mattos, c (2010) globalización y metamorfosis metropolitana en américa latina

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    Globalizacin y metamorfosis

    metropolitana en Amrica Latina.De la ciudad a lo urbano generalizado1

    Carlos A. de Mattos2

    RESUMEN

    Durante las ltimas dcadas del siglo pasado, bajo los efectos entrelazados, por unaparte, de un nuevo sistema tecnolgico articulado en torno a las tecnologas de lainformacin y las comunicaciones y, por otra, de la aplicacin de un enfoque degobernanza basado en una amplia liberalizacin econmica, se puso en marcha unanueva fase demodernizacin capitalista, la cual ha tendido a cubrir prcticamente alplaneta en su conjunto. A lo largo de esta fase se produjo la progresiva y generaliza-da ampliacin mundial del espacio de acumulacin, como un rasgo constitutivo delproceso de globalizacin. Con ello se inici la conformacin de una nueva geografaeconmica mundial, en la que un nmero creciente de grandes aglomeracionesurbanas se ubicaron como protagonistas principales; estas aglomeraciones, al irseimbricando en la dinmica global, han comenzado a vivir una verdadera metamor-fosis, en la que se procesa su evolucin hacia lo urbano generalizado. Frente a estaevolucin, este trabajo busca precisar la direccin, el significado y el alcance de estametamorfosis, y, en particular, caracterizar las principales particularidades con queeste proceso se ha manifestado en las metrpolis latinoamericanas.

    Palabras clave:Globalizacin, revolucin informacional, metropolizacin expan-dida, metamorfosis urbana, urbano generalizado.

    ABSTRACT

    During the last decades of the past century, under the intertwined effects of anew technological system articulated around technologies of information andcommunications in one hand, and by the implementation of a governanceapproach based on broad economic liberalization in the other, a new phase ofcapitalist modernization has been launched, which has tended to cover virtuallythe entire planet. Throughout this phase, there was a progressive and widespreadglobal expansion of the area of accumulation, as a constitutive feature of theglobalization process. This initiated the formation of a new global economic

    geography, in which a growing number of large urban agglomerations rankedas major players and these clusters, as these agglomerations became part ofthe global dynamic, they begun to experience a real metamorphosis, in whichis possible to process their evolution towards a widespread urban. Given thisevolution, this paper seeks to determine the direction, the meaning and scope ofthis metamorphosis, and in particular, to characterize the main features that thisprocess has shown in Latin American cities.

    Key words: Globalization, information revolution, metropolisation expanded ur-ban metamorphosis, widespread urban.

    1 Este trabajo fue elaborado como contribucin a unainvestigacin sobre competitividad urbana referidaa Santiago de Chile, coordinada por el autor, en el

    marco del Proyecto FONDECYT N 1085257, enejecucin durante el perodo 2008-2010. Artculo

    recibido el 24 de marzo de 2010 y aceptado el 1 deoctubre de 2010.

    2 Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, Ponti-

    ficia Universidad Catlica de Chile (Chile). E-mail:[email protected]

    Revista de Geografa Norte Grande, 47: 81-104 (2010)Otros temas

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    propia evolucin fordista, se mostr proclivea impulsar un esfuerzo sistemtico de libera-

    lizacin econmica, cuya materializacin setradujo en una progresiva desfronterizacinde los territorios nacionales y en la constitu-cin de un espacio supranacional de acumu-lacin.

    Sin duda, el generalizado fracaso de losintentos por planificar centralizada y norma-tivamente el desarrollo econmico y social,que haban tenido su apogeo en la segundapostguerra, tanto en los pases capitalistascomo en aquellos que haban escogido undestino alternativo, fue uno de los factores

    que tambin contribuy a este regreso alliberalismo econmico, ahora en su versinconocida como neoliberalismo. As, despusdel auge alcanzado por los alegatos sobre lanecesidad y la posibilidad de una interven-cin exgena al mercado a fin de regular elcrecimiento capitalista, se produjo un retornoa la certeza de que solamente era posibleencontrar una salida a la crisis con el plenorestablecimiento del juego de las fuerzas delmercado. En lo medular, esto signific quela dinmica que entonces comenz a desple-garse globalmente se vertebr en torno a dos

    creencias bsicas que, por la propia profun-didad de la crisis que entonces enfrentaba elmodelo anterior, fueron aceptadas con escasaresistencia: en primer lugar, que en el mar-co de los fundamentos terico-ideolgicosdel modelo que se haba estructurado eimpuesto luego de la Gran Depresin, y quehaba tenido un desempeo relativamenteexitoso en los pases centrales durante la se-gunda postguerra, ya no era posible encontrarrespuestas viables y eficaces para una plenareactivacin de la economa mundial; y,en segundo lugar, que estas respuestas as

    como la reestructuracin que ellas deberanpromover deban estar orientadas a restable-cer las condiciones que asegurasen el funcio-namiento natural de una economa capita-lista, lo que significaba ante todo devolver almercado su funcin de mecanismo bsico deregulacin econmica y al capital privado supapel de protagonista efectivo de la dinmicade acumulacin y crecimiento.

    Desde fines de la dcada de los aossetenta, con la articulacin y retroalimen-tacin de estos impulsos se hizo evidente

    la necesidad de introducir nuevos arreglos

    institucionales capaces de lograr un mejordespliegue global de la dinmica econmica

    que entonces comenz a perfilarse. En estesentido, el nuevo discurso supona que losarreglos institucionales establecidos en lafase anterior obstaculizaban la emergencia yla propagacin de una dinmica econmicaque permitiese la plena utilizacin de las po-tencialidades que ofrecan las innovacionesaportadas por la revolucin cientfico-tcnicainformacional en una economa de mercadoy que, por tanto, era necesario adoptar lasmedidas que permitiesen corregir esa situa-cin. Por otra parte, en esta direccin, elmismo avance de la revolucin tecnolgica

    informacional puso en evidencia la necesidadde una institucionalidad funcional a su mejordespliegue y utilizacin. En esas circunstan-cias se acept que, como afirma Carlota P-rez (2004: 30), cada revolucin tecnolgica,se acompaa de lineamientos de ptimaprctica, bajo la forma de un paradigmatecno-econmico, capaz de romper con loshbitos existentes en tecnologa, economa,gerencia e instituciones sociales.

    Si se analiza lo ocurrido en estos aos,se puede comprobar que a medida que los

    postulados del discurso neoliberal en posde esa ptima prctica fueron ganandoaceptacin, sus indicaciones empezaron aser aplicadas en distintas partes del mundo,obviamente con diferencias de nfasis e in-tensidad entre un lugar y otro, produciendoimportantes cambios que modificaron ra-dicalmente el escenario econmico global.En particular, gan consenso rpidamentela propuesta sobre la necesidad de []instaurar en el mayor nmero posible depases [] un terreno de maniobra que per-mitiese el libre despliegue de las estrategias

    de las firmas, sea para ensanchar el merca-do, sea para minimizar los costos unitarios,sea para los dos a la vez (Michalet, 2007:107-108); lo cual tuvo como consecuenciafundamental la conformacin de un espaciode acumulacin de cobertura mundial que,desde ese momento, condiciona la dinmicaesencial de la globalizacin. De esta ma-nera, por decisin poltica, se establecieronlas condiciones que hicieron posible la ge-neralizacin de las principales tendenciasconstitutivas de un nuevo modelo que, enlo esencial, acompaaron la progresin de la

    globalizacin.

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    Y, con ello, se profundizaron los proce-sos que han sido caracterizados como de

    desnacionalizacin institucional parcial enel interior del Estado y de cada economanacional, que llevaron a la formacin deun orden institucional intermediario que seubica solo parcialmente dentro del sistemainterestatal y que, en realidad, est transfor-mndose en un mbito institucional paralelodonde se manejen las operaciones transfron-terizas (Sassen, 2007: 57). Estos cambioshicieron posible el despliegue generalizadopor encima de las debilitadas fronteras na-cionales de una infinidad de circuitos globa-lizados, entre los cuales para este anlisis se

    destacan los de carcter financiero, produc-tivo y, en particular, todos los relacionadoscon el consumo.

    En este escenario, desde que se genera-lizaron las polticas destinadas a favorecerel despliegue transnacional de un conjuntode circuitos o firmas globales, entre los quelos financieros fueron especialmente benefi-ciados, se impuso un aumento progresivo, yhasta ahora irreversible, de la autonoma delos flujos con respecto a los lugares, as comotambin con respecto a las indicaciones gu-

    bernamentales. Este cambio oblig a que loslugares (pases, regiones, ciudades), comocondicin necesaria para poder mantener oaumentar sus niveles de acumulacin y cre-cimiento, se hayan tenido que inclinar porcompetir entre s por IED.

    As, bajo el impulso de mltiples circui-tos globalizados fue que se propagaron eimpusieron a escala global las innovacionescongnitas a esta fase de modernizacincapitalista, lo cual incidi en una progresivaprofundizacin de la dependencia estructural

    de las respectivas sociedades nacionales conrespecto al capital (Przeworski, 1990), lo cualtiene entre sus consecuencias fundamentales:i) que en estas sociedades la posibilidad derealizar una mayor acumulacin y de aumen-tar la tasa de crecimiento est cada vez msrgidamente condicionada por la vigenciaplena de reglas del juego capitalistas; ii) quecon la formacin y expansin de un espa-cio capitalista de acumulacin de coberturaplanetaria, las perspectivas de crecimientoen un determinado lugar estn cada da msestrictamente regidas por las condiciones que

    ese lugar pueda ofrecer para la valorizacin

    privada del capital; y iii) que, en consecuen-cia, en las sociedades en las que esto tiene

    vigencia, se redujo cada vez ms an la fac-tibilidad de promover objetivos sociales deinters general (y, en especial, de inters paralos ms desfavorecidos), si esos objetivos noson compatibles con los de los propietariosy/o administradores del capital.

    Con la culminacin de estos procesos,quedaron sentadas las bases para la afir-macin de los ejes estructurantes y las ten-dencias constitutivas de esta nueva fase demodernizacin capitalista, en la que se agu-dizaron las diferencias entre la globalizacin

    y las modalidades precedentes de internacio-nalizacin, estableciendo as las condicionespara la materializacin de una nueva formahistrica particular del capitalismo (Held &McGrew, 2003).

    Nueva arquitectura productivay reconfiguracin geogrfica

    global

    Al generalizarse durante las ltimas dca-das del siglo pasado la prdida de productivi-

    dad y de competitividad de la gran empresaverticalmente integrada, que se haba situadocomo ncleo bsico del fordismo, tanto go-biernos como empresas se vieron obligados abuscar alternativas apropiadas para enfrentarlos cambios en las condiciones para com-petir en un espacio supranacional. En esecontexto, numerosas empresas optaron poruna estrategia que contempl su paulatinadesintegracin vertical, para lo que recurrie-ron a la externalizacin, tercerizacin y sub-contratacin de un nmero creciente de sub-procesos productivos. Con ello se materializ

    una progresiva descomposicin internacionalde los procesos productivos (Mouhoud, 2006:25), que condujo al establecimiento de nue-vas formas de articulacin multinacional,fundamentalmente por la va de la organi-zacin productiva en cadenas organizadasglobalmente. Como seal Gereffi (1999),con la continua multiplicacin del nmero decadenas globales (global commodity chains)de diversa naturaleza, ha resultado que enel capitalismo global, la actividad econmicano es solamente internacional en su alcance,sino que tambin es global en organizacin(Gereffi, 1999: 1).

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    En base a esta organizacin, a medi-da que las fronteras nacionales se fueron

    haciendo ms permeables, un nmero cre-ciente de redes globales se despleg pordistintas partes del mundo, involucrandotanto a las de carcter financiero y produc-tivo, como a las relacionadas con el consu-mo. En esta evolucin, los componentes decada cadena de valor (diseo, produccin,marketing, comercializacion) pudieron serdeslocalizados hacia mltiples lugares dela nueva geografa, donde se materializaronen diversos tipos de islotes productivos, auncuando con una dispersin y cobertura geo-grfica desigual, donde los grandes benefi-

    ciados fueron los pases ms desarrollados;en ese proceso, los pases latinoamericanosse han ido articulando de manera desigualy, en general, insatisfactoria (Kosakoff y L-pez, 2008).

    En torno a estas cadenas y/o redes globa-les, se inici la configuracin de una nuevaarquitectura financiera y productiva, cuyaexpansin y dispersin geogrfica desembocen una configuracin en nodos y redes (hubs& networks), que se constituy en una estruc-tura bsica con capacidad para sustentar el

    despliegue y reescalamiento capitalista quese impuso en esta fase; en ella, los lugaresen los que se produjo el mayor entrecruza-miento de esas redes, pasaron a constituirseen nodos bsicos de una geografa que tiendea abarcar a la totalidad del planeta. Desde elpunto de vista econmico, la organizacinresultante corresponde a lo que Veltz (1996)caracteriz como una economa de archi-pilago.

    Fue as como la organizacin en red per-miti la expansin a escala global de un n-

    mero creciente de empresas, multiplicando eintensificando un amplio conjunto de flujosde diversa naturaleza (capital, comunica-ciones, informacin, mercancas, personas,cultura, etc.) que, desde entonces, se des-pliegan prcticamente por todos los rinconesdel planeta, favorecidos por los nuevos me-dios y posibilidades en cuanto a movilidady comunicaciones. Bajo esta dinmica, unacantidad cada da mayor de firmas globalesdeslocaliz y relocaliz partes diferenciadasde sus cadenas de valor en mltiples lugaresestratgicamente escogidos en el espacio

    global.

    A medida que mltiples circuitos o re-des fueron pisando tierra3 en los diversos

    mbitos nacionales escogidos, tambin fuetomando impulso la transicin desde unaorganizacin territorial en reas, que se habaconstituido en un rasgo caracterstico de lafase anterior, hacia otra configurada comoun territorio de redes, a la vez discontinuo yestratificado, producto del entrecruzamientoen determinados lugares de un cmulo deredes de variada naturaleza (Veltz, 1996: 61).Esta transicin signific la sustitucin de unaorganizacin en la que predominaban lasrelaciones verticales entre los centros y susreas de influencia, hacia otra en la que se

    impusieron las relaciones horizontales entreun conjunto interconectado de nodos conmuy diversa ubicacin,

    La evolucin que se deriv de estoscambios marc el progresivo reemplazo deuna organizacin territorial en la que lasrelaciones centro-periferia caracterizaban ladinmica dominante, por una trama muchoms enmaraada, producto de relacionescomplejas y asimtricas entre el espacio delos flujos y el espacio de los lugares. La ante-rior organizacin, de la que el modelo de los

    lugares centrales de Christaller haba cons-tituido por mucho tiempo la representacinms aceptada y de la que se haba derivadoun conjunto de propiedades en cuanto a ladifusin territorial vertical de corta y mediadistancia empez a ser suplantada por otraen que la economa est estructurada muchoms fuertemente por la red primaria metro-politana que por las relaciones verticalescon las zonas o las metrpolis secundarias(Veltz, 1996: 65).

    La organizacin que se ha venido conso-

    lidando desde entonces tiene la peculiaridadde que, en lo esencial, en su nivel superior,privilegia la conectividad entre filiales deredes localizadas en diversos mbitos na-cionales, donde los flujos respectivos []surcan los territorios y conectan a distanciaa sus actores, debilitando los vnculos tradi-cionales de cohesin interna, basados en la

    3 Expresin utilizada por Saskia Sassen (2007) parahacer referencia a la materializacin de los circuitos

    virtuales en las ciudades en las que localizan algu-nas de sus actividades.

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    proximidad fsica (Dematteis, 2002: 170).Esto, por cuanto, como destaca Sassen (2007:

    287) cada red no busca la conexin con suentorno, sino el acceso a una geografa trans-fronteriza conformada por mltiples lugaresespecializados concretos; por lo tanto, laoperacin estratgica de cada una de estasredes no se refiere a su entorno inmediato,sino a una geografa estratgica compuestapor mltiples nodos, lo que se transformaen su contexto principal. Lo que, a su vez,implica que al modificarse las modalidadesimperantes de difusin socioterritorial delcrecimiento, comenz a producirse un paula-tino debilitamiento de la cohesin social por

    proximidad fsica, lo cual puede considerarsecomo uno de los rasgos ms relevantes entrelos que diferencian a la organizacin terri-torial emergente con aquella que haba sidoanalizada por Christaller.

    Esta geografa transfronteriza comenz aafirmarse cuando un conjunto de empresastransnacionales (ETN) en proceso de reestruc-turacin, mostr una marcada preferencia pordispersar sus nodos o filiales hacia un con-junto de ciudades estratgicamente ubicadasen el espacio mundial de acumulacin, que

    consideraron que estaban en condiciones deofrecerles la dotacin de factores (externali-dades, infraestructuras y servicios, recursoshumanos calificados y diversificados, po-tencial innovador, etc.) que ellas requeranpara materializar su despliegue. Desde elmomento en que empez a concretarse la lo-calizacin de un nmero creciente de nodoso filiales de estas empresas en las urbes selec-cionadas, estas pasaron a constituirse en loslugares en los que se desarrollaban las princi-pales funciones de articulacin de la respecti-va base econmica nacional con un nmero

    cada vez ms elevado de circuitos globales.De esta manera, estas ciudades empezaron aformar parte, con desigual presencia e inten-sidad, de una red global de ciudades (worldcity network) (Taylor, 2004), que ha tendidoa abarcar al planeta en su totalidad, como in-fraestructura bsica para la operacin de lascadenas globales. De esta tendencia ha resul-tado que, como afirman Moura y Firkowski(2007: 127), en su base geogrfica, un mo-saico o archipilago constituyen una de lasprincipales redes estructurales de la nuevaeconoma global, funcionando como platafor-

    mas territoriales a partir de las cuales grupos

    concentrados o redes de empresas disputanlos mercados globales.

    En este contexto, las urbes que han lo-grado formar parte de esa red global se hanconstituido en lugares de entrecruzamientode flujos vertebrados por esas cadenas globa-les, lugares que presentan su mayor densidaden las grandes aglomeraciones del hemisferioNorte; a esa red, tambin se han ido incor-porando, en un rango jerrquico de menorrelevancia, diversas urbes de gran dimensinpoblacional y territorial del resto del mun-do, muchas de las cuales son consideradasprincipalmente como oferentes de fuerza de

    trabajo a bajo costo y/o como potencialesmercados para el consumo de productosglobales. La importancia del papel que cadauno de estos componentes urbanos de la red,aumenta o disminuye en funcin de la formaque los pases respectivos logran imbricarseen los circuitos globales dominantes. De elloresulta que como afirma Brenner (2003) []estas regiones urbanas estn ordenadas jerr-quicamente a una escala global de acuerdo asus modos de integracin especficos a escalamundial. como parte de una nueva geografaglobal, en la que uno de sus aspectos claves

    es que las unidades geogrficas fundamen-tales de la nueva configuracin emergentedel capitalismo mundial son las ciudades, oms precisamente, las regiones urbanizadas agran escala [] (Brenner, 2003: 8).

    En ese contexto, importa tener en cuentaque las distintas reas urbanas que han pa-sado a formar parte de esa red mundial deciudades no tienen igual capacidad de atrac-cin con respecto a los flujos, en especiala los de inversin extranjera directa (IED);esto resulta de las desiguales condiciones

    que cada una de ellas puede ofrecer para lavalorizacin de los capitales en movimiento,los cuales gozan de una creciente autonomapara escoger los lugares en los que se van alocalizar. Si esto es as, hacia dnde se hadirigido y pisado tierra ese flujo de capitales?A este respecto, la evidencia emprica dis-ponible muestra que desde que las fronterasnacionales continan existiendo, no obstantesu creciente porosidad, los capitales mvilesseleccionan ante todo un destino nacionalpara su localizacin, por cuanto, como indi-ca Veltz, [] un gran nmero de condicio-

    namientos y de datos que guan las decisio-

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    nes de localizacin de las empresas y de losindividuos (la fiscalidad, la legislacin del

    trabajo, etc.) siguen siendo nacionales. Lasencuestas muestran [] que las grandes fir-mas mundiales eligen primero el pas, luegola regin de implantacin [] (Veltz, 2002:126). Por lo tanto, contina siendo a escalanacional donde se establecen los factoresbsicos que condicionan la atractividad y/ocompetitividad de un territorio. Y esto signifi-ca que, dada la desigual atractividad existen-te entre distintos pases, los flujos respectivosse han encauzado principalmente hacia lospases en los que los potenciales inversoreshan percibido mejores condiciones para

    valorizar sus capitales, lo cual es evaluadoen funcin de un diversificado conjunto defactores, como los que habitualmente con-sideran los estudios sobre riesgo-soberano ysobre competitividad. Sobre esta base, comolo indica la informacin disponible al respec-to, los capitales mviles se han dirigido pre-ferente y mayoritariamente hacia los pasesde mayor desarrollo relativo, que han sidoinvariablemente los mejor calificados en lasmltiples evaluaciones que miden aspectosrelacionados directa o indirectamente con laatractividad territorial.

    La evidencia emprica tambin muestraque, una vez decidido un destino nacional,los capitales mviles se orientan mayoritaria-mente hacia alguna de las principales reasurbanas del pas escogido, en el entendidode que ese es el lugar que en ese mbito na-cional ofrece las mejores condiciones para suvalorizacin, en virtud de su mejor dotacinrelativa en cuanto a los factores requeridospor los componentes de las cadenas de valorde las respectivas ETN. En esta situacin, lasciudades interesadas en atraer IED buscan

    mejorar, en la medida de sus posibilidades,las condiciones para una mejor valorizacindel capital. De hecho, en esto radica el fun-damento bsico de las estrategias de compe-titividad, que se han ubicado como uno delos aspectos centrales de la gestin urbanaactual.

    La desigual atractividad existente entrelas distintas reas urbanas que forman partede la red global de ciudades ha sido com-probada y medida por diversos estudios e in-vestigaciones, cuyos resultados han suminis-

    trado importantes elementos de juicio para

    identificar y analizar la actual conformacinjerrquica de esta red y para, a partir de all,

    establecer las diferencias existentes entretodas esas reas urbanas y, en particular,entre las grandes urbes latinoamericanas, locual, a su vez, permite observar la ubicaciny el papel que hoy da tienen los pases y lasciudades de Amrica Latina en la dinmicaglobalizada.

    En este sentido, el Global and World Ci-ties Group and Network (GaWC), en uno delos primeros estudios comprensivos realiza-dos en esta direccin, evalu la importanciarelativa de las principales ciudades del mun-

    do en funcin de la capacidad de cada unade ellas para suministrar los principales ser-vicios a la produccin requeridos por las ETNque se desplegaban por todo el mundo, con-siderando que este era un factor determinantepara elegir la localizacin de sus filiales. Esteestudio se bas en la consideracin de quelas ciudades mundiales son [...] sitios deproduccin post-industrial, donde las inno-vaciones en servicios corporativos y financie-ros han sido parte integral de la reciente rees-tructuracin de la economa mundial ahoraampliamente conocida como globalizacin

    (Beaverstock, Smith y Taylor, 1999).

    Con este fundamento, esta investigacinrelev la capacidad de cada una de las ciu-dades consideradas en cuanto a su capacidadpara prestar servicios de contabilidad (inclu-yendo auditora), de publicidad, financierosy bancarios y jurdicos y legales. Como re-sultado, fueron identificadas 55 ciudades quefueron consideradas como mundiales, las quefueron clasificadas jerrquicamente en tresgrupos (alfa, beta y gama) y 67 que mostra-ban evidencia de que se encontraban en su

    proceso de formacin como ciudades mun-diales. Cinco ciudades latinoamericanas (Ciu-dad de Mxico y So Paulo en el grupo de lasciudades beta y Caracas, Santiago y BuenosAires en el gama) fueron consideradas comoparte del conjunto de las ciudades mundia-les, en tanto que se concluy que otras seis(Ro de Janeiro, Bogot, Lima, Montevideo,Brasilia y Tijuana) ya presentaban alguna evi-dencia de su evolucin en esa direccin. Enlo fundamental, esta investigacin permiticomprobar que un nmero importante de lasprincipales reas urbanas latinoamericanas se

    encontraban en proceso de articulacin a la

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    dinmica de la globalizacin, pero con unamuy desigual distribucin jerrquica, Por otra

    parte, la informacin considerada indic quela totalidad de las urbes que se situaron enel primer nivel de la misma, correspondana pases desarrollados del hemisferio Norte,como Estados Unidos (Nueva York, Chica-go y Los ngeles), Europa (Londres, Pars,Frankfurt y Miln) y Asia Pacfico (Tokio,Hong Kong y Singapur); y que en la red, ensu conjunto, las ciudades latinoamericanasdesempean un papel secundario.

    En la misma direccin, Master Card im-puls un programa de investigacin con el

    objetivo de identificar y clasificar las ciuda-des ms influyentes que conducen la econo-ma global, la cual se sustent en el criteriode que las ciudades globales desempeanfunciones crticas conectando mercados ycomercio a travs del mundo y que la com-prensin de la dinmica de crecimiento y laconectividad de esas ciudades es crtica parael xito en los negocios. Con este funda-mento, en la versin correspondiente al ao2008 la investigacin analiz la situacinde 75 ciudades, para lo cual consider lossiguientes factores: sistema legal y poltico,

    estabilidad econmica, facilidad para hacernegocios, flujo financiero, centro de nego-cios, creacin de conocimiento y flujo deinformacin, y por ltimo, habitabilidad.(Master Card, 2008). Los resultados de esteestudio, mostraron que la ciudades que seubicaban en las posiciones ms destacadasde la clasificacin eran las mismas que lasque haban sido identificadas as en el estu-dio del GaWC, con la nica diferencia deque en lugar de Miln, entre las 10 primerasaparece Amsterdam. En cuanto a las ciudadeslatinoamericanas, y 7 de ellas lograron situar-

    se entre las 75 ciudades consideradas comolas ms influyentes de la economa mundial,aun cuando solamente el tercio final de latabla: Santiago de Chile (en el lugar 53), Ciu-dad de Mxico (54), So Paulo (56), Bogot(62), Buenos Aires (63), Ro de Janeiro (65) yCaracas (75).

    De hecho, ms all de que los funda-mentos tericos y los criterios utilizados porestos estudios que, como es obvio, se deri-van de una concreta teora del crecimiento,puedan ser objeto de discusin y, aun, de

    rechazo, ellos brindan una imagen de la real

    configuracin de la red mundial de ciudadesen un mundo globalizado. En esa direc-

    cin, estos estudios muestran que en estared, donde las posiciones ms importantesson ocupadas exclusivamente por ciudadesde los pases desarrollados del hemisferioNorte, ubicados en Amrica del Norte, Eu-ropa y Asia Pacfico, persisten grandes des-igualdades entre sus distintos componentes.En lo esencial, puede afirmarse que estaorganizacin jerrquica contina mante-niendo una distribucin que en sus aspectosfundamentales no presenta grandes cambioscon respecto a la divisin internacionaldel trabajo que exista al final de la fase

    keynesiano-fordista. En este cuadro, desde elpunto de vista de los factores priorizados porestas investigaciones, las principales reasurbanas latinoamericanas ocupan un lugarsecundario en la red mundial de ciudades ymuestran una adscripcin marginal a la di-nmica de la globalizacin, aun cuando al-gunas de ellas han realizado avances impor-tantes en esa direccin durante las ltimasdcadas. Por otra parte, estos estudios tam-bin indican que el lugar que ocupan estasciudades en el rankingfinal, est claramentecorrelacionado con la posicin de los pases

    respectivos en evaluaciones como las deglobalizacin, riesgo-pas y competitividad.

    Dinmica econmica global ymetamorfosis urbana

    Metamorfosis, identidad, distintividad

    Cules son los cambios ms importantesque se han observado en las reas urbanasafectadas por la dinmica de la globaliza-cin?; se han comprobado cambios que sean

    comunes a todas ellas? A este respecto, estetrabajo busca aportar elementos de juicioen favor de la tesis de que las grandes aglo-meraciones urbanas que se adscribieron a ladinmica de la globalizacin, al hacerlo co-menzaron a padecer una metamorfosis que,bajo el impacto de ciertas tendencias quepueden considerarse como congnitas a estafase de modernizacin capitalista, modifica-ron cualitativamente su organizacin, funcio-namiento, morfologa y apariencia.Con elloempez a producirse en ellas la desaparicino el debilitamiento de algunos de los rasgos o

    atributos genricos de la forma urbana de la

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    ciudad industrial, as como tambin el forta-lecimiento de otros entonces ya perceptibles

    y la irrupcin de algunas tendencias y/o fe-nmenos nuevos. Con estas mutaciones, cadauna de estas reas ha evolucionado hacia unnuevo patrn de urbanizacin o forma urba-na, que se ha ido imponiendo, ms all de laespecificidad y/o identidad de cada una deesas aglomeraciones.

    De hecho, estos procesos resultan equi-parables a los que, si bien con menor rapidezy cobertura geogrfica, marcaron la evo-lucin que llev a la formacin del patrnde urbanizacin de lo que fue denominado

    como ciudad industrial, que se impuso endiversos pases bajo el avance del procesode industrializacin. Es en este sentido, queIndovina (1990: 49), al analizar la transicindesde la ciudad industrial hacia la ciudaddifusa, afirma que el punto de partida esla constatacin de que han sobrevenido im-portantes transformaciones del fenmeno delasentamiento humano y que es preciso in-terpretar tales transformaciones precisamenteporque no se presentan como una especiede prolongacin de la fenomenologa prece-dente, sino porque lo hacen casi como una

    mutacin de estado. Desde esta perspectiva,se llega a la conclusin de que lo que ha pro-vocado la actual metamorfosis urbana ha sidojustamente una mutacin de estado, la cualest marcada por la convergencia hacia unanueva forma urbana, cualitativamente distintaa la que la haba precedido.

    Sin embargo, tambin cabe reconocerque en la actual metamorfosis cada una delas reas urbanas afectadas conserva y, an,en ciertos casos, acenta algunos de losrasgos o atributos inherentes a lo que podra

    calificarse como su identidad (y/o su idiosin-crasia), ms all del hecho de que, bajo losefectos de la globalizacin, muchos de ellostiendan a desdibujarse y a atenuar su impor-tancia. En esa evolucin, si bien cada una delas reas urbanas afectadas puede preservaralgunas de aquellas cualidades y/o rasgos quea lo largo de su historia fueron afirmando susespecficas seas de identidad, ahora ellastambin son objeto de diversas mutacionesbajo el impacto de unas tendencias constitu-tivas de la actual modernizacin. Como ya seha sealado, esta mutacin de estado no es

    contradictoria con la persistencia de aquellas

    seas de identidad que hacen de cada ciudaduna conformacin y, sobre todo, una expe-

    riencia nica e irrepetible.Por otra parte, algunos de los activos es-

    pecficos (y, por lo tanto, intransferibles) deuna ciudad por lo general relacionados consu entorno natural, su peculiar tipo de vidaurbana, su cultura, su msica, su arquitec-tura, sus equipamientos para la vida social,etc. suelen ser evaluados como parte subs-tancial de sus ventajas competitivas; es porello justamente que por lo general las estra-tegias orientadas a mejorar la competitividadde estas urbes tienden a ubicar como uno de

    sus objetivos prioritarios el fortalecimiento,la visibilizacin y/o la exaltacin de algunasde estas cualidades identitarias. Al respecto,importa tener presente que, como sostienenMarkusen & Schrock (2006: 1303), las ciuda-des [] estn comprometidas en una luchapor distinguirse unas de otras vis--vistanto elmundo externo como sus propios habitantes.En esa bsqueda de distintividad, muchasadministraciones urbanas han otorgado es-pecial importancia a las polticas y proyectosorientados a fortalecer o a generar algnelemento o atributo que permita individuali-

    zar a esa rea urbana entre las que estn encompetencia.

    Por lo tanto, sostener que la actual re-volucin urbana est conduciendo a unanueva forma urbana, en ningn caso implicaasumir que ello pueda llevar a la formacinde ciudades en las que desapareceran lasseas de identidad que las han distinguido ylas seguirn distinguiendo entre s. Esto es, talcomo ocurri en la transicin hacia la ciudadindustrial en el pasado, la aparicin y pre-sencia de los cambios que habrn de carac-

    terizar a la forma de la configuracin urbanapostindustrial, no resulta incompatible con lapersistencia y/o reafirmacin de muchos delos activos especficos que han caracteriza-do hasta ahora por lo menos a partes de lasmismas.

    Movilidad, descomposicin productiva,nueva economa urbana

    Qu efectos tuvo el despliegue de estanueva organizacin productiva en las res-pectivas economas urbanas? Como ya semencion, con la reestructuracin iniciada

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    91GLOBALIZACIN Y METAMORFOSIS METROPOLITANA ENAMRICALATINA. DELACIUDADALOURBANOGENERALIZADO

    ciales, la nueva base econmica continuincluyendo una multitud de actividades pro-

    ductivas tradicionales, especialmente rela-cionadas con servicios cotidianos, muchosde ellos de baja productividad e informales,con lo cual se desarroll una compleja im-bricacin entre procesos globales y locales,que en buena parte de los casos adoptaronmodalidades especficas en cada rea urbana.En esta direccin, como han comprobadodiversas investigaciones sobre algunas gran-des metrpolis de la regin (Silveira, 2007;Duhau y Giglia, 2007), la introduccin,aceptacin y consumo de un conjunto deproductos globales se propag en un lapso

    relativamente corto hacia los mercados mstradicionales y populares, tanto formalescomo informales, contribuyendo a generar ya expandir mltiples circuitos de distribuciny comercializacin de gran dinamismo, conuna creciente utilizacin, legal o ilegal, dediversos productos globales.

    Estos procesos, que se han expandido enprcticamente todas las grandes reas me-tropolitanas latinoamericanas, utilizando lasms variadas ramificaciones de la economalocal, tambin incluyen la aparicin y la pro-

    pagacin de diversas redes conformadas entorno a actividades del crimen organizado, encampos tales como narcotrfico, prostitucin,trfico de armas, etc., las cuales tambinincrementaron su importancia desde cuandopasaron a operar organizadas como cadenasglobales (Naim, 2006). Sobre esta base, uti-lizando diversos mecanismos de reciclaje deingresos y salarios, han llegado a tener unimpacto creciente en la dinamizacin de labase econmica de algunas islas urbanas quehan cobrado importancia en muchas grandesreas metropolitanas del mundo y, en parti-

    cular, en las de varios pases latinoamerica-nos. En algunas de ellas, dada la magnitud delos recursos que movilizan y de los mecanis-mos de cooptacin utilizados, estas redes hanpodido asumir un control prcticamente totalde ciertas partes de dimensin significativa deesas reas urbanas, aumentando su fragmen-tacin y su ingobernabilidad.

    El conjunto de actividades y procesos queconforman esta base econmica urbana, envirtud de sus intrincados encadenamientos,tuvo un importante impacto en la reactiva-

    cin del crecimiento de esas grandes metr-

    polis y contribuy a que fuese en ellas dondese verificase la ms importante concentracin

    relativa de riqueza y de poder de cada m-bito nacional lo cual, a su vez, incidi pordiversos canales y mecanismos a la dinami-zacin y retroalimentacin directa e indirectade su crecimiento.

    Flujos, lugares y redes metropolitanasde reas urbanas

    Cmo afect el desarrollo de esta nuevabase econmica urbana a la organizacin yal funcionamiento de las ciudades respecti-vas? Al respecto, ante todo hay que tener en

    cuenta que bajo las condiciones generadaspor los avances de la liberalizacin y de lainformacionalizacin, un nmero significa-tivo de estas reas urbanas, al imbricarse enla dinmica global, pasaron a funcionar bajonuevas modalidades de conectividad y demovilidad. Y, luego, que en esa situacin, enla que se desplegaba un nmero ascendentede flujos de diversa naturaleza, estos al mo-mento de escoger el destino territorial queconsideraban como ms adecuado para suvalorizacin, mostraron una marcada prefe-rencia por la reas mejor posicionadas en la

    red global de ciudades. Si bien esto concier-ne principalmente a los flujos de capital, queson los que marcaron la direccin dominan-te, los flujos de otra naturaleza (personas, in-formacin, bienes, etc.) por razones similarestambin se orientaron en gran parte hacia lasmismas reas y ciudades.

    A medida que estos flujos comenzarona materializarse en distintas reas urbanas,la consecuente llegada de diversos nodosde redes o circuitos globales incidi paraque se iniciase en ellas esa metamorfosis

    urbana que, bajo la combinacin de deses-tructuracin y reestructuracin, culmina enla emergencia de dicha nueva forma urbana.Este proceso, que es especfico a esta fase demodernizacin capitalista, ha sido presentadopor Castells (2001: 498) como uno en el quela lgica enfrentada del espacio de los flujosy del espacio de los lugares estructura y des-estructura simultneamente las ciudades, queno desaparecen en las redes virtuales, sinoque se transforman en la interfaz entre la co-municacin electrnica y la interaccin fsicamediante la combinacin de redes y lugares.Es justamente en esta interaccin, producto

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    92 RE V I S T A D E GE O G R A F ANO R T E GRAN D E

    de las relaciones regulares y recprocas,entrela ciudad invisible (relacional) y la ciudad

    visible (material), donde estas relaciones soncontinuamente modificadas por la aparicinde nuevos modos de movilidad que, poruna parte, aumentan las potencialidades dela ciudad invisible, y por otra, reafirman lapertinencia de la ciudad visible (Remy, 2001:149).

    En esta evolucin, al intensificarse lasrelaciones regulares y recprocas entre lorelacional y lo material, al mismo tiempoque lo relacional influye sobre lo material,lo material (bsicamente, el medio ambiente

    construido) lo hace sobre la forma en que semanifiesta lo relacional, en un proceso en elque tiende a complejizarse de ms en msla organizacin y el funcionamiento de estasgrandes aglomeraciones urbanas. En estosprocesos, la ciudad invisible se manifest endiferentes planos (o capas), en muchos ca-sos inconexos, que corresponden a distintoscircuitos en los que participan y se imbricanactividades y/o sectores de la respectivaeconoma urbana; sin embargo, eslabonesde esas cadenas tendieron a materializarsecon preferencia all donde las economas

    de aglomeracin existentes (que puedenpresentarse en distintas partes de una mismamacrorregin) podan ofrecerles mayoresventajas para su crecimiento y expansin.Como consecuencia de esta materializacinde lo relacional, se produjo la emergencia deun territorio organizado en torno a mltiplessubcentralidades (areolas segn Remy),que se han constituido en la base de unaestructura metropolitana policntrica, en laque tiende a atenuarse la importancia de laproximidad.

    Con ello, comenz a producirse la evo-lucin desde una estructura metropolitanantidamente delimitada, tpica del patrn deurbanizacin de imperante en fases anterio-res, hacia macrorregiones urbanas, difusas yreticuladas, en algunas de cuyas areolas,tendi a producirse una mayor concentracinde nodos de distintas actividades articuladasen circuitos o cadenas globales. Cules fue-ron las condiciones que permitieron y favo-recieron esta mayor dispersin territorial? Enlo fundamental, esto se sustent en que bajolos efectos de la generalizada y creciente

    difusin y adopcin de las TIC, aunado a la

    intensificacin de la movilidad, en la cualel incontrolable aumento de la utilizacin

    del automvil desempe un papel cada dams importante, se produjo una sustantivareconfiguracin y ampliacin del campo me-tropolitano de externalidades, lo que significaque [] los nuevos campos de externalidadno tienen ya una forma de rea compacta,ni un radio tan limitado, sino que se confi-guran como retculas articuladas en centrosy sistemas urbanos pequeos o grandes, enextensiones territoriales macrorregionales(Dematteis, 1998: 25).

    En otras palabras, las externalidades que

    aparecan asociadas a la concentracin de laactividad productiva (y de la poblacin) en laforma urbana relativamente bien delimitada,dominante en la fase anterior, dieron pasoa las externalidades en red cuando aque-lla forma comienza a ser reemplazada porun patrn de urbanizacin que se expresacomo un rea metropolitana expandida, enla que coexisten diversas subcentralida-des articuladas por nuevas modalidades deconectividad y movilidad en un territoriopredominantemente urbano de dimensin re-gional. De esta manera, desde ese momento

    las externalidades ya no estn referidas a unamancha urbana compacta, sino a unared me-tropolitana de reas urbanas imbricadas pornuevas modalidades de conectividad (Trulln& Boix, 2003; Boix, 2004). Como resultadode esta ampliacin y reticulacin del campode externalidades, se impusieron condicionesms favorables para el establecimiento y laprofundizacin de las relaciones producti-vas y residenciales en un mbito geogrficocada da ms extenso, donde se intensificla interconexin entre actividades y personaslocalizadas en diversas partes de un territorio

    metropolitano en continua expansin. Bajolos efectos de estos cambios, un nmerocreciente de habitantes y de actividades dediversos pueblos o ciudades medias y peque-as, aledaas a las aglomeraciones principa-les, profundizaron sus conexiones y articula-ciones en el mbito de esa red metropolitanade reas urbanas.

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    93GLOBALIZACIN Y METAMORFOSIS METROPOLITANA ENAMRICALATINA. DELACIUDADALOURBANOGENERALIZADO

    Nuevos comportamientoslocacionales y

    autoorganizacin urbana

    Cmo incidi este conjunto de cambiosen el comportamiento locacional de losprincipales actores urbanos? Y cul fue suimpacto en la metamorfosis de cada ciudad?Para analizar esto, es necesario observarcmo los cambios que se produjeron conlos avances de la informacionalizacin y dela liberalizacin econmica reafirmaron omodificaron el comportamiento de aquellosactores cuyas decisiones locacionales tienen

    mayor incidencia en el desarrollo urbano,como es el caso, en especial, de las familias yde las empresas.

    El inters en focalizar este anlisis enlos efectos territoriales del comportamientolocacional de las familias y de las empresasse justifica en que aqu se considera que esametamorfosis que afecta la evolucin de unrea urbana es producida por modificacionesen el proceso de autoorganizacin que resul-ta de una infinidad de decisiones y accionesadoptadas cotidianamente por estos actores.

    Aun reconociendo que estas decisiones yacciones estn constreidas o acotadas porlas regulaciones urbanas vigentes en cadamomento, se entiende que son fundamental-mente ellas las que determinan el carctery la direccin de la respectiva metamorfosisurbana. Al respecto, se asume que, comosostiene Johnson (2003: 37), cada ciudad sedesarrolla como un sistema emergente, estoes, como un orden global construido a partirde interacciones locales, caracterizado poruna [] personalidad que se auto-organizaa partir de millones de decisiones indivi-

    duales. Donde es importante sealar que laautoorganizacin es un proceso que ha idocobrando importancia con el propio aumentode la complejidad de los sistemas urbanos yque, en cada circunstancia, evolucionan con-dicionados por las tendencias constitutivasdominantes en el entorno sistmico del queforman parte.

    Los factores que encuadran este tipo dedinmica social fueron soslayados sistem-ticamente por los intentos de planificacinracionalista que pretendieron reorganizar y

    racionalizar el funcionamiento de las ciuda-

    des conforme a ideas y propuestas basadasen el supuesto de que una autoridad urbana

    tena la capacidad para manejar y encauzarel comportamiento de una multitud de acto-res sociales conforme a un plan preestable-cido. Por ello, ahora, luego del fracaso delas experiencias basadas en ese enfoque deplanificacin, se tiende a aceptar que, comoafirma Remy (2001: 148), [] la coherenciadel proceso no resulta de la imposicin deuna doctrina urbanstica bajo el apremio deuna autoridad. La intervencin poltica no esla nica base de una racionalidad espacial,fuera de la cual no se encontrara ms que elcaos. La intervencin poltica y urbanstica

    tiene mucho ms peso cuando ella se insertaen un proceso que toma fuerza independien-temente de ella. Entendida de esta manerala dinmica urbana, resulta lgico concluirque para analizar como se procesaron lasmutaciones que caracterizan a estos sistemasemergentes, ante todo es necesario observarcon especial atencin los cambios en el com-portamiento locacional de las familias y delas empresas, considerando tambin cmo in-ciden en ellos, tanto las restricciones impues-tas por el respectivo entorno institucional,como el marco regulatorio existente.

    Lo que aqu se sostiene, es que durantelas ltimas dcadas efectivamente se pro-dujeron cambios en el comportamientolocacional tanto de las familias y de lasempresas, y que en ello tuvo una singular in-cidencia el hecho de que entonces, bajo lascondiciones generadas por la liberalizacineconmica, se ampliaron significativamentelas opciones para su localizacin en un te-rritorio que, por ello mismo, se fue haciendocada vez ms extenso. Y esto, a su vez, sedebe a que bajo la dinmica del nuevo im-

    pulso modernizador se desencadenaron tresprocesos que pueden considerarse comoconstitutivos del mismo: en primer lugar, laya mencionada ampliacin y reconfiguracindel campo metropolitano de externalidadesque, bajo los efectos de la difusin de lasTIC y de la intensificacin de la conectividady de la movilidad, redujo progresiva y sig-nificativamente el peso del factor distanciaen las decisiones de localizacin de ambosgrupos de actores, permitiendo la eleccinde lugares ms alejados de la parte centraldel territorio metropolitano; en segundo lu-

    gar, los cambios observados en el enfoque

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    94 RE V I S T A D E GE O G R A F ANO R T E GRAN D E

    de la gobernanza urbana, que evolucionhacia una modalidad de corte empresaria-

    lista (Harvey, 1989) que, al estar regida poruna creciente influencia del principio desubsidiaridad estatal, ampli esa libertad dela que se beneficiaron familias y empresaspara escoger su localizacin en un territoriourbano ms extenso; y, en tercer lugar, tam-bin influy en esta direccin el significativoy persistente aumento de una oferta inmo-biliaria de nuevas localizaciones y nuevosproductos, que impuls la incorporacin dereas, fundamentalmente periurbanas, a esadinmica de expansin metropolitana (DeMattos, 2008). Estos cambios aunados a los

    continuos aumentos de la conectividad y lamovilidad, junto al incontenible crecimien-to de la utilizacin individual y familiar delautomvil, se encuentran en el origen de laintensificacin de los procesos de metropoli-zacin expandida y difusa.

    En lo que especficamente tiene relacincon las familias, varios factores incidieronpara que su comportamiento locacional evo-lucionara en esta direccin. En primer lugar,el incremento del ingreso personal medioque se observ con distinta intensidad en la

    mayora de estos pases, que permiti a unnmero significativo de familias el acceso auna mayor superficie residencial, lo cual, a suvez, redund en un persistente aumento delconsumo de suelo habitacional per capita y,en consecuencia, en una continuada cada dela densidad urbana, fenmeno este que se haverificado en casi todo el mundo5. En segun-do lugar, la fuerte preferencia de las familiaspor la vivienda unifamiliar con jardn, lo cualaparece como uno de los factores que msinfluyeron en la acentuacin de la expansinterritorial metropolitana. En tercer lugar, di-

    versos cambios que se produjeron durante lasltimas dcadas en la composicin familiarurbana, donde se destaca la tendencia a laformacin de unidades familiares ms peque-as, lo cual incidi en un incremento de la

    5 La ltima estimacin realizada por Demographia(2009) sobre la poblacin de las reas urbanas de138 entidades geogrficas de todo el mundo, confir-m la existencia de una fuerte asociacin entre bajadensidad poblacional urbana y altos ingresos (pro-

    ducto interno bruto per cpita corregido por paridadde poder de compra.

    demanda por nuevas viviendas. Y, finalmen-te, el hecho de que como consecuencia de la

    continuidad del proceso de urbanizacin dela economa y de la poblacin, continu cre-ciendo aun cuando en forma declinante elnmero absoluto de habitantes en gran partede las ciudades principales, en particular, delas latinoamericanas.

    La confluencia de estos factores contri-buy a aumentar la superficie urbanizada,lo cual signific un estmulo adicional a laexpansin territorial de estas aglomeraciones.De manera diferenciada, esta tendencia alocalizarse en la parte externa de las grandes

    aglomeraciones urbanas, involucr tanto alas familias de ingresos altos y medios comoa las de menores ingresos. En cuanto a lasprimeras, como ya se ha sealado, dada supreferencia por la vivienda unifamiliar, al au-mentar su ingreso medio mejor su situacinpara acceder a localizaciones ms distantesde las reas centrales, lo cual impuls uncontinuo incremento de la utilizacin de sue-lo adicional. En lo que concierne a los secto-res de menores ingresos, se ha comprobadoque en casi todo el mundo se produjo su des-plazamiento hacia las partes ms pobres de la

    periferia urbana, donde el precio de la tierraes ms bajo, muchas veces hacia reas anno urbanizadas, tendencia a la que en el casode las metrpolis latinoamericanas contribu-yeron tanto los programas de vivienda socialcon apoyo estatal, all donde los ha habido,como los mercados inmobiliarios informalesy la ocupacin ilegal de tierras perifricas(UN-HABITAT, 2003).

    En este sentido, puede afirmarse que elconjunto de estrategias y decisiones locacio-nales de las familias contribuyeron a retro-

    alimentar la tendencia a la metropolizacinexpandida, desde que una parte significativade ellas, ms all de sus respectivos nivelesde ingreso, tendieron a establecer su residen-cia en lugares ms distantes de las partes cen-trales de cada una de estas aglomeraciones.Como han confirmado para la mayor partede los casos los resultados de los dos ltimoscensos de poblacin en Amrica Latina, estatendencia a la periurbanizacin, que afectprcticamente a todos los sectores sociales,ha sido acompaada por una importanteprdida de poblacin de las reas centrales

    ms antiguas y consolidadas de las grandes

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    95GLOBALIZACIN Y METAMORFOSIS METROPOLITANA ENAMRICALATINA. DELACIUDADALOURBANOGENERALIZADO

    metrpolis, en beneficio de mltiples lugaresde los bordes metropolitanos. Si contina au-

    mentando el ingreso medio de las familias y,por lo tanto, la demanda por espacio residen-cial y el consumo de tierra por habitante, espoco probable que se detenga la tendencia ala expansin territorial metropolitana, aun sise produjese una atenuacin e, incluso, unareversin del crecimiento de la poblacin,como ya ha estado ocurriendo en algunas deestas grandes ciudades.

    En este crecimiento expandido tambinincidi el fuerte aumento de una oferta inmo-biliaria de conjuntos de viviendas cerrados

    y amurallados, destinada principalmentea sectores de ingresos altos y medios. Estaoferta ha incluido desde pequeos grupos deviviendas, hasta las denominadas ciudadesvalladas (Hidalgo, 2004), entre las cuales, porsu dimensin y/o por su concepcin, algunasya llegaron a constituirse en verdaderas ciu-dades satlites privadas (Alphaville en SoPaulo, ciudad-pueblo Nordelta en BuenosAires, Piedra Roja en Santiago, entre otras).Ante la generalizada percepcin, real o ima-ginada, sobre el aumento de la delincuenciay la violencia urbana, este tipo de configu-

    racin se ha transformado en un destino dealta rentabilidad para los capitales mviles enbusca de nuevos negocios inmobiliarios. Esteproducto inmobiliario, al mismo tiempo queha contribuido a la generacin y proliferacinde nuevas modalidades de fragmentacin ur-bana, tambin ha hecho una importante con-tribucin al fortalecimiento de la tendencia ala metropolizacin expandida.

    En lo que concierne a la localizacin delas empresas, ms all de algunos comporta-mientos especficos, en la mayor parte de las

    grandes aglomeraciones urbanas se afirm supreferencia por una mayor dispersin terri-torial, lo que puede considerarse como otratendencia genrica de la actual metamorfosisurbana. Esta tendencia aparece asociada alhecho de que muchas de las funciones y acti-vidades que en la ciudad industrial tendan aubicarse en la mayor proximidad posible dela ciudad central, ahora aprovechan condi-ciones favorables para optar por localizacio-nes ms distantes, dentro del rea expandidade esas aglomeraciones. En la consolidacinde estas condiciones incidieron varios de

    los cambios producidos con el avance de la

    nueva dinmica econmica: por una parte,la descomposicin de tareas impulsada por

    las empresas organizadas en red, que implicala separacin fsica entre las tareas de direc-cin y gestin y los procesos productivos;por otra, la ampliacin reticulada del campometropolitano de externalidades, que permi-ti el aprovechamiento de las economas deaglomeracin ms all de la ciudad compactadel pasado; y, por ltimo, los cambios en lossistemas y en las condiciones en transportesy comunicaciones que operaron en beneficiode una localizacin en reas ms alejadasdentro del mbito de la red metropolitana enexpansin.

    Esta paulatina traslacin hacia el periur-bano involucr tanto a las plantas manufac-tureras, as como tambin a las sedes cor-porativas y oficinas centrales de las grandesempresas, que buscaron alejarse de las reascentrales ms congestionadas y contamina-das. En particular, un nmero creciente deestablecimientos y talleres manufacturerostendi a trasladarse hacia lugares periurbanosen busca de terrenos de mayor dimensin yde menor costo; por su parte, las actividadesde direccin y gestin tambin optaron por

    desplazarse hacia centralidades alternativas,conformadas con la propia expansin territo-rial de cada aglomeracin y que, en muchoscasos, se ubicaron en zonas del periurbanoprximas a los sitios de residencia de susejecutivos y trabajadores de ingresos mselevados.

    De tal forma, tambin el comportamientodominante en las decisiones y en las accio-nes de localizacin adoptadas por empresasde diversa naturaleza y dimensin mostruna fuerte preferencia por sitios cada vez

    ms alejados de la parte central de las aglo-meraciones metropolitanas. Frente a estatendencia a la periurbanizacin, en muchoscasos, diferentes instancias gubernamentalesdesplegaron esfuerzos orientados a frenaro controlar la metropolizacin expandidaemergente; sin embargo, la fuerza incon-tenible de la dinmica autoorganizativasustentada en el comportamiento locacionalde un nmero cada da mayor de familias yde empresas, hizo que por lo general estosesfuerzos no pudieran lograr mucho ms quealterar parcialmente dicha tendencia, pero

    en ningn caso revertirla.

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    96 RE V I S T A D E GE O G R A F ANO R T E GRAN D E

    Metropolizacin expandida,fragmentacin y policentrismoen la forma urbana emergente,metropolizacin expandida y

    policntrica

    El hecho de que las familias y las empre-sas puedan disponer ahora de una gama mu-cho ms amplia de opciones de localizacinen un territorio metropolitano en expansintuvo una incidencia decisiva en la transicinhacia una forma urbana substancialmente di-ferente de aquella que haba caracterizado a

    la ciudad de la poca industrial-desarrollista,transicin que constituye uno de los aspectosmedulares de la metamorfosis que entoncescomenz a cobrar fuerza. En concreto, fuebajo las condiciones establecidas en estenuevo impulso modernizador, que comenza producirse un progresivo desdibujamientodel tipo de ciudad que se haba caracterizadopor [...] la existencia de un gradiente den-simtrico en sentido centro-periferia, tantoen trminos de poblacin como de actividady empleo, junto a la identificacin de unoslmites externos bastante netos frente al en-

    torno rural [] (Mndez, 2001: 145). Conello, se inici la evolucin de las formas,funciones y estructuras urbanas, transforma-das por el estallido de la antigua ciudad y porla urbanizacin generalizada, tal como pro-puso Lefebvre (1979: 24), quien ya al iniciode la dcada de los setenta caracteriz esteproceso como una revolucin urbanaque es,justamente, la que ahora se est materializan-do a escala global.

    Y cules son las formas, las funciones ylas estructuras urbanas que aparecen como

    producto de esta revolucin? En remplazode lo que ahora se desdibuja, aparece unatrama continua de asentamientos, organi-zada alrededor de un gran nmero de focosnodales especializados en una vasta reginmulticentrada, cuyo modelo ideal [] pue-de ser definido como una ciudad sin centroo como una regin urbana organizada alre-dedor de los fragmentos desparramados de laexplosin del centro (Dematteis & Governa,2001: 38). Fue as que, en lo esencial, en esteperodo, bajo los efectos de una verdaderaexplosin de la conectividad y de la movili-

    dad, se establecieron condiciones que favore-

    cieron la expansin descontrolada de aquellaciudad compacta, de lmites relativamente

    ntidos, para dar paso a una aglomeracin ex-pandida, difusa, discontinua, policntrica, dedimensin regional. Lo cual, ms all de losaspectos morfolgicos, implica cambios fun-damentales en la organizacin y en el sentidomismo de la vida urbana,

    Corresponde este tipo de evolucin a loque se est observando actualmente en lasprincipales reas metropolitanas latinoame-ricanas? Hoy en da es posible encontrar unbuen nmero de testimonios que permitenresponder afirmativamente a esta pregunta.

    As, por ejemplo, en una investigacin sobrela expansin metropolitana de la ciudad deMxico se concluye que [] la megaciudadcontempornea presenta una expansin mspolicntrica, creando un patrn ms asocia-do a redes y con lmites y fronteras menosprecisas difcilmente definibles, lo cual seexpresa en [] un patrn de expansincon tendencias a la dispersin urbana queincorpora progresivamente pequeos pueblosy periferias rurales dentro de un sistema me-tropolitano cada vez ms amplio y complejo(Aguilar, 2002: 123). Cuando se analiza la

    dinmica que subyace en la conformacin deeste patrn, se puede comprobar que el cre-cimiento econmico y la expansin territorialde estas aglomeraciones se sustenta en unaintensificacin de la articulacin tcnica yfuncional entre sus distintas partes, tal comoplantea Araujo (2001: 27) para el caso de SoPaulo: la estructura industrial del conjuntode las regiones que configuran el entornode la Regin Metropolitana de So Paulopresenta un elevado grado de integracintcnica y funcional con esta. Puede afirmarseque en esa porcin del territorio paulista se

    encuentra en curso un extenso proceso demetropolizacin, integrando aglomeracionesurbanas metropolitanas (So Paulo, Campinasy Santos) y no metropolitanas (So Jos DosCampos y Sorocaba) en una gran rea socio-econmica.

    Lo importante es que al aumentar la co-nectividad y la movilidad, en aquellos casosen que el entorno morfolgico lo permiti,tambin se increment en forma progresivael nmero de ciudades medias y pequeasubicadas en el rea de influencia inmediata

    metropolitana, que intensific su articulacin

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    97GLOBALIZACIN Y METAMORFOSIS METROPOLITANA ENAMRICALATINA. DELACIUDADALOURBANOGENERALIZADO

    con el subsistema central. Es as, por ejem-plo, que para el caso de la metropolizacin

    expandida en Ciudad de Mxico, se compro-b que la mayor parte del crecimiento ya nose da dentro del permetro urbano, sino quese ha trasladado a un nmero importante deciudades medias y pequeas dentro de unaamplia regin metropolitana a una distanciaconsiderable del ncleo central de la mega-ciudad (Aguilar, 1999: 148). Esta dinmicaque combina articulacin tcnica y funcionaly metropolizacin expandida, en el contextode una red metropolitana de reas urbanas,se ha podido observar no solo en las metr-polis de mayor dimensin (So Paulo, Ciudad

    de Mxico, Buenos Aires, Lima, Ro de Janei-ro, Bogot, Santiago de Chile, etc.), sino tam-bin en algunas de menor dimensin como,entre muchas otras, en Belo Horizonte, Cali,Ciudad de Panam, Concepcin, Crdoba,Guadalajara, Medelln, Monterrey, Montevi-deo, San Jos de Costa Rica, Prto Alegre yQuito.

    En este escenario, numerosas nuevas sub-centralidades comenzaron a cobrar relevan-cia en la organizacin y el funcionamientode la forma urbana emergente. Estas sub-

    centralidades incluyen una amplia variedadde modalidades y de expresiones arquitect-nicas y urbansticas, que van desde las queresultaron del fortalecimiento, diversificaciny ampliacin de actividades comerciales tra-dicionales para el consumo cotidiano local,muchas veces configuradas linealmente a lolargo de ciertas arterias o corredores de an-tigua tradicin comercial, hasta los nuevoscentros de negocios.

    En la mayora de estas metrpolis, juntoal incontenible crecimiento del consumo, se

    ha producido la revitalizacin y la moderni-zacin de muchos de sus antiguos corredorescomerciales, con fuerte impacto en la reorga-nizacin urbana: en buena parte de los casosestos corredores tambin se beneficiaron conla descentralizacin de una pluralidad de ser-vicios personales, en especial en reas comosalud, educacin, esparcimiento, religin,administracin pblica, etc., orientados asatisfacer la demanda de los habitantes de susrespectivos entornos locales, cuyo acceso alas reas centrales tradicionales se ha hechoms difcil con su propia expansin territo-

    rial. La diferencia entre estas centralidades y

    las existentes en el pasado, se encuentra prin-cipalmente en su complejizacin, producto

    de una diversificacin que no solo abarcala exacerbacin del consumo, sino tambinun aumento de la oferta de servicios, lo cualles ha permitido situarse como alternativasefectivas al centro histrico de la ciudad. Esas, que aun cuando muchos de estos centrostodava conservan una importante concen-tracin de funciones terciarias, el paulatinofortalecimiento de la dotacin de servicios enlas centralidades alternativas, ha redundadoen que para diversas dimensiones de la vidacotidiana los mismos estn tendiendo a sermenos utilizados y frecuentados.

    A estas subcentralidades lineales se hansumado otras formadas en torno a configu-raciones inherentes a esta fase, entre las quese destacan especialmente los shoppingcenters o malls que, en la mayor parte delos casos, funcionan en base a una diversifi-cada mezcla de actividades comerciales y deservicios, donde aparece como componentebsico un amplio conjunto de nodos de cade-nas globales orientadas al consumo. Muchasde estas concentraciones territoriales hantenido un fuerte impacto en la transicin de

    las reas urbanas respectivas hacia una formamulticntrica dispersa, ms adecuada a lacreciente difusin y utilizacin del autom-vil, lo que incidi en una sustantiva modifi-cacin de su organizacin y funcionamiento.

    Asimismo, en varias de estas reas me-tropolitanas, tambin empez promoverse larealizacin de grandes proyectos urbanos,cuya concepcin y diseo se inspir por logeneral en experiencias exitosas de algunospases desarrollados. Ofrecidos como una op-cin para satisfacer el inters de muchas em-

    presas por desplazar sus cuarteles generales ysedes corporativas hacia lugares ms alejadosde las zonas ms congestionadas, muchosde ellos son concebidos como verdaderosornamentos urbanos (Esteban, 2007) que, porsus peculiaridades y, en ciertos casos, porsu extravagancia, resultan de utilidad parala promocin externa de la metrpoli en queestn localizados. En buena parte de los ca-sos, estos proyectos ofrecieron alternativas deinversin de elevada rentabilidad a la sobre-oferta de capitales existentes en momentosde elevado crecimiento econmico, por lo

    que su ejecucin ha estado frecuentemente

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    asociada a la realizacin de grandes negociosinmobiliarios.

    Cmo se materializ esta evolucinhacia la policentralizacin de las reas denegocios y servicios en estas metrpolis? Engeneral, se puede verificar que ella formparte de una tendencia a la dispersin territo-rial de las actividades terciarias, en particularde las sedes y oficinas corporativas, sedesbancarias y financieras, centro comercialesdiversificados y especializados, hoteles decadenas internacionales, restaurantes, etc.Algunos ejemplos permiten documentar lastendencias dominantes en las principales

    ciudades latinoamericanas: en Ciudad deMxico, el desplazamiento de oficinas denegocios, sedes bancarias y financieras, ho-teles de cadenas internacionales, etc., que seinici todava en el perodo industrial-desa-rrollista, se orient primero desde el centrohistrico en direccin al Paseo de la Reformay Polanco y ms tarde hacia el sur de la ciu-dad, para culminar ms recientemente en unade las operaciones inmobiliarias de mayormagnitud de toda Amrica Latina, en el Cen-tro Corporativo Santa Fe (Parnreiter, 2002;Lpez Levi, 2007). En So Paulo, numerosos

    estudios han documentado y analizado eldesplazamiento del ncleo principal de nego-cios desde el centro histrico, primero haciala Avenida Paulista y luego, desde la dcadade los 90, hacia el cuadrante sudoeste, ori-ginando all un complejo arquitectnico degran dimensin e impacto urbano (FrgoliJr., 2000; Iglecias, 2001; Fix, 2007). En San-tiago de Chile, al desplazamiento inicial dealgunos componentes del centro de negociosen direccin a la Av. Providencia, sigui unamayor dispersin hacia el oriente (El Golf,Av. Apoquindo), para culminar con la crea-

    cin de un centro terciario avanzado en laCiudad Empresarial en un arrabal inaccesiblepocas dcadas atrs y, a partir de all, haciareas ya ms alejadas del centro fundacional.En Lima, el nico centro metropolitano queLima mantuvo por muchas dcadas se hadesdoblado en mltiples centros especializa-dos y redes de actividades informacionales,industriales, comerciales y culturales. Estoscentros han generado una alta densidad deactividades y flujos de capital e informacin,creando una nueva jerarqua espacial metro-politana (Chion, 2002: 72), tendencia que

    ha tenido su principal expresin en el des-

    plazamiento de numerosas actividades de ne-gocios hacia San Isidro y Miraflores (Ludea,

    2002). En Bogot se ha cumplido un procesosimilar, con el movimiento desde la localiza-cin inicial en las proximidades de la plazaBolvar, primero hacia el Centro InternacionalTequendama y luego hacia Chapinero, paracontinuar hacia la Avenida Chile y, desdeall, hacia otros lugares del norte de la ciudad(Mertins y Muller, 2000). Esta tendencia tam-bin se puede comprobar para ciudades demenor dimensin como, entre otras, Quito,Panam, San Jos y Montevideo.

    Por otra parte, como un fenmeno tam-

    bin caracterstico de esta metamorfosis, seobserv la formacin de diversas centrali-dades nocturnas, configuradas a partir deuna concentracin territorial de actividadesdestinadas especficamente al esparcimientoy a la gastronoma, y que, en ocasiones, tam-bin incluyen hotelera y algunas amenidadespara los visitantes globales. En muchos casos,estas reas han significado la reconversin yreactivacin de algunos barrios o reas quevenan perdiendo importancia hasta el mo-mento en que encontraron este nuevo desti-no. Ejemplos como los de Condesa en Ciudad

    de Mxico, Vila Madalena en So Paulo, Pa-lermo Soho y Palermo Hollywood en BuenosAires, Bellavista en Santiago, Plaza Fochs enQuito, entre muchos otros, muestran cmoest tendencia ha ganado importancia en laorganizacin y funcionamiento de estas ciu-dades.

    Metropolizacin expandidapolarizada y fragmentada

    Tomando en cuenta la generalizacinde este tipo de proceso, cmo pueden sin-

    tetizarse los aspectos bsicos de la imagensocioterritorial resultante al afirmarse estenuevo patrn de urbanizacin? Un estudiorealizado para el caso de Caracas, esbozaun cuadro cuyos rasgos medulares tambinse pueden aplicar a la situacin emergentede estos procesos en otras aglomeracioneslatinoamericanas, donde se destaca la co-existencia, a veces conflictiva, de mltiplesciudades en el territorio de una metrpoliscuya sociedad se ha ido diversificando ycomplejizando. La heterognea diferencia-cin socio-residencial producto de viejos ynuevos procesos de segregacin, reflejada

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    99GLOBALIZACIN Y METAMORFOSIS METROPOLITANA ENAMRICALATINA. DELACIUDADALOURBANOGENERALIZADO

    en la configuracin de ghet tos exclusivospara los sectores de altos ingresos, de m-

    bitos deteriorados o relegados a la periferiapara los sectores medios y de verdaderosapartheidsociales para los grupos populares,se refuerza con la diferenciacin territorialpropia de las transformaciones econmicasen la produccin y el consumo, expresada enla emergencia de distritos financieros y nego-cios y de grandes equipamientos comerciales,mientras importantes reas cntricas de laciudad constituyen el espacio econmico porexcelencia de la economa informal ligada ala sobrevivencia (Cariola y Lacabana, 2005:174). Ms all de algunas peculiaridades

    que distinguen a estas metrpolis entre s, losaspectos que aqu se sintetizan, se puedenobservar en la evolucin de la gran mayorade las mismas.

    Las mltiples ciudades a las que se hacereferencia, aparecen como un componenteprimario de los cambios producidos por laactual metamorfosis urbana y pueden consi-derarse como un rasgo genrico de una formaurbana en la que se presentan fuertes contras-tes, tanto entre sus reas residenciales comoentre las de la produccin y el consumo. En

    la evolucin hacia esta situacin, a la que sinduda contribuy el aumento de la segmenta-cin de los mercados de trabajo impulsadapor la reforma laboral que acompa al pro-ceso de liberalizacin econmica, incidi enque hasta ahora no haya sido posible lograravances hacia una efectiva reduccin de lapolarizacin social heredada, como lo indicael hecho de que el coeficiente de Gini hamantenido valores muy elevados en la mayo-ra de los pases latinoamericanos durante ladcada de los 90 lo que, por otra parte, corro-bora que esta regin contina siendo una de

    las ms desiguales del mundo (Lpez y Perry,2008). Como es evidente, la configuracin desus principales reas metropolitanas no per-maneci ajena a esta regresiva tendencia.

    Qu repercusiones ha tenido esta si-tuacin de persistencia e, incluso, deacentuacin de las desigualdades y de lapolarizacin social en la configuracin socio-territorial metropolitana? En particular, en loque se refiere a la evolucin sociorresidencialde estas aglomeraciones, una de sus ms visi-bles y generalizadas consecuencias ha sido la

    acentuacin del contraste entre las reas re-

    sidenciales de los sectores sociales extremos.Como, adems, la situacin social dominante

    tambin ha contribuido a producir un conti-nuo aumento de la violencia urbana, el temorque as se ha generado se ha situado comoun factor de creciente influencia en el com-portamiento de las familias con respecto a sumedio residencial, contribuyendo a afirmaruna tendencia hacia la reclusin residencialde las familias, sea cual sea su ubicacin enla escala social. En ese escenario, en todasestas aglomeraciones se observa la coexisten-cia, con escasa relacin entre s, de las reasde la opulencia, en las que han comenzadoa proliferar los guetos voluntarios de los sec-

    tores de altos ingresos, con extensas zonastugurizadas, donde los ms pobres tambintienden a recluirse compulsivamente (Bau-man, 2005), para lo cual tambin recurrena distintos tipos de cerramientos, muros yrejas. Y esta tendencia a la reclusin, familiaro de grupos sociales, comporta otro cambioimportante que afecta al funcionamiento y alpaisaje urbanos: la acentuacin de los pro-cesos de fragmentacin social, que implicaun progresivo e irreversible debilitamientode las relaciones entre un nmero crecientede partes del sistema, que pasan a funcionar

    como islas en el archipilago metropolitano(Janoschka, 2002; Borsdorf, 2003).

    Al mismo tiempo, y como un componen-te adicional de este paisaje urbano, se handesarrollado extensas reas perifricas inter-medias, ocupadas principalmente por impor-tantes contingentes de poblacin de ingresosmedios, la cual, sobre todo cuando se ubicaen la proximidad de lugares de residencia desectores ms pobres, tambin tiende a recu-rrir a diversos tipos de recintos amuralladosy protegidos, como respuesta al creciente

    temor a la cercana de lo que perciben comoclases peligrosas. Adems, como parte rele-vante de ese paisaje, en el que las propuestasde los promotores inmobiliarios juegan unpapel de decisiva importancia, aparecen ex-tensas reas residenciales verticalizadas; enellas, se repite infatigablemente un prototipode edificio de departamentos en altura, paracuyo diseo se adopta en forma generalizada,sin mayores variaciones, una arquitecturaestandarizada y rutinaria, cuya multiplicacingenera un medio ambiente construido que nopresenta mayores diferencias entre una me-

    trpoli y otra.

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    Por otra parte, en lo que respecta a laspartes en que se localizan las actividades

    orientadas a la produccin y al consumo,ellas aparecen claramente diferenciadas, se-gn sean los niveles de ingresos de los grupossociales a los que estn destinadas. En claracorrespondencia con la configuracin socio-territorial a la que ya se ha hecho referencia,tambin aqu se observa un ntido contrasteentre el paisaje urbano de los lugares queestn orientados a los sectores de mayoresingresos y/o a los visitantes globales, por logeneral ubicados en nuevas centralidadesespecialmente configuradas a estos efectos, ylos que estn dirigidos a los grupos de meno-

    res ingresos, mayoritariamente desplazadoshacia las zonas perifricas y marginales. Detal forma, al mismo tiempo que casi todasestas ciudades exhiben ostentosas escenogra-fas concebidas especialmente para albergara los nodos de diversas firmas globales, a loshoteles de cadenas internacionales y/o a laalta gastronoma, en contraposicin, en cier-tas partes de esa misma metrpoli se produceel informe amontonamiento de una infinidadde pequeos establecimientos productivosy comerciales, que configuran un inhspitopaisaje urbano, cuya mayor o menor degra-

    dacin y fealdad tiene clara correspondenciacon los niveles de ingresos de quienes lo uti-lizan. Este contraste entre unas partes y otrasde un mismo mbito metropolitano, situadasen lugares muy diferentes del mismo, gene-ralmente muy distantes entre s, establece unantida diferencia entre la imagen de lo urbanovisitable y lo no visitable, lo competitivo y lono competitivo.

    En este contexto, tambin se manifiestanmltiples expresiones, en ascenso en la ma-yor parte de estas ciudades, de las ya men-

    cionadas reas controladas por el crimenorganizado, que han logrado generar nume-rosos y, en muchos casos, extensos fragmen-tos urbanos, en su mayora infranqueablespara gran parte de la poblacin y, en mu-chos casos, tambin para las propias fuerzaspoliciales. En los ltimos aos, merced a laexpansin y a la eficiencia que lograron alfuncionar organizadas como cadenas glo-bales, estas actividades han ocupado partescada vez ms extensas de los respectivosterritorios metropolitanos, en procesos queen muchos de ellos son hasta ahora inmane-

    jables.

    Finalmente, frente a este cuadro, se puedeafirmar que cuando se observa el resultado

    de esta evolucin de las grandes metrpolislatinoamericanas, lo que se encuentra sonconglomerados en continua y descontrola-da expansin, donde aparecen mltiples ydiversos mbitos sociales, visiblemente con-trastados entre s, que funcionan en formafragmentada, como si fuesen islas proceden-tes de diferentes realidades geogrficas, peroque ahora forman parte de un mismo archi-pilago. Por ello, cuando se hace referenciaa la supuesta belleza de una determinadametrpoli de esta parte del mundo, a lo quese est aludiendo es apenas a una parte de

    ella, que es la que promueven las agenciasde viaje y las lneas areas, la ciudad visita-ble, esto es, la que se ofrece a los viajerosglobales. Consideradas en su conjunto, cadauna de estas entidades esquizoides, exhibenalgunas partes, generalmente no demasiadoextensas en relacin a su superficie total, quepueden considerarse como hermosas o atrac-tivas, pero que conviven con otras partes dela misma entidad, generalmente de enormeextensin, a las que sera muy difcil aplicarcalificativos del mismo tenor.

    Consideraciones finalesAun reconociendo la importancia de

    algunas diferencias que han presentado dis-tintas ciudades a lo largo de esta fase, lastendencias analizadas avalan la conclusinde que los cambios que han modificado suestructura, organizacin, funcionamiento yapariencia han evolucionado en las principa-les metrpolis latinoamericanas en una direc-cin similar a las identificadas en otras partesdel mundo. De hecho, lo fundamental de esaevolucin corresponde plenamente con lo

    que ya a comienzos de la dcada de los aossetenta haba sido anticipado por Lefebvrecomo parte de una revolucin urbana que,en su opinin, estaba conduciendo a lo quecaracteriz como una sociedad urbana: dehecho, el estallido de las ciudades histricasse acompaa de la urbanizacin generaliza-da, que no representa sino la degradacin dela ciudad histrica y que podemos denomi-nar como su ruralizacin. La urbanizacingeneralizada no ha generalizado solamentela especulacin inmobiliaria; ella no haacompaado solamente la comercializacindel espacio; ella ha acarreado, en lugar de

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    la superacin de la relacin ciudad-campo,un magma, un caos, en los cuales la ciudad

    y el campo se entremezclan confusamente(Lefebvre, 1972: 153),

    Con las lgicas particularidades quecorresponden a diferentes configuracionesurbanas, las tendencias generales que aquhan sido destacadas se pueden encontrar, ob-viamente, con desigual intensidad, en todaslas metrpolis expandidas a medida que ellasse han ido imbricando en esta nueva fase demodernizacin capitalista; de esta manera,se ha afirmado la evolucin hacia una formaurbana sustantivamente distinta a aquella

    que se haba impuesto con el primer avancede la industrializacin. Como se ha tratadode mostrar en este trabajo, los factores quetuvieron mayor incidencia en esta evolucin,solamente pueden explicarse en el contextode los cambios constitutivos que explican lanueva dinmica de acumulacin y crecimien-to globalizada.

    Aun cuando en perodos anteriores, in-cluso en los mismos orgenes del proceso deformacin de las sociedades capitalistas, yaeran perceptibles indicios de muchas de las

    tendencias que marcan el avance hacia estaforma urbana, su expresin actual es cualita-tiva y cuantitativamente diferente a la que sehaba conformado en las grandes ciudades la-tinoamericanas en el perodo industrial-desa-rrollista. Desde que estas tendencias puedenconsiderarse como inseparables de la nuevadinmica global, es lgico concluir que estametamorfosis urbana habr de afectar in-evitablemente a todas las grandes ciudadesen proceso de globalizacin, ms all de lapersistencia y/o fortalecimiento de las espec-ficas seas de identidad de cada una de ellas.

    De esta conclusin se puede inferir otra,de crucial importancia para la discusin so-bre la posible evolucin futura de las grandesaglomeraciones urbanas: si se acepta que laactual metamorfosis urbana est condiciona-da estructuralmente por tendencias constitu-tivas de la nueva dinmica de acumulaciny crecimiento, es lgico prever que todapropuesta de transformacin que busque im-pulsar un cambio radical en la configuracinactual de estas reas metropolitanas, deberconsiderar necesariamente la previa modifi-

    cacin de dichas tendencias y, por lo tanto,

    de los factores que las determinan, desdeque son ellas las que modulan la transicin

    hacia esa nueva forma urbana. Reafirmarla importancia de los condicionamientosestructurales de la dinmica social, resultaespecialmente importante si se considera queen la literatura reciente sobre esta cuestin,algunos estudios sustentados en fundadosdiagnsticos sobre las causas que permitenexplicarla, han terminado con la presentacinde propuestas contradictorias con lo medularde esos diagnsticos; esto es, soslayando quepara poder implementar lo que se propone,se requerira una dinmica socioeconmicaradicalmente distinta a la previamente diag-

    nosticada.

    Por ello, resulta importante insistir enque toda propuesta de transformacin urba-na debe tener en cuenta necesariamente loslmites que imponen los condicionamientoshistrico-estructurales inherentes a la fase demodernizacin capitalista en la que los pro-cesos respectivos debern desenvolverse. Enotras palabras, en la medida que los objetivosde una determinada propuesta de gestinurbana implique una modificacin de las ten-dencias dominantes, ello implica necesaria-

    mente la conformacin de un escenario eco-nmico y social sustantivamente distinto alque ha ido emergiendo en esta nueva fase demodernizacin capitalista, lo que obviamenteest fuera de las atribuciones y posibilidadesde la as denominada planificacin, regional,urbana y local y de la voluntad de los ocasio-nales planificadores.

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