los que se van y los que llegan

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Pag. 10 MANDATOS PRESIDENCIALES Los que se van y los que llegan Crisis económica y transición. Continuidad de gestión. Transición sin crisis. Crisis sin transición. Cinco presidentes en diez días. Asunción anticipada. Continuidad de gestión con cambio de nombre. ¿Fin de ciclo? El 10 de diciembre próximo asumirá un nuevo gobierno. Una recorrida por los traspasos de poder desde la recuperación democrática de 1983 ayudará a entender los vaivenes de nuestra historia reciente. Por Gabriela Granata

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Crisis económica y transición. Continuidad de gestión. Transición sin crisis. Crisis sin transición. Cinco presidentes en diez días. Asunción anticipada. Continuidad de gestión con cambio de nombre. ¿Fin de ciclo? El 10 de diciembre próximo asumirá un nuevo gobierno. Una recorrida por los traspasos de poder desde la recuperación democrática de 1983 ayudará a entender los vaivenes de nuestra historia reciente.

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    MANDATOS PRESIDENCIALES

    Los que se van y los que llegan

    Crisis econmica y transicin. Continuidad de gestin.

    Transicin sin crisis. Crisis sin transicin. Cinco presidentes en

    diez das. Asuncin anticipada. Continuidad de gestin con

    cambio de nombre. Fin de ciclo? El 10 de diciembre prximo

    asumir un nuevo gobierno. Una recorrida por los traspasos

    de poder desde la recuperacin democrtica de 1983 ayudar

    a entender los vaivenes de nuestra historia reciente.

    Por Gabriela Granata

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    No hay en los ltimos treinta aos de go-biernos democrticos una nica palabra que pueda definir el lapso que media en-tre la eleccin de un jefe de Estado y la entrega del mando. Desde la crisis hipe-rinflacionaria que provoc la cesin anti-cipada del bastn presidencial por parte de Ral Alfonsn no hubo un solo traspaso de poder que pueda parangonarse. Es propio del quiebre del sistema bipartidis-ta de los ltimos 20 aos? Es parte de la inmadurez institucional? Una mezcla de mezquindad opositora de bombardear los

    sobre todo cuando implica un cambio de signo poltico.Para el politlogo Julio Burdman, las transiciones fueron, durante dcadas, el tema preferido del anlisis poltico aca-dmico en Argentina y Amrica latina. La preocupacin fundamental eran las tran-siciones desde gobiernos autoritarios a democrticos, que se propagaban por el continente: se crea que esos pasajes transformaban por completo al estado y a la sociedad; en Europa se escriba en forma similar acerca del pasaje de los

    finales dbiles de gestin? Una mezquin-dad oficialista que se niega a abrir el juego cuando no alcanza el proyecto propio?Gabriel Palumbo, socilogo y profesor titular de la carrera de Ciencias Polticas de la UBA, seala que las caractersticas de las transiciones tienen que ver con el grado de institucionalizacin del pas, de modo que cuanto mayor es ese grado y el sistema poltico es ms ordenado, resultan ms racionales. En pases como Argentina, y por las caractersticas de su sistema de partidos, la transicin es ms compleja,

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    comunismos a las economas de mercado. Aos despus se descubri, o se acept, que ni los nuevos regmenes eran per-fectos, ni las transiciones estaban exentas de continuidades. Burdman, secretario de Investigaciones de la Universidad Me-tropolitana para la Educacin y el Trabajo (UMET), remarc que se comienza a pres-tar ms y mejor atencin a las transiciones entre gobiernos democrticos, porque son muchos los casos de `presidencias inte-rrumpidas`: salvo en Chile, Uruguay y Co-lombia, en el resto de los pases surame-ricanos hay gobiernos que terminan antes sus mandatos, por diferentes razones.

    Crisis econmica y transicin

    El final del gobierno de Alfonsn y su pre-cipitada entrega del poder cinco meses antes no puede entenderse sin trazar el escenario que debi afrontar el primer presidente de la recuperacin democr-tica. Jaqueado por el poder militar que tard en declinar, por los sectores econ-mico-financieros que tensaron gran par-te de su gestin y por los contundentes paros del sindicalismo, el final se aceler en octubre de 1987 con la ltima eleccin legislativa de su mandato, cuando el Par-tido Justicialista obtuvo ms del 40 por ciento de los votos y el radicalismo per-di gran parte de su poder territorial. La UCR no slo cedi la mayora legislativa, sino que con el recambio en las provincias conserv slo dos gobernaciones ms la ciudad de Buenos Aires. Eran tiempos de presidencias de 6 aos y de intendente porteo puesto a dedo. No dieron respiro ni el Plan Primavera, que pretendi con-tener una vez ms la inflacin con control de precios y congelamiento de salarios, ni la bsqueda de negociacin son el sindi-calismo peronista, ni el intento de concer-tacin con industriales y el comercio. Con la economa agonizante, Alfonsn poco pudo legarle a su candidato a sucederlo, Eduardo Angeloz con un perfil conser-vador y sin el carisma del Presidente y el PJ aprovech el desparpajo de Carlos Menem para ganar la eleccin anticipada en mayo de 1989. El peronismo triunfante

    en forma rpida acerca de su despedida de la Casa Rosada. Con la posibilidad de reeleccin y el cambio de duracin del perodo presidencial de 6 a 4 aos, per-maneci 10 aos en el poder. Y hubiera

    intentado continuar, pero en el final de su gestin, el menemismo tuvo quien dina-mitara los cimientos. Fue con una movida de Eduardo Duhalde, frustrado sucesor de Menem en 1995, quien boicote la posi-bilidad de que el ex gobernador riojano pidiera a la Corte Suprema que reinter-

    fue un escollo ms para la conser-vacin de poder del ya debilitado radicalismo, que vio como su plan econmico se descascaraba frente a la creciente inflacin, que lleg a rozar el 5.000 % anual, y los sa-queos, mientras su sucesor electo prometa salariazo y revolucin productiva. Y nada de prudencia.Si bien los diccionarios polticos abordan la cuestin de la transi-cin desde el plano de los gobier-nos autoritarios hacia los democrticos como el trabajo de Norberto Bobbio es posible tomar como idea general que la transicin poltica se define como todo perodo de cambio entre dos situaciones

    polticas estables. El pase de gobierno de 1989 poco tuvo de estable.

    Continuidad de gestin

    La reforma de la Constitucin Nacional en 1994 evit que Menem tuviera que pensar

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    pretara caprichosamente la Constitucin y le permitiera presentarse otra vez en 1999. Duhalde consigui el objetivo de frenar a Menem, pero no pudo ganar la eleccin frente a Fernando de la Ra ni li-mitar el arraigo del menemismo, que tuvo hasta rasgos psicolgicos. Lo sufri el mis-mo Duhalde, y en el peor momento. Fue cuando el 17 de abril de 1999 presentaba oficialmente la dupla que competira en las elecciones a la primera magistratura y su candidato a vice, Ramn Ortega, en un recinto del Complejo La Plaza mudo y ex-pectante, anunci: S perfectamente que esta carta de triunfo la va a apoyar todo el movimiento justicialista, y esta carta es la frmula presidencial Eduardo Menem y Ramn Ortega. Duhalde ya se senta nin-guneado por Menem, pero Palito

    Transicin sin crisis

    Duhalde no tuvo que probar la transicin con quien era ya su adversario interno. Fue De la Ra como aspirante a la Casa Rosada de la Alianza que integr con el Frepaso quien recibi la banda.El socilogo y vicepresidente del Labora-torio de Polticas Pblicas, Gabriel Puri-celli, apunta que el uso de la nocin de transicin en s misma conlleva un equ-voco cuando se intenta aplicar al caso ar-gentino post-1983. El concepto remite al modelo donde una gestin electa designa equipos que trabajan por algunas sema-nas con los cuadros del gobierno saliente para obtener los saberes necesarios para mantener la mquina de gobierno funcio-nando: desde el detalle de las ejecuciones presupuestarias hasta dnde estn las lla-ves de los cajones. Sin embargo, remarca que en Argentina nada de eso ha suce-dido durante los cambios de gobierno en nuestro pas, sea porque el traspaso es el cambio de manos de la papa caliente de una crisis, porque el cambio es slo nomi-nal o porque la administracin saliente se define por el quite de colaboracin, como sucedi con el peronismo en 1999.El 5 de noviembre de ese ao hubo cum-bre entre Menem y el electo De la Ra, que se mostr preocupado por los clcu-

    4.500 millones de pesos. El peronismo controlaba el Senado y 14 gobernaciones. La Alianza y De la Ra tenan el Gobierno, pero no el poder.

    Crisis sin transicin

    El gobierno de De la Ra fue una cadena de errores, sumada al oxgeno que le neg el peronismo desde el inicio de la gestin. Los desaciertos ms emblemticos fueron

    los canjes de deuda, que derivaron en causas judi-ciales, y el caso de pago de sobornos para aprobar una ley de flexibilizacin laboral y congraciarse con sectores empresarios, que salpic a funcionarios de la Alianza y a senadores oficialistas y opositores. Hubo en esa poca una reunin en la residencia de Olivos, en la que De la Ra recibi a los senadores del peronismo. La cabeza gacha y bambo-leante de negacin de De la Ra, cuando le pedan que saliera del asfixiante plan de Convertibilidad y diera una salida a la econo-ma percudida y enclenque, era el smbolo de la falta de perspectivas. Tuvo s un gesto: convocar al PJ a un gobierno de unidad na-cional, que se pareca ms a compartir un pedazo del salvavidas de plomo que a generar nuevas ideas para superar la crisis. El justicia-lismo, que ya controlaba el Congreso, dijo no. Y des-encaden la transicin ms

    vertiginosa de los ltimos tiempos, con cinco presidentes en 10 das por la elec-cin del entonces gobernador de San Luis, Adolfo Rodrguez Sa, como mandatario interino: otra vez el quite de respaldo del peronismo a quien haba elegido para la transicin por sus apetencias personales y de perpetuacin, hasta que el proceso

    los del dficit que hacia el equipo saliente y el que proyectaba el entrante. Acorda-ron, adems de abrir los libros, apu-rar un proyecto consensuado de ley de coparticipacin federal, que el Gobierno se abstenga de asumir compromisos que condicionen la prxima gestin, como por ejemplo un aumento de sueldo a los estatales y que quede garantizado el fi-nanciamiento para el primer trimestre del 2000. Segn los clculos de los tcnicos de

    la coalicin, el dinero en las arcas pblicas alcanza para un mes, recoge una nota del diario Pgina/12 de esa poca. Otra vez la letra y la prctica. Un mes despus, De la Ra asuma la presidencia de la Nacin sin el Presupuesto aprobado ni un paquete impositivo consensuado para evitar que el dficit fiscal se escapara ms all de los

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    queda finalmente en manos de Duhalde, que ocupaba una banca como senador na-cional. As, el ex intendente de Lomas de Zamora recuper gravitacin poltica tras su derrota electoral dos aos antes. El ase-sinato de los militantes Daro Santilln y Maximiliano Kosteki durante una protesta en el Punte Pueyrredn volvi a acelerar

    pio pragmtico de no arreglar lo que no est roto, como la cautela de no desafiar a la persona a la que le debe pura y ex-clusivamente la presidencia. Sin embargo, a este traspaso cuasi puramente nomi-nal del poder, lo sucede una transicin de hecho, donde el nuevo presidente va desplazando molecularmente al personal

    sostener la educacin pblica. Duhalde comenz un proceso de estabilizacin in-terrumpido porque regurgit la maqui-naria que haba dejado crecer, la Polica Bonaerense criminal. Kirchner, con el piso ms bajo de votos de esta etapa demo-crtica, tuvo tal vez la jugada estratgica ms inteligente. Dej que lo acompaara el duhaldismo y en cuatro aos no qued casi nada de ese poder construido por el bonaerense. Nombr como sucesora a su esposa Cristina Fernndez, quien debe ce-der el poder a fin de este ao. No hay en la memoria colectiva ni en la letra impresa registros de reuniones de equipos entran-tes y salientes que dieran como resultado sostener polticas de Gobierno. S hay re-gistros de personalismos, mezquindades, zancadillas y apropiacin del Estado.

    Pensar el futuro

    Palumbo sostiene que la inexistencia de una transicin ordenada tiene que ver con que no hay polticas de Estado, la poltica est desinstitucionalizada y ha ganado y gobernador la mayora del tiempo un sec-tor poltico que no se ha caracterizado por institucionalizacin. Hay que salir de la idea de la inexorabilidad de los gobiernos peronistas y mirar los ejemplos de otros pases donde hay mucho debate pblico y una fuerte impronta de las ideas.Por su parte, Burdman seala que la preocupacin pasa de la estabilidad del rgimen a la de los gobiernos y deta-lla que las presidencias de Menem y de Nstor y Cristina Kirchner pueden consi-derarse las ms slidas en cuanto a re-cursos de gobernabilidad. Explica: Es-tos casos demuestran la importancia de contar con mayoras parlamentarias y fe-derales para tener una buena etapa final. Una caracterstica de las presidencias latinoamericanas es la vulnerabilidad del presidente: es el nico cargo electivo al que votamos todos, su poder electoral es el corazn del sistema poltico y. por ende. es el dueo de todos los aplausos y tambin de todas las balas. La dinmica poltica implica someterlo a un profundo desgaste, y a veces no logra llegar ileso a

    los tiempos institucionales. Con el pero-nismo fragmentado en cuatro candidatu-ras, y una primera vuelta presidencial que le dio el triunfo a Menem, quien rechaz ir al ballotage con Nstor Kirchner, Duhalde le entreg la banda al santacruceo.Es un caso curioso el traspaso del gobier-no de Eduardo Duhalde a Nstor Kirchner en 2003. Lo que se da el 25 de mayo de ese ao es la entrega del gobierno llave en mano: se mantiene al mismo personal en los cargos clave y slo se agregan al-gunas sillas para sentar a un puado de patagnicos de ntima confianza del san-tacruceo. Kirchner aplica tanto el princi-

    heredado de Duhalde y que no se recicla como verticalmente leal a su propio lide-razgo y termina concretando un cambio efectivo de gobierno, en dos tiempos, tras enfrentarse a Duhalde en las elecciones legislativas de 2005 y luego al forzar la sa-lida de Roberto Lavagna del Ministerio de Economa, analiza Puricelli.Alfonsn no consigui que la recuperacin democrtica pudiera traducirse en bienes-tar econmico. Menem traicion su propia verba y fue el brazo ejecutor de las pol-ticas privatistas, neoliberales y su traduc-cin social individualista. De la Ra reneg de principios bsicos de su partido como

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    la recta final. Ser presidente/a no es para cualquiera.Tal vez, entonces, en la principal carac-terstica del sistema de gobierno en Ar-gentina radique tambin su debilidad. El poder que concentra el presidente de la Nacin, que lo dota de una conduccin personalista, poco anclada en la estruc-tura partidaria y menos an proclive a sostener acuerdos programticos de go-bernabilidad con otros espacios, implica controlar tambin radicalmente los resor-tes de decisiones en el Congreso y la afini-dad mayoritaria de los gobernadores para conservar la cuota de poder que le permi-ta llegar al final del mandato. Por lo tanto, ninguno de esos atributos ayuda a soste-ner transiciones que impliquen mantener polticas de Estado y tengan como base un sistema de partidos polticos fuertes, con debates, pero tambin con dilogo.

    Dos reelecciones

    Tras la Reforma Constitucional de 1994, dos veces se produjo en la Argentina, en los ltimos 20 aos, que un presidente lograra ser reelecto y reasumiera formalmente en el cargo, sin interrupcin de sus mandatos: Carlos Sal Menem, en 1995, y Cristina Fernndez de Kirchner, en 2011.El riojano haba impulsado la reforma de la Carta Magna justamente con el objetivo de alcanzar un segundo perodo consecutivo en la Casa Rosada.El 8 de julio de 1995 el ahora senador nacional lleg al Congreso para el traspaso de mando con la banda presidencial ya colocada sobre su pecho, se la quit para el juramento de rigor y volvi a colocrsela. Cabe recordar que el pas no tena vicepresidente saliente en aquel momento, ya que quien haba asumido en ese cargo en 1989, Eduardo Duhalde, lo haba abandonado dos aos ms tarde, en 1991, tras ganar las elecciones para gobernador bonaerense.El 10 de diciembre de 2011 Cristina Fernndez fue reelecta en su cargo. La ceremonia de colocacin de la banda presiden-cial para su segundo mandato estuvo a cargo de su hija, Florencia. El vice saliente, Julio Cobos, observaba la escena desde la frialdad que marc la relacin entre la mandataria y su segundo desde la clebre madrugada del voto no positivo del mendocino en julio de 2008, cuando se resolvi en el Senado la suerte de la resolucin 125.

    Fecha Termina Partido Asume Partido8 de julio de 1989 Ral Alfonsn UCR Carlos Menem PJ

    10 de diciembre de 1999 Carlos Menem PJ Fernando De la Ra Alianza

    21 de diciembre de 2001 Fernando De la Ra Alianza Ramn Puerta PJ

    23 de diciembre de 2001 Ramn Puerta PJ Adolfo Rodrguez Sa PJ

    30 de diciembre de 2001 Adolfo Rodrguez Sa PJ Eduardo Camao PJ

    2 de enero de 2002 Eduardo Camao PJ Eduardo Duhalde PJ

    25 de mayo de 2003 Eduardo Duhalde PJ Nstor Kirchner AFpV

    Diciembre 2007 Nstor Kirchner AFpV Cristina Fernndez de Kirchner FpV