mi planta de naranja

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MI PLANTA DE NARANJA-LIMA Mi planta de naranja-lima es quizá la novela más conocida del autor brasileño José Mauro de Vasconcelos (1920-1984) entre los niños y jóvenes peruanos, y una de las más importantes novelas de la nueva literatura de ese país. Esta obra, a través de sus páginas llenas de emoción y ternura, relata la historia de Zezé, un niño mestizo que habita una Tavela o barrio de gran pobreza en el Brasil y que un día, de pronto, descubre el dolor y se hace adulto tempranamente. La ex- traordinaria forma en que el autor presenta los sueños, la picardía, el sufrimiento y la ternura del protagonista atraen al lector desde las páginas iniciales. En la primera parte de la obra se presentan los personajes más importantes, que son la familia y vecinos más próximos; en especial, se resalta el papel de los hermanos mayor y menor en la familia y también la función de la mujer en esa sociedad que refleja el nivel de pobreza que se vive en algunas partes de Latinoamérica. Zezé, el protagonista, se muda con su familia a una* nueva casa y cada hermano escoge un árbol del jardín, salvo Zezé, que no puede hacer otra cosa que resignarse a recibir la que nadie quiere, una planta de naranja- lima con la que acaba encariñándose porque en su intensa imaginación es la única planta ■del mundo que puede hablar. A partir de ahí se relatan una serie de travesuras y errores en que el niño incurre, no por maldad, sino justamen- te por su gran inocencia. En muchas ocasiones, sin embargo, sus acciones son interpretadas de la peor manera por sus parientes, especialmente por su padre, quien continuamente le propina grandes golpizas ante las menores faltas —que en realidad no son tales— de Zezé. El padre reacciona así impulsado por la cólera que le provoca el estar sin empleo y sentirse un inútil, un estorbo. A la dureza de su vida llena de maltratos, Zezé opone una activa fantasía: su planta de naranja- lima se convierte en su confidente, su mejor amigo y compañero de juegos. Gracias a su imaginación, Minguito o Xururuca —que son los nombres que cariñosamente el protagonista otorga a la planta- se convierte en el medio de escape de su dura realidad. Un giro importante en la vida de Zezé es su encuentro con el dueño del mejor coche de la ciudad, el Portuga. De él se hará muy amigo, y el Portuga se verá profundamente enternecido por la forma de ser de este niño. Su amistad crecerá día a día, tomándose en cariño, en amor verdadero, en amor de un padre a un hijo. Incluso, después de una terrible golpiza, el Portuga conversa con Zezé acerca de la posibilidad de adoptarlo, lo que genera en este toda una corriente de ilusiones. Llega el momento en que la familia de Zezé piensa en cortar su planta de naranja-lima, que cada vez es más grande de tamaño, pero más pequeña en su corazón, pues crece en él cada vez más el amor, por Portuga; al día siguiente, en clase,

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Page 1: Mi Planta de Naranja

MI PLANTA DE NARANJA-LIMA

Mi planta de naranja-lima es quizá la novela más conocida del autor brasileño José Mauro de Vasconcelos (1920-1984) entre los niños y jóvenes peruanos, y una de las más importantes novelas de la nueva literatura de ese país. Esta obra, a través de sus páginas llenas de emoción y ternura, relata la historia de Zezé, un niño mestizo que habita una Tavela o barrio de gran pobreza en el Brasil y que un día, de pronto, descubre el dolor y se hace adulto tempranamente. La ex-traordinaria forma en que el autor presenta los sueños, la picardía, el sufrimiento y la ternura del protagonista atraen al lector desde las páginas iniciales.

En la primera parte de la obra se presentan los personajes más importantes, que son la familia y vecinos más próximos; en especial, se resalta el papel de los hermanos mayor y menor en la familia y también la función de la mujer en esa sociedad que refleja el nivel de pobreza que se vive en algunas partes de Latinoamérica. Zezé, el protagonista, se muda con su familia a una* nueva casa y cada hermano escoge un árbol del jardín, salvo Zezé, que no puede hacer otra cosa que resignarse a recibir la que nadie quiere, una planta de naranja- lima con la que acaba encariñándose porque en su intensa imaginación es la única planta ■del mundo que puede hablar. A partir de ahí se relatan una serie de travesuras y errores en que el niño incurre, no por maldad, sino justamente por su gran inocencia. En muchas ocasiones, sin embargo, sus acciones son interpretadas de la peor manera por sus parientes, especialmente por su padre, quien continuamente le propina grandes golpizas ante las menores faltas —que en realidad no son tales— de Zezé. El padre reacciona así impulsado por la cólera que le provoca el estar sin empleo y sentirse un inútil, un estorbo.

A la dureza de su vida llena de maltratos, Zezé opone una activa fantasía: su planta de naranja- lima se convierte en su confidente, su mejor amigo y compañero de juegos. Gracias a su imaginación, Minguito o Xururuca —que son los nombres que cariñosamente el protagonista otorga a la planta- se convierte en el medio de escape de su dura realidad.

Un giro importante en la vida de Zezé es su encuentro con el dueño del mejor coche de la ciudad, el Portuga. De él se hará muy amigo, y el Portuga se verá profundamente enternecido por la forma de ser de este niño. Su amistad crecerá día a día, tomándose en cariño, en amor verdadero, en amor de un padre a un hijo. Incluso, después de una terrible golpiza, el Portuga conversa con Zezé acerca de la posibilidad de adoptarlo, lo que genera en este toda una corriente de ilusiones.

Llega el momento en que la familia de Zezé piensa en cortar su planta de naranja-lima, que cada vez es más grande de tamaño, pero más pequeña en su corazón, pues crece en él cada vez más el amor, por Portuga; al día siguiente, en clase, Zezé se entera de que el Mangaratiba, el tren de la ciudad, acaba de arrollar a Portuga.

A raíz de eso enferma casi de muerte por un período de unas tres semanas, después de las cuales se recupera para vivir lleno de tristeza la nueva situación económica de su casa: su padre ha sido empleado en una empresa de la ciudad con un buen cargo, por lo que el tiempo de pobreza parece haber llegado a su fin.

La obra acaba con una carta de Zezé a Manuel Valadares, confesando todos los sentimientos que ha tenido a lo largo de su vida, y cómo tuvo que crecer precozmente.

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Después de la lectura parece quedar claro para el joven lector que el tema de la violencia, del maltrato, es uno de los pilares de ella: aparece en él libro de manera tan intensa que motiva a reflexionar sobre este mal social. La violencia es provocada fundamentalmente por el estado de absoluta pobreza que reina en la casa de Zezé y por una situación de ansiedad y crisis que el padre, alterado por su condición de desempleado, no sabe dominar.

El crecimiento precoz del niño, la carta final y muchísimas alusiones a lo largo de todo el libro llevan a la conclusión de que un niño tiene que vivir en “su mundo”, sin padecer problemas propios de adultos, y permitiéndosele desarrollar su imaginación como elemento de aprendizaje.

La historia, contada en primera persona, es decir, por el propio personaje principal, posee un altísimo nivel autobiográfico. José Mauro de Vasconcelos, mestizo de india y portugués, nació en Bangu, Río de Janeiro. Como autodidacta, ejerció diversos oficios: fue entrenador de boxeadores, trabajador en haciendas, pescador y maestro de una escuela de pescadores, hasta que comenzó a viajar, a conocer su país y a interpretarlo. Conviviendo con los indios aprendió historias y tradiciones y acumuló maravillosas experiencias y también otras, de pobreza, abuso y explotación, las cuales refleja de alguna manera en Mi planta de naranja-lima.

Fernando Galarza Ribeyro

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