mis turbulentos días en wikileaks, by kristinn hrafnsson

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| EMEEQUIS | 19 DE SEPTIEMBRE DE 2011 10 TURBULENTOS EN MIS DÍAS WIKILEAKS

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turbulentosKristinn Hrafnsson, vocero de WikiLeaks, camina

junto a Julian Assange afuera su residencia temporal, en Norfolk, Inglaterra.

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Al frente de WikiLeaks desde que Julian Assan-ge enfrenta su batalla legal, el autor ha vivido

días intensos en la organización. el más reciente episodio tuvo que ver con la decisión de libe-

rar por completo, sin borrar los nombres de los informantes, los 250 mil cables del departa-

mento de estado de eU. La medida, explica, fue provocada porque un periodista del diario britá-nico The Guardian reveló sin su consentimiento el código encriptado que daba acceso a todo el

material. de eso, de la situación que vive, del nuevo vigor que el periodismo de investigación

tiene gracias a ese grupo, y de otros temas, habla en las siguientes líneas.

Por Kristin Hrafnsonn * / vocero de WikiLeaks Fotografías: Reuters

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Como probablemente ustedes sepan, hoy ha sido un turbulento día para WikiLeaks. En realidad, ha habido muchos días como éstos desde que me uní a la organización hace más de un año. Estoy segu-ro de que tienen muchas preguntas sobre los su-cesos de hoy. Tengo que advertirles que a pesar de que en WikiLeaks funcionamos muy bien a través de internet, quizá no tenga todas las respuestas a sus dudas debido a que debía venir hacia acá, las diferencias de horarios, etcétera. Más tarde me ocuparé del tema.

Me pidieron hablar sobre WikiLeaks y el futuro del periodismo de investigación. Cuando lo pensé, dije: “Bueno, será un discurso breve”. Es muy fácil decir que el periodismo de investigación está mu-riendo, poco a poco, sin que aparentemente tenga futuro. No voy a ser tan pesimista. Sin embargo, todos los presentes podemos coincidir en que el periodismo de investigación no se encuentra en un estado particularmente sólido por varias y obvias razones.

Y debo admitir que hasta hace unos pocos años yo creía que todos veríamos el fin de esta impor-tante categoría del periodismo, pero con el tiempo me he vuelto más optimista.

En los últimos tiempos hemos atestiguado la creación de organizaciones independientes que realizan proyectos de periodismo de investiga-ción, y a menudo empiezan a desarrollarlos cuan-do los grandes medios dejan de hacerlo. Existen grupos como Pro Publica en EU, The Bureau of Investigative Journalism, en Londes, grupo con el que WikiLeaks ha trabajado; se encuentran, ade-más, Publica en Brasil y el Center for Investigati-ve Journalism en Rumania, por mencionar un par de casos más. Estas organizaciones se sostienen con donaciones de fondos e instituciones. Este es un signo muy positivo y esperemos que sea una valiosa suma al espectro periodístico.

A pesar de que tengan menos recursos que an-tes, los medios convencionales tienen que cumplir, al menos por ahora, con sus funciones y ofrecer a la gente periodismo de investigación de calidad. Sabemos que hay poco dinero, que los medios es-tán despidiendo periodistas y que en lo primero que se piensa a la hora de reducir presupuestos es en el periodismo de investigación, por la simple razón de que este tipo de periodismo, dicen, no deja dinero.

Los proyectos de investigación suelen ser cos-tosos y raramente significan para las empresas in-gresos extra en términos de ventas y anuncios.

La elaboración de reportajes de investigación requiere tiempo y un complicado proceso de reco-lección de información, pero a veces lo único que se necesita es alguien que desea que se conozca la verdad. La gente que filtra información ha jugado un rol importante para los periodistas y su papel será más relevante en el futuro. Pero para los pe-riodistas no es una tarea sencilla proteger a quie-nes les filtran información y garantizarles que no serán perseguidos y castigados.

El ideal de WikiLeaks es ofrecer a aquellos que

poseen información que a su juicio es importante que sea del dominio público, una vía en línea para entregarla de manera segura y anónima. La idea con la que se creó WikiLeaks fue establecer una vía para hacerlo a través de un sistema electrónico de envío: la drop box. El sistema funciona, ya se ha probado, y debo subrayar que nadie que nos haya hecho llegar información ha sido identificado de-bido a alguna falla de seguridad en el esquema.

Internet ha modificado muchos aspectos del periodismo de investigación. No sólo ha hecho mucho más fácil acceder a información disponible en línea, también ha abierto la posibilidad de que los medios pongan a disposición del público enor-mes archivos de datos, acompañados de todo tipo de análisis y atractivas presentaciones.

A pesar de que internet está repleto de infor-mación fácilmente accesible, no contiene aque-lla que los gobiernos y las grandes corporaciones quieren mantener en secreto, lejos del alcance de los ciudadanos. La magnitud de estos datos secre-tos ha escalado en años recientes. Es posible en-contrar reportes de cómo funcionarios del gobier-no de Estados Unidos han duplicado su esfuerzo para clasificar material en un periodo de tiempo bastante corto.

La brecha entre el grupo que tiene acceso a información importante y quienes no lo tienen se ha ensanchado en los últimos años. Eso es un acontecimiento muy negativo. Y es antidemo-crático. Mientras ahora existen, más que nunca, desarrollos tecnológicos para facilitar el acceso de los ciudadanos a la información, la tendencia es a ocultarla más y más.

WikiLeaks es una herramienta para con-frontar esta anomalía. Y, dadas las respuestas positivas obtenidas, es obvio que la gente está de acuerdo con este principio, base de la fundación de WikiLeaks.

La organización ha recibido este respaldo so-cial a pesar de los ataques y las insidias de nues-tros adversarios. Por ejemplo, los resultados de una encuesta reciente de Ipsos nos dieron una agradable sorpresa: tres cuartas partes de los consultados en 24 países manifestaron su acuer-do con los principios de WikiLeaks.

Los porcentajes de apoyo variaron entre na-ciones, pero, con la excepción de una sola, en todas hubo una clara mayoría en favor nuestro. La excepción fue Estados Unidos. Y aun ahí, casi 40 por ciento de los estadunidenses expresaron una actitud positiva. De hecho, el porcentaje de aprobación es destacadamente alto si se conside-ra qué tan negativamente fue tratado WikiLeaks en los medios de comunicación de ese país y los duros discursos en nuestra contra de parte del gobierno de EU. De hecho, estuvieron muy cerca de etiquetar a WikiLeaks como una organización terrorista.

En el corazón de nuestra organización se en-cuentra la creencia fundamental de que la gente tiene el derecho a saber y que la información debe ser accesible a todos. Irónicamente, éste es uno de

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Assange y Hrafnsson, durante una conferencia de prensa

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WikiLeaks ha sido criticada por tener una pre-sunta inclinación antiestadunidense y enfocarse excesivamente en Estados Unidos. No es el caso, por supuesto, dado que somos receptores pasivos de material que los filtradores de información nos hacen llegar de manera anónima.

Actualmente, somos entre 15 y 20 personas. Esto es, somos una organización pequeña. Ade-más de quienes integramos el equipo fijo, tenemos voluntarios que contribuyen casi de tiempo com-pleto a la organización. Muchos otros pueden ser llamados para ayudarnos cuando es necesario.

La organización se financia sólo con donacio-nes, la mayoría de las cuales ha sido canalizada a través de la Wau Holland Foundation, una orga-nización caritativa de Alemania. Ésta es abierta y transparente. En su sitio de internet pueden cons-tatar que los fondos provienen casi en su totalidad de pequeños donativos hechos por un número muy amplio de personas.

Desde diciembre pasado enfrentamos el boi-cot de algunas de las más poderosas instituciones financieras del mundo. Visa y MasterCard deja-ron de procesar las donaciones a nuestra organi-zación, en un acto insólito. Han argumentado que hemos cometido acciones ilegales, pero lo cierto es que WikiLeaks no ha sido hallada culpable de violar ninguna ley en ninguna corte del mundo. Y no ha sido acusada tampoco por nadie en ninguna parte de haber incurrido en actividades ilegales. Por eso es tan extraordinario el boicot de Visa y MasterCard, al que se han sumado instituciones como Bank of America y Pay Pal.

Desde julio del año pasado hemos coopera-do con algunos de los medios más reputados del mundo en la difusión de los materiales recibidos. La alianza ha cambiado en la forma, pero hasta ahora hemos establecido relaciones con medios de comunicación en 50 países distintos. De hecho, representantes de algunos de ellos están presen-tes aquí. Espero que estén de acuerdo en que en general ha sido una cooperación benéfica y que ha sentado las bases para ocasiones futuras si éstas se presentan.

La difusión de los cables diplomáticos ha te-nido un gran impacto. Ha dejado al descubierto el mundo de la diplomacia y a menudo ha revela-do la corrupción dentro de los países y la presión diplomática de Estados Unidos sobre sus gobier-nos, En WikiLeaks creemos que la difusión de los cables ha conducido a cambios fundamentales. Sólo por mencionar uno, destacaría que la infor-mación contenida en los cables de WikiLeaks fue un catalizador en las sociedades que protagoni-zan la Primavera Árabe. Amnistía Internacional reconoció ese rol en su informe: “…el año pasado puede ser recordado como un año clave, cuan-do los activistas y periodistas usaron las nuevas tecnologías para hablar con la verdad al poder, y al hacerlo impulsaron un mayor respeto hacia los derechos humanos”.

Estoy convencido de que WikiLeaks ha in-fundido un nuevo vigor a los periodistas en todo

los principios establecidos por los padres funda-dores de Estados Unidos y se encuentra protegido en su Constitución.

Vivimos en un mundo en el que los ciudadanos se encuentran más y más cómodos proporcionan-do información detallada acerca de ellos mismos y tolerando que se recabe y disemine información privada. Es extraño que en tiempos en que la opa-cidad de los gobiernos aumenta, veamos, a la vez, una actitud relajada en torno a nuestra privacidad. Deberíamos preocuparnos más sobre los temas de privacidad, pero esta actitud podría explicar por qué la gente expresa puntos de vista favorables sobre WikiLeaks.

En un artículo publicado recientemente en la revista Harpers, el profesor de ética Peter Singer describe este nuevo mundo en el que no existen más los secretos personales y lo vincula de una manera interesante con WikiLeaks. Singer ex-plica por qué la población que acepta el hecho de que los individuos no tienen secretos, siente que el mismo principio debe aplicarse a los gobiernos y a otros grupos de poder. La lógica de este razo-namiento deja a los gobiernos con pocos argu-mentos.

La base sobre la que actualmente funciona el poder es el acceso exclusivo a la información, es decir, a los secretos. Si los gobiernos pierden la exclusividad del acceso a lo secreto, lo que ocurre en realidad es que el poder se transfiere de unos pocos a los muchos.

Ha habido múltiples intentos por definir a WikiLeaks, el impacto que ha tenido y el que ten-drá. Es una tarea muy complicada en muchos sen-tidos y me parece que sólo lo historia lo dirá, pero, nos topamos, otra vez, con quién definirá lo que estará en los libros de historia.

A mi me gusta lo que el filósofo Slavoj Zizek dijo acerca de Julian Assange, el editor en jefe de WikiLeaks. Zizek sostuvo que “WikiLeaks no cambió simplemente las reglas; cambió la mane-ra en que las violamos” y, añadió, las reglas de los medios burgueses.

Quizá muchos piensen que WikiLeaks surgió apenas el año pasado, pero la realidad es que he-mos estado en escena desde 2006.

Antes de publicar en 2010 las filtraciones so-bre el ejército y el Departamento de Estado de EU, WikiLeaks había difundido información sobre muchos otros países, a menudo revelando co-rrupción y abusos del poder. Se hizo público ma-terial en torno al gobierno de Kenia, la Iglesia de la Cientología, la quiebra de los bancos islandeses, el banco suizo Julius Bear, el vertimiento de dese-chos tóxicos en Costa de Marfil y otros casos.

No enlistaré con detalle lo que hemos conse-guido desde que la organización adquirió amplia notoriedad hace poco más de un año. Ustedes co-nocen el horrible video del ataque de un helicóp-tero estadunidense en Bagdad, la entrega de los diarios de Afganistán y luego de Irak, los reportes sobre los prisioneros en Guantánamo y los cables diplomáticos del Departamento de Estado.

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el mundo. Ya demostramos que la cooperación a gran escala con los medios es posible, viable y efectiva. Hemos alentado la proliferación del pe-riodismo de precisión, con análisis sofisticados de vastas bases de datos. Hemos impulsado también la idea de una plataforma digital para que se haga llegar información secreta al público. La iniciati-va ha provocado la creación, incluso dentro de los propios medios, de nuevas plataformas para reci-bir esta clase de información.

“No hay nada más poderoso que una idea cuyo tiempo ha llegado”, dijo Víctor Hugo y creo que el tiempo de la idea que WikiLeaks representa llegó.

Ahora, vayamos al tema del día, que es la libe-ración total de los 250 mil cables diplomáticos del Departamento de Estado.

Ustedes saben que han sido difundidos con un gran impacto desde fines de octubre pasado. Al comienzo, la difusión fue lenta. De común acuer-do con los medios con los que nos asociamos, los nombres de algunos informantes de las embaja-das fueron borrados antes de que los cables fueran publicados. Desde el punto de vista periodístico, en muchos casos no había necesidad de borrar sus identidades a pesar de que el Departamento de Estado o los funcionarios de las embajadas no querían que se conocieran.

Desde un principio, supimos que el gobierno de EU estaba contactando a aquellos que podrían estar en una situación comprometida, lo que, sa-bíamos, tomaría un tiempo.

Una violación a las normas de seguridad co-metida por David Leigh, jefe de la unidad de in-vestigación del periódico británico The Guardian, ha modificado el escenario. En un libro de su au-toría, en circulación desde hace algunos meses, publicó la contraseña de un archivo encriptado que contenía los 250 mil cables diplomáticos.

La publicación del código encriptado violó el acuerdo de seguridad acordado con The Guardian. Leigh asegura que no le dijimos que era secreto, lo que ha sido refutado por Julian Assange. Y si se lee lo que el propio Leigh ha escrito sobre cómo le fue entregado el código, se podrá comprobar que se manejó con el más extremo cuidado.

El archivo en sí mismo no era fácilmente ac-cesible, por lo que se requirió que un malinten-cionado ex colega de WikiLeaks le enseñara cómo conectar la contraseña al archivo. La semana pasada nos enteramos de que al menos un perio-dista en Alemania fue “conducido” y tuvo acceso al archivo con el juego completo de los cables en un intento de desacreditar a WikiLeaks. Supimos que esta información se conocería en cuestión de días, tal como ocurrió, así que tomamos la deci-sión de publicar los 250 mil cables completos en su sitio de internet.

Hemos sido censurados hoy por The Guardian por haber tomado esta decisión y sabemos que el diario llamó a los otros medios (The New York Ti-mes, Der Spiegel, El País y Le Monde) a sumarse a su condena.

Pero no olviden que la información ya estaba en circulación debido en parte a la violación de las normas de seguridad cometida por The Guardian. En nuestra opinión, hicimos lo correcto en liberar todo el contenido, de modo que el acceso libre a todo el público funcionara como una protección ante un posible impacto negativo. Era peor que sólo estuviera en manos de quienes podrían que-rer abusar de él. Y cuando digo “abuso”, me refiero a usar los cables para detener o evitar un impacto, como el que hemos visto en la Primavera Árabe.

Previamente a la liberación total de los cables, nos pusimos en contacto con el Departamento de Estado para informarle de nuestras intenciones y preguntarle acerca de su proyecto de notificar a las fuentes cuya identidad estaba incluida en los cables. No sé cuál fue su respuesta, pero no olvi-demos que tuvieron un año para hacerlo.

Y no olvidemos tampoco que la responsabili-dad primaria sobre este material recae en Estados Unidos. Los documentos diplomáticos estaban al alcance de miles de personas.

Al liberar el juego completo de los cables –los no clasificados durante la primera semana y ahora todos los demás– han surgido nuevas revelacio-nes. Hemos alentado a la gente a que se sumerja en ellos y saque a la luz historias que deben cono-cerse. De hecho, ya han surgido algunas y estoy convencido de que aún habrá más. Un ejemplo: se ha revelado la descarada ejecución en Irak, en marzo de 2003, de una familia entera, incluyendo muchos niños, y el intento de las fuerzas de Esta-dos Unidos por encubrir la masacre. La revelación de este hecho ha originado que el gobierno iraquí ordene una investigación que puede influir en las discusiones sobre la prórroga de la presencia mi-litar extranjera en el país.

Estoy seguro de que en los próximos días ve-remos un aumento de revelaciones de esta natu-raleza. No olviden que ésta es quizá la filtración más importante para la gente en toda la historia y una muy relevante para los periodistas.

Existe ahora una oportunidad para que todos usen su experiencia, escarben y den a conocer lo que hasta ahora había estado oculto. Este es el pa-pel de los periodistas: lograr una creciente trans-parencia en el mundo, con la firme creencia de que ello traerá una mayor justicia para todos. Esa es, también, la meta de WikiLeaks. ¶

* Hristin Hranfsson es el actual portavoz

de WikiLeaks. Está al frente de la organiza-ción desde que se inició la batalla legal en contra de Julian Assange. Hranfsson es un periodista de

investigación que ha hecho pública la actividad criminal de alto nivel y la corrupción en Islandia.

Este es el texto de su conferencia presentada el viernes 2 de septiembre de 2011 como parte de las

actividades de la Conferencia Latinoamericana de Periodismo de Investigación 2011, realizada

en Guayaquil, Ecuador, organizada por el Instituto Prensa y Sociedad. ¶