las alas de los angeles

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En nuestros artículos de lo que va de ayer a hoy presentamos ...

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  • Lo que va de ayer a hoy

    (Historias bblicas de ayer que se repiten hoy)

    LAS ALAS de los ngeles

    (Evangelio de Lucas 1, 26-37)

    Uno se queda mirando el cuadro y piensa: Este FraAnglico la ha tomado conlos ngeles, o las ngelas, segn se ve, aunque se llame Gabriel. Qupreciosas alas! Desplegadas, cuando est aterrizando, tienen que ser unamaravilla. Pero la casa donde ste tom tierra es demasiada casa para serde una aldeta como Nazaret, de dondeno puede salir nada bueno, segncuenta San Juan ( 1,46)-como dijo Natanael que era de Can. Claro, alldespreciaban a los nazarenos que vivan a 6 Km de Can. Entre pueblosvecinos y ya se sabe... Ms campesinos parecen en el cuadro, a la izquierda,Don Adn y Doa Eva que se marchan del paraso, llevndose de recuerdo unbrazado de manzanas, que se les van cayendo por el camino.

    Pero uno se fija en la protagonista de esta historia, con esa cara de niatmida, como pensando: lo que me ha cado encima!,. Qu le digo yo

  • maana a Jos?. Tampoco ese vestido que lleva ella es propio de chica depueblo, ni de pueblo italiano en mil cuatrocientos y pico, cuando lo pint elfray. Y el librito ese que tiene en las rodillas? si dicen los entendidos queen aquella poca las mujeres no saban leer!

    Entonces uno, que se habaquedado un poco extasiadoante el cuadro, cierra los ojos yse lo empieza a imaginardistinto. Tan distinto que casino se puede pintar y recuerdaen el cine a Pasolini, el delEvangelio segn San Mateo,

    con Mara en blanco y negro y la sombra de San Jos detrs, los dospensando qu ser de ese nio que va a venir y qu ser de ella, la mam.

    Y uno sigue pensando que, aunque no hubiera un ngel rubio con alas y ellano le pudiera decir nada, Mara en silencio, a lo largo de su vida tuvo que irrepitiendo en su corazn eso de que: aqu estoy Seor para lo que gustesmandar que pase conmigo lo que t digas. Y lo tendra que repetir cuandoel hijo se le iba de casa al ro y cuando ella fue a preguntar por l, a ver sinecesitaba algo, y El contest que su madre y sus hermanos son los que dicenal seor que aqu estn para lo que guste mandar. Pues eso digo yo,

    pensara ella.

    Y entones uno abre los ojos y yano ve la virgen de Fray Angliconiel color de las alas del ngel, ni ala Viren de Pasolini, sino otra vezel blanco y negro,ahora deEichenberg dibujando en elCatholic Worker de Nueva York,donde Mara, embarazada ,siente en sueos al ngel que lasusurra y ms abajo el camino

  • tortuoso que lleva hacia la cruz al fruto bendito de su vientre.

    Pero sin querer nos hemos escapado del ayer y estamos en el

    hoy

    Hemos cado en Brooklyn.Aqu aparentemente novemos ngeles rubios nimujercitas con vestidos desiglos antiguos. Estamos en elsiglo XX, en un barrio de NuevaYork con su mezcla de riqueza yde pobreza; de bancos, conoficinas alfombradas junto acallejuelas con su gentemarginada y hambrienta,

    inmigrantes latinos, rusos e italianos.

    Pues aqu vamos a descubrir la presencia de otra mujer que tambinescuch la anunciacin de ngeles, sin alas decolores, entre humo de fbricas y de vehculos.No era campesina su familia. El padre periodista,la madre ama de casa de clase media baja.

    Ella, Dorothy Day, tuvo sus primerosacercamientos a Dios cantando en el coro de laIglesia anglicana. No la enviaron ningn ngel, oella no se dio cuenta. El ambiente familiarla lleva leer novelas que reflejaban la realidad de lasociedad donde haba nacido. Esas novelas la

  • empezaron a abrir los ojos. Puede ser que para Dorothy ese fue el primerngel con alas de papel que la vino a inquietar y esa inquietud la guio todasu vida, como ella cuenta en su biografa:Hubo una gran pregunta en mimente. Por qu estamos hechos para remediar los males sociales en lugarde evitarlos? . . . Dnde estaban los santos para tratar de cambiar el ordensocial; no slo para atender a los esclavos, sino para acabar con la esclavitud?

    As vino el segundo ngel, que fueron las personasque cerca de ella luchaban contra las injusticias. Eragente socialista, comunista, anarquista; se uni aellos participando en sus protestas y cay algunavez en la crcel. La entr un gran desaliento al ver lointil de muchas de sus acciones y pas un tiempodejndose llevar por la vida y sus impulsosprimarios. Se junt con un hombre, tuvo una hijaEstaba ala deriva en la vida y en su bsquedareligiosa hasta que encontr amigos creyentes que ladieron testimonio de su fe. Esos fueron el tercer

    ngel.

    Empez a hacer oracin,a leer el evangelio, areunirse con la gentehumilde, catlica, de subarrio. Muchos eran hijosde emigrantes, y aconectar conmovimientos socialesque surgan entre ellos.Fueron su cuarto ngel.A muchos no nos basta

    un solo ngel- mensajero para anunciarnos la senda de nuestra vida.

    En ese camino de oracin y solidaridad con los pobres, durante aquella pocade crisis econmica en Estados Unidos, 1930, de pronto Dorothy encontr elquinto ngel: un viejo profeta estudioso y austero, al estilo de Francisco deAss, que se llamaba Peter Maurin.

  • Entonces fue cuando Dorothy respondims conscientemente con la misma frasede la joven nazarena: aqu estoy Seorpara lo que gustes mandar que paseconmigo lo que t digas.

    Dialogando con el viejo Peter fue viendoque no se trata solo de solidarizarse conlos pobres desde la acera de enfrente,sino de cruzar la calle hasta la situacin,los problemas de los marginados, yempezar a buscarse con ellos la vida.

    Ella no estuvo al pie de la cruz de Cristo, pero luch por bajar del suplicio alos crucificados de su tiempo. Sigui viendo que no se trata solo de hacercaridad a los esclavos sino de luchar para que no haya esclavos.

    Dorothy y Peter Maurin fundaron el Catholic Worker, un peridico paradifundir la doctrina social catlica y defender los derechos de los obreros.Era el ao 1933. Fue una explosin. Al cabo del ao haba llegado a los100.000 ejemplares

    El Trabajador Catlico no era solo un peridico sino un movimiento. Losmismos obreros se comprometieron a difundirlo y hacerlo crecer.

    Pero a la vez se abrieron casas de acogida para gente sin hogar. En pocotiempo ya haba 30 en diversas ciudades y varias granjas, primeros pasos de

  • lo que hoy es la ecologa, que daban alimento y conciencia a lostrabajadores. Estos no se limitaban a conseguir medios de vida, sino queiban llegando al espritu y la dignidad de la clase obrera.

    El dilogo con sus ngeles (mensajeros de Dios) la ayud a unir dos cosasque demasiados cristianos no descubren: que el espritu no se puede separarde la materia, que el hambre de la eucarista no se puede separar del

    hambre que sufre elprjimo.

    Pedro fue el mensajero queayud a Dorothy paraconocer mejor la fe catlica,los profetas de Israel y la vozde los padres de la Iglesia.

    Con esta inspiracin, entorno al Catholic Worker sejuntaron obreros,intelectuales, estudiantes,

    hombres y mujeres de buena voluntad. Al mismo tiempo que aportaban suesfuerzopara el trabajo del movimiento, participaban en manifestaciones y

    protestas contra la guerra delVietnam y otrasintervenciones imperialistasdel gobierno de su pas,huelgas y boicot contraempresas injustas, junto a unpacifismo radical contra todaclase de violencia.

    Ese pacifismo hizo que en aquel pas dominado por la propaganda blica,bajasen las ventas del peridico de 190.000 en 1938 a 50.500.

  • Los crticos llamaron a Dorothy anarquista. Ella se defini comopersonalista cristiana.

    Dorothy orientada por ngeles se convirti ella misma en ngel queinspiraba a quienes luchaban por la paz y la Justicia. El movimiento abri unacasa de retiros que diera base de reflexin y espiritualidad a la luchas de lostrabajadores.

    Cuando Estados unidos lanz su primerabomba atmica, Dorothy y su movimientoprotestaron e hicieron campaa contra elbelicismo. A ella le cost ir tres veces a lacrcel

    En 1963 viaj al Vaticano para apoyar la encclica Pacem in terris del papaJuan XXIII y ms tarde con el movimiento PAX acogicon entusiasmo el

    documento conciliar sobre la Iglesia y elmundo actual

    Todava en 1973, a sus 76 aos se unin conel lder Chicano CsarChvez en unamanifestacin para defender a loscampesinos inmigrantes contra elomnipotente sindicato de camioneros. ADorothy le cost otra vez la crcel.

    Sus fuerzas se iban debilitando.

  • Su discurso en el congreso eucarstico de Filadelfia fue su ltima accinpblica. Muri en 1980.

    Dorothy necesit cinco ngeles para responder a la llamada del Dios de lospobres, pero ella fue el ngel mensajero que todava hoy con el testimoniode su vida y sus escritos, sigue gritando a los que dicen seguir a Jess, que esimposible seguirle con celebraciones piadosas sin trabajar por bajar de lacruz a los crucificados de hoy.

    Cuantos ngeles necesitamos nosotros hasta que nos decidamos a deciresas humildes y comprometedoras palabras (Lucas 1,38) : aqu estoy Seor

    para lo que gustes mandar que paseconmigo lo que t digas

    Como respuesta a la carta del cardenalOConnor, de Nueva York, se ha aprobadoen el Vaticano el comienzo del proceso deinvestigacin para la canonizacin deDorothy Day.