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LA INMEDIATEZ URBANA DE LOS SERVICIOS ENERGÉTICOS Y LA SUPEDITACIÓN DEL CAMPO THE PROBLEM OF THE ENERGETIC SERVICES IN CITIES AND THE RURAL SUBORDINATION Manuel Torres Franco FCE ¡Escribe y publica la FCE te apoya! Nº 81 Septiembre 2015 Econografos

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LA INMEDIATEZ URBANA DE LOS SERVICIOS ENERGÉTICOS Y LA

SUPEDITACIÓN DEL CAMPO

THE PROBLEM OF THE ENERGETIC SERVICES IN CITIES AND THE RURAL SUBORDINATION

Manuel Torres Franco

FCE

¡Escribe y publica la FCE te apoya!

Nº 81Septiembre 2015

Econografos

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Econografos Escuela de Economía Nº 81

Septiembre 2015

Universidad Nacional de Colombia Sede Bogotá - Facultad de Ciencias Económicas

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LA INMEDIATEZ URBANA DE LOS SERVICIOS ENERGÉTICOS Y

LA SUPEDITACIÓN DEL CAMPO

Manuel Torres Franco1*

Resumen:

La reflexión que aquí se presenta gira en torno a la contradicción campo ciudad poniendo

especial énfasis en los servicios ambientales que hacen posible la alimentación energética

de las grandes urbes. Se pretende proponer algunos elementos problematizadores de la

vocación de las zonas rurales y su modificación alrededor de las exigencias de las ciudades

como unidades espaciales por excelencia del moderno sistema capitalista. Siendo un trabajo

de carácter preponderantemente teórico, toma como punto de referencia la ciudad de

Bogotá y la relación con los espacios que alimentan sus servicios públicos, para evidenciar

las ideas que surgen en dialogo con los autores.

Palabras Claves: Ciudad, Servicios energéticos, Irreversibilidad económica, Naturaleza

Humanizada.

Clasificación JEL: Q4, Q5, Z10

1 Estudiante Sociología, Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá, [email protected]

* Un especial agradecimiento al profesor William Chavarro por su apoyo y seguimiento en este proceso.

También a María Paula Álzate, por sus recomendaciones y consejos.

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THE PROBLEM OF THE ENERGETIC SERVICES IN CITIES AND

THE RURAL SUBORDINATION.

Abstract:

This reflection is built around the rural-urban contradiction. The emphasis is focused on the

environmental services that make possible the energetic function of the big cities. It

pretends to propose some issues of the vocation of the rural areas and his modifications

around the demands of the metropolises, privileged spaces in the modern capitalist system.

This is a work that has an emphasis on theoretical problems, that takes as reference point

Bogotá and his relation whit the spaces that makes possible publics services. With this we

trite to evidence the ideas that appear in relation whit the authors’ proposals.

Keywords: City, Energetic services, Economic irreversibility, Nature Humanized.

JEL Classification: Q4, Q5, Z10

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Vicerector GeneralJorge Iván Bula Escobar

RectorIgnacio Mantilla Prada

Facultad de Ciencias Económicas

DecanoJosé Guillermo García Isaza

VicedecanoRafael Suárez

Centro de Investigaciones paraEl Desarrollo CID

DirectorManuel José Antonio Muñoz Conde

Escuela de Economía

DirectorÁlvaro Martín Moreno Rivas

Coordinador Programa Curricular de EconomíaGermán Prieto Delgado

SubdirectoraVilma Narváez

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS

CENTRO DE INVESTIGACIONES PARA EL DESARROLLO - CID Escuela de Economía

La Colección Econografos considera para publicación manuscritos originales

de estudiantes de pregrado de la Facultad de Ciencias Económicas de la

Universidad Nacional de Colombia, que hayan sido propuestos, programados,

producidos y evaluados en una asignatura, en un grupo de estudio o en otra

instancia académica.

Econografos Escuela de EconomíaISSN 2011-6292

Econografos FCE puede ser consultada en el portal virtual:

http://www.fce.unal.edu.co/publicaciones/

Director Centro Editorial-FCE

Álvaro Zerda Sarmiento

Equipo Centro Editorial-FCE

Nadeyda Suárez Morales

Pilar Ducuara López

Yuly Rocío Orjuela Rozo

Contacto: Centro Editorial FCE-CID

Correo electrónico: [email protected]

Este documento puede ser reproducido citando la fuente. El contenido y la forma del presente

material es responsabilidad exclusiva de sus autores y no compromete de ninguna manera a la

Escuela de Economía, ni a la Facultad de Ciencias Económicas, ni a la

Universidad Nacional de Colombia.

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Contenido

1. Introducción .................................................................................................................... 6

2. La perspectiva teórica...................................................................................................... 6

3. Una mirada desde el caso de Bogotá ............................................................................... 9

4. Conclusiones ................................................................................................................. 11

5. Bibliografía.................................................................................................................... 13

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1. Introducción

Antes de que el conocimiento estuviera al alcance de un clic, el sistema capitalista había

hecho posible que el agua estuviera a tan solo a un breve giro del grifo, que la luz viajara

más rápido que nunca para alcanzar el fusible de las bombillas o que el fuego se encendiera

como por arte de magia tras el sonido de una chispa automática. Grandes locomotoras

habían sido dejadas atrás por autos veloces y los buques miraban celosos los livianos

aviones a salvo de los incómodos golpes de las olas. Los hombres y mujeres aglomerados

en ciudades que año tras año se elevaban un piso más, acercando a los habitantes del pent-

house a la omnipotencia de un dios ausente y alejándolos de las penurias mundanas,

terminaron por naturalizar la inmediatez del agua, la luz, el fuego….

La reflexión que aquí se presenta gira en torno a la contradicción campo ciudad poniendo

especial énfasis en los servicios ambientales que hacen posible la alimentación energética

de las grandes urbes. Se pretende proponer algunas problematizaciones sobre la vocación

de las zonas rurales y su modificación alrededor de las exigencias de las ciudades como

unidades espaciales por excelencia del moderno sistema capitalista. Para ello se parte de

dos referentes teóricos principales: Por un lado, la teoría marxista de la acumulación de

capitales y la dialéctica producción-consumo como elementos constituyentes de la totalidad

productivista del actual sistema. Por el otro, la idea de la entropía dentro del proceso

económico, propuesta por Nicholas Georgescu-Roegen para la explicación de la no

reversibilidad de las trasformaciones humanas sobre el medio ambiente. Para ello se toma

como caso de ejemplificación la ciudad de Bogotá, alrededor de la cual se rastrean

experiencias de producción-consumo que impliquen altos grados de entropía energética y

material que pongan en evidencia la supeditación del campo por la ciudad, como indicador

de la (in)justicia ambiental.

2. La perspectiva teórica

Lo primero que hay que anotar es la manera como el devenir histórico de la humanidad y

las dinámicas que en ella ha tenido la urbanidad como asentamiento por excelencia del no

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tan nuevo modelo de producción, terminaron por condensar, tras un proceso generacional

de habitabilidad prolongada, a la ciudad como segunda naturaleza. Es decir, como un

espacio preexistente que está dado a los individuos que lo habitan. Así pues, este espacio

concreto, históricamente configurado, es la mayor expresión de la naturaleza humanizada,

si se comparte con Sormani, que el modo como se organiza el espacio asume la

mediatización de la actividad práctica de la humanidad, por lo que constituye a la vez el

fundamento obvio de dicha actividad, pero también su producto (Sormani, 1977 p.152). La

generalización del modelo capitalista industrial requería para el desarrollo de sus fuerzas

productivas aglomerar en ella la mano de obra disponible y concentrar los medios de

producción necesarios, para lo que la ciudad aparece como el lugar idóneo.

Este proceso de naturalización de la ciudad está marcado por un cambio en la vocación del

suelo, en lo que Marx resalta es la génesis del sistema capitalista. La apropiación del

territorio por parte de las comunidades y el relacionamiento directo de estos con las

condiciones objetivas de su supervivencia se ven modificados a la hora de afrontar esta

espacialidad. La ciudad no presenta la vocación productiva del suelo, sino que esta se

traslada a los pisos de las fábricas donde se genera un proceso de intermediación-

enajenación de los obreros frente a los medios de producción, su producto y su tiempo. La

monitorización y la mercantilización de las condiciones mínimas de supervivencia cierran

este proceso, dejando el relacionamiento mediatizado por el dinero como condición natural

para el acceso a los recursos básicos, no solo alimentos, sino agua, fuego, vivienda y otros

elementos energéticos y materiales que configuran unos mínimos básicos de supervivencia.

Este modelo espacial, bajo la lógica de las condiciones objetivas para la producción y

reproducción de la vida ha generado una serie de dinámicas en relación con los servicios

ambientales. Su contrapartida, el campo, se ha visto supeditado a la satisfacción y

demandas de funcionamiento, partiendo del vaciamiento de la fuerza de trabajo pero

explayándose a otro tipo de elementos constitutivos del mantenimiento de la vida de los

sujetos. En la génesis del sistema capitalista la energía adquirió una especial relevancia,

pues un nuevo paradigma guiaba el sistema productivo hacia una tecnologización que le

permitiera la producción en masa. Para la movilidad de la maquinaria, los combustibles

(primero el carbón y más tarde el petróleo) se convirtieron en la materia prima que ponía en

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marcha la posibilidad de la trasformación de la naturaleza por medio de la fuerza de trabajo

a través de los medios de producción.

Es allí, en la relación producción-consumo donde está el meollo del asunto; para el proceso

de generación energética se está empleando un gasto energético. La idea más básica la

encontramos en el hombre como unidad de trasformación de la naturaleza que requiere de

una reproductibilidad de las condiciones mínimas de su fuerza de trabajo para continuar al

otro día con el ejercicio de producción. Siguiendo a Marx, en el proceso de condensación

del trabajo en la mercancía, se está generando un desgaste de musculatura o intelecto, por

lo que la producción es al mismo tiempo consumo. A grandes escalas sucede lo mismo con

la intervención sobre la naturaleza para la extracción de energía, y dado que esta se

convierte en el motor de todas las cosas, también en su distribución y consumo. La gran

diferencia económica está en los niveles de inversión de capital para el mantenimiento de la

mano de obra y la disponibilidad energética como supuestos básicos de la producción,

donde la historia pareciera indicar que la disponibilidad inagotable de los recursos objetivos

para la producción recae realmente más en la explotación del hombre por el hombre que en

la de este hacia la naturaleza.

Esto pues, desde la idea de la economía burguesa y, en gran medida, desde el paradigma

marxista ortodoxo, la naturaleza aparece como un recurso disponible e inagotable al

servicio de las fuerzas productivas del hombre (Georgescu, 1975). Esta idea llevó, bajo la

lógica de producción para la acumulación, a una expansión cada vez más creciente de los

espacios a apropiar. La industria se descentralizó, aparecieron nuevas urbes en zonas

periféricas de la economía mundial de la mano de la masificación de los productos

primarios (Medellín con el auge del café por ejemplo) o de las energías (Barrancabermeja

con el petróleo), y de la necesidad de reproducir la urbanidad como el paradigma espacial

de la concentración de capitales. Pero esta dinámica expansiva fue encontrando sus

limitaciones, evidenciándose la idea de las crisis periódicas del capitalismo, primero con la

gran crisis de superproducción mercantil del 29 y luego en los 70´s-80´s con un golpe fatal

a la idea de la inagotabilidad de la naturaleza.

Esta última crisis que significó el fin de la idea del petróleo abundante y barato puso en

evidencia la irreversibilidad de los procesos económicos. Mal que bien, desde entonces la

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entropía se hizo evidente y anotó la limitación objetiva que la naturaleza le imponía a la

expansión del hombre. Los combustibles fósiles empezaron, por cuenta de la materia prima,

a tener rendimientos decrecientes, lo que indicó la necesidad de un nuevo paradigma

tecnológico, que se tradujo en eficiencia técnica e ineficiencia energética (Mieres, 1981).

La diferenciación entre energía aprovechable y energía disponible se materializó, por lo que

la intensificación productiva pasó por la utilización de fuentes de fácil acceso y extracción

para el aprovechamiento de fuentes de difícil acceso y extracción (Georgescu, 1975). Los

niveles de entropía energética alcanzaron elevaciones significativos, evidenciándose la

irracionalidad dentro de la racionalidad del sistema como totalidad.

3. Una mirada desde el caso de Bogotá

“[…] el estilo tecnológico imperante de producción, transporte, urbanización y consumo ha

llegado a violar los límites de la naturaleza hasta extremos insoportables para la población y

que retroactúan negativamente sobre el proceso de acumulación, es el agotamiento del

entorno - hasta ayer "gratuito" para el empresario - inmediato y mediato de la producción y

para la vida.” (Mieres, 1981 p.14) Esto es claro en Bogotá en la relación de la crisis

petróleo-industrial, donde el paradigma del automóvil individual se configuró en la apuesta

de movilidad de la ciudad. La producción de este combustible implica un deterioro material

significativo de las áreas rurales de otros departamentos del país, donde se puede evidenciar

una entropía alta en términos materiales dada la irreductibilidad de este tipo de actividades

con respecto de la recuperación en los suelos.

Bogotá presenta indicadores de disminución del Parque automotriz para servicios públicos,

pasando de 18.482 vehículos en el 2007 a 16.440 en el 2011. Esto podría verse con ojos

positivos, pero al contrastarla con el parque automotriz de vehículos particulares se

encuentra un aumento de 51.370 a 52.360. Se evidencia así el privilegio del trasporte

particular que se mueve gracias a los combustibles fósiles. Esto es más dicente cuando se

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compara los apenas 353 vehículos movidos por gas en el 2014 frente al 1.948.371 que se

mueven por gasolina2.

La dupla petróleo-automóvil que guió gran parte del siglo XX y encontró cabida en la idea

fordista de la masificación del automóvil individual, da pasó a una nueva experiencia en el

siglo XXI: la de la electricidad-telecomunicaciones. Un fuerte giro hacia el sector de los

servicios, ya apartado por completo de la idea de los servicios básicos urbanos en la génesis

del capitalismo, entra en vigencia bajo la misma intención de explayarse al grueso de la

población. El computador personal, el celular inteligente, entro otras mercancías han

entrado a jugar en la lógica espacial de la ciudad, con la intención de posicionar el

cosmopolitismo globalizante de la población urbana.

Y allí reaparece la supeditación del campo a la ciudad como espacialidad de concentración

de los capitales. La demanda energética alcanza niveles exorbitantes en términos de

electricidad, que es producida desde el campo y que está reconfigurando la espacialidad

rural. Los casos de las hidroeléctricas son los más difundidos en Colombia. La pérdida de

tierras productivas y los conflictos sociales que esto genera, son elementos de

problematización a la hora de pensar en este tipo de energías que si bien manejan un nivel

entrópico mucho más bajo, mantiene aún la infalibilidad de la no retroactividad de los

procesos económicos.

El suministro de energía eléctrica para Bogotá esta dado principalmente por centrales

hidroeléctricas (agua) y centrales de calentamiento (gas). La primera representa un mayor

porcentaje, lo que implica niveles más bajos de entropía energética. Esto pasa por la

rentabilidad del recurso, pues para su encausamiento se requiere una inversión inicial

grande, pero la operación es continua y no necesita mayores condiciones para su

funcionamiento. El gas en cambio resulta difícil de almacenar y requiere de esfuerzos

continuos para su extracción. Este giro contiene grandes potencialidades en términos

energéticos pero presenta problemáticas al entender el doble uso del agua, en su condición

de generadora de un recurso y de recurso per se. Esto se ve con problemáticas como las de

la represa del Muña a las afueras de la ciudad sobre el municipio de Sibaté.

2 Datos de la secretaria distrital de ambiente. Recuperados de:

http://oab.ambientebogota.gov.co/es/indicadores-reglamentados

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En su operación inicial, cercana a los años 40, época de su construcción y hasta los años 60,

la represa aprovechaba la fuerza natural de la caída del Salto del Tequendama para la

producción energética. Se constituía además en un atractivo turístico, por lo que el

municipio pese a ver supeditada parte de su espacialidad a las lógicas de Bogotá se

beneficiaba económicamente de ello. El problema llegó con la contaminación creciente del

rio Bogotá, una de las fuentes que alimentan el embalse, hasta hacer insostenible la

situación (Listar y Roa, 2005). La dificultad no proviene propiamente de la capacidad

energética de la fuerza de la caída del agua, sino de su condición de degradación material,

fruto de los residuos sólidos tanto humanos como industriales. El ciclo de conectividad del

problema está dado por la fuente hídrica del rio, pues este ayudó a la producción de las

condiciones aptas para la urbanidad, pero al mismo tiempo su deterioro fue producto de

este proceso. La lógica de producción-consumo se evidencia en este caso al igual que la

irreversibilidad de las acciones económicas.

Esta dimensión de la entropía material, se refleja en los indicadores de carga de sólidos

suspendidos para el rio Bogotá y especialmente en la inestabilidad del mismo. La

fluctuación del indicador (110,639 en el 2003; 49,983 en el 2008; 77,886 en el 2014 dado

en toneladas por año)3 corresponde a los esfuerzos institucionales por la recuperación del

rio, pero este se convierte en la evidencia de la dificultad de revitalización de los servicios

ambientales una vez afectados por la lógica urbana. La insostenibilidad ambiental es a la

vez una irracionalidad económica, pues, la magnitud de energía y gastos de tiempo e

inversión hacen de este un proyecto necesario pero inviable.

4. Conclusiones

Sin embargo, la expansión de los capitales sigue circulando, dinamizando y coaptando

espacios. La ciudad se alza como el centro de una relación, donde el campo es la periferia

que lo alimenta, hidrata y calienta. Esta relación contradictoria está fuertemente guiada por

3 Datos de la secretaria distrital de ambiente. Recuperados de:

http://oab.ambientebogota.gov.co/es/indicadores-reglamentados

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“la acumulación de capitales [que] está avocada a ser geográficamente expansiva, y a serlo

mediante reducciones progresivas de los gastos en comunicaciones y trasporte” (Harvey,

2007 p. 262). Reducciones que implican un aumento en el gasto energético creciente, para

hacer todo más rápido, más conectado e inmediato. Es en esta lógica, donde el espacio

queda aniquilado por el tiempo, que se convierte en la unidad de medida de la eficiencia de

los servicios; así mismo le ocurre a la materia con la energía.

Así pues, “la habitabilidad local se está alcanzando gracias a la insostenibilidad global”

(Velásquez, 2012 p.81). La fetichización de los servicios ambientales, alrededor de la

mercantilización de los mismos hace que los sujetos pierdan la noción del relacionamiento

objetivo que con ellos deben tener para garantizar los mínimos de supervivencia. Esto pasa

para las relaciones más básicas, como la de aquel niño que no es consciente de que la leche

no llega a su mesa por arte de magia, sino que tras de sí hay un sinfín de relaciones

materiales, económicas y sociales. Pero adquiere niveles de complejidad creciente, en

especial en el sector de la producción inmaterial, donde por ejemplo el académico reflexivo

tampoco logra reconocer las dinámicas que se esconden tras el brillo tenue de la pantalla

del ordenador. En ninguna de las dos lógicas figura el campo, pues este como espacialidad

ha quedado nublado por la inmediatez temporal del servicio.

Los esfuerzos por la preservación espacial dentro de las ciudades han cogido fuerza dentro

de la lógica de la sostenibilidad urbana. Si se miran los indicadores de áreas protegidas de

Bogotá, se evidencia el esfuerzo conservacionista que gana cada vez más fuerza4. Pero esta

sostenibilidad cercana, contrasta continuamente con la insostenibilidad lejana, aquella que

no se ve pero por ello no significa que no afecte. La idea de la entropía como fenómeno

físico es supremamente poderosa para pensar estas dinámicas, pues recuerda que el

universo es un sinfín de relaciones caóticas pero interconectas y que cada causa genera una

consecuencia que ya no puede echar marcha atrás. La ciudad, juga como nodo de fuerte

absorción de las causas: recibe, trasforma y arroja; pero en este ejercicio la transferencia

4 El número de hectáreas protegidas en el distrito se mantuvo desde el 2008 y hasta el 2012 en 87.005. Lo que

significaba una no correspondencia entre el crecimiento de la ciudad y las áreas de conservación. En el 2013

hay un aumento significativo, se pasa a 130.722 hectáreas. Un año después se disminuye de nuevo, pero hay

un aumento que se mantiene en aproximadamente 10.000 hectáreas con respecto al periodo del 2008 al 2012.

La reversibilidad de la decisión llama la atención, pues abre la duda sobre con qué tipo de limitaciones se

encontró la voluntad conservacionista del gobierno de turno.

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entrópica se distribuye infinitesimalmente dejando muy poco de aprovechable en el eslabón

último de su cadena de desechos. Esta reflexión, resulta apenas un esbozo de interrogantes,

alrededor de las lógicas de inmediatez sobre estimulante de la urbanidad; Y con esto,

“apague y vámonos”…

5. Bibliografía

Harvey, D (2007). La geografía de la acumulación capitalista: reconstrucción de la

teoría marxiana, capitulo 12 en Espacio del capital. Hacia una geografía crítica. Madrid:

Akal

Listar y Roa, El caso del Embalse del Muña: inversión pestilente en manos de

ENDESA Ecología Política No. 30 (2005), pp. 15-19

Marx, K (1979) Formaciones económicas precapitalistas, Barcelona: Critica.

Mieres, F, VIGENCIA Y ALCANCE DE LA CRISIS ENERGÉTICA CAPITALISTA, En

Investigación Económica,Vol. 40, No. 157, CRISIS, NOEI Y TERCER MUNDO-II

(JULIO-SEPT. 1981), pp. 191-219

Nicholas Georgescu-Roegen, Energía y mitos económicos, en El Trimestre Económico,

Vol. 42, No. 168(4) (Octubre-Diciembre de 1975), pp. 779-836

Sormani, H Formación Social y Formación Espacial: hacia una dialéctica de los

asentamientos humanos, en Estudios Sociales Centroamericanos. Año VI, No. 17 (mayo-

agosto 1977), pp. 147-173

Velásquez, C.J (2012). Ciudad y desarrollo sotenible, Barranquilla: Editorial

Universidad del Norte.

http://oab.ambientebogota.gov.co/es/indicadores-reglamentados