liberpopulum año 1 número 2

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Liberpopulum Fanzine de expresión mayéutica Año 1, Número 2, Febrero-Marzo 2015

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Esta es una publicación cuya principal finalidad es abrir los espectros de la comunicación escrita y hacer de nuestras páginas sus páginas, sin ningún afán lucrativo y con la simple motivación del amor a las letras nos da la posibilidad de llegar a ustedes queridos lectores y compartirles un poco de esta derrama de mundos conjugados en este mundo. Sean bienvenidos a su Fanzine.

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Liberpopulum

El viaje

Fanzine de expresión mayéutica

Año 1, Número 2, Febrero-Marzo 2015

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DIRECTORIO

El viaje de ChihiroMio Lawliet

Consejo Editorial

Marcos Alonso Cabello

Alejandra López Silva

Ricardo Pérez Torres

Abril Pérez Hernández

Daniel Pérez Torres

Diseño Digital

Ricardo Pérez Torres

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CONTENIDOHere comes the sun…2

Verano del 2014…3Un mundo en mi mochila…5

Mi viaje sin mochila al hombro…6Una idea para la humanidad…10

La vida (el viaje)…11El día que prohibieron volar…15El viaje al interior del alma…17

Viajero…21Un viejo camino…22Mi viaje en tren…23

Oblicuidad…25Día de quincena…27Mi grito de niño…28

Columnas de Huitzilopochtli…30Bitácora de viaje…31

Plaza Taksin, Estambul…34Socialismo con clases sociales. El último son en La Habana…35

El pasaje de la vida…39Tenis rotos…40Peregrino…41

La brisa del mar…43No quiero irme…43

Mis pies…44Pasajeros del desarrollo…45

Cuando tocamos la puerta y nadie…47Ignorancia bajo las suelas…48

Haciendo camino…49Trayecto…50

Alguna parte…51El viaje sin regreso…52

Estrella de luz…53La vuelta al país natal…55

Un sublime sueño que se hizo terrenal…57Como jefe…63

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EDITORIAL

Uno de los placeres que más disfrutamos algunos es el de viajar, no importa el medio

para hacerlo, ya sea rodando por carretera o cruzando los cielos.

Realizar este recorrido que nos conduce a lugares inesperados, pueblos mágicos, ciudades colmadas de cultura o escuchar idiomas por demás extraños, nos invita a desear abordar el tren o un autobús que nos lleve a ellos y sumergirnos en la aventura que se presenta ante nosotros.

Otra forma excepcional para hacer deambular nuestra imaginación es a través de la palabra escrita, misma que nos lleva de la mano por sinuosas curvas convertidas en poesía o nos acompañan en un breve trayecto para conocer y entender la comunión que nos relaciona con el universo, así como describir, narrar o argumentar nuestros más intrínsecos procesos viajeros. Viajar sin duda es una experiencia inolvidable que nos brinda satisfacciones, conocimiento y la nostalgia por el terruño querido. A través de Liberpopulum les invitamos a realizar este trayecto literario donde encontrarán textos que despiertan las

ganas de aventurarse en los confines de la imaginación y las experiencias de sus estimados colaboradores.

Esta es una publicación cuya principal finalidad es abrir los espectros de la comunicación escrita y hacer de nuestras páginas sus páginas, sin ningún afán lucrativo y con la simple motivación del amor a las letras nos da la posibilidad de llegar a ustedes queridos lectores y compartirles un poco de esta derrama de mundos conjugados en este mundo. Sean bienvenidos a su Fanzine.

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“Here comes the sun”: (paisaje del amanecer)Jahir Ivan Coronado

FOTOGRAFÍA

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Lo conocí por ahí de abril del 2014, en uno de esos trabajos que entonces los jóvenes solíamos tener, cualquier tontería explotadora que diera

dinero suficiente para beberlo en libros y cerveza. Era un hincha napolitano, mitad mexicano mitad guatemalteco. Yo entonces no entendía bien el término. Considerablemente más alto que yo y con una barba por la que adoraba pasar mis dedos. Flaco como la vida y tranquilo como la muerte.

Comenzamos a acostarnos luego de una fiesta aburrida en el departamento de Nadie, un amigo de Cualquiera del trabajo. Aquella mañana que me ocupa y jamás pasaré de largo en la historia de mi vida salimos de uno de tantos hoteles del centro, Motolinia No. 40, lugares que aprendimos a frecuentar por placer y deseo, valga recordarlo. Comimos una pizza barata y, como nos sobraba tiempo suficiente para vagar de día por esas calles que siempre andábamos a oscuras iluminadas, caminamos un rato entre gente, puestos y comida, hasta que nos tiramos en el piso de la parte trasera del Banco de México, ese pasillo donde por momento de buena suerte uno podía encontrar joyas literarias extraviadas. Entonces, bajo la sombra de un edificio me lo contó todo…

Había viajado a Europa, podría decirse que solo. Por aquella su necedad que a veces le nacía de la mano de cierta extraña convicción paró en Grecia en la época de la mayor crisis de aquel país. Luego de una semana tenía que regresar a Roma a toda prisa para tomar el vuelo a Frankfurt para tomar el vuelo a México. Su dinero se había esfumado y no quedaba ya posibilidad alguna de viajar a otro lado. Pero algo de súbito lo abordó. Tenía, debía, iba a conseguir su playera del Napoli con el 10 estampado en la espalda. El 10 del Diego, el Diego que había llevado al campeonato a finales de los 80 a ese equipo de la liga italiana que a mí me suena a flan. Ahí se iluminaron sus ojos y se abrieron tan grandes como

los míos lo hacían en ácido, sus manos se movían y sus labios temblaban un poco.

-Tomé el tren sabiendo que sólo tenía escasas ocho horas para llegar a la estación central de Nápoles, dejar mi equipaje en paquetería, correr a la tienda de souvenires y comprar mi playera del Diego; regresar por mi maleta, tomar el tren de nuevo y alcanzar el primer avión que debía tomar antes de llegar a México, si no quería terminar vagando en las calles sin dinero. Cuando llegué a la tienda no había duda de qué era lo que debía tomar, pagué la camiseta y salí corriendo. Miré el reloj que me gritó que aún tenía un poco de tiempo, así que pasé por una pizzería, pedí una rebanada de tan sólo un euro y de nuevo me puse a correr. Mis pasos se deslizaban por la vía Corso Umberto I, bajo la lluvia de invierno y con una pizza enorme en la mano, recién salida del horno del Bar Azteca. -Aquí, el tipo esbozó una sonrisa con algo de ironía y complacencia- Sentía ese calor que sólo es parte de tu cuerpo porque afuera el frío y la lluvia imperaban.

¿Me sigues?, -Sí, le respondí- Llegué empapado y agitado hasta la paquetería y mostré mi boleto al encargado. El viejo de más de ochenta años me señalaba molesto el reloj, reclamando que había llegado unos minutos antes de la hora acordada. Mi inglés incipiente no me dejaba explicarle nada y ya lo había puesto de mal humor. Lo único que trataba de decirle era que había desviado mi camino para comprar una cosa que deseé desde hacía una semana cuando estuve en esa ciudad. La había visto por todos lados y se convirtió entonces en mi mayor anhelo. No cualquier deseo de turista barato que viaja a Europa para llevar en una bolsa de plástico réplicas pequeñitas versión llavero de la torre Eiffel. Simplemente no podía volver a donde fuera sin ella, es que esa ciudad no era nada hasta que Maradona levantó al equipo, antes sólo era reconocida por la mafia, por eso las calles están repletas de ese orgullo que es irle al

Verano del 2014 Ximena Cobos CruzFB musandela do beco

NARRATIVA

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Napoli en que ganó Diego.

Me miró como si quisiera corroborar que lo entendía o que seguía conectada a su discurso.

Bueno – continúo - como seguía sin poder explicarle, saqué de la bolsa la playera de SSC Napoli con el número 10 y el nombre de Maradona, la extendí y la agité ante sus ojos. Cuando la vio, su semblante de viejo malhumorado cambió de inmediato. Con una voz salida de El padrino, una sonrisa y los puños apretados me gritó “¡Forza Napoli! Luego el anciano me entregó mis maletas y preguntó de dónde era -Mexicano, dije yo-. Salí del lugar justo a tiempo para abordar el tren y todavía recuerdo cómo se me iba enchinando la piel porque el anciano me despidió con un cántico del club al que casi, ontológicamente, todo napolitano sigue. “Arrivederci ragazzo” alcancé a escuchar a lo lejos. Entonces supe que había valido la pena toda aquella corrida a contra reloj.

Nunca antes, además del mi padre al que no veía desde hacía muchos años, había escuchado desbordar a alguien tanta vida por el futbol. Nos vimos algunas veces más lo que restó del año, siempre con la promesa de parar, además de en un nuevo hotel, en alguno de los grandes estadios de esta ciudad que, a veces, se termina tragando a las personas, justo como me pasó con él.

Aquel hincha, como nunca podré dejar de reconocerlo, se me escapó entre partidos de futbol y camisetas.

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El equipaje es ligero. No hay mucho que llevar a cuestas. Todo es lastre. No mucho sirve y es tarde para abandonar lo incrustado, para no volar.

Siempre he odiado decir que se ha cerrado un ciclo más, o más bien he dado otra vuelta al espiral de vida que creo seguir. No hay derrota. Simplemente un gesto nocturno que llama a la reflexión, al llanto mudo, a salir de esta negra y turbia pantalla que me atrapa y me obliga a buscar viejos bríos de algo ausente, lejano, imposible. Lo nuevo es absurdo. Lo nuevo siempre es y será triste ahora.

Tampoco llevo nada dentro. Vacío como las calaveras de los desiertos, así me voy. Dejando atrás los golosos y gloriosos sinsabores de mi espiral, de la nuestra. Este mundo es doloroso como las cuencas de mis ojos ahora yertas e insalubres.

No podré regresar sin un buen regalo para ustedes, un presente de otros tiempos y otros espacios, tengo que buscar, encontrarme, morir de nuevo y solo así el sahumerio habrá cumplido su misión y funcionará en mi devastado ser.

El dolor ya no es tal, es solo lumbre brillante que se arrincona en un corazón empequeñecido, pobre y duro. Lumbre creadora de nubes grises y densas y odiosas que anuncian el adiós. Este adiós de hace algún tiempo, el adiós de ayer, el adiós de mañana. El adiós de mi nacimiento y de mí muerte.

A lo lejos tu caracola y tu vírgula también se despiden de mis pasos y de mi alma. Tus obsidianos ojos parpadean por última vez a mi espaldas y me rompo, me desquebrajo, me disuelvo y nube soy. Viento que llena el aliento de un Dios desconocido y reservado. El Dios de los ilusos.

Rumbo tomo, viaje largo hacia el sol que acaricia fulgurante ya mi frente y me consuela. Las lágrimas

se han secado esta mañana, hoy solo queda un salado rastro de ellas que poco a poco sacudiré de mi rostro y sus mejillas, las lágrimas son eso: sal, polvito que molesta un poco.

Solo la música de tu risa permanece, solo esa bendita música que he acompañado más de una vez con acordes mudos pero melodiosos. Esa risa se desprende de las cosas que voy dejando atrás y me cubre cual rocío purificante, resbala por mi cabello y me moja los ojos, creí que eran lágrimas pero no fue así, son tus risueñas notas que empapan todo este entorno. ¿Quién fuera ahora este caminante? Dichoso soy.

La barca se ve lejana, pero el balsero es paciente. Cerca cada día, cerca, cerca, cerca y lejos de tu enamorada mirada. Los errores son mis huellas en la senda. Huellas que se llenan y desaparecen rápidamente volviendo a crear un lienzo virgen y ávido de otras historias y caminantes y sueños. Chisguetes de sueños.

Otra voz me apresura, me empuja y me alegra. Es una voz dulcísima que huye de mi mirada y es tan fugaz que divierten sus saltos y destellos.

Al lado del camino hay una vía de tren, pero luce peligrosísima y vislumbro muerte en esa vía. Hay muchos otros andariegos siguiendo esa ruta, yo observo en soledad. Veo gritos, alaridos, ya no escucho, veo diamantes, tristeza, dinero, llanto y mujeres y hombres con afiladas garras y puntiagudos colmillos. Es espantoso. Me quedo en soledad sintiendo los segundos pasar como horas y acumulándose en mi mochila. El tiempo es cruel. Es lastre y me acostumbro.

Los pecados ahora son como perritos que me acompañan en mi andar, no puedo abandonarlos, son hermosos y me baño con ellos, me baño en olvido. Y Bach dirigía la música en ese lugar y atardecía…

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Un mundo en mi mochila Ricardo Pérez Torres

[email protected] https://www.facebook.com/ricardo.perez.5494360

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Mi viaje sin mochila al hombro

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Carolina Canales Castrejó[email protected] https://www.facebook.com/carolina.canalescastrejon?fref=ts

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Apenas dos segundos y mis preguntas tuvieron respuestas....

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Verás, hace tiempo en un accidente perdí mi memoria, ahora lo que tengo son solo historias que alguien más me contó. Casi a la par empecé con un sueño recurrente... Te contaré: en este sueño, una silueta de un hombre alto y delgado que nunca distinguía quién era, pues solo veía una sombra oscura que me perseguía para hacerme daño, y de la cual siempre lograba abrir mis ojos para escaparme, esos sueños eran angustiantes, yo despertaba con miedo con la sensación de que seguía ahí en la habitación. En todos mis sueños aparecía siempre con esa misma intención. Parecerá descabellado pero yo no quería ya dormir porque era segurísimo que se hiciera presente en mi sueño; ya era tal mi sugestión que empecé a creer que si esa sombra me atrapaba mientras dormía, ¡nunca más despertaría!. Irremediablemente moriría soñando.... ¡Eso me aterraba!Nadie podía ayudarme, ni los más expertos. Un día

llegué a la conclusión que la respuesta estaba ¡dentro de mí!, así que decidí ir en busca de mis recuerdos, ahí quizá estaba la respuesta, ese personaje en mis sueños tenía que significar algo y estaba empeñada en averiguarlo y solo aparecía si cerraba mis ojos, solo debía tener cuidado en no quedarme dormida. De esta manera... inicié un viaje, mi viaje al interior de mí. Suena descabellado lo sé, pero te sorprenderían las cosas que puedes encontrar. Un día sentada en un sillón que ¡vaya que era cómodo! frente a un espejo donde me podía mirar de cuerpo completo cerré mis ojos y caminé a través de mi alma buscando recuerdos viejos, bien.... Ese día, confieso, ahí sentada tenía miedo y quería llorar, pero bueno, nadie me estaba viendo, supuse que era normal sentirse así, digo nunca había hecho algo así. Era mucho el nerviosismo. Sin embargo, ya con los ojos cerrados, me

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visualicé caminando. Caminé y caminé, tal vez no estaba concentrada, no lo sé, pero de principio todo era color oscuro, no veía nada; luego poco a poco todo lo percibía más claro... De pronto este viaje me hizo ver cosas, imágenes pasadas. Primero algo borrosas y luego esas imágenes eran como fotografías en tercera dimensión y revivió muchas sensaciones. Tan solo esas voces en mi cabeza se agudizaban, me ensordecían. No las entendía, era como si todo lo que veía emitiera sonido.Me atemorizaba la idea de saber que iba a encontrar ahí, quizá porque en el fondo sí lo sabía o por la simple sensación extraña que me invadía, que sé yo, pero la idea de ver cara a cara aquello que ni yo misma estaba segura de lo que era me provocaba la misma sensación de cuando tienes que brincar de un lugar muy alto. Asi me sentía: ¡con mariposas en el estómago! Pero que importaba ya estaba ahí, en un viaje sin mochila

al hombro, sin mochila porque solo me necesitaba a mí para emprender ese viaje. Yo seguía caminando, mirando y escuchando cada vez más claro todo aquel barullo.¿Quién hubiese pensado que el alma es como aquellas aguas claras que se vuelven turbias cuando remueves el fondo con tus pies? Créeme, yo lo ví, y sabes, yo siempre había creído que nuestra alma era una luz blanca emitida de algún órgano dentro de nuestro cuerpo, pero ¡nooo!. Aquello era ¡increíble! Todo era una especie de plasma que emitía imágenes, imágenes que al tocar se desvanecían, así como cuando acaricias tu reflejo en el agua. ¿Serán mis recuerdos? Pensé ¡Oh Dios, sí lo eran!El alma es déjame decirte, es de color gris aperlado, que guarda nuestra esencia, ahí me pude mirar, sí, ahí estaba yo cuando era pequeña. Jajajajaja, nunca me gustó peinarme y adoraba pasar tiempo mirando el

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cielo trepada en un árbol, la vida ahí parecía tan fácil. Había muchos sonidos, no los distinguía todos, unos más lejos y otros mas cerca, eran voces, murmullos, risas pero también había mucho llanto, ese llanto me llamó la atención porque entre más lo escuchaba mis ganas de llorar aumentaban... De inmediato mi atención solo se fijó ahí, sentí unas ganas enormes de ayudar a esa persona que lloraba. En mi desesperación empecé a correr recorriendo mi alma, las imágenes se volvían borrosas y se esfumaban como humo. Pero de pronto vi a una niña, ¡era ella quien lloraba tan desconsoladamente!, me detuve y me acerqué lentamente. Quería abrazarla muy fuertemente pero justo en el momento de hacerlo, apareció un hombre alto, delgado. Así es, era la sombra de mis sueños que cada noche me visitaba para atormentarme. De verdad quise abrir mis ojos y abortar ese viaje, pero pude darme cuenta que ahí en mi alma aquella sombra, ni siquiera me veía. Con un gran esfuerzo logré mantener mis ojos cerrados, comprendí que ese personaje vivía en mis recuerdos. Para ese momento yo quería averiguar quién era o en dónde lo conocí y saber también quién era esa pequeña, quizá una hermana, prima o la vecina. Y ¿porqué lloraba?Apenas dos segundos y mis preguntas tuvieron respuestas.Miré con espanto aquella escena, empecé a llorar y ese trago amargo en la garganta. Empecé a golpear a ese hombre y solo se desvanecía. La imagen seguía corriendo como proyección de cine, mis intentos de parar la escena, ¡todos fueron en vano! Y quedé en el piso, igual que aquella niña llorando, ahogándome por la impotencia al mirar como aquel hijo de puta violaba a esa pequeñita que no entendía que pasaba, sus gritos de dolor, de angustia me enchinaban la piel. Me transmitía su desesperación por zafarse de aquél que la lastimaba y cuando terminó vi como se subió la bragueta, luego miró a la niña y se fue... Se perdió, desapareció.La niña quedó ahí tirada, sin pantaleta... Seguía llorando, tenía miedo y se revisaba. Había sangre entre sus muslos, se tocó con esas manitas que deberían estar rayando paredes con crayolas y es que en este mundo hay monstruos caminando entre los hombres, disfrazados de uno de ellos....Yo la abrazaba, mientras le veía sus manos, aquellas manos pintadas de inocencia perdida, ¡robada! de la manera más vil y miserable, como solo un cobarde lo haría. Y luego cuando mi alma estaba como río en calma, miré a la niña, miré sus ojos inundados de lágrimas, pero ya no escuchaba su llanto, solo el mío.

Lloré más y más fuerte porque esa niña. ¡Esa niña era yo! Un infeliz me había violado. ¿Cómo explicar lo que sentí? Sentía rabia, coraje, me autocompadecí y me odié por ello, deseaba venganza. En ese instante si hubiera tenido en frente a ese hijo de puta, lo hubiese matado. Y otra vez quise abrir mis ojos, pero quería ver el rostro de aquel maldito, mi rabia me cegaba, mi único pensamiento era abrir los ojos hasta verlo para luego buscarlo. No volvió a aparecer en mis recuerdos, al menos no en este viaje.Yo seguí con mis ojos cerrados buscando entre mis recuerdos pero fíjate como son las cosas. Empecé a ver cosas que también había olvidado, pero cosas lindas, hermosas. Vi el momento justo cuando nació mi bebé, vi también el rostro de mi esposo cuando me dijo: sí, acepto; en la iglesia la tarde cuando nos casamos y otra vez, ¡lloré! pero este llanto era diferente, era como comer fresas con crema y su sabor agradable perdura en tu paladar, seguí caminando escuchando el eco de mi bebé al llamarme “mami”, terminó mi viaje; abrí entonces mis ojos y miré mi reflejo en el espejo. Ya no era esa niña indefensa de la que abusaron, el viaje me dio respuestas que no esperaba encontrar, tampoco era la mujer que inició el viaje, todo cambió. Hay viajes que emprendemos y ni siquiera entendemos porqué, solo tomamos la maleta y nos vamos y otros como éste que te cuento donde no es necesario una mochila al hombro. Entendí que hay cosas mejores que ser una asesina, como sentir unas manitas acariciar tu rostro o los besos de la gente que amas o simplemente escuchar unas risitas por toda la casa. Cerrar los ojos y viajar por tu alma debería ser un deporte, también supe que cuando esa niña que llevo dentro está triste, la puedo abrazar con solo cerrar mis ojos y que si alguien intenta hacerle daño, aquí estoy yo para defenderla, solo me necesito a mí y nada más para ser más fuerte y vencer mis miedos, al final estaba segura que ese sueño desaparecería y así fue. Y ya sabes si te quieres encontrar a ti mismo, solo cierra tus ojos e inicia tu viaje, como te dije ni mochila al hombro necesitarás; eso sí, tienes que estar consciente de que no todo lo que encuentres será lindo y lo más importante no esperes que todos entiendan tu viaje, especialmente si nunca han tenido que recorrer tu camino. ¡Buena suerte!

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FOTOGRAFÍA

Simboliza todo aquello que nos ha hecho llegar como especie hasta lo que somos hoy en día. Un ente capaz de llegar muy lejos con solo dar unos pasos.

Una idea para la humanidad

Jahir Ivan Coronado

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Hoy me detengo en la vorágine que marca mi existencia, para plasmar en estas líneas lo abrupto que ha sido el transcurso de mi vida, solo espero que no se te crispe la piel cuando la leas. Desde la primera luz me asaltaron sentimientos de incertidumbre: ¿qué es esto?, ¿a dónde he venido a parar ahora?, ¿por qué he sido llamado para abordar este tren, esta existencia ?Recuerdo que las cosas se daban un poco apretadas en los inicios, y yo debía ser paciente para no desesperar y causar desconcierto. Cuántas veces estuve a punto de gritar que no me apretaran, siempre es así, pero en ese entonces lo único que podía era balbucear. Así, incomprensible para todos, -pero si yo hablo con la claridad de los ángeles… nadie entiende-.Conforme el tiempo fue haciéndose notorio, caminaba yo atisbando por las rendijas de la existencia,

mirando receloso y curiosos a la vez los rayos del sol, las nubes, el viento, los insectos, en fin la naturaleza. que a la vez me hablaba con su lenguaje mudo a señas, despertando inquietudes que solo aquí se gestan.Con el paso del tiempo, empecé por dar mis primeros pasos hacia el mundo, que se abría sediento de mí, pude entonces alcanzar eso que me era interesante, atrayente, profano. Comencé por observar todo a mi alrededor y me di cuenta que el movimiento y el cambio se da en todas partes; era reservado ante lo maravilloso de la vida y de sus ingeniosos trucos para ajustar o poner las cosas en su lugar.Mis primeros contactos se dieron a distancia, lejos de lo querido, allá, al otro lado estaba mi origen, lejos, lejos…El mundo me acogió con sus brazos fríos y su mirada insípida, pero me acogió a pesar de todo, y me di cuenta entonces, que había llegado

aquí.Todo comenzó a tener sentido, agarrar forma, cuajar en mi conciencia. Nunca dudé acerca del plan, pero lo perdí y allí comenzó la búsqueda, el viaje, la solicitud.¿Cómo es posible que haya perdido el itinerario del viaje?, el mapa de ruta del trayecto, quizá me descuidé y se cayó, o quizá más coherente, me golpeé tan duro que se des configuró; pero nadie supo, nadie se imaginó que este pequeño trozo de vida había perdido esa información, solo el eterno, pero él no tiene copias para reemplazarlo, solo el original.Y heme aquí en la odisea hacia el descubrimiento, siguiendo pistas y encontrando fragmentos de ese mapa que alguien encontró, rompió y esparció por el camino y que Eolo y sus hermanos se encargaron de diseminar por el mundo.Con el paso de los años me he encontrado pedacitos de ese mapa, pero han sido en la mayoría de los

La vida (El viaje)Adrián García ArreguínFB alfa.gama.5011

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casos de acceso riesgoso, en lugares recónditos, alejados de certidumbre y seguridad, y he tenido que ir por ellos… a costa de mi propia vida y a veces he tenido que pagar precios muy altos por estos trozos de mapa.Sin esos fragmentos no puedo continuar mi viaje; marcados por el destino y en manos de quien no deben, están esos fragmentos.Ya antes había seres que conocían el valor de esos fragmentos; usureros de la vida que están dispuestos a sacarte los ojos por ellos. Me apena mucho haber conocido esos mercaderes de ilusiones rotas, pero aquí hay de todo… es un hecho confirmado (por el hombre y para sí), que la materia no cambia ni se destruye, solo se transforma y se ha dado a la tarea de llevar a cabo al pie de la letra dicho postulado, llevándose, -entre las patas- todo lo hermoso de la inocencia, dejando un legado de destrucción y muerte.

Todos hacemos el viaje, en peores o mejores condiciones, según sea el caso. Pero vamos en el mismo tren, barco, nave o como queramos nombrarle. Y todos tenemos un envase para este pasajero que está dentro de nosotros; es nuestro medio de transporte hacia lo desconocido, hacia otras latitudes, otros tiempos, otros horizontes.Aquí solo aprendemos a transitar, interactuar, pero vamos tropezando cada vez. –Ensayo y error-.No. ¿A qué nivel estamos o en que estación vamos? solo la vida nos da cuenta de ello y, aunque hay cuatro estaciones en la vida: primavera, verano, otoño e invierno, no dejamos de mezclarlas y con eso propiciar el desorden y la anarquía. Muchos, y me consta, han perdido su plan de viaje y a muchos otros se los han quitado a propósito; ilusiones, propósitos, buenos deseos, debemos seguir en

el tren hacia lo desconocido, al fin y al cabo llegaremos o no, pero hay que seguir.Los pocos que saben tratan por todos los medios de indicarnos el camino, la ruta general hacia la realidad, hacia la meta, hacia el sol, pero muchos hemos cambiado la ruta y nos ha costado trabajo volver a encauzar nuestra existencia, otros, ni siquiera conocen la ruta alternativa y viven dando vueltas como perros queriendo morderse la cola.La vorágine del torbellino arrastra todo lo que encuentra, si tu existencia es frágil acabará por desarmarse y será llevada sin dirección ni rumbo, a merced de las corrientes que te arrastran hacia el devenir.Hay que aprender a navegar por los mares tormentosos, a conducir por caminos llenos de obstáculos, a lidiar con esos que se quedaron atascados y quieren que corras

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la misma suerte que ellos. Y si tú tienes sentido de humanidad no le querrás hacer lo mismo a los que te siguen; enséñales a interpretar las señales de advertencia y peligro que tú has encontrado en este viaje, porque sino estarás dejando un legado malo, un mal ejemplo, un mal karma, y el karma sí que da vuelta al origen y te devuelve todo multiplicado por tus acciones positivas o negativas, aguas con seguir haciendo y haciéndote daño, al fin y al cabo el precio será mayor o menor, pero hay que pagarlo.Me he dado cuenta que el viaje sigue aunque tú no quieras, aunque mueras, mientras no pagues lo que debes aquí seguirás hasta el fin de tus días; sé bueno y realiza cosas buenas, para eso estamos aquí; si ya erraste en el camino, recapacita y retoma la buena senda; no es malo atisbar en el infierno para conocer el cielo, pero si te gusta el infierno, que podemos hacer.La vida solo tiene dos polos, no hay puntos medios, y al que le gusta caminar por el filo de la navaja, tarde o temprano llegará a cortarse; podrá seguir avanzando pero con una herida perenne como yo.De este viaje que hacemos todos debemos aprender; hay infinidad de señales en el camino, algunas ya están maltratadas y poco visibles; tómate el tiempo para vislumbrarlas, tienes toda la vida para ello. No las ignores, porque te darán unos buenos sustos cuando te acerques a la aduana y no vayas preparado.Disfruta tu viaje amigo, quizá nos lleguemos a encontrar, y cuando eso pase dirás: `allí

está ese monitor del bosque, señalándome el camino a seguir, que bueno que lo encontré, sino tendría que cruzar el bosque sin guía y a merced de los elementos.Hay muchos guías, tú eliges a quien seguir y las condiciones en las que quieres seguir, de todos modos tienes que cruzar el bosque, y échale empeño y esfuérzate por ser mejor, no decaigas, porque no hay vuelta atrás.Este viaje solo es de ida y muchos se refugian en las sombras acechándote, esperando que dudes para hacerte caer y quedarse con tus cosas; no te dejes, defiéndete, tus armas son muchas: la intención, la paciencia, la perseverancia y otras que no me llegan a la mente ahora pero que andan por allí rondando el intelecto.Hay que sufrir, hay que sudar, porque ya lo dice un dicho bien dicho: `mientras más sudor en tiempos de paz, menos sangre en tiempos de guerra.´ los seres de este planeta o mundo son en extremo violentos, todos tienen coraje.Todos somos bipolares en cierto modo, no hay términos medios. Ahora que estamos quitando la línea divisoria se harán mezclas muy extrañas, pero si así lo dicta la evolución habrá que adaptarse o morir en el intento.Viajeros, algunos recordarán la película: `El vuelo del navegante´, que perdió sus cartas de navegación al pasar por una zona intermedia, pues bueno, ya saben que están guardadas en algún lado y debemos seguirlas buscando si queremos continuar el viaje y llegar a nuestro destino,

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hogar, madre, paraíso o lo que sea a donde vayamos a llegar.Solo la fuerza interior nos dará el impulso para seguir el viaje, la cascada está allá y la corriente irremediablemente nos lleva hacia ella, no tengan miedo, el sueño es para todos, y el olvido para ninguno.Acompáñenme en el camino; será más agradable compartir nuestros puntos de vista. He caminado solo durante mucho tiempo, y he visto cosas y paisajes increíbles, pero solo he platicado con los seres que no hablan, esos que en el principio del viaje me dieron buenos consejos y que con el transcurrir perdí.Ahora intento retomar sus enseñanzas y volver hablar con ellos, esos a los que lastimé y los que se alejaron cuando más los necesitaba, tonto de mí.Espero llegar al final de este viaje, y que me perdonen por todo el mal causado por mis tontas decisiones el día que este viaje termine me disolveré y volveré a ser parte de todos y de nadie, y el universo tendrá un agujero negro más en su inventario.Siempre he querido volar, explorar las estrellas, otros mundos, otras culturas, otras vidas, me sigo preparando para no dejar huellas aunque ya las dejé, y en mi viaje astral hacia el devenir espero ser algo más que un simple ser humano, imperfecto, con virtudes y defectos.Buenas nuevas, `en este viaje me dijeron que hay comedor y tengo un hambre de miedo, los dejo para atascarme de comida, que ya me hace mucha falta el amor es casi

todo en la vida, pero el cuerpo necesita combustible sino empieza a fallar´ Cuídense y continúen este viaje, los veo a la entrada del bosque.Chau.

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Todo empezó como unas bonitas y bien planeadas vacaciones para mis padres,mi hijo y yo: una semana visitando las principales ciudades de la costa este deCanadá en un tour con 46 mexicanos más.

Todo estuvo de acuerdo a lo planeado hasta la fecha de regreso: Septiembre 11,2001. El vuelo 881 de Mexicana estaba programado para salir de Montreal a las8:00 de la mañana y llegar a la ciudad de México a las 12:35 p.m. Ya teníamos dos y media horas de vuelo, cuando el piloto nos dijo que íbamos a hacer un aterrizaje de emergencia. La gente se empezó a poner nerviosa cuando estuvimos 20 minutos volando en círculos alrededor de la ciudad.

Cuando aterrizamos, mi hijo le pregunto a la sobrecargo el nombre de la ciudad dondeEstábamos y ella le dijo que el capitán nos informaría al respecto muy pronto. Después de 15 minutos, el capitán finalmente nos dijo que él sabía muy poco de lo que estaba sucediendo. Que habíamos aterrizado en Indianápolis debido a una emergencia nacional en los Estados Unidos. No había ningún problema con el avión y pronto, las autoridades vendrían a bordo para explicarnos la situación; eran las 10:00 a.m. tiempo local.

Después de una hora de espera, las autoridades del aeropuerto subieron a bordo para decirnos

del ataque terrorista perpetrado contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono y dijeron que debido a esta tragedia el espacio aéreo de los Estados Unidos estaba cerrado. No había aviones saliendo, llegando ni cruzando los Estados Unidos. Alguien pregunto cuando podríamos irnos y nos dijeron que posiblemente no podríamos salir ese día y tendríamos que permanecer ahí. En ese momento todos nos percatamos de la gravedad de la situación. Uno de los pasajeros prendió su radio para escuchar las noticias. Nos dijo que el Presidente Bush estaba a bordo del Air Force One y que el ataque había sido muy grande y se pensaba que había mucha gente muerta.

Permanecimos en el avión un total -de 5 horas y el capitán nos dijo que habían aterrizado 40 aviones, incluyendo el nuestro. Al parecer, nosotros éramos el único vuelo internacional. Fuimos los últimos en llegar al mostrador de inmigración. Había solo dos oficiales de inmigración asignados para toda la gente de los 40 vuelos. El gerente y un supervisor de Mexicana estaban esperándonos. Ellos habían venido desde Chicago en automóvil porque no tienen oficinas en Indianápolis. Durante el viaje, trataron de conseguir hospedaje para nosotros. Nos llevó dos hora pasar por inmigración, posiblemente porque de los 150 pasajeros del avión, solo 15 o 20 teníamos visas americanas.

Nos llevaron a un campamento para Boy Scouts

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El día en que prohibieron volar Gabriela Mora

[email protected]

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cerca del aeropuerto llamado “Jameson Camp” y ya nos esperaban personas de la Cruz Roja Americana. Llenamos las formas de registro y nos preguntaron si algún miembro de mi familia padecía alguna enfermedad de cuidado o si requeríamos medicinas. Nos ayudaron a llevar nuestro equipaje a la cabaña que nos asignaron e inmediatamente después, empezaron a circular charolas con comida porque en el comedor había demasiada gente aún para ver la Televisión. Mucha gente llegaba para donar cobertores, papel de baño, agua embotellada, jabón, dentífrico y cepillos de dientes. Yo le pregunte a una donadora si ella era de la Cruz Roja y me dijo que era una ciudadana común y corriente que había atendido al llamado que habían hecho en el radio y en vista de la imposibilidad de ayudar a la gente en New York, nos ayudaba a nosotros con mucho gusto. A la mañana siguiente pudimos ver todo más claramente. Lo primero que hice fue ir al comedor y ver la TV. Las escenas de los aviones chocando contra las torres eran repetidas una y otra vez. Todos estaban horrorizados y nos preguntábamos que clase de gente tan desquiciada pudo hacer eso.

Más tarde nos informaron que no podríamos salir ese día y toda la gente se veía seriamente preocupada, aunque entendíamos la magnitud del problema. Trajeron teléfonos celulares al campamento para que llamáramos gratis a nuestros familiares y le dejáramos saber que estábamos bien. “Yo ya había llamado el día

anterior desde el aeropuerto y le dije a mi hermano que hablara a la oficina y les avisara del problema. Hablé con mis padres y mi hijo y les dije que teníamos que ser pacientes y mantenernos ocupados para evitar pensar en la tragedia. Mi padre y mi hijo limpiaron la cabaña y mi madre y. yo ayudamos en la cocina a lavar trastes y servir comida.

El campamento era muy bonito, limpio y ordenado. Hasta el último detalle fue pensado para nuestra comodidad. Había televisiones y películas, revistas y libros para leer, periódicos en español, juguetes para los niños, pelotas de todas clases para jugar basketball, baseball, futbol americano y soccer, cartas y juegos de mesa. La Cruz Roja acomodó mesas de picnic en los jardines.

Más tarde, una camioneta de “Radio Latina” vino a entrevistar a algunas personas y para tocar música en español para nosotros. Al día siguiente algunos voluntarios trajeron flores en macetas, un pequeño zoológico para los niños (una víbora, un conejo y un búho) cuentas e hilo para hacer collares y por la tarde una bailarina de flamenco vino para ofrecernos una actuación. Afortunadamente pudimos irnos ese día jueves. Nos fuimos al aeropuerto a las 4:30 p.m. y después de pasar por revisiones de seguridad, finalmente salimos a las 9:45 p.m.

Nadie decía nada, pero todos estábamos un poco

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asustados de que algo pudiera pasar durante el vuelo, así que cuando el capitán nos dijo que estábamos cruzando la frontera, todos suspiramos con alivio. Cuando el avión aterrizó en el aeropuerto de la ciudad de México a la 1:20 a.m. aproximadamente todos empezamos a aplaudir, marcando así el fin de esta aventura.

Quisiera manifestar mi gratitud muy personal para toda la gente maravillosa y de gran corazón de la Cruz Roja Americana que nos ayudó a todos nosotros durante el tiempo que permanecimos en suelo estadounidense. Siempre estarán en mi corazón.

LCAPÍTULO IEntre las múltiples cosas que hacer, la abogacía, la parte empresarial, la psicología, atender a mi madre, pintar, tocar algún instrumento o simplemente leer, ja ja ja ja, (“simplemente leer” como si leer fuera algo tan simple, lo dije con un dejo de retórica y un mucho de sarcasmo para deleitar, persuadir o conmover alguna pieza en el cerebro o en el corazón de aquellos lectores que sólo miran letras pero no perciben el alma misma de quienes escriben,) decidí no hace mucho tiempo entrar en el alma misteriosa de una mujer, un viaje que por sus características debería ser peligrosísimo porque podría dejar de existir en tal evento. Imagínense que decidiera entrar al alma de una mujer amable, alegre y positiva y que cuando quisiera salir ya no fuera esto posible porque como acto de magia dicha mujer fuera grosera, triste y totalmente negativa y no por ser producto del bipolarismo sino porque todas las mujeres tienen el don de cambiar su estado de ánimo en una milésima de segundo, ¡qué problema tan serio sería salir de ella y regresar a mis tareas cotidianas!, por eso debía pensar muy seriamente como hacerlo y salir incólume de ello, tarea muy difícil por cierto, pero no imposible. Debía ser el alma de una mujer fuerte que lo mismo supiera dar que recibir, independiente hasta cierto punto, inteligente, sensible, amorosa, preparada y por lo menos con cien virtudes más que no enumero por falta de espacio y que tuviera un don, escaso por cierto, la habilidad de convertir sus defectos en virtudes por lo menos ante los ojos de los demás. Algunas lectoras se preguntarán ¿y por qué no dijo hermosa entre la serie de virtudes? La respuesta es obvia, ¡porque todas las mujeres son hermosas! Llegando a este punto, ya centrado el objetivo, sólo quedaba determinar quién y cómo, porque el cuándo, llegaría solito, como en efecto así fue. Pensando cómo hacer el viaje y sobre todo poder regresar, pensé en convertirme primero en sonrisa, después en música y quedaba determinar quién y cómo, porque el cuándo, llegaría solito, como en efecto así fue.

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El viaje al interior del alma

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Pensando cómo hacer el viaje y sobre todo poder regresar, pensé en convertirme primero en sonrisa, después en música y divagando por todos esos derroteros por fin decidí que lo mejor sería convertirme en palabra y entrar así por lo menos por el ojo humano al alma destinada para ello y que mejor palabra que ¡AMOR! o cualquiera de de sus conjugaciones o variantes que tantos pronuncian pero tan pocos comprenden. Podría con esa palabra caer en un corazón estéril e insensato y no volver a este mundo, preso en la vorágine de pensamientos marchitos y deseos insatisfechos, así que el objetivo debía ser escogido con mucho cuidado, ¡un requisito más!, claro que sí, ¡que tenga el exquisito hábito de leer!, sólo así garantizaría mi entrada y la salida de la misteriosa alma objetivo de mi viaje, ¡ah! se me olvidaba, craso error, que tuviera buena redacción y ortografía para que al salir de su alma saliera sumergido en palabras bellas, escritas desde el fondo del espíritu y formadas en poesía. Y por fin, llegó el momento del viaje al alma de una persona maravillosa a quien le pude escribir dos

palabras tan fáciles de escribir o de decir pero tan difíciles de entender o sentir en su completo contexto. Se trataba de una mujer ni llenita ni delgada sino todo lo contrario, su edad fluctuaba entre quince y noventa y tres primaveras aunque era del signo Virgo y había nacido en otoño, su cabello era castaño aunque las más veces rubio o rojizo, todo dependía de la óptica de la persona que lo apreciara, su piel aterciopelada de color a veces cambiante entre las arenas de Vik de Islandia y las de Hyams de Australia, su boca siempre sonriente por el sentido del humor que bañaba sus pensamientos, pero sus ojos, esos ojos que serían la puerta por la que entrara yo en forma de palabra, eran indescriptiblemente hermosos, ya fueran expresando la interrogante ante algo por entender, ya fueran mostrando la mirada de desprecio número treinta y cuatro, el interés por un libro o la genuina admiración por haber conocido algo nuevo. Escogí “Amor de Tarde” de Mario Benedetti, a sabiendas que el autor era uno de sus preferidos y me incrusté a veinte uñas en la primera palabra del título del poema

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El viaje al interior del alma

Sigfrido Alaluf [email protected] Francisco López

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en cita que se encontraba en un librito depositado en su mesilla de noche y esperé pacientemente el milagro y el comienzo de mi Viaje. De pronto sentí un movimiento, era ella quien con sus suaves manos acariciaba el libro disponiéndose a poseer con ávido interés su contenido, escuché el grato sonido del pasar de varias hojas, silencio…. un suspiro… silencio… cerró el libro y no tuve suerte en ese momento. Desde mi palabra a la que me encontraba asido, en la obscuridad que existe entre una página y otra, percibía sus movimientos con la esperanza de que pronto volviera su atención al libro y me leyera para poder así iniciar mi viaje a su alma y de pronto ¡sucedió!, ella abrió el libro precisamente en la página donde estaba yo y sus ojos inmediatamente se posaron en el título del poema. Como un rayo de luz entré a sus ojos y de pronto me hallé contemplando lo que para casi todo el mundo era algo misterioso e incomprensible, estaba inmerso en el Alma de una mujer, no me dio tiempo de disfrutar el trayecto, de golpe arrancado de la página hacia sus ojos flotando en una inmensidad de emociones que poco a poco intentaré describir, perdí el conocimiento. Cuando recuperé la conciencia había una luz que entraba por sus pupilas y reconocí inmediatamente que se trataba de la luminosidad de la pantalla de una computadora. La curiosidad natural hizo que tratara de ver hacia afuera a través de sus ojos en lugar de dedicarme a escudriñar el alma que había tenido la suerte de visitar y leí: -Sigi: Lo recibiste? -Rocío111: sí, te enviaré mi foto, ok? -Sigi: ok, gracias, la espero -Rocío111: listo... espero la tuya, te llegó mi correo? -Sigi: si me llegó, eres una mujer hermosa, inteligente, divertida, y muuyy bonita -Rocío111: OK, creo que te has quedado dormidito jajaja, un placer conocerte, me conectaré mañana y quizá podamos platicar. -Rocío111: todo eso notaste con solo mirar mi foto? eres adivino? lees el iris? o cómo supiste? -Sigi: perdón, lo que pasa es que mi compu se pone lenta a veces, pero déjame decirte que no soy adivino, soy perceptivo y una mirada dice más que mil palabras, eres encantadora y tienes carácter, ha sido un gusto muy grande el haberte contactado, no te vayas a desaparecer. -Rocío111: No, aún no aprendo a diluirme en el aire, aquí nos seguiremos saludando si gustas o por Messenger. Me agradó conocerte, descansa. -Sigi: Por cualquier medio, gracias y descansa también.Percibí que el Alma de Rocío, ése era su nombre, se agitaba con el movimiento de sus pliegues dorados ante

la presencia de la Alegría y la Esperanza, porque debo decir que el Alma de ésta bella mujer era dorada como el trigo a punto, y comencé en ese instante a percibir todo lo que me rodeaba y que trataré de describir puntualmente. Yo imaginaba que en el interior del ser humano no habría luz, pero en el lugar en el que me encontraba salía de todas partes y de ninguna, todo refulgía con luz propia, a veces tenue y a veces brillante, pero suficiente para que me desplazara a mis anchas por el lugar. Trataba de recordar a qué era tan parecido ese color, ¡yo lo conocía! Hice un escrutinio de mis propias percepciones y recuerdos y sí, ese hermoso color era muy semejante al del sol, que se asocia a la presencia de los grandes ideales, la sabiduría, los conocimientos, pero sobre todo a la esencia del espíritu divino. Regreso a lo que en esos momentos sucedía en el Alma de Rocío, la Alegría fresca y luminosa, con altos niveles de energía, y una poderosa disposición, le daba la mano a la Esperanza quien con una impresionante imagen de optimismo irradiaba electromagnetismo a su alrededor y como reacción inmediata, una amplia sonrisa se dibujó en el hermoso rostro de su dueña quien comenzó a divagar y a imaginar cómo sería la vida compartida con la persona que se encontraba en la distancia, al otro lado de la computadora. Recordó que uno de los requisitos imprescindibles que había colocado en la página de la web para conocer personas, era que la persona que se interesara en su perfil debería contar con una excelente ortografía y por lo poco que había visto en el intercambio de mensajes era que a excepción de omitir el signo de interrogación al formular una pregunta, cosa justificable para las personas que hablan varios idiomas y haber escrito “compu” en lugar de computadora, su interlocutor escribía correctamente, luego entonces era una persona con por lo menos cierta preparación y cultura. Es un hombre guapo, varonil, pero -¿cómo será su carácter?- se preguntaba. Y así pensando, imaginando, construyendo mil teorías acerca de la persona que se había dignado contestar un perfil que ni siquiera fotografía contenía, se metió en cama y se dispuso a dormir. Ahora sí, ya durmiendo Rocío, podría comenzar a recorrer su Alma y descubrir poco a poco tanto lo patente y lo presente como los insondables abismos de las partes tristes u olvidadas que formaran el pasado y la dicotomía con la parte hermosa y bella que ya había comenzado a percibir. El sueño de Rocío se iba tornando cada vez más profundo y al contrario de lo que consideraba que pudiera

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ocurrir, sentí ligeras corrientes o impulsos que iban “in crescendo” y que poco a poco se iban convirtiendo en un maremágnum de pensamientos, recuerdos y emociones, creando imágenes de mil formas, unas borrosas y otras nítidas que así como aparecían, desaparecían en un túnel del que después me enteré que era el camino a la Mente. Debía investigar, pues así me lo había propuesto desde que planeé el viaje, si los sentimientos forman parte del intelecto o si éstos forman parte del alma para poder deducir si alma y mente son una sola o en qué punto se encuentra la separación-unión de ambas y de donde parten el principio de racionalidad y el principio que le da identidad y permanencia a la vida psíquica, así como la parte intelectiva totalmente distinta del cuerpo e inmortal, es decir, buscar la ontología entre alma, mente y cuerpo. En ese momento consideré que era factible que pudiera encontrar el camino para tal menester al presenciar lo que sucedía en el hábitat dorado en el que me hallaba y ver de dónde venían y a dónde iban los sentimientos, las emociones, los razonamientos y por qué no, también los sueños, pues éstos se producen en estado subconsciente y podrían darme una muy buena pista para la tarea a que me había consagrado. Pero ¡momento!, si el túnel era el camino a la Mente, entonces ¿en qué lugar estaba el Alma de Rocío donde me encontraba yo? Debía estar muy cerca del cerebro y muy cerca de los ojos porque podía ver lo que ella veía, percibiendo sus emociones de forma casi tangible. Estando en esas cavilaciones entre el movimiento cada vez más fuerte de pensamientos e imágenes veloces que seguramente estaban construyendo un sueño, decidí trasladarme a la esencia del mismo para ir conociendo y entendiendo poco a poco lo que me proponía, así que me dejé llevar entre una hermosa imagen de un Jardín Botánico y otra de un tazón lleno de arroz con leche a través de la vorágine del túnel, pero cosa por demás curiosa e intrigante, yo iba con el Alma de Rocío o ¿el Alma iba conmigo?, no lo sé, pero descubrí el primer secreto con el cual ya estaba bien recompensado el singular y azaroso viaje, ¡El Alma está presente en los sueños!

L

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Soy viajero lento por senderos infinitos de polvo, piedra; de tiempo y frio con vientos desconocidos de luna. Las cuestas y pendientes gestan una fatiga

misteriosa; atravieso túneles estrechos de ramajes en orgia, que me acarician con sus finas dagas.

El hedor azufrado de los caídos en su intento de fuga, me causa ahogo y espasmos ventrales. Avanzo difícilmente por tal tierra de enigmas macabros, en la que el repentino cántico de aves nocturnas me sobresalta y el paso de linternillas flotantes, me aterra; no existe cruce de suelos, alternativa de andar ligero ¡todo es ortiga inmóvil, negrura de condena en las horas del no tiempo!

El trance por este valle de trampas, es tedioso y demencial; la incertidumbre de mis huellas por hacer alto, es quemante y, el ardor quizá sea lo que mantiene mi sangre en circuito. El deseo inconsciente de descubrir

algo en este punto de nada, impulsa mis piernas por un laberinto del que soy centro y punta.

Durante mi fatídico desfile, he ido soltando recuerdos y quejas, desatando nombres y gemidos, mas tantos suspiros han borrado mi rastro. ¡Ah, un puente! … sencillo me es predecir que al otro lado será la misma suerte, aunque…¿Fin?

L

ViajeroMaría del Rosario García [email protected]

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Tomé, dejando un poco a la suerte, un poco a mi precario sentido de orientación, el camino que, pensé, me llevaría al próximo pueblo. En esas

vacaciones no tenía un itinerario al cual adherirme, solamente dejaba al momento y a mi estado de ánimo la decisión del rumbo a seguir. En ese instante no contaba con un medio de transporte que me llevara lo más rápido y cómodo posible, así que observando lo bello del paisaje, decidí recorrer el trayecto a pie, únicamente con unas cuantas indicaciones de la gente del lugar. La ruta estaba bien trazada, la naturaleza respetaba el sendero de tierra no resultando difícil caminar a través de él. Lo que no tomé en cuenta fue la hora de mi partida y estaba mal preparado para pasar la noche a la intemperie, la lógica recomendaba buscar algún sitio en el cual descansar, para reiniciar el viaje por la mañana, pero, no sé por qué razón seguí caminando.

Siendo un hombre enteramente de ciudad no podía calcular el paso de las horas, por lo mismo, no podía saber cuándo saldría la luna para iluminar un poco el camino, ya que en aquel instante no veía siquiera mis manos a un centímetro de mi cara. Sabía que no me encontraba perdido por los arbustos y árboles que franqueaban la ruta, que como guardianes me indicaban, tal vez un poco dolorosamente hacia dónde dirigirme.

Después de un rato de caminar, muy a lo lejos pude ver una pequeña luz, así que me sentí reconfortado, suponía el fin del camino o por lo menos que encontraría a alguien que me ayudara. Al acercarme pude ver una fogata de tamaño regular, frente a la cual se encontraba una persona sentada, sin moverse, a pesar de que grité en varias ocasiones para llamar su atención. Una vez que lo tuve a unos pasos vi que era un hombre viejo de aspecto raro; las arrugas poblaban su rostro pero en cierto momento llegaban a desaparecer, tal vez por el

juego de luces que arrojaban las llamas, aunque no estoy seguro todavía, sus ropas estaban gastadas, con varias partes rotas, las mangas de su abrigo deshilachadas a la altura de los codos. Su pelo estaba crecido, descuidado. En cualquier momento hubiera pensado que se trataba de un indigente, pero algo tenía distinto, ese brillo en sus ojos no era igual al de los indigentes y mendigos, esa mirada llegaba a ser un pozo negro, no la clásica melancolía, ni la falta de cordura, sino otra cosa.

No giró el rostro para verme, seguía ensimismado con la fogata, no separaba la vista de sus lenguas, de sus ancestrales movimientos, parecía estar leyendo un libro, no sé porque vino a mi memoria una clase dentro de la materia de filosofía, en donde hablábamos de ciertas sectas que consideraban al fuego como un Dios, como un ser vivo el cual les daría toda la sabiduría del mundo, todo el poder y toda la magia para ser considerados también como dioses.

Al cabo de un rato el viejo levantó su rostro, mirándome directo a los ojos, no pude ver otra cosa que su cara, sus profundas arrugas y su mirada, no pronunció una palabra, seguía mirándome sin moverse, sin hacer siquiera un gesto, convirtiendo su expresión en una máscara antigua…

Después todo se borró, tal vez me desmayé, pero cuando recobré el sentido, el rostro del viejo ya no estaba, en su lugar fue apareciendo la misma fogata que él veía, igual que él estoy sentado viéndola, sin poder apartar mis ojos de ella, leyendo su corazón y sus lenguas y también esperando que alguien más pase por este camino.

L

Un viejo camino

Jesús Chávez OrtegaFB https://www.facebook.com/jesus.chavezortegaTwitter: @jesus7012Blog: http://wwwjchavezortega.blogspot.mx/

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Un escalón…….Dos escalones…….Tres escalones…….

Era lo único que me separaba para entrar y ver por dentro lo que me esperaba, un pasillo lleno de asientos color verde botella con pedestales plateados, se podían apreciar desde la ventanilla una enorme maquinaria y yo ahí, esperando a que me llamaran para poder subir. De repente escuché mi nombre pronunciar, mi abuela me llamaba para tomar mi lugar, agitaba su mano mostrándome un boleto – ¡ven hija, fórmate ya!Aún no estaba dentro y ya comenzaba a imaginar cómo iba a ser ese viaje que habría ya de iniciar. Conté seis vagones y unos rieles sin final, un hombre dio indicaciones para empezar a abordar, era el tren más increíble, reluciente a más no poder, “Chihuahua al Pacífico” su nombre, amarillo y verde por fuera con un frente rojo carmesí. La ansiedad se apoderaba poco a poco de mi mente, las manos me sudaban al abordar lentamente; una vez estando arriba, me invadió la curiosidad¬ ¿Cómo es qué tanto metal acumulado podría recorrer esas montañas con tantas personas? Parecía un sueño de esos de los que uno no quiere despertar. En minutos se escuchó el silbato que indicaba nuestra salida, el “chucu, chucu” tomaba su ritmo, mientras adentro la emoción se extendía, para la mayoría de los pasajeros era su primera vez que viajaban en tren, incluyéndome. A medida de que avanzaba pude ver diferentes paisajes, pero uno en particular se repetía constantemente, montañas rocosas con alguno que otro árbol entre ellas. Hubo un mensaje que nos dieron al subir, que los niños no debíamos de pasar de vagón a vagón solos, sólo si nos acompañaba un adulto, miré a mi abuelo y le pregunté–¿Me llevas a recorrerlo todo, sí?–¡Él, asentó con la cabeza!, claro después de que me dijera que deberíamos esperar a pasar por el próximo túnel que se acercaba, tan pronto entramos a él, la sonrisa se me borró del rostro, sujeté a mi abuelo rápidamente y cerré los ojos mientras que mi alma me dejaba, creía que lo pasaríamos a oscuras y la oscuridad

no era algo que disfrutara mucho que digamos. Para cuando mi abuelo se percató de lo que yo hacía, me dijo: ¡Tranquila, ya encendieron la luz! Mi alma regresó a mi cuerpo y con ella mi sonrisa, pero esta vez de vergüenza, el miedo me ganó y mi abuelo sólo sonrió. Me asomé nuevamente por la ventanilla en cuanto salimos del túnel, el sol resplandecía y parecía como si las rocas brillaran, a lo lejos observé que había un puente que no dejé de mirar y mirar, y entre más lo miraba, más cerca lo tenía. Sostenido por columnas de metal gigantes que atravesaban de una montaña a otra, un barranco imponente esperando a que pasáramos sobre de él y al fondo, pero muy al fondo un riachuelo que corría, y yo mirando y mirando. ¡Vaya que está sorprendida! Mi abuela había comentado que haríamos una escala y yo no quería bajar de ese tren por los lugares tan preciosos que estaba conociendo, nunca imaginé tanta belleza, creí que esos lugares existían en las películas únicamente. ¿Ahora que más me esperaría?, creo que me lo cuestioné demasiado rápido, pues enseguida ya estábamos cruzando el puente y como por arte de magia el paisaje ya era diferente, ahora era un mundo de rocas de todos tamaños, lo curioso era ver como las pequeñas sostenían a las más grandes, y entre las montañas se podían apreciar cuevas de donde salían personas, en cuanto pude, fui a donde mis abuelos estaban sentados y les pregunté a ambos ¿En dónde pararíamos? Sólo respondieron: pronto, ¡no comas ansias!

El tiempo se me hizo eterno tanto que me venció el sueño y aún sumida en él, seguía admirando todo lo que había visto, no sé por cuánto tiempo dormí, pero me desperté cuando escuché nuevamente el silbato del tren que anunciaba nuestra primera escala en medio de “La Sierra Tarahumara”.

Pronto nos preparamos a bajar estaríamos ahí unas cuantas horas, quizá nos daría tiempo de comer y comprar algunos recuerdos. Así que mis abuelos ni tardos ni perezosos me llevaron a comer a un lugar muy sencillo, lo único que encontramos eran muchos puestos

Mi viaje en trenBlanca Lydia Moreno [email protected]

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de quesadillas además de muchos niños “Tarahumaras” que nos pedían una moneda y nos preguntaban que si queríamos sacarnos una foto con ellos, mi abuelo accedió, pero jamás creímos que después de hacerlo nos cobrarían una moneda por cada niño. ¡Eso fue divertido!

En fin, después de comer nos llevaron a conocer algunas de sus “casas” que en realidad eran las cuevas que yo había visto, en las cuales de manera muy rudimentaria se encontraban sus camas, cocina y rebaño, así es, justo como lo digo, ¡su rebaño! Y me encantó ver a las mujeres (de diferentes edades) que tejían sus propios atuendos, también vendían algunas prendas, pero cada vez que le preguntaba algo a alguna de ellas, el papá era quien contestaba (eso no me gustó), pero mi abuelo me explicó que era parte de su cultura, las mujeres cuidaban la casa y a los niños, mientras los hombres se encargaban de las visitas guiadas, ellos cobraban una cantidad mínima por hacerlas para proveer a sus familias de alimentos, así de esa forma se ayudaban y nos ayudaban a conocer su forma de vida. Esta parte fue la más cultural sin duda, pero yo moría de ganas por continuar con el trayecto y llenar mi cabeza de nuevas y desconocidas imágenes para recordarlas por siempre.

Abordamos de nuevo el tren que nos llevaría hasta Ciudad Juárez, nuestro destino final, programado para llegar por la noche. Mientras la tarde caía, los paisajes se embellecían aún más, pero hubo un momento en que lo único que se apreciaba era el cielo azul, una que otra nube y precipicios enormes por doquier, así que me di un relax para conocer los demás vagones, descubrimos que había una cafetería hermosa con sillas de época antigua y decorada en su totalidad con el mismo estilo, pero la parte que me causo euforia total fue cuando pasábamos de un vagón a otro pues se sentía la adrenalina correr por el cuerpo ya que el ruido de la maquinaria era impresionante y se podía sentir la fuerza del viento en el rostro aunque a decir verdad lo más genial fue cuando mi abuelo me llevó a la cabina del conductor y pude accionar el famoso silbato, en un acto para mí de decirle al universo que estaba encantada de haber podido realizar tan bello viaje.

L

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Era joven, muy chavo cuando te conocí. Despertaste en mí la curiosidad y de reojo te veía sin atreverme a acercarme. Mis “cuates” se encargaron de presentarnos, aunque en un principio no me sentí demasiado atraído hacia ti, tú coqueteaste conmigo mientras hacías reír a los demás. Noté cómo lograbas cambiar su estado de ánimo cuando se sentían tristes o enojados. Te apreciaban mucho siempre diciendo que los hacías sentir bien y todos querían contigo. Me resistí tímidamente a tu filtreo tenía miedo al no saber lo que pasaría si me arriesgaba, pero eras tan

atrac t iva me seducías en todo momento y lugar.Es verdad que me sentía deprimido triste ante la situación en casas ya que no era la mejor incluso no quería regresar ahí en donde solamente me esperaban gritos, regaños, humillaciones. Todo eso me lastimaba y hacía daño. Lloraba cuando nadie me veía, escondido maldecía mi vida a mis padres que no sabían cómo me sentía, ocupados como estaban en agredirse uno al otro. Hundido en sus vicios papá se olvidaba por completo de mí y mis hermanos; mamá llena de amargura y rencor por la vida que le daba mi padre descargaba su furia en nosotros.¡Maldita familia! ¡Maldita vida! Y fue cuando te conocí. Te vi como una opción para calmar mi angustia mi dolor y llenar de alguna manera mi soledad.-Te hace viajar, carnal a otras dimensiones.-Decían mis supuestos amigos.-Te lleva a donde quieras; a lugares mejores que este mundo de mierda.

Traté de resistirme a tus encantos, hablaban tan bien de ti los de la banda que finalmente me convencí y te tomé de la mano.

-Despacio, dale un jaloncito suave, la detienes un rato y la sueltas. Te dejaste ser

entregándote toda evadiendo mis miedos. No te importó que los cuates nos vieran,

te aferraste a mis labios, simplemente te diste a mí.

Al principio me dio risa y en un instante todo se transformó.

Me sentí bien, alegre feliz.Comenzaste entonces

a envolverme como hacen las arañas con

su víctima: poco a poco despacio

empezaría a asfixiarme.

M e atrapaste

en la seda de tu embrujo.

Fui conociéndote más cada día. Ya sabía cómo

tratarte y qué hacer contigo. Nuestros primeros encuentros

fueron esporádicos y de vez en cuando te buscaba para estar contento pues

me ayudabas y acompañabas en mis viajes placenteros olvidando por un momento la maldita

realidad insoportable ya para mí. En ese pasear no había nada nadie sólo tú y yo. Construí una burbuja llena de artificial gozo teñida con cientos de hermosos colores formas difusas amorfas. Un estrambótico paraíso. No estaba papá no estaba mamá ni hermanos de ojos tristes y cuerpos desarrapados. No sentía miedo ni soledad. Tú, mi única acompañante. Te hice mi novia y como en toda relación el comienzo fue bello etéreo, enamorándome cada vez más.Comencé entonces a buscarte con más frecuencia. Te extrañaba a cada instante pensaba y pensaba, deseaba tenerte conmigo a todas horas del día incluso en las noche cuando los gritos de mis padres

O bl i c u i d a d Alejandra López [email protected]

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y el llanto de mis hermanos me impedían dormir.La pasábamos a gusto cuando estando juntos me complacías. Eras benevolente y te dabas a manos llenas. No pude aguantar más y te hice mi amante. Te tomé por completo haciéndote mía una y otra vez, no quería no podía dejarte y te buscaba a todas horas. Me aferré a ti como náufrago a su madero de salvación. ¡Qué estúpido fui! Me cegó el placer que me ofreciste, no me di cuenta a tiempo que estaba transformándome en tu esclavo. ¡Iluso! Todo me resultó al revés. Concluiste el capullo, terminaste de tejer la telaraña quedé atrapado en tus garras, sufrí la metamorfosis de lo que ahora soy. Tu siervo. Y aún te necesito no sé vivir sin ti desespero si no te tengo. Huyes te escondes, salgo a buscarte debo encontrarte a como dé lugar. Quiero viajar contigo que me acompañes a otra dimensión no quiero estar aquí.Pregunto por ti a los otros, a la banda, a gente extraña que me mira asustada o con lástima. La pandilla hace tiempo me rehúye ya no me invitan para nada. He dormido en las calles bajo el frío con la esperanza de verte pasar. Hurgo en callejones recovecos preguntando a quien sea donde puedo hallarte. Algunos dicen que te deje y abandone, otros aconsejan te olvide porque no eres buena y me haces daño.¡Imbéciles! ¿Acaso no entiende que sin ti no vivo? ¿ No saben ellos que quiero viajar de la mano contigo? Pero ahora esos viajes no son lo mismo. Mi burbuja perdió sus hermosos colores los bellos matices en negro y gris intenso se convirtieron, el paraíso es ahora un infierno. Las siluetas amorfas las veo ahora nítidas convertidas en monstruos o demonios que me azotan contra las paredes desgarran mi piel clavando sus afilados colmillos en todo mi cuerpo. Grito y grito pidiendo tu ayuda pero te niegas.¿Por qué maldición tuve que conocerte? Acepté el amparo que un día me ofreciste y hoy me vuelves la espalda. Cuando casualmente te encuentro me das un poco de consuelo y luego te marchas dejándome hundido perdido en mi mundo de miseria.Hoy he amanecido peor que otros días. Pero ésta no es mi habitación en nada se parece a la burbuja viajera que construí contigo para escapara a otros mundos.Las paredes acolchonadas evitan que me lastime cuando los demonios vienen y me azotan. El blanco es intenso lastima mis ojos acostumbrados como estaba a la oscuridad. Te extraño. Pienso en ti y comienzo a sentir angustia ansiedad. Sudo. Grandes gotas escurren por mi rostro. Pido a gritos te traigan a mi lado que llenen mis venas con tu veneno.

Dos extraños enfundados en bata blanca y mirada serena se acercan e intentan calmarme.-Tranquilo, todo estará bien.Acercan una jeringa-¿Qué es eso? ¿Hará que me sienta mejor? ¿Me ayudará a viajar a mi extraño mundo?-Te ayudará y tendrás la sensación de viajar a un tranquilo lugar lleno de paz.Me dejo hacer sintiendo un pequeño piquete. No hay dolor me invade la tranquilidad y cierro los ojos. Me preparo. Quizá a donde voy te encuentre nuevamente.

Y viajaremos viajaremos…. L

NARRATIVA

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Es impresionante la cantidad de personas en este micro. Deberían de meterlos en un guajolotero para que la gente decente

podamos transportarnos sin contratiempo. Eso de comprarse un cochecito no suena nada mal, pero el cabrón de Miguel Ángel ya se vendió, y eso que vote por él… ¡Mira nada más! Ese pinche indio, ni por asomo deja el asiento, ¿que no ve que estoy cansada y soy una damita? Si bien decía mi abuela, ¡estos tiempos son de pelados y majaderos!

-Sí señora, se hacen los dormidos para no dar el asiento. Se acaba de subir uno de esos niños mugrositos, se ve a leguas que vive en alguna coladera de Circunvalación, espera, se ve raro, ¡Dios mío! Que no nos asalte por amor de Dios, acabo de cobrar mi quincena, ¡No es justo! Mejor me hago para atrás, si empieza con su “pues ya saben mi gente como es esto, carteras y celulares, no se hagan pendejos”, inmediatamente doy un brinco y corro. Dios mío, se ve muy nervioso, válgame no sea la de malas… Y todavía faltan como diez cuadras para bajarme, ¡qué voy a hacer!

…!mira nada más! Este baquetón se le ocurre pararse, si lueguito se les ve la calaña, seguro es su cómplice, los dos están prietitos y mugrosos, no hay duda. ¡Ay Dios mío, ay Dios mío! Espero que termine rápido… viene hacia mí, se acerca muy agresivo… … pfff!! Falsa alarma, no sé qué les pasa a todos, siempre con su paranoia y tan agresivos. Seguro

esos dos andaban muy apurados por una mona de fresa o un cigarro de esos fuertes, nunca había pasado tan mal rato, de hoy en adelante tomaré taxi el día de quincena, uno se parte el lomo para que estos indios solo vengan a tomar lo que no es suyo, no se vale.

… aaahhhh ¡ya pasó el susto! Ese muchacho se ve buena gente, se nota que viene de trabajar, seguro es oficinista, se ve que es decente, traje y toda la cosa. Como me gustaría que todos los que se suben a este cuchitril fueran como él, ya le dije a mi Ricardo que se arregle, que como te ven te tratan y no es bueno que ande con esos pelos tan mugrosos y todo desfajado…

-Mire señora, siéntese por favor, se ve cansada-Gracias joven, un poquito casi bajo…

-… ¡ahora sí cabrones! Ya valió madres, aflojen todo, celulares y carteras… L

Día de quincenaTodos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son.Abraham Lincoln

Daniel RíosFB Daniel Ríos

NARRATIVA

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En 1955 víspera de mi cumple años número cuatro, en un cuarto sin piso un trastero

con pocos artículos de barro, una caja que servía de ropero, dos petates que hacían la delicia de una “confortable” cama y una tranca que aseguraba la puerta de una paupérrima vecindad, allá por la colonia Aquiles Serdán, de mi querido Distrito Federal. Mi familia hecha por mi madre y su “nuevo” esposo, golpeador, mal hablado pero de buen corazón. Había miedo, pánico por los golpes físicos y psicológicos a mi hermana de nueve años y a mí, que cuidábamos a mi medio hermano de unos cuantos meses de vida. Haciendo la tarea de acarrear el agua dos cuadras de distancia en una llave colectiva, había que formarse para llenar la cubeta del preciado líquido, pero este objeto desapareció y el temor al regaño y seguros golpes, hizo a mi hermana tomar la decisión de huir de la casa y tomándome de la mano a caminar y caminar. Pasamos por Lecumberri, la Colonia 20 de Noviembre y ya no recuerdo más. Mi miedo al coco, a la bruja al diablo, era tal que me quedé dormido, aunque el Sr. del costal, al que yo le tenía pavor, nos llevaba por no sé qué rumbos; aunque sí recuerdo

pasar por Tepito y sus calles tristes y desoladas y sus lúgubres luces y palabras de personas pobres y miserables en su léxico y sus ropajes.

Desperté en un mísero cuartito, construido con lámina de cartón y un lodoso piso arropado por cobijas desgarradas, de mal olor y con un humo que apenas hacía visible a dos personas de madura edad, que pretendían ser amables conmigo y mi hermana. Después me di cuenta que estábamos en San Bartolo Naucalpan, sí, ahí donde se fabricaban los ladrillos rojos, esos que servían para construir parte de México; así que al otro día me aseguraron mi primer trabajo, escarbar muros para hacer tierra escogerla, hacerla fina mediante un cernidor, hacer lodo fino, acarrearlo con una macana – como plato hecho de alambre- y llenar los moldes de madera que tenían el tamaño de cuatro ladrillos, llenarlo bien con un lodo hecho con los pies y de una consistencia adecuada, ni muy aguado ni muy tosco, dejarlos secar 2 ó 3 días; si llovía , había que protegerlos con hules y ahora había que recortar la rebaba con una llana y con cuidado para no ofender la geometría del ladrillo. Dejarlo más días y sacar el molde

para dejarlo 15 ó 20 días secar los ladrillos. Ya secos acarrearlos para hacer filas ordenadas con espacios milimétricos entre cada uno de los ladrillos para su secado uniforme. Según instrucciones del capataz, ahora había que acarrearlos unos 100, 200 ó 300 metros al horno, bien colocados con espacios entre ellos y a encender el horno, con leña, trapos, mantas y otros materiales flamables y alimentarlo día y noche a una temperatura determinada.

¡Qué bello espectáculo! Ver un horno en su apogeo, ver como se ponían los ladrillos al rojo vivo y con un calor terrible. Todo un mundo de gente que corría a alimentar al “monstruo de fuego” de aproximadamente 3 ó 4 pisos de altura y de 40 a 50 metros de lado por lado. ¡Qué espectáculo! Aventar material flamable para que no muriera el “monstruo candente” y amenazador para todos. Cómo lo disfrutábamos creando las figuras del humo negro en el día y blanco por la noche; y el rojo y amarillo de las flamas que querían tragarnos al acercarnos demasiado y por necesidad, bajo unos gritos exigentes de los arquitectos de este bellísimo trabajo ignorado por muchos. ¡Sí, orgullosamente soy un “héroe”, parte de la construcción de

M i g r ito d e n i ñ oJorge Ávila GarcíaFB [email protected]@gmail.com

ENSAYO

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esta ciudad! ¿Cuántos tabiques, que ayudé a fabricar estarán vivos, a la distancia de hace ya más de 60 años?

Mi hermana servía a unas casas de distancia de mi morada, de sirvienta; y me pasaba a preguntar, ¿cómo estás? ¿Cómo te tratan? Y me obsequiaban un pan de dulce, una “conchita” que yo devoraba con fruición y hambre, tengo que confesar, me sabía a “gloria” sobre todo porque mojaba mi pan con mis lagrimas, ya que extrañaba a mi mamá. La vida era dura, la pobreza extrema y el sentimiento innarrable aunque lo solventaba con un café desabrido, unas tortillas de comal y frijoles negros sin sal, pero dados de buena fe por la señora y señor que moraban en ese cuartucho miserable. En las tardes nos daban mi cubetita y una daga con filo y todos nos íbamos al basurero donde descargaban los desechos de fruta, verduras y otros alimentos; así una manzana, una pera, una naranja, un mango, zanahoria, rábanos, col, lechuga y hasta un jitomate rojo, nos peleábamos con las ratas para ganarlo ponerlo en la cubeta, recórtalo y previo lavado en el río, nos dábamos un banquete de alimentos naturales. ¡Qué días tan especiales! Sí fue un viaje involuntario, pero real del cual, me enorgullezco. Había otras tareas en lo que la producción del tabique terminaba 10, 15 días después apagarse el horno había que sacarlo ya rojo, seleccionarlo, había unos muy quemados otros partidos y otros mal cocidos o chuecos y se hacían hileras interminables de ladrillos para su venta, se acarreaban al camión, obvio no me pagaban, costaba en ese tiempo $40 ó $50 el millar. Hacíamos pozos y yo por peque, me metían en un bote atado

a un mecate al pozo para rascar y hacer el diámetro más ancho, así hasta llegar al brote de agua; yo volteaba hacia arriba veía un hoyito de luz y me faltaba aire; pensaba: ¿y si se les olvida que estoy aquí dentro? Y creo que no me olvidaron.

Por las noches, jugábamos a la roña, encantados, cebollitas, listones, burro entamalado, bote, matatena con huesitos de chabacano pintados con anilina y en el día jugábamos tacón, trompo, yoyo, más viejos que mi abuelita de esos tiempos. Fue una infancia feliz en los fuegos cercanos a los hornos calientes y peligrosos, aun así extrañaba a mi madre. Los señores con los que vivíamos, pensaban que éramos hijos del “Señor del costal de papeles” que nos había encontrado deambulando por la calles; así es que, según mi hermana nos llevaron 2 ó 3 veces con mi mamá, pero no la encontrábamos por la dirección que no sabía mi hermana así transcurrió un año sin esperanza de regresar a nuestro lugar de origen. Aprendí a contar tabiques, decía: “tlecientos”, “cuatlocientos”, vestía con un pantalón roído al pauperrismo, eran de tirantes con una playera tipo el “torito” de rayas azules y amarillas, sin zapatos, con el moco o “velas” sube y baja así como, infestado de piojos y las manos partidas por la mugre y el lodo y sin calzones ya que nos limpiábamos con papel periódico y no nos marcaron el hábito del baño a pesar de haber un río cercano. Me hicieron una “resortera” con la que cazábamos lagartijas o pajaritos, ¿escuelas? No había, nadie sabía leer ni escribir, vivíamos como animalitos y con la rutina de hacer nuestra tarea diaria, y si no cumplíamos, no comíamos.

Había golpes, cinturonazos o cuerazos así como mentadas de madre.Acarrear el agua en bote o cubetas (vasconia) era otra actividad necesaria para hacer el lodo, pero lo que más me atemorizaba, era meterme a los pozos a escarbar, te sientes solo adentro con un frío espantoso y con el miedo de que ya no salgas, y a esa edad se multiplica todo. Eran viajes al infierno, al “centro de la tierra”, viajes al más allá. Por las noches mirábamos el cielo estrellado, amorfo y lejano que en nuestra mente infantil creábamos fantasías, que de ahí llegaban las brujas y los demonios si no nos portábamos bien o hacíamos travesuras que a los adultos les parecían una ofensa. Nos llevaban los domingos a misa, a una iglesia vieja y maloliente donde el padre predicaba el amor a Dios, que yo no entendía, nos callaban a manazos y cocos en la cabeza, en ese momento solo recuerdo estar en una esquina cerca de donde vivía mi tía Guadalupe que por suerte, la encontramos y al fin regresamos con mi mamá para siempre ¡Cómo gocé ese momento! ¿Qué hubiera sido de mí y mi hermana si no hubiéramos regresado? No lo sé, pero sí sé que este viaje marcó mi vida futura. Ahora que lo platico, me sorprendo de lo vivido en ese lapso de tiempo; pero hoy he aprendido que un viaje a donde sea tiene un principio, un auge y un final.

En mi caso este viaje, tuvo un final feliz; aunque probé la miseria, el trabajo de pequeño, el mundo del marginado, del ser que tiene todas las carencia materiales y familiares; solo se vive al día con lo elemental para sobrevivir, no para vivir con decoro

ENSAYO

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y sobre todo sin futuro y sin sueños; tal como muchos lo vivimos ahora con un estudio y con una familia. Fue un viaje riesgoso y peligroso, pero hubo gente consciente y buena que a tiempo nos regreso a nuestra cuna de origen; gente que no nos vendió, regateó o nos prostituyo de alguna forma. Donde estén les agradezco navegar con nosotros ese tiempo y ese viaje que nos regalaron de buena fe y de todo corazón.

Este es mi viaje que les narro, cimentado al calce de mi memoria y mi honestidad de que soy capaz y lo comparto; aun sintiendo lo pasado y con la marca física, emocional y psicológica que necesariamente hace en un ser del cual el infortunio me acompañaba en el alba de mi infancia. Un viaje que no me gustaría que lo vivieran alguien, aunque sé que hay muchos “Jorges” que lo han vivido y otros tantos que aún lo viven. A todos ellos les dedico estas líneas escritas y a quien lo lea le sirva de algo a su espíritu; si porque hablarse con el hambre en su máxima expresión, con la muerte al alcance diario, compartir tu alimento con las ratas y otros roedores, perros, gatos, infecciones, enfermedades y la suciedad creo…

tiene su valor. L

FOTOGRAFÍA

Columnas de Hitzilopochtli

Marcos Alonso [email protected] https://www.facebook.com/markosmico

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Bitácora de

ENSAYO

Eduardo García Vá[email protected] Eduardo García Vázquez

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viajeLos humanos viajan todos los días. Incluso

viajan mientras duermen, hacia ese otro lado que nos define como personas; yo viajo

mucho, aun sentado frente a una pantalla o con una libreta en la mano. Cada vez que despierto a veces me pregunto si despertaré en un destino diferente, si veré los mismos lugares, las mismas personas y recuerdo entonces que hay un viajero dentro de mí; atrapado y que define el siguiente destino.Así el universo se observa a sí mismo. Hay viajes más esotéricos y extraños; que no tienen nada que ver con espíritus ni nada parecido; no. Si pudiéramos hacernos tan, tan pequeños como un átomo, que son nuestros componentes esenciales, estaríamos observando algo hermoso, ¡indescriptible! Sería como ver la noche estrellada en un cielo claro y diáfano.¡El 90% de nosotros es VACÍO! Y nuestros componentes se mantienen unidos por fuerzas que conocemos, de las que hablamos pero que poco entendemos. Y si fuéramos creciendo nos maravillaría aún más ver cómo esas “piezas”, átomos, forman estructuras como lo hacen las piezas de lego. Cada una con una función y actividad única y extraordinaria; desde los pies a la cabeza de cada ser vivo, planta o humano. Y finalmente la reina de las creaciones del universo: el cerebro… que desde que nacimos se ha moldeado con ideas cariño, coraje, ilusiones y así el universo construyó su propio observatorio, sus propios ojos.Aún hay otro viaje hermoso: A lo más grande y lejano, la vida que nos rodea y que conocemos tan poco. Y arriba de nosotros, las estrellas…

El fin de semana le mostré, por primera vez, a mi hijo, un telescopio; le expliqué por qué las constelaciones parecen no moverse, están tan, tan lejos que una vida humana no alcanza para notar que se mueven. Hay algunos puntitos elusivos que sí se mueven en el cielo, los griegos por ello los llamaron “errantes” o planetas. Solo vimos a venus, a algunas estrellas en este cielo brumoso de la Ciudad de México. Dos viajeros observamos esa noche desde la nave que llamamos cuerpo, transportados en otra maravillosa nave llamada Tierra al origen de esta conciencia que nos da la capacidad de sentir ese milagro tan hermoso y estremecedor que llamamos ¡VIDA!Tal vez por eso el universo fue tan pródigo e hizo que la vida fuera tan vasta, tan maravillosa, tan dura como una roca o el penosa como el dolor; tan suave como el pétalo de una rosa o la mejilla de un ser amado. Tan dulce como un beso de amor u obscura como el odio más acendrado.El universo decidió colocar ángeles encerrados en botellas para lanzarlos al océano, a la deriva del cosmos. Todos juntos donde podemos tomarnos de las manos, crear más vida pero jamás, jamás ser parte total el uno del otro, pero con capacidad de decisión. Tal vez ese sea el secreto; el viaje sigue, sigue desde el más pequeño átomo, hasta la galaxia más lejana y hermosa con nosotros en medio, espectadores y partícipes de este milagro; que solo de pensarlo estremece la piel y despierta la curiosidad, la pasión de vivir, las ganas de amar y la sed de esperanzas.

L

ENSAYO

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Estambul, la ciudad de los grandes contrastes; entre Asia y Europa,

entre la tradición y lo moderno. No hay lugar para la neutralidad aquí. No se puede recorrer sus calles sin sorprenderse en cada rincón. El asombro junto con el olor de la shisha o un buen café te van guiando hasta perderte en sus mil maravillas. L

FOTOGRAFÍA

Plaza Taksim, Estambul

Marìa Josè Juàrez Be@MarieJuarezBeFB Maria Josè Juarez B

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Aquel equinoccio del 1014 como todos los equinoccios boreales desde que salí de mi querida isla,

me propuse visitarla nuevamente con la ilusión de volver a respirar aires guevaristas, cienfueguinos o por lo menos almeidistas en las calles del que yo afanosamente denomino “El no lugar”. Esa ilusión utópica mezclada con horas de literatura marxista me impulsa a tomar el primer vuelo a esas tierras, tarde lo que tarde, pase por donde pase, cueste lo que cueste.Llegar al José Martí es siempre una odisea, que si la turbulencia, que si el huracán, que si la pista llena, que si la VISA, que si revisión cleptómana de equipaje, que si la fila de migración; en fin es el trámite necesario para entrar al “comunismo” cubano. Primero lo primero, hay que ir por la principal arma para desenvolverse en la selva castrista, es decir los poderosos CUC (recordemos que en Cuba hay dos divisas, el peso cubano que solo utilizan los pobres y el CUC que da statu quo o bien te ponen la marca de yuma entre ceja y ceja). Ya con plata en mano, ahora si eres una persona en Cuba con poder y derechos como Fidelito manda.Para salir del Martí y entrar al barrio, hay que

dirigirse a Boyeros a esperar la máquina que por 30 pesos cubanos nos aviente mínimo a la Plaza de la Revolución y de allí guagua al Capitolio o a Galeano en el Barrio Chino; esa máquina nos lleva al corazón del barrio con los músicos, taxistas, meseros, raperos, chulos, meretrices, albañiles, guardias y demás agentes antrópicos de la Habana Vieja, aquella que no es salpicada por las mieles del régimen.Todos estos aceres, la mayoría con profesión que debido a los desatinos de un comunismo sin condiciones comunistas deben sobrevivir con salarios mensuales de 20 a 30 CUC con todo y título de ingeniero, médico, abogado o economista… Pero el cubano es grande, es digno, es ingenioso y conoce como nadie en este mundo aquella máxima darwinista de la Adaptación al medio, solo basta recordar el Periodo especial, del cual los cubanos salieron avantes.La vida en La Habana es tranquila, pero sumamente interesante por la diversidad y contraste que llega a ser acorde al lugar y hora en la que nos encontremos parados. Las mañanas son activas, productivas, movidas, evidentemente jamás comparadas con el stress de urbes como el DF o Bogotá; pero sin duda la joya de esta ciudad es el

Socialismo con clases sociales. El último son en La Habana

La autonomía ya no es rima de soberanía.En cada erupción mediática se fortalece tu neoliberal idola-tría.El Turko

ENSAYO

Marcos Alonso [email protected] https://www.facebook.com/markosmico

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atardecer de la capital cubana, pues es el momento de la sana recreación, de olvidar las carencias, problemas y afrentas; los centros deportivos, cines, teatros, cafeterías, parques y el maravilloso malecón se ven abarrotados de un pueblo que, a pesar de todo no pierde su sonrisa, su encanto y su sentido del humor, y así sigue luchando y resistiendo. Por la tarde los debates político-económicos de la mañana se sustituyen por apasionadas charlas de la temporada del pelota, los programas de TV privada que más de la mitad de los habaneros observan robándose las señales de cable, discuten sobre la controversia dicotómica del Messi vs CR7, los iphones, y por supuesto las historias de los narcotraficantes mexicanos.Entrada la noche en esta ciudad comienza la rumba, no importa el día, no importa el mes, aquí siempre habrá donde enfiestarse. El malecón se transforma en un inmenso bar de música viva, que oscila entre melodías de son para turistas, salsa y hasta unas entretenidas y reflexivas rimas raperas, ron, baile y convivencia. La calle Galeano es la sucursal del fandango de cubanos y yumas jodidos, mientras que

en obispo se da la más grande cacería de yumas, siempre abarrotada de policías.La Habana Vieja es la fiesta de cubanas para cubanos, hijos del socialismo proletario, mientras que La Habana Libre es la versión elitista del socialismo turístico, si señor ¡socialismo con clases sociales!, desde Miramar, Vedado y hasta Rampa te encuentras la zona bonita y “desarrollada”, contrastante con los edificios viejos, carentes e insalubres del Este. Es tan hedonista la capital en la noche que puedes perderte y perder hasta la razón y dignidad en sus mieles.Pero ninguno de esos hedonismos dionisiacos se pueden equiparar con la parte apolínea de esta ciudad, el placer que ofrece asistir a la Universidad de La Habana es único entre las experiencias en esa ciudad, las intensas cátedras de Sergio Guerra, las reflexivas palabras de Yadira Mellado o la oportunidad de educar frente a frente a la juventud cubana sobre el Estado fallido mexicano, el neoliberalismo periférico lacerante a nuestros pueblos y encontrar en estos jóvenes actitudes críticas y emancipatorias son vivencias únicas, que nos hacen soñar que otro mundo

Socialismo con clases sociales. El último son en La Habana

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es posible, en el que la voluntad de un socialismo real pueda construirse, a esa parte se le llama, felicidad.Caminar por las históricas calles, tomar un guarapo, un café expreso de a peso, comer una cajita y refrescarse con un granizado te hacen entender que la vida simple y relajada no son propias del capitalismo neoliberal; la cultura, los libros, el deporte, la comida, el tabaco y el ron son casi regalados, claro siempre y cuando no seas cubano del barrio, así las cosas.En cuestión de moral, en La Habana se percibe una muy peculiar que oscila entre dogmas católicos, ateos, santeros, protestantes y criticistas; extraño socialismo teísta. Si eres feminista, mejor ni vayas, si eres hedonista y machista te sentirás en casa, si eres muy amable, más de una vez quedarás desairado, si eres defensor de los derechos humanos pasarás un muy mal rato, si eres de moral ortodoxa, estás en sitio equivocado.Las leyes de Cuba como en todo el mundo subdesarrollado tiene ojos y oídos, y a diferencia de México, allí si tienes atención pronta y expedita por ser mexicano, lamentablemente el cubano del barrio no goza de los mismos privilegios, al igual que en México, el extranjero es prioritario. En esta ciudad como en pocas partes del mundo todo es extremadamente relativo en cualquier ámbito, los precios, servicios, tratos, etc.; mucho dependerá de la cuna, filiación, pasaporte o ZP de donde provengas, normal para un país neoliberal, pero ¿en el socialismo, esto debe existir?Ahora bien, pasemos a las evidencias pragmáticas de los saldos de la Revolución, y justamente en aquella primavera entendí como pocas veces en mi vida que ese mito del socio-comunismo cubano, es una falacia y sobre todo un discurso propagandístico de validación oligárquica de una élite bien identificada en el PCC y los Castro. Dentro de los elementos que más me dejaron

sorprendido puedo mencionar los siguientes: Más del 80% de los habaneros no conocen el símbolo ni el significado de la Hoz y el Martillo; en un grupo de 4º año de la carrera de sociología de laUniversidad de la Habana solo 3 alumnas de un grupo de 35 habían leído “El Capital” y solo una conocía a Gramsci y a Foucault; los alumnos de 4º año de filosofía durante su clase de Sistemas Capitalistas Contemporáneos no supieron la diferencia entre keynesianismo y Socialismo de mercado; los cubanos que más defienden a Fidel visten ropa de marca extranjera, tienen CUC en la billetera y autos costosos (la mayoría vinculados al sector turístico o a la política); la disidencia interna la componen los “de a pie”, a los cuales los castristas denominan “vagos”; la educación, por su parte, es tan alienante y oficialista como en México.En otro orden de ideas, la mayoría de los cubanos consideran que la Revolución se ha convertido en involución, inclusive muchísimos defienden la idea de que sería mejor un gobierno de gusanos. En cuestión de empleo menos del 20% viven de sus salario o de su profesión, pues buscan ingresos extras en alguna otra actividad, la mayoría proveniente de los morbosos yumas que quieren vivir un ratito como “socialistas”, pues hoy la vieja Revolución cubana se ha convertido en un gran producto, una gran mercancía para el turismo y en nombre de ella se ha pisoteado a una gran masa de cubanos; respecto a la cooperación internacionalista, el peligro del imperialismo chino y español es cada vez más latente, además las grandes mayorías se sienten prostituidos por la ALBA y por Venezuela.La gran mayoría de los cubanos carecen de patrimonio (paradójicamente, es un socialismo con propiedad privada), así como en México encuentras la casa de los abuelos llena de generaciones pobres patrimoniales

ENSAYO

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compartiendo los espacios familiares; hay pobreza, desigualdad y muchas carencias, en nada se parece al sueño marxista, leninista o guevarista, vamos ni siquiera a la demagogia castrista. En La Habana la libertad de expresión termina cuando aludes al gobierno; más de la mitad de los cubanos prefieren un iphone 5 que una carrera universitaria, pues para pronto un título universitario no da de comer allá.En cuanto a la cultura popular, a pesar de los intentos hermetistas de alejamiento de las ideas globalizadas, el cubano promedio está igual de enajenado que cualquier otra persona en el mundo; el cubano ve películas, televisión, deportes, modas y estereotipos occidentalizados, le gustan y los desea, le quitan el sueño; es patriotero, autentico, pero también transculturado, las generaciones actuales ya no persiguen los ideales del Che, ya no sienten pasión por el son, el ideal revolucionario solo queda en conceptos, la historia y los monumentos, la generación de la revolución se hizo vieja.En vano parece la sangre de Camilo, Guevara y los héroes anónimos que se sacrificaron por el futuro que soñaban mejor a su presente, el viaje ya no tiene destino marxista, pues un socialismo con clases sociales es sencillamente una contradicción anti dialéctica, ante las evidencias objetivas solo hay que reconocer que el socio-comunismo cubano, fue y es muy funcional, para los tiranos…

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Page 44: Liberpopulum año 1 número 2

A medida que fue pasando el tiempo supe que solo se trata de viajar. Nuestros pasajes de vida son un viaje constante, cambios constantes. Nuestro vehículo es nuestro cuerpo que nadie nos

enseñó a manejar. No tenemos manual del usuario, ni prospecto, solo camino abierto e infinito por conocer fuera del vientre materno, que fue la matriz de este único e invalorable modelo de máquina humana con capacidad de viajar constantemente hacia aquí hacia allá y hacia todas partes. A medida que fui creciendo, a fuerza de puras pruebas aprendí a manejarme toqué todo botón del color que fuere en mi cerebro, subí y bajé palancas que aceleraban o disminuían la velocidad de mi moto, el corazón. Mi corazón.Aprendí a ver con mis ojos abiertos, también a ver con ellos cerrados sentí el dolor, el calor, el frío, la felicidad la caridad, la emoción la desilusión.Viajé por todos esos estados solo o acompañado, pero sólo yo manejaba el timón de esos momentos, de esos pasajes algunos más efímeros que otros, con o sin experiencia los pasé, los lloré o los disfruté y fue con orgullo, jamás me recibí de timonel, aprendí a manejar mi máquina a fuerza de pruebas, de seguir causas, de sentir efectos a prueba y error aun yo sin saberlo, aun yo sin quererlo.Aprendí en lo que va de este viaje, que la paranoia te acompaña como un funeral eléctrico y constante, pues todo viaje debe terminar, alguna última puerta deberás golpear pues el combustible se acabó. La máquina se gastó, el tiempo pasó y al vientre deberás volver.Pero no será el vientre materno, será al vientre más tierno, al de nuestra madre y mentora… la Tierra Madre nuestra por naturaleza. Y allí y desde allí y lo aprendido será visto por nuestros maestros quienes sabrán después de un breve descanso a que nuevo vientre materno enviarnos para volver a comenzar otro nuevo viaje.Pues el alma tiene un arte el arte de viajar aquí, allá y en todas partes. El pasaje de la vida

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El pasaje de la vidaENSAYO

Claudio Alejandro Có[email protected] Claudio Córdoba

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Page 45: Liberpopulum año 1 número 2

Irse reconstruyendo más allá de la ceguera

fuera del vocablodonde las verticalidades se arquean en un

gesto.

Ir soltando los epitafioscomo aves heridas que entierran su vuelocomo sombras que los quebrantahuesos

tiran contra las piedras, sombras,que llenaban de estacas de hueso la huida.

Ir en la ligereza del pensamiento de los pastizales

que empapan los alisioscuando la noche es una piedra preciosa

en la vidriera.

Todos los caminos se tejen en las visionesel lindero son todas las voces que se en-

carnanlas que vieron mudar su piel las cordille-

rasafilar sus huesos níveos en las nervaduras

de la maleza.

Llevo los tenis rotos y en las grietas,

llevo el suspiro de la hierba que sostiene las montañas,

el aspa del tornado que deja en las praderas,

el céfiro que bautiza las aves antes del salto.

Llevo recuerdos que florecen en alas de insectos.

Y todos los viajeros cargamos la misma visión

buscamos lo mismo:regresar al origen.

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Tenis rotosAlberto Gonzà[email protected]

POESÍA

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Page 46: Liberpopulum año 1 número 2

Andaré gustoso por la campiña verde

en toda ésta tierra que es mi suelo,

arrellanado en denso tronco, por la tarde

bajo el manzano esperaré caer en vuelo

el rico fruto que regala este árbol.

En otro amanecer de camino andado

viraré hacia el centro, otro condado,

allende las fronteras de mi pueblo.

Tomaré el aguamiel en gruesa penca,

libando fresca agua del maguey su savia.

Muy cerca por el barrio de San Pablo,

por allá, brecha o vereda de altiplano,

mudaré cual ave en horizonte sin frontera

deseando que pase el osco invierno

hacia una radiante y bella primavera.

Viajaré en chinampa, vericuetos y canales

Escoltado por enormes fresnos y ahuehuetes

donde lindas damas enamoran con sus flores

ofreciendo alimento gordas y tamales,

con grandes jarros de exquisitos atoles.

Ya por la tarde, tal vez bañaré en las olas,

miraré de reojo el paisaje. El crepúsculo

tendrá rubor dando entrada a la luna

y de paso, al quelonio en la húmeda arena.

Naciendo ahí la palmera con su fruto el coco.

Inmerso el cuerpo, en aguas frías del cenote

otrora hábitat del huidizo felino ocelote

y aguerridos hombres de la estirpe maya,

asidos entre las manos lanzas, en tobillos

ramilletes de finos y ruidosos caracoles.

En el frío amanecer de los áridos desiertos

cual águila a la caza, tomaré al conejo.

En Sonora y en Chihuahua hay berrendo,

sólo para mí, sería muchísimo alimento.

En el cenit, me cubriré del sol quemante.

Bailaré sones, zapateados y chilenas en

Guerrero, Veracruz la bamba, también

habrá aguardiente de la caña, tequila o bien

Pe r e g r i n o Jumov Hol (Selene Olguín)FB Jumov Hol

POESÍA

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Page 47: Liberpopulum año 1 número 2

mezcal. Sin igual bohemio de estas tierras

paladín, mensajero, desde luego buen viajero.

Deleitaré el oído, al trinar del cenzontle,

la calandria, el canario o los jilgueros,

en el mar admiraré las gaviotas y las garzas

adentro en la montaña, soñaré ser gavilán,

halcón o un grande y orgulloso zopilote

Escrutando en la llanura cerca de la costa

del Atlántico o Pacífico, pediré una posta

con un buen vaso de agua fresca de ananá,

naranja o mango, y de postre un banana.

Parto de norte a sur, de océano a océano.

Posdata: Este alegre peregrino se retira,

no a descansar al fastigio de su tierra.

Allá o acullá contemplará desde la cúspide

todos estos valles, desiertos o campiñas,

andarín incansable de su México apreciado.

L

POESÍA

42

Page 48: Liberpopulum año 1 número 2

Voy surcando el azul del mar,en pos de todo tu querer,te llevo dentro de mi ser,para entregarte mi cantar.Navegaré hasta tu puerto.en donde en ti descansaréansioso pronto yo estaré,y darte la flor del huerto.

Espérame tú por favor,que por ti, yo si llegaré,

solo para entregarte amor,

Que aunque ya el viento no sople,a tus pies si me rendiré,y eternamente te amaré.

L

La brisa del mar Jesús Pá[email protected]

POESÍA

Quiero sentir eternidad infinita en mi existir, en mi universo.Quiero volver a mi pasado, a mi niñez, a mi adolescencia,Quiero estar aquí, no quiero irme, no quiero mi ausencia,Sólo, tal vez sólo allí en un viaje eterno perdido inmerso.

Historias vividas que jamás volverán, martirio, tristeza para mi alma,Ansiedad reclamante de más juventud. Déjame ser eterno,¡ Oh, Dios!

Permítame estar aquí, sentir la vida, no quiero irme. ......Delirios,recuerdos, sólo recuerdos que llegan al alma y mi llanto calma.Le pregunto al destino efímero que me diga ¿por qué? ¡Dímelo!¿Por qué el reemplazo de la vida, porqué esta bendita partida?

¿Por qué tanta felicidad en la vida y se acaba?.......Interpelo:¡No quiero, no quiero un eterno viaje, no quiero una despedida!

Quedarme en este universo eternamente, es mi utopía, infinito anhelo.Me gusta estar aquí, respirar amar, escribir....amo la vida.

L

No quiero irmeMauricio Mahecha [email protected]

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Page 49: Liberpopulum año 1 número 2

POESÍA

El viaje es un silencio,no digo letras,

mis pies son lo importante.

Ya lo dijo mamá:

-Que tus huellas sean pensamientos, la nueva abreviación de los kilómetros,

salida a otros caminos-

La obligación es gritar una letra,de cada señalamiento,

en cualquier instante se forma el nombre de una ciudad,y terminan los pasos,

sus habitantes vienen por ti.

-Bienvenido, eres el nuevo-

Ni una P ni una I,soy mudo,

mis pies deletrean, traten de escucharlos,

mamá compró calcetines antes que pañales,preguntó por ellos en el ultrasonido,

traten de escucharlos,y los que puedan,

yo voy a su ciudad.

L

Mis piesMario Emmanuel Pineda QuintalFB Mario Pineda QuintalTwitter MariopinedaQ

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Page 50: Liberpopulum año 1 número 2

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Page 51: Liberpopulum año 1 número 2

Es una imagen tomada en el Canal de Panamá, justamente en el paso del ferrocarril que va del Este Atlántico al Oeste Pacífico; en

la imagen se ofrece una perspectiva idílica de la puerta al desarrollo de aquel país.Por un lado tenemos el comercio, el puente de intercambio mercantil que ha hecho de esta nación una pieza fundamental para el flujo del sector terciario mundial, y que por ende es el puntal económico de la tierra del Balboa, este queda representado por el paso de ferrocarril y del propio Canal el cual es recorrido en todo su perímetro por las vías.Por otro lado la naturaleza, el verde de las tierras del istmo que en toda su geografía se ve, se respira, se siente, se escucha, y que nos remonta a la época colonial en la cual siendo parte del Virreinato de la Nueva Granada, aquellos espacios se convirtieron en minas de fertilidad agraria de la Corona Española; y ya entrado el s. XX la “Mamita Yunai” (United Fruit Company) aprovechó de la misma manera las verdes y fecundas tierras panameñas para acuñar incuantificables fortunas fundamentadas en la filosofía del despojo.Esta estampa es sin duda una semiótica representación del Panamá de hoy de ayer y del mañana, que tiene en sus matices, colores y contrastes las genealogía de una nación que como cualquier otra sigue e insiste en el difícil viaje hacia el desarrollo.

L

Pasajeros del desarrolloMarcos Alonso [email protected] https://www.facebook.com/markosmico

FOTOGRAFÍA

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Page 52: Liberpopulum año 1 número 2

Cuando tocamos a la puerta y nadie

contesta, ¿quién se esconde de no-

sotros?

Todas las citas concertamos, como

mandan la ley y el corazón del hombre.

¿Por qué, entonces, no hay nadie que nos abra?

A veces nos contestan y no vemos.

Y se toman aviones a destinos

prefijados; buscamos nuestros nombres

mas ninguno que espera nos espera,

o quizá nos esperan sin saberlo.

Por salas y pasillos caminamos.

Después de preguntar en terminales

infinitas, por gente, horarios, nombres,

empiezo a sospechar que este recinto

no es la sala de espera: es que llegamos.

L

POESÍA

Cuando tocamos la puerta y nadie...

Sandro CohenFB Sandro Cohen

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Page 53: Liberpopulum año 1 número 2

No fueron nuestros pies al Brooklyn populoso de los tantos árboles e iglesias; de los Yankees.

Fue a charlas locales, que formamos la postalde calles areniscas, libros en rebaja sabatina

y los ventanales de los Heights como se anuncian en la T.V.

Se nos quedó en el itinerario:la comuna de los muros con pintas

la rodeada por tres aguasla de los Globe Trotters, el hip-hop

y el jazzeo, también de color Harlem.

No estuvimos por legendarios pasajes ni edificios deshabitados;

condado del miedo y cosas buenas. Pandillas ------- canciones

Refugio poético --------- vagancia

Bronx del gran estadio,el de mezcla latina, monumentosy un coctel -de lujo- en “Louis”,

que perdió el hielo de esperarnos.

L

-…el mundo que no se puede recorrer…- Federico García Lorca- rompo la luna de agua y pido otro Manhattan…- Luna Pérez Gastón

Ignorancia bajo las suelas María del Rosario García Towns

[email protected]

POESÍA

48

Page 54: Liberpopulum año 1 número 2

Una vez más, me acecha el camino,

haciendo guiños desde mi ventana

para despojarme de la ropa y hacerme suyo,

como cuando era un párvulo,

cuando las golondrinas decidían no emigrar,

cuando la promesa de tus besos no podrían mis días.

He decidido partir,

no sé si tomaré el costal y lo llene de panes o penes,

si el cayado será un símbolo fálico demasiado evidente,

revele que no separo aguas con él,

sino piernas sudadas a la sombra de un pino.

El camino se convertido en destino en sí mismo,

en vena que atrapa mi sangre e intenta sofocarme,

Pero yo, corcoveo y me resisto,

ya no quiero abrir piernas con este madero,

mis muslos partidos en ofertorio de Judas,

prefiero el gozo de un día rebelde,

mis manos acuclilladlas debajo de un árbol

en espera del destino,

Mi venganza, verle pasar sentado a la puerta de mi tienda. L

Haciendo caminoCarlos I. [email protected]

POESÍA

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Page 55: Liberpopulum año 1 número 2

A esta hora en que los ruiseñores saben que amanecetodo se está moviendo.

Camino, querida;la trayectoria y el silbido en mi labio,

se hicieron hermanos desde el primer paso.

Háblame entonces, luciérnagade esas crónicas

que sólo los locos conocenporque estamos benditos

porque estamos pensativosporque estamos distantes

porque gracias a Dios: estamos.

Porque de entre tanta muerte, sobrevivir ya es un acto de heroísmo.

Mira la nube que no quiso lavarse la cara.

Dime cómo habrá de nacer otro astroy si a las estrellas les dolerá el parto

y si les pondrán anestesiao será natural

tan natural como a veces lo es la estupidez.

Mira con cuanta precisiónse detonan los capullos

y quieren volary un día quizás lo logren.

Si el día llega, estemos ahí para atestiguarlo.

Mira como las hojasceden a la balada del viento,

pero no me hagas casoesto que vemos es el resultado

de un suministro agotado de cafeína.

Extínguete Luzy vomita una gran estrella.

Querida:

7:00 amy tu iris

es puentey lo cruzan una fila de palabras

y un chico triste

sostiene su guitarray van todos y cada uno de mis hermanos

a defender lo que amany estaremos ahí para sostenerlos en la caída

y animarlos en las batallas.

7:00 amyo vine a poner una flor entre tu pelo.

L

TrayectoJosé N. Méndez(http://josenmendez.blogspot.mx)

POESÍA

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Page 56: Liberpopulum año 1 número 2

Viajo en el mundo del amor

de sus misterios

de sus sabores y sin sab-

ores.

Viajo en busca del amor.

Este viajar nace desde que nazco

en un batallar obedecer y crecer,

¿llegamos a entenderlo?

Lo entendemos cuando

el tren, el avión el coche

o a donde llego hace escala.

Y miramos; viajamos.

Y entendemos; comprobamos.

Digerimos; nos tragamos.

Lo sabemos desde siempre.

¿Por qué no hacer ese viaje

más potable y consumible?

¿Por qué no querer hacerlo

disfrutable digerible?

¿Por qué no abrir el corazón

vayas a donde vayas?

¿Cómo compartir la razón

y dejar de ser salvajes?

L

José Francisco Vázquez Chacó[email protected] Francisco Vázquez

Alguna partePOESÍA

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Page 57: Liberpopulum año 1 número 2

Cuando te buscamos

ya era demasiado tarde,

te encontrabas muy lejos,

emprendiste un viaje sin regreso.

¿Estabas cansado de tanto vivir?

con tu mirada siempre distante,

te perdías en tu mundo

ausente y lejos de la gente.

No pudiste soportar la distancia

ni la inexplicable ausencias de tu padre,

te dolía tanto ya no verle,

teniendo todas esas ansias por amarle.

No sé si elegiste la mejor opción,

te fuiste de la vida sin decirme adiós.

hijo de mi vida, me dejaste mucho dolor,

y este gran vacío en el corazón.

Yo que por ti daba hasta mi vida,

hubiese querido una despedida,

en tu fría mejilla un beso dejé,

con el mejor recuerdo de que te engendré

L

El viaje sin regreso

Blanca Lydia Moreno [email protected]

POESÍA

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Page 58: Liberpopulum año 1 número 2

Son las 5 de la tarde. El cielo está totalmente azul y el atardecer hace acto de presencia. Como primer plano, se encuentra una estructura metálica para soporte de luces. Mismas que se perc-iben de un azul celeste tenue y como red, envuelve el esqueleto prismático. Como segundo plano está la Estrella de luz, una rueda modelo R80XL que tiene 54 góndolas. Mientras estás dentro de 1 góndola, puedes iniciar un viaje observando de frente, hacia abajo, a los lados y hacia atrás, pues está hecha de vidrio. Mientras gira sobre su propio eje durante la hora, pu-edes ver edificios y tiendas comerciales. Sin duda eso llamará tu atención por ser lo primero que ves. Conforme avanza y sigue su viaje, sin duda, tu vista no se la quitas de encima al Popoca-tépetl, que se incendia con el atardecer. Ya como tercer plano, se encuentra el cielo. Las nubes que comienzan a dispersarse. La parte superior del cielo se encuentra ausente de materia blanca o gris. Mientras que la parte inferior enseña el contraste de la vida. Los árboles se mezclan con las nubes como si fuesen gas verde que acompaña el viaje de la curvilínea blancura.

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Estrella de luz

Laura Izamar Velarde [email protected] Laura Vg

FOTOGRAFÍA

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Page 60: Liberpopulum año 1 número 2

Llegué a la estación con mi madre. Vi que la gente subía y bajaba, a los vendedores de comida y bebida que gritaban sus pregones.

No lejos unos hombres gritaban: ¡pasajeros en coche! ¡-que os mováis! Todos teníamos prisa por entrar en el coche y, una vez que lo abordé, me despedí de mi madre dejando toda mi infancia tras de mí.

De pronto y sin saber cómo me encontré en otro planeta que me hizo olvidarme de todo, por el paisaje la na-turaleza que contemplaba. El aire que respiraba era puro. En el coche había un gran silencio que se imponía, solamente se oía el ronquido de los pasajeros dormidos y el ruido del coche en movimiento. Este silencio solo comunicaba con la naturaleza.

Hicimos dos días de viaje antes de llegar a Cotonou (Benin). Cuando llegamos a nuestro destino bajé del co-che para contemplar un poco la ciudad con su bello paisaje. Me puse a andar y a diez metros de mí encontré a un amigo de nombre Martín; me puse a llamarle: ¡Martín, Martín! dos veces y se volvió atrás para verme. Era difícil para él reconocerme y a su vez gritó: ¡Hugo! y corrió a abrazarme.

Me acompañó a casa. Este viaje fue duro y largo para mí y fue aquel día en que me di cuenta de lo importante

que es conocer el país natal. L

Roméo Orou

La vuelta al país natalOPINIÓN

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Page 62: Liberpopulum año 1 número 2

Mi interés por la cultura hindú inició por una película que vi, me sentí atraída por las imágenes, las ropas, las danzas, la música, los

escenarios.El tiempo pasó y mi amiga Erika soñó que bailábamos danza hindú, así que siguiendo el presagio de su sueño buscamos clases y encontramos a Geo. Recuerdo perfecto la primera clase. Quedé enamorada del canto de las mudras y de la suavidad con que Geo movía sus manos y quise esa feminidad en mí.

Las clases de danza eran el escape de la rutina. Con el tiempo el escape se convirtió en una necesidad y en los periodos de vacaciones me volvía loca sin bailar, por las noches soñaba que bailaba tal vez como una manera de compensar lo que el cuerpo no estaba haciendo y lo que mi ser no estaba recibiendo.

Pero la danza es insaciable, celosa y cada vez exige más. Yo, presa de sus deseos, decidí renunciar a todo para crecer más. Apliqué para la beca que otorga el gobierno de la India y la conseguí. Por segunda ocasión viajaba a ese gran país, del otro lado del mundo, que por alguna extraña razón conquistó mi corazón.

Después de un viaje de 30 horas, llegué a Cochin, Kerala, en el sur de la India, y un señor del ICCR tenía encargado sólo llevarme a un hotel, no sabía nada más, cuando llegué y les pregunté a los del hotel sobre qué iba a pasar conmigo o qué tenía que hacer ahí, ellos tampoco sabían nada; recordé que en India uno tiene que dejarse fluir suavemente y dejé de preocuparme.

En la madrugada llegó mi amiga Vero y a las 6:30am nos llevaron a la estación de tren para que continuáramos nuestro viaje, el chofer de taxi nos dejó encargadas con un chavo que viajaba solo, así que él se encargó de conseguirnos un asiento en el tren, nos ayudó a cargar nuestras maletas y estuvo al pendiente de dónde nos teníamos que bajar. Después de 3 horas llegamos a Shornur, y tomamos un taxi a Cheruthuruthy, nuestro destino final.

Cheruthuruthy es un pueblo tan chico que caminando lo cruzamos como en media hora. El tren pasa cerca de ahí, así que durante el día se alcanza a escuchar varias veces. Hay bastantes musulmanes y mezquitas con bocinas que dan a la calle para que se escuchen sus cantos a las 12 y a las 5. En la calle principal se pueden encontrar vacas y cabritas descansando o pastando, libres. Está rodeado de palmeras, árboles, plantas y lo único que lo separa de Shornur es un río que se llama Nila (significa azul). Aquí los sabores y los olores son intensos, de las casas sale el olor a coco porque usan el aceite para cocinar, las mujeres huelen a jazmín o coco y también hay gente que huele a sándalo. Para entrar a cualquier lado hay que quitarse los zapatos y dejarlos afuera, a menos que sea un lugar bastante concurrido.

En el baño del primer lugar donde nos hospedamos no había manguera ni regadera, nos teníamos que bañar a “jicarazos” con agua fría, y en lugar de usar papel de baño hay una manguera y una jícara para limpiarse con agua usando sólo la mano izquierda, ya que la derecha es la que se usa para comer.

En la mañana de 7 a 8 tomamos una clase de ejercicios con todas las alumnas de danza, las cuales nos dejan sorprendidas con la flexibilidad que tienen, parece que las entrenan para bailar en el Cirq du soleil. Nuestra maestra de historia, que se llama Devika, dice que la danza de cada región representa a la gente del lugar, su ritmo de vida, sus movimientos cotidianos, sus costumbres, su forma de pensar y de actuar. Ahora entiendo un poco más el Mohiniyattam, allí todo era muy lento, tan lento que en una mañana a Vero y a mí se nos perdieron 2 horas pensábamos que eran 12:30 y ya eran las 14:30, era muy fácil perder la noción del tiempo. La percepción del tiempo es algo subjetivo cuando estás fuera del ajetreo, alboroto, estrés y distracciones de la ciudad. Tal vez esto es sentir realmente el paso del tiempo, y en la ciudad con tantas cosas realmente no te das cuenta del paso de las semanas, la ciudad es uno de los hombres grises de Momo que chupan tu

Un sublime sueño que se hizo terrenal

OPINIÓN

NidraFB https://www.facebook.com/nidra.mar

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tiempo y te impiden estar cerca de ti y de lo que nutre tu espíritu. Tal vez por eso los primeros días en un lugar así son difíciles, confrontan a la realidad, a la de uno, con uno y con qué se va a hacer con uno. Cuando fluyes y te encuentras, ya no quieres perderte de ti, no quieres olvidar ese encuentro que tuviste contigo, pero si regresas a la ciudad corres el riesgo de posponer-te por otras necesidades como el trabajar para subsistir y ya con eso los poros de tu ser se saturan.

Subirte a un camión o a un autorikshaw (en Kerala les dicen “oto”) es como comprar un boleto para vivir emoción, aventura y suspenso, llegamos a la conclusión que la gente de allá es adicta a la adrenalina, no les importa si viene un carro del otro lado, ellos rebasan al de enfrente y cuando están a 1 cm de estrellarse, le dan vuelta rápidamente al volante y libran el choque; es como una montaña rusa horizontal.

Malayalam es la lengua que se habla en Kerala, el maestro de “Comunicación en inglés” dice que no hay traducción para hola, gracias, por favor y ese tipo de palabras. Que no hay necesidad de decirlo porque lo dices con el rostro, la gente de aquí está acostumbrada a leer los gestos, el lenguaje corporal y con eso es suficiente, las palabras salen sobrando.

Las mujeres no pueden salir solas después de las 6 o 7pm cuando ya no hay luz del sol, porque se arriesgan a ser atacadas y la policía justifica al atacante diciendo que la mujer tuvo la culpa por provocar al hombre.

Debido a que íbamos a ser residentes tuvimos que ir a Trissur a registrarnos a la policía para tener el permiso de vivir en India. La oficina tenía un pasillo enorme a lo largo, con escritorios por todos lados y cada uno con torres de papeles que se veían amarillos por el tiempo que llevaban ahí. Las ventanas (si alguna vez sirvieron como tales) cubiertas por montañas de papeles y la oficina donde debíamos hacer el trámite estaba hasta el fondo y era más bien un escritorio en una esquina bardeado por dos paredes detenidas por anaqueles llenos de papeles. Cuando llegamos, el hombre nos empezó a llenar de papeles diciendo “Five copies of this, 4 of this, 2 of this and one copy each one of this paper, then return on Monday with copies of your passport because I finish for today...” Burocracia y papeleo en todas partes.

A las extranjeras nos dicen “Madame”, cuando me

hablaban a mí no podía dejar de sentirme rara, no sé cómo explicarlo pero me sentía como grande de edad, o a veces como una persona de alto nivel socioeconómico (que por alguna extraña razón a los extranjeros se nos ve así y me aventuro a imaginar que así es en general en todos los países, estés donde estés el que viene de afuera es porque tiene dinero para viajar, aunque el ahorrar para viajar te haya costado sangre, sudor y lágrimas, o dos empleos, o en un ir y venir en papeleos y fechas límite para tu beca) o a veces refuerza el lugar que ocupaba en esa sociedad: el de extranjera, que aunque en ese momento era donde vivía no era mi lugar de origen, no era donde crecí. Extranjera. Suena frío y distante, y a veces sentía que cuando me decían “madame” era como si pusieran una barrera entre ellos y yo. ¿Extranjera significara extraña? Y pensaba: ¿qué me puede empatar aquí con la gente para no ser una extraña? Las respuestas a esta pregunta tardaron casi un año en aparecer, la primera vino cuando empecé a vivir con una familia de musulmanes y me di cuenta que las mujeres compartimos una complicidad femenina que es universal, independientemente de la religión o cultura que tengamos siendo mujeres tenemos los mismos anhelos y preocupaciones; y la otra cosa que siento que ayudó a que no me trataran fríamente fue la pasión y el respeto que tengo por la danza, por su danza.

Visitamos el santuario de elefantes que se encuentra en Guruvayur. Los elefantes son como niños porque parece que juegan y bailan todo el tiempo (con un vaivén de lado a lado que parece que hacen Mohiniyattam), tienen una energía muy especial y su rostro parece tan pacífico que se te antoja quedarte un buen rato contemplándolos para ver si te contagia un poco, y sí, efectivamente sales como con menos peso, como caminando ligeramente y sonriéndole a la vida como un elefante.

En India no hay individualismo, todo es en grupo, familiar. En todos lados te preguntan sobre tu familia en tu país, en donde estás viviendo y si te dan de comer bien. Todos viven con sus familias o las familias de los esposos, solo muy pocas personas viven solas: algunos extranjeros o algunos hombres que no se llegaron a casar y sus padres ya fallecieron. A las mujeres que tienen más edad que uno (mismo) se les dice “chechi” que es hermana mayor, a los hombres “chatan” que es hermano mayor, si la mujer es más grande le dices anti (tia) o amma (madre), es como si todos formaran parte de una gran familia aunque no se conozcan, una familia universal. Para abrir una cuenta de banco te

OPINIÓNOPINIÓN

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dan una solicitud que parece examen porque son varias hojas en forma de libro y con un montón de preguntas, entre ellas religión y casta. También hay que poner el nombre de tu papá o el de tu esposo, y más abajo el de la madre, no sé para qué, pero cuando te entregan tu cuadernillo donde llevarás el registro de tus acciones, aparece en primera instancia y antes que el nombre de la solicitante, el nombre del papá de esta. Como que siempre hay alguien que se hace cargo del otro, nadie anda solo o por sus pistolas.

En el mundo cinematográfico keralense (porque Kerala tiene su propia producción de películas, así como canales de T.V.) existen dos héroes que aparecen no sólo en la mayoría de las películas, si no que también en programas de T.V., videos musicales y obras de teatro. Uno se llama Mohilal (que es tipo Javier Alatorre en gordo) y el otro Mamuti (no se a quien se parece pero también es del tipo grueso). Fuimos al cine a ver una película de Mamuti, que trataba de un movimiento de resistencia que hubo en Kerala en contra de los británicos, que fue dirigido por uno de los reyes que había en esa época para defender la libertad de su gente, me parece que se llamaba Parchi. En el cine, las personas se la pasaron aplaudiendo a cada rato, aplaudían cada vez que aparecía el “héroe” en escena, cuando alguien decía algo para defender la libertad y dignidad de Kerala o del héroe, cuando mataban a los británicos, y no sólo aplauden si no que también gritan, chiflan y le toman fotos al héroe con su celular; realmente se adentran en la trama, se me hicieron como niños chiquitos viviendo al 100 la película. Aunque no pasan coreografías como las de Bollywood, si pasan escenas que duran una canción completa; así que la peli duró como tres horas. A lo largo del día sólo dan tres funciones, a las 10, 2 y 6 de la tarde, son tan largas que no les caben más funciones. Y aquí todavía existe el intermedio de 15 minutos para ir a la tienda por tu helado o chicharrones de harina.

En la tele hay un programa que ve la mayoría y que es como un reality show pero de cantantes. Me parece que si uno le pone atención a los comerciales puedes percatarte de los intereses de la gente, sus preocupaciones, valores y normas sociales. Aquí los comerciales que más pasan son de joyería, de productos para cuidar el cabello y la piel (allá la gente busca aclararse la piel), de productos para cocinar mejor que la suegra y que el esposo quede contento, de celulares, y hay unos dirigidos a los papás de que si compran ese producto (como por ejemplo saris de seda) sus hijas no se escaparán de la casa para

irse con el novio (aquí los papás escogen al novio que es con quien se van a casar, o si los novios se escogen el uno al otro “por lo menos” ambas familias tienen que estar de acuerdo, si no, no se pueden casar (ésta es una de las razones por las que la gente se suicida).

Haber estado en Kalamandalam (la escuela de danza) significó haber estado cerca de las artes dramáticas de Kerala; en cada festejo había programa en el kuttambalam (especie de auditorio). Tuvimos la oportunidad de ver varios programas de “danza y teatro”. Un día vimos una pieza de 40 min de Mohiniyattam donde relataban condensadamente el Ramayana, después Kutiyattam y cerró con Kathakali. Otro día vimos Nangiar Kuttu, Tullal, Mohiniyattam, Bharatanatyam y Kuchipudi. Las coreografías de estas tres últimas estuvieron increíblemente creativas, las bailarinas parecían como caleidoscopio formando diferentes formas geométricas, haciendo posturas de Vishnú, Lakshmi, Shakti en sus diversas manifestaciones. Las de kuchipudi relataron los avatares de Vishnú. Al día siguiente vimos Cakkiar Kuttu pero no entendimos mucho porque se sentó a relatar algo en malayalam.

Las mujeres que trabajan en Kalamandalam son admirables. Hay muchas chicas que estudian danza durante varios años, pero la mayoría deja de bailar cuando se casan muchas veces porque el marido no lo permite, hay hombres a los que no les gusta que su esposa sea vista y expuesta ante muchas personas u otros hombres o porque le puede quitar tiempo para atender la casa. Pero hay otras que aún casadas y con hijos continúan en la danza. Se levantan a las 4 o 5 de la mañana para preparar la comida del día, dan clases de danza aunque algunas tienen que desplazarse desde lejos (1 o 2 horas de camino para llegar a la escuela, así que cuando terminan las clases se van corriendo a su casa para atender a sus hijos), algunas siguen dando funciones en diferentes escenarios, en fin malabarean entre su casa, la danza, la profesión y el trabajo para continuar la tradición de la danza.

Los alumnos de la escuela se dividen en hombres y mujeres. Los hombres estudian música (instrumentos de percusión), Kathakali o Kutiyattam, viven en el lado derecho de la escuela. Las mujeres estudian danza (Mohiniyattam y Bharatanatyam o Kuchipudi) y viven en el lado izquierdo. Son adolescentes, entran desde los 13 años y al mismo tiempo estudian ahí mismo la secundaria y prepa; es como una especie de

OPINIÓN

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internado para ellos. Pero se pueden quedar y estudiar la licenciatura, y ahora la maestría. A veces los alumnos inconformes hacen huelga, pero como están muy jóvenes las causas de estos “strikes” han sido por que los niños de Kutiyattam se pelearon con los de Mrindangam (como tambor) o porque un niño se metió a los dormitorios de las niñas, entonces las niñas hicieron huelga porque querían más seguridad en su zona y cosas así. Cuando una niña cumple años, se arregla, no se pone uniforme, no toma clase ese día y reparte dulces a todos, si! si es tu cumple tú eres el que tiene que repartir dulces a todos!! Y no puedes preguntar ¿cuántos cumples? Porque es malo decir tu edad justo el día que cumples, puedes decirlo un día antes o después, no saben porque es malo, simplemente así es.

En otros lugares he logrado entender el funcionamiento de los medios de transporte pero el tren de la India rompe con todos mis esquemas. Allí no me sirvió razonar como siempre lo había hecho, la lógica que me permitió sobrevivir muchos años, allá no sirve porque las cosas parecen no tener lógica. Esa es su lógica. El número de boletos que se venden es mayor al número de asientos ya que donde cabe uno caben tres. El más hábil siempre encuentra donde sentarse. No es la ley del más fuerte sino del más hábil.En el tren se vende el chai y las samosas (empanaditas de verduras) Los boletos “ordinarios” son para el vagón de mujeres y por un poco más se puede comprar un boleto para “sleeper class”, donde hay hombres y mujeres pero con más espacio. La gente platica con la gente desconocida como si se conocieran de años.

Después entendí todo acerca del tren, desde la reservación de boletos hasta llegar a mi asiento. El saber cómo moverme hizo que mis viajes los iniciara con mucha emoción, y reconocí cómo el conocimiento transforma de afuera hacia adentro y de regreso. Aprender algo y entenderlo hace que el cuerpo reaccione, se siente cómo se activan ciertos mecanismos internos que te hacen sentir alegre, con energía. Ahora entiendo un nuevo mundo que existe adentro de otro, y puedo relajarme, disfrutarlo y sentirme libre con su movimiento.

Viajar en tren es una gran experiencia, contemplar los paisajes: árboles, lagos, lagunas, estanques de lotos, casitas rurales, gente trabajando en el campo, vacas, búfalos, niños jugando y saludando al tren que pasa. La

gente con la que compartimos el espacio generalmente se pregunta qué somos (me imagino por cómo nos ven) e inician su investigación haciendo un montón de preguntas, en algunas ocasiones los demás se van integrando a la plática y terminan por compartir de la comida que traen, como si viajaras con amigos. Algo que me ha pasado es que la gente no soporta verme con mi vasito de chai en la mano (cuando ya termine de beberlo) y al principio me lo arrebataban y lo tiraban por la ventana, ahora ya no me dejo y les digo que prefiero tenerlo hasta tirarlo en un bote, pero se les hace muy extraño, me dicen esto es India la gente tira su basura por la ventana, hoy le dije a un señor “pero tienen un país muy bonito hay que cuidarlo”, entonces me dieron una bolsa para que guardara mi basura, (y esa es la que voy usar para no causarle ruido a la gente), el señor que revisa los boletos se sorprendió y dijo que era como una especie de “héroe” porque aquí la gente no se preocupa por cuidar el medio ambiente. Pues yo no sé lo que parezca pero mis hábitos de higiene, muy bien inculcados por mi padre, me dicen “no tirar basura por la ventana, guardar basura, tirar en bote”, y de verdad que cada vez que veo que alguien lo hace siento “ñañaras.”

Toda la magia que llega a tener India puede verse empañada cuando te enfrentas a la realidad del extranjero- turista: eres una oportunidad para que los indios adquieran rupias. Los vendedores y guías que se encuentran afuera de cada lugar vendiendo sus servicios llegan a ser tan persistentes que a uno no le queda más remedio que volverse autista y pensar bien dos o tres veces antes de entrar a una tienda o preguntar el precio de algo. La mayoría hablan varios idiomas, y hubo algunos que con sólo vernos nos hablaban en español. Los extranjeros tenemos precios diferentes a los locales, pero la diferencia es enorme, por ejemplo para entrar al Taj Mahal a nosotros nos cobran 750 rs y a un hindú sólo 20 rs, para otros lugares como el Fuerte de Delhi creo que la diferencia era como de 240 rs. Y también está el mundo de las propinas, todos esperan que les des propina, y si no les das te la piden, algunos de manera sutil otros de forma más directa, pero es algo que tienes que contemplar en tus gastos diarios.

Obligatoriamente al vivir en la india tienes q hacer un viaje a tu interior y buscar el cambio y el progreso adentro porque el afuera es tan inmutable y tedioso (quizás no al principio porque es todo novedad) que el crecimiento va por otro lado… Para sobrevivir uno tiene

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que aprender a desapegarse, a que nada nos pertenece, a fluir con lo que pasa sin oponerse, ni emitir juicios, no esperar nada y a enfrentarse con uno mismo, tal vez por eso digan que la India es muy espiritual, porque el camino es hacia adentro y porque así son las personas allá, fluyen y todo es como si les perteneciera a todos.

India… es caos, pero dentro de este desorden hay cierto ritmo cadencioso que te lleva suavemente a ser parte de él.

Vivíamos en un lugar donde fácilmente podíamos ver lotos, elefantes, pavo reales, serpientes, tomar chai todo el día, comer idlis, dosas, ….. definitivamente estábamos en India.

En general, estar en la India es como viajar al pasado, en todos los sentidos…

La India me enseñó a ser más paciente, flexible y menos exigente.

L

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Como jefeUn viaje por la gastronomía mexicana

Jahir Iván Coronado

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FOTOGRAFÍA

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Colaboradores en

Jesús Páez Blanca Lydia Moreno

Carolina CanalesCastrejón

Daniel RíosRocha

Sandro CohenJorge Ávila García

José FranciscoVázquez Chacón

Gabriela Mora

Carlos I.Naranjo

Mario Emanuel Pineda Quintal

María JoséJuárez Becerra

Cesar AlbertoGonzález Villegas

Liberpopulum

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este número L

Liberpopulum

Roméo Orou

Marcos AlonsoCabello

Ricardo PérezTorres

M. del RosarioGarcía Towns

José N. Méndez

Jesús ChávezOrtega

Ximena CobosCruz

Claudio AlejandroCórdova

Sigfrido AlaufOlivares

Eduardo GarcíaVázquez

Nidra Jahir Iván Coronado

Alejandra LópezSilva

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FOTOGRAFÍA

Jahir Iván Coronado