las extrañas aventuras de solomon kane

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Robert E. Howard (1906 - 1936) decidió desde joven convertirse en escritorprofesional,yaeseempeñosededicóencuerpoyalmaalolargodesubrevecarrera,tratandosiempredecolocarsusrelatosenrevistaspulpdelaépoca,como«AmazingStories»olamítica«WeirdTales».Pletóricodeideas,escribiódocenasderelatosdeterror,deloeste,históricos,deaventura,demisterio,depiratas…PeroHowarderaunhombrede temperamentodifícilysequitó lavidaa los treintaaños.Lafamade laque disfruta en la actualidad le llegó décadas después de su muerte, gracias a lareediciónprimerodeloscuentosde«Conan»,ydespuésdeotrasseriesdeespadaybrujería.

Laseriede«SolomonKane»puedeconsiderarseunaconfluenciadegéneroscomoelhistórico, laaventura, lanarrativadepiratas, el folletínyel terror, enocasionesdecortebastantegótico.

Solomon Kane es un sombrío puritano de los tiempos de Isabel I de Inglaterrajusticieromisterioso,solitarioydemétodosexpeditivos,yalolargodeunpuñadodecuentos vive sus tenebrosas aventuras por Europa y África (un continenteinexplorado, lleno de ciudades perdidas, caníbales, y horrores sin cuento). Losobrenaturaldesdeespectrosarazasvampíricasnosóloestápresenteenestosrelatos,sinoqueamenudoformapartefundamentaldesustramas.«Lasextrañasaventurasde SolomonKane» reúne los ocho únicos relatos de este personaje publicados, envidadeHoward,porlarevista«WeirdTales»,respetandosuescrituraoriginalylejosdelos«arreglos»quesufrieronenedicionesposteriores.Laediciónsecompletacon«La sombra del buitre», protagonizado por «Sonia la Roja», que se desarrolla enViena,duranteelsitiodeSolimánelMagnífico.

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RobertE.Howard

LasextrañasaventurasdeSolomonKane

Valdemar:Gótica-51

ePubr1.1orhi24.08.2019

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Títulooriginal:LasextrañasaventurasdeSolomonKaneRobertE.Howard,2003Traducción:LeónArsenalIlustracióndecubierta:ÓscarSacristánEditordigital:orhiCorreccióndeerratas:WatcherePubbaser2.1

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PRÓLOGO

DelamismaformaquehoyendíanoesraroencontrarnoscongentequepiensaqueelpersonajedeConanelbárbaroesunproductodelcómicoinclusodelcine,hayno pocos lectores que tienen la idea de que Robert E. Howard es un escritor,netamente,defantasía.Ynohaynadaqueestémáslejosdelarealidad.Esciertoquelafamalellegódécadasdespuésdesumuerte,graciasalareediciónprimerodeloscuentosdeConan,ydespuésdeotrasseriesdeespadaybrujería.PerodondeH.P.Lovecraftsípuedeserconsideradounescritordeterror—odecienciaficción,segúnsemire—,yaqueelgruesodesuproducciónsemantuvodentroesegénero,Howardfueunautordeliteraturapopulary,comotal,sumamenteversátil.

Howarddesarrollósu labor literariadurante losaños20y30delsigloXX,yenEstadosUnidos.Unlugaryunaépocadominadosdeformaabsolutaporlasrevistasde narrativa popular, los ahora famosos pulps. Aunque para algunos lectoresespañoles pulp sea sinónimo de ciencia ficción, fantasía, terror, de revistas comoAmazing Stories oWeird Tales, lo cierto es que los pulp abarcaban casi todos losgénerosposibles.YHowarderaunescritorprofesionalquevivía,omalvivía,delosrelatos que lograba vender a tales revistas. Por tanto, hasta su muerte, produjocualquiertipoderelatoquepudierainteresaraloslectoresdesuépoca:deterror,deoeste, históricos, de aventura, de misterio, de piratas. No dejó palo por tocar yescribióinclusosubgénerosquepertenecenasubgénerosmuypropiosdeesosañosyqueluegodesaparecieronsindejarrastro,comosonloscuentosdeboxeadores.

Howard,unhombrede temperamentodifícil, sequitó lavida conpocomásdetreintaañosydurantedosdécadassuobracayóenelolvido.Fuelareedicióndesusrelatosdefantasíaheroicalaquelerepescóparaelpúblico,yesapartirdeeseéxitocuandocomienzael remozadodeHowardysuobra.Desdeunprimermomento, laserie deConan estuvo a años luzdel restode suproducción en loque aventas serefiere.Asíque,unavezeditadoslosrelatos,primerosecompletaronlosfragmentosque el autor había dejado por sus cajones ymás tarde se echómano de cualquierhistoria que se pudiera rescribir, cambiando épocayprotagonistas, e introduciendoalgúnelementosobrenatural,paraconvertirloenunaaventuramásdeConan.

ElpropioHoward tuvoque reelaborarmásdeun relatoparapodervenderloenWeird Tales, cuando la revista para la que había sido originalmente concebido losrechazaba.El forasteronegro, de la serie deConan, era en principio un cuento depiratas y de hecho el autor no se molestó en cambiar las descripciones de esosatuendos,recargadosyextravagantes,tanpropiosdelaEdaddeOrodelaPiratería.

LaseriedeSolomonKane,enconcreto,esunaconfluenciadegénerostalescomoelhistórico,laaventura,lanarrativadepiratas,elfolletínyelterror,enocasionesdecortebastantegótico.SolomonKaneesunsombríopuritanodelostiemposdeIsabel

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IdeInglaterrayalolargodeunpuñadodecuentosvivesustenebrosasaventurasporEuropa yÁfrica. Las historias en general tienen un estilo anticuado, tétrico y confrecuenciaaltisonanteque ledanunsabormuyparticulary,dehecho,elpersonajeconfrecuenciaseplanteasusaventurascomounchoqueentreelBienyelMal,DiosyelDiablo.

ElpropioKaneperteneceauntipomuypeculiardehéroedelaliteraturapopular:el justicieromisterioso, solitarioydemétodosexpeditivos.LaSombraesquizáselmás famosode este tipodepersonajesy lo cierto es que incluso en la descripciónfísica—altos,macilentos,derostrolúgubreyojostemibles—,KaneyLaSombraseparecen mucho. Si el segundo se enfrentaba embozado y con dos pistolas a losgánstersqueazotabanelEstadosUnidosdelaépocadelautor,elprimerolohaceconmosqueteyespadaatodaclasedevillanosrenacentistas:bandidosfranceses,rufianesingleses,esclavistasárabesobarones ladronesdeAlemaniavanaconocerelacerodelpuritano.

La serie es bastante representativa de las inclinaciones de su autor, ya queSolomonKaneeshombresolitarioyreservado,queseexpresamejorconlasarmasqueconlaspalabras.Vagabundeaporunmundoconvulso:participaenlasguerrasdereligión, navega en las naves inglesas, combate en las guerras entre éstos y losespañoles,exploraÁfricayluchacontralosesclavistasárabes.

LosobrenaturalestápresenteenlasaventurasdeSolomonKaney,alrevésdeloquesucedeconlospasticheshechossobresuobra,taleselementossobrenaturales—desdeespectrosa razasvampíricas—nosonunsimpleatrezo insertoconcalzador,sino que suelen ser parte fundamental de la trama. En cuanto al África que nospresentaelautor,yenlaquesedesarrollanbuenapartedelosrelatosdelaserie,esun continente de fantasía, sin ninguna pretensión de verosimilitud geográfica oetnográfica. El África de Solomon Kane es un continente inexplorado, lleno deciudadesperdidas,caníbalesyhorroressincuento,ycomotalseentroncaentodaunatradición de la época, que abarca de H. Rider Haggard a Edgar Rice Burroughs,pasandoporelPierreBenoitdeLaAtlántida.

HowardpublicóenvidaochorelatosprotagonizadosporSolomonKane,aunqueporloquesemencionaalolargodelaseriepodemoscolegirqueéstapodríahabersidomuchomáslarga.Existenademásnopocosfragmentosinconclusos,asícomouncuento,TheBlueFlameofVengeance,quenuncallegóaserpublicado.Enlapresenteantología se recogen exclusivamente esos ocho cuentos, que vieron la luz en sutiempoenlarevistaWeirdTales.

Se ha obviado publicar fragmentos y cualquiera de las versiones de The BlueFlameofVengeance.Comocuriosidad,podemosseñalarqueesteúltimocuento—también publicado después de lamuerte deHoward con el título deBlades of theBrotherhood—esun folletíndel tipo«villano local rapta a chicaySolomonKaneayudaasuprometidoa rescatarla»,yquesufrió lamismasuertequeotrosmuchosrelatos howartianos, ya que existe una versión en la que un autor muy posterior

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introduceunmonstruobastantelovecraftianoenunadelasescenas,parajustificarsuinclusiónenantologíaderelatosdecortesobrenatural.Laausenciadeesoselementosmágicos,ademásdesuescasacalidad,fueronensutiempolosmotivosquehicieronquefueserechazadoporWeirdTales.

OtracuriosidadesqueLasextrañasaventurasdeSolomonKanehanconocidoensu conjunto distintas versiones, por motivos que no parecen tanto estrictamenteeconómicoscomoideológicosodeoportunidad.Hayalmenosunaediciónenlaqueciertos elementos de estilo del autor han sido suavizados. ¿Cuáles? Un ejemplobastará:enlaversióndelaquehablamos,alguienhasustituidodeformasistemáticalaexpresión«negrossalvajes»por«guerrerossalvajes».Howardnoeselúnicoautormuertoalquesehahechounlavadodecaradesuobra,parahacerlamáspresentablealpensamientopolíticamentecorrectodeestaépoca;dehecho,talesapañosparecenser cada vez más comunes, justificados e incluso aplaudidos por algunos. Aquí,obviamente,noshemosceñidoaloriginal.

Lapresenteantologíasecompletaconunrelatoqueesbuenamuestradecuantohemos dicho acerca de Howard y su obra. La sombra del buitre se desarrolla enViena,duranteelsitioalquelasometióelsultánSolimánelMagnífico.Esuncuentode corte histórico, sin elementos sobrenaturales. Su protagonista, Gottfried vonKalmbach,viveunosañosantesqueKane;éstelohaceduranteelreinadodeFelipeIIdeEspaña,yaquélduranteeldeCarlosI.Ambosparticipanenlossucesosdesuépocayambossedesencantan,aunquetomancaminosmuydistintos,yaqueKaneseconvierte en un vengador, en tanto que von Kalmbach se vuelve un mercenarioborrachín.

Lasombradelbuitreesuncuentopococonocidoensímismo,aunqueeselúnicorelato de Howard donde aparece Sonia la Roja, que en el original es una rusa deRogantino,hermanadeRoxelana, la favoritadelsultán.Losguionistasdecómic laarrebatarían de este relato original para enviarla a la edad hiboria de la serie deConan,convertidaenunavirgenespadachina,aspectoenelquelaconocenmuchoslectores.

Aquíhemosqueridoofreceresterelatoensuversiónoriginal,yaqueesunodelosmejoresdeHowardycomplementoperfectoa lasaventurasdeSolomonKane.Ambospertenecenaungénero—eldeespadachines—muyqueridoporelautor.Y,conelementossobrenaturalesosinellos,lofundamentalenlanarrativadeHowardesel gusto por la aventura, lo sombrío y lo tremendo. Características que han sidodesvirtuadaspor reescrituras,«colaboraciones»póstumasypastiches,yquepocoapoco,graciasalaedicióndelasobrastalycomofueronpublicadasensuépoca,vansaliendodenuevoalaluz.

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CRÁNEOSENLASESTRELLAS

LeshablódecómolosasesinosvaganporlatierraBajolamaldicióndeCaín,ConnubesrojasvelándoleslamiradaYloscerebroscercadosporlasllamas:¡PorquelasangrehadejadosusalmasPorsiempremanchadas!

Hood

I

DossonloscaminosquellevanaTorkertown.Eluno,queeslarutamáscortaydirecta, atraviesa un páramo alto y baldío, y el otro, que es mucho más largo,serpentea entre los cerros y cenagales de los pantanos, bordeando las bajas colinasrumboaleste.Estaúltimaeraunacarreterapeligrosayaburriday,poreso,SolomonKane se quedó asombrado cuando un muchacho del pueblo que acababa deabandonarledioalcancey,sinaliento,leimploróque,porelamordeDios,cogieseelcaminodelospantanos.

—¡Elcaminodelospantanos!—Kanesequedócontemplandoalchico.Unhombrealtoyenjuto,éseeraSolomonKane,derostropálidoysepulcral,y

ojosmeditabundosqueresultabanaúnmássombríosmercedasuausteroatuendodepuritano.

—Sí,señor;es,delejos,elmásseguro—fuelarespuestaqueelmuchachuelodioasusorprendidaexclamación.

—Entonces, el mismísimo Satanás debe de acechar en el camino del páramo,porquetuspaisanosmeinstaronanoatravesarelotro.

—Se trata de los cenagales, señor, que son invisibles en la oscuridad. Haríaismejorenvolveralpuebloyseguirviajeporlamañana,señor.

—¿Porelcaminodelpantano?—Sí,señor.Kaneseencogiódehombrosymeneólacabeza.—La luna saldrá al poco del crepúsculo. Gracias a su luz puedo llegar a

Torkertown,cruzandoelpáramo.—Nodebierais hacerlo, señor.Nadieviaja por ese camino.Nohayni una sola

casaentodoelpáramo,mientrasqueenelpantanoestálachozadelviejoEzra,quevive allí completamente solo desde que su sobrino Gideon, que estaba mal de lacabeza,seextravióymurióenloscenagales,sinquesucuerpoaparecierajamás…y,

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aunque el viejo Ezra es un avaro, no podrá negaros su hospitalidad si decidísdetenerosallíaesperarelalba.Sitenéisquemarcharos,lomejorseríaquetomaseiselcaminodelpantano.

Kaneobservóinquisitivamentealmuchacho.Éstesesonrojóyremoviólospies.—Si el camino del páramo es tan peligroso para los viajeros —inquirió el

puritano—,¿porquélagentedelpueblonomelodijo,envezdeandarhablandosintonnison?

—Aloshombresnolesgustahablardeello,señor.Confiábamosenquetomaseiselcaminodelpantano,segúnosindicaronloshombres;pero,cuandovimosquenotomabais la bifurcación, me enviaron a buscaros para rogaros que reconsideréisvuestradecisión.

—¡PorSatanás!—exclamócondurezaKane,mostrandoconesejuramentopocohabitualenélsuirritación—.Elcaminodelpantanoyelcaminodelpáramo…¿Quées loquemepuedeamenazarallíyporqué tengoqueapartarmekilómetrosdemicaminoyarrostrarciénagasyfangales?

—Señor—musitóelchico,bajandolavozyacercándoseaél—,nosomosmásquesencillosaldeanosa losqueno lesgustahablardeciertascosas,noseaque lamala suertecaiga sobrenosotros;peroel caminodelpáramoesuna rutamalditaynadiedelaregiónlohaatravesadodesdehaceunañoomás.Cruzaresospáramosdenochesignificalamuerte,comohanpodidoconstatarencarnepropiaunaveintenadedesdichados.Algún tipodehorror furiosorondaesecaminoyhacede loshombressusvíctimas.

—¿Ah,sí?¿Yquéeseseser?—Nadie lo sabe. Nadie le ha visto y vivido para contarlo; pero los viajeros

rezagadoshanescuchadoterriblesrisotadasalolejos,enlosyermos,yloshayquehanoídolosterriblesgritosdesusvíctimas.Señor,enelnombredeDios,volvedalpueblo, pasad allí la noche y tomad mañana el camino del pantano que lleva aTorkertown.

Muy profundo, en los ojos melancólicos de Kane, había comenzado aresplandecer una luz ardiente, como una antorcha embrujada que llamease bajometrosdecongeladohielogris.Elpulsoseleaceleró.¡Aventura!¡Elcebodelavidaen riesgo y el peligro!Y, sin embargo,Kane no consideraba que sus sentimientosfueranésos.Ycreíaexpresarloquedeverdadsentíaalanunciar:

—Cosasasítienenqueserproducidasporalgúnpodermaligno.Losseñoresdelaoscuridad han lanzado una maldición sobre esta tierra. Se necesita a un hombrefuerte,capazdecombatiraSatanásyasupoder.Portantoiréyo;yo,quetantasveceslehedesafiado.

—Señor…—comenzóelchico,peroactoseguidocerrólaboca,alcomprenderlafutilidad de sus argumentos. Tan sólo añadió—: Los cadáveres de las víctimasestabangolpeadosydesgarrados,señor.

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Y se quedó allí plantado, en la encrucijada, suspirando con pesar mientrascontemplabacómolaaltayfornidafiguraproseguíaporelcaminoquellevabaalospáramos.

ElsolseestabaponiendocuandoKanecruzólascimasdelasbajascolinasquerodeaban aquel plano erial. Inmenso y ensangrentado, se hundía tras el tenebrosohorizontede lospáramos,pareciendo incendiar losabundantespastizales;y,poruninstante, el observador creyó estar contemplando un mar de sangre. Luego lassombrasllegarondeslizándosedesdeeleste,elresplandoroccidentalsedesvanecióyKaneseinternóconaudaciaenlacrecienteoscuridad.

El camino casi había desaparecido por falta de uso, pero aún se distinguía conclaridad.Kanecaminabaaudaz,aunquealerta,pistolayespadaenmano.Lasestrellastitilaban y la brisa nocturna susurraba entre los herbazales como espectrosgimoteantes. La luna comenzaba a salir, carcomida y macilenta, como un cráneoentrelasestrellas.

Entonces,conbrusquedad,Kanesedetuvoenseco.Enalgunapartedelantedeélresonabaunecoextrañoyfantasmal…oalgoqueseparecíaauneco.Otravez,yenestaocasiónmásalto.Kaneretomólamarcha.¿Leestabanengañandosussentidos?¡No!

A lo lejos, repicóun susurrode risa espantosa.Yotravez, estavezmás cerca.Ningún ser humano podría reír de esa forma; no había alegría en ella, y sí odio yhorroryunterrorcapazdeaniquilarelalma.Kanesedetuvo.Nosentíamiedopero,por un instante, casi perdió los nervios.Y entonces, alzándose a través de esa risaespantosa, le llegó el sonido de un grito indudablemente humano. Kane se lanzóadelante,forzandoelpaso.Maldijolaslucesengañosasylassombrasfluctuantesqueentrevelaban el páramo bajo la luna naciente, y que hacían imposible ver conclaridad. Las risotadas proseguían, cada vez más altas, así como los chillidos.Entonces se escuchó, débilmente, el tamborileo de unos frenéticos pies humanos.Kaneechóacorrer.

Algúnserhumanoestabasiendoperseguidoamuerteporelyermo,ysóloDiossabía en qué horrible forma exactamente.El sonido de los pasos fugitivos cesó degolpe y el chillido resonó de forma insoportable, entremezclado con otros sonidosindescriptibles y horrorosos. Era evidente que el hombre había sido capturado yKane,conlapieldegallina,llegóaentreveraunespantosodemoniodelaoscuridadinclinadosobrelaespaldadesuvíctima…inclinadoydesgarrando.

Seescuchóclaramente,enaquelabismalsilencionocturno,elruidodeunapeleabreveyterrible,yluegovolvieronasonarlaspisadas,ahoratitubeantesydisparejas.El griterío seguía resonando, aunque ahora entremezclado con un estertorgorgoteante.UnsudorfríocubriólafrenteyelcuerpodeKane.Elhorrorsesumabaalhorrordeunaformainsoportable.

¡Dios,quénodaríaporuninstantedeclaridad!Unespantosodramateníalugaramuy corta distancia, a juzgar por los sonidos que le llegaban. Pero esas infernales

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medias luces lo entrevelaban todo con sombras tornadizas, para convertir lospantanos en una bruma de espejismos turbios, en los que los árboles enanos y losmatorralesparecíangigantes.

Kane comenzó a gritar, esforzándose por ganar velocidad. Los chillidos deldesconocidoseconvirtieronenunagudoalarido;denuevoseescucharonsonidosdeluchay,desdelassombrasdelasaltaspasturas,algollegótambaleándose…algoquehabíasidounhombre;unsercubiertodesangreyespantosodever,quecayóalospiesdeKaneyseretorció,searrastróyalzósurostroterriblehacialalunanaciente;algoque farfulló y aulló, y se derrumbódenuevoparamorir bañado en su propiasangre.

La lunasehabíaelevadoyhabíamás luz.Kanese inclinósobreelcuerpo,queyacía inmóvil,víctimade indescriptiblesmutilaciones,ysintióunestremecimiento;algoraroenél,quehabíavistoloqueerancapacesdehacerlaInquisiciónEspañolayloscazadoresdebrujas.

Supusoquesetratabadealgúnviajero.Yentoncesfuecomosiunamanoheladalerozaselaespalda,yaquenotóquenoestabasolo.Levantólamirada,escrutandoconojosfríoslassombrasdelasquehabíasurgidotambaleándoseelmuerto.Novionada, pero supo, sintió, que otros ojos le devolvían la mirada; ojos terribles yultraterrenos.Seenderezóy,empuñandounapistola,esperóacontecimientos.Laluzlunarsederramabacomounlagodesangrepálidasobreelpáramo,ylosárbolesylosherbazalesrecuperaronsuverdaderotamaño.

Lassombrassedesvanecieron,¡yKanevio!Alprincipiocreyóquesetratabatansólodeunretazodebruma,unremolinodeniebladelpáramoqueseondulabasobrela hierba, delante de él.Observó conmayor detenimiento.Otro espejismo, supuso.Pero entonces aquello comenzó a perfilarse de forma vaga e indistinta. Dos ojosespantososllameabandelantedeél—ojosqueconteníanlaesenciadeesehorrorqueha sido patrimonio del hombre desde las terribles eras del alba—; ojos terribles yenloquecidos,llenosdeunalocuraquetrascendíalademenciahumana.Laformadeaquel ser era vaga y brumosa; una parodia enloquecedora de la figura humana,semejante a ésta pero al tiempo distinta de una forma horrible. La hierba y losmatorralessedistinguíanconclaridadatravésdelamisma.

Kanesintiólatirlasangreensussienes,perosemantuvofríocomoelhielo.Nopodíacomprendercómounsertanetéreocomoelquefluctuabaantesusojospodíadañar a un hombre en el plano físico, pero el rojo horror que yacía a sus pies eramudotestigodequeeldemoniopodíacausarterriblesefectosmateriales.

DeunacosaestabaKaneseguro:nolecazaríanatravésdeloslúgubrespantanos,nigritaríanihuiríapara serderribadounayotravez.Sihabíademorir, seríaa sumanera:recibiendolosgolpesdefrente.

Unabocainformeyhorripilanteseabrió,yaquellarisotadademoníacaresonódenuevo,estavezhaciendoestremecerel espíritucon suproximidad.Y,enfrentadoaesepeligrodemuerte,Kaneapuntósupistolónyabriófuego.Unmaníacoaullidode

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rabia y burla respondió al disparo, y el ser se abalanzó sobre él como un retazovolantedehumo,conlargosyfantasmalesbrazosquesetendíanparaabatirle.

Kane, con la relampagueante rapidez de un lobo famélico, disparó la segundapistolaconnulosresultados,desenvainólalargaespadayselanzócontraelcentrodesu brumoso atacante. La hoja zumbó al pasarlo de lado a lado, sin encontrarresistencia sólida, yKane sintió cómo dedos helados le aferraban losmiembros, ygarrasbestialesledesgarrabanropasypiel.

Hizoaunladosuespadainservibleytratódelucharcontrasuenemigo.Eracomopelear contra un banco de brumas, contra una sombra flotante armada con zarpasafiladas como dagas. Sus golpes furiosos se perdían en el aire, y sus brazosmusculosos, en cuyo abrazohabíanperecidohombres fuertes, golpeaban la nadayaferrabanelvacío.Nadaerasólidooreal,aexcepcióndeloslacerantesysimiescosdedosdegarrascurvas,yesosojosenloquecidosquequemabanenlasestremecidasprofundidadesdesualma.

Kanecomprendióqueestabaenunasituaciónverdaderamentedesesperada.Susropascolgabanenjironesysangrabaporunadocenadeprofundasheridas.Peroenningúnmomentoseamilanó,ni la ideadeescapar se lepasópor lacabeza.Nuncahabía huidode enemigo algunoy la simple idea, en casodehabérsele ocurrido, lehubierahechosonrojardevergüenza.

Noveíaotrofinalqueeldeyacerjuntoalosrestosdeesaotravíctima,perotalpensamiento no le causaba ningún temor. Su único deseo era dar lomáximo de síantesdecaery,casodeserposible,infligiralgúndañoasuultraterrenoenemigo.

El hombre combaría al demonio bajo la pálida luz de la luna levante, sobre elcuerpodespedazadodelmuerto,contodaslasventajasdepartedeldemonio,exceptouna. Y esa una era capaz de superar al resto. Porque, si el odio abstracto podíamaterializarse en la forma de un ser fantasmal, ¿por qué el coraje, igualmenteabstracto,nopodíaserunarmaconcretaparacombatiraesefantasma?

Kane luchó con brazos, pies y manos, y al fin pudo ver cómo el espectroretrocedía ante él, y cómo aquella risa espantosa se trocaba en gritos de furiadesconcertada. Porque la única arma del hombre es ese coraje que no retrocede niante lasmismísimaspuertasdel Infiernoyanteel cualnadapuedenni siquiera laslegionesinfernales.

Pero nada de eso sabía Kane; sólo era consciente de que las zarpas que ledesgarrabany lacerabanparecían flaqueary titubear, al tiempoqueuna luz salvajelucía cada vez con más fuerza en aquellos ojos horribles. Tambaleándose yresollando, se abalanzó sobre el ser, logró al fin abrazarley le derribó;y,mientrasdaban tumbos por el páramo, y el ser retorcía y agitaba sus miembros como unaserpientedehumo,lacarneselepusodegallinaylospelosseleerizaron,puestoquecomenzabaaentenderloqueelserbalbuceaba.

No le escuchóni comprendió comounhombre escuchay comprende loque lediceotro,perolosespantosossecretosqueelserletrasmitió,enformadesusurros,

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aullidosysilenciosqueerancomogritos,leclavarondedosdehieloenelcorazón,yKanesupo.

II

LachozadelviejoEzra,elavaro,selevantabajuntoalcamino,enmitaddelospantanos, medio oculta por los sombríos árboles que crecían a su alrededor. Lascercasestabanpodridas,eltejadohundido,yunasmonstruosasfungosidades,pálidasyverdosas,seasíanalmismopararetorcersesobrepuertasyventanas,comotratandodeatisbarensuinterior.Losárbolesseinclinabansobrelacasaysusramasgrisesseentrelazabandetalformaqueéstaseagazapabaenlasemioscuridadcomounenanomonstruoso,porencimadecuyasespaldasacechasenogros.

El caminoque atravesaba esepantano, entre toconespodridos, cerros llenosdemaleza,estanquesyciénagasputrefactaseinfectadasdeserpientes,serpenteabajuntoa la choza. En aquella época, muchos hombres cruzaban la senda, aunque pocosconocían del viejo Ezra otra cosa que no fuera un rostro amarillento, entrevistomientras les espiaba a través de las ventanas cubiertas de hongos, el rostromismosemejanteaunhongofeo.

ElviejoEzra,elusurero,compartíamuchasdelascualidadesdelpantano,yaqueera nudoso, encorvado y sombrío; sus dedos eran como sarmientos de plantasparásitasylosmechonesdecabellolecolgabancomomusgomustiosobreunosojosacostumbrados a la penumbra de los cenagales. Esos ojos eran como los de unmuerto, e insinuaban profundidades tan abismales y espantosas como los lagosmuertosdelospantanos.

Esos ojos escudriñaban ahora al hombre que se había detenido delante de sucabaña.Esteúltimoeraalto,enjutoyoscuro,surostroseveíaojerosoyarañado,ytenía los brazos y las piernas vendadas.Al lado de ese hombre había un grupo dealdeanos.

—¿ErestúEzra,delcaminodelpantano?—Asíes.¿Ytúquéquieresdemí?—¿DóndeestátusobrinoGideon,eljovenperturbadoquevivíacontigo?—¿Gideon?—Sí.—Semetióenelpantanoynuncavolvió.Sindudaseextravióyselocomieron

loslobos,osehundióenuntremedal,olepicóunavíbora.—¿Cuántohacedeeso?—Algoasícomounaño.—Sí.Escucha,Ezraelavaro.Pocodespuésdeladesaparicióndetusobrino,un

lugareño que volvía a casa cruzando los páramos fue atacado por un demoniodesconocidoydespedazado,y,desdeentonces,cruzaresospáramoshasignificadola

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muerte. Primero aquel lugareño, luego forasteros que recorrían el yermo, todoscayeronbajolasgarrasdeeseser.Muchoshombreshanmuertodesdeaquelprimerataque.

»La noche pasada crucé los páramos, y escuché cómo otra víctima huía y eraperseguida; un forastero que nada sabía sobre el diablo de los páramos. Fue algoespantoso,Ezraelavaro,yaqueaqueldesdichadosezafómalheridopordosvecesdesuagresor,yambasveceseldemonioleatrapóylederribódenuevo.Alfinal,cayómuerto precisamente a mis pies; muerto de una forma que haría estremecer a laestatuadeunsanto.

Los aldeanos se agitaron inquietos ymurmuraron espantados entre ellos, y losojos del viejo Ezra les escrutaron furtivamente. Pero la sombría expresión deSolomonKanenosealterólomásmínimo,ysumiradadecóndorparecíaatravesaralavaro.

—¡Sí, sí!—musitó apresuradamente el viejo Ezra—. ¡Un mal asunto, un malasunto!¿Peroporquémecuentastodoestoamí?

—Sí,síqueesuntristeasunto.Escuchaalgomás,Ezra.Eldemoniosurgiódelassombrasyluchéconél,sobreelcuerpodesuvíctima.Lociertoesquenosécómolevencí,perolaluchafuelargayreñida;sinembargo,lospoderesdelbienydelaluzestabandemilado,ysonmásfuertesquelospoderesdelInfierno.

»Alfinalyofuielmásfuerte,yélsezafódemíyhuyó,yyoleperseguíenvano.Pero,antesdeescapar,mesusurróunamonstruosaverdad.

El viejo Ezra se sobresaltó, mirándole con ojos enloquecidos, y parecióencogerse.

—¿Porquémecuentastodoesto?—musitó.—Volví al pueblo y conté lo queme había ocurrido—repusoKane—, ya que

sabía que tenía enmimano el librar a los páramos para siempre de sumaldición.¡Ezra,venconnosotros!

—¿Adónde?—boqueóelavaro.—Alroblepodridodelospáramos.Ezrasetambaleócomosihubierarecibidoungolpe;gritódeformaincoherentey

tratódehuir.Al instante,aunaaceradaordendeKane,dosfornidosaldeanosseabalanzaron

sobreelavaroyloapresaron.Arrancaronladagadesudébilmanoyleinmovilizaronlosbrazos,estremeciéndosealhundirlosdedosenlacarnepegajosa.

Kane les indicó con un gesto que le siguiesen y se volvió para encabezar lamarcha,seguidoporlosaldeanos,quehubierondeempleartodasufuerzaparallevarasuprisioneroconellos.Fueronserpenteandoalolargodelpantano,porunasendapocousadaquellevaba,cruzandoloscerros,hastalospáramos.

CaíaelsolyelviejoEzralomirabaconojosdesorbitados;lomirabacomosinolohubieravistolosuficiente.Alolejos,enlosyermos,sealzabaelgranroble,comounpatíbulo,convertidoahoraenunacarcasamarchita.SolomonKanesedetuvoallí.

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El viejo Ezra se debatió en garras de sus captores, y prorrumpió en sonidosinarticulados.

—Hacemás de un año que tú—le dijo SolomonKane—, temeroso de que turetrasadosobrinoGideonpudieracontarlascrueldadesquehabíascometidoconél,letrajistedesdeelpantano,porelmismocaminoqueacabamosdeseguir,ylematasteaquímismo,alamparodelanoche.

ElviejoEzraseencogióyresopló.—¡Nopuedesprobaresamentira!Kanecambióunaspocaspalabrasconunágilaldeano.Elmozoseencaramóal

podrido tronco de árbol y, de una grieta situada en lo alto, sacó algo que cayóresonantealospiesdelavaro.Ezrasederrumbóconunterriblealarido.

Elobjetoeraunesqueletohumanoconelcráneoroto.—¿Cómosabestodoesto?¡EreselmismísimoSatanás!—balbucióelviejoEzra.Kanesecruzódebrazos.—El ser con el que combatí anoche me lo contó mientras luchábamos, y le

perseguíhastaesteárbol.¡PorqueesedemonioeselespectrodeGideon!Ezravolvióavociferarysedebatióconfuria.—Tú lo sabías —dijo sombrío Kane—, conocías lo que tales actos acarrean.

Temíasalfantasmadelperturbadoyporesooptasteporabandonarsucuerpoenloseriales, en vez de ocultarlo en el pantano. Porque sabías que el fantasma iba amerodearporellugardesumuerto.Estabaperturbadoenviday,unavezmuerto,nosabe cómo encontrar a su asesino; de otro modo, ya hubiera ido a buscarte a tucabaña. No odia a ningún hombre, excepto a ti; pero su espíritu confuso no sabedistinguiraunhombredeotro,ylosmataatodos,paranodejarescaparasuasesino.Sinembargo,tereconoceráyluegopodrádescansarenpazportodalaeternidad.Elodioconvirtióaesefantasmaenunsersólidocapazdedesgarrarymatary,aunquetetemíadeformaatrozenvida,enlamuerteyanotienemiedodeti.

Kanesedetuvo.Miróendirecciónalsol.—Todo eso lo supe gracias al espectro deGideon, entre aullidos, y susurros y

silenciosqueerancomogritos.Nadaexceptotumuertepuededareldescansoaeseespectro.

Ezra escuchó en un silencio desalentado y Kane pronunció las palabras quesignificabansusentencia.

—Resulta muy duro —dijo Kane sombríamente— condenar a un hombre amuerteasangrefríayenlaformaquetengoenlacabeza,perodebesmorirparaqueotrosvivan…yDiosestestigodequemereceslamuerte.

»No morirás por soga, bala o espada, sino bajo las garras de aquel a quienasesinaste,yaquesóloesoleaplacará.

Aloírtalespalabras,Ezraperdiólacabeza,laspiernasleflaquearonysearrastrópidiendoagritoslamuerte,serquemadoenlahoguera,desolladovivo.ElrostrodeKane era duro como la muerte y los aldeanos, con la crueldad despertada por el

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miedo,ataronaaquelinfelizquegritabaalroble,yunodeellosleinstóaponerseenpazconDios.PeroEzranodiorespuestaalguna,sinoquelanzóunaullidoconunavozaltayestridentedeinsoportablemonotono.Elaldeanoquisoabofetearalavaro,peroKanelecontuvo.

—DéjaleponerseenpazconSatanás,conquiensindudavaareunirse—dijoconhosquedadelpuritano—.Elsolestáapuntodeponerse.Aflojadlascuerdasparaquepueda liberarse en la oscuridad, ya que es mejor que afronte la muerte libre ydesatadoqueamarradocomoenunsacrificio.

Mientras se volvían para dejarle a solas, el viejo Ezra gimoteaba y farfullabasonidos inhumanos, y por último guardó silencio, mirando al sol con terribleintensidad.

Anduvieronatravésdelerial,yKanelanzóunaúltimamiradaalagrotescaformaatadaalárbolqueseparecía,bajoaquellaluzdifusa,aungranhongocrecidoeneltronco.Yderepenteelavarolanzóungritohorrible:

—¡Muerte!¡Muerte!¡Haycráneosenlasestrellas!—Lavidahasidobuenaconél,aunquefuetorcido,groseroymalvado—suspiró

Kane—.PuedequeDiostengaunsitioparaesaalma,dondelasllamasyelsacrificiopuedanpurificarlasdesusimperfecciones,delamismaformaqueelfuegolimpiaelbosquedehongos.Sinembargo,elcorazónmepesaenelpecho.

—No,señor—ledijounodelosaldeanos—.TansólohabéishecholavoluntaddeDiosynadamásquebiensaldrádeloquehaocurridoestanoche.

—No—dijoapenadoKane—.Nosé,nosé.Elsolsehabíapuestoylanochecaíaconsorprendenterapidez,comosigrandes

sombras llegasen desde desconocidas simas para cubrir el mundo con aceleradaoscuridad.Atravésdelanochecerradalesllegóunecoespantoso,yloshombressedetuvieronamirarhaciaelcaminoquehabíandejadoalasespaldas.

Nopudieronvernada.Elpáramoeraunocéanodesombrasylasaltashierbasdela vecindad oscilaban en largas olas, empujadas por la brisa, rompiendo lamortalquietudconjadeantessusurros.

Entonces, lejos, el disco rojo de la luna se levantó sobre el erial y, durante unmomento,unasiluetadeformeseperfilóennegrocontralamisma.Unafigurapasócorriendopordelantedelrostrodelaluna;unsermonstruosoygrotescocuyospiesparecíantocarapenaselsueloy,muycercadeella,llegabaunsercomounasombravoladora…unhorrorindescriptibleysinforma.

Por un momento, los dos corredores se recortaron con nitidez contra la luna;luego se fundieron en una masa indefinible y amorfa, y desaparecieron entre lassombras.

Allálejos,enelerial,estallóunsoloalaridoderisaterrible.

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LAMANODERECHADELAMALDICIÓN

—¡Yalalbalecolgarán!¡Jo,jo!Quien así hablaba se palmeó sonoramente el muslo, al tiempo que lanzaba

carcajadasconvozespesaychillona.Lanzóunaojeadajactanciosaasusoyentes,yechóuntragodelvinoqueteníaamano.Elfuegosaltabayoscilabaenelhogardelasalaynadielerespondió.

—¡RogerSimeon,elnigromante!—seburlóesavozchillona—.¡Adeptodelasartesdiabólicasypracticantedemagianegra!Afemíaquetodosuneciopodernolepudo salvar cuando los soldadosdel rey rodearon su cavernay le apresaron.Huyócuandolagentecomenzóalanzaradoquinescontrasusventanas,ycreyóquepodíaocultarseyhuiraFrancia.¡Jo,jo!Suescapatoriavaaestaralextremodeunasoga.Estoesloqueyollamoundíabienaprovechado.

Echóunabolsitasobrelamesa,haciendoquetintinearamusicalmente.—¡El precio de la vida de un hechicero!—se jactó—. ¿Y vos qué decís, mi

ásperoamigo?Estoúltimoselodecíaaunhombrealtoycalladoquesesentabacercadelfuego.

Esepersonaje,enjuto,recioyvestidodeformasombría,volviósurostrocetrinohaciaquienlehablabaparaclavarenélunpardeojosprofundosyhelados.

—Digo —le respondió con voz sonora— que hoy habéis cometido un actoexecrable.Puedequeesenigromantemerecieralamuerte,peroélconfiabaenvoz,osteníaporsuúnicoamigoylehabéisvendidoporunpuñadodesuciasmonedas.AfemíaquealgúndíaosreuniréisconélenelInfierno.

El que primero había hablado, un sujeto rechoncho, robusto y de aspecto ruin,abriólabocacomosifueraadarleunaréplicaenfurecida,peroluegovaciló.Losojosheladoslecontemplaronporuninstante,antesdequeelhombrealtoselevantaseconlaflexibilidaddeungatoysealejasedelhogaratrancoslargosyelásticos.

—¿Pero quién es ése?—preguntó resentido el fanfarrón—. ¿Quién es él paradefender a brujos contra los hombres de bien? ¡Por Dios que ha tenido suerte decruzartalespalabrasconJohnRedlyyconservarelcorazónenelpecho!

Eltaberneroseinclinóacogerunascua,paraencendersulargapipa,ylecontestóconsequedad:

—Yvos también soisafortunado, John,porhaber sabido tener labocacerrada.ÉseesSolomonKane,elpuritano,yesunhombremáspeligrosoqueunlobo.

Redlybarbotóunjuramento,ydevolviócongestosombríolabolsaasucinto.—¿Vaisapasarlanocheaquí?—Sí—replicó taciturnoRedly—.Megustaríaestarpresenteen laejecuciónde

SimeonmañanaenTorkertown,peroalalbatengoqueponermecaminodeLondres.Eltabernerorellenólascopas.

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—EstarondaporelalmadeSimeon.QueDiosseapiadedeldesdichadoyhagafracasarlavenganzaquehajuradotomarcontravos.

John Redly sufrió un sobresalto, soltó un juramento y luego una carcajadafanfarrona. La risa subió de tono huecamente y por último se quebró en una notafalsa.

SolomonKanesedespertóderepenteyseincorporóenellecho.Teníaelsueñoliviano,comocorrespondeaunhombrequeporlocomúndependedesímismoparasobrevivir. Y algún ruido, en algún lugar de la casa, le había despertado. Prestóatención. Fuera, comopudo ver a través de los postigos, estaba clareando bajo lasprimeraslucesdelalba.

Derepenteseoyóelmismoruido,débilmente.Eracomosiungatotrepaseporlaparedexterior.Kanesiguióescuchandoylellegóunsonido,comoeldealguienquetanteaselospostigos.Elpuritanoseincorporó,espadaenmano,cruzódeuntirónlaalcobaylosabriódegolpe.Elmundosemostrabadormidobajosuescrutinio.Unalunatardíacolgabasobreelhorizonteoccidental.Nohabíaningúnintrusoalacechobajosuventana.Seasomóparamirarlaventanadelaalcobacontigua.Lospostigosestabanabiertos.

Kanecerrólossuyosycruzóelcuarto,parasaliralcorredor.Obraballevadodeunimpulso,locualerahabitualenél.Erantiemposturbulentos.Esatabernaestabaavarioskilómetrosdelaciudadmáscercana,Torkertown.Losbandidosmenudeaban.Alguien o algo había invadido la estancia contigua, y su dormido ocupante podíaestarenpeligro.Kanenosedetuvoasopesarprosycontras,sinoquefuederechoalapuertadelaalcobaylaabrió.

Laventanaestabaabiertadeparenpary la luzentraba iluminando laestancia,auncuandolohacíacomosisefiltraseatravésdeunabrumafantasmal.Unsujetodeaspecto ruin roncabaenel lechoyKane le reconociócomoJohnRedly,elhombrequehabíavendidoalnigromantealossoldados.

Luego, su mirada fue a la ventana. Sobre el antepecho se agazapaba algosemejanteaunaarañagigantescay,mientrasKanelaobservaba,éstabajóalsueloycomenzóaarrastrarsehacialacama.Aquellacosaeraancha,peludayoscura,yKanesediocuentadequehabíadejadounamanchasobreelalféizar.Corríasobrecincopatas gruesas y curiosamente articuladas, y en conjunto tenía un aspecto fantasmalquedejóaKanecomohechizadoduranteuninstante.EnseguidallegóalacamadeRedlyytrepóporelarmazónconunatorpezaqueresultabaextraña.

Yasebalanceabadirectamentesobreeldurmiente,colgandodeldosel,yKaneseadelantó con un grito de advertencia. Fue entonces cuandoRedly despertó ymiróhaciaarriba.Losojosseledesorbitaron,ungritoterriblenaciódesuslabiosyenesemomentolacosa-arañasedescolgó,paracaerdirectamentesobresucuello.MientrasKane llegaba a la cama, vio cómo se cerraba la presa de las patas, y escuchó elcrujidodeloshuesoscervicalesdeJohnRedly.Elhombreseenvaróyluegoquedó

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yerto,conlacabezacolgandodeformagrotescadesucuelloroto.Yaquellacosasedesprendiódelcuerpoyquedóinertesobrelacama.

Kanesedetuvoanteelespantosoespectáculo,sinpoderdarcréditoaloqueveía.Lacosaquehabíaabiertolospostigos,sehabíaarrastradoporlossuelosyhabíadadomuerteaJohnRedlyensupropiacama,¡eraunamanohumana!

Ahorayacíafláccidaysinvida.YKanelaatravesócautelosamenteconlapuntadesuespada,paralevantarlaalaalturadelosojos.Parecíaserlamanodeunhombregrande, ya que era ancha y gruesa, con tanto vello como la zarpa de unmono.Lahabían cercenado a la altura de la muñeca y estaba cubierta de sangre. Había undelgadoanillodeplataenelanular;unajoyacuriosa,conlaformadeunaserpienteenrollada.

Kaneestabaestudiandoaquelrestoodiosocuandoaparecióeltabernero,cubiertoconelcamisón,yconunavelaenunamanoyeltrabucoenlaotra.

—¿Quéesloqueocurre?—rugió,cuandosusojosseposaronenelcadáverenellecho.

Luegovio loqueKaneteníaespetadoenlaespadaysepusoblanco.Seacercócomo atrapado por un hechizo, y los ojos se le desorbitaron. Luego se alejótambaleando y se desplomó sobre una silla, tan pálido que Kane pensó que iba adesmayarse.

—Enel nombredeDios, señor—boqueó—. ¡Nodejeque esoviva!Aún tienequehaberfuegoenelhogar,señor…

KanellegóaTorkertownenelcursodeesamañana.Enlasafuerasdelpueblofueabordadoporunjovenparlanchín,quelesaludó.

—Señor,comohombredebienquesois,oscomplacerásaberqueRogerSimeon,elbrujonegro,hasidocolgadoestamismamañana,justoalrayarelsol.

—¿Murióconentereza?—preguntósombríoKane.—Sí,señor;noflaqueó,aunquetuvolugarunsucesofantástico.Escuchad,señor.

¡RogerSimeonsubióalahorcaconunasolamano!—¿Ycómoocurriótalcosa?—Lanochepasada,señor,mientrasestabasentadoensuceldacomosifueseuna

granaraña,llamóaunodesuscarcelerosylepidióunúltimodeseo:¡lerogóqueleseccionaselamanoderecha!Elhombresenegóenunprincipio,peroteníamiedodelamaldición deRoger y, al cabo, echómanode la espada y le cortó lamano a laalturade lamuñeca.EntoncesSimeon,con lamanoizquierda, laarrojóa travésdelos barrotes de su celda, al tiempo que pronunciaba muchas palabras mágicas,extrañasydementes.Elguardiatemióporsuvida,peroRogerlediopalabradenodañarleyledijoquealúnicoqueodiabaeraaJohnRedly,quelehabíatraicionado.

»Secogióelmuñóndelbrazo,paradetener lapérdidadesangre,ysequedóelresto de la noche sentado como un hombre en trance, y a vecesmusitaba para sí

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mismo,comoelquesinquererhablaenalto.“Aladerecha”,susurraba,y“vetehacialaizquierda”y“¡vamos,vamos!”

»Oh,señor,¡eraespantosodeescuchar,segúndicen,yverleahíacurrucadosobreel ensangrentado muñón del brazo! Fueron a buscarle al clarear, le sacaron delpatíbuloypusieron la sogaalrededordesucuello,yde repentese retorcióy tensócomosihicieseunesfuerzoterrible,ylosmúsculosdesubrazoderecho,elmanco,sehincharonycrujieron¡comosileestuvieserompiendoelcuelloaunhombre!

»Cuandolosguardiasselanzaronasujetarle,cesóensusesfuerzosycomenzóareír.Yesrisaterribleyespantosacontinuóhastaqueseapretóellazoycolgó,negroysilencioso,bajoelojorojodelsolnaciente.

Solomon Kane guardaba silencio, reflexionando sobre el espantoso terror quehabíacontorsionadolosrasgosdeJohnRedlyenelúltimoyfugazinstantequehabíatenidodelucidezyvida,antesdequelamaldiciónlegolpease.Yunadébilimagensele formó en lamente; la imagen de unamano peluda y seccionada que correteabasobresusdedoscomounagranaraña,aciegas,cruzandobosquesen lanocheparaescalar unmuro y abrir los postigos de una alcoba.Allí se interrumpió su visión,abrumadaporeloscuroysangrientodramaquesiguióatodoaquello.¡Cuánterriblesfuegosdeodiohabíanardidoenelalmadelnigromantecondenado,yquéespantosopoder había poseído, que había sido capaz de enviar esa mano ensangrentada, atientas para cumplir su misión, guiada por la magia y el poder de ese cerebroexaltado!

Aunque,paracerciorarse,Solomonpreguntó.—¿Ynohanencontradolamano?—Puesno,señor.Loshombresencontraronellugarenelquecayóalserarrojada

desdelacelda,perohabíadesaparecido,dejandounrastrorojoquellevabaalbosque.Sinduda,unloboselacomió.

—Sinduda—repusoSolomonKane—.¿NoseríanlasmanosdeRogerSimeongrandesypeludas,ynollevaríaunanilloenelanulardeladerecha?

—Puessí,señor.Unanillodeplataconformadeserpienteenrollada.

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SOMBRASROJAS

ILALLEGADADESOLOMON

La luzde la luna rielabadébilmente,creandoplateadasbrumasde ilusiónentrelosárbolesensombras.Unadébilbrisasoplabasobreelvalle,comosiarrastraseunasombraquenoformabapartedelespejismolunar.Olíadébilmenteahumo.

El hombre que con zancadas largas y elásticas había estado caminando, sinapresurarseperosindetenerse,durantemuchoskilómetrosdesdeelalba,sedetuvoderepente.Unmovimientoentrelosárboleslehabíallamadolaatención,deformaquesedeslizósilenciosamentehacialassombras,conunamanoenelpomodesuespadalargaydelgada.

Avanzóconcautela,tratandodetaladrarlaoscuridadqueacechabaalpiedelosárboles.Aquéleraunpaíssalvajeypeligroso,ylamuertepodíaestaracechandobajoaquellosárboles.Luegoapartólamanodelaempuñadurayseadelantó.Lamuerte,enefecto,estabapresenteallí,peronoenunaformaquepudieraasustarle.

—¡PorlosfuegosdelHades!—murmuró—.¡Unachica!¿Quéesloquetepasa,niña?¡Notengasmiedodemí!

Lachicalevantólamiradahaciaél,conunrostroqueeracomounapálidarosablancaenlaoscuridad.

—Tú…¿quiéneres…tú?—hablabadeformaentrecortada.—Nosoymásqueunvagabundo,unhombresintierray,sinembargo,amigode

cualquieraqueseencuentreennecesidad—aquellavozamableresultaba,dealgunaforma,incongruenteenaquelhombre.

Lachicatratódeincorporarsesobreelcodo,ydeinmediatoélsearrodillóparaayudarla a sentarse, con la cabeza de ella reposando en su hombro. La mano delhombrelatocóenelpechoyseretiróenrojecidayhúmeda.

—¿Quéhapasado?—Empleabauntonodevozsuaveytranquilizador,comosiestuvierahablandoconunniño.

—Le Loup—boqueó ella, con una voz que se tornaba más y más débil conrapidez—.Él y sus hombres…atacaron nuestra aldea…un par de kilómetrosmásarriba.Robaron…mataron…incendiaron…

—Asíqueporesoolíaahumo—murmuróelhombre—;prosigue,niña.—Salí corriendo. Él, el Lobome persiguió…y…me atrapó…—Las palabras

dejaronpasoaunsúbitosilencio.—Entiendo,niña.¿Yluego…?—Luego… él… él… me apuñaló con su daga… ¡Oh, Santos del Cielo!…

apiadaosdemí…

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Derepente, ladelgadafiguraquedóyerta.Elhombreladejóreposarentierrayfrunciólevementeelceño.

—¡Muerta!—murmuró.Seincorporóconlentitud,altiempoqueselimpiabamaquinalmentelasmanosen

la capa. Fruncía de forma amenazadora su ceño sombrío. Y con todo no lanzóningunapromesafieraytemeraria,nijuróporsantosodiablos.

—Handemorirhombresporesto—dijoconfrialdad.

IILAGUARIDADELLOBO

—¡Eresunnecio!—Laspalabraseranungruñidoheladoquecongelabalasangredesuinterlocutor.

Elqueacababadeencajartalinsultobajótaciturnolosojos,sinreplicar.—¡Necios tú y todos los que tengo amimando!—El que hablaba se inclinó,

aporreandodeformaacaloradalamesatoscaquehabíaentreellos.Setratabadeunhombre alto, de complexión robusta y facciones rapaces. Sus ojos danzaban yresplandecían,llenosdetemerariodesdén.

Elotrolereplicócontonosombrío.—YyotedigoqueeseSolomonKaneesundemoniosalidodelosinfiernos.—¡Bah!¡Idiota!Noesmásqueunhombre,yselepuedematardeuntiroouna

estocada.—EsopensabanJean,JuanyLaCosta—respondióelotroconhosquedad—.¿Y

dóndeestánahora?Pregúntaseloaloslobosquepelarondecarnesushuesosmuertos.¿Dónde se esconde ese Kane? Hemos rastreado lasmontañas y los valles duranteleguas,sinencontrarunasolapista.Tedigo,LeLoup,quevienedelosinfiernos.Yasabíayoquenoerabuenacosaahorcaraesemonjehaceunaluna.

ElLobogolpeóconimpaciencialamesa.Surostroagudo,apesardelashuellasdejadas por una vida salvaje y disipada, era el de un hombre inteligente. Lassupersticionesdesusseguidoresleteníansincuidado.

—¡Bah!Telovuelvoadecir.Esetipohaencontradoalgunacuevaovallesecretoquenosotrosnoconocemos,yesahídondeseocultadedía.

—Ysaleporlanocheparaasesinarnos—comentócondesalientoelotro—.Noscazacomoun loboa losvenados…PorDios,LeLoup; tehaces llamara timismoLobo,¡peromeparecequeporfintehastopadoconunlobomásfieroyastutoquetú!Laprimeranoticiaque tuvimosdeesehombre fuecuandoencontramosa Jean,queeraelpeordelosbandidos,clavadoaunárbol,consupropiadagaatravesándoleelpechoylasletrasS.L.K.grabadasensusmejillasmuertas.

»Luego le tocó a Juan el Español y, cuando le encontramos, vivió el tiemposuficienteparadecirnosquesuasesinoerauninglésllamadoSolomonKane,¡queha

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juradodestruiratodanuestrabanda!¿Yluegoqué?LaCosta,unespadachínquesóloerainferioratimismo,salióabuscaraeseKane.¡Porlosdemoniosdelaperdiciónquefueéstequienencontróaaquél!,yaquedescubrimossucuerpodestrozadoatajossobreunrisco.¿Yahoraqué?¿Tendremosquecaertodosamanosdeeseinglésdeldemonio?

—Esverdadquehadadomuerteanuestrosmejoreshombres—reflexionóeljefede losbandidos—.Losdemásvolveránprontodeesapequeñavisitaquehan idoahacer al ermitaño; entonces veremos qué podemos hacer.Kane no puede ocultarseeternamente.Entonces…¿Quéhasidoeso?

Ambos sevolvieroncon rapidezcuandouna sombracayó sobre lamesa.En laentrada de esa cueva que era el cubil del bandido, había un hombre que setambaleaba. Miraba fijamente con ojos desorbitados, trastabillaba sobre piernastemblorosasyunaoscuramancharojalemanchabalatúnica.Diounoscuantospasosvacilanteshaciadelante,antesdecaersobrelamesaydeslizarsehastaelsuelo.

—¡Por todos los demonios del infierno! —maldijo el Lobo, al tiempo que leincorporabaylesentabaenunasilla—.¿Dóndeestánlosdemás,malditoseas?

—¡Muertos!¡Estántodosmuertos!—¿Quéestásdiciendo?¡Satanástemaldiga!¡Habla!—ElLobosacudióconfuria

alhombre,mientraselotrobandidoobservabaconojosdesorbitadosporelhorror.—Llegamosa lachozadelermitañoal salir la luna—musitóelhombre—.Me

quedéfuera…vigilando…losotrosentraron…atorturaralermitaño…parahacerleconfesar…dóndeescondía…suoro.

—¡Sí, sí! ¿Qué es lo que ocurrió después? —El Lobo rabiaba de puraimpaciencia.

—Después,todoelmundosevolviórojo…lacabañaexplotócongranestruendo,y una lluvia roja inundó el valle…A través de lamisma vi… al ermitaño y a unhombrealto,vestidotododenegro…quesalíandelosárboles…

—¡SolomonKane!—boqueóelotrobandido—.¡Losabía!Yo…—¡Calla,idiota!—graznóeljefe—.¡Sigue!—Escapé… Kane me persiguió… me hirió… pero conseguí dejarle atrás…

llegué…antesqueél…aquí…—¡Santosydiablos!—bramóelLobo—.¿CómoeseseKane?—Separece…aSatanás…Lavozsedesvaneció.Elmuertofuedeslizándosedelamesahastaquedartirado

enelsuelocomounfardoenrojecido.—¡A Satanás! —balbuceó el otro bandido—. ¡Te lo dije! ¡Es el Diablo en

persona!Tedije…Seinterrumpiócuandounrostroatemorizadoseasomóalabocadelacueva.—¿HasidoKane?—Sí.—ElLoboestabademasiadoafectadocomoparamentir—.Montaguardia,

LaMon;dentrodeunmomentoelRatayyonosreuniremoscontigo.

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ElrostroseesfumóyelLobosevolvióhaciasucompañero.—La banda está acabada—le dijo—. Tú y ese ladrón de LaMon sois cuanto

quedadeella.¿Tienesalgunasugerenciaquehacer?LoslabiospálidosdelRatasilabearonunasolapalabra:—¡Huir!—Tienes razón.Cogeremos las joyasy el orode los baúles, y huiremospor el

pasadizosecreto.—¿YLaMon?—Puede vigilar mientras ultimamos la huida. Después… ¿por qué dividir el

tesoroentrespartes?UnadébilsonrisacruzóporlasfaccionesmalévolasdelaRata.Luego,unaideale

hizoponerseserio.—Él—señalóalcuerpotendidoportierra—hadicho:«lleguéantes».¿Significa

eso que Kane venía persiguiéndole? —pero como el Lobo cabeceaba conimpaciencia,sevolvióalosbaúles,sincesarensuparloteoatropellado.

La luz vacilante de la vela, situada sobre la toscamesa, alumbraba una escenaextrañaysalvaje.Laluz,inciertaydanzante,sereflejabarojizaenellagodesangre,cadavezmayor,sobreelqueyacíaelmuerto,bailoteabasobrelosmontonesdejoyasy monedas que sacaban a toda prisa de los cofres de herrajes de bronce que sealineabanenlasparedes,yhacíacentellearlosojosdelLoboconunfulgorsemejantealquearrancabaasudagaenvainada.

Los cofres quedaron vacíos, sus tesoros amontonados, formando una pilaresplandeciente sobre el suelomanchado de sangre. El Lobo se detuvo y escuchó.Fuera,reinabauncompletosilencio.NohabíalunaylafértilimaginacióndelLoboconjuró la imagen del asesino oscuro, Solomon Kane, que se deslizaba en lastinieblas, una sombra entre las sombras. Torció el gesto demanera aviesa; en esaocasión,elinglésseibaaquedarconunpalmodenarices.

—Quedauncofreporabrir—dijo,señalando.ElRata,conunaexclamacióncontenidadesorpresa,sevolvióhaciaelcofreque

le indicaban. Y, con un movimiento sencillo y felino, el Lobo saltó sobre él y lehundiósudagahasta laempuñaduraen laespalda,entre losomóplatos.ElRata sederrumbósinemitirunsolosonido.

—¿Porquédividirentresparteseltesoro?—murmuróelLobomientraslimpiabalahoja,sobreelpardehombresmuertos—.Ahora,aporLaMon.

Sedirigióalapuerta;luegosedetuvoyreculó.Enunprimervistazocreyóqueera lasombradeunhombre loquehabíaenel

umbral,peroluegoconstatóquesetratabadeunhombremismo;aunquetanoscuroeinmóvilqueelresplandordelavelaledabaunafantásticaaparienciadesombra.

Un hombre alto, tanto como el mismo Le Loup, vestido de negro de pies acabeza,sinadornoalguno,conropasajustadasque,dealgunamanera,seconjugabancon el rostro ensombrecido. Sus brazos largos y las anchas espaldas delataban al

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espadachín,lomismoquelaespadalargaquesosteníaenlamano.Lasfaccionesdeaquel hombre eran saturninas y sombrías. Un tinte cetrino le daba una aparienciaespectral bajo aquella luz incierta, acentuada por la satánica oscuridad del ceñofruncido. Los ojos grandes, hundidos y fijos, estaban clavados en el bandido; y,mirando en su interior, Le Loup fue incapaz de determinar de qué color eran. Deformaextraña, lamefistofélicaaparienciade su rostro seveíacompensadaporunafrentealtayancha,parcialmenteocultabajounsombrerosinadornos.

Esa frentedelatabaal soñador, el idealista, el introvertido,de igualmaneraquelosojos,y lanariz rectaydelgadaseñalabanal fanático.Unobservadorsehubierasentidoimpactadoporlamiradadelosdoshombresqueallíestabancaraacara.Losojosdeambosdejabanentreverinsondablesabismosdefuerza,aunqueallíterminabatodasemejanza.

Losojosdelbandidoeranduros,casiopacos,conunasuperficialidadextrañaybrillanteque reflejabaunmillarde lucesy reflejos tornadizos;había, en esosojos,burla,crueldadytemeridad.

Porelcontrario,losojosdelhombrevestidodenegro,hundidosyacechantesbajolas cejas prominentes, eran fríos y profundos y, observando en ellos, uno tenía laimpresióndeestarmirandobajomuchasbrazasdehielo.

Ahora losojosestabanenfrentadosyelLobo,acostumbradocomoestabaa sertemido,sintióunaextrañafrialdadensucolumna.Lasensacióneranuevaparaél…unanuevaemociónparaunoquehabíavividoenbuscadeemociones,yserióconbrusquedad.

—SupongoquesoisSolomonKane—preguntó,tratandodehacerquelapreguntasonaracortésmentedesinteresada.

—SoySolomonKane—lavozerapoderosayretumbante—.¿EstáisdispuestoapresentarosanteelSeñor?

—¿Cómo, Monsieur? —respondió con zalamería Le Loup—. Os aseguro queestoydispuestoparacualquiercosaquemepuedavenir.AunquebienpodríaplantearaMonsieurlamismacuestión.

—Nohaydudadequeheplanteadomallapregunta—dijoominosamenteKane—.Voyacambiarla:¿Estáisdispuestoareunirosconvuestroseñor,elDiablo?

—Respecto a eso, Monsieur —Le Loup se estudió las uñas con elaboradaindiferencia—,hededecirque,enelmomentopresente,puedo rendircuentasmásquesatisfactoriasasuAstadaExcelencia,aunquelaverdadesquenotengointenciónalgunadehacerlo…almenosduranteuntiempo.

Le Loup no se preguntó qué podía haber pasado con LaMon; la presencia deKane en la cueva era respuesta más que suficiente, sin necesidad de que locorroborasenlasmanchasdesangreensuespada.

—Lo único que deseo saber, Monsieur —dijo el bandido—, es por qué, ennombre del diablo, habéis perseguido de esa forma a mi banda, y cómo habéisconseguidodarcuentadeesapandilladeestúpidos.

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—Laúltimapregunta es fácil de responder, señor—repusoKane—.Yomismohice correr el rumor de que el ermitaño escondía oro, sabiendo que eso atraería avuestracanallacomolacarroñaatraealosbuitres.Hevigiladodurantedíaynochelacabañay,anoche,cuandovillegaravuestrosvillanos,aviséalermitañoynosfuimosalosárbolessituadosdetrásdelacabaña.Luego,cuandoaquellosrufianesestuvierondentro, apliqué pedernal y eslabón a la mecha que había ya dispuesto, y la llamacorrióporentrelosárbolescomounaserpienteroja,hastaquellegóalapólvoraquehabía situado bajo el suelo de la cabaña. La choza y trece pecadores se fueron alinfierno,conungranestallidodellamasyhumo.Esverdadqueunologróescapar,perolehabríamatadoenelbosquesinohubiesetropezadoconunaraízrotaycaído,loquelediotiempoahuirdemí.

—Monsieur—dijoLeLoup,conotrapequeñareverencia—,osdoyeltributoquesedeberendiraunrivalvalienteyastuto.Emperodecidme:¿porquémehabéisdadocaza,comounloboqueacosaalciervo?

—Hacevariaslunas—respondióKane,frunciendoelceñodeformaamenazadora—, vos y vuestros diablos saqueasteis una pequeña aldea situada valle abajo. Losdetalleslosconocéismejorvosqueyo.Habíaallíunachica, tansólounaniña,quetrató de escapar de vos huyendo valle arriba; pero vos, chacal infernal, vos lacapturasteisyacabasteisconella,violándolaymatándola.Allílaencontréy,sobresucadáver,hiceelvotodeperseguirosymataros.

—Ja—murmuróelLobo—.Sí,recuerdoalamoza.¡MonDieu,entoncesesquehay asuntos de faldas de por medio! Monsieur, nunca os hubiese tomado por unhombreenamorado;peronoestéisceloso,compadre,quehaymuchasmásmujeres.

—¡Cuidado,LeLoup!—exclamóKane, conuna terrible amenazaen lavoz—.Nuncahematadoaunhombrecontorturas,peroporDiosquevos,señor,meestáistentando.

Su tono y mucho más aquel inesperado juramento, viniendo de alguien comoKane,amilanaronligeramenteaLeLoup;susojosseestrecharonylamanoseacercóa la espada. El aire se espesó durante unmomento; pero, luego, el Lobo se relajóostentosamente.

—¿Quiéneralachica?—preguntódepasada—.¿Vuestramujer?—Nuncalahabíavistoantes—respondióKane.—Nom d’un nom! —juró el bandido—. ¿Pero qué clase de hombre sois,

Monsieur, para tomar una venganza de este calibre, tan sólo para vengar a unamuchachaalaquenoconocéis?

—Eso,señor,escosamía;essuficienteconquelohaga.Kane no podría haberlo explicado, ni siquiera a símismo, porque nunca había

buscado una explicación en su interior. Era un verdadero fanático y sus preceptoseranrazonessuficientesparaactuar.

—Soisunhombrerecto,Monsieur—LeLoupestaba tratandodeganar tiempo;condisimulo,retrocedíapalmoapalmo,contalmañaquenodespertabasospechasni

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siquieraenaquelhalcónqueleacechaba.—Monsieur—añadió—, puede que pretendáis ser tan sólo un noble caballero,

quevagabundeacomounverdaderoGalahad,protegiendoalosdébiles;perolosdossabemos que no es así. Aquí, en el suelo, hay el equivalente al tesoro de unemperador.Repartámosloenpazy luego, sinogustáisdemicompañía,pues,nomd’unnom!,podemosseguircadaunonuestrocamino.

Kanese inclinóhaciadelante,al tiempoqueunaamenaza terriblecrecíaensusojosfríos.Parecíaungrancóndorapuntodeabatirsesobresuvíctima.

—Señor,¿acasometenéisporunvillanotangrandecomovos?Le Loup echó con brusquedad atrás la cabeza, los ojos danzando y saltando,

llenosdeunaburlasutilyciertatemeridadinsensata.Susrisotadasdespertaronecosenellugar.

—¡DiosesdelInfierno!¡No,estúpido,noostengoporalguiendemimismaclase!¡MonDieu,MonsieurKane,tenéispordelanteunaingentetarea,siloquebuscáisesvengaratodaslasmozasquehanconocidomisfavores!

—¡Sombrasdemuerte!¡Queyotengaquemalgastarmitiempohablandoconungranuja tan infame como éste!—rugió Kane, con una voz que de repente estabasedientadesangre,ysualtasiluetaarremetiócomolacuerdadeunarcosúbitamenteliberada.

Almismotiempo,LeLoup,conunarisasalvaje,diounsaltohaciaatrás,conunmovimientotanvelozcomoeldeKane.Elcálculofueperfecto:susmanos,tendidashaciaatrás,golpearonlamesaylavoltearon,deformaquelacuevasesumióenlaoscuridadcuandolavelavolcóyseapagó.

LaespadadeKanecantabacomounasaetaenlanegrura,mientrasésteatacabadeformaciegayferoz.

—Adieu,MonsieurGalahad!—laburlalellegódesdealgúnpuntosituadoanteél;pero Kane, cuando se lanzó hacia aquel sonido con la furia salvaje de la cólerainsatisfecha,chocócontraunainesperadapared,quenocedióantesuempuje.Desdealgunaparte,parecióllegarleelecodeunarisaburlona.

Kane se dio la vuelta, con los ojos puestos en la entrada, que se perfilaba deformatenue,pensandoquesuenemigopodíaintentarescabullirseysalirdelagruta;peroningunasiluetasemostróallíy,cuando,tentandoconlasmanos,logróencontrarla vela y encenderla, la cueva está vacía, fuera de él mismo y los dos hombresmuertosdelsuelo.

IIIELCÁNTICODELOSTAMBORES

Cruzandolasoscurasaguasllegabaelrumor:¡bum,bum,bum!…unareiteraciónsombría. Lejos, y más débil, sonaba otro rumor de timbre diferente: ¡trum, trum,

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trum!Lasvibracionesoscilaban, comosi aquellos tamborespalpitanteshablasenelunoconelotro.¿Quéhistoriascontaban?¿Quémonstruosossecretossusurrabanalolargodelashoscasyumbríasextensionesdejunglasincartografiar?

—¿Estásseguradequeéstaeslabahíadondeelbuqueespañolledesembarcó?—Sí,Senhor;elnegrojuraqueéstaeslabahíadondeelhombreblancoabandonó

lanaveyseinternóenlajungla.Kanecabeceódeformasombría.—Entonces desembarcadme aquímismo, solo. Espera siete días y, pasados los

mismos, si no he vuelto ni has tenido noticias mías, serás libre de navegar haciadondedesees.

—Sí,Senhor.Las olas golpeaban perezosamente contra los costados del bote que llevaba a

Kanealaorilla.Elpobladoquebuscabasehallabaenlasmárgenesdelrío,aunquealejado de la orilla de la bahía, de forma que la jungla lo ocultaba de la vista delbarco.

Kane había tomado el camino que parecía más azaroso, desembarcándose enmitaddelanoche,yaquesabíaque,sielhombrealquebuscabaestabaenlaaldea,nopodría llegaraéldedía.Poresohabíaoptadoporunmétodomásdesesperado,aventurándoseenlajungladenoche;perodurantetodasuvidahabíacorridoriesgosextremos.Y,enaquellosmomentos,sejugabalavidaconladébilesperanzadellegaralaaldeaindígenaalamparodelaoscuridadysinserdescubiertoporlosindígenas.

Abandonóelboteenlaplayay,luegodemurmuraralgunasórdenes,cuandolosremerosyaretrocedíanhaciaelbarco,quesehallabaancladoaalgunadistancia,enlabahía,sevolvióparainternarseenlanegruradelajungla.Avanzóconlaespadaenunamano, la daga en la otra, tratando de dirigirse hacia el punto desde donde lostamboresmurmurabanygruñían.

Anduvocon losmovimientos livianosy furtivosdeun leopardo,desplazándoseconcautela,contodoslosnerviosalertayentensión,peroelviajenofuenadafácil.

Las lianas le estorbaban y entorpecían su avance, por lo que se vio obligado ahacer a tientas el camino, palpando los gigantescos troncos de árboles inmensosmientras, en la maleza circundante, se oían crujidos vagos y amenazadores, y seintuíanmovimientos. Por tres veces tocó algo con el pie que se revolvió antes dealejarse retorciéndose, y enunaocasiónpudoentrever el temible resplandorde losojosdeunfelinoentrelosárboles.Peroéstossedesvanecieron,noobstante,cuandosiguióavanzando.

Bum,bum,bum,así le llegabael incesante retumbarde los tambores:guerraymuerte (esodecían); sangreycodicia; ¡sacrificioshumanosyhumanos festejos!Elalma deÁfrica (eso decían los tambores); el espíritu de la jungla; el canto de losdiosesdelaoscuridadexterior,esosdiosesquebramanybalbucean,esosdiosesalosque los hombres conocieron en el alba de los tiempos, con ojos bestiales, bocas

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cavernosas, panzas prominentes, manos ensangrentadas; los Dioses Negros (asícantabanlostambores).

Todos esos mensajes, y aún más, trasmitían entre rugidos y bramidos lostamboresa losoídosdeKane,mientrasésteseabríapasoa travésdelbosque.Unacuerda,enlomásprofundodesualma,sentíalapulsaciónyrespondía.Tútambiénperteneces a lanoche (cantaban los tambores); ésta es la fuerzade laoscuridad, lafuerza de lo primitivo que hay en ti; retrocede atrás en el tiempo; deja que teenseñemos,dejaqueteenseñemos(cantabanlostambores).

Kaneabandonó la selva cerraday se internóporun caminoclaramentevisible.Másallá,entrelosárboles,secolabaelresplandordelosfuegosdelpoblado;llamasfulgurandoentrelasestacadas.Kaneavanzóconrapidezporelsendero.

Se desplazó con silencio y prudencia, la espada tendida hacia delante, los ojosesforzándose en captar cualquier atisbo de movimiento en la oscuridad que teníaenfrente,enlosárbolesagazapadosaambosladoscomogiganteshoscos;aveces,lasgrandesramasseentrelazabansobreelcaminoynopodíadistinguirmásqueuncortotrechodelantedeél.

Recorrió la senda en tinieblas como un fantasma oscuro, los ojos y los oídosalertas,peroniunindicioleadvirtiócuandounasiluetagrandeeindistintasurgiódelassombrasylederribóportierra,encompletosilencio.

IVELDIOSNEGRO

¡Trum, trum, trum!Enalgún lugar se repetíaunacadencia,unayotravez,conmonotoníaenloquecedora,entonandoelmismoson:«Tonto,tonto,¡tonto!»Avecesseescuchabalejos,avecespodíaextenderlosbrazosyllegarcasiaella.Avecessefusionabaconelpalpitardesucabeza,hastaquelasdospulsacionesseconvertíanenunasola:Tonto…tonto…tonto…tonto…

Las nieblas se hicieron más débiles y se esfumaron. Kane trató de llevarse lamanoalacabeza,perodescubrióquesehallabaatadodepiesymanos.Estabatiradoenelsuelodeunachoza…¿asolas?Seretorcióparainspeccionarellugar.No;dosojosleobservabandesdelaoscuridad.SeperfilóunasiluetayKane,todavíaconfuso,creyóestarenpresenciadelhombrequelehabíadejadoinconsciente.Perono;aquelhombrenuncahubierapodido tumbarledeungolpe.Losúnicosqueparecían tenervidaenéleransusojos,yéstosparecíanlosdeunaserpiente.

El hombre se acuclilló en el suelo de la choza, cerca de la entrada, desnudo aexcepción de un taparrabos y toda la usual parafernalia de brazaletes, tobilleras yajorcas. Extraños fetiches de marfil, hueso y cuero, tanto humano como animal,adornabansusbrazosypiernas.Deformarepentinaeinesperada,lehablóeninglés.

—Ja,¿túdespierto,hombreblanco?¿Porquévenirtúhastaaquí,eh?

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Kanehizolainevitablepregunta,llevadoporsuscostumbresdeblanco.—Hablasmiidioma…¿cómoesesoposible?Elnegrosonrió.—Yoesclavo…hacemucho tiempo, cuandoniño.Yo,N’Longa, hombreyuyu,

poderosohechicero.¡Ningúnnegrocomoyo!Tú,blanco,¿persiguesaunhermano?Kanesoltóungraznido.—¡Yo!¡Hermano!Buscoaunhombre,sí.Elnegroasintió.—¿Ycuandotúencontrar?—¡Morirá!Elnegrosonriódenuevo.—Yopoderosohombreyuyu—anunció,sinveniracuento.Seinclinómáscerca

—.¿Elblancoalquepersigues,ojoscomounleopardo,eh?¡Ja,ja,ja,ja!Escucha:elblanco, el hombre-con-ojos-de-leopardo, hacer un poderoso pacto con Jefe Songa;ahoraelloshermanosdesangre.Nodecirnada,yoayudarte,túayudarme,¿eh?

—¿Porquéibasaquererayudarme?—preguntóKaneconsuspicacia.Elhombreyuyuseacercóaúnmás,parasusurrar:—El blanco ser mano derecha de Songa; Songa más poderoso que N’Longa.

¡Blancopoderosoyuyu!HermanoblancodeN’Longamatarahombre-con-ojos-de-leopardoyserhermanodesangredeN’Longa.EntoncesN’LongasermáspoderosoqueSonga;asuntoresuelto.

Yabandonó lachozacomounfantasmaoscuro, tanrápidoqueKanenoestuvodeltodosegurodequetodoaquellonohubierasidounsueño.

Fuera, Kane podía ver el resplandor de los fuegos. Los tambores todavíaretumbaban, pero tan cercanos ahora que los tonos se fundían ymezclaban, y lospulsosdemensajeyrespuestaseperdían.Sonabacomounclamorbárbaro,sinrimanirazón,aunquequedabaallíunpequeñomatizdeburla,salvajeyregocijado.

—Miente —reflexionó Kane, aún no muy en sus cabales—, la jungla mientecomounamujersilvestrequeatraeaunhombreasuperdición.

Dosguerrerosirrumpieronenlachoza;dosnegrosgigantescos,pintarrajeadosdeformagrotescayarmadosconlanzastoscas.Pusieronenpiealinglésylesacarondelacabaña.Lellevaronatravésdeunespacioabierto,paraempujarlecontraunposteyatarlealmismo.Asualrededor,detrásyaloslados,ungransemicírculoderostrososcuroslesonreíandeformamalvadayluegosedesvanecíanenelfuego,alcompásdel vaivénde las llamas.Enfrente se alzabauna figura espantosayobscena…unafigura negra y deforme, parodia grotesca de humanidad. Inmóvil, meditabundo,manchadodesangre,laencarnacióndelinformeespíritudeÁfrica,elhorror,elDiosNegro.

Y, enfrente y a cada lado, sobre tronos de teca tallados de forma rústica, sesentabandoshombres.Elqueocupabaelprincipaleraunnegro:enorme,desgarbado,una mole gigantesca y desagradable de carne y músculos oscuros. Unos ojos

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pequeños y porcinos parpadeaban sobre mejillas marcadas por los abusos, y suslabiosrojos,inmensosyfláccidos,sefruncíanllenosdearroganciamundana.

Elotro…—Ah,Monsieur,volvemosaencontrarnos—elquehablabaestabalejosdeserya

elgallardovillanoque sehabíaburladodeKaneen la cuevade lasmontañas.Susropasestabanajadasyhabíamásarrugasensurostro;habíaenvejecidomástiempodelquehabíatranscurrido.Peroaunasísusojostodavíaresplandecíanybailoteaban,llenosdelaviejatemeridad,ysuvozconservabaelmismotimbreburlón.

—Laúltimavezqueoíesacondenadavoz—repusoconserenidadKane—fueenunacueva,enlaoscuridad,cuandohuisteiscomounarataperseguida.

—Cierto; lascircunstanciaserandiferentes—respondióLeLoup,imperturbable—.¿Quéhicisteisvoscuandooscansasteisdeandartropezandocomounelefanteenlaoscuridad?

Kanedudó,antesderesponder:—Abandonélamontaña…—¿Por la entrada delantera? ¿Sí?Debiera haber supuesto que erais demasiado

estúpidoparaencontrarlapuertasecreta.PorlaspezuñasdelDiablo;haberempujadoel cofre del cerrojo doradoque estaba contra la pared; la puerta se hubiera abiertoparamostraroselpasajesecretoporelquemeescapé.

—Os seguí la pista hasta el puertomás próximo; allí cogí un barco y os seguíhastaItalia,dondedescubríqueoshabíaismarchado—continuóKane.

—Esverdad;porlosSantosqueapuntoestuvisteisdeacorralarmeenFlorencia¡Jo, jo, jo!Yomeestabadescolgandoporunaventanade laparte trasera,mientrasMonsieur Galahad derribaba la puerta delantera de la taberna. Y, de no habersequedadocojovuestrocaballo,podríaishabermedadoalcanceenelcaminodeRoma.Y,otravez, el barco en el que salí deEspaña acababadehacerse a lamar cuandoMonsieurGalahadsepresentóenlosmuelles.¿Porquémehabéisperseguidodeestamanera?Noloentiendo.

—Porque sois un rufián al que mi destino es matar —respondió Kane confrialdad.Nohabíanadaqueexplicar.Todasuvidahabíavagabundeadoalolargodelmundo, ayudandoaldébil y combatiendo la tiranía; jamás suponi sepreguntóporqué lo hacía. La crueldad y la opresión del débil provocaban, en su alma, unallamaradarojadefuria,salvajeyduradera.Cuandoelfuegodesuodiosedespertabaydesencadenaba,nodescansabahastaconsumarlavenganza.Siseponíaapensarentodo aquello, se consideraba a sí mismo el ejecutor de la voluntad del Señor, uncántarodeiradestinadoaservertidosobrelasalmasdelosinicuos.SolomonKanenoeradel todounpuritano,enelverdaderosentidodel término,aunquepor tal setuvieraasímismo.

LeLoupseencogiódehombros.—Podría entenderlo de haberos hecho yo algún mal. ¡Mon Dieu! Yo también

podría seguir a un enemigo por todo elmundo; pero, aunque os hubiera robado y

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matado con la mayor tranquilidad, nunca supe de vos hasta que comenzasteis aacosarme.

Kane semantuvoen silencio, abrumadoporuna furia silenciosa.Aunqueno loreconociese, consideraba al Lobo algo más que un simple enemigo; el bandidosignificabaparaKanetodoaquellocontraloqueelpuritanohabíacombatido,durantetodasuvida:crueldad,ultraje,opresiónytiranía.

LeLoupleinterrumpióensusvengativascavilaciones.—¿Quéhicisteisconeltesoro;eseque,¡diosesdelHades!,mecostóañosreunir?

Eldiabloselolleve;cuandomeescapé,notuvetiempodecogermásqueunpuñadodemonedasybaratijas.

—Me guardé lo que necesitaba para perseguiros. El resto se lo entregué a losaldeanosalosquehabíaisexpoliado.

—¡PorlosSantosyelDiablo!—juróLeLoup—.Monsieur,soiselmayor locoquejamásmehayaechadoalacara.Tirareseinmensotesoro;porSatanás,mellevanlos demonios al imaginarlo en las manos de simples campesinos, ¡viles aldeanos!Además, ¡ja, ja, ja, ja!,seguroqueserobaránymataránunosaotrosporculpadelmismo.Taleslanaturalezahumana.

—¡Sí,malditoseáis!—seencendióderepenteKane,mostrandoquenotenía laconcienciatranquiladeltodo—.Esloquesindudaesosmentecatosharán.¿Peroquéotracosapodíahaceryo?Dehaberlodejadoallí, lagentehubierapasadohambreyprivaciones.Además,podríanhaberloencontradoyhubierahabidorobosymuertesdetodasformas.Vossoiselculpable,yaquesiesetesoronohubiesesidoarrebatadoasuslegítimosdueños,nohubierahabidoningúnproblema.

El Lobo masculló sin responder. Kane no era hombre profano y sus escasasmaldiciones teníanundoble efecto, y siempre sobresaltaban a quienes las oían, noimportacuánviciososoendurecidospudieranser.

FueKaneelquevolvióahablar.—¿Porquéhabéishuidodemíportodoelmundo?Vosnometeméisrealmente.—No; estáis en lo cierto. La verdad es que no lo sé; quizás huir es un hábito

difícilderomper.Meequivoquéalnodarosmuerteaquellanoche,enlasmontañas.Estoy convencidode quepuedomataros en una lucha limpia; pero, aun así, nuncaintenté antes de ahora tenderos una emboscada. Por algún motivo, no me habíaplanteado enfrentarme a vos.Un capricho,Monsieur, un simple capricho.Además.¡Mon Dieu!, he disfrutado de una nueva sensación; y eso que pensaba estar yahastiadodelasemocionesdelavida.Unhombrepuedeseralavezcazadorycazado.Hastaahorahesidolapresa,Monsieur,peromehecansadodelpapel…sinembargo,creíqueoshabíahechoperderyamirastro.

»Un esclavo negro, oriundo de estas tierras, le habló al capitán de un barcoportugués acerca de un inglés que había desembarcado, de un buque español, para

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internarseenlajungla.Escuchéesahistoriayfletéelbarco,pagandoalcapitánparaquemetrajerahastaaquí.

—Monsieur,admirovuestroacto,perovosmedebéis tambiénadmiraciónamí.Solo llegué a este poblado, y solo entre salvajes y caníbales, con sólo un ligeroconocimientodelalengua,aprendidadeunesclavoabordodelbarco,meconvertíenconfidentedelreySongaysustituíaesefantasmón,N’Longa.Soymásvalientequevos,Monsieur,yaquecarecíadebarcoenelquerefugiarme,entantoqueavososaguardauno.

—Osreconozcoelcoraje—repusoKane—;perooscontentáiscongobernarentrecaníbales;vos,quesoismásvilqueelmásvildetodosellos.Yointentarévolverconmipropiagentecuandooshayamatado.

—Vuestraconfianzaresultaadmirable,yaquenodivertida.¡Ven,Gulka!Unnegrogigantescoentróenelespacioquehabíaentreellos.Eraelhombremás

grande que Kane hubiera visto jamás, aunque se movía con la facilidad y laflexibilidad de un gato. Sus brazos y piernas eran como árboles, y los músculos,grandesy sinuosos, seabombabanacadamovimiento.Unacabezasimiescaestabacomoencajadaentrehombrosinmensos.Susmanosenormesyoscuraserancomolaszarpasdeunsimio,ylafrenteseretraíasobreunosojosbestiales.Unanarizchataygrande, y unos gruesos labios rojos completaban esa estampa del salvajismoprimitivoypasional.

—ÉsteesGulka,elmatadordegorilas—dijoLeLoup—.Fueélquienguardabala senda, y quien os derribó. Sois como un lobo,MonsieurKane, pero, desde quevuestro buque apareció, habéis sido observado por multitud de ojos y, aunquehubierais tenido los sentidos de un leopardo, no habríais visto ni oído aGulka.Élcazaalamásterribleyastutadelasbestiasensusespesurasnativas,lejos,haciaelnorte; la bestia-que-anda-como-un-hombre… una como ésa, a la que mató hacevariosdías.

Kane,siguiendoeldedodeLeLoup,vioaunsercuriosoyhumanoidecolocadoenunposte,sobreeltechodeunacabaña.Unextremoafiladoatravesabaelcuerpodeaquel ser, manteniéndole en su sitio. Kane apenas pudo distinguir detalles alresplandor del fuego, pero sí constatar que aquel ser deforme y peludo tenía unterribleparentescoconlahumanidad.

—Unahembradegorila,alaqueGulkamatóytrajoalpoblado—dijoLeLoup.El gigantesco negro se acercó a Kane y miró a los ojos del inglés. Kane le

devolviólamiradacongestosombríoylosojosdelsalvajenotardaronencederconhosquedad, y retrocedió unos pasos. Escudriñar en los temibles ojos del puritanohabíaabiertolasbrumasprimitivasdelalmadelcazadordegorilasy,porprimeravezen suvida, éste temió.Para resarcirse, lanzóunamiradadesafiante a su alrededor;luego,consúbitabrutalidad,seaporreóresonantementeenelpechoinmenso,bramóde forma cavernosa y flexionó sus poderosos brazos. Nadie dijo nada. Era la

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bestialidadprimordialdesatada,ylospersonajesmásevolucionadoslecontemplaronconsentimientosdediversión,toleranciaodesprecio.

Gulka lanzó una mirada furtiva a Kane, para cerciorarse de que el inglés leobservaba, antes de abalanzarse con un rugido bestial sobre el semicírculo yapoderarsedeunhombre.Mientraslaaterradavíctimasuplicabapiedad,elgigantelearrojósobreeltoscoaltar,anteelídolotenebroso.Unalanzasealzóyrelampagueó,yelgriteríocesó.ElDiosNegroobservaba,ysusmonstruosasfacciones,alresplandorsaltaríndelfuego,parecíanmirarllenasdeburla.Habíalibado;¿estabaelDiosNegrocomplacidoporaquelentremés,poraquelsacrificio?

GulkareculóysedetuvofrenteaKane,blandiendolalanzaensangrentadaanteelrostrodelblanco.

LeLoup se echó a reír.En esemomento, de repente, aparecióN’Longa.Llegódesdeningunaparte en concreto; degolpe estuvo allí, cercadel poste al queKaneestaba amarrado. Una vida entera, consagrada al estudio del arte del ilusionismo,había dado al hombre yuyu un gran conocimiento técnico sobre apariciones ydesapariciones…que,despuésdetodo,consistíantansóloendistraerlaatencióndelaaudiencia.

Hizo a un lado a Gulka, con grandes aspavientos, y el hombre gorila reculó,rehuyendo claramente lamirada deN’Longa… y luego, con agilidad increíble, serevolvió y propinó al hombre yuyu un bofetón terrorífico.N’Longa cayó comounbueyderribadoy,alinstante,fuehechopresoyamarradoenunposte,juntoaKane.Unmurmullo inseguro nació entre los tribeños, paramorir después, cuando el reySongalesmirófurioso.

LeLoupserecostóensutrono,riendodeformaestrepitosa.—Éste es el final del camino,MonsieurGalahad. ¡Ese viejo chocho creyó que

ignoraba sus intrigas!Yo estaba escondido en el exterior de la choza y escuché lainteresanteconversaciónentrelosdos.¡Ja,ja,ja,ja!ElDiosNegrotienequebeber,Monsieur,peroheconvencidoalreySongadequequemaralosdosserámuchomásdivertido,aunquemetemoqueesoseaapartarsedelprogramatradicionaldefestejos.Porque,unavezquelasllamasosalcancen,nielpropiodiablopodráimpedirqueosconvirtáisenchamuscadosarmazonesdehuesos.

Songagritóalgo,deformaimperiosa,yacudierontribeñoscargadosdeleña,paraapilarla a los pies de N’Longa y Kane. El hombre yuyu había recobrado elconocimiento y ahora gritaba algo en su lenguaje nativo.De nuevo se alzaron losmurmullosentrelasombríamultitud.Songabramóalgoenréplica.

Kane observaba lo que ocurría de forma casi impersonal.De nuevo, en algunaesquina de su espíritu, las brumosas profundidades primordiales se agitaban,recuerdosde lasviejas edades,veladaspor labrumade los eonespretéritos.Habíaestadoallíyaantes,pensóKane; loconocíadehacíamucho tiempo: las fantásticas

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llamasqueiluminabanlanocheoscura,losrostrosbestialesqueobservabanllenosdeexpectación,yeldios, ¡elDiosNegro,agazapadoen las sombras!SiempreelDiosNegro,acechandoenlassombras.Habíaconocidolosgritos,loscánticosfrenéticosdelosdevotos,el lenguajedelostamboresrugientes,elcantardelossacerdotes,elrepugnante, el maléfico, el pegajoso hedor de la sangre recién derramada. Heconocido todoesto, en algún sitio, en algúnmomento, pensóKane;y ahora soy elactorprincipal…

Sediocuentadequealguienestabahablandoentreelbramidodelostambores;no se había dado cuenta de que los tambores volvían a tocar. El que hablaba eraN’Longa.

—¡Yopoderosohombreyuyu!Fijarahora:yohacermagiapoderosa¡Songa!—suvozseconvirtióenungritoqueahogóelsalvajeretumbardelostambores.

Songa se sonrió al oír lo queN’Longa le vociferaba.El canto de los tamboreshabíadisminuidohastaunmonótonobajoysiniestro,yKanepudooírsinproblemasaLeLoupcuandoésteledijo:

—N’Longa dice que hará ahora una magia tan poderosa que el mero hechosiquierademencionarlasignificalamuerte.Nuncaanteshasidopresenciadaporojosde hombres vivos; es la prohibidamagia yuyu. Prestad atención,Monsieur; quizásnos divirtamos algo más aún —el Lobo se echó a reír de forma despectiva ysardónica.

UnnegroseacercóyencendióconunaantorchalamaderadispuestaalospiesdeKane.Pequeñasllamascomenzaronasaltaryporfinprendieron.OtrohizolomismoconN’Longa,aunquebastantemástitubeante.Elhombreyuyusedesplomóyquedócolgandodelasligaduras,lacabezalecayósobreelpecho.Parecíamuerto.

LeLoupseadelantódeunsalto,maldiciendo.—¡Por loscascosdelDiablo!¿Acasonosvaaprivarestebellacodelplacerde

verleretorcerseentrelasllamas?Elguerrerotocócautelosamentealhechiceroydijoalgoensupropiolenguaje.LeLoupserió.—Hamuertodemiedo.Ungranmago,afemía…Suvozseapagóderepente.Lostamboressedetuvieroncomosilostamborileros

hubiesenmuertotodosalavez.Elsilenciocayócomounanieblasobreelpobladoy,enmitaddelmismo,Kanesólopudoescucharelásperocrepitardelasllamas,cuyocaloryacomenzabaasentir.

Todoslosojossehabíanvueltohaciaelmuertodelaltar,¡porqueelcadáverhabíacomenzadoamoverse!

Primerofueunmovimientodemano,luegoelgestodesmañadodeunbrazo,unaagitaciónque poco a poco se extendió a todo el cuerpoy las extremidades.Lenta,ciegamente,congestosinseguros,elmuertosevolviódecostadoylosmiembrosquereptabanseposaronentierra.Entonces,tanhorriblecomoalgoqueacabasedenacer,como un espantoso ser reptiliano que rompiese el cascarón de la no existencia, el

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cadáver se tambaleó y acabó por ponerse en pie, sosteniéndose sobre piernasmuyseparadas,rígidasytensas,braceandoaúncongestosinfantileseinútiles.Noseoíanada,apartedelrápidojadeodealguien,queresultabaatronadorenaquelsilencio.

Kaneobservaba,porprimeravezensuvidaaturdidohastaelpuntodequedarsesinhablanipensamiento.Paraunamentedepuritanocomolasuya,detrásdealgoasísólopodíaestarlamanodeSatanás.

LeLoup seguía en su trono, con los ojos desorbitados ymirando fijamente, lamano todavía levantadaenalgúngestodescuidadoamedioesbozar,congeladoporobraygraciadeaquellavisiónincreíble.Songaestabasentadoasulado,labocaylosojos abiertos de par en par, los dedos retorciéndose en curiosos movimientosespasmódicossobrelosbrazostalladosdeltrono.

El cadáver se había enderezado, tambaleándose sobre piernas que parecíanzancos,elcuerpotaninclinadohaciaatrásquealfinallosojosciegosparecíanmirardirectamentealalunarojaqueenesosmomentosselevantabasobrelajunglanegra.Elserse tambaleó,describiendo insegurounsemicírculoamplioyerrático,con losbrazos extendidos a modo de grotescos contrapesos, hasta quedar cara a los dostronos…yalDiosNegro.Una ramaardiente,a lospiesdeKane, separtióconunsonidoquefuecomoeldeuncañónenaqueltensosilencio.Elhorroravanzóunpie,un paso tambaleante, luego otro. Después, con andares rígidos, desmañados yantinaturales, las piernasmuy separadas, elmuerto se dirigió hacia los dos que sesentaban,sumidosenunmudohorror,acadaladodelDiosNegro.

—¡Ahhh! —De algún lugar brotó aquel suspiro explosivo, nacido en elsemicírculoensombrasenelqueseacuclillabanlosadoradores,ahorafascinadosporel terror.Observaban paralizados al sombrío espectro.Ahora se encontraba a unostres pasos de los tronos, y Le Loup, demudado de terror por primera vez en susanguinaria vida, se acurrucó en el asiento, mientras que Songa, con un esfuerzosobrehumano, logró romper las cadenas de horror que le mantenían inerme y,rompiendolanocheconungritosalvaje,sepusoenpiedeunsaltoylevantólalanza,chillandoybalbuceandounaamenazasalvaje.Luego,comoaquelser fantasmalnointerrumpía su espantoso avance, arrojó la lanza con todas sus fuerzas, y el armaatravesóelpechodelmuerto,desgarrandocarneyhueso.Elsernosedetuvoniuninstante, ya que un muerto no puede morir, y Songa el rey aguardó inmóvil, losbrazostendidos,comosiasíesperasedefendersedelterror.

Estuvieron así durante un instante, mientras la saltarina luz del fuego y laespectral luz lunar grababan para siempre aquella escena en las mentes de losespectadores.Losojosinmutablesdelcadáverseclavaronenesosotrosdesorbitadosde Songa, en los que se reflejaban todos los infiernos del horror. Luego, con unmovimientoespasmódico,losbrazosdelacriaturasealzaron.LasmanosmuertasseposaronenloshombrosdeSonga.Apenaslehubotocado,elreyparecióencogerseymarchitarsey,conungritoqueresonóduranteelrestodesusvidasenlossueñosdelosespectadores,Songasevencióydesplomó,yelmuertosetambaleóconrigidez,

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antesdecaerencimadeél.YacieronambosinmóvilesalospiesdelDiosNegroyalaturdidoKane le pareció que los grandes e inhumanos ojos del ídolo estaban fijossobreellos,riéndosedeformaterribleysilenciosa.

Alcaerel rey,sedesatóungrangriteríoentre losnegrosyKane,despejándosegraciasalafuerzadelodio,miróaLeLoupyllegóavercómosaltabadel tronoydesaparecíaenlaoscuridad.Luego,sucampodevisiónsevioobstaculizadoporunamultitud de figuras que irrumpió en el espacio situado delante del dios. Los piesdispersaronlasardientesllamas,cuyocalorhabíahechodesfalleceraKane,ymanososcuras le liberaron; otros liberaron el cuerpo del hechicero y le dejaron en tierra.Kanepudoentenderaduraspenasque los tribeñoscreíanqueaquel serhabía sidoinvocadoporN’Longa,yquelerelacionabanaélmismoconlavenganzadelmago.Se inclinóparaponerunamanoenelhombrodelhombreyuyu.Estabamuertosindudaalguna,yelcuerpoestabayafrío.Observó losdemáscadáveres.Songahabíamuertotambién,yelserquehabíaacabadoconélyacíainmóvil.

Kane comenzaba a incorporarse cuando algo le detuvo. ¿Estaba soñando o deverashabíasentidounarepentinatibiezaenlacarnemuertaqueestabatocando?Conlacabezadándolevueltas,volvióainclinarsesobreelcuerpodelhechiceroysintiócómoelcalorseextendíalentamenteporlosmiembros,ycómolasangrecomenzabaalatirperezosamenteporsusvenas.

EntoncesN’Longa abrió los ojos ymiró aKane, con la expresión vacía de unbebéreciénnacido.Kaneleobservóconlapieldegallinayviocómoelfulgorsabioy ofidio de los ojos regresaba, presenció cómo los gruesos labios del hechicero sedistendíanenunaampliasonrisa.N’Longasesentóyunextrañocánticosealzóentrelosnegros.

Kane miró a su alrededor. Los guerreros estaban de rodillas, inclinando loscuerposadelanteyatrásy,enmitaddelclamor,Kanecaptó lapalabra«N’Longa»,repetidaunayotravezenunaespeciedeespantosoyextáticoestribillode terroryreverencia.Cuandoelmagoseincorporó,todossepostraron.

N’Longacabeceó,llenodesatisfacción.—¡Gran yuyu, gran hechicero yo!—anunció a Kane—. ¿Tú ver? Mi espíritu

salir…mataraSonga…¡volveramí!¡Granmago!¡Granhechiceroyo!KaneobservóalDiosNegro,quesealzabaentrelassombras,yaN’Longa,que

ahoratendíalosbrazosalídolo,comoenunainvocación.Soyeterno(leparecióaKanequeledecíaelDiosNegro);bebo,sinimportarme

quiengobierne;jefes,asesinos,magos,todospasancomolosfantasmasdehombresmuertos a través de la jungla gris. Yo permanezco, yo ordeno; soy el alma de lajungla(ledecíaelDiosNegro).

Luego, de golpe,Kane salió de las brumas de ilusión por las que había estadovagabundeando.

—¡Elblanco!¿Pordóndehahuido?

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N’Longagritóalgo.Unaveintenademanososcurasseñalarony,dealgúnsitio,sacaronlaespadadeKane.Lanieblacedióyseesfumó;unavezmáseraelvengador,elazotedelosinicuos;conlavelocidadrepentinayvolcánicadeltigredesenvainólaespadaypartió.

VELFINALDELROJOCAMINO

Lianas y zarcillos golpeaban el rostro deKane. El opresivo vapor de la nochetropicalsealzabacomounabrumaasualrededor.La lunapendía,yaalta,sobre lajungla,perfilandolassombrasnegrasconsublancoresplandoryllenandoelsuelodela selva de dibujos grotescos. Kane no sabía si tenía delante al hombre al quebuscaba, pero las ramas rotas y la maleza pisoteadamostraban que algún hombrehabía pasado por allí, uno que huía a toda prisa, sin detenerse a mirar por dondepisaba. Kane siguió esas huellas sin vacilar. Convencido de la justicia de suvenganza,noteníadudaalgunadequelainescrutablefatalidad,querigelosdestinoshumanos,lepondríaporúltimocaraacaraconLeLoup.

A sus espaldas, los tambores redoblaban y callaban. ¡Qué historia tenían quecontar esa noche! El triunfo de N’Longa, la muerte de Songa, el Rey, elderrocamientodelhombre-con-ojos-como-un-leopardo,yunahistoriamás sombría,un relato hecho para ser susurrado con tonos bajos y en sordina: el indescriptibleyuyu.

¿Estabasoñando?Kaneselopreguntabamientrascorría.¿Eratodoaquellopartedealgunamagiaenloquecida?Habíavistoaunmuertolevantarse,matarymorirdenuevo; había visto cómo un muerto volvía a la vida. ¿De verdad había enviadoN’Longaasuespíritu,sualma,suesenciavital,atravésdelvacío,paraapoderarsedeuncadáveryconsumarsuvoluntad?Sí,N’Longasehabíadesplomadoenlamuerteauténtica,atadoa laestacade la tortura,yaquelqueyacíamuertosobreelaltarselevantó e hizo lo que N’Longa hubiera hecho de haber estado libre. Luego, lainvisiblefuerzaqueanimabaalmuertoseesfumóyN’Longarevivió.

Sí,pensóKane;teníaqueadmitiraquellocomounhecho.Enalgunapartedelasoscuras extensiones de la jungla y el río,N’Longa había encontrado el Secreto; elSecretoquelepermitíacontrolarlavidaylamuerte,trascenderlaslimitacionesylascadenasdelacarne.¿Cómohabía llegadoalhechiceroesaoscurasabiduría,nacidaenlasnegrasyensangrentadassombrasdeesatierraespantosa?¿Quésacrificio,quéritual lo suficientemente monstruoso, había complacido tanto a los Dioses Negroscomo para darle acceso al conocimiento de ese conjuro? ¿Y qué viajes ignotos eintemporales había hecho N’Longa cuando optó por enviar su ego, su espíritu, atravésdetierraslejanasybrumosas,accesiblessóloalosmuertos?

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Hay sabiduría en las sombras (reflexionaban los tambores); sabiduría ymagia;penetra en la oscuridad si buscas la sabiduría; la vieja magia rehúye la luz;recordamoslasedadesantiguas(susurrabanlostambores),antesdequeelhombresehicierasabioynecio;recordamosalosdiosesbestiales;alosdiosesserpiente,ylosdioses mono y a los indescriptibles, los Dioses Negros, esos que beben sangre ycuyas voces braman por las sombrías colinas, los que festejan y se regocijan. Lossecretosdelavidaydelamuertesonsuyos;recordamos,recordamos(cantabanlostambores).

Kane los oíamientras corría. Podía entender elmensaje que llevaban hasta losemplumadosguerrerosnegros,ríoarriba;perotambiénlehablabanaél,asupropiamanera,yeselenguajeeraarcaicoymásprimordial.

La luna, alta en los cielos azul oscuro, alumbraba el camino y le permitió unanítidavisiónalentrarenunclaroyencontrarseconqueLeLoupleestabaesperandoallí. La hoja desnuda del Lobo era un largo fulgor de plata bajo la luna,mientrasaguardaba con la espalda bien erguida y la vieja y retadora sonrisa todavía en elrostro.

—Unlargocamino,Monsieur—dijo—.ComenzóenlasmontañasdeFranciayacabaaquí,enunajungladeÁfrica.Yamehecansadodeestejuego,Monsieur,yvosvaisamorir.Nuncahubierahuidodelpoblado;peroesa, loadmitodebuenagana,esa condenada hechicería deN’Longame hizo perder los nervios.Además,me dicuentadequetodalatribuibaavolversecontramí.

Kane se adelantó con prudencia, preguntándose qué tenue y olvidada fibra decaballerosidadenelalmadelbandidohabíallevadoaésteaesperarleadescubierto.Sospechabaamediasalgunaañagaza,perosusagudosojosnopudieroncaptartrazaalgunademovimientoenlajungla,oenningunapartedelclaro.

—¡Monsieur, en guardia!—la voz de Le Loup era decidida—. Tiempo es deacabaresebailedelocosalrededordelmundo.Aquíestamossolos.

Los hombres estaban ahora el uno al alcance del otro y Loup, enmitad de laúltimafrase,selanzóderepentehaciadelante,conlavelocidaddelrayo,paragolpearsañudamente.Unhombremáslentohubieramuertoallí;peroKaneparóysupropiahojatrazóunalíneaplateadaquerasgólacasacadeLeLoupmientrasésteretrocedía.LeLoupencajóelfracasodesuestratagemaconunarisotadasalvajeyatacóconlafuriaylavelocidadarrolladoradeuntigre,trazandoconlahojaunblancoabanicodeacero,todoasualrededor.

Laespadaseencontróconlaespadamientraslosdosluchadoressemedían.Eranfuego y hielo enfrentados. Le Loup luchaba con salvajismo, al tiempo que conhabilidad, sin abrir huecos, sacando ventaja a cada oportunidad. Era una llamaviviente reculando, abalanzándose, fintando, lanzando estocadas, parando,golpeando…riéndosecomounsalvaje,burlándoseymaldiciendo.

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La técnica de Kane era fría, calculadora, centelleante. No hacía movimientossuperfluos,ningúngestoquenofueraabsolutamentenecesario.ParecíadedicarmástiempoyesfuerzosadefendersedeLeLoup,peronohabíadebilidadensuataquey,cuandotiraba,suacerosemovíaconlavelocidaddeunaserpientealgolpear.

Había poca diferencia entre los dos hombres, en lo tocante a altura, fuerza yhabilidad.LeLouperaelmásrápidoporunmargenescasoyrelampagueante,peroelestilodeKanemostrabaunmássutilgradodeperfección.LaesgrimadeElLoboerafiera, dinámica, semejante a la llamarada de un horno. Kane era más constante;menos luchador instintivo ymás cerebral, aunque también él era unmatador nato,conesacoordinaciónquesóloposeealguienquehanacidoluchador.

Estocada,parada,unafinta,unrepentinoremolinodeaceros…—¡Ajá!—elLobolanzóunalaridoderisaferozcuandolasangrebrotódeuntajo

enlamejilladeKane.Comosiesavisiónleprestaseunafuriaadicional,atacócomolafieradelaquetomabaelapodo.Kanesevioobligadoacederanteesaembestidasedientadesangre,perolaexpresióndelpuritanonosealteró.

Losminutosibanpasando.Lossonesyelentrechocardeacerosnomenguaban.Ahora permanecían con tenacidad en el centro del claro. Le Loup intacto, lasvestimentas deKane enrojecidas por la sangre quemanaba de heridas enmejillas,pecho,brazoymuslo.ElLobogesticulabadeformasalvajeyburlonaalaluzdelaluna,aunquehabíacomenzadoadudar.

Respirabadeformasiseanteyrápida,yelbrazocomenzabaacansársele.¿Quiéneraaquelhombredehieloyaceroquenoparecíaflaquearjamás?LeLoupsabíaquelas heridas quehabía infligido aKaneno eranprofundas; pero, aun así, la pérdidaconstante de sangre debía, en su momento, haberle restado algo de fuerza yvelocidad. Pero, si Kane sentía flaquear las fuerzas, no lo demostraba. Su rostrotaciturnonohabíamudadodeexpresiónyselanzabaalcombateconunafuriaheladaqueeratodavíamayorquealprincipio.

LeLoupsintiócómoseleibanlasfuerzasy,conunúltimoesfuerzo,pusotodasufuria e intensidad en un ataque decisivo.Un ataque súbito y repentino, demasiadofieroyrápidoparaelojohumano,unadinámicaexplosióndevelocidadyfrenesíqueningúnhombrehubieraaguantado,ySolomonKanesetambaleóporprimeravez,alsentircómoelfríoaceroledesgarrabalascarnes.RetrocedióyLeLoupsaltósobreél,conlaenrojecidaespadaprestayunaburlajadeanteaflordelabios.

La espada deKane, blandida con la fuerza de la desesperación, se topó con elLoboenmitaddelsalto;setopó,detuvoydesgarró.ElgritotriunfaldelLobomurióensuslabiosylaespadacayó,cantarina,desumano.

Poruninstantefugazsequedóinmóvil,losbrazosencruz,yKanepudoescucharsurisafierayburlonaporúltimavez,cuandolaespadadelinglésseabatiócreandounalíneadeplataalaluzdelaluna.

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Alolejosseescuchabaelrumordelostambores.Kanelimpiómaquinalmentelaespadaensusrasgadosropajes.ElcaminollegabahastaallíyKanesentíaunextrañosentimientodefutilidad.Siempresentíalomismo,luegodemataraunenemigo.Eracomosidealgunaformanosehubieralogradonadabueno;comosielenemigosehubiera,alfinyalcabo,hurtadoasujustavenganza.

Kane seencogiódehombrosyprestóatencióna lasnecesidades físicas.Ahoraque había pasado el ardor del combate, comenzaba a sentir fatiga y debilidad,causadasporlapérdidadesangre.Laúltimaestocadahabíaestadocerca;denohaberconseguido desviarla con un quiebro del cuerpo, la hoja le hubiera traspasado. Apesardetodo,elacerolehabíatocadodeformaoblicua,surcandoalolargodelascostillasparahundirseen losmúsculosdelomóplato,abriéndoleunaherida largaypocoprofunda.

Kanemiróasualrededoryviounarroyueloquecorríaporlapartemásalejadadelclaro.Allícometióelúnicoerror,deciertaclase,quetuvoentodasuvida.Quizásestaba aturdido por la pérdida de sangre y todavía confuso por culpa de losturbulentossucesosde lanoche; fueracomofuese,abandonó laespadaysedirigiódesarmadoalarroyo.Allíselavólasheridasylasvendólomejorquepudo,contirasarrancadasasuspropiasropas.

Luego se levantó y estaba a punto de volver sobre sus pasos cuando unmovimiento entre los árboles, por el lado por el que había entrado en el claro, lellamólaatención.UnafiguramonstruosasaliódelajunglayKanevio,yreconoció,asu verdugo.Aquel hombre eraGulka, elmatador de gorilas.Kane recordó que nohabíavistoalgiganteentreaquellosquerindieronpleitesíaaN’Longa.¿Cómopodíasaber cuánta habilidad y odio se albergaban en ese cráneo retraído, y que habíanllevadoaeseluchadorsalvaje,huyendodelavenganzadesuscompañerosdetribu,arastrear al único hombre que había llegado a temer? El Dios Negro había sidogeneroso con su adorador, ya que le entregaba a su víctima inerme. Ahora Gulkapodía matar a placer a ese hombre; con lentitud, como mata un leopardo, y noacechándoleparaabatirledeformasilenciosayrepentina,comohabíaplaneado.

Unasonrisaanchahendióelrostrodelnegro,quesehumedecióloslabios.Kane,mientras le esperaba, sopesaba las oportunidad que tenía de forma fría y racional.Gulkayahabíavisto laespada.EstabamáscercadeellaqueKane.El ingléssabíaquenotendríaningunaoportunidaddeganarenunacarrerarepentinaporlaespada.

Unarabialentaymortíferanacióenél;lafuriadeldesamparo.Lasangrelatíaensus sienes y sus ojos ardieron con luz terrible mientras contemplaba al guerrero.Abrió y cerró los dedos como si fueran garras. Esasmanos eranmuy fuertes; loshombres habíanmuerto bajo ellas. Incluso aquel pilar monstruoso que formaba elcuello de Gulka podía quebrarse como una rama en su apretón… una oleada dedebilidadpusodemanifiestolafutilidaddetalescavilaciones,sinnecesidaddefijarse

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encómolalunacentelleabasobrelalanzaqueGulkaesgrimía.Kanenopodríahaberhuido, en caso de haberlo intentado; y él jamás había dado la espalda a enemigoalguno.

El matador de gorilas se aproximó a través del claro. Masivo, terrible, era laencarnacióndeloprimitivo,laEdaddePiedra.Subocagesticulantebostezabaparamostrarlacavernarojadesusonrisa;seafirmabaasímismoconlaaltivaarroganciadelpoderíosalvaje.

Kane se aprestó para una lucha que sólo podía tener un final. Se esforzó porreunir sus desfallecidas fuerzas. Fue en vano, porque había perdido demasiadasangre.Alcabo, loúnicoquequeríaeraenfrentarsea lamuertedepiey,dealgúnmodo,logróafirmarlaspiernasyselevantó,apesardequesuvisiónseagitabaenoleadasconfusas,ylaluzlunarparecíafiltradaporunanieblaroja,atravésdelacualapenaspodíavislumbraralhombrequeseacercaba.

Kaneseinclinó,aunqueelesfuerzocasilehizocaerdebruces;recogióaguaconlasmanos y se salpicó el rostro.Aquello le reanimóy se enderezó, esperandoqueGulkacargaseyleabatiese,antesdequelohicierasupropiadebilidad.

Gulkaestabayaenelcentrodelclaro,desplazándosecon laszancadas lentasyfáciles de un gran gato que acosa a su víctima. No tenía prisa en consumar susdesignios.Queríajugarconsuvíctima,veraparecerelmiedoenesosojostemiblesque le habían hecho bajar la mirada, aun cuando el dueño de ellos había estadoamarradoalpostedelamuerte.Quería,enfin,matarlentamente,saciandosutigrescodeseodesangreytortura.

Entonces,derepente,sedetuvoysevolvióconrapidez,paramiraralotro ladodelclaro.Kane,asombrado,siguiósumirada.

Alprincipiofuecomosihubieraunasombramásnegraentre lassombrasdelajungla. No había movimiento ni sonidos, pero Kane supo por instinto que algunaamenaza terrible acechaba allí, en la oscuridad que ocultaba y confundía a lossilenciososárboles.Unsombríoterrorseagazapabaallí,yKanesintiócomosi,desdeaquellasombramonstruosa,unosojosinhumanoslelacerasenelalma.Sinembargo,almismo tiempo, tuvo la fantástica sensacióndequeesosojosnose fijabanenél.Miróalcazadordegorilas.

Elnegroparecíahaberseolvidadodeél;estabamedioagazapado,lanzaenalto,losojosclavadosenesamasadenegrura.Kaneobservódenuevo.Habíamovimientoahoraentrelassombras;éstassemezclarondeformafantásticayentraronenelclaro,talycomohabíahechoGulka.Kaneparpadeó;¿eraaquélelespejismoqueprecedealamuerte?La figuraquevioeracomo lasquehabíavislumbradoconfusamenteenturbias pesadillas, cuando las alas del sueño le hacían retroceder a través de erasolvidadas.

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Alprincipiopensóqueeraalgúnblasfemoremedodeserhumano,yaqueandabaerectoyeratanaltocomounhombrealto.Peroerainhumanamenteanchoyfornido,ysusbrazoscolganteslellegabanalospies.Luego,laluzdelalunacayódellenosobresurostrobestial,ylamenteaturdidadeKanecreyóqueaquelsereraelpropioDiosNegroquesurgíade lassombras, llenodevidaysedientodesangre.Despuésvioqueestabacubiertodepelo,yrecordóalserhumanoidesuspendidodelposte,enelpobladoindígena.MiróaGulka.

Elnegroplantabacaraalgorila, la lanzapresta.Nosentíamiedo,perosu torpecerebro estaba lleno de asombro ante el prodigio que había llevado a la bestia tanlejosdesusjunglasnativas.

Elpoderosomonosalióaplena luzde la luna,yhabíauna terriblemajestadensusmovimientos.EstabamáscercadeKanequeGulka,peronoparecíarepararenelblanco. Sus ojos pequeños y llameantes estaban clavados en el negro con terribleintensidad.Avanzóconuncuriosopasobamboleante.

Luego, los tambores susurrabanen lanoche,comodandoelacompañamientoaeseterribledramadelaEdaddePiedra.Elsalvajeagazapadoenmitaddelclaroyelprimate saliendo de la jungla con ojos rojos y sedientos de sangre. El guerrero seenfrentaba a un sermás primitivo que él. De nuevo los fantasmas del recuerdo lesusurraronaKane:hasvistocosasasíantes(murmuraban),enlosdíasbrumosos,losdías del amanecer, cuando las bestias y los hombres-bestias combatían por lasupremacía.

Gulka sorteó al mono trazando un semicírculo, agazapado, la lanza dispuesta.Usandodemañas, tratabadeengañaralgorilaparadarleunamuertesúbita,yaquenuncasehabíatopadoconunmonstruocomoaquély,aunquenosentíamiedo,habíacomenzadoatenerdudas.Elmononohizointentodeacecharleorodear,sinoquesedirigiódirectamentehaciaGulka.

Elnegroqueseenfrentabaaélyelinglésquemirabanopodíansabernadadelamor animal, del odio animal que había sacado al monstruo desde las bajas yselváticascolinasdelnorte,paraseguirelrastrodeaquelqueeraelazotedelosdesuestirpe;elmatadordesucompañera,cuyocuerpopendíaahoraenelpostedeltejadodelpobladodelosnegros.

Eldesenlacellegórápidamente,conunmovimientorepentino.Bestiayhombre-bestiaestabanmuycercaahora;y, conbrusquedad,conunbramidoque sacudió latierra, el gorila embistió. Un gran brazo peludo apartó la lanza que trataba degolpearle, y el mono se trabó con el negro. Hubo un sonido de rotura, como demuchasramasqueserompiesenalavez,yGulkacayóensilencioportierra,dondequedóconbrazos,piernasytroncoenposturasextrañasyantinaturales.Elmonosecernióporuninstantesobreél,comounaefigiedetriunfoprimordial.

Kane escuchó elmurmullo de los tambores a lo lejos. El alma de la jungla, elalmadelajungla;esafraseseagitabaensumenteconreiteraciónmonótona.

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Los tres que habían sido poderosos ante elDiosNegro, ¿dónde estaban ahora?Atrás,enelpoblado,dondesonabanlostambores,yacíaSonga…elreySonga,antesseñor devidaymuerte, ahoraun cuerpo retorcido, con el rostro congelado enunamáscaradehorror.Caídodeespaldas,enmitaddelclaro,estabaaquelaquienKanehabía perseguido durantemuchas leguas, por tierra ymar.YGulka, elmatador degorilas, tendidoa lospiesdesuvencedor,destrozadoporelmismosalvajismoquehabía hecho de él un verdadero hijo de esa tierra terrible y que, al final, le habíaarrollado.

Pero,pensóaturdidoKane,elDiosNegroaúnreinaba,acuclilladoenlassombrasdesupaísoscuro,bestial,sedientodesangre,indiferenteaquiénvivíayquiénmoría,sóloatentoalibar.

Kane observó al poderosomono, asombrándose de lo que el gigantesco simiotardabaenadvertirsupresenciayatacarle.Peroelgorilanodioningunamuestradehaberlevisto.Llevadoporalgúnbrumosoinstintodevenganza,aúninsatisfecho,seinclinóylevantóalnegro.Luegoregresóbamboleantealajungla,conlosmiembrosdeGulkaarrastrandoporelsueloinertesygrotescos.Alllegaralosárboles,elmonosedetuvoyvolteólagigantescaforma,sinesfuerzoaparente,antesdelanzarlacontralas ramas. Se oyó un sonido desgarrado cuando una saliente rama rota atravesó elcuerpo con tanta fuerza lanzado, y allí quedó el muerto cazador de gorilas,bamboleándosedeformaespantosa.

Por un instante, la luna clara bañó al gorila con su resplandor, mientras éstepermanecía observando silente a su víctima; luego, como una sombra oscura, sefundióconlajungla.

Kane volvió con lentitud al centro del claro y recobró su espada. Sus heridashabíandejadodesangraryhabíarecuperadoalgolasfuerzas,losuficientecomoparapoderllegaralacosta,dondeleesperabasubuque.Sedetuvoalbordedelclaroparaechar una últimamirada al rostro, vuelto al cielo, deLeLoup, que era una formablancaeinmóvilalaluzdelaluna,asícomoalasombraoscuraentrelosárbolesqueeraGulka,arrojadoahíporalgúnimpulsobestial,paraquedarcolgadocomolagorilacolgabadelpoblado.

Lejosmurmuraban los tambores: «La sabiduría de nuestra tierra es antigua, lasabiduríadenuestratierraesoscura;aquienesservimos,acabamospordestruir.Huyesi quieres seguir viviendo, pero nunca olvidarás nuestro canto. Nunca, nunca»,cantabanlostambores.

Kanesevolvióhaciaelcaminoqueibahastalaplaya,yalbarcoqueleesperabaallí.

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RESONARDEHUESOS

—¡Eh,posadero!—elgritorompióeldeprimentesilencioyreverberóalolargodelbosquenegroconecossiniestros.

—Afemíaqueestelugartieneunaspectodelomásdesagradable.Doshombressehallabanalaspuertasdelaposadadelbosque.Aqueledificioera

bajo, largo y destartalado, construido con pesados troncos. Las pequeñas ventanasestaban pesadamente trancadas, y la puerta cerrada. Sobre la misma, un siniestrocartelostentaba,yadifuminada,lapinturadeuncráneohendido.

La puerta giró para abrirse con lentitud, y un rostro barbudo les observó condetenimiento.Elpropietariodeeserostrodioluegounpasoatrás,einvitóapasaralos huéspedes, al parecer con bastante desgana. Una vela resplandecía sobre unamesa,yelfuegolatíaenelhogar.

—¿Cuálessonvuestrosnombres?—SolomonKane—dijoconsobriedadelhombremásalto.—Gastonl’Armon—repusobruscamenteelotro—.¿Peroquéos importaesoa

vos?—Los extranjeros escasean en la Selva Negra —gruñó el posadero—. Los

bandidosno.Sentaosenaquellamesayostraeréalgodecomer.Los dos hombres se aposentaron con la soltura de aquellos que han viajado

mucho.Unoeraunpersonajealtoyenjuto,vestidoconunsombrerosinadornosysombríosatavíosnegros,loqueacentuabalocetrinodesurostrolúgubre.Elotroerade un tipo completamente diferente, engalanado con encajes y penachos, aunquetantodonaire seveíaalgoajadoporelviaje.Eraapuesto sinafeminamiento,y susojosincansablesibandeunladoaotro,sinquedarsequietosuninstante.

Elposaderolessirvióvinoycomidasobrelamesatoscamentecortada,yluegoretrocedióa lassombras,dondesequedócomounaestatuasombría.Susfacciones,orasemiocultasporlapenumbra,orailuminadasdeformafantásticaporelresplandordelfuego,segúnéstesaltabayseagitaba,estabacubiertoporunabarbaque,depuroespesa,parecíapropiadeunanimal.Unagrannarizsecurvabasobreesabarbaydospequeñosojosrojizosescudriñabansinrebozoaloshuéspedes.

—¿Yquiénsoisvos?—lepreguntóderepenteelmásjovendeloshombres.—SoyelposaderodelaTabernadelCráneoHendido—replicósombríoelotro.

Sutonoparecíadesafiarasuinterlocutoraseguirpreguntado.—¿Tenéismuchoshuéspedes?—prosiguiól’Armon.—Pocosvienendosveces—gruñóelposadero.Kaneseenvaróymiródirectamenteesospequeñosojosrojizos,comosicreyese

quehabíaalgúntipodesignificadoocultoenlaspalabrasdelposadero.Aquellosojos

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llameantesparecieronagrandarse,peroluegocedieronsombríosalamiradafríadelinglés.

—Mevoyalacama—dijoabruptamenteKane,dandoesacomidaporfinalizada—.Deboretomarmicaminoalclarear.

—Yyo—selesumóelfrancés—.Posadero,mostradnosnuestrasalcobas.Sombrasnegrasseagitabanenlasparedesmientrasambosseguíanasusilencioso

anfitrión,a lo largodeunsalónlargoyoscuro.Elcuerporechonchoyanchodesuguíaparecíacreceryexpandirsealaluzdelapequeñavelaquellevabaenlamano,arrojandounasombralargaydeformeasusespaldas.

Sedetuvo ante cierta puerta, indicandoque teníanquedormir allí.Entraron; elposaderoencendióunavelaconlaqueempuñabayluegosevolviópordondehabíavenido.

Allí, en esa estancia, los dos hombres se observaron el uno al otro. El únicomobiliariode lahabitaciónconsistíaenunpardecamastros,unaodossillasyunapesadamesa.

—Veamos si hay alguna manera de trancar la puerta —dijo Kane—. No megustanlaspintasdenuestropatrón.

—Hay soportes en puerta y jambas para una tranca—dijo Gaston—, pero notranca.

—Podemos romper la mesa y usar sus trozos a manera de barra—reflexionóKane.

—MonDieu—repusol’Armon—;soishombretimorato,m’sieu.Kanefruncióelceño.—Noquieroquemematenmientrasduermo—respondióconaspereza.—¡Afemía!—seechóareírelfrancés—.Noshemosencontradoporcasualidad;

hastaqueosdialcanceenelcaminodelbosque,unahoraantesdelacaídadelsol,nuncanoshabíamosvistoelunoalotro.

—Yo os he visto en algún sitio —contestó Kane—, pero no puedo recordardónde. Por otra parte, creo que todos los hombres son honrados hasta que medemuestranserunosrufianes;además,tengoelsueñoligeroyduermoconunapistolaamano.

Elfrancésvolvióareírse.—¡Esasombrosoquem’sieu aceptedormiren lamismaalcobaqueunextraño!

¡Ja,ja!Deacuerdo,m’sieuinglés,vamosafueraycojamoslatrancadealgunadelasotrashabitaciones.

Llevando con ellos la vela, salieron al pasillo. Reinaba un silencio total y lapequeñavelaparpadeabarojaymalignaenlaespesaoscuridad.

—Nuestro posadero carece de huéspedes y criados—musitóSolomonKane—.¡Unaextrañaposada!¿Cómohemosdichoquesellama?Mecuestahablaralemán…¿ElCráneoHendido?Unnombremacabro,afemía.

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Exploraron las habitaciones contiguas, pero no encontraron ninguna tranca querecompensase su búsqueda. Por último llegaron a la última alcoba, al final delcorredor.Entraron.Estabaamuebladacomolasdemás,exceptoquelapuertaestabaprovistadeunapequeñatronerabarrada,yunpesadocerrojoexteriorafirmadoaunadelasjambas.Corrieronelcerrojoymiraronenelinterior.

—Debiera haber una ventana exterior, pero no es así —murmuró Kane—.¡Mirad!

El suelo estabamanchado de oscuro. Las paredes y el único camastro estabanastilladosenalgunossitios,yhabíanarrancadograndespedazos.

—Aquíhamuertogente—dijosombríamenteKane—.¿Nohayunatranca,unidaalmuro?

—Sí,peroestáfijada—dijoelfrancés,tironeandodelamisma—.La…Unaseccióndelmurogiró,yGastonlanzóunasúbitaexclamación.Aparecióuna

estanciapequeñay secreta,y amboshombrespudieronver loshorribles restosqueyacíanenelsuelo.

—¡El esqueleto de un hombre! —exclamó Gaston—. ¡Mirad aquí como estapiernasincarneestáencadenadaalsuelo!Letuvieronpresoaquíhastaquemurió.

—No—replicóKane—.Tiene el cráneo roto…a femía que nuestro posaderotuvounaespantosarazónparabautizarasíaestaposadainfernal.Estehombreerasindudaunviajero,comonosotros,quecayóenlasgarrasdeestemalvado.

—Pudiera ser —dijo Gaston sin mucho interés, ya que estaba entretenido enmanipular, de forma inútil, el gran anillo de hierro que aprisionaba la tibia delesqueleto.Alnoconseguirabrirlo,empuñólaespaday,conunanotableexhibicióndefuerza,cortólacadenaqueuníaelgrilletedelapiernaaotroanilloencastradoenelentarimado.

—¿Por qué habría de encadenar un esqueleto al suelo?—musitó el francés—.Monbleau!Estoesdesperdiciarunabuenacadena.Yahora,m’sieu—sedirigióconironía al blancomontónde huesos—, ¡os he liberadoy sois libre de ir a dondeosplazca!

—¡Teneos! —la voz de Kane era profunda—. Ningún bien puede venir demofarsedelosmuertos.

—Los muertos pueden defenderse por sí mismos —se rió l’Armon—. Fueracomofuese,yomataríaaquienmematase,aunqueparaellomicadávertuvieraquesubirdesdecuarentabrazasdeprofundidadparahacerlo.

Kanesevolvióhacialapuertaexterior,cerrandolapuertadeladelcuartosecretoasusespaldas.Nolegustabatodaesapalabreríaquelesonabaaendemoniadosyabrujería,yteníaprisaporexigircuentasalposaderodesucrimen.

Cuandosevolvió,dandolaespaldaalfrancés,sintióeltoquedelacerofríocontrasucuello,ycomprendióquelehabíanpuestolabocadeunapistolacontralabasedelcerebro.

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—¡Noosmováis,m’sieu!—lavozerabajaysuave—.Noosmováisoesparcirévuestrosescasossesosportodalahabitación.

Elpuritano,furiosopordentro,sequedóconlasmanosenaltomientrasl’Armonlesacabalaspistolasylaespadadesusvainas.

—Ahorapodéisvolveros—ledijoGaston,dandounospasosatrás.—¡GastonelCarnicero!—dijosombríoelinglés—.¡Locohesidoporconfiaren

un francés! ¡Lejos habéis venido, asesino!Ahora os recuerdo, ahora que os habéisquitadoesemalditosombrerote…osvienCalaishacealgunosaños.

—Cierto…peroyanovolveréisavermenuncamás.¿Quéhasidoeso?—Ratas enredando en el esqueleto—respondióKane, que observaba como un

halcónalbandido,esperando tansóloque labocadelarmasedesviaseunpoco—.Esesonidohasidoelderesonardehuesos.

—Es muy posible —repuso el otro—. Y ahora, m’sieu Kane, sé que lleváisencima una considerable cantidad de dinero. Había pensado esperar a que osdurmieseisparamataros;perolaoportunidadlapintancalvayyosacopartidodeello.Habéispicadoconfacilidad.

—Lejos estaba yo de pensar que debía temer a un hombre con el que hecompartidoelpan—dijoKane,conunprofundotimbredefurialentaresonandoensuvoz.

Elbandidoseechóareírconcinismo.Susojossedesviaroncuandocomenzóaretrocederhacialapuertaexterior.LostendonesdeKaneseletensaronsinpensar,ysecurvócomounlobogigantesco,prestoadarunsaltomortífero,perolamanodeGastoneracomounarocaylapistolanotemblóenningúnmomento.

—No habrá saltos desesperados tras el tiro—dijo Gaston—. Quedaos quieto,m’sieu;hevistoahombresmoriramanosdeagonizantesyquieroponerlasuficientedistanciaentrenosotroscomoparaeliminartalposibilidad.Afemía:yodispararé,yvosrugiréisycargaréis,peromoriréissinpoderalcanzarmeconlasmanosdesnudas.Y nuestro posadero podrá guardar otro esqueleto en su nicho secreto.Eso si no lematoyomismotambién.Esetontonomeconoce,niyoaél,pero…

El francés estaba ahora parado en el umbral, apuntando su pistola. La vela,colocadaenunahornacinadelapared,ardíaconunaluzfantásticayoscilantequenollegabaadisiparlaoscuridadmásalládelapuerta.Y,tanrepentinacomolaMuerte,deesaoscuridadsituadatrasGaston,surgióunasiluetagrandeydifusa,yunahojacentelleanteseabatió.Elfrancéscayóderodillascomounbueyapuntillado,lossesossaliéndoledelcráneohendido.Sobreélsecerníalafiguradelposadero,unaimagensalvaje y terrible, que aún empuñaba el sable con el que acababade darmuerte albandido.

—¡Jo,jo!—bramó—.¡Atrás!KanesehabíalanzadoadelantealcaerGaston,peroelposaderolepusoanteel

rostroelpistolónquellevabaenlamanoizquierda.

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—¡Atrás!—repitióconunrugidodetigre,yKaneretrocedióantelaamenazadelapistolaylalocuraqueasomabaalosojosrojos.

El inglésguardósilencio,sintiendolapieldegallinaalverseanteunaamenazaque eramásprofunday espantosaque la del francés.Había algo inhumano en esehombre,queahora sebamboleabacomounagranbestiadelbosque, al tiempoquehacíaresonardenuevoesarisasinalegría.

—¡GastonelCarnicero!—vociferó,altiempoquepateabaelcuerpocaídoasuspies—.¡Jo,jo!Nuestroelegantebandoleroyanocazarámás;yahabíaoídohablardeeste necio, que rondaba por la Selva Negra… ¡Buscaba oro y ha encontrado lamuerte!Ahoravuestrooroserámío;y,ademásdeloro…¡lavenganza!

—Nosoyvuestroenemigo—repusososegadamenteKane.—¡Todosloshombressonmisenemigos!Mirad…¡lasmarcasenmismuñecas!

Ved…¡lasmarcasenmistobillos!Yaquíbienprofundoenmiespalda…¡elbesodellátigo!Ybienprofundaenmicerebro,lasheridascausadasporañosenceldasfríasysilenciosas,¡dondeyacípurgandouncrimendelqueerainocente!—lavozserompióenunsollozogrotescoypatético.

Kanenorespondió.Noeraelprimerhombrequeveíaconelcerebroperturbadoporloshorroresdelastemiblesprisionescontinentales.

—¡Peromeescapé!—elgritosealzóentriunfo—yaquíhagolaguerraatodalahumanidad…¿Quéhasidoeso?

¿VislumbróKaneundestellodemiedoenesosojosespantosos?—Mihechicerohaceresonarsushuesos—susurróelposadero,antesdeecharsea

reírdeformasalvaje—.Moribundo,juróquesuspropioshuesostejeríanunareddemuerte paramí. Encadené su cadáver al suelo y ahora, a altas horas de la noche,escucho cómo su esqueleto descarnado entrechoca y resuena mientras trata deliberarse, ¡y yome río,me río! ¡Jo, jo! ¡Cuánto desea levantarse y salir a rondar,como el viejo Rey Muerte, por estos corredores oscuros mientras duermo, paramatarmeenmipropiacama!

Derepente,losojosenloquecidosrelampaguearondeformaterrible.—Vos estuvisteis en ese cuarto secreto, ¡vos y este idiotamuerto! ¿Habló con

vos?Kane se estremecióa supesar. ¿Era locurao estabaoyendoun leve resonarde

huesos,comosielesqueletosehubieramovidoligeramente?Seencogiódehombros:sinduda,lasratasrebuscabanentreloshuesospolvorientos.

Elposadero se reíadenuevo.CircundóaKane,manteniendoal inglés siemprecubiertoy,conlamanolibre,abriólapuerta.Elinteriorestabaentinieblas,deformaqueKanenollegóaverelresplandordeloshuesosenelsuelo.

—Todos los hombres son mis enemigos —musitó el posadero, a la maneraincoherentede los locos—.¿Porquédebohacerunaexcepciónconnadie?¿Quiénlevantó una mano para ayudarme mientras yacía, durante años, en las infamesmazmorrasdeKarlsruhe,porundelitoquenuncaprobaron?Algoleocurrióentonces

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amicerebro.Meconvertíenunlobo…hermanodeesosotrosdelaSelvaNegra,deloscualestuvequehuirmientrasescapaba.

»Se han dado un festín, esos mis hermanos, con todos aquellos que handescansado en mi taberna… con todos menos con ese que ahora hace crujir sushuesos, esemago venido deRusia. Para evitar que volviera a través de las negrassombras,cuandolanochecubreelmundo,ymematase,¡porquequiénpuedemataraun muerto!, descarné sus huesos y le encadené. Su brujería no fue lo bastantepoderosacomoparasalvarle,pero todoelmundosabequeunmagomuertoesaúnmásmalignoqueunovivo. ¡Noosmováis, inglés!Pondrévuestroshuesos en estecuartosecreto,juntoalosdeeseotro,a…

Elmaníacoestabaenparteenelumbraldelaestanciasecreta,amenazandoaúnconsuarmaaKane.Yderepentepareciótropezarycaerhaciaatrás,ydesvanecerseenlaoscuridad;y,enaquelprecisoinstante,unaráfagarepentinadevientocerrólapuertaasusespaldas.Laluzdelavelaenelmurotemblóyseextinguió.Kanetanteóporelsuelo,hastaencontrarunapistola,yselevantóencarandoalapuertaporlaquehabíadesaparecidoelmaníaco.Sequedóquietoenlacompletaoscuridad,lasangrehelada en las venas, cuando un grito, espantoso y amortiguado le llegó desde elcuartosecreto,mezcladoconel resonar, secoy terrible,de loshuesosdescarnados.Despuéssehizoelsilencio.

Kane encontró eslabón y pedernal, y encendió la vela. Luego, con ésta en unamanoylapistolaenotra,abriólapuertasecreta.

—¡PorDios!—musitó,mientrasunsudor frío lecubríaelcuerpo—. ¡Estoestámásalládelentendimiento,aunqueloveaconmispropiosojos!Dosjuramentossehancumplido,yaqueGastonelCarnicerohabíajuradoquesevengaríadesuasesino,ysuyafuelamanoqueliberóaesemonstruodescarnado.Yél…

ElposaderodelCráneoHendidoyacíasinvidasobreelsuelodelcuartosecreto,consurostrobestialdeformadoporunmiedoaterrador;yensucuellorotoestabanhundidoslosdedosdescarnadosdelesqueletodelhechicero.

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LUNADECALAVERAS

Lossabiossabenquecosasinfamesestánimpresasenloscielos;portantristeslámparas,hacensonartristesacordesescuchandopesadasalaspúrpuras,allídondelosolvidadosreyesdelosserafinesaúnconspiranbuscandolaformademataraDios.

Chesterton

IUNHOMBRELLEGABUSCANDO

Unagransombranegracubríalatierra,dividiendoendoselrojoresplandordelocaso.Para el hombreque se esforzabapor avanzar a travésde la selva, se alzabacomo un símbolo de horror y muerte, un peligro agazapado y temible, como lasombradeunasesinoalacecho,arrojadasobreelmuroporelresplandordeunavela.

Peronoeramásquelasombradelgranriscoquesealzabadelantedeél,elmásadelantadodeunaseriedehoscasestribacionesqueconstituíansumeta.Sedetuvounmomento, contemplando cómodescollaba, perfilada con nitidez en negro contra elsolmoribundo.Hubierajuradoquehabíavistoalgúnmovimientoenlacimamientrasmiraba,lamanohaciendosombrasobrelosojos,peroledeslumbrabaelmoribundoresplandor y no pudo cerciorarse. ¿Era un hombre que corría a esconderse? ¿Unhombreo…?

Se encogió de hombros y bajó lamirada para examinar el rústico camino quellevaba,serpenteando,porelfrentedelosriscos.Aunprimervistazo,parecíacomosisólounacabramontéspudierasubirporahí,perounainvestigaciónmásdetalladamostrabaquehabíanumerososasiderostalladosenlarocaviva.Subirporahíibaaser algo que iba a poner a prueba sus fuerzas, pero no había recorrido dos milkilómetrosparavolverseahora.

Descolgó el gran morral que llevaba al hombro, y se despojó del pesadomosquete,paraconservar sólo la largaespada, ladagayunade laspistolas.Se lasaseguróalaespaldaysinunamiradaatrás,alcaminocadavezmásoscuroporelquehabía llegado, comenzó el largo ascenso. Era un hombre alto, de brazos largos ymúsculos de hierro, y aun así se vio obligado, una y otra vez, a detenerse en elascensoydescansarunosinstantes,aferradocomounahormigaalavertiginosacaradel risco.Lanochecaíacon rapidezyelpeñasco sobre sucabezaeraunmanchónborrosoporelqueseveía forzadoa tantearaciegas,buscando losagujerosque le

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servían de precaria escalera. Abajo, estallaron los sonidos nocturnos de la junglatropical,aunqueleparecióqueaúntalesruidoseranamortiguadosyacallados,comosi las grandes colinas negras que se cernían sobre ellos tramaran un hechizo desilencioymiedoquealcanzaseinclusoalascriaturasdelajungla.

Se esforzó en subir y el ascenso se hizo aún más arduo cuando el risco seproyectó hacia fuera, cerca de la cumbre, y la tensión de los músculos y nervioscomenzóaminarsusfuerzas.Devezencuandoresbalabaensuasideroyselibrabade precipitarse por un pelo. Pero hasta la última fibra de su cuerpo enjuto y recioestaba perfectamente coordinada y sus dedos eran como zarpas de acero, con elapretón de un torno. Sus avances se fueron haciendo cada vezmás lentos, pero élsiguió hasta que, por último, pudo ver la cima del risco que se alzaba entre lasestrellas,anomásdeseismetrossobresucabeza.

Y,mientrasmiraba,pudovercómounamasaindistintarebasabaelbordeycaíasobreélconunagranagitacióndelaire.Seapretócontralacaradelrisco,conlapieldegallina,sintiendoenlaespaldaalgoquepasaba;algoquesólo lerozó,peroqueestuvomuycercadearrancarledesuasideroy,mientrasluchabacondesesperaciónpormantenerse en su sitio, escuchó un estruendo atronador abajo, entre las rocas.Con la frente cubierta de sudor helado, miró hacia arriba. ¿Quién, o qué, habíalanzadoaquellarocaporencimadelbordedelrisco?Eraunhombrevaliente,comopodían atestiguar los huesos demuchos enemigos en el campo de batalla, pero elpensamiento de morir como un cordero, inerme y sin tener una oportunidad dedefenderse,lehelabalasangre.

Luego, el miedo dio paso a una oleada de furia y reinició el ascenso convelocidad temeraria. Pero no llegó esa esperada segunda roca y, cuando rebasó elbordeyselevantódesenvainandolaespada,nopudoveraservivientealguno.

Se encontró conuna especiede altiplaniciequedesembocaba enuna regióndecolinasquebradas,másomenosaunkilómetrohaciaeloeste.Elriscoqueacababadeescalarsobresalíadelosdemáscomounsombríopromontorio,ydescollabasobreelmardeondeantefollajedeabajo,ahoraoscuroymisteriosoenmitaddelanochetropical.

Reinaba un silencio total.Ninguna brisa agitaba las sombrías profundidades deabajo,niseescuchabanpisadaentre losarbustos raquíticosquecubrían laplanicie,aunqueesarocaquelehabíanlanzadomientrasescalaba,yquecasilehabíacausadola muerte, no había caído por casualidad. ¿Qué clase de seres rondarían por esashostilescolinas?Laoscuridadtropicalsecerníasobreelsolitariovagabundocomounpesado velo, a través del cual las amarillentas estrellas brillaban malignas. Losvaporesdelavegetaciónputrefactaascendíanhastaél,tantangiblescomounanieblaespesa y, torciendo el gesto, se apartó del risco para adentrarse con audacia en laplanicie,laespadaenunamanoylapistolaenlaotra.

Tenía una incómoda sensación, casi palpable, de ser observado.El silencio eratotal,aexcepcióndelsuavesusurroquedelatabaelpasofelinodelforasteroporentre

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los altos herbazales del altiplano; y, sin embargo, sentía como si seres vivientes leobservabandelante,alasespaldasyaamboslados.Fuerahombreoanimalloqueleacechaba,nilosabíanileimportabademasiado,yestabaprestoalucharconcuantoshombresodemoniososaseninterponerseensucamino.Avecessedeteníaparamirarretadoramente a su alrededor, pero sus ojos no encontraban otra cosa que arbustosagazapados a los lados, semejantes a fantasmas chaparros y oscuro, mezclados ydifuminadosporesaoscuridadcálidayespesaenlaquelasmismasestrellasparecíandebatirse,enrojecidas.

Porúltimo,llegóallugarenelqueelaltiplanodabapasoalasladerassuperioresyentoncesviounaagrupacióndeárbolescubiertosdesombras.Seacercóconcautelaysedetuvocuandosusojos,cadavezmásacostumbradosalaoscuridad,entrevieronunaformavagaentre los troncossombríos;unaformaquenoformabapartede losmismos. Titubeó. Aquella Figura ni avanzaba ni huía. Era una difusa forma deamenaza silenciosa, que se agazapaba como si le estuviese esperando. Un horroracechanteparecíacolgarsobreaquellasilenciosaarboleda.

Elforasteroavanzóconcautela,elacerotendido.Máscerca.Forzabalosojosenbuscadealgúnasomodegestoagresivo.Llegóalaconclusióndequeaquellafiguraerahumana,perotantainmovilidadresultabaintrigante.Luegodescubriólarazón,yaqueloquehabíaentreaquellosárboleseraelcuerpodeunnegroquesemanteníaenpiegraciasalaslanzasenlasqueestabaensartadoalostroncos,eltóraxpasadodeladoalado.Teníaunbrazotendido,sujetoaunagranramamedianteladagaqueleatravesabalamuñeca,yeldedoíndiceestabaextendido,comosielcadáverapuntaseconrigidezhaciaatrás,devueltaalcaminoporelquehabíallegadoelforastero.

Elsignificadoeraobvio;aquelindicadormudoysiniestronopodíaestardiciendomás que una cosa; que la muerte aguardaba más allá. El hombre que se habíadetenidoanteaquelavisoespantosoreíamuyrarasveces,peroenaquellaocasiónsepermitió el lujo de una sonrisa sardónica. Dos mil kilómetros por tierra y mar, através deocéanosy junglas, y ahora, quienesquiera que fuesen, esperabanhacerleretrocedermedianteaquellapayasada…

Seresistióalatentacióndesaludaralcadáver,yaqueésaeraunaaccióncontrariaaldecoro,yseinternóconaudaciaporlaarboleda,esperandoamediasunataqueporlaespaldaounaemboscada.

Nadadetodoesoocurrió,empero,ycuandosaliódelosárbolesseencontróalpiedeunaladeraabrupta,laprimeradeunaseriedecuestas.Prosiguióimpávidoatravésde la noche, sin pensar en lo insólito que su acción podría parecer a un hombresensato. Un hombre normal habría acampado al pie del despeñadero, y habríaesperado hasta el alba para escalar los riscos. Pero él no era un hombre común.Cuando tenía un objetivo que cumplir, lo perseguía en línea recta, sin reparar enobstáculos,yafueradedíaodenoche.Haríaloqueteníaquehacer.Habíaalcanzado

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lafronteradelreinodelmiedoyelpolvo,yhabíainvadidosusmásíntimosdominiosdelanoche,comoalguienempujadoporunamaldición.

Cuandollegóalascuestasrocosas,lalunasealzabaprestándolesunaspectodeespejismo y, a esa luz, las quebradas colinas de delante se agazapaban como losnegroschapitelesdecastillosdemagos.Mantuvolosojosfijosenelborrosocamino,porquenosabíacuándopodía llegarleotrarocacuestaabajo.Aguardabaalgúntipodeataquey,porsupuesto,noseesperabaloquedeverassucedió.

Derepente,unnegrosurgiódetrásdeunaroca,comoungigantedeébanobajolapálidaluzdelaluna,conlahojadeunalargalanzareluciendoplateadaensumanoyun tocado de plumas de avestruz flotando sobre su cabeza como una nube blanca.Alzólalanzaenunelaboradosaludoylehablóeneldialectodelastribusdelrío.

—Éstanoeslatierradelosblancos.¿QuérangotienemihermanoblancoensupropiokraalyporquévienealaTierradelosCráneos?

—MellamoSolomonKane—repusoelblancoenelmismolenguaje—.BuscoalareinavampirodeNegari.

—Pocabúsqueda.Pronto encontrar.Nuncavolver—respondió crípticamente elotro.

—¿Mevasallevarhastaella?—Llevasuncuchillolargoentumanoderecha.Nohayleonesaquí.—Unaserpientehizocaerunapiedra.Creoquedebedehaberserpientesen los

arbustos.El gigante encajó aquel intercambio de sutilezas con una sonrisa ominosa y se

produjounsilenciosignificativo.—Tuvida—dijoluegoelnegro—estáenmismanos.Kanesonrióligeramente.—Yollevolavidademuchosguerrerosenlasmías.La mirada del negro recorrió indecisa la reluciente longitud de la espada del

inglés.Luegoencogiósushombrospoderososyabatiólapuntadesulanza.—Notraesregalos—manifestó—,perosíguemeyteguiaréhastalaTerrible,la

SeñoradelDestino,laReinaRoja,Nakari,querigelatierradeNegari.SehizoaunladoeindicóaKanequeleprecediera;peroelinglés,quesetemía

unlanzazoporlaespalda,agitólacabeza.—¿Por qué tengo que preceder a mi hermano? Somos dos jefes, caminemos

hombroconhombro.Kanesedolíaparasusadentrosdetenerqueusaresamolestadiplomaciaconun

negrosalvaje,peronolodemostróenmodoalguno.Elgiganteseinclinóconciertamajestadbárbaraypartieron,juntosyensilencio,porelcaminodelacolina.Kanesepercató de que, a sus espaldas, más hombres iban saliendo de sus escondrijos yformaban un pelotón, caminando detrás de ellos en dos líneas convergentes, comouna cuña. La luz de la luna resplandecía en los negros cuerpos acicalados, en lostocadosondulantesyenlashojaslargasycruelesdelaslanzas.

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—Mishermanossoncomoleopardos—dijoconcortesíaKane—,seescondenenlosarbustosylosojosnolesven;rondanporlasaltashierbasylosoídoshumanosnooyensullegada.

El jefe negro aceptó aquel cumplido con una inclinación cortés de su cabezaleonina,loquehizoquelasplumassusurrasen.

—El leopardomontesesnuestrohermano,ohcaudillo.Nuestrospiessoncomohumo flotante, pero nuestros brazos son de hierro.Cuando golpean, la sangre salerojayloshombresmueren.

Kanesintióunsoterradomatizdeamenazaeneltonoqueempleaba.Nohabíaporel momento asomo de peligro en el que basar su sospecha, pero la nota siniestraestabaahí.Nodijomásdurantealgúntiempoyaquellaextrañabandaavanzóbajolaluz de la luna como una procesión de espectros negros guiados por un fantasmablanco.Elcaminosehizomásescarpadoyrocoso,serpenteandoahoraentregrandesriscosypeñascosgigantescos.Luego,derepente,unagransimaseabrióasuspies,salvada por un puente natural de roca, y fue al pie de éste donde se detuvo elcabecilla.

Kaneobservóconcuriosidadelabismo.Medíamásdedocemetrosdeanchuray,mirandoabajo,losojosseperdíanenunaoscuridadimpenetrable;supusoquetendríacientosdemetrosdeprofundidad.Alotrolado,sealzabanriscososcurosytemibles.

—Aquí—dijo el jefenegro—esdondecomienzan losverdaderos confinesdelreinodeNegari.

Kanesediocuentadequelosguerrerosseacercabanaél.Susdedosseapretaroninstintivamentesobrelaempuñaduradelaespada,quenohabíallegadoaenvainar.Elaireestabacargadodetensión.

—Aquí,también—dijoelnegro—,esdonde,aquellosquenotraenregalosparaNakari,¡mueren!

La última palabra fue un alarido, como si la simple idea hubiese convertido aquienhablabaenundementey,conelgrito,elgranbrazosebalanceó,combandolosmúsculospoderosos,ylalargalanzasaltóenbuscadelpechodeKane.

Sólo un luchador nato podría haber evitado ese golpe. La acción instintiva deKanelesalvólavida;lalargahojalerozólascostillasyélseapartóparadevolverelgolpe,conunaestocadarelampagueantequematóaunguerreroque,eneseprecisoinstante,seinterpusoentreeljefeyél.

Laslanzascentelleabanalaluzdelaluna,yKane,bloqueandounayesquivandootra,saltósobreelpuenteangosto,porelquesólopodíaatacarleunhombreporvez.

Nadiequisoserelprimero.Sequedaronenelbordeatacando,avanzandoenmasacuandoretrocedíayreculandocuandolesplantabacara.Suslanzaseranmáslargasquelaespada,peroélcompensabaesadiferenciaylainferioridadnuméricaconunadestrezarelampagueanteylafríaferocidaddesuataque.

Ibanadelanteyatrás,yderepenteungigantenegroseabriópasoporentresuscompañeros,paracargarporelpuentecomounbúfalosalvaje,loshombrosbajos,la

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lanza tendida, losojos reluciendoconuna luzenfermiza.Kane tuvoque retrocederanteesaembestida, reculódenuevoparaesquivarel lanzazoybuscarun resquiciopara su acero. Saltó de lado y se quedó balanceándose al borde del puente, con laeternidad abriéndose a sus pies. Los negros aullaron, llenos de salvaje exultación,mientrasélsetambaleabatratandoderecuperarelequilibrio,yelgigantedelpuentebramóyselanzócontraelblancoquesemecíaalborde.

Kaneparócontodassusfuerzas,algoquemuypocosespadachinespodríanhaberhechoentalsituacióndefaltadeequilibro;violahojacrueldelalanzarelampaguearjuntoasumejilla,sesintiócaerdeespaldasalabismo.Seaferróalavaradelalanzacon un desesperado esfuerzo, se enderezó y traspasó de lado a lado al lancero.Lagran caverna roja que era la boca del negro eructó sangre y éste, con un esfuerzoagónico,selanzóciegamentecontrasuenemigo.Kane,conlostalonesalbordedelpuente, no pudo evitarlo y chocaron, para desaparecer en silencio en lasprofundidades.

Todo ocurrió tan rápidamente que los guerreros se quedaron allí, aturdidos. Elrugidode triunfodelgigante casinohabíadejadode resonar en sus labios cuandoamboscaíanyaenlaoscuridad.Luego,losdemásnegrosseacercaronalpuenteparamirarabajoconcuriosidad,peroningúnsonidolesllegódesdeeloscurovacío.

IIELPUEBLODELAMUERTEACECHANTE

Susdioseseranmástristesqueelmar,diosesdevoluntadtornadiza,quegritabanendemandadesangreenlanoche,comobestiastristemente,decolinaencolina.

Chesterton

Mientrascaía,Kanesiguiósuinstintodeluchadorysegiróenelaire,deformaquealchocarcontraelfondo,estuvieraésteatresmetrosoatreinta,fueseaaterrizarsobreelhombrequecaíaconél.

El final llegó de repente, mucho más rápido de lo que el inglés esperaba. Sequedó aturdido durante un momento y luego, al mirar hacia arriba, vislumbró elangosto puente, que dividía el cielo sobre su cabeza, así como las siluetas de losguerreros,queseperfilabanalaluzdelalunayestabaninclinadosdeformagrotescasobreelborde,atisbando.Sequedóinmóvil,asabiendasdequeelresplandordelalunanollegabaalasprofundidadesenlasquesehallabaoculto,yqueerainvisiblealosobservadores.Elnegroestabamuertoy,denohaberamortiguadosucadáverel

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impacto, Kane hubiera perecido también, ya que se habían precipitado desde unaalturaconsiderable.Contodoyconeso,elingléssesentíarígidoymagullado.

Arrancólaespadadelcuerpodelnegro,dandograciasdequenosehubieraroto,ycomenzóa tantearen laoscuridad.Sumanoencontróelborde loqueparecíaunrisco. Había creído estar en el fondo de la sima, y que esa impresión de grandesprofundidades no había sido más que una ilusión, pero en seguida llegó a laconclusióndequehabíancaídoenunrebordequeformabapartedelaescarpadura.Lanzó un canto y, tras lo que pareció mucho tiempo, escuchó el débil sonidoproducidoporsuchoque,muyabajo.

No sabiendomuy bien cómoproceder, sacó pedernal y eslabón del cinto y loshizoentrechocarsobreyesca, resguardandoprudentemente la llamaconsusmanos.Ladébilluzlemostróunlargorebordequesobresalíadelapareddelrisco;estoes,enelladomáscercanoalascolinasquehabíatratadodecruzar.Habíacaídojuntoalbordeysóloporelmargenmásestrechoposiblesehabíalibradodecaerfuera,alnoconocersusituación.

Sepusoencuclillasytratódeadaptarsusojosalaescasaluzdelabismo,hastaque descubrió una sombramás oscura en la sombra de la pared. Un examenmásdetallado lemostró que se trataba de una abertura lo suficientemente ancha comoparapermitirlepermanecererguido.Supusoquesetratabadeunacuevay,aunquesuaspecto era oscuro y temible en grado sumo, entró a tientas cuando la yesca seconsumió.

Por supuesto, no teníaninguna ideade adónde conducía, pero cualquier acciónera preferible a sentarse a esperar que los buitres de la montaña descarnasen sushuesos. El suelo de la cueva, de roca sólida, tendía hacia arriba durante un largotrecho,yKaneavanzóconciertasdificultadesalolargodelaresbaladizapendiente,resbalandoyescurriéndoseunayotravez.Lacuevaparecíabastantegrande,yaquealpocodeentrarnofuecapazdealcanzarambosmurosconlasmanostendidas.

Por fin, el suelo se niveló yKane tuvo la sensación de que la caverna era aúnmucho más grande en aquel punto. El aire parecía de mejor calidad, aunque laoscuridad continuaba siendo impenetrable. Se detuvo de golpe.Desde algún puntodelantedeél,lellegóunsusurroextrañoeindescriptible.Algolegolpeósinprevioaviso en el rostro, arañándole de forma salvaje. A su alrededor resonaban losfantásticos aleteos de pequeñas alas y, de repente, Kane sonrió de forma aviesa,divertido, aliviado y mortificado al mismo tiempo.Murciélagos, por supuesto. Lacuevahervíadeellos.Aunasí,eraunaexperienciaterribley,mientrasavanzaba,lasalas susurrabana travésdel inmensovacíode lagrancueva.LamentepuritanadeKanesepermitióellujodeperdereltiempoenpensamientostruculentos…¿ysi,poralgún medio desconocido, había arribado al Infierno? ¿Serían aquéllos de verdadmurciélagos,oalmasperdidasquealeteabanatravésdelanocheeterna?

Si es así, se dijo Solomon Kane, me enfrentaré al mismísimo Satanás… y,mientraspensabaentalcosa,suolfatosevioasaltadoporunhedorespantoso,fétido

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yrepelente.Elolorfueenaumentomientrasproseguíaconlentitud,yKanejuróporlobajo, apesardequenoeraunhombreprofano.Tuvo la sensacióndequeaquelhedor emanaba de alguna amenaza oculta, alguna maldad invisible, inhumana ymortífera,ysusombríamentesaltóaconclusionessobrenaturales.Sinembargo,teníatotalconfianzaensupropiahabilidadparamedirseconcualquierdiabloodemonio,armadocomoestabaconunainquebrantableconfianzaensucredoyelconocimientodelajusticiadesucausa.

Luego,todosucedióderepente.Estabatanteandoelcaminocuandodosestrechosojosamarillossealzaronen laoscuridad,delantedeél…ojos fríose inexpresivos,demasiadojuntoscomoparaserhumanosydemasiadoaltoscomoparapertenecerauncuadrúpedo.¿Quéhorroreraelquesealzabaasídelantedeél?

EsSatanás,pensóKanemientraslosojososcilabanencimadeél,yunmomentomástardeestabaluchandoporsuvidacontralaoscuridad,queparecíahabertomadoforma tangible, para enroscarse en anillos traicioneros sobre su cuerpo y susmiembros. Aquellos anillos aprisionaron el brazo de la espada, inmovilizándolo;tanteóconlaotramanoenbuscadeladagaounapistola,yseestremeciócuandosusdedosresbalaronsobreescamaslisas,altiempoqueelsiseodelmonstruollenabalaoscuridadconunfríohimnodeterror.

Allí,enlanegraoscuridad,acompañadoporelsusurrodelasalasmembranosasde los murciélagos, Kane luchó como un roedor atrapado en el abrazo de unaserpienteratonera,ypudosentircómosuscostillascedíanysupechosehundía,antesdequeporfinsumanofrenéticaalcanzaselaempuñaduradeladaga.

Entonces, conunavolcánica contorsióny tirónde su cuerpo acerado, liberó enparteelbrazoizquierdoyhundiólaafiladahojahastalaempuñadura,unayotravez,en el horror sinuoso y retorcido que le envolvía, sintiendo por último cómo lostemblorososanillosaflojabanyresbalabandesusmiembrosparaquedaralrededordesuspies,comocablesgigantescos.

LatremendaserpienteseagitabadeformasalvajeensusestertoresdemuerteyKane,evitandoesosgolpesquepodíanquebrarleloshuesos,sealejótambaleándoseenlaoscuridad, tratandoderespirar.Solomonpensóquesisuantagonistanohabíasido el propio Satanás, había sido uno de sus acólitosmás cercanos, esperando deverasnotenerqueluchardenuevoenesaoscuridad.

Leparecíahabercaminadoalolargodelanegruraduranteeras,ycomenzabaapreguntarse si aquella caverna tendría algún fin, cuando el resplandor de una luzpuntuó laoscuridad.Se leocurrióquedebíade serunaccesoexterior,que llevabafuera,yseencaminóhaciaallíconrapidez;pero,parasuasombro,alcabodeunospasosseencontróconunmurosólido.Entoncessediocuentadequelaluzllegabaatravés de una grieta en el muro y, al palpar, descubrió que éste era de diferentematerial que el resto de la cueva y que, claramente, estaba formado por bloquesregulares de piedra, unidos conmortero de algún tipo… una pared construida, sindudaalguna,porelhombre.

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La luz se colaba por entre dos de esas piedras, allá donde elmortero se habíadesprendido.Kane tanteó la superficie con un interés que no se detenía en lomásinmediato.Aquellaobraparecíamuyantigua,superioraloqueunopodíaesperardeunatribudenegrosignorantes.

Sintióeseescalofríoquesacudea losexploradoresydescubridores.Enverdad,ningúnblancohabíavistoaquel lugaryvividoparacontarlo,yaque,cuandohabíadesembarcadoenlamalsanaCostaOccidental,mesesantes,preparándoseparaviajaralinterior,nohabíaencontradopistassobreaquelpaís.Lospocosblancosquesabíanalgo de África, y con los que había hablado, no habían mencionado en ningúnmomentolaTierradelosCráneos,oladiablesaquegobernabaenella.

Kanegolpeócautelosamenteelmuro.Laestructuraparecíadebilitadaporelpasodelosaños;estabaclaroquecederíaanteunempujónvigoroso.Selanzócontodassusfuerzascontralamisma,ytodaunaseccióndeparedsederrumbóconestrépito,arrojándole a un corredor mal iluminado, entre una lluvia de piedras, polvo ymortero.

Sepusoenpiedeunbrincoymiróasualrededor,esperandoqueelruidoatrajesea una horda de lanceros salvajes. Reinaba un silencio total. El corredor en el queahora se hallaba parecía casi otra cueva estrecha, de no ser porque era obra dehumanos. Tenía algunos metros de anchura y muchos de altura. El polvo era tanespesoquelellegabaalostobillos,comosinohubierasidoholladoporpiehumanodurantesiglos,yKanellegóalaconclusióndequeaquellaluztenuesefiltrabaporalgúnsitiodel techoocieloraso,aunquenopudodistinguirnipuertasniventanas.Porúltimo,decidióquesufuentesehallabaenelcielorasomismo,queestabadotadodeunafosforescenciaparticular.

Echóaandarporelpasillo,sintiéndosetanincómodocomounfantasmagrisquedeambulase por los grises salones de la muerte y la decadencia. La patenteantigüedaddesuabandonoleresultabadeprimente,haciéndolesentir,deformavaga,lofugazyfútildelaexistenciadelahumanidad.Leparecióquesehallabaarasdesuelo,yaquehabía alguna luzde algunaclase, aunquenopudoadivinardedóndeprocedía. Aquélla era una tierra de brujerías; un país de horrores y misteriosespantosos, o eso decían los indígenas de la jungla y el río, y había oído susurrarbarruntosdesusterroresdesdequehabíadadolaespaldaalaCostadelosEsclavosysehabíaaventuradoasolasenlastierrasdelinterior.

De vez en cuando, lograba captar un murmullo bajo e indefinido que parecíallegara travésdeunode losmuros,y llegóa laconclusióndequesehabía topadoconunpasadizosecretodealgúncastilloovivienda.Losindígenasquehabíanosadohablarle de Negari habían susurrado algo acerca de una ciudad yuyu edificada enpiedra,erguidaentrelostemiblesriscosnegrosdelascolinasembrujadas.

«Entonces, se dijo Kane, tengo que haberme equivocado en todas misapreciaciones,ymeencuentroenmediodeesaciudadde terror».Sedetuvoy, traselegir un lugar al azar, comenzó a arrancarmortero con su daga. Según trabajaba,

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volvió a escuchar aquel murmullo bajo, que iba creciendo en volumen, como sillegasedelotroladodelmuro,yalcabodeuninstantelapuntadelarmaatravesólaparedy,cuandoseacercóamiraratravésdelaabertura,pudocontemplarunaescenaextrañayfantástica.

Estaba viendo una gran estancia, conmuros y suelos de piedra, y un poderosotecho sostenido por gigantescas columnas de piedra, esculpidas de forma extraña.Hilerasdeemplumadosguerrerosnegrossealineabanalolargodelosmuros,yunadoble columna de losmismos permanecían, como estatuas, ante un trono ubicadoentre dos dragones de piedra, tan grandes como elefantes. Reconoció a aquelloshombrescomocompañerosdetribudelosguerrerosconlosquehabíacombatidoenla sima. Pero su mirada se vio irremisiblemente atraída por el trono grande ygrotescamente ornado. Allí, menguada por el barroco esplendor circundante, sereclinaba una mujer. Era negra, joven y de belleza felina. Estaba desnuda, aexcepcióndeun casco emplumado, brazaletes, ajorcas y un faldellín deplumasdeavestruz coloreadas, y se tendía sobre sedosos almohadones, con los miembrosdesplegadosenunabandonovoluptuoso.

Aunaesadistancia,Kanepudoconstatarquesusfaccioneseranregias,aunquebárbaras; altaneras e imperiosas, pero sensuales, y con un toque de implacablecrueldad en las comisuras de los labios rojos y llenos. Kane sintió cómo se leaceleraba el pulso. Aquélla no podía ser otra que esa cuyos crímenes se habíanconvertido enmíticos:Nakari deNegari, reina demonio de una ciudad demoníaca,cuyamonstruosa sedde sangre hacía estremecer amedio continente. Sin embargo,resultaba bastante humana; las historias de las timoratas tribus del río la habíandotadodeunaspectosobrenatural.Kanecasihabíaesperadoencontraraunespantosomonstruosemihumano,surgidodealgunaedadpretéritaydemoníaca.

Elinglésobservó,confascinaciónyrepulsión.Nisiquieraenlascorteseuropeashabíavistotantagrandeza.Laestanciaytodossusbastimentos,desdelasesculpidasserpientesqueseretorcíanenlasbasesdelospilares,alosentrevistosdragonesdelcielorasoensombras,estabanconcebidosaunaescalagigantesca.Elesplendoreraimponente, elefantino, de proporciones inhumanas, y casi aturdían a lamente quetratabadecalcularyasimilarsusdimensiones.Kanepensóquetalescosasdebíandeserobradedioses,másquedehombres,yaqueaquellaestancia,porsísola,podíaempequeñeceralamayoríadeloscastillosquehabíaconocidoenEuropa.

Los negros que abarrotaban aquella gigantesca sala parecían extrañamenteincongruentesconlamisma.Nocuadrabanenaquelentornomásdeloquelohubierahechounabandademonosenlassalasdelconsejodelreyinglés.UnavezqueKanesepercatódeaquello,lasiniestratalladelareinaNakarimenguó.Retrepadaeneseaugusto trono, enmedio de la aterradora gloria de otra edad, pareció adquirir susverdaderas proporciones: las de una niña consentida y petulante que jugaba aaparentaryqueusaba,paradiversiónpropia,unjuguetedescartadoporsusmayores.

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Pero,almismotiempo,unpensamientoinvadiólamentedeKane:¿quiéneseranesosmayores?

Pero,aunasí,laniñapodíasermortíferaconsusjuegos,comobienprontoibaasaberelinglés.

Unnegroaltoyforzudoavanzóentrelasfilashastaeltronoy,luegodepostrarsecuatroveces,permanecióarrodillado,esperandoevidentementepermisoparahablar.La reina abandonó su airedeperezosa indiferenciay se irguió conunmovimientoelásticoque,aKane, lerecordóelbrincodeunleopardo.Ellahablóysuspalabrasllegaron débilmente hasta él, cuando aguzó el oído. Empleaba una lengua muysimilaraladelastribusdelrío.

—¡Habla!—GrandeyTerrible—dijoelguerreroarrodillado,yKanereconocióenélaljefe

quelehabíaabordadoenlaaltiplanicie…eljefedelaguardiadelosriscos—.Queelfuegodetufurianoconsumaatuesclavo.

Losojosdelachicaseestrecharonconperversidad.—¿Sabesporquéhassidoconvocado,hijodeunbuitre?—FuegodeHermosura;elextranjerollamadoKanenotraíaregalos.—¿Regalos?—silabeólaspalabras—.¿Yparaquéquieroyoregalos?Tedijeque

matasesatodoslosnegrosquellegasenconlasmanosvacías…¿Perotedijeyoquematasesalosblancos?

—GaceladeNegari,vinotrepandoporlosriscosdenoche,comounasesino,conun cuchillo tan largo como el brazo de un hombre en la mano. La roca que learrojamosnolealcanzóynosreunimosconélenlaplanicie,ylellevamosalPuente-Que-Cruza-El-Cielo donde, según solemos, tratamos de matarle; ya que tú mismadijistequeestabashartadehombresqueveníanacortejarte.

—Negros,idiota—gritóella—.¡Negros!—¡Tuesclavonadasabíadeeso,ReinadeHermosura!Elblancoluchócomoun

leopardomontañés.Mató a dos hombres y cayó con el último de ellos a la sima,dondepereció,EstrelladeNegari.

—Sí—eltonodelareinaeravenenoso—.¡ElhombremásgrandequenuncahavenidoaNegari!Aquelquepodíahabersido…¡levántate,idiota!

Elhombresepusoenpie.—PoderosaLeona,pudieraserqueéstehubieravenidobuscando…Peronuncacompletólafrase.Mientrasaúnseestabalevantando,Negarihizoun

gestorápido.Dosguerrerosabandonaronlasfilassilenciosasydoslanzasatravesaronelcuerpodel jefeantesdequepudieravolverse.Ungritogorgoteantenaciódesuslabios, la sangre saltópor los airesyel cadáver sedesplomó inerte alpiedelgrantrono.

Las filas no se inmutaron, pero Kane captó centelleos en ojos extrañamenteenrojecidos,ycómosehumedecían involuntariamente losgruesos labios.Negarisehabía incorporado a medias cuando las lanzas relampaguearon, y luego volvió a

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hundirseensuasiento,conunaexpresióndesatisfaccióncruelensurostrohermoso,yuncentelleoextrañoensusojosbrillantes.

Aunademánindolentesuyo,retiraronelcadáver,cogiéndoloporlostalones,conlosbrazosarrastrandoinertessobreelanchoreguerodesangredejadoporelpasodelcuerpo. Kane pudo ver más manchas amplias que cruzaban el suelo de piedra,algunas casi invisibles, otras algo menos borradas. ¿Cuántas salvajes escenas desangreycruelfrenesíhabíancontemplado,consusojoscincelados,aquellosgrandesdragonesdepiedradeltrono?

Ya no ponía en duda las historias que le habían contado las tribus ribereñas.Aquel pueblo se alimentaba de la rapiña y el horror. Sus hazañas les habíanconsumido el cerebro. Vivían, como ciertas bestias terribles, tan sólo para ladestrucción.Habíaextrañosresplandoresenaquellosojos,que losencendía,acadacierto tiempo, con las movedizas sombras y llamas del Infierno. ¿Qué es lo quedecían las tribus del río sobre aquel pueblo de la montaña, que rapiñaba en ellosdesde hacía innumerables siglos? Que eran secuaces de la muerte, y que éstarondabaentreellos,yqueaellaeraaquienellosadoraban.

Y, mientras observaba, un pensamiento revoloteaba aún en la mente de Kane:¿quiénhabíaconstruidoaquellugar,ycómohabíallegadoaquelpuebloaocuparlo?Unpuebloguerrerocomoaquélnopodíahaberalcanzadolaculturaquemostrabanaquellas tallas. Pero las tribus del río no le habían hablado demás gentes que deaquellasalasqueahoraestabaviendo.

Elinglésseliberóconesfuerzodelembrujodeaquellaescenabárbara.Noteníatiempo que perder; cuanto más tiempo creyesen que estaba muerto, mayoresoportunidadestendríadeburlaralosposiblesguardiasyencontraraquelloquehabíavenido a buscar. Volviéndose, reanudó su andadura por el tenebroso pasadizo. Noteníaningúnplanenmenteyunadirecciónera tanbuenacomootra.Elpasillonocorría recto, girabay serpenteaba, siguiendoel trazadode losmuros,o eso supusoKane, que tuvo tiempo aún de asombrarse ante el grosor, evidente y enorme, deaquellosmuros.Esperabatoparsedeunmomentoaotroconunguardiaounesclavo,perosegúnloscorredoresibanabriéndosevacíosanteél,conlossuelospolvorientossinhollarporpisadaalguna,llegóalaconclusióndeque,obienaquellospasadizoserandesconocidospara lagentedeNegari, obienno losusabannuncapor algunarazón.

Sededicóabuscarcondetenimientoalgunapuertasecreta,hastaquealfinaldioconuna,queestabacerradadesdedentroconunherrumbrosocerrojomontadoenunamuescadelmuro.Lomanipulóconcuidadoyenseguidalapuertagiróhaciadentro,con un crujido que pareció resonar estruendosamente en aquel silencio. Espió sinllegaraveranadie,yentoncessalióconcautelaatravésdeaquellaaberturaycerróasusespaldaslapuerta,fijándoseenquesehabíaconvertidoenpartedeunfantástico

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mural pintado en la pared. Marcó con su daga el punto en el que creía que seencontraba, del otro lado, el resorteoculto, yaqueno sabía cuándopodíavolver anecesitaraquelpasadizo.

Sehallabaenunsalón,formadoporunlaberintodegigantescascolumnas,muyparecidas a las de la sala del trono. Se sintió entre ellas comoun niño en un granbosque,pormuchoquetambiénledieranunaligerasensacióndeseguridad,yaqueseleocurrióquepodíadeslizarseentreelloscomounfantasmaenlajungla,yeludirasíalosnegros,pormuyhábilesquefueranéstos.

Sepusoenmarcha,tomandounadirecciónalazarymoviéndoseconcautela.Enciertaocasiónescuchóelmurmullodevocesy saltó sobre labasedeunacolumnapara aferrarse a ella, y sequedóallí encaramadomientrasdosnegraspasabana sulado;pero, apartedeellas,novioanadiemás.Erauna sensaciónextraordinariaelcaminarporaquelvastosalón,queparecíadesprovistodetodavidahumana;aunqueenotrapartededondeKaneestababienpudierahabertodaunamultitudocultaporaquellascolumnas.

Por fin, tras lo que le pareció una eternidad deambulando por aquellosmonstruososlaberintos,llegóhastaunmuroinmensoqueparecíaserlaparedlateraldel salón,oun tabique,ysiguiendopegadoaélpudodistinguirunzaguán,anteelqueseplantabandoslanceros,semejantesaestatuasnegras.

Kane, espiando desde la esquina del pedestal de una columna, pudo ver dosventanas altas en el muro, una a cada lado de la puerta, y al fijarse en las tallasrecargadasquecubríanlosmuros,tomóunaresolucióndesesperada.

Sentíaqueeraimperativoverloquepudierahaberdentrodeaquellahabitación.El hecho de que estuviese custodiada sugería que la estancia tras la puerta bienpudieraserunacámaradeltesoro,ounamazmorra,yestabasegurodequesumetateníaqueserunaprisión.

Kane retrocedió hasta un punto situado fuera de la vista de los guardias ycomenzó a escalar el muro, usando los hondos bajorrelieves como asideros paramanosypies.Resultómásfácildeloqueesperabay,unavezquehubosubidohastaelniveldelasventanas,sedeslizóconcautelaenlíneahorizontal,sintiéndosecomounahormigaenunapared.

Losguardianessituadosabajono levantaron lavistaenningúnmomento,yporúltimollegóalaventanamáscercana,paradeslizarsesobreelalféizar.Seencontróconunagranestancia,vacíaysinembargoguarnecidadeformabárbaraysuntuosa.Divanessedososycojinesdeterciopelocubríanconprofusiónlossuelos,ypesadostapicesbordadosenorocolgabandelosmuros.Elcielorasoestabatambiénadornadoconoro.

Deformaextrañamente incongruente,había toscosadornosdemarfilymadera,defacturaclaramentesalvaje,dispersospor toda laestancia,comoelparadigmadeaquelreinoextraño,dondelossignosdebarbariesemezclabanconlosdeunaextraña

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cultura. La puerta exterior estaba cerrada y en la pared opuesta había otra puerta,tambiéncerrada.

Kanebajóde laventana,deslizándoseporelbordedeun tapiz,de igual formaqueunmarino sedescuelgaporuna jarcia, y cruzó la puerta.Suspasosnohacíanruidoalgunosobreelgruesotejidodelaalfombraquecubríaelsueloyque,aligualqueelrestodelosmuebles,parecíaantiguahastaelpuntodeladecadencia.

Titubeó ante la puerta. Invadir la siguiente estancia podía ser una accióndesesperada,yaqueéstapodíaestarllenadenegros,yéltenerlaretiradacortadaporloslancerosestacionadosantelapuertaexterior.Peroestabaacostumbradoaasumirgrandesriesgosy,espadaenmano,abriólapuertadegolpe,tratandodeazorarconlasorpresaacualquierenemigoquepudieraencontrarsedelotrolado.

Kaneentróconpasorápido,dispuestoparaloquefuese…ysedetuvodegolpe,mudoeinmóvilporuninstante.Yaquehabíarecorridomilesdekilómetrosenunabúsquedayporfinelobjetodesubúsquedaseencontrabaanteél.

IIILILITH

«Damamisteriosa,¿cuálesvuestrahistoria?»Viereck

Habíaundivánenmediode laestanciayensusedosasuperficie reposabaunamujer;unadepielblancayalaqueelcabellodoradorojizolecaíasobreloshombrosdesnudos. Se irguió, abriendo espantada sus hermosos ojos grises, y los labios seentreabrieronparalanzarungritoquederepentecontuvo.

—¡Vos!—exclamó—.¿Cómohabéis…?SolomonKanecerrólapuertaasusespaldasyseacercóconunasonrisapeculiar

ensurostrooscuro.—¿Acasonomerecordáis,Marylin?Elmiedohabíaidodesvaneciéndosedelosojosdelamujermientrasélhablaba,

siendoreemplazadoporunamiradadeasombroincréduloyperplejidadconfusa.—¡CapitánKane!Noentiendo…creíquenadiepodíallegar…Sepasóunapequeñamano, débilmente, por la frente blanca, y se tambaleóde

repente.Kanelacogióenbrazos—noeramásqueunachica,pequeñacomounniño—y

la depositó con gentileza sobre el diván. Allí, tomándola con cuidado por lasmuñecas,lehablóentonobajoyapresurado,conunojopuestoentodomomentoenlapuerta;puertaque,alparecer,eralaúnicaentradaosalidadelaestancia.Mientras

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hablaba,observabamaquinalmenteporlahabitación,percatándosedequeeracasiunduplicadodeesaotraexterior,enlotocanteacolgadurasymobiliarioengeneral.

—Enprimerlugar—ledijo—yantesdeentrarenotrosasuntos,decidme:¿estáisvigiladaestrechamente?

—Muy estrechamente, señor—murmuró con desánimo—; no sé cómo habréisllegadohastaaquí,peronuncapodremosescapar.

—Dejadqueoscuentesomeramentecómohelogradollegarhastaaquí,yquizásentonces,alavistadelasdificultadesquehesuperado,tengáismayoresesperanzas.Guardad silencio,Marylin, y os contaré cómo he venido a buscar a una herederainglesahastaestaciudaddemoníacadeNegari.

»MatéasirJohnTaferalenduelo.Elmotivonovienealcaso,aunquehabíadepormediocalumniasynegrasmentiras.Antesdemorir,confesóhabercometidouncrimenvil,añosatrás.Recordáissindudaelafectoqueosprofesavuestroprimo,elviejo lordHildredTaferal, tíode sir John.Éste temíaqueelviejo lordmuriese sinherederosypudieradejarosavoslasgrandesposesionesTaferal.

»Haceañosquedesaparecisteis,ysirJohnhizocorrerelrumordequeoshabíaisahogado. Pero cuando yacíamoribundo, atravesado pormi espada,me contó entreboqueos que os había secuestrado y vendido a un pirata berberisco, cuyo nombrelogródarme;unpiratasanguinariodenombrebienconocidoenlascostasinglesas,entiempospasados.Entonces,partí abuscaros, yha sidouncamino largoy fatigoso,pródigoenlargasleguasyañosamargos.

»PrimerorecorrílosmaresbuscandoaElGar,elcorsarioberberiscomentadoporsir John.Leencontré entre el estrépitoyel rugirdeunabatallanaval;murió,peromientras agonizabame confesó haberos vendido a unmercante deEstambul. Partíentonces hacia Levante y, por casualidad, encontré a unmarino griego, al que losmoros habían crucificado por pirata en la playa. Le descolgué y le hice lamismapreguntaqueyahabíahechoatantoshombres:siensuscorreríashabíavistoaunachicainglesacautivaydepeloamarillo.SupequehabíasidotripulantedelmercantedeEstambul,yqueenelviajedevueltahabíasidoabordadoporunbuqueesclavistaportugués y hundido; aquel renegado griego y la niña estaban entre los pocos quefueronadmitidosabordodelanaveesclavista.

»Luego,aquelesclavistapusorumboalmarfil,enbuscademarfilnegro,ysufrióunaemboscadaenunapequeñabahíadelacostaoccidentalafricana,yelgriegoyanosuponadamásdevosnidevuestrodestino,porqueconsiguióhuirdelamatanzahaciéndoseenunbotealamar,dondefuerecogidoporunfilibusterogenovés.

»Me dirigí entonces hacia la costa occidental, con la débil esperanza de quesiguieraisaúnconvida,yoídeciralosnativosque,añosatrás,unaniñablancahabíasidocapturadaenunbuque,acuyatripulaciónmataron,yconducidatierraadentro,comopartedeltributoquelastribusribereñaspaganalosjefesdelríoarriba.

»Después de eso desaparecían los rastros. Durante meses, vagabundeé sinencontrar un indicio de vuestro paradero, no, ni señal de que aún estuvieseis viva.

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Luegosupe,graciasalastribusdelrío,acercadelaciudaddemoníacadeNegariydelareinanegraqueteníaunaesclavablanca.Asíquevineaquí.

El tonomesurado deKane, la narración sin adornos, no daban idea de cuantoentrañabaaquellahistoria,deloquesubyacíabajoesaspalabrascalmasytranquilas;loscombatesportierraymar,losañosdeprivaciónydeesfuerzosdescorazonadores,el peligro incesante, el perenne vagabundear a través de tierras desconocidas yhostiles, la labor tediosa ymortífera de arrancar la información buscada a salvajesignorantes,hoscosyhostiles,tantoblancoscomonegros.

«Asíquevineaquí»—decíasimplementeKane,¡perocuántocorajeyesfuerzoseescondían trasesasimple frase!Uncamino largoy rojo, sombrasnegrasycarmesíquebailabanunadanzademoníaca,marcadaporespadascentelleantesyelhumodelabatalla,asícomoporpalabrasvacilantesquesalíancomogotasdesangrede loslabiosdelosmoribundos.

Solomon Kane no poseía sentido dramático. Contaba su historia de la mismaformaquehabíasuperadoterroríficosobstáculos:deunamanerafríaysumaria,ysinaspavientos.

—Vedpues,Marylin—concluyóconamabilidad—,quenohellegadotanlejosnihechotantopararendirmeahora.Valor,chiquilla.Encontraremosunaformadesalirdeesteespantosolugar.

—Sir Johnmepusoen suarzón—dijo la chica,desconcertadayhablandoconlentitud, como si recordarse con palabras vacilantes una tarde inglesa de hacíamuchos años—. Me llevó a la orilla del mar, donde le esperaba una galera dehombresferoces,morenosybigotudos,queteníancimitarras,ygrandesanillosenlosdedos.Elcapitán,unmusulmánconunacaracomodehalcón,merecogió,yollorédemiedoyélmellevóasugalera.Perofueamableasumaneraconmigo,yonoeramásqueunaniña,yalfinalmevendióaunmercanteturco.EsemercantesereunióconélenlacostasurdeFrancia,despuésdemuchassingladuras.

»Aquelhombrenomehizodañoalguno,aunqueyoteníamiedodeél,yaqueeraunhombredeaspectocruelymedioaentenderqueibaavendermeaunsultánnegrodelosmoros.Sinembargo,elmercantefueabordadoenlasPuertasdeHérculesporunesclavistadeCádizytodosucediócomohabéisdicho.

»Elcapitándelbuqueesclavistasupusoqueerahijadealgunaadineradafamiliainglesaypensabaconseguirunrescatepormí;peroenunabahíaoscurayterribledela costa africana pereció con todos sus hombres, excepto ese griego al que habéismencionado,ymeconvertíencautivadeuncaudillonegro.

»Tuvemuchomiedoypenséqueibaamatarme,peronomecausódañoalgunoymemandóalinteriorconunaescolta,juntoalamayorpartedelbotínconseguidoenelbarco.Esebotín,delcualyomismaformabaparte,comosabéis,estabadestinadoaunpoderosoreydelasgentesdelrío.Peronuncallegóhastaél,porqueunabandadesaqueadores de Negari cayó sobre los guerreros de la costa y los mató a todos.Entoncesmetrajeronaestaciudady,desdeentonces,soyesclavadelareinaNakari.

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»Nosécómohesobrevividoatantabatalla,crueldadyasesinato.—LaProvidenciaoshaguardado,niña—manifestóKane—;elpoderqueprotege

alasdébilesmujeresyalosniñosdesamparados;elmismoquemeguióapesardetodoslosobstáculos,yquenossacarádeestelugar,Diosmediante.

—¡Losmíos!—exclamóderepente,comosaliendodeunsueño—.¿Quéhasidodeellos?

—Todos gozan de buena salud y fortuna, niña, excepto aquel que ha tenido laculpadevuestrasdesdichasduranteestoslargosaños.Bueno;elviejosirTaferaltienela gota y jura tan de seguido que temo por su alma. Pero paramí que, viéndoos,pequeñaMarylin,seenmendará.

—Un momento, capitán Kane —dijo la chica—; no puedo entender por quéhabéisvenidosolo.

—Vuestroshermanosquisieronacompañarme,niña;peronoeraseguroqueaúnsiguieseis convida, yyodetestaba la ideadeque algúnotroTaferal pudieramorirlejos del buen suelo inglés. Libré al país de unmal Taferal, así que era justo quedevolvieseacambioaunobueno,siesqueaúnvivía.Ydebíahacerloyo,ysoloyo.

El propio Kane se creía tal explicación. Nunca trataba de analizar sus propiosmotivos y jamás titubeaba cuando había tomado una decisión. Aunque actuabasiempre de forma impulsiva, creía con firmeza que todas sus acciones estabanmovidas por razonamientos fríos y lógicos. Era un hombre nacido fuera de época;unaextrañamezcladepuritanoycaballeroandante,conuntoquedefilósofoantiguoy más de un rasgo de pagano, aunque esta última afirmación le hubiera dejadoestupefacto. Un atavismo de los días de la caballerosidad, un caballero erranteembutidoenlassombríasropasdeunfanático.Ciertahambreenelalmaleempujabamásymásadelante,llevadoporlanecesidaddedesfacertodoslosentuertos,protegeratodoslosseresdesvalidos,vengartodosloscrímenescometidoscontralarectitudylajusticia.Voluntariosoydesaforadocomoelviento,sóloeraconsistenteenunúnicotema:estabatotalmentesegurodelaideaqueteníasobrejusticiayrectitud.AsíeraSolomonKane.

—Marylin—dijoentoncescongentileza,tomandosuspequeñasmanosentrelosdedosencallecidosporelusodelaespada—,afemíaquehabéiscambiadomuchoenestosaños.Eraisunapequeñaniña,mofletudaysonrosada,cuandoossentabaenmisrodillasenlaviejaInglaterra.Ahoraparecéiscansadayestáispálida,aunquesoistanbella como las ninfas de los libros paganos. Hay fantasmas al acecho en vuestrosojos,niña;¿acasooshanmaltratadoaquí?

Ellasereclinóeneldiványlasangreseretirólentamentedesufaz,yadeporsípálida,volviéndosedeunblancomortal.Kanehizogestodeacercarse,estremecido.Lavozdeellalellegóenunsusurro.

—Nomepreguntéis.Haycosasqueesmejorquequedenocultasporlaoscuridaddelanocheyelolvido.Hayvisionesquehierenlosojosydejanunamarcaardientey

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perenneenelcerebro.Losmurosdeantiguasciudades,quenofueronedificadasporelhombre,hancontempladoescenasdelasquenodebehablarse,niaunensusurros.

SusojossecerraronfatigadosyKanesintióelrocedeladesazón,altiempoquesusojossombríosseguían,deformainconsciente,lasfinaslíneasazulesdelasvenas,queresaltabansobrelaantinaturalblancuradesupiel.

—Aquíhayalgoantinatural—musitó—.Unmisterio…—Cierto—murmurólachica—.¡UnmisterioqueerayaantiguocuandoEgipto

era joven! Una maldad indescriptible, más antigua que la oscura Babilonia; unamaldadque se incubaba en terribles ciudades negras cuando elmundo era jovenyextraño.

Kane frunció el ceño, desconcertado. Esas extrañas palabras de la chicaprovocaronunararasacudidadetemorreptanteenlasprofundidadesdesucerebro,como si la débil memoria racial se agitase en las simas de eones de profundidad,conjurandovisionesespantosasycaóticas,ilusoriasypropiasdeunapesadilla.

De repente, Marylin se irguió en su asiento, con los ojos desorbitados yrelumbrandodetemor.Kaneoyócómoseabríaunapuertaenalgúnlugar.

—¡Nakari!—urgió ella entre susurros—. ¡Rápido! ¡No debe encontraros aquí!¡Ocultaosrápidoy—añadiómientrasKaneyasevolvía—guardadsilenciosucedaloquesuceda!

Serecostóeneldiván,fingiendodormitarmientrasKanecruzabalahabitaciónyseocultabadetrásdeunos tapices colgados sobre elmuro,queocultabanunnichodondealgunavezdebiódehaberalgúntipodeestatua.

Acababadehaceraquellocuando seabrió laúnicapuertade la estancia,yunafiguraextrañaybárbaraaparecióenelumbral.Nakari,reinadeNegari,visitabaasuesclava.

Lanegravestíacomocuandolahabíavistoeneltrono,yloscoloridosbrazaletesy tobilleras tintinearon mientras cerraba la puerta a su espalda y entraba en lahabitación.Sedesplazabaconlosmovimientosfácilesysinuososdeunfelinoy,muya su pesar, el observador se quedó admirado ante aquella elástica belleza. Pero, almismotiempo,sufrióunestremecimientoderepulsión,porqueaquellosojosrelucíanconunamaldadvibranteymagnética,tanantiguacomoelmundo.

«¡Lilith!»,pensóKane.«EstanhermosayterriblecomoelPurgatorio.EsLilith,esamujerenloquecedorayadorabledelasantiguasleyendas».

Nakarisedetuvojuntoaldiván,observandoporuninstanteasucautiva,y,conunasonrisaenigmática,seinclinóylasacudió.Marylinabriólosojos,sesentóysedeslizó del diván para arrodillarse ante su ama negra; algo que hizo que Kanemaldijeraparasusadentros.Lareina,riendo,sesentóeneldiván,eindicóalachicaque se levantara; luego pasó un brazo por su talle, al tiempo que la sentaba en suregazo.Kaneobservóconfundido,mientrasNakariacariciabaa lachicacongestos

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divertidoseindolentes.Puedequeaquellofueseunademostracióndeafecto,peroaKane le recordaba a un leopardo ahíto jugueteando con su víctima.Había algo demofaycrueldadestudiadaentodoaquello.

—Eresmuydulceyhermosa,Mara—murmuróperezosamenteNakari—;muchomás hermosa que las negras queme sirven. Se acerca elmomento de tus nupcias,pequeña. Y jamás hubo noviamás hermosa entre las que fueron conducidas a lasEscalerasNegras.

Marylin comenzó a temblar y a Kane le pareció que estaba a punto dedesmayarse. Los ojos de Nakari refulgían de forma extraña bajo sus párpados depestañas largas y rizadas, y sus labios rojos y llenos se curvabanparamostrar unalevesonrisatentadora.Cadaunadesusaccionesparecíapremeditada,encaminadaaalgúnpropósitosiniestro.Kanecomenzóasudarconprofusión.

—Mara—dijo la reina—, has sido exaltada por encima de las demás chicas,aunque a ti no te alegre. Piensa en lomucho que te envidiarán lasmuchachas deNegari cuando los sacerdotes entonen la canción nupcial y la Luna de Calaverasasome por encima de la cresta negra de la Torre de la Muerte. ¡Piensa, pequeñanovia-del-Señor,enlacantidaddechicasquehanentregadosuvidaparapodersersuprometida!

YNakariseechóareírasumaneraodiosaymusical,comodisfrutandodeunabromaextraña.Luegosedetuvodegolpe.Susojosseestrecharonhastaconvertirseenranuras,altiempoquesedesplazabaporelcuarto,ysucuerposetensó.Sumanofueal ceñidor,paraempuñarunadaga largay fina.Kane laobservóa lo largodelcañóndelapistola,eldedoenelgatillo.Sólosunaturalrepugnanciaadispararcontraunamujer impidióqueenviaselamuertealnegrocorazóndeNakari,yaquepensóqueibaamataralachica.

Entonces,conungestofelinoyelástico,hizoarrodillarsealachicayretrocedió,los ojos clavados con llameante intensidad en el tapiz detrás del que se escondíaKane. ¿Acaso lehabíandescubiertoaquellosojos inquisitivos?En seguida saliódedudas.

—¿Quiénestáahí?—exigióconfiereza—.¿Quiéneselqueseescondedetrásdeesascolgaduras?Noteveoniteoigo,¡peroséquehayalguienahí!

Kaneguardósilencio.HabíasidovíctimadelinstintodebestiasalvajedeNakari,ynosabíamuybienquéhacer.Supróximaaccióndependíadeloquehicieralareina.

—¡Mara!—lavozdeNakarichasqueócomounatralla—.¿Quiénestádetrásdeesascolgaduras?¡Respóndeme!¿Oquieresvolveraprobarellátigo?

Lachicaparecía incapazdehablar.Sehabíaacurrucadoallídondehabíacaído,conloshermososojosllenosdeterror.Nakari,sinapartarsuardientemirada,buscóala espalda con su mano libre, hasta agarrar un cordón que colgaba del muro. Losacudió con saña. Kane sintió que los tapices se abrían a ambos lados,descubriéndole.

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Duranteuninstante, laextrañaescenanovarió:elenjutoblanco,consusraídasvestimentasmanchadasdesangre,esgrimiendoenlamanoderechaunalargapistola;alotroladodelahabitaciónlareinanegra,consusalvajebelleza,unamanoasiendoaúnelcordón,laotratendiendounadaga;lachicablancatemblandoenelsuelo.

Porúltimo,Kanehabló.—¡Guardasilencio,Nakari,omorirás!La reinaparecíahabersequedado anonadaday sinhabla ante aquella repentina

aparición.Kanesaliódeentrelostapicesyseacercóconlentitud.—¡Tú!—recobróellaporfinlavoz—.¡Debesdeseraqueldequienhablabanlos

guardianes!¡NohayotroblancoenNegari!¡Dijeronquecaísteytemataste!¿Cómoentonces…?

—¡Silencio!—lavozdeKanecortócondurezasusbalbuceosasombrados:sabíaquelapistolanadasignificabaparaella,perosíquecomprendíalaamenazadellargoaceroenlamanoizquierda—.¡Marylin!—dijo,hablandotodavíasindarsecuentaenellenguajedelastribusdelrío—,cogecordonesdelascolgadurasyátala…

Estaba aproximadamente en mitad de la habitación ahora. El rostro de Nakarihabíaperdidomuchodeperplejidaddesamparadayensusojosardientes surgióunreflejodeastucia.Dejócaerdeliberadamenteladaga,amododerendiciónyluego,de repente, alzó lasmanos por encima de la cabeza, y dio un tirón a otro cordón.Kane escuchó el grito de Marylin; pero antes de que pudiera apretar el gatillo osiquierapensar,elsuelocedióbajosuspiesyseprecipitóenunanegruraabismal.Nocayómucho y aterrizó sobre los pies; pero la fuerza de la caída le hizo doblar lasrodillas y, al tiempo, sintióquehabía alguien en la oscuridad, detrás de él; algo legolpeóenlacabezaysehundióenunabismoaúnmásoscurodeinconsciencia.

IVSUEÑOSDEIMPERIO

ARomaseleconcediógobernarunimperioytuvosupequeñadistracción;peronosotros,sí,nosotrosseremosdueñosdelmundo,elmundoenteroserájuguetenuestro.

Chesterton

Pocoapoco,Kanevolviódelosbrumososterritoriosalosquelehabíaenviadoelinvisible cachiporrazo.Algo estorbaba elmovimiento de susmanos, y escuchó untintineometálicocuandotratódellevárselasasudoloridaypalpitantecabeza.

Yacía en una oscuridad total, pero no pudo determinar si eso se debía a laausenciadeluz,oesqueestabaaúncegadoporelgolpe.Ofuscado,tratódeaunarsus

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sentidosdispersos,yllegóalaconclusióndequesehallabatumbadoenunsuelodepiedrahúmeda,conlasmuñecasytobillosaherrojadosconpesadascadenasdehierroque,altacto,parecíantoscasyoxidadas.

No sabía cuánto tiempo llevaba allí. El silencio era total, a excepción deltamborileantepulsodesudoloridacabeza,yloscorreteosyarañazosdelasratas.Porfin, un resplandor rojo surgió en la oscuridad, y creció ante sus ojos. El rostrosardónicoysiniestrodeNakariasomóenesafantasmalradiación.Peroluegolaluzaumentóy,cuandosusojosfueronacostumbrándosealamisma,vioqueprocedíadeunaantorchaquelareinallevabaenlamano.

A esa luz, pudo ver que se encontraba en una celda pequeña y malsana, conmuros,techosysuelodepiedra.Laspesadascadenasquelemanteníanpresoestabanaseguradasaanillosdemetalhundidosenelmuro.Sólohabíaunapuertayalparecereradebronce.

Nakari emplazó la antorcha en un nicho cercano a la puerta y avanzó parainclinarsesobreelcautivo,aobservarledeformamásespeculativaqueburlona.

—Túereselqueluchóconmishombresenelrisco—lafraseeramásbienunaafirmaciónqueunapregunta—.Dijeronquecaístealabismo;¿memintieron?¿Lessobornaste?¿Sinoesasí,cómohuiste?¿Eresunmagoyhasvoladoporencimadelbordedelasima,hastamipalacio?¡Contesta!

Kanepermanecióensilencio.Nakarimaldijo.—¡Hablaoharéquetearranquenlosojos!¡Haréquetecortenlosdedosyquete

quemenlospies!Le pateó con furia, pero Kane siguió en silencio, con sus ojos profundos y

sombríosclavadosensurostro,hastaqueelsalvajeresplandorsedesvaneciódelosojosdelamujer,siendosustituidoporuninterésávidoyllenodeasombro.

Sesentóenunbancodepiedra,paraapoyarloscodosenlasrodillasyelmentónenlasmanos.

—Nuncaantesviaunblanco—dijo—.¿Sontodoslosblancoscomotú?¡Bah!¡Esonoesposible!Lamayoríadeloshombres,blancosonegros,sonunosestúpidos.Sé de sobra que casi todos los negros son unos estúpidos, y sé también que losblancos no son dioses, por mucho que digan las tribus del río; no son más quehombres. Yo, que conozco todos los antiguos misterios, digo que no son sinohombres.

»Pero los blancos tienen extraños misterios también, según me han dicho losvagabundos de las tribus del río yMara. Tienen palos de guerra que rugen con eltruenoymatanadistancia:¿esoquellevabasenlamanoeraunodeesospalos?

Kanesepermitióunasonrisahosca.—¿Cómopuedocontarteyoalgoqueyanosepastú,Nakari,queconocestodos

losmisterios?—¡Cuánprofundos,fríosyextrañossontusojos!—dijolareina,comosiélno

hubiesehablado—.¡Quéaspectomásextraño!¡Ytieneselportedeunrey!Notienes

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miedo de mí. Nunca me tendrás miedo, pero aprenderás a quererme. Mírame,valiente;¿acasonosoyhermosa?

—Ereshermosa—aceptóKane.Nakarisonrió,antesdefruncirelceño.—Laformaenquelodicesnosuenaagalantería.Meodias,¿no?—Tantocomounhombreaunaserpiente—replicóKanedeformacontundente.LosojosdeNakari relampaguearonconalgoparecidoauna locurafuriosa.Sus

manossecerraronhastaclavarlaslargasuñasenlaspalmas;peroluegosufuriasedesvaneciótanrápidocomohabíaaparecido.

—Tienesalmaderey—dijoconcalma—.Cualquierotroentulugarmetemería.¿Eresunreyentupaís?

—Sólosoyunvagabundosintierra.—Aquípodríasserunrey—afirmóconlentitudNakari.Kanerióconaspereza.—¿Meestásofreciendolavida?Los ojos de Kane se estrecharon al ver cómo la reina se inclinaba hacia él,

temblandodeexcitacióncontenida.—¿Quéesloquemásdeseasenestemundo,blanco?—CogeralachicablancaalaquetúllamasMaraymarcharme.Nakarisaltóatrás,conunaexclamacióndeimpaciencia.—Nopuedes tenerla.Es laprometidadelSeñor.Ni siquierayopodría salvarla,

aunquequisierahacerlo.Escucha,blanco.¡EscuchalaspalabrasdeNakari,reinadeNegari!¡Dicesserunhombresintierra,peroyoharédetiunrey!¡Tedaréelmundocomojuguete!

»—¡No, no! ¡Calla hasta que haya concluido! —continuó precipitadamente,agolpando las palabras en su ansiedad. Los ojos le relampagueaban, su cuerpotemblaba con intensidad—. He hablado con viajeros, prisioneros y esclavos, conhombresdepaíseslejanos.Séqueestatierrademontañas,ríosyjunglasnoestodoelmundo.Haynacionesyciudadesmásallá,yreyesyreinasquepuedenseraplastadosyquebrados.

»Negari semarchita, supoder sedesmorona; perounhombre fuertey su reinapuedenlevantarlonuevamente;puedendevolverlelagloriaqueseesfuma.¡Escucha,blanco!¡SiéntateamiladoeneltronodeNegari!¡Mandaabuscarentretugentelostubos del trueno para armar a mis guerreros! ¡Mi nación aún enseñorea el Áfricacentral! Juntos, podemos acaudillar a las tribus conquistadas; ¡volver a los días enque los dominios de la antigua Negari abarcaban toda la tierra, de mar a mar!Subyugaremosatodaslastribusdelrío,elllanoylacostay,envezdeaniquilarlas,¡lasconvertiremosenunejércitopoderoso!Yentonces,cuandotodaÁfricaestébajonuestra égida, ¡nos lanzaremos sobre el mundo como un león hambriento paradesgarrar,destrozarydestruir!

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LacabezadeSolomondabavueltas.Quizássedebíaalamagnéticapersonalidaddeaquellamujer,aldinámicopoderqueinsuflabaasusfieraspalabras;perolociertoes que en aquel instante, aquel plan temible no le pareció tan salvaje e imposible.Visionescaóticasyseductorasllenaronlacabezadelpuritano:ladeunaEuropaquese tambaleaba, desgarrada por luchas civiles y religiosas; sí. Europa se hallaba enaquelmomentoenuntrancedesesperadoyenverdadquepodíaserunavíctimafácilparacualquierrazafuertedeconquistadores.¿Yquéhombre,enverdad,puededecirqueensucorazónnoseagazapaeldeseodepoderyconquista?

Poruninstante,elDemoniotentóaSolomonKane.Perodespués,anteelojodesumente, sealzóel rostromelancólicoypensativodeMarylinTaferal,ySolomonlanzóunamaldición.

—¡Atrás,hijadeSatanás!¡Retrocede!¿Soyacasounafieradelbosqueparaguiara tus demonios negros contra mi propia gente? ¡Márchate! Si deseas mi amistad,déjamepartirlibreyencompañíadelachica.

Nakari se incorporódeunbrinco,comounapantera,y susojosardíande furiadesatada. La daga relampagueó en sumano, y se lanzó al pecho de Kane con unaullidofelinodeodio.Porunmomento,secerniócomounasombrademuertesobreél;luego,suarmaseretiróyseechóareír.

—¿Libertad? Ella será libre cuando la Luna deCalaveras asome sobre el altarnegro.Ytú,tútepudrirásenestamazmorra.Eresunnecio;lareinamásgrandedeÁfricatehaofrecidosuamoryelimperiodelmundo,¡ytúlahasinsultado!Amasalaesclava,¿verdad?PueshastalaLunadeCalaverasytedejaréquepiensesenesto:en que la castigaré como ya la he castigado antes, ¡colgándola por las muñecas,desnuda,yazotándolahastahacerleperderelsentido!

NakariseechóareírmientrasKanetironeabaconfuriadesusgrilletes.Fuealapuerta,laabrióy,trasciertaduda,sevolvióparahablar.

—Mal lugar es éste, valiente, y puede queme odies aúnmás por encadenarteaquí.QuizásenelhermosotronodeNakari,disfrutandodelujosyopulencia,podríasmirarme con mejores ojos. Muy pronto mandaré a buscarte, pero primero teconcederéunratodereflexión.Recuerda:siamasaNakari,eltronodelmundoserátuyo;ódiala…yestaceldaserántusdominios.

Lapuertadebronceresonódeformasiniestra;peroaúnmástemibleleresultóalingléslarisaargentinaymalignadeNakari.

Eltiempofuepasandolentamenteenlaoscuridad.Luegodeloquepareciólargotiempo, la puerta volvió a abrirse, para dar paso esta vez a un negro enorme quellevabacomidayunaespeciedevinodebajagraduación.Kanecomióybebióconvoracidad,antesdedormirse.Elesfuerzodelosúltimosdíaslehabíaminadofísicaymentalmentepero,cuandodespertó,sesentíafrescoyfuerte.

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Denuevoseabrió lapuertayestavez fuerondosgrandesguerrerosnegros losque entraron. A la luz de las antorchas que empuñaban, Kane pudo ver que erangigantesvestidoscontaparrabosytocadosdeplumasdeavestruz,conlargaslanzasenlasmanos.

—Nakari reclama tu presencia, blanco—es todo lo que dijeron, soltando susgrilletes.

Yélselevantó,alegrándosedeesalibertadrelativa,consuágilmentebuscandoatodavelocidadalgunaformadeescapar.

Estaba claro que la fama de sus proezas se había extendido, porque los dosguerreros le mostraron el mayor de los respetos. Indicándole que les precediera,caminaron con precaución detrás de él, con la punta de sus lanzas pegadas a suespalda.Apesardeserdoscontrauno,yesteunoestardesarmado,noqueríancorrerriesgos.Lasmiradasqueledirigíanestabanllenasdemiedoysospecha,yKanellegóalaconclusióndequeNakarihabíadicholaverdadalcomentarlequeeraelprimerblancoquellegabaaNegari.

Fueron por un pasillo largo y oscuro, con sus captores guiándole a puntazos,subieron por una escalera estrecha y serpenteante, otro pasillo, otra escalera, ysalieronalgranlaberintodecolumnasgigantescas,yaconocidoporKane.Mientrasrecorrían el inmenso salón, los ojos de Kane repararon de súbito en una pinturaextraña y fantástica que adornaba el muro situado enfrente. El corazón le dio unvuelcoysedesviódeformaimperceptiblehacialapared,hastaquesusguardianesyélmismoseencontraroncaminandocasipegadosalmismo.Ahoraestabacasiencimadelmuroypodíainclusoverlamarcaquehabíahechoenellaconsudaga.

Los guerreros situados detrás de Kane se quedaron asombrados al escucharleboquearcomounhombrealanceado.Supasovacilóycomenzóabracearenelaire,enbuscadeasidero.Semiraronelunoalotro,llenosdedudas,ylepincharon,peroélgritó como un moribundo y se deslizó lentamente hasta el suelo, donde quedótumbadoenunaposiciónextrañayantinatural,conunapiernadobladadebajoyunbrazomedio soportando su cuerpo caído.Losnegros lemiraron llenosde espanto.Todo parecía indicar que agonizaba, aunque no tenía heridas en el cuerpo. Leamenazaron con sus lanzas, pero él ni se inmutó. Entonces bajaron sus armas,desconcertados,yunodeellosseinclinósobreél.

Entoncesactuó.Enelinstanteenelqueelnegroseinclinósobreél,Kanesaltócomoun resorte de acero, bruscamente liberado.Lanzó un gancho con la derecha,desde la cadera, y alcanzó de lleno la mandíbula del gigante negro. Lo enviócargandotodoelpesodesucuerpoybrazo,conelempujedesusfornidaspiernas,alenderezarse,yelgolpe fuecomoundisparodehonda.Elnegrosederrumbó,yyaestabainconscienteantesdequesuspiernasflaquearan.

Elotroguerrero seabalanzóconunbramido,peroaunantesdequesuvíctimahubiera caído, Kane ya había saltado a un lado ymanoteaba frenéticamente, paraencontrarelresortedelmuralyapretarlo.Todoocurrióenunafraccióndesegundo.

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Por muy rápido que fuera el guerrero, Kane lo era aún más, y se movió con larelampagueante velocidad de un lobo famélico. El cuerpo inconsciente del primernegroestorbóporuninstanteelgolpedelotroguerreroy,justoentonces,Kanesintiócómo se abría la puerta secreta.Con el rabillo del ojo vislumbró un relámpago deaceroquebuscabasucorazón.Seretorcióaltiempoqueselanzabacontralapuerta,desvaneciéndoseatravésdeellamientrasellanzazolerasgabalapieldelhombro.

Paraaquelguerreroaturdidoydesconcertado,allíplantado,conelalmadispuestayaaotrogolpe,fuecomosielprisionerosimplementesehubieradesvanecidoenelmurosólido,yaquesuescrutiniosóloencontróunmuralfantasiosoyéstenocedíabajosuempuje.

VDURANTEUNMILLARDEAÑOS…

Losciegosdiosesbraman,deliranysueñancontodaslasciudadeshundidasbajoelmar.

Chesterton

Kane cerró a sus espaldas la puerta secreta, bloqueó el resorte y, durante unosmomentos se apoyó contra ella, con todos los músculos en tensión, esperandocontenerlaembestidadeunahordadelanceros.Peronadadeesosucedió.Oyócómoelguardia tanteabaenelexteriordurantealgúntiempo,y luegotambiénesesonidocesó.Parecíaimposiblequeaquellagentehubieravividodurantetantotiempoenelpalacio sin descubrir las puertas y los pasajes secretos, pero ésa era la únicaconclusiónposiblequeseleocurríaaKane.

Porúltimo,decidióqueestabaasalvodeunapersecucióny,volviéndose,echóaandarporelcorredor largoyestrecho,consupolvodepositadoduranteeonesysutenue luz gris. Se sentía desconcertado y furioso, a pesar de hallarse libre de losgrilletes deNakari.No tenía ni idea de cuánto tiempo había pasado en el palacio;parecíaquehabíansidoeras.Enesosmomentospodíaserdedía,yaquehabíaluzenlossalonesexterioresynohabíavistoantorchasdesdequeabandonólasmazmorrassubterráneas.Sepreguntó siNakarihabríacumplido suamenazadevengarseen lachica indefensa y juró apasionadamente. Estaba libre de momento, sí, perodesarmadoyperseguidocomounarataenaquelpalacioinfernal.¿CómoibaaayudaraMarylinyasímismo?Perosuconfianzanomenguóenningúnmomento.Larazónestabadesuparteyalgunaformateníaquepresentársele.

De repente, una escalera angosta se bifurcaba a partir del pasadizo principal, ysubiómientrashabía cadavezmás luz,hastaque se encontró al resplandordel sol

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africano. La escalera iba a rematar en una especie de pequeño rellano y, justoenfrente,habíaunventanucopesadamentebarrado.Atravésdelmismo,vioelcieloazul, teñido de oro por la ardiente luz solar. Esa visión fue como ingerir vino e,inspirandoatodopulmón,seempapódeairelimpioeinmaculado,comotratandodelimpiar su pecho del aura de polvo y pretérita grandeza por la que había estadodeambulando.

Sehallabaanteunpaisajeextrañoyespectacular.Lejos,adiestroysiniestro,sealzabangrandesriscosnegrosy,pordebajodeellos,descollabancastillosytorresdepiedra, de una arquitectura extraña, como si gigantes de otro planeta los hubieranarrojadoallíenunfrenesídecreaciónsalvajeycaótico.Esasconstruccionesestabansólidamente respaldadas contra los riscos yKane supuso que el palacio deNakaridebíadeestarconstruidotambiénenelinteriordelriscoqueteníandetrás.Frenteaese palacio, parecía haber una especie deminarete construido en elmuro exterior.Pero no había más que una ventana y la perspectiva era limitada. Muy abajo,serpenteabanlascallestortuosasyestrechasdeesaciudadfabulosa,repletasdegenteque iba y venía, semejantes a hormigas negras a ojos del que observaba.Hacia eleste,norteysur,losriscosformabanunabarreranatura;tansólohaciaeloestehabíanlevantadounamuralla.

Elsolsehundíaaloeste.Kaneabandonóconrenuencialaventanabarradaybajópor las escaleras. De nuevo recorrió el estrecho pasadizo gris sin objetivo nipropósito,duranteloqueleparecieroninfinidaddekilómetros.Bajómásymásporlospasadizosquehabíadebajode los corredores.La luz sevolviómás tenueyuncienohúmedoaparecióen losmuros.Kane sedetuvo, atraídoporun ligero sonidotraslapared.¿Quéruidoeraése?Undébilresonar,elentrechocardecadenas.

Kaneseapoyócontraelmuroy,enlasemioscuridad,sumanofueadarconunresorte herrumbroso. Lo manipuló con precaución, hasta conseguir entreabrir lapuertasecreta.Echóunamiradaprecavida.

Estabamirandoenel interiordeunacelda,gemela en todoa aquella en laquehabíasidoconfinado.Habíaunaantorchadeluzmortecina,emplazadaenunhuecodelmuro,yaesa luzfantásticaychisporroteante,descubrióunafiguraenelsuelo,encadenada por tobillos y muñecas, tal y como él había estado. Se trataba de unhombre, y Kane, al primer vistazo, creyó que se trataba de un negro, pero unasegunda ojeada le hizo dudar.El pelo era demasiado liso, las facciones demasiadoregulares.Eranegroide, sí;peroalgode sangredistintaen susvenashacíaque susrasgos fueran afilados y le daba una frente alta, y unos ojos vibrantes quecontemplabanaKaneconintensidad.

Elhombresedirigióaélenundialectodesconocido,quesonabaclaroynítido,encontrasteconlajergaguturaldelosnegros,queeralaqueKaneconocía.Elingléslecontestó,primeroeninglésydespuésenlalenguadelastribusdelrío.

—Hasllegadoatravésdelaantiguapuerta—lerespondióelotro,eneseúltimodialecto—.¿Quiéneres?Noeresunnegro…alprincipiocreíqueerasunodelaVieja

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Raza,peroahoraveoquenoerescomoellos.¿Dedóndevienestú?—Soy Solomon Kane —dijo el puritano—; un prisionero en esta ciudad

diabólica.Vengodelejos,demásalládelmarazulysalado.Losojosdelhombreseiluminaronalescucharaquellapalabra.—¡Elmar!¡Elantiguoeimperecedero!¡Elmarquenuncahevisto,peroquefue

la cuna de la gloria de mis antepasados! Dime, extranjero, si tú, como ellos, hasnavegado en el seno del gran monstruo azul y con tus ojos has contemplado loschapitelesdoradosdelaAtlántidaylosmuroscarmesídeMu.

—En verdad—repuso inseguro Kane— que he surcado losmares, para llegarinclusohastaelIndostányCatay;peronadasédeesospaísesquehasmencionado.

—No,claro—suspiróelotro—;sueño…sueño.Lassombrasde la larganocherondanyamicabezaymispalabrasdesvarían.Extranjero,haymomentosenlosqueestosmurosysuelofríosparecenfundirseenlasprofundidadesverdesyagitadas,ymialmasellenadelhondobramidodelmarimperecedero.¡Yo,quenuncavielmar!

Kaneseestremecióde forma involuntaria.Nocabíadudadequeaquelhombreestaba loco. De repente, el otro levantó unamano blanquecina y semejante a unazarpa,paraaferrarleporelbrazoapesardelestorbodelascadenas.

—¡Tú, de piel tan extrañamente clara! ¿Has visto a Nakari, la diablesa quegobiernaenestaciudaddecadente?

—La he visto—respondió con hosquedad Kane—, y ahora escapo como rataacosadadesusasesinos.

—¡Laodias!—gritóelotro—.¡Ja,senota!¿BuscasaMara,lachicablancaqueessuesclava?

—Enefecto.—Escuchaentonces,blanco—elpresohablóconunaextrañasolemnidad—.Me

muero. El potro deNakari ha hecho su trabajo.Memuero y conmigomueren lassombrasdelagloriadeloquefueminación.Porqueyosoyelúltimodemiraza.Nohaynadiecomoyoentodoelmundo.Escucha,pues,lavozdeunarazaagonizante.

YKane se inclinó en la temblorosa semioscuridadde la celda para escuchar lamásextrañahistoriaquejamásunhombrehayaoídonunca,arrancadaalasbrumasde las lejanas edades primordiales por los labios del delirio. Las palabras brotaronclarasyaudiblesdelmoribundo,yKaneardióysehelóalternativamentemientras,ante sus ojos, se desplegaban, una tras otra, inmensas perspectivas de tiempo yespacio.

—Hace muchos eones… hace eras y eras… el imperio de mi raza se alzabaorgullososobrelasolas.Hacetantotiempodeesoqueningúnhombrerecuerdaaunantepasadoquerecordasetalhecho.Enunagrantierra,situadaaloeste,selevantabannuestras ciudades. Nuestros chapiteles dorados hendían el firmamento; nuestrasgaleras de proas purpúreas se abrían paso por entre las olas del mundo entero,expoliandoalponientesustesorosyallevantesusriquezas.Nuestraslegionesbatíanel norte y el sur, el oeste y el este, y nadie podía resistírselas. Nuestras ciudades

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cubríanelmundo;establecimoscoloniasentodaslastierrasparasubyugaratodoslossalvajes,rojos,blancosonegros,ylosesclavizamos.Elloseranlosqueseesforzabananuestroservicio,enlasminasyalosremosdelasgaleras.ElpueblodelaAtlántidaimperaba sobre la tierra entera. Éramos un pueblo marinero y ahondamos en lasprofundidadesde todos losocéanos.Conocíamos todos losmisterios,y lossecretosdelatierra,elmaryelaire.Leíamosenlasestrellasyéramossabios.Hijosdelmar,nosencumbramossobretodoslosdemáspueblos.

»AdorábamosaValkayHotah,HonenyGolgor.Multituddevírgenes,multituddemozosrobustos,moríanensusaltaresyelhumodelossantuariosocultabaelsol.Pero luegoelmarsealzóyestremeció. ¡Bramódesdesusabismosy los tronosdelmundo se derrumbaron ante él! Nuevas tierras surgieron de las profundidades, yAtlántidayMufueronengullidasporlassimas.Elverdemarrugióentrelostemplosyloscastillos,ylasalgascrecieronenloschapitelesytorresdetopacio.ElimperiodelaAtlántidasedesvanecióydesapareciódelamemoria,sumiéndoseenelabismoeterno del tiempo y el olvido. Asimismo, las ciudades colonia situadas en tierrasbárbaras,privadasdesureinomadre,perecieron.Losbárbarossalvajesselevantaron,incendiandoydestruyendo,hastaque,enelmundoentero,sólolaciudadcoloniadeNegariquedócomosímbolodelimperioperdido.

»Aquí, mis antepasados gobernaron como reyes y los de Nakari, ¡la gata!,doblabanlacervizcomoesclavossuyos.Losañospasaronyseconvirtieronensiglos.El imperio de Negari menguaba. Tribu tras tribu se levantaban, rompiendo suscadenas,haciendoretrocederlasfronterasdesdeelmar,hastaqueporfinloshijosdeAtlántidaloperdierontodoyseretiraronalaciudadmisma;elúltimobaluartedelaraza.Conquistadoreshacíabienpoco,sitiadosahoraportribusferoces,consiguieronmantener a raya a esas tribus durante unmillar de años.Negari era inconquistabledesde el exterior; sus muros aguantaron, pero dentro de ella trabajaban maléficasinfluencias.

»Los hijos de la Atlántida se habían llevado consigo a sus esclavos negros alinteriordelaciudad.Losgobernanteseranguerreros,sabios,sacerdotes,artistas;norealizabantrabajosserviles.Paraellodependíandelosesclavos.Habíamásesclavosque amos. Y aquéllos aumentaban, al tiempo que los hijos de la Atlántida ibandisminuyendoennúmero.

»Semestizaronmásymás,mientraslarazaibadegenerando,hastaquealfinsóloelsacerdocioseviolibredelacorrupcióndelasangrenegra.EneltronodeNegarisesentaron gobernantes que eran negros casi puros, y eso permitió que más y másindígenassalvajesentraranenlaciudadcomocriados,mercenariosyamigos.

»Yalfinllegóeldíaenqueesosfierosesclavosserebelaronydieronmuerteacuantos llevabanalgúnvestigiode sangremorenaen lasvenas, a excepciónde lossacerdotesysusfamilias.Loshicieronprisionerosencalidadde“pueblofetiche”.Ydurantemilaños,losnegroshanreinadoenNegari,guiadosporsacerdotesmorenoscautivosque,aunsiendoprisioneros,aúnhansidolosamosdereyes.

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Kane escuchaba embelesado. En su mente imaginativa, la historia llameaba yrevivíaconextrañofulgor,arrancadaasimasdeespacioytiempocósmicos.

—CuandotodosloshijosdelaAtlántida,aexcepcióndelossacerdotes,hubieronmuerto,ungranreynegroseapoderódelprofanadotronodelaantiguaNegari.Eraun tigre y sus guerreros semejantes a leopardos. Se llamaron a símismosNegari,arrebatando incluso los nombres a sus antiguos amos, y nadie pudo contenerlos.Arrasaronlatierrademaramar,yelhumodeladestrucciónocultólasestrellas.ElgranríocorríaenrojecidoylosnuevosseñoresdeNegaripisoteabanloscuerposdesusenemigostribales.Luego,elgranreymurióysuimperiosedeshizo,talycomoelreinomorenodeNegari se había derrumbado.Estabandotadospara la guerra.LosmuertoshijosdelaAtlántida,susantiguosamos,leshabíanentrenadobienenelartedelaguerra,yeraninvenciblescuandocombatíanconlossalvajestribeños.Perosólohabíanasimiladolosmétodosguerrerosyelimperioseveíadesgarradoporconflictosciviles.Elasesinatoy la intrigarondabanconmanosenrojecidaspor lospalaciosylascalles,yloslímitesdelimperionohacíansinoretroceder.Entretanto,reyesnegrosdementesrojasyenloquecidassesentabaneneltronoy,entrebambalinas,invisiblesperomuytemidos,lossacerdotesmorenosguiabanalanación,manteniéndolaunidayevitandoladestruccióntotal.

»Éramos prisioneros en la ciudad porque no había lugar en el mundo al quepudiéramos ir.Nosmovíamos como fantasmasmediante los pasadizos secretos, enlos muros y bajo tierra, espiábamos las intrigas y realizábamos magia secreta.Sostuvimoslacausadelafamiliareal,losdescendientesdeaquelreytigredeantaño,contra los intrigantes jefes, y estos muros silenciosos podrían contar historiassiniestras.Porqueestosnegrosnosoncomolosdemás.Unalocurainnataacechaenlamentedecadaunodeellos.Hansaboreado,durantetantotiempoyhastahartarse,tanta matanza y victoria que son como leopardos humanos, siempre sedientos desangre.Hansaciadotodossusapetitosydeseossobremiríadasdeinfelicesesclavos,hasta volverse bestias locas y terribles, en busca siempre de nuevas sensaciones ytratandoentodomomentodeapagarsuespantosaseddesangre.

»Durantemilañoshanacechadocomoleonesdesdeestosriscos,acometiendoydestrozandoa lagentede la junglay el río, esclavizándolosydestruyéndolos.Sontodavíainvenciblesaunataquedesdeelexterior,perosusdominiossehanreducidoalosmismosmurosdeestaciudad,ysusgrandesconquistaseinvasionesdeantañosehanquedadoenincursionesenbuscadeesclavos.

»Pero,mientrasellosdecaían,tambiénlohacíansusamossecretos,lossacerdotesmorenos.Fueronmuriendounotrasotro,hastaquesóloquedéyo.Enelúltimosiglo,también ellos se mezclaron con sus gobernantes y esclavos y ahora, ¡ay, quévergüenza!,tambiényo,elúltimohijodelaAtlántida,llevoenmisvenaselbaldóndelasangrenegra.Ellosmurieronyyoseguíadelante,haciendomagiayguiandoalosreyesnegros;yo,elúltimohombremorenodeNegari.Luego,ladiablesa,Nakari,subióalpoder.

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Kaneseinclinóhaciadelante,presodeunsúbitointerés.Nuevavidaseagitóenelrelatocuandoéstellegóalmomentoactual.

—¡Nakari!—escupióelnombreconunsiseodeserpiente—.¡Esclavaehijadeesclava!Yaunasívenciócuandollegósuhora,ytodalafamiliarealmurió.

»Yyo,elúltimohijodelaAtlántida,fuipresoyencadenadoporella.Notemíaalos silentes sacerdotes morenos, puesto que era hija de un acólito, uno de lossacerdotesmenores;negrosquehacíanlostrabajosservilesparasusamosmorenos,realizando sacrificios menores, adivinado en los hígados de aves y serpientes, ymanteniendosiempreencendidoslosfuegossagrados.Muchoeraloqueconocíadenosotrosynuestrosmétodos,yunadiabólicaambiciónlaconsumía.

»Siendoniña,bailóenlaMarchadelaLunaNueva,yyademozafueunadelasDoncellasde lasEstrellas.Conocíamuchosobre losmisteriosmenores,yaprendióaún más espiando los ritos secretos de los sacerdotes, cuando éstos ejecutabanceremonias ocultas, que eran viejas cuando la tierra era joven. Porque lossupervivientes de la Atlántida guardaban en secreto los viejos cultos de Valka yHotath,Honen yGolgor, durantemucho tiempo olvidados, que no estaban hechosparaesosnegroscuyosantepasadoshabíanmuertoen susaltares.Tan sóloella, entodalasalvajeNegari,nonostemía.Nakarinosólodestronóalreyyusurpóeltrono,sinoquetambiéndominóalossacerdotes;alosacólitosnegrosyalospocosamosmorenosque aúnquedaban.Todos ellos, exceptoyo, cayeronbajo los cuchillosdesus asesinosovíctimasde las torturas.Sólo ella, de entre los innumerablesnegrosquehanvividoymuertoentreestosmuros,intuyólaexistenciadepasadizossecretosy corredores subterráneos; secretos que los sacerdotes habíamos escondidocelosamentealpopulachodurantemilaños.

—¡Ja, ja! ¡Negros ciegos y estúpidos! ¡Pasar una eternidad en esta ciudad sinllegar a conocer nunca sus secretos! ¡Monos negros, imbéciles! ¡Ni siquiera lossacerdotes menores negros conocían los largos corredores grises, iluminados portechos fosforescentes,a travésde losque,enépocaspretéritas, sehandeslizadoensilencio extrañas formas! Porque nuestros antepasados construyeron Negari de lamismaformaque lohicieroncon laAtlántida;aescalagigantescaymedianteartesdesconocidas.Noedificaronsóloparaloshombres,sinotambiénparalosdiosesquesemovían invisiblesentrenosotros. ¡Cuánprofundosmisteriosguardanesosmurosantiguos!

»La tortura no consiguió arrancar esos secretos de nuestros labios pero,encadenados en sus mazmorras, no pudimos utilizar más los corredores ocultos.Durante años, el polvo se ha apoderado de ellos, intacto por los pies humanos,mientrasnosotros,yalfinalsóloyo,yacíamosencadenadosenestasestúpidasceldas.Y, entre los templos y los santuarios misteriosos y oscuros, se mueven los vilesacólitosnegros,encumbradosporNakariagloriasquefueronmías;yaqueyosoyelúltimodelossumossacerdotesatlantes.¡Negroserásudestinoyrojaserásuruina!¡Valka y Golgor, dioses perdidos y olvidados, cuyo recuerdo morirá conmigo,

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derribarán estosmuros y los humillarán en el polvo! Quebrarán los altares de susdiosesciegosypaganos…

Kanecomprendióqueelhombredesvariaba.Aquellamenteclaracomenzabaporfinaceder.

—Dime—dijo—,hasmencionadoalachicablanca,Mara.¿Quésabesdeella?

—UnapartidadeincursiónlatrajoaNegari,haceaños—lerespondióelotro—,pocosañosdespuésdequesubieraalpoderlareinanegra,dequienesesclava.Nosécasinadadeellaporque,alpocodesullegada,Nakarisevolviócontramí;ylosañosposterioreshansidooscurosysombríos,marcadosporlatorturaylaagonía.Aquíheyacido,imposibilitadopormiscadenasparahuiratravésdeesapuertaporlaquehasentrado,yporcuyoconocimientoNakarimehasometidoadoloresatrocesymehacolgadoalfuegolento.

Kaneseestremeció.—¿Sabessihamaltratadoalachicablanca?Susojosestabanllenosdemiedoy

selavemuyflaca.—Ha bailado con las Doncellas de las Estrellas, por orden de Nakari, y ha

contemplado los ritos sangrientos y terribles delTemploNegro.Ha vivido duranteañosconunpuebloparaelquelasangreesmásbarataqueelagua,quesesolazaconla matanza y la tortura enloquecida, y ha visto cosas que abrasarían los ojos ysecaríanlascarnesdehombresfuertes.HavistoalasvíctimasdeNakuramorirentretormentoshorribles,yesasimágenesarderánporsiempreenlasmentesdequienestalcosa contemplan. Los negros se apropiaron de los ritos atlantes para honrar a susbastos dioses y, aunque la esencia de tales ritos se ha perdido en los añostranscurridos,aunenlaformaenquelosrealizanlosmonosnegrosdeNakari,nosonalgoqueunhombrepuedapresenciardesencadenado.

Kanepensaba:«Fueunbuendíaparaelmundo,eseenelqueesaAtlántida sesumergió, ya que engendró ciertamente una raza de perversidad desconocida yextraña».Envozaltadijo.

—¿QuiéneseseseñordelquehablabaNakari?¿YporquéllamabaaMaranoviasuya?

—Nakura, Nakura. El cráneo de lamaldad, el símbolo de laMuerte que ellosveneran.¿QuépuedensaberesossalvajesdelosdiosesdelaAtlántidainsular?¿Quésabendelosdiosestemibleseinvisiblesquesusamosadorabanconritosmajestuososyllenosdemisterio?Nadasabendelaesenciaincorpórea,deladeidadinvisiblequereina sobre el aire y los elementos; ellos necesitan adorar a un objeto material,revestidodeformahumana.NakurafueelúltimodelosgrandesmagosdelaNegariatlante.Unmorenorenegadoqueconspirócontrasupropiagenteyapoyólarevueltadelossalvajes.Lesiguieronenvidayledeificarondespuésdesumuerte.SucráneodescarnadodescansaenloaltodelaTorredelaMuerteysobretalcalaveraseapoyan

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loscerebrosdetodalagentedeNegari.No;nosotros,losdelaAtlántida,adorábamosalamuerte,peroigualmenteadorábamoslaVida.EstasgentesadoranalaMuerteysellamanasímismosHijosdelaMuerte.YelcráneodeNakurahasidoparaellos,duranteunmillardeaños,elsímbolodesupoder,laevidenciadesugrandeza.

—¿Crees que —Kane interrumpió de forma impaciente sus divagaciones—sacrificaránalachicaasudios?

—EnlaLunadeCalaveras,moriráenelAltarNegro.—¿Quées,ennombredeDios,esaLunadeCalaveras?—gritóapasionadamente

Kane.—Lalunallena.Acadalunallena,quellamamosLunadeCalaveras,unavirgen

muereenelAltarNegro,antelaTorredelaMuerte,ahímismodonde,hacesiglos,morían las vírgenes en honor a Golgor, el dios de la Atlántida. Ahora, desde lafachada de la torre que una vez albergó la gloria deGolgor, acecha el cráneo delmago renegado, y el pueblo cree que su cerebro aún vive dentro delmismo, paracustodiarlabuenaestrelladelaciudad.Porquehasdesaber,extranjero,quecuandolalunallenarelucesobreelbordedelatorreyelcánticodelossacerdotesenmudece,entonces, desde el cráneo deNakura retumba una gran voz, entonando un antiguocantoatlante,ylosnegroscaendehinojosdelantedeél.

»Perohasdesabertambiénquehayuncaminosecreto,unaescaleraquellevaaunnichooculto traselcráneo,yesallídondeunsacerdote seescondeycanta.Enotrostiempos,eraunodeloshijosdelaAtlántidaelquehacíatalcosaytododerechohumanoydivinodicequetalhabríadesermicometidoeneldíadehoy.Porque,auncuandonosotros,loshijosdelaAtlántidaadorábamosanuestrosantiguosdiosesensecreto, losnegrosnuncasupieronnadadeellosynosotros,paraconservarnuestropoder,fingimosdevociónasusestúpidosdioses,ycantábamosysacrificábamosenhonordeaquelcuyamemoriamaldecíamos.

»PeroNakaridescubrióelsecreto,sóloconocidoporlossacerdotesatlantes,yesahora uno de sus acólitos negros el que sube por la escalera secreta y entona elextraño y terrible cántico, que es una jerigonza incomprensible tanto para él comoparaquienesleescuchan.Yo,ysóloyo,conozcosusignificadosombríoytemible.

El cerebro le daba vueltas a Kane, de tanto buscar algún plan de acción. Porprimera vez en todo el tiempo que llevaba buscando, se sentía ante un muroinfranqueable.Elpalacioeraun laberinto,undédaloenelquenopodíadeterminarlas direcciones. Los pasillos parecían correr sin orden ni concierto. ¿Cómo iba aencontraraMarylin,prisionerasindudaenunadeesamultituddeestanciasoceldas?¿Habríaacasoperdidoyalavida,osucumbidoalansiabrutaldetorturaqueposeíaaNakari?

Apenaspodíaescucharlosdesatinosymurmullosdelmoribundo.—Extranjero,¿eresunservivoonoeresmásqueunodelosfantasmasqueme

hanacosadoúltimamente,yquemerodeanporlaoscuridaddemicelda?No,eresdecarneyhueso…peroeresunblancosalvaje,lomismoquelasgentesdeNakarison

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negros salvajes.Eonesatrás, cuando tusantepasadosdefendíansuscavernascontratigresymamuts,contoscaslanzasdepedernal,¡loschapitelesdoradosdemigentedesafiabanalfirmamento!Sehanidoyhansidoolvidados,yelmundoenteroesunherviderodebárbaros,blancosynegros.Déjamepues,también,pasarcomounsueñoqueesolvidadoentrelabrumadelaseras…

Kaneseapretólassienesconlasmanos.—Lalunaestabacasillenalaúltimavezquelavi.Peronosécuántohacedeeso.

Nosécuántollevoenestemalditopalacio,nicuántotiempoestuveenesamazmorraalaquemearrojóNakari.Elmomentodelalunallenapuedehaberpasadoy,¡Diosbendito!,Marylinpuedeestaryamuerta.

Kaneagarróporloshombrosalmoribundo,confuerzainconsciente.—SiodiasaNakarioamasa lahumanidad,enelnombredeDios,dimecómo

salvaralachica.—¿Amar a la humanidad?—el sacerdote lanzó una risotada demente—. ¿Qué

tienequeverunhijodelaAtlántida,ysacerdotedelolvidadoGolgor,conelamor?¿Quéson losmortalessinoalimentopara lasfaucesde losdioses?MuchachasmástiernasquetuMarahanmuertogritandobajoestasmanos,ymicorazóneradehierroantesusgritos.Peroodio—aquellosojosextrañosseencendieronconluzespantosa—.¡Porodiotedirécuantodeseessaber!

»Tienes que ir a la Torre de la Muerte mientras se levanta la luna. Mata alsacerdotenegroqueseescondetraselcráneodeNakuray,cuandoelcánticodelosfieles vaya menguando y el verdugo enmascarado, junto al Altar Negro, alce elcuchillo del sacrificio, habla en voz fuerte para que el pueblo pueda entenderte,ordenándolesliberaralavíctima¡yofrecerensulugaraNakari,reinadeNegari!

»Encuantoatodolodemás,despuéshabrásdeconfiarentupropiahabilidadycoraje,sisalesbienlibradodeesetrance.

Kanelesacudió.—¡Rápido!¡Dimecómopuedollegaraesatorre!—Salporlapuertapor laqueentraste—elhombresemoríaconrapidez,ysus

palabraseranunsusurro—.Giraalaizquierdayrecorreuncentenardepasos.Subelasescalerashastaelfinal.Siguerecto,otrocentenardepasos,porelcorredorenelque ésta acaba, y, cuando llegues a lo que parece un muro sólido, busca hastaencontrar el tirador de un resorte. Aprieta y se te abrirá la puerta. Te encontrarásentoncesfueradelpalacio,enlosriscoscontralosquefueconstruido,enelúnicodeloscorredoressecretosconocidosporlagentedeNegari.Giraaladerechayverectoporesepasadizo,alolargodequinientospasos.Llegarásaunaescaleraqueconducealnichoquehaydetrásdelcráneo.LaTorredelaMuerteestáconstruidadentrodelriscoyseproyectasobreél.Haydosescaleras…

Derepente,dejódehablar.Kaneseinclinóhaciadelanteylesacudió;peroaquelhombre,súbitamente,selevantóconungranesfuerzo.Susojosrelampagueabanconunaluzterribleyultraterrena,altiempoqueextendíasusbrazosaherrojados.

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—¡Elmar!—lanzóungrangrito—.¡LoschapitelesdoradosdelaAtlántidayelsolsobrelasaguasazulprofundo!¡Yavoy!

Y,mientrasKanetratabadetenderledenuevo,sedesplomódeespaldas,muerto.

VILADESTRUCCIÓNDELCRÁNEO

Porelpensamientoqueescomoundespojotambaleante,porunavidaquenoesmásquelodoagitado,poruncorazónrotoenelsenodelMundo,yelfinaldelosdeseosmundanos.

Chesterton

Kaneseenjugóelsudorfríodesufrentepálida,altiempoquecaminabayaconpasorápidoporelpasadizoensombras.Enelexteriordeesehorriblepalaciodebíadeseryadenoche.Enesosmomentoslalunallena,laespantosaLunadeCalaveras,teníaqueestaralzándose sobreelhorizonte.Recorrióuncentenardepasosy llegóhastalasescalerasqueelmoribundosacerdotehabíamencionado.Subióporellay,enelpasillosuperior,contóotrocentenardepasos,hastaencontrarseanteloqueparecíaunaparedsinpuertas.Pareciótranscurrirunaeternidadhastaquesusdedosfrenéticostoparon con una pieza demetal saliente. Hubo un crujido de bisagras oxidadas alabrirse lapuerta secreta,yKane se encontróanteunpasadizoaúnmásoscuroqueaquelenelqueestaba.

Entró,cerrandolapuertaasusespaldas,ygiróaladerecha,recorriendoatientassucamino,a lo largodequinientospasos.Allíelcorredorestabamejor iluminado,graciasalaluzquellegabadelexterior,yKanellegóaverunaescalera.Subióunospasosysedetuvodesconcertado.Laescalerasedividíaendosapartirdeunaespeciederellano,unayendoaladerechaylaotraalaizquierda.Kanemaldijo.Sabíaquenopodíapermitirseunerror;eltiempoerademasiadoprecioso;¿perocómosabercuállellevaríaalnichodondeseocultabaelsacerdote?

El atlante estaba a punto de hablarle sobre esas escaleras cuando sucumbió aldelirioprevioalamuerte,yKanedeseófervientementequehubieravividounpocomás.

Fueracomofuese,noteníatiempoqueperderydebíadecidirseentreladerechaola izquierda. Eligió la de la derecha y se lanzó velozmente hacia arriba. No teníatiempo para andarse con precauciones. Instintivamente, sabía que el momento delsacrificioestabapróximo.Llegóaotropasadizoy,porelcambioenlasillería,supoque había salido de los riscos y que estaba en algún edificio, probablemente en la

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Torre de la Muerte. Esperaba llegar en cualquier momento a otra escalera y, derepente, su suposición sevio confirmada;pero, envezde arriba, llevabaabajo.Enalgún lugar, al frente, Kane escuchó un murmullo difuso y rítmico, y una manoheladaleoprimióelcorazón.¡AquéleraelcánticodelosfielesanteelAltarNegro!

Seadelantócontemeridad,inspeccionandoelcorredory,alencontrarunapuerta,espió a través de una pequeña abertura. El corazón le palpitaba. Había elegido laescaleraequivocadayhabíallegadoaotroedificio,contiguoalaTorredelaMuerte.

Seencontróobservandounaescenasombríayterrible.Enunaampliaexplanada,anteunagrantorrenegracuyochapitelrebasabalosriscosqueteníaalazaga,habíadoslargasfilasdebailarinesnegrosqueseagitabanycontorsionaban.Levantabanlasvoces,entonandouncánticoextrañoeincomprensible,sinmoversedesussitios.Derodillas para arriba, se bamboleaban conmovimientos rítmicos y fantásticos, y lasantorchasqueportabanenlasmanossesacudíanygiraban,bañandotodalaescenaconunaluzroja,evanescenteymisteriosa.Trasellosseagolpabaunagranmultitud,queguardabasilencio.Laluzdelasantorchasdelosdanzantesresplandecíasobreunmar de ojos brillantes y rostros negros. Enfrente de los bailarines se levantaba laTorredelaMuerte,tremendamentealta,negrayespantosa.Niunapuertaoventanaseabríanensufachadapero,desdeunaespeciedeornadacornisasituadaenloaltodel muro, acechaba un terrible símbolo de muerte y decadencia. ¡El cráneo deNakura!Unresplandordébilymisteriosoleaureolaba,procedentedealgúnlugardelinterior de la torre. Kane lo reconoció y se preguntó mediante qué extrañas arteshabríanpreservado,lossacerdotes,alcráneodeladecadenciayladisolución,durantetantotiempo.

PeronielcráneonilatorreeranloquecaptabanyreteníanlahorrorizadamiradadeKane.Entrelaslíneasconvergentesdefielesagitadosyvocingleros,selevantabaungranaltarnegro.Yunafigurablancaydelgadareposabasobreelmismo.

—¡Marylin!—lapalabrasaliódeloslabiosdeKaneconungransollozo.Duranteuninstantesequedóhelado,inerme,cegado.Noteníatiempodevolver

sobresuspasosyencontrarelnichoenelqueseescondíaelsacerdotedelcráneo.Yasepercibíaunleveresplandortraselchapiteldelatorre,perfilándolodeformaoscuracontraelcielo.Habíasalidolaluna.Elcánticodelosbailarinesculminóenunfrenesíde sonidos y, desde los silenciosos observadores situados tras ellos, se alzó unretumbar de tambores, bajo y siniestro. En su ofuscación, Kane creía estarobservandounarojatragediaenunodelosinfiernosinferiores.¿Quécultoespantosodepasadoseonespodíaestar simbolizadoenese ritoperversoydegenerado?Kanesabíaqueaquellosnegrosremedaban,asumodo,losritualesdesusantiguosamos,einclusoenmediodeladesesperacióntuvotiempodeestremecersealpensarencómopodíahabersidoelritooriginal.

Una silueta temible se cernió sobre el altar en el que yacía la muchachasilenciosa. Una figura alta y totalmente desnuda, a excepción de una máscaraespantosaypintada,yungrantocadodeplumasondulantes.Elzumbidodelcántico

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menguó un instante, para luego remontar hasta cotas estremecedoras. ¿Era lavibracióndeesecantoloquehacíatemblarelsuelobajolospiesdeKane?

Kane, con dedos trémulos, comenzó a desatrancar la puerta.Nada podía hacer,salvo luchar con las manos desnudas y morir junto a la chica a la que no podríasalvar.Luego,sumiradaseviobloqueadaporunasiluetagigantescaqueestaba,deespaldas, ante la puerta. Un negro inmenso, un jefe a juzgar por sus arreos yapariencia,queserecostabacontraelmuroobservandolaceremonia.ElcorazónledioaKaneunvuelco.¡Demasiadobuenoparaserverdad!¡Esejefellevabaalcintolamismapistolaquehabíatraído!Sabíaquesusarmashabíansidorepartidasentresuscaptores.Lapistolanadasignificabaparaeljefe,perodebíadehaberseapoderadodeelladebidoasuextrañafactura,ylaportabaporlacostumbrequetienenlossalvajesdecargarseconadornosinútiles,oquizápensabaqueeraalgunaespeciedemazadeguerra.Fueracomofuese,ahíestaba.Ydenuevoelsueloyparedesparecíantemblar.

Kaneabrióconsigilolapuerta,haciadentro,yseagazapóenlassombrastrassuvíctima, como un gran tigre al acecho. Su cerebro trabajaba a toda velocidad,buscando un plan de acción. En el cinto, al lado de la pistola, había una daga. Elnegro estaba totalmentede espaldas a él y tenía que apuñalarle a la izquierdaparaalcanzarelcorazónyacabarrápidamenteconél.TodoestopasócomounrelámpagoporelcerebrodeSolomon,mientrasseagazapaba.

ElnegronosepercatódelapresenciadesuenemigohastaquelamanoderechadeKanepasóporencimadesuhombroyletapólaboca,altiempoquetirabadeélhaciaatrás.Y,enelmismoinstante,lazurdadelpuritanocogióladagadelcintoy,con un golpe desesperado, le hundió la hoja afilada. El negro se desplomó sin unlamentoy,enuninstante,lapistoladeKanehabíapasadoamanosdesupropietario.Unarevisiónrápidalemostróqueaúnestabacargadayconelpedernalensusitio.

Nadie había presenciado aquel rápido asesinato. Los pocos que permanecíancercadelapuertaestabanvueltoshaciaelAltarNegro,absortoseneldramaqueallísedesarrollaba.MientrasKanepasabasobreelcadáver.Elcánticodelosbailarinessedetuvodegolpe.Enelinstantedesilencioquesiguió,Kaneescuchó,porencimadellatidodesupropiopulso,cómoelvientonocturnoagitabalasplumasmortíferasdehorror enmascarado que se cernía sobre el altar. El borde de la luna asomóresplandecientesobreelchapitel.

Luego,desdeloaltodelapareddelaTorreNegra,unavozprofundaentonóuncántico extraño. Tal vez el sacerdote que cantaba escondido detrás del cráneodesconocieraelsignificadodesuspalabras,peroKanecreíaquealmenosimitabalaverdaderaentonacióndeaquellosacólitosmorenos,muertoshacíamuchotiempo.Lavozsonabaprofunda,mística,resonante,comoelvaivéneternodelasgrandesmareasenampliasplayasblancas.

Elenmascaradosituado juntoal altar sealzócuanaltoerayesgrimióunahojalargaycentelleante.Kanereconociósupropiaespada,altiempoquealzabasupistolaydisparaba,¡peronocontraelenmascarado,sinoalcráneoquebrillabaenlapared

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de la torre! Porque, en un cegador relámpago de intuición, había recordado laspalabras del atlante que agonizaba: «¡Sus cerebros descansan sobre la calavera deNakura!»

Simultáneamentealestruendodelapistola,seoyóuncrujidodedestrucción;elcráneo reseco saltó enpedazosydesaparecióy,debajo, el cántico sequebróenunalaridodemuerte.Laespadasedeslizódemanosdelsacerdoteenmascarado;muchosdelosbailarinescayeronportierraylosdemásseinmovilizaroncomopresasdeunembrujo.Enelmortalsilencioquereinóporuninstante,Kaneselanzóhaciaelaltar;yentoncessedesatóelinfierno.

Una babel de gritos bestiales se elevó hacia las temblorosas estrellas. Durantesiglos, sólo la fe en el muerto Nakura había mantenido agrupadas a las mentessanguinariasde losNegari.Ahora su símbolohabíadesaparecido,volatilizadoantesuspropiosojos.Fuecomosiloscielossehubieranabierto,caídolalunayllegadoelfin del mundo. Todas las rojas visiones que rondaban en la oscuridad de suscorrompidos cerebros cobraron vida espantosa, y la demencia latente que era suherenciaselevantóparareclamarsusderechos;Kaneviocómounanaciónenteraseconvertíaenunahordademaníacos.

Gritandoybramando,sevolvieronlosunoscontralosotros,hombresymujeres,desgarrandoconuñasenloquecidas,acuchillándoseconlanzasydagas;golpeándosecon antorchas ardientes, todo ello cubierto por el rugido de bestias humanasenloquecidas.Seabriópasoagolpesdepistola,entreelagitadoybatienteocéanodecarne,hastallegaralpiedelasescalerasquellevabanalaltar.Lasuñaslearañaron,loscuchilloslelaceraron,lasantorchaschamuscaronsusvestiduras,peroélnoprestóatenciónalguna.

Cuandoibaallegaralaltar,unafiguraterribleseabriópasoporentrelamultitudy le acometió. Nakari, reina de Negari, tan enloquecida como cualquiera de sussúbditos,searrojóconunadagadesnudayunhorripilantefulgorenlosojos.

—¡Estaveznoescaparás,blanco!—gritaba.Pero, antesdequepudiera alcanzarle, unnegrogigantesco, sangrantey cegado

porun tajoen losojos,se interpuso tambaleanteensucaminoy lepuso lasmanosencima.Ellagritócomounagataheridayleapuñaló;entonces,lasmanossecerraronatientassobreella.Elnegrociegolavolteóyungritopostrerohendióelestrépitodela batalla, cuandoNakari, última reina deNegari, se estrelló contra las piedras delaltarparacaermuertaydestrozadaalospiesdeKane.

Kane saltó sobre los negros escalones, desgastados por los pies demillares desacerdotes y víctimas, y la figura de la máscara, hasta entonces como petrificada,volviódesúbitoalavida.Semovióvelozmente,recogiólaespadaquehabíadejadocaer y contestó con una estocada salvaje a la arremetida del inglés. Pero pocoshombrespodíanigualarladinámicarapidezdeSolomonKane.Conunquiebrodesu

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cuerpoacerado,sobrepasólaestocaday,mientraselaceroresbalabadeformainocuaentre brazo y pecho, descargó el pesado cañón de la pistola entre las ondulantesplumas,hundiendotocado,máscaraycráneodeunsologolpe.

Antesdeatenderaladesvanecidamuchacha,queyacíaatadasobreelaltar,echóaun ladosupistola rotay recuperósuespada robadade lamano inertequeaún laempuñaba,conunaimpresióndeconfianzarenovadaalsentireltactofamiliardelaempuñadura.

Marylinyacíapálidaysilenciosa,consurostromortecinovueltoaciegashacialaluzdelaluna,quealumbrabaserenaaquellaescenaenloquecida.Alprincipio,Kanepensóqueestabamuerta,perosusdedospudierondetectarunpulsodébil.Cortólasataduras y la alzó con ternura, sólo para depositarla de nuevo, ya que una figuraenloquecidaytemiblebrincabaysubíafarfullandolasescaleras.LacriaturaselanzódirectamentecontralahojatendidadeKaneyluegovolvióalrojofrenesídeabajo,arañándosebestialmentelaheridamortal.

Entonces, el altar se sacudió bajo los pies de Solomon, y un súbito temblor lelanzóderodillas,mientrasantesusojosespantadoslaTorredelaMuerteseagitabadeunladoaotro.SehabíadesatadoalgúnHorrordelaNaturaleza,yaquellollegóinclusoalosenloquecidoscerebrosdelosdemoniosqueluchabanygritabanabajo.El griterío cambió de cualidad, y fue entonces cuando la Torre de la Muerte sedesplomóconmajestadterribleypasmosa;rompiéndosecontralosriscosrocososydeshaciéndoseconuntruenoqueeracomoeltronardemundosencolisión.Grandestrozos de piedra y fragmentos de sillería llovieron, sembrando la muerte y ladestrucciónentreloscentenaresdehumanosquevociferabanabajo.UnadeaquellaspiedraspulverizóelaltaralladodeKane,cubriéndoledepolvo.

—¡Un terremoto! —boqueó y, espoleado por ese nuevo terror, cogió a ladesvanecida muchacha y se lanzó temerariamente por los escalones que setambaleaban,abriéndosepasoatajosyestocadasporentrelosremolinoscarmesídebestialhumanidadqueaúnsedesgarrabanydespedazaban.

ElrestofueunarojapesadillaquelamenteofuscadadeKanesenegóarecordarentodosuhorror.Fuecomosidurantesigloscarmesíyrugienteshubieraidodandotumbosalolargodeserpenteantescallejuelas,enlasquedemoniosnegrosluchabany morían bramando y chillando, entre muros titánicos y columnas negras que sebalanceabancontraloscielosysederrumbabanasualrededor,entantoquelatierrase levantaba y temblaba bajo sus pies vacilantes, y el trueno de las torres queentrechocabanlollenabatodo.

Balbuceantes demonios con forma humana le aferraron y arañaron, para luegodesvanecerse ante su aguzada espada, y la caída de piedras le magulló y golpeó.Avanzótambaleándoseyagazapado,cubriendotodoloquepodíaalamuchachaconsupropiocuerpo,protegiéndola tantodepiedrasciegascomodehumanoscegados.Porúltimo,cuandoparecíaquelaresistenciahumanahabíallegadoasulímite,violagranmurallaexteriornegraalzándoseasusespaldas,conlosparapetosrasgadospor

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lafuriadelatierra,tambaleándoseyapuntodedesplomarse.Seescabullóporunadelasgrietasy,sacandofuerzasdeflaqueza,selanzóaunaúltimacarrera.Apenashabíasalidofueradealcancecuando lamurallacedió,derrumbándosehaciadentrocomounagranolanegra.

Elvientonocturno leacaricióel rostroya susespaldas sealzóelclamorde laciudad condenada,mientrasKane subía tambaleándose por el camino de la colina,sintiendocómoéstatemblababajosuspies.

VIILAFEDESOLOMON

Elúltimodelosgigantesperdidos,inclusoparaelpropioDios,sehalevantadoencontradelmundo.

Chesterton

ElalbaacariciabacomounafrescamanoblancalafrentedeSolomonKane.Laspesadillasseesfumarondesualmacuandoinspiróprofundamentelabrisamatutinaquesoplabadesde la junglaasuspies,muchomásabajo;unvientocargadoconelalmizcledelavegetaciónpodrida.Pero,paraél,eracomoelsoplodelamismavida,yaqueeraelaromadeladesintegraciónlimpiaynaturaldelosseresalairelibre,yno la detestable aura de decadente antigüedad que acecha tras los muros de lasciudadestanantiguascomoelmundo…Kaneseestremeciósinquerer.

Seinclinósobrelachicaqueestabatumbadaasuspies,acomodadadelamejormanera posible sobre las pocas hojas blandas que había logrado encontrar parahacerleunlecho.Ellaabriólosojosymirócomoenloquecidaasualrededorduranteuninstante;luego,sumiradaseencontróconSolomon,quelucíaunadesusescasassonrisas,ylanzóunbrevesollozodeagradecimientoyseabrazóaél.

—¡Oh, capitán Kane! ¿De verdad hemos escapado de esa espantosa ciudad?Ahoratodopareceunsueño…despuésdequecaísteisporlatrampillademialcoba,Nakarifueavuestramazmorra,segúnmedijo,yvolviódemalhumor.Dijoqueeraisun estúpido, porque os había ofrecido gobernar el mundo, y a cambio la habíaisinsultado.Gritó,rabióymaldijocomounaposesa,yjuróqueellaharía,sinayuda,ungranimperiodeNegari.Luegosevolviócontramíymeinsultó,diciendoquevosmeteníais amí, aunaesclava, enmayorestimaqueauna reinay toda sugloria.Y,apesar de mis súplicas, me cruzó sobre sus rodillas y me azotó hasta que perdí elsentido.

Después de eso, estuve medio inconsciente durante mucho tiempo y sólodébilmente supe que los hombres habían ido a contarle a Nakari que habíais

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escapado.Dijeronqueeraisunmago,porqueoshabíaisdesvanecidoatravésdeunmuro sólido, como un fantasma. Pero Nakari mató a los hombres que os habíansacadodelaceldaydurantehorasfuecomounafierasalvaje.

»Nosabríadecir cuánto tiempoestuveeneseestado.Unoperdíael sentidodeltiempoenaquellasterriblesestanciasycorredores,alosquenuncallegabalaluzdelsol.Pero,desdeelmomentoenqueNakarioscapturóhastaque fuicolocadaenelaltar, debieron de pasar almenos un día y una noche. Sólo pocas horas antes delsacrificiollególanoticiadequehabíaisescapado.

»NakariysusDoncellasdelasEstrellasvinieronparaprepararmeparaelrito—elsimple recuerdo de aquella ordalía le hizo cubrirse el rostro con las manos—.Debierondedrogarme…norecuerdosinoquemecubrieronconlatúnicablancadelsacrificio y queme llevaron a una estancia negra, llena de estatuas horribles. Allíestuveduranteunespaciodetiempo,comoentrance,mientraslasmujeresllevabanacabo diversos ritos, extraños y vergonzosos, de acuerdo con su espantosa religión.Luegomedesmayéy,cuandorecuperéelconocimiento,estabatumbada,atada,enelAltarNegro;lasantorchasseagitabanylosdevotoscantaban…detrásdelaTorredelaMuerte,lalunacomenzabaaalumbrar…todoesolosupedeformadifusa,comosiestuvieraenunsueñoprofundo.Y,comoensueños,vielrelucientecráneoenloaltode la torre, y al sacerdote desnudo y delgado que blandía una espada sobre micorazón.Luegoyanosupemás.¿Quéesloquepasó?

—Másomenosentonces—respondióKane—fuecuandoyosalídeunedificioalquehabíallegadoporerror,ydestrocésucráneoinfernaldeuntiro.Entoncestodaesagente,marcadaporlosdemoniosdesdesunacimiento,selanzaronamatarselosunosalosotroscomosileshubieranposeídolosdiablos.Enmitaddeesetumulto,comenzó a retemblar un terremoto y derrumbó losmuros. Os recogí y, echando acorreralazar,conseguípasarporunagrietadelamurallaexterior;asípuedeescapar,llevándoosdesvanecida.

»Luegodespertasteis,traspasarelPuente-que-cruza-el-cielo,comolellamabalagentedeNegari,queelterremotodeshacíabajonuestrospies.Conseguíllegaraestosricos, pero nome atreví a bajar por ellos en la oscuridad, con la luna a punto deponerse;luegovosdespertasteisyosabrazasteisamí,oscalmélomejorquesupey,alrato,caísteisenunsueñonatural.

—¿Yahoraqué?—preguntólachica.—¡Ahora,aInglaterra!—losojoshundidosdeKaneseiluminaronalpronunciar

esa palabra—. Encontraré la manera de volver a mi tierra natal antes de un mes;aunquecreoqueestoyseñaladoporelafándelavidaerrante,éseesunnombrequesiempredespiertaemociónenmipecho.¿Yquéhaydevos,chiquilla?

—¡Oh, cielos!—gritó, entrelazando susmanitas—. ¡El hogar! Algo que habíasoñado…aunqueme temoquenohabíaesperadoconseguirlo. ¡Oh,capitánKane!,¿cómocruzaremostantasleguasdejunglaquehayentreestelugarylacosta?

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—Marylin—dijoKanecongentileza,alborotándoleloscabellosrizados—;afemíaqueosfaltalaconfianza,tantoenlaProvidenciacomoenmímismo.Yonosoymásqueunadébilcriatura,sinfuerzanipoderporsímisma;peroenotrostiemposDioshizodemíunagrancopadecólerayunaespadaderedención.Yconfíoenqueasívolveráaser.

»Miraos,pequeñaMarylin.Enestasúltimashorashabéisvistoelfinaldeunarazadiabólicaylacaídadeunimperioenloquecido.Loshombreshanmuertopormillaresavuestroalrededorylatierrasehalevantadobajovuestrospiesparaabatirtorresquellegaban a los cielos. No hay duda de que lamuerte ha caído a nuestro alrededorcomounalluviaroja,peronosotroshemossalidoilesos.

»¡Aquíhayalgomásquelamanodelhombre!¡Ynohablodeunpoder,sinodelPodermáximo!Elmismoquemehaguiadoa lo largodelmundo,directohasta laciudaddemoníaca;quemecondujohastavuestraalcoba;elquemeayudóaescaparde nuevo yme llevó hasta el único hombre en toda la ciudad que podía darme lainformaciónquenecesitaba:elextrañoymaléficosacerdotedeunarazaantigua,queagonizaba en una celda subterránea; el que me llevó hasta la muralla exterior,mientras corría ciegamente al azar; porque de haber llegado bajo los riscos queoriginalmenteformabanelrestodelamuralla,nohaydudadequehubieraperecido.Elmismopoderquenossalvódelaciudadagonizanteynoscondujoasalvoatravésdelpuentequeseestremecía;elpuentequesehundióatronadoramenteenelabismo¡justocuandomispiesseplantaronentierrafirme!

»¿Acasopensáis que elPoder, después de habermeguiadohasta tan lejos y dehaber realizado tantos prodigios, nos dejará caer ahora? ¡No! Lamaldad florece ygobiernaenlasciudadesdeloshombres,yenloslugarescorruptosdelmundo;pero,de incógnito, el gran gigante que es Dios apoya y sonríe a los rectos, y ellosdescansanensufe.

»Yoosdigo:bajaremossalvosesterisco,ysalvoscruzaremoslajunglamalsana,yes seguroque,enelviejoDevon, losvuestrosos recibirán, tansegurocomoqueaquíestáisahora.

Y,porprimeravez,elrostrodeMarylinseiluminóconlosrepentinosanhelosdeunachicanormal,haciendoqueKanesuspirasealiviado.Yasehabíandesvanecidolosfantasmasdeaquellosojosacosados,yKanepudoentrevereldíaenqueaquellasexperienciashorriblesnoseríanmásqueunsueñocasiolvidado.Lanzóunaojeadaalaespalda,haciadonde,másalládelashoscascolinas, laciudadperdidadeNegariyacía abatida y silenciosa entre las ruinas de sus muros y los riscos caídos que,durantetantotiempo,lahicieraninvencibleyquealfinalhabíansidolacausadesuperdición.

Undolormomentáneoleatravesóalpensarenlosmillaresdecuerposqueyacíanaplastados e inmóviles entre aquellas ruinas.Después, la lacerantememoriade susiniquidadesvolvióysusojosseendurecieron.

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—Asísea,elqueescapealgritodel terrorcaeráenlafosayelqueescapea lafosa preso será de la red, pues las compuertas de los cielos se abrirán y losfundamentosdelatierratemblarán.

»Puestoquehasconvertidolaciudadenunmontóndeescombros,lafortalezaenunaruina,laciudadeladelosenemigosyanoesciudadyyanoseráreconstruida.

»Además,lamasadeaquellosquetesonenemigosserácomopolvofino,ycomopajaaventadaporlamuchedumbre.

»Deteneos y pasmaos; gritad una y otra ved; ebrios están, pero no de vino; setambalean,peronoporobradellicor.

—Enverdad,Marylin—dijoKaneconunsuspiro—,queconmispropiosojoshevistocómosecumplíanlasprofecíasdeIsaías.¡Ebriosestaban,masnodevino!No;lasangreerasubebidayeneserojofluidosesumergíandeformaprofundayterrible.

Luego,cogiendoalachicadelamano,sedirigióalbordedelrisco.Porallíhabíaascendidodurantelanoche…parecíaquehubierasidohacíamuchotiempo.

LasropasdeKanelecolgabanenjirones.Estabalacerado,arañadoymagullado.Peroensusojosrelumbrabalatranquilaluzdelaserenidad,mientraselsolascendía,bañando los riscos y la jungla con una luz dorada que era como una promesa dealegríayfelicidad.

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LASCOLINASDELOSMUERTOS

IVUDÚ

LasramasconlasqueN’Longaalimentabaelfuegoserompíanycrepitaban.Lasllamassaltarinasiluminabanlossemblantesdelosdoshombres.N’Longa,brujovudúde la Costa de los Esclavos, era muy viejo. Su cuerpo arrugado y marchito eraencorvadoyfrágil,ysurostroestabasurcadoporcientosdearrugas.El resplandorrojodelfuegoresplandecíaenloshuesecilloshumanosqueformabansucollar.

El otro era un hombre blanco y su nombre era Solomon Kane. Era alto y deanchasespaldas,e ibaataviadoconlosropajesnegrosyajustadosde lospuritanos.Llevabaunsombrerosinadornoscaladohastalasespesascejas,deformaquedejabaensombraselrostrocetrino.Susfríosojosazulescontemplabanelfuego.

—Tú volver, hermano—canturreó el brujo en la jerga que pasaba por ser lalenguafrancadelosnegrosylosblancosenlaCostaOeste—.Muchaslunasarderymorirdesdequehicimosaquelpactodesangre.¡Marchashaciaelsolponiente,peroessólopararegresar!

—Sí—la voz de Kane era profunda y casi sepulcral—. La tuya es una tierraterrible, N’Longa, un país rojo, surcado por la negra oscuridad del horror y lassombrassangrientasdelamuerte.Y,sinembargo,hevuelto…

N’Longaavivóelfuego,sindecirnada,yluegodeunapausaKaneprosiguió.—Ahí,enlasextensionesdesconocidas—sulargodedoapuntóalajunglanegra

ysilenciosa,queaguardabamásalládelaluzdelfuego—,seencuentraelmisterio,laaventurayelterrorindescriptible.Algosememetióenlasangre,algomerondaelalma como el suspiro de un pecado indecible. ¡La jungla!Oscura y acechante,meatraecruzandoleguasdemarazulysalado,yal llegaralalbameinternaréenella.Puedequeencuentrecuriosasaventuras,puedequeencuentremifinalenella.Peroesmejorlamuertequeesedeseoincesanteycontinuo,esefuegoquemequemaenlasvenasconanhelosamargos.

—La jungla llamar—murmuróN’Longa—.Durante la noche, enrollarse comouna serpiente en torno ami choza y susurrarme cosas extrañas. ¡Ai ya! La junglallamar. Ser hermanos de sangre, tú y yo.Yo,N’Longa, gran adepto de unamagiaindescriptible. Tú ir a la jungla, como ir todos aquellos hombres que escuchan sullamada.Quizávivir,quizámorir.¿Creertúenmimagia?

—Nolaentiendo—dijohoscamenteKane—.Perotehevistosacarelespíritudetupropiocuerpoparaanimaruncadáversinvida.

—¡Sí!¡Yo,N’Longa,sacerdotedelDiosNegro!Ahoraobservar,yohacermagia.Kanecontemplóalnegroqueseinclinabasobreelfuego,haciendoalgunosgestos

con las manos ymurmurando encantamientos. Y, mientras observaba, Kane sintió

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queleentrabasueño.Unanieblaseagitabadelantedesusojos,yatravésdelaellaveía brumosamente la forma de N’Longa, recortada en negro contra las llamas.Luego,todosedesvaneció.

Kane se despertó con un sobresalto, la mano buscando la pistola en el cinto.N’Longa le sonreía más allá de las llamas y olía ya a primera hora del alba. Elhechicero sostenía en lamanoun largobastóndemaderanegra.Esebáculo estabatalladoenunextrañoestiloyunodesusextremosestabaaguzadopara formarunapuntaafilada.

—Esto ser un bastón vudú—dijo N’Longa, poniéndolo enmanos de Kane—.Alládondefracasartuspistolasytugrancuchillo,estosalvarte.Cuandonecesitarme,ponerestoenelpecho,colocartusmanosencimaydormir.Acudiréatiensueños.

Kanesopesóelobjeto,de lomásrecelosoante labrujería.Noerapesado,peroparecíadurocomoelhierro.Llegóalaconclusióndeque,almenos,seríaunabuenaarma.Laauroracomenzabaaasomarsobrelajunglayelrío.

IIOJOSROJOS

SolomonKane se quitó elmosquete del hombro y dejó reposar la culata en elsuelo.Elsilencio lerodeabacomounaniebla,ysurostroarañadoyropasrasgadasmostraban los efectos de un largo viaje por el matorral. Echó una mirada a sualrededor.

Aciertadistanciaasusespaldas,sealzabalajunglaverdeydensa,queibadandopasoaarbustosbajos,árbolesraquíticosyhierbasaltas.Aciertadistanciadelantedeél sealzaba laprimeradeunacadenadecolinaspeladasy sombrías, salpicadasderocas,rielandoporefectodelimplacablecalordelsol.Entrelascolinasylajunglasehallabaunagranextensióndeherbazalesespesoseirregulares,salpicadosaquíyalláporagrupacionesdeárbolesespinosos.

Unsilenciototalpendíasobreaquellastierras.Elúnicosignodevidaeranunospocos buitres que aleteaban pesadamente sobre las lejanas colinas. En los últimosdías, Kane había notado cómo iba creciendo el número de aquellos pájarosinquietantes. El sol declinaba al oeste, pero su calor no menguaba aún un ápice.Prosiguiólentamentesucamino,arrastrandoelmosquete.Noteníadestinoalgunoenmente.Aquéleraunpaísdesconocidoycualquierdireccióneratanbuenacomootra.Hacíamuchassemanasquesehabíainternadoenlajunglaconunadecisiónqueerafruto del valor y la ignorancia.Habiendo sobrevivido,merced a algúnmilagro, lasprimeras semanas, sehabía endurecidoy fortalecido, y era capazdehacer frente acualquieradelostemiblespobladoresdelascolinasalasquesedirigía.

Mientrasavanzaba,encontrabadevezencuandohuellasdeleón,peronoparecíahaber animales en aquellas pasturas. Los buitres se agazapaban, como imágenes

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negrasyacechantes,sobrealgunosdelosárbolesenanos,yderepentevioquecundíaalgunaactividadentreellos,algomásallá.Algunasdeaquellasoscurasavestrazabancírculos sobre una zona de hierba alta, picando para remontarse después. Kanesupusoquealgúnpredador estabadefendiendo supresacontra ellos,y sepreguntóporquénooía losgruñidosyrugidosquesuelenacompañara talesescenas.Sintiócómoseledespertabalacuriosidadyencaminósuspasosenesadirección.

Alcabodeciertotiempodeabrirsepasoatravésdelahierba,quelellegabaaloshombros,presenció,comosiatisbasea travésdeunpasillocuyosmurosfueran lashierbas ondulantes, una detestable visión. Se trataba del cadáver de un negrobocabajo y, mientras el inglés observaba, una gran serpiente oscura se apartó yescabullóentrelashierbas,moviéndosetanrápidoqueKanefueincapazdeprecisarsunaturaleza.Peroaquelserdabaunaextrañasensacióndehumanidad.

Kanesedetuvojuntoalcadáver,percatándosedeque,mientrasquelosmiembrosestabantantorcidoscomosisehubieranroto,lascarnesnohabíansidodesgarradaspor ningún león o leopardo. Alzó la vista a los alborotados buitres y se quedósorprendido al ver cómo algunos de ellos volaban a ras de suelo, siguiendo laagitacióndehierbasqueseñalabalahuidadelserque,contodacerteza,habíadadomuertealnegro.Kanesepreguntócuálseríaelseralqueestabandandocazaatravésde las hierbas aquellos pájaros carroñeros, que sólo comen cadáveres. PeroÁfricarebosademisteriosinexplicados.

Kaneseencogiódehombrosyalzódenuevoelmosquete.Nolehabíanfaltadoaventuras desde que se separara de N’Longa, hacía varias lunas, pero aún seguíahacia delante, empujado por ese afán enloquecido, adentrándosemás ymás en suviaje sin sendas. Kane no habría sido capaz de analizar ese reclamo; lo hubieraconsiderado cosa de Satanás, que atrae a los hombres para destruirlos. Pero no setratabamásquedelespírituincansableyturbulentodelaventurero,delvagabundo;lamismanecesidadquemuevelascaravanasdegitanosportodoelmundo,quelanzóalosbuquesvikingosa travésdemaresdesconocidosyqueprovocaelvuelode losgansossalvajes.

Kane suspiró. No parecía haber comida ni agua en aquella tierra baldía, peroestabacansadodelamuertequeacechabaenelhúmedoydensovenenodelajunglaimpenetrable.Inclusoelyermodeunascolinasdesnudaserapreferibleaaquello,almenosporalgún tiempo.Lascontempló, inmóvilesymeditabundasalsol,ysiguióavanzando.

LlevabaelbastónmágicodeN’Longaenlamanoizquierday,aunqueaúnsentíaremordimientosde concienciaporguardarunacosade apariencia tandiabólica, nohabíatenidonuncaelvalorsuficientededeshacersedeél.

Mientrassedirigíaalascolinas,seprodujounasúbitaagitaciónentrelashierbasgigantescassituadasdelantedeél;hierbasque,enalgunospuntos,eranmásaltasqueun hombre. Se escuchó un grito agudo y estridente, al que se solapó un rugidoestremecedor.Lahierbaseabrióparadarpasoaunafiguraesbeltaquecorríaensu

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dirección como una brizna de paja en alas del viento; una chica de piel marrón,vestida sólo con algo parecido a un faldellín. Detrás de ella, a algunos metros yganandoterrenoconrapidez,corríaungranleón.

LachicacayóalospiesdeKaneconungemidoyunsollozo,yseagarróasustobillos.El inglésdejócaerelbastónvudú, seechóelmosqueteal rostroyapuntóconfrialdadalaferozjetadelfelino,queacadamomentoseacercabamás.¡Bum!Lachicagritóunavezycayódebruces.Elgrangatodioungransalto,retorciéndose,yluegosederrumbóinmóvil.

Kanerecargósuarmaapresuradamente,antesdeecharunamiradaalamujerqueyacíaasuspies.Lachicaestabataninmóvilcomoelleónqueacababadematar,perounrápidoexamenlemostróqueloúnicoquesucedíaeraquesehabíadesmayado.

Lemojóelrostroconaguadelacantimplorayenseguidaellaabriólosojosysesentó.Elmiedoleinundóelrostroalmirarasusalvadoreintentólevantarse.

Kanetendióunamano,impidiéndoselo,yellaseamilanó,temblando.AKaneseleocurrióqueelbramidodesumosqueteerasuficienteparaatemorizaracualquiernativoquenohubieravistonuncaantesaunblanco.

La chica era de un tipo mucho más fino que los negros de la Costa Oeste,bestialesydelabiosgruesos,alosqueKaneestabaacostumbrado.Eraesbeltaybienformada,deuncolorqueeramásbienmarrónoscuroqueébano;sunarizerarectaydepuentefino,yloslabiosnoerandemasiadogruesos.Debíadellevarenlasvenasunabuenaproporcióndesangrebereber.

Kane se dirigió a ella en un dialecto del río, un lenguaje sencillo que habíaaprendidodurantesusvagabundeos.Lastribusdelinteriorcomerciaban,conesclavosymarfil,conlastribusdelríoyestabanfamiliarizadosconesajerga.

—Mialdeaestáallí—respondióalapreguntadeKane,señalandohacialajunglasureñaconunbrazoesbeltoytorneado—.MellamoZunna.Mimadremeazotóporromper un puchero y me escapé porque estaba enfadada. Tengomiedo; ¡deja quevuelvaconmimadre!

—Puedes irte—repusoKane—, pero yo te acompañaré. ¿Qué pasa si apareceotroleón?Fueunatonteríaescaparse.

Ellagimoteó.—¿Eresundios?—No, Zunna.No soymás que un hombre, pormucho quemi color no sea el

mismoqueeltuyo.Llévameatupueblo.Ellasepusoenpietitubeante,observándoleaprensivamenteporentrelassalvajes

guedejasdepelo.LerecordóaKaneunanimalilloaterrorizado.EllaabriólamarchayKane la siguió. Le indicó que su pueblo estaba al sudeste, y que el camino lesllevaba cerca de las colinas. El sol comenzaba a caer y el rugir de los leonesretumbabasobrelosherbazales.Kanemiróalcielooccidental;enaquelterrenollanonohabía lugarenelqueresguardarseparapasar lanoche.Miróhacia lascolinasy

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constató que se hallaban a unos quinientos metros de la más cercana. Vio lo queparecíaunacueva.

—Zunna—dijovacilante—,nopodremosllegaratupuebloantesdelanochecerysinosquedamosaquínosmataránlosleones.Ahíhayunacavernadondepodremospasarlanoche…

Lachicaseencogiótemblorosa.—¡Enlascolinasno,señor!—gimoteó—.¡Prefierolosleones!—¡Tonterías!—su tono era impaciente, porque ya estabamás que harto de las

supersticionesindígenas—.Pasaremoslanocheenesacueva.Ellanodijomásyselimitóaseguirle.Remontaronunacortaladera,hastallegar

alabocadelacueva,queeraunaoquedadpequeña,conparedesderocaysuelodearena.

—Reúne un poco de hierba, Zunna —le ordenó Kane, dejando el mosqueteapoyadoenlapared,alabocadelacueva—,peronotealejesyestateatentaalosleones. Voy a encender aquí un fuego que nos mantendrá a salvo de las bestiasdurante lanoche.Sébuenachica, tráeteunpocodehierbaycuantas ramaspuedasencontrar,y luego tomaremosunbocado.Tengocarnesecaenmimorralyalgodeagua.

Ella le lanzó una mirada larga y extraña, antes de darse la vuelta e irse sinpronunciar palabra. Kane arrancó cuanta hierba encontró a mano, notando cuánquemada y quebradiza estaba por acción del sol y, luego de amontonarla, golpeóeslabón y pedernal. Las llamas saltaron y consumieron el montón en cuestión deinstantes.Seestabapreguntandocómopodríareunirsuficientevegetacióncomoparamantener encendido un fuego toda la noche, cuando se dio cuenta de que teníavisitantes.

Kane estaba acostumbrado a las visiones grotescas, pero, al echar el primervistazo, sufrió un sobresalto y fue como si una ligera frialdad le recorriera lacolumna.Habían llegado dos negros, en completo silencio.Eran altos y enjutos, yestabancompletamentedesnudos.Supieleradeunnegropolvoriento,conun tonogrisycenicientocomoelquedalamuerte.Losrostroserandiferentesdetodoslosdelosnegrosquehubieravisto.Lascejaseranaltasyestrechas, lasnaricesgruesasysemejantes a hocicos; los ojos eran inhumanamente grandes y rojos.Al verlos allíparados,Kanetuvolasensacióndequesóloaquellosojosardientesteníanvida.

Leshabló,peronoobtuvorespuesta.Lesinvitóacomerconunademán,yellosse acuclillaron en silencio, cerca de la boca de la caverna y tan lejos de lasmoribundasascuascomolesfueposible.

Kanevolviósuatenciónalmorralycomenzóasacarlastirasdecarnesecaqueportaba.En una ocasiónmiró a sus silenciosos invitados, y le pareció que estabanobservandoalasresplandecientescenizasdelfuego,ynoaél.

El sol estaba a punto de hundirse enrojecido en el horizonte occidental. Unresplandorrojoyterribleinundabalospastizales,deformaqueparecíanunondulante

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mardesangre.Kanesearrodillójuntoalmorraly,alecharunaojeada,vioqueZunnavolvíaporlafaldadelamontaña,conunabrazadadehierbayramassecas.

Mientras lamiraba,viocómose ledesorbitaban losojos; las ramascayerondesusbrazosylanzóungritoqueacuchillóelsilencio,ungritopreñadodeunterribleaviso.Kane giró sobre la rodilla.Dos grandes formas negras se cernieron sobre élmientrassealzabaconlaagilidaddeunleopardoalbrincar.Teníaelbastónfeticheenla mano y atravesó con él el cuerpo del más cercano de sus enemigos, con tantafuerzaquehizosalirlapuntaafiladaporentreloshombrosdelnegro.

Entonceslosbrazoslargosyflacosdelotrosecerraronsobreél,yelnegroyelblancorodaronjuntos.

Lasuñasdelnegro,semejantesagarras, le rasgaronel rostroal tiempoquesusespantososojosrojossefijabanenlossuyos,llenosdeunaterribleamenaza,mientrasKaneseretorcíay,defendiéndosedelasgarrasconunbrazo,sacabaunapistola.Pusolabocadelarmacontraelcostadodelnegroyapretóelgatillo.Seescuchóel tiro,amortiguado,yelcuerpodelotroseestremecióalrecibirlabala,peroaquelloslabiosgruesostansóloseentreabrieronparamostrarunasonrisahorrible.

UnbrazosedeslizóbajoloshombrosdeKaneyelotroleatrapóporelpelo.Elinglés sintió cómo le llevaban la cabeza atrás, con fuerza irresistible. Cogió lamuñeca del otro con ambas manos, pero la carne que encontraron sus dedosfrenéticoseratanduracomolamadera.LacabezaledabavueltasaKane;sucuelloparecíaestarapuntoderompersealamenorpresión.Logrólanzarsehaciaatrásconunesfuerzotitánico,yromperelabrazodelamuerte.Elnegroestabaencimadeélylas garras le laceraban de nuevo. Kane echó mano de la pistola descargada, laenarbolóysintió,aldescargarcontodassusfuerzasellargocañóndelarma,cómoelcráneodelnegrosehundíacomounhuevo.Ydenuevoaquellos labios torcidossehendieronenunamuecadeburlaespantosa.

Entonces algo parecido al pánico atenazó a Kane. ¿Qué clase de hombre eraaquél,queaúnamenazabasuvidacondedoscomogarras,despuésdehaberrecibidountiroyhabersidogolpeadodeformamortal?¡Sindudaquenoeraunhombre,sinounodeloshijosdeSatanás!Alseralcanzadoportalpensamiento,Kaneseabalanzóy empujó de forma explosiva, y los combatientes, trabados, fueron rodando por elsuelohastacaerenlasardientescenizassituadasalabocadelacaverna.Kaneapenassintióelcalor,perolabocadesuenemigoseabrióenunboqueo,estavezalparecerenagonía.LosespantososdedosrelajaronsuapretónyKaneselibróconunsalto.

ElnegrodelcráneohundidoseestabaincorporandosobreunamanoyunarodillacuandoKane leatacó,volviendoa lacargacomoun loboenjuto lohacecontraunbisonte herido.Saltó desdeun ladopara caer de lleno sobre la espaldadel gigantenegro, al tiempo que sus brazos de acero buscaban y encontraban, para cerrar unapresamortífera; y,mientras los dos se iban al suelo, rompió el cuello al negro, deformaqueaquelespantosorostromuertoquedómirandoporencimadelhombro.El

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negrosequedóinmóvil;peroaunasíKanetuvola impresióndequenoestabaaúnmuerto,yaquelosojosrojosseguíanardiendoconaquellaluzhorripilante.

Elingléssegiróyvioalachicaacurrucadacontralapareddelacueva.Buscósubastón;estabacaídosobreunmontóndecenizas,entreloqueeranunospocoshuesoscarcomidos.Observóconlacabezadándolevueltas.Luego,conunazancada,llegóalbastón vudú, lo alzó y se dirigió al negro caído. Su rostro se llenó de líneasimplacablesalblandido;luegolohundióenelnegropecho.Y,delantedesuspropiosojos, el gigantesco cuerpo se deshizo, disolviéndose en polvo mientras él loobservabatodo,horrorizado,talycomosehabíadesmoronadoelprimeroalrecibirelgolpedelbastón.

IIISUEÑOMÁGICO

—¡Por amor de Dios! —susurró Kane—. ¡Estos hombres eran muertos!¡Vampiros!AquíveoyolamanodeSatanás.

Zunnasearrastróhastasusrodillasyseagarróaellas.—Ésoseranmuertosandantes,señor—gimoteó—.Debierahaberteavisado.—¿Porquénomeatacaronporlaespaldanadamásllegar?—preguntó.—Teníanmiedodel fuego.Estaban esperando a que las brasas se apagasendel

todo.—¿Dedóndeproceden?—Delascolinas.Haycientosdesuespecie,hormigueandoporentrelaspeñasy

las cavernas de esas colinas, y se alimentan de vida humana, de los hombres quematan,devorandosualmacuandodejaelcuerpoestremecido. ¡Sí, sondevoradoresdealmas!

»Señor;enlamayordeesascolinashayunasilenciosaciudaddepiedray,enuntiempoantiguo,enlosdíasdemisantepasados,esagentevivíaallí.Eranhumanos,aunqueno eran comonosotros, yaquehabíangobernado esta tierradurante eras ymás eras. Los antepasados demi gente libraron una guerra con ellos ymataron amuchos;ysusmagosconvirtieronatodoslosmuertosenserescomoésos.Alfinal,todosmurieron.

»Y,duranteeras,hanestadohaciendopresaenlastribusdelajungla,saliendoarondardelascolinasamedianocheyalocaso,paraacecharenlassendasdelaselvaymatar ymatar. Los hombres y las bestias huyen de ellos, y sólo el fuego puededestruirles.

—Aquí hay algo que les destruye—dijo hoscamente Kane, alzando el bastónvudú—. La magia negra puede combatir a la magia negra, y no sé qué clase dehechizopusoN’Longaenesto,pero…

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—Eresundios—manifestósindudarZunna—.Nohayhombrequepuedavenceradosdelosmuertosvivientes.Señor,¿nopodríaslibraramitribudeestamaldición?Notenemos lugaralquehuiry losmonstruosnosmatanaplacer,capturandoa losviajerosfueradelascercasdelpueblo.¡Lamuertereinaenestatierraymorimossinremisión!

ElespíritudelcruzadoseconmoviómuyhondoenelinteriordeKane;elfuegodelzelote;elfanáticoqueconsagrasuvidaacombatiralospoderesdelaoscuridad.

—Comamos—dijo—,yluegoencenderemosungranfuegoalabocadelacueva.Elfuegoquemantienearayaalasbestiasharálopropioconlosdiablos.

Más tarde, Kane se sentó dentro de la cueva, con el mentón entre los dedosprietos, los ojos mirando sin ver al fuego. Más atrás, en las sombras, Zunna leobservaba,temerosa.

—DiosTodopoderoso—murmurabaKane—,¡dametuayuda!Quemimanosealaquelibreaestatierraoscuradesuantiguamaldición.¿Cómovoyacombatiraesosdiablosmuertos,alosquenosepuedeherirconningunaarmamortal?Elfuegolosdestruye,elcuellorotolesdejatendidos,elbastónvudú,alatravesarles,lesconvierteenpolvo;¿peroquéutilidadtienetodoeso?¿Cómopodríavenceraloscientosquedepredanporestascolinas,yquevivenacostade laesenciavitalde loshombres?¿Acasonohaocurrido,comoZunnahadicho,queyaenelpasadolosguerrerosleshanatacado,sóloparaencontrarseconquehanhuidoasuciudaddealtosmuros,delaqueningúnhombrehavueltojamás?

Lanochefuepasando.Zunnadormía,lamejillarecostadaensubrazotorneadoyfemenino.ElbramidodelosleonesconmovíalascolinasyKanetodavíacontinuabasentado y observandomeditabundo el fuego. Fuera, la noche hervía de susurros yagitación, y de cautelosos pasos amortiguados. A veces Kane, sacado de susmeditaciones, creía distinguir el llamear de grandes ojos rojos, más allá de laresplandecienteluzdelfuego.

ElalbagrisasomabasobrelospastizalescuandoKanehizodespertaraZunna.—Diostengacompasióndemialmaporentregarmeamagiadebárbaros—dijo

—,peroquizáshayaquecombatirelsatanismoconelsatanismo.Alimentaelfuegoydespiértamesisepresentaalgúncontratiempo.

Kanesetumbódeespaldas,enelsueloarenoso,ysepusoelbastónvudúenelpecho, con las manos encima del mismo. Se quedó dormido en el acto. Y, aldormirse, vinieron los sueños. Su espíritu adormecido creyó atravesar una nieblaespesayenmitaddeesanieblaseencontróconN’Longa,queeratansólidocomosifuesereal.N’Longalehabló,ysuspalabraslellegaronfuertesynítidas,grabándoseensuconscienciaconsuficientefuerzacomoparasalvaresabrechaquemediaentreelsueñoylavigilia.

—Envía a la chica a su aldea, apenas salga el sol, cuando los leones hayanregresado a sus cubiles—le dijoN’Longa—, y dile que te lleve a su amante a la

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caverna. Entonces, haz que él se tumbe como si fuese a dormir, sujetando la varavudú.

ElsueñosedesvanecióyKanesedespertódegolpe,asombrado.¡Cuánextrañayvividahabíasidoesavisión,ycuánextrañohabíasidoescucharaN’Longahablareninglés, envezde en la jerga!Kane se encogiódehombros.SabíaqueN’Longa sejactabadetenerelpoderdeenviarsuespírituatravésdelespacio,yélmismohabíavisto cómo aquel hechicero vudú había animado el cuerpo de un muerto. Sinembargo…

—Zunna—dijo,dejandodeladoaquelproblema—.Tevoyaacompañaralbordedelajungla.Tútienesqueirhastatualdeayvolveraestacuevacontuamante.

—¿ConKran?—preguntó,llenadeingenuidad.—Comoquieraquesellame.Comealgo,quenosvamos.De nuevo el sol declinaba hacia el oeste. Kane estaba sentado en la cueva,

aguardando.Habíallevadosanaysalvaalachicaalpuntoenelquelajungladabapasoa lospastizales,yaunque laconciencia le remordíaalpensar lospeligrosquetendríaqueafrontar,lahabíaenviadoasolasyélhabíaregresadoalacueva.Ahoraestaba sentado, preguntándose si no sería condenado al fuego eterno por enredarseconlamagiadeunbrujonegro,fuesehermanodesangreono.

Se escucharon unas pisadas leves y, según Kane levantaba el mosquete, entróZunna, acompañada de un joven alto y espléndidamente proporcionado, cuya pielmarrónmostrabaqueeradelamismarazaquelachica.SusojosdulcesysoñadoresestabanclavadosenKaneconunaespeciedeespantadaadoración.Estabaclaroquelachicanohabíaandadoparcaalahoradecantarlasgloriasdeldiosblanco.

Pidióaljovenquesetumbase,altiempoquedirigíayponíaelbastónvudúensusmanos.Zunnaseacuclillóaunlado,conlosojosmuyabiertos.Kaneretrocedióunpaso,medio avergonzadode tanta pantomimay preguntándose si, al fin y al cabo,sacaría algode todo eso.Entonces, para su horror, ¡el joven lanzóunboqueoy sequedórígido!

Zunnalanzóungrito,altiempoqueseincorporabadeunsalto.—¡Has matado a Kran!—chilló, mientras corría hacia el inglés, que se había

quedadopetrificado.Pero luego se detuvo de golpe, vaciló, se pasó con languidez unamano por la

frente y se deslizó blandamente al suelo para echar los brazos en torno al cuerpoinertedesuamante.

Yeseúltimocuerposemovióderepente,desperezándoseconmanosypiesantesdesentarseyliberarsedelabrazodelachica,queseguíainconsciente.

Kranmiró aKaney sonrió conunamueca sabia y astuta que, de algúnmodo,parecía fuera de lugar en aquel rostro. Kane se llevó un sobresalto. Aquellos ojosmansos habían cambiado de expresión y ahora eran duros, resplandecientes ytaimados…¡losojosdeN’Longa!

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—¡Ay ya!—dijo Kran, con una voz grotescamente familiar—. ¿No saludar aN’Longa,hermanodesangre?

Kaneguardabasilencio.Teníalapieldegallinaapesarsuyo.Kranselevantóyestiró los brazos de forma extraña, como si susmiembros le resultasennuevos.Seaporreósatisfechoelpecho.

—¡Yo N’Longa! —dijo, con su viejo tono jactancioso—. ¡Poderoso hombreyuyu!Hermanodesangre,noconoceramí,¿eh?

—EresSatanás—dijoKaneconsinceridad—.¿EresKranoN’Longa?—YoN’Longa—aseveróel otro—.Micuerpodormir en la cabañayuyude la

costa, a muchas jornadas de aquí. Coger prestado el cuerpo de Kran un rato. Miespíritupodercruzardiezdíasdemarchaenunsuspiro,veintedíasdemarchaenelmismotiempo.MiespíritusalirdemicuerpoyapoderarsedeldeKran.

—¿YKranestámuerto?—No,élnomuerto.Hemandadosuespíritualatierradelassombrasduranteun

tiempo…tambiénmandaralespíritudelachica,parahacercompañía;losdosvolvercuandoseatiempo.

—EstoesobradelDiablo—dijoabiertamenteKane—,peroyotehevistohacermagiasaúnmásterribles…¿HedellamarteN’LongaoKran?

—¡Kran,ja!YoN’Longa…¡Cuerposcomoropas!¡YoN’Longa,aquíyahora!—segolpeóenelpecho—.Asuhora,Kranvolverausarlo,yentoncesserKranyyoN’Longa, tal comoéramosantes.Krannovive ahora,N’Longavive en su cuerpo.¡Hermanodesangre,yosoyN’Longa!

Kane cabeceó.Aquélla era, enverdad, una tierra dehorror ybrujería; todo eraposible, inclusoque lavozagudadeN’LongapudierahablarlesaliendodelampliopechodeKran,yque losojos taimadosdeN’Longa leacechasendesdeel jovenyhermososemblantedeKran.

—Yoconocerestatierradesdehacemucho—dijoN’Longa,haciéndosecargodela situación—. ¡Esa gentemuerta tener yuyupoderoso!No, nohace falta gastar eltiempo, yo saber, hablar contigo en sueños.Mi hermano de sangre querermatar aesosnegrosmuertos,¿eh?

—Esalgoquevacontralanaturaleza—dijosombríamenteKane—.Enmitierralesllamanvampiros,peronuncaesperéencontrarmetodaunanacióndeellos.

IVLACIUDADSILENCIOSA

—Ahoratenerqueencontraresaciudaddepiedra—dijoN’Longa.—¿Sí?¿Yporquénoenvíasatuespírituamataraesosvampiros?—preguntóde

pasadaKane.

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—Losespíritusnecesitaruncuerpoparaobrar—fuelarespuestadeN’Longa—.Dormir.Mañananosotrosponerenmarcha.

Elsolsehabíapues;elfuegoresplandecíaysaltabaenlabocadelagruta.Kanemiróa la formarígidade lachica,queyacíaahídondehabíacaído,ysedispusoadormir.

—Despiértameamedianoche—demandó—.Yomontarélaguardiahastaelalba.Pero cuando por fin N’Longa le sacudió del brazo, Kane se despertó para ver

cómolaprimeraluzdelamanecerenrojecíalatierra.—Serhoradepartir—dijoelbrujo.—Perolachica…¿estássegurodequeestáviva?—Vivir,hermanodesangre.—Entonces,ennombredeDios,nopodemosdejarleamerceddecualquierdiablo

rondadorquepuedaveniryencontrarla.Oquizásunleón…—Ningún león venir. Aún oler a vampiro, mezclado con olor a hombre. Un

hermano león no gustar de olor a hombre y temer olor a vampiro.Ningún animalveniry—alzóelbastónvudúylodepositócruzadoalaentradadelacueva—ningúnmuertotampocoahora.

Kaneleobservósombríoysingranentusiasmo.—¿Cómovaasalvaguardarlaesepalo?—Tenerpoderosoyuyu—repusoN’Longa—.¡Túvercómounhermanovampiro

se hacía polvo con este bastón! Ningún vampiro osar tocarlo o acercarse. Yo darporque, aparte de las Colinas Vampiro, un hermano a veces se encuentra con uncadáver que camina por la jungla, cuando las sombras son negras. No todos losmuertos que caminan estar aquí. Y necesitar chupar Vida de hombres… si no,pudrirsecomomaderamuerta.

—Entonces,hazmuchospalosigualesyarmaalagenteconellos.—¡No poder!—N’Longa agitó con violencia la cabeza—. ¡Este palo yuyu ser

magiapoderosa!¡Viejo,viejo!Ningúnhombrevivohoypoderdecircuántodeviejoes este hermano bastón yuyu.Yo hacer quemi hermano de sangre se durmiese, yhacermagiaconélparaprotegerle;esavezquecharlarenpueblode lacosta.Hoyexplorarycorrer;nonecesitarlo.Dejarparaprotegeralachica.

Kaneseencogiódehombrosysiguióalhechicero,luegodeecharunamiradaalaforma inmóvil que yacía en la gruta.Nunca hubiera aceptado dejarla sola tan a laligera,denohabercreídoensufuerointernoqueestabamuerta.Lahabíatocado,ysucarneestabafría.

Seinternaronenlascolinaspeladascuandoelsolsealzaba.Treparonmásarriba,alolargodeladerasarcillosas,abriéndosepasoentrebarrancasygrandespeñas.Lascolinas estaban carcomidas por cuevas oscuras y amenazadoras, y tuvieron quesobrepasarlasconcautela,mientrasaKaneseleponíalapieldegallinaalpensarenquéespantososserespodíanalbergarseensusprofundidades,yaqueN’Longaledijo:

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—Esosvampirosdormirencuevastodoeldíahastaponerseelsol.Esascuevasseguroqueestarllenasdeesoshermanosmuertos.

Elsolascendióaúnmás,bañandolasladeraspeladasconuncalorintolerable.Elsilencio colgaba como un monstruo maligno sobre aquella tierra. No habían vistonada,peroKanehubierajuradoqueavecesunasombranegraseescabullíadetrásdeunpeñascoalacercarseellos.

—Esosvampirosocultarseduranteeldía—dijoN’Longaconunarisita—.¡Tenermiedodeloshermanosbuitres!¡Nosertontoslosbuitres!¡Reconoceraunmuertoencuantoverlo!¡Tirarsesobreunhermanomuertoydesgarrarycomérselo,estécaídooandando!

Sucompañerosintióuntremendoestremecimiento.—¡PorDios!—gritóKane,golpeándoseelmusloconelsombrero—.¿Esqueno

se acaba nunca el horror en esta tierra espantosa? ¡En verdad que esta tierra estáconsagradaalospoderesdelaoscuridad!

Una luz peligrosa ardía en los ojos de Kane. El calor terrible, la soledad y elcontacto con los horrores que acechaban a cada paso estaban haciendo resentirseinclusoasusnerviosdeacero.

—Dejartepuestoelhermanosombrero,hermanodesangre—leadvirtióN’Longaconunbajogorjeodediversión—.Esehermanosolpegartehastamatarte,sinotenercuidado.

Kane cambió de mano el mosquete, que había insistido en portar, y no dijopalabra. Remontaron un alto por último y pudieron contemplar una especie dealtiplanicie.Y,enelcentrodeesaaltiplanicie,selevantabaunasilenciosaciudaddeerosionada piedra gris. Mientras la miraba, Kane se sintió apabullado por unasensación de increíble antigüedad. Las murallas y las viviendas eran de grandesbloques de piedra, aunque se hallaban en ruinas. La hierba crecía abundante en lallanura, así como en las calles de esa ciudad muerta. Kane no llegó a distinguirmovimientoalgunoentrelasruinas.

—Ésaessuciudad…¿porquépreferirándormirenlascuevas?—Puedequealgunahermanapiedracaersedeltechoyaplastarlos.Esascabañas

depiedra,caersealgúndía.Oquizásaellosnogustaquedarseahíjuntos,quizáselloscomerseunosaotros.

—¡Estesilencio!—susurróKane—.¡Locubretodo!—Esosvampirosnohablarniaullar.Dormirencuevas,saliramerodeardurante

el ocasoy lanoche.Quizás cuando loshermanosnegrosde las tribusdelmatorralvenircon lanzas,esosvampirosencerrarseensukraaldepiedray luchardetrásdemuros.

Kane cabeceó. Los arruinadosmuros que rodeaban aquella ciudadmuerta eranaúnlobastantealtosysólidoscomopararesistirelataquedelanceros,sobretodosilosdefensoreserandiablosconnaricescomomorrosdeanimales.

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—Hermanodesangre—dijoN’Longaconsolemnidad—,¡yotenerenmenteunamagiapoderosa!Túguardarsilenciounrato.

Kane se sentó en un peñasco y contempló meditabundo los riscos y laderasdesnudasquelesrodeaban.Muylejos,haciaelsur,vioelverdeocéanodehierbaqueeralajungla.Ladistanciaprestabaciertoencantoalaescena.Máscerca,acechabanlososcurosmanchonesqueeranlasbocasdecavernasllenasdehorrores.

N’Longa estaba acuclillado, trazando, con la punta de una daga, algún extrañodibujoenlaarcilla.Kaneleobservó,pensandoencuánfácilmentepodíaservíctimadelosvampirossitresocuatrodeesosdiablossalíandesuscuevas.Y,segúnestabapensandoeso,unasombranegrayespantosacayósobreelbrujoagazapado.

Kaneactuósinpensaren loquehacía.Saltódesdeelpeñascoenelqueestabasentado,comounapiedralanzadaporunacatapulta,ysumosqueteaplastóelrostrode aquel espantoso ser negro que les había estado acechando.Unay otra vez hizotambalearseKaneasu inhumanoenemigo,sindarle tiemponuncaparadetenerseoatacar,golpeándoleconlafuriadeuntigreenloquecido.

El vampiro se tambaleó almismo borde del risco, luego se fue atrás para caerdesdeunaalturadetreintametrosyquedarretorcidosobrelasrocasdelallanuradeabajo.N’Longasehabía incorporadoyseñalaba; lascolinasestabanvomitandosusmuertos.

Formas terribles y silenciosas hormigueaban saliendo de las cuevas, subíancorriendoporlascuestasytrepabanporlaspeñas,ytodosaquellosojosrojosestabanfijosenlosdoshumanosquesecerníansobrelaciudadsilenciosa.LascavernaslosescupíancomoenunimpíoDíadelJuicio.

N’Longaseñalóaunriscosituadoaciertadistanciay,conungrito,echóacorreratodavelocidadhaciaallí.Kanelesiguió.Desdedetrásdelaspeñas,manosconuñasnegras se clavaron en ellos, rasgando sus ropajes. Su carrera les llevó a rebasarcuevas de las que momificados monstruos salían tambaleándose de la oscuridad,mascullandoensilencio,paraunirsealapersecución.

Lasmanosmuertasestabanmuycercadeelloscuandorebasaronlaúltimadelasladerasypusieronlospiesenunsalientequeformabalacimadelrisco.Losdiablosse detuvieron silentes por un momento, y luego treparon detrás de ellos. Kaneempuñósumosqueteygolpeólosrostrosdeojosrojos,barriendolasmanostendidas.Avanzaban como una ola negra, mientras él blandía el mosquete con una furiasilenciosa,parejaa lade susenemigos.Laolanegra sequebróy retrocedió; luegovolvióaavanzar.

¡Nopodíadarlesmuerte!Esaspalabrasresonabanensucabezacomounmartilloen un yunquemientras desgarraba carne sarmentosa y huesosmuertos con golpestremendos.Lesabatía,leshacíaretroceder,peroluegosealzabanyvolvíanunayotravez. Aquello no podía durar… ¿Qué era lo que estaba haciendo N’Longa, en el

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nombredeDios?Kanelanzóunvistazorápidoytorturadoalaespalda.Elhechiceroestabaenlomásaltodelsaliente,lacabezaechadaatrásylosbrazostendidoscomosirealizasealgunainvocación.

LavisióndeKaneestabanubladapor laagitacióndeespantosos rostrosnegrosconojosrojosdemirarfijo.Losqueteníajustodelanteeran,enverdad,horriblesdever,yaqueteníanloscráneosrotos,losrostroshundidosylosmiembrosrotos.Pero,apesarde todoeso,aúnseguíanavanzandoy losque ibandetrásseasomabanporencimadesusespaldas,tratandodeagarraralhombrequelesdesafiaba.

Kane estaba rojo de sangre, pero toda era suya. De las venas de aquellosmonstruos,secashacíayamuchotiempo,nohabíasurgidoniunasolagotadesangreroja y cálida. De repente, detrás de él, sonó un aullido largo y penetrante…¡N’Longa!Seimpusoaltoyclarosobrelosimpactosdelmosqueteagitadoyelcrujirdeloshuesos;laúnicavozquesonóenaquellaluchaespantosa.

La ola negra se agitaba a los pies de Kane, y le derribaron. Uñas afiladas ledesgarraban,labiosfláccidoschupabansusheridas.Logróincorporarsetambaleante,conlasropasrasgadasyensangrentado,yabrióunhuecoconungolpetremendodesuastilladomosquete.Luego,losserescayerondenuevosobreélyleabatieron.

«¡Estoeselfin!»,pensó;pero,justoeneseinstante,elcercosobreélaflojóyelcieloseviobruscamentecolmadoporelbatirdegrandesalas.

Seviolibreyconsiguióincorporarsetambaleante,cegadoyaturdido,dispuestoaseguir luchando.Luego sedetuvo, anonadado.Lahordanegrahuía cuesta abajoy,sobre sus cabezas y pegados a sus espaldas, volaban buitres inmensos, rasgando ypicoteandoconavidez,hozandoconavidezenlasnegrascarnesmuertas,devorandoalosvampirosmientrascorrían.

Kaneseechóareír,casienloquecido.—¡PodéisdesafiaraDiosyaloshombres,peronoengañaralosbuitres,hijosde

Satanás!¡Ellossabensiunhombreestávivoomuerto!N’Longapermanecíaenlomásalto,comounprofeta,ylasgrandesavesnegras

planeabany giraban a su alrededor.Aún agitaba los brazos y su voz aún resonabasobre las colinas. Y, de todos los puntos cardinales, seguía llegando una hordainterminabletrasotra,¡buitres,buitres,buitres!,queacudíanasolazarseenelfestíntanto tiempoaplazado.Ennegrecíanelcieloconsunúmero,ocultabanelsol,yunaextrañaoscuridadcubriólatierra.Volandoenlargaslíneasoscuras,sezambullíanenlas cavernas entre zumbidos de alas y chasqueo de picos. Sus garras laceraban losnegroshorroresquesurgíandelascuevas.

Los vampiros huían en dirección a su ciudad. La venganza, demorada duranteeras, había llegado al fin y su última esperanza estaba en los grandes muros quesiemprehabían logradomantenera rayaasusdesesperadosenemigoshumanos.Alamparodesusruinosostejadospodríanencontrarrefugio.YN’Longa,viendocómoaquellamareaentrabaenlaciudad,seechóareírhastaquelosriscosledevolvieronlosecos.

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Entraron,ylasavesformabanunanubesobrelaciudadcondenada,seposabanenprietasfilasenlosmuros,yseafilabangarrasypicosenlastorres.

N’Longaencendiómedianteeslabónypedernalunatadodehojassecasquehabíallevado consigo. Prendió en el acto y él, alzándose, lanzó aquel objeto llameantesobre los riscos.Cayócomounmeteoroen lameseta inferior,soltandochispas.Lahierbaaltadelaltiplanoseincendió.

El Miedo surgió en olas invisibles, como una niebla blanca, de la silenciosaciudaddeallíabajo.Kanesonriódeformatemible.

—La hierba está marchita y quebradiza debido a la sequía—manifestó—. Hahabidoaúnmenoslluviadelonormalenestaestación,yarderárápido.

Elfuegocorriócomounaserpientecarmesíatravésdelahierbaaltaymuerta.Seextendió y extendió, y Kane, que miraba desde arriba, pudo sentir la espantosaintensidaddeloscientosdeojosrojosqueobservabandesdelaciudaddepiedra.

Laculebraescarlataalcanzólosmurosylosrodeócomositratasedeenroscarsesobreellosyenvolverlos.Losbuitressealzaronconpesadoaleteoyemprendieronelvueloconrenuencia.Unsoplodevientoatizólasllamasylasconvirtióenunalargacortinarojaalrededorde lamuralla.Laciudadestabarodeada,por todos lados,porunasólidabarricadadellamas.Elrugidollegabahastalosdoshombressituadosenelgranrisco.

Laschispasvolabansobreelmuro,prendiendoenlahierbaaltadelascalles.Unallamaradasealzó,paracrecerconvelocidadaterradora.Unvelorojoocultócallesyedificiosy,atravésdeesabrumacarmesíyagitada,KaneyN’Longavieroncientosdeformasnegrasquecorríanyseretorcían,antesdedesvanecersederepenteenrojosestallidosdefuego.Llegóhastaelloselinsoportableolordelacarnemuertaalarder.

Kane observaba, espantado. Aquello era, en verdad, un infierno en la mismaTierra.Comosiestuvieseenunapesadilla,contemplóelcalderorojoyrugienteenelqueinsectosnegrosluchabanporescapardesucondenaciónymorían.Lasllamassealzabanaunatreintenademetrosy,derepente,sobreelrugidodelfuego,seescuchóungritobestialeinhumano,comounaullidoquellegasedesdeindescriptiblessimasdeespaciocósmico,cuandounúnicovampiro,ensuagonía,rompiólascadenasdelsilencio que le habían tenido preso durante siglos incontables. Retumbó alto yestremecedor;elgritodeagoníadeunarazaalextinguirse.

Luego,lasllamasdecayeronconrapidez.Todoaquelincendiohabíasidoeltípicode las hierbas secas, breve y rugiente. La altiplanicie mostraba una extensiónennegrecidaylaciudaderaunamasacarbonizadayhumeantedepiedraruinosa.Noseveíaniuncadáver,nisiquieraunhuesochamuscado.Sobretodoaquelescenariogirabalaoscuramasadebuitres,peroellostambiéncomenzabanadispersarse.

Kanemiróconavidezhaciaellimpiocieloazul.Aquellavisiónfueparaélcomounventarrónmarinoquedispersaselasnieblasdelhorror.Enalgúnlugar,seescuchóeldébilylejanorugirdeunleóndistante.Losbuitressemarchabanenlíneasnegrasydesordenadas.

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V¡ASUNTOZANJADO!

Kaneestabasentadoa labocade lacavernaen laqueyacíaZunna,mientraselhechicerolevendaba.

Lasropasdelpuritanocolgabanhechasjirones,susmiembrosypechomostrabanrasguños profundos y moretones oscuros, pero no había recibido ninguna heridamortalenaquellaluchaamuerteenelrisco.

—¡Hombrespoderosos,nosotros!—manifestóN’Longa,llenodeorgullo—.¡Laciudadvampiroestaryadeltodomuerta,seguro!Ningúnmuertoandanteviviryaenesascolinas.

—No lo entiendo —dijo Kane, apoyando el mentón en la mano—. Dime,N’Longa, ¿cómo has hecho algo así? ¿Cómo me visitas en sueños, cómo te hasmetidoenelcuerpodeKran,cómohashechoacudiralosbuitres?

—Hermanode sangre—dijoN’Longa, renunciando a suufanohablar en toscoinglés y empleando la lengua del río que Kane conocía—. Soy tan viejo que mellamaríasmentirosositedijesemiedad.Hepracticadolamagiadurantetodamivida,primero como discípulo de poderosos hombres yuyu del sur y el este; luego fuiesclavode losbuckra, losblancos,yaprendíaúnmás.Hermano,¿cómocondensartodosesosañosenunmomentoyhacertecomprenderconunasolapalabraloquemeha costado amí tanto aprender?Ni siquiera podría hacerte comprender cómo esosvampiroshanlogradopreservarsuscuerposdelaputrefacciónbebiendolasvidasdeloshombres.

»Cuandoduermo,miespírituvuelasobrelajunglaylosríosparahablarconlosespíritusdurmientesdemisamigos.Hayunamagiamuypoderosaenelbastónyuyuqueteregalé;unamagiadelaViejaTierraqueatraeamiespíritudelamismaformaquelosimanesdelosblancosatraenalmetal.

Kaneescuchabaensilencio,viendo,porprimeravez,enlosresplandecientesojosde N’Longa algo más fuerte y profundo que el brillo ávido del practicante de lamagnanegra.AKane, casi le pareciómirar en losojospreclarosymísticosdeunprofetadelaantigüedad.

—Tehabléensueños—siguióN’Longa—,yprovoquéunsueñoprofundoenlasalmasdeKranyZunna,ylosenviéaunatierralejanaybrumosa,delaqueprontoregresarán,sinrecordarnada.Todaslascosastienenmagia,hermanodesangre,ylasbestias y las aves obedecen las palabras maestras. Hice vudú poderoso, magia debuitres,yelpueblovoladorobedecióamillamada.

»Todoesoloconozco,yformopartedeello,¿perocómoexplicártelas?Hermanodesangre,túeresunpoderosoguerrero,peroerescomounniñopequeñoyperdidoenlotocantealamagia.Ynopuedocontarte,deformaqueentiendas,loqueamímeha costado largos y oscuros años. Amigomío, piensas sólo en términos demalos

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espíritus;pero,simimagiafueramaligna,¿nomeapoderaríadeestehermosocuerpojoven,parareemplazaramiviejoyarrugadoarmazón?Sinembargo,devolveréestecuerpointactoaKran.

»Conserva la vara vudú, hermano de sangre. Tiene un gran poder contra losbrujos, las serpientes y los seres malignos. Ahora yo volveré a la costa, dondedescansamiverdaderocuerpo.¿Quéharástú,hermanodesangre?

Kaneapuntóensilenciohaciaeleste.—Lallamadanosehadebilitado.Seguiré.N’Longacabeceó, tendió lamano.Kanese laestrechó.Laexpresiónmísticase

habíadesvanecidodeaquelrostrooscuroylosojosrelucíancomolosdelosofidios,conunaespeciedealborozoreptiliano.

—Yo irme ahora, hermanode sangre—dijo el hechicero, retomando su amadajerga,delaquesesentíamásorgullosoquedetodossusconjuros—.Cuidado,¡olahermana jungla se hará con tus huesos!Recordar esa vara vudú, hermano. ¡Ayya,asuntozanjado!

SetumbódeespaldasenlaarenayKaneviocómolaexpresiónvivayladinadeN’Longa se esfumaba del rostro deKran. Sintió de nuevo la carne de gallina.Devueltaa laCostade losEsclavos,elcuerpodeN’Longa,consumidoyarrugado,sedesperezabaenlachozayuyuyselevantabacomosisalieradeunsueñoprofundo.Kaneseestremeció.

Kransesentó,bostezó,seestiróysonrió.Asulado,Zunnasealzó,frotándoselosojos.

—Señor —dijo Kran en tono de disculpa—, parece que nos hemos quedadodormidos.

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ALASENLANOCHE

IELHORRORENELPOSTE

SolomonKaneseapoyóensubastóndeextrañastallasycontemplóconasombroceñudo el misterio que, silencioso, se mostraba a su mirada. Kane había vistomultitud de aldeas desiertas durante los meses transcurridos desde que habíaabandonadolaCostadelosEsclavos,paradirigirsealesteysumirseenloslaberintosformadosporla junglaylosríos;peronuncaunacomoésa.Desdeluego,nohabíasidoelhambreloquehabíaexpulsadoasushabitantes,yaqueelarrozsilvestreaúncrecíaabundanteysalvajeenloscamposabandonados.Nohabíaesclavistasárabesenesa tierrasinnombre,asíqueKane llegóa laconclusióndequedebíadehabersido una guerra tribal lo que había devastado el poblado, al tiempo que observabasombrío los huesos dispersos y las calaveras sonrientes que cubrían los terrenosprevios a los herbazales que crecían más allá. Aquellos huesos estaban rotos yaplastados, y Kane pudo ver a varios chacales y una hiena que se escabullíansigilososporentrelascabañasdestruidas.¿Peroporquénosehabíanapoderadolosasesinosdelosdespojos?Habíalanzas,conlasastascarcomidasyaporlashormigasblancas.Escudos,enmohecidosporlaaccióndelsolylaslluvias.Habíamarmitasy,en torno a las cervicales de un esqueleto destrozado, resplandecía un collar deguijarros y conchas pintadas de colores chillones; un botín, sin duda, de lo másapetecibleparacualquierconquistadorsalvaje.

Observólaschozas,preguntándoseporquétantostejadosdepajasestabanrotosyhundidos,comosiserescongarrassehubieranabiertopasoporahí.Entonces,algohizo que sus ojos se estrecharan, llenos de desconcierto y sobresalto. Justo en elexterior del amasijo desmoronado que una vez había sido elmuro del poblado, sealzabaungigantescobaobab,desprovistoderamashastaunaalturadeveintemetros,con su tremendo tronco demasiado grueso como para abarcarlo con los brazos ytrepar. Y, sin embargo, un esqueleto pendía de las ramas superiores, empalado alparecer en un extremo roto. La mano helada del misterio acarició el espinazo deSolomonKane.¿Cómopodíanhaberllegadoaquellostristesrestosaeseárbol?¿Lohabríalanzadoallílamanoinhumanadealgúnogromonstruoso?

Kane encogió sus anchas espaldas y sumano fue, de forma inconsciente, a lasnegras culatas de sus pistolones, la empuñadura de su larga espada y el puñal delcinto.Kanenoteníamiedo,enlaformaenqueunhombrecomúnpodríatenerlo,aenfrentarse con lo Desconocido y lo Indescriptible. Años de vagabundear porextrañastierrasyenfrentarseaextrañascriaturashabíanaventadodesucerebro,almaycuerpotodoloquenofuerahierroyacero.Eraaltoymagro,casienjuto,construidoconlaeconomíasalvajedeloslobos.Dehombrosanchos,brazoslargos,connervios

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de acero y músculos de hierro, era tanto un matador por naturaleza como unespadachínnato.Laszarzasyespinosdelajunglalehabíancastigadocondureza;susatavíosestabanreducidosajirones,sugransombrerosinadornosdesgarrado,ysusbotasdecuerocordobésarañadasyraídas.Elsolhabíadadoasupechoybrazosunprofundobronceado,perosurostroascéticoydelgadoeraimpermeableasusrayos.Susemblanteeraaúndeunaextrañapalidezqueledabaunaaparienciacadavérica,animadasóloporsusojosfríosyluminosos.

Yahora,Kane,abarcandounavezmáselpobladoconsumiradainquisitiva,seajustóelcinto,sepasóalamanoizquierdaelbastónconcabezadegatoquelehabíadadoN’Longayreanudósuandadura.

Hacia el oeste había una franja espesa de selvas que luego descendía hacia unancho cinturónde sabanas; unondulantemar dehierbas que llegaban, comopoco,hastaelpechodeunhombre.Másalláaúnsehallabaotrafranjaestrechadeselvas,que se convertíancon rapidezen jungla cerrada.Deesa jungla eradedondehabíatenidoqueescaparKanecomoun loboacosado,conhombresdedientesafiladosalos talones. Incluso ahora, una brisa tornadiza hacía llegar hasta él, débilmente, elretumbardeunsalvaje tamborquesusurrabasuobscenomensajedeodioyseddesangreyhambrecaníbalalolargodekilómetrosdejunglaypastizales.

El recuerdo de esa fuga, y de cómo había escapado por los pelos, estabamuyrecienteen lacabezadeKane,yaque tansóloeldíaanteriorhabíadescubierto,yademasiadotarde,quesehallabaenpaíscaníbal,ydurantetodalatarde,enmediodelapestoso hedor de esa jungla espesa, se había escabullido, corrido, ocultado,agazapado y retorcido mientras huía, con sus salvajes perseguidores siempre muycerca,hastaquelanochecayóypudoalcanzar,ycruzar,losherbazalesalamparodela oscuridad. Ahora, a última hora de la mañana, no veía ni oía nada de susperseguidores, aunque no había razón alguna para creer que habían abandonado lacaza.Estabanprácticamenteencimadeélcuandohabíalogradollegaralassabanas.

AsíqueKanesededicóa inspeccionar las tierrasque teníadelante.Aleste,denorte a sur, corría una desordenada línea de colinas, en su mayor parte secas ydesnudas,tomandohaciaelsurunperfiloscuroyquebradoqueaKanelerecordólasnegrascolinasdeNegari.Entreesascolinasyelpuntoenelquesehallaba,seabríaunaampliaextensióndeterrenoligeramenteondulado,conespesoarbolado,aunquesinllegaraladensidaddelajungla.AKanelediolaimpresióndeungranaltiplano,cercadoporelarcodecolinasalesteyporlassabanasaloeste.

Kaneseencaminóhacialascolinasconsupasolargo,bamboleanteeincansable.Sinduda,algomásatrás,losdemoniosnegrosleperseguían,ynoteníaintencióndeverseacorralado.Puedequeuntiroleshiciesehuirdespavoridospero,porotraparte,estaban tan abajo en la escala de la humanidad, que quizás ni el concepto desobrenaturalcupieseensuscerebrosnublados.YnisiquieraSolomonKane,alquesirFrancisDrakehabíallamadoelreydeespadasdeDevon,podríavencerenluchaamuertecontratodaunatribu.

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El callado poblado, con su carga de muerte y misterio, se desvaneció a susespaldas. Un completo silencio reinaba en esas misteriosas mesetas donde ni lospájaroscantabanydondesólounsilenciosoguacamayorevoloteabaentrelosgrandesárboles.LosúnicossonidoseranlospasosfelinosdeKane,yelsusurrodelabrisa,preñadaconelrumordelostambores.

Luego,Kanecaptóunatisboentrelosárbolesquehizoquesucorazóndieraunsalto,llenodeunhorrorsúbitoeindecible,yunospocosmomentosmástardellegóalHorrormismo, rígido y espantoso. En un amplio calvero, sobre una base bastanteinclinada,sealzabaunposteespeluznantey,almismo,estabaatadounserqueunavezhabíasidounnegro.Kanehabíaremadoencadenadoenelbancodeunagaleraturca,habíatrabajadoenlosviñedosdeBerbería,habíacombatidoalosindiosrojosdelNuevoMundo,yhabíalanguidecidoenlasmazmorrasdelaInquisiciónespañola.Biensabíalodiabólicaquepuedeserlainhumanidaddelhombre,queanteaquelloseestremeció y se sintió enfermar. Y ni siquiera fue lo terrible de las mutilaciones,horriblescomoeran,loqueestrujóelalmadeKane,sinoelhechodedescubrirqueaqueldespojoaúnseguíavivo.

Ya que, según se acercaba, la ensangrentada cabeza que descansaba sobre eldestrozado pecho se alzó y movió de un lado a otro, dejando salir sangre de losmuñonesde lasorejas,al tiempoqueungemidobestialyresonanteseescapabadeloslabiosdestrozados.

Kane dirigió la palabra hacia aquella cosa espeluznante y ésta chilló de formainsoportable,altiempoqueseretorcíaconvulsivamente,ysucabezaseagitabaconelfrenesí de los nervios destrozados, y las cuencas vacías y cavernosas de los ojosparecían tratar de ver a pesar de la ceguera. Y, gimiendo de forma baja yestremecedora,acurrucósudesgarradacarcasacontraelpostealqueestabaatadoyalzó lacabezaenunaestremecedoraactituddeescucha,comosiesperasealgoquecayesedeloscielos.

—Escucha—ledijoKaneeneldialectodelastribusdelrío—.Notengasmiedodemí,noteharédañoynadatelohará,nuncamás.Tevoyasoltar.

Sinembargo,mientrashablaba,Kaneeraamargamenteconscientedelavacuidaddesuspalabras.Perosuvozsehabía filtradodébilmenteenelcerebro,destruidoyquebrantado por la agonía, del negro. Ya que por entre los dientes destrozados seescaparonunaspocaspalabras,titubeantesyconfusas,mezcladasyconfundidasconlosbabeantesbalbuceosde la imbecilidad.Hablabaun lenguajeparecido a losqueKane había aprendido en sus vagabundeos de los amistosos pueblos ribereños, yKane comprendió que había estado atado al poste durante largo tiempo; muchaslunas,segúnlesusurróeneldeliriodelamuertepróxima;y,durantetodoesetiempo,seres inhumanos y malignos habían realizado con él actos monstruosos. Dijo elnombredetalesseres,peroKanenosacónadaenclaro,yaqueempleóunapalabradesconocidaquesonabaalgoasícomoakaana.Peroaquellosseresnolehabíanatadoal poste, ya que aquel desdichado resto babeó el nombre de Goru, que era un

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sacerdoteyquelehabíaatadolaspiernascondemasiadafuerza…yKaneseasombródecómoelrecuerdodeaquelpequeñodolorsefiltrabaporentrelosrojoslaberintosdelaagonía,hastaelpuntodequeelagonizantelomencionabaentregimoteos.

Y, para horror de Kane, el negro habló de cómo su hermano había ayudado aatarle y rompió en infantiles sollozos, de forma que la humedad se formó en lascuencasvacíasycreólágrimasdesangre.Ymurmuróacercadeunalanzaqueselehabía roto hacía mucho, en una lejana cacería, y mientras musitaba en su delirio,Kanecortóconcuidadolasatadurasydejóaquelcuerporotosobrelashierbas.Pero,aunalcuidadoso toquedel inglés,elpobredesdichadose retorcióyaullócomounperromoribundo,ylasangrevolvióabrotardeunamultituddetajoshorrendosque,aojosdeKane,parecíanmásbienhechosporgarrasycolmillosqueporcuchillosolanzas.Peroporfinlologró,yaquellacosadesgarradaysangrientaquedótendidaenla blanda hierba, con el viejo sombrero de Kane bajo la cabeza, resollando congrandesyespasmódicosboqueos.

Kane vertió un poco de agua de su cantimplora entre los labios destrozados e,inclinándose,dijo:

—Háblame más de esos demonios porque, por el Dios de mi gente, que estamaldadnoquedaráimpune,aunqueelpropioSatanástratedeestorbarme.

Esposiblequeelagonizantenileoyese.Peroalgosíescuchó.Elguacamayo,conlacuriosidaddelosdesuespecie,saltódesdeunaarboledacercanaypasótancercaque sus grandes alas alborotaron el pelo de Kane. Y, al escuchar aquellas alas, eldestrozadonegro se alzó y gritó, con una voz que volvería en los sueños deKanehastalahoradesumuerte:

—¡Lasalas!¡Lasalas!¡Vienendenuevo!¡Ahhh,compasión,lasalas!Ylasangrebrotóentorrentedesuslabiosymurió.Kane,alzándose,seenjugóelsudorfríodelafrente.Laaltiplanicierielabaconel

calordelmediodía.Elsilenciopendíasobreaquellatierracomounembrujodesueño.Los ojos alertas de Kane recorrieron las negras y malevolentes colinas que seagazapaban a lo lejos, y luego se volvieron a las distantes sabanas.UnamaldiciónantiguaatenazabaaquellatierramisteriosaysusombrahabíacaídosobreelalmadeSolomonKane.

Congentileza,levantólarojaruinaqueunavezestuvierallenadevida,juventudyvitalidad,ylallevóhastaelbordedelclaro,paradisponerallílosfríosmiembroslomejor que pudo, y volvió a estremecerse al contemplar las indescriptiblesmutilaciones,antesdeacumularpiedrasencimadelmuerto,deformaquehastaparaunchacalansiosohubierasidodifícilllegaralacarnequehabíadebajo.

Apenashabíaacabadocuandoalgolearrancódesussombríasmeditacionesyledevolvióasupropiasituación.Unligerosonido—oquizássuinstintodelobo—lehizodarselavuelta.Advirtióunmovimientoentrelashierbasaltas,alotroladodelcalvero;lavisióndeunaodiosacaranegra,adornadaconunarodemarfilenlanarizplana,labiosgruesosqueseabríanparamostrardientescuyosextremosafiladoseran

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visiblesinclusoaesadistancia,ojosrelucientesyunafrentedeprimidacoronadaporunamasadepelorizado.Mientraselrostrosedesvanecía,Kanesaltóatrás,hacialaprotección del anillo de árboles que rodeaba el claro, y corrió como un ciervo,saltandodeárbolenárbolyesperandoacadamomentoescucharelclamorexultantedelosguerrerosyverlesirrumpirasusespaldas.

Pero pronto llegó a la conclusión de que se contentaban con darle caza de lamisma manera en que ciertas bestias acosan a sus presas, acercándose a ellas deforma lenta e inevitable. Corrió hacia la meseta arbolada, aprovechando la másmínimacobertura,ynoviosignoalgunodesusperseguidores;perosabía,lomismoqueunloboperseguidosabe,queestabancerca,esperandoelmomentodeabatirlesinriesgoalgunoparaellos.Kanedejóescaparunasonrisasombríaysinalegríaalguna.Siaquello ibaa serunapruebade resistencia,comprobaríahastaquépuntopodíanmedirse los músculos de aquellos salvajes con su propia resistencia de acero. Siaguantabahastalanoche,quizáspodríadarleselesquinazo.Sino…Kanesentíaenelcorazónquelasalvajeesenciade loanglosajón,quese irritabapor lahuida,podríaentoncesplantarcara,auncuandosusperseguidoreslesobrepasasenporcienauno.

Elsolsehundíaaloeste.Kaneestabahambriento,yaquenohabíacomidonadadesdeprimerahoradelamañana,cuandohabíaengullidosuúltimaracióndecarneseca.Había obtenido,merced al simple azar, agua de una fuente, y una vez habíacreídovereltejadodeunagrancabañaenladistancia,entrelosárboles.Perohabíapreferido dar un gran rodeo. Resultaba difícil de creer que aquella silenciosaaltiplanicie estuviese habitada, pero, caso de ser así, no había duda de que losindígenasdebíandesertanferocescomolosqueleperseguían.Delante,elterrenosehacía más difícil según se acercaba a las primeras estribaciones de las sombríascolinas,conrocasquebradasyempinadasladeras.Yseguíasintenerseñalesdesusperseguidores, aparte de ligeros atisbos captados cuando lanzaba alguna miradacautelosa por encima del hombro. Una sombra que se movía, la hierba que seinclinaba,elsúbitoenderezarsedeunaramapisada,unagitardehojas.¿Porquéerantanprecavidos?¿Porquénoselanzabansobreélyterminabancontodoaquello?

CaíalanocheyKanealcanzólaprimeraylargaladeraquesubíaporelpiedelascolinas,queahorasealzabannegrasyamenazadorassobreél.Aquéllaerasumeta,ellugar donde pensaba por fin librarse de sus tenaces enemigos, aun cuando unaindescriptibleaversión le instabaamantenerse lejos.Aquellascolinas rebosabandeunamaldadoculta,tanrepelentecomolosanillosdeunagranserpientedormidaalaqueunollegaaentreverentrelashierbasaltas.

Lanochellegóconrapidez.Lasestrellasparpadeabanrojasenelpesadocalordela noche tropical. Y Kane, deteniéndose por un momento en una arboledaespecialmenteespesa,másalládelacuallosárbolesyacomenzabanaaclararenlasladeras,escuchóunfurtivomovimientoquenoeraeldelvientonocturno,yaqueni

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unabriznadeaireagitabaelespesofollaje.Y,mientrassedabalavuelta,hubounaagitación en la oscuridad, bajo los árboles. Una sombra que se confundía con lassombrassearrojósobreKaneconunrugidobestialyunresonardehiero,yelinglés,parando,graciasal resplandorde lasestrellasenelarma,esquivópor lamínimaelataqueysetrabóenluchacerradaconsuenemigo.Unosbrazosdelgadosyfuertesleapresaron,yunosdientespuntiagudosrechinaroncuandoélmismodevolvióunfieroabrazo.Suyarotacamisase rasgóbajounahoja filosay,graciasa lasuerte,Kanetopóyapresólamanoqueempuñabaelcuchillodehierro,altiempoqueempuñabasupropiopuñal,estremecidoantelaideaderecibirunlanzazoporlaespalda.

Pero,almismotiempoquesepreguntabaporquélosotrosnoacudíanenayudadesucamarada,elinglésempleabasusmúsculosdehierroenaquelcombatesingular.Oscilaron y se retorcieron, en abrazo cerrado, en la oscuridad, ambos tratando dehundirsuhojaenelcuerpodelotroy,cuandolamayorfuerzadelblancocomenzóaimponerse,elcaníbalaullócomounperrorabioso,altiempoquearañabaymordía.Ungiroespasmódicodelaluchalesllevóalaluzdelasestrellasy,allí,Kanepudoverelanillodemarfilenlanariz,ylosdientespuntiagudosquebuscaban,comolosdeunabestia,sugarganta.Logróforzarsimultáneamenteatrásyabajoalamanoqueasíasumuñecaderechayhundióelpuñalentrelasnegrascostillas.Elguerrerogritóy el acre olor de la sangre inundó el aire nocturno.Y, justo en ese instante,Kanequedóaturdidoporelagitarybatir, salvajey repentino,deunasalas tanpoderosasquelederribaronportierra,yelnegrofuearrancadodeentresusbrazosconungritode agonía mortal. Kane se incorporó de un salto, completamente estremecido. Elagonizantegritodeldesgraciadonegrosonabadébilmenteyllegabadesdeloalto.

Miróaloscielosy,forzandolavista,creyócaptarunatisbodeunserinformeyespantoso que cruzaba sobre las tenues estrellas, con una forma humana entre losbrazos,confundidadeformaindescriptibleconlasgrandesalasylaformasombría;perodesapareciótanrápidoquenopudoestarsegurodehaberlavistoenverdad.

Sepreguntósitodoaquellonoseríaunapesadilla.Pero,buscandoatientasporelsuelo,encontróelbastónyuyuconelquehabíabloqueadolalanzacortaqueestabatirada cerca. Y allí, por si necesitaba más pruebas, estaba su largo puñal, aúnmanchadodesangre.

¡Alas! ¡Alas en la noche! El esqueleto en el pueblo de tejados rotos, el negromutiladocuyasheridasnohabíansidoproducidasporlanzanicuchillo,yquemuriógritando algo acerca de alas. Sin duda, aquellas colinas eran la madriguera degigantescasavesque teníancomopresaa lahumanidad.Pero,sieranpájaros,¿porquénohabíandevoradocompletamentealnegrodelposte?Y,muyensusadentros,Kanesabíadesobraqueningúnpájaropodíaarrojarlasombraquehabíavistovolarcontralasestrellas.

Seencogiódehombros,desconcertado.Lanocheerasilenciosa.¿Dóndeestabaelresto de los caníbales que le habían seguido desde su lejana jungla? ¿Les habríallenado demiedo la suerte de su camarada, empujándoles a huir?Kane buscó sus

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pistolas. Con caníbales o sin ellos, no iba a entrar esa noche en aquellas oscurascolinas.

Ahora lo que tenía que hacer era dormir, aun cuando todos los demonios delMundoAntiguoestuviesentrassurastro.Unprofundorugidohaciaeloesteleindicóque las fieras andaban sueltas, y se encaminó con rapidez hacia las empinadasladeras,hastaquellegóaunaespesaarboleda,situadaaciertadistanciadeaquellaenlaquesehabíamedidoconelcaníbal.Seencaramómuyalto,entrelasgruesasramas,hastaqueencontróunahorquillaespesaenlaqueteníacabidasulargaosamenta.Lasramassobresucabezaleresguardaríandeunsúbitoataqueenpicadodecualquierseralado y, si los salvajes andaban al acecho cerca, sus intentos de trepar al árbol lepondrían sobre aviso, ya que su sueño era tan ligero como el de los gatos. En lotocanteaserpientesyleopardos,eranriesgosquehabíaasumidocientosdeveces.

Solomonsedurmióytuvosueñosvagos,caóticos,manchadosporunasugestióndemaldadprehumanayde losqueal finemergióparasumirseenunaescenamuyvívida.Solomonsoñóquesedespertabaconunsobresalto,empuñandounapistola;yaque tanto tiempohabía llevadovidade loboqueecharmanodeunarmaera sureacción instintiva cuando se despertaba de repente. Y, en su sueño, había un serextrañoysombríoencaramadosobreunagranrama,muycerca,contemplándoleconojos amarillos, hambrientosy relucientesque abrasaron su alma.YKane soñóqueesperaba,hechizado,mientrasladudaasomabaenaquellosojos,antesdequeelser,alzándosealamanerahumana,desplegaselasalasgrandesytétricasparalanzarsealaireydesaparecer.EntoncesKanesesacudió,incorporándose,ylasbrumasdelsueñosedesvanecieron.

Elárbol,bajolaluzturbiadelasestrellas,bajolasramasquesecurvabancomoarcosgóticos, estaba totalmentevacío, apartedeélmismo.Había sidoentoncesunsueñodespuésdetodo;aunquetanvívido,tancargadodelocurainhumana,einclusoenesosmomentosparecíacomosihubieseundébilhedorenelaire,semejantealquedejan los pájaros de presa. Kane aguzó los oídos. Escuchó el suspiro del vientonocturno,lossusurrosdelfollaje,ellejanorugidodeunleón,peronadamásapartede eso. Y de nuevo Solomon se echó a dormir,mientras,muy arriba, una sombratrazabacírculoscontralasestrellas,dandovueltasunayotravez,asemejanzadeunbuitrequesobrevuelaaunloboagonizante.

IIELCOMBATEENLOSCIELOS

Kane despertó mientras el alba se desplegaba blanquecina sobre las colinasorientales.Recordólapesadillanocturnay,mientrasbajabadelárbol,sepreguntódenuevocómopodíahaber sido tanvívida.Aplacó la sed enuna fuente cercanay elhambreconunpocodefruta,queescaseabaenaquellastierrasaltas.

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Luegovolviósuatenciónhacialascolinas.SolomonKaneeraluchadornato.Enesosperfilessombríosmorabaalgúnmalignoenemigodeloshijosdelhombre,yesesimple hecho suponía tanto desafío como si algún valentón de sangre caliente deDevonlehubiesecruzadolacaraconunguante.

Repuesto gracias a una noche de sueño, emprendió la marcha con su largazancada,rebasólaarboledaenlaquehabíatenidolugarelcombatenocturno,yllegóa la zona en la que los árboles aclaraban, a los pies de las laderas. Remontó lascuestas,deteniéndoseuninstanteparamiraratrás,haciaelcaminoporelquehabíallegado. Ahora que estaba por encima del altiplano, podía ver con claridad unpobladoalolejos;unaagrupacióndechozasdebambúybarro,conunacabañadetamañoinsólitoalzadaacortadistanciadelasdemás,sobreunaespeciedelomabaja.

Ymientras miraba, con un repentino agitar de alas espantosas, ¡el terror cayósobreél!Kane segiró,galvanizado.Todohabía apuntadoa la existenciadeun seraladoquecazabadenoche.Nohabíaesperadounataqueaplenaluzdeldía;peroallíestabaunmonstruo,semejanteaunmurciélago,picandosobreélbajoelojodelsolnaciente. Kane vio un revuelo de poderosas alas, entre las cuales acechaba unespantosorostrohumano;luegoalzósupistolaydisparóconinfaliblepuntería,yelmonstruovirósalvajementeenmitaddelaire,paracaerdandobandazosyespirales,yestrellarseasuspies.

Kane se inclinó, la pistola aún humeante en la mano, y contempló con ojosdesorbitados.Sindudaaquéleraundemoniovomitadoporlospozosdelinfierno,sedijo la sombríamentedelpuritano;y, aunasí,unabaladeplomo lehabíamatado.Kane se estremeció, aturdido; nunca había visto nada que se pareciese a aquello,aunquedurantetodasuvidahabíarecorridoextrañassendas.

Aquel ser era como un hombre, inhumanamente alto y delgado; la cabeza eralarga, estrecha y calva; el cráneo de un depredador. Las orejas eran pequeñas,pegadas al cráneo y extrañamente puntiagudas. Los ojos, inmóviles por lamuerte,eran estrechos, oblicuos y de un extraño color amarillento. La nariz era delgada yganchuda, comoel picodeun avedepresa; la boca eraun tajo cruel, y los labiosdelgados, contorsionados por un último gruñido de agonía y cubiertos de espuma,mostrabanloscolmillosafilados.

La criatura, desnuda y lampiña, no se diferenciaba de los humanos en otrosaspectos.Los hombros eran anchos y recios, el cuello largoy delgado.Los brazoseran largos ymusculosos, y los pulgares estaban opuestos a los demás dedos a lamaneradelosgrandesmonos.Tantounoscomootrosestabanarmadoscongrandesgarras curvas. El pecho era curiosamente jorobado, con el esternón sobresaliendocomolaquilladeunbuque,conlascostillascurvándosealoslados.Laspiernaseranlargas y fibrosas, con grandes pies prensiles, semejantes a manos, y los grandespulgares opuestos como los de las manos. Las garras de éstos eran simplementelargasuñas.

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Peroelrasgomásdestacabledeaquellacuriosacriaturaestabaensuespalda.Deahísurgíanunpardegrandesalas,muyparecidasa lasdeunapolilla,peroconunarmazónóseoymembranacorreosa,yendodesdeunpunto justodetrásyarribadedondelosbrazosseunenaloshombroshastalasestrechascaderas.Kanecalculóqueaquellasalaspodíanmedirunosseismetros,depuntaapunta.

Agarró a la criatura, estremeciéndose de forma involuntaria ante el tactoresbaladizo, duro y correoso de la piel, y lo alzó amedias. Su peso era apenas lamitadde loquehubiera sidoenunhombredelmismo tamaño; casidosmetrosdealtura.Sinduda,loshuesosgozabandelapeculiarestructuradelosdelasavesylacarneestabaformadacasienteramentepormúsculoestriado.

Kanediounpasoatrás, inspeccionandodenuevoal ser.Asípues, su sueñonohabíasidotal,alfinyalcabo;aquelextrañoser,uotrodesuespeciehabíansidounaespantosarealidadallí,perchadoenelárboljuntoaél…¡Unagitardepoderosasalas!¡Unsúbitorevueloenloscielos!Kane,segúnsegiraba,comprendióqueeraculpabledelmás imperdonablecrimenquepuedecometerunmoradorde la jungla:permitirqueelasombroylacuriosidadlehicieranbajarlaguardia.Yateníaundemonioaladoalagargantaynoteníatiempodeempuñarydispararlaotrapistola.Kanepudover,enunlaberintodealasqueazotaban,unrostrodiabólicoysemihumano;sintiócómoaquellas alas le golpeaban; sintió las garras crueles que se hundían en su pecho, yluegolearrebatarondelsueloysesintióvolarporlosaires.

Aquelhombrealadohabíarodeadoconsusmiembroslaspiernasdelinglés,ylasgarrassehabíanhundidoenlosmúsculosdelpechodeKanecomoceposdentados.Loscolmillos lobunosbuscaban lagargantadeKane,peroelpuritanoagarróaquelcuellohuesudoyapartólaespantosacabeza,mientrasbuscabaconlamanoderechaelpuñal.ElhombrepájaroseelevabalentamenteyunarápidaojeadamostróaKaneque aún no estaban por encima de los árboles. El inglés no esperaba sobrevivir aaquel combate en los cielos, ya que, aun cuando lograse matar a su enemigo, élmismomoriría conelgolpede la caída.Pero, con la innata ferocidaddel luchadoranglosajón,sedispusoallevarseasucaptorconél.

Manteniendo a raya aquellos colmillos afilados,Kane se las arregló para echarmano del puñal y hundirlo profundamente en el cuerpo del monstruo. El hombremurciélago viró salvajemente, y un grito ronco y estridente salió de su gargantamedio estrangulada.Se debatió con ferocidad, batiendo frenéticamente sus grandesalas,agitandolaespaldaymoviendofieramentelacabeza,enunesfuerzoinfructuosoporliberarlayhundirensuenemigolosmortíferoscolmillos.Clavólasgarrasdeunamano, en forma agónica, en los músculos del pecho de Kane, más y másprofundamente,mientrasqueconlaotraarañabalacabezaycuerpodesuoponente.Pero el inglés, rasguñado y sangrante, con la ferocidad silenciosa y tenaz de unbulldog, siguió hundiendo los dedos en la delgada garganta, cada vez másprofundamente,y le clavóelpuñalunayotravez,mientras,muyabajo,unosojos

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aterrorizadosobservabanelterriblecombatequeteníalugarenaquellasvertiginosasalturas.

Habíanllegadosobrelaaltiplanicie,ylasalasdelhombremurciélago,cadavezmásdébiles,apenassoportabansupesocombinado.Perdíanalturaconrapidez,peroKane,cegadoporlaseddesangreylafuriadelabatalla,noprestabaatenciónanadade eso.Con una gran porción del cuero cabelludo colgando, el pecho y la espaldaarañadosydesgarrados,elmundosehabíaconvertidoparaélenalgociegoyrojo,dondesólonotabaunacosa:lanecesidaddebulldogdematarasuenemigo.Eldébilyespasmódicoaleteodelmonstruoagonizantelessituóduranteuninstantesobreunespesobosquecillodeárbolesgigantescos,altiempoqueKanesentíacómolapresadelaszarpasylosmiembroscontorsionadossedebilitabanaúnmás,ylaspuñaladasdelasgarrasseconvertíanenuninocuomanoteo.

Conunúltimoesfuerzo,hundióelenrojecidopuñaldirectamenteenelesternón,ysintió cómo el cuerpo de la criatura se sacudía con un temblor convulsivo. Lasgrandesalasquedaroninertes,yvencedoryvencidocayerondecabeza,enpicado,atierra.

Kane,atravésdeunaoleadaroja,viocómolasramasalborotadasseacercabanasuencuentro;sintiócómoazotabansurostroydesgarrabansusropajes,yaúntrabadoenaquelabrazomortalsehundióentreelfollaje,queeludíasusintentosdeagarrarsea él; luego, su cabeza se estrelló contra una gran ramay un abismo insondable denegruraledevoró.

IIIELPUEBLOENLASSOMBRAS

Solomon Kane huyó durante cientos de años, a través de pasillos de noche,colosales y de un negro basáltico. Gigantescos demonios alados, espantosos enaquella oscuridad total, se cernían sobre él con un agitar de grandes alas demurciélagoy,enlanegrura,luchócontraelloscomounarataacorraladaluchaconunmurciélago ratonero, mientras las fauces descarnadas barbotaban espantosasblasfemiasyhorriblessecretosensuoído,ylascalaverashumanasrodabanbajosuspiestambaleantes.

Solomon Kane emergió bruscamente de la tierra de los delirios, y lo primerocuerdo que vio fue un rostro negro y amigable inclinado sobre él. Descubrió queestabaenunachozaespaciosa,limpiaybienventilada,yque,deunamarmitapuestaal fuego en el exterior, llegaban apetitosos aromas.Kane comprendió que tenía unhambre de lobo. Y se sentía extrañamente débil, y que lamano que se llevó a lacabezavendadatemblaba,asícomoquehabíaperdidoelbronceado.

El hombre gordo y otro más, un guerrero alto, enjuto y de rostro hosco, seinclinaronsobreél,yelgordodijo:

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—Estádespierto,Kuroba,yenposesióndesusfacultades.Elhombreenjutocabeceóyreclamóalgoenvozalta;alguienlerespondiódesde

fuera.—¿Dónde estoy? —preguntó Kane en uno de los lenguajes que dominaba,

pariente del dialecto que acababa de emplear el negro—. ¿Cuánto hace que estoyaquí?

—ÉsteeselúltimopobladodeBogonda—elgordolehizotumbarsedenuevo,conmanos tandelicadascomo lasdeunamujer—.Teencontramos tiradobajo losárboles de las laderas, malherido e inconsciente. Has estado delirando durantemuchosdías.Comealgoahora.

Unágilguerreroentróconuncuencodemadera,repletodecomidahumeanteyKanecomióconvoracidad.

—Escomounleopardo,Kuroba—dijoelgordoconadmiración—.Niunoentremilhubierasobrevividoaunasheridascomolassuyas.

—Sí—contestóelotro—.Ymatóalakaanaquelehirió,Goru.Kanetratódeincorporarsesobreloscodos.—¿Goru?—gritóconferocidad—.¿Elsacerdotequedejaatadosaloshombres,

paraqueseloscomanlosdemonios?Ytratódeincorporarseparaestrangularalgordo,perosudebilidadseimpusoa

su voluntad, de forma que la cabaña comenzó a dar vueltas ante sus ojos y sedesplomó de espaldas, jadeante, y en seguida se hundió en un sueño natural yprofundo.

Mástardesedespertóparadescubrirqueunachicadelgada,denombreNayela,leestaba observando. Le alimentó y, cuando se sintió más fuerte, Kane le hizopreguntasquelaotrarespondiódeformatímida,aunqueconinteligencia.AquelloeraBogonda,gobernadaporeljefeKurobayelsacerdoteGoru.NadieenBogondahabíavistounblanco,osiquieraoídohablardeellos.Perounapeleacomoaquéllahubierasidobastantecomoparamataracualquierhombrecomún.Seasombródeno tenerhuesosrotos,perolachicaledijoquelasramashabíanamortiguadosucaída,yquehabíaaterrizadosobreelcuerpodelakaana.PreguntóporGoru,yelgruesosacerdoteacudió,llevandolasarmasdeKane.

—Encontramos algunas junto a ti, ahí donde habías caído —dijo Goru—, yalgunas juntoalakaanaquematasteconelarmaqueescupe fuegoyhumo.Tienesqueserundios,aunquelosdiosesnoshablanytúlohashechocasihastaelpuntodelamuerte.¿Quiéneres?

—Nosoyningúndios—respondióKane—,sinounhombrecomotú,peseaquemi piel sea blanca.Vengo de una tierra lejana, situada enmitad de losmares; unatierraque,amijuicio,eslamáshermosaynobledelatierra.MinombreesSolomonKaneysoyunvagabundosintierra.Escuchétunombreporbocadeunmoribundo.Peroturostropareceeldeunabuenapersona.

Unasombracruzóantelosojosdelhechicero,yabatiólacabeza.

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—Descansa y recupera las fuerzas, hombre, dios o lo que quiera que seas—repuso—,yen sumomento sabrásde laantiguamaldiciónqueagobiaaesta tierraantigua.

Yasí,enlosdíassiguientes,mientrasKanerecuperabayaumentabasusfuerzas,conlavitalidaddelabestiasalvajequeenrealidadera,GoruyKurobasesentaronasuladoyhablaronconéllargoytendido,contándolemultituddecosasterribles.

Su tribunoera aborigende aquellas tierras, sinoquehabía llegadoal altiplanohacíacientocincuentaaños,portandoconelloselnombredesutierramadre.OtrorahabíasidounatribupoderosaenlaViejaBogonda,enungranríosituadomuylejos,alsur.Perolasguerrastribaleshabíanquebrantadosupoder,yporúltimo,obligadaporungranlevantamiento,latribuenterahabíaemigrado,yGorulerepitióleyendassobrelagranmigraciónatravésdemilesdekilómetros,cruzandojunglaypantanos,acosadosacadapasoporcruelesenemigos.

Porúltimo,abriéndosepasoatravésdeunpaísdeferocescaníbales,llegaronaunlugardondeestabanasalvodeataqueshumanos,peroenlaquesevieronprisionerosdeunatrampadelaqueniellosnisusantepasadospodríannuncaescapar.Estabanenla horrenda tierra deAkaana, yGoru le dijo que sus antepasados habían llegado aentenderelporquédelasrisotadasburlonasdelosdevoradoresdehombresqueleshabíanacosadohastalosmismosbordesdelaaltiplanicie.

Los bogondi encontraron un país feraz, con agua potable y rebosante de caza.Habíacabrasinnumerablesyvariasespeciesdecerdossalvajesquemedrabanallíengranabundancia.Alprincipio, lagente secomíaaesoscerdos,pero luegodejódehacerlo por una buena razón. La sabana entre la altiplanicie y la jungla hervía deantílopes, búfalos y animales por el estilo, y había muchos leones. Los leonesvagabantambiénporlaaltiplanicie,peroBogondasignifica«matadordeleones»ensu propia lengua y, al cabo de pocas lunas, los grandes felinos se replegaron a laszonasbajas.Pero,comolosantepasadosdeGoruprontopudieroncomprender,noeraalosleonesaquienesteníanquetemer.

Al descubrir que los caníbales no entraban en las sabanas, descansaron de sulargoperiployconstruyerondospoblados.BogondaAltayBogondaBaja.Kanesehallaba en Bogonda Alta; había visto las ruinas del poblado inferior. Pero prontocomprendieronquesehabíanperdidoenunpaísdepesadillasarmadascongarrasycolmillos goteantes. Escuchaban el agitar de poderosas alas en la noche y veíansombras espantosas que cruzaban las estrellas y se perfilaban contra la luna. Losniñoscomenzaronadesapareceryundíaunjovencazadorseperdióenlascolinas,sorprendido por la llegada de la noche. Y, en la luz gris del alba, un cadáverdestrozadoydevoradoamediascayódesdeloscielossobrelacalledelpoblado,yunretazoderisainhumana,procedentedeloalto,dejóheladosalosespantadostestigos.Un poco más tarde, los bogondi descubrieron plenamente el horror en el que sehallabansumidos.

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Alprincipio,loshombresaladosteníanmiedodelagentenegra.Seocultabanysalíandesuscuevassólodenoche.Luegosehicieronmásaudaces.Aplenaluzdeldía, un guerrero abatió a uno con una flecha, pero aquellos diablos ya sabían quepodíanmataraunserhumano,yelgritodeagoníaatrajoaunamultituddedemoniosque cayeron de los cielos, para hacer pedazos almatador, en presencia de la tribuentera.

Los bogondi se dispusieron entonces a abandonar aquel lugar diabólico y uncentenar de guerreros se dirigió a las colinas, en busca de un paso. Encontraronparedesescarpadas,porlasquepodríatreparunhombrecondificultad,yvieronquelosriscosestabanhoradadosporlascavernasenlasquemorabanloshombresalados.

Fue entonces cuando se libró la primera gran batalla entre los humanos y loshombresmurciélago,enlaquelosmonstruosobtuvieronunavictoriaaplastante.Losarcosy lanzasde losnegros resultaronpocoeficacesante losataquesenpicadodeaquellos demonios con zarpas y no sobrevivió ni uno del centenar que se habíainternado en las colinas; ya que los akaanas dieron caza a aquellos que huyeron yatraparonalúltimoauntirodeflechadelpobladosuperior.

Los bogondi, viendo que no podían esperar atravesar las colinas, pensaron enabrirsepasoluchandopordondehabíanvenido.Perounagranhordadecaníbaleslessalióalpasoenlospastizalesy,trasunagranbatallaquedurótodoundía,sevieronforzados a retroceder, quebrados y vencidos. Y Goru dijo que, mientras sedesarrollaba la batalla, los cielos estaban colmados de formas espantosas, quetrazabancírculosenloaltoysereíanalveraloshombresmorirenmasa.

Por tanto, los supervivientes de esas dos batallas, lamiéndose las heridas,aceptaron lo inevitable con el fatalismo de los negros. Habían sobrevivido milquinientos hombres, mujeres y niños, que construyeron sus cabañas, labraron lastierrasyvivieronestoicamentealasombradelapesadilla.

En aquellos días, había muchos hombres pájaro, y hubieran aniquilado a losbogondidehabérselopropuesto.Ningúnguerreropodíamedirseconunakaana,yaqueeranmásfuertesqueloshumanos,atacabanalamaneradelhalcóny,encasodefallar,susalaslesponíanasalvodecualquiercontraataque.Enesemomento,Kaneleinterrumpióparapreguntarporquélosnegrosnohabíancombatidoconarcoscontralosdemonios.PeroGorulecontestóquesenecesitabaserunarquerorápidoycerteroparaheriraunakaanaenplenovuelo,yquesupellejoeratanduroque,amenosquelaflechaentraserecta,nolograríapenetrar.Kanesabíaquelosnegroseranarquerosmuymediocresyquehacíansuspuntasconpiedratrabajada,huesoohierrobatido,casitanblandocomoelcobre;selevinoalacabezaPoitiersyAgincourty,sombrío,deseótenerunafiladeimpasiblesarquerosingleses,ounamanodemosqueteros.

Pero Goru le dijo que los akaanas no parecían querer destruir del todo a losbogondi.Sealimentabansobretododelospequeñoscerdosquetantoabundabanenel altiplano, así como de cabritos.A veces llegaban hasta las sabanas en busca deantílopes,peronolesgustabanlosespaciosabiertosytemíanalosleones.Tampoco

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cazabanenlasjunglasdemásallá,yaquelosárbolescrecíandemasiadojuntoscomoparapermitirlesabrirlasalas.Semanteníanenlascolinasyelaltiplano…ynadieenBogondasabíaquépodíahabermásalládeesascolinas.

Losakaanasdejabanque losnegroshabitasen laaltiplaniciede lamismaformaque los hombres dejan prosperar a los animales salvajes, o proveen a los lagos depeces,parasupropiadiversión.Elpueblomurciélago,decíaGoru,teníaunextrañoyespantoso sentido del humor que se regocijaba en los sufrimientos de un humanoaullante.Aquellasterriblescolinashabíandevueltolosecosdegritosquehelabanelcorazón.

Perodurantemuchosaños,dijoGoru,unavezquelosbogondiaprendieronanoenfrentarseasusamos,losakaanassecontentaronconarrebataraunniñodevezencuando,ocondevoraraunajovenapartadadelpobladooaunchicocogidofueradelascercas.Elpobladodesagradabaalagentemurciélagoy,aunquedabanvueltasporencima, nunca se aventuraban en su interior.Los bogondi estuvieron a salvo hastaaquellosúltimosaños.

Gorudijoquelosakaanasestabanextinguiéndoseconrapidez,yqueelloshabíanllegadoaconfiarenque los restosdesurazapudieransobrevivirles;encuyocaso,dijoconfatalismo,loscaníbalessaldríansindudaalgunadelajunglayecharíanalossupervivientesasusmarmitas.Dudabadequeenaquellosmomentoshubieramásdeciento cincuenta akaanas con vida. Kane le preguntó por qué los guerreros noorganizabanunagranpartidaydestruíanporcompletoa losdiablos,yGorusonrióconamargurayvolvióarepetiraquellosobrelasproezasdelpueblomurciélagoenbatalla. Además, añadió, toda la tribu de Bogonda contaba ya con tan sólocuatrocientos miembros, y la gente murciélago era su única protección contra loscaníbalesdeloeste.

Goru dijo que los efectivos de la tribu habían menguado más en los últimostreintaañosqueentodoeltiempoanterior.Ysegúnelnúmerodeakaanasdisminuía,suferocidadinfernalsehacíamayor.Capturabanmásymásbogondisparatorturarlosy comérselos en sus espantosas cavernasnegrasde las colinas, yGoru lehablódeincursionesrepentinascontralaspartidasdecazaycontraaquellosquetrabajabanenlos campos, y de noches espantosas, llenas de gritos y balbuceos horripilantes quellegabandesdelascolinasoscuras,yrisascapacesdecongelarlasangrequesóloeranhumanasamedias;demiembrosarrancadosydesonrientescabezasensangrentadasarrojadasdesde loscielosalestremecidopoblado,ydeespeluznantes festinesentrelasestrellas.

Ydespués llegó la sequía, dijoGoru,yunagranhambruna.Muchas fuentes sesecaron y la cosecha de arroz, ñame y plátanos se perdió. Los ñues, antílopes ybúfalosqueconstituíanlamayorpartedeladietacárnicadelosbogondiseretiraronalajunglaenbuscadeagua,ylosleones,conelhambresobreponiéndoseasumiedoalhombre,invadieronlaaltiplanicie.Muriómuchagenteenlatribu,yelrestosevioempujadoporelhambreacomerse loscerdosqueeran lapresanaturalde lagente

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murciélago.Talcosahizoenfurecera losakaana,apartedemenguar loscerdos.Elhambre, losbogondiy los leonesaniquilarona todas lascabrasya lamitadde loscerdos.

Por último, el hambre remitió, pero el daño estaba hecho.De aquellas grandesmanadasqueotrorahabíancubiertolaaltiplaniciesóloquedabanunosrestos,yaunésos eran recelosos y difíciles de capturar. Los bogondi se habían comido a loscerdos,asíquelosakaanassecomieronalosbogondi.Lavidasevolvióuninfiernoparalosnegros,yelpobladoinferior,queyasólocontabaconunoscientocincuentamiembros,serebeló.Llevadosallímiteporlasrepetidasatrocidades,serevolvieroncontra sus amos.Un akaanaque se aventuró en lasmismísimas calles del pobladopararaptaraunniño,fueasaeteadohastalamuerte.Luego,lagentedelaBogondaBajasemetióensuscabañasyesperósusino.

Yéstellegó,dijoGoru,alcaerlanoche.Losakaanashabíanvencidoeldisgustoquesentíanhacia lascabañas.Labandadaentera salióde lascolinasy laBogondaAltasedespertóconunespantosocataclismodegritosyblasfemias,queseñalabanelfinaldelotropoblado.Durantetodalanoche,lagentedeGoruhabíaestadoenvela,sudandoporel terror,sinatreverseamoverse,escuchando losaullidosybalbuceosquedesgarrabanlanoche;yporúltimocesaronaquellossonidos,dijoGorualtiempoqueseenjugabaelsudorfríodelafrente,sustituidosporlosdeunfestínobscenoyespantosoquellenólanocheconsuburlademoníaca.

Aprimerahoradelamañana,lagentedeGoruviocómoaquellabandadainfernalaleteabaderegresoasuscolinas,comodemoniosquevolasendevueltaalinfierno,ysuvueloeralentoypesado,comoeldebuitresempachados.Mástarde, lagenteseatrevióaacercarsealpobladomalditoyloquevieronleshizohuirgritando;y,desdeaquel día, dijoGoru, ningún hombre se acercaba amenos de tres tiros de arco deaquel silencioso horror.YKanemeneó la cabeza, asintiendo, con sus ojos heladossombríoscomonunca.

Durante muchos días, después de eso, dijo Goru, la gente aguardó llena deestremecido temor, y luego, llenadeunmiedodesesperadoquehizodespertar unacrueldadindecible,latribuechóasuertesyelperdedorfueatadoaunpostesituadoentre los dos poblados, con la esperanza de que los akaanas pudieran reconoceraquello como un gesto de sumisión, de forma que la gente de Bogonda pudieraescaparaldestinodesushermanos.Esacostumbre,dijoGoru,lahabíantomadodeloscaníbales,queenlaantigüedadadorabanalosakaanasylesofrecíansacrificioshumanos cada luna. Pero, por azar, habían descubierto que se podía matar a losakaana,por loquehabíandejadodeadorarles;o almenosésa era ladeduccióndeGoru, que le explicó con gran detalle que ningún ser mortal es digno de unaverdaderaadoración,noimportalomalignoopoderosoquepuedaser.

Suspropiosantepasadoshabíanhechoocasionales sacrificiosparaaplacara losdiablos alados, pero no se había convertido en una costumbre regular hasta esosúltimos tiempos. Ahora era algo necesario; los akaanas lo esperaban y, cada luna,

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elegíandelacadavezmásreducidatribuaunjovenoaunachica,alosqueatabanalposte. Kane escrutó el rostro de Goru mientras éste le hablaba del dolor que leproducía esa servidumbre indecible, y el inglés comprendió que el sacerdote erasincero.Kane se estremeció ante la idea de toda una tribu de humanos pereciendolentaperoinexorablementeenlasfaucesdeunarazademonstruos.

Kanelehablódelinfelizconelquesehabíatopado,yGorucabeceó,conlapenacolmandosusdulcesojos.Undíayunanochehabíaestadoallíatado,mientras losakaanas saciaban su infame sed de torturas en su carne estremecida y agonizante.Pero,alapostre,lossacrificioshabíanimpedidoladestruccióndelatribu.Loscerdossupervivientes daban sustento a los akaanas en declive, aparte de algún niño quearrebatabandevezencuando,ysecontentabanconsusindescriptiblesdiversiones,acostadeunasolavíctimacadaluna.

AKaneseleocurrióalgo.—¿Yloscaníbalesnuncaentranenlaaltiplanicie?Gorumeneólacabeza;estabanasalvoensujunglaynuncasearriesgabanenlas

sabanas.—Peromeestuvieronpersiguiendohastaelpiedelascolinas.Gorumeneódenuevolacabeza.Nohabíamásqueuncaníbal,a juzgarporlas

pisadas.Estabaclaroqueeraunsologuerrero,quehabíavencidoel temorhacia laespantosallanurayhabíapagadoporellosuprecio.Kaneapretólosdientes,conuncrujidoqueeraconloquenormalmentesustituíalablasfemia.Ledolíapensarqueunsoloenemigolehabíahechohuir.Yanoseasombrabadequelehubieraseguidocontantacautela,esperandolallegadadelanocheparaatacar.Pero,preguntóKane,¿porquélosakaanassehabíanapoderadodelnegroynodeélmismo?¿Yporquénolehabíaatacadoelhombremurciélagoquesehabíaposadoesanocheensuárbol?

El caníbal estaba sangrando, respondió Goru; el olor hizo que el diablomurciélagoatacase,yaqueerancapacesdeolfatearlasangrederramadadesdetantadistanciacomolosbuitres.Yeranmuycautos.NuncahabíanvistoaunhombrecomoKane,quenomostrabamiedoalguno.Sindudahabíandecididoespiarle,enesperadecogerledesprevenido.

Kanepreguntóquéeranesas criaturas.Goru se encogiódehombros.Yaestabaallícuandollegaronsusantepasados,yéstosnuncahabíanoídohablardetalesseres.Nohabíarelaciónalgunaconloscaníbales,asíquenopudieronnuncapreguntarporellos.Losakaanasvivíanencuevas,desnudoscomolasbestias;noconocíanelfuegoy sólo comían carne fresca y cruda. Pero tenían un lenguaje y reconocían a unaespecie de rey entre los suyos.Muchosmurieron en la granhambruna, cuando losmásfuertessecomieronalosmásdébiles.Seextinguíanconrapidezyenlosúltimosañosnohabíanvistohembrasojóvenesentreellos.Cuandoporfinmurieranaquellosmachos,yanohabríamásakaanas,peroBogondayaestabacondenada,apuntóGoru,amenosque…miróde formaextrañay anhelante aKane.Pero el puritano estabaprofundamentesumidoensuspensamientos.

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Entre la multitud de leyendas indígenas que había oído a lo largo de susvagabundeos,levinounaalacabeza.Hacíamucho,muchotiempo,unhombreyuyuviejo,muyviejo,lehabíahabladoacercadedemoniosaladosquellegarondelnorteypasaronsobresupaís,paradesaparecerenellaberintoselváticodelsur.Yelhombreyuyu contabauna leyendavieja,muyvieja, sobre aquellas criaturas: la dequeunavezhabíanmoradopormillaresenungranlagodeaguasamargasquesehallabaamuchaslunas,haciaelnorte,yquehacíaerasyerasungranjefeysusguerrerosleshabían combatido con arcos y flechas, dando muerte a muchos y forzando a huirhaciaelsuralosdemás.ElnombredeaqueljefeeraN’Yasunnaydisponíadeunagrancanoadeguerraconmuchosremos,quelellevabaconrapidezsobrelasaguasamargas.

Yderepente,fuecomosiunvientoheladotocaseaSolomonKane,comosiseabrieseunapuerta comunicante con lasSimasExterioresdelTiempoy elEspacio.Porque de golpe comprendió la verdad de aquel mito incomprensible, y esa otraverdaddeunaleyendamásantiguayespantosa.YaqueelgranlagoamargonopodíaserotracosaqueelMediterráneo,yaquel jefeN’YasunnanopodíaserotroqueelhéroeJasón,quehabíavencidoyexpulsadoalasarpías…¿expulsadoaÁfricaynoalas islas Estrofadas?Así que el viejomito pagano era cierto, pensó desconcertadoKane,estremecidoantelosextrañosmundosdefantasmagóricasposibilidadesquetalcosaabría.Yaquesielmitodelasarpíaseraunarealidad,¿quépasabaconlasotrasleyendas,ladelaHidra,loscentauros,laquimera,Medusa,Panylossátiros?¿Todosaquellosantiguosmitosescondíanrealidadesdepesadilladotadasdetemiblesgarrasydientesrezumantesdeestremecedoramaldad?¡África,elcontinenteoscuro,tierradehorror,brujeríaymagia,enlaquesehabíanrefugiadotodoslosseresmalignos,huyendodelacrecienteluzdelmundooccidental!

Kaneabandonótalesmeditacionesconunsobresalto.Goruleestabatirandoconsuavidadytimidezdelamanga.

—¡Sálvanosdelosakaanas!—lerogó—.¡Aunquenoseasundios, tienes tantopodercomounodeellos!Llevasenlamanoelbastónyuyuqueentiempospasadosfueelcetrodecaídosimperiosyelbáculodepoderosossacerdotes.Ytienesarmasqueescupenlamuerteentrefuegoyhumo, talycomovieronnuestros jóvenesquehacíanalmatar ados akaanas. ¡Serásnuestro rey,nuestrodios, loquequieras!Hapasadomásdeuna lunadesdequevinisteaBogondayhapasadoyael tiempodelsacrificio, aunque el poste sangriento está vacío. Los akaanas rehúyen el pobladoporquetúestásaquí,yyanonosraptanmásniños.¡Noshemoszafadodesuyugograciasaqueconfiamosenti!

Kanesefrotólassienes.—¡Nosabesloquemeestáspidiendo!—gritó—.BiensabeDiosquenadadeseo

másqueliberaralatierradeunamaldadcomoésta,peronosoyningúndios.Puedomatar conmispistolas aunospocosdiablos,peromequedamuypocapólvora.Situviera una buena provisión de pólvora y balas, y el mosquete que rompí en las

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Colinas de losMuertos, donde rondaban los vampiros, entonces sí que tendríamosunabuenacaza.Pero,aunquelograsemataratodosesosdemonios,¿quépasaconloscaníbales?

—¡También te tienen miedo!—gritó el viejo Kuroba, al tiempo que la chica,Nayela, y el muchacho, Loga, que debiera haber sido el siguiente sacrificado, lecontemplabanconelalmaenunpuño.Kaneapoyóelmentónenelpuñoysuspiró.

—EntoncesmequedaréenBogondaelrestodemivida,sipensáisqueesoserviráparaprotegeralagente.

Así pues, SolomonKane se asentó en el poblado deBogonda de las Sombras.Aquélla era buena gente, cuyos espíritus, de natural vivaz y alegre, se veíanoprimidosyentristecidosporlalargaestanciaenlasSombras.PeroahoralallegadadelblancoleshabíandadonuevosánimosyaKaneseleencogíaelcorazónalverlapatética confianza que depositaban en él. Pero ahora cantaban en los campos ybailaban en torno a las hogueras, y le miraban con fe ciega en los ojos. Y Kane,maldiciendo lo inermequesehallaba, sabíacuán inútilhabríadeser su imaginariaprotecciónsilosdiablosaladoscaíanenmasasobreellosdesdeloscielos.

PerosequedóenBogonda.Ensussueños,lasgaviotastrazabancírculossobrelosriscosdelviejoDevon,queserecortabancontraloscieloslimpios,azulesyventoso,yduranteeldíalallamadadelastierrasdesconocidas,situadasmásalládeBogonda,le rasguñaba el alma, llenándola de un fiero anhelo. Pero siguió en Bogonda,exprimiéndose el cerebro en busca de un plan. Se sentaba y contemplaba durantehoras el bastón yuyu, ansiando lleno de desesperación que sumagia negra pudieraayudarle,alládondelamenteblancafracasaba.YaenunaocasiónhabíaconvocadoalbrujodelaCostadelosEsclavos,atravésdeleguasymásleguas;peroN’Longasóloacudíacuandoseveíaenfrentadoaenemigossobrenaturales,yaquellasarpíasnoloeran.

ElgermendeunaideacomenzóaecharraícesenelfondodelamentedeKane,peroacabópordescartarla.Teníaquevercongrandestrampas,¿perocómoatraparalosakaanas?Elrugidodelosleonesprestabaunhoscoacompañamientoasushondasmeditaciones.Según ibandesapareciendo loshombresde la altiplanicie, lasbestiascarnicerasquesólotemíanalaslanzasdeloscazadorescomenzabaaocuparla.Kanesoltóunarisaamarga.Susenemigosnoeranleonesalosquesepudieradarcazaysimplementeabatir.

AciertadistanciadelpobladosealzabalagrancabañadeGoru,queunavezfueraladelconsejo.Estacabañaestabarepletadeextrañosfetichesque,segúndecíaGoru,condesamparadosgestosdesusgruesasmanos,aunqueeranmagiapoderosacontralos espíritus malignos, prestaban escasa protección contra los alados demonios decarne,huesoycartílago.

IV

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LALOCURADESOLOMON

Kanesedespertóderepentedeunsueñosinsueños.Unaespantosacacofoníadegritosllenódeformahorriblesusoídos.Enelexteriordelacabaña,lagentemoríaenplena noche, de forma horrible, como ganado en el matadero. Había estadodurmiendo,comosiempre,conlasarmasalalcancedelamano.Selanzóalapuertayalgo cayó balbuceando y babeando a sus pies, y se le agarró a las rodillas con unabrazoconvulsivo,altiempoquemurmurabaruegosincoherentes.Aladébilluzdelmoribundofuegomáscercano,KanereconocióhorrorizadoelrostrodeljovenLoga,ahoralaceradodeformaespantosayempapadodesangre,quesecongelabayaenunamáscara de muerte. La noche estaba llena de sonidos espantosos y aullidosinhumanos, mezclados con el susurrar de grandes alas, el destrozar de la paja yespantosasrisasdemoníacas.Kaneselibródelosbrazosdelmuertoysaltóhaciaelfuegomoribundo.Nopodíadistinguirsinountumultoconfusoeindistintodefigurasquehuíanysiluetasquecaíansobreellas,asícomoelagitardealasoscurascontralasestrellas.

Cogióuna ramaardientey la lanzó contra el tejadode su choza; y, cuando lasllamassaltaronparamostrarleloquesucedía,sequedóheladodehorror.UndestinorojoyaullantehabíacaídosobreBogonda.Losmonstruosaladosrecorríangritandolascalles, revoloteabansobre lasgentesenfugaohacíanpedazos los techosde lascabañasparaatacaralasbalbucientesvíctimasqueserefugiabanensuinterior.

Conungritodeespanto,elingléssesacudiósutrancedehorror,alzóunapistolayabriófuegocontraunavelozsombradeojosardientes,haciéndolacaerasuspiescon el cráneo destrozado. Y Kane, con un bramido profundo y fiero, se lanzó decabeza a la lucha, con la furia de berserk de sus paganos antepasados sajonescobrandoenélterribleforma.

Aturdidosydesconcertadosporelataquerepentino,acobardadosporlargosañosde sumisión, los bogondi eran incapaces de ofrecer una resistencia conjunta y lamayor parte de ellos murieron como ovejas. Algunos, enloquecidos por ladesesperación,plantabancara,perosus flechasseperdíanorebotabanen las reciasalas, al tiempo que la infernal agilidad de las criaturas hacía que los lanzazos yhachazosfueranmuypocoeficaces.Alzabanelvueloparaesquivarlosgolpesdesusvíctimasy,caíansobresusespaldasparaderribarlesportierra,dondeloscolmillosygarrashacíanentoncessurojalabor.

KanevioalviejoKuroba,demacradoymanchadodesangre,respaldarsecontralapareddeunacabaña,conelpiesobreelcuellodeunmonstruoquenohabíasidolobastante rápido. Aquel jefe de rostro terrible empuñaba un hacha a dos manos ylanzabagrandesgolpesondulantesque,demomento,manteníanarayaaunaullantetropel demedia docena de diablos. Kane corría en su ayuda cuando le detuvo ungemidobajoy lastimero.LajovenNayelaseretorcíadébilmente,caídaenelpolvoensangrentado,mientrasunodeaquellosseres,comounbuitre,acuclilladosobresu

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espalda,ledesgarrabalascarnes.Susojos,yavidriosos,buscaronelrostrodelinglés,conangustiadasúplica.Kanelanzóunamargojuramentoydisparóaquemarropa.Eldemonioaladosefuehaciaatrásconunhorrendoalaridoyunsalvajeagitardealasmoribundas; Kane se inclinó sobre la chica agonizante, que sollozó y le besó lasmanosconlabiosinseguros,mientrasélleacunabalacabezaentrelasmanos.Luegocerrólosojos.

Kanedejóconsuavidadelcuerpoenelsuelo,ybuscóconlamiradaaKuroba.Sólo pudo ver una multitud de horrendas figuras apelotonadas, chupando ydesgarrandoalgoquehabíaenelcentrodelgrupo.YKaneenloqueció.Conungritoque hendió aquel infierno en el que se hallaba sumido, se abalanzó hacia delante,matando incluso mientras se incorporaba, ya que, al levantarse, sacó y tiró,atravesando una garganta de buitre. Luego liberó su espada y, mientras el ser sedebatíayretorcíaenlosestertoresdemuerte,elenfurecidopuritanocargóenbuscadenuevasvíctimas.

Alláadondemiraba,lagentedeBogondamoríadeformaespantosa.Luchabanenvano o huían, y los demonios les cazaban como halcones a liebres. Corrían aocultarseen lascabañasyaquellosdemoniosdesgarraban las techumbresdepajaohundían las puertas, y lo que entonces ocurría allí dentro quedabamisericordiosamenteocultoalosojosdeKane.Yalblanco,frenéticamentealteradoporelespanto,seleantojóqueéleraelúnicoculpable.Losnegroshabíanconfiadoenqueéllessalvaría.Habíaninterrumpidolossacrificiosydesafiadoasusterriblesamos,yahoraestabanpagandoelhorribleprecio,yélera incapazdesalvarles.Ensus ojos, enturbiados por la agonía, que se volvían hacia Kane, se paladeaban losnegrospososdelacopaamarga.Nohabíarabiaolasúplicadelmiedo.Eradoloryunreprocheaturdido.Erasudiosyleshabíafallado.

Yahoraél rondabaentre lamasacre,y losdiablos leevitaban,buscandopresasmásfácilesenlosnegros.PeronosepodíaignoraraKane.Enmediodeunabrumarojaquenoprocedíade la cabaña en llamas, vio el horror supremo;una arpíaquesujetabauncuerporetorcidoydesnudoqueotrorafueraunamujer,yunoscolmilloslobunos que se hundían bien profundo en la carne, devorando.CuandoKane saltósobreella,golpeando,elhombremurciélagoarrojóasusollozanteydestrozadapresayalzóelvuelo.PeroKanedesechósuespadayconlafuriadeunapanterasedientadesangre,cogióaldemonioporelcuelloyleechólaspiernasalacintura.

Denuevoseencontrócombatiendoenplenoaire,peroestavezsobrelostechosdelascabañas.Elterrorhabíaechadoraícesenelfríocerebrodelaarpía.Noluchabapara atrapar ymatar, y lo único que buscaba era librarse de ese ser silencioso quecolgabadeellayquelaapuñalabacontremendafuria,buscandosuvida.Sedebatióconsalvajismo,gritandodeformahorrendaaltiempoquesacudíalasalas,yluego,cuandoelpuñaldeKanesehundiómásprofundamente,cayóderepentedeladoysedesplomódecabeza.

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La techumbre de una cabaña detuvo su caída, yKane y la arpía agonizante laatravesaronparacaerrevueltosenelsuelodelacabaña.Eneldesvaídoresplandordelacabañaqueardíaenelexterior,Kaneviounhorrorcapazdeconmovercualquiermente: colmillos rojos y goteantes en una boca como una caverna, y un remedocarmesídeformahumanaqueaúnseretorcíaenlosestertoresdelaagonía.Entonces,a travésdel laberintode locuraenelquesehallabasumido, susdedosdeacerosecerraronsobrelagargantadeldiablo,enunapretónquelosarañazosdelasgarrasnilosaleteospudieronquebrar,hastaquesintióqueaquellavidaespantosaseescapabaentresusdedos,yelcuellohuesudosequebró.

Laroja locuradelacarniceríacontinuabaenelexterior.Kanese incorporó,susmanosbuscandoaciegascualquierarma,y,segúnsalíaentrombadelacabaña,unaarpíaalzóelvueloasusmismospies.Kanehabíacogidounhachayconellalanzóun golpe que hizo saltar los sesos del demonio como si fueran agua. Se abalanzóhacia delante, dando traspiés entre cuerpos y porciones de cuerpos, la sangrebrotandoporunadocenadeheridas,yluegosedetuvoaturdido,gritandoderabia.

El pueblo murciélago se echaba al aire. No querían enfrentarse más tiempo aaquel loco blanco que, en su demencia, era aúnmás terrible que ellos. Pero no semarchabansolosalasregionesaéreas.Llevabanensuspérfidasgarrasformasquesedebatíanygritaban,yKane,lanzandogolpesconsuhachagoteante,seencontrósoloenunpobladosembradodecadáveres.

Echólacabezaatrásygritósuodioalosdemoniosdelosaires,ysintiócómolecaían grandes gotas cálidas en el rostro,mientras que los cielos ensombrecidos sellenabandegritosde agoníayde la risade losmonstruos.YelúltimovestigioderazónseesfumóenKanealoírcómolossonidosdeaquelhorrendofestíninundabanlanoche,ylasangrequellovíadelasestrellaslesalpicabanlacara.Fuedeunladoparaotro,gritandoblasfemiasinconexas.

¿Acaso no era un símbolo del Hombre, tambaleándose entre huesosmordisqueadosysonrientescabezascortadas,blandiendounhachainútil,ygritandodeformaincoherentesuodioalasformasespantosasyaladasdelaNochequehacíande él su presa, arremolinándose llenos de triunfo demoníaco sobre su cabeza yarrojandoasusojosenloquecidoslapobresangredesusvíctimashumanas?

VELBLANCOVICTORIOSO

Unamanecerblanquecinoysúbitonaciósobre lascolinasnegrasparaalumbrardeformaestremecedoralasrojasruinasquehabíansidoelpobladodeBogonda.Lascabañas estaban intactas, a excepción de una que se había convertido en rescoldoshumeantes,peromuchostechosestabandestrozados.Habíahuesosarrancadosenlas

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calles,desprovistosamediasoporcompletodecarne,yalgunosestabandestrozados,comosiloshubieranarrojadodesdeunagranaltura.

Eraunterritoriodemuerte,enelquenoseveíaunsolosignodevida.SolomonKaneseapoyóensuhachaensangrentadaycontemplólaescenaconojosturbiosyenloquecidos. Estaba sucio y manchado de sangre, ya medio seca, procedente deprofundostajosenelpecho,lacaraylasespaldas,peronoprestabaningunaatenciónasuspropiasheridas.

La gente de Bogonda no había muerto sola. Diecisiete arpías yacían entre loshuesos. El propioKane habíamatado a seis de ellas. El resto había caído bajo ladesesperación frenética y agónica de los negros. Era una compensacióninsignificante.Ni una sola de las cuatrocientas personas de laBogondaAlta habíasobrevividoparaverelalba.Ylasarpíassehabíanido…devueltaasuscuevasenlascolinasnegras,ahítasamásnopoder.

Conpasolentoymaquinal,Kanefuereuniendosusarmas.Encontrósuespada,puñal, pistolas y el bastón yuyu.Abandonó el poblado principal y subió la cuesta,rumboa lagrancabañadeGoru.Yallíhubodedetenerse,golpeadoporunnuevohorror. El espantoso humor de las arpías las había llevado a cometer una burlasangrienta.Sobrelaspuertasdelacabaña,lecontemplabalacabezacortadadeGoru.Las gruesas mejillas colgaban fláccidas, los labios se curvaban con aspecto deestupidezespantada,y losojos erancomo losdeunniño lastimado.Yenaquellosojosmuertos,Kanevioasombroyreproche.

Kane contempló las ruinas de lo que había sido Bogonda, y luego observó lamáscara mortal de Goru. Alzó dedos como garras sobre la cabeza y, con ojosllameantesvueltosalcieloylabioscubiertosdesalivamaldijoalcieloyalatierra,yalasesferasquesehallanporencimaypordebajo.Maldijolasfríasestrellas,elsolardiente,laburlonalunayelsusurrodelviento.Maldijotodaslassuertesydestinos,todo loquehabíaamadouodiado, lassilenciosasciudadesbajo losmares, laseraspretéritasyloseonesfuturos.Enunestallidodeblasfemiascapacesdeestremecerelalmamás curtida, maldijo a los dioses y demonios que se divierten a costa de lahumanidad,ymaldijoalHombrequeviveciegoyqueciegamenteofreceellomoalospies,concascosdehierro,desusdioses.

Sólo sedetuvoal faltarle el aliento, jadeante.En los terrenosbajos resonabaelprofundorugidodeunleónyenlosojosdeSolomonaparecióundestellodecordura.Seirguióysequedóinmóvil,yensulocuraconcibióunplandesesperado.Yparasusadentros se desdijo de sus blasfemias; ya que si bien esos dioses de cascosimplacableshacendelHombresudiversiónyjuguete,tambiénesciertoqueledanuncerebrocapazdeastuciasycrueldadesmayoresqueladeningúnotroserviviente.

—Aquí te quedarás—le dijo SolomonKane a la cabeza deGoru—. El sol temarchitaráylosheladosrocíosdelanocheteconsumirán.Peroyoteprotegerédelasaves y tus ojos verán caer a tus asesinos. Sí; no he podido salvar a la gente deBogonda, pero por el Dios de losmíos que los vengaré. El Hombre es deporte y

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sustentodetitánicosseresdeNocheyHorror,cuyasalasgigantescasseciernensobreél.Peroaunalosseresmalignoshadellegarleselfinal;yaloverás,Goru.

Enlosdíasquesiguieron,Kanetrabajósindescanso,comenzandoconlaprimeraluzgrisáceadelalbayrematandodespuésdelocaso,alaluzblancadelaluna,hastaquecaíaenelsueñodelagotamientototal.Engullíalacomidaynoprestabaatenciónalgunaasusheridas,casisinpercatarsedequeseibancurandoporsísolas.Fuealastierrasbajasycortótalloslargosydurosdebambú.Cortótambiéngruesasramasdeárbolesyreciaslianasquehabríandeservirleamododecuerdas.Y,contodoaquelmaterial,sededicóareforzarlasparedesyeltechodelacabañadeGoru.Hundiólosbambúesbienhondoentierra,ceñidosalasparedes,ylosentrelazóyunió,atándolosconlianasqueeranflexiblesyreciascomocuerdas.Colocólaslargasramassobreeltejado y las ató también bien prietas. Una vez que hubo acabado, ni un elefantehubierapodidoatravesaraquellasparedes.

Los leones habían invadido la altiplanicie en gran número, y los rebaños decerditosdisminuíanconrapidez.Alosqueescapabandelosleones,Kanelosmatabayse losdejabaa loschacales.Esto lepesaba,yaqueerahombrebondadosoyesacarniceríaindiscriminada,aunquefueraacostadecerdosquedetodasformashabíande ser cazadosporotrosanimales, le entristecía.Pero tal cosa formabapartede suplandevenganza,porloquehubodeendurecersucorazón.

Los días se convirtieron en semanas. Kane trabajaba día y noche, y en losdescansos hablaba con la cabeza marchita y momificada de Goru, cuyos ojos, deformabastanteextraña,nocambiabanconelresplandordelsolyconlosrayosdelaluna,sinoqueguardabanunaexpresióndevida.Kanesepreguntabasieraverdadesaimpresión que tenía de que los resecos labios de Goru se movían respondiendo,hablandodecosasextrañasymisteriosas.

Kanevio a los akaana trazandocírculos en el cielo, a lo lejos, y, aunqueno seacercaron,dormíaenlagrancabaña,conlapistolaamano.Temíanelpoderqueteníade repartir la muerte con humo y trueno. Se percató de que al principio volabanperezosamente,atiborradosdelacarnedeaquellosalosquehabíandevoradoaquellanocheroja,asícomodeloscuerposdelosquehabíanarrastradoasuscavernas.Pero,según fueronpasando las semanas, parecíanmásymás flacos, yvolabancadavezmáslejosenbuscadealimento.YKanesereíadeformaprofundayenloquecida.Nohubiera podido llevar antes su plan a cabo, pero ahora no había humanos quepudieran saciar el apetito de las arpías.Y ya no había tampoco cerdos.En toda laaltiplanicie no había criaturas que pudieran alimentar a la gentemurciélago. Kanecreíasaberquéeraloquelasimpedíavolarmáslejoshaciaeleste.Ésadebíadeseruna región de junglas espesas, semejante a los territorios del oeste. Les veíasobrevolarlospastizalesenbuscadeantílopesyviocómolosleonesleshacíanpagarelprecio.Despuésdetodo,losakaanaseranpredadoresbastantedébiles,sóloaptosparamatarcerdos,antílopes…yhumanos.

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Alfinal,comenzaronavolarcercadeélporlanoche,deformaquepodíaversusojosávidosresplandeciendoenlaoscuridad.Asíquedecidióqueyaerahora.Búfalosenormes, demasiado grandes como para que la gentemurciélago pudiera abatirlos,habían invadido la altiplanicie para enseñorearse en los abandonados campos delmasacrado pueblo negro.Kane apartó a uno de lamanada y lo atrajo con gritos ylanzamientodepiedrashastalacabañadeGoru.Fueunalaboraburridaypeligrosa,yenmásdeunaocasiónKaneapenasescapóde lassúbitasembestidasdeaquel toroferoz,peroinsistióhastaque,porúltimo,pudopegarleuntiroalabestiadelantedelacabaña.

SoplabaunfuertevientooesteyKanearrojópuñadosdesangrealaire,tratandodequeelaromallegasehastalasarpías,ensuscolinas.Descuartizóalbúfaloymetiólostrozosenlacabaña,antesdearrastrardentrotambiéneltronco.Luegoseocultóenlaespesaarboledacercanaaaguardaracontecimientos.

Notuvoqueesperarmucho.ElairedelamañanasellenóderepenteconelbatirdemultituddealasylaodiosabandadaseposóantelacabañadeGoru.Latotalidadde las bestias—u hombres— parecían estar allí, y Kane contempló asombrado aaquellas criaturas altas y extrañas, a la vez tan parecidas y tan distintas a lahumanidad; los auténticos demonios de una antigua leyenda. Plegaron las alasalrededordelcuerpo,comosifuerancapas,mientrassesosteníansobredospiesyseconsultaban entre ellos con voces estridentes y crepitantes que no tenían nada dehumanas.No,sedijoKane,aquellosseresnoeranhumanos.Era laencarnacióndealguna espantosabromade lanaturaleza; algunaparodiade la infanciadelmundo,cuando la Creación no era más que un experimento. Quizás eran el resultado dealgunauniónobscenayprohibidaentrehombresybestias;perolomásseguroesquefuesen lamanifestaciónmonstruosa de alguna rama de la evolución; ya queKanesentíadébilmentedesdehacíamuchoquealgohabíadeverdadenlasheréticasteoríasdelosantiguosfilósofos;esasquedecíanqueelhombrenoessinounanimalmuyelevado.Y,silaNaturalezahabíacreadoextrañasbestiaseneraspretéritas,¿porquénohabríadehaberexperimentadoconformasmonstruosasdehumanidad?Sinduda,elHombre,talycomoKaneloconocía,noeraelprimerodesugéneroenhollarlatierra,ytampocohabríadeserelúltimo.

Ahoralasarpíasdudaban,debidoasurechazoinnatoalosedificios,yalgunasseposaroneneltecho,tratandoderomperlatechumbre.PeroKanelohabíaconstruidodemasiadobien.Volvieronalsueloyporúltimo,vencidasuresistenciaporelhedorde la sangre vertida y la visión de la carne que aguardaba en el interior, seaventuraron a entrar. En un instante abarrotaron la gran choza, rasgando convoracidadlacarne,ycuandohastalaúltimaestuvodentro,Kanealzóunamanoytiródeuna larga lianaquesujetabaelpestillode la trampillaquehabíaelaborado.Éstacayó con gran estruendo y la tranca que había diseñado se emplazó en su lugar.Aquellatrampillapodíasoportarlacargadeuntorosalvaje.

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Kane salió de su escondite y escudriñó el cielo. Unas ciento cuarenta arpíashabíanentradoenlacabaña.Novioseresaladosenloscielosyseconsideróasalvo,al suponerque toda labandadahabíaquedadoatrapada.Entonces, conuna sonrisacruel y meditabunda, Kane golpeó eslabón y pedernal sobre un montón de hojasmuertas,cercadelapared.Enelinterior,seescuchabaunmurmullodedesasosiego,yaque las criaturashabíandescubiertoque estaban atrapadas.Unhilodehumo sealzó, seguidodeuna llamarada roja; elmontón se encendió, incendiandoelbambúseco.

Enpocosmomentos, toda la pared estaba en llamas.Losdemoniosdel interiorolieronelhumoysealteraronaúnmás.Kaneoyócómocacareabanenloquecidosyrasguñabanenlosmuros.Sonriódeformasalvaje,sombríoysinalegría.Luego,ungolpedevientohizocrecerlasllamasyprendiólatechumbre;y,conunrugido,todala cabaña quedó envuelta en las llamas. En el interior, estalló un pandemóniumespantoso. Kane escuchó cómo los cuerpos impactaban contra las paredes, que seestremecíanantelosgolpes,peroaguantaban.Loshorrendosgritoseranmúsicaparasu almay, agitando los brazos, les contestaba con alaridosdeuna risa espantosayestremecedora. El cataclismo de horror se alzó imparable, haciendo palidecer eltumultodelasllamas.Luegomenguóauncaosdeextrañosbalbuceosyboqueos,altiempoquelasllamasloconsumíantodoyelhumosehacíamásespeso.

La atmósfera se llenó con un intolerable hedor a carne quemada, y de haberhabido lugar en el cerebrodeKanepara algoqueno fuera triunfo enloquecido, sehubieraestremecidoalcomprenderqueelhedoreraesenauseabundoeindescriptiblequesólopuedeprocederdelacarnehumanaalquemarse.

A través de la espesa nube de humo, Kane vio cómo un ser lacerado ybalbuceante emergía a través del techo destrozado y aleteaba de forma lenta yagonizante,conalasqueardíandeformaespantosa.Apuntóconcalmaydisparó,yaquelserchamuscadoyciegosedesplomódevueltaalincendio,justoenelmomentoen que las paredes se derrumbaban.Kane creyó ver cómo el consumido rostro deGoru, que se desvanecía entre el humo, mostraba de repente una gran sonrisa, ysoltabaunrepentinogritoderisayjúbilohumanosquesemezclabadeformaextrañaconelbramidodelasllamas.Peroelhumoylasmentesenloquecidasjueganextrañaspasadas.

Kanesequedóplantado,conelbastónyuyuenunamanoylapistolahumeanteenlaotra,antelascarbonizadasruinasquehabríandeocultarporsiempre,aojosdelhombre, a esos monstruos terribles y semihumanos que otro héroe de piel blancahabíaexpulsadodeEuropaenunaeradesconocida.Kaneestabaplantadocomounainconscienteestatuadetriunfo;losantiguosimperioscaen,lagentedepieloscuraseesfumaeinclusolosdemoniosdelaantigüedadlanzansusúltimasboqueadas;perosobretodoellosealzanlosbárbarosariosdepielblanca,ojosfríos,dominantes,los

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mejores luchadoresde la tierra,vistanropasdepielde loboycascosdecuernos,obotasyjubones;empuñenhachasdebatallaoespadas;sellamenasímismosdorios,sajonesoingleses;seasunombreJason,HengistoSolomonKane.

Kane se quedó allí plantado, mientras el humo se arremolinaba en el cielomatutino, con el rugido de los leones a la caza resonando sobre la altiplanicie, ylentamente,comounaluzqueasomaentrelasbrumas,fuerecobrandolacordura.

—La luz de la mañana divina penetra en la oscuridad y en las tierrasdesamparadas—dijoconvozsombríaSolomonKane—.Lamaldadgobiernasobregrandes territorios, pero aun ésta ha de llegar a su fin. El alba sigue a la noche einclusoenestatierraperdidalassombrashandeceder.Extrañossontuscaminos,oh,Diosdemigente,¿yquiénsoyyoparacuestionartusabiduría?MispieshanholladocaminosmalignosperoTúmehashechosalirintactoymehasconvertidoenelazotede los PoderesMalignos. Sobre las almas de los hombres se extienden las alas decóndor de monstruos colosales, y toda clase de seres malignos hacen presa en elcorazón,elalmayelcuerpodeloshombres.PeroundíalassombrassedesvanecerányelPríncipedelaOscuridadseráencadenadoporsiempreensuinfierno.Hastaesedía,lahumanidadhadehacerfrentealosmonstruosquehabitandentroyfueradesucorazón,yconlaayudadeDiostriunfará.

YSolomonKanemirólassilenciosascolinas,ysintiólasilenciosallamadadelascolinasy las tierrasdesconocidasqueseencontrabanmásallá;ySolomonKaneseapretóelcinto,empuñóconfirmezaelbastónyseencaminóhaciaeleste.

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LOSPASOSENELINTERIOR

SolomonKaneobservóconojossombríosalanegraqueyacíamuertaasuspies.Erapocomásqueunaniña,perosusmiembrosquebradosylosojosabiertosdeparenparmostrabanlomuchoquehabíasufridoantesdequelamuerteleotorgaseunaliberaciónmisericordiosa.Kane se fijó en las llagas producidas por los grilletes ensusmiembros,lasheridasprofundasqueseentrecruzabanensuespalda,lamarcadeyugo en su cuello. Sus ojos fríos se tornaronmás profundos, y en ellos asomarondestellosylucesheladas,comonubesquepasasensobresimasdehielo.

—Hanllegadoinclusohastaestepaíssolitario—murmuró—.Creíqueno…Levantólacabezaymiróhaciaeleste.Habíapuntosnegroscontraelazul,dando

vueltasymásvueltas.—Losmilanos delatan su paso—musitó el inglés alto—.La destrucción corre

delantedeellos,y lamuertedetrás.Temed,hijosde la iniquidad,porque la iradelSeñor está a punto de alcanzaros. Soltarán las correas que sujetan los cuellos dehierro de los sabuesos del odio, y el arco de la venganza ha sido ya tensado. Soisimplacables y fuertes, y las gentes gimenbajo vuestras botas, pero vuestro castigollegaalamparodelanegruradelamedianocheydelenrojecerdelalba.

Se ciñó el cinto del que colgaban los pistolones y el agudo puñal, tocóinstintivamente la espada larga envainada al costado, y se encaminó hacia el este,sigiloso pero veloz. Una rabia cruel ardía en sus ojos profundos, que eran comoazules fuegosvolcánicosque llameasenbajo leguasdehielo,y lamanocon laqueasíasubastónlargoyconpomoenformadecabezadegatoeracomodehierro.

Trasalgunashorasderápidoviaje,pudoescucharcómolacolumnadeesclavosse abría paso fatigosamente a través de la jungla. Los gritos lastimeros de losesclavos,lasvocesymaldicionesdelosguíasyelrestallardeloslátigosllegabanconnitidezasusoídos.Alcabodeunahorapudodarlesalcancey,mirandoporentrelavegetación, en paralelo al camino que seguían los esclavistas, les espió sin riesgo.Kanehabíacombatidocon los indiosdelDariényhabíaaprendidomuchodeellossobrelasselvas.

Másdeuncentenardenegros,entrehombresymujeresjóvenes,setambaleabanpor la senda, completamente desnudos y uncidos por crueles cepos de madera,semejantesayugos.Esosyugos,toscosypesados,lessujetabanporlasgargantasylesmanteníanunidosdeados.Losyugosasuvezestaban ligadosunosconotros,hasta formaruna largacadena.Losesclavistaseranunaquincenadeárabesyunossetentaguerrerosnegros, cuyoarmamentoy fantásticos atavíos lesdelatabancomomiembros de alguna tribu oriental; una de esas tribus que habían sido subyugadas,islamizadasyconvertidasenaliadasporlosconquistadoresárabes.

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Unos cinco árabes abrían la marcha, acompañados de alrededor de treintaguerreros,yotroscincocubríanlazagaconelrestodelosmusulmanesnegros.Losdemás iban a la altura de los tambaleantes esclavos, azuzándoles con gritos ymaldiciones,asícomoconlátigoslargosycruelesquehacíansaltarlasangreacadagolpe. Se le vino a la cabeza a Kane que aquellos esclavistas eran unos torpes,ademásdecanallas,porqueasínomásdelamitaddelosesclavosibaasobreviviralosrigoresdelviajehacia lacosta.Leresultabaasombrosalapresenciadeaquellossaqueadores, ya que aquel territorio se hallabamuy al sur de las zonas que solíanfrecuentarlosmusulmanes.Pero,comobiensabíaelinglés,laavariciapuedellevaraloshombresmuy lejos.Llevabamucho tiempo lidiandoconaquelloscaballeros.Y,mientras miraba, viejas cicatrices comenzaron a quemarle en la espalda, marcasproducidasporloslátigosmusulmanesenunagaleraturca.YaúnmáshondoardíaelinextinguibleodiodeKane.

Lessiguió,pegándoseasusenemigoscomounespectro,ymientraslesdabacazaa través de la jungla, se estrujaba los sesos en busca de un plan. ¿Cómo vencer aaquella horda?Todos los árabesymuchosde losnegrosportaban armasde fuego;arcabuces de mecha, largos y poco fiables, cierto, pero suficientes como paraamedrentar a cualquier tribu de indígenas que tratase de hacerles frente. Algunosllevaban,ensusfajasanchas,largaspistolasornadasenplatadediseñomásefectivo;armasdechispadefacturamorayturca.

Kanelessiguiócomounfantasmaacechanteylarabiayelodioleconsumíanelalmacomouncáncer.Cadachasquidodellátigoeracomoungolpequerecibieraensuspropiasespaldas.Elcalorylacrueldaddelostrópicosgastanextrañaspasadasalos hombres blancos. Las pasiones ordinarias se vuelven algo monstruoso; lairritación se torna en rabia deberserker, la furia estalla en locura inesperada y loshombresmatan envueltos en una bruma roja de pasión, para quedar asombrados yespantados,actoseguido,anteloquehanhecho.

LafuriaqueSolomonKanesentíahubierabastado,encualquiertiempoylugar,para conmover a cualquier hombre hasta los huesos, de forma que allí alcanzabaproporcionesmonstruosas,porloqueKaneseestremecíacomosiunasgarrasheladasy férreas rasguñasen en su cerebro, y veía a esclavos y esclavistas a través de unabrumacarmesí.Pero, aunasí, esa locuraproductodelodiono lehubiera llevadoaactuardenohabermediadounsucesoinfortunado.

Unodelosesclavos,unachicadelgada,sedesvanecióderepenteycayóatierra,arrastrandoconellaasucompañerodeyugo.Unárabealto,denarizganchuda,aullódeformasalvajeylaazotóconsaña.Sucompañerodeyugoseincorporóenparte,tambaleante, pero la chica se quedó en el suelo, retorciéndose débilmente bajo latralla, evidentemente incapazde incorporarse.Gemidos lastimeros se escapabandesuslabiosresecos,ylosotrosesclavistasseacercaronparadescargarsuslátigosenlacarneestremecidayabrirtajosdeagoníaroja.

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Mediahoradedescansoyunpocodeagualahubieranrevivido,perolosárabesnoteníantiempoqueperder.Solomon,quesehabíamordidoenelbrazohastaquelosdientessehundieronenlapropiacarne,tratandodemantenerelcontrol,diograciasaDiosdeque los latigazoshubierancesadoysehizo fuerteparavercómoel rápidorelampagueodeladagaacababaconlaspenasdelachica.Perolosárabesqueríanunpoco de diversión. Ya que la chica no iba a reportarles beneficios en el mercado,sacaríanalgúnplacerdeella,ysusentidodelhumoreradeesosquepodíaconvertirlasangredeunhombreenaguahelada.

Un grito del primero de los árabes hizo que los demás se agolpasen a sualrededor,consusrostrosbarbudoshendidosporsonrisasderegocijadaanticipación,mientraslosguerrerosnegrossealineabancerca,losojosembrutecidoscentelleando.Los castigados esclavos comprendieron cuáles eran las intenciones de sus amos yprorrumpieronenuncorodegritoslastimeros.

Kane,enfermodehorror,comprendiótambiénquelamuertedelachicanoibaaseralgofácil.Sabíaloqueaquelmusulmánaltoibaahacer,cuandoleviocómosecernía sobre ella con una daga afilada, semejante a las que los árabes usaban paradesollar. La locura pudo al inglés. Valoraba en poco su propia vida; la habíaarriesgadosinpensarporsalvaraunbebénegrooaunanimalillo.Sinembargo,nohubiera arruinado premeditadamente su única esperanza de ayudar a aquellosdesgraciadosdelacaravanadeesclavos.Actuósinpensar.Unapistolahumeabaensumanoyelaltomatarifeestabatendidoenelpolvoconlossesosdesparramados,antesdequeelpropioKanesedieracuentadeloquehabíahecho.

Estaba casi tan asombrado como los árabes, que se quedaron helados por uninstante,antesdeestallarenunpandemóniumdeaullidos.Loshuboquealzaronsustoscosfusilesdemechaydescargaronpesadasbolascontra losárboles,mientraselresto,pensandosindudaqueleshabíantendidounaemboscada,selanzóaunacargatemerariaporlajungla.LoaudazylosúbitodeesaacciónfueloqueperdióaKane.Sihubierandudadounmomentomáspodríahabersedesvanecidosinservisto,pero,enaquella tesitura,noviootra salidaquehacerles frenteyvender suvida tancaracomolefueraposible.

De hecho, se encaró con sus aullantes agresores con cierta satisfacción feroz.Ellos se detuvieron, de repente asombrados, al toparse con aquel inglés alto ytaciturnoquesurgiódedetrásdeunárbol,yalmomentosiguienteunodeelloscaíamuerto,conunabalasalidadelapistolaqueKaneempuñaba.Entoncessearrojaronsobre su solitario contrincante, con aullidos de rabia salvaje. Kane se guardó lasespaldascontraungruesotroncoysulargaespadatrazóuncírculocentelleante.Tresnegros y un árabe le atacaban con pesadas espadas curvas, mientras el resto seagolpabaasualrededor,aullandocomolobos,tratandodeherirleconunahojaounabalasinalcanzarasuspropioscompañeros.

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La relampagueante espada paraba las sibilantes cimitarras, y el árabemurió deunaestocada,quepareciódemorarseensucorazónsólouninstante,antesdeclavarseenelcerebrodeunespadachínnegro.Otroguerrerodeébano,quesoltósuespadayse lanzópara trabarseencuerpoacuerpo,seviodestripadoporelpuñalqueKaneempuñabaenlazurda,ylosdemásrecularon,presasdeunmiedosúbito.Unapesadabolaimpactócontraelárbol,cercadelacabezadeKane,yélsetensóparasaltarymorircayendosobreelgruesodesusenemigos.Enesemomento,sujequelesazotóconsulargolátigoyKaneleescuchógritarllenodefuriaasusguerrerosquequeríaal infiel vivo.Kane respondió a esa orden lanzando de repente su puñal, que pasózumbando tan cerca de su cabeza que le rasgó el turbante, y fue a hundirseprofundamenteenelhombrodealguiensituadoasuespalda.

El jeque alzó sus pistolas afiligranadas de plata, amenazando con matar a suspropios hombres si no capturaban al blanco, y entonces ellos cargaron condesesperación.UnodelosnegrosfueasituarsejustoenfrentedelaespadadeKane,yel árabe que estaba justo detrás de aquél, con la pericia de su raza, empujó alvociferantedesdichadocontralapunta,deformaqueensartósucontorsionadocuerpohasta la empuñadura y bloqueó la hoja. Antes de que Kane pudiera liberarla, lamultitudsearrojósobreélconunaullidodetriunfoyleabrumaronconsunúmero.Mientraslecogíanportodoslados,elpuritanoechódemenoselpuñalqueacababadelanzar.Pero,aunasí,reducirlenofuenadafácil.

Lasangresaltabaylosrostrossehundíanbajosuspuñosdehierro,querompíandientes y aplastaban cráneos. Un guerrero negro retrocedió tambaleándose,imposibilitadoporunrodillazofuriosoalasingles.Inclusomientrasyaleteníanportierra,sujetoporelpesodeloshombresqueseapilabansobreél,deformaqueyanopodíaemplearnipuñosnipies,suslargosdedossehundieronconfuriaenunabarbanegra,buscandounagarganta tensa,yapretócon lafuerzade treshombresfuertes,paraquebrarydejarasuvíctimaboqueandoconelrostroverdoso.

Alfinal,jadeandodebidoaaquellaluchaaterradora,leatarondepiesymanosyeljeque,devolviendolaspistolasasufajadeseda,seacercóparacontemplardesdeloaltoalcautivo.Kaneobservóaaquelsujetoaltoyenjuto,alrostrodehalcónconaquellabarbanegrayrizada,ylosarrogantesojoscastaños.

—SoyeljequeHassimbenSaid—dijoelárabe—.¿Ytúquiéneres?—Me llamoSolomonKane—gruñó el puritano en el idiomadel jeque—.Soy

inglés,chacalinfiel.Losojososcurosdeláraberelampaguearondeinterés.—SuleimánKahani—dijo,pronunciandoelequivalenteárabedelnombreinglés

—.Heoídohablardeti;hasluchadocontralosturcos,yloscorsariosberberiscossehantenidoquelamerlasheridasqueleshashecho.

Kanenosedignóresponder.Hassimseencogiódehombros.

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—Conseguiré una buena suma por ti—le dijo—. Quizás te lleve a Estambul,donde hay shas que querrían contar con un hombre como tú entre sus esclavos.YestoypensandoenuntalKemalBey,unarmador,queluceunaprofundacicatrizenelrostro que túmismo le hiciste y quemaldice el nombre inglés.Me daría un buendineroportenerte.Fíjate,ohfranco,cómoteconcedoelhonordeponerteunaguardiaespecialparati.Nocaminarásuncidoalyugo,sinolibredeltodo,aexcepcióndelasmanos.

Kanenorespondióy,aungestodeljeque,lehicieronponersedepieylesoltarontodas las ataduras, excepto las de las manos, que tenía ligadas con fuerza a lasespaldas. Le pasaron al cuello una cuerda recia y pusieron el otro extremo de lamismaenmanosdeungigantescoguerreronegro,queempuñabaconsuotramanounagrancimitarracurva.

—¿Quétepareceestetratodefavor,franco?—lepreguntóeljeque.—Me parece—respondióKane con una voz amenazadora, lenta y profunda—

quecambiaríalasalvacióndemialmaportenertecaraacara,túcontuespada,yyosolo y desarmado, y por poder arrancarte el corazón del pecho con las manosdesnudas.

Habíaunodio tanconcentradoen suvozprofunday resonante,yuna furia tanprimaria e ingobernable ardía en sus ojos terribles, que aquel jefe endurecido ytemerario empalideció y reculó de forma involuntaria, como si estuviera ante unafieraenloquecida.

LuegoHassim recuperóel templey, trasdarunaordenbrevea sus seguidores,encabezó la marcha. Kane se percató, aliviado, de que el receso causado por sucapturahabíadadoalachicaquecayeraantesunaoportunidaddedescansaryrevivir.Elcuchillodedesollarnohabíatenidooportunidadmásquederozarla,yellapodíaseguir tambaleándose.Quedabapocoparaelanochecer.Nofaltabamuchoparaquelosesclavistastuvieranquedetenerseyacampar.

Elingléssevioobligadoahacerelmismocamino,consuguardiaaunospocospasosdetrásysuinmensaespadasiempredispuesta.Kanetambiénsepercató,conuntoque de sombría vanidad, de que al menos tres negros más marchaban a susespaldas, con los mosquetes listos y las mechas encendidas. Habían probado susfuerzas y no querían correr riesgos. Había recogido sus armas y Hassim se habíaapoderadocon rapidezde todas, a excepcióndelbastónyuyuconpomode cabezafelina.Esteúltimo lohabíaechadodesdeñosamentede ladoyunode losnegros lohabíacogido.

Elingléssediocuentadequeunárabedelgadoydebarbagrissehabíapuestoasualtura.Esteárabeparecíadeseosodehablar,al tiempoquemostrabaunaextrañatimidez, y la fuente de tal timidez parecía residir, de forma bastante curiosa, en el

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bastón yuyu, que había tomado demanos del negro que lo recogiera, y que ahoravolteaba,inseguro,ensusmanos.

—SoyYussefelHadji—dijoderepenteelárabe—.Notengonadacontrati.Notomé parte en el ataque contra ti yme gustaría ser tu amigo sime dejases.Dime,franco,¿dedóndehasalidoestebastónycómohallegadoatusmanos?

Elprimer impulsodeKane fue el demandar a su interlocutor al infierno, perocierta sinceridad en los modales del anciano le hizo cambiar de intención pararesponder:

—Meloregalómihermanodesangre,unmagonegrodelaCostadelosEsclavosllamadoN’Longa.

Elviejoárabemoviólacabeza,musitóalgoparasusadentrosyluegoenvióaunnegroalacarreraendemandadeHassim.Elaltojequevolvióalpunto,regresandoendirección contraria a la de la lenta columna, entre resonar y tintinear de dagas ysables,conlaspistolasyelpuñaldeKanemetidosensuanchafaja.

—Escucha, Hassim—el anciano árabe le tendió el báculo—. ¡Tiraste esto sinsaberloqueera!

—¿Yquées?—gruñóel jeque—.Nomeparecióotracosaqueunbastón,unocon la contera afilada y el pomo con formade cabeza de gato; un bastón llenodetallasdeinfieles.

Elmásviejodelosdosloblandió,paramostrárselollenodeexcitación:—¡Estebastónesmásviejoqueelmundo!¡Tieneunamagiapoderosa!¡Heleído

acercadelmismoenlibrosconcierresdehierroyelpropioMahoma,loadosea,hahabladodelmismomediantelaalegoríaylaparábola!¡Éstaeslacabezadeunadiosadel antiguo Egipto! ¡Hace eras, antes de las prédicas de Mahoma, antes de queJerusalénexistiese, lossacerdotesdeBastsostuvieronestavaraante losadoradoresquesehumillabanycantaban! ¡Mosa[1] hizoprodigiosconéldelantedel faraón,ycuandolosYahudihuyerondeEgiptoselollevaronconellos!¡Y,durantesiglosfueelcetrodeIsraelyJuda,yconélSuleimánbenDaoudexpulsóabrujosymagos,ehizoprisionerosalosafritsyalosgeniosmalignos!¡Yahoradenuevo,enmanosdeotroSuleimán,encontramoselantiguobáculo!

ElviejoYussefhabíacaídoenunasimadefervorcasifanático,peroHassimselimitóaencogersedehombros.

—NosalvóalosjudíosdelcautiverioniaesteSuleimándeserhechopreso—dijo—;asíquenomemerecetantoapreciocomolahojalargaydelgadaconlaqueliberóelalmadetresdemismejoresespadachines.

Yussefagitólacabeza.—Talesburlasnotetraeránnadabueno,Hassim.Algúndíateencontrarásconun

poderquenopodrástajarcontuespadaniabatircontusbalas.Guardaréelbastónyte insto a no ofender al franco. Ha empuñado el báculo sagrado y terrible deSuleimán,Musaylosfaraones,¿yquiénsabequémagialehaimpregnado?Esmásviejo que el mundo y ha conocido las manos de extraños y oscuros sacerdotes

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preadánicos,enlassilenciosasciudadesqueahorayacenbajolasaguas,yhaextraídodeunmundomásantiguomisteriosymagiainsospechadasparalahumanidad.Huboextrañosreyesyextrañossacerdotescuandolasauroraseranjóvenes,yyaentoncesexistíalamaldad.Ymedianteestebáculocombatíanalamaldadqueerayaantiguacuandosuextrañomundoerajoven,hacetantosmillonesdeañosqueunhombreseestremeceríasituvieraquerecontarlos.

HassimlerespondióconimpacienciaysemarchóconelviejoYussefsiguiéndolecontenacidad,al tiempoqueparloteabaensutonoquejumbroso.Kaneencogiósushombros fuertes. Sabiendo lo que sabía de los extraños poderes de aquel extrañobáculo, él no era nadie para poner en duda las afirmaciones del anciano, porfantásticasquepudieranparecer.Hastadondeélsabía,estabahechodeunamaderaquenoexistíayaenlaTierra.Nohacíafaltamásquemirarytocarparacomprenderque sumadera había crecido en algúnmundodistinto.La exquisita artesanía de lacabeza,propiadealgunaedadanteriora lade laspirámides,y los jeroglíficos,queeransímbolosdeunlenguajeyaolvidadocuandoRomaerajoven…Kanesentíaquetodo eso eran adiciones tan modernas respecto a la antigüedad del propio bastóncomo podrían serlo palabras inglesas talladas en los monolitos pétreos deStonehengue.

En cuanto a la cabeza de gato, a veces Kane, al mirarla, sentía una peculiaralteración;unadébilsensacióndeque,enuntiempo,elpomodelbastónhabíaestadotallado con forma de una figura muy diferente. Los arcaicos egipcios que habíanlabradolacabezadeBastsehabíanlimitadoaalterarlafiguraoriginal,yKanenuncahabía tratadodeimaginarcuálpodríahabersidoesafigura.Unescrutiniodetalladodel bastón siempre le provocaba una inquietante y casi vertiginosa sugestión deabismosinmemoriales,disuadiéndoledeposterioresespeculaciones.

El día fue pasando. El sol ardía inmisericorde, hasta que, en su caída hacia elhorizonte,seocultódetrásde losgrandesárboles.Losesclavossufrían lo indeciblepor falta de agua y un gimoteo constante surgía de la filamientras daban traspiés,ciegamente, hacia delante. Algunos caían y medio se arrastraban, medio eranarrastrados por sus tambaleantes compañeros de yugo. Cuando todos estuvieronexhaustosdefatiga,elsolseocultó,cayólanocheyseordenóelalto.Acamparon,secolocaron centinelas y los esclavos recibieron unamagra pitanza y el agua apenassuficiente para mantenerles con vida. No les soltaron los grilletes, aunque lespermitieron tumbarse como pudieron. Con el hambre y la sed espantosa algomitigada,sobrellevaronlasincomodidadesdelcautiverioconsuestoicismohabitual.

AKaneledierondecomersinsoltarlelasmanos,ydispusodecuantaaguaseleantojó.Losojospacientesdelosesclavosleobservaronmientrasbebía,silentes,yélse sintió avergonzadode estar trasegando aquellopor loqueotros sufrían; dejódebeberantesdeapagardeltodolased.Habíanelegidounclaroamplio,circundadoporárboles gigantescos. Luego de que los árabes hubieran comido, y mientras losmusulmanes negros aún estaban cocinando su comida, el viejoYussef se acercó a

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Kaneycomenzóahablardenuevoacercadelbáculo.Kanerespondióasuspreguntasconpacienciaadmirable,habidacuentadelodioquealbergabacontralarazaalaqueelHadjipertenecíay,durantesuconversación,Hassimseaproximóagrandestrancosy les observó desdeñosamente. A Kane se le vino a la cabeza que Hassim era elverdaderosímbolodel islammilitante;audaz, temerario,materialista,sinrepararennada, sin temer nada, tan seguro de su propio destino y despectivo respecto a losderechosajenoscomoelmáspoderosodelosreyesoccidentales.

—¿Parloteando otra vez sobre ese palo? —se burló—. Hadji, te vuelves máspuerilcuantomásaviejollegas.

La barba de Yussef tembló de rabia. Señaló con el bastón a su jeque, comoinvocandounaamenazamaligna.

—Tusburlas denigran tu rango,Hassim—estalló—.Estamos en el corazóndeuna tierra oscura y frecuentada por demonios, a la que hace mucho que fueronrechazados losdemoniosdeArabia.Siestebastónque,comopuedevercualquieraquenoseaunnecio,esunavaraquenoprocededenuestromundo,hallegadohastanuestros días, ¿quién sabe qué otros seres, tangibles o intangibles, pueden habersobrevivido a las edades? ¿Acaso sabes cuán viejo es este mismo camino queseguimos?Loshombresyalorecorríanantesdequelosselyúcidasllegasendelesteylos romanos del oeste. Según las leyendas, Suleimán vino por estemismo caminoparaarrojaralosdemoniosaloestedeAsiayencerrarlosenextrañasprisiones.Yhededecirteque…

Leinterrumpióungrangrito.Unafiguranegrasaliódelassombrasdelajunglacomosi lepersiguieraeldiablo.Agitandolosbrazosdesaforadamente,conlosojosdesorbitadosparamostrarelblancoyconlabocaabiertadetalformaqueseleveíanresplandecertodoslosdientes,eratalimagendeterroragudoqueresultabadifícildeolvidar.Lahordamusulmanasepusoenpie,echómanoalasarmasyHassimlanzóunjuramento:

—ÉseesAlí,alqueenviéabuscarcomida;puedequeunleón…Peroningúnleónperseguíaalnegro,quecayóalospiesdeHassimbalbuceando

incoherencias,altiempoqueseñalabaasuespalda,hacialanegrajungladelaquelosenervadosobservadoresesperabanversurgiralgúnhorrorinsoportabledever.

—Dice que ha encontrado un extraño mausoleo en la jungla —dijo Hassim,mientras fruncía el ceño—, pero no puede explicar qué es lo que le ha espantado.Sólosabequeungranhorrorseapoderódeélylehizovolversecorriendo.Alí,eresunestúpidoyungranuja.

Pateóconfuriaalnegroquesearrastraba,pero losotrosárabessecongregaronalrededorinseguros.Elpánicocundíaentrelosguerrerosnegros.

—Nos van a abandonar —murmuró un árabe barbado, observando condesasosiegoalosnegrosqueformabancorrillo,farfullandoexcitadamenteylanzandomiradasdepavor sobre laespalda—,Hassim,mejorharíamosenalejarnosalgunos

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kilómetros.Ésteesunsitiomaligno,nocabeduda,yesposiblequeesetontodeAlíseasustasedesupropiasombra,perodetodasformas…

—Detodasformas—seburlóeljeque—,ossentiríaismejorcuandolohubieraisdejadoatrás.Deacuerdo;sóloporaplacarvuestrostemoresmoveréelcampamento,pero antes echaré un vistazo a eso.Uncid a los esclavos, vamos ameternos en lajunglayapasarjuntoaesemausoleo;puedequealgúnreyestéenterradoahídentro.Losnegrosnotemeránsivamostodosjuntosconlosmosquetes.

Asíqueespabilarona losexhaustosesclavosa latigazosy leshicieronavanzar,dando tumbos, a trallazo limpio. Los guerreros negros se mostraban silenciosos ynerviosos, reacios a obedecer a la implacable voluntad de Hassim, peromanteniéndose cerca de sus amos blancos. Había salido la luna, inmensa, roja yominosa, y la jungla estaba bañada con un siniestro resplandor plateado queenmarcabalosmeditabundosárbolesconsombrasnegras.EltemblorosoAlíseñalabaelcamino,algomásserenograciasalapresenciadesusalvajeamo.

Ydeesaformacruzaronlajungla,hastallegaraunextrañoclaroentrelosárbolesgigantes;extrañoporquenadacrecíaenél.Losárboleslocircundabandeunaformainquietantemente simétrica, y ni líquenes ni musgos crecían en aquel terreno, queparecía haber sido abrasado y esterilizado de forma increíble. Y en medio de esecalvero se alzabaelmausoleo.Unagranmasaamenazadoradepiedra, impregnadaconmalignidad antigua.Parecíamuerta por lamuerte de cientos de siglos, aunqueKane sentía que había una pulsación en el aire circundante, como producto de larespiración,lentaeinhumana,dealgúnmonstruogiganteeinvisible.

Los musulmanes negros se hacían atrás, cuchicheando, perturbados por lamalignaatmósferadeaquel lugar.Losesclavosaguardabanengrupossilenciososyresignados bajo los árboles. Los árabes se adelantaron hacia la amenazadoramasanegrayYussef,cogiendolacuerdademanosdesuguardiadeébano,sellevóconsigoal inglés, como si fuese un hosco mastín que pudiera protegerle contra lodesconocido.

—No hay duda de que aquí yace el cuerpo de algún poderoso sultán —dijoHassim,altiempoquegolpeabalapiedraconlaconteradesuvaina.

—¿De dónde han salido estas piedras? —musitó Yussef con desasosiego—.Tienenunaspectooscuroyamenazador.¿Porquésepultaraquíaunsultán,tanlejosdecualquierlugarpobladoporelhombre?Seríadistintosihubieseruinasdealgunaviejaciudadporlosalrededores.

Sededicóaexaminarlapesadapuertametálica,consuinmensocerrojo,selladoyfundido de forma curiosa.Agitó la cabeza, como tocado por un presentimiento, alpercatarsedelosantiguoscaractereshebreoscinceladosenlapuerta.

—Nosoycapazdeleerlos—dijoconvoztemblorosa—,ytengolaimpresióndequeesmejorasí.Esmejorqueloshombresnoperturbenaquelloquefueselladopor

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antiguosreyes.Vámonosalpunto,Hassim.Estelugarrezumamaldadcontraloshijosdeloshombres.

PeroHassimnolehizoelmenorcaso.—Elqueestáenterradoaquídentronoesunhijodelislam—dijo—.¿Porquéno

habríamosdedespojarlede las joyasy lasriquezasquesindudadescansanconél?Vamosaforzarlaentrada.

Algunosdelosárabesagitaronlascabezas,dubitativos,perolapalabradeHassimeraley.Trashaceracudiraunnegrogigantesco,armadoconunpesadomartillo, leordenóqueabrieseagolpeslapuerta.

Cuandoelnegroalzólaalmádana,Kanelanzóunagranexclamación.¿Sehabríavuelto loco? La evidente antigüedad de aquella masa acechante de piedra era lapruebadequehabíapermanecidointactadurantemilesdeaños.Sinembargo,habríajuradoquehabíaoídoelsonidodeunospasosenelinterior.Resonabanadelanteyatrás,comosialgopaseaseporlosangostosconfinesdeesaestremecedoraprisión,enuna monotonía interminable de movimientos. Una mano helada rozó la columnavertebraldeSolomonKane.Nohabríasabidodecirsiesossonidoslosescuchabaconsu oído físico, a través de las insondables profundidades del alma, omediante unsexto sentido, pero sabía que algo en sumente consciente recibía la impresión deunosmonstruosospiesdeambulandoporelinteriordeesemausoleoespectral.

—¡Deteneos!—exclamó—,Hassim,puedequemehayavuelto loco,perooigocómoalgúndiablocaminadentrodeesemontóndepiedras.

Hassimlazólamanoparadetenerelmartilloqueyasecerníaenelaire.Escuchóconatención,ylosdemásforzaronlosoídosenunsilencioquederepentesehabíavueltotenso.

—Nooigonada—gruñóunbarbudogigante.—Niyo—losdemáslehicieroncoroconrapidez—.¡Elfrancoestáloco!—¿Oyestúalgo,Yussef?—preguntósardónicoHassim.ElviejoHadjiseagitónervioso.Surostromostrabaeldesasosiego.—No,Hassim,no;aúnno…Kanellegóalaconclusióndequeestabaloco.Aunqueensufuerointernosabía

quenuncahabíaestadomáscuerdo,eintuíaqueesamayoragudezadelossentidosmássutilesquelehacíasuperiorentalaspectoalosárabesprocedíadesuprolongadocontactoconelbastónyuyuqueelviejoYussefsosteníaahoraconmanotrémula.

Hassim se rió con dureza e hizo una seña al negro. El martillo cayó con unestruendoqueresonódeformaensordecedorayominosaatravésdelajunglanegra,convertidaenunarisotadadeextrañasonoridad.Elmartillocayóotravez,yotra,yotra,empujadoporelpoderdelosondulantesmúsculosnegrosyelpoderosocuerpodeébano.Y,entregolpeygolpe,Kaneaúnescuchabaelpesadocaminar;yél,quenuncahabíatemidoahombrealguno,sintióquelamanofríadelespantoleatenazabaelcorazón.

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Sumiedonoeracomolostemoresmortales,delamismaformaqueelsonidodeaquellas pisadas no tenía nada que ver con los andares de unmortal. Elmiedo deKaneeracomosiunvientofríolealcanzasesoplandodesdeterritoriosexterioresdeoscuridad insospechada, llevandohastaél lamalignidady ladecadenciadeunaerapretéritayuntiempoindeciblementeantiguo.Kanenoestabasegurodesiescuchabarealmenteesaspisadasosi lassentíagraciasaalgún tenue instinto.Perode loqueestabaseguroeradequeeranreales.Noeranlospasosdeningúnhumanooanimal,sino que, dentro de aquel mausoleo negro y espantosamente antiguo, algún serindescriptiblesedesplazabaconuncaminaraterradoryelefantino.

Elforzudonegrosudabayresollabadebidoaloarduodesutarea.Peroalfinalelantiguo cerrojo cedió a los pesados golpes; los goznes giraron; la puerta se abrióhaciadentro.YYussef lanzóungrito.Noesquedesde aquellanegraybostezanteentradasaltarasobreellosningunabestiaconcolmillos,niningúndemoniodecarneyhueso.Peroun espantosohedor salió aoleadas, enondas casi tangibles, y enunestallidoenloquecedoryvoraz,elHorrorseabatiósobreellos.EnvolvióaHassim,yaqueljefesinmiedo,acuchillandoenvanoaeseterrorcasiintangible,chillóllenodeunespantorepentinoydesconocido,mientrassuagitadacimitarrasilbabaalatravesaralgo que era tan impalpable e indestructible como el aire, al tiempo que se sentíaenvueltoenlosanillosdelamuerteyladestrucción.

Yussef gritó como un demente, tiró a un lado la vara yuyu y se unió a suscamaradas, que huían en tropel, enloquecidos, hacia la jungla, precedidos por losaullantes guerreros negros.Los únicos que no huyeron fueron los esclavos negros,quesehallabanencadenadosamerceddeladestrucción,alborotadosdeespanto.YKane,comoenlapesadilladeundelirio,viocómoHassimeraagitadodelamismaformaqueunacañaenelvendaval,envueltoporaquelSergigantescoypulsantequenoteníaniformanisustanciaterrena.Luego,mientrasseoíaelsonidodeloshuesosalromperse,yelcuerpodeljequecedíacomounapajabajolapezuñadeunaresenestampida,elinglésrompiósusligadurasconunesfuerzovolcánico,yseapoderódelbastónyuyu.

Hassimhabíacaído,quebradoymuerto,yyacíacomounmonigoterotoconlosmiembrosaplastadosyretorcidos,yelrojoSerpulsantesedirigíahaciaKanecomouna espesa nube de sangre en el aire, una nube que cambiase continuamente decontornosyforma,¡yaunasí,dealgunamanera,pudieracaminarconpesadezsobrepiernasmonstruosas!

Kanesintiólosdedosheladosdelmiedoarañandoensucerebro,perosearmódevalory,alzandoelantiguobáculo,golpeócontodassusfuerzasenelmismocentrodelHorror.Ysintiócómounasustanciaindescriptibleymaterialchocabaycedíaanteelgolpedelbastón.Luegoestuvoapuntodeahogarseporunnauseabundoestallidodehedorimpíoqueinundólosaires,y,muyhondoenlasbrumosasprofundidadesde

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su alma consciente, resonó de forma insoportable un informe cataclismo quereconoció como el aullido agonizante del monstruo. Ya que éste había caído y semoría a sus pies, con el carmesí palideciendo en lentas ondulaciones, comoel ir yvenirdeolasrojasenalgunacostaenloquecida.Y,segúnpalidecía,elgritomudosefueperdiendoenlasdistanciascósmicas,comosisehubieradesvanecidoenalgunaesferadistinta,situadamásalládelentendimientohumano.

Kane,aturdidoeincrédulo,contemplólamasasinformanicolor,ycasiinvisible,yacenteasuspies,yqueélsabíaqueeraelcadáverdelHorror,arrojadoalosnegrosterritoriosdelosqueprocedíaporunsimplegolpedelbastóndelreySalomón.Sí,elmismo bastón, comoKane bien sabía, que enmanos de un rey y mago poderosohabíametidoalmonstruoensuextrañaprisión,hacíaeras,paraqueaguardasehastaqueunasmanosignorantesledejasenlibreparavagardenuevoporelmundo.

Así pues, las viejas historias eran ciertas, y el rey Salomón en verdad habíaempujadoalosdemoniosaloeste,paraencerrarlosenextrañoslugares.¿Porquéleshabíamantenidoconvida?¿Acasolamagiahumanaenaquellosbrumososdíaserademasiado débil y no podía hacer otra cosa que aherrojar a los demonios? Kanesacudióloshombros,llenodeasombro.Nosabíanadademagia,ysinembargohabíadadomuertealserqueaquelotroSalomónhabíaencerrado.

YSolomonKaneseestremeció,yaquehabíavistovivoaloquenoeravida,talycomoéllaconcebía,yhabíadadoypresenciadounamuertequenoeramuertetalycomo laconocía.Denuevosevioabrumadopor lacomprensión, talycomohabíaocurridoenlossalonespolvorientosdelaatlántidaNegari,yenlashorrendasColinasdelosMuertos,yenAkaana:lacomprensióndequelavidahumananoerasinounaentreunamiríadadeformasdevida,quehabíamundosdentrodelosmundos,yquehabía más de un plano de existencia. Kane comprendió que el planeta que loshombresllamanTierrasehabíadeslizadoatravésdeedadesindecibles,yquedelamismaformalohacíalaVida,yquelosseresvivosqueseretorcíansobreellacomogusanoseranengendradosenlapodredumbreylacorrupción.Elhombreeraahoraelgusano dominante, ¿pero por qué suponer con arrogancia que él y sus semejanteseran los primeros gusanos, o los últimos, en gobernar un planeta pletórico de vidadesconocida?

Agitó la cabeza, mirando con renovado asombro el viejo regalo de N’Longa,viéndolo por fin como no sólo una herramienta de magia negra, sino como unaespada de bondad y luz que levantar contra los poderes de lamaldad inhumana eirredenta.Yseestremeció,llenodeunextrañorespetoqueeracasimiedo.LuegosevolvióhaciaelSerqueyacíaasuspies,estremeciéndoseal sentircómosuextrañamasasedeslizabaatravésdesusdedoscomoretazosdebrumaespesa.Pasóelbastónbajoelmismoydealgunamaneraalzóyempujólamasahastameterladenuevoenelmausoleoypodercerrarlapuerta.

Luego se quedó contemplando el cuerpo extrañamente mutilado de Hassim,fijándoseencómoestabacubiertodeunextrañofangoycómohabíaempezadoyaa

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descomponerse.Volvióaestremecerse,yderepenteunavozbajaytímidalesacódesus sombríasmeditaciones. Los cautivos estaban arrodillados bajo los árboles y leobservabanconojosgrandesypacientes.Sesacódeencimaaquelextrañohumorconunabruscasacudida.Tomódelcuerpocorruptosuspropiaspistolas,puñalyespada,limpiando con rapidez la pegajosa demencia que estaba yamanchando el acero deherrumbre.Cogiótambiénalgodepólvoraymunición,quelosárabeshabíandejadocaerensufugafrenética.Sabíaquenovolverían.Puedequemurieranenlahuida,oque llegasen a la costa, luego de atravesar interminables leguas de jungla, pero novolveríanparaafrontarelterrordeaquellaespantosavisión.

Kaneseacercóalosesclavosylesliberó,aunqueconciertadificultad.—Cogedlasarmasquelosguerreroshanabandonadodeformatanprecipitada—

lesdijo—,yvolveosacasa.Ésteesunlugarmaléfico.Volveosavuestrasaldeasy,cuando lleguen los árabes, haríais bien enmorir en las ruinas de vuestras chozas,antesqueconvertirosensusesclavos.

Sehubieranarrodilladoybesadosuspies,peroél,llenodesonrojo,seloimpidióconrudeza.Entoncesellossedispusieronparamarcharseyunoledijo:

—Señor,¿quéhaydeti?¿Porquénovienesconnosotros?¡Teharemosrey!PeroKanemeneólacabeza.—Mevoyhaciaeleste—replicó.Yasípues, los tribeñosse inclinaronanteélysevolvieronporel largocamino

quelesllevabaacasa.YKaneseechóalhombroelbastónquehabíasidoelcetrodelosfaraones,yMoisésySalomón,ydelosindescriptiblesreyesdelaAtlántidaantesque ellos, y volvió el rostro a oriente, deteniéndose tan sólo para echar una solamiradaatrás,algranmausoleoqueotroSalomónhabíaconstruidoconextrañasartestanto tiempo atrás, y que descollaba oscuro y por siempre silencioso contra lasestrellas.

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LASOMBRADELBUITRE

I

—¿Estányabienvestidosycomidosesosperros?—Sí,ProtectordelosCreyentes.—QuesearrastrenentoncesantelaPresencia.Asípues,llevaronalosembajadores,pálidosdespuésdemesesdeprisión,anteel

tronocondoseldeSolimánelMagnífico,sultándeTurquíayelmáspoderosodelosmonarcas enuna épocademonarcas poderosos.Bajo la gran cúpula púrpura de lasalareal, resplandecíael trono, revestidoenoroyconsteladodeperlas,anteelquetemblabaelmundoentero.Gemasquevalíanelrescatedeunemperadorcentelleabaneneldoseldeseda,delquecolgabaunarelucientesartadeperlas,rematadaenunatiradeesmeraldasquependíancomounhalodegloriasobrelacabezadeSolimán.Peroinclusoelesplendordeaqueltronopalidecíaentreelbrillodelafiguraqueloocupaba, adornado con joyas, con el penacho de plumas de garza rematando elturbante blanco y cuajado de diamantes. Junto al trono se encontraban sus nuevevisires,enactitudeshumildes,ylossoldadosdelaguardiaimperialformabananteelestrado:solackdearmadura,conplumasnegras,blancasyescarlatasqueseagitabansobrelosyelmosdorados.

LosemisariosdeAustriasesintieronimpresionados,sobretodohabidacuentadeque había dispuesto de nueve fatigosos meses para reflexionar, encerrados en elsombrío Castillo de las Siete Torres, que dominaba el Mármara. El jefe de laembajada se guardaba la cólera y ocultaba su resentimiento tras una máscara dedocilidad,loqueeraalgoraroenHabordansky,generaldeFernando,ArchiduquedeAustria.Sureciacabezaasomabadeformaincongruente,entrelosvistososatuendosdesedaconlosquelehabíahechoataviareldesdeñososultán,cuandolearrastraronanteeltrono,losbrazosbienagarradosporfornidosjenízaros.Asíllegabantodoslosenviadosextranjerosantelossultanes,desdeaqueldíasangrientoenKosovo,cuandoMilosh Kabilovitch, caballero de la martirizada Servia, asesinó a Murad elConquistadorconunadagaquehabíamantenidooculta.

ElGran Turco contempló aHabordansky con escasa simpatía. Solimán era unhombrealtoyesbelto,conunanarizdelgadayganchuda,ybocarectayangosta,deunaresoluciónquelosmostachoscaídosnollegabanasuavizar.Laúnicainsinuaciónde debilidad estaba en el cuello delgado y notablemente largo, pero tal sugerenciaquedabadesmentidaporlosperfilesdurosdesufiguraenjuta,yelresplandordelosojososcuros.

Habíaciertoairetártaroenél;algoquelehacíajusticia,puestoqueeratanhijodeSelimelSombríocomodeHafszaKhatun,princesadeCrimea.Nacidoparaportarlapúrpura, heredero del mayor poder militar del mundo, estaba coronado por una

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autoridadyataviadoconunorgulloquenoreconocíaningúnigualpordebajodelospropiosdioses.

Alsentirsobresísumiradadeáguila,Habordanskybajólacabezaparaocultarlarabia sombría de sus propios ojos. Nuevemeses antes, el general había llegado aEstambulrepresentandoasuseñor,elArchiduque,paraproponerunatreguaypedirla corona de hierro deHungría, arrancada de las sienes del difunto rey Luis en elcamposangrientodeMohacz,dondelosejércitosdelGranTurcoabrieronelcaminodeEuropa.

Otroemisarioselehabíaadelantado:JeromeLasczky,elcondepalatinopolaco.Habordansky,conelpocotactode losdesuclase,habíaexigidolacoronahúngarapara su señor,provocando las irasdeSolimán.Lasczkyhabíapedidode rodillas lacorona,comounsuplicante,abeneficiodesuscompatriotasdeMohacz.

Lasczkyhabíarecibidohonores,oroylapromesadeprotección;donesquehabíatenido que pagar con prebendas que horrorizaban incluso a su alma avariciosa,entregandoasusaliadosalaesclavitudyabriendoelpasoatravésdelosterritoriossometidos,hastaelmismocorazóndelacristiandad.

Todoesto llegóa conocimientodeHabordansky,queespumeabade rabia en laprisión a la que le había arrojado el arrogante resentimiento del sultán. Y ahoraSolimán contemplaba despectivamente al viejo y leal general, y le dispensó de lahabitualformalidad,consistenteenhablarconélporbocadelGranVisir.Unturcodesangrerealnopodíarebajarseaadmitirquedominabaunalenguacualquieradelosfrancos,peroHabordanskyentendíael turco.Elsultánseexpresóbrevementeysinpreámbulos.

—Dileatuseñorqueyaestoylistoparavisitarleensuspropiastierras,yquesinovieneamiencuentroenMohaczoPest,yoiréalsuyobajolosmurosdeViena.

Habordanskyagitólacabeza,sinatreverseahablar.Aunvaivéndesdeñosodelamano imperial, un funcionario de la corte se adelantó para poner en manos delgeneralunapequeñabolsadorada,queconteníadoscientosducados.Cadamiembrodesuséquito,queaguardabapacientementealotroextremodelaestancia,entrelaslanzasdelosjenízaros,recibióigualdádiva.

Habordanskymurmuróunaspalabrasdeagradecimiento,consusnudosasmanosengarfiadasalrededordelabolsaconunvigorinnecesario.Elsultándejóescaparunatenuesonrisa,sabiendodesobraqueelembajadorlehubieratiradolasmonedasalacara,dehaberseatrevido.Medioalzólamanoparadespacharlosysedetuvo,conlosojosposadosenelgrupodehombresqueformabanelséquitodelgeneral;o,mejordicho,enunosólodeesoshombres.El individuoencuestióneraelmásaltode laestancia, de osamenta poderosa, y portaba sin gracia el atuendo turco en el que lehabíanataviado.Aungestodelsultán,lehicieronadelantarsesujetoporsoldados.

Solimánlecontemplóbrevemente.Lavestimentaturcayelvoluminosokhalat[2]no llegabanaocultar su fortalezamasiva.Sucabello leonadoestabacasi rapadoalcero,loslaciosmostachosamarillentoscaíansobreunmentónvoluntarioso.Susojos

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azulesseveíanextrañamentenublados;eracomosiaquelhombredurmiesedepie,conlosojosabiertos.

—¿Hablas turco? —El sultán hizo a aquel sujeto el extraordinario honor dedirigirsedirectamenteaél.Peseatodalapompadelacorteotomana,quedabaenelsultánalgodelasencillezdesusantepasadostártaros.

—Enefecto,sumajestad—repusoelfranco.—¿Quiéneres?—MellamoGottfriedvonKalmbach.Solimánfruncióelceñoe,inconscientemente,susdedossedirigieronalhombro;

ahídonde,bajolosropajessedosos,podíapalparelrecorridodeunaviejacicatriz.—Nosoydelosqueolvidanunacara.Tehevistoalgunavez…encircunstancias

quehanquedadoguardadasenelfondodemimemoria.Peronopuedorecordartalescircunstancias.

—EstuveenRodas—apuntóelgermano.—MuchoshombresestuvieronenRodas—dijoconbrusquedadSolimán.—Sí—convinocontranquilidadVonKalmbach—.Del’IsleAdamestabaallí.SolimánseenvaróysusojoscentellearonaloírelnombredelGranMaestredela

Ordende losCaballerosdeSan Juan, cuyadesesperadadefensadeRodas le habíacostadoalTurcosesentamilhombres.Llegóa laconclusión,empero,dequeaquelfranconoeralosuficientementedespiertocomoparaquesurespuestafueseunasutilpulla,ydespidióalaembajadaconunademán.

LosenviadosfueronapartadosdelaPresenciayelincidentequedóresuelto.Losfrancos fueron escoltados fuera de Estambul, hasta la frontera más próxima delimperio.ElavisodelTurcollegaríaalomosdecaballoalArchiduqueyalostalonesdetaladvertenciaapareceríanlosejércitosdelaSublimePuerta.

LoscortesanosdeSolimánsabíanqueelGranTurcoteníaenlacabezaalgomásqueafianzarasutítereZapolyaenelconquistadotronohúngaro.LasambicionesdeSolimánabarcabantodaEuropa…esoscontumacesfrancosquedurantesigloshabíanenviadohaciaelEste,cadaciertotiempo,hordasquecantabanysaqueaban,ycuyasgentesilógicasycaprichosashabíanparecidounayotravezlistasparalaconquistamusulmana,yque sinembargoaúnpermanecían, sinovictoriosas, sí almenos sinconquistar.

Latardedelmismodíaenquepartieronlosemisariosaustriacos,aquelSolimán,meditabundo en el trono, alzó sumano delgada y reclamó a su lado alGranVisirIbrahim,queseacercóllenodeaplomo.Elgranvisirestabatotalmentesegurodelaconfianzadesuseñor.¿NoeraacasocompañerodejuergasyamigodelainfanciadelSultán?

Ibrahim no tenía más que un rival en lo tocante al favor de su señor: la rusapelirroja,KhurremlaJubilosa,alaqueEuropaconocíacomoRoxelana,alaquesus

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esclavistashabíanrobadodelacasadesupadreenRogantinoparaconvertirlaenlafavoritadelharéndelSultán.

—Porfinherecordadoaeseinfiel—dijoSolimán—.¿TeacuerdasdelaprimeracargadeloscaballerosenMohacz?

Ibrahimdejóescaparungestodepesarantelaalusión.—¿Cómo podría olvidar, Protector de los Creyentes, una ocasión en la que la

divinasangredemiseñorfuederramadaporuninfiel?—Pues entonces recordarás que treinta y dos caballeros, los paladines de los

nazarenos, se lanzaron al galope contra nuestra formación, todos ellos habiendojuradodarsuvidacontaldearrebatarladenuestrapersona.PorAláquecabalgaroncomo si se dirigieran a una boda, con sus grandes caballos y sus largas lanzasatropellando a cuantos se les opusieron, y sus corazas parando losmejores aceros.Cayeron al hablar los arcabuces, hasta que sólo tres quedaron sobre las sillas: elcaballero Marczali y dos compañeros. Esos paladines se abrieron paso entre missolacscomosisegaran trigo,aunqueMarczaliyunodesuscompañeroscayeron…casiamispies.

»Sólounodeloscaballerosquedóenpie,aunquehabíaperdidoelyelmodevisorylasangrebrotabaportodaslasjunturasdesuarmadura.Cabalgódirectohaciamí,agitandosugranmandoble, ¡y juropor lasbarbasdelProfetaque lamuerteestuvotancercademíenesaocasiónquesentíelalientoardientedeAzaraelenlanuca!

»Suespadarelampagueóconunrayoenelcieloycayóderefilónsobremicasco,dejándomemedioaturdidoyhaciéndomesangrarporlanariz,paradesgarrarlacotademallaenelhombroycausarmeestaherida,queaúnmemolestacuandocambiaeltiempo.Losjenízarosquehormigueabanasualrededordesjarretaronasucaballo,yle hicieron caer por tierra, y los solacs supervivientes me sacaron de aquellaconfusión.Luegocargaronloshúngarosynosupequéfuedelcaballero.Perohoyhevueltoaverle.

Ibrahimsesobresaltó,conunaexclamacióndeincredulidad.—No, no hay confusión respecto a esos ojos azules. No sé cómo puede ser

posible, pero el caballero quemehirió enMohacz fue ese germano,GottfriedvonKalmbach.

—Pero,Defensorde laFe—protestóIbrahim—, lascabezasdeaquellosperrosfueronempaladasanteelpabellónreal…

—Yyo las conté entonces, y no dije nada en sumomento, para evitar que loshombres pensasen que debía castigarte —repuso Solimán—. No había más quetreinta y uno. La mayoría estaban tan mutiladas que no pude ver mucho de susfacciones.Perodealgúnmodoseescapóaquelinfiel,elquederramómisangre.Megustan los valientes, pero nuestra sangre no es tan vulgar comopara que un infielpuedaverterlaconimpunidadenelsuelo,paraquelalamanlosperros.Lodejoentusmanos.

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Ibrahimhizo una gran reverencia y se retiró. Se fue por amplios pasillos hastallegar a una estancia de azulejos cuyas ventanas de arcos dorados daban a anchasavenidas sombreadas por cipreses y plátanos, y refrescadas por los rociones defuentesplateadas.Asullamada,acudióuntalYarukKhan,untártarodeCrimea,deojosrasgadosyademánimpasible,conunarnésdecuerolacadoybroncebruñido.

—Perro —dijo el visir—. ¿Vieron tus ojos, nublados por el kumiss[3], a esealemánaltoquesirvealemirHabordansky…elhombrecuyopeloeselcolordelamelenadeunleón?

—Sí,noyon,lellamanGombuk.—Esemismo.Cogeunchambulde tusperrosysiguea los francos.Tráemede

vuelta a ese hombre y serás recompensado. La integridad de los embajadores essagrada,peroesteasuntonoesoficial—añadióconcinismo.

—¡Oírteesobedecer!—conunareverenciatanprofundacomolaquededicaríaalpropiosultán,YarukKhanabandonóalnúmerodosdelimperio.

Volvió algunos díasmás tarde, polvoriento,manchado del viaje y sin su presa.Ibrahim le contempló con ojos plenos de amenaza y el tártaro se postró ante loscojines de seda sobre los que se aposentaba el visir, en la estancia azul con lasventanasdearcosdorados.

—Quetuiranoconsumaatuesclavo,granKhan.Nohasidoculpamía,porlasbarbasdelProfeta.

—Toma asiento y relátame qué ha sucedido —le ordenó con hospitalidadIbrahim.

—Esto es lo que sucedió, señor —comenzó Yaruk Khan—. Cabalgué sindescansoy,aunque los francosysuescoltame llevabanbuenaventaja,ysiguierontoda lanochesindetenerse, lesalcancéalmediodía siguiente.PeroGombukyanoestabaconellosy cuandopregunté sobre él, el jefeHabordanskynome respondiósino con terribles juramentos, como el bramido de un cañón. Así que hablé conalgunosdelosdesuescolta,queentendíanelhabladeesosinfielesypudeasísaberquéhabíaocurrido.Peromiseñordeberrecordarqueyosólorepitolaspalabrasdelosespahísdelaescolta,quesonhombressinhonorymientenmásque…

—Untártaro—dijoIbrahim.YarukKhan aceptó aquel cumplido con una sonrisa ancha y perruna, antes de

proseguir.—Estoesloquemecontaron.Alalba,Gombukseapartóacaballodelosdemás

yelemirHabordanskylepreguntóporquélohacía.EntoncesGombukseechóareíralamaneradelosfrancos(jo,jo,jo).YGombukdijo:«Nohasidomuyprovechosoestara tuservicio,yaqueheestadopudriéndomenuevemesesenunacárcel turca.Solimán nos ha dado salvoconducto hasta la frontera y no estoy obligado ya acabalgaratulado».

»“Perro”,ledijoelemir,“Soplanvientosdeguerrayelarchiduquenecesitarátuespada”.

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»“Eldiablosellevealarchiduque”,respondióGombuk,“ZapolyaesunperroquesequedóalmargenenMohacz,ydejóqueanosotros,suscamaradas,noshicieranpedazos,peroFernandoesotroperro”.Cuandoestaba sinuncéntimo, lealquilé laespada. Pero ahora tengo doscientos ducados y estas ropas que puedo vender acualquierjudíoporunbuenpuñadodeplata;yqueeldiablomellevesialquilomiespadaahombrealgunomientrasmequedeunamoneda.Mevoyabuscarlatabernacristianamáspróxima,yelarchiduqueytúpodéisirosalinfierno.

»“Entonces el emir lemaldijo en grandes voces, yGombuk se fue cabalgandoentrerisotadas,jo,jo,jo,ycantandounacanciónsobreunacucarachaque…

—¡Basta!—ElsemblantedeIbrahimestabanegroderabia.Setiróconfuriadelabarba,reparandoenque,conlaalusiónaMohacz,conKalmbachprácticamentehabíaconfirmado la sospecha de Solimán. Aquello de que había treinta y una cabezasdonde debiera haber habido treinta y dos era algo que ningún sultán turco iba asoslayar.Habíacortesanosquehabíanperdidoelcargo,yaunlapropiacabeza,porasuntosmás livianos. La forma en la que Solimán había obradomostraba un casiincreíble cariño y consideración para con su gran visir; pero Ibrahim, aunquevanidoso, era inteligente y no deseaba que la menor sombra se alzase entre susoberanoyél.

—¿Nopudisteseguirle,perro?—reclamó.—PorAlá—juróeldesasosegado tártaro—quedebiócabalgarcomoelviento.

Cruzólafronterahorasantesqueyoyleseguítanlejoscomomeatreví…—Yavaledeexcusas—lecortóIbrahim—.MandaquevengaMikhalOglu.Eltártarosemarchóaliviado.Ibrahimnosolíatolerarlosfracasos.Elgranvisirsearrellanóenlossedososcojineshastaquelasombradeunparde

alasdebuitrecayósobreelsuelocubiertodemármoles,yelenjutopersonajealquehabía convocado se inclinó ante él.El hombre cuyo sólo nombre era una señal dehorrorentodaAsiaoccidentalteníalavozsuaveysemovíaconlaafectadaligerezadeungato,aunquelatremendamaldadquesealbergabaensualmaasomabaensuoscurosemblanteyrelucíaensusojosangostosyrasgados.

Eraeljefedelosakinji,esosjinetessalvajescuyasaceifassembrabanelmiedoyladesolaciónen todas las tierras situadasmásalláde las fronterasdelGranTurco.Vestía armadura completa, y un enjoyado yelmo sobre su cabeza estrecha, con lasanchasalasdebuitresujetasaloshombrosdesucotademalladorada.Esasalassedesplegabanalvientocuandogalopaba,ybajoellasseescondían lassombrasde lamuerteyladestrucción.LapuntadelacimitarradeSolimán,elmayorasesinodeunanacióndeasesinos,eraelqueahorasealzabaanteelgranvisir.

—Prontoprecederásalashuestesdenuestroseñorensuavanceporlastierrasdelinfiel—dijoIbrahim—.Tendráslamisióndegolpearsincompasión,comosiempre.Devastarás los campos y los viñedos de los cafars, incendiarás sus poblaciones,abatirásasushombresaflechazosycautivarásasusmuchachas.Lastierrasqueseencuentranennuestrocaminohandegritarbajotusbotas.

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—Meplaceescuchartalcosa,favoritodeAlá—repusoMikhalOgluconsuvozsuaveycultivada.

—Perotengoparatiunaordendentrodeesaorden—continuóIbrahim,fijandounamiradatemibleenelakinji—.¿Conocesalalemán,eseVonKalmbach?

—Sí…LostártaroslellamanGombuk.—Así es.Ésta es la ordenque te doy:meda igual quién luche o huya, viva o

muera;peroesehombrenodebesobrevivir.Búscalealládondesehalle,aunque lacazatellevealasmismísimasorillasdelRin.Cuandometraigaslacabeza, tedarécomorecompensatresvecessupesoenoro.

—Escucharesobedecer,miseñor.Dicenqueeselhijovagabundodeunanoblefamilia alemana, perdido por el vino y lasmujeres. Dicen también que otrora fueCaballerodeSanJuan,hastaquetuvoquemarcharsedebidoasuintemperancia…

—No le subestimes—repuso sombrío Ibrahim—. Puede que sea un borrachín,perocabalgóconMarczali,yesonoesdedesdeñar.¡Tenlobienencuenta!

—No habrá agujero donde pueda esconderse de mí, oh favorito de Alá —proclamóMikhalOglu—,ni habránoche lo bastante oscura, ni bosque lo bastanteespesocomoparaocultarle.Sinotetraigosucabeza,queélteenvíeatilamía.

—Mebasta—Ibrahimsonrióaltiempoquesetironeabadelabarba,sumamentecomplacido—.Tienesmipermisopararetirarte.

La figura siniestra de las alas de buitre se retiró con agilidad, en completosilencio,delaestanciaazul,sinquepudierasospecharquedabalosprimerospasosde una venganza que se dilataría a lo largo de los años y por tierras lejanas,agitándose como una marea negra que había de involucrar a tronos y reinos, amujerespelirrojasmásbellasquelasllamasdelinfierno.

2

Enunapequeñachozacon techode juncos,enunaaldeano lejosdelDanubio,sonorosronquidosretumbabanallídondeunafigurareposabaenvueltaenunacaparasgada, sobre un montón de paja. Era el paladín Gottfried von Kalmbach, quedormía el sueño de los inocentes y la cerveza. El jubón púrpura, los voluminosospantalonesdeseda,khalatylasbotasdepieldezapa,presentesdeldespectivosultán,yanoestabana lavista.Elpaladínvestía cueroajadoymallasherrumbrosas.Unamanolesacudió,haciéndoledespertar,ylearrancóunjuramentoadormilado.

—¡Despierta, mi señor! Oh, despierta, buen caballero, maldito cerdo, perrosarnoso…¿esquenoerescapazdedespertarte?

—Rellénameel jarro,posadero—murmuróeldurmiente—.¿Quién?¿Qué? ¡Eldiablo te lleve, Ivga!No tengo ni un solo asper, ni un penique. Sé buena chica ydéjamedormir.

Lachicavolvióatirardeélyasacudirle.

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—¡Malditoimbécil!¡Serásbaboso!¡Estáocurriendoalgo!—Ivga—murmuróGottfried, retirándose de susmanos—.Llévalemi casco al

judío.Tedarálobastanteporélcomoparaquepuedastraermemásbebida.—¡Imbécil!—chillóella llenadedesesperación—. ¡Noquierodinero! ¡Todoel

Esteestáenllamasynadiesabequeesloquelohacausado!—¿Hadejadoyade llover?—preguntóvonKalmbach,prestandopor fincierta

atenciónaloqueledecían.—Hacehorasqueyanollueve.Loqueoyeseselgoteoquecaedesdelosjuncos.

Cíñetelaespadaysalalacalle.Loshombresdelaaldeaestánborrachosgraciasatusúltimasmonedas,ylasmujeresnosabenquépensarohacer.¡Ah!

Esa exclamación se le escapó al ver un súbito estallido de luz furiosa, quecomenzóabrillaratravésdelasgrietasdelacabaña.Elalemánsepusocomopudodepie,yseencasquetó lamalparadaborgoñotaconsusdeterioradoscierres.Luegosiguióalachicahastalacaóticacalle.Eraunamuchachajovenydelgada,descalzayvestida sólo con una túnica corta, a través de cuyos desgarrones resplandecíangenerosasporcionesdecarneblanca.

No parecía haber vida nimovimiento en la aldea. En ningún lado brillaba luzalguna.El aguagoteaba abundantementedesde los alerosde los tejadosde cañizo.Los charcos de la calle relucían oscuros. El viento soplaba y gemía de formafantasmalenlasgrandessombrasquerodeabanlapequeñaaldea,yporelsuroeste,alzándosemuyarribaenelcieloplomizo,selevantabaunterribleresplandorcarmesíqueteñíadefuegolasnubeshúmedas.Lachica,Igva,seapretócontraelaltoalemán,atemorizada.

—Yopuedo decirte qué es eso, chica—dijo él, contemplando el resplandor—.SonlosdemoniosdeSolimán.Hancruzadoelríoyestánincendiandolospoblados.Sí, he visto resplandores como esos contra el cielo con anterioridad.Esperaba quellegasen antes, pero esas malditas lluvias tienen que haberlos detenido durantesemanas.Aver,chica,veterápidoyconsigiloalestabloquehaydetrásdelacabañay tráememi garañón gris.Nos escaparemos como el ratón por entre los dedos deldiablo.Elsementalpuedellevarnosconfacilidadalosdos.

—¿Peroylagentedelaaldea?—gimió,retorciéndoselasmanos.—En fin —repuso él—. Que Dios les acoja en su seno; los hombres se han

bebido mi cerveza con entusiasmo y las mujeres han sido acogedoras… ¡Por loscuernosdeSatanás,chica,quemijamelgogrisnopuedellevarseatodalaaldea!

—¡Vetetú!—contestóella—.¡Mequedaréamorirconmigente!—Losturcosnotematarán—lerespondió—.Tevenderánaalgúnviejomercader

deEstambul,viejoygordo,queteazotará.Yonopiensoquedarmeaquíparaquemedegüellenynadiete…

Lachicalanzóungritoterriblequelehizodetenerseydarlavueltaparabuscarelorigendelespantosoterrorquesereflejabaenlosojosencendidos.Mientraslohacía,una choza situada en el extremo de la aldea estalló en llamas, el combustible

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empapado ardiendo con pereza. Una confusión de gritos y aullidos enloquecidossiguióalgritodelachica.Enlaagitadaluz,habíafigurasquedanzabanybrincabandeformasalvaje.Gottfried,forzandolosojosparataladrarlassombras,viosiluetasque pululaban junto al bajo muro de barro que la borrachera y la desidia habíandejadodesguarnecido.

—¡Maldición! —musitó—. Esos malditos han sorteado al galope su propioincendio.Hancaídosobrelaaldeaenlaoscuridad…¡Vamos,chica!

Peromientrasaferrabasumuñecablancayselallevabaconsigo,yellagritabaysedebatíacomounafiera,locadeterror,elmurodebarrosederrumbóenunpuntocercano.Cedióbajoelimpactodeungrupodecaballosylosjinetesirrumpieronenlaaldeacondenada,visiblesalresplandorcreciente.Laschozasardíanyapordoquier,ylos gritos se alzaban contra las nubes lluviosas mientras los invasores sacaban amujeresquechillabanyahombresborrachosdesusmadrigueras,ylosdegollaban.Gottfriedviolasenjutasfigurasdelosjinetes,losincendiosreflejándoseenelaceropulido;observólasalasdelbuitreenloshombrosdesucapitán.Y,almismotiempoqueélreconocíaaMikhalOglu,viocómoésteseenvaraba.

—¡A él, perros!—aulló el akinji, con una voz que ya no era suave, sino tanestridente como el roce de un sable al desenvainar—. ¡Es Gombuk! ¡Quinientosaspersalhombrequemetraigasucabeza!

Con una maldición, Von Kalmbach se lanzó a las sombras de la cabaña máspróxima,arrastrandoconsigoalamuchacha,quenocesabadegritar.Alsaltar,oyóelsonidodelascuerdasdelosarcos,ylamuchachalanzóunsuspiroyquedóderepentecolgandoyertadesumano.Sederrumbóy,alferozresplandor,élvioqueasomabaelastadeunaflecha,aúnvibrando,bajosucorazón,sevolvióhaciasusatacantesconuna maldición sorda, semejante a un oso enfurecido. Se quedó allí un instante,adelantando la cabeza con truculencia, empuñando la espada con las dosmanos yluego, comoun oso que escapa ante la llegada de los cazadores, se volvió y huyócontorneandolacabaña,mientraslasflechassilbabanasualrededorygolpeabanderefilóncontralosanillosdesucotademalla.Nohubodisparos;lacabalgadaatravésdelbosquelluviosohabíamojadolapólvoradelosjinetes.

VonKalmbachganólazagadelacabaña,pendientedelossalvajesaullidosasuespalda, y llegó al cobertizo situado tras la choza que ocupaba, pues allí habíaguardadoasusementalgris.Alalcanzarlapuerta,alguienrugiócomounapanteraenla semioscuridad y se lanzó con furia contra él. Paró el golpe con la espada ydevolvióelataquecontodalafuerzadesusanchoshombros.Lahojaancharesbalósobre pulido casco del akinji y cortó a través de los anillos de la cota de malla,cercenandoelbrazoalaalturadelhombro.

Elmahometanocayóconungruñido,yelalemánsaltósobresucuerpovencido.Elgarañóngris,enloquecidodemiedoyexcitación,relinchóespantadoyseencabritócuando su dueño lomontó a pelo. Sin tiempo para ensillar ni embridar, Gottfriedclavó los talones en los estremecidos flancos, y el gran corcel saltó a través de la

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puertacomounrayo,derribandohombresaderechaeizquierdacomosifueranbolos.Galopóconfuriaatravésdelespacioabiertoeiluminadoquehabíaentrelascabañasenllamas,salvandoloscadáveresretorcidosqueencontrabaensucamino,haciendobambolearseasujinetealchapotearenloscharcos.

Losakinjise lanzaronenposdel jinetefugitivo, tirándolesussaetasyaullandocomosabuesos.Losqueestabanacaballogaloparonensupersecución,entantoquelosquehabían entrado apie en la aldea corrieron a lo largodelmuroderrumbadoparabuscarsusmonturas.

LasflechassilbabanentornoalacabezadeGottfriedmientrasésteenfilabaconsumonturaelúnicopuntoaccesible:elmurooccidental,aúnintacto.Eraunamedidadesesperada,yaqueeltramoeraresbaladizoytraicionero,ynuncaanteselgarañóngris había realizado un salto así. Gottfried contuvo el aliento y sintió cómo elcorpachón del animal se endurecía y tensaba en plena carrera, para realizar unesfuerzodesesperado;luego,conunvolcánicoestallidodelosmúsculospoderosos,elsementalseremontóporlosairesysalvólabarreraporapenastresdedosdemargen.

Los perseguidores lanzaron gritos de sorpresa y furia, y retrocedieron; ya que,jinetesexpertoscomoeran,noseatrevieronarealizaresesaltomortífero.Perdieronalgún tiempo buscando las puertas y las brechas del muro, y cuando finalmentepudieronsalirdelaaldea,elbosqueoscuro,húmedo,rumorosoygoteantesehabíatragadoasupresa.

MikhalOglu juraba comoun diablo y, tras destacar a su lugartenienteOthmancon instruccionesdenodejarserhumanoconvidaen laaldea,se lanzóenposdelfugitivo,siguiendoalaluzdelasantorchaselrastroimpresoenelterrenoenfangado,y jurando que le había de seguir, aunque tal persecución le llevase bajo losmismísimosmurosdeViena.

3

AlánohabíadispuestoqueMikhalOgluconsiguieselacabezadeGottfriedvonKalmbachenaquelbosqueoscuroygoteante.Ésteconocíaelpaísmejorqueaquellosy,apesardelcelodesplegado,perdieronsupistaenlaoscuridad.

El alba sorprendió a Gottfried cabalgando a través de terrenos de labranzaestremecidosporelterror,conlasllamasdeunmundoincendiadoiluminandoorientey meridión. El país estaba abarrotado de fugitivos que se tambaleaban bajo lospatéticos enseresquehabían logrado salvar, yqueguiabanunganadoescandaloso,comogentesquehuyerandelfindelmundo.Laslluviastorrencialesleshabíandadounafalsasensacióndeseguridad,peronohabíandetenidodurantemuchotiempolamarchadelGranTurco.

Apoyadoporuncuartodemillóndesecuaces,arrasabalasmarcasorientalesdelaCristiandad.MientrasGottfriedholgabaentabernasdealdeasaisladas,bebiéndoseel

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regalo del sultán, Pest y Buda habían caído, la guarnición alemana de esta últimaciudadhabíasidomasacradapor los jenízaros,apesarde lapromesade inmunidaddadaporSolimán,alquelagentellamabaElGeneroso.

Mientras Fernando y los nobles y obispos discutían en la Dieta de Spira, loselementosparecíanguerrearafavordelaCristiandad.Lalluviacaíatorrencialmente,ylosturcosavanzabanciegamenteatravésdepantanosybosquesconvertidosporlasinundaciones en ciénagas empapadas. Se ahogaban en ríos desbordados, perdierongrandes cantidades de municiones, pertrechos y provisiones, mientras los botesnaufragaban, los puentes se derrumbabany los carromatos se hundían en el fango.Peroaunasíproseguían,empujadosporlaimplacablevoluntaddeSolimányasí,enseptiembrede1529,sobre lasruinasdeHungría, los turcos irrumpieronenEuropa,conlosakinji—losSaqueadores—arrasandolatierracomoelvendavalqueprecedealatormenta.

Enparte,todoestolosupoGottfriedgraciasalosfugitivos,mientrasespoleabasucansadogarañónhacialaciudad,elúnicosantuarioposibleparaaquellosmillaresdedesplazados.Asusespaldas,loscielosardíanenrojecidosylosgritosdelasvíctimasmasacradasllegabandébilmenteasusoídosenalasdelviento.Avecesinclusopodíaver el hervidero de negrasmasas de jinetes salvajes. Las alas del buitre batían deforma horrenda sobre las masacradas tierras y la sombra de esas grandes alas seextendíasobretodaEuropa.DenuevoeldestructorllegabacabalgandodesdeelEsteazulymisterioso,aligualqueyalohabíanhechoantessushermanos:Atila,Subotai,Bayazid, Mohamed el Conquistador. Nunca antes había caído una tormenta igualsobreelOeste.

Ante el agitar de las alas del buitre, la carretera estaba colmada de fugitivosjadeantes;asusespaldas,semostrabarojaysilente,abarrotadadecuerposretorcidosque ya no gritarían más. Los asesinos no estaban a más de media hora cuandoGottfriedvonKalmbachcruzósobre su tambaleante semental laspuertasdeViena.La gente de los muros había estado escuchando durante horas los aullidos, quellegabandeformaespantosaa impulsosdelviento,yahoraallá,a lolejos,veíanalsol resplandecer sobre laspuntasde las lanzas,mientras los jinetes caíanalgalopesobre las masas de fugitivos, bajando desde las colinas contra la llanura quecircundaba la ciudad.Vieron trabajar el acerodesnudo, comohoces segandogranomaduro.

VonKalmbachencontróalaciudadenplenaefervescencia,elgentíoagolpándoseygritandoalrededordelcondeNikolasSalm,elseptuagenariomilitarquemandabaenViena,ysusayudantes:Roggendrof,elcondeNikolasZrinyiyPaulBakics.Salmestaba trabajando a todaprisa, demoliendo las casas situadas cerca de losmuros yutilizando esematerial para reforzar las murallas, que eran viejas e inestables, notenían en ningún lugarmás de dosmetros de grosor y enmuchos lugares estabancarcomidasyapuntodedesmoronarse.Laempalizadaexteriorera tanendeblequerecibíaelnombredeStadzaun,elsetodelaciudad.

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Pero, espoleados por la incansable energía del conde Salm, alzaron un nuevomuro de seis metros de altura, desde la puerta de Stuben hasta la de Karnthner.AbrieronzanjaspordentrodelviejofosoylevantaronnuevosmurosdesdeelpuentelevadizohastalaPuertadeSaltz.Quitaronlasplacasdemaderadelostejados,paraaminorarelriesgodeincendio,ytambiénretiraronlosadoquines,paradisminuirelimpactodelasbalasdecañón.

Los suburbios fueron abandonados y entregados al fuego para impedir quesirviesende refugio a los sitiadores.Durante aquelproceso,que se realizó ante lasbarbasmismasdelossaqueadoresalasalto,sedesatarontumultosportodalaciudad,aumentandolaconfusión.

Todoerainfiernoytumultoy,enmediodetodoaquello,cincomilinfortunadosciviles, ancianos,mujeresyniños, fueron rechazadosa laspuertasde laciudadsincompasión,ysusgritos,cuandolosakinjiscayeronsobreellos,enloquecierona lasgentesquesehallabantraslosmuros.

Aquellos demonios estaban llegando a millares, cubriendo el horizonte, yazotandolosalrededoresdelaciudadenescuadronesirregulares,comobuitresquesecongregasenalrededordeuncamelloagonizante.

Menosdeunahoradespuésdequeaparecieralaprimerahorda,noquedabaniunsolo cristianovivo extramuros, excepto aquellos que, atadospor largas sogas a lospomos de las sillas demontar de sus captores, se veían obligados a correr a todavelocidaddetrásdeellos,sopenadeserarrastradoshastalamuerte.

Los jinetes salvajes cabalgaban alrededor de losmuros, aullando y disparandosaetas.Loshombressituadosen las torres reconocieronal temidoMikhalOgluporlasalasdesucoraza,ysepercatarondequeibacabalgandodeunmontóndemuertosaotro,escrutandoconavidezcadaunodeloscadáveres,deteniéndoseparaobservarinquisitivamentehacialasfortificaciones.

Mientrastanto,procedentedeloeste,unabandadesoldadosalemanesyespañolesseabriópasoatravésdeuncordóndesaqueadoresydesfilaronporlascallesdelaciudadentreenfervorecidosaplausos,conelPalgravePhilipalacabeza.

GottfriedvonKalmbachestabaapoyadoensuespadaylesobservópasarconsusresplandecientespetosysuscascosemplumados,conlargosarcabucesalaespaldaymandobles pendientes de sus espaldas revestidas de acero. Ofrecía un curiosocontrapuntoconsucotademallaherrumbrosa,suequipamientopasadodemoda,depiezas de fortuna desmañadamente encajadas… parecía una figura del pasado,oxidada y manchada, viendo llegar a una nueva y más brillante generación. PeroPhiliplesaludó,conunamiradadereconocimiento,cuandolabrillantecolumnapasóasulado.

Von Kalmbach se dirigió a los muros, allá donde los tiradores disparabanesporádicamente contra los akinji, que mostraban cierta disposición a trepar a losbastionesmediantelazosquelanzabandesdelasilla.Pero,decamino,oyóqueSalmestaba empleando a nobles y soldados para excavar fosos y levantar nuevos

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terraplenes,ybuscórefugioa todaprisaenunataberna,dondeobligóalpatrón,unvalaquianopatizamboy timorato, a darle crédito, y rápidamente se embriagóhastacaer enun estado en el quenadie le hubiera consideradoútil para trabajode clasealguna.

Disparos,gritosyalaridosllegabanasusoídos,peroapenaslesprestabaatención.Sabíadesobraquelosakinjigolpearíanparadespuésseguirdelargoyarrasarelpaísmás alláde la ciudad.Se enteró, gracias a loque sehablaba en la taberna, dequeSalmcontabacon20.000piqueros,2.000jinetesy1.000voluntariosparaoponersealas hordas de Solimán, además de setenta piezas de artillería: cañones, falcones yculebrinas.

Las noticias sobre el gran número de turcos llenaron todos los corazones demiedo;todosmenoseldeVonKalmbach.Asumanera,eraunfatalista.Peroencontrólaconcienciaenlacerveza,ysedescubrióderepentemeditandosobrelagentealaque los miserables vieneses habían abandonado para que pereciesen. Cuanto másbebía, más melancólico se tornaba, y algunas lágrimas sensibleras cayeron de laslaciasguíasdesusmostachos.

Alcabo,se incorporóaduraspenasyechómanoasuespadón,mascullando laintenciónderetaralcondeSalmadueloporaquello.Acallóabramidoslastímidasreclamacionesdelvalaquianoysaliódandotumbosalascalle.Antesumiradaebria,lastorresyloschapitelesoscilabanenloquecidas;lagenteleempujaba,yleechabandeun ladoaotromientras corrían sin rumbodeun ladoaotro.ElPalgravePhilipllegó entre resonar de armadura, los rostros afilados y oscuros de los españolescontrastandoconlossemblantescuadradosysonrosadosdeloslansquenetes.

—¡Qué vergüenza, VonKalmbach!—dijo Philip con dureza—. ¡Los turcos senosechanencimaytúestásconelhocicometidoeneljarrodecerveza!

—¿Quéhocicoestáenquéjarrodecerveza?—leespetóGottfrieddandotumbosenunerráticosemicírculo,buscandoaciegaslaespada—.Queeldemoniotelleve,Philip,tevoyaromperlacrismaporesto…

PeroelPalgraveyaestabafueradelavistay,alcabo,GottfriedseencontróenlatorreKarnthner,conscientesólodeformavagadecómohabíallegadohastaallí.Peroloquevioleserenódegolpe.LosturcoshabíanllegadoyaaViena.Lallanuraestabacubierta con sus tiendas, treintamil en total, según decían algunos, y juraban quedesdeelchapitelmásaltodelacatedraldeSanEstebanunhombrenopodíadivisardóndeacababan.CuatrocientasnavesocupabanelDanubioyGottfriedoyócómoloshombresmaldecían a la flota austriaca, varada ineficazmuy río arriba, ya que sustripulantes,quellevabanmuchotiemposincobrar,senegabananavegarla.TambiénoyódecirqueSalmnohabíacontestadoalasexigenciasderendicióndeSolimán.

Entonces, en parte como un gesto y en parte para amedrentar a los malditoscafars,elejércitodelGranTurcosepusoadesfilaranteslosantiguosmuros,antesdeaplicarsealastareasdelasedio.Aquellavisiónerasuficientecomoparaespantaralmásvaliente.Elsol,yabajo,arrancabafuegoaloscascospulidos,alasempuñaduras

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enjoyadasdelossablesyalasmoharrasdelaslanzas.EracomosiunríodeacerobrillantefluyeseperezosoyterriblemásalládelosmurosdeViena.

Losakinji,quedeordinarioformabanlavanguardiadeaquellashuestes,habíanseguido su avanzada, pero su lugar había sidoocupadopor los tártarosdeCrimea,agazapados sobre sillas de pomos picudos y estribos cortos, con sus cabezas degnomocubiertasporcascosdehierro,loscuerpospequeñosrevestidosdecorazasdebronceycuero laqueado.Trasellos iban losazabs, la infantería irregular,kurdosyárabesensumayorparte,formandounahordasalvajeyheterogénea.Lesseguíansushermanos los delis, los cabezas locas, hombres salvajes sobre recios ponisfantásticamente adornados con pelaje y plumas.Aquellos jinetes llevaban gorros ycapasdepielde leopardo,conelcabello largocolgandoenmelenasueltasobre loshombrosanchos,yporencimadesusenmarañadasbarbasseveíanresplandecerlosojosconlalocuradelfanatismoyelbhang[4].

Tras ellos llegaba ya el grueso del ejército. Primero los beys y emires con sushuestes: jinetes y peones procedentes de los feudos de Asia Menor. Luego losespahís, lacaballeríapesada, sobrecorcelesespléndidos.Yporúltimo laverdaderafuerza del imperio turco —la organización militar más terrible del mundo—: losjenízaros.

Lafuriamásterriblesedesatóentreloshombresdelasmurallas,alreconocersupropiasangre.Yaquelosjenízarosnoeranturcos.Conalgunasexcepciones,frutodelhechodequealgunospadresturcoshabíanlogradointroducirasupropiaprogenieenlasfilasparaliberarlosdelafatigosavidadeloscampesinos,aquélloseranhijosdecristianos —griegos, serbios, húngaros—, secuestrados durante la infancia yeducadosenelislam;conocíanunsoloseñor,elsultán,yunasolaocupación,matar.

Sus rostros lampiños contrastaban con los de sus señores orientales. Se veíanmuchos ojos azules y muchos bigotes rubios. Pero todos los rostros mostraban lalobuna ferocidad en la que habían sido entrenados. Bajo susmantos de color azuloscurorelucíanlasfinascotasdemalla,ymuchosportabancapacetesdeacerobajosus curiosos gorros de altos picos, de los que colgaba una pieza de tela blanca ysemejante a una manga, en la que iba fija una cuchara de cobre. Además, largasplumasdeavesdelparaísoadornabanaquellosextrañostocados.

Ademásdecimitarras,pistolasydagas, cada jenízaroportabaunarcabuzy susoficiales acarreaban braseros para darles fuego. Arriba y abajo de las filas seescabullíanlosderviches,vestidossóloconkalpaksdepelodecamelloydelantalesverdes festoneados de cuentas de ébano, exhortando a los Creyentes. Bandas demúsica militar, un invento turco, marchaban con las columnas, haciendo resonarcímbalos y vibrar los laúdes. Sobre aquel mar en movimiento, los estandartesondeabanyseagitaban:labanderacarmesídelosspahís,elestandarteblancodelosjenízaros con su espada de dos filos bordada en oro y los estandartes de colas decaballodelosjefes:sietecolasparaelsultán,seisparaelgranvisir,tresparaelagha

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de los jenízaros. De esa forma hizo Solimán el alarde de su poder, ante losdesesperadosojosdeloscafars.

Pero lamirada deVonKalmbach estaba puesta en el grupo que se afanaba enemplazarlaartilleríadelsultán.Agitólacabeza,llenodedesconcierto.

—¡Mediasculebrinas,sacresyfalconetes!—gruñó—.¿Perodónde,portodoslosdiablos,estálaartilleríapesadadelaquetanorgullosoestáSolimán?

—¡EnelfondodelDanubio!—Unpiquerohúngarosonrióconfuriayescupióalresponder—.WulfHagen hundió esa parte de la flotilla del sultán. El resto de suartillería,inclusolareal,segúndicen,estáatascadaporculpadelaslluvias.

UnalentasonrisaerizólosmostachosdeGottfried.—¿QuémensajelehamandadoSolimánaSalm?—QuedesayunaráenVienapasadomañana…el29.Gottfriedagitólacabezaconpesadez.

4

El asedio comenzó con el rugido de los cañones, el silbido de las flechas y elresonante estampido de los arcabuces. Los jenízaros tomaron posesión de losarruinados suburbios, donde restos de muros les ofrecían alguna protección.Precedidos por una oleada de irregulares, y una descarga de flechas incendiarias,avanzaronmetódicamenteapenasamanecer.

Enunatorretadelamurallaatacada,apoyadoensugranespadayretorciéndosemeditabundo elmostacho,Gottfried vonKalmbachobservaba cómo retiraban a unartillerotransilvanodelmuro,conelcerebrorezumandoatravésdeunboqueteenlacabeza;unarcabuzturcohabíahechosonarsuvozdemasiadocercadelamuralla.

Laartilleríadecampoaullabacomounajauríaronca,arrancandoesquirlasdelosparapetos.Losjenízarosavanzaban,poníanrodillaentierra,disparabanyrecargabansindejardeadelantarse.Lasbalasrebotabancontralasalmenasyvolaban,silbandocon furia. Una se aplastó contra la coraza de Gottfried, arrancándole un gruñidorencoroso.Al girarse hacia el abandonado cañón, vio cómo una silueta colorista eincongruenteseinclinabasobrelamasivarecámara.

Setratabadeunamujer,vestidadeunaformaqueVonKalmbachnohabíavistoni siquieraentre lospetimetresdeFrancia.Eraalta,de formasespléndidas,aunqueágil.Bajoelcascodeacero,seleescapabanbuclesrebeldesqueformabanrizosdeuncolorrojodoradoalresplandordelsolyquecaíansobresushombrosfuertes.Altasbotasdecordobánlecubríanhastamediomuslo,envueltoenbombachos.Vestíaunafinacotademallaturca,metidaenesoscalzones.Elfinotalleceñidoporunafajadesedaverde,demuchasvueltas,dentrodelaqueportabaunpardepistolasyunadaga,y de la que colgaba un largo sable húngaro.Ypor encimade todo ello llevaba, aldescuido,unacapaescarlata.

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Aquella figura sorprendente estaba apuntando el cañón, con una soltura quedenotaba algo más que un conocimiento superficial, a un grupo de turcos que seaplicabanaunacureña,justoatiro.

—¡Eh,SonialaRoja!—gritóunsoldado,agitandosupica—.¡Acabaconellos,muchacha!

—Cuenta con ello, compadre —replicó al tiempo que aplicaba la mecha—.AunqueyaquisierayoquemiblancofueseRoxelana…

Unadetonaciónterroríficaimpidióoírlorestante,ylahumaredacegóatodoslosque estaban en la torreta, al tiempo que el terrorífico retroceso del cañón,sobrecargado, lanzaba a la tiradora de espaldas al suelo. Saltó como un resorte ycorrió al parapeto, para observar ansiosa a través del humo, que al ir aclarandopermitíavercómohabíancaídolosartilleros.Lagranbala,mayorquelacabezadeunhombre,habíaimpactadodellenocontraelgrupoqueseagolpabajuntoalsacre,yéstos yacían en el suelo martirizado, los cráneos hundidos por el impacto, y loscuerposdestrozadospor lasesquirlasdeaceroquehabían saltadode sudestrozadocañón.Unclamorselevantóenlastorres,ylamujeralaquellamabanSonialaRojaaullóllenadealegríainfantil,ysearrancóabailarunadanzacosaca.

Gottfried se acercó, contemplando con franca admiración la curva de su pechobajo la malla flexible, las formas de sus amplias caderas y sus miembros firmes.Estaba plantada como lo haría un hombre, las piernas cubiertas por botas bienseparadas, los pulgaresmetidos en la faja; pero era sin duda unamujer. Se estabariendoalverlelacarayélreparó,llenodefascinación,enlascentellasquedanzabanyenelcolormudabledesusojos.Seapartólosrizosrebeldesconunamanosuciadepólvorayélsemaravillóalrepararenlablancuraclarayrosadadesucarnefirme,alládondenoestabamanchada.

—Oye, chica, ¿por qué te hubiera gustado tener como blanco a la sultanaRoxelana?—preguntó.

—¡Porqueesaguarraesmihermana!—respondióSonia.Enesemomento,ungrangritoresonóbajolasmurallas;lachicasaltócomouna

fieray,aldesenvainar,suespadasaliócomounlargodestellodeplataalsol.—¡Esegrito!—chilló—.Losjenízaros…Gottfried también corríahacia losparapetos.También él había escuchadoantes

aquel griterío terrible y estremecedor de los jenízaros al cargar. Solimán no queríaperdereltiempoenlaciudadqueleimpedíacaersobrelainermeEuropa.Ibaaabatirsus frágiles muros en un solo embate. Los bashi-bazouki, los irregulares, moríancomo moscas para cubrir el avance del cuerpo principal, y sobre montones demuertos, los jenízaros se abatieron sobre Viena. Aparecieron en medio de unagranizada de cañonazos y tiros de arcabuz, para cruzar los fososmediante escalastendidas como si fueran puentes. Unidades completas cayeron bajo el cañoneoaustriaco, pero los atacantes lograron llegar bajo los muros, de forma que las

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hostigosasbolaspasabanzumbandosobresuscabezasparasembrarlacatástrofeenlasfilaszagueras.

Los tiradores españoles abrían fuego casi en vertical, causando un verdaderodesastre, pero eso no impidió que las escaleras se apoyasen en los muros y loshombres subiesen cantando. Las flechas silbaban, diezmando a los defensores. Enretaguardia, la artillería de los turcos seguía retumbando, sin reparar en si hería aamigosoenemigos.Gottfried,queestabaenunadelastroneras,fuederribadoporunimpactosúbitoyaterrador.Unabalahabíaimpactadocontraunmerlón,abatiendoamediadocenadedefensores.

Gottfried se levantó aún aturdido, librándose de los escombros y los cadáveresacurrucados. Se encontró contemplando una oleada de rostros resollantes yencendidos,enlaquelosojosrelucíancomolosdelosperrosrabiososylosacerosrelampagueabancomolosrayosdelsolenelagua.Asentandobienfirmes lospies,alzó el espadón y luego lo descargó. Las mandíbulas apretadas, los mostachoserizados.Lahojademetroymediohendiócascosycráneos,quebrandorodelasenalto y hombreras de hierro. Los hombres cayeron desde lo alto de las escalas, losdedosinertesresbalandodelostravesañosensangrentados.

Pero hormigueaban junto a la brecha, a ambos lados.Un grito terrible anuncióque los turcos habían hecho pie en el muro. Pero ni un solo hombre se atrevió aabandonar su puesto para acudir en auxilio del punto amenazado. A ojos de losaturdidosdefensores,eracomosiVienaestuvieserodeadaporunmarresplandecienteyagitadoquesealzasecadavezamayoralturaentornoalasmurallassentenciadas.

Retrocediendo para evitar ser rodeado, Gottfried gruñó y golpeó a derecha eizquierda.Susojosyanoestabannublados;resplandecíancomofuegosazules.Tresjenízaros cayeron a sus pies; su ancho espadón entrechocaba contra un bosque decimitarras agitadas. Una hoja hendió su bacinete, llenando sus ojos de oscuridadpunteadade fuego.Retrocedió tambaleantey sintiócómosuespada impactabaconalgo.Luegohubounaullido,ymovimientoasulado,yescuchóelrápidoquebrardemallas bajo un enloquecido relampagueo de sable que centelleaba con un rayoplateadoantesumirada,quecomenzabaadespejarse.

EraSonialaRojalaqueacudíaensuayuda,ysuataqueeratanterriblecomoeldeunapantera.Susgolpessesucedíancontalrapidezqueelojonopodíaseguirlos;lahojaeraunestallidodefuegoblancoyloshombressederrumbabancomoeltrigomaduro ante el segador. Gottfried acudió a su lado con un hondo rugido,ensangrentado y terrible, agitando su gran hoja. Obligados a retroceder, losmusulmanessetambalearonalbordedelosmurosyacabaronporsaltarasusescalas,ocayerongritandoalvacío.

LosjuramentosbrotabansincesardeloslabiosrojosdeSonia,quereíadeformasalvajemientrassusableabríalascarnesylasangrecorríaporelfilo.Elúltimoturcode los parapetos gritó y paró con fiereza cuando ella le atacó; luego, tirando sucimitarra,agarrócondesesperaciónlahojagoteantequeleamenazaba.Sebalanceó

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con un gemido justo al borde, la sangre brotando de sus dedos horriblementecortados.

—¡Vetealinfierno,perro!—rióella—.¡Queeldiabloteañadaasumarmita!Conungiroyuntirón,rasgóconsusable,seccionandolosdedosengarfiados;y

conungritoaterrado,elotrosefuedeespaldasycayódecabeza.Por todas partes, los jenízaros cedían. La artillería de campo, que había

enmudecido cuando la lucha llegó a lo alto de los muros, rugía de nuevo y losespañoles, arrodillados en las troneras, disparaban ya de nuevo con sus largosarcabuces.

GottfriedseacercóaSonialaRoja,quelimpiabasusable,altiempoquejurabaporlobajo.

—¡PorDios,chica!—dijo,tendiéndolesumanaza—.Sinohubierasacudidoenmiayuda,creoqueestanochehubierabebidoenlosinfiernos.Gracias…

—¡DalelasgraciasalDiablo!—repusocondurezaSonia,apartandosumano—.Losturcosestabanenelmuro.¡Niseteocurrapensarquearriesguéelpellejoparasalvarte,compadre!

Y,conundesdeñosorevuelodesusholgadosropajes,semarchódelosparapetos,devolviendo de inmediato y con desenvoltura las bromas groseras de los soldados.Gottfried la miró marcharse, con el ceño fruncido, y un lansquenete le golpeójovialmenteenelhombro.

—¡Menuda diablesa! Es capaz de tumbar bebiendo almás borracho ymaldicecomounespañol.Noesprecisamenteunadamisela.¡Corta,taja,mata,compadre!Aesoesaloquesededica.

—¿Quiénesesamujer,porrodoslosdiablos?—gruñóVonKalmbach.—EsSonialaRoja,deRogantino…esoestodoloquesabemosdeella.Marchay

lucha como un hombre…Dios sabe por qué. Jura ser la hermana deRoxelana, lafavoritadel sultán. ¡Ay,si los tártarosque raptaronaRoxelanaunanochehubieranhecholomismo,porSanPedro!¡Mal lohubierapasadoSolimán!Apártatedeella,señor;esunagatamontés.Vamosatomarunajarradecerveza.

Losjenízaros,convocadosporelgranvisirparaquedieranexplicacionesdeporquéelataquehabíafracasadocuandoyalosmuroshabíansidoasaltadosenunpunto,juraban que habían tenido que enfrentarse con un diablo con forma de pelirroja,auxiliadoporungiganteconherrumbrosacotademalla.

Ibrahim ni reparó en la historia de la mujer, pero la descripción del hombredespertóunrecuerdomedioolvidadoenelfondodesumemoria.Trasdespacharalossoldados,hizollamaraltártaroYarukKhanylemandóenavanzadaparapreguntaraMikhalOgluporquénohabíaenviadounacabezaenconcretoalatiendareal.

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Solimán no desayunó en Viena la mañana del 29. Se quedó en lo alto delSemmering, delante de su rico pabellón con remates dorados y su guardia dequinientossolacs,observandocómosuspiezasligeraspicoteabanenvanolosdébilesmuros;vioasusirregularesderramarlasvidascomoelagua,tratandoderellenarelfoso, y a sus zapadores cavar como topos, abriendominas y contraminas cadavezmáscercadelosbastiones.

Elreposoeraescasoenelinteriordelaciudad.Semontabaguardiaenlosmurosdíaynoche.Enlossótanos,losvienesesvigilabanmedianteguisantessobreparchesde tambor, esperando oír los sonidos que delatasen a los zapadores. Se hablaba deminas turcas bajo losmuros y se abrieron las respectivas contraminas. Se luchababajotierraconnomenosfierezaquesobrelamisma.

Vienaeralaúnicaisladecristiandadenunmardeinfieles.Nochetrasnoche,loshombres veían arder el horizonte, allá donde los akinji aún martirizaban la tierraagonizante.Aveceslesllegabaalgunanoticiadelmundoexterior,graciasaesclavosfugitivos que lograban introducirse en la ciudad. E, invariablemente, tales noticiaseran portadoras de algún nuevo horror. Menos de un tercio de los habitantes deAustriaSuperiorseguíanconvida.MikhalOgluseestabasuperandoasímismo.Sedecía que buscaba a alguien en particular. Sus carniceros apilaban las cabezascortadas a suspies, y élbuscabaconavidezentre esospatéticos restospara luego,llenodeinfernalfrustración,enviarasusdemoniosacometernuevasatrocidades.

Tales historias, en vez de paralizar a los austriacos, les llenaban de una furiaenloquecida,productodeladesesperación.Lasminasexplotaban,seabríanbrechasylos turcos seprecipitabanporellasen torrente,pero siempre se lesadelantaban losdesesperadoscristianos,yenlalocurabestial,embarullada,ciega,delaluchacuerpoacuerpoque tenía lugaracontinuación,saldabanenparte la rojadeudaque teníanconellos.

Septiembre dio paso a octubre; las hojas se volvieron pardas y amarillas en laWienerWald;ylosvientossetornaronfríos.Loscentinelastiritabandenocheenlosmuros, emblanquecidos por las escarchas; pero todavía las tiendas circundaban laciudad y aún Solimán permanecía en su magnífico pabellón, observando la frágilbarreraquecerrabaelpasoasucaminoimperial.NadiequenofueseIbrahimosabadirigirle lapalabra; suhumorera tan tenebrosocomo las fríasnochesque llegabandesde las colinas septentrionales. El viento que gemía en el exterior de su tiendaparecíaentonarelcantofúnebreporsusambicionesdeconquista.

Ibrahim le observaba de cerca y, tras un asalto fallido que duró del alba almediodía,hizollamaralosjenízarosylesmandóretirarsealosarruinadossuburbiosy descansar. Luego envió a un arquero para que lanzase cierta flecha a undeterminadopuntodelaciudad,alládondeciertaspersonasestabanesperandoalgoquetalcosaocurriese.

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No hubo más ataques aquel día. La artillería de campo, que había estadocañoneandolaPuertadeKarnthnerdurantevariosdías,sedesplazómásalnorteparamartillearelBurg.Dadoqueparecíainminenteunasaltoporaquellaparte,seenvióalgruesodelossoldadosallí.Peroelesperadoataquenotuvolugar,apesardequelasbateríasestuvierondisparandosin tregua,hora trashora.Fueracual fuese la razón,lossoldadosagradecieronaquelrespiro,yaqueestabanexhaustos,enloquecidosporlasheridasabiertasylafaltadesueño.

Esanochelagranplaza,elmercadoAm-Hof,secolmódesoldados,entantoquelos civiles les contemplaban con envidia. Habían descubierto una gran reserva devinoocultaenlasbodegasdeunricomercaderjudío,queesperabatriplicarsuprecioaprovechandoqueyasehabíanconsumidolosdemáslicoresdelaciudad.Arrollandoasusoficiales,loshombres,medioenloquecidos,hicieronrodarlosgrandestoneleshastalaplazaylosespitaron.Salmnohizoamagodecontrolaraquello.Mejoreralaborrachera, gruñó el viejo soldado, a que los hombres se cayesen al suelo de puroagotamiento. Pagó al judío de su propio bolsillo. En tandas, los soldadosabandonaronlosmurosybebieronhastahartarse.

Al resplandor de los flameros y las antorchas, con el acompañamiento de losgritosycánticosdeborrachos,alosquealgúntirosueltodecañónponíaunsiniestrocontrapunto, Von Kalmbach hundió su bacinete en un barril y lo sacó colmado ygoteante.Metiólosmostachosenlíquido,perosedetuvocuandosusojosnublados,porencimadelbordedelcascodeacero,seposaronenunafiguraquesepavoneabaal otro lado del tonel. El rencor lemancilló el semblante. Sonia la Roja había yavisitado más de un tonel. Su casco estaba torcido sobre los rizos rebeldes, suarroganciaeraaúnmayorylosojosmásburlonesaúnsicabe.

—¡Anda!—chillóconzumba—.¡Perosieselmataturcos,conlanarizmetidaenlabarrica,paravariar!Queeldiabloselleveatodoslosborrachones.

Sin titubear, hundió una jarra enjoyada en el líquido carmesí y la vació de untrago.Gottfriedseenvaróresentido.HabíatratadodeseduciraSonia,yelrechazodeéstaaúnleescocía.

—¿Porquétendríaquerepararenti,conesearnéshechojironesylabolsavacía—sehabíaburladoella—,cuandoPaulBakicsestálocopormí?¡Lárgate,borrachín,toneldecerveza!

—Maldita seas —le había replicado él—. No te muestres tan altanera, sóloporquetuhermanasealaamantedelsultán.

Esohabíadesatadoenellaunataquedeiraysehabíanseparadomaldiciéndosemutuamente.Ahora,viendoaldiabloasomarasusojos,élcomprendióqueellaibaatratardeponerlelascosasaúnmásdesagradables.

—¡Golfa!—gruñó—.Tevoyaahogarenestetonel.—No, ¡antes te ahogarás tú, verraco!—gritó, con un rugir de risa ofensiva—.

¡Lástimaquenoseasigualdevalienteconlosturcosqueconlospellejosdevino!

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—¡Así te coman los perros, zorra!—bramó—. ¿Cómo podría yo romperles lacrisma cuando se mantienen fuera de tiro y nos machacan a cañonazos? ¿Es quequieresquelestireladagadesdeelmuro?

—¡Los tienes amiles justo ahí fuera!—le replicó ella, poseída por un frenesíprovocadoporsunaturalezaindómita—.Siesquealguientieneloquehayquetenerparairasuencuentro.

—¡Por Dios! —el enloquecido gigante echó mano a su espadón—. ¡Ningunaarpíame llamaamícobarde, seayounborrachoono! ¡Voyamedirmeconellos,aunquenadiemásvengaconmigo!

Elcaossedesatóanteaquelbaladro; losánimosalcoholizadosdelamultitudlapredisponíanparacualquier locura.Lostonelescasivacíosfueronabandonadosporbeodosqueempuñabanespadasysedirigíantambaleantesalaspuertasexteriores.

WulfHagentratódeabrirsepasohastaelcentrodeesehuracán,repartiendotortasadiestroysiniestroygritandollenodefuria.

—¡Aguardad,estúpidosborrachos!¡Nosalgáisdeesaguisa!¡Teneos!Pero le hicieron a un lado y prosiguieron, convertidos en un torrente ciego e

insensato.

El alba comenzaba a asomar por las colinas orientales. En algún punto, en elcampoturco,extrañamentesilencioso,comenzóaresonaruntambor.Loscentinelasotomanosaguzaron lavista, incrédulos,antesdedispararalairesusarcabucesparaavisaralcampamento,atónitosantelavisióndelahordacristianaquesurgíaporelangostopuentelevadizo,ochomilhombresentotal,blandiendoespadasyjarrasdecerveza.Mientrassalvabanincontenibleselfoso,unaterroríficaexplosiónsofocóelalboroto,yunapartedelamuralla,cercadelaPuertaKarnthner,pareciódespegarseysalirvolandoporlosaires.Unenormegriteríosedesatóenelcampoturco,perolosatacantesnosedetuvieron.

Selanzarondirectamentea lossuburbiosyallíse toparonconquelos jenízarosno estaban recién levantados, sino perfectamente ataviados y armados, y formabancon rapidez en líneas de combate. Sin detenerse, se abalanzaron sobre lasformaciones aún no cerradas. Aunque sobrepasados y mucho en número, su furiaetílicaysuvelocidadresultóirresistible.Anteaquellocoagitardehachasyelazotedelosespadones,losjenízarossevieronobligadosaretrocederdesconcertadosyendesorden. Los suburbios se convirtieron en una locura de hombres que se batían,acuchillándose y tajándose unos a otros, dando tumbos entre cuerpos rotos ymiembroscercenados.SolimáneIbrahim,enloaltodelSemmering,vieroncómolosinvenciblesjenízaroseranpuestosenfuga,yhuíanhacialascolinas.

Enlaciudad,elrestodelosdefensorestrabajabanfrenéticamentepararepararlagranbrechaabiertapor lamisteriosaexplosiónen lamuralla.Salmsecongratulaba

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poraquellasalidaetílica.Denoserporella,losjenízaroshubieranirrumpidoatravésdelabrechaantesdequesehubieseposadoelpolvo.

Reinaba la confusiónenel campo turco.Solimáncorrióa sucaballoy tomóelmando, al tiempo que llamaba a voces a los espahís. Formaron para bajar laderasabajoenescuadronesordenados.Los soldadoscristianos,queaúnperseguíana susenemigosfugitivos,sedieroncuentaderepentedelpeligroenelqueseencontraban.Losjenízarosaúnretrocedíandelantedeellospero,porambosflancos,losjinetesdeAsiagalopabanparacortarleslaretirada.

Elmiedosustituyóa laaudaciapropiadeborrachos.Comenzaronarecularyelretroceso se convirtió con rapidez en una desbandada. Gritando llenos de pánico,tiraban las armas y corrían hacia el puente levadizo. Los turcos les empujaron albordedelaguaytratarondeseguirlesporelpuente,atravésdelaspuertasabiertas.Peroallí,enelpuente,WulfHagenysushuestescerraronelpasoalosperseguidoresysetrabaronconellos.Lamareadelosfugitivoslerebasóyalcanzólasalvación;aél,lamareadeturcoslellegócomounaolaroja.Sealzaba,ungiganterevestidodeacero,entreunmardelanzas.

GottfriedvonKalmbachnoabandonóporsuvoluntadelcampo,perolamarejadade compañeros le arrastró consigo en la huida,mientras blasfemaba con amargura.Acabóporperderpieysusaterradoscamaradaspisotearonsucuerpocaído.Cuandolasbotasdejarondepatearsucotademalla,volviólacabezaydescubrióqueestabacercadelfoso,sinnadamásqueturcosasualrededor.Selevantóycorriócontorpezahacia las zanjas, para lanzarse al agua de cabeza, al ver cómo a sus espaldas unmusulmánsalíaensupersecución.

Emergió debatiéndose y resollando, y comenzó a nadar hacia la orilla opuesta,chapoteandocomounbúfalo.Elmahometano,sedientodesangre,sehabíatiradoenposdeél;setratabadeuncorsarioargelino,quesesentíaenelaguacomoensucasa.Eltozudoalemánnosehabíadeshechodelespadóny,estorbadoporlacotademalla,se las apañó para alcanzar la orilla contraria, donde se quedó agarrado,completamente exhausto e incapaz de alzar una mano para defenderse cuando elargelinollegónadando,conunadagacentelleandosobresuespaldadesnuda.Eneseinstante,seoyóunsonorojuramentoenlaorilla.Unamanodelgadaacercóunalargapistola al rostro del argelino, que chilló al tiempo que ésta se disparaba,convirtiéndolelacabezaenundestrozoespantoso.Otramanodelgadayfuertesujetóalempapadoalemánporelcuellodelacota.

—¡Agárratealborde,idiota!—gritóunavozquedabaaentenderquesuposeedorrealizabaungranesfuerzo—.Nopuedosubirteyosola;debesdepesarunatonelada.¡Arriba,imbécil,arriba!

Resoplando,boqueandoychapoteando,Gottfriedmediosubiómediolesubieron,hasta salir del foso. Parecía dispuesto a quedarse tumbado sobre la tripa y, entrearcadas, expulsar toda el agua sucia que acababa de tragarse, pero su salvadora leurgióaponersedepie.

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—Losturcosestáncruzandoelpuenteyloscamaradasestáncerrandolaspuertasparamantenerlosfuera…deprisa,antesdequequedemosaislados.

Yaintramuros,Gottfriedpaseólamiradaalrededor,comosisaliesedeunsueño.—¿DóndeestáWulfHagen?Leviguardandoelpuente.—Yacemuertoentreloscadáveresdeunadocenadeturcos—lerespondióSonia

laRoja.Gottfriedtomóasientoenunapiezademurocaídoy,enervadoyexhaustocomo

estaba,aúnsaturadodealcoholyseddesangre,hundióelrostroentresusmanazasycomenzóasollozar.Sonia,disgustada,lelanzóunpuntapié.

—Por Satanás, hombre, no te sientes y lloriquees como una colegiala azotada.Malditoborracho,hashechounatontería,peroyanotieneremedio.Venga,vámonosalatabernadelosvalones,abebernosunajarradecerveza.

—¿Porquémesacastedelfoso?—preguntóél.—Porqueuntarugocomotúesincapazdedefendersesolo.Medicuentadeque

necesitabas alguien inteligente como yo a tu lado para mantener ese corpachónintacto.

—¡Perosiyocreíaquemedespreciabas!—Bueno,unamujerpuedecambiardeopinión,¿no?—seburlóella.Por toda la muralla, los piqueros rechazaban a la multitud de musulmanes,

arrojándolesdelabrecha,yaenpartereparada.Enlatiendareal,Ibrahimexplicabaasuseñorque,sinduda,eldemoniohabíainspiradoesasalidadeborrachosjustoenelprecisomomento,paraarruinarloscuidadososplanesdelvisir.Solimán,locodeira,sedirigióporprimeravezcondurezaasuamigo.

—No:túhassidoelquehafallado.Hasperdidoeltiempocontusintrigas.Ahídondelaastuciahafallado,lafuerzabrutavencerá.Mandauncorreomontadoalosakinji; lesnecesitoparacubrirloshuecosdeloscaídos.Envíadenuevoalataqueanuestrashuestes.

6

Losataquespreviosnofueronnadaencomparaciónconlatormentaqueapartirde entonces se abatió sobre los muros de Viena. Los cañones relampagueaban ytronaban día y noche. Las bombas impactaban en tejados y calles. Cuando loshombresmorían en losmuros, no había ya nadie que pudiera ocupar su lugar. Elmiedo al hambre campaba por las calles y el temor, aúnmás oscuro, a la traición,corríaembozadoporloscallejones.

LasinvestigacionesdemostraronqueelestallidoquehabíadesgarradoelmurodeKarnthnernohabíasidoespontáneo.Alguienhabíaabiertounaminadesdeunsótano,hasta entoncesdesconocido, dentrode la propia ciudad, y hecho explotar unagrancarga de pólvora bajo la muralla. Era algo que podían haber realizado uno o dos

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hombres,trabajandoensecreto.QuedabayaclaroqueelbombardeodelBurghabíasido tansólounamaniobradedistracciónparaapartar laatenciónde lamuralladeKarnthner,ydaralostraidoreslaoportunidaddetrabajarsinserdescubiertos.

ElcondeSalmysusayudantestrabajabancomotitanes.Elancianocomandante,inflamado por una energía sobrenatural, recorría losmuros, infundía alientos a lostimoratos, auxiliaba a los heridos, luchaba en las brechas codo con codo con lossoldadosrasos,mientraslamuerteobrabasindescanso.

Pero si la muerte hozaba en los muros, se atiborraba fuera de ellos. Solimánazuzaba a sus hombres tan despiadadamente como si fuera su peor enemigo. Lasplagas hicieron presa en ellos, y la destruida región no podía darles alimento. Losvientos fríos llegaban aullando desde los Cárpatos y los guerreros temblaban,embutidosensus livianosatuendosorientales.En lasnochesheladas, lasmanosdeloscentinelassecongelabanentornoasusarcabuces.Elterrenosehizodurocomoelpedernalyloszapadorescavabanenvanoconherramientasmelladas.Lalluviacaíamezclada con aguanieve, y apagaba los fuegos, mojaba la pólvora, convertía lallanurasituadaenelexteriordelaciudadenuncenagalbarroso,dondeloscadáveresquesepudríanemponzoñabanalosvivos.

Solimánseestremecía febrilcadavezquepaseaba lavistaporsucampamento.Veíaasusguerreroscansadosyojerosos,arrastrándoseporlallanurafangosacomofantasmasbajo sombríos cielosplomizos.Elhedordemilesdemuertosofendía suolfato.Enaquelinstante,elsultánseimaginóqueestabamirandoaunagrisllanadademuerte, donde los cadáveres arrastraban sus cuerpos inertes a realizar una tarearutinaria,animadossóloporlaimplacablevoluntaddesuamo.Duranteunmomento,la sangre tártara que llevaba en las venas se impuso a la turca y se estremeció demiedo. Luego apretó las enjutas mandíbulas. Los muros de Viena se tambaleabancomoborrachos,parcheadosyreparadosportodaspartes.¿Cómopodíanmantenerseaúnenpie?

—¡Quetoquenataque!¡Treintamilaspersalprimerhombrequepongaelpieenlosmuros!

Elgranvisiragitódescorazonadolacabeza.—Lossoldadoshanperdido losánimos.Nopuedensoportar los rigoresdeesta

tierrahelada.—Llevadloshastalosmurosalatigazos—repusosombríoSolimán—.Éstaesla

puertadelFrankistán.Atravésdeellapasaelcaminodelimperio.Los tambores comenzaron a retumbar por todo el campamento. Los fatigados

defensoresdelacristiandadseincorporaronyecharonmanoasusarmas,enervadosporelinstintivoconocimientodequehabíallegadolahoradelaverdad.

Entreelrugirdelosarcabucesyelagitardelosespadones,losoficialesdelsultánguiaronalashuestesmusulmanas.Loslátigoschasqueabanyloshombresgritabanyblasfemabanal avanzar.Enloquecidos, se arrojaban contra los tambaleantesmuros,quebrados por grandes brechas y aun así barreras detrás de las que se parapetaban

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hombres desesperados. Las cargas se sucedían sobre el foso cegado, se estrellabancontra los arruinadosmuros y retrocedían, dejando una alfombra de cadáveres. Lanochecayósinquenadieatendieraaello,yatravésdelaoscuridad,alaluzdeloscañonazosyelresplandordelasantorchas,labatallasiguióensuapogeo.Empujadospor la terriblevoluntaddeSolimán, losatacantes lucharondurante toda lanoche,apesardelatradiciónmusulmana.

ElalbasealzósobreunArmagedón.AntelosmurosdeViena,yacíaunainmensaalfombra de cadáveres revestidos de acero. Sus plumas ondeaban al viento. Y, através de los muertos, iban tambaleándose supervivientes de ojos hundidos paramedirseaúnconlosaturdidossupervivientes.

Lasmareasdeaceroseagitabanyquebraban,yvolvíanalasalto,hastaque losmismos dioses debieron de quedar atónitos ante la gigantesca capacidad de loshombresparasufrirysoportar.EraelArmagedóndelasrazas:AsiacontraEuropa.Alo largo de los mares se alborotaba un mar de rostros asiáticos: turcos, tártaros,kurdos, árabes, argelinos, resollando, gritando, muriendo ante el rugir de losarcabuces de los españoles, el golpe de las picas austríacas, los impactos de loslansquenetes alemanes, que agitaban sus mandobles como segadores cosechandograno.Losqueestabandentrodelosmurosnoseportabanmenosheroicamentequelossitiadores,dandotumbosentrealfombrasdesuspropiosmuertos.

ParaGottfriedvonKalmbach,laexistenciasehabíareducidoaunasolacosa:elagitarde sugranespada.Luchabaenunagranbrechacercade laTorreKarnthner,hasta que el tiempo dejó de tener significado. Durante lo que le parecieron eras,rostros resollantes surgieron ante él, los semblantes de demonios, y las cimitarrasrelampagueaban sin tregua ante sus ojos. No sentía las heridas, ni tampoco ya lafatiga.Boqueandoentreelpolvosofocante,ciegodesudorysangre,seenfrentabaalamuertecomoenunacosecha,apenasconscientedequeasuladohabíaunafiguradelgada y ágil como pantera que se movía y golpeaba, al principio entre risas,maldicionesytrozosdecanción,yporúltimoenunhoscosilencio.

Perdiócualquieridentidadcomoindividuoenesecataclismodeespadas.ApenassepercatódequeelcondeSalmcaíamuertoasuladoporelestallidodeunabomba.Nosediocuentadequelanochellegabareptandosobrelascolinas,nicomprendióen un principio que la marea por fin aflojaba y retrocedía. Sólo se dio cuentavagamente de que Nikolas Zrinyi le sacaba de la brecha taponada por cadáveres,diciendo:

—Déjalohombre, porDios, y vete a dormir.Leshemos rechazado…almenosporestavez.

Se descubrió luego recorriendo una calle angosta y serpenteante, oscura ydesierta.Noteníaideadecómohabíallegadoallí,aunquecreíarecordarvagamenteque alguienhabíapuestounamano en su codo, tirandoyguiándole.El pesode lacotademalla lastraba sushombroshundidos.Nohubiera sabidodecir si el sonidoqueescuchabaeraeltronarirregulardelcañónoellatidoensupropiacabeza.Tenía

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lasensacióndequeteníaquebuscaraalguien…alguienqueeramuyimportanteparaél.Perotodoeramuyconfuso.Leparecíarecordarque,enalgúnlugar,algunavez,dequehabíarecibidounespadazoenelbacinete.Cuandotratabadepensar, leparecíasentir de nuevo el impacto de aquel golpe terrible, y la cabeza le daba vueltas. Sedespojódeldestrozadoyelmoylotiróalacalle.

Denuevoaquellamanotironeabadesubrazo.Unavozleinstaba:—Vino,señor.¡Bebida!Entrebrumas,vioaunafiguradelgadayrevestidademallanegraquele tendía

unajarra.Laaceptóconungruñidoyhundiólacaraenellíquidopicante,trasegandocomounhombremuertodesed.Luego,algoparecióestallarensucabeza.Lanochese llenó de unmillón de ascuas ardientes, como si un almacénde pólvora hubieseexplotadoensucabeza.Traseso,lealcanzaronlaoscuridadyelolvido.

Recobrólentamenteelsentido,conscienteprimerodeunasedterrible,ydeldolordecabeza,yluegodeunatremendadebilidadqueparecíaparalizarlelosmiembros.Estabaatadodepiesymanos,yamordazado.Algirarlacabeza,sediocuentadequese hallaba en una estancia pequeña, desnuda y polvorienta, de la que partía unaescaleradecaracoldepiedra.Llegóalaconclusióndequeseencontrabaenlapartebajadeunatorre.

Habíadoshombresjuntoaunamesa,enlaqueardíaunavelaparpadeante.Losdoseranenjutosydenarizganchuda,ataviadosconnegrasvestimentas…asiáticos,sindudaalguna.

Gottfried prestó oídos a la conversación que mantenían en voz baja. Habíallegado a conocermuchos idiomasdurante sus vagabundeos.Reconoció a aquellosdos: Tshoruk y su hijo Rhupen, dos mercaderes armenios. Recordó haber visto amenudoaTshorukenlaúltimasemana,desdequeloscascosabombadosdelosakinjihabían aparecido en el campamento de Solimán. Estaba claro que el mercader sehabíapegadoaélporalgunarazón.Tshorukestabaleyendoalgoquehabíaescritoenunpedazodepergamino.

—Miseñor,aunquehicevolarelmurodeKarnthnersinfrutoalguno,ahoratengonuevas que harán que vuestro corazón se alegre.Mi hijo y yo hemos capturado alalemán, von Kalmbach. Cuando se retiró del muro, aturdido por el combate, leseguimos, guiándole de forma sutil a la torre arruinada que vos sabéis, ysuministrándole entonces vino drogado, antes de atarle. Si mi señor envía al emirMikhal Oglu a la muralla próxima a la torre, le pondremos en sus manos. Lepondremosenlaviejacatapultaylelanzaremosporencimadelmurocomosifueseuntronco.

El armenio cogióuna flechay comenzó a atar, conun ligero cabledeplata, elpergaminoentornoalastil.

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—Llévate esto al tejado y dispáralo al mantelete, como es costumbre…—leinterrumpió un «escucha», de Rhupen, y ambos se estremecieron, con los ojosresplandecientes como los de alimañas atrapadas… temerosas a la par quevengativas.

Gottfried se debatió contra la mordaza, hasta lograr hacerla deslizar. En elexterior,oyóunavozqueleresultabafamiliar.

—¡Gottfried!¿Dóndediablosestás?Consiguiólanzarungritoestentóreocontodalafuerzadelospulmones:—¡Sonia!¡PorSatanás!Cuidado,chica…Tshorukgruñócomoun loboy legolpeóde forma furiosaen lacabeza, conel

pomode lacimitarra.Casienesepreciso instante, lapuertaseabrióconviolencia.Comoentresueños,GottfriedvioaSonialaRojarecortadaenelumbral,pistolaenmano. Su rostro estaba crispado y ojeroso; los ojos le relucían como carbonesardientes. Había perdido el casco y su capa escarlata. La cota de malla estabadesgarrada y enrojecida, las botas acuchilladas, los calzones de seda salpicados ymanchadosdesangre.

Conungritoresonante,Tshorukseabalanzócontraella,lacimitarraenalto.Peroantesdequepudieragolpear,ellaleestrellóelcañóndelapistolavacíaenlacabeza,abatiéndolecomoaunbueyapuntillado.Rhupenlaatacódesdeelotroflancoconsucurvada daga turca. Ella se trabó con el joven oriental, dejando caer la pistola.Moviéndosecomolohacenlagenteensueños,lefueforzandodeformairresistiblearetroceder,unamanoasiéndoleporlamuñecaylaotralagarganta.Estrangulándoleconlentitud,leestrellódeformainexorablelacabezacontralaspiedrasdelapared,unayotravez,hastaqueelotropusolosojosenblancoyflaqueó.Entonceslehizoaunladocomoaunsacoroto.

—¡PorDios!—musitóconpesadez,tambaleándoseuninstanteenelcentrodelahabitación, lacabezaentrelasmanos.Luegosefuealcautivoy,arrodillándoseconrigidez, cortó sus ataduras con torpes tajos que rajaron sus carnes a la par que lascuerdas.

—¿Cómomehasencontrado?—preguntóéldeformaestúpida,altiempoqueseincorporabacondificultad.

Ellaseacercótambaleantealamesaysederrumbóenunadelassillas.Habíaunbotellóndevinoalalcancede lamanoybebiódelmismoconavidez.Se limpiólabocaconlamangaylemirófatigada,peroalgomásvivaz.

—Teviabandonarelmuroyteseguí.Estabatancansadaporlaluchaqueapenassabía lo que hacía.Vi cómo estos cerdos te cogían del brazoy te llevabanpor loscallejones,y teperdídevista.Peroencontré tucascotiradoahífuera,ycomencéallamarteagritos.¿Quéesloqueestápasandoaquí,portodoslosdiablos?

Cogiólaflechaysequedómirandoelpergaminoaellasujeto.Estabaclaroquepodía leer el alfabeto turco, pero tuvo que pasar los ojos por el documento unadocenadevecesantesdequesusignificadosefiltraseasuagotadocerebro.Entonces

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miró de forma inquietante a los hombres tirados en el suelo. Tshoruk se habíasentado, tanteándosede forma aturdida la brecha en la cabeza;Rhupenyacía entrearcadasygorgoteosenelsuelo.

—Átalos,compadre—leordenó,yGottfriedlaobedeció.Susvíctimascontemplabanalamujerconmuchomástemorquealhombre.—EstacartaestádirigidaaIbrahim,elvisir—dijoellaconbrusquedad—.¿Por

quéquierelacabezadeGottfried?—PorquehirióalsultánenMohacz—musitóincómodoTshoruk.—Y tú, gusano—sonrió ella sin ninguna alegría—, ¡fuiste el que encendió la

mechabajoelKarnthner!Túyturetoñosoislostraidoresqueandábamosbuscando.Alzóymontóunapistola.—CuandoZrinyi sepa esto—dijo—, no tendrás un final rápido ni suave. Pero

primero,cerdoviejo,mevoyadarelplacerdevolarlacabezadetuhijodelantedetusojos…

Elancianoarmeniolanzóungritoestremecedor.—¡PorelamordeDios,clemencia!Mátame…tortúrame…¡Perotencompasión

demihijo!Eneseinstante,unnuevosonidoquebróelsilencioantinatural…ungrantañido

decampanasquehacíanestremecerlaatmósfera.—¿Quéeseso?—bramóGottfried,tanteandoconfuriasuvainavacía.—¡LascampanasdeSanEsteban!—gritóSonia—.¡Tocanavictoria!

Se lanzó por las retorcidas escaleras y él la siguió a través de aquel peligrosocamino.Llegaronauntejadocombadoyroto,enunapartemásfirmedelcualhabíauna antiguamáquina pedrera, reliquia de otra edad, y que había sido, claramente,reparadahacíapoco.

La torre dominaba un ángulo del muro en el que no había guardianes. Unaseccióndelviejoglacis,yunazanjainterioralfosoprincipal,enuniónaunaladeranaturalsituadamásallá,hacíanaquelpuntoprácticamenteinexpugnable.

Losespíashabíanpodidocambiarmensajes sinmiedoa serdescubiertos,yerafácilsuponerelmétodousado.Laderaabajo, justoalalcancedeun tirodearco,selevantabaungranmanteletedevaquetatensadasobreunarmazóndemadera,comoabandonado allí por casualidad. Gottfried comprendió que disparaban las flechasmensajerasdesdeeltechodelatorreaesemantelete.

Pero en aquel momento le prestó muy poca atención. La tenía puesta en elcampamentoturco.Unresplandormovedizohacíaempalideceralalba;sobreellocorepicardelascampanas,selevantabaelcrepitardelasllamasygritoshorripilantes.

—Losjenízarosestánquemandovivosasusprisioneros—dijoSonialaRoja.—ElDíadelJuiciotienelugarhoy—musitóGottfriedaturdido,espantadoporlo

queveíansusojos.

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Para horror suyo, los dos compañeros podían ver casi toda la llanura. Bajo uncielogrisheladoyplomizo,matizadodeuncarmesísombríoporelamanecer,aquéllasemostrabacubiertadecadáveresturcoshastadondelavistallegabaaalcanzar.

Y lashuestes supervivientes se retiraban.ElgranpabellóndeSolimánsehabíaesfumado del Semmering. Las demás tiendas desaparecían ahora con rapidez. Lacabeza de la larga columna se había perdido ya de vista, introduciéndose en lascolinasatravésdelalbahelada.

Lanievecomenzóacaerencoposlivianosyrápidos.—Hangastadosuúltimocartuchoestanoche—ledijoSoniaaVonKalmbach—.

Hevistocómosusoficialeslesazotaban,ylesheoídogritardemiedoantenuestrasespadas.Lacarneylasangreyanopuedensoportarmás.

Lanievecontinuócayendo.Los jenízaros desahogaban su enloquecida frustración en los cautivos inermes,

arrojandoahombres,mujeresyniñosvivosalasllamasquehabíanencendidoantelosojossombríosdesuamo,elmonarcaalqueloshombresllamabanelMagnífico,el Misericordioso. Durante todo ese tiempo, las campanas de Viena resonaban yretumbabancomosisusgargantasdebroncepudierangritar.

—¡Mira!—gritó Sonia laRoja, al tiempo que agarraba a su compañero por elbrazo—.Losakinjivanaformarlaretaguardia.

Auna esadistanciapudierondistinguirunparde alasdebuitreque semovíanentra las oscuras formaciones, mientras la sombría luz se reflejaba en un cascoenjoyado.LasmanosdeSonia,manchadasporlapólvora,seapretaronhastaquelasuñasrosadasyrotasseclavaronenlaspalmasblancas,ylanzóunamaldicióncosacaquequemabacomovitriolo.

—¡Seva,sevaelbastardoquehaconvertidoaAustriaenundesierto!¡Conquéligerezallevasobresusmalditoshombrosaladoslasalmasdetodalagentealaquehadadomuerte!Entodocaso,viejo,sevasintucabeza.

—Mientras viva, no estará muy segura sobre mis hombros —murmuródesazonadoelgigante.

LosojosdeSonialaRojaseestrecharonderepente.CogiendoaGottfriedporelbrazo, bajó corriendo las escaleras.No vieron cómoNikolas Zrinyi y Paul Baldessalíanalgalopeporlaspuertasconsusandrajososseguidores,arriesgandolasvidasparasalvarprisioneros.Elaceroresonabaalolargodetodalalíneademarcha,ylosakinji retrocedían con lentitud, defendiendo con fiereza la zaga, oponiendo aldesesperadocorajedelosatacantessugrannúmero.Seguroentresusjinetes,MikhalOglusonreíasardónico.PeroSolimán,queguiabalacolumnaprincipal,nosonreía.Surostroeracomoeldeunmuerto.

Enlaarruinadatorre,SonialaRojapusounpie,calzadoconbota,sobreunasilla,yapoyóelmentónenlamano,paramirarenlosatemorizadosojosdeTshoruk.

—¿Quéharíasparaseguirviviendo?Elarmenionorespondió.

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—¿Quédaríasporlavidadetuhijo?Elarmeniodiounbrinco,comosilehubieranpinchado.—Salvaamihijo,princesa—graznó—.Todo…pagaré…haréloquesea.Ellapasóunabientorneadapiernasobrelasillaysesentó.—Quieroquellevesunmensajeaciertohombre.—¿Quéhombre?—MikhalOglu.Élseestremecióysehumedecióloslabios.—Túdirásquéhedehacer;obedeceré—susurró.—Bien. Te voy a soltar y te voy a dar un caballo. Tu hijo quedará aquí como

rehén.Simefallas,lesdarétucachorroalosvienesesparaquejueguenconéla…Elviejoarmeniovolvióaestremecerse.—Perosicumplesconlealtad,osdejarélibresaambosymicompadreyyonos

olvidaremosdevuestra traición.QuieroquecabalguesenposdeMikhalOgluy ledigaslosiguiente…

La columna turca avanzaba con lentitud a través de la nieve fangosa y lastormentas torrenciales. Los caballos doblegaban la cabeza ante las ventoleras,mientras a lo largo de todas las líneas desordenadas, los camellos gruñían y sequejaban, y los bueyes se quejaban penosamente. Los hombres avanzaban dandotumbosporelbarro,agobiadosporelpesodearmasybagajes.Cayólanoche,perolavoz de alto no llegó.Durante todo el día, las huestes en retirada habían sufrido elacoso de los audaces coraccios austríacos, que les atacaban como avispas,arrancándolescautivosdeentrelosmismosdedos.

Solimáncabalgabasombríoentresussolacks.Queríaalejarselomásposibledellugar de su primera derrota, donde los cuerpos putrefactos de treinta milmahometanos le recordaban sus ambiciones frustradas. Era señor del AsiaOccidental, pero no sería amo de Europa. Aquellos muros despreciables habíansalvadoalmundooccidentaldeldominiomusulmán,ySolimánlosabía.Elatronardel poder otomano resonaba por todo elmundo, haciendo palidecer las glorias dePersiaylaIndiaMogola.Peroeneloeste,losbárbarosariosdepeloamarilloseguíanindomables.NoestabaescritoqueelTurcogobernasemásalládelDanubio.

Solimán había visto tal sentencia escrita en sangre y fuego,mientras estaba enSemmering y observaba a sus guerreros retroceder ante las murallas, pese a losgolpes siseantes del látigo de sus oficiales. Había dado la orden de levantar elcampamentoparasalvaguardarsuautoridad;unaordenquelehabíaquemadoenlaboca como hiel, pero sus soldados ya estaban pegando fuego sus tiendas y sedisponían a desertar. Ahora cabalgaba en un negro silencio, sin cambiar palabrasiquieraconIbrahim.

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Asumanera,MikhalOglucompartíasusalvajedesesperación.Sóloconlamásferozde las renuenciashabíadado laespaldaa la tierraquehabíaarruinado,comouna pantera sólo a medias saciada obligada a abandonar su presa. Recordaba consatisfacción las ruinas ennegrecidas y cubiertas de cadáveres, los gritos de loshombrestorturados, losgritosdelaschicasensusbrazosdehierros;recordabaconcasiigualsensaciónlosgritosdemuertedeaquellasotrasmuchachasentrelasmanosensangrentadasdesuscarniceros.

Perosufríaladesazónpropiadequientienetareasinhacer…laqueelgranvisirhabía puesto en sus duras manos. Había perdido el favor de Ibrahim. Eso, en unhombre demenor posición, hubiera supuesto ser estrangulado con la cuerda de unarco. En su caso significaba que tendría que realizar hazañas prodigiosas pararehabilitarse.Eneseestadodehumor,eramáspeligrosoytemerarioqueunapanteraherida.

La nieve caía espesa, aumentando las miserias de la retirada. Los heridos sedesplomaban en el barro y allí se quedaban inmóviles, e iban quedando cubiertos,poco a poco, por un manto blanco. Mikhal Oglu cabalgaba con sus últimosdestacamentos, oteando la oscuridad. No habían divisado enemigo alguno durantehoras.Losvictoriososaustriacossehabíanvueltoasuciudad.

Lascolumnasmarchaban lentamentea travésdeunaciudadarruinada,devigaschamuscadasymurosderruidosyachicharradosporelfuego.Corrióporlaslíneaslavoz de que el sultán iba a pasar de largo para acampar en un valle situado a unospocoskilómetros.

Elrápidotamborileodecascosenelcaminoqueteníanalasespaldashizoquelosakinjiempuñaransuslanzasyobservasenconojosentornadoslaagitadaoscuridad.NooyeronmásqueunsolocaballoyunavozquegritabaelnombredeMikhalOglu.Ungarañóngrandeygrissurgiódeentrelanievequecaía,conunafiguraencapotadaennegroagazapadadeformagrotescasobrelasilla.

—¡Tshoruk!¡Malditoarmenio!EnelnombredeAlá…Elarmeniocabalgóhastasituarseal ladodeMikhalOgluy lesusurróalgocon

rapidezaloído.Elfríotraspasabalasropasmásgruesas.ElakinjisepercatódequeTshoruktemblabaconfuerza.Losdienteslecastañeteabanybalbucíaalhablar.Perolosojosdelturcorelampaguearonalcomprenderlaimportanciadelmensaje.

—¿Mediceslaverdad,perro?—¡Que me pudra en los infiernos si miento! —Tshoruk sintió un fuerte

estremecimiento y se ciñó aún más el caftán—. Se cayó del caballo mientrascabalgabajuntoaloscoracerosqueatacaronlaretaguardia,yestáconunapiernarotaenunachozadecampesinosdesierta,aunoscincokilómetrosdeaquí…conlaúnicacompañíadeSonialaRojaytresocuatrolansquenetes,queestánborrachosgraciasalvinoqueencontraronenelcampamentoabandonado.

MikhalOgluhizodarlavueltaasucaballo,llenodeunasúbitadecisión.

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—¡Que vengan veinte hombres conmigo!—aulló—. Los demás seguid con lacolumnaprincipal.Mevoyabuscarunacabezaquevalesupesoenoro.Osalcanzaréantesdequeentréisenelcampamento.

Othmancogiósusenjoyadasriendas.—¿Te has vuelto loco que quieres dar la vuelta? Tenemos al país entero a los

talones…SetambaleóenlasillacuandoMikhalOglulecruzólacaraconlafusta.Eljefe

semarchóseguidoporloshombresdesignados.Sedesvanecieroncomofantasmasenlaespectraloscuridad.

Othman se quedó sentado en su silla, irresoluto,mirando hacia atrás. La nievecaía, el viento suspiraba fantasmalmente entre las ramas desnudas.No había otrossonidosquelosruidosquehacíalacolumnaenretirada.Hastaésoscesaron.Luego,Othmansufrióunsobresalto.Desdeelcaminoqueacababanderecorrer,lesllegóunareverberación lejana; el rugido de cuarenta o cincuenta arcabuces tronando alunísono.Enelcompletosilencioquelesiguió,elpánicohizomellaenOthmanysusguerreros.Sedieronlavueltayhuyeronenbuscadelahordaenretirada.

7

Nadie se percató de que la oscuridad había caído sobreConstantinopla, puestoqueelesplendordeSolimánhacíaquelanochenofuesemenosgloriosaqueeldía.Atravésde jardines que eran estallidosde flores y perfumes, los flameros llameabancomo enjambres de luciérnagas. Los fuegos artificiales convertían la ciudad en unmundodemagiaresplandeciente,sobreelquelosminaretesdequinientasmezquitassealzabancomotorresdefuegoenunocéanodeespumadorada.Lostribeñosdelascolinasasiáticasboqueabanyseasombrabananteelresplandorquelatíayseagitabaenladistancia,haciendopalideceralasmismísimasestrellas.LascallesdeEstambulestabanabarrotadasdegentesconropasde fiesta.Elmillónde lucesbrillabasobreturbantesenjoyadosykhalats festoneados, sobreojososcurosquecentelleaban traslos velos; sobre relucientes palanquines transportados sobre hombros de esclavosgigantescosdepielcomoelébano.

Todo aquel esplendor se concentraba en el Hipódromo, donde, en brillantesalardes,losjinetesdelTurquestánylaTartariasemedíanentrepidantescarrerasconlos caballeros de Egipto y Arabia, donde guerreros con cotas de mallaresplandecientesvertíansusangresobrelasarenas,dondeespadachineslidiabanconbestias salvajes, y donde los leones eran empujados contra los tigres de bengala yjabalíes de los bosques nórdicos. Podría uno pensar que los fastos imperiales deRoma revivían con disfraz oriental. Sobre un trono dorado, emplazado sobrecolumnas de lapislázuli, se reclinaba Solimán, solazándose en el esplendor, tal ycomolospurpuradoscésareslohabíanhechoantesqueél.Losvisiresyfuncionarios

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seinclinabanantesupresencia,asícomolosembajadoresdereinoslejanos:Venecia,Persia, India, los khanatos de Tartaria. Habían acudido todos, incluidos losvenecianos,afelicitarleporlavictoriasobrelosaustríacos.Yaqueaquellagranfiestasedabaparacelebrartalvictoria,segúndecíalaproclamadelSultán,queanunciabaelhechodequelosaustriacosse lehabíansometidoypedidoperdónderodillas,yque los reinos alemanes estaban demasiado lejos para el imperio otomano; «losCreyentes no tenían inconveniente en que se limpiase la fortaleza (Viena); o sepurificase, adecentase y reparase». En consecuencia, el sultán había aceptado lasumisióndelosdespreciablesalemanes,¡ylehabíapermitidoconservarsumezquinafortaleza!

Solimáncegaba losojosdelmundocon el resplandorde su riquezaygloria, ytratabadeconvencerseasímismodequehabíalogradocuantohabíaplaneado.Nohabía sido derrotado en batalla en campo abierto; había instalado a su títere en eltronodeHungríaydevastadoAustria,ylosmercadosdeEstambulyAsiarebosabande esclavos cristianos.Con todos esos logros engañaba a su vanidad, ignorando elhechodequetreintamildesusvasallossepudríanenlosaledañosdeViena,yquesussueñosdeconquistarEuropasehabíanhechoañicos.

Juntoal tronoseapilabanlosdespojosdeguerra:banderasdeseday terciopeloarrebatadasalospersas,losárabes,losmamelucosegipcios;ricostapices,pesadosafuerza de brocados dorados. A sus pies se amontonaban los regalos y tributos depríncipesvasallosyaliados.Habíachalecosdeterciopeloveneciano,copasenjoyadasprocedentes de las cortes del Gran Mogol, caftanes festoneados de armiño deErzeroum,jadetrabajadollegadodeCathay,cascosdeplatapersasconpenachosdeplumas, turbantes egipcios recamados de gemas, espadas de acero damasquinado,arcabuces de Kabul, ricamente embellecidos plata, petos y cascos de acero hindú,prendasexóticasdeMongolia.

El trono estaba flanqueado a cada lado por una larga fila de jóvenes esclavos,uncidosporcollaresdoradosauna largaysencillacadenadeplata.Unafilaestabaformadapormozosgriegosyhúngaros, laotraporchicas; todosataviados tansólocon penachos emplumados y ornamentos enjoyados, diseñados para realzar sudesnudez.

Eunucosderopajesflotantes,consuspanzasrotundasenvueltasenfajasdepañodeoro,searrodillabanyofrecíanalosinvitadosrealessorbetesencopasenjoyadas,enfriadosconnievetraídadesdelasmontañasdeAsiaMenor.Lasantorchasbailabany parpadeaban al compás del rugir de las multitudes. Alrededor de las pistasgalopabanloscaballosconespumaenlosbelfos;castillosdemaderaseestremecíanyestallaban en llamas mientras los jenízaros combatían en alarde. Los funcionariosibanyveníanentreelpopulachovocinglero,arrojandolluviasdemonedasdecobreyplata.Nadiepasabahambreo sedesanocheenEstambul, apartede losmiserablescautivoscafars.

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Elentendimientodelosembajadoresextranjerosseveíanubladoporelrebosantemar de esplendor, el trueno de la magnificencia imperial. Por la gran arenadeambulabanelefantesdomesticados,casiocultosbajobarquillasdecuerorepujadoenoroy,desdelasenjoyadastorresdesusflancos,fanfarriasdetrompetascompetíancon el clamor de las multitudes y los rugidos de los leones. Los graderíos delhipódromoeranunmarde rostros, todosvueltoshacia laenjoyada figuradel tronoresplandeciente,altiempoquemillaresdegargantasleaclamaban.

Solimán sabía que, tal y como había impresionado a los enviados venecianos,habría de impresionar al mundo entero. En el resplandor de sumagnificencia, lasgentes olvidarían que un puñado de cafars desesperados, atrincherados trasmurosdestartalados, lehabíancerradoelcaminodel imperio.Solimánaceptóunacopadeprohibidovino,yhablóenunapartealgranvisir,queseadelantóalzandolosbrazos.

—Oíd, invitadosdemi señor: elPadishahnoolvida a losmáshumildes en lashoras de regocijo. Por eso, para los oficiales que guiaron a las huestes contra losinfieles,hadispuestodádivasextraordinarias.Haentregadodoscientoscuarentamilducadosparaquesedistribuyanentrelossoldadosrasosy,asimismo,acadajenízaroseleentregaránmilaspers.

Enmitad del clamoreo que sucedió a aquella proclama, un eunuco se arrodillóante el gran visir, tendiéndole un gran embalaje redondo, cuidadosamente atado ysellado.Unpergaminoplegado,cerradomedianteunsellorojo,ibaunidoalmismo.Aquellollamódeinmediatolaatencióndelsultán.

—¿Quénostraesahí,amigo?Ibrahimseinclinó.—ElcorreodeAdrianópolisnoslohaentregado,ohLeóndelIslam.Alparecer,

es una especie de presente enviado por los perros austríacos.Tengo entendido quejinetes infieles lo pusieron enmanos de la guardia fronteriza, con instrucciones dequefueseenviadodirectamenteaEstambul.

—Abridlo —indicó Solimán, cada vez más intrigado. El eunuco hizo unareverenciahastael suelo,antesdecomenzara romper lossellosdelenvoltorio.Unesclavoeruditoabriólanotaqueloacompañabayleyóloqueallíponía,escritoporunamanofirme,aunquefemenina.

Al sultán Solimán y a su visir Ibrahim y a la golfa de Roxelana; los abajofirmantesosenviamosunpresentecomomuestradenuestroinfinitocariñoyafecto.

SoniadeRogantinoyGottfriedvonKalmbach

Solimán,quesehabíasobresaltadoaloírelnombredesufavorito,lasfaccionesde repente ennegrecidas por la rabia, lanzóungrito estremecedor, que fue coreadoporIbrahim.

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Eleunucohabíadesgarradolossellosdelenvoltorio,descubriendoloquehabíaensuinterior.Unpungenteolorahierbasyespeciasconservativasllenóelaire,yelobjeto, al resbalarde lashorrorizadasmanosdel eunuco, fuedandobotes entre losmontones de presentes hasta los pies de Solimán, para ofrecer allí un espantosocontrasteconlasgemas,oroybalasdeterciopelo.Elsultánbajólamiradayeneseinstante cualquier pretensión resplandeciente de triunfo se esfumó; su gloria seconvirtió en polvo y quincalla. Ibrahim se mesaba las barbas con un estertorgorgoteanteyestrangulado,amoratadoderabia.

A los pies del sultán, las facciones heladas en unamáscara de horror, yacía lacercenadacabezadeMikhalOglu,BuitredelGranTurco.

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Notas

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[1]Moisés.(N.deIT.)<<

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[2]Khalat oChapan: un sobretodo liviano de seda o algodón que puede ser usadotantoporhombrescomopormujeres.(N.delT.)<<

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[3]Bebidadelasestepas,hechadelechedeyeguafermentada.(N.delT.)<<

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[4]Bebedizoenelqueintervieneelcannabis.(N.delT.)<<

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