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I. PERSPECTIVAS HISTÓRICAS DE LA CONDUCTA ANORMAL
1. EDAD ANTIGUA
Desde el inicio denla vida del hombre, este se ha preocupado de diversos
aspectos de su existencia, sobre todo de los relacionados con su principal
diferencia con los demás seres “su pensamiento”. Es así como ciertas
inadecuaciones, llamadas anormalidades de este pensamiento, evidenciadas
mediante la conducta del mismo individuo, le han preocupado mucho.
Aunque la vida humana parece haber aparecido en la tierra hace más o menos
tres millones de años, solo disponemos de registros escritos desde hace unos
cuantos miles de años. Por esta razón el conocimiento que tenemos de
nuestros primeros antepasados es muy limitado.
En la época del hombre primitivo, había la creencia que si el hombre se
encontraba trastornado mentalmente, era víctima del castigo que le impartían
espíritus desconocidos, a los cuales él no había respetado. Se luchaba contra
este trastorno mediante el uso de la magia, de ceremonias mágico-religiosas y
una diversidad de prácticas esotéricas, con el fin de rescatarlo de este mal.
1.1. PRIMEROS TRATAMIENTOS.
1.1.1. TREPANACIONES CRANEANAS
El hombre primitivo en su afán de liberar al hombre de estos espíritus,
desarrollo un primer tratamiento terapéutico: las trepanaciones craneanas. Esta
operación se realizaba con instrumentos de piedra y consistía en romper una
zona circular del cráneo, a la cual se le llamaba trepano, por la cual habría de
escapar el espíritu diabólico que estaría causando los problemas del sujeto. En
algunos casos se han encontrado cráneos trepanados y vueltos a soldar, lo
que indica que el paciente sobrevivió a la operación y continúo viviendo al
menos varios años.
1.1.2. EXORCISMOS
Como ya se mencionó, en el pasado se creía que la enfermedad mental se
debía a la posesión de un espíritu, y este era considerado un dios o un
demonio dependiendo de la conducta del sujeto, si a esta se le encontraba
algún significado religioso o místico se creía que estaba poseído por un espíritu
bueno y esa persona era tratada con gran deferencia y respeto, ya que se
creía q poseía poderes sobrenaturales. Pero en la mayoría de los casos se
creía que estaban poseídos por espíritus malignos.
Así se desarrolló un tratamiento específico para la posesión maligna, el
exorcismo, que incluye diversas técnicas para expulsar al espíritu del interior
de la persona, entre: magia, oraciones, encantamientos, sonidos, brebajes, etc.
1.2. TRASTORNO MENTAL EN LAS CULTURAS ANTIGUAS:
1.2.1. CULTURA MESOPOTAMICA.
Las antiguas civilizaciones tenían una concepción mágico-animista o
demonológica de gran parte de las enfermedades, en especial de los
trastornos psíquicos. Es así como en Mesopotamia los primeros médicos
babilonios fueron los sacerdotes de Assipu, que se ocupaban de las
enfermedades internas y, especialmente, de las afecciones mentales, que eran
consideradas como posesiones demoníacas y tratadas con métodos mágico-
religiosos.
Las enfermedades eran un “castigo divino”, y para conseguir la curación, los
sacerdotes debían descubrir cuál era el pecado que se había cometido. En el
“tratamiento” se empleaban oraciones, salmodias, sacrificios, fórmulas
mágicas, etc. Más adelante aparecieron los médicos "no sacerdotes", que se
ocupaban de las manifestaciones patológicas externas, como curar heridas,
utilizando formas más naturales de tratamiento.
1.2.2. CULTURA EGIPCIA.
Los egipcios, mucho antes que los griegos, establecieron en sus templos un
tipo de medio ambiente en el cual se estimulaba a los pacientes a entretenerse
con actividades recreativas, como excursiones, conciertos, danzas, pintura y
dibujo. Los dos papiros egipcios más importantes referentes a medicina datan
de 1550 a.C. y son:
El papiro de Ebers: que tiene un capítulo para los desórdenes mentales, en
el que se recoge trastornos tales como la depresión y la demencia.
El de Edward Smith; en este último se reconoce, por primera vez en la
historia, al cerebro como "localización de las funciones mentales", y así
mismo se atribuye por primera vez a este órgano funciones motoras.
Los egipcios describieron el trastorno emocional denominado luego como
"histeria" por los griegos, atribuyéndolo a una mal posición del útero, por lo
cual fumigaban la vagina como tratamiento, con la intención de devolverlo a su
posición original.
1.2.3. CULTURA HEBREA.
La lectura del Antiguo Testamento revela que para los hebreos y pueblos
vecinos, muy influenciados por la arcaica sabiduría de la antiguas culturas
mesopotámicas, los trastornos mentales eran provocados por fuerzas
sobrenaturales, espíritus (ruach), o por la ira de alguna divinidad como castigo
ante las ofensas y sacrilegios humanos. El pensamiento popular creía que las
anomalías mentales se debían a la acción de alguna fuerza sobrenatural o a la
participación de algún ser que entraba en el cuerpo humano, o producía su
efecto desde fuera. La idea de que el hombre está rodeado de fuerzas
desconocidas e invisibles que le afectan para bien o para mal, es muy antigua.
Tales fuerzas se materializan como seres reales, espíritus y demonios. Entre
los israelitas, aquellos que no obedecían los mandatos y preceptos de dios y
violaban impunemente sus órdenes, eran amenazados con severos castigos,
entre los que se encontraba la “maldición” de la locura. Moisés, por ejemplo,
advierte que si alguien no obedece la voz de Yahvéh, acabará herido de
locura, de ceguera y de delirio.
Por su parte, David le pregunta a Dios porque puso la locura en el mundo y, a
continuación, describe un demente. En el Talmud, los desórdenes de
comportamiento se debían, del mismo modo, a la posesión por espíritus
malignos. La enfermedad mental de Saúl proviene directamente de Dios a
través de un espíritu, fuerza o influencia sobrenatural que actúa sobre el
hombre. En este caso, la única diferencia respecto al “Espíritu del Señor” era,
explícitamente, su maldad. Recordemos que el rey de Israel era considerado
elegido de Dios, depositario de la gracia divina, aquel al que por medio del rito
de unción llegaba el Espíritu Santo. El soberano debía someterse
continuamente a la voluntad divina, pues si se rebelaba contra sus mandaros
anulaba el nombramiento y apartaba de sí su favor, exponiéndose, por
consiguiente, a su cólera. Es, justamente, por este motivo, por el que Saúl es
enloquecido.
1.2.4. CULTURA INCAICA
Para los Incas una enfermedad era el resultado de una relación alterada con
las fuerzas sobrenaturales. Por tanto, no sorprende que se considerara que el
pecado era una causa de las enfermedades. Los peruanos pre-colombinos, sin
embargo, conocían muy bien el hecho de que muchos productos,
principalmente de origen vegetal, podían ser beneficiosos cuando se aplicaban
en caso de enfermedad. En consecuencia, el tratamiento de una enfermedad
era una combinación de religión, magia y experiencia práctica. La importancia
de la religión se demuestra claramente por el hecho de que los Incas -en
tiempos prehispánicos- tenían una especie de confesión para la absolución de
los pecados. Esta confesión se practicaba en tiempos de enfermedad; no sólo
en tiempos de enfermedad de uno mismo o sus parientes, sino también cuando
el Inca estaba enfermo. La magia también jugó un rol importante en la curación
de un mal; un ejemplo del rol de la magia fue la expulsión ritual de las
enfermedades, en Cusco, la capital durante la fiesta del Coya Raymi, en el mes
de setiembre. Otra consecuencia de la supuesta intervención de fuerzas
sobrenaturales en las enfermedades fue el uso de la magia para diagnosticar
una enfermedad, y el uso de rezos y conjuros mágicos para mejorar la
condición del sufriente. Incluso cuando la curación se basaba principalmente
en un tratamiento con plantas medicinales, siempre estaba acompañado de
rezos o conjuros mágicos.
El trabajo de los cronistas ha servido como fuente de información sobre la
ocurrencia de enfermedades mentales entre los Incas. A partir de esta fuente,
pareciera que entre los desórdenes mentales, la melancolía era, de lejos, la
enfermedad más importante. La enfermedad no sólo afectaba a los habitantes
comunes: la melancolía era más bien frecuente entre la familia del Inca. Al
igual que otras enfermedades, los Incas trataban a las enfermedades mentales
con una mezcla de productos medicinales mágicos y empíricos. Estos últimos
eran principalmente de naturaleza vegetal, aunque también se aplicaban
algunos minerales para tratar los desórdenes depresivos. Algunos síndromes
típicos de la medicina folklórica contemporánea, tales como el "susto" y los
malestares que se relacionan con él, no han sido mencionados por los
cronistas.
1.2.5. CULTURA GRIEGA
Los griegos fueron los primeros en estudiar las enfermedades mentales desde
el punto de vista científico, separando el estudio de la mente de la religión. La
medicina griega buscó leyes universales que pudieran constituir la base de una
ciencia real de la enfermedad, investigando a fondo las leyes que gobiernan las
enfermedades y buscando la conexión entre cada parte y el todo, la causa y el
efecto
Empédocles (500-430 a.c.) sugirió la teoría humoral basada en cuatro
elementos (fuego, tierra, aire y agua); donde para cada uno de ellos había un
humor orgánico que podía ser la sangre, en el corazón; la flema, en el cerebro;
la bilis amarilla, en el hígado y la bilis negra en el bazo. Se creía que el
enfermo sufría el mal, debido a un desequilibrio entre los humores.
Hipócrates (460-377 a.c.) no creía que los demonios y las deidades
interviniesen en el desarrollo de la enfermedad, e insistía en que los trastornos
mentales, como cualquier otra enfermedad, tenían causas naturales y eran
susceptibles de ser tratados. Consideraba que el cerebro era el órgano
principal de la actividad intelectual y que los trastornos mentales se debían a
una patología del mismo. También destacaba la importancia de la herencia y
de las predisposiciones, y señalaba que los golpes en la cabeza podrían llegar
a causar trastornos sensoriales y motores.
Clasifico los trastornos (mentales en tres categorías generales: manía,
melancolía y frenitis. Y ofreció descripciones clínicas muy detalladas de
algunos de los trastornos incluidos en cada categoría.
Continuando con los estudios de Empédocles, creía que el temperamento está
regido por cuatro humores, los llamo: sanguíneo, flemático, colérico y
melancólico.
Platón (427-347 a.c.) pensaba que se producía un trastorno mental cuando el
alma irracional rompía su conexión con el alma racional, lo que se traducía en
excesos de felicidad, tristeza, alegría, búsqueda de placer o evasión del dolor.
Aristóteles (384-322 a.c.) sostenía que las enfermedades mentales y algunos
estados emocionales y motivaciones, como la cólera, envidia, odio, valor,
piedad, temor, etc. Tenían raíces en la estructura física del individuo.
Asclespiades (124-96 a.c.) fue el primero en distinguir entre las ideas
delirantes y las alucinaciones, considerando a los desórdenes mentales, como
parientes de los trastornos emocionales.
1.2.6. CULTURA ROMANA
El médico romano Galeno (130-200), fue el más famoso médico de la
Antigüedad, junto a Hipócrates. Los estudios de las lesiones cerebrales que
realizó le llevaron a realizar afirmaciones muy acertadas, como es el caso de la
relación que él decía encontrar entre las lesiones encefálicas de un lado del
cuerpo y las alteraciones que se observaban en las extremidades del lado
opuesto.
Galeno hizo una síntesis de los conocimientos existentes hasta ese momento,
dividiendo las causas de los trastornos psíquicos en orgánicos (lesiones
craneoencefálicas, alcohol), y mentales (temores, desengaños amorosos).
Sostenía que la salud psíquica depende de la armonía adecuada de las partes
racional, irracional y sensual del alma.
La medicina romana reflejaba el pragmatismo característico de sus gentes. Los
médicos romanos deseaban que sus pacientes estuvieran cómodos y para ello
recurrían a terapias físicas agradables, como baños calientes y masajes.
También seguían el principio de contrariis cotrarius (opuesto por opuesto), por
ejemplo haciendo que sus pacientes bebieran vino helado mientras se
bañaban en agua caliente.
2. EDAD MEDIA.
Con la caída del Imperio Romano, las prometedoras ideas de las culturas
griega y latina sufren una involución. La Iglesia excluyó a la Psiquiatría de la
Medicina, pero no pudo abolirla, pues reapareció bajo el nombre de
Demonología.
Así pues, las enfermedades mentales fueron consideradas como posesiones
demoníacas, y la demonología debía estudiar los signos o estigmas de
posesión diabólica. La actitud hacia los enfermos variaba entre el rechazo y la
tolerancia, predominando por desgracia en la mayoría de los casos el primero,
renació el primitivismo y la brujería, con lo que reapareció el modelo no natural
de la enfermedad mental.
En este tiempo se destacaron algunos médicos árabes como Razés (865-925),
conocido como el "Galeno persa", quién se opuso a las explicaciones
demonológicas de las enfermedades, Avicena (Ibn Sina, 980-1037) conocido
como el príncipe de los médicos, o Maimónides (Moshe ben Maimón, 1135-
1204).
En todos estos casos, fue la traducción y el rescate de textos clásicos griegos
llevada a cabo por el mundo árabe lo que más explica el florecimiento de la
Medicina Árabe durante este periodo.
Durante la Baja Edad Media existió una relativa permisividad hacia las
tradiciones paganas y demonológicas; la mayoría de las personas recurrían a
brujas y magos para resolver sus problemas. Durante este período, cabe
destacar también el trato humanitario que los enfermos mentales recibían en
los múltiples monasterios; claro está, que quedaban fuera de este trato
humanitario todos aquellos enfermos que presentaran conductas violentas o
muy desagradables. Pero, a medida que fue transcurriendo el tiempo, la Iglesia
católica fue escalando puestos hasta llegar a ser la rectora absoluta de la vida
de los ciudadanos, y la estricta moral cristiana choca con la tradición popular
apegada durante siglos a costumbres paganas más liberales. El clima de
tolerancia inicial comienza inevitablemente a reducirse. A todo esto hay que
añadir que se dio un periodo de crisis social (hambre, miseria, peste, etc.) así
como innumerables guerras sangrientas. Dada la falta de cauces para expresar
el malestar, comienzan a desarrollarse curiosos modos de expresión
emocional, brotes de locura colectiva, es decir, alteraciones extremas del
comportamiento que llegaron a afectar a poblaciones enteras. Durante estos
siglos se registraron epidemias de manías danzantes: delirios frenéticos,
saltos, bailes, convulsiones.
Existían curiosas creencias populares como la de que si se bailaba sin parar, la
persona quedaba inmunizada ante una posible picadura de tarántula; ciudades
enteras fueron contagiadas, los ciudadanos podían pasar horas, a veces días
enteros danzando, saltando, riendo. En Italia, este fenómeno se conoció como
tarantismo; se extendió por toda Europa, donde se le acabó conociendo con el
nombre de Baile de San Vito. Otro ejemplo de epidemias de este tipo lo
constituye los ataques colectivos de licantropía, que hacía vagar a los
afectados aullando como lobos, o las posesiones grupales. Una de las
hipótesis explicativas de estos fenómenos es que estos extraños
comportamientos eran parecidos a los ritos que la tradición greco-romana
celebraba en honor de ciertos dioses. Cuando el cristianismo se convirtió en
religión oficial, se prohibieron una serie de ritos y tradiciones profundamente
enraizadas en la cultura y el folklore popular. El conflicto entre tradición y
religión, la imposibilidad cotidiana de expresión emocional, acabó
transformándose en síntomas de una enfermedad de tal manera que su
práctica no estuviera abocada al castigo.
Según la teología de la época, las posesiones diabólicas podían ser de dos
tipos atendiendo a un criterio de voluntariedad de la posesión:
– Entendida como una enfermedad mental: el demonio poseía a su víctima en
contra de su voluntad, bien por el abandono de su alma, o bien por el castigo
de sus pecados.
– El poseso estaba aliado con el demonio, y en el acto de posesión había
intervenido un brujo; aunque la diferencia entre este segundo tipo de posesos y
los brujos no estaba clara.
Aunque se distinguía entre la auténtica pérdida de la razón y la brujería, no
están claros los criterios que se utilizaban para tal distinción, de hecho, apenas
se recogen estos procedimientos diagnósticos en los textos de la época.
En 1199 Inocencio III creó la Santa Inquisición, que en un principio era el
instrumento de persecución de la herejía, pero que ya en el siglo XIII comienza
a perseguir además a brujos y magos.
Conforme la Iglesia católica se va sintiendo acosada por los movimientos
cismáticos, el inicial clima de benevolencia se va transformando en actitudes
inflexibles e intransigentes. Con el afán de consolidar su poder y su propia
identidad, persiguió los movimientos discordantes y acabó por no diferenciar
entre enfermedad mental, posesión y herejía y el destino de todos ellos acabó
siendo el mismo.
En un principio, el tratamiento se basaba en el exorcismo, tendente a devolver
la paz espiritual al sujeto expulsando de su cuerpo a los demonios; este
tratamiento implicaba el contacto con el agua bendita y santos óleos, rezo de
oraciones, imposición de la saliva del sacerdote, tomar extrañas pócimas…
Con el paso del tiempo, las técnicas exorcistas se hicieron cada vez más
complejas y crueles. Se trataba de ser cruel con la persona poseída para de
esta forma ser cruel con el demonio que la poseía. Cualquier acción era válida
(azotes, encadenamientos, torturas, inmersiones en agua caliente o helada,
ayunos) con tal de convertir el cuerpo en un lugar desagradable para el
demonio. Se han recogido cifras de trescientos mil condenados y ajusticiados
por brujería entre 1448 y 1782 en Europa y América, de los cuales hubo más
de cien mil entre la mitad del siglo XV y final del XVI.
Durante el siglo XV a raíz de la bula Summis Desiderantes Affectibus (1484)
del papa Inocencio VIII, la persecución se convierte en una guerra abierta
contra las brujas. En ella exhortaba a los clérigos a no descansar en la
búsqueda de métodos para detectar a las brujas. Amparándose en esta bula,
los monjes dominicos Johann Sprenger y Heinrich Kraemer, nombrados por
Inocencio VIII inquisidores para la Alemania del Norte, publican en 1488 el
Malleus Maleficarum (que se puede traducir como El Martillo de las Brujas, ya
que su objetivo era el de ser un instrumento para perseguir a las brujas y,
literalmente, martillearlas), un manual para la caza de brujas, obra que se
convirtió en la obra por excelencia para el inquisidor, alcanzándose las 30
ediciones en los dos siglos siguientes. Contiene todos los conocimientos sobre
brujería que había hasta entonces, incluyendo pruebas para su diagnóstico y
tratamiento. Este manual se divide en tres partes. En la primera se exhorta a
admitir la existencia de las brujas y se considera que quien dude sobre su
existencia está en un grave error e incluso puede ser sospechoso de herejía.
La segunda parte contiene una relación de síntomas a partir de los cuales
pueden ser descubiertas las brujas (manchas rojas, zonas insensibles del
cuerpo, sapos grabados en el iris). La tercera parte recoge las formas legales
de examinar y condenar a las brujas. En este libro también se explica que el
método más válido para conseguir pruebas contra las brujas es la tortura.
Además, recomienda que si un médico no puede encontrar la causa de una
enfermedad, o si el tratamiento no alivia al enfermo, está claro que el mal es
causado por el mismo diablo.
3. EDAD MODERNA (RENACIMIENTO)
Aunque el Malleus Malleficarum fue escrito durante la época del Renacimiento,
no cabe duda de que constituye un prototipo de razonamiento medieval. En el
Renacimiento, si bien se caracteriza por un cultivo de los valores humanistas,
por el culto a la razón, se produce paradójicamente una acentuación de la
persecución y caza de brujas. Esta postura de la Iglesia Católica no es sino
una reacción contra la progresiva pérdida de poder, un intento desesperado de
mantener su posición de rectora absoluta de la vida de las personas. Entre las
figuras disidentes de la postura demonológica oficial podemos citar al
humanista Juan Luís Vives (1492 – 1540), que es conocido por sus astutas
observaciones y por su profundo sentido de la responsabilidad social. En su
libro De subventione pauperum (El alivio de los pobres) defendió un trato más
humano para los enfermos mentales. Por otra parte, su tratado sobre las
mujeres (dedicado a la hija de Catalina de Aragón) en contra de los valores
predominantes de la época constituye un ejemplo de actitud antimisógina.
También el médico y alquimista Paracelso (1493 – 1541) rechazó los
postulados demonológicos así como las enseñanzas derivadas de la tradición
galénica. Dio una explicación natural a las por entonces existentes manías
danzantes. Cornelio Agrippa rechazó también las teorías demonológicas.
Escribió el tratado Sobre la naturaleza y preeminencia del sexo femenino,
donde realiza una auténtica defensa de la mujer. Llegó incluso a arriesgar su
propia vida por salvar a una mujer que había sido acusada de brujería.
Reginald Scott (1538 – 1599) negó que los demonios o las brujas fueran
causantes de las enfermedades mentales, y defendió que las extrañas
experiencias que las brujas llegaban a confesar en los interrogatorios (a causa
de las torturas en la mayoría de los casos) debían de tener una explicación
natural. Asimismo, denunció la corrupción existente en los casos de
acusaciones y explicaciones demonológicas. Otra figura a resaltar en esta
época fue Johann Weyer (1515 – 1588), considerado como el primer
psiquiatra. En su principal obra De Praestigiis Daemonum aparecen
descripciones clínicas detalladas de algunos trastornos mentales, así como la
descripción de tratamientos basados en la empatía y la comprensión. Además
se pronunció en contra de la persecución indiscriminada de brujas; para él los
casos de brujería no eran sino enfermos mentales u orgánicos ya que la
brujería no existía como tal. Weyer fue objeto de persecución por la Iglesia, y
su obra fue incluida en el Índice hasta el siglo pasado.
En esta época se construyeron los primeros centros públicos dedicados
exclusivamente a acoger enfermos mentales. El primero fue inaugurado en
Valencia en 1409 por el padre José Gilabert Jofré, llamado la Casa de Orates;
fue además el primero en retirar las cadenas e implantar un tratamiento moral
que siglos más tarde sería retomado por los franceses, y el primero en
incorporar un departamento dedicado a la atención de niños con problemas. A
este hospital le seguirían muchos otros a lo largo de la geografía española:
Zaragoza (1425), Sevilla y Valladolid (1436), Toledo (1480), Barcelona (1481),
Granada (1527). Todo esto indica una progresiva desvinculación de la
enfermedad mental y la brujería, iniciada a principios del Renacimiento.
3.1. EL FINAL DE LA CAZA DE BRUJAS
En 1682, el rey Luis XIV abolió la pena de muerte para las brujas. A lo largo
del siglo XVII aparece una progresiva “medicalización” de las conductas
anormales y de la brujería, y aunque siguieron llevándose a cabo procesos por
brujería, estos se fueron haciendo cada vez menos frecuentes. Entre los
últimos procesos por brujería podemos citar el tristemente famoso proceso de
Salem, en el que en 1692 fueron encausadas 250 mujeres acusadas de
brujería, de las cuales 19 fueron ejecutadas. En un intento de explicar el
complejo fenómeno de la brujería, se ha propuesto una serie de variables
relevantes como la tortura (una de las razones de las confesiones de los
posesos en el proceso de Salem fue la amenaza de muerte para los que no
confesaran), los conflictos entre vecinos, las supersticiones locales (a las
brujas se les acusaba de ser responsables de los males de su comunidad:
malas cosechas, inundaciones, epidemias), variables demográficas y sobre
todo económicas. A los acusados de brujería se les confiscaban sus
posesiones; es muy probable que ciertas personas delataran a sus vecinos
para así resolver sus disputas territoriales o de otro tipo. En este sentido se ha
propuesto que la persecución por brujería podía responder a una verdadera
demanda social. A principios del siglo XVII se prohíben las confiscaciones de
bienes y, curiosamente, el número de acusaciones desciende
espectacularmente.
Por otra parte, el caso de Salem es un ejemplo de cómo el rol del poseso se
podía desarrollar por un proceso de socialización. Así, el patrón de conducta
del poseso era amplia y detalladamente conocido por el ciudadano medio de
la Europa medieval. La exposición a modelos podía moldear la conducta del
poseso, aunque en un principio fuera confusa. De esta forma el
comportamiento de las jóvenes posesas pudo ser moldeado tras varias
semanas de interacción con los clérigos. Aunque en un principio su
comportamiento ofrecía dudas sobre su naturaleza (posesión por buenos o
malos espíritus), la conducta acabó adecuándose a la típica posesión
demoníaca.
3.2. ESTABLECIMIENTO DE PRIMEROS ASILOS Y MANICOMIOS
A partir del siglo XVI proliferaron una serie de instituciones especiales
denominados asilos destinadas exclusivamente al cuidado de los enfermos
mentales. Los primeros asilos se crearon para poder eliminar de la sociedad a
los individuos problemáticos que no eran capaces de cuidar de sí mismos. Si
bien los avances científicos sobre la conducta anormal eran cada vez mayores,
sin embargo los primeros asilos conocidos como “manicomios” no eran
precisamente placenteras residencias, sino más bien almacenes para
enfermos. Los desgraciados que residían en ellos vivían y morían en
condiciones de suciedad y crueldad increíbles.
3.2.1. DIFERENCIAS CULTURALES EN LOS PRIMEROS ASILOS
En 1547 el monasterio de Santa María de Bethlehem en Londres se convirtió
oficialmente en asilo, bajo el mandato de Enrique VIII. Su nombre se contrajo
hasta ser conocido como Bedlam, así como por sus deplorables condiciones y
prácticas. Pagando un penique el público podía echar un vistazo a los
pacientes más violentos, mientras que los reclusos más inofensivos eran
utilizados para mendigar por las calles de Londres.
Este tipo de asilos para enfermos mentales se extendió por otros países. El de
San Hipólito, fundado en México en 156 por el filántropo Bernardino Álvarez,
fue el primero que se fundó en América.
Los primeros asilos eran en realidad modificaciones de instituciones
penitenciarias, donde se trataba a los reclusos más como bestias que como
seres humanos.
En los Estados Unidos, el hospital de Pennsylvania en Filadelfia, bajo la
dirección de Benjamin Franklin en 1756, estableció algunas celdas para
pacientes mentales. El hospital público de Williamsburg, en Virginia, construido
en 1773, fue el primer hospital de los Estados Unidos dedicado exclusivamente
a pacientes mentales. El tratamiento que estos recibían en los Estados Unidos
no era mejor que el que se encontraba en las instituciones europeas. La
revisión que ha hecho Zwelling de los métodos de tratamiento de los hospitales
públicos pone de manifiesto que, inicialmente, la filosofía subyacente se
basaba en que los pacientes tenían que mostrar su preferencia por la razón
frente a la locura. De esta manera las técnicas de tratamiento eran muy
agresivas, dirigidas a restaurar ”el equilibrio físico en el cuerpo y el cerebro”.
Estos tratamientos incluían: drogas muy potentes, tratamientos con agua,
sangrías y quemaduras, descargas eléctricas, e impedimentos físicos. Las
estimaciones del porcentaje de curaciones en los hospitales apenas
alcanzaban el 20%.
3.3. LA REFORMA HUMANITARIA
3.3.1. PHILIPPE PINEL.
Empezó a trabajar como médico en la clínica del doctor Belhomme en
Charonne. En esta localidad conoció a Cabanis, contertulio del salón de Mme
Helvétius. El 25 de agosto de1793, durante la Comuna, fue nombrado médico
del manicomio de Bicêtre, a propuesta de Thouret y de Cabanis.
En Bicêtre prestó gran atención a las prácticas de Jean-Baptiste Pussin (1746-
1811), que propugnaba el tratamiento moral de los locos, recurriendo con fines
terapéuticos a la parte de su razón que no estuviese perturbada. (Pussin era
una persona caritativa y benévola para con los enfermos, de voluntad enérgica
y un excelente observador, características todas que concurrían también en
Pinel.)
Cuando llevaba poco tiempo en Bicêtre decidió reformar la manera de tratar a
los internos, pidiendo autorización para suprimir el uso de cadenas. Los
celadores se mostraron reticentes y la autorización no le fue concedida
durante el Terror, pero terminó por conseguirla de Couthon, que acudió
personalmente a Bicêtre, aun siendo paralítico, para estudiar las propuestas
de Pinel.
En 1795 se le nombró médico jefe del hospital de la Salpêtrière, donde aplicó
las mismas reformas que en Bicêtre, contando siempre con el apoyo de
Pussin, que era su superior. Luego se dedicó a trabajar en la mejora de la
organización del hospital.
Pinel suprimió las sangrías y los tratamientos inútiles, que no servían más que
para debilitar a los enfermos. Pensaba que se podía curar a los locos con
palabras de estímulo y que, en el caso de los delirantes, podía atenuarse la
opresión de la idea dominante mediante un razonamiento hábil, para lo que la
figura del médico ocupaba un lugar crucial. A pesar de aquello, algunos de sus
tratamientos (como la sofocación en pilones de agua, con el paciente atado a
una silla basculante, o la "cura de hambre") han de considerarse actualmente
como bastante brutales.
3.3.2. WILLIAM TUKE
El York Retreat desarrolló a partir de la comunidad cuáquera Inglesa tanto
como una reacción contra él, trato inhumano duras comunes a otros asilos de
esa época, y como modelo de creencias terapéuticas. Una creencia común en
la época era que los locos eran bestias salvajes. Las prácticas médicas
recomendadas incluyen purgas debilitantes, formación de ampollas dolorosas,
la inmovilización a largo plazo por las esposas y repentina inmersión en baños
fríos - todos administrarse en regímenes de miedo, terror y brutalidad. Pero los
cuáqueros mantuvieron que la humanidad y la luz interior de una persona no
pueden ser extinguidas. tras la muerte en 1790 de un cuáquero, Hannah Mills ,
unas pocas semanas después de haber sido admitido en el York
Asylum (ahora conocido como Bootham Park Hospital ). El asilo no había
dejado que sus amigos o familiares la visitan, y que se convirtió en
sospechosa. Visitar después para investigar las condiciones, los cuáqueros
encontraron que los pacientes fueron tratados peor que animales.
El cuáquero William Tuke fue alistado y se hizo cargo de un proyecto para
desarrollar una nueva forma de asilo. Hizo un llamamiento a los cuáqueros,
citas personales y médicos para los fondos. Él pasó dos años en la discusión
con, y hacer declaraciones explicativas, el grupo local de Quaker, la
elaboración de los principios fundamentales de la institución propuesta. Tuke y
su médico personal, Timothy Maud, educados ellos mismos acerca de los
puntos de vista actuales sobre la "locura" y su tratamiento. La condena de
Tuke, sin embargo, fue en la importancia de la benevolencia y un ambiente
confortable fomentar la reflexión. Tuke también trabajó con el arquitecto John
Bevans para diseñar el nuevo edificio.
El Retiro se abrió en 1796 en las afueras de York. Estaba previsto que tomar
en cerca de 30 personas, pero comenzó con sólo tres, luego ocho. A diferencia
de las instituciones mentales de la época, no había cadenas ni grilletes , y el
castigo físico fue prohibido. El tratamiento se basa en la atención
personalizada y la benevolencia, la restauración de la autoestima y el
autocontrol de los residentes. Un ejemplo temprano de la terapia
ocupacional se introdujo, incluyendo paseos y trabajadora agrícola en un
entorno agradable y tranquilo. Había un ambiente social donde los residentes
fueron vistos como parte de una unidad familiar como grande, construida sobre
la bondad, la moderación, el orden y la confianza. Había una dimensión
religiosa, incluyendo la oración. Los presos fueron aceptados como seres
potencialmente racionales que podrían recuperar la conducta social adecuada
a través de auto-control y la fuerza moral. Se les permitió llevar su propia ropa,
y se les anima a participar en las artesanías, escribir, y leer libros. Se les
permitió a vagar libremente en torno a patios y jardines, que fueron
abastecidos con pequeñas animales domésticos de la retirada.
Había un poco de uso minimizado de moderación. Cerraduras de las puertas
fueron encerrados en cuero, las barras en las ventanas que eran réplicas
marcos de las ventanas, y los extensos jardines incluyen una pared hundida
que estaba intransitable aún apenas visible. Hubo poca participación médica
formal y un boticario , Thomas Fowler , sirvió como médico. Él dio los
tratamientos médicos estándar "amplia juicio", pero de mala gana y "valentía"
los abandonó como fracasos. Fowler trabajó con George Jepson , el primer
superintendente de la retirada, y los dos se llegó a la conclusión de que poco a
poco el uso de tácticas habituales de miedo en realidad formada pacientes
peor, y los temores del paciente aliviando los ayudó. Jepson se decía que
había sido autorizada aún paciente, atento, atento, amable y abierto a nuevas
ideas, debido a la formación médica formal limitada. Llegó al mismo tiempo que
una enfermera talentosa Katherine Allen , y los dos se casaron en 1806,
encabezando así el Retiro juntos.
El enfoque del retiro fue ampliamente ridiculizado al principio. William Tuke
señaló que "Todos los hombres me parecen desertar". Sin embargo, se
convirtió en un modelo en todo el mundo para los enfoques más humanos y
base psicológica. La obra fue adquirida por otros cuáqueros, incluyendo el hijo
de Tuke, Henry Tuke quien co-fundó el refugio, y Samuel Tuke que ayudaron a
popularizar el enfoque y convencer a los médicos a adoptar en su libro
1813 Descripción del Retiro, cerca de York. De este modo, Samuel Tuke
popularizó su uso del término tratamiento moral que él había tomado de los
franceses "moral traitement" se utiliza para describir el trabajo
de Pussin y Pinel en Francia (y en el original francés se refiere a la moral en el
sentido de las emociones y la autoestima, en lugar de los aciertos y
errores). El término llegó a referirse a una serie de movimientos hacia
enfoques más humanos que se produjo hacia el final del siglo 18 en el contexto
de la Ilustración el pensamiento, incluyendo también la obra de Chiarugi en
Italia. Ideas de la gestión de "moral" se incorporaron, y se utilizan para diversos
fines terapéuticos y de custodia, en los asilos y las comunidades terapéuticas
de todo el mundo.
En 1847 fue nombrado el primer superintendente formal “médico". Terapia
Moral fue gradualmente reemplazada por la medicación, dietas especiales y la
hidroterapia . El tamaño de la institución creció y el ethos de la comunidad
antes unida se quedó atrás. Además, tanto la influencia y el número de
pacientes disminuyeron a través del siglo. Después del período inicial para el
que es más conocido, por lo tanto, hubo marcadas cambios en la gestión, los
grupos de terapia y de cliente.
3.3.3. DOROTHEA DIX
Fue una enérgica maestra de Nueva Inglaterra que se convirtió en la defensora
de las personas pobres y olvidadas que permanecían en las prisiones y las
instituciones mentales desde hacía décadas. Dix, que también había sido una
niña criada en circunstancias difíciles, llego a convertirse posteriormente en
una impulsora de tratamiento humanitario para los pacientes psiquiátricos. En
su juventud trabajo como maestra, pero sus ataques de tuberculosis la
obligaron a retirarse prematuramente de su trabajo. En 1841 empezó a
enseñar en una prisión de mujeres. De esta manera tomo contacto con las
deplorables condiciones que existían en las cárceles, asilos y manicomios.
Impresionada por lo que había visto, Dix llevo a acabó una entusiasta campaña
entre 1841 y 1881 para animar al pueblo y a los legisladores a terminar con
este inhumano tratamiento. Gracias a sus esfuerzos, se desarrolló en América
el movimiento para la higiene mental: se invirtieron millones de dólares en
construir hospitales apropiados, y veinte estados respondieron directamente a
sus peticiones. No solo contribuyo a mejorar las condiciones de los hospitales
americanos, sino que también dirigió a la apertura de dos grandes instituciones
en Canadá, y reformo por completo el sistema de asilos mentales en Escocia y
en otros países. Se le atribuye la fundación de treinta y dos hospitales.
4. SIGLO XX
En su mayoría, las principales sociedades contemporáneas utilizan un modelo
más científico para comprender y tratar los trastornos psicológicos. El método
científico, basado en las ideas de antiguos filósofos y médicos griegos, empezó
a ser aplicado de forma sistemática a mediados del siglo XX y ahora constituye
la perspectiva predominante en la cultura occidental.
A partir de 1950, los científicos introdujeron medicamentos que controlaban
alguno de los síntomas debilitantes de trastornos psicológicos severos. Debido
a la gran cantidad de reportes acerca de la dramática reducción de los
síntomas, estas medicinas se incorporaron rápidamente a los regímenes de
tratamiento mental de los hospitales. Se consideraron como una solución fácil
al problema añejo de cómo controlar las conductas dañinas y raras de las
personas con perturbaciones psicológicas, e incluso como una posible forma
de curarlos. Las expectativas iniciales respecto a estas "drogas milagrosas"
fueron inocentes y simplistas. Nadie había pensado que estos medicamentos
podrían tener efectos físicos colaterales dañinos, algunos de los cuales podrían
causar daño neurológico irreversible. Llevados por el entusiasmo inicial, los
profesionales de la salud mental con frecuencia se involucraban en el uso
indiscriminado y no selectivo de grandes dosis de fármacos poderosos.
El énfasis extremo en el modelo médico también tuvo el efecto imprevisto de la
falta de atención en las otras necesidades de salud mental de estos pacientes
El enojo popular, producido por estos abusos en los hospitales mentales,
finalmente condujo a una conciencia más extendida de que se necesitaban
cambios dramáticos en el suministro de los servicios de salud mental. El
gobierno federal llevó a cabo acciones enfáticas en 1963, con la aprobación de
cambios legislativos. La promulgación de la Mental Retardation Facilities and
Community Mental Health Center Construction ACT, de ese año, inició una
serie de cambios que afectarían los servicios de salud mental en las décadas
posteriores. Los legisladores empezaron a promover políticas diseñadas para
sacar a la gente de las instituciones y colocarla en programas menos
restrictivos dentro de la comunidad, como instalaciones de rehabilitación
vocacional, hospitales de día y clínicas psiquiátricas. Se colocó a la gente en
hogares de medio camino, después de salir del hospital, lo cual proporcionó un
ambiente de apoyo en el que ellos podían aprender las habilidades sociales
necesarias para reintegrarse a la comunidad. A mediados de los años setenta,
los hospitales mentales del Estado, que alguna vez habían estado
sobrepoblados de pacientes, estaban prácticamente desiertos. Cientos de
miles de personas que habían estado confinadas en tristes instituciones fueron
liberadas, iniciando una vida con mayor dignidad y autonomía.
Por desgracia, al igual que todos los otros supuestos avances en el tratamiento
de las personas con perturbaciones, el movimiento de desinstitucionalización,
que promovió la liberación de los pacientes psiquiátricos para ubicarlos en
lugares de tratamiento comunitario, no cumplió por completo los sueños de sus
creadores. En lugar de abolir el tratamiento inhumano, la
desinstitucionalización creó una nueva serie de infortunios. Muchas de estas
promesas y programas aclamados como alternativas a la institucionalización,
no se llevaron a cabo debido a una planeación inadecuada y a fondos
insuficientes. Los pacientes con frecuencia eran llevados de un lado a otro
entre hospitales, hogares de medio camino y albergues para gente pobre, por
lo que nunca lograban tener un sentido de estabilidad o respeto. Algunos
críticos sociales han cuestionado si la casi indiscriminada liberación de
personas con perturbaciones psicológicas fue un paso demasiado radical que
se llevó a cabo demasiado rápido. Aun cuando la intención de liberar a
pacientes de los hospitales psiquiátricos era la de liberar a personas que
habían estado privadas de los derechos humanos básicos, el resultado pudo
no haber sido tan liberador como muchos esperaban. En la sociedad
estadounidense contemporánea, muchas personas que se encontrarían dentro
de las paredes de los hospitales psiquiátricos hace tres décadas, ahora son
alternadas de un círculo de refugios a programas de rehabilitación y prisiones;
una cantidad perturbadora de estos individuos pasan largos periodos de tiempo
sin hogar y como miembros marginados de la sociedad
Los modelos que apoyan a los individuos al ayudarse a sí mismos son
fundamentales para el éxito de un programa comunitario. El campo está
cambiando hacia un sistema de salud orientado a la recuperación, donde el
apoyo comunitario se considera crucial para ayudar a que las personas
gravemente perturbadas afronten los trastornos psicológicos. Recuperarse de
un trastorno psicológico puede considerarse comparable a recuperarse de una
enfermedad física. En ambos casos hay una diferencia entre curarse o
recuperarse. Aun cuando la gente que ha sufrido de un problema puede
continuar manifestando síntomas) puede desarrollar estrategias de
afrontamiento que le ayuden a adaptarse y a continuar con su vida. Un
componente (importante de este modelo es el concepto de que las personas
pueden recuperarse sin intervención profesional. Los profesionales de la salud
mental facilitan la recuperación de una persona con un trastorno psicológico,
pero en realidad depende del paciente, a quien se le denomina usuario en este
modelo, dar los pasos hacia la recuperación, generalmente al acercarse a
otros. Para la recuperación es esencial la disponibilidad de personas que
apoyen y se preocupen por el sufrimiento del individuo, en especial en los
momentos en que los síntomas se encuentren activos o en momentos de
estrés intenso. La autoayuda puede derivarse del contacto con parientes,
amigos, grupos e iglesias.
5. PERSPECTIVAS CONTEMPORANEAS DE LAC ONDUCTA ANORMAL
A la par de todo el proceso de higiene mental, fueron ocurriendo enormes
descubrimientos tecnológicos.
Tales avances permiten introducirse en lo que hoy conocemos como la
perspectiva científica y experimental de la conducta patológica, y la aplicación
del conocimiento científico al tratamiento de las personas con trastornos
5.1. PERSPECTIVA BIOLÓGICA
Los factores biológicos son importantes para algunas condiciones mentales. El
equipo y las técnicas, como el rastreo por tomografía por emisión de
positrones y el rastreo por tomografía computarizada han hecho posible
observar como funciona el cerebro, permitiendo estudios de las relaciones
entre la conducta y el cerebro.
Lo suyo ha aportado las investigaciones sobre la herencia y la genética. El
trastorno puede explicarse por un defecto heredado que puede provocar un
daño permanente, por un defecto adquirido debido a un daño o a una infección
antes o después del nacimiento o por un mal funcionamiento fisiológico
temporal provocado por una condición presentada amanera eventual. Varios
son los factores que ejercen influencia sobre la conducta de los organismos;
Los Factores Genéticos, El Cerebro, El Sistema Nervioso y Las Glándulas
Endocrinas.
Las anomalías genéticas explican un número significativo de problemas
médicos, han ocupado a los investigadores quienes intentan hallar raíces
hereditarias para la conducta desadaptativa. La evidencia proporciona
información que denota que los factores genéticos contribuyen a trastornos
como la esquizofrenia, depresión, retraso mental.
La neurociencia estudia la relación entre la estructura y funcionamiento del
cerebro y los pensamientos, sentimientos y conductas humanas. El avance
incluye la neuroanatomía, neuropatología, neuroquímica, neurofarmacología,
neuropsicología y neuroendocrinología.
Otra área nueva de estudio es la Psiconeuroinmunología, que se ocupa de
unir los procesos Psicológicos, neurológicos e inmunológicos, respetando el
proceso de interacción en el individuo.
La causa de la conducta anormal según este está más allá del alcance del
control de las personas; sobre todo al tipo de cerebro con el que nacieron las
personas y el ambiente en el que se desenvuelven.
5.2. INTEGRACIÓN DE LOS SISTEMAS BIOLÓGICOS Y PSICOLÓGICOS
Ya que las sustancias químicas tienen una influencia en la conducta son
utilizadas en el tratamiento de la conducta desadaptada. Al relacionar los
procesos biológicos con la conducta desadaptada permite abordar casos
como el de los esquizofrénicos.
La probabilidad de que la mayor parte de las enfermedades sean provocadas
por determinantes múltiples, que incluyen factores físicos, ambientales,
psicológicos y hereditarios prevalece.
5.3. PERSPECTIVA PSICODINÁMICA
Esta perspectiva está estructurada bajo el sustento de que los pensamientos y
las emociones son causas importantes de la conducta; El enfoque supone que
en distintos grados la conducta que se observa es una función de procesos
intrapsíquicos. Así la personalidad se forma por una combinación de sucesos
internos y externos, con énfasis por supuesto en los internos.
Debido a que los pensamientos y sentimientos no se observan directamente,
los teóricos han de inferirlos, relacionándolos con la conducta.
Respecto a los trastornos psicológicos se enfocan en motivos y conflictos
psicológicos. Freíd sostuvo que los conflictos de la mente producen conductas
y síntoma extravagantes, inusuales y extraños.
Para protegerse en contra de la ansiedad la gente utiliza diversas tácticas para
mantener los pensamientos, instintos y sentimientos inaceptables fuera de la
conciencia.
Un aporte importante de las teorías psicodinámicas para la comprensión de la
conducta humana, es la que se refleja como base de varios tipos de
psicoterapia.
5.3. PERSPECTIVA DE BASE CONDUCTUAL Y COGNITIVA
5.4. ENFOQUE CONDUCTUAL
El enfoque conductual se caracteriza por ser determinista, lo que significa que
todo suceso o acto es el resultado de acontecimientos anteriores, no de
decisiones manifiestas del individuo.
La atención de esta perspectiva se centra en el Aprendizaje, considerando la
conducta como resultado de la interacción estimulo respuesta; Para
modificarla se concentran en la alteración de los aspectos relevantes del
ambiente, principalmente en las fuentes de reforzamiento.
5.5. ENFOQUE COGNITIVO
El punto de referencia cognitivo explica la conducta por medio del estudio de
la formas en que la persona presta atención, interpreta y utiliza la información
disponible. Se ocupa de los procesos internos, destacando la manera en que
se adquiere e interpreta la información y como se utiliza para resolver los
problemas.
Desde este perspectiva las personas como procesadores de información,
recolectan, almacenan, modifican, interpretan, y comprenden en forma
continua tanto la información que se genera en su interior como los estímulos
del ambiente.
Dollard y Miller describieron la conducta desadaptada como una consecuencia
tanto de las experiencias desagradables, como del pensamiento desadaptado.
5.6. PERSPECTIVA SOCIOCULTURAL
Explica como los individuos se ven influidos por la gente, las instituciones
sociales y las fuerzas sociales en el mundo que las rodea. Son los factores
externos al individuo la causa de la conducta anormal.
5.6.1.TEORÍA DEL APRENDIZAJE SOCIAL
En esta teoría se enfatiza la idea de que varios factores se combinan para
moldear la conducta y mediar la influencia de la experiencias de aprendizaje.
Por medio del modelamiento las personas aprenden a través de la
observación la forma en que otras hacen las cosas. El modelamiento expone
al observador a las respuestas específicas que presenta el modelo, dando al
observador un alimento para el pensamiento.
La teoría del Aprendizaje social reconoce dos aspectos del desarrollo de la
conducta: las experiencias antecedentes del individuo, que incluyen distintos
tipos de eventos y el condicionamiento y modelamiento asociados; e otro
aspecto es la forma en que la persona analiza e interpreta las experiencias
pasadas.
5.6.2. LA PERSPECTIVA FAMILIAR
Esta perspectiva considera que la anormalidad está causada por
perturbaciones en los patrones de interacción que existen dentro de en la
familia.
El modelo interactivo de Murria enfatiza las formas en que las experiencias de
los padres en sus familias de origen, afectan sus interacciones con sus hijos;
los padres que experimentan una disfunción familiar en su propia infancia,
tienen probabilidades de repetir estos patrones perturbadores en la crianza de
sus hijos.
5.7. PERSPECTIVA HUMANISTA
La Perspectiva Humanista considera que la motivación humana radica bajo la
tendencia natural que busca la realización, dotándole de significado a la vida.
Quienes sustentan esta teoría han recibido una notoria influencia de la
Psicología Existencial, que enfatiza la importancia de valorar completamente
cada momento, mientras ocurre; Según este argumento quienes sintonizan
con su mundo circundante y experimentan su vida tan completa como les
fuera posible son psicológicamente saludables. Entonces los trastornos
psicológicos surgen cuando las personas no experimentan esta forma de vivir
el momento; De manera que la perturbación se origina debido a que las
personas deben vivir inmersos en restricciones de la libertad impuestas por la
sociedad.
La teoría de Carl Rogers se centra en la persona, en sus características
singulares, que le permiten lograra la realización máxima de su potencial;
Hace referencia así mismo a la necesidad individual de confrontar de manera
honesta, la realidad de sus experiencias en el mundo. Rogers sugiere que la
autoimagen de una persona bien ajustada, debe coincidir, ser congruente con
sus experiencias. Si esto sucede la persona es plenamente funcional, y está
usando sus recursos psicológicos al máximo; De lo contrario se origina un
trastorno, como resultado del bloqueo del potencial para vivir a toda
capacidad, coincidiendo con un desajuste entre las auto percepciones de la
persona y la realidad. También esta teoría introduce el concepto de
condiciones de valía, condiciones en que el niño recibe amor únicamente al
cubrir determinadas demandas; Posteriormente desarrollándose un trastorno
psicológico en el individuo, quién de niño recibió exigencias y criticas en
demasía de los padres.
La teoría de la autorrealización de Abraham Maslow se enfoca en la
realización máxima del potencial de crecimiento psicológico de individuo; las
persona autorrealizadas son precisas en sus autopercepciones, siendo
capaces de hallar fuentes de estimulación de placer en sus actividades.
Además buscan una filosofía de vida, basada en valores humanitarios y de
igualdad.
Al definir el trastorno psicológico Maslow y Rogers coinciden en cuanto a la
perspectiva de la persona plenamente funcional, y en la magnitud de la
desviación de un estado ideal.
El progreso que trasciende a las necesidades deficitarias es gracias a que el
niño se ha sentido cuidado físicamente, protegido del peligro , amado y
estimado; Con facilidad para expresar sus necesidades de alto nivel,
requeridas para lograr la autorrealización.
5.8. PERSPECTIVA COMUNITARIA
Desde la perspectiva comunitaria la conducta desadaptada es el resultado de
la incapacidad para manejar el estrés en forma efectiva, se considera una falla
en el sistema de apoyo social del individuo.
No se niega el rol de los antecedentes, ni el componente genético, pero
indican que no necesariamente son necesarios para producir la conducta
desadaptada.
Este enfoque procura reducir la conducta desadaptada con medidas
preventivas, al intervenir en la vida de la gente antes de que se susciten los
problemas. Incorpora una serie de programas y proyectos especiales.
Está implícita la creencia de que los efectos de la desorganización sociales
son causas importantes de muchos problemas personales, por ello los
expertos en esta área tratan de involucrase en esfuerzos por cambiar la
sociedad al buscar la aprobación de legislaciones y al participar de manera
activa en los asuntos de la comunidad.
5.9. ENFOQUE INTERACCIONAL
La forma en que determinada situación ejerce influencia sobre el
comportamiento depende de vulnerabilidades, capacidades y preocupaciones
particulares de la persona que experimenta el conjunto específico de
condiciones.
La conducta desadaptativa depende de las características personales del
individuo: factores biológicos y psicológicos que son vulnerabilidades o puntos
fuertes y las características del ambiente social; además estos factores
pueden tener influencia entre sí.
Este enfoque interaccional proporciona un marco general para reflexionar
sobre la conducta desadaptada, recibe contribuciones de todas las
perspectivas.
Bibliografía.
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decargar_biografias-de-educadores.pdf
UNIVERSIDAD PRIVADA DE TACNA
FACULTAD DE EDUCACION, CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN Y HUMANIDADES
ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGIA
ESCALA DE ESTRÉS ADULTO MAYOR
Presentada por:
ALEXANDRE ROSADO CHAVEZ
MIGADALIA CALDERON
LUZ LUQUE BARCENA
ROXANA SANTILLAN MARCHAN
TACNA- PERU
2014