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SERMON,QUE EN ALABANZA
D E L A N G E L I C O D O C T O R
S T O THOMAS DE AQUINOP R E D I C Ò
E N E L C O L E G I O DE R E V E R E N D O S PADRES DOMINICOS
D E M A D R I D ,
QUE LE VENERA POR SU TITULAR,
Y P A T R O N O ,
£ L D O N F E L IP E B E R T R A N , Obispo de Salamanca, Inquisidor General
en todos los Reynos y y Dominios de España.
S A L E A L U Z
A I N S T A N C I A , Y S O L I C I T U PDE LA EXPRESADA COMUNIDAD,
EN VALENCIA:
EN LA OFICINA DE JOSEPH, Y THOMAS DE OKCA,M . D C C . L X X V I I .
Se hallará en la Librería de Jpa^uin Minguét j jun t9 a l R ea l Colegio del Ven^ Señor Patriarca,.
Ü N Í V E R S Í D A D D E N A V A R R A
^ Í B U O í E C A D c H U A \ A N iD A D E S
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V O S E S T I S S A L T E R R A E : ,v o s e s t is l u x m u n d u M a t t h . c a p .
Ellciosa cosa es el estudio de las Icm s, Q u e cosa mas dulce , y deleitable , que sin dejar un estudioso su retiro viajar por todo el m u n d o , ver quanto h ay
en él de excelen te , y esclarecido , registrar los siglos pasados, contem plar el origen de los R e y n o s , y M o n a rq u ía s, su exalta c ió n , y d ecad en cia, m irar los naufragios sin m ie d o , hallarse en las batallas sin p e lig ro , escudriñar las entrañas de la tierra sin fa t ig a , entrar en. los Palacios de los Principes sin repulsa. Intervenir en los consejos de los sabios sin riesg o , y conversar fam iliarm ente à todas horas con los mas autorizados literatos de las naciones ? Q u é cosa puede recrear tanto el ánim o, com o el reconocer quanto h ay en los libros esparcido de curioso , y a m e n o , lo vario de las H isto rias, lo recondito de la F ilosofía , lo provechoso de las L e y e s , lo curioso de las M atem a- t lc a s , lo sagrado de la T e o lo g ía , y lo que es
A 2 mas*
* r 4 ]m a s , beber a su satisfacción en las fuentes co piosas de la verdadera sab id u ría , en las sagradas Escrituras del antiguo y y nuevo Testam ento y y en los Santos P ad re s, y D o ílo res de la Iglesia ?
Mas al m ism o t ie m p o , que el estudio de las letras es tan d u lc e , y delicioso , suele ocasionar aun en los ingenios de prim er orden la* mentables p erju icio s, y m u y confirm ados con la experiencia. El engendra en el corazon de algunos sabios un espíritu de presunción , y or-* güilo Incom patible con la hum ildad christiana. A h o g a en otros el espíritu de devocion á quien todas las cosas deben servir •, porque quanto xnas ocupado se halla el espíritu en la especu-^ la c io n , y averiguación de las cosas criadas, tanto menos herido es de los sentim ientos de ternura y y am or ázia Dios. Q uando el espíritu suelta todas sus velas , y con la especulación desahoga toda su virtud por el entendim iento, deja entre tanto a la voluntad ociosa. Y no deja de haver muchos en quien disrninuye aquella pía adhesión, que debe tener qualquler C a - tolíco a las verdades de la F e , la que p id e , que el hom bre sujete todas las luces de su espíritu á la autoridad de D io s , que m anda creer verdades , que sobrepujan toda la lu z n a t u r a lp o r
don-
donde pretenden solam ente governarse m uchos de los estudiosos, y sabios.
Suele sobre todo esto el estudio de las letras desordenarse por varios cam inos i porque deseando todos los hombres naturalm ente saber, unos se dejan à veces llevar tanto de la fuerza del apetito de las ciencias que vanam ente cu riosos gastan el tiem po inutilm ente , y consum en todas las fuerzas de su ingenio en averiguar c ó m o , y quando casó Júpiter ; quál fue la patria de H om ero ; la m adre de Eneas ; las costumbres de Safo ; y otras seiscientas curiosidades igualm ente vanas è inivtiles. O tro s , com o dice el A n gelico D o£lor (a) con San A gu st ín , entonces entienden haver llegado k lo sum o j quando han registrado toda esta gran máquina del m undo de lo qual vienen à hincharse j y ensobervecerse tanto , com o si supe
riores à todos los demás hombres habitásen en los m ism os Cielos de que disputan. O tr o s , co m o sucede à los H e re g e s , estudian para esparcir al ab rigo de pom posa erudición sus errores , y engañar à los Incautos , cumpliéndose
en
(a) Magnum allquid ss agere putant, si untversarn tstam corports tno- lem , quarn mttndum nmcupamus ¡ cur-toiissime 3 iníeníisjtmeque perqui’- rant. Unde etiam tanta superbia gignitw , ut in ipso coelo , de quo s/itpe dìsputant , sibìmet habitare videantur. z, 2, 167. art. i . in Corp.
en e llo s , com o dice nuestro Sanco, aquella sentencia de Jeremías ; (a) Docmrunt enim lingm m suam loqm mendacium : ut inique agerent, ícibo- raverunt. O tro s, estudiando m ucho en otras cosas , se distraen del estu d io , que por su oficio, è instituto les incum be -, y asi San G eronim o,
a quien cita el m ism o A n gelico D o ó to r , (b) se lamencaba de que los Sacerdotes de su tiem po, olvidando los P ro feta s, y E v a n g e lio s , se em
pleaban en leer libros cóm icos , y caneaban las palabras am atorias de los versos bucolicos. O tros, se em peñan en averiguar verd ad es, que superan toda la facultad de su ingenio contra el con sejo del Eclesiástico : (c) Alúora. te ne qu-nesierisy et fortíora te ne scrututus fm r is . Y con esta tem eridad se deslizan facilm ente en varios errores. Por todos estos cam inos suele desordenarse el apetito de sa b er, y el estudio de las letras,
Pero el A n gelico D o£tor Santo T h o m á s, cuyas glorias celebra o y con tanto jubilo la Iglesia , y de quien he de hacer y o el e lo g io , nos hace ver quan bien se hermana la sabiduría con la p ie d a d , y religión j y que solo por
v i-
(a) Cap. 9 . V. 5", (b) S a c e rd o te ! d im is s ts E v a n g e lt is , e t F ro p h ttify v i d e m u s c c m o e d ia s legere , e t a m a to r ia b u c o lic o ru m v e r s u u m v e r b a c a n ta r e , Epiñ. I4 Í. ibidem, (c) Cap. 3. v. z z .
vicio j deprava.cIon, y m al uso que hacen de ella los h o m b re s, ocasiona can funestos perjuicios. Este es un sabio á quien las ciencias no ensobervecleron, sino hum illaron ; y en quien la sabiduría no fue m anjar Indigesto , q u e-resuelto en densos vapores desvanece la cabeza, sino m anjar su avísim o , y sabrosísimo , que alim enta , fo rta le c e , y edifica. U n sa b io , que si estudió las buenas letras , fue para hacer , que las que tantas veces havian servido á la van id a d , y á la m entira , sirviesen á la verdad , y á la Inteligencia de la sagrada Escritura ; y para que estos despojos de E gip to , que tantas veces havian sido dedicados al culto del Idolo de la sobervia , se santificasen , y pudiesen algú n día ser dedicados al c u lt o , y ornam ento del Tabernáculo. U n sabio , que tan altam ente resplandeció en las v irtu d es, com o disputó de ellas : que entre sublimes especulaciones , y en m edio de un pertinaz estu d io , fue penetrado de m u y tiernos sentimientos de piedad : que enere las satisfacciones que podía infundirle la agudeza j y alteza de sus pensam ientos, y discursos, fue siem pre enteram ente adlóto a la autoridad de las divinas le tra s, y difiniciones de la Ig le
sia. U n sabio tan frecuente en las d ispu tas, co m o
1110 continuo en la oracion : sal no menos que de toda la cierra , luz del m undo todo : Vos estis sal tenae \ vos estis lu x mundl. C iud ad edificada sobre monee que no solo am p a ra , y defiende con sus muros á los que á ella v ienen , sino que cambien con su vista alegra á quantos de lejos la descubren. A ntorcha puesta , no en un rincón , sino sobre el candelero, para que de luz á codos los que moran en la casa de Dios. Sal en la v id a , luz en la doólri- n a , ciudad en los presid ios, y defensas, antorcha en en cen der, é inflamar los co razo n es, co m o expone nuestro m ism o Santo en este lugar: Ergo debent esse sal in y¡ta , lu x in do^rinisy civltas in praesidüs , eí defensionibus , lucernít in accensionibm. Supo tam bién herm anar estas dos cosas 5 c ie n c ia , y virtud , que de la ciencia se valió para acrecentar la virtud , y de la virtud para perfeccionar la ciencia , viniendo con esto á ser un m odelo de la piedad , y u a D o¿tor de la verdad. El poner á vista de mis o y e n te s , para su ed ificació n , y exem plo estas dos cosas j será todo el argum ento de m i oracion 3 y sus dos partes. Prim ero m anifestaré, com o su sabiduría le h izo heroicam ente virtuoso j y despues, com o su virtud le h izo esclare
cí-
[ p ] *
cîdam ente eàbîo. Bien s é , que no podré ponderar dignam ente estas dos cosas ; pero para poder de algún m odo satisfacer à los deseos de los discípulos de este gran M aestro , ayudad- m e à im plorar la asistencia de la divina gracia, por intercesión de M aria Señora nuestra, saludándola con el A n gel : A ve Maria,
L
o es sabio el que para sí no Ío e s , decía San Bernardo , (a) y el que quiera se rlo , sealo .para s í , y beba de la m ism a fuente , de cuyas corrientes da con tanta liberalidad à beber à otros ; porque oficio es de la verdadera sabiduría hacer à los hom bres virtuosos. Se estudia para que tales sean las o b ra s, quales fueren las palabras. L a sabiduría del m undo solo alum bra el entendim iento j la del C ie lo re g a la , y mueve la voluntad , y penetra todos sus senos, obrando en cada uno aquello , que conviene para su reform a. V iv a , y eficaz es la palabra de D ios ( decía el A postol ) (b) y mas penetran-
B te,
(a) N o n ergo sa p ie n s , q u i itb i non est. Sapiens sib i sapiens erit ; et h i- het de fo n te p u te i su i prim us ipse. Lib. z . de Considérât, ad Eugeniurn, cap. (b) V iv u s est enim sermo D e i , et effica x , et fenetrab'üior oinnt
glad io a n cip iti', e tp ertin g tm usque a d d iv isiçn em a n im a e ja c sp r itu s. Heb* 4*v. iz.
te j que un cuchillo de dos f i lo s , pues llega a rom per aquella perversa liga , que hay entre la parte in ferior, y su perior-del h o m b re , y hace división entre lo a n im a l, y espiritual. Esta celestial sabiduría hace práíSticamente ver quan grande sea la herm osura de la v ir tu d , la fealdad del v ic io , la vanidad del m u n d o , la dignidad de la gracia , la grandeza de la gloria , la suavidad de las consolaciones del espirita , y la b o n d a d , y largueza de Dios ; y asi decía nuestro A n gélico D o £ to r, que no podía crecer en el alm a del justo el am or de D io s , sin que creciese al m ism o paso el conocim iento de la bon dad , am abilidad , y herm osura de este Señor en los mismos grados j porque -quien m ucho am a , m uchas razones de am ar conoce en la cosa a m a d a , y quien poco , pocas.
Pues qué no debió obrar en un Santo que tan altam ente la poseía ? Q ue tan profundam ente tra tó , y habló de D io s , y de sus atributos? Q u e con tanta solidez explicó todos los miste
rios ? Q ue con tan to acierto disputó de todas las v irtu d es, de sus a ¿to s, de sus o fic io s , de su d ig n id a d , de su necesidad, y de su orden? Q ue tan discreta , y m aravillosam ente las contrapuso , y contradistinguló de los vicios contrarios,
pa-
para que à nadie en gañ asen , si alguna vez falsam ente usurpaban el herm oso trage de la virtud ? V inieron en verdad à nuestro Santo jun tos con esta sabiduría todos los b ien es, (a) pues no huvo virtud en é l , que no fuese pasmosam ente heroica. L a h u m ild a d , à la qual puso por primer fundam ento de todas las virtudes, porque com o tan sabio , no ignoraba , que quien sin ella ed ifica , d estru ye, se v io en nuestro Santo en el ultim o grado. Jam ás experim entó en toda su vida m o vim ien to , ni estím ulo alguno de sobervia. Q uán heroica , decidm e , debía ser aquella h u m ild a d , que tan ol^ v id a d a s , y reprimidas tenía las pasiones de la sobervia? D os cosas entre otras están mas expuestas à la v a n a g lo ria , y son mas com batidas de la sobervia. L a prim era es el p o d e r , y no- bleza j y por eso el Aposcol escribiendo à T i - m otéo , le encargaba mandáse a los ricos , y poderosos, que no tuviesen altos pensamientos: DiyitÍbus huius saecul'i praecipe non sublime sapere (b) L a segunda es la sabiduría ; porque los que se hallan enriquecidos con ella , suelen m irar co n alto sobrecejo à todos los ignorantes,
B x Y
(a) Venerunt autem mihi omnia bma pariier cum illa> Sap. 7 . v . 1 1 .(b) I. ad T im o th . í. v. 17 .
y piensan llevarles aquella v e n ta ja , que los racionales à los que no lo s o n , y que la lu z à las tinieblas.
Estas dos cosas, tan expuestas al viento de la vanidad concurrían en T h o m á s , y en excelentísim o grado. E l explendor de su linage era tan esclarecido y el poder , y riquezas de su casa tan gran des, que dos hermanas de su m adre Condesa de A q u in o , se hallaban exaltadas al Solio j la una de A r a g ó n , y la otra de Sicilia. Su sabiduría tan m aravillo sa , que la hacía resplandecer com o Sol entre los D o lo r e s . Pues qué m ayor pasmo entre tantos incentivos de sob ervia , no solo no desvanecerse, pero ni ^ün sentir el menor estím ulo de vanagloria ? Q uan grande sea el poder de este v icio para desvanecer el corazon , no lo puede saber , dice San A gustín 3 (a) sino el que ha entrado en batalla con él. Porque si es fácil à qualquicra no apetecer la a la b a n za , quando se le n ie g a , es m uy dificultoso no gozarse , ni deleitarse de ella, quando se le ofrece. L a hum ildad conservada ín tre honras es ra ra , y portentosa virtud. N o
es
(a) N on enim h u iu ¡ h ou is v ires sen tii , nisi q u i ei b ellu m in d ix e r it , ^uia etsi cuiquam f a c i le eit laude carere ¡ d um denegatur j d ifficile est ea non d e le f ia r i , cum offertur. Episc. 6 4*
* C 13 ] ^
es m ucho , decía San Bernardo, (a) ser hum ilde en el abatim iento -, pero es n iu y g ra n d e , y rara virtud la hum ildad entre honras. Por eso
San G ero n im o , hablando de aquel grande A n acoreta H ilarión , (b) decía , celebren otros los prodigios que h izo su extrem ada p o b re za , su increíble abstinencia , su continua oracion , y otros gloriosos hechos s u y o s , que à m í ningu- gun a cosa m e adm ira ta n to , com o que pudiese p isa r , y despreciar las honras , que a porfía le ofrecían. Concurrían à verle O b isp o s, Presbíteros , Exercitos de Clérigos , y M onges -, (c) peto él ninguna cosa m editaba en su corazon, sino la soledad , y el desierto. M aravíllense o tr o s , puedo y o con la misma razón d e c ir , de la agudeza , y pasmoso ingenio del A n gelico D o ó to r , de su superior sab id u ría , de sus abstinencias , y a y u n o s, de su continua , y profunda o ra cio n , y de su angelica p u reza , que à m í ninguna cosa m e pasma ta n t o , com o haver podido pisar tan heroicam ente las honras , y lograr tan perfetto triunfo de la vanagloria.
C on -
(a) Non magnum est esse bumtlem in ahìe&ione 5 magna prorstis , et rara vtrtus bumilitas bonorata. H o m . 4 . super M issus est. (b ) Ego nihil ita ftu feo , ({uam gloriam j et honorem illum calcare potuisse. In V ita S . H i la r io n is . (c) Concurrehant Episcopi , Presbyteri , Clericorum , et Monachorum greges,,.,, af Hle nihil aliud nifi solitudinem meditabatur^ Ibidem»
C oncurrían í oírle á París exércicos de discípul o s ; de su boca pendían los Doólores con sum a adm iración; de todas partes le consultaban varones g ra v ís im o s s u s opiniones se reputaban oráculos; sus escritos, y libros eran venerados, y respetados de los mismos Sumos Pontífices; y entre tantos , y tan poderosos estím ulos de so b erv ia , era tan profunda su hum ildad , que no supo qué era padecer el m enor m ovim iento de vanagloria.
Establecido en su espíritu este solidísimo fundam ento á la vida esp iritu a l, sabiendo que para ser Santo basta desearlo de veras s e r , co^ m o dijo en cierta ocasion á sus h erm an as, avivó en su corazon una ardiente sed de la santidad , y perfección. Estos encendidos deseos de la justicia son las primeras flores de la gracia, que prometen copiosos frutos de. virtudes *, y se descubrían en T h om ás tan fervorosos , que el aspirar á la perfección era todo su gran cuidado. A este fin dirigía todos sus estudios; y esto
pedía á D ios en todas sus oraciones. Q ué otra cosa manifiesta aquella sú p lica , que puesto de rodillas hacía á D ios todos los d ia s , y en que se manifestó mas e lo cu en te , que los D em oste- n e s, H orteu sios, y T u lio s? yyConcedeme¡ Señor^
de-
[ i s ] *
decía , que yo codicie con ardiente sed quantd s) fuere de 'vuestro agrndo *, que lo sepa inquirir,
buscar con prudencia. , qtie lo conoT a, sin en- gaño j que lo cumpla con perfección. Concederne que no desee complacer , ni tema disgustar sino
yy à tt\ que todas las cosas transitorias las estima en nada por t i \ y que à t i y tus cosas las
yy estime mas que à mi s que fastidie todo jy que se logra sin t i , y no desee cosa alguna fue:-
ra de ti. ^ e me recree qualqmer trabajo qm sy se toma por ti y y me sea enfadoso qualquler
descanso que no sea en ti. Q ué otra cosa, buelvo à decir , manifiesta esta d evo tísim a, y discretísima su p lica , que una ardiente sed de la perfección ?
Esta m ism a ardiente sed de la ju stic ia , indica con claridad el aprecio grande que h izo de la R e lig ió n , à donde determ inó acogerse, com o à puerto segu ro , y estado de perfección. C o n qué fortaleza no rom pió por todas las dificultades , y em b arazos, que se le ofrecieron en esta empresa ì Q u é porfias no resistió ? Q ué blanduras, y. alhagos no despreció ? Q ué m áquinas no desvaneció de los que pretendían co n trastar su ánim o ? Q ué constante no permaneció en su resolución contra todos los ruegos , y
am e-
amenazas de los suyos ? T eod ora su madre se valió para apartarle del sanco propósico de la
R elig ión , de codos los m odos de persuadir, que ensena el arce , y el am or. Sus hermanas precendieron ablandarle , y vencerle con am orosos ruegos : sus hermanos , com o soldados, pensaron acerrarle con am enazas, y persecucion es, porque despues de haverle robado vio len- tamence a la R elig ión , y haverle rasgado en desprecio el sanco H a b ic o , que havia vescido, le encerraron en una penosa cárcel. Peleó el inundo concra T h om ás con las dos poderosas armas con que su ele, com o el m ism o Sanco dic e , com bacirnos, prom esas, y am en azas, prosperidad , y adversidad ; pero codos estos alha- gos , y amenazas no hicieron ninguna im presión en el corazon de T h o m á s , y perm aneció conscance en su resolución. El jusco decía Sa^ lo m o n , (a) permanece en su m ism a sabiduría com o el Sol ; el sabio no se quebranta con el te m o r , ni se m uda con las cosas prósperas , ni se ahoga con las adversas; porque donde está la sabid uría, alli esca la v ircu d , alli la constancia, alli la fortaleza , de m o d o , que siempre es el m ism o su ánim o.
Q uién
(a) Homo sanSlus in ja^ientia manet skut soL Ecclesiast, 2 7.
[ 1 7 ]Q uién tan firmes , é incontrastables funda
m entos puso al edificio espiritual de las virtu des , hasta donde debió elevarlo ? H asta la cum bre mas em inente. L a pobreza de su espirita fue extrem ada : havia cerrado la puerta á todos los deseos de su c o ra z o n ; y superior al m undo, nada podia apetecer del m undo. Se ju zgaba tan d ich o so , y rico con la pobreza de la R e lig ió n , que con rep etid as, y fervorosas oraciones suplicaba á M aria Señora nuestra le alcanzase el favor de no trocar jam ás la condicion de su es- tado por ninguna otra d ig n id a d , aunque fuese la mas su b lim e , y elevada. Y quan de veras hiciese esta suplica nuestro S a n to , lo manifestó la invencible constancia con que se negó á aceptar el A rzobispado de Ñ a p ó le s , con otras d ig nidades , y rentas , que le ofreció C lem ente Q uarto . Parece que a todas horas repetía aquellas palabras de San A g u s t ín : (a) ^ I d q u id mihi y u lt daré Dominus mem , auferat totum , et se mihi det» Q u an to D ios quiera d arm e, quítem elo codo , y déseme á sí m ism o. Su paciencia en los trab ajo s, in v ld a . Padecía con tanta alegría , y serenidad de ánim o los dolores , y calenturas , dice San A n tonin o , com o si los
C m iem -
(a) E n arrat. in P s .
m iem bros enfermos no fuesen suyos , sino age- nos. Su abstinencia singularísim a : escaseaba el alim ento necesario. S a b ía , que tan m al se guarda la virtud entre regalos , com o la hum ildad entre h on ras, y la castidad entre peligros. Sus ayunos eran co n tin u o s, porque à ios de la R e gla , que son m u ch ísim o s, añadía o tro s , quan-r do llevaba enere m anos algun a exposición dificultosa de la sagrada Escritura.
Su castidad fue tan heroica , que tenía muertas de puro vencidas todas las pasiones de la carne. D esde que triunfó en la cárcel donde le tenían preso sus herm anos de aquella Impura m uger , que Intentó tiznar su pureza; desde que en prem io de este triunfo le ciñeron los Angeles los lom os con un cin gulo , quedó transform ado en un puro espíritu , y no sintió en adelante los estím ulos de la sensualidad, v iviendo en carne fuera de la carne : autentico testim onio de la heroicidad de su castidad. P o rque aquellas son virtudes de los perfcdlos , y que llam an del ánim o purgado , que de puro vencidas que tienen las pasiones , no las sienten.
Q aé diré de su oracion ? E lla era su co n tinuo exerciclo : con la oracion se crió en su
tier-
* r *L íp Jtierna e d a d ; con la oraclon se a lim e n tó ; á la oraclon acudió en sus cencaclones; y la oraclon fue principio , y térm ino de quanto le y ó , escribió , y diíStó. Su contem plación , y m editación profundísim a. M anifestaba su rostro al m undo ; pero reservaba su corazon á D ios. Era 3 com o decía el N azlan zen o de C e sa rlo , (a) á la vista JuUco , porque trataba con R eyes, y P rin cip es, y en lo interior Anacoreu. Era su corazon aquel huerco cerrado y aquella fuente sellada (b) donde nadie entraba , ni bebía sino Dios. Era aquella licéra del verdadero Salom ón j (c) a la qual guardaban con grandísim o cuidado sesenta C avalleros arm ad os, de los mas fuertes de Israel, Porque en verdad , qué era
aquel recogim iento de los sentidos can pasm oso , sino cuidado de que no se le pegasen las alas del alm a , esto es , sus a feó los, y deseos á la lig a pegajosa de las cosas terrenas, y le Impidiesen el vu elo á las divinas ? Se iban sus afeólos con tanto Im petu , y fervor acia D ios, que no solo levancaban de la cierra el espíritu , sino tam bién el cuerpo. C o m o ardores del
C 2, di-
(a) In o ra tio n e fu n eb ri C a e s a r ii. (b) Horrus condusus. joror meA sponsa hortus conclum s, fo m signaíus. C a n tíc . 4 . v . 12 . (c) En le^ ¿íulum Salornonii ¡exaginta fortes am b im t ex fo rtia im is Israel, Cantic* 3. V. 7 .
divino fuego allá levantaban todas las cosas con^ tra la Inclinación de su p eso , de donde ellos ha- vían bajado.
D e aqui nacía el andar nuestro Santo siempre todo a rro b a d o , y suspenso : de aquí aquellos éxtasis tan pasm osos, que duraron à veces tres d ia s , en los quales negado à rodas las co sas del m u n d o , descansaba en el seno de la divin a contem plación. D e aquí aquellos arrobos tan fu ertes, en los quales suspendido el uso de los sentidos , v ino à no sentir el cauterio de una pierna , y la a íliv id a d del fuego de una vela , que consumlendos,e en su m a n o , llegó à ofenderle los dedos. D e aquí el elevarse quando q u e r ía , y con tanta fa cilid a d , decía San V icente Ferrer , com o qualquiera abre , y cierra los ojos. T e n ía aquellas alas de p a lo m a , por las quales suspiraba el R eal Profeta : (a) dabk mlhi fennas sicut columbae ? A las de una alm a p u r a , que siempre conservó la Inocencia de u n n iíio de cinco anos , com o aseguró R egin ald o su C onfesor. Las antorchas de su a m o r , y caridad eran antorchas de fu e g o , y de llamas, (b) Lampades ems lampades ig n h , dtque flammarum. A tan heroico grado de virtu d , y perfección
ele-
(a) Psaltn. ;4 . v. 7 . (b) Cant. 8. v. s .
elevó à T h om as su alta sabiduría. Resta que veáis ahora à quán esclarecida sabiduría le levanto su v ir tu d , que es lo se g u n d o , que ofrecí m anifestar en m i oracion.
II.
X a a verdadera sabiduría no se adquiere tanto en las escuelas, com o en el co ra zo n , no la co m unica tanto el m ae stro , com o el E sp o so , dice San Buenaventura. E n la escuela de Christo el am or , com o sutilísim o T e o lo g o , penetra los mas recónditos secretos, según sentencia de San Pablo : (a) In charhate Y&dkáú , et fundati^ ut fossitis comprehendere cum omnibus sanBis^ qm e sit latitudo , et longltudo , et sublimitas, et frofundum . A quellas doncellitas de los C a n tares , que deseaban saber la hermosura del rostro del E sp o so , à la am antisim a Esposa lo preguntaron , en ten d ien d o , que ninguno podia dar mas clara noticia de lo que buscaban , que la que se abrasaba en su am or. Y es la razón, p o r q u e , co m o enseña nuestro A n gelico D o ílo r , de tres maneras pueden conocerse las cosas, por o íd o , por visca , y por g u s to , y experiencia,
__________ y(a) Eph. 5. V. 17 . ec 18 ,
y este ultim o m odo es el mas excelente , y propio de los perfeólos. Estos con la com unicación , y participación de ios dones de Dios gustan , y conocen com o por experiencia su b o n d a d ; con aquel espiritual a b r a z o , é Interno osculo de la v o lu n ta d , conocen su d u lzu ra , y suavidad ; con la relevación de sus m iserias, su m isericordia j con los incesantes beneficios q u e reciben , su largueza y beneficencia. Por eso decía el Eclesiástico , (a) que el alm a del v a - ron sanco anuncia m uchas veces las verdades, m e jo r , que siete atalayas puestas de centinela en un lugar em inente.
Q uien p o seía , p u e s , en tan a le o , y heroico grado rodas las vircudes j quien a todas h o ras tracaba can fam iliarm ente con D ios *, quien se iba acia este Señor con tan fervorosos , y encendidos a fe ó lo s , que arrebataban en su seguim iento al cuerpo •, quien andaba siem pre to do arro b a d o , y suspenso con el gusto , y suavidad de celestiales consolaciones , y regalos, quan alca , y esclarecida sabiduría no debió adquirir con este celestial crato , y con la experiencia , y gusto de los soberanos d o n e s} L a
mas
(a) Anim a v ir i la n íii enuntiat aüquando ver-a , quam septem circum - jpeéíores sedentes in excelso ad speculandum. Ecclesiasc. 37. v. 18.
m is superior , la mas 'encum brada , y esclarecida. E l Señor en verdad le previno con aquellas bendiciones , que eran necesarias para que pudiese resplandecer con las luces de la mas alta sabiduría. Su espíritu era un p r o d ig io ; la grandeza , la elevación , la extensión de su ingenio era un pasmo. Sus M aestros hallaban en él un fondo , q u e ' no podían lle n a r; una v iv a cidad y que se adelantaba á la instrucción j una inteligencia superior á toda dodlrlna •, y un ju icio tan profundo en penetrar , com o agudo en discernir , y distinguir. Su entendim iento ilustrado con superior lu z , era tan m aravillosam ente perspicaz , que no leyó , ni rebolvió libro , que no lo entendiese. Su m em oria era un depósito en doiide nada se perdía , porque jamás o lvid ó cosa alguna de quantas le y ó , y un tesoro enriquecido de quanto h ay de mas raro en los Escritores de todos los siglos. L a obra sobre los E va n g e listas, que llam an Catena. aurea, tegida de Sentencias de Santos P ad res, y D o cto re s, la c o m p u so , y di£tó , sin tener ningún libro abierto , de lo que havia le íd o , y tenía repuesto en la m em oria.
Pues según esto , quál debió ser la maravilla de su sabiduría ? Fue ella com o la ciencia
de
de los A n g e le sj u n iversal, y pura. L a T e o lo g ía no tu vo misterio , que él no com prehendiese, y declarase. Parece que se juntó toda en su entendim iento j que se co m u n icó , y declaró to da por su b o ca ; que unió todas sus fuerzas en sus pensamientos j que form ó todas sus m aquinas en sus d iscursos, y que vació todas sus riquezas en sus libros. C om en tó todos los libros del M aestro de las Sentencias: com puso la Sum a de toda la T e o lo g ía : disputó contra los G en tiles, confirm ando con m aravillosas razones los dogm as de nuestra Fé : interpretó varios libros de la sagrada E scritu ra , y dió á lu z in n um erables O pusculos sobre diferentes materias. Entre los Santos D o lo r e s se celebran singularm ente San G eronim o , San A gu stín , y San J u a n Chrisostom o , por lo m uch o que escribieron , y trabajaron. N o es m enor el num ero, y peso de vo lú m en es, que dió a lu z el A n g é lico D o ó to r , lo q u al tanto debe celebrarse , y adm irarse m a s , quanto la v id a de nuestro Santo fue reducida á periodos m ucho mas cortos, que la de aquellos Sancos D o d o res. T r a t ó , y
h ab ló profundam ente de D io s , y de sus atributos , explicó con solldéz todos los misterios: disputó altam ente de todas las v irtu d e s, de sus
ac-
atlo s j y de sus oficios. N o h uvo e rro r , que no com batiese, ni objecion de H ereg es, que no d iso lviese, ni pretexto de c ism a , que no desvaneciese , ni abism o de ia gracia , que no sondease , ni caso de con cien cia , que no disolviese.
Poseía él solo todos los tesoros de la sabiduría , que se hallaban divididos en los otros. Sabio en el conocim iento de las supersticiones p a g a n a s, com o los J u stin o s , T e rtu lian o s, C ip rian o s, y Arnobios. T e ó lo g o , com o los A gu stinos , y N azianzenos : diestro en la interpretación de las E scrituras, com o los Geronimos: m o r a l, com o los Gregorios , y Chrisostom os: y dulce , com o los Am brosios , y Bernardos. Parece que el haver sucedido à estos Padres en el orden de los tiem pos , no fue para otro, que para recoger en sí el espíritu de codos, com o dice el C ardenal Cayecano : ÍntdleUnm. omnium qmdammodo sortîtes est. Era su encendim iento un paraíso terrestre , de donde salían quatro ríos caudalosos , que regaban toda la Iglesia : un rio de inteligencia de la sagrada Escritura : un rio de T e o lo g ía Escolástica ; un rio de ciencia de los d o g m a s, y controversias : y un rio de T e o lo g ía m iscíca, o de la ciencia de la piedad.
D M as
* [ s ó ] ‘ ^
M as no solo fue su ciencia universal , co
m o la de los A ngeles , sino cambien pura , y esenca de todo error. N ad ie hay que ignore, que es cosa m uy dificultosa , y ra ra , sab er, y escribir m ucho sobre todas m aterias, y no apartarse de la verdad en cosa alguna : surcar el m ar borrascoso de las cien cias, sin dar en algu n o de aquellos escollos en donde han naufragado tantos sabios : cam inar por tantos cam inos ásp eros, y rodeados de precipicios , y no dar un m al paso : ser hom bre , y hablar com o un A n gel *, pues todo esto se v io en nuestro Santo. Su dodlrlna es la mas só lid a , y verda-* dera. Despues de la C anónica excede á todas las d e m á s, dice Inocencio Q u in to , en la propiedad de las palabras, en el orden de las m aterias , y en la verdad de las sentencias. D o ctrina sin error alguno , com o asegura C lem ente O ó la v o : absque ullo prorsus errare. U n com pendio de la dodtrina de los P a d re s , sin apartarse de los p rin cip io s, que en ellos halló establecidos , y sin introducir en sus escritos novedades, ni laxedades, Ignoradas de los antiguos D oóto- res. E scrib ió , y diótó las dodlrínas , y sentencias , que halló en los Padres. Ensenó lo que de
ellos aprendió , y lo pasó á los venideros conau-
aum ento. Se m antuvo firm e en la senda trillada j y buscó los a n tig u o s , y seguros cam inos, y cam inó por ellos según el consejo de Jeremías : (a) State super vías , et "pídete, et Inter- TQgáts de sem ltls antlquls , quae slt vía bona, et ambulate In ea N o cerró am ontonando piedras de novedades los pozos de agua de verdadera, y saludable dottrina , que los fieles siervos de J a co b havian abierto. G uardó fielm ente el depósito de la dottrina , que le fue encom endado. R ecib ió o r o , dió oro : v o z fue por donde hablaron los Padres , huyendo siem pre de las profanas novedades , de las voces , dottrlnas, y sentencias contrarias à la venerable antigüedad. T a n universal , y pura fue su sabiduría, que han podido servirse de ella todos los C o n cilios celebrados despues de su muerte.
N o pudo el A n gelico D o tto r asistir personalm ente à ninguno de los C oncilios Generales porque aunque llam ado por G regorio D ecim o al C o n cillo Lugdunense , com o oráculo de aquellos tie m p o s, y el m as diestro en confundir los errores de los G rie g o s , m urió antes de llegar à él. Pero con to d o , ningún C o n cillo se celebró despues de su feliz trán sito , que no
D z ro
ía) leremiae 6 . v . 16^
tom ase de sus escritos la d o d rin a para form ar sus decretos. D el O pusculo contra los errores de los G rie g o s, en que nuestro Santo juntó v a rios testimonios de Padres singularm ente de aquella Iglesia , tom ó el C on cilio de L eon la doótrlna de sus decretos , à la qual G regorio D ecim o , y todo el C o n cilio llam an Incomutít- ble y y yerdadera sentencia de todos los Padres^
y DoSiores Catolicos, Latinos , y Griegos, En el C o n cilio VIenense fue tan venerada su doótrl-- n a , singularm ente en los C á n o n e s, que se form aron contra los errores de los Begardos , y B egu in as, que se estableció com o verdad católica la que dejó escrita en la prim era parte, question i z . en los artículos 4 . y 5. En el Constanclense fueron condenados los errores de W l c l e f , Ju an H us , y G eronim o de Praga, no solo con las mismas sentencias , sino tam bién con las mismas palabras de nuestro A n gelico D oólor. Y asi el im p lo , y blasfem o L u cero , que veneraba à estos H ereges com o Insignes m ártires, siguiendo el espíritu de otros He- reslarcas, que dieron culto à C a ín , C o r é , D a - tán ,- A b I r o n , y à los Sod om itas, se quejaba agriam ente de que nuestro Santo , de quien
era enem igo tan jurado , com o de la Iglesia,
asi
así huviese triunfado en esce C o n cillo . El FIo- rencino siguió consrancemence su d o d rln a haciendo repecidas veces honrosa m em oria de su nom bre , com o podrá ver qualquiera que leyere la serie de sus sesiones. En el decreto form ado para la unión , è inscruccion de los Arm enios , puede ver qualquiera versado en los escricos de T h om ás , que el C on cillo habló por su boca. Y con qué ocras armas triunfaron alli de los errores de los Griegos los dos célebres D om inicanos Fray Juan ' de M onteneg ro 3 y Andrés O bispo de R hodas , sino con
la d o d r in a , y argum entos de este nuescro insigne M aestro ? Y qué podré decir del sagrado C o n cilio de Trenco ? Siempre cuvo esce C o n cilio à vista j y à m ano los escritos de T h o más. Ellos se consultaban en todas las dudas de com ún acuerdo de los Padres. En tan num ero so , y respetable Congreso de sapiencisimos D o ó lo re s , no se h a l l ó n i uno , que no procu- ráse apoyar su d id lam en , y v o t o , quando era consultado con sentencias, y palabras de nuestro Sanco. T anco resp eto , y veneración mereció la doctrina de T hom ás.
Y qué m ucho ? Fue nuestro Santo aquel
sá b io , que descubrió los monstruos de los H e-
re-
reges antes que amaneciesen en la Iglesia , y supo los sucesos de los tiem pos y siglos venideros : (a) signa et monstra scit antequam fiant, et e"ï>entus temforum et saeculorum. Fue el que ÿeleo concra todos los enem igos de la Iglesia, peleando todos contra él. San A thanasio co m batió los Arlanos : San C irilo h izo la guerra à los N estorianos : San L eón à los EucÍquianos: San Aguscin triunfó de los Pelagianos : y Sati G regorio en sus M orales atacó à todos los im píos. M as T h o m ás declaró la g u e rra , y peleó concra todos ; contra los Ateístas , è Idólatras, contra los Filosofos , y S ofistas, contra los H e- reges , è Impios , contra los enem igos de los siglos pasados , contra los enem igos de los siglos presentes , y contra los enem igos de los siglos venideros porque escribió bien de todo, y contra todos : bien contra los Paganos , y H ereges : bien contra los Impíos , y Lapsos: bien contra ios C ism á tico s, y Apóstatas : bien de D io s , y dc sus Acribucos : bien del R ed en tor , y de sus misterios : bien de los Angeles, y de los hom bres ; bien de la libertad , y de la gracia : bien de las v irtu d e s , y de los v i
cios : bien d e la política , y de la religión;
bien
(a) Sapient. 8. v . 8.
bien de la antigua , y nueva ley : bien de lo que se esconde en la naturaleza , y de lo que se eleva sobre ella. A tan alta sabiduría le elevó su heroica v ir tu d , y asi supo nuestro San- ro herm anar estas dos cosas c ie n c ia , y virtud, y aprovecharse de la ciencia para acrecentar la v ir tu d , y de la virtud para perfeccionar la ciencia : que es lo que ofrecí manifestar en m i oraclon.
Este fue aquel esclarecido D o £ to r, cuyas glorias celebra o y la sagrada R elig ión de Predicadores , la devocion de los F ie les, y coda la Santa Iglesia. Q u é exem plar mas p erfed o pueden proponerse los estudiosos para no naufragar en el escollo en que tantos perecen ? A q u í pueden aprender a no estudiar solam ente por sab er, que es una vana cu riosidad, ni para ser aplaudidos, y fam osos, que es una torpe vanidad , ni para vender su sabiduría por honras, y d ign id ad es, que es una vil negociación *, sino para aprovecharse á sí m ism o s, lo que es verdadera sab id u ría , y edificar á los o tr o s , lo que es excelente caridad. A q u í pueden aprender el uso que han de hacer de las c ien cias, y el m odo de adquirir aquella sab id u ría , que no solo hace sabios d isputadores, sino tam bién virtuo
sos
E s a ]
sos o b rad o res; que no h in c h a , y ensobervece, sino que enam ora de D ios , é Inflama en su am or. Q ué M aestro pueden proponerse mas excelente ? Tienen en él un D o¿tor de la verdad, y un m odélo de la p ie d a d : un M aestro profundam ente s a b io , y profundam ente hum ild e: estudioso sin t ib ie z a 3 sin sequedad: d iscreto, ju icioso , atento siem pre, con mas firm eza que el
im án al n o rte , á la doctrina del E v a n g e lio , y de la Ig le s ia , y dispuesto á desmentir antes á un A n gel , que á falcar á las revelaciones de a q u e l, y definiciones de ésta. E nem igo jurado de n u e v a s , y peregrinas doótrinas , desconocidas de los m ay o res, é inventadas por in genios audaces satisfechos de sí m ism os , y com placidos de sus luces. En nuestro Sanco
pueden aprender los sab ios, y los estudiosos, á no dejarse llevar com o ninos de qualquier v len - teclllo de nueva doótrina , com o aconseja San pablo : (a) ISÍon simus parvull JlufimrHes et dr^ cumferamur omni yento do^írinae^
O si supiésemos observar con la m ayor exaótitud estas reglas , y seguir el pasmoso exem plo de nuestro Santo , quán libres estaría
m os de caer en el escollo en que tantos hann au-
(a) Ephes. 4. v. 14%,
naufragado ! Es cosa m u y lam entable vér à tantas N aciones , que se tienen por cultas , y presumen haver penetrado todos los secretos de la n atu ra leza , y registrado todos los siglos an teriores, y quanto en ellos ha su ced id o , v ivir embueltas en tinieblas mas densas, que las de E g ip to , y resucitar quantos errores ha v o m itado el infierno entre las gentes mas barbaras para desterrar toda religión. En ellas se perm ite à cada uno sentir de Dios com o se le antoja y se cree que asi vá bien dirigido^
com o si D ios no pudiese ser sino lo que el Jiombre quisiese que sea. Unos niegan la existencia de un D ios Soberano : otros la creación del m undo en tiem po , y creen à la materia tan eterna com o el m ism o D ios : otros no tienen à su alm a ni por espiritual , ni por inm ortal : otros niegan todas las sagradas Escrituras , y divinas revelaciones : otros ju zgan , que es una fábula tod o el E vangelio : y codos juntos conspiran à arruinar la religión por sus fu n d am en to s, y hacer à los hombres sin ley.Y no solo viven en tan densas tin ieb las, sino q u e intentan em bolver a todo el m undo en e l la s , y apagar la Fé en los Reynos mas C a* t ó l ic o s j por m edio de perniciosos libros que
E e&-
esparcen, cubriendo el v e n e n o , que llevan em- buelco con el velo de una pom posa erudición, de un lenguage puro , de una elocuencia natural , y agradable para en ganar á los incautos, y a codos aquellos que no se creen ni crícicos, ni erudicos, si no leen > y alaban todos los libros estrangeros^
N o so cro s, oyentes m ío s , no queram os sur jecar la Fé á nuestros razonam iencos , sino nuescros razonam iencos á la Fé. L a razón h u m ana es m u y flaca , y débil , y puede en g a itarse : la Fé es verd a d era , é in falib le y no puede enganar , ni ser engañada. N o fueran las obras de D ios n i adm irables, ni inefables, si el hom bre las pudiese com prehender. N o se nos pide -ciencia de los profundos miscerios dc nuestra R e lig ió n , sino fe. E l que quiera ser curioso , y van o escudriñador de sus soberanos miscerios , se precipicará en lo profundo de m uchas dudas *, porque escrico escá, qne el es cudrinador de la Magestud y quedai/' oprimido dc st4> gloria, (a) Q uanco mas se esfuerza el hom bre engreído con sus propias luces para llegar a la alceza de D io s , canco D ios se em peña en
su-
(a) ícrutator esi m aieítatis y e^primetur d gloria, P r o v e rb , ly » V* 27.
subirse á lu gar m as e le v a d o , y em inente : (a) Accedet homo ad cor d m m : et exaltabltur Deus, E a , p u e s , oyentes m io s , no nos dejemos engañar tan perniciosam ente, sigam os la senda segura por donde cam inó nuestro S a n to , y con su p a tro cin io , y gu ia busquemos la verdadera sabiduría. Es nuestro Santo am ante de los verdaderos sa b io s , y desde el C ie lo les ofrece su poderosa p ro te c c ió n , y alcanzarles de la bondad de D ios piadosos, y católicos sentim ientos, luces seguras , eficaces auxilios , los preciosos dones de su g r a c ia , y los inefables gozos de su gloria, ^ a m mihi et yobls cet.
Reim prím ase.Flgueroa,
(a) Psalm. 6 i , v. 7 , et 8.
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