lecci6n 5 la ciudad medieval -...

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Lecci6 n 5 La ciudad medi eval Can la lenta (aida del Imperio romano y todo [0 que este su- pooia en cuanto a organizacion politica e instituciones. el mundo occidental \'a cambia ndo de aspeclo, y las ciudades, las antiguas civitas romanas, decrecen de tal manera que muchas de eli as desaparecen por completo. La poblaci6n. entonces. se dise mi na par todo el area rural, dejando de es- tar ag ru pada en grandes concentraciones. Es te hecho es aca- so uno de [as mas importantes para comprender t odo [0 que sera [a Edad Media yverdaderamenl eese nda l pa ra la inteli - ge ncia de su proceso urbano. La Edad Media europea empieza poniendose a ni\'el de una rudimentaria sociedad agraria, que sera la base de su econo- mia y de su desem'olvimiemo poslerior. El regimen senorial que se eS lablece en toda Europa, e[ feudal ismo, liene fu nda- me ntal mente esta base agraria. El rey cuenla con senores feu- dales que Ie apoyan y Ie sos ti enen en casu de guerra)' a los cuales olorga el dominio de vastos te rrilorios. Sobre elias go- bierna cI senor casi con poderes abso[utos. obtenicndo d el campo 10dos sus recursos y somet ie ndo a [a poblad6n cam- pesi na a una scrv idumbre completa de vid as y haciendas. 88

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Lecci6n 5 La ciudad medieval

Can la lenta (aida del I mperio romano y todo [0 que este su­pooia en cuanto a organizacion polit ica e instituciones. el mundo occidental \'a cambia ndo de aspeclo, y las ciudades, las antiguas civitas romanas, decrecen de tal manera que muchas de elias desaparecen por completo. La poblaci6n. entonces. se disemi na par todo el area rural, dejando de es­tar agru pada en grandes concentraciones. Este hecho es aca­so uno de [as mas importantes para comprender todo [0 que sera [a Edad Med ia yverdaderamenleesendal pa ra la inteli ­gencia de su proceso urbano.

La Edad Media europea empieza poniendose a ni\'el de una rudimentaria sociedad agraria, que sera la base de su econo­mia y de su desem'olvimiemo poslerior. El regimen senorial que se eSlablece en toda Europa, e[ feudal ismo, liene fu nda­mental mente esta base agraria. El rey cuenla con senores feu­dales que Ie apoyan y Ie sostienen en casu de guerra)' a los cuales olorga el dominio de vastos terrilorios. Sobre elias go­bierna cI senor casi con poderes abso[utos. obtenicndo del campo 10dos sus recursos y sometiendo a [a poblad6 n cam­pesi na a una scrv idumbre completa de vidas y haciendas.

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1.1. C IU llA]> M! !>lhVAL 89

EI canicter agrario de la sociedad}' de la economia medie­vales modifica sensiblemente el rostra de Europa. EI hecho de estar la poblaci6n diseminada hace que, poco a poco, toda 101 tierra sea objeto de cultivo, cambiando}, humani7..Jn­dose el paisaje; estableciendose, como hOI dicho muy bien Luis Diez del Corral!, un contilluum, un trabado}' vivo teji­do geogdfico humano. Ellabriego fue la piedra angular de Occidente, «eJ agro, su morada y su tarea fundamental, a la que conl ribuyeron con eJ labriego, eJ monje, cI noble, cl bur­gues, eJ principe y hasla cl emperador en persona».

Esta situacion suponfa un contraste y diferencia notables con 10 que habla sucedidoen el mundo antiguo yell e1 mun ­do islamico, donde 101 funcion rectora de la sociedad habia correspondido enteramente a las ciudades y donde 13 pobla­cion se habia collcentrado en algunas de eslas de gran desa­rrollo y volumcn.

En €I mundo islamico, como ya tuvimos ocasi6n de acen­tuar, gran parte de la poblacion se acumul6 en las ciudades, y 101 explotacion agraria se reduda muchas veces a cultivos inten­sivos agrupadosen lorna a estos centros urbanos. Pucde decir­se que, en el [slam, de la vida nomada se pasa, si n un asenta­miento campesino, sin transiciones, a la vida urbana. Es posibte que cl caracter agrario de la sociedad curopea dumnte la Edad Media fuera favorecido por las caracterist icas natura­les del suclo en Francia, Germania e Inglaterra, que se presta a ese cultivo continuo por sus excelentes cualidades agricolas. En cambia, cl campo, para los musulmancs, era la mayoria de las veees una pequefia vega a un oasis de gran fecundidad, en medio de un desierto imposible para todo cult ivo. Es, pues, in­dudable que u n determinismo geografico cond iciono tambien Ja distrihud6n dcmografica en unas yotrasculturas.

lbda la cultura europea durante la Edad r.·ledia tiene un acusado caracter terrfeola, como ha observado l.uis Diez del Corral, a cuyas paginas, ya eiladas, me remito. «EI caracter campesino de Ja cultura curopea manifiestase de esta suerle

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en sus mas di\'CfSaS ("(etas: en el arte, en 13 vida eclesiaslica . cilia politica y 13 organizaci6n social, en \3 ('conomia yen 13 vid,l miiilar. No implica ta] apreciaci6n una aclilud romantica de desvalorizaci6n de la ciudad europea frente al campo. Es c\'idente que 10 mas exceJso de la cuhu ra europea hOI su rgido en la ciudad y no en cI campo -en mellor gnldo, desde luego. que en eI munclo antiguoo en buena parte del oriental-; p.:ro trat:lbasede unasciudades que eran campesinas por estar en ­vucltas y enraizaclas en una sociedad de tal indole, de clandl.' 5C It's origin6, parad6jicamcnte, la posibilidad de vacara alros

ITlcncstcrcs y de dcsarmllar un tipo de vida ycultura sui gellc­ds, de un (ilracler maximamcntc ciudadano» (pags. 148-149),

Sabida es 13 impOrlancia que en la cuhum yen la v ida me­dieval en gencr.ll adqu iere la organ izaci6n mo nastica. Fren ­Ie al cristian isrno g ricgo y bizan!ino, de ca racter em inentc­mente urbano, la vida rcligiosa de Occidente se caractcriza lambico por esla dispersion agrari a. El mo na ster io es un cent ro rcJigioso aislado, indepcndicnte de la d udad y vincu­lado profunda mente al campo. Gran parte de la coloni za ­d6n agra ria l'uropea fue debida a eslos cellt ros monacaies, que coadyuvaroll a dar plast icidad y flexibil idad a ese cOllfi­/lua a que anterior mente hidmos mencion .

Denlro de esc com;IIUo, de ese lejido geogrrifico hu mano, sc cngarzaranias ciudades de una manera pcrfeclamenle o r· gh iea si n que S(' rompll su continuidnd ni sc al tere su cs­tructura. Tampoco sedn dcmasiado grandes. Una ciud3d de gran l3maflo romperia prec1samente la continuidad del su­sod icho tejido. Asi w mos que. al final de la Edad Media, de la poblacio n dcllmperio germanico, que comprendia unos 12 milloncs de habilantcs, s6lo eI 100 el 15 por ciento vivi3 e n las ciud ades. est as alcanzaban, sin e mbargo. el nlirncro de 3.000, y la razon no cr:l olra cosa que su pcq ueflez, ya que 5610100 J 5 rcbasaban los 10.000 habit antes.

$e real izaba, por consiguiente, en la Edad Media europea el esquema ideal del asentam iento rural, ejemplo de la colo-

I." C IUJ),,!) M El>IEV"L 9/

nizaci6n continua de todo un t{'rritorio. Los ge6grafos han estudiado algunos esquemas abstractos de cstc tipo, y uno de los mas conocidos es eillamado sistema cxagonal. en el que por medio de una red de exagonos. que abarcan comple­tamente una extension territorial. se sittian jerarquicamente los diversos centros, desde la mas elemental aldea hasta la capital del condado. de la region 0 de la naci6n. Donde estc tipo de reparlo jerarquico de los cenl ros urbanos puededar­se con caracteres mas geometricos es precisamenle en el asentamiento agrario, ya que OITOS tipos de asentamiento, como el del n6madao el de lacivilizaci6n industrial. no obe­decen tan claramente aestos patrones. Dc todas maneras, se co mprendera que no se trata mas que de abstracciones muy audas, que 5610 muy par enci ma pueden ayudar a interpre­tar Ja realidad. no a rcpresentarla. EJiseo Reclus, csludialldo la distribucion de las ciudades f rancesas de arigen med ieval, considera que su relacion espacial parte de la distancia que puede recorrerse a pie en una jornada de ida y vuelta.

Fig. 21. Monl SI. Michel. (llih. del 3ulOr.)

92 L£CCION ~

La ciudad de los liempos medias. propiamente tal, no aparece hasta eI comienzo del siglo XI y sc desarrolla funda­lllcniaimente en los siglos XI I Y XIII, Antes de {'Sic momento dominaba completamcnte la organizaci6n feudal agraria de la sociedad. FrenlC a ~sta , e1 crecimiento de las ciudades se origina prindpalmente por cI desarrollo de grupos espedfi­cos dctipo mercantil ya rtesano. EI verdadcro mOlivoqueda nacimiento a [a ciudad med ieval, y que en cicrlo modo es cI fundamento de IOda sociedad en general. cs el comercio y la industria, que cmpieza a despuntar pasado cl ana 1000 cada vel. con mas fuerza. Con el desenvolvimiento del comercio en los siglos Xl Y XII se va constituyendo una sodedad bur­guesa que se componc no soiamenle de mercaderes viajeros, sino de ot ras gentes a.o;entadas permanentemente cn estos cen­tros donde 1,'1 tnifico Sf desarrolla: puertos, ciudades de transi­to, mercados importantes, villas artesanas, etc. En eslas ciuda­des se establecen personas que ayudan a todos los mcnestcres que eJ desenvolvimicnlO de los negocios exigc: annadores de barcos, conslructorcs de aparejos, de barriles, de embalajes d i­versos. incluso ge6grafos, para eJ trazado d~' las cartas mariti­mas, elc. La ciudad va, por consiguicnte, atra}'endo un nlimero cada ve7. mas considerable de personas dclmedio rural, que alii encuentran un oficio}, una ocupacitm que en muchos ca­sos les libera de la penosa .~ervidumbrc del campo. Esta socie­dad burguesa, que paulatinamente se va desarrollando, es el estfmulo de la ciudad medieval. Pirenne ha dicho que nunca con anlerioridad existi6 una claSt' de hombres Illas especifi­ca }' estrictamente urbana que la burguesia medieval~.

Esta burguesia se eneuent ra en prineipio en contradiccion can 1,'1 orden feudal y 5enorial establecido, y de aqui surgen no poeas dificultadcs para su desenvolvimiento y, en conse­euencia, para el desenvolvimiento de las ciudades. Esta bur­gues!a 10 que neeesitaba fundamentalmente era libertad de accion para el normal desarrollo de sus negoeios. Desde lue­go, como ha estudiado Pi renne, no lTataba de derroear, ni

LA C! UDAl1 .\t F.!1IfVA ' . 93

rig. 22. Londres en ta Edad Media, cilldad cornercial y portuaria. (Dib. del alltor.)

muchfsimo menos, el orden estableddo, queera fundamen­talmente aceptado, si n que se discutieran los derechos ni la autoridad de principes, nobles y dero. Lo que la burguesia necesitaba era, simplemente, franquicia para desarrollar sus operaciones comerciales. No se trata, pues, de un movi­miento politico ni de una teoria de los derechos del hombre, comosucedeni, andandoel tiempo, en elsiglo XV llt. Se trata de obtener, dentTO del orden establecido, las mayores posi­bilidades para c1 desarrollo de su actividad. Al principio, los privilegiados en el sistema feudal intentaron oponerse a las pretensiones de la burguesia, pero luego se avinieron a elias, adaptandose, ya que prefirieron sacrificar un mal entendido orgullo sefiorial para obtener, en cambia, pingties ventajas materiales que proven fan del cada vez mas f10reciente desa­rrollo de los centros comerciales.

La ciudad medieval se constituye, pues, como un area de Iibertad en med in del mundo rural circundante, sometido a

.. Lt:CCION,

un vasallajl' casi absoluto. Poco (I poco V30 caycndo en desu­so antigu()s derechos sefioriales que impiden d prospero de­senvolvimienlo de las ciudades. Por ejemplo. homos y mol i­nos en los que eI senor obJigaba a mo[erycocercl pan de los habitantes; monopolios po r los que d senor Il'n (a privilcgio de vender sin competencia en dcterminados per.odos los produclos de sus licrras (trigo, "ina, etc.); cI derecho de reo quisar vivicnd as en In ciudad para uso suyo y de sus caballe­ros cll l;ls epocas en que habitaran en ella; cl derccho a [('vas obligatorias en caso de guerra; In prohibici6 n, po r razones eSlrat cgicas, de conSlruir puentes, con perjuicio notable para d tTarico. elc. Todos estos privilegios, que pod ian supo­ncr fen las y benefi cios para el senor, no co rnpensaban del dano guecon el[os se hada ni de las ventajas queesle mismo senor podia oblener de una ciud3d y de un comercio flore­ciente. Por eso los propios senores acabaron por calificar de pil lajc y cxtorsion estos antiguos privilegios suros.

No sc puede sepa rar cI estudiode lasciudadcs medievales de su paralclo dcscnvo lvimiento juridico pm med ia de fran ­quicias. (ueros. cartas pueblas y olms instrumcntos legales. que favon:cieron su desarrollo. En Esp3na estn dio como reo su ltado Ia constituci6 n del municip io. una de IllS jnstitucio· nes mas venlajosas y democdt ic3s de nuestra Edad Med ia. En Espalia era muy importante f3 vorecer la creaci6n decen · tros urballos capaces de conseguir una colonizaci6n de los terrenos conguistados a los musulmanes. Para estimular eI asenlamit'nto de los colonos en nuevas ciuclades era muy importante atraerlos con beneficios y fueros ("spec iales. ASI se consl ituyeron nuevas fundaciones de ciudades completas y. en algunos casas, de barrios en ciudades)'3 existenles. Son frecuenles, por ejemplo, los barrios de fnncos que apareccn en muchas poblacioncs. sabre lodo de Navarra. y que tienen dentTO del co nju nto urbano estructura y IiSOllomia particu· lares. Estos f mncos eran coloniz.1Ciorcs a los quc sc :ltmfa con privilegios y quc venfan del otro lado de los Pi rineos. Al fi·

.... , ."JI"I> M t.I)I ~\"'" 95

nOll de la Edad Media se fundieron con el resto de la pobla­ci6n espanola. En general, solian gozar de los privilegios que correspondian al ciudadano; es decir, al que hubiera yivido denlro de la ciudad durante un determinado periodo de liempo.la rni\yoria de las "eeeS un ano y un dia. sin que im­porlaran ni se tuvicran en cuenta olras condiciones de naci­miento. profesi6n, etc.

EI desarrol lo de las ciudades trajo consigo tambicn pro­fundos cHrnbios en IH legislaci6n. creandose leyes excepc io­nales difcrcnlcs a las que regian en los dislritos rural('s. Por ejempto. en la ciudad solian ser mucho mas scyeras las leyes de car:lclercriminal. par la necesidad de mantener una dis­ciplina y una ejernpla ridad mayor allf donde, naturalmcnlc, acuctfan vagabundos y maJeanles de todas dases. Ailllismo tiempo que sedictaban providencias rigurosas para ct buen orden de ta vida ciudadana. se simplificaban los antiguos procedimientos judiciales; se hacia mas flexible la legisla­ci6n cont ractual y se suprimian arcaicas costumbrcs, como las compurgaciones, ordalias, duelos, elc., que, como faciJ­mente sc comprende, no se adaptaban a las nuevas condicio­nes de vida ni al CliraCler pacifico de la pobtacion mercantil HrlCsana.

Otras CHIIsas. dice Pirenne, influyeron en elllHcim iento de las comunidades. Entre estas, una de las m:is potentes rue la neccsid:ld. prontarnente senlida par los burgueses, dc un sistema de contribuciones voluntari as para :lIenelcr a las obras COlllunales mas apremiantes, fundalllcnl"lmente la const rucci6n de la muralla de 13 ciudad. La necesidad de esta mural1:I. que caraCleriza 13 ciudad medieval. fue en muchos casas d origen de las finanzas municipales. Rapidamcnle esta coni ribuci6n adquiri6 caraCler obligatorio, eXlendien­dose no s610 a la fortificaci6n. sino a otras obras comunes. comod mantenimientodelas vias pubticas. Aqud que no se somctia a esta contribucion era expulsaelo de la ciudad y perelia sus derechos. La ciudad, por consiguicnle. :Jcab6 por

96 It" 'Ut)S~

adquiri r una pcrsonalidad legal que cstaha por cncima de sus miembros. Era una comlll/{l con personalidad juridica propia e indcpcndicntc.

Resumicndo \(l(ias estas caraclcrfsticas, repitamos la defi­nicion que finalmcnte establccio Pifenne, dkiendo que la ( iu­dad de la Edad Media, tal como exist i6cn el siglo xtl,era «una comuna comercial e industrial que habitaba denIm de un r('­einto fortificado, gozando de una ley, una administraci6n y una jurisprudenc ia cxcepcionalcs que hadan de ella una pcr­sonalidad co\ccliv;I privilegiada» (vease Lccci6n 2, pag. 25),

Fig. 23. A.,·i!a. (Dib. del autur.)

La ciudad nll'dicvaJ, aunque gozaba de lodos eSlos privi­legios que acahalllos de enunciar, no ('5, sin embargo, una ciudad aristocratica, y en eso st' difcr('ncia fundamental ­mente de la ciudad antigua, ya que estll era a la vez, como ha dicho Max Weber, d asienlo dt, la nobleza y precisamente surgi6 como tal sede nobiliaria. En cambia, la ciudad curo­pea occidental de la Edad Media se siente a Sl misma como ciudad antinobiliaria, como sede del cstado llano 0 tiers erat.

LA '"lltr'An ~' EUIFVA, 97

En su aspecto fisico, la ciudad medieval es tambien alla­mente caracterist ica . En general, por necesidades de defen ­sa, se situa en lugares diffci lmentc cxpugnablcs: en colinas 0

sit ios abruptos, en islas, en inmediaciones de rios, principal­mente buscando confluencias 0 meandros para utilizar los cauces fluviales como obstaculo para el enemigo. Una situa­cion ideal era lade una colina rodeada par cI foso natural de un rio, como, par ejemplo, Toledo, 0 un espol6n avanzado en la con fl uencia de dos cursos fluvia lcs (Segovia, Cuenca). Ellenerse muchas veces que adaptar a una topografia irre­gular condicionola especial fisonomfa de la ciudad medie­val y su pinloresquismo. EI trazado de las calles tenia que acomodarse a las dificultades del emplazamiento, y por eso resultaban irregulares y tortuosas. En general, las calles im ­pOTta ntes partian del cent ro y se extend fan radial mente has­ta las puertas del recinto fort ificado. Ot ras calles secunda ­rins unian estas radiales, muchas veces formando circu\o en lorno al centro. Este es, enlineas generales, c1 patron que se hn Hamado radioconccntrico y que se repile mucho en la ciudad medieval. EI peri metro de las ciudades, en estos ca­sas, solla ser sensible mente circular 0 clipt ico; resu!taba cI mas economico y c1 de mas fac il dcfensa. EI cent ro de la ciu ­dad 10 ocupaba sicmpre la catedral 11 el lemplo, por 10 cua!];1 ciudad adquirio una prestancia espiritual de primer orden. La misma plaza de la catedral solia seT 1a que servia para las necesidades del mercado y en ella se e1evaban los edificios mas caracteristicos de la organizaci6n ciudadana: eI Ayu n­tamiento 0 [a Casa de los Gremios (Cllildlwll), esta ult ima l'n aquell as ciudades flo recientes donde la organ izacion grc ­mial habfa adquirido gran desarro[ lo. Alill sc conservan cs­pJendidos monumenlos de este genera ('II ciudades del norte de Francia, de Flandes y de Alemania. Eslos nuc!eos, presi­didos par la catedral, que era algo asf como la plasmacion de los anhelos espirituales de toda la ciudad, constituian eI ver­dadero centro civico de la organizacion urbana. De el, como

I u"ln,,~!l)AD RA~'F.L I .... NlllV ..... 1 A I A I I r1 T ~ f'A

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Fig. 24. i'isa. Ar~,l J,,!a Catedral. 1. Cal~dral. 2. Camponile. J. Hartis!!'­rio. 4. Cemenlcrio. Ejcrnplo de agrupadon de cdifidos represl'lltativQS ~n un area central. (Dib. del aulor.)

hemos dicho, sali,Hl las calles radiales mas imponanles, que en general eran las unicas de Iralieo. Las secundarias solian ser unicament(' para usode peatollcs.

I " nnMI> M EI>Ig"I " En la constituci6n de las pequeiias ciudades 0 villas me­

dicvales no puede pcrderse de vista la fuerza de atracci6 n (Iue ejercen los gmndes monumelllOS, (ocll lizll ndo 13 eSI rtlc­lura loda de la ciud:lCL La mayoria de las veers por Stl presti­gio re1igioso, al qU l' se une, refor1.d ndolo, su valor eSlet ico, este lipo de edificios sobresalientes, catedrales, grandes aba ­<lias, sa nluarios de peregrinacion, elc., son decisivos en la morfogenesisde ]a ciudad med ieval. Asi loexplica Pierre La ­vedan. En la organiz'lCion del plan o se «afirman dos ideas d i rectrices, envolvimiento y atraccion. Envolvi miento por una serie de casas de un edificio particularmente prec iosQ, sea por su valor moral, sea por su solidcz material en vist a de la defensa: en general, la iglesia. Atracci6n de la circulaci6n

t:ig. 2:>. Lugignano ( 1I ,ll ia). Tiro de .:iudad u (li .. .:uncentrica. (Dib. dd ;\Ulor.)

100 1.1.0 .1'))< )

por ('sic edificio y nacimiento de ulla serle de vias dirigidas a cl. Se tiendc asi a un tipo de plano que los urbanistas l1a ­Illan YaCliOCOIICC,1I rico, cs dccir, hecho de rad ios y de circulos, como 13 tela de 3rar~a» J .

E1 numero dcciudades radioconcentricas en eI Occidenlc medieval es vastisirna, desde las que rene;an perfectanH'nte ellipo a las que 10 h;l(cn de una manera mas aproximada. Bram, en Francia; Nnrdlingen , Fridnhauscn y Ha\'elberg, en Alcmania; l ugignano y Aversa, en [Ialia; Viloria y Pump]o­na, en Espafla, son ejcrnplos sobresa1icntcs.

Sin embargo, la varicdad de csqucmas planimetricosde las ciudades medicvalcs es illago table, por la sencilla ral..on de que no existen ideas previas y IOdas surgen COil crccimiento natural yorg:inico. Con animo de hacer una espe<:ie de dasifi­caci6 n, que no deja de ser ingenua, pero que puede ayudar metodol6gic3mentc a ordenar 13 multiforme expresion plani­metrica de la ciudad medieval, Luigi Piccinato ha definido asl algunos tipos (und3mentales: (a) cimlm/l'S lineales. Son las formadas a 10 largo de un camino como Stia, la ant igua Stigia, ciudad italiana del siglo XI en la que el cenlro de la calle basica se cnsancha formando una e1egante plaza porticada. En Espa­na so n muchas eSlas ciudades ili neranles formadas sobrc lodo a 10 largo del Camino de Sa ntiago. Hurgucte, burgo dt, ROllcesvalles, tiene atlll, como tenfa en la Edad Media, una sola calle que coi ncid(,. con el Camino de Santiago. Estella, Logroflo, Santo Domingo de la Cal:tada y Burgos, aunque am­pliadas y transformadas, todavia revclan su origen itinerantI.'.

La villa mas !ipica entre las de este tipo es Castrojeriz. d CtI$trum Sigerici, d onde un noble de eSlirpe gada, Sigerico, alz6 su castillo. Siguiendo la falda del cerro del casti llo se ex­ticnde una calk de Illas de un kil6melro de larga, arteria dorsal del pueblo. Otra lipica villa de camino es SarTi a, enla provincia de Lugo.

Deacuerdo con la clasificaci6n de Piccinato, siguen (b ) las cimiades erucia/t's. Ell eslas, en lugar de una calle generatriz

).,. c rUMP !>IEnrE\"AI 101

y SUS paralelas, aparecen dos calJes btlsicas que se cortan or­togonalmente. En cl fondo haypoca diferencia con lasciuda­des del aparlado (c), que podemos dellominar ciudades ell

eSCliadra. Deeslas nos ocuparemos a conlinuacion, al hablar de las ciudades regula res medicvalcs. Pequenas ciudadcs cruciales son Caslelfranco Veneto, en IIalia; Bounigheim,en Alemania,)' Focea (Logrono),en Espana. EI tipo (d) 10 cons· liluye ellJamado /lliciear. A este lipo pcrtenecen, mas 0 me­nos, la inmensa mayorta de las ciudades medievales forma­das en lorno a uno 0 mas punlos dominanles (iglesia, caledral, abadia, ca SI illo, etc.). Ya hl'm{)~ insistido en el for­midable valor aglulinanle de los grandcs edificios represell ­talivos y en su inllucncia en la estruClura deltejido urbano. Hay lambien ejemptos muy daros de est ructura bit/llclear (e). Como caso curioso podemos cilar las plantas en espilltl dc pez (f) . Una ca lle principal de la que salell otras secunda ­rias paralelas entre sf, pera oblicuas iI la primera. Algu lla s

Fig. 26. Franc3\·illa a Marc ( Italia ). Tipo de ciudad en espina df P('l. (Dib.dflautor.)

102 Hee lON5

bastidas franccsas, Francav illa a Marc cn !talia y Guernica en eI Pais Vasco pueden dasificarse asi. A ('stas tipos afiade tambien Picdnato las ciudades acropolis (g) y las radiocon­dntricas (h). Las (g) no constit urcn un tipopropiamentcdi­cho porque es Ian general, por razones obvias, utilizar emi ­n('ncias lopograficas que dcsdc las civi lizaciones mas primitivasse ha vcnido hacienda. De lasciudades radiocon­cenlricas y3 hemos destacado SII scflalada significacion4.

De todas mancras, por ('S iC ca mino lIegariamos, dada la enorme varicdad de las ciudades, villas y burgas medievales. a tener que establcccr tantos tipos como ciudades existen. En (uanlO a morfologia, es mas claro que nos redu1.camos a los Ires tipos fundamentales, en los cualeseaben luego todas las variantes y divcrsidades. Estos tn's tipos fundamentales son e1 irregular, el radioconcent rico, donde 10 mas freeuente es que faltc 1a rigidez de la geometria, y el regular, sabre todo euadriculado 0 en tablero de £lamas. £sta es la c1asifieacio n adopt ada par c1 especialista en Geografia urbana Robert E. Dickinson5

Evidentemente, par tratarse de ciudades de erecimiento organ ieo y natu ra l, predomina enla Edad Media la ciudad irregu lar 0 muy leyellll'nt l' geometr ica. Pero csta irregulari­dad no quieTe decir, ni Illucho menos, caos, como pudo en­tenderlo en el sigto XVI I un raciona lista como Descartes.

Lasciudades, en su nat ural morfologia, siempre lienen un sentido. Bien se,l par su adaptadon a hi naturaleza topogni­fiea del terreno, par la nudei~Alci6n que promueven sus edi­fieios y estructuras fundamentales, par raz6n de sus sendas y caminos cOl\vert idos en calles, por la economfa y logica disposicion de sus murallas y por tantas otras casas que im­piden que predominen el puro capricho y falta de sentido. Todo esto produjo como consecuellcia la realidad de unas ciudades de singular belleza y caraeter. Diffcilmente pode­mas encontrar a 10 Jugo de 1a his toria conjunlos urbanos tan conseguidos, ambientes superables a los medievales,

I A e ll!ll"!> M E!)"' '''' I . /03

desde el punto de visla de los valores visuales. Estas ciuda­des, perfcctamcnte dcfinidas con su cerco de muraltas, que hacen eI papel del marco en la obra de arte, con sus voltimc­nes sabia mente escalonados y prcsididos por la dominante de la catedral a del caslillo, produccn siempre un decto en­canlador, si no han sido expoliadas, altcradas a arrasadas par el crecim iento masivo de los till imos ttempos.

La ciudad medieval es un media homogeneo}' a In vez ple­namente identificable en todas sus partes. No ha}' nada en elias que disuene ni rompa su sutil tejido; y, sill embargo, ninguna tallese confundecon Olra, ninguna plaza a plazuela deja de tenersu propia identidad, ningun edificio deja de ha­blar su propio lenguaje, eso si, perfectamente jerarquizados y sometidos por su signifieaci6n y valor simbalieo a los gran­des monumentos represenlalivos que dominan en volumen, escala }' exeelencia. Esa identidad sin romper la armonia del todo es alga {lUI.' muy pocas veces en 1.'1 curso de la historia ha caracterizado al fe!lameno urbano. Nos hace pensar en 1.'1 co­rrelato piaslicode un humanismo medieval, feliz resultado de un mundo en orden. Tellla de meditacion ante la alroz y masi­va uniformidad de la mctropoli moderna a ante lasd istorsio­nes que produce la lucha de intereses, imagen de un l11undo en desordcll en cl que el hombre no ha encontrado su sitio.

Como yahemosdicho, la urbanfstica medieval no ha des­conocido lampoco un sis lema de planificacion antigua como 1.'1 /llundo: la ciudad Irazada a cordel, cUildricular or­togonica, en tablero de damas 0 como se la quiera llamar. Desde Mohenjo-Daro 0 Kahun. pasando par las ciudades hippodamicas a los caslros romanos, siempre que se ha que­rido implanlar una ciudad 11 jlllu/amelllis se ha solido apelar a Ian sencillo expedienle C0l110 t razar sobre 1.'1 terreno una cuadrkula. No podia faltar eSlo en la Edad Media, que tam­bien hubo de verse en la necesidad de crear ciudades ex /lOVO

por razones de colonizad6n. de repobJacion, de seguridad militaro polftica,elc.

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Fig. 27. PIanos de oostidas francesas. (Sle"'3tl,A ProspeC/ ofCiries.)

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El caso mas famoso de todo eI urbanismo medieval plan i­ficado es el de las bastidas francesas, situadas en viejas tie­rras aquitanas, entre cl Garona y la Dordofia. Su nombre, «,bastida»), es nombre provenzal que viene de bastir y que equivale a plaza fuerte.

Los reyes de Francia y de lnglaterra luchaban en los con­fines del Garona ydel Macizo Central ycada uno por su lado levantaba bastidas para fortificar y mejorar sus fronteras. La mismo pasaba entre los reyes de Francia y los condes de To­losa, enfrentadas en la guerra de los albigenses.

Todas las bastidas segufan trazados regulares en tablero de damas y nunca farmas radialcs 0 en estrella que hubieran po-

Fig. 28. Plaza central de la bastida de Montpazier. (Stewart, op. cit.)

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dicloclerivarse de los tra7.ados radioconcentricos. En cambio, el Rcnacimiento, como consecuencia de Ills fortificaciones abaluartadas en forma de estrella, concibe unas ciudades idea­les de cslc tipo radial. Una de las bastidas mAs perfectas, en (uanlO a regularidad de plano, es Ja de Mompazicr, fundada en 1284 por Eduardo I de Inglaterra, duquedc Aquilania.

Los nombres que reciben eslas ciudades dedaran cxpresiva­mente su origen. Villeneuve, por su novedacl; Villefranche, por sus franquicins; Sauveterre, por su seguridad; Beaumont 0

Montjoic, porel aspeclo del lugar, son nomhrcs t(picos. En Espana tambicn cncontramos nombrcs pa reeidos que

igualmente corresponden a ciudades crcadus de nuevo y casi siemprede plano regular: Villanueva, Villafranca. Villarreal. Salvatierra. etc.

Torres Balbas. en el libro Resumell His/crieo del Urballis­/TIO ell Espana, dedica una gran extensi6n, can notable apor­taci6n de datos, al estudio de las ciudades regulares en la Es­pana medieval. Ellector curioso podra, pues, acudir a este texto6 • Sangiiesa y Puente la Reina. en Navarra, fundadas par Alfonso I cI BatalladoT (1104-1134) son las mas anli­guas, anteriores a las mas conocidas del a lTO lado de los Piri­neos. Lertn, Viana, Huarle-Araquil son lambicn villas nava­rTaS bastante regulaTes.

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I:ig. 29. VliJarreaJ (CastellOn). f'Janodt'la p rimith'3 dl,ldad. (Dib.dd 31,lIor.)

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Otro grupo interesante encontrall10S en Levante. Como dice Torres Balbas. IC hay en la comarca de Castellon varias villas yciudades cuyo nucleQ cent ral conserva. por 1a ley de persistencia del plano.la perfecta regularidad de su trazado primero: Castell6n. Villarreal, Nuies, Almenara, Soneja. etc. Casi todas deben su cread6n a Jaime I y a sus inmediatos su­cesores, los reyes de la monarquia aragonesa-catalana,)7. Las villas levantinas son de mas geomctrica regularidad que las navarras.

En Castilla, la antigua Brivicsca. de abolengo romallo -Virovesca- . mudada de emplazamiento y reformada, debe s in duda su trazado actual a principios del siglo XI V y res­ponde a la illfluencia de las bastidas del sudoestede Francia. Ala misma influencia,comprcnsible par vecindad geografi ­ca, pueden asignarse las villas vascongadas como Salvatie­rra, Durango, Bermea, Tolosa, Bilbao, Marquina y Garnica que ha cstudiado Julio Caro Oaroja8

Fig. 30. Brivil'S(3. Plano . (Dib. de l autor.)

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Al fina l de 13 Edad Media los Reyes Cat61icos fundaron al· gunas ciudades regula res como Puerto Real (Cadiz) y Santa Fe (Granada), eSla ul tima consecuencia de convertircn ciu­dad permanente cI campamcnto establccido por los reyes en eI ascdio de Granada.

As! como terminada 13 Reconquisla clllllPCIU espanol en­contr6 en fa colonizaci6n americana cI 3mplio campo don­de aplicar sus excedentes de cnerg{a, asi ell eSlas dudades re­gulares del final de la Edad f'Mdia esta eI eshozo de la gran tarea urbanistica hispanoarncricana, que IIen6 un contincn ­Ie de dudades trazadas con rigor geomctrico y ampii lud de plantcamiento muy supcr iores a 10 que podia hacerse en el viejo y traba;ado solar de la mctropoli.