mi recuerdo favorito de navidad -...

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Navidad 2009 No. 8 Iglesia Católica El Buen Pastor amando como Cristo ama, sirviendo como Cristo sirve E n diciembre de 1982 yo tenía 22 años y vivía en la región de los Apalaches. Me había comprometido por dos años a vi- vir y trabajar en una misión pastoral en el quinto condado más pobre de los Estados Unidos de América. Ese año, los miembros del equipo mi- sionero habían hecho una promesa entre sí: aunque todos éramos voluntarios, no íbamos a abandonar la pequeña misión de montaña para festejar las fiestas con nuestras familias; siendo todos nosotros de esta- dos lejanos de donde nos encontrábamos en aquel momento. Navidad en Kentucky Cuando tomamos la decisión de festejar Navidad y Año Nuevo en Vanceburg, Kentucky, nos pareció que estábamos haciendo lo correcto. Algo noble. Estábamos actuando de manera cristiana. A fin de cuentas, ¡éramos voluntarios cris- tianos en una misión pastoral! Pero al final del día, y a medida que se acercaba la Navidad, el compromiso se tornaba mucho más difícil de cumplir. Sin embargo, todos nos quedamos y cumplimos la compresa que habíamos hecho, y eso nos hizo mejores personas. Se nos ofreció el manto de la hospitalidad de los Apalaches, y las mismas personas a las que amábamos y servíamos con humildad nos recibieron cálidamente en sus hogares. Navidad en Virginia A principios de enero, manejé las 476 millas que me se– paraban de mi hogar en Springfield, Virginia, para reunirme con mi familia en una celebración tardía de las fiestas. El tiempo que estuve lejos hizo que mi vuelta a casa fuera mucho más añorada. Me doy cuenta que el haber estado lejos el día de Navidad tuvo un efecto a la vez muy positivo y de cambio en mi vida y en mi manera de ver las cosas. En aquella etapa de mi vida, creo que había empezado a dar por sentado a mi familia. Siempre estaban allí. Siempre estarían allí. Todo lo que era, iba a continuar de la misma manera. Yo era joven, y no tenía manera de saber que en el plazo de unos pocos años todo cambiaría y que, si bien fue muy difícil en aquel enton- ces, todo se desarrollaría según el plan de Dios. El Regalo de la Familia Por lo tanto, mi recuerdo favorito de la Navidad irónica- mente nada tiene que ver con regalos comprados, entregados y recibidos. Nada tiene que ver con nieve, muérdago y luces colgadas en un árbol. ¡Mi recuerdo favorito de la Navidad se refiere a un momento lejos de mi familia, contemplando qué regalo representaba cada uno de ellos! Cuando me reuní con mi familia, ellos eran el regalo que realmente me importaba en este lado del cielo. ¡Entonces me di cuenta, y lo sé ahora que soy el hombre más afortunado del mundo! La Familia en la Parroquia Tal vez nos esté visitando aquí en el Buen Pastor, y se encuentre lejos de su familia, hogar y tradiciones familiares. Como familia parroquial, le damos una cálida bienvenida y le ofrecemos nuestra hospitalidad. Si existe cualquier cosa que podamos hacer para amarlo y servirlo, por favor háganoslo saber; estamos aquí para eso. Agradezco a todos los voluntarios que diariamente ofre- cen en sacrificio su amor y servicio. Ustedes nos bendicen y honran a Dios de maneras innumerables. En nombre del equipo y de los voluntarios talentosos y dedicados con que cuenta el Buen Pastor, les deseo una Feliz Navidad a todos y a cada uno de ustedes, amigos. Mi recuerdo favorito de Navidad

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Navidad 2009 • No. 8

Iglesia Católica El Buen Pastoramando como Cristo ama, sirviendo como Cristo sirve

En diciembre de 1982 yo tenía 22 años y vivía en la región de los Apalaches. Me había

comprometido por dos años a vi-vir y trabajar en una misión pastoral en el quinto condado más pobre de los Estados Unidos de América. Ese año, los miembros del equipo mi-sionero habían hecho una promesa

entre sí: aunque todos éramos voluntarios, no íbamos a abandonar la pequeña misión de montaña para festejar las fiestas con nuestras familias; siendo todos nosotros de esta-dos lejanos de donde nos encontrábamos en aquel momento.

Navidad en KentuckyCuando tomamos la decisión de festejar Navidad y Año

Nuevo en Vanceburg, Kentucky, nos pareció que estábamos haciendo lo correcto. Algo noble. Estábamos actuando de manera cristiana. A fin de cuentas, ¡éramos voluntarios cris-tianos en una misión pastoral! Pero al final del día, y a medida que se acercaba la Navidad, el compromiso se tornaba mucho más difícil de cumplir. Sin embargo, todos nos quedamos y cumplimos la compresa que habíamos hecho, y eso nos hizo mejores personas. Se nos ofreció el manto de la hospitalidad de los Apalaches, y las mismas personas a las que amábamos y servíamos con humildad nos recibieron cálidamente en sus hogares.

Navidad en VirginiaA principios de enero, manejé las 476 millas que me se–

paraban de mi hogar en Springfield, Virginia, para reunirme con mi familia en una celebración tardía de las fiestas. El tiempo que estuve lejos hizo que mi vuelta a casa fuera mucho más añorada. Me doy cuenta que el haber estado lejos el día de Navidad tuvo un efecto a la vez muy positivo y de cambio en mi vida y en mi manera de ver las cosas. En aquella etapa

de mi vida, creo que había empezado a dar por sentado a mi familia. Siempre estaban allí. Siempre estarían allí. Todo lo que era, iba a continuar de la misma manera. Yo era joven, y no tenía manera de saber que en el plazo de unos pocos años todo cambiaría y que, si bien fue muy difícil en aquel enton-ces, todo se desarrollaría según el plan de Dios.

El Regalo de la FamiliaPor lo tanto, mi recuerdo favorito de la Navidad irónica-

mente nada tiene que ver con regalos comprados, entregados y recibidos. Nada tiene que ver con nieve, muérdago y luces colgadas en un árbol. ¡Mi recuerdo favorito de la Navidad se refiere a un momento lejos de mi familia, contemplando qué regalo representaba cada uno de ellos! Cuando me reuní con mi familia, ellos eran el regalo que realmente me importaba en este lado del cielo. ¡Entonces me di cuenta, y lo sé ahora que soy el hombre más afortunado del mundo!

La Familia en la ParroquiaTal vez nos esté visitando aquí en el Buen Pastor, y se

encuentre lejos de su familia, hogar y tradiciones familiares. Como familia parroquial, le damos una cálida bienvenida y le ofrecemos nuestra hospitalidad. Si existe cualquier cosa que podamos hacer para amarlo y servirlo, por favor háganoslo saber; estamos aquí para eso.

Agradezco a todos los voluntarios que diariamente ofre-cen en sacrificio su amor y servicio. Ustedes nos bendicen y honran a Dios de maneras innumerables. En nombre del equipo y de los voluntarios talentosos y dedicados con que cuenta el Buen Pastor, les deseo una Feliz Navidad a todos y a cada uno de ustedes, amigos.

Mi recuerdo favorito de Navidad

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2 The Shepherd’s Watch

Diácono Tom White

Vida Temprana. Nací y fui criado en Long Beach, California, en los días en que los naranjales y las granjas dominaban el Sur de California. Mientras crecía, jugaba Baseball (era receptor), fútbol, y con esas lindas olas y cielos soleados, surfeaba desde Rincón a San Diego.

Tomé gramática católica y fui a la escuela secundaria, y pasé un año y medio en el Seminario junior de la Ar-quidiócesis de Los Ángeles. Después de la escuela secundaria, fue a la Universidad Loyola en Los Ángeles por un año y a una univer-sidad estatal de California por un año, antes de ser voluntario en el ejército como piloto de helicóptero. En 1968, me casé con el amor de mi vida: Judy, y ambos disfrutamos de Texas mientras estuve en la escuela de vuelo.

En 1970, fui enviado a Vietnam, donde serví como piloto de helicóptero explorador en una unidad de vuelo. A mi regreso, y lue–go de un breve paréntesis en la vida civil, fui llamado nuevamente al servicio activo. Estuve en un curso de transición de helicóptero de ataque AH-1G Cobra, y luego fui asignado a la División 82 en Fort Bragg, North Carolina. A parte de ser esposo, padre y piloto, encontré tiempo para completar una licenciatura en Administración Pública.

Vida Civil. En 1976, dejé el servicio militar activo. Junto con Judy, nuestro hijo Mark y nuestra hija Jennifer, nos mudamos de Fayetteville, North Carolina y regresamos a Long Beach. Después de completar la maestría en Administración Pública en la Univer-sidad del Estado de California, en Long Beach, me convertí en ayudante del comisario en la Comisaría del Condado de Riverside. Mientras que era tan emocionante trabajar por el cumplimiento de la ley, tuve que renunciarlo y aceptar una posición con un contratista del Departamento de Defensa del Sur de California. Fue en estos días cuando nuestra segunda hija Elizabeth se unió a la familia. Mientras estábamos en Long Beach, Judy, los niños y yo asistíamos a St. Marie Goretti, la misma parroquia a la que íbamos Judy y yo cuando éramos niños.

En 1981, my compañía me “invitó” a mudarme a Washing-ton D.C. para trabajar en la oficina corporativa para negocios del

Departamento de Defensa. Esta asignación que supuestamente era por tres años, terminó siendo permanente. La familia White de Cali-fornia, ahora era la familia White de Virginia. Nos convertimos en feligreses activos de St. Louis, donde Mark, Jennifer y Elizabeth asistieron a la escuela.

Formación de Fe. En 1984, comenzé a pensar seriamente en ser Diácono. Después de mucho conversar con Judy, Pat y Sarah Bi-don (Diácono de St Louis) y mi pastor, me aceptaron en un programa de Formación de diáconos permanentes. Empezé mi formación en 1985 y me ordené en 1989. Después de ordenarme, Bishop Keating me asignó a St Louis, donde emprendí todas las labores de Diácono además de ser director de RCIA.

En 1994, me asignaron a El Buen Pastor, donde todavía es un honor estar sirviendo. Mi ministerio en El Buen Pastor ha sido y sigue siendo un servicio a la comunidad en términos de predicación, asistencia a misa, bautismo, testigo matrimonial, realización de ser-vicios de vigilia, realización de clases bautismales, asistencia a fe-ligreses en la petición de anulaciones, preparación de parejas para el matrimonio y todo lo que sea requerido. Primero y sobretodo, resumo mi ministerio como uno que sirve al pueblo de Dios.

Como si no tuviera suficiente en mi vida como esposo, padre, profesional y diácono, empezé estudios doctorales en Asuntos Públi-cos en 1996 en Virginia Tech. Después de 4 años de estudio intenso, y una dosis tremenda de estímulo por parte de Judy, recibí mi grado de doctorado en Asuntos Públicos en el año 2000.

Recuerdos de Navidad. Hasta ahora, el Señor me ha bende–cido con 60 celebraciones Navideñas. La Navidad tomó un signifi-cado completamente nuevo cuando Judy y yo tuvimos a nuestros hijos y un significado adicional cuando llegaron nuestros nietos. En

el 2007 tuvimos una Navidad muy memorable cuando nuestra nieta mayor, Sadie, realmente entro en el espíritu de la Navidad.

Judy y yo le compramos a Sadie un juguete para montar que tenía propulsor, sonidos y luces intermitentes. Yo la estaba empujan-do en nuestra cocina la mañana de navidad, y su mamá (nuestra hija) vio a su hija con su juguete nuevo, con una emoción increíble en su rostro. ¡Mi hija estaba tan emocionada de ver a su hija tan emocio-nada! Saber que trajimos tal alegría a nuestra hija y nieta hizo de esa navidad la mejor y la más memorable. Sin embargo, ahora tenemos dos nietos más y otras Navidades inolvidables y divertidas están en el horizonte.

Frecuentemente me preguntaba por qué Dios me llamó para ser Diácono. Creo que ésta va a ser la primera pregunta que le haré a Dios cuando nos encontremos. Pero, realmente creo que Dios me llamó al diaconado para mostrar al mundo que ¡El sí tiene sentido del humor!

Un Hombre de Acción al Servicio de Dios

The Shepherd’s WatchPublisher: Rev. Charles C. McCoart, Jr.Editor: Peg MastalEditorial Staff: Mary Ciske, Alice Outerbridge,

Joan Peterschmidt, Rosalie TargonskiWriting staff: Gale Curcio, Barbara MicaleTranslators: Berenice Durante-Astrada, Susanna Moore,

Pedro Guzman, Edna DeasDesign/Layout: Sue De AngelE-mail: [email protected]

Good Shepherd CatholiC ChurCh8710 Mount Vernon Highway • Alexandria, VA 22309Telephone: (703) 780-4055 • Fax: (703) 360-5385E-mail: [email protected] • Internet: www.gs-cc.org

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Navidad 2009 • No. 8 3

Padre Ricardo Martín

Comienzos. Nací en 1972 en Barcelona, España. Mi padre era un ingeniero mecánico y mi madre una asistente administrativa. Am-bos son jubilados hoy día, y espero que ellos puedan visitarme en un futuro cercano. Tengo tres hermanas, todas casadas con hijos. Soy el tío orgulloso de cinco sobrinas y sobrinos. Ellos también prometieron visitarme pronto.

Asistí a una escuela Salesiana en la primaria y a una pública en la Secundaria. En 1997, obtuve el titulo de Ingeniero Agricultural de la Escuela de Ingeniería Agricultural (ESAB) de la Universidad de Barcelona.

Justo antes de entrar a la universidad, conocí a algunos miem-bros de lo que es ahora la Comunidad de San Pablo, una pequeña comunidad religiosa compuesta de laicos y sacerdotes de diferentes países, que trabajan en proyectos de desarrollo humano y pastoral en Bolivia, Colombia, México y República Dominicana. Durante mis años universitarios, he vivido con otros miembros de la comunidad que también estaban estudiando. He viajado a algunas de nuestras misiones durante esos años. En Barcelona, atendíamos algunos ca-sos de trabajo social, especialmente con la juventud (mayormente los fines de semana, en una vivienda rustica que teníamos a 30 millas de Barcelona). Desde el principio, fuí muy activo en actividades de recaudación de fondos para proyectos de desarrollo comunitario. También hice mi servicio militar, que en el año 1994 era obligatorio en España. Antes de unirme oficialmente a la comunidad, trabajé unos años como programador de computadoras.

Formación de Fe. Seguí el llamado de Dios a unirme a la Comunidad de San Pablo. He sentido Su llamado a través del ejemplo de P. Pere Cané, que me invitó a ser un miembro de la comunidad y luego sacerdote. Su ejemplo, trabajo y sus homilías captaron mi atención en un momento de mi vida en que no era una persona muy religiosa. Ni siquiera iba a misa cuando lo conocí por primera vez en 1990.

Me trasladé a la casa de la Comunidad de San Pablo en Racine, Wisconsin y comencé mis estudios teológicos en el Seminario de San Francis, el seminario de la Ar-quidiócesis de Milwaukee. La Arquidiócesis acoge a los miembros de la Comunidad de San Pablo porque necesitan ayuda para atender al creciente número de católicos de habla hispana.

Luego de completar mis estudios teológicos, fuí ordenado el 24 de mayo de 2003. Después de un año en mi primera asignación como Vicario Parroquial en la Prince of Peace Parish (Parroquia Príncipe de la Paz) en Milwaukee, fuí pastor de dos parroquias—Saint Patrick Parish (2004) (Parroquia San Patricio) y luego Pa–rroquia Cristo Rey (2007)—en Racine, Wisconsin, 25 millas al sur de Milwaukee. Todas estas asignaciones fueron en zonas urbanas de parroquias bilingües. Desde el 2002, también he tenido el honor

de servir como miembro del Consejo Administrativo de Caridades Católicas en Milwaukee.

En febrero del 2009, Timothy Dolan, el entonces Arzobispo de Milwaukee, me pidió que estudiara Derecho Canónico en la Universidad Católica de América. No pude rechazar el pedido del Arzobispo, aunque nunca antes tuve inclinación o disposición de estudiar Derecho Canónico. Con mi inclinación y disposición a un lado, estoy ahora inscrito la programa de Licenciatura en Derecho Canónico de tres años (JCL) en la Universidad Católica. El Derecho Canónico gobierna el sistema judicial interno de la Iglesia, el cual se compara al sistema americano cívico legal. Todas las diócesis tienen un Tribunal, cuyo primer deber es la adjudicación/anulación de casos matrimoniales, pero también puede atender asuntos en otras áreas. Más aún, en cualquier diócesis, un número de personas que trabajan en la administración central tienen una Licenciatura en Derecho Canónico; y si son sacerdotes, normalmente hacen una combinación del trabajo administrativo con el pastoral en la pa–rroquia (¡mi esperanza y preferencia para mi futuro!).

He pedido que me fuera permitido buscar una parroquia donde pueda combinar mis estudios con algunos trabajos parroquiales, especialmente ayudar durante los fines de semana. A través de un amigo de la hermana del organista de mi parroquia de Milwaukee, escuché sobre el P. Chuck y El Buen Pastor—y es por ello por lo que he venido aquí con ustedes a El Buen Pastor.

Recuerdos Navideños. La Navidad era inolvidable en mi fa-milia. En España, tenemos distintas formas de celebrar esa fiesta, dependiendo del área de donde somos. Mi padre, vino de una fa-milia de Castilla y mi madre de una familia Catalana. En Castilla, comen e intercambian regalos el 24 de diciembre; en Catalunya,

comen e intercambian los regalos normalmente el 25. En vez de elegir, en mi familia hacemos las dos co-

sas. También en Catalunya, celebramos el 26 (San Esteban) con ocasión de ello volve-

mos todos a la mesa otra vez. Desde la noche del 24 hasta la del 26, comemos sin parar, con todos los miembros de la familia yendo y viniendo de la casa. Note que estos festejos duran tres, cua-

tro y hasta más horas en España. También celebramos la fiesta de los

Reyes Magos el 6 de enero, en la cual te–nemos más regalos y volvemos a comer. Es tradi-

cional que los Magos, (que en realidad son los padres, por si usted no lo sabía), regalan carbonillos a los niños que se han por-tado mal. Si has sido un niño bueno, no recibes nada o muy poquito. Eso nunca era mi caso. Siempre recibía el doble de carbón que mis hermanas. Como resultado, estuve muy enojado con los Magos por mucho tiempo.

Vida en El Buen Pastor. Con algunas excepciones, yo ce–lebro dos misas durante la semana y fin de semana. Mi llegada me convirtió en el tercero de los maravillosos sacerdotes misioneros de España que han venido a enriquecer a El Buen Pastor: Padre Jesús, Padre Juan y ahora yo. Estoy feliz de estar con ustedes y compartir mi sacerdocio aquí, donde, como en mis otras parroquias, tenemos auténticos ministerios multiculturales y de justicia social.

De la Costa del Mediterráneo a Mount Vernon

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4 The Shepherd’s Watch

Mañana de reflexión espiritual y confraternidad para Voluntarios

En la mañana del 3 de octubre del 2009, mas de cien voluntarios experimentaron un alimento es-piritual asistiendo a una misa bilingüe, escuch-

ando reflexiones sobre “sirviendo como Cristo sirve” por dos notables oradores y compartiendo unos a otros las distintas formas de mejorar nuestra vida espiritual.

La misa fue celebrada por el Padre Chuck junto con los co-celebrantes: Padre Matt Hillyard y Padre Juan Álvarez. Los lectores de habla inglesa e hispana proclamaron las lectu-ras y el Padre Chuck dio una breve homilía en ingles mientras que el Padre Chuck la hizo en español.

Al término de la misa, hubo un momento de confrater-nidad en Creedon Hall donde seguidamente los presentes se dividieron en grupos de español e inglés para las reflexiones principales. Las personas de habla inglesa disfrutaron es-cuchar al P. Matt Hillyard. La charla del Padre se enfocó en la humildad y gentileza de Cristo y cómo seguir sus pasos mien-tras nos enriquecemos siendo voluntarios. También compartió su experiencia de servir como Cristo sirve con los pobres en Camden – la Catedral de Camden está ubicada en la zona más pobre de la ciudad. Mucho de los desalojados se reunían en el patio de la Catedral porque ésta proporciona un ambiente de acogida a los pobres y necesitados del Señor.

El Padre Juan compartió sus pensamientos con los volun-tarios hispanos sobre lo que significa servir como Cristo sirve. El mismo hizo una reflexión sobre el desafío de servir a otros aunque no nos guste, enfatizando que el llamado de Cristo es de amor y sacrificio por no solo aquellos a quienes servimos, sino por aquellos con quienes lo hacemos.

Al término de ambas reflexiones, los voluntarios se reu-

nieron nuevamente en el Creedon Hall, separándose en gru-pos pequeños para dialogar brevemente sobre cómo nosotros, voluntarios de El Buen Pastor, podemos servir mejor como Cristo sirve. Un servicio de oración en la iglesia finalizó las actividades de la mañana, mientras los voluntarios rezaban con una candela encendida en sus manos. Fue una mañana de inspiración – un regalo para todos aquellos que pudieron asistir.

(izquierda a derecha) P. Matt, P. Chuck y P. Juan co-celeb-rando la misa.

(izquierda a derecha) Rigoberto Castaneda y Peggy Hecklinger.

Voluntarios en la ceremonia de cierre.

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Navidad 2009 • No. 8 5

Alianza de Ministerios de El Buen Pastor: Coordinación de las campañas de ayuda

en Navidad

La Navidad es la época del año para dar a otros, y la generosidad de los feligreses de El Buen Pastor es muy conocida. Este año, cuatro ministerios coordinaron

múltiples proyectos para regalar en la Navidad. Los miembros de los ministerios de Justicia Social, de Jóvenes, de Hispanos y de Niños/Familia tomaron la iniciativa y hasta ampliaron programas ya existentes. Nuestros ministerios continuaron la campaña de colecta de Juguetes y subsidiaron tarjetas de regalos de comida para familias necesitadas; ampliaron el Árbol Generoso (The Giving Tree).

Campaña de colecta de juguetesEl Programa del Ministerio Juvenil ha auspiciado por

muchos años (más de los que Patrick Drury, Director de este Ministerio pueda recordar), la campaña de colecta de juguetes de Adviento. Como en el pasado, se pidió a los feligreses traer juguetes nuevos y sin envolver y dejarlos al pie del tablero de anuncios del Ministerio Juvenil ubicado en el área Común. Los cientos de juguetes recogidos se distribuyeron este año entre el UCM, para que estos distribuyan a otras agencias de servicio comunitario y Servicios de Vivienda y Familia de El Buen Pastor (GS Housing).

Tarjetas de regalosEste año, nuevamente el costo de la entrada para el Festi-

val de Adviento del Ministerio Juvenil consistió en traer rega-los para niños. El dinero recogido de las ventas de comida en el festival se usó para comprar tarjetas de regalo para familias y niños mayores y/o adolescentes a causa de la falta de rega-los apropiados para grupos de esa edad.

Las metas del Ministerio Juvenil en estos proyectos eran las de vivir su fe y ayudar a otros. Las docenas de feligreses adolescentes que recogieron, clasi–ficaron y envolvieron juguetes y los que par-ticiparon en el festival de talento lo hicieron por un sinnúmero de razones, como por ejemplo; com-pletar horas de servicio, divertirse y servir a otros. Como resultado de sus obras, se dieron cuenta que otros en su comuni-dad no tienen los recursos y bendiciones que ellos

dan por sentado. Los proyectos de Navidad son sólo parte del compromiso de nuestra juventud.

El Árbol Generoso (The Giving Tree)El Ministerio de Justicia Social también promueve el es-

píritu generoso navideño a través de toda la parroquia. En el 2008, el Árbol Generoso se levantó bajo el liderazgo de los voluntarios del Ministerio Justicia Social y participantes del ministerio de Formación de Fe de Niños. Cada adorno en el árbol contenía la edad y sexo de la persona que recibiría el re-galo. Los adornos fueron hechos por los niños que participa-ron de Obras de Caridad (AOK), un programa del Ministerio de Niños y Familia. Este proyecto de Navidad ha incremen-tado el número de adornos del Árbol Generoso de tal manera que mas feligreses puedan participar y mas niños y familias feligreses puedan ser ayudados.

El Árbol Generoso se expandió este año para incluir al Cradle Project (Proyecto Cuna). Cuando el Árbol Generoso fue levantado a fines de noviembre, el Proyecto Cuna tenia listado artículos para recién nacidos y bebes requeridos por Casa Mariah. Los feligreses escogieron uno o dos adornos del Árbol Generoso. Compraron un regalo para cada persona, lo envolvieron, colocaron el adorno original encima de este, y lo devolvieron al Árbol Generoso. Los juguetes recogidos por el proyecto del Ministerio Juvenil se añadieron para rellenar, para que con el Árbol Generoso se cumplieran los deseos de Navidad de cada niño. De esta manera, los feligreses partici–paron en la labor de estos tres ministerios. Todos nos unimos para dar a otros más necesitados una Navidad más feliz y vivir nuestra misión parroquial de “amando como Cristo ama, sir-viendo como Cristo sirve”.

El P. Chuck y las niñas de AOK admirando los adornos creados para el Árbol Generoso.

El Árbol Generoso

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6 The Shepherd’s Watch

Regalos desde y para El Buen Pastor

El éxito de la misión de El Buen Pastor “Todos son Bienvenidos,’’ está claramente ilustrado por el número de feligreses de otras religiones que no so-

lamente se sienten bienvenidos en El Buen Pastor, si no que han elegido contribuir su tiempo y talento a la pa–rroquia. El Buen Pastor les ofrece un gran acogimiento y a cambio recibe los dones de tiempo y diversos talentos.

Janey Trowbridge, Co-Presidente del Comité de Comu-nicación de El Buen Pastor, continúa ejerciendo su fe Meto-

dista. Sin embargo, ella con su esposo Russ e hijos, empezaron a frecuentar El Buen Pastor desde los años 1980 “porque nosotros creemos firmemente que la familia que reza unida, perma–nece unida.” En esos tiempos el padre Gerry Creedon era el pastor de la i–glesia. “Él aceptó nuestro matrimonio mixto, de hecho, me animó a dar cla–ses de catequesis,” dice Trowbridge. “Cuando le pregunté al padre Creedon si tenía algún inconveniente de que yo

no fuera católica, su respuesta fue algo como “mucho mejor,” dice ella.

Trowbridge expresa que nada ha cambiado con el paso los años; ella siempre se ha sentido bienvenida en El Buen Pastor y continúa ofreciendo su tiempo y talento. Su rol actual como voluntaria del Comité de Comunicación evolucionó de una encuesta parroquial que se hizo hace unos años indi-cando que El Buen Pastor necesitaba comunicarse mejor con los miembros de su comunidad tan extensa y diversa. “Este ha sido el mejor trabajo que he tenido,” dice Trowbridge. De hecho le está ayudando en su tercera carrera. Anteriormente fue maestra de francés y gerente de proyectos de desarrollo, actualmente estudia en la Universidad de George Mason, para recibir un titulo en comunicaciones. A veces cuando ella y su esposo conversan sobre retirarse o moverse del área, Trow-bridge dice, El Buen Pastor es el número uno en su lista de “cosas que no quieren dejar.”

Una segunda feligresa no católica, Andrea Bona, es miembro del ministerio de la eucaristía y maestra de la escuela dominical en la Iglesia Metodista Unida. Pero Andrea también es voluntaria en El Buen Pastor con su esposo, Jim. La familia de Jim formó parte de los fundadores de ésta parroquia. A través de los años, Andrea ha trabajado regularmente en el Festival Internacional y en el Bazar Navideño.

El marzo pasado, el padre Chuck le preguntó si ella consideraría usar sus habilidades comerciales para ayudar a mejorar la marca y marketing de El Buen Pastor. Bona estuvo de acuerdo en

dirigir la sección de marketing del Comité de Comunicación. Ella dice que su Subcomisión está recopilando una lista de estrategias y tácticas que ayudaran a otros comités a establecer formas más efectivas de comunicación para alcanzar a varios grupos demográficos dentro de la iglesia. “El Comité de co-municación es un excelente grupo,” dice Bona. “Ciertos asun-tos y preocupaciones son un desafío, pero es muy divertido y aprendo algo nuevo todo el tiempo.”

Un tercer feligrés no católico, Jim Fishel, creció en la fe Judía, trasladó a su familia al área del Mount Vernon

hace dieciséis años. Su esposa que es católica, Barbara, visitó varias iglesias locales tratando de encontrar una que fuera dedicada al ministerio social y donde ella se sintiera satisfecha que sus niños cultivaran su fe católica. Después de asistir a otras iglesias en el área, Barbara llegó al Buen Pastor. “Mis dos niños recibieron su Primera Comunión y Confirmación en El Buen Pastor y mi hijo fue monaguillo,” dice Fishel, “no era nada raro ir a veces a la

iglesia con toda mi familia. Siempre asistí a la Misa de No-chebuena donde mi hija adolescente cantaba en el coro desde muy pequeña. Jim, también, se ha ofrecido muchas horas como voluntario del Festival Internacional anual.

Cuándo el Padre Chuck hizo una súplica de ayuda en mar-keting, Fishel, que tenía una carrera en marketing y marcas, decidió que él quizás podría ayudar. “Al principio, fui un poco reservado,” admite Fishel. “Me pregunté si los miembros del comité de Comunicación estarían dispuestos a escuchar a una persona que no ejercía la fe católica, sino que su fe era Judía. Pero en los primeros 15 minutos de la primera reunión, supe que no tenía nada de qué preocuparme. El grupo era acogedor y me sorprendí al enterarme que dos miembros del comité tampoco eran católicos pero casados con feligreses de El Buen Pastor. El denominador común entre todos los miembros del comité es su determinación de ayudar al Buen Pastor,” dice Fishel. Teniendo en cuenta sus experiencias positivas con el paso de los años, Jim ha convencido a otras familias de religiones mixtas a unirse la comunidad de El Buen Pas-tor. “Siempre me he sentido completa-mente en casa aquí,” dice.

Un cuarto feligrés no católico, Jay Blewett, se describe como “Epis-copal por Confirmación y Protestante Militar cuando era muy joven”. Jay se casó con su esposa, Cathy, en 1969 y asistió a iglesias católicas desde ese entonces, aunque él nunca se convirtió formalmente al catolicismo. Aun así, ha servido en el coro por

Jay Blewett

Janey Trowbridge

Jim Fishel

Andrea Bona

continuado en la p. 7

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Navidad 2009 • No. 8 7

aproximadamente cinco años y canta en la misa de los domin-gos a las 9:00am de la mañana. El también es voluntario en el Festival Internacional, sirvió en el comité de Stewardship y Publicidad y también trabajo en el Consejo Pastoral de la Par-roquia hace cuatro años atrás. “Durante 40 años he sido espo-so de una católica, asistiendo a diferentes parroquias, sólo en el Buen Pastor me he sentido cómodo e incluso bienvenido,”

dice Blewett. Estoy tan agradecido que me siento obligado a contribuir. Aprecio realmente el acogimiento de la parroquia y del Padre Chuck”.

Por un feligrés

Fue a principios de febrero de 1957, unos tres meses después que los tanques soviéticos habían aplastado la rebelión de Hungría contra el dominio de Moscú. Yo estaba abordo

de un barco de liberación de la Marina de Guerra de los Estados Unidos cargado de refugiados húngaros navegando el tormen-toso Mar del Norte en ruta hacia América y hacia la libertad.

Huyendo de vidas pasadasEl cargamento humano había huído de fincas, pueblos,

ciudades y cuarteles. Todos huían de una vida bajo el dominio comunista. Además, la mayoría tenía vivos recuer-dos de la alianza de su país con la Alemania nazi, culminando en la posesión del país y atrocidades. Antes de eso, los personas de más edad recorda-ban años de agitación social y política. Ahora, sólo poseían lo que podían cargar, amontonados con extraños, dependiendo completamente de otros, e inseguros en quién confiar. La vida ya les había enseñado lecciones horrendas. Enfrentaban el pre-sente con aprensión pero el futuro con esperanza.

Conociendo los trasfondosCon la ayuda del camarero del barco había

convertido la prisión a bordo del barco en celdas para entre-vistas. Nuestra misión consistía en investigar los antecedentes de los pasajeros para identificar a los que necesiten interroga-torios más profundos, que pudiesen tener información valiosa para nuestro esfuerzo de inteligencia y descubrir a las perso-nas que pudiesen representar un riesgo de seguridad.

Cada celda tenía escasos pies cuadrados, con espacio su-ficiente para una pequeña mesa colocada diagonalmente, una silla en una esquina para el interrogador y dos sillas (las pare-jas casadas se interrogaban juntas) en la esquina opuesta y en el piso una lata que servía de cenicero. Había un guardia fuera de la puerta. Durante los primeros días, los mareos causados por el movimiento del mar afectaron tanto a los interrogados como a los interrogadores. Debido al cabeceo y movimiento del barco, aún sentado, uno tenía que agarrarse las piernas para mantener el equilibrio. Muchas sesiones fueron inte–

rrumpidas por la repentina “ida de un pasajero al borde de la baranda”.

Las preguntas eran de rutina: nombre, fecha y lugar de nacimiento, residencia, ocupación, etc. Los refugiados eran de todas las edades y descripciones - trabajadores, maestros de escuela, estudiantes, comerciantes, soldados, un par de recién casados que miraban al futuro con esperanza y entusiasmo de juventud. Un hombre me enseñó sus dedos destrozados, alegando que fueron aplastados, uno por uno, por la policía secreta durante un interrogatorio. Otro hombre de mediana edad me informó, con gran orgullo, que era explorador

(scout). En Hungría el rango de explorador de por vida significaba precisamente eso.

Convirtiendo el miedo en esperanza

Dejaron pasar a una pareja de ancianos. Hice las preguntas. “¿Religión?” pregunté. Hubo silen-cio. Pensé que tal vez no habían escuchado. “¿Su religión?” Volví a preguntar. La mujer, sentada y arrimada a su esposo, tapó su cara con la mano y comenzó a llorar en silencio. “¿Cuál es el pro–blema?” Dije confundido. “Sólo pregunto por su religión.” Miré a su esposo, y luego me fijé en sus

manos. Había escuchado antes la expresión “retorcerse las manos”, pero nunca había visto a nadie hacerlo. Sin palabras, agarraba y tiraba de una mano y luego de la otra hasta que los nudillos se palidecían, torciendo los dedos como si estuviese escurriendo un trapo de piso. Sus labios estaban abiertos, sin embargo, no salía palabra alguna. Finalmente, con una mirada de desesperación total, apenas susurró, “Mi Zsídók.” - Somos judíos.

Me tomó un momento captar el significado completo de esas sencillas palabras. Pero entonces, me puse de pie y dije, “No teman. En América pueden estar orgullosos de ser judíos.” Se me quedaron mirando, sus caras aún mostrando miedo y desconcierto. Una vez terminado el interrogatorio, los acompañé hacia afuera y le pedí al guardia que no dejara pasar a más nadie.

Cerré la puerta y me senté. Me tocaba a mí llorar.

El don de la libertad

Regalos desde y para...continuado de la p. 6

Page 8: Mi recuerdo favorito de Navidad - 02b274c.netsolhost.com02b274c.netsolhost.com/espanol/infocenter/newslettersp12-10.pdf · Navidad 2009 • No. 8 3 Padre Ricardo Martín Comienzos

8 The Shepherd’s Watch

Invitación a Bailar – Un Salmo Magnífico

Alice y Bob Outerbridge

Querido Jesús, bendícenos con sabiduría para que recordemos siempre lo esencial;

Para encontrar en nuestros corazones esta verdad que Tú nos has mostrado.

Para que bailemos con el que nos trajo a la fiesta;

Haz que mantengamos la fe en el que nos ama y nos invita.

Abraham escuchó la invitación de Dios y comenzó su camino en la fe.

Por su fe, permaneció firmemente el compañero del SEÑOR.

Moisés escuchó la invitación de Dios y dudó;Sin embargo, por fe, guió a su pueblo junto al

SEÑOR y permaneció el compañero del SEÑOR.

El Rey David escuchó la invitación de Dios a entrar en el mundo del poder y del peligro;

Y, por fe, permaneció el compañero del SEÑOR.Ahora, somos convocados por Tí, SEÑOR;Nos pides nuestra presencia en tu reino, en tu

mesa.Y, somos llamados a bailar con el que nos trajo

a la fiesta;Llamados a mantener la fe en el que nos ama y

nos invita.Bendícenos con la gracia de seguirte diariamente

con fortaleza y sabiduría;La gracia de aceptar y regocijarnos en tu

llamado.

Un Cambio de Planes de Navidad: Dios está con

Nosotros En Todos LadosMary Ciske

Pasando Nochebuena con un compañero de viaje metodista, una camarera que no asistía a la iglesia y el Papa Pablo VI no era parte del plan original, pero es lo que me pasó en el año

1972. En camino a Wisconsin desde Carolina del Norte, mi carro, un Opel Kadette del año 1964, dejó de funcionar en alguna parte del estado de Indiana. Con suerte, pude rodar el carro bajo una rampa de salida para que llegara al estacionamiento de un motel que es-taba al lado de un restaurante. Frustrada, con frío (el calentador en el carro no trabajaba) y con miedo de no encontrar un mecánico hasta después de Navidad, mi compañero y yo entramos al restaurante.

La camarera, con un gruñido nos pidió tomar asiento. Ella tiró los cubiertos en la mesa y dijo que no había casi nada para comer porque “es Nochebuena y el restaurante debería estar cerrado.” Era obvio que ella no quería trabajar. Cuando nos trajo la comida, comencé a preguntar si había un garaje para carros por ahí cerca, pero no insistí más al ver su cara de mueca. En lugar, yo la agradecí.

En la televisión, un coro cantaba los himnos en latín. De repente, la cara del Papa Pablo VI apareció en la pantalla. “¡Es el Papa!” Grité entusiasmada. Mi amigo y la camarera se miraron con una cara que decía, “¿y..?” No era medianoche en Indiana, pero lo qué yo estaba viendo en la televisión era la Misa de medianoche grabada del Vati-cano. Moví mi plato de comida más cerca de la televisión y acompañe la celebración de la Misa. Luego, mi amigo se acerco a mi lado y enseguida quedo atrapado por la majestuosidad de la Misa. La cama-rera continuó haciendo muecas y golpeando cosas alrededor hasta que las voces del coro, entonando en crescendo la canción divina durante la Eucaristía, le llamó la atención. “¿Qué está pasando?” preguntó ella. “Están repartiendo la comunión,” contesté. “Nunca he recibido la co-munión,” dijo ella. “Yo creo en Dios, pero no voy a la iglesia.” Los tres quedamos mirando el resto de la Misa en silencio. Una voz al final de la Misa dijo, “Recemos por la paz.” Y yo agregué “y para que poda-mos continuar nuestro viaje con seguridad.” Mi amigo, tímidamente murmulló una oración por su familia. La camarera en ese momento no dijo nada, pero al ratito me miró y dijo, “Por favor reza por mí.”

En la mañana de Navidad, mi coche arrancó fácilmente. La misma camarera estaba en el restaurante cuando entré para comprar mi café para llevar. Ella sonrió enormemente mientras me preparaba el café. Ella me abrazó rápidamente y dijo, “Feliz Navidad. Que Dios te ben-diga. Espero que usted llegue a su destino con seguridad.” Después de 37 años, no recuerdo mucho de la visita o el viaje de regreso, pero sin embargo, sí recuerdo haber recibido la bendición de Dios mientras compartía la Misa en Indiana con el Papa, mi amigo metodista y la camarera que creía en Dios pero no iba a la iglesia.