liahona junio 2007

100
LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS • JUNIO DE 2007 Mujeres del Nuevo Testamento pág. 26 , ARTÍCULO DE LA CUBIERTA: Mujeres del Nuevo Testamento pág. 26 Me perdí la final del Mundial, pág. 37 Cuidado con los maka-fekes, pág. A2 ,

Upload: raukeeyang

Post on 31-Mar-2016

259 views

Category:

Documents


3 download

DESCRIPTION

Revista Liahona de La Iglesia de JESUCRISTO de los Santos de los Ultimos Dias

TRANSCRIPT

Page 1: Liahona Junio 2007

L A I G L E S I A D E J E S U C R I S T O D E L O S S A N T O S D E L O S Ú L T I M O S D Í A S • J U N I O D E 2 0 0 7

Mujeres del Nuevo

Testamento pág. 26

,

ARTÍCULO DE LA CUBIERTA:

Mujeres del Nuevo

Testamento pág. 26

Me perdí la final del Mundial, pág. 37

Cuidado con los maka-fekes,

pág. A2

,

Page 2: Liahona Junio 2007

IDEAS PARA LA NOCHE DE HOGAR

Las siguientes ideas le serán

útiles para emplear la revista

Liahona a fin de mejorar

la enseñanza en el aula

y en el hogar.

“Demos cabida a la luz

en nuestra vida”, pág. 16:Pida a un miembro desu familia que se pongauna caja o cesta sobre la cabeza yque describa lo que ve. Pregunte en qué se parece esta experiencia ala oscuridad espiritual. Seleccioneejemplos del artículo para enseñaraquello que nos aporta luz espiritual.

“Apoyemos a nuestro obispo”,

pág. 30: Pida a los miembros de

su familia que anoten los retosque estén afrontando o los quequizá tengan que afrontar en el

futuro. Determinen qué per-sonas serían las más ade-cuadas para ayudarles

en estos desafíos (lasrespuestas podríanincluir los padres, los

maestros orientadores o las maestras visitantes y el obispo).Lean la sección “Aligerar su carga”y repasen las funciones del obispo.Analicen la forma en que su fami-lia puede apoyar y sostener alobispo de manera más significati-va. Planifiquen una actividad fami-liar para tener un detalle amable

P A R A L O S A D U L T O S2 Mensaje de la Primera Presidencia: Un conflicto interminable, una

victoria asegurada Presidente Gordon B. Hinckley

8 Un fundamento seguro en un mundo inestable Adam C. Olson

13 Lecciones del Nuevo Testamento: Gratitud por la Expiación Élder Wolfgang H. Paul

25 Mensaje de las maestras visitantes: Convirtámonos en un instrumento en las manos de Dios permaneciendo firmes e inmutables

26 “Porque amó mucho”: Mujeres del Nuevo Testamento30 Apoyemos a nuestro obispo Joseph Staples

38 Nos convirtió en una familia Raquel M. García-Rebutar

41 Voces de los Santos de los Últimos DíasNi siquiera tocaba el libro Hermenegildo I. CruzEl automóvil naranja Elwin C. Robison

44 Ocho hermanos japoneses Tadashi Kina

R E U N I Ó N M U N D I A L D E C A P A C I T A C I Ó ND E L Í D E R E S : L A E N S E Ñ A N Z A Y E L A P R E N D I Z A J E50 Principios de la enseñanza y del aprendizaje

Presidente Boyd K. Packer y élder L. Tom Perry

56 La enseñanza y el aprendizaje en la Iglesia Élder Jeffrey R. Holland

74 Ejemplos de grandes maestros Presidente Thomas S. Monson

LIAHONA, JUNIO DE 2007LIAHONA, junio de 2007Vol. 31, Número 6 00786-002Publicación oficial de La Iglesia de Jesucristo de los Santosde los Últimos Días, en el idioma español.La Primera Presidencia: Gordon B. Hinckley, Thomas S. Monson, James E. FaustEl Quórum de los Doce Apóstoles: Boyd K. Packer, L. Tom Perry, Russell M. Nelson, Dallin H. Oaks, M. Russell Ballard, Joseph B. Wirthlin, Richard G. Scott, Robert D. Hales, Jeffrey R. Holland, Henry B. Eyring, Dieter F. Uchtdorf, David A. BednarEditor: Jay E. JensenAsesores: Gary J. Coleman, Yoshihiko Kikuchi, Gerald N. Lund, W. Douglas ShumwayDirector administrativo: David L. FrischknechtDirector editorial: Victor D. CaveEditor principal: Larry HillerDirector de artes gráficas: Allan R. LoyborgEditor administrativo: R. Val JohnsonEditora administrativa auxiliar: Jenifer L. GreenwoodEditores adjuntos: Ryan Carr, Adam C. OlsonEditora auxiliar: Susan BarrettPersonal de redacción: Christy Banz, Linda Stahle Cooper,David A. Edwards, LaRene Porter Gaunt, Carrie Kasten,Melissa Merrill, Michael R. Morris, Sally J. Odekirk, Judith M.Paller, Vivian Paulsen, Jennifer Rose, Don L. Searle, RichardM. Romney, Janet Thomas, Paul VanDenBerghe, JulieWardell, Kimberly WebbSecretaria principal: Monica L. DickinsonGerente de mercadotecnia: Larry HillerDirector administrativo de arte: M. M. KawasakiDirector de arte: Scott Van KampenGerente de producción: Jane Ann PetersPersonal de diseño y de producción: Cali R. Arroyo,Collette Nebeker Aune, Brittany Jones Beahm, Howard G. Brown, Julie Burdett, Thomas S. Child, Reginald J. Christensen, Kathleen Howard, Denise Kirby, Eric P. Johnsen, Randall J. PixtonDirector de impresión: Craig K. SedgwickDirector de distribución: Randy J. BensonCoordinación de Liahona: Enrique Resek, Diana R. TuckerPara saber el costo de la revista y cómo suscribirse a ellafuera de Estados Unidos y Canadá, póngase en contactocon el Centro de Distribución local o con el líder del barrioo de la rama.Los manuscritos y las preguntas deben enviarse a Liahona,Room 2420, 50 East North Temple Street, Salt Lake City, UT 84150-3220, USA; o por correo electrónico a: [email protected] (un término del Libro de Mormón que significa“brújula” o “director”) se publica en albanés, alemán,armenio, bisiama, búlgaro, camboyano, cebuano, coreano,croata, checo, chino, danés, esloveno, español, estonio, fidji, finlandés, francés, griego, haitiano, hindi, holandés,húngaro, indonesio, inglés, islandés, italiano, japonés,kiribati, latvio, lituano, malgache, marshallés, mongol,noruego, polaco, portugués, rumano, ruso, samoano, sinalés, sueco, tagalo, tailandés, tahitiano, tamil, telugu,tongano, ucraniano, urdu, y vietnamita. (La frecuencia delas publicaciones varía de acuerdo con el idioma.)© 2007 por Intellectual Reserve, Inc. Todos los derechos reservados. Impreso en los Estados Unidos de América.El material de texto y visual de la revista Liahona se puedecopiar para utilizarse en la Iglesia o en el hogar, siempre queno sea con fines de lucro. El material visual no se puedecopiar si aparecen restricciones en la línea de crédito delmismo. Las preguntas que tengan que ver con este asunto sedeben dirigir a Intellectual Property Office, 50 East NorthTemple Street, Salt Lake City, UT 84150, USA; correo electrónico: [email protected] aparece en Internet en varios idiomas en el sitiowww.lds.org. Si lo desea, pulse “Gospel Library”, luego“PDF”. Ahora haga clic en la cubierta que está debajo deLiahona “International” y después pulse “Select a language”.Para los lectores de México: Certificado de Licitud de título número 6988 y Licitud de contenido número 5199,expedidos por la Comisión Calificadora de Publicaciones y revistas ilustradas el 15 de septiembre de 1993.“Liahona” © es nombre registrado en la Dirección deDerechos de Autor con el número 252093. Publicaciónregistrada en la Dirección General de Correos número100. Registro del S.P.M. 0340294 características218141210.For readers in the United States and Canada:June 2007 Vol. 31 No. 6. LIAHONA (USPS 311-480)Spanish (ISSN 0885-3169) is published monthly by TheChurch of Jesus Christ of Latter-day Saints, 50 East NorthTemple, Salt Lake City, UT 84150. USA subscription price is $10.00 per year; Canada, $12.00 plus applicable taxes.Periodicals Postage Paid at Salt Lake City, Utah. Sixty days’notice required for change of address. Include address labelfrom a recent issue; old and new address must be included.Send USA and Canadian subscriptions to Salt LakeDistribution Center at the address below. Subscription help line: 1-800-537-5971. Credit card orders (Visa,MasterCard, American Express) may be taken by phone.(Canada Poste Information: Publication Agreement#40017431)POSTMASTER: Send address changes to Salt LakeDistribution Center, Church Magazines, PO Box 26368, Salt Lake City, UT 84126-0368

Worldwide LeadershipTraining MeetingTeaching and Learning

F E B R U A R Y 1 0 , 2 0 0 7

The proceedings of this worldwide leadership training meeting are

also available at www.lds.org.

LIVI

NG

WAT

ER,B

Y SI

MO

N D

EWEY

, CO

URT

ESY

OF

ALTU

S FI

NE

ART,

AM

ERIC

AN F

ORK

, UTA

H

THE CHURCH OF JESUS CHRIST OF LATTER-DAY SAINTS

Page 3: Liahona Junio 2007

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 1

P A R A L O S J Ó V E N E S16 Demos cabida a la luz en nuestra vida

Presidente James E. Faust

22 Preguntas y respuestas: “He vuelto a la Iglesia y procuro empezar una nueva vida tras haber cometido algunos errores, pero tengo miedo de caer otra vez. ¿Cómo puedo superar este miedo?”

34 ¿El fútbol o la misión? Alexandre MachadoVasconcelos

37 Me perdí la final del MundialSuzana Alves de Melo

48 Póster: Escojamos

A M I G O S : P A R A L O S N I Ñ O SA2 Ven y escucha la voz

de un profeta: Los maka-fekes mortales Presidente Thomas S. Monson

A4 Tiempo para compartir:Recordar Elizabeth Ricks

A6 De la vida del presidente Spencer W. Kimball: El poder del ejemplo

A8 Para los más pequeños: Recuerda a Jesucristodurante la Santa Cena

A10 Entre amigos: La bondad Élder Won Yong Ko

A12 Un escape milagroso del peligro Myra Hawke Dyck

A16 Página para colorear

A medida que busques el anillo

HLJ que está escondido en este ejemplar

de la revista, reflexiona sobre cómo puedes

guardar los convenios bautismales.

con su obispo o presidente de rama.

“Me perdí la final del Mundial”,

pág. 37: Al leer el relato, pida a losmiembros de la familia que pres-ten atención a las diversas manerasen que Fabiana mostró un buenejemplo. Como actividad, porturno lance una pelota a variosmiembros de la familia, y al que lareciba, pídale que hable en cuantoa la forma en que puede mostrarun ejemplo positivo a los demás.

“Nos convirtió en una familia”,

pág. 38: Analicen y evalúen sus noches de hogar anteriores.Repasen las seis pautas que la familia de la autora del artículo

siguió para lograr noches de hogarprovechosas. Elaboren una gráficapara efectuar un seguimiento delas asignaciones de la noche dehogar y compartan ideas sobre futuros temas que se puedan tratar en ella.

“Los maka-fekes mortales”,

pág. A2: Describa un maka-feke y haga una lista de tentacionesque Satanás utiliza para atraer a las personas. Pida a los miembrosde su familia que den ejemplos de estos maka-fekes de nuestrosdías. Busquen pasajes de lasEscrituras que ilustren cómo evitar y superar esas tentaciones.Analicen cómo rechazar el mal.

TEMAS DE ESTE EJEMPLAR

A=Amigos

Albedrío, 48

Amabilidad, A10

Bien y mal, 2

Castidad, 16

Compromiso, 2

Diezmo, 42

Ejemplo, 37, 44, A6

Enseñanza, 1

Expiación, 13, 16

Fe, 8, 16

Firmeza, 25, 44

Gratitud, 13

Jesucristo, 2, 8, 13, 26,

A4, A8, A16

Kimball, Spencer W., A6

Libro de Mormón, 41

Luz, 16

Maestras visitantes, 25

Miedo, 22

Mujer, 26

Noche de hogar familiar,

1, 38

Nuevo Testamento, 26

Obediencia, 25

Obispos, 30

Obra misional, 16, 34,

41, 44

Oposición, 2, 22

Oración, A12

Orientación familiar, 7

Presidentes de rama, 30

Primaria, A4, A10

Sanar, 13

Santa Cena, A8

Servicio, 30, 44, A10

Sostener, 30

Tentación, A2

Testimonio, 8, 44

Me perdí la final del Mundial37

Los maka-fekes mortales

A2

La bondadA10EN LA CUBIERTADelante: Porque amó mucho, por Jeffrey Hein.Detrás: Jesús le dijo: “María”, por William Whitaker.

CUBIERTA DE AMIGOSIlustrado por Chris Hawkes.

Page 4: Liahona Junio 2007

2

M E N S A J E D E L A P R I M E R A P R E S I D E N C I A

Estamos embarcadosen la gran y eternacontienda que tieneque ver con lasalmas mismas de loshijos de Dios.

P O R E L P R E S I D E N T E G O R D O N B . H I N C K L E Y

Ha pasado casi un siglo desde que nací, y durante la mayor parte de este tiempo ha habido guerra entre los seres huma-nos en una u otra parte del mundo. Nadie podrá calcular

nunca los terribles sufrimientos que estas guerras han causado a escala mundial; se han perdido millones de vidas; las terribles heridas de la guerra han dejado cuerpos mutilados y mentes destrui-das; familias han quedado sin padre o madre. En muchos casos,muchachos jóvenes reclutados como soldados han muerto, en tanto que los que todavía viven han ido anidando en lo más profundo desu alma un odio y un resentimiento que no los abandonará jamás.Muchas naciones han perdido riquezas que nunca recuperarán.

La devastación de la guerra parece tan innecesaria, así como ese horroroso desperdicio de vidas humanas y de recursos nacio-nales. Nos preguntamos: ¿Terminará algún día esta terrible y destructiva forma de tratar los desacuerdos entre los hijos y las hijas de Dios?

Pero hay otra guerra que no ha cesado desde antes de la crea-ción del mundo y que probablemente perdurará mucho más tiempo. Se trata de una guerra que va más allá de las cuestiones de soberanía territorial o nacional. De esa guerra, Juan el revela-dor dice:

“Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles;

“pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo.“Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que

se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él”(Apocalipsis 12:7–9).

Un conflictointerminable,una victoriaasegurada

Los egipcios persiguen a los hijo

LA T

RAVE

SÍA

DEL

MAR

RO

JO(P

INTU

RA A

L G

OU

ACH

E SO

BRE

PAPE

L) ©

LO

OK

AND

LEA

RN/T

HE

BRID

GEM

AN A

RT L

IBRA

RY, S

E PR

OH

ÍBE

LA R

EPRO

DU

CC

IÓN

.

Page 5: Liahona Junio 2007

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 3

los hijos de Israel

Page 6: Liahona Junio 2007

4

La lucha continua

Esa guerra tan encarnizada, tan intensa, nunca ha cesado; es la guerra entre la verdad y el error, entre el albedrío y la compulsión, entre los que siguen a Cristo y los que lo han negado. En ese conflicto, sus enemigosse han valido de todas las estratagemas; se han entregadoa la mentira y al fraude; se han valido del dinero y de lariqueza; han engañado la mente de los hombres; han asesinado y destruido y se han dedicado a todo tipo de práctica impura e impía con el fin de frustrar la obrade Cristo.

El asesinato comenzó en la tierra cuando Caín mató aAbel. En el Antiguo Testamento hay innumerables relatosde la misma contienda eterna.

Se puso de manifiesto en las viles acusaciones que se hicieron en contra del Varón de Galilea, el Cristo, quesanó a los enfermos y llenó de aliento y esperanza el corazón de los hombres, el que enseñó el Evangelio depaz. Sus enemigos, motivados por ese poder maligno, lo arrestaron, lo torturaron, lo clavaron en la cruz y lo

escarnecieron. Pero por Su divino poder, vencióla muerte que le infligieron sus enemigos y, pormedio de Su sacrificio, brindó la salvación de lamuerte a todo el género humano.

Esa guerra eterna siguió con el desmorona-miento de la obra que Él instituyó, con lacorrupción que después la contaminó cuando las tinieblas cubrieron la tierra y la oscuridad las naciones (véase Isaías 60:2).

Pero no fue posible derrotar las fuerzas deDios. La Luz de Cristo tocó el corazón de unhombre aquí y de otro allá, y mucho bien sobre-vino pese a la gran opresión y al sufrimiento.

Vino la época del Renacimiento, con suscampañas en pro de la libertad, las cuales

costaron mucha sangre y sacrificio. El Espíritu de Diosinspiró a los hombres a fundar una nación en la que se protegieran tanto la libertad de religión como la libertad de expresión y la del albedrío. Después siguióla apertura de la dispensación del cumplimiento de lostiempos, la cual se verificó con la visita que hicieron a la tierra Dios el Eterno Padre y Su Hijo Amado, el SeñorJesucristo resucitado. A ese glorioso acontecimientosiguieron las visitaciones de ángeles que restauraron lasantiguas llaves y el sacerdocio.

Pero la guerra no terminó, sino que se renovó yemprendió un nuevo rumbo. Hubo vilipendio; hubo per-secución; se produjeron expulsiones de un sitio al otro;tuvo lugar el asesinato del joven profeta de Dios y de suamado hermano, hecho del que en este mes se cumplen163 años.

Los Santos de los Últimos Días huyeron de sus cómo-das casas, sus granjas, sus campos, sus tiendas, su bellotemplo que edificaron con tanto sacrificio y fueron a valles de montañas, muriendo miles por el camino.

La resurrección de Jesucristo La fundación de una nación

CRI

STO

EL

CO

NSO

LAD

OR,

POR

CAR

L H

EIN

RIC

H B

LOC

H, S

E PR

OH

ÍBE

LA R

EPRO

DU

CC

IÓN

; FI

RMA

DE

LA D

ECLA

RAC

IÓN

DE

IND

EPEN

DEN

CIA

,PO

R JO

HN

TRU

MBU

LL, C

ORT

ESÍA

DE

THE

U.S

. LIB

RARY

OF

CO

NG

RESS

,D

IVIS

IÓN

DE

GRA

BAD

OS

Y FO

TOG

RAFÍ

AS, C

OLE

CC

IÓN

TH

EOD

OR

HO

RYD

OZA

K; L

A AR

BOLE

DA

SAG

RAD

A,PO

R G

REG

OLS

EN, S

E PR

OH

ÍBE

LA R

EPRO

DU

CC

IÓN

; EL

MAR

TIRI

O D

E JO

SÉ Y

HYR

UM

,PO

R G

ARY

SMIT

H;

LA S

ALID

A D

E N

AUVO

O,P

OR

GLE

N H

OPK

INSO

N, S

E PR

OH

ÍBE

LA R

EPRO

DU

CC

IÓN

.

4

Page 7: Liahona Junio 2007

Llegaron a ese lugar que el presidente José Smith pidió a los Doce que encontraran, “donde el diablono pueda venir a molestarnos”1.

Pero el adversario nunca ha cejado en sus esfuerzos. En la conferencia de octubre de 1896, el presidente Wilford Woodruff(1807–1898), ya de avanzada edad, dijo desdeel Tabernáculo de la Manzana del Templo:

“Hay dos poderes en el mundo, en mediode los habitantes de la tierra: el poder de Dios y el del diablo. En nuestra historiahemos tenido algunas experiencias muy pecu-liares. Siempre que Dios ha tenido un pueblo en la tierra, no importa en qué época, Lucifer,el hijo de la mañana, y los millones de espíri-tus caídos que fueron echados del cielo, han peleadocontra Dios, contra Cristo, contra la obra de Dios y contrael pueblo de Dios; y no vacilan en hacerlo en nuestrosdías. En cualquier momento en que el Señor ha extendi-do Su mano para ejecutar una obra, esos poderes se handispuesto a destruirla”2.

El presidente Woodruff sabía de lo que hablaba, ya queacababa de pasar por aquellos días difíciles y peligrososcuando el gobierno del país vino contra nuestro puebloresuelto a destruir esta Iglesia como organización. Apesar de las dificultades de aquellos días, los santos no serindieron. Siguieron adelante con fe, depositando su con-fianza en el Todopoderoso, y Él les reveló el camino quedebían seguir. Con fe, aceptaron esa revelación y fueronobedientes.

El patrón del conflicto

Pero la guerra no terminó; menguó un poco, y damosgracias por ello; sin embargo, el adversario de la verdad ha continuado su contienda.

Pese a la fortaleza actual de la Iglesia, constantemente se nos ataca desde un sector u otro, peroseguimos adelante; debemos seguir adelante.Hemos avanzado y continuaremos avanzando.A veces los problemas son mayores y, en oca-siones, sólo son escaramuzas locales, perotodos forman parte del mismo patrón.

La oposición se ha manifestado en los esfuer-zos imperecederos de muchas personas, tantode dentro como de fuera de la Iglesia, por des-truir la fe, despreciar, degradar, levantar falsotestimonio, tentar, seducir e inducir a nuestrosmiembros a prácticas contrarias a las enseñanzasy normas de esta obra de Dios.

La guerra continúa; sigue igual que en elprincipio. Quizá haya menos intensidad, y me siento agra-decido por ello, pero los principios en cuestión son losmismos. Las víctimas que caen son tan preciosas comoaquéllas que cayeron en el pasado. Es una batalla conti-nua. Los poseedores del sacerdocio, junto con las hijasde Dios que son nuestras compañeras y aliadas, compo-nen el ejército del Señor. Debemos estar unidos; un ejército desorganizado no logrará la victoria. Resultaimperativo que cerremos filas, que marchemos juntos en unión. No podemos aspirar a la victoria si hay divisiónentre nosotros; no lograremos la unidad si existe desleal-tad; no podemos pretender la ayuda del Todopoderoso si somos impuros.

A los jóvenes del sacerdocio, los diáconos, maestros ypresbíteros, se les ha confiado, junto con sus oficios delsacerdocio, el deber de predicar el Evangelio, de enseñarla verdad, de alentar a los débiles para que sean fuertes, de“invitar a todos a venir a Cristo” (D. y C. 20:59). Las MujeresJóvenes de la Iglesia tienen una responsabilidad igualmenteimportante de ser obedientes a los mandamientos de Dios

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 5

Esa guerratan encarni-zada, tan

intensa, nunca hacesado. Es la gue-rra entre la verdady el error, entre ellibre albedrío y lacompulsión, entrelos que siguen aCristo y los que lohan negado.

La Primera Visión El martirio de José y Hyrum Smith Los Santos de los Últimos Días se marchan de Nauvoo

Page 8: Liahona Junio 2007

6

y de servir de ejemplo de fe y virtud.Ningún hijo ni ninguna hija de nuestro Padre

Celestial puede permitir verse implicado concosas que debiliten la mente, el cuerpo o elespíritu eterno. Entre ellas están las drogas, el alcohol, el tabaco y la pornografía. No pue-den participar en actos inmorales; no puedenhacer esas cosas y ser valientes guerreros en la causa del Señor en la gran y sempiterna con-tienda por el bien de las almas de los hijos denuestro Padre.

Los hombres de esta Iglesia no pueden ser infieles ni desleales a su esposa, ni a sushijos, ni a sus responsabilidades del sacerdo-cio si desean ser valientes en la tarea de llevaradelante la obra del Señor en esta gran batallapor la verdad y la salvación. No pueden ser falsos ni carentes de escrúpulos en sus asuntos temporales sin manchar su armadura. Las mujeres de esta Iglesia, ya sean esposas, madres o hermanas que no hayanencontrado a su compañero, no pueden ser infieles odesleales a sus convenios y a sus bendiciones y al mismotiempo servir como baluartes en el reino, lo cual es su vocación.

En nuestras reuniones, a veces cantamos el siguientehimno:

¿Quién sigue al Señor?

Toma tu decisión.

Clamamos sin temor:

¿Quién sigue al Señor?

La guerra es real

Con el príncipe del mal,

que lucha con afán.

¿Quién sigue al Señor? 3

Exhortación al compromiso

Hace unos años, un amigo me contó unaconversación que tuvo con otro miembro de la Iglesia. Le preguntó si se sentía cerca de suPadre Celestial y él le respondió que no. Lasiguiente pregunta fue: ¿Y por qué no?, a lo cualrespondió: “Francamente, porque no quiero”; yagregó: “Si me sintiera cerca del Padre Celestial,Él probablemente me requeriría cierto compro-miso, y no estoy preparado para eso”.

Piensen en ello: un hombre que ha tomadosobre sí el nombre del Señor al bautizarse, queha renovado sus convenios con el Señor en lareunión sacramental, que ha aceptado el sacer-docio de Dios y, no obstante, ha dicho que siestuviera cerca de su Padre Celestial, se le

requeriría cierto compromiso y no estaba listo para eso.En esta obra tiene que haber dedicación; debe haber

devoción. Estamos embarcados en la gran y eterna con-tienda que tiene que ver con las almas mismas de loshijos de Dios. No vamos perdiendo; al contrario, vamosganando. Seguiremos ganando si somos fieles y leales.Podemos hacerlo. Debemos hacerlo. Lo haremos. No haynada que el Señor nos haya pedido que no podamoscumplir con fe.

Pienso en los hijos de Israel cuando huyeron deEgipto. Acampados junto al Mar Rojo, miraron a sus espaldas y vieron a Faraón y a sus ejércitos que iban adestruirlos. El miedo se apoderó de ellos; con los ejérci-tos a sus espaldas y el mar delante de ellos, clamaronaterrorizados.

“Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porquelos egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siemprelos veréis.

No vamos per-diendo; alcontrario,

vamos ganando.Seguiremos ganan-do si somos fieles y leales. Podemoshacerlo. Debemoshacerlo. Lo haremos.No hay nada que elSeñor nos haya pedi-do que no podamoscumplir con fe.

FOTO

GRA

FÍAS

PO

R JU

AN C

ARLO

S SA

NTO

YO, S

TEVE

BU

ND

ERSO

N, M

ATTH

EW R

EIER

Y C

RAIG

DIM

ON

D, T

OM

ADAS

CO

N M

OD

ELO

S.

Adoración en el temploObra misionalServicio en el sacerdocio

Page 9: Liahona Junio 2007

“Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.

“Entonces Jehová dijo a Moisés: …Di a los hijos deIsrael que marchen” (Éxodo 14:13–15; cursiva agregada).

Las aguas del mar se dividieron y los hijos de Israelavanzaron hacia su salvación. Los egipcios los siguieronpara su propia destrucción.

¿No marcharemos adelante con fe también nosotros?Aquel que es nuestro líder eterno, el Señor Jesucristo, nosha instado con palabras de revelación; Él dice:

“Por tanto, alzad vuestros corazones y regocijaos, yceñid vuestros lomos y tomad sobre vosotros toda miarmadura, para que podáis resistir el día malo…

“Seguid firmes, pues, estando ceñidos vuestros lomos con la verdad, llevando puesta la coraza de la rectitud y calzados vuestros pies con la preparación del evangelio de paz, el cual he mandado a mis ángelesque os entreguen;

“tomando el escudo de la fe con el cual podréis apagartodos los dardos encendidos de los malvados;

“y tomad el yelmo de la salvación, así como la espadade mi Espíritu… y sed fieles hasta que yo venga, y seréisarrebatados, para que donde yo estoy vosotros tambiénestéis” (D. y C. 27:15–18).

Un brillante futuro

La guerra continúa; se libra en el mundo entero sobreasuntos relacionados con el albedrío y la compulsión; laguerra de la verdad contra el error la libra un ejército demisioneros; la libramos en nuestras propias vidas, todoslos días, en nuestro hogar, en nuestro trabajo, en nues-tras relaciones con los compañeros de estudios; la libra-mos por la causa del amor y del respeto, de la lealtad y la fidelidad, la obediencia y la integridad. Todos forma-mos parte de esa batalla: adultos y jóvenes, cada uno de

nosotros. Vamos ganando y el futuro nunca ha parecidomás brillante.

Dios nos bendiga, mis amados hermanos, en la obratan claramente estipulada que tenemos por delante; sea-mos leales; seamos valientes; tengamos el valor de ser fieles a la confianza que Dios ha puesto en cada uno denosotros; no tengamos temor. “Porque [citando las pala-bras de Pablo a Timoteo] no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio pro-pio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio denuestro Señor” (2 Timoteo 1:7–8). ■

NOTAS1. History of the Church, tomo VI, pág. 222.2. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Wilford Woodruff, 2005,

pág. 227.3. “¿Quién sigue al Señor?”, Himnos, Nº 170.

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 7

I D E A S PA R A L O S M A E S T R O S O R I E N TA D O R E S

Una vez que estudie este mensaje con la ayuda de la ora-ción, preséntelo empleando un método que fomente la parti-cipación de las personas a quienes enseñe. A continuación secitan algunos ejemplos:

1. Utilice el artículo para repasar la historia de la guerraentre el bien y el mal que ha existido desde la creación delmundo. Explique que la Luz de Cristo representa la esperanzaen un mundo en oscuridad. Lea la sección “Un futuro brillan-te”. Sugiera acciones que podemos emprender para ganar laguerra entre el bien y el mal.

2. Escriba el mensaje de 2 Timoteo 1:7–8 en una tarjetapara cada miembro de la familia. Invíteles a escribir al dorsode la tarjeta una meta personal para llegar a ser discípulos deJesucristo más dedicados. Pida a los miembros de la familiaque coloquen la tarjeta en algún lugar donde puedan verla diariamente.

3. Lleve consigo un himnario al visitar a cada familia einvite a los miembros de esa familia a utilizar el índice paraencontrar himnos que inspiren dedicación. Seleccionen unhimno para cantarlo o leerlo en voz alta. Compare estas pala-bras con fragmentos del discurso del presidente Hinckley.Concluya repasando la exhortación al compromiso delPresidente, así como su testimonio del brillante futuro queaguarda a los que sirven fielmente al lado del Señor.

Noche de hogar

Page 10: Liahona Junio 2007

P O R A D A M C . O L S O NRevistas de la Iglesia

E l 1 de noviembre de 1755 por la maña-na, un potente terremoto dejó destrui-dos muchos vecindarios de Lisboa,

Portugal; también originó un devastador mare-moto de 5 a 10 metros de altura que azotó laciudad portuaria y produjo un incendio quehizo estragos durante más de tres días. Dichacatástrofe quitó la vida a miles de personas.

Pero ese devastador terremoto estremeciómucho más que meros edificios. Dado que lacatástrofe se produjo en un momento en elque los cristianos estaban reunidos para cele-brar una importante festividad religiosa, el Díade Todos los Santos, la fe de los creyentes delcontinente entero también se vio zarandeada.

Durante nuestra vida, tal conmoción espi-ritual puede producirse de manera tan impre-vista como cualquier actividad sísmica, yexiste la posibilidad de que sus efectossean igualmente perniciosos.

“A menudo nos

enfrentamos a cosas que pueden zarandearnuestra fe”, dice Patricia Moreira, miembro dela Estaca Lisboa Portugal, que explica que haafrontado situaciones de este tipo durante losúltimos 20 años desde que se unió a la Iglesiaella sola. “Puede tratarse de preguntas de per-sonas que no son miembros, de ataques deopositores de la Iglesia o incluso de cosasque simplemente uno no comprende”.

Cuando las preguntas que no parecentener explicación generan conmoción a lolargo de la falla que existe entre el mundo yel Evangelio, el terremoto resultante puedeocasionar víctimas de fe entre aquellos cuyoscimientos sean débiles.

Qué firmes cimientos

En la estructura espiritual, no es nuestraproximidad al epi-

centro lo quedetermina

8

UNFUNDAMENTO

SEGUROEN UN MUNDO INESTABLE

No permitamos que algo que

no sabemos haga flaquear nuestra

fe en lo que sí sabemos.

FOTO

GRA

FÍAS

PO

R AD

AM C

. OLS

ON

, EXC

EPTO

DO

ND

E SE

IND

IQU

E; F

OTO

GRA

FÍAS

DE

ROC

AS ©

GET

TY IM

AGES

.

Page 11: Liahona Junio 2007

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 9

“A menudo nos

enfrentamos a

cosas que pueden

zarandear nuestra

fe… [En esos

momentos] nuestro

fundamento es

sumamente

importante”.

— Patricia Moreira, en

el Castelo São Jorge, res-

taurado sobre sus cimien-

tos originales tras el

terremoto de 1755

en Lisboa.

Page 12: Liahona Junio 2007

10

el efecto del terremoto en nuestrotestimonio, sino nuestra proximidad a Dios.

“Nuestro fundamento esJesucristo y Su Evangelio” (véaseLucas 6:47–48), dice la hermanaMoreira en una conversación sobreel tema con varios adultos solterosde la estaca que son amigos suyos.

“Sin Él, no tenemos fundamentoalguno”, añade Darryl Nequetela,converso desde hace algo más de unaño. “Algunos fundamentos son débi-les, pero el Suyo es seguro y verda-dero” (véase Helamán 5:12).

No hay mar de dudas, oleada filo-sófica ni estallido de escepticismo demagnitud suficiente para destruir laroca de nuestro Redentor, la princi-pal piedra del ángulo, nuestro verda-dero fundamento: Jesucristo.

“Sé que me encuentro a salvocuando construyo sobre Su funda-mento”, dice el hermano Nequetela.

Cuando se desatan los temblores

Estos Santos de los Últimos Días reconocen las sacudi-das de Satanás.

En el trabajo, Francisco Lopes (que actualmente estácasado) se vio sometido a temblores espirituales frecuen-tes. “Algunos de mis compañeros de trabajo se mostrabanescépticos ante mis creencias y me criticaban por ellas”,dice. “A menudo me cuestionaban, utilizando las aparentesdiscrepancias entre la ciencia y nuestra fe”.

El hermano Lopes recuerda conversaciones acerca de la evolución y el ADN, entre otras. “Se esforzaron almáximo por convencerme de que la Iglesia es falsa”, explica acerca de las preguntas a las que no encontrabamucha explicación. “Tuve que confiar en mi testimoniode Dios y de Su Evangelio. Me siento agradecido por ese fundamento”.

No obstante, y el hermano Lopes es testigo de ello, una vez que la tierra comienza a temblar, ya es demasiadotarde para comenzar a prepararse.

“Será necesario haber desarrollado y nutrido esa fe en Jesucristo mucho antes de que Satanás nos golpee”1,

dijo el élder Henry B. Eyring, delQuórum de los Doce Apóstoles.

Construir sobre la Roca

¿Cómo podemos edificarsobre el fundamento de Cristo?

El élder Eyring enseñó:“Estamos seguros sobre la rocaque es el Salvador si nos hemossometido con fe a Él, si hemosrespondido a la orientación delSanto Espíritu para guardar losmandamientos el tiempo sufi-ciente y con la fidelidad sufi-ciente para que el poder de laExpiación haya efectuado uncambio en nuestro corazón.Una vez que, mediante esaexperiencia, nos hayamos vuel-to como un niño en nuestracapacidad de amar y de obede-cer, nos encontramos sobre elfundamento seguro”2.

Para ello, se requiere fe, obediencia y arrepentimiento.Y eso lleva tiempo.

“Debemos nutrir nuestra fe mediante la oración diaria,el estudio diario de las Escrituras, el servicio en nuestrosllamamientos, la obediencia a los mandamientos y esfor-zándonos al máximo por llegar a ser mejores personas”,dice la hermana Moreira, cuya madre y hermana se unie-ron a la Iglesia en el momento en que ella comenzó aedificar sobre la roca. “Creo que tenemos queseguir el consejo del presidente Monsonde llenar nuestra mente de verdad,

NUESTRO DÍA DE PRUEBA“Lo que necesitaremos enel tiempo de nuestra pruebaserá una preparación espiri-tual. Para superar la pruebade la vida de la que depen-

de toda nuestra eternidad es necesario haberdesarrollado una poderosa fe en Jesucristo…Será necesario haber desarrollado y nutridoesa fe en Jesucristo mucho antes de queSatanás nos golpee, como lo hará, con lasdudas y apele a nuestros deseos carnales, ycon la voz de la mentira nos diga que lo buenoes malo y que no hay pecado. Esas tormentasya están arreciando y, hasta que el Salvadorvuelva, no harán sino empeorar”.

Élder Henry B. Eyring, del Quórum de los Doce Apóstoles, “La preparación espiritual:Comiencen con tiempo y perseveren”, Liahona, nov. de 2005, págs. 37–38.

Page 13: Liahona Junio 2007

nuestro corazón de amor y nuestra vida de servicio”3.“Podemos prepararnos para las pruebas aprendiendo a

conocer al Señor y la manera en que ayuda a Sus hijos[véase 1 Nefi 2:12]. Las Escrituras nos ayudan a ello”, diceel hermano Nequetela. “Desarrollamos la fe al caminar porla senda de la rectitud”.

Cómo encontrar respuesta a las preguntas difíciles

A veces, al igual que le sucedió al hermano Lopes, losmiembros se ven enfrentados a preguntas cuya respuestaignoran. Pero él no permitió que algo que no sabía hicieraflaquear su fe en lo que sí sabía.

“Hay cosas que todavía no sé, pero no las cuestiono, yaque sé que llegará el momento en que Dios revelará lo quenecesito saber”, dice el hermano Lopes, “no en el momen-to que me parezca bien o que yo quiera, sino cuando Élconsidere que se debe revelar”.

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 11

¿Qué se debe hacer cuando uno se enfrenta a preguntasdifíciles que no parecen tener respuesta?

“La mayoría de las respuestas se encuentran en lasEscrituras”, dice el hermano Lopes, que no sólo ha afronta-do preguntas de amigos y colegas de trabajo, sino tambiénde sus padres, quienes cuestionaron su decisión de unirse a la Iglesia a los 14 años. “Pero el encontrar y comprenderestas respuestas depende de la revelación personal. Tambiénpuedo recurrir a mis líderes de la Iglesia o preguntar a Diosdirectamente. Estoy agradecido por el Espíritu Santo y porun Padre Celestial que se preocupa por nosotros”.

Paciencia en el proceso de la revelación

Al buscar respuestas mediante la oración, la lectura delas Escrituras y el estudio de las palabras de nuestros líde-res, si las respuestas no llegan, debemos esperar (véase D. y C. 101:16).

“Estamos aquí para

caminar por fe, pero

olvidamos que… la

fe no es tener un

conocimiento perfecto

de todas las cosas.

Y es necesario que

se ponga a prueba

nuestra fe”.

— Darryl Nequetela,

observando zonas

de Lisboa que se

reconstruyeron tras

el terremoto.

Page 14: Liahona Junio 2007

POR

HAR

RY A

ND

ERSO

N.

“Procuro ser paciente”, dice el hermano Nequetela, quellegó de Angola en el año 2000 para estudiar en Portugal.“Aunque no reciba la respuesta, el Espíritu Santo nos con-suela con la contestación de que debemos ser pacientes,que Dios nos da línea por línea, precepto por precepto, yque debemos aceptar el firme decreto de un Dios justo. Él sabe qué es lo mejor para nosotros, y lo revela todo enSu debido tiempo”.

La paciencia en el proceso de la revelación es la historia de la Restauración. La Iglesia se restauró sobre el fundamento original, el Evangelio de Jesucristo, pero no sucedió todo de una vez. Según el profeta José Smith, las respuestas a las preguntas sobre elEvangelio llegaron “línea sobre línea, precepto tras precepto; un poco aquí, y otro poco allí; consolándonoscon la promesa de lo que ha de venir en lo futuro, confir-mando nuestra esperanza” (D. y C. 128:21), y seguirásiendo así.

“Creemos todo lo que Dios ha revelado, todo lo que actualmente revela, y creemos que aún revelará muchosgrandes e importantes asuntos pertenecientes al reino de Dios” (Artículos de Fe 1:9).

La restauración de los últimos días

En las alturas de la Lisboa moderna, el hermanoNequetela contempla la ciudad desde las almenas delCastelo São Jorge (Castillo de San Jorge) y medita en el trabajo de restauración que se ha efectuado desde el desastre de 1755.

La ciudad reconstruida vuelve ahora a prosperar; el casti-llo —que quedó gravemente dañado durante el terre-moto— se restauró a partir de los cimientos quequedaron. Y mediante la Restauración delEvangelio, los habitantes están aprendien-do cómo y dónde establecer una fe que permanezca firme, indepen-dientemente de la causade los temblores. ■

NOTAS1. “La preparación espiritual:

Comiencen con tiempo y perseveren”, Liahona,nov. de 2005, pág. 38.

2. “Como un niño”, Liahona,mayo de 2006, pág. 15.

3. Véase Thomas S. Monson,“La fórmula del éxito”,Liahona, agosto de 1995,pág. 4.

12

“Hay cosas que

todavía no sé, pero

no las cuestiono, ya

que sé que llegará

el momento en que

Dios revelará lo que

necesito saber”.

— Francisco Lopes, frente

al Castelo São Jorge, que

se alza sobre la Lisboa

moderna (recuadro).

Page 15: Liahona Junio 2007

P O R E L É L D E R W O L F G A N G H . PA U LDe los Setenta

Hacia el fin de Su ministerio terrenal, el Salvador fue con Sus discípulos al monte de los Olivos, al Jardín de

Getsemaní.En el libro de Lucas, del Nuevo

Testamento, leemos lo siguiente:“Y saliendo, se fue, como solía, al monte

de los Olivos; y sus discípulos también lesiguieron.

“Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Oradque no entréis en tentación.

“Y él se apartó de ellos a distancia comode un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró,

“diciendo: Padre, si quieres, pasa de míesta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.

“Y se le apareció un ángel del cielo parafortalecerle.

“Y estando en agonía, oraba másintensamente; y era su sudor comograndes gotas de sangre que caíanhasta la tierra” (Lucas 22:39–44).

Fue allí donde el Salvador pagó elprecio de todas las penas, los peca-dos y las transgresiones de todoser humano que jamáshaya vivido o vivirá. Allítomó la amarga copay sufrió para quetodos los quese arrepien-tan no

tengan que sufrir. Tras esa terrible experien-cia, se le llevó al Gólgota, donde fue clavadoen la cruz, lo cual supuso otra brutal y doloro-sa tortura. Tenía que pasar por ello para llevara cabo la Expiación por toda la humanidad.

Ningún ser humano ni siquiera puede imaginar lo que sufrió en verdad el Salvadorcuando tomó esa gravosa carga sobre Sí. Enuna revelación que se dio por medio del pro-feta José Smith en marzo de 1830, el Salvadordeclaró algo que nos permite vislumbrar lamagnitud de ese sufrimiento:

“Porque he aquí, yo, Dios, he padecidoestas cosas por todos, para que no padezcan, si se arrepienten;

“mas si no se arrepienten, ten-drán que padecer así como yo;

“padecimiento que hizo queyo, Dios, el mayor de todos,

temblara a causa del dolor y sangrara por cada poro y padeciera, tanto en elcuerpo como en el espíri-tu, y deseara no tener quebeber la amarga copa ydesmayar.

“Sin embargo, gloriasea al Padre, bebí, yacabé mis preparativos para con los hijos de los hombres” (D. y C.19:16–19).

Gratitudpor laExpiación

Si comprendiéramosel gran amor que el Salvador mostrópor nosotros cuandoexpió nuestros peca-dos, siempre le amaríamos, le esta-ríamos agradecidosy cumpliríamos Susmandamientos.

L E C C I O N E S D E L

N U E V O T E S T A M E N T O

CRI

STO

EN

GET

SEM

ANÍ,

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 13

Page 16: Liahona Junio 2007

En definitiva, la Expiación es el único medio por el quepodemos sanar nuestras vidas. Un miembro de la Iglesiadescribió de la siguiente manera los sentimientos queexperimentó cuando pasó por el proceso del arrepenti-miento y descubrió el poder sanador de la Expiación: “Eltiempo que transcurrió entre la transgresión y la confesiónfue terrible. Vivía constantemente con la consciencia delhorrible hecho cometido. Me encontraba en una profundaoscuridad, sumido en la depresión y la apatía, al principiosin esperanza y torturado por los miedos, pero sin dudar

jamás de la veracidad del Evangelio y del poder salvador de la Expiación. Sabía que sólo había una manera de sanar.

“Confesar a mi esposa y a mis hijos lo que hice fue lomás difícil que he hecho en mi vida. Más adelante, lossiguientes pasos del arrepentimiento, el de confesar a miobispo y al presidente de estaca, no fueron tan difíciles.Finalmente, pude liberarme de la carga que yo mismo mehabía ocasionado y me sentí aliviado con la excomunión y las consiguientes perspectivas. IZ

QU

IERD

A:

NO

SE

HAG

A M

I VO

LUN

TAD

, SIN

O L

A TU

YA,P

OR

HAR

RY A

ND

ERSO

N, C

ORT

ESÍA

DE

LA IG

LESI

A AD

VEN

TIST

A D

EL S

ÉPTI

MO

DÍA

, SE

PRO

HÍB

E LA

REP

ROD

UC

CIÓ

N;

DER

ECH

A:

ILU

STRA

DO

PO

R RO

BERT

O. S

KEM

P, C

ORT

ESÍA

DEL

MU

SEO

DE

HIS

TORI

A Y

ARTE

DE

LA IG

LESI

A;

EN E

L JA

RDÍN

DE

GET

SEM

ANÍ,

POR

ROBE

RT T

. BAR

RETT

.

14

Page 17: Liahona Junio 2007

L a expiacióndel Salvadores el aconte-

cimiento más grandede la historia. Endefinitiva, laExpiación es el únicomedio por el quepodemos sanar nues-tras vidas.

nuestras transgresiones que Él asumió. Sicomprendiéramos el alcance de ese sufri-miento, así como el de Su sufrimiento enla cruz, sin duda ninguno de nosotroscometería pecados intencionadamente.No daríamos cabida a las tentaciones, a lasatisfacción de apetitos y deseos impuros,y Satanás no hallaría lugar en nuestro cora-zón. Teniendo eso en cuenta, cuando peca-mos, estamos mostrando nuestra ingratitud ynuestro desprecio por el sufrimiento del Hijode Dios, por medio del cual y a través del cualnos levantaremos de entre los muertos y vivi-remos para siempre. Si comprendiéramos deverdad y fuéramos capaces de sentir, aunqueno fuera sino en grado ínfimo, el amor queJesucristo nos tiene y Su misericordiosavoluntad de aceptar sufrir por nuestros peca-dos, estaríamos dispuestos a arrepentirnos detodas nuestras transgresiones y a servirle”1.

La expiación del Salvador es el aconteci-miento más grande de la historia. El presiden-

te Gordon B. Hinckley declaró: “Ningúnotro acto de toda la historia humana se lecompara; ningún otro suceso jamás ocu-

rrido se le puede igualar. Totalmentelibre de egoísmo y con amor

incondicional para toda lahumanidad, se convirtió

en un acto de misericor-dia sin igual para todala raza humana”2.

Es mi oración quesiempre demostremos

nuestra gratitud poreste maravilloso don, laexpiación del Hijo deDios, nuestro Salvador y Redentor. ■

NOTAS1. The Restoration of All Things,

1945, pág. 199.2. “En el cenit de los tiempos”,

Liahona, enero de 2000, pág. 87.

“¡Qué gozo tuve cuando se me permitióbautizarme y volver a tener la compañía delEspíritu Santo! Finalmente, la promesa de laExpiación se cumplió de la manera más claray hermosa posible cuando se me restauraronlas bendiciones propias de un miembro.

“Con el transcurso de los años, mi esposay yo experimentamos que la Expiación aportaalivio y sana no sólo al pecador, sino que vamás allá: es capaz de sanar y restaurar a la víc-tima igualmente. Testifico de ello con profun-da gratitud”.

Si comprendiéramos el gran amor que elSalvador mostró por nosotros cuando expiónuestros pecados siempre le amaríamos, leestaríamos agradecidos y cumpliríamos Susmandamientos.

Como observó el presidente JosephFielding Smith (1876–1972): “Uno de los pecados más graves, tanto en magnitud como alcance… es el pecado de la ingratitud.Cuando violamos un mandamiento, inde-pendientemente de lo pequeño einsignificante que pensemos quesea, demostramos nuestra ingra-titud a nuestro Redentor. Esimposible que comprenda-mos el alcance de Su sufri-miento cuando tomósobre Sí la carga delos pecados delmundo entero, uncastigo tan severo que senos dice que le brotó sangre delos poros de su cuerpo, y eso sucedióantes de que le llevaran a la cruz. Elcastigo físico de los clavos hincadosen sus manos y pies, a pesar de loatroz que ciertamente fue, noconstituyó Su mayor sufri-miento; el mayor sufri-miento fue la angustiaespiritual y mental pro-cedente del peso de

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 15

Page 18: Liahona Junio 2007

POR

GAR

Y KA

PP, S

E PR

OH

ÍBE

LA R

EPRO

DU

CC

IÓN

; D

EREC

HA

: FO

TOG

RAFÍ

A D

EL P

RESI

DEN

TE F

AUST

PO

R BU

SATH

PH

OTO

GRA

PHY;

FO

TOG

RAFÍ

A D

E U

NA

VELA

PO

R C

RAIG

DIM

ON

D.

Page 19: Liahona Junio 2007

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 17

P O R E L P R E S I D E N T E J A M E S E . FA U S TSegundo Consejero de la Primera Presidencia

Muchos de ustedes luchan con suidentidad; algunos se preguntanqué les deparará el futuro. El mundo

presenta atrayentes incentivos. Es descon-certante. Puede que algunos de ustedes nosólo no sepan hacia dónde van, sino quequizá duden de su propio valor. Permítanmeasegurarles: Yo creo con todo mi corazónque ustedes son un linaje escogido.

Deseo hablar hoy sobre “salir de lastinieblas hacia la luz”. Miqueas dijo: “…aun-que more en tinieblas, Jehová será mi luz”(Miqueas 7:8).

Cómo recibimos la luz

Recibimos luz del Señor; esto puede suce-der cuando estudiamos las Escrituras y son“abiertos nuestros ojos e iluminados nues-tros entendimientos” (D. y C. 76:12). El estu-dio diario de las Escrituras enciende la luz denuestra percepción espiritual y abre nuestroentendimiento hacia un conocimiento futu-ro. Yo trato de leer las Escrituras al final deldía; me aporta gran paz. Duermo mejor alhacerlo.

Recibimos luz espiritual cuando asistimosa la reunión sacramental. El participar de laSanta Cena y de la inspiración del servicio deadoración semanalmente carga nuestrasbaterías espirituales.

Recibimos luz espiritual cuando aceptamosllamamientos. El servir en un llamamiento en

la Iglesia nos bendice más a nosotros que alos demás.

Recibimos luz espiritual cuando pagamosnuestro diezmo, ya que el hacerlo permiteque se abran las ventanas de los cielos (véaseMalaquías 3:10).

Recibimos luz espiritual cuando canta-mos los himnos, los que nos fortalecen ynos unen espiritualmente.

Recibimos luz espiritual cuado oramos.Siendo adolescente, el profeta José Smithleyó: “…si alguno de vosotros tiene falta desabiduría, pídala a Dios, el cual da a todosabundantemente” (Santiago 1:5).

Les recomiendo que lean su relato de laPrimera Visión, que ocurrió después dehaber tomado la decisión de buscar sabidu-ría de Dios. Él escribió: “…Al reposar sobremí la luz, vi…”. ¿Qué vio? Vio al Padre y alHijo. Al terminar la visión, dijo: “…Al retirar-se la luz, me quedé sin fuerzas” (JoséSmith—Historia 1:17, 20).

Por supuesto no esperamos una visitacelestial, pero tenemos el derecho de que senos expanda nuestra iluminación espiritual eintelectual si primero buscamos “el reino deDios y su justicia” (Mateo 6:33).

¿En qué se centra nuestra fe?

En parte, el que recibamos esa luz depen-de de cómo enfoquemos nuestra fe. ¿Lavemos como una represión o una liberación?

DEMOS CABIDA A LALUZ EN NUESTRA VIDA

Por supuesto que noesperamos una visitacelestial, pero tenemosel derecho de que senos aumente nuestrailuminación espirituale intelectual si prime-ro buscamos “el reinode Dios y su justicia”.

LA P

RIM

ERA

VISI

ÓN

,

Page 20: Liahona Junio 2007

A medida que maduran los jóvenes, sientennuevo poder, nuevas pasiones y nuevas aspi-raciones, pero se les dice que algunos deesos sentimientos deben restringirse. Esnecesario refrenar nuestras pasiones, o ajus-tarse apropiadamente a las restricciones,para nuestro crecimiento personal y progre-so. Alma dijo: Refrena “todas tus pasionespara que estés lleno de amor” (Alma 38:12).

Hace algunos años, un programa transmi-tido a toda la nación trató de prisioneros criminales que amansaban caballos salvajes.Al crear una amistad con los caballos, los pri-sioneros aprendieron la paciencia, la manerade controlar el temperamento, el respetopor los demás y el valor del trabajo dentrode un sistema. Al observar cómo los caballosaprendían a obedecer sus órdenes, se die-ron cuenta de que ellos podrían haber evita-do los terribles problemas por los que seencontraban en prisión.

En nuestra sociedad moderna, lasmuchas voces expresadas en los libros, lasrevistas, la televisión y las películas pintan la intimidad sexual fuera del matrimoniocomo si fuera algo socialmente aceptable,incluso deseable. Algunos jóvenes, engaña-dos por esta sofistería, preguntan: “¿Quétiene de malo? ¡Estamos enamorados!” Elélder Jeffrey R. Holland, del Quórum de losDoce Apóstoles, contesta a esta preguntade la siguiente manera:

“Cuando se trata de relaciones íntimas,

¡deben esperar! Deben esperar hasta quepuedan brindar todo, y eso no lo puedenhacer sino hasta que estén legal y lícitamen-te casados. El dar ilícitamente lo que no esde ustedes (recuerden: ‘no sois vuestros’[véase 1 Corintios 6:19]), y el dar sólo unaparte de aquello a lo que no puede seguir eldon de entregarse por entero es jugar a laruleta rusa emocional. Si persisten en obte-ner satisfacción física sin la aprobación del

cielo, corren el riesgo terrible de ocasionarun daño espiritual y sicológico tal que po-drían debilitar tanto su deseo de intimidadfísica como su capacidad para brindar mástarde una devoción incondicional al amorverdadero… El día de su boda, el mejorregalo que pueden hacer a su pareja eternaes su persona limpia y pura y digna de reci-bir a cambio esa misma pureza”1.

La fe nos saca de la oscuridad

Nuestra fe no es un montón de creen-cias y prácticas muy pesadas de llevar. Laspersonas que han salido de la oscuridad se dan cuenta de que la fe las sostiene. La fe no es pesada; la fe nos eleva y nos da alas para llevarnos a través de lugares ásperos. Como lo promete Isaías: “pero los que esperan a Jehová tendrán nuevasfuerzas; levantarán alas como las águilas;correrán, y no se cansarán; caminarán,

y no se fatigarán”(Isaías 40:31).

El salir de la oscuri-dad a la luz nos liberade la parte oscura denuestra alma, la cualproviene del temor,del desaliento y del pecado. Se puedereconocer a la persona

que ha salido de la oscuridad por su sem-blante y su actitud. El Salvador lo dice bien: “…yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”(Juan 10:10).

Desde el 11 de septiembre de 2001 nosha preocupado otra forma de tinieblas: lainfluencia de los terroristas y piratas aéreos.Ustedes están creciendo en un mundo dife-rente del mío. Durante años viajamos enaviones sin que se revisara nuestro equipajeo se pasara por detectores de metales.

18

El ser llamado a servir en una misión

de la Iglesia no es underecho, sino un pri-vilegio. El serviciomisional aporta gozo,pero no consiste enpasarlo bien y diver-tirse; es trabajo duro.

FOTO

GRA

FÍA

DE

UN

A ÁG

UIL

A ©

CO

MST

OC

K; D

EREC

HA

: FO

TOG

RAFÍ

A PO

R M

ATTH

EW R

EIER

, TO

MAD

A C

ON

MO

DEL

OS.

Page 21: Liahona Junio 2007

Mis queridos jóvenes amigos, sus enemigos no sonterroristas ni piratas aéreos. Algunos están entre los de su grupo de la misma edad —quizás incluso entre los que llaman amigos— quienes les alientan a liberarsede las restricciones y probar las drogas, el alcohol, laintimidad con alguien del sexo opuesto, o incluso delmismo sexo. Son los críticos, los disidentes y los escépti-cos, cualquiera que nos mantenga en la oscuridad y trate de impedir que encontremos la luz en nuestra jornadaeterna. Otros terroristas espirituales son los que nos incitan a mirar pornografía; son aquellas personas queno tienen valores. Están en las tinieblas, no tienen fe y no están dispuestas a buscar una fuente superior aellas para encontrar la solución a dudas y problemas.Algunas de esas personas son tan egotistas, tienen unaimagen tan inferior de sí mismas, y tan poca fe, que no conciben encontrar la luz y el conocimiento por ningún otro medio.

Convirtámonos en defensores de la fe

Todos nosotros deberíamos ser defensores de la fe; aldefenderla, salimos de las tinieblas y avanzamos hacia laluz. Ustedes, los jóvenes, comparten la responsabilidad

de proclamar la verdad del Evangelio restaurado; y sólo lo harán con eficacia si tratan de hacer el bien en su vidapersonal. Para hacerlo, necesitarán el entendimiento y eltestimonio de las doctrinas básicas de la Iglesia. Esos fun-damentos absolutos de nuestra fe son: Primero, que Jesúses el Cristo, el Hijo de Dios, el Redentor del mundo; ysegundo, que Dios el Padre y Su Hijo Jesucristo realmenteaparecieron al profeta José Smith y restauraron la plenituddel Evangelio y la Iglesia verdadera.

De eso se deducen los propósitos de la Iglesia:Primero, preparar a sus miembros para llevar una vidaperfecta. “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestroPadre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48).Segundo, alentar a los miembros a convertirse en uncuerpo de santos, unidos en fe y en obras, y fomentar en ellos el deseo de hacerlo. Tercero, proclamar el men-saje de la verdad restaurada al mundo. Cuarto, salvar anuestros muertos.

Quizá se estén preparando para servir en una misiónde tiempo completo. El ser llamado a servir en unamisión de la Iglesia no es un derecho, sino un privilegio. El servicio misional aporta gozo, pero no consiste en pasarlo bien y divertirse; es trabajo duro. En la sección

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 19

Page 22: Liahona Junio 2007

4 de Doctrina y Convenios se encuentra la admonicióndel Señor a los misioneros: “Por tanto, oh vosotros queos embarcáis en el servicio de Dios, mirad que le sirváiscon todo vuestro corazón, alma, mente y fuerza, paraque aparezcáis sin culpa ante Dios en el último día” (versículo 2).

Todo servicio misional presupone la dignidad personal.El Señor dice: “…Sed limpios, los que lleváis los vasos delSeñor” (D. y C. 38:42). Algunos de ustedes son dignos,pero por problemas de salud puede que no soporten elrigor físico del proselitismo en el campo misional. Tal vezencuentren otras oportunidades de prestar servicio queles traerán grandes bendiciones.

Aceptemos la Expiación

Hace algunos años, cuando el presidente Merrill J.Bateman, de la Presidencia de los Setenta, estaba enJapón, los misioneros le presentaron a un joven japonésque se acababa de unir a la Iglesia. Su familia no era cris-tiana, pero cuando él conoció a los misioneros, se inte-resó por el mensaje, aunque no entendía ni sentía lanecesidad de un Salvador y no tenía un testimonio delEvangelio. Un día, los misioneros decidieron mostrarle

una película sobre la Expiación. El joven la vio, peroseguía sin tener un testimonio.

“A la mañana siguiente se fue al trabajo; trabajaba enuna óptica haciendo anteojos… Llegó allí una ancianaque él recordaba haber visto hacía unas pocas semanas.Había quebrado sus anteojos y necesitaba unos nuevos.Cuando se había presentado anteriormente, no tenía suficiente dinero y se había ido para ahorrar más paracomprarlos. Al llegar ese día, volvió a mostrarle los ante-ojos y el dinero que ahora tenía. El joven se dio cuentade que todavía no le alcanzaba, pero pensó: ‘Yo tengo

algo de dinero y no hace falta que se lo diga a ella.

Yo puedo poner la diferencia que a ella le falta’. Le dijo que el dinero que tenía era suficiente, tomó sus anteojos y fijó una cita para que regresara cuando estu-vieran listos…

“Ella regresó más tarde y él tenía los anteojos listos; se los pasó y ella se los probó y exclamó… ‘¡Puedo ver!¡Puedo ver!’ Y empezó a llorar. En ese momento, él empe-zó a sentir que crecía en su pecho una cálida sensacióny dijo… ‘Entiendo. Entiendo’. Y se puso a llorar. Salió corriendo en busca de los misioneros. Cuando losencontró, les dijo: ‘¡Ya veo! ¡Se me han abierto los ojos!

20

OH

MI P

ADRE

,PO

R SI

MO

N D

EWEY

, CO

RTES

ÍA D

E AL

TUS

FIN

E AR

T, A

MER

ICAN

FO

RK, U

TAH

, SE

PRO

HÍB

E LA

REP

ROD

UC

CIÓ

N;

DER

ECH

A:

FOTO

GRA

FÍA

POR

CH

RIST

INA

SMIT

H, T

OM

ADA

CO

N M

OD

ELO

S.

Page 23: Liahona Junio 2007

Sé que Jesús es el Hijode Dios. Sé que la pie-dra de la tumba rodó yque en ese glorioso díade Pascua Él se levantóde los muertos. Él puedereponer la diferenciacuando yo no lo logresolo’”2.

Todos podemos ver mediante la luz de la inspiración, que es el Espíritu, el EspírituSanto, que alumbrará nuestro camino parasalir de la oscuridad y de las dificultades. El camino más seguro para salir de la oscu-ridad a la luz es la comunicación con nues-tro Padre Celestial, mediante el proceso conocido como la revelación divina. El presidente Wilford Woodruff (1807–1898)declaró: “Cada vez que el Señor ha tenidoun pueblo sobre la tierra que Él reconocecomo tal, ese pueblo ha sido guiado por revelación”3. La inspiración de Dios está a disposición de todo el que dignamentebusque la guía divina del Espíritu Santo.Esto se aplica de una manera más particu-lar a los que han recibido el don delEspíritu Santo.

La revelación continua

Aquellos que desean salir de la oscuridada la luz se deben asegurar de hacerlo enarmonía con la inspiración y la revelaciónque viene por medio de los profetas, viden-tes y reveladores. Amós nos dice: “Porque nohará nada Jehová el Señor, sin que revele susecreto a sus siervos los profetas” (Amós3:7). Estos profetas han estado en sintoníacon el mundo celestial a través de los siglos,con la responsabilidad de comunicar la pala-bra del Señor a los demás.

La mejor forma de que ustedes, los jóvenes, logren una mayor armonía con el Salvador es sostener a Su profeta

viviente en la tierra, el Presidente de laIglesia. Si no seguimos al profeta viviente,quienquiera que sea, estamos en peligro demorir espiritualmente.

Testifico que el proceso de la revelacióncontinua llega a la Iglesia con mucha fre-cuencia, a diario. Eso es necesario para quela Iglesia cumpla con su misión; sin ella fra-casaríamos. La Iglesia necesita en formaconstante la guía de su cabeza, el Señor ySalvador Jesucristo.

La revelación continua no será ni puedeser forzada por presiones externas de perso-nas ni de acontecimientos. No es lo que lla-man “revelación según el progreso social”, osea, las ideas que surgen al ir cambiando lasociedad. No se origina con los profetas;viene de Dios. La Iglesia está gobernada porel profeta bajo la inspiración, la guía y ladirección del Señor.

Mi creencia en la divina veracidad de laIglesia, y mi convicción de ello, abarca yalargo tiempo, desde que tengo uso de razón.Este testimonio se ha fortalecido a medidaque han pasado los años. El conocimientoseguro de las verdades del Evangelio lo recibíantes de ser llamado al santo apostolado y lohe reconfirmado muchas veces desde enton-ces. Les testifico a ustedes, los jóvenes, queel Evangelio contiene las respuestas a los desafíos y a los problemas de la vida. Es el camino seguro hacia la felicidad y el cumpli-miento de la promesa del Salvador, que es“paz en este mundo y la vida eterna en elmundo venidero” (D. y C. 59:23). ■De un discurso pronunciado en la charla fogoneradel Sistema Educativo de la Iglesia del 8 deseptiembre de 2002.

NOTAS1. Véase “La pureza personal”, Liahona, octubre de

2000, pág. 42.2. Véase “Alarguen las cuerdas de su tienda”, Liahona,

julio de 1994, pág. 74.3. The Discourses of Wilford Woodruff, sel. G. Homer

Durham, 1946, pág. 138.

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 21

Cuando el oculista le entregó los

anteojos a la mujer,ella exclamó: “¡Puedover! ¡Puedo ver!” En ese momento, élempezó a sentir quecrecía en su pechouna cálida sensacióny dijo… “Entiendo.Entiendo… ¡Se me hanabierto los ojos! Séque Jesús es el Hijo de Dios… Él puede reponer la diferenciacuando yo no lo logresolo”.

Page 24: Liahona Junio 2007

L I A H O N AL I A H O N A

NNo estás solo en este desafío. Todoscometemos errores y todos pode-mos caer si no tenemos cuidado.

Encontrarás algunas respuestas a tu preguntaen 1 Nefi 8, donde se describe la visión deLehi. A continuación detallamos algunascosas que vio Lehi que te pueden ser útiles:

Vio a personas “que se estaban apremian-do” en el camino estrecho y angosto, esdecir, que se esforzaban por ser fieles. Peroalgunos de ellos “se desviaron y se perdie-ron” (v. 23). Algunos llegaron al árbol de la vida, pero entonces “se avergonzaron a causa de los que se mofaban de ellos; y cayeron en senderos prohibidos y se per-dieron” (v. 28). Otros lograron el éxito: “llegaron y se agarraron del extremo de la barra de hierro; y siguieron hacia ade-lante, asidos constantemente a la barra dehierro, hasta que llegaron, y se postraron, y comieron del fruto del árbol” (v. 30). El fruto del árbol representa el amor deDios, las bendiciones de la expiación deJesucristo.

Observa lo que hicieron para lograr el

éxito. Si tú haces lo mismo, podrás superar elmiedo a desviarte.

1. Seguir adelante. Nefi explica: “…debéisseguir adelante con firmeza en Cristo, tenien-do un fulgor perfecto de esperanza y amorpor Dios y por todos los hombres. Por tanto,si marcháis adelante, deleitándoos en la pala-bra de Cristo, y perseveráis hasta el fin, heaquí, así dice el Padre: Tendréis la vida eter-na” (2 Nefi 31:20).

2. Asirse a la barra de hierro. Nefi dijoque la barra de hierro es “la palabra de Dios;y que quienes escucharan la palabra de Dios y se aferraran a ella, no perecerían jamás; nilos vencerían las tentaciones ni los ardientesdardos del adversario para cegarlos y llevarloshasta la destrucción” (1 Nefi 15:24).

3. Comer del fruto del árbol. Comer delfruto significa sentir el amor de Dios en lavida. Puedes orar para sentir ese amor y pue-des arrepentirte, lo que te permitirá recibirlas bendiciones de la Expiación en tu vida.

4. No prestar atención a los que se burlen

de ti por hacer lo correcto. En el sueño deLehi, se desviaron los que prestaron atencióna las personas del edificio espacioso que se

22

Preguntas yrespuestasPreguntas yrespuestas“He vuelto a la Iglesia y procuro empezar una nueva vida tras

haber cometido algunos errores, pero tengo miedo de caer otra vez.

¿Cómo puedo superar este miedo?”

Para superar el miedoa desviarte, “sigueadelante” por el cami-no estrecho y angosto.

Obedece la palabra deDios, que se encuentraen las Escrituras y enlas enseñanzas de losprofetas de los últimosdías.

Adora a Dios, procurasentir Su amor y arre-piéntete para que el Salvador pueda fortalecerte.

No prestes atención a las personas que seburlan de ti por tratarde hacer lo correcto.

Page 25: Liahona Junio 2007

burlaban. Ese edificio representa el orgullo y las creencias del mundo.Debido a que ese edificio no tenía fun-damento, “cayó, y su caída fue grandeen extremo” (1 Nefi 11:36). El orgullodel mundo es provisional; hacer lojusto te aportará bendiciones eternas.

El cumplir con estas cuatro pautaste permitirá edificar sobre el funda-mento del Evangelio de Jesucristo,“que es un fundamento seguro, unfundamento sobre el cual, si loshombres edifican, no caerán”(Helamán 5:12).

L E C TL E C T O R E SO R E SHace tres años me encontra-

ba apartado de la Iglesia.

Se me entristeció el corazón

debido a mis errores y deci-

dí regresar. Tenía miedo de

caer en el error, así que decidí ponerme

de rodillas y hacer lo que hacía tiempo

que ya no hacía: orar a nuestro Padre

Celestial. Le pedí que me ayudara a dejar

atrás las tentaciones para que el mal no

tuviera cabida en mi corazón, ya que des-

truye mi paz y entristece mi alma. Puse mi

confianza en el Señor para que iluminara

mi camino. Ahora siento paz en el cora-

zón. Si te sientes triste por tus pecados

y errores, lee 2 Nefi 4:17–35.

Élder John Sánchez, 21,

Misión Perú Piura

Tenemos tentaciones y

cometemos errores a diario,

a pesar de que seamos

miembros de la Iglesia. Pero

lo importante es que nos

arrepintamos con sinceridad por lo que

hayamos hecho y luchemos constantemen-

te contra la tentación y, por encima de

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 23

FOTO

GRA

FÍA

POR

CRA

IG D

IMO

ND

, TO

MAD

A C

ON

MO

DEL

O.

Page 26: Liahona Junio 2007

todo, que seamos dignos y oremos siempre y pida-

mos ayuda a nuestro Padre Celestial, ya que Él

nunca nos olvida. Si en verdad deseamos cambiar,

Él nos ayudará porque nos ama inmensamente.

Denise E., 18, Rancagua, Chile

Cuando tengas miedo, ora, ayuna y

sobre todo escudriña las Escrituras.

La palabra del Señor se encuentra

en ellas, así como las respuestas

a nuestras preguntas. Recuerda

que el Señor no da ningún mandamiento sin

prepararnos la vía para que podamos cumplirlo.

Y nos ama tanto que nos perdona cuando nos

arrepentimos.

Ana A., 16, Falcón, Venezuela

En primer lugar, tenemos que saber

que nuestro Padre Celestial nos ama

incluso cuando caemos. La clave es

levantarse y seguir intentándolo.

En segundo lugar, comprendamos

que el desaliento es el instrumento que emplea

Satanás para impedirnos lograr la verdadera

felicidad que sólo se halla en el Evangelio de

Jesucristo. Uno de los mejores trucos del diablo

consiste en acaparar nuestra atención y dirigirla

a los pecados o errores del pasado y al miedo

de que se produzcan de nuevo en el futuro. Esa

manera de pensar sólo sirve para impedirnos

seguir adelante y mejorar. Por último, mencionaré

una cita que aplico a la vida: “No dejemos que

el miedo de fallar el tiro nos impida participar

en el juego”. Somos Hijos de nuestro Padre y

con Su ayuda lograremos el éxito.

Chad C., 20, Utah, E.U.A.

En tus oraciones personales, expresa sinceramen-

te tu miedo a desviarte. Lee las Escrituras a dia-

rio para adquirir conocimiento del Evangelio y

sentir el Espíritu. Asiste a todas las reuniones de

la Iglesia, los viajes al templo y las actividades

que te resulten posibles a fin de sentir el Espíritu

con la mayor frecuencia posible. También sería

24

conveniente obtener el consejo de tu obispo y

el de tus padres.

Jaclyn B., 17, Kansas, E.U.A.

Entiendo cómo te sientes. He regresado a la

Iglesia y ahora participo activamente en todas

sus actividades, incluso en la obra misional. Una

de las lecciones que he aprendido es la de tener

una fe firme en Jesucristo. Si tenemos fe en Él,

nos ayudará a ser fuertes. Sé que Jesucristo

es nuestro único fundamento seguro, como se

enseña en Helamán 5:12.

Cheenee L., 17, Bulacan, Filipinas

Nuestro Padre Celestial nos ama y nos compren-

de. Sabe que no somos perfectos y que estamos

expuestos a caer. Sé que mi Padre Celestial me

ama y me da la fuerza para seguir adelante

mediante las Escrituras, la oración y el ayuno.

Cuando caemos, siempre podemos levantarnos

otra vez.

Celeste S., 20, Oslo, Noruega

Las respuestas tienen por objeto servir de ayuda yexponer un punto de vista, y no deben considerarsepronunciamientos de doctrina de la Iglesia.

S I G U I E N T E P R E G U N T A“¿Puedo probar el alcohol y el tabaco por lo

menos una vez, para saber por mí mismo cómo

son de verdad? Nunca volveré a hacerlo. ¿Qué

tiene de malo hacerlo si es sólo una vez?”

ENVÍENNOS SU RESPUESTA a la pregunta junto con

su nombre completo, fecha de nacimiento, nombre

del barrio y de la estaca (o de la rama y del distri-

to), y una fotografía suya (con el consentimiento

por escrito de sus padres para publicarla) a:

Questions & Answers 7/07

50 E. North Temple St., Rm. 2420

Salt Lake City, UT 84150-3220, E.U.A.

O por correo electrónico a:

[email protected]

Tengan a bien responder antes del 15 de julio

de 2007. ■

El poder de sus

convenios es

mayor que

el poder de la tenta-

ción. No permitan

que el temor por

las transgresiones

pasadas debilite su

determinación de

arrepentirse y aban-

donarlas. ¡Recuerden!

Dios ha prometido

salvarles ‘de mano

del enemigo, y…

[rescatarles] de

mano del adversario’

(Salmos 106:10)”.

Élder Jeffrey R. Holland,del Quórum de los DoceApóstoles, “Lo que deseoque todo miembro nuevosepa y que todo miembroexperimentado recuerde”,Liahona, octubre de 2006,pág. 14.

Page 27: Liahona Junio 2007

la valentía de la fe. La valentía de la fe es la valentía del pro-greso. Los que poseen esacualidad divina siguen ade-lante; no se les permiteestar quietos aunque quisie-ran. No son simplemente cria-turas de su propio poder y de su propia sabiduría; son instrumentos de una ley máselevada y de un propósito divi-no” (Enseñanzas de los

Presidentes de la

Iglesia: Joseph F.

Smith, pág. 114).

¿Cómo puedo serle

útil al Señor si

permanezco firme

e inmutable?

D. y C. 84:106:

“…si de entre voso-tros uno es fuerte en el Espíritu, lleveconsigo al que es débil… para que sehaga fuerte también”.

Anne C. Pingree, Segunda

Consejera de la Presidencia

General de la Sociedad de Socorro:

“El Señor explicó que los que ‘seránrecibidos en su iglesia por el bautis-mo’ serán, en parte, los ‘que esténdispuestos a tomar sobre sí el nom-

bre de Jesucristo, con ladeterminación de servirle

hasta el fin’. Eso significapermanecer ‘fir-mes e inmutables,

abundando siempre

Por medio de la ora-

ción, lea este mensaje

y seleccione los pasa-

jes de las Escrituras y

las enseñanzas que

satisfagan las necesidades de las her-

manas a las que visite. Comparta sus

experiencias y su testimonio e invite

a las hermanas a las que enseñe a

hacer lo mismo.

¿Qué significa ser firme e

inmutable?

Presidente Gordon B. Hinckley:

“Es de enorme importancia que lasmujeres de la Iglesia defiendan de unmodo firme e inquebrantable lo quees correcto y digno… Deben comen-zar en sus propios hogares. Puedenenseñarla [la rectitud] en sus clases.Pueden expresarla en sus comunida-des” (“El permanecer firmes e inque-brantables”, Reunión mundial de

capacitación de líderes, enero de2004, pág. 20).

Presidente Joseph F. Smith

(1838–1918): “Después de que haya-mos hecho todo cuanto podamos porla causa de la verdad y de que haya-mos resistido el mal que los hombresnos hayan ocasionado… todavía tene-mos el deber de seguir firmes. No podemos darnos por vencidos; no debemos postrarnos… El mantenersefirme frente a una aplastante oposición, cuando uno hahecho todo lo que hapodido, es poseer

en buenas obras’ todos los días denuestra vida… Se nos pedirá hacertodo lo que podamos y, en algunoscasos, aún más de lo que sepamoshacer” (“Crecer en el Señor”,

Liahona, mayo de 2006, págs. 74, 76).

Élder Richard G.

Scott, del Quórum de

los Doce Apóstoles:

“Ni remotamente se imaginan lo quelograrán en la vida

por esa decisión deobedecer fielmente

al Señor. La inquebran-table determinación quetomen de vivir rectamen-te los ligará a una inspi-

ración y a un poder quevan más allá de lo quepuedan entender… Ypor ese poder divinopodrán ser un instru-

mento en las manos de Diospara lograr lo que no podríanlograr solos” (“Cómo tomar ladecisión correcta”, Liahona,

julio de 1991, págs. 35–37).Presidente James E. Faust,

Segundo Consejero de la Primera

Presidencia: “Felicito a cada una deustedes por sus labores de rectitud de cada día. Aunque sean pocos losque se den cuenta de las obras queustedes realizan, éstas están inscritasen el libro de la vida del Cordero, el cual será abierto un día para ser testigo de su dedicado servicio, de su devoción y de sus hechos como‘instrumentos en las manos de Diospara realizar esta gran obra’ [Alma26:3]” (“Instrumentos en las manosde Dios”, Liahona, nov. de 2005, pág. 114). ■

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 25

Convirtámonos en un instrumentoen las manos de Dios permane-ciendo firmes e inmutables

M E N S A J E D E L A S M A E S T R A S V I S I T A N T E S

BORD

E ©

ART

BEAT

S; F

OTO

GRA

FÍAS

PO

R C

RAIG

DIM

ON

D, T

OM

ADAS

CO

N M

OD

ELO

S.

Page 28: Liahona Junio 2007

“Porque amó mucho”(Lucas 7:47)

Arriba: Dará a luz un hijo, por LizLemon Swindle. “He aquí, una virgen[María] concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que tra-ducido es: Dios con nosotros” (Mateo1:23; véanse los versículos 18–25).

Arriba a la derecha: El agua viva,por Simon Dewey. “Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber;tú le pedirías, y él te daría agua viva”(Juan 4:10; véanse los versículos 6–30).

26

© L

IZ L

EMO

N S

WIN

DLE

, FO

UN

DAT

ION

ART

S, S

E PR

OH

ÍBE

LA R

EPRO

DU

CC

IÓN

.C

ORT

ESÍA

DE

ALTU

S FI

NE

ART,

AM

ERIC

AN F

ORK

, UTA

H, S

E PR

OH

ÍBE

LA R

EPRO

DU

CC

IÓN

.

Mujeres del Nuevo Testamento

Page 29: Liahona Junio 2007

Izquierda: La paz, no como el mundo la da, por Michael T. Malm. “Entoncesel reino de los cielos será semejante adiez vírgenes que tomando sus lámparas,salieron a recibir al esposo…

“mas las [vírgenes] prudentes toma-ron aceite en sus vasijas, juntamente consus lámparas” (Mateo 25:1, 4; véanse losversículos 1–13).

Arriba: María escuchó Su palabra,por Walter Rane. “Respondiendo Jesús,le dijo: Marta, Marta, afanada y turbadaestás con muchas cosas.

“Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, lacual no le será quitada” (Lucas 10:41–42;véanse los versículos 38–42).

Arriba: Lo abandonaron todo,por Elspeth Young. Priscila y su esposo,Aquila, eran judíos exiliados que vivían en Corinto, Grecia. El apóstol Pablo per-maneció con ellos durante su segundoviaje misional. A semejanza de muchosotros creyentes de la época del NuevoTestamento, Aquila y Priscila lo abandona-ron todo por la causa del Evangelio. AquíPriscila medita en abandonar Corintopara marcharse a Efeso. (Véase Hechos18:1–3, 18–19; Romanos 16:1–3.)

CO

RTES

ÍA D

EL M

USE

O D

E H

ISTO

RIA

Y AR

TE D

E LA

IGLE

SIA

.

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 27

Page 30: Liahona Junio 2007

28

Arriba: La buena parte, por ElspethYoung. María, Marta y Lázaro, de Betania,eran hermanos de sangre y discípulosdevotos del Salvador. En cierta ocasión,“Marta le recibió [a Cristo] en su casa.

“Esta tenía una hermana que se llama-ba María, la cual, sentándose a los pies deJesús, oía su palabra” (Lucas 10:38–39).

Cristo dijo al respecto: “…María haescogido la buena parte, la cual no le seráquitada” (Lucas 10:42).

Arriba a la derecha: Discipulado,por Elspeth Young. “Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía” (Hechos 9:36; véanse los versículos 36–43).

© LIZ LEMON SWINDLE, FOUNDATION ARTS, SE PROHÍBE LA REPRODUCCIÓN.

Page 31: Liahona Junio 2007

Izquierda: Detalle de La ofrenda de laviuda, por Liz Lemon Swindle. “Vio tam-bién a una viuda muy pobre, que echabaallí dos blancas.

“Y dijo: En verdad os digo, que estaviuda pobre echó más que todos” (Lucas21:2–3; véanse los versículos 1–4).

Arriba a la izquierda: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?,por Jan Astle. “El primer día de la sema-na, muy de mañana, vinieron al sepulcro[María Magdalena y otras mujeres]…

“Y hallaron removida la piedra delsepulcro…

“…Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararonjunto a ellas dos varones con vestidurasresplandecientes…

“…[y] les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?

“No está aquí, sino que ha resucita-do” (Lucas 24:1–2, 4–6; véanse los versículos 1–13).

Arriba: Detalle de El toque de la fe,por Simon Dewey. “Y he aquí una mujerenferma de flujo de sangre desde hacíadoce años, se le acercó por detrás y tocóel borde de su manto;

“porque decía dentro de sí: Si tocaresolamente su manto, seré salva” (Mateo9:20–21; véanse los versículos 18–22). ■

CO

RTES

ÍA D

E AL

TUS

FIN

E AR

T, A

MER

ICAN

FO

RK, U

TAH

, SE

PRO

HÍB

E LA

REP

ROD

UC

CIÓ

N.

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 29

Page 32: Liahona Junio 2007

P O R J O S E P H S TA P L E S

Mi primer encuentro con un obispo Santo de losÚltimos Días se produjo antes de ser miembro dela Iglesia. Tenía 17 años y me veía sometido a la

confusión, la duda y la ansiedad propias de muchos estu-diantes durante su último año de la escuelasecundaria. Un sábado por la mañana, mepuse a contarle todas mis penas a mi mejoramigo. Aunque él tenía buenas intencio-nes, no me dio muchas respuestas, pero símencionó algo que se convertiría en algomuy trascendental. “A veces, cuando no sélo que debo hacer”, dijo, “hablo con miobispo”.

“¿Tu obispo? ¿Quién es?”, le pregunté.“Es la persona que dirige mi barrio”,

respondió mi amigo.Ahora me doy cuenta de que lo que dije

después fue un claro susurro del Espíritu,pero en aquel momento me pareció la pre-gunta más inverosímil, viniendo de la bocade un joven de 17 años como yo. “¿Creesque querría hablar conmigo?”, le pregunté.

Mi amigo dijo que llamaría a su obispo y que me llama-ría a continuación. Muy pronto, se fijó una cita para mástarde, esa misma mañana, en casa del obispo.

No sabía con qué me encontraría. Cuando estacioné elauto frente a la modesta casa de un solo piso, me sorpren-dió la normalidad del ambiente: bicicletas en la entrada, el césped bien cortado. Pero me sorprendió aún más elhombre que me saludó en la puerta, que llevaba puesta

una bonita camisa informal. Me sonrió y dijo: “Hola, usteddebe de ser Joe. Soy el obispo Maxwell. Por favor, pase”.Mientras caminábamos por el interior de la casa hacia supequeña oficina, mi mente procuraba buscar justificación

a todo. “¿No tendría que ser algo diferen-te la casa de un obispo?”, me pregunté.“¿No debería llevar puestos unos hábitosreligiosos o algo así?”

Durante los siguientes 45 minutos, loque vi fue un hombre compasivo, alguienque mostró un interés sincero por misdificultades; un hombre inspirado dis-puesto a dedicar algo de su preciosotiempo un sábado por la mañana paraayudar a alguien, a cualquiera, ya fuera desu religión o no, a que tomara decisionesy sacara conclusiones.

Han pasado más de 25 años desde esareunión. No recuerdo ningún consejo enconcreto de los que el obispo me hayadado aquella mañana, pero todavía

recuerdo vívidamente la asombrosa claridad y el alivio demi carga que experimenté al salir de su casa. No sería sinomuchos años después cuando me daría cuenta de queaquella reunión fue una de mis primeras experiencias conla influencia del Espíritu.

Me uní a la Iglesia tiempo después ese mismo año. Miamigo Bill, que me puso en contacto con el obispo Maxwell,me bautizó. El obispo estuvo presente en el servicio. Mástarde serví en una misión, me casé con una hermosa joven

30

Apoyemos a nuestro obispo

Qué bendicióntan grandetenemos de que

el Señor estime conve-niente proporcionar-nos obispos llenos deamor, devoción e inte-rés para pastorear alas familias de nuestrobarrio. Podemos soste-nerlos y ayudarles connuestro apoyo y nues-tras acciones positivas.

Page 33: Liahona Junio 2007

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 31

en el templo, con la presencia del obispoMaxwell como testigo, y ahora tengo cincohijos maravillosos.

El élder L. Tom Perry, del Quórum de losDoce Apóstoles, prometió que “si apoyamosa los obispos, aprendemos a ser consideradoscon ellos y oramos por su bienestar, seremosbendecidos bajo su liderazgo y tendremos laoportunidad de seguir sus consejos mientrasellos reciben la inspiración para conducir,guiar y dirigir los barrios de la Iglesia”1.

Me he dado cuenta de que podemostomar la iniciativa para cumplir con nuestraresponsabilidad de apoyar y sostener a nues-tro obispo (o presidente de rama). Las seissugerencias que siguen a continuación apor-tan guía para lograr ese objetivo.

Respetar el tiempo que él dedica a su familia

Su obispo normalmente dejará cualquieractividad que esté desempeñando para ayu-dar a uno de los miembros de su barrio que

lo necesite. Conoce su responsabilidad comopastor del rebaño y se esfuerza mucho porcumplir con su sagrada mayordomía, y pron-to se acostumbra a que se le reclame envarios sitios a la vez.

Su obispo es también esposo y, en la mayo-ría de los casos, también padre, y con frecuen-cia un padre con hijos a su cargo en el hogar,que necesitan su guía y atención. Al procurarla guía de nuestro obispo, debemos ser cons-cientes y considerados con su tiempo para lafamilia y su responsabilidad de proveer para suhogar. Si bien nunca debemos dudar en llamaral obispo cuando verdaderamente necesite-mos su ayuda, aún así podemos preguntar-nos: “¿Es esto urgente o puede esperar?” o,“¿Hay otra persona, como un maestro orien-tador, que podría ayudarme igualmente?” Porsupuesto, las cuestiones de dignidad debentratarse solamente con nuestro obispo o pre-sidente de rama.

Hablando de los obispos y de otros líderes

A l procurar la guía denuestro obis-

po, debemos serconscientes y consi-derados con su tiem-po para la familia ysu responsabilidadde proveer para suhogar.

FOTO

GRA

FÍAS

PO

R M

ATTH

EW R

EIER

, TO

MAD

AS C

ON

MO

DEL

OS.

Page 34: Liahona Junio 2007

de la Iglesia y de las cargas específicas que por-tan, el élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, declaró: “Testifico delhogar, de la familia y del matrimonio, las pose-siones humanas más preciadas de nuestravida. Testifico de la necesidad de protegerlas ypreservarlas mientras encontramos el tiempo y la forma de servir fielmente en la Iglesia”2.

El obispo siempre estará anhelosamenteconsagrado a la obra del Señor, lo que incluyededicar tiempo a sus llamamientos eternos deesposo y padre. Con una planificación consi-derada por nuestra parte, podemos convertir-nos en un gran apoyo ayudando al obispo aadministrar su enorme y exigente trabajo.

Aligerar su carga

Hay algunas responsabilidades que el obis-po no puede delegar. Entre ellas se incluyenla administración de las medidas disciplina-rias formales de la Iglesia, el ajuste de diez-mos, la dispensa de ayuda según el plan debienestar y la atención a las confesiones delos miembros del barrio que se arrepientan.Sin embargo, más allá de esas responsabilida-des, existen muchas cosas que se pueden

delegar apropiadamente en otras personaspara aligerar la carga del obispo, como laatención a los miembros necesitados delbarrio, la planificación de actividades socialesy la ayuda en cuestiones relativas al empleo.

Cuando los maestros orientadores y lasmaestras visitantes atienden adecuadamentea sus respectivas familias asignadas, cuandolos líderes de grupo y de quórum y los presi-dentes de las organizaciones auxiliares ejer-cen su llamamiento con rectitud, el obispopuede concentrarse en aquellas actividadesque sólo él puede desempeñar. Si deseamosapoyar al obispo y aligerar su carga, seamosdiligentes en cumplir con las responsabilida-des que se nos hayan asignado.

Respetar el oficio

A algunos nuevos obispos les resulta difícilpasar por la transición de ser sólo un miem-bro del barrio a convertirse en el líder delmismo. Se dan cuenta de que en la mayoríade los casos hay otras personas igualmenteaptas para servir. Incluso, al recibir la confir-mación de que el Señor les ha escogido paraesta asignación, aceptar el manto puede

32

Cuando losmaestrosorientadores

y las maestras visi-tantes atienden ade-cuadamente a susrespectivas familiasasignadas, el obispopuede concentrarseen aquellas activida-des que sólo él puededesempeñar.

Page 35: Liahona Junio 2007

resultarles tan incómodo como le resultó a David ponersela armadura del rey para enfrentarse a Goliat.

El oficio de obispo es un llamamiento sagrado que elSeñor confía a cierta persona de cada barrio en un momen-to determinado. Podemos ayudarle mostrando respeto porel oficio. Llamémosle “obispo” en vez de utilizar su nombrede pila o un título vulgar o informal. Mostremos respeto ennuestra manera de tratarle, y le ayudaremos a asumir conmás éxito el manto tan real que el Señor le ha confiado.

Orar por él

Las Escrituras enseñan: “…las ofrendas de vuestras ora-ciones han subido a los oídos del Señor” (D. y C. 88:2).Cuando oramos por nuestro obispo, el Señor nos escuchade verdad. Y cuando oramos por él en la oración familiar,enseñamos a nuestros hijos los importantes principios dela fe, la obediencia y la confianza. Muchos obispos testifi-can de la fortaleza que han recibido mediante las oracionesde los miembros de su barrio.

Aceptar cumplir con lo que nos pida y seguir su consejo

El obispo es un representante del Señor Jesucristo y nospuede encomendar ciertos desafíos; nos puede llamar aservir en llamamientos que nos saquen de nuestra zona decomodidad; nos puede pedir que nos esforcemos y demosde nosotros mismos. Por nuestro bien, por el de él y paraedificar el reino del Señor sobre la tierra, debemos seguirel consejo del obispo y aceptar y magnificar los llamamien-tos que nos extiendan él o sus consejeros.

Ofrecer apoyo y no juicio

Los obispos, como todas las personas, son humanos.Cada uno tiene diferentes puntos fuertes y estilos de lide-razgo. Como miembros, no debemos comparar a un obis-po con otro, sino reconocer que nuestro obispo hace todolo que puede por cumplir con lo que el Señor espera de él.Debemos alabar, no juzgar, y estar resueltos a no participaren críticas ni chismes.

Hace unos años, se me llamó como obispo. Durantelos varios años en que serví en ese llamamiento, experi-menté un gozo de los más abundantes de toda mi vida: el gozo de entrevistar a niños de ocho años llenos de entusiasmo por el bautismo y la confirmación, el de tra-bajar con los hombres y las mujeres jóvenes en su prepa-ración para servir en una misión, y el de enseñar acercade las grandes bendiciones del templo a las parejas quese preparaban para el matrimonio eterno. Durante esaépoca, en innumerables ocasiones, pensé en el obispo

Maxwell. Su influencia en mi vida será eterna.Qué bendición tan grande tenemos de que el Señor

estime conveniente proporcionarnos obispos llenos deamor, devoción e interés para pastorear a las familias denuestros barrios. Su llamamiento es difícil y su cargapuede resultar pesada a veces, pero tenemos una granoportunidad de sostenerle y ayudarle con nuestro apoyoy nuestras acciones positivas. ■

NOTAS1. “El cargo de obispo”, Liahona, enero de 1983, pág. 52.2. “Llamados a servir”, Liahona, nov. de 2002, pág. 38.

A L I G E R E N L A C A R G A D E S U O B I S P O“Todos… rendimos cuenta a un obispo

o a un presidente de rama. Enorme es el

peso que ellos llevan sobre sus hombros,

e invito a todo miembro de la Iglesia a

hacer todo lo posible para que resulten

más livianas las cargas que tienen nuestros obispos y

presidentes de rama en su labor.

“Debemos orar por ellos; ellos necesitan ayuda al

llevar esa pesada carga. Podemos apoyarles más y ser

menos dependientes de ellos; podemos ayudarles de

muchas maneras y agradecerles todo lo que hacen

por nosotros”.

Presidente Gordon B. Hinckley, “Los pastores de Israel”, Liahona,nov. de 2003, pág. 60.

L O S O B I S P O S TA M B I É N T I E N E N S U S L Í M I T E S“No hay nada en todo el mundo que

pueda compararse al oficio del obispo

en La Iglesia de Jesucristo de los Santos

de los Últimos Días. Con excepción de

los padres, el obispo tiene la mejor

oportunidad para enseñar y disponer que se enseñen

las cosas de mayor significado… Pero tengan cuidado

de no exigir demasiado de su tiempo. Hay límites en lo

que un obispo puede hacer. Los miembros de un obispa-

do necesitan dedicar tiempo a ganarse la vida y a aten-

der a sus respectivas familias”.

Presidente Boyd K. Packer, Presidente en Funciones del Quórum de los Doce Apóstoles, “El obispo y sus consejeros”, Liahona, julio de 1999, págs. 71–72.

Page 36: Liahona Junio 2007

¿El fútbol o l

34

FOTO

GRA

FÍAS

CO

RTES

ÍA D

E LA

FAM

ILIA

QU

EIRO

Z.

C

¿El fútbol o lP O R A L E X A N D R E M A C H A D O V A S C O N C E L O S

C omo les sucede a otros futuros misioneros, LohranSaldanha Queiroz tuvo que decidir si serviría o noen una misión. Pero además de decidir si debía

dejar la escuela, el trabajo, la familia y los amigos durantedos años, Lohran se enfrentó a otra decisión difícil: ¿servir

en una misión o aprovechar la oportunidad de jugarprofesionalmente al fútbol en Brasil?

Lohran, miembro del Barrio Barra da Tijuca,Estaca Jacarepaguá, Río de Janeiro, Brasil,

lleva el fútbol en la sangre. A su padre,Milton, se le conoce como “Tita” en

todo Brasil. Jugó profesionalmenteen cinco países y ganó muchos

títulos. Llegó a ser el máximogoleador del estado y jugó

en el equipo nacional.Tita se dio cuenta

del talento de su hijodesde muy joven.

“Crecí con una pelo-ta de fútbol siem-

pre cerca de mí”, recuerdaLohran. “Mi

padre siempre meha animado. Comencé a

acompañarle a sus entrena-mientos cuando tenía tres o

cuatro años y he seguido en con-tacto con jugadores profesionales

desde entonces”.Lohran comenzó sus entrenamien-

tos formales a los 6 años en México, paísen el que jugaba su padre en aquella época;

a los 12 ya jugaba en competiciones importantescon los mejores jugadores de Brasil, y a los 17 entró

en la liga de juveniles, la perfecta plataforma para dar el

Page 37: Liahona Junio 2007

salto al fútbol profesional. Lohran parecía destinado a estar entre los grandes del fútbol, pero pronto cumpliría18 años y comenzó a pensar seriamente en el serviciomisional.

Lohran explica el dilema: “Quería ser jugador de fútboly quería ser misionero. En el mundo del fútbol, se espera que los jugadores pasen directa-mente del equipo juvenil a la liga profe-sional. Dejar de jugar durante dosaños y después pretender que lecontraten a uno a los 21 añosresulta casi inconcebible”.

A los 17 años, Lohran tomó ciertas decisiones que le condujeron a lo que él considera elcomienzo de su conver-sión. Se fijó la meta de leer el Libro deMormón diariamen-te, de ayunar y de orar. Asistió a la Mutual, a las charlas fogo-neras y a otrasactividades de la Iglesiacon mayor

o la misión?la misión?

Page 38: Liahona Junio 2007

frecuencia, y cuando comenzó a trabajar conregularidad con los misioneros, experimentóun gran amor por las personas que visitaba ypor las cuales oraba. Deseaba que disfrutarande las bendiciones del Evangelio. Su deseo deservir en una misión empezó a crecer. Pero,¿cuándo sería el mejor momento para servir?¿Y qué sería de su carrera futbolística tras unainterrupción de dos años?

Lohran procuró averiguar la voluntad deDios mediante el ayuno y la oración. Aquellamisma semana, vio el último número de la revista Liahona en su casa y comenzó ahojearlo. Le atrajo el artículo “Sueños sobrehielo”, que trataba de Chris Obzansky, quieninterrumpió una prometedora carrera en el patinaje sobre hielo para servir en una misión a los 19 años, con lo cual perdió laoportunidad de competir en las Olimpíadasde Invierno de 2006.

Una parte del artículo le llamó en particu-lar la atención: Mientras Chris se hallaba enla reunión sacramental escuchando el discur-so del presidente de los Hombres Jóvenesacerca de su propio llamamiento misional, el Espíritu le susurró: “Debes servir en unamisión cuando cumplas 19 años o vas a teneruna vida dura”. Chris dijo: “El mensaje fuetan claro que me di vuelta para ver si habíaalguien ahí. La impresión volvió más fuerteunas diez veces más y sabía que tenía que irme a la misión”1.

Lohran sonríe. “Cuando leí aquello, sentíque se había escrito para mí. Los 19 años esla edad prescrita por el Señor. Me di cuenta

de que ésta era la respuesta que necesitaba,y fue como sime quitaranun enormepeso de en-cima”. Elmomento deservir para Lohran en unamisión era ahora. Habló con su obispo,hizo los preparativos necesarios y nuncaechó la vista atrás. “Ni siquiera me fue difíciltomar la decisión de dejar atrás el fútbol”,dice, “porque supe que era el momento de hacerlo”.

Lohran sirvió en la capital de su país, en laMisión Brasil Brasilia. Le llamaban “el élderFeliz” por su entusiasmo contagioso. “Mesiento excepcionalmente feliz sirviendo a losdemás, compartiendo con ellos lo que sé quees verdadero”, dice. “Es una gran satisfacciónver cómo cambia la vida de las personas des-pués de conocer el Evangelio”.

No obstante, como todos los misioneros,también experimentó momentos difíciles.“Obviamente, en la vida misional no todo es de color rosa”, dice. “Hay dificultades,momentos de debilidad y soledad, pero todoeso no es nada en comparación con los teso-ros de la misión. Son años que nunca olvida-ré, que siempre llevaré en la mente, y lo quees más, en el corazón”.

Hace unos meses terminó su misión con éxito. Al encontrarse de nuevo en casa,se ha incorporado a un equipo de fútbol de Río de Janeiro y cree que se le presen-tarán aún más oportunidades de continuarcon su carrera futbolística. Con gran fe dice: “Ahora estoy a la espera de que lle-guen oportunidades, las oportunidades con las que nuestro Padre Celestial deseebendecirme”. ■

NOTA1. Citado en Shanna Ghaznavi, Liahona, enero de

2004, págs. 45–46.

36

Páginas anteriores:

Lohran cambió el uni-

forme de su equipo de

fútbol por la camisa

blanca y la corbata

misionales. Abajo:

Lohran demuestra

sus aptitudes atléticas

a temprana edad.

Arriba a la derecha y

abajo: Lohran con su

padre y el equipo de

su padre.

Page 39: Liahona Junio 2007

En Brasil, el deporte predilecto de todo el mundo es el fútbol, y no hay acontecimiento deportivo más grande que el Mundial; así que, cuando

Fabiana Silva, miembro del Barrio Brasil, Estaca Vitória da Conquista, ganó un concurso y se le premió con un viaje al Mundial de 1998 en Francia, estaba entusiasmadísi-ma. Lo que no sabía es que esto se convertiría en unaoportunidad misional.

A los otros ganadores del concurso no les pasaroninadvertidas las normas de Fabiana a medida que asis-tían a cada partido de fútbol hasta la final de Brasil con-tra Francia. Respetaban su modestia en el vestir, suactitud positiva y su manera correcta de hablar. Sinembargo, ese respeto se tornó en incomprensióncuando les dijo que no asistiría a la final porquetendría lugar en domingo.

A pesar de la presión e incluso de la burla delgrupo, Fabiana se mantuvo firme. El domingo se

quedó leyendo las Escrituras en su habitación del hotel, ya que no sabía dónde encontrar una capilla local. Brasilperdió el partido y el grupo regresó a su país.

Unas semanas más tarde, Fabiana tuvo la sorpresa derecibir una carta de Fábio Fan, uno de los ganadores delconcurso que vivía en otra región del país en la que decíaque había quedado impresionado por sus principios y queestaba investigando la Iglesia. Más tarde le envió otra carta;¡se había bautizado! A partir de ahí, Fábio guió a otrosmiembros de su familia a la Iglesia y sirvió en una misión.

Fabiana también sirvió en una misión en Campinas,Brasil, para la cual se encontraba bien preparada porqueya había aprendido que “el mejor folleto que podemos

ofrecer es lo bueno de nuestra propia vida”1 y el ejemploque demos. ■

NOTA1. Gordon B. Hinckley, “Apacienta mis ovejas”, Liahona,

julio de 1999, pág. 121.

ME PERDÍ LA FINAL DELMUNDIAL

P O R S U Z A N A A LV E S D E M E L OILUSTRACIÓN POR DANIEL LEWIS

Page 40: Liahona Junio 2007

Seis maneras mediante las que

llevamos a cabo noches de hogar

familiares significativas.

P O R R A Q U E L M . G A R C Í A - R E B U TA R

Según mi experiencia, no existe problema tan grandeque una familia firmemente fundada en los princi-pios del Evangelio no pueda sobrellevar o superar.

Teniendo eso en mente, mi esposo y yo nos hemos dadocuenta del tremendo poder de una provechosa noche dehogar. A medida que nos esforzamos por que cada noche

de hogar resulte una experien-cia agradable y edificante,

sentamos las bases deun hogar feliz.

Alrededor de unaño después de quemi esposo y yo nos

casamos, las tres hijaspequeñas de mi herma-no menor vinieron a vivir con nosotros. Lahermana menor de

mi esposo y unaamiga mía también

pidieron que

les permitiéramos quedarse con nosotros durante untiempo y, dado que no teníamos hijos, les recibimos atodos. De repente, ya no éramos sólo una pareja, sinouna gran familia.

Antes de eso, mi esposo y yo no nos tomábamos dema-siado en serio la idea de efectuar la noche de hogar, por-que éramos sólo nosotros dos; pero ahora que éramos unagran familia, decidimos poner en marcha el programa encasa como era debido.

Desde nuestra primera noche de hogar juntos, nues-tros lunes dejaron de ser lo mismo, así como nuestra vida,gracias a aquellas maravillosas experiencias. Nuestra casa,habitualmente muy silenciosa, comenzó a llenarse demúsica. Las niñas que no sabían leer empezaron a apren-der a hacerlo y a disfrutar con ello. Los de la familia queeran tímidos y no se atrevían a aceptar las asignacionescobraron confianza y se mostraron ansiosos por partici-par, llegando incluso a ofrecerse para presentacionesespeciales. Durante la semana, todo el mundo estaba ilusionado hablando de lo que habíamos hecho el lunesanterior y de lo que nos tocaría hacer el lunes siguiente. El entusiasmo aumentaba a medida que se acercaba ellunes y los miembros de la familia se mantenían ocupa-dos preparando sus “grandes sorpresas”.

La promesa de una noche de hogar alegre y placenterase convirtió incluso en una motivación para que todoscumplieran con sus tareas del hogar. Cada noche de hogaraportaba perspectivas y descubrimientos que enriquecíannuestra vida.

A continuación hay una lista de ideas que nos sirvieronpara lograr que nuestra noche de hogar familiar resultaraprovechosa y eficaz:

1Planificar. Nos reuníamos con regularidad, en familia,para decidir los temas semanales, y acordamos que

formularíamos un nuevo plan cada tres meses.

Nos convirtióen una familia

IZQ

UIE

RDA

: FO

TOG

RAFÍ

A PO

R D

ANIL

O S

OLE

TA, T

OM

ADA

CO

N M

OD

ELO

; D

EREC

HA

: FO

TOG

RAFÍ

AS P

OR

EMIL

Y LE

ISH

MAN

Y J

OH

N L

UKE

; EL

SEÑ

OR

JESU

CRI

STO

,PO

R D

EL P

ARSO

N.

Page 41: Liahona Junio 2007

realce al objetivo de cada noche. Al principio,mi esposo y yo nos asegurábamos de quecada actividad guardara relación con el temay el objetivo, pero muy pronto hasta losmiembros más jóvenes de la familia aprendie-ron a hacerlo también.

Por ejemplo, después de una lección titu-lada “Mostrar aprecio por nuestra familia”, lapersona que dirigía nos pidió que nos sentá-ramos en círculo y escucháramos palabras deaprecio expresadas por todos. Después nosseparamos de dos en dos e hicimos una listade los beneficios que obtendríamos al apren-der a apreciarnos unos a otros.

2Incluir a todo el

mundo. Cada unotenía una asignación, que

podía ser planificar los temas y las activida-des, asignar a alguien para que diera la lec-ción o servir como líder de la noche de hogarde la semana en cuestión. Los más tímidos ynerviosos recibían un mayor apoyo y ayudapara asegurarnos de que cumplieran sus asig-naciones con éxito y para que se dieran cuen-ta de la importancia de su aporte a la nochede hogar.

3Crear un programa estructurado pero

flexible. Llevábamos un cuaderno denotas en el que apuntábamos nuestros temassemanales y lo que sucedía en cada noche dehogar. Eso nos sirvió para recordar las leccio-nes, los juegos, las actividades y lostemas que ya habíamos utilizado y nosfacilitaba la tarea del seguimiento de lasasignaciones anteriores. La persona quedirigía se encargaba de anunciar el temade la siguiente semana, de dar las asigna-ciones para la siguiente noche de hogar yde apuntarlas. Esa persona también recor-daba a cada uno su asignación para la próxi-ma noche de hogar.

4Satisfacer las necesidades y los intere-

ses de los miembros de la familia. Lostemas, las lecciones, las actividades e inclusolos juegos se escogían con detenimiento paraque se adaptaran a las necesidades específi-cas de la familia y mantuvieran el interés delos participantes durante la velada. A propósi-to, todos los elementos tenían una relaciónentre sí, a fin de que juntos proporcionaran

JUNIO DE 2007

DO LU MA MI JU VI SA

1 2

3 4 5 6 7 8 9

10 11 12 13 14 15 16

17 18 19 20 21 22 23

24 25 26 27 28 29 30

Page 42: Liahona Junio 2007

5Ser constantes y

dedicados. Quizáuno de los mayores fac-

tores del éxito de nues-tra noche de hogarhaya sido nuestra constan-cia en llevarlas a cabo y en incluir a todaslas personas. Siempre nos mostrábamos

dispuestos a ayudar en cualquier momento a la persona que fuera. Durante la semana,observábamos si alguien necesitaba ayuda ydedicábamos tiempo a averiguar la manera deayudarles. Si había recomendaciones o peticio-nes que acordábamos poner en marcha en los días siguientes, colocábamos recordatoriosen las paredes y preparábamos listas de seguimiento.

6Utilizar los recursos disponibles. Teníamosayudas didácticas, manuales de referencia

y otros materiales de consulta disponibles ennuestra biblioteca familiar, como el Manual

de sugerencias para la noche de

hogar (artículo Nº 31106 002) yotros manuales de la Iglesia, libros

de juegos y de ideas, lasEscrituras y las revistas

de la Iglesia. Tambiénreservamos

diversosartículos

de oficinapara que todo elmundo pudiera utilizarlospara las actividades.

Mi esposo y yo también nospercatamos de que la noche dehogar es un medio eficaz paratratar cuestiones familiares sinque nadie se sienta intimidado. Nohabía ninguna reprimenda, culpa, críti-ca ni ridiculización; era un momento en el quetransmitíamos amor, cultivábamos aptitudes,inculcábamos valores, estimulábamos la con-fianza en cada uno, adquiríamos conocimientoy enseñábamos principios eternos. Gracias anuestro esfuerzo constante y unido por llevara cabo la noche de hogar, nuestra familia fuebendecida.

Mis sobrinas han regresado ya con supadre, mi cuñada se ha trasladado y vive solay mi amiga vive ahora en una residencia estu-diantil cercana a la escuela a la que asiste. Yaestamos otra vez solos en pareja, pero segui-mos realizando estas divertidas y provechosasnoches de hogar. A veces invitamos a otras familias a unirse a nosotros, y otras veces

disfrutamos conociéndonos mejor el uno al otro, tratando nues-tros problemas juntos y expre-

sando nuestro aprecio mutuo.Nuestros temas y actividades

siguen siendo sencillos y se con-centran en nuestras necesidades.

No nos cabe duda de que lanoche de hogar es un programa inspi-rado. Cada noche de hogar producti-

va es un ladrillo que se agrega a lamuralla protectora contra las

fuerzas que procuran des-truir a las familias feli-

ces y exitosas. ■

40

Incluyamos a todosen las diversas fases de la noche

de hogar, desde laplanificación hastala dirección.

ARRI

BA A

LA

IZQ

UIE

RDA

: FO

TOG

RAFÍ

A PO

R D

ANIL

O S

OLE

TO, T

OM

ADA

CO

N M

OD

ELO

; LA

S D

EMÁS

FO

TOG

RAFÍ

AS P

OR

CH

RIST

INA

SMIT

H.

Page 43: Liahona Junio 2007

Ni siquiera tocaba el libroPor Hermenegildo I. Cruz

En la última área de mi misión,Molo, Iloilo, Filipinas, oré conintensidad para bautizar y con-

firmar a una familia antes de mi relevo.Mi compañero y yo pedimos un díaque se nos guiara a los sinceros decorazón, a alguien que estuviera prepa-rado para aceptar el Evangelio. Fuimosinspirados a llamar a la puerta de ciertacasa que tenía una valla de bambú. Unhombre bajó por las escaleras, nosabrió la puerta y nos invitó a entrar.

Nos hicimos sus amigos y averigua-mos que era abogado. Nos hizomuchas pre-guntas a lasque aveces nologramoscontestar,

y cuando hablaba, lo hacía con talelocuencia que era capaz de desalen-tar a cualquier misionero. Se convir-tió en un investigador difícil. Lepresentamos el Libro de Mormón,pero dijo: “Con la Biblia me basta”.Nunca lo leía, ni siquiera lo tocaba,como si fuera a quemarle la mano.

Un día, un ayudante del presidentede misión vino a trabajar con el élderAlcos, mi compañero menor. Se reu-nió con este hombre, y después deello nos dijo con franqueza: “No creoque esté preparado para aceptar elEvangelio”. Medité sus palabras, peropercibí una sensación dulce y tran-quilizadora al recordar nuestraoración al Padre Celestialpara que nos dirigiera aalguien que estuviera pre-parado para aceptar elEvangelio. Sabía que había-mos recibido la respuesta anuestra oración. Sentí quehabía algo que teníamos

que compartir con ese hombre, si bienno sabíamos qué era ni cómo hacerlo,pero no nos dimos por vencidos.

Poco a poco, su corazón comenzóa cambiar y aprendió a apreciar elprograma de la noche de hogar que le presentamos. A medida que pasa-ban los días, me desalentaba al pensarque no podríamos bautizar y confir-mar a ese hombre y a su familia antesde marcharme. Sólo me quedabanunos días hasta mi relevo. Un día ledije con tristeza: “Hermano García,creo que he fracasado en mi misión”.

Él respondió: “No, élder Cruz, noha fracasado. Hemos entablado unaamistad”. Y sus siguientes palabrasnos ilusionaron: “No se preocupen;iré a su Iglesia el domingo”.

En efecto, su familia y élfueron a la

V O C E S D E L O S S A N T O S D E L O S Ú L T I M O S D Í A S

ILU

STRA

DO

PO

R G

REG

G T

HO

RKEL

SON

.

Cuando le entregamosel Libro de

Mormón a nuestroinvestigador, nosdijo: “Con la Bibliame basta”.

Page 44: Liahona Junio 2007

de la Misión Filipinas Bacolod.Se convirtió en un instrumento

para la conversión de muchas perso-nas al Evangelio restaurado. Aquel

hombre que actuaba como si fuera aquemarse la mano si tocaba el Libro deMormón llegó a ser un gran testigo dela divinidad y veracidad de ese libro. ■

A l poco tiempo después deque nos casamos, mi esposa yyo asistíamos a la universidad,

en el noreste de los Estados Unidos,donde los inviernos son crudos y lascarreteras están llenas de sal para evi-tar el hielo, aunque eso daña los ve-hículos. Después de varios inviernos,la carrocería de nuestro auto comen-zó a oxidarse, hasta el punto de queun pasajero traspasó el suelo con lospies. Con optimismo, compré unasláminas de aluminio y unos remachesy llamé a mis padres para preguntarlessi podríamos ir a verles durante ese finde semana y así reparar el vehículo.

Llegamos el viernes a altas horasde la noche, y mi padre y yo noslevantamos temprano al día siguientepara reparar el suelo del vehículo.Quitamos las alfombrillas de goma ycomenzamos a buscar metal en bue-nas condiciones donde pudiésemossujetar las láminas metálicas, pero noencontramos más que metal corroí-do. Nos miramos sin decir nada, vol-vimos a colocar las alfombrillas y nosfuimos a desayunar.

Después del viaje de regreso anuestro apartamento, que nos llevócinco horas y que hicimos con pru-dencia y a baja velocidad, al entraren el apartamento sonó el teléfono.Mamá había decidido que “necesita-ba” un nuevo auto y se preguntaba

si nos gustaría el que ella tenía. Papáme avisó de que tenía tres años yhabía recorrido largas distancias. Mimadre bromeó y dijo que no podíaestar tan mal, ya que siempre lohabía conducido un pagador de undiezmo íntegro. Nos reímos y, al col-gar el teléfono, nos pusimos a bailaren honor a este maná caído del cielo.

El automóvil naranja era magnífico;tenía cuatro puertas, aire acondicio-nado y ningún agujero causado por elóxido. Nos llevó a todos lados duran-te nuestros estudios de postgrado yhasta que logramos nuestro primertrabajo. Sin embargo, después de seisaños de manejarlo unos 130.000 kmmás, se había convertido en ese feovehículo con el que iba al trabajo. Lapintura naranja brillante estaba desco-lorida debido al sol; el aire acondicio-nado ya no funcionaba; la ventana dellado del conductor no se podía bajar,y mi madre otra vez iba a comprarseun nuevo vehículo (de manera justifi-cada esta vez). El valor de venta de suantiguo vehículo era tan bajo que mispadres decidieron dárnoslo.

En medio de nuestra alegría portener un vehículo en mejores condi-ciones, nos preguntábamos qué hacercon el vehículo naranja. Es cierto queestaba feo, pero el motor funcionabasin problemas. En el depósito de cha-tarra nos darían unos dólares por él,

Iglesia, y los miembros los recibieroncalurosamente. Le vi derramar lágrimas al escuchar las inspiradaspalabras que se compartieron en lareunión sacramental. Aquel día regre-só a su casa feliz y edificado. Yo sabíaque se había quedado conmovido.

Cuando llegó el momento adecua-do y sentimos que estaba listo, le ins-tamos a que recibiera el bautismo yla confirmación, y él aceptó. Tambiénle invitamos a ayunar, orar y leer elLibro de Mormón. Mi compañero yyo oramos por él y por su familia.

El 4 de mayo de 1986 fue mi últimodomingo en el campo misional. Era eldomingo de ayuno y testimonios, ycompartí mi último y sincero testimo-nio con aquellas personas que habíaaprendido a amar. Después de mi tes-timonio, vi a ese abogado, que al prin-cipio se mostró reacio ante nuestromensaje, levantarse y dirigirse hasta elpúlpito, llevando en la mano el Librode Mormón. Su cuerpo entero tembla-ba y, con los ojos llenos de lágrimas,alzó el Libro de Mormón y exclamó:“Hermanos y hermanas, sé que elLibro de Mormón es verdadero”. Sutestimonio nos llenó de gozo.

Aquella tarde, muchos miembrosdel barrio asistieron al bautismo de lafamilia García.

Después de ser relevado comomisionero, mantuve correspondenciaregularmente con el hermano García.Con alegría, me dijo que le habían lla-mado como presidente de la EscuelaDominical. Más tarde llegó a ser obis-po. Hizo un viaje de muchas horas por barco para asistir a mi boda en elTemplo de Manila, Filipinas. Con eltiempo, se le llamó como presidentede estaca y consejero de la presidencia

El automóvil naranjaPor Elwin C. Robison

42

Page 45: Liahona Junio 2007

parejas jóvenes, el dine-ro escaseaba; y despuésdel nacimiento de su primer hijo, los gastoshabían aumentado más

rápidamente que los ingresos. Teníanpagos de diezmos atrasados y se sen-tían muy mal por ello. Cada mes que pasaba se sentían peor, pero noveían la manera de salir de su dilema.Habían pasado seis meses sin pagarel diezmo, y después de orar, sintie-ron que debían hacer lo correctoante el Señor. Ese domingo por lamañana, al entrar en la oficina delsecretario del barrio, ese hermano se encontraba preparando el chequede sus diezmos, preguntándosecómo afrontaría sus obligacionesfinancieras el mes siguiente.

Lo primero que sentí fue vergüenza

pero mi esposa y yosentíamos que debía-mos buscar a alguien aquien dárselo.

El domingo por la mañana fui ala oficina del secretario de barrio parapreguntarle si necesitaba un vehículo.Su esposa y él tenían varios hijosadolescentes. Me sonrió y medijo: “No, gracias”. No necesita-ba otro vehículo. Sin embar-go, en un rincón de la oficinahabía un miembro del barrio queestaba escribiendo algo. Alescuchar hablar del auto,mostró atención, así que lehice una larga lista de cosasque no funcionaban, perole aseguré que tenía neu-máticos en buen estado,que el motor funcionababien y que no podía estartan mal, ya que siempre lohabía conducido un paga-dor de un diezmo íntegro.

Su esposa y él tenían unvehículo, y él trabajaba porla noche y ella durante eldía. Había rechazado mejores oportu-nidades de empleo porque habríanecesitado el vehículo cuando su espo-sa lo necesitaba también. Tener otrovehículo les permitiría aumentar susingresos y abrirle a él mejores oportu-nidades laborales, así que le dimos elviejo automóvil naranja.

Esto se hubiera quedado en un sim-ple recuerdo agradable si no hubierasido por nuestra conversación tresmeses más tarde. Ese miembro delbarrio y su esposa deseaban que supié-ramos algo más de sus circunstanciasen el momento en que les dimos elvehículo. Como en el caso de muchas

por mi broma de que el vehículo siempre lo había conducido un paga-dor de un diezmo íntegro. Pero almeditar en la situación, me maravillé alcomprobar cómo el Señor guarda Suspromesas si nosotros guardamos lasnuestras. Ni siquiera se había secado latinta sobre el cheque, y el medio pararesolver su dilema acababa de cruzarla puerta, sin que éste lo supiera.

Pienso a menudo en el ejemplo de fe de esa joven pareja. Me recon-forta saber que si ejerzo la fe, puedeque haya alguien en el lugar adecua-do en el momento adecuado paraayudarme a resolver mis dilemas. Me siento enormemente agradecidopor un Padre Celestial que nos cono-ce tan bien que puede bendecirnosincluso antes de que hayamos termi-nado de demostrar nuestra fe. ■

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 43

B uscamos a alguien a quien

pudiésemos darleel viejo vehículo,pero no teníamosla más mínimaidea de cómo seserviría el Señorde él para cumplirSus promesas.

Page 46: Liahona Junio 2007

44

hermanosjaponeses8

La hermana Haru Kina con sus ocho

hijos en 1962. Derecha: la hermana

Kina y su esposo, Gen-ei, con seis

de sus hijos.

Page 47: Liahona Junio 2007

Gracias a la

fe de nuestra

madre en el

mensaje de los

misioneros, el

Evangelio se ha

convertido en

una bendición

para nuestra

familia y para

muchas otras

personas del

Japón.

condiciones y recibíamos muy pocas visitas.Los misioneros eran el élder Jackson y el élderFuchigami, que venía de Hawai, pero susabuelos eran japoneses. Los misioneros pre-guntaron: “¿Podemos hablar de Dios con uste-des?”. Mi madre se inquietaba por la educaciónde sus hijos y pensó que quizá aprenderíamosalgo bueno de los misioneros, así que invitó a los élderes a entrar y les dijo: “Por favor,enseñen a mis hijos acerca de Dios”.

Mi madre halló paz a medida que aprendíaacerca del Evangelio. Le impresionó que losmisioneros se pagaran sus propios gastos yque el élder Jackson estuviera sirviendo enuna misión, aunque había perdido a suspadres en un accidente automovilístico cuan-do era más joven y había pasado tiempos difí-ciles junto con su hermana mayor. Mientrasescuchaba a los misioneros, mi madre llorópor primera vez desde la muerte de mi padre.Sintió el amor del Señor y el Espíritu a lo largode las charlas. Supo que ésta era la Iglesia quenuestra familia había estado buscando.

Mi madre fue la primera en bautizarse,para dar el ejemplo a sus hijos. El mensaje delos misioneros le conmovió, así como su acti-tud afectuosa y amable. Comenzó a pensarque la mejor educación que podría dar a sushijos consistiría en que aprendiéramos elEvangelio y llegáramos a ser misioneros. Ellasiempre les decía a los misioneros: “Hay ochovarones en nuestra familia.Vengan a nuestra casa yenséñenles el Evangelio,

P O R TA D A S H I K I N A

Mis padres tuvieron nueve hijos: ocho niños y una niña. La niñamurió cuando era pequeña durante

la batalla de Okinawa, en la Segunda GuerraMundial. Después de la guerra, mi padreabrió un próspero taller de automóviles enNago, ciudad situada al norte de la isla princi-pal, Okinawa. En 1954, cuando mi hermanomenor tenía 2 años y mi hermano mayortenía 17, murió nuestro padre, así que mimadre se quedó viuda a los 40 años. A ella lefue difícil aceptar su muerte, y en su tristeza a veces deseaba reunirse con él, pero teníaocho hijos a los que no podía abandonar.

Hasta ese momento, mi madre, Haru,había dependido de nuestro padre para queproveyera para la familia; pero al haberlo per-dido, se vio obligada a trabajar. Intentó olvi-dar su pena trabajando; después volvía a casay cuidaba a sus hijos. Criar sola a sus ochohijos revoltosos fue un desafío. Cuando crecílo suficiente para comprenderlo, me di cuen-ta de que nunca supe cuándo se levantaba nicuándo se acostaba mi madre.

Enseñen a mis hijos acerca de Dios

Diez años después de la muerte de mi padre, como si fuese guiada por el Espíritu yen medio de la oposición de amigos y familia-res, mi madre se trasladó de Nago a Naha, lacapital de Okinawa. Unos años más tarde,alrededor de 1967, los misioneros llamaron a nuestra puerta. En esa época nuestra casaestaba aislada y rodeada por campos de caña de azúcar y un cementerio. El camino queconducía a la casa se encontraba en malasFO

TOG

RAFÍ

AS P

OR

TAKU

JI O

KAD

A Y

CO

RTES

ÍA D

E LA

FAM

ILIA

KIN

A.

Abajo, de izquierda

a derecha: el élder

Fuchigami, uno de

los misioneros que

enseñaron el Evangelio

a la hermana Kina;

la hermana Kina a

los 85 años; la herma-

na Kina con su hijo

Toshimitsu y su nieto,

en el Templo de Laie,

Hawai, en 1970.

Page 48: Liahona Junio 2007

por favor. Cuando se conviertan todos, habráocho poseedores del sacerdocio más en laIglesia, y quizá sean misioneros en el futuro”.

Servir en una misión

Debido a la influencia de mi madre, lamayoría de mis hermanos y yo, uno tras otro,nos unimos a la Iglesia. A medida que asistía-mos a las reuniones, nuestra vida cambiabamediante el Evangelio y la ayuda que nos ofre-cían los hermanos y las hermanas de la Iglesia.Nos convertimos en mejores hijos y herma-nos. Comenzamos a ayudarnos más unos a otros y disfrutábamos de la vida. Más ade-lante, cuatro de nosotros predicamos elEvangelio como misioneros en diversas partesdel Japón. Cuando uno de mis hermanosmayores que se había mudado de Okinawavio la compostura de uno de sus hermanospequeños que estaba sirviendo en unamisión, dijo: “No puedo creer que éste sea mihermano menor, el que era tan tremendo”.Entonces, por su propia iniciativa, buscó laIglesia y no tardó en recibir el bautismo y laconfirmación.

Otro de mis hermanos mayores, antes desu bautismo a la edad de 27años, andaba

muy desorientado en la vida; estaba muyinquieto y bebía y salía de fiesta. Fue motivode mucha tristeza para su familia y para laspersonas que le rodeaban. Cuando este her-mano aprendió acerca del propósito de lavida mediante el Evangelio, se bautizó y reci-bió la confirmación, y llegó a casarse con una maravillosa hermana de la Iglesia. Encontrógozo en la vida y comenzó a comprender que la vida tiene un propósito. Compartió elEvangelio con sus amigos y fue una buenainfluencia para muchas personas. Mis herma-nos que estaban en la misión apenas podíancreerlo cuando oyeron que este hermano sehabía unido a la Iglesia.

Como misioneros, mis hermanos y yorecibimos ayuda de nuestros respectivospresidentes de misión y compañeros, asícomo de los miembros de la Iglesia y delSeñor. Trabajamos mucho, y con la guía del Espíritu logramos bautizar y confirmar a muchas personas. Entre esos conversos,uno está prestando servicio actualmentecomo presidente de estaca, algunos sonmiembros del sumo consejo y hay otros que son obispos. Esas familias se han selladoen el templo y sus hijos están sirviendocomo misioneros. Mediante el servicio que prestamos, se plantaron semillas del Evangelio por todo el Japón

y ahora están empezando a

En este monumento de

Mabuni, Okinawa, figu-

ra una lista de nombres

de las víctimas de la

batalla de Okinawa.

Tadashi Kina señala el

nombre de su hermana,

Fumiko, que murió

cuando tenía dos años.

Abajo: el élder Tadashi

Kina (derecha) en un

bautismo. Abajo a la

derecha: el hijo menor

de Kina, Akira, durante

su misión en 1972.

Page 49: Liahona Junio 2007

florecer. El sueño de mi madre de que sus hijos fueranmisioneros se hizo realidad.

Edificando el reino

Mediante el servicio que prestamos en nuestros llama-mientos, mis hermanos y yo hemos crecido espiritual-mente. Cada hermano que se ha unido a la Iglesia se hasellado en el templo y está sacando adelante a una familiafeliz. Mi madre se selló en el Templo de Laie, Hawai, conmi padre, mi hermana y aquellos de nosotros que nos convertimos. De ese modo logró alcanzar la plenitud delEvangelio restaurado de Jesucristo al recibir las bendicio-nes del templo. Más adelante visitó a sus familiares parabuscar diligentemente información que le ayudara en laobra de historia familiar. Mi madre ha servido en los pro-gramas de la Sociedad de Socorro y de las MujeresJóvenes, y también ha sido maestra de seminario.

La familia Kina cuenta ahora con nueras, nietos y bisnie-tos: sesenta y seis miembros de la familia en total. De ellos,cincuenta y uno son miembros de la Iglesia y hay diez exmisioneros. Los nietos y bisnietos también servirán en unamisión cuando les llegue el momento. Creemos que elhacerlo es el deber de toda persona que ha recibido lasbendiciones del Evangelio.

Los miembros de la familia Kina han servido o están sirviendo en los siguientes llamamientos: dos de ellos en la presidencia de estaca (o de distrito), tres como miem-bros del sumo consejo, siete en obispados (o presidenciasde rama), cuatro como líderes de grupo de sumos sacer-dotes, ocho en presidencias de quórum de élderes, seis

como líderes misionales y siete en presidencias de laSociedad de Socorro. Nos sentimos bendecidos por lasoportunidades de servir a los demás.

El testimonio de mi madre

Mi madre recibió un firme testimonio al ver cómo cam-biaba la vida de sus hijos para bien mediante el Evangeliode Jesucristo. Deseaba compartir el Evangelio con susseres queridos y presentó a sus amigos y familiares a losmisioneros, llevando a cabo frecuentes reuniones familia-res en el hogar. Gracias a ello, fue un instrumento paratraer a muchas personas a la Iglesia, incluso a cincuenta de sus parientes.

Mi madre, que ahora tiene noventa años, compartió una vez el siguiente testimonio: “Como madre, me sacrifi-caría gustosamente para que mis hijos regresaran a suPadre Celestial. ¿Cómo puede uno dejar a cualquiera desus hijos que tanto ama y aún así ir al Padre Celestial? Mimisión más importante aquí en la tierra, como madre, esdevolver al Padre Celestial a los hijos que recibí de Él”.

Sus hijos tenemos ya nuestros propios hijos y nietos, y alcanzamos a comprender y apreciar el testimonio de mi madre.

El Evangelio es verdadero y la verdad cambia a las per-sonas. Mediante el Evangelio hemos llegado a conocer elamor y la misericordia de Dios. Hemos entablado muchasamistades entre los maravillosos hermanos y hermanas dela Iglesia, y nos sentimos agradecidos por los cambios quehemos experimentado gracias a su ejemplo. Saldremosadelante como instrumentos en la mano de Dios aquí enOkinawa y predicaremos el Evangelio restaurado, edificare-mos iglesias y templos y colaboraremos en el estableci-miento de Sión. ■

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 47

La hermana Kina (centro), sentada y rodeada por los miem-

bros de su familia durante una reunión familiar en 2002.

Page 50: Liahona Junio 2007

para meditar, comunicarse unos con otros y con el Espíritu para seña-lar y compartir principios verdade-ros. Y esa experiencia es la quenosotros pretendíamos compartircon ustedes. ■

N U E S T R AD E C I S I Ó N

Para crear un póster, primero hay que contar con una buena idea, lo cual representa una de lascosas más desafiantes y benéficas de nuestro trabajo en las revistas de la Iglesia.

Es una experiencia que deseába-mos compartir con nuestros lectores,así que el año pasado escogimos unaimagen que pudiera significar variascosas y les invitamos a hacernos llegarsus ideas. ¡Y vaya si nos las hicieronllegar! Recibimos cientos de respues-tas de todo el mundo por medio decartas y correo electrónico. Con fre-cuencia, en un mismo día, nos llega-ban ideas similares expresadas concasi las mismas palabras desde dife-rentes continentes, y muy pronto lle-gamos a la conclusión de que seríaimposible escoger un sola propuestaganadora.

Hubo unos seis temas que se repi-tieron una y otra vez:• No le demos la espalda (a la fami-

lia, a los amigos, a la Iglesia).• Sigamos al Profeta.• Atrévase a defender sus principios.• Arrepintámonos: demos la vuelta y

escojamos el rumbo correcto.• Hagamos lo justo.• Compartamos el Evangelio con los

demás.A fin de cuentas, observamos

que más que ninguna otra, la

48

P Ó S T E R

mayoría de sus respuestas girabanen torno al tema del tomar decisio-nes correctas. Así que ésa es nuestra

decisión.Y el ganador es: todos los que

participaron. Dedicaron tiempo

ESCOJAMOS

EL BIEN Y EL MAL SON POLOS OPUESTOS.(Véase 2 Nefi 2:27.)

FOTO

GRA

FÍA

POR

DAV

ID T

IPLI

NG

© G

ETTY

IMAG

ES.

Page 51: Liahona Junio 2007

Reunión Mundial de Capacitación de LíderesLa enseñanza y el aprendizaje

1 0 D E F E B R E R O D E 2 0 0 7

El texto, el audio y el video de esta reunión mundial de capacitación

de líderes también están disponibles en www.lds.org.

AGU

AS V

IVAS

,PO

R SI

MO

N D

EWEY

, CO

RTES

ÍA D

E AL

TUS

FIN

E AR

T, A

MER

ICAN

FO

RK, U

TAH

, EE.

UU

.

LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS

DE LOS ÚLTIMOS DÍAS

Page 52: Liahona Junio 2007

La enseñanza y el aprendizaje

Presidente Packer: El tema quetrataremos es el de la enseñanza y del aprendizaje del Evangelio de Jesucristo, tanto en el salón declases como en el hogar. Todos noso-tros: líderes, maestros, misioneros ypadres, tenemos el desafío de toda la vida, dado por el Señor, de ense-ñar y de aprender las doctrinas delEvangelio tal como nos han sidoreveladas.

Comenzaremos con una breve

conversación entre el élder L. TomPerry y yo sobre los principios queforjan la enseñanza eficaz. Mi asigna-ción consiste en transmitir algunasexperiencias personales que me hanenseñado mucho sobre la enseñanzay el aprendizaje. Si observan y escu-chan detenidamente, verán que paraser un buen maestro también se debeestar dispuesto a aprender.

En seguida de la conversación, el élder Jeffrey R. Holland nos daráinstrucción en cuanto a cómo

prepararnos para enseñar; después,irá a un aula para dar una demostra-ción de la enseñanza en el salón de clases.

Cualquier miembro de los Docepodría haber dado esta demostracióncon eficacia, aun cuando cada uno deellos habría tenido un enfoque dife-rente al de los demás. No existe unmétodo específico que funcione paratodos los maestros o todas las situa-ciones. El Espíritu es fundamental enguiarnos para que utilicemos nuestrapropia preparación, experiencia, per-sonalidad, conocimiento y testimonioen cualquier situación de enseñanzaen particular.

Responsabilidades de los líderes

Los líderes tienen la responsabili-dad de enseñar, ya sea que estén enconsejos, entrevistas o en los servi-cios de adoración. También tienen la responsabilidad de asegurarse de que el desarrollo del maestro y el aprendizaje eficaz del Evangeliosean algo constante en la vida de losmiembros.

Con ese propósito, la PrimeraPresidencia emitió una carta confecha del 17 de noviembre de 2006para discontinuar los cargos de coordinador para el mejoramientode maestros de barrio y de estaca.Junto con la carta se envió la lista de “Las responsabilidades de los líde-res en el mejoramiento de maestros”.Confiamos en que los líderes delsacerdocio y de las organizacionesauxiliares se reúnan en consejo paramejorar la enseñanza y el aprendizajedel Evangelio utilizando los princi-pios que se enseñen en esta transmi-sión, junto con las sugerencias y los

50

Principios de laenseñanza y del aprendizajeP R E S I D E N T E B O Y D K . PA C K E RPresidente en Funciones del Quórum de los Doce Apóstoles

É L D E R L . T O M P E R R YDel Quórum de los Doce Apóstoles

A LA

DER

ECH

A:

FOTO

GRA

FÍA

POR

MAT

THEW

REI

ER, T

OM

ADA

CO

N M

OD

ELO

S.

Page 53: Liahona Junio 2007

Las presentaciones de esta reunión de

capacitación mundial de líderes pueden

ayudarle a mejorar como maestro y

como alumno. A fin de reconocer y apli-

car las ideas de estas presentaciones,

lea la información que figura en los

recuadros amarillos que se han colocado

cerca del comienzo de cada una de ellas.

Si lo desea, marque también los pasajes

de las Escrituras y las frases clave de las

presentaciones y escriba las impresiones

que reciba.

Lea las palabras de apertura del presi-

dente Packer y determine qué ideas pue-

den ayudarle a ser un mejor maestro y

un mejor alumno.

Medite la siguiente pregunta y escriba

las ideas e impresiones que reciba: ¿Qué

debo hacer para asegurarme de tener el

Espíritu en mi enseñanza, tanto en casa

como en la Iglesia?

¿Qué le ayuda al presidente Packer a ser

un alumno eficaz?

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 51

Page 54: Liahona Junio 2007

recursos citados en la mencionadacarta. No habrá necesidad de llevar a cabo reuniones especiales para elmejoramiento de maestros, exceptolas que realicen de vez en cuandodurante los consejos y las entrevis-tas, según sea necesario.

Rogamos que la transmisión de estacapacitación les ayude a ser mejoresmaestros y estudiantes del Evangeliode Jesucristo.

La disposición para aprender

Élder Perry: Presidente, ustedescribió un libro titulado Enseñad

diligentemente. Todo puesto en laIglesia requiere de un maestro eficaz;es el llamamiento más importante.¿Podríamos conversar unos minutossobre el requisito de enseñar diligen-temente en nuestros diversos llama-mientos en la Iglesia?

Presidente Packer: Me nombraronsupervisor de Seminario y no sabíanada. Me asignaron, me emplearon y me pagaron para ir por la Iglesia adecir a los maestros de seminariocómo enseñar y qué estaban hacien-do mal. Era algo muy incómodo, por-que entraba en las salas de clases yveía a los maestros hacer algo y tenía

que corregirles sabiendo que yohacía exactamente lo mismo cada vez que enseñaba, pero que habíaaprendido algo al respecto.

El élder Harold B. Lee y el élderMarion G. Romney siempre estabanenseñando, e hicieron todo lo posi-ble por decirme o enseñarme algo amí. Me parece que el motivo por elque lo hicieron —no estoy seguro deque me hubieran visto en este pues-to o llamamiento— fue porque yotenía una virtud: quería aprender, y no resentía el aprendizaje. Si unono lo resiente y quiere aprender, elSeñor seguirá enseñándole, y a vecescosas que ni siquiera pensaría quedeseaba aprender.

Esos dos grandes maestros meenseñaban. Cuando veía al presidenteRomney, a veces me decía: “Jovencito,quiero decirte algo”. Ya sabía lo queme esperaba; iba a decirme que esta-ba haciendo algo que no debía hacer,y yo siempre se lo agradecía.

No tardé en aprender que es degran valor escuchar la experiencia de los mayores. Tuve un presidentede estaca que una vez dijo: “Siempretrato de estar en presencia de grandespersonas”. Él vivía en un pequeño

pueblo de Idaho, pero dijo: “Si veníaalgún orador o alguien especial, siem-pre trataba de estar presente, porquepodía aprender algo”.

Siempre me ha interesado asociar-me con las personas mayores (ahorayo soy uno de ellos). Recuerdo queen el Quórum de los Doce el herma-no LeGrand Richards no caminabatan rápido como los demás herma-nos. Yo siempre lo esperaba y cami-naba con él de regreso al edificio. Un día, uno de los hermanos medijo: “Qué bueno es usted por cui-dar al hermano Richards”. Y pensé:“Usted no conoce mi motivo egoís-ta”, porque al regresar, yo sólo loescuchaba; sabía que recordaba aWilford Woodruff y que hablaría deél. La enseñanza individual es muypoderosa. Por lo general la enseñanzaindividual es lo que sucede cuando auno lo corrigen.

Otro principio de la enseñanza eslevantarse temprano (véase D. y C.88:124) —pero la parte fácil de eso, o la difícil, es irse a acostar— y luegoreflexionar por la mañana con lamente despejada. En ese momento escuando vienen las ideas para enseñar.

No sé cuán a menudo se me ha

52

A LA

IZQ

UIE

RDA

: FO

TOG

RAFÍ

A PO

R M

ATTH

EW R

EIER

, TO

MAD

A C

ON

MO

DEL

OS;

A L

A D

EREC

HA

: FO

TOG

RAFÍ

A PO

R M

ATTH

EW R

EIER

.

Page 55: Liahona Junio 2007

dado una asignación sin que yo tuvierani siquiera idea de lo que iba a hacer.Ayer estuve en una reunión de lasAutoridades Generales. Yo sabía queiba a hablar primero, y pensé: “¿Quévoy a decir?”. Sabía que me vendríauna idea, y me vino.

El uso de las Escrituras

Élder Perry: ¿Cuál es la importan-cia del uso de las Escrituras en suenseñanza?

Presidente Packer: Siempre me he apoyado en las Escrituras. Elmejor ejemplo de la enseñanza y de cómo enseñar, el mejor modelopara los métodos de enseñanza,aparte del tema, que es el Evangelio,es el Señor y Su enseñanza. Es poreso que no me gusta ir al púlpito niponerme enfrente de una clase sintener las Escrituras a mano. Hoy lastengo a mano.

Élder Perry: Presidente, ustedsiempre ha llevado consigo esasEscrituras. Siempre que he estadocon usted, ha tenido esas Escrituras.Usted nos contó una vez que un día se le habían mojado, y que esohabía ayudado porque ahora podíadar vuelta a las páginas con mayorrapidez.

Presidente Packer: Bueno, meencontraba estudiando afuera, en el jardín; alguien me llamó y dejé las Escrituras abiertas sobre la mesa;las olvidé, como las personas mayo-res olvidan, y se encendieron losaspersores automáticos. Volví por lamañana y pensé: “Ay, las Escriturasque he marcado durante más de50 años están arruinadas”. Perodescubrí que sólo se habíanseparado las páginas. Creo que

si tuviera que comprar Escriturasnuevas las dejaría en la lluvia antesde empezar a usarlas.

Élder Perry: La gente siempre nos habla de las Escrituras y algunaspersonas nos dicen que es difícilleerlas de principio a fin. ¿Qué haceusted para que cobren vida en suenseñanza?

Presidente Packer: Hay que serconstantes. Recuerdo cuando estabadecidido a leer el Libro de Mormón;era yo adolescente, lo abrí y leí: “Yo,Nefi, nací de buenos padres” (1 Nefi1:1). Y seguí leyendo los capítulos y comencé a aprender. Era intere-sante y pude seguir bien la lecturahasta que llegué a los capítulos deIsaías y el lenguaje de los profetasdel Antiguo Testamento. Unos mesesmás tarde decidí leer el Libro deMormón de nuevo, y leí: “Yo, Nefi,nací de buenos padres”, pero cadavez que leía llegaba a la barrera delos capítulos de Isaías y me pregun-taba por qué estaban ahí. Finalmentedecidí leerlos. Cuando era adoles-cente sólo veía las palabras y no lascomprendía, pero podía dar vuelta a las páginas y seguir adelante.Cuando uno llega a Alma, vuela por esas páginas.

Uno tiene que estardecidido a leerlas, y no

sólo darles una

mirada, sino leerlas de principio a fin: el Libro de Mormón, el NuevoTestamento, Doctrina y Convenios, la Perla de Gran Precio. Durante años adquirí la costumbre de leer lasEscrituras cada verano cuando tenía-mos tiempo libre, para refrescar lamemoria del contenido.

Pedir en oración el don de la

enseñanza

Élder Perry: ¿Qué consejo le daría a los conversos recientes antes de su primer llamamiento comomaestros?

Presidente Packer: Les diría queellos pueden hacerlo. Todas las per-sonas pueden enseñar. Les aconse-jaría que oraran pidiendo el don dela enseñanza. El Libro de Mormónhabla de los dones y detalla variosde ellos, entre los cuales está laenseñanza del Evangelio por mediodel Espíritu (véase Moroni 10:8–10).Cuando leí eso hace años, pensé:“Ese es un don que quiero tener,poder enseñar por el Espíritu”. En lasEscrituras descubrí que este es undon que hay que pedir —pedid y seos dará— por lo que les diría a laspersonas que sigan pidiendo y bus-cando y “hallarán” (véase Mateo 7:7;3 Nefi 27:29), y que el don hay queganarlo, pero sí pueden recibirlo.

Buscar el Espíritu

Élder Perry: ¿Qué deben hacer losmaestros para asegurarse de tenerel Espíritu al enseñar?

Presidente Packer: Hay quevivir de manera digna y pedir ayuda.

Pueden pedir ayuda si son padres. Y luego hay que guardar los manda-mientos y orar constantemente, sin

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 53

Page 56: Liahona Junio 2007

ilustraciones, éstas cobran vida des-pués de que los alumnos salen de laclase. El método de Él era increíble-mente sencillo; a veces era severo,pero Sus enseñanzas siempre estabanal nivel de ellos.

La enseñanza es un llamamientosagrado, un llamamiento santo. Creoque lo que les diría a los maestros es que nunca enseñen solos. Nuncatienen que estar solos. El Señor loha prometido en las Escrituras. EnAlma, el Señor concede maestros a toda nación, de su propia lengua(véase Alma 29:8), y el Señor decla-ra: “enseñaos diligentemente y mi gracia os acompañará” (D. y C.88:78).

Yo no sé enseñar el Evangelio sin laconstante oración. Se puede expresaruna oración, pero también se puedepensar una oración. Muchas veces, alenseñar a un grupo o una clase, orointernamente: “¿Cómo puedo ayudar-les a entender?”. Y no sé cómo hacerlosin tener disponible esepoder.

La responsabilidad de enseñar

Élder Perry: La enseñanza ocupaun papel primordial en todas lasactividades de la Iglesia. ¿Quién esresponsable de prepararse paraenseñar?

Presidente Packer: Todos somosmaestros: el líder es maestro; el dis-cípulo es maestro; el consejero esmaestro; los padres son maestros.Por tanto, tenemos la responsabili-dad de aprender los principios de la enseñanza. El Señor estableció Su Iglesia de manera que todoshagamos todo en la Iglesia. Hay unadeclaración en Doctrina y Conveniosque dice que “todo hombre hable en el nombre de Dios el Señor, elSalvador del mundo” (D. y C. 1:20).Qué bendecidos somos por tener unsacerdocio laico, como se le llama,para que todos los hermanos pue-dan poseerlo. Todas las hermanascalifican para tener llamamientosdentro de la Iglesia y todos podre-mos ser padres. Por tanto, la ense-ñanza es fundamental en todo loque hacemos.

Élder Perry: Usted mencionó laenseñanza en el hogar. ¿Cuál es ladiferencia que existe entre la ense-ñanza en la Iglesia y la enseñanza en el hogar? ¿Hay alguna diferencia

significativa?Presidente Packer: En el hogar

es más íntimo, mejor, más fácily menos formal, y los padres

enseñan por medio del ejem-plo. Los padres tambiénenseñan otras cosas que

pueden ser dolorosas paralos niños cuando preguntan porqué, y los padres sólo pueden decir“porque sí”, porque no saben por

54

cesar, pidiendo la habilidad y la inspi-ración para saber qué hacer y cuán-do. El Señor no les fallará: “No osdejaré huérfanos; vendré a vosotros”(Juan 14:18); “Cualquier cosa quepidas con fe, creyendo que recibirás”,se os dará (Enós 1:15). Luego, uno delos pasajes añade: si es bueno para ti(véase Moroni 7:26). El Evangelio es muy práctico.

Usted quizás sea una personamayor que cree que su ministerio ha terminado, o una persona joven que le tema a todo, o unamadre muy ocupada con sus hijos, o un padre preocupado, pero puede enseñar, y puede orar, ypuede recibir guía. Y la recibirá. El Señor lo bendecirá, se lo prometo.

Cuando el Señor enseñaba, siem-pre hablaba de lo que las personasconocían. Por ejemplo, “el reino de los cielos es semejante a una red” (Mateo 13:47); en realidad no es una red; es como una red; y luego explicó por qué. Y “el reinode los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas”(Mateo 13:45). Cuando dio la pará-bola del sembrador (véase Mateo13:3–8), era algo con lo que podíanrelacionarse, y no es sólo posible,sin también probable, que después de haber dado la mencionada parábola y de haber hablado sobre la semilla plantada en elpedregal y la plantada en buena tierra, que un mes más tarde uno de los que escuchó y ahora seencontrara plantando, al ver la semilla en la mano, volviera a vivir la lección.

Al utilizar parábolas, historias e A LA

IZQ

UIE

RDA

: FO

TOG

RAFÍ

A PO

R C

RAIG

DIM

ON

D, T

OM

ADA

CO

N M

OD

ELO

S; A

LA

DER

ECH

A:

FOTO

GRA

FÍA

POR

JED

A. C

LARK

, TO

MAD

A C

ON

MO

DEL

OS.

Page 57: Liahona Junio 2007

qué, sólo saben que no es lo que se debe hacer. Se les enseña la obe-diencia para que sepan y compren-dan. En casa existe ese poderosolazo de amor entre padres e hijos, el cual ustedes no abandonaránhasta que logran enseñarlo.

La enseñanza por medio del

Espíritu

Élder Perry: Presidente, ¿cómo setransmite el Espíritu de maestro aestudiante en la sala de clases demanera que constituya una experien-cia significativa para ellos?

Presidente Packer: Primero,deben saber que usted los ama, quedesea enseñarles, y luego, usteddebe comunicarse al nivel de ellos.No podemos hablar por encima desu nivel de comprensión, aun en elEvangelio, sobre temas que no pue-den comprender. Eso no es lo que elSeñor hizo. Él caminó y habló conellos en la vida diaria, y Sus enseñan-zas siempre fueron a ese nivel.

Si usted tiene algo que enseñar,ellos realmente quieren aprender.Aun los adolescentes —especial-mente los adolescentes— desean

aprender. Están sedientos de ello.Muchos maestros creen que deben

preparar hasta la frase más específi-ca. Sí y no. Esa preparación incluyeuna presentación lo suficientementeflexible como para darle participa-ción al estudiante, permitir que haga preguntas y participe en la conversación. Hay que dar lugar a la inspiración.

El Espíritu Santo puede hacerlerecordar. Si tenemos el desafío deenseñar algo, y pensamos en quié-nes somos y en lo que hacemos,siempre hay alguna experiencia quehayamos tenido o algún lugar quehayamos visitado o algo que haya-mos visto que podamos incluir en la lección. Y las Escrituras son partede todo eso. No son sólo libros paraleer ocasionalmente con el fin decomprender las reglas y los regla-mentos de la Iglesia.

Gran parte de la enseñanza en la Iglesia se efectúa de manera tan rígida que es un sermón. En la salade clases no se responde bien a lossermones. Esto se hace en las reu-niones sacramentales y en las confe-rencias. Pero la enseñanza puede ser

interactiva, para que usted puedahacer preguntas. Es fácil fomentarlas preguntas en la clase.

Supongamos que estamos ense-ñando sobre el martirio del profetaJosé Smith. Usted es maestro de Historia de la Iglesia, lo ha estu-diado todo y sabe que el Profeta fue baleado el 27 de junio de 1844, a las 5:00 de la tarde en la cárcel de Carthage. Si les pregunta a losalumnos a qué hora del día y dóndefue baleado el Profeta, nadie losabrá. Usted no lo sabía antes de leer el manual. Pero puede pregun-tar: “¿Qué lo llevó a ese punto? ¿Quécreen ustedes que lo llevó a eso?”.En el momento en que usted pre-gunta: “¿Qué creen?”, tendrán algoque decir. Ellos pueden contribuir,aún los alumnos más tímidos ten-drán algo que decir. Hay una manerade hacer las preguntas y de controlary de manejar la clase. Responda a laspreguntas. Siéntase libre de hacerpreguntas en la clase.

Uno no puede dar lo que no tiene,tal como no es posible volver de unlugar al que no ha ido. Entonces esnecesario tener el Espíritu. ■

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 55

Deben vivir de manera digna y pedir ayuda. Pueden pedir ayuda si son padres; después deben guardar los mandamientos

y orar constantemente, sin cesar, pidiendo la habilidad y la inspiración para saber qué hacer y cuándo.

Page 58: Liahona Junio 2007
Page 59: Liahona Junio 2007

Una alta prioridad

Agradecemos al presidente Packery al élder Perry ese cimiento inspira-dor para el tema de hoy, y esperamoscon ansias el mensaje culminante querecibiremos del presidente Monson al final de nuestra reunión.

Como prueba de la alta prioridadque las Autoridades Generales quepresiden le dan al tema de la ense-ñanza y del aprendizaje, este añoestamos dedicando toda esta trans-misión de la capacitación mundial de líderes a este tema. Quizá la razón

de ello sea obvia. Todos comprende-mos que el éxito del mensaje delEvangelio depende de que se ense-ñe, se comprenda y luego se viva detal forma que la promesa de felicidady salvación que nos brinda puedahacerse realidad.

Por esa razón, la última y gran res-ponsabilidad que Jesús dio a Sus discí-pulos poco antes de Su ascensión alcielo fue:

“Por tanto, id y haced discípulos a

todas las naciones, bautizándolos enel nombre del Padre, y del Hijo, y delEspíritu Santo;

“enseñándoles que guarden todaslas cosas que os he mandado; y heaquí yo estoy con vosotros todos losdías, hasta el fin del mundo” (Mateo28:19–20; cursiva agregada).

Lo que el Salvador recalca en estepasaje es que por mucho que sea lo que hay que hacer para vivir elEvangelio —y es mucho lo que debe-mos hacer para vivirlo— nada de ellose puede lograr hasta que se nosenseñen esas verdades y aprendamosel camino del Evangelio. Durantevarios años, el presidente Hinckley

nos ha aconsejado que mantengamosa nuestra gente cerca de la Iglesia,especialmente a los jóvenes y a losnuevos conversos. Dijo que todosnecesitamos un amigo, una responsa-bilidad y ser nutridos “por la buenapalabra de Dios” (Moroni 6:4; véasetambién Gordon B. Hinckley, enConference Report, abril de 1997,pág. 66; o Liahona, julio de 1997,pág. 53).

La inspirada enseñanza en elhogar y en la Iglesia ayuda a propor-cionar ese elemento crucial de sernutrido por la buena palabra deDios. Y la oportunidad de magnificareste llamamiento existe en todolugar: padres, madres, hermanos,amigos, misioneros, líderes y maes-tros del sacerdocio y de las organiza-ciones auxiliares, maestros de clase,incluso nuestros fantásticos maestrosde seminario e instituto, que hoyestán con nosotros. Y bien, la lista

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 57

La enseñanza y el aprendizaje en la IglesiaÉ L D E R J E F F R E Y R . H O L L A N DDel Quórum de los Doce Apóstoles

Elija algunas ideas de la presentación

del élder Holland que pueda aplicar

como alumno o como maestro.

El análisis de la clase del élder Holland

se centra en cinco principios. Téngalos

en cuenta y luego haga un plan de

cómo los enseñaría a otra persona.

Además de lo que dijo, ¿qué demostró

el élder Holland sobre el aprendizaje y

la enseñanza?

A LA

IZQ

UIE

RDA

: FO

TOG

RAFÍ

A PO

R JO

HN

LU

KE, T

OM

ADA

CO

N M

OD

ELO

S.

Page 60: Liahona Junio 2007

EXTR

EMO

IZQ

UIE

RDO

: FO

TOG

RAFÍ

A PO

R RO

BERT

CAS

EY;

A LA

IZQ

UIE

RDA

: FO

TOG

RAFÍ

A PO

R ST

EVE

BUN

DER

SON

; FO

TOG

RAFÍ

AS T

OM

ADAS

CO

N M

OD

ELO

S.

continúa. De hecho, en esta Iglesia,es casi imposible encontrar a alguienque no sea maestro.

El presidente Packer señaló estoen su conversación con el élder Perryal decir: “Todos somos maestros”: ellíder, el discípulo, el padre, el conse-jero. No es de extrañar que el apóstolPablo dijera en sus escritos: “Y aunos puso Dios en la iglesia, prime-ramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros”, y después deeso viene la amplia bendición de los milagros, dones espirituales ymanifestaciones celestiales (véase 1 Corintios 12:28).

Haciendo recalcar la naturalezadivina de los que son llamados como maestros, un joven apóstol lla-mado David O. McKay dijo en unaconferencia general en 1916: “La

responsabilidad más grande quepuede tener un hombre [o una mujer]es la de ser maestro de los hijos deDios” (en Conference Report, octubrede 1916, pág. 57; o La enseñanza: El

llamamiento más importante, pág.3). Eso sigue siendo verdad. De estacita sacamos la idea para el título de lamaravillosa guía de consulta y manualde la Iglesia, La enseñanza: El llama-

miento más importante. En el venera-do himno de la Primaria “Soy un hijode Dios”, los niños cantan esta peti-ción a los padres y maestros:

Guíenme; enséñenme

la senda a seguir

para que algún día yo

con Él pueda vivir.

(Himnos, Nº 196)

Ésta es la tarea que tenemos encomún en esta

Iglesia; es la res-ponsabilidad quecompartimos.

Todos somos hijos de Dios, y debe-mos enseñarnos el uno al otro; debe-mos enseñarnos “la senda a seguir”.Esto es lo que intentaremos hacer eldía de hoy.

Prepararse para enseñar

Se darán cuenta al ver estos mate-riales esparcidos sobre la mesa queestoy tratando de preparar una lec-ción. ¿Les parece familiar? Es la lec-ción de hoy: una lección para todosustedes. Prepararse para una claserequiere mucho trabajo y toma tiem-po. Con respecto a esto, quisieraexhortarlos a empezar a planear y apensar con anticipación en la lecciónque tengan que dar.

Por ejemplo, si fuera a enseñar unaclase el domingo, leería la lección yempezaría a orar en cuanto a ella eldomingo anterior. Eso me da todauna semana para orar, para buscar ins-piración, para pensar, para leer y estaratento a aplicaciones de la vida real

58

La instrucción inspirada en casa y en

la Iglesia ayuda a proporcionar el

elemento crucial de nutrir

por la buena palabra

de Dios.

Page 61: Liahona Junio 2007

que den vitalidad a mi mensaje. Noterminarán la preparación ese día,pero les sorprenderá cuántas cosasles vendrán a la mente durante lasemana, cuánto Dios les dará, cosasque sentirán que deben usar cuandoterminen su preparación de la lección.

Al hablar en cuanto a la prepara-ción, me gustaría exhortarlos a queeviten la tentación que se le presenta

a casi todo maestro de la Iglesia; por lo menos ha sido así conmigo.Es la tentación de cubrir demasiadomaterial, la tentación de hacer cabermás en una hora, ¡más de lo que losalumnos pueden retener! Recuerdendos cosas en cuanto a esto: primero,estamos enseñando a personas, notemas en sí; y segundo, todo bos-quejo de una lección que he vistoinevitablemente incluirá más en él

de lo que podamos cubrir en la can-tidad de tiempo disponible.

Así que dejen de preocuparse poreso. Es mejor tomar unas cuantasbuenas ideas y llevar a cabo un buenanálisis —y un buen aprendizaje—que estar apurado, tratando de ense-ñar cada palabra del manual. En estosmateriales que tengo frente a mí, yacuento con tres o cuatro veces máscontenido de lo que pudiera decir ocompartir con ustedes en la cantidadde tiempo disponible para una clase,por lo que, como ustedes, he tenidoque escoger; estoy guardando algodel material para otro día.

Un ambiente tranquilo, sin apuros,es absolutamente esencial si se ha detener la presencia del Espíritu delSeñor en la clase. Por favor nunca olvi-den eso. Muchos de nosotros nosapuramos. Y en nuestro apuro, deja-mos atrás al Espíritu del Señor, tratan-do de ganarle al reloj en una carreratotalmente innecesaria.

Demostración didáctica

Y bien, volvamos ahora a la estu-penda conversación sostenida entreel presidente Packer y el élder Perrypara buscar algunos de los puntosclave para el éxito en esta gran tareade enseñar y aprender. Para ellovamos a entrar en un salón de clasesaquí en las Oficinas Generales de laIglesia en donde vamos a desenvol-vernos en forma muy similar a la queesperamos que ustedes lo hagan ensus salones dondequiera que seencuentren en el mundo. Esto esimprovisado y espontáneo, igual quesus clases. El maestro se ha esforza-do por prepararse y orar —les asegu-ro que lo he hecho— y también los

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 59

EXTR

EMO

IZQ

UIE

RDO

: FO

TOG

RAFÍ

A PO

R RO

BERT

CAS

EY;

A LA

IZQ

UIE

RDA

: FO

TOG

RAFÍ

A PO

R ST

EVE

BUN

DER

SON

; FO

TOG

RAFÍ

AS T

OM

ADAS

CO

N M

OD

ELO

S.

Fotografía superior: El élder Jeffrey R. Holland se prepara para una demostración

sobre la enseñanza, presentada como parte de la reunión de capacitación

mundial de líderes. Arriba: Se invitó a algunos miembros de la Iglesia del área

de Salt Lake City a formar parte de una clase para esta demostración de la

enseñanza. Algunos de sus comentarios adicionales se incluyen en recuadros

en las siguientes páginas.

Page 62: Liahona Junio 2007

alumnos. Ahora que ya se ha ofreci-do la primera oración, confiaremosen que el Espíritu del Señor nos guia-rá en nuestra experiencia didáctica.

Bienvenidos a la clase. Lo que sepropone es que ésta sea una clase de tamaño medio, más o menos.Algunos de ustedes tendrán más yotros menos, pero los principios de laenseñanza serán básicamente los mis-mos, independientemente del tama-ño de la clase. Aquí en nuestroauditorio tenemos a 15 personasabsolutamente perfectas y bellas,

y el número 16 es usted, que estárecibiendo esta transmisión mundial.

Estén atentos a nuevas ideas, cosasque tal vez les lleguen sólo a ustedes.Quizá no tengan nada que ver con loque estemos diciendo, pero así fun-ciona el Espíritu. Sean receptivos a lainspiración del Espíritu de cómo pue-den enseñar. Y recuerden, ¡sí puedenenseñar! ¡Pueden hacerlo!

Toda persona puede enseñar

El élder Perry le hizo una pregun-ta al presidente Packer a la mitad de su conversación: “¿Qué le diría aun nuevo maestro?”. Si alguien estu-

viera recién llamado, ¿qué le

aconsejaría hacer? ¿Qué diría paraayudarle a este maestro a cobrarvalor y poder aceptar el llamamiento,cumplirlo y disfrutarlo?

Hermano Charles W. Dahlquist II:

Usted puede hacerlo.Élder Holland: Usted puede hacer-

lo. Todos pueden enseñar. Y eso es loque el presidente Packer dijo cuandorespondió a la pregunta del hermanoPerry.

Hizo referencia a pasajes de lasEscrituras que prometen que pode-mos hacerlo. Las Escrituras siempreproporcionan palabras tranquilizado-ras adicionales. ¿Les vienen a la mentealgunos pasajes?

Élder Jay E. Jensen: Moroni 10:17.Élder Holland: Moroni 10, el último

capítulo del Libro de Mormón, ungran resumen sobre los dones. ¿Legustaría leerlo, hermano Jensen?

Élder Jensen: “Y todos estos donesvienen por el Espíritu de Cristo; y vie-nen a todo hombre, respectivamente,de acuerdo con su voluntad”.

Élder Holland: Estupendo.Élder Jensen: No excluye a nadie.Élder Holland: Nadie queda exclui-

do. Y a veces pensamos que significa:“Todos menos yo, todos puedenenseñar, pero yo no; o todos puedenser líderes, menos yo”. Pero ése noes el caso. Estos dones son paratodos. Observen una pequeña adver-tencia en cuanto a eso, ya que esta-mos en ese tema. Hermano Jensen,lea las primeras líneas del versículoocho.

Élder Jensen: “Y además os exhor-to, hermanos míos, a que no neguéislos dones de Dios, porque sonmuchos, y vienen del mismo Dios”(Moroni 10:8).

60

FOTO

GRA

FÍA

POR

BRYA

NT

LIVI

NG

STO

N, T

OM

ADA

CO

N M

OD

ELO

.

Si pedimos, recibiremos; y si llamamos,

se nos abrirá. Podemos hacerlo.

Page 63: Liahona Junio 2007

Élder Holland: Creo que nos senti-mos un poco tentados a “negar”.Nos limitamos. Cuando recibimos elllamamiento, o tenemos que enfren-tarnos a un salón de clases —y esaes una experiencia bastante intimi-dante para cualquiera— creo quealgo dentro de nosotros dice: “Nopuedo hacerlo, y voy a negar. Voy anegar que ese don puede venir; voya negar que el don es mío. En ciertomodo, voy a negar la autenticidaddel llamamiento”. En cierta forma,supongo que es lo que estamosdiciendo. Y lo que Moroni dice aquí es “no neguéis”: “No neguéislos dones de Dios, porque sonmuchos”.

“Pedid, y se os dará”

Estoy pensando en algo que elSalvador mismo dijo directamente a Sus discípulos en el Nuevo Testa-mento, y se me ha dicho que es la promesa y declaración de lasEscrituras que se repite más que casicualquier otra en todas ellas. Alguiendijo que alguna variación de estepasaje aparece en las Escrituras cienveces. Y bien, si sólo apareciera una odos veces, yo creo que podríamosaceptarla una o dos veces, pero algoque se repite 20, 40, 60 u 80 vecesclaramente tiene gran significadopara el Señor.

¿Alguien tiene alguna idea de lapromesa a la que me estoy refiriendo?

Hermana Vicki F. Matsumori: Creoque es el pasaje que dice algo sobrepedid y llamad y se os dará.

Élder Holland: Exactamente.Hermana Matsumori, ya que usted lointrodujo, ¿nos podría leer Mateo 7:7?Es del Sermón del Monte, que es unode los lugares en donde se expresaesta promesa.

Hermana Matsumori: “Pedid, y seos dará; buscad, y hallaréis; llamad, yse os abrirá”.

Élder Holland: Gracias. Me encantael espíritu preciso, claro y declarativode esa promesa. Si pedimos, recibire-mos; y si llamamos, se nos abrirá.Podemos hacerlo.

Ahora estamos empezando a acu-mular algunas ideas, y le voy a pedir ala hermana Kathy Hughes, de la presi-dencia general de la Sociedad deSocorro, que sea nuestra escribienteel día de hoy. Tenemos un tema quese está desarrollando, el cual nos dioel presidente Packer en su conversa-ción con el élder Perry, el cual es “El

don de la enseñanza”. ¿Podría ponerese título, por favor, hermanaHughes?

Vamos a hacer una lista de algunasde las cosas que queremos recordarsobre cómo buscar el don de la ense-ñanza. Y la que nos dio la hermanaMatsumori sería la número 1: “Pedir,buscar y llamar espiritualmente”, quequizá supongo es el requisito másfundamental para un maestro quebusca este don que Dios nos ha prometido.

Élder W. Rolfe Kerr: Me parecemuy importante que pongamos lapieza final a esto y que quizás tenga-mos frente a nosotros. Lo que provie-ne de pedir es que recibimos. Lo queproviene de buscar es que encontra-mos. Llamamos, y es abierto.

Élder Holland: Escribamos eso en lapizarra, hermana Hughes, que vamosa recibir. Contiene una promesa.

Hermano Orin Howell: Relacionadocon eso, me gusta Lucas 12:12, dondedice: “Porque el Espíritu Santo osenseñará en la misma hora lo quedebáis decir” (Lucas 12:12).

Élder Holland: Eso nos abre todoun mundo nuevo porque siempreestamos hablando de esta forma a losmisioneros. Siempre les decimos alos misioneros que abran la boca yque si se han preparado y esforzado,Dios les dará lo que deben decir en el momento en que lo necesiten. Esa es una fantástica y amplia nuevaidea sobre pedir y recibir a la horaindicada. Es un versículo espectacu-lar, Orin.

Hermana Tamu Smith: Creo que aveces, cuando estoy en situaciones enlas que me siento abrumada, siendoconversa a la Iglesia, y se me pide

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 61

“Cuando era miem-

bro de la rama de

Colonia Suiza,

Uruguay, mi primer

llamamiento fue el

de presidenta de la

Primaria cuando tenía 13 años. Yo

era la presidenta y también la

maestra. Recuerdo que se me apartó

y se me dio el manual, y la asigna-

ción era la de enseñar a los niños

las lecciones y el Evangelio. Abrí

el manual y no sabía qué hacer ni

cómo enseñar una lección. Así que

oré, y dije: ‘Padre Celestial, necesito

enseñar la lección a los niños el

próximo domingo. ¿Me ayudarás?’.

Y recibí la influencia del Espíritu,

y aprendí a enseñar porque el

Espíritu me enseñó”.

Hermana Delia Rochon

Page 64: Liahona Junio 2007

enseñar una clase en la que hay per-sonas de patrimonio pionero, elEspíritu sí le indica a uno a decir algoque no se planeaba decir. En Éxodo4:12 dice: “Ahora pues, vé, y yo estarécon tu boca, y te enseñaré lo quehayas de hablar”. Pienso que si esta-mos dispuestos a dejar que el Espíritunos impulse a decir esas cosas, aun-que no pensemos que sea lo correctoo no tengamos todas las respuestas,dejamos que nuestro Padre Celestialhaga Su trabajo de hablar por mediode nosotros.

Élder Holland: Qué versículo tanmaravilloso. No creo que en todos losaños en que he tenido alguna conver-sación en cuanto a este tema, no creohaber escuchado que se usara estepasaje, así que gracias, hermanaSmith. Y el contexto de esto, porsupuesto, es la tarea abrumante queMoisés tenía y que los hijos de Israeltenían de salir de los problemas de lavida. Eso es a lo que todos le hacemosfrente. Ése es un pasaje fantásticopara decir: “No te preocupes, te serádado”. Gracias por ese pasaje.

Mantengan estas citas en mente sivan a enseñar en cuanto a un temacomo éste. Pueden usar éstos ymuchos, muchos más.

Enseñar en base a las Escrituras

Élder Steven E. Snow: Muchos denosotros, cuando se nos llama a ense-ñar, nos sentimos totalmente abru-mados con la enormidad de laasignación y nos sentimos incompe-tentes y mal preparados, pero, si nosesforzamos por estudiar los materia-les que se nos han dado, y nos aden-tramos en las Escrituras, y luegosimplemente confiamos en el

Espíritu, se nos ayudará por mediodel proceso. Creo que a veces nossentimos abrumados porque no sabe-mos lo suficiente.

Élder Holland: Absolutamente. Ytodos nos sentimos así; todo maestroque ha enseñado se ha sentido así. Ycreo que sería justo decir que todosaquí representamos el esfuerzocolectivo de la Iglesia de poner buenmaterial en las manos de las perso-nas. Realmente sí tenemos buenmaterial de cursos de estudio.Tenemos buenos manuales, y no seenseñan por sí mismos, pero es tran-quilizador saber que no estamossolos, que no tenemos que volver ainventar la rueda. Tenemos muy bue-nos recursos, y vamos a hablar deeso durante el día; eso nos ayudará a no sentirnos tan abrumados.

Cuando el presidente Packer esta-ba hablando con el élder Perry, dijo:“Siempre me he apoyado en las[raya]”, ya fuera en el púlpito o para-do frente a la clase. Dijo que no que-ría ir a ningún lugar sin ellas. ¿A quése estaba refiriendo?

Hermana Julie B. Beck: A lasEscrituras.

Élder Holland: A las Escrituras;absolutamente. ¿Podría poner elnúmero 2, hermana Hughes?:“Enseñar en base a las Escrituras”.

No creo que podamos exagerar en cuanto a esto en nuestro papel de enseñar en la Iglesia. Obviamente,puesto que la sustancia misma delEvangelio, las Escrituras mismas, sonlo que se nos ha llamado a enseñar, yasea en la Primaria, o en los grupos deadultos o de adolescentes, en casa oen la Iglesia. Recuerdo algo potenteque se dijo en Alma 31, un pasaje

favorito que creo que dice esto igualo mejor que cualquier otro que yoconozca en las Escrituras.

Alma se había embarcado en unamisión muy seria, una misión muydifícil —la misión a los zoramitas— y acababa de intercambiar palabrascon Korihor. Se da cuenta de lo que le funciona y de lo que no fun-ciona en este desafío de enseñar y testificar.

Hermano Wada, ¿nos podría leerAlma 31:5?

Hermano Takashi Wada: “Y comola predicación de la palabra tenía granpropensión a impulsar a la gente ahacer lo que era justo —sí, había sur-tido un efecto más potente en lamente del pueblo que la espada o

62

“Nunca olvidaré

un domingo

por la mañana.

Estábamos en Athi

River, Kenya, y

había un joven que

se puso de pie y dio un discurso en

la reunión sacramental utilizando

sólo las Escrituras. Fue tan potente.

Pienso que sólo tendría unos 15

años, no podría haber tenido más.

Yo lo pasé sonriendo, y pensé:

‘Cómo quisiera que todos pudiéra-

mos escuchar a este jovencito dar

testimonio y hablar de Cristo y

predicar de Cristo’ ”.

Hermana Kathleen H. Hughes

Page 65: Liahona Junio 2007

cualquier otra cosa que les habíaacontecido— por tanto, Alma consi-deró prudente que pusieran a pruebala virtud de la palabra de Dios”.

Élder Holland: Muchas gracias. Conel transcurso de los años éste ha llega-do a ser uno de mis pasajes favoritos.Todos tenemos versículos a los quevolvemos una y otra vez, y yo he vuel-to una y otra vez a éste. “Como la pre-dicación de la palabra” —el poder dela palabra— “tenía gran propensión aimpulsar a la gente a hacer lo que erajusto”, surtía “un efecto más potenteen la mente del pueblo que la espa-da”, y habían tenido suficiente espadaen este libro y en la vida, “o cualquierotra cosa”, todos los demás camposde batalla y conflictos y desafíos. “Portanto, Alma consideró prudente quepusieran a prueba la virtud de la pala-bra de Dios”.

Un sinónimo de la palabra virtud

es poder. Este mismo concepto

se tradujo del griego en el NuevoTestamento como poder. Cuando lamujer se acercó a tocar el borde delmanto de Cristo, en la escena delNuevo Testamento, Él dijo: “Ha salidopoder de mí” (Lucas 8:46).

Así que Alma está diciendo quedebemos poner a prueba el poder dela palabra de Dios, ya que surte unefecto muy potente.

Hermano Wada: Pienso que todosvan a la Iglesia para aprender algo ytienen el deseo de ser nutridos. Unafrase del libro de Jacob, Jacob 2:8,dice: “Y supongo que han subidohasta aquí para oír la agradable pala-bra de Dios; sí, la palabra [de Dios]que sana el alma herida”. Da muchasatisfacción cuando al terminar deenseñar una clase alguien se me acer-ca y dice: “Es exactamente lo quedeseaba escuchar; lo necesitaba”.

Élder Holland: Un punto profundo—gracias, hermano Wada— porque la

gente viene a la Iglesia para tener unaexperiencia espiritual, por eso vienen.Venimos a la Iglesia, y venimos a estetipo de reuniones a oír la palabra deDios, a escuchar declaración, Espíritu,testimonio y convicción. Cuando lle-gan los momentos difíciles, cuandonecesitamos ser sanados, lo que elmundo ofrece no será suficiente.Venimos para ser sanados por la pala-bra de Dios.

Hermana Matsumori: Para la mayo-ría de los maestros de la Primaria,enseñar a los niños en base a la pala-bra de Dios constituye un gran desa-fío. Ellos no saben leer, no tienen suspropios ejemplares de las Escrituras,no están familiarizados con ellas si lafamilia no les ha enseñado. Puede serun gran desafío.

Élder Holland: Tiene razón. Aquítenemos a una maestra de la Primariacon experiencia dándonos unapequeña advertencia para que nos

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 63

A LA

IZQ

UIE

RDA

: FO

TOG

RAFÍ

A PO

R BU

SATH

PH

OTO

GRA

PHY;

A L

A D

EREC

HA

: FO

TOG

RAFÍ

A PO

R M

ATTH

EW R

EIER

, TO

MAD

A C

ON

MO

DEL

OS.

Lo que se nos ha llamado a enseñar es la esencia del Evangelio, las Escrituras mismas.

Page 66: Liahona Junio 2007

demos cuenta de que tendremosniños en todas las etapas de desarro-llo y que debemos encaminarlos gra-dualmente, de la forma en que sedebe encaminar a los niños. Es buenorecordarlo, hermana Matsumori.

Hermano Dahlquist: También es lomismo con los hombres y las mujeresjóvenes, y es que si han de compren-derlo, deben ser capaces, tal comodijo Nefi, de aplicarlo, de identificarsecon ello.

Élder Holland: Deben aplicarlo a símismos (véase 1 Nefi 19:23).

Hermano Dahlquist: Necesitan quelas Escrituras cobren vida.

Élder Holland: Sí, y estamoshablando de una gran cantidad deexperiencia, algunas experiencias enel hogar; algunas en seminario e ins-tituto. Estamos hablando de algo quetiene que crecer con el transcursodel tiempo en nuestros hombres ymujeres jóvenes. No seremos impa-cientes si toma algo de tiempo desa-rrollarlo.

Élder Jensen: Hasta ahora nuestroanálisis se ha concentrado en loslibros canónicos, pero también tene-mos otras Escrituras.

Élder Holland: Así es. ¿Le gustaríamencionar algo en cuanto a los profe-tas vivientes?

Élder Jensen: Tenemos buenosmanuales, y tenemos revistas e histo-rias. ¿Verdad que son potentes?

Élder Holland: Sí tenemos granmaterial, además de los profetasvivientes y las transmisiones de laconferencia general semestral, y laspublicaciones que se envían a laIglesia. Tenemos a nuestra disposiciónla abundancia de la palabra de Dios, ydebemos usarla.

Hermana Kathleen H. Hughes:

Esto hace que en mi mente surja unapregunta. Con frecuencia vemos, talcomo el élder Oaks señaló en otrodiscurso que dio, que sólo se recono-ce muy superficialmente que elmanual existe, y luego enseñamosotras cosas. ¿Por qué lo hacemos?¿Cómo podemos ayudar a nuestroshermanos y hermanas a entender que los manuales son para nuestraedificación?

Élder Holland: Sí, es un buenrecordatorio, y concuerda con elcomentario del élder Jensen. Con elespíritu de los fantásticos comenta-rios que han hecho y las ideas queme han dado —las nuevas ideassobre el poder de la palabra y elsanamiento y la ayuda y la luz que serecibe— recordé una historia que elpresidente Packer contó al Quórumde los Doce hace unos años. Hablóde un duro invierno en Utah cuandohubo demasiada nieve, lo que hizoque las manadas de venados bajaranhasta algunos valles. Algunos queda-ron atrapados por cercos y circuns-tancias por haber salido de su hábitatnatural. Agencias perfectamentecapaces, que tenían buena intención,perfectamente receptivas, intentaronalimentar a los venados para quepudieran superar la crisis del invier-no. Llevaron heno y lo tiraron portodos lados; fue lo mejor que pudie-ron hacer bajo las circunstancias. Más tarde se encontró a un númeroinmenso de venados que habíamuerto de hambre. Las personas que habían ayudado a los animalesdespués dijeron que tenían el estó-mago lleno de heno, pero que habí-an muerto de hambre. Los habían

64

“En una ocasión

estaba sentada

con una nieta de

seis años de edad,

y me dijo: ‘Quiero

aprender a estu-

diar las Escrituras’. Y yo pensé:

‘Bueno, sólo tiene seis años.

¿Podrá realmente obtener algo

potente de las Escrituras?’. Así que

le dije: ‘Vamos a leer 1 Nefi, capí-

tulo 1, y si lees algo que entiendas

o que signifique algo para ti, lo

puedes subrayar; y si quieres

decir algo sobre ello, puedes escri-

birlo’. Así que empezamos con

ese versículo: ‘Yo, Nefi, nací de

buenos padres’ (1 Nefi 1:1), y se

detuvo y dijo: ‘Yo tengo buenos

padres’. Lo obtuvo con la primera

frase. Marcó sus Escrituras y dijo:

‘Voy a terminar de leer el Libro de

Mormón antes de que me bauti-

ce’. ‘Unos días’, dijo, ‘no entiendo

nada’. Pero fue potente para ella

leer el primer versículo del Libro

de Mormón, la primera vez que lo

intentó”.

Hermana Julie B. Beck

A LA

IZQ

UIE

RDA

: FO

TOG

RAFÍ

A PO

R BU

SATH

PH

OTO

GRA

PHY;

A L

A D

EREC

HA

: FO

TOG

RAFÍ

A PO

R ST

EVE

BUN

DER

SON

, TO

MAD

A C

ON

MO

DEL

O.

Page 67: Liahona Junio 2007

alimentado, pero no habían sidonutridos.

Todo maestro debe recordar que debemos nutrir “por la buenapalabra de Dios”. Y nosotros pode-mos nutrirnos también —eso puede ser en parte algo que lo hagaameno— pero la importancia de laenseñanza es la nutrición anclada enla palabra de Dios.

Enseñar por medio del Espíritu

Hermana Hughes, por favor, escri-ba el número tres: “Enseñar con elEspíritu y por medio de Él”.

El Espíritu del Señor es el verdade-ro maestro, y por eso

anteriormente dije:“Escuchen”.Escuchen con elcorazón; escu-chen con elalma, y tendránsentimientos o

inspiraciones que no tienen nada quever con lo que están diciendo”. Tal vezsea algo muy personal, quizá se rela-cione con algo en casa; con algo en el matrimonio o con un hijo, pero es el Espíritu, y Él es el verdaderomaestro.

Hay una frase en Doctrina yConvenios 43:16 que dice que debe-mos ser instruidos de lo alto. Somosinstrumentos, somos herramientas, yson nuestras lenguas y labios, pero elmaestro es de lo alto.

Y bien, es una buena experienciadidáctica que los miembros de la clasese conozcan un poco mejor, así quevamos a hacer eso por un momentocon Orin Howell.

Orin, ¿cuándo se unió a la Iglesia?Hermano Howell: Me uní a la

Iglesia en junio de 1996.Élder Holland: ¿En dónde se unió a

la Iglesia, hermano Howell?Hermano Howell: En Bosnia.Élder Holland: ¿Qué estaba hacien-

do en Bosnia, hermano Howell?Hermano Howell: En ese entonces

estaba en el ejército.Élder Holland: ¿En dónde y en qué

se bautizó en Bosnia?Hermano Howell: Me bauticé en

Tuzla, en un viejo bar ruso que habíanconvertido en una capilla; usamosuna cubierta vieja del motor de untanque, le dimos vuelta, la metimos a la capilla y la usamos como pila bautismal.

Élder Holland: Éste es un maravillo-so joven del ejército que se sienteconmovido por la vida de otrosSantos de los Últimos Días en el ejército, y recibe un testimonio delEvangelio y desea bautizarse, por loque, en la capilla adaptada en donde

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 65

“A veces cuando uno

está enseñando,

trata de trabajar

con el Espíritu, ense-

ñar con el Espíritu,

utilizar las

Escrituras. Pero me parece a mí, por

lo que he experimentado, que el que

hace la conexión entre lo que esta-

mos enseñando y la necesidad del

alumno es el Espíritu. Y por esa

razón, a veces he tenido a un alum-

no que se me acerca y me dice:

‘Gracias por haber dicho tal cosa’, y

yo pensé: ‘¿Dije eso? ¿Cuándo?’. Me

pregunto si esa persona realmente

escuchó la voz del Señor, y todo lo

que yo hice fue crear por medio

de las Escrituras, por medio del

Espíritu, el ambiente en el que el

alumno recibió el mensaje que

necesitaba”.

Hermana Delia Rochon

Debemos ser instruidos de lo

alto. Somos instrumentos, somos

herramientas, y son nuestras lenguas y

labios, pero el maestro es de lo alto.

Page 68: Liahona Junio 2007

se reunían en tiempo de guerra, voltearon la cubierta de motor de untanque para formar una estructuraparecida a una cuenca y Orin la llenóde agua. Fue bautizado. Orin, ¿quiénlo confirmó miembro de la Iglesia enese lugar?

Hermano Howell: Usted, élderHolland.

Élder Holland: Tuve la gran oportu-nidad en el verano de 1996 de confir-mar a Orin Howell como miembro dela Iglesia en Tuzla, Bosnia, bajo condi-ciones de guerra, donde estábamospeleando por la vida. Este maravillosojoven ahora es sumo sacerdote quesirve a la Iglesia fielmente aquí en elValle de Lago Salado. Es un miembromuy distinguido de nuestra clase eldía de hoy. Gracias, Orin, por esainformación. Permite que los miem-bros de la clase se conozcan un pocomejor.

Le voy a pedir al hermano Howellque desarrolle con nosotros el temade “Enseñar por medio del Espíritu”.Acudan a la sección 50, que es unaserie de versículos que usamos confrecuencia, y con urgencia, con losmisioneros, pero debemos usarlos de igual forma con todos. HermanoHowell, ¿podría leer Doctrina yConvenios 50:13?

Hermano Howell: “Por tanto, yo, elSeñor, os hago esta pregunta: ¿A quése os ordenó?”

Élder Holland: A fin de cambiar elénfasis un poco para un propósitomás amplio, cambiemos la palabraordenó por llamó. Ordenó es len-guaje del sacerdocio, y vamos ahablar sobre el llamamiento generalde enseñar. Así que, “Por tanto, yo, el Señor, os hago esta pregunta:

¿A qué se os [llamó]?”Ahora, hermano Howell, lea la res-

puesta del Señor en el versículo 14.Hermano Howell: “A predicar mi

evangelio por el Espíritu, sí, elConsolador que fue enviado paraenseñar la verdad”.

Élder Holland: Ésa es una afirma-ción de las Escrituras que recalca loque estamos tratando de desarrollar

y que ya hemos mencionado: que el verdadero maestro es el Espíritu.Yo no soy el maestro, y ustedes tam-poco lo son. Todos debemos serreceptivos al Santo Espíritu, a la guía del cielo, que es el maestro.Debemos “predicar [el] evangelio

66

“Nuestra seguri-

dad máxima se

encuentra en la

inspiración since-

ra del Señor: la

inspiración de

que usted es el instrumento del

Señor, que ésta es Su clase, que

ésta es Su Iglesia, que ésta es Su

gente. Entonces hay que responder

sinceramente a ese Espíritu. Por

lo general, el curso de estudio nos

va a dar el bosquejo, el camino y

la dirección a seguir durante los

meses del año. Pero en cualquier

momento dado, somos menos de

lo que debemos ser como maes-

tros en las manos del Señor si no

estamos dispuestos a hacer a un

lado algo especial que hayamos

preparado y responder a algo

que el Señor nos inspire a hacer.

Tenemos que decir: ‘El momento

es ahora; éste es el momento pro-

picio para la enseñanza’.

“Los padres se enfrentan a esta

situación todo el tiempo. Ellos

deben aprovechar el momento de

la enseñanza porque es posible

que no vuelva a surgir. Debemos

prepararnos lo mejor que poda-

mos, y luego confiar en que el

Señor nos llevará a oportunida-

des inesperadas en una clase par-

ticular. Debemos estar preparados

para ir a donde Él nos guíe”.

Élder Jeffrey R. Holland

El élder Richard G. Scott les dijo a los

maestros de seminario e instituto que

“el uso del albedrío por parte del

alumno autoriza al Espíritu Santo a

enseñar. Ayuda al alumno a retener

el mensaje”.

Page 69: Liahona Junio 2007

por el Espíritu, sí, el Consolador que fue enviado para enseñar la verdad”.

Ahora, una advertencia: ¿Qué pasasi intentamos hacerlo de otra forma?¿Qué sucede si intentamos enseñarsin el Espíritu o no le hacemos caso ono somos receptivos a Él? ¿Cuál es elveredicto del Señor en cuanto a esetipo de enseñanza?

¿Hermana McKee? ¿Quisiera leer elversículo 18?

Hermana Maritza McKee: “Y si es de alguna otra manera, no es de Dios”.

Élder Holland: Repítalo una vezmás. Es una frase muy potente.

Hermana McKee: “Y si es de algu-na otra manera, no es de Dios”.

Hermana Beck: ¿Quiere decirentonces que si me siento y estudiomis libros y manuales, y escribo unbosquejo, y tengo mi plan, no puedoenseñar eso? Me preparo, pero ¿tengoque estar lista a dejarlo de lado y dejarque el Espíritu me guíe con la prepa-ración que tengo?

Élder Holland: ¿Hay algún comenta-rio en cuanto a esa pregunta antes deque yo responda? Es una preguntalegítima.

Hermano Dahlquist: No es que elEspíritu nos susurre justo cuandoestamos de pie sin usar nuestrasnotas; pienso que el Espíritu puedesusurrarnos comenzando con la pre-paración de la lección. Es muy pareci-do a la conferencia general. Laconferencia general tiene una formaincreíble de afectar nuestra vida, perohay mucha preparación.

Élder Holland: Muy bien, me gusta-ría que hiciéramos más comentariosal respecto. ¿Cuál es el papel del

maestro y cuál es el papel delEspíritu?

Hermana Beck: Me preparé; traba-jé en ello. Pero luego, si alguien en miclase ha tenido un desafío esa sema-na, eso cambia la dinámica de la lec-ción. Ayúdenme a entender cómopuedo saber dónde entra esa combi-nación de estar preparado y de serguiado a decir lo que siento en elcorazón en ese momento, o a utilizarun pasaje diferente de las Escrituras.

Élder Holland: Ésa es una preguntaestupenda, y todo maestro seenfrentará con ella.

Élder Kerr: Creo que la clave es —más allá de la preparación y de ateso-rar— es no quedar sujeto al plan de lalección, sino dejar que ésa sea la basey luego ser receptivo a la inspiración.

Élder Holland: No sería justo entrary decir: “No me preparé, pero elEspíritu nos va a guiar”. Por otrolado, el estar tan sujeto a la prepara-ción sin considerar ninguna inspira-ción que recibamos, sería el otroextremo.

Creo que la hermana Beck nos estállevando a una combinación de estascosas. Nos hemos preparado, perosomos receptivos al Espíritu, y tene-mos la libertad de movernos haciadonde debemos a la hora precisa, enel momento de presentar la lección.

Élder Snow: Tenemos que enten-der que cada miembro de la claseposiblemente se vaya a casa con unainspiración del Espíritu un poco dife-rente, y que es muy importante que elEspíritu esté presente. Pero cuántosde nosotros hemos estado en unaclase en la que se está llevando a caboun análisis maravilloso, y luego elmaestro ha dicho: “Éste es un análisis

muy bueno, pero debo continuar conla lección”.

Élder Holland: Sí, así es. Todoshemos escuchado eso.

Élder Snow: Y a veces perdemosoportunidades cuando hacemos eso.

Élder Holland: Sí, así es. Y esas sonrealidades a las que tendremos que

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 67

“Vi un ejemplo

maravilloso cuando

fui a enseñar con

dos misioneros.

Estaban enseñando

la quinta charla.

Uno de los misioneros era alemán,

y hablaba muy bien el idioma;

ya había estado en la misión

durante varios meses. El otro era

bastante nuevo, y era la primera

quinta charla que había enseñado.

“Y los observé. Uno tenía con-

fianza; era un buen misionero.

Enseñó con confianza. El otro tuvo

que depender un poco en el plan de

la lección, pero al estar allí sentado

viendo a los dos, el Espíritu se

manifestó en ambos. Y asimismo

con maestros que están en diferen-

tes niveles de enseñanza, el Espíritu

puede susurrar sin importar en

cuál estemos, si hemos hecho nues-

tra parte. Fue estupendo.”

Hermano Charles W. Dahlquist II

A LA

IZQ

UIE

RDA

: FO

TOG

RAFÍ

A PO

R RO

BERT

CAS

EY, T

OM

ADA

CO

N M

OD

ELO

S.

Page 70: Liahona Junio 2007

demás? Tengo una pequeña cita quellevo en mis Escrituras que se relacio-na con ese versículo, y creo que laaprecio un poco más el día de hoy alestar hablando de esto. El élder Scottenseñó esto en una reunión de capa-citación del SEI: “Asegúrense de quehaya participación abundante, por-que el uso del albedrío por parte delalumno autoriza al Espíritu Santo aenseñar. Ayuda al alumno a retener el mensaje. A medida que el alumnoexpresa verbalmente la verdad, éstaes confirmada en su alma y fortalece su testimonio personal” (Richard G.Scott, To Understand and Live Truth

[discurso dirigido a los maestros dereligión del SEI, 4 de febrero de2005], pág. 3).

Élder Holland: Qué maravilloso.Eso me recuerda algo que dijo en una ocasión el presidente Marion G.Romney: “Siempre sé cuando hehablado bajo la influencia delEspíritu, porque aprendo algo queno sabía”. Él es el maestro, y depronto está diciendo o pensandocosas que nunca antes había pensa-do. O si las había pensado, le vienencon nuevo placer, nuevo poder. Esas pueden ser algunas de las formascon las que podemos tener una indi-cación de que estamos enseñandocon el Espíritu.

En muchos de los casos, no sabre-mos. Haremos todo lo posible, con la esperanza de que cientos de cosasestén sucediendo en el corazón de lagente, o que sucedan, gracias a estaexperiencia o a otras experiencias enla Iglesia. Pero es posible que nuncasepamos.

Quizá parte del llamamiento divinodel maestro es ser un instrumento y

aprender a dar cabida y nosotros mis-mos ser tan sensibles como la perso-na que recibió esa impresión paraaprovechar la oportunidad y elmomento.

Hermana Hughes: ¿Saben? Éstesiempre ha sido un asunto muy inte-resante y algo desconcertante paramí. ¿Cómo sabemos, y cómo puedesaber el maestro, que está enseñan-do con el Espíritu? Yo no lo sé. Noestoy segura de que cuando voy aenseñar siempre tengo confianza en eso.

Élder Holland: ¿Alguien tiene unarespuesta a eso? ¿Qué es lo que le daal maestro el sentimiento de tranquili-dad de que está enseñando con elEspíritu? ¿Qué pueden buscar comoindicación de que así es? ¿O se hacesolamente con fe y esperanza de queestá sucediendo, aun cuando nosiempre se sabe si así es?

Élder Jensen: Yo tengo la mismapregunta, y me pregunto si la res-puesta no está, por lo menos en mi caso, en Doctrina y Convenios50:21–22:

“Por tanto, ¿cómo es que no podéiscomprender y saber que el que recibela palabra por el Espíritu de verdad, larecibe como la predica el Espíritu deverdad?

“De manera que, el que la predicay el que la recibe se comprenden eluno al otro, y ambos son edificados yse regocijan juntamente”.

Élder Holland: Quizá un poco deregocijo, Kathy. Tal vez si el corazón seregocija un poco es por lo menos unaindicación.

Élder Jensen: ¿Está el maestro alfrente, sentando cátedra, hablandosin pedir la participación de los

seguir adelante, confiar que hemossido tan espirituales y devotos comopudimos serlo, y entonces dejar queel milagro de la revelación personalcontinúe una y otra vez. Pienso queesa es una idea muy grata sobre ense-ñar y ser maestro.

68

“Creo que se puede

decir audazmente

que no hemos teni-

do éxito si al final

de 40 minutos el

alumno sale por la

puerta y dice: ‘Caramba, qué boni-

ta clase’. Si se termina cuando el

alumno sale por la puerta, creo

que hemos fracasado en el sentido

máximo de la enseñanza, el sentido

continuo de la enseñanza. Nuestra

instrucción debe ser tan provocati-

va, tan espiritualmente dulce, tan

nueva e interesante que los alum-

nos se digan a sí mismos: ‘Sentí

tanto que creo que pensaré en ello

esta tarde y mañana y la próxima

semana y el próximo mes’. En esa

forma, nuestra lección cobrará

vida por sí misma y hará que sur-

jan nuevos pensamientos.

“Existe un peligro muy real en

las presentaciones del salón de cla-

ses que parecen ser tan autónomas

o deslumbrantes que se entretiene

a la gente durante 45 minutos y

dicen: ‘Qué bien; no puedo esperar

a venir la próxima semana para

que me entretengan’, y que nunca

se tenga otro pensamiento durante

la semana o durante el mes en

cuanto a la sustancia de la doctri-

na que se les ha enseñado”.

Élder Jeffrey R. Holland

Page 71: Liahona Junio 2007

La responsabilidad de aprender

Punto 4: “Ayudar al alumno a asumir la responsabilidad deaprender”.

¿Qué podemos hacer cuando llega-mos a una nueva clase, y no sucedemucho, donde alguien, por su mane-ra de comportarse, dice: “Lo reto aque me enseñe? Me voy a sentar enesta silla, y voy a estar cabizbajo, ysólo voy a mirar mis zapatos, y cuan-do lo mire a usted, voy a fruncir elceño”. Quizás la situación no siempreesté tan mal, pero he tenido algunasde esas clases. Probablemente todoshemos estado en situaciones en lasque parecía haber personas que noestaban preparadas para aprender.¿Cómo ayudamos a la gente a lograrlo?

Hermana Beck: A veces me esfuer-zo por elaborar mis preguntas, perocreo que esto es lo que estamosdiciendo: cuanto más podamos hacerpara que los alumnos hagan pregun-tas sobre algo, más involucrados esta-rán en el aprendizaje.

Y lo que se me ocurrió fue quecuando José Smith leyó un pasaje de las Escrituras en Santiago, ellohizo que se le ocurrieran preguntas,y dijo: “¿Cómo voy a saber? ¿Sabréalgún día? Si no resuelvo esto, nunca sabré”. Y estaba en una modalidad de alumno cuando le preguntó a Dios. Para mí, ése es un desafío como maestra: no tantolas preguntas que yo haga, sino loque está sucediendo que está ayu-dando a otros a hacer preguntas,para que el Espíritu Santo les puedaenseñar.

Élder Holland: Uno de mis librosfavoritos de la Iglesia fue escrito porun viejo amigo profesor de BYU,

Dennis Rasmussen, que se llama The

Lord’s Question [La pregunta del

Señor]. Es una muestra de cómo elSeñor siempre enseña con una pre-gunta. Desde el tiempo de Adán, el Señor dijo: “¿Dónde estás tú?”(Génesis 3:9). Él sabe perfectamentebien dónde está Adán, pero precisasaber si Adán lo sabe. Por eso hace la pregunta: “Adán, ¿dónde estás?”.Etcétera. “¿No sabíais que en losnegocios de mi Padre me es necesarioestar?” (Lucas 2:49). La vida delSalvador se edificó alrededor de laenseñanza por medio de preguntas.Muchas de las revelaciones —no sécuántas; no he contado— peromuchas revelaciones de Doctrina yConvenios se recibieron en respuestaa preguntas que el profeta o los her-manos de la Iglesia le hicieron alSeñor.

Hermana Matsumori: He estadoluchando un poco con este tema enrelación con los niños, incluso desdeque el presidente Packer dijo quequería aprender. Pero para ser since-ra, creo que es un concepto avanzadopensar que el alumno va a asumir laresponsabilidad de aprender, espe-cialmente hablando de niños peque-ños. ¿Entonces cómo lo logra unmaestro de la Primaria?

Élder Holland: Ése es un puntoexcelente. ¿Qué hacemos si nosenfrentamos a esa situación, peroseguimos siendo los maestros? Detodos modos hay que desempeñarse.Por cierto, es el número 4 porque nosdamos cuenta de que es un conceptoun poco más maduro y avanzando.Pero quizá no hablamos suficiente deello, así que hablemos sobre la pre-gunta de la hermana Matsumori. Un

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 69

A LA

DER

ECH

A:

FOTO

GRA

FÍA

POR

MAT

THEW

REI

ER, T

OM

ADA

CO

N M

OD

ELO

S.

Entre más preguntas hagan los alumnos en cuanto a algo, más involucrados están

en el aprendizaje.

Page 72: Liahona Junio 2007

niño, un alumno de seminario, elmaestro o la Damita de 14 años: aveces no tienen mucho interés, o almenos su comportamiento no lorefleja. Es posible que estén más inte-resados de lo que quisieran que nosdiéramos cuenta, pero no parecenestar interesados. ¿Qué hacemos enesa situación? ¿Cómo los ayudamos?

Hermano Wada: El aprendizaje nosiempre se lleva a cabo justo en elsalón de clases. A veces sucede afue-ra. Cuando yo estaba aprendiendosobre la Iglesia los misioneros meenseñaban, y una semana despuéspensaba sobre ello y decía: “De esoestaban hablando”. No debemossuponer que el aprendizaje debe lle-varse a cabo en ese momento.

Élder Holland: Excelente punto.Estoy seguro de que fue el Espíritudel Señor que obró en usted duranteuna semana o durante el tiempo quefuera necesario.

Ése es el caso clásico de los investi-gadores de la Iglesia. Queremos queel Espíritu obre en ellos durante horasy días después de que los misionerosse hayan ido, y antes de que regresenpara la siguiente charla.

Hermana Naomi Wada: A veceslos niños tienen muchas preguntas, yyo he preparado tantos ejemplos oexperiencias o ayudas visuales, y nolas puedo usar todas. A veces estoymuy ocupada contestando preguntas.¿Está bien eso? He tratado de simplifi-car la lección, y si me puedo concen-trar aunque sea en un solo tema yenseñárselo, por lo menos se sientencómodos.

Élder Holland: Muy bien. Usted lodijo mejor de lo que yo lo hice al prin-cipio. No traten de hacer demasiado.

Con un niño de la Primaria —bueno,o con cualquier niño, tal vez con cual-quiera de nosotros— si podemosenseñar una idea, un principio, algopuro e importante que el hermanoWada seguirá sintiendo una semanadespués, eso probablemente hará dela experiencia en el salón de clasesalgo valioso. Sientan confianza. No sesientan renuentes por ello.

Élder Kerr: Lo que ella acaba dedecir que me ha abierto los ojos es:¿Qué mejor ambiente puede haber en la clase que el hecho de que losniños o los adultos estén haciendopreguntas?

Élder Holland: Alguien está respon-diendo.

Élder Kerr: Están pensando.Élder Holland: ¿Qué pasa si se

enfrentan a una situación en la que elalumno todavía no esté participando,y la carga esté sobre ustedes por untiempo?

Hermano Bruce Miller: ¿Debemosseguir adelante con la lección, o debemos detenernos y hacer algunascosas que invitan al Espíritu, auncuando hayamos tenido el primerhimno, la oración y el pensamientoespiritual? Si todavía no está presente,en vez de seguir con la lección, debe-mos detenernos y decir: “Y bien,¿cómo podemos obtener el Espíritu?”.

Élder Holland: ¿Alguien quisiera res-ponder a eso?

Élder Snow: Pienso que es un pro-ceso a largo plazo. No va a suceder en la primera clase. Creo que a vecestenemos que esforzarnos y luegohabrá un momento en el que funcio-nará, cuando el Espíritu estará presen-te y todos hayan contribuido a laclase. Y entonces uno se detiene y

dice: “¿Saben lo que está pasando en este momento? ¿Pueden notar ladiferencia?”.

Élder Holland: Anteriormente la hermana Hughes dijo: ¿Cómopodemos saber si hemos tenido elEspíritu?”. Y quizá esto es lo que a supropia manera el hermano Miller qui-siera que se le respondiera: con unaclase indiferente frente a mí, ¿cómo sési lo estoy haciendo bien? Y de algunamanera, lo importante para ellos ypara ustedes es, ¿cómo me siento?

¿Pueden sentir el amor del Señor conustedes, que el Señor les ama, quehan hecho su mejor esfuerzo, que Élama a los alumnos? Si sólo podemostener algunos sentimientos por elEvangelio, si sólo nos amamos unos a otros, supongo que ése es un buenpunto para empezar. Y si los chicosson indiferentes, quizá no les puedanenseñar todavía, pero pueden amar-los. Y si los aman hoy, quizá les pue-dan enseñar mañana.

Pienso que eso es algo que estátotalmente en nuestras manos; nadade esto depende de ellos. Podemosamarlos de principio a fin, y habrá

70

“Sean pacientes, y

sobre todo no pier-

dan el Espíritu. No

podemos de manera

alguna ofendernos,

enojarnos o sentir-

nos desilusionados porque hemos

trabajado tanto en nuestra lección,

y no parezca que los alumnos estén

poniendo atención. Simplemente

tenemos que ser pacientes y amoro-

sos. Está sucediendo más en su

corazón de lo que pensamos”.

Élder Jeffrey R. Holland

A LA

DER

ECH

A:

EL S

EÑO

R JE

SUC

RIST

O,P

OR

DEL

PAR

SON

; FO

TOG

RAFÍ

A PO

R M

ATTH

EW R

EIER

, TO

MAD

A C

ON

MO

DEL

O;

ARRI

BA, A

LA

DER

ECH

A:

FOTO

GRA

FÍA

POR

BRY

CO

X.

Page 73: Liahona Junio 2007

milagros, el tipo de milagros de losque ustedes han estado hablando.

Si yo, el maestro, quiero que uste-des, los alumnos, hagan preguntas,quizá tenga que fomentar la participa-ción, como hemos intentado hacerlohoy. Quizá trate de hacer una pregun-ta que después cobre vida por símisma, y lo único que tengo quehacer es supervisar el análisis paraque los alumnos participen.

Ahora quisiera hacer una pausa yhacer un comentario editorial. Unmaestro quizá sepa que el hermanoMerrill habló sobre ese tema en laconferencia, y diga: “Bien, iré al cen-tro de materiales y obtendré esevideo. Lo puedo pasar y le puedomostrar a la clase al hermano Merrill”.

Si lo hacen, está bien, y debemoshacerlo de vez en cuando. Pero lasayudas audiovisuales son exactamenteeso: son ayudas; no deben suplantarla lección. Utilícenlas de la misma

forma en que se usan las especiaspara cocinar: para dar sabor, para real-zar, para acentuar, para enriquecer.Un mapa, una pintura, el fragmentode un video, o un punto clave escritoen la pizarra pueden marcar la dife-rencia entre una buena lección y unagran lección, pero nadie quiere unacomida que es sólo de especias; asíque mi súplica a cada uno de ustedeses que no usen demasiado las ayudasvisuales. No deben suplantar al maes-tro, ni al material de la clase; y nodeben suplantar al Espíritu del Señor.Úsenlas cuando las necesiten.

Hermana Wada: Hay un niño quea veces es muy, pero muy indiscipli-nado en la clase de la Primaria, ytrato de imaginármelo vestido deblanco, como un espíritu del Señor.La realidad es que todos somos hijosde Dios, y esa inteligencia, aun cuan-do su cuerpo es pequeño, ha venidoa la tierra a aprender algo, y hay unarazón por la que está aquí. Es muyútil pensar así.

Élder Holland: Muchas gracias. Es un comentario muy tierno.

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 71

“Asistía al semina-

rio temprano por

la mañana, y

siento que mi

maestro de semi-

nario asumió la

responsabilidad de enseñarnos.

Él suponía que estábamos reci-

biendo el mensaje que nos estaba

dando. Hubo ocasiones en que lle-

gábamos a seminario en la ropa

de dormir; hubo veces en que

algunos llevamos almohadas y

frazadas; hubo ocasiones en las

que las chicas se estaban pintan-

do las uñas mientras lo escucha-

ban, pero fuimos bendecidos con

un maestro de seminario que

suponía que le estábamos escu-

chando. No entablábamos conver-

sación con él, pero no hubo un

día en seminario que yo no haya

puesto atención o que no haya

escuchado lo que él dijo con los

oídos y con el corazón.

“Creo que como maestros, si

hemos hecho todo lo que debe-

mos, si hemos hecho nuestra

parte, y el Espíritu está presente,

entonces podemos suponer que

los alumnos están asumiendo la

responsabilidad de escuchar”.

Hermana Tamu Smith

Mi súplica a cada uno de ustedes es

que no usen demasiado las ayudas

visuales. Úsenlas cuando las necesiten.

Page 74: Liahona Junio 2007

Hermano Howell: Lo que pareceque están diciendo es que a veces elmaestro es el alumno y el alumno esel maestro.

Élder Holland: Casi siempre elmaestro se beneficiará más que losmiembros de la clase. Es una de lasalegrías que conlleva el enseñar.

Testificar

Finalicemos. Número 5, una pala-bra: “Testificar”.

Quisiera que termináramos aquí dela forma en que todo maestro debeconcluir su propia clase, en la Iglesia yen el hogar: con el espíritu del testi-monio.

Durante muchos años me haencantado la historia que el hermanoPacker ha relatado una y otra vez sobre el maestro de EscuelaDominical de William E. Berrett cuan-do era joven. Se llamó a un viejo her-mano danés a enseñar una clase dejóvenes alborotados. No parecía quefueran a ser compatibles; él no habla-ba bien inglés, tenía un acento danésmuy fuerte, era mucho mayor queellos, tenía manos grandes, de granje-ro. Sin embargo, debía enseñar a esosjóvenes indisciplinados de 15 años.No parecía que fueran a ser compati-bles, pero el hermano William E.Berrett solía decir —y ésta es la parteque el presidente Packer cita— queeste hombre les enseñó de algunaforma; que frente a todas esas barre-ras, frente a todas las limitaciones,ese hombre entró al corazón de esosinquietos jóvenes de 15 años, y cam-bió sus vidas. Y el testimonio del hermano Berrett era: “Podíamos for-talecernos con el fuego de su fe”.

Todo alumno merece por lo menos

eso. Tal vez no demos las leccionesmás extraordinarias ni seamos tre-mendamente hábiles en el uso de lasayudas visuales (aunque podamos uti-lizar cualquiera que sepamos usar).Pero podemos compartir con cadaalumno el fuego de nuestra fe, y ellospueden fortalecerse con él.

En el transcurso de los años me he sentido muy decepcionado conlecciones espectaculares, dadas pormaestros leales y talentosos que, de alguna manera al final de la clasedicen: “Bueno, ya sonó el timbre.Hermano Jones, ¿podría ofrecer laúltima oración?” Y así se acaba. No secierran los libros, no se ve a los alum-nos a los ojos por un momento, nose toma el tiempo para decir, en efec-to, ¿dónde hemos estado? y ¿a dóndevamos? y ¿qué desea el Señor quehagamos? En algunos casos —y estoysiendo un poco injusto y un pocoextravagante, pero para ilustrar loque quiero decir— no se hace refe-rencia alguna a lo que esto debe significar para el alumno o para elmaestro. Salgo de la clase diciendo:“Me pregunto como se sintió él alrespecto. Me pregunto lo que ellapensó al respecto y lo que debía sig-nificar para mí”. Se hace un esfuerzotan grande para presentar una doctri-na, un principio, un mapa, un video a los alumnos, pero no hay ni señasde un testimonio personal sobre loque la doctrina o el principio signifi-can para el maestro, que debía haber-nos guiado y enseñado la senda aseguir.

Tal y como lo dijo el presidente J.Reuben Clark en una ocasión: “Nuncapermitamos que la fe sea algo difícilde advertir”. ¿Puedo repetirlo?

“Nunca permitamos que la fe sea algodifícil de advertir”. Nunca sembremossemillas de duda; evitemos el com-portamiento egoísta y la vanidad. Notraten de impresionar a todos con su brillantez. Impresiónenlos con lobrillante que es el Evangelio. No sepreocupen por dónde se encuentran las tribus perdidas o los tres nefitas.Preocúpense más sobre dónde seencuentra el alumno, de lo que suce-de en su corazón o en su alma, delhambre y de lo que muchas veces esuna necesidad espiritual casi deses-perante de nuestra gente. Enséñenlesy, sobre todo, testifíquenles. Ámen-los. Testifiquen desde el fondo de sualma. Será lo más importante que lesdigan en toda una hora, y es posibleque salve la vida espiritual de alguien.

Digan que “[hablan] con la fuerzade [su] alma” (Alma 5:43). Meencanta esa frase. Quiero testificar-les con la fuerza de mi alma. Si lodesean, podrían preguntar a la con-gregación lo que Alma le preguntó ala de él, a saber: “¿No suponéis quesé de estas cosas yo mismo?”. Y con-tinúa: “Os testifico que yo sé queestas cosas de que he hablado sonverdaderas… Os digo yo que sé pormí mismo, que [son] verdad” (Alma5:45, 48).

Sé que Dios vive y nos ama. Sé queJesús es el Cristo, el Hijo del Diosviviente, el Salvador y Redentor delmundo. Sé que ésta es Su Iglesia, y séque la enseñanza importa.

Por tanto, sé que el cielo nos ayu-dará si enseñamos tal como se ha des-crito aquí; y eso no será todo; sóloserá el comienzo. Bienvenidos a labúsqueda del don de la enseñanza.Pero a medida que buscamos ese don

72

Page 75: Liahona Junio 2007

y oramos pidiéndolo, si pedimos ybuscamos y llamamos espiritualmente,si enseñamos en base a las Escrituras,si enseñamos con el Espíritu Santo ypor medio de Él, si ayudamos al alum-no a asumir la responsabilidad por elaprendizaje, y si testificamos de lasverdades que hemos enseñado, Diosconfirmará en nuestro corazón y en elde nuestros alumnos el mensaje delEvangelio de Jesucristo.

Hermanos y hermanas, los queestán cerca y los que están lejos, losque están aquí y los que están portodo el mundo, el Evangelio deJesucristo significa todo para mí.Significa todo para mí. Es mi vidaentera. Es mi esperanza y mi seguri-dad y mi búsqueda de la salvación. Estodo lo que quiero para mis hijos ypara los hijos de mis hijos.

Y lo que siento por el Evangelio esgracias a ustedes, porque personascomo ustedes enseñaron a gentecomo yo. En algún lugar en esas

pequeñas clases de la Primaria y enesas primeras noches de hogar y enel quórum de diáconos y en la misióny en todo lugar, alguien como uste-des le enseñó a alguien como a mí. Y todavía no llego a ser todo lo quequisiera. No soy todo lo que debiera,pero sea lo que sea que vaya a llegara ser, se lo debo a grandes maestros,empezando con mis propios amadospadres y toda otra buena personaque haya afectado mi vida, incluidoslos consejos y quórumes de los queahora soy miembro, donde recibo lasenseñanzas de la Primera Presidenciay del Quórum de los Doce, así comode otras Autoridades Generales ymaravillosos líderes de organizacio-nes auxiliares como todos ustedes.

Testifico del amor. Sé que Dios nosama, y esto lo sé en parte porque losamo a ustedes, y amo la experienciade enseñar, y ruego que mejoremosen ello, en el nombre de Jesucristo.Amén. ■

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 73

El don de la enseñanza1. Pedir, buscar y llamar espiritualmente.

2. Enseñar en base a lasEscrituras.

3. Enseñar con el Espíritu y por medio de Él.

4. Ayudar al alumno a asumir la responsabilidad de aprender.

5. Testificar.

Page 76: Liahona Junio 2007

Hemos escuchado a algunosde los más grandes maestrosde la Iglesia, que nos han

proporcionado una excelente per-cepción de muchos de los elementosy principios de la buena enseñanza.

Como se ha mencionado, en algu-nos aspectos todos somos maestros y tenemos el deber de enseñar de la mejor manera posible.

Me gustaría compartir con ustedes algunos ejemplos de per-sonas que he conocido, que haninfluido en mi vida y que me hanenseñado lecciones importantes einolvidables.

Todos tienen un relato

He estado pensando en una denuestra Autoridades Generales eméri-ta, el élder Marion D. Hanks, quesobresalió en la enseñanza en semina-rio, en instituto y en la Iglesia engeneral. Él ha utilizado muchos méto-dos didácticos diferentes.

En una ocasión, el élder Hanksrecorrió una misión y entrevistó atodo misionero que trabajaba en esazona en particular. Yo había sidoasignado a una zona contigua y elpresidente de misión nos llevó enauto al élder Hanks y a mí al aero-puerto.

El élder Hanks le dijo al presidentede misión que había sido un privilegiopara él haber hablado con cada unode los misioneros y haberlos entrevis-tado. Nos contó que se sintió inspi-rado a pedirle a una misionera losiguiente: “Hábleme sobre su misióny de cómo se sintió por haber sido lla-mada como misionera”.

Ella le dijo que su humilde padre,un campesino, se había sacrificadomucho voluntariamente por el Señory Su reino. Ya estaba manteniendo a dos hijos en la misión el día en que habló con ella sobre sus callados deseos de ser misionera

y le explicó cómo el Señor le había ayudado a prepararse paraayudarla.

Él había ido al campo para hablarcon el Señor y decirle que ya no lequedaban más bienes materialespara vender, sacrificar o usar comogarantía para un préstamo. Él desea-ba saber cómo podía ayudar a su hijaa cumplir una misión; y se sintió ins-pirado a plantar cebollas. Pensó queno había entendido bien; las cebo-llas no se daban bien en ese clima,nadie había plantado cebollas y él no tenía experiencia en el cultivo de ellas.

Luego de argumentar con elSeñor por un tiempo, tuvo la impre-sión de que debía plantar cebollas:pidió prestado dinero al banco, com-pró las semillas, las plantó, las cuidóy oró.

El clima se mantuvo favorable y laplantación de cebollas prosperó; ven-dió la cosecha, pagó sus deudas albanco, al gobierno y al Señor, y pusoel resto en una cuenta corriente bajo

74

Ejemplos degrandes maestrosP R E S I D E N T E T H O M A S S . M O N S O NPrimer Consejero de la Primera Presidencia

Al leer las experiencias que se relatan en

el discurso del presidente Monson, ¿qué

impresiones le vienen a la mente sobre el

aprendizaje y la enseñanza? ¿Qué expe-

riencias ha tenido usted como alumno o

como maestro que sean similares a los

ejemplos de estos relatos?

¿En qué forma ilustra cada experiencia

que el presidente Monson relata las cua-

lidades de la enseñanza del Salvador?

Ore y medite sobre lo que puede hacer

para seguir el ejemplo del Salvador. FOTO

GRA

FÍA

POR

BUSA

TH P

HO

TOG

RAPH

Y; D

ETAL

LE D

E C

RIST

O Y

EL

JOVE

N R

ICO

,PO

R H

EIN

RIC

H H

OFM

ANN

, CO

RTES

ÍA D

E C

. HAR

RISO

N C

ON

ROY

CO

.

Page 77: Liahona Junio 2007
Page 78: Liahona Junio 2007

el nombre de su hija: lo suficientepara mantenerla durante la misión.

Luego el élder Hanks le dijo alpresidente de misión: “Nunca olvida-ré su relato, ni el momento, ni laslágrimas en sus ojos, ni el sonido desu voz, ni lo que sentí cuando dijo:‘Hermano Hanks: No tengo proble-ma para creer en un amoroso PadreCelestial que sabe de mis necesida-des y que me ayudará de acuerdocon Su sabiduría si soy lo suficiente-mente humilde’ ”.

El élder Hanks estaba enseñandouna lección muy importante: Cadaniño en el salón de clases, cada hom-bre joven y mujer joven, cada alumnode seminario o instituto, cada adultoen las clases de Doctrina del Evangelio,cada misionero —sí, cada uno denosotros— tiene un relato que contar.Escuchar es un elemento esencial alenseñar y al aprender.

“Más bienaventurado es dar que

recibir”

De pequeño, tuve la experienciade contar con la influencia de una

maestra eficaz e inspirada que nosescuchaba y nos quería. Se llamabaLucy Gertsch. En la clase de la EscuelaDominical, ella nos enseñaba acercade la creación del mundo, de la caídade Adán y del sacrificio expiatorio deJesús. Traía a nuestro salón de clasescomo invitados de honor a Moisés,Josué, Pedro, Tomás, Pablo y, claroestá, a Cristo; y, aunque no los veía-mos, aprendimos a amarlos, a honrar-los y a emularlos.

Nunca fue su enseñanza tan diná-mica ni su impacto tan perdurablecomo el de un domingo por la maña-na en el que nos dijo con tristeza delfallecimiento de la madre de uno denuestros compañeros. Esa mañanahabíamos echado de menos a Billy,pero ignorábamos la razón de suausencia.

El tema de la lección era: “Más bie-naventurado es dar que recibir”(Hechos 20:35). En medio de la lec-ción, nuestra maestra cerró el manualy nos abrió los ojos, los oídos y elcorazón a la gloria de Dios. Nos pre-guntó: “¿Cuánto dinero tenemos en

nuestro fondo para actividades de laclase?”.

“El tiempo de la Gran Depresióneconómica causó que respondiéra-mos con orgullo: “Cuatro dólares ysetenta y cinco centavos”.

Entonces, dulcemente nos sugirió:“La familia de Billy se halla acongojaday en apuros económicos. ¿Qué lesparece la idea de ir esta mañana a visitarlos y llevarles el dinero de esefondo?”.

Siempre recordaré el grupito querecorrió las tres calles hasta la casa deBilly, que saludó a su compañero, alhermano de él, sus hermanas y supadre. Se notaba la ausencia de lamadre y atesoraré el recuerdo de laslágrimas que brillaron en los ojos detodos cuando el sobre blanco quecontenía el valioso fondo de activida-des pasó de la delicada mano de lamaestra a la necesitada mano deldesolado padre.

Entonces regresamos a la capillacon el corazón más liviano quenunca; nuestro gozo era más com-pleto, nuestro entendimiento másprofundo. Una maestra inspirada porDios había enseñado a los niños desu clase una lección eterna de verdad

76

El sobre blanco que contenía el valioso fondo de actividades pasó de la delicada

mano de la maestra a la necesitada mano del desolado padre.

FOTO

GRA

FÍAS

PO

R C

HRI

STIN

A SM

ITH

.

Page 79: Liahona Junio 2007

divina: “Más bienaventurado es darque recibir”.

Podríamos haber parafraseado muybien las palabras de los discípulos que iban camino a Emaús: “¿no ardíanuestro corazón en nosotros, mien-tras… [ella] nos abría las Escrituras?”(Lucas 24:32).

Lucy Gertsch conocía a cada unode sus alumnos, e indefectiblementellamaba a los que faltaban el domingoo que no asistían con regularidad;sabíamos que se preocupaba pornosotros. Ninguno de nosotros la haolvidado, ni a ella ni las lecciones queenseñó.

Muchos años después, cuandoLucy se encontraba cerca del fin desus días, la fui a ver y recordamosesos días tan lejanos en los que ellahabía sido nuestra maestra. Hablamosde todos los alumnos de su clase y delo que cada uno de ellos hacía en eseentonces. Su cariño y cuidado perdu-raron toda una vida.

Los Artículos de Fe

Otra maestra inspirada que tuvefue Erma Bollwinkel, miembro de lamesa directiva de la Primaria de nues-tra estaca, que siempre recalcaba laimportancia de aprender los Artículosde Fe. De hecho, no podíamos gra-duarnos de la Primaria sino hasta querecitáramos bien cada uno de ellos.Era un desafío para jovencitos taninquietos, pero perseveramos y tuvi-mos éxito. Como resultado, durantetoda la vida he podido recitar losArtículos de Fe.

En calidad de miembro delQuórum de los Doce Apóstoles,durante muchos años fui responsable

por Alemania Oriental, también llama-da República Democrática Alemana.En esa asignación, mi conocimientode los Artículos de Fe fue de granayuda. En cada una de mis visitas,durante los veinte años que superviséesa área, recordé siempre a los miem-bros de esa zona el Artículo de Fe Nº12: “Creemos en estar sujetos a losreyes, presidentes, gobernantes ymagistrados; en obedecer, honrar ysostener la ley”.

En nuestras reuniones detrás delo que se conocía como la “Cortinade hierro (Telón de acero)”, siempreestábamos vigilados por el gobiernocomunista. A principios de la décadade 1980, cuando pedimos permiso alos oficiales de gobierno para cons-truir un templo y más tarde cuandosolicitamos que los jóvenes y joven-citas del lugar prestaran serviciomisional en diversas partes delmundo y para que otros llegaran al país como misioneros, ellos escu-charon y después dijeron: “ÉlderMonson, durante veinte años lohemos observado y sabemos quepodemos confiar en usted y en suIglesia, porque usted y su Iglesiaenseñan a sus miembros a obedecerlas leyes del país”.

Daré otro ejemplo de lo valiosoque es aprender los Artículos de Fe.Hace cuarenta y cinco años, trabajécon un hombre llamado SharmanHummel en el negocio de imprentasen Salt Lake City. Una vez lo llevéhasta su casa en mi auto y le preguntécómo había obtenido su testimoniodel Evangelio.

Él me respondió: “Tom, esa pre-gunta es interesante, ya que esta

misma semana mi esposa, mis hijos y yo vamos a ir al Templo deManti para sellarnos por toda la eternidad”.

Y continuó: “Nosotros vivíamos enel Este. Un día viajé en autobús a SanFrancisco para establecerme en unanueva compañía de imprenta, yluego iba a mandar buscar a mi espo-sa y a mis hijos. Desde Nueva Yorkhasta Salt Lake City, el viaje fue sinincidentes, pero en Salt Lake Citysubió al autobús una jovencita —una niña de la Primaria— que sesentó junto a mí; iba a Reno, Nevada,a visitar a su tía. Al viajar hacia eloeste, vi un cartel que decía: ‘Visitela Escuela Dominical mormona estasemana’.

“Le dije a la niña: ‘Hay muchosmormones en Utah, ¿verdad?’

“Ella contestó: ‘Sí, señor’.“Entonces le dije: ‘¿Eres mormona?’.“Y me contestó: ‘Sí, señor’ ”.Sharman Hummell entonces le

preguntó: “¿En qué creen los mormo-nes?”. Y la niña le recitó el primerArtículo de Fe y después le hablósobre él. A continuación, le recitó elsegundo Artículo de Fe y habló sobreél, y así siguió con el tercero, el cuar-to, el quinto, el sexto y con todos losArtículos de Fe, hablando sobre cadauno de ellos. Ella los sabía todos en surespectivo orden.

Sharman Hummel dijo: “Cuandollegamos a Reno y dejamos a la niñaen brazos de su tía, yo me sentíasumamente impresionado”.

Luego continuó: “Durante el restodel viaje a San Francisco pensé: ‘¿Quéinspira a esa pequeña a saber tan biensu doctrina?’. Cuando llegué a San

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 77

Page 80: Liahona Junio 2007

Francisco lo primero que hice”, dijoSherman, “fue buscar La Iglesia deJesucristo de los Santos de los Últi-mos Días en la guía telefónica y des-pués llamé al presidente de misiónque me envió a dos misioneros allugar donde yo me hospedaba. Meconvertí en miembro de la Iglesia, ytambién mi esposa y todos mis hijosse convirtieron, en parte, porque unaniña de la Primaria sabía los Artículosde Fe”.

Me vienen a la mente las palabrasdel apóstol Pablo: “Porque no meavergüenzo del evangelio, porque es el poder de Dios para salvación”(Romanos 1:16).

Hace tres meses, la familiaHummel vino a Salt Lake City paraasistir a la boda de su hija Marianne.Me visitaron en mi despacho; fue unavisita maravillosa. Vinieron sus seishijas, sus cuatro yernos y doce nietos.Toda la familia había permanecidoactiva en la Iglesia. Todas sus hijas hanentrado en el templo y son inconta-bles las personas que, gracias a losmiembros de esa familia, han adquiri-do conocimiento del Evangelio; ytodo debido a que una pequeña, a la que se le habían enseñado losArtículos de Fe, tuvo la habilidad y la valentía de proclamar la verdad a alguien que buscaba la luz delEvangelio.

“Estad siempre preparados”

Me encanta el mandamiento delSeñor que se encuentra en la sec-ción 88 de Doctrina y Convenios: “Yos mando que os enseñéis el uno alotro la doctrina del reino. Enseñaosdiligentemente, y mi gracia os

acompañará” (D. y C. 88:77–78).Hace muchos años, mientras viaja-

ba en avión para cumplir una asigna-ción en el sur de California, una jovense sentó en el asiento contiguo ycomenzó a leer un libro. Como hace-mos casi siempre, leí el título: Una

obra maravillosa y un prodigio.Entonces le dije: “Usted debe ser

mormona”.Y ella me respondió: “No. ¿Por qué

me lo pregunta?”.Y yo contesté: “Bueno, porque está

leyendo un libro escrito por un miem-bro muy prominente de La Iglesia deJesucristo de los Santos de los Últi-mos Días”.

Ella dijo: “¿De veras? Una amiga melo dio, pero aunque no sé muchoacerca de él, ha despertado mi curio-sidad”.

Entonces pensé: “¿Debo seraudaz y hablar más sobre la Iglesia?”.Y las palabras del apóstol Pedro sur-gieron en mi mente: “…estad siem-pre preparados para [contestar]…todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”(1 Pedro 3:15). Decidí que ese era el momento de compartir mi testimonio.

Le conté que hacía años habíasido un privilegio para mí ayudar alélder Richards en la impresión deUna obra maravillosa y un prodi-

gio. Le hablé un poco de ese granhombre y de los miles de personasque habían llegado a la verdad des-pués de leer esa obra que él habíapreparado.

Entonces, durante el resto delviaje hasta Los Ángeles, tuve el privi-legio de contestar sus preguntas

acerca de la Iglesia: preguntas inteli-gentes que brotan de un corazón enbusca de la verdad. Le pregunté sime permitiría hacer los arreglosnecesarios para que dos misionerasla visitaran y le pregunté si le gustaríaasistir a la rama de San Franciscodonde ella vivía. Sus respuestas fue-ron afirmativas.

Al regresar, le escribí al presidenteIrven G. Derrick, de la Estaca de SanFrancisco, y le pasé los datos de ella.Imaginen mi alegría cuando pocosmeses después recibí una llamadadel presidente Derrick en la que medijo: “Élder Monson, le estoy llaman-do en relación a Yvonne Ramírez,una joven azafata que se sentó juntoa usted durante un viaje a Los Ánge-les, una joven a la cual usted le dijoque no había sido una coincidenciaque usted estuviera sentado junto aella y que ella estuviera leyendo Una

obra maravillosa y un prodigio.Hermano Monson, ella acaba de con-vertirse en el miembro más nuevo deLa Iglesia de Jesucristo de los Santosde los Últimos Días y quiere hablarcon usted y expresarle su gratitud”.Me sentí más que dichoso. Fue unallamada maravillosa.

El ejemplo del presidente McKay

Un ejemplo de un experto maestrofue el presidente David O. McKay, que me llamó para servir como miembro del Quórum de los DoceApóstoles. Él enseñó con amor y contacto; era la personificación de lo queenseñaba. Su corazón era bondadosoy era muy gentil. Él era un maestro dela verdad que seguía el modelo delSalvador.

78

Page 81: Liahona Junio 2007

Observé esa característica cuan-do, mucho antes de ser AutoridadGeneral, entré en su despacho pararevisar pruebas de imprenta de unlibro que estábamos imprimiendo.En esa ocasión particular vi un cua-dro que había en la pared y le dije:“Presidente McKay, esa pintura eshermosa. ¿Es la casa donde vivió suniñez en Huntsville, Utah?”.

Él se recostó en la silla, se rió bajito a su estilo tan familiar y dijo:“Permítame contarle acerca de esecuadro. Un día de otoño, una dulcemujer vino a verme, me obsequió esahermosa pintura, enmarcada y listapara colocar en la pared, y me dijo:‘Presidente McKay, dediqué muchotiempo este verano para pintar estecuadro de la casa de sus antepasados’ ”.Él dijo que había aceptado el obse-quio y que lo había agradecido efusivamente.

Y después dijo: “Pero, ¿sabe, her-mano Monson? Esa buena mujer pintóla casa equivocada. ¡Pintó la casa de allado! No tuve el valor de decirle quehabía pintado la casa equivocada”.

Y luego dijo lo que es una leccióntrascendental para todos nosotros.Dijo: “En realidad, hermano Monson,ella pintó la casa correcta para mí,puesto que cuando era niño, me acos-taba en la cama que había en el por-che de la casa de mis padres, y la vistaque tenía a través del mosquitero quelo cerraba era la de la casa que ellapintó. ¡Para mí, ella pintó la casacorrecta!”

Lecciones acerca de prestar servicio

a los demás

Algunas de las mejores leccionesque aprendemos provienen de nues-tros padres. Los míos me enseñaronlecciones excelentes mientras crecía.Con frecuencia, esas lecciones te-nían que ver con el prestar servicio alos demás. Tengo muchos recuerdosde los años de mi infancia, entreellos la expectativa con que aguardá-bamos la comida de los domingos.Precisamente cuando mis hermanosy yo llegábamos a lo que llamábamosel nivel de hambre total y nos sentá-bamos a la mesa atraídos por el

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 7 79

La comida de los domingos tenía un sabor más delicioso después de cumplir ese

encargo.

aroma de la carne asada al horno, mimadre me pedía: “Tommy, antes decomer llévale este plato de comida aBob; y no te demores”.

Nunca pude comprender por quéno podíamos comer primero y llevar-le el plato de comida después. Nuncahice esa pregunta en voz alta sino quecorría hasta su casa y esperaba impa-ciente a que con sus lentos pasos llegara hasta la puerta. Entonces leentregaba el plato de comida, y él medevolvía el plato limpio del domingoanterior y me ofrecía 10 centavos pormis servicios.

Mi respuesta era siempre la misma:“No puedo aceptar dinero. Mi madrese disgustaría mucho”.

Entonces él pasaba su arrugadamano por mi rubio cabello y medecía: “Tommy, tu madre es unamujer maravillosa. Dale las gracias”.

También recuerdo que la comidade los domingos tenía un sabor másdelicioso después de cumplir eseencargo.

El padre de mi madre, el abueloThomas Condie, me enseñó tambiénuna impactante lección que incluíatambién al anciano Bob, que llegó anuestra vida de una forma interesante.

Page 82: Liahona Junio 2007

Era viudo y tenía más de ochentaaños cuando iban a demoler la casaen la que alquilaba un cuarto. Yo loescuché contarle a mi abuelo su tristesituación mientras estábamos los tressentados en el viejo columpio del por-che de mi abuelo. Con voz descon-solada, le dijo a mi abuelo: “SeñorCondie, no sé que hacer; no tengofamilia ni adónde ir, y tengo muypoco dinero”, y yo me pregunté quéle contestaría el abuelo.

Seguimos columpiándonos y elabuelo metió la mano en el bolsillo ysacó una vieja billetera de cuero, dela cual, en respuesta a mis insacia-bles ruegos, había sacado monedasvarias veces para que me compraraalguna golosina. Pero en esa ocasiónsacó una llave y se la entregó alanciano Bob.

Con ternura dijo: “Bob, aquí tienes la llave de la casa contigua,que es mía. Tómala y traslada allí tuscosas. Quédate todo el tiempo quequieras. No tienes que pagar alquilerni nadie te va a dejar en la calle otra vez”.

Bob se emocionó y las lágrimas le corrieron por las mejillas y se perdieron en su larga barba blanca.

El abuelo también se emocionó. Yo no dije palabra, pero ese día laestima que tenía por mi abuelo cre-ció enormemente y me sentí orgu-lloso de tener su mismo nombre.Aunque era sólo un niño, esa lecciónha tenido una poderosa influenciaen mi vida.

Esas son tan sólo algunas de las lecciones que aprendí de quienes influyeron en mi vida y me enseñaron.

Nuevamente les reitero que todos

somos maestros. Debemos recordarsiempre que no sólo enseñamos conpalabras, sino que también enseña-mos por medio de quiénes somos ypor la forma en que vivimos.

El Ejemplo perfecto

Al enseñar a los demás, sigamosel ejemplo del Maestro perfecto,nuestro Señor y Salvador Jesucristo.Él dejó Sus huellas en la arena de la playa, pero dejó los principiosde Sus enseñanzas en el corazón y en la vida de todas las personas a quienes enseñó. Él instruyó a los discípulos de Su época, y a nosotrosnos dijo lo mismo: “Sígueme tú”(Juan 21:22).

Sigamos adelante con espíritu deobediente respuesta, y que se diga decada uno de nosotros como se dijodel Redentor: “…sabemos que hasvenido de Dios como maestro” (Juan3:2). Que así sea, ruego en el nombrede Jesucristo. Amén. ■

80

FOTO

GRA

FÍA

DE

UN

DET

ALLE

DE

EL C

RIST

O.

El abuelo metió la mano al bolsillo, sacó una llave y se la entregó al

anciano Bob.

Page 83: Liahona Junio 2007

P A R A L O S N I Ñ O S • L A I G L E S I A D E J E S U C R I S T O D E L O S S A N T O S D E L O S Ú L T I M O S D Í A S • J U N I O D E 2 0 0 7

Amigos

Page 84: Liahona Junio 2007

P O R E L P R E S I D E N T E T H O M A S S . M O N S O NPrimer Consejero de la Primera Presidencia

Hace muchos años, en una asignaciónen las bellas islas de Tonga, tuve elprivilegio de visitar la escuela de

la Iglesia, la Escuela Secundaria Liahona. Al entrar en un aula, me di cuenta de que los alumnos escuchaban con atención a su instructor tongano. El maestro tenía en la mano un raro anzuelo hecho con unapiedra redonda y con grandes caracolas.Aprendí que el vocablo tongano para eseanzuelo era maka-feke, que significa “tram-pa para pulpos”.

El maestro explicó que los pescadores de Tonga se deslizan entre los arrecifes remando en su canoa debalancines con una mano y haciendo oscilar el maka-feke con la otra. El pulpo sale de su guarida rocosa y se lanza sobre el cebo, confundiéndolo con un deseadomanjar. Tan tenaz es el apretón de los tentáculos delpulpo y tan firme su instinto de no soltar la preciadapresa, que los pescadores lo levantan y lo ponen direc-tamente en la canoa.

Fue fácil para el maestro explicar a los asombrados jóvenes que el maligno —o sea, Satanás— ha creadomaka-fekes para atrapar a las personas desprevenidas.

Hoy estamos rodeados de los maka-fekes con los queSatanás intenta tentarnos y luego atraparnos. Una vezque la persona los agarra, es sumamente difícil soltarlos,y a veces hasta casi imposible.

Constantemente están ante nosotros los maka-fekesde la inmoralidad y de la pornografía. Está también elmaka-feke de las drogas, incluido el alcohol.

Hay innumerables maka-fekes que el maligno oscila ante nosotros para desviar-nos del camino de la rectitud. Esos maka-fekes, colocados de manera astuta ydisfrazados ingeniosamente, nos hacen señas para que nos aferremos a ellos y perdamos lo que más deseamos. No se dejen engañar. Nuestro Padre Celestial nos ha dado la facultad de pensar y deamar. Tenemos el poder para resistir la tentación.

Hagan una pausa para orar. Escuchenesa voz apacible y delicada que se dirige a las profundidades de nuestra alma. Si

hacemos eso, nos apartaremos de la destrucción y de la muerte, y encontraremos la felicidad y la vidaeterna. ●

Tomado de un discurso pronunciado en la conferencia general de abril de 2006.

A2

El presidente Monson nos advierte

sobre anzuelosatractivos que

pueden destruirnos.

LOSMAKA-FEKESMORTALES

A L G O E N Q U E P E N S A R1. ¿Por qué el pulpo se aferra al maka-feke? ¿Por qué no

lo suelta? ¿Qué tiene esto que ver con las decisiones que

tú tomas?

2. ¿Cómo podemos reconocer los maka-fekes de Satanás?

3. Además de los maka-fekes de la inmoralidad, la por-

nografía y las drogas, ¿cuáles son algunos otros de los

que nos debemos cuidar?

FOTO

GRA

FÍA

POR

CH

RIST

INA

SMIT

H;

ILU

STRA

DO

PO

R C

HRI

S H

AWKE

S.

V E N Y E S C U C H A L A V O Z D E U N P R O F E T A

Page 85: Liahona Junio 2007
Page 86: Liahona Junio 2007

A4

Nota: Si no desea retirar las páginas de la revista, esta actividad se puede copiar,calcar o imprimir desde www.lds.org. Para el idioma inglés, haga clic en “GospelLibrary”. Para otros idiomas, haga clic en “Languages”.

RECORDAR

RECORDAR

Page 87: Liahona Junio 2007

AMIGOS JUNIO DE 2007 A5

“…el que no naciere de agua y del Espíritu, no puedeentrar en el reino de Dios” (Juan 3:5).

P O R E L I Z A B E T H R I C K S

§¿Qué palabra del diccionario consideran que esla más importante? El presidente Spencer W.Kimball (1895–1985) dijo que tal vez la palabra

más importante sea recordar. Dijo que la necesidad másgrande que tenemos es la de recordar (véase “Circles of Exaltation”, discurso ante los maestros de religión,Universidad Brigham Young, 28 de junio de 1968, pág. 8).

Helamán, el profeta del Libro de Mormón, sabía loimportante que es recordar. Él exhortó a sus hijos Nefi yLehi a que se acordaran de guardar los mandamientos deDios y les pidió que recordaran a los grandes hombrescuyo nombre llevaban; les pidió que recordaran las pala-bras de los profetas, pero más que nada, les pidió querecordaran que Jesucristo vendría a redimir al mundo.Helamán dijo: “…recordad, hijos míos, recordad que essobre la roca de nuestro Redentor, el cual es Cristo, elHijo de Dios, donde debéis establecer vuestro fundamen-to” (Helamán 5:12; véanse también los versículos 5–9).

Nefi y Lehi recordaron las enseñanzas de su padre;fueron hombres valientes que durante toda su vidaguardaron los mandamientos de Dios.

Cada domingo asistimos a la reunión sacramentalpara participar de la Santa Cena; es un momento en elque recordamos nuestros convenios bautismales.Cuando un presbítero bendice la Santa Cena, lo oímosdecir: “y a recordarle siempre, y a guardar sus manda-mientos” (D. y C. 20:77; cursiva agregada).

Tu fe aumentará al hacer convenios bautismales; unavez que seas bautizado y confirmado, debes recordarguardar esos convenios a lo largo de tu vida. Tu fe segui-rá creciendo a medida que recuerdes a Jesucristo.

Actividad

Pega la página A4 en papel grueso y recorta las ilus-traciones. Colócalas boca abajo; da vuelta a dos de las

ilustraciones; si son iguales, colócalas en un montón yvuelve a tomar otro turno; si no son iguales, vuelve aponerlas boca abajo y deja que la persona que sigue dé vuelta a dos ilustraciones. Trata de recordar el lugardonde se encuentra cada ilustración. Sigue jugando hasta conseguir el par que corresponda a todas las ilustraciones y a la palabra “recordar”.

Ideas del Tiempo para compartir

1. En trozos de papel, escriba cada una de las palabras

de Juan 3:5, y distribúyalos entre los niños. Pídales que lean

las palabras, sin ningún orden en particular, y pregúnteles

de qué podría tratarse el pasaje de Escritura. Explique que

las palabras clave, como agua, Espíritu y entrar, podrían

serles de ayuda. Cuando los niños adivinen correctamente

que el pasaje se trata del bautismo, déles la referencia y

ayúdelos a poner las palabras en el orden correcto. Lean

juntos el pasaje varias veces. Con una semana de anticipa-

ción, invite a varios niños a dar un breve informe del signi-

ficado de sus nombres o de la razón por la que sus padres

hayan escogido sus nombres. Después de esos informes, pre-

gunte a los niños qué significa tomar sobre sí el nombre de

Cristo, y conversen sobre el tema de tomar sobre nosotros

el nombre de Cristo. Esté preparado con ejemplos, como el

de los misioneros, quienes en sus tarjetas de identificación

llevan el nombre de Jesucristo, ya que actúan como Sus

representantes.

2. Divida la Primaria en dos grupos; pida al primer grupo

que busque un pasaje de las Escrituras en el que se diga quién

es el tercer miembro de la Trinidad. Pida al segundo grupo

que busque un pasaje en el que se diga cuál es el cuarto prin-

cipio y ordenanza del Evangelio. Si necesitan una pista,

recuérdeles que los Artículos de Fe son parte de la Perla de

Gran Precio. Repasen el primero y el cuarto Artículos de Fe.

Diga a los niños que es difícil explicar exactamente la forma

de sentir el Espíritu. Pida a uno de los niños mayores que lea

Juan 14:26. Diga a los niños que se fijen en otro nombre que

se le da al Espíritu Santo (Consolador) y señale las formas en

que el Espíritu Santo es el Consolador. ●

Recordar

T I E M P O P A R A C O M P A R T I R

ILU

STRA

DO

PO

R D

ILLE

EN M

ARSH

.

Page 88: Liahona Junio 2007

A6

D E L A V I D A D E L P R E S I D E N T E S P E N C E R W . K I M B A L L

El poder del ejemplo

Cuando Spencer decidió serviren una misión, se fue de casadurante el verano para trabajaren una lechería a fin de ganaralgún dinero.

No todos en el pueblo querían a los miembros dela Iglesia.

En la lechería, Spencer se hizo amigo de un joven que había sido misionero. En las largas caminatas que hacían por las colinas de Arizona,hablaban de la obra misional y de temas delEvangelio.

¿Aquí?

Se puede orar en cualquier

lugar.

¿Estásbien?

Tenemostanto por lo que tene-

mos que dar gracias; pon-gámonos de rodillas y

démosle gracias alSeñor.

Me atacaron dos trabajadores de la

lechería; ¡qué bien queme encontraste!

El trabajo es muy pesado; las manos nos sangran, pero ¡nunca le he tenido miedo

al trabajo!

ILU

STRA

DO

PO

R SA

L VE

LLU

TO Y

EU

GEN

IO M

ATTO

ZZI.

Page 89: Liahona Junio 2007

AMIGOS JUNIO DE 2007 A7

Pero Spencer y sus amigos se habían ganado el respeto de muchos, incluso el de su patrónfumador.

Estas experiencias prepararon a Spencer W. Kimball para ser un buen misionero.

Cuando Spencer se iba a la misión, su jefe leofreció una fiesta a la que asistieron todos losempleados. Spencer había dejado una buenaimpresión en todos.

Adaptado de Edward L. Kimball y Andrew E. Kimball Jr., Spencer W. Kimball, 1977, págs. 68–71;Francis M. Gibbons, Spencer W. Kimball: Resolute Disciple, Prophet of God, 1995, págs. 41–43; y Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Spencer W. Kimball, 2006, pág. XV.

Los mormones parecen ser personas decentes; no quiero bravucones por aquí.

Ustedesdos están

despedidos.

Me siento conmovidopor este regalo tan

valioso y útil.

Queremosobsequiarle este

reloj de oro.

Page 90: Liahona Junio 2007

CRI

STO

VIS

ITA

LAS

AMÉR

ICAS

, PO

R JO

HN

SC

OTT

; D

EREC

HA

, EN

DIR

ECC

IÓN

DE

LAS

AGU

JAS

DEL

REL

OJ:

FO

TOG

RAFÍ

AS P

OR

MAT

THEW

REI

ER, T

OM

ADAS

CO

NM

OD

ELO

SPO

RH

ARRY

AND

ERSO

NIL

UST

RAD

OPO

RPA

UL

MAN

NPO

RH

ARRY

AND

ERSO

N

P O R L A U R E L R O H L F I N G

Hay muchas formas por las que podemos recordara Jesucristo de manera reverente, especialmentemientras se reparte la Santa Cena. Podemos

recordar cómo sufrió por nuestros pecados y la formaen que murió y resucitó; podemos recordar Su vida ySus enseñanzas; podemos pensar en cómo podemos

ser más como Él; podemos recordar las cosas quehemos hecho mal y pedir perdón; y podemos recordarlas muchas bendiciones que Él nos ha dado. Jesús dijo:“…si os acordáis siempre de mí, tendréis mi Espíritupara que esté con vosotros” (3 Nefi 18:11). La SantaCena es una gran bendición en nuestra vida.

A8

Recuerda a JESUCRISTODURANTE LA SANTA CENA

Nota: Si no desea retirar las páginas de la revista,esta actividad se puede copiar, calcar o imprimirdesde www.lds.org. Para el idioma inglés, haga clicen “Gospel Library”. Para otros idiomas, haga clicen “Languages”.

Page 91: Liahona Junio 2007

AMIGOS JUNIO DE 2007 A9

Instrucciones

Pega los dos círculos en papel grueso, y recórtalos.Coloca el círculo al que le falta una sección encima delotro círculo y sujétalos en el centro con un sujetapape-les. Gira el círculo de arriba de modo que puedas ver

cada una de las ilustraciones. Piensa en lo que dichailustración representa. Estos círculos con ilustracioneslos podrías utilizar en un discurso de la Primaria o enuna lección de la noche de hogar. ●

Jesucristo murió por mí.

Jesu

crist

o y mi Padre Celestial

Jesu

crist

ode

sea

que

guar

de

Jesucristoresucitóparaqueyo

Jesucristosufrió

pormispecados.

me

perd

onará

n si me arrepiento.

Susm

anda

mie

ntos

.

puedavivirdenuevo.

P A R A L O S M Á S P E Q U E Ñ O S

IZQ

UIE

RDA

: D

ETAL

LE D

E C

RIST

O V

ISIT

A LA

S AM

ÉRIC

AS, P

OR

JOH

N S

CO

TT;

DER

ECH

A, E

N D

IREC

CIÓ

N D

E LA

S AG

UJA

S D

EL R

ELO

J: F

OTO

GRA

FÍAS

PO

R M

ATTH

EW R

EIER

, TO

MAD

ASC

ON

MO

DEL

OS;

LA

CRU

CIF

IXIÓ

N,P

OR

HAR

RY A

ND

ERSO

N;

ILU

STRA

DO

PO

R PA

UL

MAN

N;

LA R

ESU

RREC

CIÓ

N,P

OR

HAR

RY A

ND

ERSO

N.

Page 92: Liahona Junio 2007

A10

“La bondad por mí empieza” (Cancionespara los niños, pág. 83).

Alos 16 años de edad, cuando era estudiante de secundaria en Seúl,Corea, un compañero de clase Santo

de los Últimos Días me invitó a una activi-dad de la rama. Al ver el gran número depersonas que me saludaron como si fueraun viejo amigo, me sorprendí y pensé: “¡Ésta debe de ser una iglesia maravillosapor tener miembros tan amables!”.

Ese domingo regresé y me volvieron arecibir con cordialidad. También me pre-sentaron a los misioneros, que no tardaronen empezar a enseñarme el Evangelio. Dosmeses después fui bautizado y confirmado.Aunque todavía no tenía un profundoconocimiento del Evangelio, me sentía bienacerca de los principios que había aprendi-do. Me gustó en especial el plan de salva-ción y la doctrina del progreso eterno; sentíconsuelo al saber que si hacía todo lo queestuviese de mi parte, el Salvador se encar-garía del resto. Sin embargo, fue la calidezde los miembros lo que en realidad mellevó a la conversión.

Desde aquel entonces he tratado de seramable con todas las personas a las que mepresentan por primera vez; quiero transmi-tirles la bondad que recibí de los miembros

de aquella rama. Jamás desearía ser un obs-táculo para que alguien se una a la Iglesia.

Después de mi bautismo, ayudaba alimpiar la capilla y los jardines del centrode reuniones todos los sábados; nadie me pedía que lo hiciera, pero lo hacía porque lo consideraba un gran honor.Cuando fui ordenado diácono, me enteréde que una de mis responsabilidades eralimpiar la capilla, lo cual seguí haciendocon mucho gusto, pero en cierto sentido,

La bondad

De una entrevistacon el élder

Won Yong Ko, de los Setenta,

que actualmentepresta servicio en el Área Asia

Norte; por MelvinLeavitt, Revistas

de la IglesiaFO

TOG

RAFÍ

A C

ORT

ESÍA

DE

LA F

AMIL

IA K

O;

ILU

STRA

DO

PO

R BR

ITTA

PET

ERSO

N.

E N T R E A M I G O S

Page 93: Liahona Junio 2007

había sido más satisfactorio cuando no se esperabaque lo hiciera.

Por eso, niños, siempre cumplan con su deber; pero no vacilen en hacer más de lo que se les pida hacer, ya que esa clase de servicio les proporcionarámucha felicidad.

A pesar de que cuando era niño no asistí a laPrimaria, aprendí la gran bendición que es la Primariacuando tuve mis propios hijos. En una ocasión nuestrafamilia se mudó a una nueva casa en el centro de Seúl.Al instalarnos en ella, descubrimos que en el vecindariohabía algunos lugares malos de diversión. Mi esposa yyo nos preocupamos en cuanto al efecto que eso podríatener en nuestros hijos. Un día oímos a nuestra hija y a su hermano menor hablar en el asiento de atrás delauto. “Cuando vayas a la escuela, algunos de tus amigos te podrían preguntar por qué vives en un vecindariomalo”, dijo nuestra hija, “pero no te preocupes. En laPrimaria aprendemos la forma de vivir el Evangelio deJesucristo, y si seguimos las enseñanzas de Jesús, sere-mos protegidos”.

Mi hijo contestó: “Así es; si hacemos lo justo, noimporta dónde vivamos”.

Se dirigían esas palabras el uno al otro, no a noso-tros. Mientras escuchaba, sentí una enorme gratitudpor las maravillosas maestras de la Primaria. Mi hija y mi hijo han llegado a ser fieles Santos de los ÚltimosDías. Por eso, disfruten de la Primaria y hagan lo queles indiquen sus maestros; si lo hacen, serán personasmejores y más seguras. ●

AMIGOS J U N I O D E 2 0 0 7 A11

Page 94: Liahona Junio 2007

P O R M Y R A H A W K E D YC KBasado en una historia verídica

Era una tarde soleada y primaveral, una semanadespués de que cumplí ocho años de edad, undía perfecto para dar un paseo en bicicleta. Mi

hermana Marla, nuestra amiga Lisa y yo nos dirigimoshacia un camino que formaba parte de la hacienda demi familia en Columbia Británica, Canadá. Los picos delas montañas brillaban con el sol que se reflejaba en lascimas nevadas. Me sentía llena de emoción a medidaque pedaleaba.

Hacía apenas una semana que había empezado aandar en mi primera bicicleta de dos ruedas y todavíame sentía un poco insegura. El camino era de tierra y elprimer trecho plano y liso, debido a los tractores y a lascarretas de heno que pasaban por allí. Al ir dando vueltapor los fértiles campos de verde heno, empezamos apedalear más rápido. Me sentía fuerte y libre, deslizán-dome por entre la fresca brisa de las montañas.

Llegamos entonces a una división en el camino:podríamos seguir derecho a lo largo de la orilla delcampo, o podríamos volvernos y tomar el camino quepasaba por el arroyo que estaba en la falda de la monta-ña. Decidimos tomar la ruta más llena de aventuras.

Marla y yo habíamos andado por ese camino variasveces con nuestra familia, pero ésa era la primera vezque yo paseaba en bicicleta por ese lugar. Me sentí unpoco nerviosa cuando crucé tambaleante la zanjacubierta con rejas espaciadas de manera uniforme paraevitar que el ganado cruzara. Pedaleé duro para alcanzara Marla y a Lisa. La luz del sol se filtraba a través de los

majestuosos pinos, creando un diseño alegre y brillantesobre el sendero disparejo.

Empecé a ponerme más nerviosa a medida que elcamino se hacía más pedregoso, ya que me resultabadifícil mantener el equilibrio y me preguntaba si las pie-dras pincharían las ruedas.

“Es mejor que regresemos”, dije.“¿Por qué?”, preguntó Marla. “¿Tienes miedo?”Jamás le admitiría a mi hermana mayor que tenía

miedo. “No, sólo que no quiero que se vaya a pincharuna rueda”.

“Pues tú puedes regresar, si quieres, pero nosotrasvamos a seguir”, contestó.

“Adiós”, dije, mientras daba vuelta a la bicicleta.“Nos vemos en casa”, dijo Marla. “Probablemente no

vayamos mucho más lejos”.Emprendí el camino a casa, sola. Los diseños en el

camino ya no parecían tan alegres. De repente empecé adarme cuenta de los ruidos extraños que provenían deloscuro bosque, pero sabiendo que estaba por llegar a lacomodidad de casa, seguí pedaleando. Estaba llegandohasta la rejilla para el ganado cuando sentí que alguienestaba detrás de mí. “Marla y Lisa deben haber decididovolver a casa también”, pensé con cierto alivio; “ahora notendré que regresar sola”. Al pasar la pierna encima de labicicleta, me detuve y me di vuelta para ver dónde esta-ban. Marla y Lisa no estaban en ninguna parte, sino queun oso negro se dirigía directamente hacia mí.

Me quedé paralizada y la bicicleta cayó ruidosamente

A12

Un escape milagroso del

PELIGRO

ILU

STRA

DO

PO

R N

ATAL

IE M

ALAN

.

“…es por la fe que se obran milagros” (Moroni 7:37).

Page 95: Liahona Junio 2007

AMIGOS JUNIO DE 2007 A13

Page 96: Liahona Junio 2007

al suelo. Todos los consejos que había oído acerca de lososos se agolparon en mi mente. No corras o te persegui-

rá; nunca puedes escapar de un oso. Empecé a caminarlentamente hacia atrás.

Haz ruidos para asustar-

lo; grita y golpea dos piedras

juntas. Eché una mirada rápida al suelo cerca de mispies… no había piedras, sólo tierra. Di palmadas lo másfuerte que pude, pero no podía gritar; sentía la gargantaapretada, y el oso seguía caminando hacia mí.

Ora. A lo largo de mi vida se me había enseñado aorar. Mi maestra de la Escuela Dominical incluso nos

Page 97: Liahona Junio 2007

había preguntado qué debíamos hacer si veíamos unoso, y ella había recalcado la oración. Me habían ense-ñado a orar con la cabeza agachada y los ojos cerrados,pero por ahora eso era imposible. Mantuve la mirada en el oso y oré en silencio: “Padre Celestial, ¡por favor,ayúdame! ¡Por favor, sálvame de este oso! Por favor, ayúdame a saber qué hacer”.

Orando y dando palmadas, caminé lentamente paraatrás, hacia la rejilla para el ganado; tal vez si una vaca nopodía cruzarla, también a un oso se le hiciera difícil; talvez se cayera, lo que me daría la oportunidad de correr a casa. Crucé cuidadosamente las barras espaciadas.

El oso bramaba y babeaba. Yo lo observaba a medidaque fácilmente me seguía a través de la rejilla. Al levan-tarse sobre sus patas traseras, me quedé horrorizada alver al animal que gruñía y se dirigía hacia mí con lasgarras extendidas. Era mucho más alto que yo y podíaverle los dientes agudos y mojados. De pronto, el osome dio un zarpazo en la cabeza. Yo grité cuando susgarras grandes y cerradas se enredaron en mi cabello yme tiró al suelo. Me enderecé de un salto. El oso, otravez en sus cuatro patas, me mordió en el interior delmuslo, me echó abajo y empezó a arrastrarme al otrolado del camino.

Para entonces, Marla y Lisa me habían encontrado.Marla trató de distraer al oso, pero nada daba resultado.En cuestión de segundos, el oso me arrastró al otrolado del camino de tierra hasta la base de la montaña; yde seguro me habría arrastrado hasta los espesos arbus-tos, pero de pronto se me rompieron los pantalones.Se rompieron en dos piezas, desde el frente hasta atrás,incluso la pretina elástica. Milagrosamente, los dientesno me habían perforado la piel. Me paré de un brinco.“¡Corre!”, le dijo una voz a mi mente.

Corrí hacia donde estaban Marla y Lisa, dejando aloso con un gran pedazo de mi pantalón en la boca. Así,sin el pantalón y con sólo un zapato, corrí tan rápidocomo una estrella de carreras olímpicas. Sobrepasé aMarla y a Lisa, que también corrían. Nos lanzamos a losarbustos y corrimos hasta el arroyo. Las ramas espino-sas me rasparon las piernas, pero eso no me detuvo.

Sin detenerme ni mirar hacia atrás, crucé el alambra-do de púas y entré chapoteando en el arroyo. Se meperdió el otro zapato cuando se quedó atorado debajo

de un tronco. Estando casi por llegar a casa, avancé por el agua y atravesé el lodoso corral; me metí por unacerca y corrí hasta los escalones del porche hasta llegara la puerta de casa.

Mis padres me bombardearon con preguntas cuandome vieron llegar sin zapatos ni pantalones y cubierta derasguños.

“¿Qué te pasó?”, exclamó mamá.“¿Dónde están tus pantalones?”, preguntó papá.

“¿Cómo te hiciste todos esos arañazos?”Sintiéndome todavía con miedo, no podía recuperar

el aliento. Después de tartamudear, de jadear y de llorar,por fin pude decir: “¡Uuu… un oooossso!”

Marla y Lisa corrieron hasta el porche y Marla les contó a mamá y a papá lo que había visto. Para tratar de calmarme, mamá me ayudó a tomar un baño caliente.

Más tarde por la noche, estando ya limpia y segura,hablamos sobre el horrible acontecimiento. Tenía laspalmas de las manos con moretones por dar palmadastan fuertes, y las piernas cubiertas de rasguños por los arbustos, pero no tenía marcas del oso. Me habíadado un zarpazo en la cabeza y me había mordido lapierna, pero no había perforaciones en la piel. Si lasgarras del oso me hubiesen alcanzado más la cabeza o si los dientes se me hubiesen clavado en el muslo,habría resultado seriamente herida y no habría podidoescapar.

Sé que ese día mi Padre Celestial oyó mis oracio-nes, y sé que oí la voz del Espíritu Santo que me dijoque corriera. Mi Padre Celestial me bendijo con un milagro. ●

AMIGOS JUNIO DE 2007 A15

“Como resultado de los muchos mila-gros que se llevan a cabo en nuestra vida, debemos ser más humildes y agradecidos, más amables y más creyentes”.

Véase presidente Howard W. Hunter(1907–1995), “El Dios que hacemaravillas”, Liahona, julio de 1989,pág. 19.

Page 98: Liahona Junio 2007

A16

Sigo a Jesucristo con fe al hacer mi conveniobautismal y al guardarlo.

“…te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5).

P Á G I N A P A R A C O L O R E A R

ILU

STRA

CIÓ

N B

ASAD

A EN

JU

AN B

AUTI

ZAN

DO

A J

ESÚ

S,PO

R H

ARRY

AN

DER

SON

.

Page 99: Liahona Junio 2007

Ana la profetisa, por Elspeth Young

Ana, viuda y profetisa de la tribu de Aser, tenía 84 años cuando Cristo nació.

Ella “no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones” (Lucas 2:37).

Ella fue quien recibió al niño Jesús durante Su presentación en el templo.

SE P

ROH

ÍBE

LA R

EPRO

DU

CC

IÓN

.

Page 100: Liahona Junio 2007

En el Nuevo Testamento se habla de muchas mujeres

que conocían y seguían al Salvador, entre ellas

María Magdalena, que fue la primera persona que

vio al Salvador tras Su resurrección (arriba), y también

una mujer (cubierta) que “comenzó a regar con lágrimas

sus pies, y los enjugaba con sus cabellos”. De esta mujer,

el Salvador dijo lo siguiente: “…sus muchos pecados le son

perdonados, porque amó mucho” (Lucas 7:38, 47). Véase

“Porque amó mucho: Mujeres del Nuevo Testamento”, pág. 26.