbes frías, el cual crea nuevas maneras de

estar, relacionarse, crear con y para los Otros.

25

Contexto

¿El niño de hoy en día1?

Según cifras del RUV ( Registro Único de Victimas), entre 1985 y el 2012 más de

dos millones de niños y niñas fueron víctimas de desplazamiento forzado (GMH,

2013), lo que pone en evidencia varias cosas: en la década de los ochenta, los que

fueron niños se vieron obligados a crecer inmersos en el conflicto armado siendo la

Violencia una parte esencial de su realidad y su diario vivir; siendo así víctimas

directas o indirectas de un conflicto armado que cumple hoy más de 50 años,

convirtiéndolo en el más antiguo y uno de los más sangrientos del mundo.

Las víctimas2 en su mayor parte provienen de zonas rurales y habitan hoy los llamados

barrios periféricos, los cuales están poblados por millones de familias desplazadas por el

conflicto armado colombiano; enquistadas en dinámicas de sobrevivencia, originan tipos de

1Título de una canción del grupo venezolano llamado Dale Pa` Matarla que manifiesta en su letra el “daño”

que causa las innovaciones tecnológicas en los niños de hoy (latinoamericanos). 2

ARTÍCULO 3°. VÍCTIMAS. Se consideran víctimas, para los efectos de esta ley, aquellas personas que individual o colectivamente hayan sufrido un daño por hechos ocurridos a partir del 1º de enero de 1985, como consecuencia de infracciones al Derecho Internacional Humanitario o de violaciones graves y manifiestas a las normas internacionales de Derechos Humanos, ocurridas con ocasión del conflicto armado interno. (LEY DE VÍCTIMAS Y RESTITUCIÓN DE TIERRAS Por la cual se dictan medidas de atención, asistencia y reparación integral a las víctimas del conflicto armado interno y se dictan otras disposiciones. 2011)

26

relaciones que ante los desprevenidos ojos de la sociedad desataron una ola criminal con

una consecuente lucha y persecución entre ellos y el Estado. ¿Qué les ofreció el Estado?

¿Qué mecanismos de reparación, más allá de la económica, ha venido realizando el Estado

para con estas víctimas? ¿Qué ha hecho la sociedad para reparar a éstas ante el silencio

quizá cómplice de sus desarraigos y violencias? No es pretensión de este trabajo dar

respuestas a tales cuestionamientos, pero resulta pertinente dejar otro para la discusión

¿Qué ha hecho la academia para reparar a los saberes silenciados por ella misma en su afán

de racionalizar, de teorizar, de investigar? Cuestiones que si bien pueden suscitar cierto

resquemor, se considera necesario formularlas en aras también de un proceso de reparación

y reconciliación. Distanciados de los acaloramientos, se intenta abrir un espacio de debate,

sincero, abierto, que dé cabida a todas las voces, las doctas y las vulgares.

Por esto es que ante el panorama expuesto se hace evidente que el Estado (incluyendo la

academia) como garante es incapaz de formular, proponer, desarrollar y/o fiscalizar

cualquier política encaminada a una ―real‖ re-apropiación de la formación del niño-joven

como sujeto: político, social, critico, es decir, un ser con múltiples y diversas dimensiones;

hablando del papel del Estado, Huergo & Fernandez (1999) dice que ―se trata de un Estado

que abandona su papel interventor en la economía para pasar a cumplir un rol de garante de

las reglas de juego, privatizando sus empresas y transfiriendo al mercado la capacidad de

conducir el modelo de desarrollo y distribución de bienes (…) Este Estado

sobredeterminado internacionalmente pierde soberanía y por sí solo no puede imponer

condiciones‖ Múltiples y actuales son los ejemplos de este Estado de talante neoliberal, el

cual bajo la premisa de que lo público no es rentable, lo oferta no al mejor postor, sino al

mejor lobby.

27

Ante esta ausencia del Estado-Nación en términos de ofrecer una esperanza y un porvenir

colectivo a millones de seres sometidos a una supervivencia diaria, éste resulta

privilegiando solamente a pequeños sectores que enquistados en el poder se distancian de

los problemas regionales y del ciudadano de a pie, generando con esto diversas formas de

relación basadas en la desigualdad. Así lo demuestra el índice de concentración de tierras,

en el cual se evidencia que más del 90% de hectáreas cultivables están en manos de menos

del 10% de la población, esto es de grandes emporios, grupos económicos trans-nacionales.

Evidencia de ello es que para muchos teóricos el eje fundamental del nacimiento del

conflicto fue por la tierra, así lo refiere entre muchas de las ponencias que componen el

informe ―Contribución al entendimiento del conflicto armado en Colombia. Comisión

Histórica del Conflicto y sus Víctimas Febrero de 2015‖ que si bien no es un texto

uniforme en sus tesis, sí se hallan varias que posicionan el conflicto por la tierra, su robo, su

acumulación, como uno de elementos que han mantenido vivo el conflicto, al cual hoy le

estamos dando un intento de cierre con uno de sus mayores actores.

En este caso los niños han sido las principales víctimas, así lo refiere el informe de

Coalición contra la vinculación de niño (2007), ―en el marco de este conflicto han perdido

la vida un promedio de 4.500 personas por año, principalmente civiles y se ha provocado el

desplazamiento masivo de tres millones de personas y el refugio de cientos de miles en

países fronterizos y en otros continentes. Los efectos se han hecho sentir no sólo en

territorio colombiano, sino en las vidas de cientos de miles de personas en países vecinos

como Ecuador y Venezuela. Los niños, niñas y jóvenes han sido fuertemente afectados en

los tres países por las consecuencias de la lucha armada insurgente y contrainsurgente, y en

especial en sus oportunidades de estudio, de acceso a la salud, a la seguridad alimentaria, a

28

crecer en una familia que los proteja y acompañe, y a crear un proyecto de vida en paz y

armonía con sus comunidades‖; padeciendo a su vez las más atroces vejaciones que se

pueden cometer en medio de un conflicto armado como el nuestro, rompimiento del vínculo

social, familiar, personal.

No está de más decir que el niño ha vivido en medio del silencio de una sociedad que solo

observa con desdén sus problemas, de un Estado incapaz de ofrecer unas verdaderas

políticas públicas de atención integral. Claro, hay excepciones en términos de formular e

implementar acciones, pero estas se quedan cortas ante la amplitud y hondura de los

problemas sociales y la brecha de desigualdad que aún persiste en nuestra sociedad, ante

una escuela a la que aún le cuesta hablar de reparación, de acceso, pues si bien hay

ejemplos de relación entre academia y saberes, estos no se dieron sin antes fuertes luchas y

debates, y de las múltiples pero poco fortalecidas acciones de formación alternativa que se

crean y desarrollan en los territorios.

29

¿Y la familia?

Conflictos como el que hemos padecido, cuyo origen está fechado por el Estado en

1958, han generado transformaciones radicales no solo a nivel político sino también

social y cultural. Estas se reflejan en ese micro-mundo que es la familia, concepto

problemático en nuestros días por las tajantes diferenciaciones y contradicciones

que tiene éste para el Estado y sus diferentes instituciones.

La familia es comprendida por algunos como la unión de personas con algún grado de

parentesco, permeada por una tajante diferenciación de roles y oficios. Dicho concepto se

ha venido transformando hasta concebir la Familia, hoy en día, como una unión de

personas que en pro de un mismo objetivo luchan para alcanzarlo o sobrevivir.

Se pasa entonces de una familia encabezada por la figura patriarcal dominante a una familia

en donde la mujer, igualmente permeada por modelos hegemónicos patriarcales, debe

luchar y sobrevivir. Emergen así otras concepciones sobre el papel de la mujer y los

sentidos de lo femenino, ella situada sólo en espacios cerrados, silenciada por las fuertes

posturas conservadoras sale a transitar las calles, las avenidas. Empujada por las dinámicas

30

de violencia, es testigo3 silenciosa del asesinato a manos de los actores armados de sus

hijos, hermanos, esposos, compañeros, amigos; las mujeres, que en su gran mayoría van de

la mano con niños y jóvenes, ejercen un papel fundamental en las nuevas y nacientes

relaciones sociales, desdibujando, por tanto, las concepciones de debilidad y miedo que se

relacionan en algunos casos con lo femenino.

La familia es entonces un espacio de compartir dolores y anhelos con extraños, y no menos

actual e importante está el mencionar las luchas por el reconocimiento de los nuevos modos

de constituir Familia Diversas desde el ámbito jurídico, otorgándole plenos derechos a

estas, de ser reconocidas por la ley y el Estado, y a su vez ser protegidas. Aunque hay

pequeños avances en términos legales para el reconocimiento de familias, dentro la

sociedad persiste la desigualdad en términos materiales de acceso y goce derechos

fundamentales.

3 Se considera que uno de los elementos que generan la segregación, el ocultamiento, viene desde el

lenguaje, y la gramática. Por tanto se acepta el riesgo de caer en un gazapo gramatical, pero con la convicción que con la transformación desde todos los espacios, es posible también empezar a generar a acciones de reivindicación.

31

¿Urgencia de crecer?

¿Se está entonces ante una perdida –no como posición nostálgica, sino como huella

de un síntoma- de la identidad moderna de la niñez? Para responder este

interrogante se debe dar un paso hacia al pasado; y es que si antes existieron niños-

jóvenes sólo fue en lo que algunos llaman ―Modernidad‖ donde se conceptualizó y

situó aquel segmento de la población cobrando nuevamente importancia. ¿Por qué?

Por un lado, las incipientes naciones estaban conformando nuevas formas de

comprenderse y diferenciarse las unas de las otras; por otro, un avasallante proyecto

de nación emergía como la panacea o el paraíso ya vislumbrado.

La nación necesitaba con urgencia convertirse en Estado. Esto es pasar, hacer el tránsito,

palabra que designa un cambio, una transformación del ser simplemente una sociedad,

quizá reglada por normas pero sin la fuerza suficiente desde el ámbito jurídico, que daba el

paso de una estructura interna con instituciones, funciones, burocracia. En esta relación

también se halla la misma preocupación por el paso de ser niño a adulto, aun sin

conceptualizar o pensar en ese momento intermedio de la adolescencia, de la juventud. De

esta forma se escucha, El niño ―urge‖ en desarrollarse para llegar a ser adulto.

Es así que se empiezan a generar modelos, estrategias, etc., aunque incipientes, importantes

y relevantes para el momento histórico. Entre las diversas formas de pensar al niño – joven

32

se halla quizá una de las ideas que con fuerza aún sigue permeando muchos de los

pensamientos sobre este: el pensar al niño-joven como sujeto para disponerlo a pasar de

una primitiva e incivilizada acción, a un estado de ilustración, alfabetismo y civilización, en

el cual cumpliría una función, la de concretar, desarrollar y proseguir con el proyecto de

Nación – Estado. En esta relación, atrevida, del paso de Nación a Estado y de Niño-Joven a

Adulto o ―mayor de edad‖ que se propone como elemento fundamental, se quiere situar la

siguiente pregunta: ¿por qué la urgencia de formular un porvenir, un ideal de llegar a ser y

su relación con una ―nostalgia presente4‖? Tal urgencia ha ocasionado las más atroces

dinámicas en la consecución de aquel camino final.

Tarea que excede el sencillo objetivo de este trabajo y que debido a su complejidad estará

en el tintero de puntos a investigar y analizar. Por lo pronto, se puede decir que este ―futuro

incierto‖ es el que le exige a una niñez-juventud, supuestamente indiferente al mañana, las

más inauditas pruebas de humanidad, al tiempo que los empuja a las más extremas formas

de sobrevivir.

Un ejemplo contundente de esos sentimientos nostálgicos los encontramos aquí en el

llamado Tercer Mundo. Latinoamérica ha padecido la separación, exclusión y

estigmatización, desde el concepto incomprendido de ―menor de edad‖5 que, puesto en el

terreno de la praxis, ha generado, en ciertos momentos, el desprecio por lo Otro. Y

Colombia no fue indiferente a tales situaciones.

4 Nostalgia presente: se refiere a un ideal traído desde el pasado, histórico, social, simbólico, el cual funciona

como dispositivo para anclar un ideal de porvenir, de futuro a alcanzar. 5 La “minoría de edad” refiere a un concepto formulado por Kant en “¿Qué es la ilustración?”. Lo vemos acá

con todas las consecuencias nocivas que contiene tal concepto en la comprensión ulterior del niño-joven y las sociedades ancestrales latinoamericanas. La minoría de edad se referiría a un estado de pasividad que correspondería a un nivel inferior, el cual aún no ha sido “capaz” de lograr su autonomía, su mayoría de edad no solo cronológica-biológica, sino ante todo intelectual, “racional”; con lo cual se establecen binomios tajantemente separados, racional/irracional, orden/caos.

33

A modo de ejemplo, tal como lo pregonaba el gobierno liberal-conservador de Rafael

Núñez con su institucionalización de las políticas de la Restauración y bajo el pensamiento

de ―civilizar al primitivo, al indígena, al bárbaro‖, se halla en ese momento el lema

―restaurar los valores o sucumbir ante el caos‖, pensamiento compartido por la mayor parte

del continente. Así se halla en la pampa Rioplatense, en la cual se gritaba desde el Estado

¡Civilización o Barbarie! Para afianzar este punto, señala Martin-Barbero (2002) para el

caso Colombiano: ―en pocos países la violencia del letrado producirá relatos tan largamente

excluyentes como en la Colombia de los gramáticos (…) convertida en moral de Estado, la

gramática buscó imponer el orden de los signos en la más desordenada realidad social‖. Se

podría quizá hallar la huella de un síntoma, el del rechazo al Libro, con sus hábitos, sus

espacios y sus silencios, su acceso, sus imposiciones.

Pero a raíz de las abrumantes, para algunos desalentadoras y para otros democratizadoras,

transformaciones técnicas y tecnológicas ha cambiado el acceso a ciertos saberes

privilegiados que posibilitaban el encuentro con el Libro. Y es que la misma comprensión

de leer ha sido transformada por nuevas formas de vivir lo cotidiano y acceder a la

―verdad‖, así lo afirma Martín-Barbero refiriéndose al caso de la TV y la literatura, ―es bien

significativo: mientras los niños siguen gustando de libros para niños, prefieren sin

embargo – numerosas encuestas hablan que en un 70% y más – los programas de televisión

para adultos. Y ello porque al no exigir un código complejo de acceso, como el que exige el

libro, la televisión posibilita romper la largamente elaborada separación del mundo adulto

y sus formas de control. Mientras el libro escondía sus formas de control en la complejidad

de los temas y del vocabulario, el control de la televisión exige hacer explícita la censura. Y

como los tiempos no están para eso, la televisión, o mejor la relación que ella instituye de

34

los niños y adolescentes con el mundo adulto, va a reconfigurar radicalmente las relaciones

que dan forma al hogar‖. Podría entonces afirmarse, sin ruborizarse, que no es que no se lea

porque no haya qué leer, sino que ahora aparte de leer es necesario mirar y por lo tanto

mirar no es leer. Las imágenes no se leen, se ven; se organizan a partir de nuevos esquemas

y modelos, se las comprende no como un libro. Esta es pues una de las consecuencias de las

transformaciones tecnológicas que han instaurado otras formas de conocer el mundo, de

acceder a él, y se dice que para algunos son desalentadoras, pues se arguye que se lee

menos. Nuestro país tiene un índice de lectura de menos de dos libros por persona leídos al

año, y con un acceso a la red de más de la mitad de la población.

El libro sigue existiendo pero ahora está depositado en pantallas sensibles al tacto, con lo

implica nuevos retos no solo para el formador, sino en los modelos educativos que generen

estrategias de insertar, propiciar y fortalecer un acceso integral a estos dispositivos.

35

“Los jóvenes ya no son como antes”

Ante una cierta desesperanza por el futuro, ante comportamientos y formas de relacionarse

entre y con los jóvenes, aparece también una incapacidad de comprensión y un juzgamiento

que se hacen desde ámbitos estatales - académicos, así nos lo expone Martín-Barbero,

―porque en todo caso dónde se están acabando los valores no es entre los jóvenes, ellos

están haciendo visible lo que desde hace tiempo se ha venido pudriendo en la familia, en la

escuela, en la política‖. Se podría afirmar entonces que vivimos en una sociedad incapaz de

brindar opciones de vida integral a los jóvenes, ofreciendo solo espacios de guerra, si bien

no en las áreas urbanas, sí en muchos de los territorios nacionales y áreas periféricas de las

urbes.

((OCDE), 2015)

,

En este sentido, y desde otra perspectiva, lo refiere GMH (2013): ―el reclutamiento ilícito

constituye un delito en el que los actores armados, con ocasión y en desarrollo del conflicto

armado, reclutan civiles menores de dieciocho años obligándolos a participar directa o

indirectamente en las hostilidades o en acciones armadas‖. Podía decirse que los datos que

36

se toman apoyan una cierta actitud populista, sin embargo no menos cierto es que son cifras

reales producidas por el conflicto, y negarlas, o disminuir su importancia, etiquetando su

uso como una actitud populista no hace que las realidades desaparezcan, en cambio sí que

el debate no se centre, quizás, en lo que nutriría una discusión en tiempos de acuerdo con la

insurgencia.

Tenemos una juventud acorralada, obligada a ejercer acciones violentas sobre los otros, un

Estado que criminaliza sin comprender, sin brindar proyectos integrales de vida, nna

escuela que silencia los saberes y para la cual aún es complejo la entrada de la Vida al

espacio académico, espacio frío en el cual se asiste a aprender pero no a compartir, a tejer

redes de afecto. Martín-Barbero refiere así una postura dicotómica de la escuela y la Vida:

―Mientras la escuela a través de la ―historia patria‖ sigue contando una bellísima historia de

los padres de la patria y del hogar como héroes abnegados y honestos, y que los libros

infantiles corroboran, la televisión expone cotidianamente a los niños a la hipocresía y a la

mentira, a la corrupción y a la violencia que entreteje la vida cotidiana de los adultos‖. Será

entonces uno de los grandes retos de la escuela el posibilitar espacios de diálogo, ofrecer

con claridad otros tipos de narraciones y mostrar que otra vida es posible, sin esconder u

ocultar las realidades, deformándolas y distorsionándolas, mostrándolas como fábulas

lejanas.

37

Destrucción, acto creativo

Las situaciones actuales, además de desdibujar el papel primordial del Estado, han

ido diluyendo papeles fundamentales tales como el de la escuela, el docente, la

familia, etc., produciendo discursos preocupados por fijar una autoridad que aliena y

somete a los jóvenes o en el más extremo de los casos los elimina, pero muy pocas

veces preocupada por generar el debate sobre su nueva función social, sobre su

deber ser en tiempos de acuerdos y diálogos de paz.

Es necesario crear y pensar en otras formas en donde los actuales discursos hegemónicos de

la racionalidad sean interpelados por los jóvenes, posibilitando una transformación a partir

de sus experiencias y saberes (territorios transitados por las luchas, la política y el goce),

lugares como la escuela o el trabajo, el hogar o el parque, poblados de diálogos diversos y

miradas diferentes (Martín-Barbero) que sean estos, junto con la Escuela, las nuevas ágoras

del saber.

Espacios que luchen por un dialogo con la experiencia6 de los jóvenes, en este sentido

habla Walter Benjamin (experiencia, 1993): “nuestro combate a favor de la responsabilidad

está siendo librado contra un ser enmascarado. La máscara de los adultos es la

6 Experiencia para Benjamin se comprende como una crítica a la acumulación de conocimiento, acto de por

sí vacío de cualquier contacto con el Otro, pues para Benjamin lo más valioso es el saber construido a través de la lucha constante con el Otro, lucha que contiene tras de sí huellas e historias (Benjamin, experiencia , 1993).

38

―experiencia‖ (erfahrung). Es una máscara inexpresiva, impenetrable, siempre igual a sí

misma. Todo lo han vivido ya estos adultos: juventud, ideales, esperanzas, mujeres. Todo

resultó ser una ilusión. A menudo se encuentran acobardados. Probablemente tengan razón

los adultos. ¿Qué podemos responderles? Aún no hemos experimentado nada.‖

Es pues en la disputa con esta experiencia viva que se siente, se comparte y construye en

relación, y también en disputa, con el Otro la lucha y uno de los tantos aportes que desde

espacios alternativos puede retomar y repotenciar la academia. Esta (la experiencia) es

fundamental para sobrevivir. Una academia no distante de esas voces que crean y fortalecen

los tejidos comunitarios, sociales, ancestrales puede generar esa actitud y posibilidad de

crear y pensar en que nada se conoce y que el mundo es aun capaz de asombrarnos a cada

instante.

Por tanto, hablar de una destrucción es referirse a posibilitar una actitud crítica, una

conciencia frente al mundo. La lucha es contra esos discursos que aun conciben a los niños

como sujetos pasivos, que insisten en continuar con las dinámicas de eliminación de los

saberes, pues así como hay estudios que ―demuestran‖ una actitud pasiva, existen acciones

y hechos que corroboran aún más el argumento de la persistencia, la perseverancia y

carácter de nuestros niños y jóvenes en la construcción de saberes Otros, de tejidos

transversalizados por los sentires más que por una fría razón. Así lo afirma Martín-Barbero,

―Las nuevas generaciones saben leer pero su lectura se halla reconfigurada por la pluralidad

de textos y escrituras que hoy circulan, de ahí que la complicidad entre oralidad y

visualidad no remita al analfabetismo sino a la persistencia de estratos profundos de la

memoria y la mentalidad colectiva‖.

39

Negar entonces que aún bajo el imperio de la violencia, la gran mayoría de jóvenes siguen

luchando por existir desde sus barrios, parches, grupos, siguen creando sus propios

espacios, generando debates desde lo que han llamado la Periferia, y posicionándose como

actores fundamentales, pero también peligrosos para aquellos que solo desean lugares sin

ningún resquicio de crítica, negar tales acciones es sólo otra forma de eliminar y

deslegitimar los saberes y experiencias comunitarias y populares.

Se busca por tanto re-plantear y re-situar el papel de la escuela y de los formadores. Surgen

varias preguntas, entre ellas: ¿Qué tipo de espacios fortalecen ese acto destructor/creativo?

¿Cuál es la tarea del formador? ¿Qué se le exige? ¿Qué se le brinda?

El espacio será aquel que propicie un encuentro entre saberes, que posibilite la experiencia

del saber y, por tanto, involucre al formador, al niño-joven, a la familia, al barrio. Lo que se

quiere y propone es darle el reconocimiento indispensable para un diálogo, un encuentro

entre Otros, a lo se ha venido situando como saber, como Formación Alternativa.

40

¿Futuro?

Invito en este espacio a un film argentino7 que transita por esa urbe-metrópoli que es

Buenos Aires y desde la cual me permito exponer las siguientes inquietudes:

¿Terminarán nuestros niños-jóvenes colgados como parias sin que nadie les llore,

seguiremos llorando a nuestros muertos, a aquellos olvidados, a los no-narrados?

Enmarcada en esa Buenos Aires lunfarda y arrabalera que discute con esa mole llamada

Urbe, con esa otra realidad que solo busca acallar, este film expone de manera explícita el

devenir y el desdibujamiento del ser niño-joven, una inexistente autoridad adulta, la

ausencia de un Estado garante y que brinde proyectos integrales de vida y que por el

contrario solo ofrece modelos enquistados en la exclusión y la eliminación de aquello que

la sociedad no soporta.

Si bien es una mirada pasada, distante por ser de otro contexto, por hablar de otras

realidades, también es cierto que Latinoamérica, padece casi sistemáticamente de las

mismas políticas regresivas y neoliberales.

También es que el uso de solo una fuente no permite dar cuenta de un panorama amplio.

Por eso es necesario usar cifras, informes realizados por fuentes gubernamentales y no

gubernamentales que sitúen, desde la frialdad de un número, el padecimiento de la

población.

7Desanzo, J. C. (Dirección). (2002). "El Polaquito" [Película].

41

Un informe realizado por la Coalición contra la vinculación de niños, niñas y jóvenes del

año 2007, produce el siguiente panorama: ―En Colombia existen 16.800.000 niños y niñas,

que representan el 41,5 por ciento de la población total del país. De acuerdo con la

Contraloría General de la República, el 20 por ciento de los hogares más ricos concentran el

52 por ciento de los ingresos. La realización de los derechos económicos, sociales y

culturales de la población colombiana se ha dificultado más en los últimos años, debido a

que la agenda gubernamental ha estado copada por la ―lucha contra el terrorismo‖ en

detrimento del gasto social. La población total por debajo de la línea de indigencia pasó del

23 por ciento en el 2000 al 31 por ciento en el 2003. La Contraloría ha advertido que ―la

exclusión de la niñez colombiana es profundamente notoria: el 24 por ciento de la

población bajo la línea de pobreza es menor de 10 años, 13,5 por ciento de los menores de

cinco años padecen de desnutrición crónica y, entre otros factores, el 18,3 por ciento no

tienen acceso al sistema educativo (...)‖. (Coalición contra la vinculación de niño, 2007) En

el marco del conflicto armado interno, caracterizado por la confrontación armada entre

fuerza pública, grupos paramilitares y grupos armados de oposición, todas las partes han

sido responsables, directa o indirectamente, de miles de ejecuciones extrajudiciales,

desapariciones forzadas, torturas, amenazas y secuestros. En los últimos 20 años han

perdido la vida más de 70.000 personas, en su gran mayoría civiles muertos fuera de

combate, y más de tres millones se han visto desplazadas internamente. Los paramilitares, a

menudo coordinados con las fuerzas de seguridad, han sido responsables de la gran mayoría

de los homicidios ocurridos fuera de combate y por motivos políticos de las

"desapariciones" y de los casos de tortura, mientras que los grupos armados de oposición

han sido los autores de la mayoría de los secuestros y casos de toma de rehenes por motivos

políticos. También las fuerzas de seguridad han sido señaladas como responsables de

42

ejecuciones extrajudiciales, "desapariciones" y detenciones arbitrarias en los últimos años‖

(Coalición contra la vinculación de niño, 2007).

Por tanto se propone y lucha por una sociedad que genere espacios de creación,

hechos/actos de arte y cultura en donde los niños y los jóvenes sean vistos como

ciudadanos, actores fundamentales en las decisiones que sobre la sociedad se toman.

43

FORMADOR PARA EL FRACASO

“El maestro sedentario y los aprendices errantes trabajaban juntos en el mismo taller; y

todo maestro había sido aprendiz errante antes de establecerse en su patria o en el

extranjero”

(Benjamin, El Narrador)

44

Quizá sea en la figura del docente o formador en donde más complejidades y

debates existen para una crítica a la escuela; es en esta figura donde convergen las

más diversas posturas y posiciones.

Pensar en la docencia más allá de una profesión, implica situarla en el campo no solamente

del trabajo sino de la vida, así lo enuncia Huergo & Belen (1999): ―Proponemos considerar

a la formación docente ya no como un proyecto, un programa en acto, algo a realizar

durante un determinado periodo preparatorio en el marco de una institución educativa

superior, sino como el proceso complejo de configuración de identidad cuya manifestación

es un habitus (el habitus docente) en el que intervienen múltiples complexiones

socioculturales‖

Por tanto, abordar el espacio de la docencia de acuerdo a Huergo & Fernández (1999)

conlleva a situar dos posiciones que se entrecruzan, resisten y luchan ―(…) acaso en la

docencia, más que en otros tipos de ―identidades‖ se evidencian dos núcleos fuertes y a

veces duales (…) de ´´matrices identitarias´ (…) los dos vectores son: uno intelectual,

preocupado por ser alguien, y otro emocional, representando la preocupación por el mero

estar”. Me permito entonces hacer el símil entre la docencia que transita los espacios

institucionales, los lugares creados con el único fin de educar, y la formación que habita en

otros espacios, espacios alternativos, distantes de los modelos tradicionales que conviven

en la docencia.

Más allá de proponer una dicotomía o dos maneras que se repelen la una de la otra, lo que

se busca es un diálogo, una integración de ambas miradas para comprender el campo de lo

formativo; en este caso hablaremos de la figura del maestro como el sabio que comparte en

45

espacios alternativos sus experiencias y el docente que posibilita desde lo institucional la

entrada al conocimiento.

46

Sabio Narrador

Una de las formas más antiguas de compartir y brindar experiencias vividas o

recordadas se halla en aquellas formas ancestrales del diálogo vivo, del encuentro

de la palabra efímera: la narración.

En la narración, entendida como ―intercambio de experiencias‖, como encuentro de

generaciones que habitan y transitan en un mismo espacio, viviendo, recordando diferentes

tiempos, añorando e imaginando nuevas formas de vivir, aparece la figura de aquel que

comparte sus experiencias, ese personaje-ser que a modo de demiurgo crea mundos y

estimula la imaginación de quien le escucha: el narrador.

Ese ser que posibilita esos encuentros es acaso un viajante o es un ser que habita en la

naturaleza. Hay pues también dos maneras de concebir la figura del narrador y ambas a su

vez están en una tensión que anima a seguir viviendo y conociendo, se intercalan y

fusionan.

La narración se halla en espacios que brindan ese tomarse el momento de o para, por lo

tanto es también un momento de experiencia, de esta manera se refiere Benjamin

(Experiencia y Pobreza, 1989): ―Sabíamos muy bien lo que era experiencia: los mayores se

la habían pasado siempre a los más jóvenes. En términos breves, con la autoridad de la

edad, en proverbios; prolijamente, con locuacidad, en historias; a veces como una narración

de países extraños, junto a la chimenea, ante hijos y nietos. ¿Pero dónde ha quedado todo

eso? ¿Quién encuentra hoy personas capaces de narrar como es debido? ¿Acaso dicen hoy

47

los moribundos palabras perdurables que se transmiten como un anillo de generación a

generación? ¿A quién le sirve hoy de ayuda un proverbio?‖

El sabio narrador, por tanto, habita en lugares muy distantes de esos que podrían definirse

como académicos, lugares en donde la cotidianidad, donde la relación de poder que puede

aún existir en el espacio académico se desdibuja y transforma en una relación de autoridad

que no la brinda la edad sino las experiencias vividas y compartidas.

Es un homenaje que se transmite en cada acto de narrar a esas voces que ya no pueden

manifestarse, ―(…) queda adherida a la narración la huella del narrador, como la huella de

la mano del alfarero a la superficie de su vasija de arcilla‖ (Benjamin, El Narrador).

Estas huellas, las que comparte el narrador, estas voces que perviven en cada acto, en cada

encuentro, se hallan ya menos vivibles. Muchas de estas voces han sido eliminadas, ya sea

en acto o silenciadas por las dinámicas violentas, es el acto efímero de la narración donde

vuelven a la vida, donde renacen para ser transmitidas y compartidas.

48

Saberes Silenciados

Una de las primeras consecuencias y cambios producidos en las comunidades que

viven en medio del conflicto armado es la perdida extrema de los lugares de

encuentro cotidiano, la desintegración del tejido social, la desconfianza, el temor y

el miedo por frecuentar aquellos lugares. Así lo refiere, hablando de las formas en

que este tejido social y comunitario fueron violentados y desaparecidos, el GMH

(2013): ―Los daños socioculturales se refieren a las lesiones y alteraciones

producidas en los vínculos y relaciones sociales. Las agresiones incluyen la

vulneración de las creencias, prácticas sociales y modos de vivir de las

comunidades. Estos daños, que afectan colectivamente a las comunidades, son

consecuencia de la prohibición explícita o del impedimento y las dificultades que

experimentaron las personas y las comunidades para mantener sus relaciones,

vínculos e intercambios, con los cuales participaban de la construcción de la

identidad grupal y colectiva.‖

En el marco de este conflicto surge la pregunta por el sentido de ―enseñar‖ conocimientos a

veces distantes de las problemáticas propias y se propone otra manera de comprender esa

experiencia. Tal es el espacio de la formación en donde media la palabra viva y se

transforma en espacio de dialogo, de saberes compartidos pero también de silencios.

49

Inevitable es cuestionarse por las concepciones que desde lo urbano se hacen o exponen

sobre lo rural. Alejadas, la mayoría, abismalmente de los contextos propios se habla de

lugares imaginados o deseados, mediados por imágenes aun enquistadas en los folclorismos

y el costumbrismo propio de una época que se resiste a ser superada. Urge pensar en una

formación planteada desde las comunidades, donde las necesidades y los saberes puedan

fortalecerse e integrarse a la institución escuela.

Sin negar que se han venido haciendo intentos, estos no han permeado en su amplitud a la

institución escuela, con lo cual se queda en solo acciones aisladas, en intentos arriesgados,

extraños, y si acaso usados como material de investigación que se queda en la academia fría

y racional. Existen pocos programas de licenciaturas que tengan dentro de sus corpus

académicos, espacios que permitan reflexionar y acercase a una investigación social, en

terreno.

50

Formador para el fracaso

Es por lo anteriormente expuesto que se habla de una formación para el fracaso,

entendida como una posición frente a la vida. Fracaso, pues se distancia de los

objetivos de las políticas económicas, neoliberales que exigen más que una

academia pensante, una producción de mano de obra, distanciarse por tanto de este

objetivo que pide no pensar, el fracaso que se plantea es por el de generar espacios

para la reflexión, para el dialogo, para el encuentro.

Se insiste en un dialogo de saberes: encuentro de experiencias mediadas por las palabras

efímeras y cálidas de los narradores en donde se posibilite la transformación de los espacios

contribuyendo a una recuperación de las memorias, las voces de los otros. Un formador que

contribuya desde sus espacios a recuperar y fortalecer el tejido social y comunitario

rescatando ese momento (Benjamin, El Narrador), ―el que escucha una historia, ése está en

compañía del narrador‖.

Un sabio que integre los saberes, que este en profunda relación con las necesidades e

intereses de la comunidad equiparado entonces con el maestro. El narrador también es un

ser que posibilita la formación: ―el narrador tiene cabida junto al maestro y al sabio. Tiene

consejo que dar, no como el proverbio: para algunos casos, sino como el sabio: para

muchos‖ (Benjamin, El Narrador). Es esta otra contribución de los espacios alternativos

para con la academia, lugar privilegiado para ese momento de encuentro.

51

También es una contribución desde las experiencias populares, esas otras maneras de

conocer y estar en el mundo, experiencias diversas que pueden ayudar a que los espacios

institucionales generen articulaciones y redes de encuentro para integrar estas dinámicas

con la intención de propiciar y generar el encuentro, que en últimas es la humilde y

compleja tarea del formador.

52

De Escuela Moderna: Hacia Una Escuela “Bárbara”8

“La necesidad de la pedagogía moderna no es otra que la creación de un espacio

adecuado para que la cultura se autodesarrolle”

Reforma Escolar: un movimiento cultural

(Benjamin, Metafísica de la Juventud, 1992)

8Benjamin, W. (1989). Experiencia y Pobreza. En W. Benjamin, Discursos Interrumpidos.

53

La Institución Escuela se erige desde sus inicios en un proyecto de configuración de

modelos sociales, de marcos de referencia normalizadores; la escuela se va

constituyendo como institución destinada a producir un determinado orden de

imaginario social y a reproducir las estructuras y organizaciones sociales modernas.

A su vez esta institución tiene unas características propias, entre ellas: la imposición

de una disciplina de los cuerpos y saberes, una delimitación de las prácticas

culturales ajenas a este espacio, una construcción de un estatuto de infancia y el

combate de otros modos y saberes provenientes de cosmovisiones culturales ajenas

y distantes del proyecto escuela (Huergo J. A., 1999).

Bajo estos límites se erige la Escuela Moderna, a lo largo de su consolidación como único

espacio de encuentro de saberes que provocará la mayoría de las veces la exclusión de

algunos y la inserción de otros. Es por tanto en la escuela donde hacen presencia los

debates, las luchas y las resistencias.

54

¿Escuela Benjaminiana?

Trataré brevemente de sintetizar y comentar a partir de un ejercicio propiamente

Benjaminiano, como es el de la cita, una idea sobre la escuela a partir de ideas

halladas en los pensamientos de este filósofo y pensador alemán que a lo largo de su

vida desarrolló algunas líneas a modo de propuestas y críticas. Será por tanto la

apuesta de unir varias voces Benjaminianas, la del filósofo, caminante y crítico,

pero más aún como adulto que piensa en su niñez, la niñez que ha desaparecido

entre las poderosas fuerzas de los avatares técnico-industriales.

Ya en su inicio como estudiante universitario Walter Benjamin escribe un texto

fundamental y asertivo (para algunos poco profundo y prueba de la juventud que todo lo

quiere arreglar), caótico y rebelde en donde se destrozan mitos demasiado románticos y aun

permeados por esa filosofía alemana con la cual luego discutirá desde lo que algunos han

denominado un ―marxismo no militante‖.

Metafísica de la Juventud es un texto que recopila una serie de ensayos que reflejan una

profunda preocupación por la juventud, la escuela, la experiencia y la autoridad que ésta

unge a quien dice poseerla. En un ensayo que se halla en el texto referido, Reforma

55

Escolar: un movimiento cultural, (Benjamin, Metafísica de la Juventud , 1992)9, se pone en

juego no sólo la idea sobre la honda relación que existe entre la educación y la cultura, sino

también una radical transformación del proyecto escuela, ―(…) eso justifica (hablando

sobre la relación educación –cultura) la exigencia universal de una reforma escolar en la

medida en que se dirige una y otra vez al pueblo‖10

, refiriéndose más que a una función, al

horizonte de la escuela como proyecto ético. Benjamin propone replantear además de la

Institución Escuela, la cultura misma: sustento y referencia de ésta, en sus propias palabras

―el cultivo del natural desarrollo progresivo de la humanidad, o sea, la cultura.‖11

.

Aún más radical, Benjamin lanza la pregunta tan actual y pertinente sobre ¿qué se enseña?

¿Qué cultura es lo que la escuela permite conocer? ¿Qué saberes entran y cuáles se quedan

en la puerta? ¿Qué expresiones culturales son permitidas y llevadas al aula? De esta forma

se pregunta Benjamin: ―pero difundir valores significa, además, otra cosa (…) saber qué

valores deseamos legar a la posteridad como la mejor de las herencias‖12

. Entre estas

diversas voces se entrevé varios de los temas que son ejes de las reflexiones que hace

Benjamin con respecto a la escuela o más ampliamente, a lo que se llama espacios

alternativos de formación, entre ellos la experiencia como acontecimiento vital, la

experiencia como autoridad que se desliga de la vejez, situándola más allá del tiempo

vivido y privilegiando el encuentro con la vida narrada en un acto ritual, espacio que

posibilita la narración.

9 De aquí en adelante para citar este texto se usará nota al pie de página.

10Reforma Escolar: un movimiento cultural, (Benjamin, Metafísica de la Juventud , 1992)

11Ibid

12Ibid

56

De igual manera plantea (Benjamin) la escuela como una institución conservadora, ¿de

qué?, de la cultura: saberes, tradiciones, legado de la humanidad para los nuevos habitantes

(para los niños-jóvenes) a su vez refiere lo que se podría denominar la dialéctica de la

educación. De esta manera lo plantea Benjamin: ―se debe encontrar una salida al conflicto

entre, por un lado, un desarrollo auténticamente natural, y, por otro, una tarea de

culturización del individuo natural espontaneo, tarea que sin autoridad no puede llegar a

resolverse jamás‖13

. Y así nos plantea un conflicto decisivo en el papel de la escuela como

institución. Ésta no es simplemente imposición de conocimiento, restricción de saberes, es

también y fundamentalmente un espacio de encuentros, es uno de los lugares centrales en

donde las generaciones con sus experiencias, transitan, comparten, luchan.

La propuesta Benjaminiana es que la escuela debe respetar ese sentimiento de juventud que

todo destruye, pues no cree. La tarea del joven más allá de creer, consiste en vivir. Así nos

lo reitera W.B. ―la cultura del futuro es la única meta de la escuela y por eso ha de guardar

silencio ante el futuro presente, germinalmente en la juventud que le sale al encuentro.

Incluso debe obrar para la juventud: debe bastarle posibilitar e impulsar la libertad (…) la

necesidad de la pedagogía moderna no es otra que la creación de un espacio adecuado para

que la cultura se autodesarrolle‖14

¿Cuál es pues este espacio, si la escuela como espacio

institucional no ha logrado serlo? ¿Puede concebirse una unión entre el proyecto Escuela y

otras propuestas alternativas, venidas de espacios populares y comunitarios?

13

Ibid 14

Ibid

57

Es de esta manera que el Benjamín universitario veía la escuela, su proyecto, quizás sus

síntomas actuales, como esa ―nostalgia cuesta arriba‖ de la cual el Angelus Novus15

es su

imagen, pero critica y propositiva, y la propuesta de Walter Benjamin se desarrolla, se

madura y concretiza en su adultez.

Niño-Joven Destructor II

Existe un brevísimo texto traducido como ―Calle de mano única‖16

(Benjamin,

Escritos: la literatura infantil, los niños y los jóvenes / Walter Benjamin; traducción de Juan

Jorge Thomas; estudio preliminar de Giulio Schiavoni, 1989) en el cual Benjamin

expone ya en su madurez la mirada del niño sobre ciertos aconteceres; en varios

escritos se refiere a ese pasado distante de su vida, pero existe uno llamado Niño

que llega tarde17

, en donde se siente la Institución Escuela con todo su rigor, su rito:

‖Niño que llega tarde. El reloj del patio de la escuela le parece deteriorado por su culpa.

Marca «tarde». Y sale al pasillo, frente a las puertas de las aulas, a través de las cuales se

desliza un murmullo como de secreta deliberación. Detrás de las puertas el maestro y los

alumnos son amigos. O está todo en silencio, como si esperaran a alguien. Pone la mano

sobre el picaporte en forma imperceptible, para el oído. El sol empapa el lugar donde él está

parado. Entonces profana el día verde y abre. Oye tabletear la voz del maestro como una

15

“Hay un cuadro de Klee (1920) que se titula Ángelus Novus. Se ve en él a un Ángel al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava su mirada. Tiene los ojos desencajados, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la Historia debe tener ese aspecto. Su cara está vuelta hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que acumula sin cesar ruina sobre ruina y se las arroja a sus pies. El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado. Pero una tormenta desciende del Paraíso y se arremolina en sus alas y es tan fuerte que el ángel no puede plegarlas… Esta tempestad lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas mientras el cúmulo de ruinas sube ante él hacia el cielo. Tal tempestad es lo que llamamos progreso”. (Benjamin, Aquileana, 2008) 16

(Benjamin, Escritos : la literatura infantil, los niños y los jóvenes / Walter Benjamin; traducción de Juan Jorge Thomas ; estudio preliminar de Giulio Schiavoni, 1989) 17

Ibid

58

rueda de molino. Se detiene ante el juego de las muelas. La matraca de la voz conserva su

ritmo, pero los mozos lo descargan ahora todo en el recién llegado: diez, veinte pesadas

bolsas le llegan volando y tiene que llevarlas al banco. Cada hilacha de su abrigo está

blanca de polvo. Cual alma en pena a medianoche, hace ruido con cada paso, y nadie lo ve.

Cuando por fin está sentado en su lugar participa en silencio hasta que toca el timbre. Pero

falta la bendición.‖ (Benjamin, odradekelcuento).

Más allá de la obra poética de este fragmento hay varios planteamientos en el texto citado,

la escuela impositiva, entre ellos, donde impera una disciplina que es rito, la figura del

docente distante, casi dictatorial, el lugar del otro, la disposición del espacio y ritmo de la

escuela, su control sobre el cuerpo del otro, el manejo del espacio-tiempo, su

fragmentación, el castigo, la culpa, la bendición.

Es pues toda la exposición de los esquemas y modelos que estructuran las relaciones en la

escuela, y que proyectadas hacia otros espacios fundamentan regímenes del silencio. Los

tiempos han transformado las relaciones de control, de aprendizaje, que matices han ido

diluyendo y transitando hacia nuevos mecanismos de miedo, se podrían plantear las

pruebas estatales, los controles policivos dentro de las aulas, las disputas de micropoderes

de bandas criminales, etc.

De igual manera se halla la imagen del niño como profano, como un ser que es consciente

de sus actos, sabe lo que hace y aun así se atiene a las consecuencias, no claudica, no deja

de hacer las cosas por más riesgoso que sea, él es un destructor de los convencionalismos,

de las impostaciones, de ese velo sutil del miedo al otro, un niño destructor, que crea desde

cero, crean con el desorden que hemos dejado los adultos, Obra. ―Es necio cavilar

59

pedantescamente sobre la confección de objetos —medios visuales, juguetes o libros— que

sean adecuados al niño. Ésta es, desde la época de la Ilustración, una de las especulaciones

más enmohecidas de los pedagogos. Su embeleso con la psicología les impide reconocer

que el mundo está lleno de objetos incomparables para la atención y ejercitación de los

niños; objetos muy específicos. Los niños tienden, de una manera muy especial, a acudir a

todo lugar de trabajo donde visiblemente se manejen cosas. Se sienten irresistiblemente

atraídos por los desechos de la edificación, del trabajo en la huerta o la casa, de la

confección de vestidos o de muebles. En los residuos ven el rostro que el mundo de las

cosas les muestra precisamente a ellos, y sólo a ellos18

. No tanto porque con ellos

reproduzcan las obras de los adultos, sino más bien porque con las cosas que se hacen

jugando entre sustancias de muy diversa índole, crean una nueva y caprichosa relación. Así

los niños se forman su propio mundo objetivo, pequeño entre lo grande. Se deberían tener

presentes las normas de ese pequeño mundo de objetos si lo que se desea es crear

específicamente para los niños, y no hacer que la propia actividad —con todos sus

requisitos y todo su instrumental— se abra camino hacia ellos.‖ (Benjamin,

odradekelcuento)

Asistimos aquí a dos momentos, por un lado, una crítica profunda sobre la producción de

artefactos, y por el otro, un posicionamiento de la opinión y juicio del niño sin el cual la

dinámica de la formación y de la escuela queda en el vacío de las imposiciones.

Si no se atienden realmente las necesidades de los niños-jóvenes no será posible una

educación, sino se les da la voz, no como acto de mera legalidad, sino como un

18

La cursivas son mías

60

acontecimiento de encuentro entre el formador y el niño-joven, el acto y todo el proceso

pedagógico no será más que una imposición caprichosa del maestro y del Estado.

La escuela no es imposición, todo acto que se imponga será un deber, una obligación, que

solo cumplirá con lo exigido. Se habla entonces de placer, de goce, de un acontecimiento

íntimo, de compartir saberes, memorias, dolores, pero siempre con la voz fundamental del

niño, del joven.

Se ve igual forma a un niño-joven que transforma el mundo según su necesidad, que abre

caminos para saber, para crear sin fijarse en modelos impuestos sino explorados por él,

hallados en una indagación del mundo que le hemos dejado, y es la ética del fracaso la

llamada a colaborar en esta creación de un mundo desde el niño-Joven.

Ética del fracaso, esa actitud que no claudica, al modo del estoico – cínico que bajo la

lluvia no mira atrás, sigue y sigue para crear, para derrumbar taras, para traspasar limites,

pero también con la convicción de que sin la alteridad, sin el Otro, no vale rehacer un

mundo solo para un hombre.

61

¿Pero qué será entonces la Escuela Bárbara?

Abordar el concepto de barbarie, implica abordar también el concepto de

experiencia en Benjamin. Dividido este último en dos momentos, pues la

experiencia atraviesa a su vez una de las preocupaciones y fundamentos teóricos del

filósofo- flaneur.

Se tenía una crítica lanzada a la experiencia impuesta y proyectada sobre los jóvenes y los

niños por parte de los adultos, y luego, a raíz de las profundas y extremas situaciones

vividas por él mismo, Benjamin, nutre ese concepto de experiencia y lo transforma más que

en la posesión de algo, en la carencia y la ausencia.

Plantea Benjamin una pobreza de experiencia, situación en la cual el encuentro con el otro

es inexistente, pues ninguno tiene nada que narrar, su vida ha caído en exceso de mutismo

por los horrores vividos, el horror en este caso silencia, calla, elimina la posibilidad del

encuentro. La violencia, nos plantea Benjamin, es una dinámica de eliminación de la

palabra y del contacto, rompe el tejido, lo desaparece.

62

Aquella experiencia que habita los otros espacios ha desaparecido o ahora solo habita en

silencio para existir entre los pocos que aún sobreviven al terror, así lo explica el filósofo:

―sabíamos muy bien lo que era experiencia: los mayores se la habían pasado siempre a los

más jóvenes. En términos breves, con la autoridad de la edad, en proverbios; prolijamente,

con locuacidad, en historias; a veces como una narración de países extraños, junto a la

chimenea, ante hijos y nietos. ¿Pero dónde ha quedado todo eso? ¿Quién encuentra hoy

gentes capaces de narrar como es debido? ¿Acaso dicen hoy los moribundos palabras

perdurables que se transmiten como un anillo de generación a generación? ¿A quién le sirve

hoy de ayuda un proverbio?‖.

Se plantean varios encuentros y resistencias, una encarnada entre los saberes populares,

entre ese rito ancestral del encuentro con un algo indescifrable, un momento lucido,

perdurable en la memoria de aquellos que asistan a escuchar y a narrar, y los conocimientos

que brinda la escuela, la autoridad y el poder; una que se halla y se otorga gracias a las

experiencias vividas, al compartir, dialogar, escuchar al y con el Otro, y el Poder, que es

muchas veces delegado por instituciones, por lugares , impuesto, visto hacia arriba si se es

quien escucha y visto hacia abajo si es quien habla.

Es así que la barbarie se sitúa en ese momento de ausencia, de carencia, pero también

como posibilidad de, momento para, es el instante fundamental para renacer, reconstruir

con los desechos, los residuos; la barbarie es por tanto, una acción vital que busca

reencontrarse con el Otro para rehacer y crear nuevos lazos, nuevos afectos. Encontrarse en

la diversidad, a través de nuevos símbolos, o transformando los pasados.

63

La Narración: Espacio Alternativo y Bárbaro

Como una experiencia formativa, la narración involucra a todos los integrantes de la

escuela, pero “¿Quién intentará habérselas con la juventud apoyándose en la

experiencia?”. Este es un conflicto complejo que se centra más que en la

imposición en la autoridad. Es entonces una exigencia vital, pues la autoridad

implica saber, vivir, explorar; implica caminar y deambular, probar, desechar, no

imponer, posibilitar la experiencia vital. De lo contrario “¿Para qué valen los

bienes de la educación sino no nos une a ellos la experiencia?”.

Se propone ofrecer, posibilitar y abrir caminos para explorar. Es así que se llega a la noción

de barbarie (Benjamin, Experiencia y Pobreza, 1989), ―la pobreza de nuestra experiencia

no es sólo pobre en experiencias privadas, sino en las de la humanidad en general. Se trata

de una especie de nueva barbarie.‖ Si ya no hay nada para narrar, existe por tanto una

nueva posibilidad para crear, existe el acto de creación de otros mundos diferentes, otros

saberes, otros caminos, la invención sin taras, el acercamiento sin prejuicios, una nueva

ignorancia transformadora. ―¿Barbarie? Así es de hecho. Lo decimos para introducir un

64

concepto nuevo, positivo de barbarie. ¿Adónde le lleva al bárbaro la pobreza de

experiencia? Le lleva a comenzar desde el principio, a empezar de nuevo, a pasárselas con

poco, a construir desde poquísimo y sin mirar ni a diestra ni a siniestra‖. Es latente la

noción del carácter destructor, creador, de otra forma de ser de la humanidad y de una

formación, pero es a la vez una ética social, si se puede llamarle de alguna forma a esa

reflexión sobre el acontecer y la razón de ser del formador: la de compartir, la de luchar por

que los espacios bárbaros sean posibles, que sea aun posible el encuentro, el mirarse a los

ojos, el mirar a los ojos al niño.

Por último una aclaración ética, destruir implica obviamente una desaparición. En ciertos

momentos la humanidad ha padecido una destrucción sin límites, una desaparición no solo

de ideas que bien pueden ser desechadas. Sin embargo, la aniquilación de la humanidad por

ella misma es inconcebible, por tanto aquí no se aboga por una destrucción del humano por

el humano, sino por una destrucción del ―mundo‖ simbólico por el humano.

Con la firmeza de la convicción, la destrucción que se plantea desecha las taras, los

convencionalismos, la destrucción del odio, de los modos de desaparición, posibilita la

reconciliación y el perdón, como lo afirma Benjamin (El Carácter Destructivo, 1982): ―El

carácter destructivo es joven y alegre. Porque destruir rejuvenece, ya que aparta del camino

las huellas de nuestra edad; y alegra, puesto que para el que destruye dar de lado significa

una reducción perfecta, una erradicación incluso de la situación en que se encuentra. A esta

imagen apolínea del destructivo nos lleva de pronto el atisbo de lo muchísimo que se

simplifica el mundo si se comprueba hasta qué punto merece la pena su destrucción. Éste es

el gran vínculo que enlaza unánimemente todo lo que existe.‖

65

Es la plena conciencia de la necesidad del Otro, sin el otro no habría con quien compartir la

experiencia. Sin el otro, no existe humanidad.

La destrucción es plena conciencia ética de lo vital, ―es un panorama que depara al carácter

destructivo, un espectáculo de la más honda armonía‖19

, es transformación, un cambio para

una diferencia, otras posibilidades de recorrer los caminos, encontrar nuevas puertas, ―El

carácter destructivo no ve nada duradero. Pero por eso mismo ve caminos por todas

partes‖20

, es el acto vital del fracaso, es no ver limitantes, existir plenamente en cada acto

fallido pues este es un acontecimiento que proporciona experiencia, es por tanto alejado de

cuantificaciones, de conjeturas sobre utilidades. Es la plena existencia del ser que se sabe

finito y por tanto vive cada día, toma cada día como si fuera único, pues lo es, es un

acontecimiento irrepetible ―donde otros tropiezan con muros o con montañas, él ve también

un camino. Y como lo ve por todas partes, por eso tiene siempre algo que dejar en la

cuenta. Y no siempre con áspera violencia, a veces con violencia refinada. Como por todas

partes ve caminos, está siempre en la encrucijada. En ningún instante es capaz de saber lo

que traerá consigo el próximo‖21

.

Es por tanto una conciencia sobre la vida, su importancia y la ineficacia del acabar con el

sufrimiento, pues no se gozaría de la experiencia que trae consigo el padecer, el sufrir. Es

una formación para la estética del duelo, de la ausencia, del dolor, y es la estética de la

formación del fracaso vital que, como dice Benjamin, ―no vive del sentimiento de que la

vida es valiosa, sino del sentimiento de que el suicidio no merece la pena.‖

19

(Benjamin, El carácter Destructivo , 1982) 20

Ibíd. 21

Ibíd.

66

Y si la retórica nos brinda también ese encuentro y esa posibilidad de mantenernos unidos a

través de las diferencias, es también un espacio para ésta, en donde el diálogo y la palabra

pueblen nuevamente nuestra existencia. La escuela bárbara es pues uno de esos espacios en

donde el conocer y el saber posibilitarán nuevas maneras de vivir y habitarnos.

CONCLUSIONES

A lo largo de estos escritos se ha tratado de resaltar la importancia de fortalecer los

espacios cuyo objetivo último es formar y dialogar para construir y tejer lazos

sociales, compartir y discutir el conocimiento y el saber. Esto, en estas humildes y

precarias consideraciones, se ha intentado situar en la discusión y el debate por la

educación en una nación que ha padecido la guerra y los conflictos. El papel

fundamental del formador, de la voz activa y propositiva del niño-joven y del rol y

saberes de los territorios con los cuales la escuela debe generar una sinergia que

fortalezca el proceso educativo.

Se han delineado esbozos de respuestas abiertas a la pregunta que articula estos escritos,

apuntando a resaltar elementos comunes y factores complejos que circundan y permean eso

que se llama proceso educativo.

Más que dar conclusiones cerradas sobre aspectos puntuales, se propende por insistir en el

diálogo y el encuentro entre los saberes y el conocimiento, entre las experiencias barriales,

67

comunitarias de espacios alternativos, y las practicas institucionales que resulten en

debates, discusiones y transformaciones de ambos en procura de fortalecer la educación

pública y alternativa, y arar en los campos de la reconstrucción de la memoria, el tejido

social, el perdón y la reconciliación.

Es pues la oportunidad de situar el tema del post conflicto en la academia, de auspiciar la

entrada afectuosa de esos saberes, de esos dolores. De la tarea, también fundamental, de la

educación pública en la reconstrucción de la memoria colectiva, del análisis y de la

formulación de propuestas que involucren los territorios, sus voces, sus nostalgias, sus

penas, su vitalidad y resistencia.

Es la hora también de discutir el papel de la academia como actor y víctima del conflicto,

espacio donde se ha resistido los embates de la persecución, la desaparición y persistir

desde el saber y el conocimiento. Es el momento propicio de apuntalar una crítica a su

papel de aislar ciertos saberes, ciertas prácticas, ciertos discursos que en la mirada fría de la

razón no tienen cabida en el espacio del pensamiento académico.

Pero más allá de un juicio ligero sobre prácticas, que podría decirse han sido

circunstanciales, es hacer un llamado al espacio educativo a pensar en clave de Post-

conflicto, una academia de puertas abiertas y manos tendidas a la sociedad en general que

acoja experiencias populares, saberes Otros, esa sociedad que han querido silenciar y que

desde la academia también es preciso salvaguardar, reconocer y fortalecer.

La invitación que se hace desde este escrito es seguir construyendo una educación pública

que ejerza un papel de acogida de saberes, de las resistencias sociales y de construcción de

espacios alternativos.

68

Por último, enumerare algunas de las iniciativas que podrían, desde la academia, fortalecer

e invitar al debate y la construcción conjunta de propuestas que involucren los saberes y las

experiencias alternativas.

- Procurar por que se den encuentros sobre experiencias de resistencia social y

reconstrucción de la memoria colectiva.

- Fomento a la investigación sobre procesos de formación comunitaria,

alternativa y popular.

- Realización de las prácticas docentes en espacios no institucionales de

formación alternativa.

69

EPÍLOGO

“Para el fortalecimiento de prácticas y culturas democráticas, deben promoverse, desde

diferentes instancias y con mayores esfuerzos y sistematicidad, lógicas de dialogo,

deliberación, respeto por la pluralidad y de las diferencias”

(INFORME ¡BASTA YA! GMH, 2013)

70

El epílogo generalmente cierra contundentemente un escrito. Es esa sutil pero

certera manera de cerrar la puerta o la violenta forma de irse, dejando atrás taras y

crisis.

En este caso, fiel a la definición de epílogo anteriormente expuesta, se tratará de ser sutil y

contundente.

Plantear una discusión parece simple, todos lo hacemos, la universidad se nos dice es el

espacio para ello, aunque quizá ha perdido ese carácter y ahora aquel papel lo cumplen

otros espacios que dan la voz, la oportunidad de ser y existir.

Este análisis, ligero y precario, es un llamado a la escuela, es hacer un llamado a quienes la

componen, los formadores, los niños-jóvenes, la familia, el barrio, los colectivos, parches,

grupos; es un llamado a darle presencia a quienes se han ausentado o los han ausentado. Por

eso es incomprensible el proclamar una educación pública acallando la discusión, limitando

la acción de la escuela y optando por detenerla. La lucha no es por acabarla, eso es sencillo,

va más allá de proclamas, de recetarios, requiere una honda conciencia de vitalidad.

Es también el cierre de un ciclo personal y formativo, pero además es el paso inicial para

continuar con la resistencia y la lucha por aquellos que han sido callados desde el Estado,

desde la academia (que también es parte vital del Estado). A su vez es la voz de lo popular,

71

de lo barrial, de lo que algunos llaman lo periférico y que me permite hablar sobre las

personas que han influido en mí pensar.

Agradezco además, al cerrar esta puerta, a un ser que a lo largo de mi formación me ha

alentado incondicionalmente, mi madre. Pues así como los sabios narradores siguen

compartiendo sus experiencias, las madres constituyen a su vez la entrada al mundo, los

seres que a través de las palabras nos dan y brindan la existencia, vital y simbólica.

Nos hacen habitar sus espacios, nos llevan de la mano como sabias maestras por realidades

a las que solos no podríamos acceder; más allá de la figura de la madre está también la

figura de la mujer, de lo femenino.

Mujeres luchadoras que resisten y padecen, mujeres que han quedado solas, madres que

han debido enterrar a sus hijos asesinados por oscuras fuerzas, mujeres que nunca callan y

siempre caminan.

Es pues un homenaje a todas ellas, a esas mujeres que desde los más recónditos lugares de

nuestra nación viven, resisten y proponen.

72

BIBLIOGRAFIA

- Benjamin, W. (1982). El Carácter Destructivo. En W. Benjamin, Discursos

Interrumpidos I. Madrid: Taurus Ediciones .S, A.

- Benjamin, W. El Narrador. En W. Benjamin, El Narrador (pág. 142).

- Benjamin, W. (1989). Escritos: la literatura infantil, los niños y los jóvenes

/ Walter Benjamin ; traducción de Juan Jorge Thomas ; estudio preliminar de

Giulio Schiavoni. Buenos Aires: Ediciones Nueva Vision.

- Benjamin, W. (1993). Experiencia. En W. Benjamin, metafísica de la

juventud (pág. 192). Barcelona: Paidos.

- Benjamin, W. (1989). Experiencia y Pobreza. En W. Benjamin, Discursos

Interrumpidos.

- Benjamin, W. (1992). Metafísica de la Juventud. Barcelona: Paidos.

- Benjamin, W. (1989). Panorama del libro infatil. En W. Benjamin, escritos:

la literatura infantil, los niños y los jóvenes (pág. 147). Buenos Aires: Nueva

Visión.

- GMH. (2013).!BASTA YA! Colombia: Memorias de guerra y dignidad.

Bogotá: Imprenta Nacional.

- Huergo, J. A. (1999). De la escolarización a la comunicación en la

educación. Bogotá: CACE.

- Huergo, J. A., & Belen, f. M. (1999). Los nuevos sentidos de la infancia. En

J. A. Huergo, & f. M. Belén, Cultura escolar, Cultura mediática/ intersecciones.

Bogotá: CACE.

73

- Huergo, J. a., & Fernandez, M. B. (1999). Los docentes y su (de) formación

frente a la cultura mediática. En J. a. Huergo, & M. B. Fernández, Cultura Escolar,

Cultura Mediática/intersecciones. Bogotá: CACE.

- .

- Martin-Barbero, j. (2002). El libro y los medios: critica de la razón dualista.

Las múltiples des-ubicaciones del libro. En j. Martin-Barbero, La educación desde

la comunicación. (pág. 132). Buenos Aires: Norma.

- Martín-Barbero, J. Jóvenes: des-orden cultural y palimpsestos de identidad.

Bogotá.

- (OCDE), O. p. (2015). Revisión de políticas nacionales de educación.

Traducción No Oficial.

- Coalición contra la vinculación de niño, n. j. (2007). Informe Conflicto

Armado en Colombia FRONTERAS: LA INFANCIA EN EL LÍMITE. Bogotá.

- Manzi, M. L. (Compositor). (1941). Malena. [R. Goyeneche, Intérprete]

Buenos Aires, Argentina

74

WEBGRAFIA

- Benjamin, W. (28 de junio de 2008). Aquileana. Recuperado el 14 de

septiembre de 2011, de Aquileana:

http://aquileana.wordpress.com/2008/06/28/walter-benjamin-a-proposito-del-

angelus-novus-de-paul-klee/

- Benjamin, W. (s.f.). odradekelcuento. Recuperado el 14 de septiembre de

2011, de odradekelcuento: http://www.odradekelcuento.com/9odradek4.htm

MUSICOGRAFIA

- Mátala, D. P. (Compositor). El niño de hoy en día. Yaracuy, Venezuela.

- Piazzola, A., & Ferrer, H. (Compositores). (1963). Chiquilín de Bachim. [C.

Granda, Intérprete, & A. Piazzola, Dirección] Buenos Aires, Argentina.

FILMOGRAFIA

- Desanzo, J. C. (Dirección). (2002). "El Polaquito" [Película].