la revelación jacob - wenceslao wernicke

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La Revelación Jacob. La historia se inicia a partir de una revelación inquietante que se le presenta al personaje bíblico Jacob. Esta revelación es descubierta más de tres mil años después en la Argentina. A partir del descubrimiento se conocen revelaciones apocalíticas y se producen situaciones realmente impactantes. Este libro escrito en español por Wenceslao Wernicke es atrapante en toda su lectura. Esta novela fictisia se encuentra registrado en la Dirección Nacional del Derecho de Autor de la Argentina.

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Wenceslao Wernicke La Revelación Jacob

1 El sol abrasaba sobre el desierto de Beer –seba. El intenso viento no podía amainar las altas temperaturas del lugar que se encontraba en el año 1700 antes de cristo. Sobre la tierra emergía una enorme tienda hecha artesanalmente, característica de la época, en pieles y telas antiguas. El puesto tenía cuatro compartimentos y era aproximadamente de veinte metros, alrededor de ella había utensilios de cocina y herramientas para labrar la tierra. También se encontraban ovejas pastoreando los pocos arbustos de su alrededor. A pocos metros de la entrada una hermosa mujer pasada en años estaba machacando unas frutas sobre una vajilla, el viento golpeaba su cara pero su pelo permanecía inerte a la fuerza ya que estaba recogido por un turbante blanco. Aquella mujer se llamaba Rebeca y estaba sentada sobre una madera fuerte que sostenía su peso mientras trabajaba. De la tienda salió un joven que delataba unos veinticinco años, de pelo castaño, lampiño y apenas una sombra en su rostro descubría una barba no muy tupida, de ojos oscuros pero de mirada fuerte y segura. Su nombre es Jacob. El muchacho se acercó a paso tranquilo hacia su madre echando una fuerte mirada a los ojos de ella. Rebeca miró sus ojos tratando de entender que ha ocurrido dentro de la tienda hace unos instantes. - ¿Y? ¿Qué te ha dicho?- preguntó Rebeca - Pues me ha dado su bendición- respondió inmediatamente Jacob. El rostro de Rebeca enseguida cambio de preocupación a tranquilidad como si la respuesta de Jacob era la que estaba deseando escuchar; sin embargo sus cejas comenzaron a fruncirse como si nuevamente la preocupación le volviera al rostro. - Entonces Jacob debes irte inmediatamente, antes de que tu hermano Esaú aparezca y se entere de lo que hemos hecho- dijo Rebeca mientras se levantaba, tomo los brazos de Jacob y de ellos quitó pieles de oveja que se encontraban atados sobre él.

Fue así como Jacob se alejó para esconderse de su hermano. Minutos más tarde Esaú llega a la tienda con un guiso que había preparado, era un hombre de mayor físico que Jacob y su vellosidad se observaba por su abundancia. El hombre se encontró con Rebeca justo en la entrada. - Madre, déjame pasar que le he preparado el guiso a mi padre tal cual me mandó a hacer- dijo Esaú.

Rebeca se apartó e inmediatamente Esaú había ingresado a la tienda. La mujer escuchaba murmullos que llegaban del compartimiento principal y trataba de entender el diálogo que allí dentro se desarrollaba. Súbitamente aquellos murmullos comenzaron a tomar un tono más agudo y con mayor velocidad. En ese instante Rebeca abre muy grande sus ojos como si lo que escuchara era el epílogo que esperaba de aquella conversación.

Rebeca se alejó unos pasos y de la tienda salió Esaú, sus ojos se encontraron fruncidos su barbudo rostro jadeaba, el odio era su indisumulable sensación y recorrió todo el alrededor de la tienda como buscando algo o a alguien. En un momento se detuvo frente a su madre. - ¿Dónde está?- preguntó Esaú -No lo se- respondió Rebeca - ¿Te das cuenta lo que ha hecho? La bendición iba a ser mía y engañó a nuestro padre haciéndose pasar por mí. Juro en este instante y frente a ti que lo haré buscar donde se encuentre y lo mataré- exclamó Esaú.

En ese instante, con una mirada perdida tomó aire y luego comenzó a gritar –Jacob, Jacob- sus gritos eran tan fuertes que el joven engañador logró escucharlos en lo alto de una

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montaña cerca de la tienda. Rebeca había quedado perpleja por lo que acababa de escuchar de su hijo. En lo alto de la montaña Jacob se encontraba sentado sobre una piedra muy pensativo como analizando los sucesos recientes y planificando cual es el próximo camino a tomar luego del engaño que había perpetrado a su padre. Rebeca apareció subiendo los pocos metros que quedan desde la loma hasta la piedra donde estaba Jacob, llevaba en su mano ropa y otros materiales envueltos en una vieja tela oscura. Rebeca se acercó al joven Jacob sentado en la piedra y extendió su mano hacia el hombro de él. - Tu hermano Esaú anda buscándote y juró matarte- dijo Rebeca. - Lo se madre- afirmó Jacob tomando la mano de la mujer que posaba sobre su hombro.

Rebeca levantó a Jacob de la piedra y ambos quedaron enfrentados con sus miradas, la de la mujer era una mirada cansada pero siempre pensativa y la de Jacob dura pero prestando atención a lo que su madre diga. -Debes irte- exclamó Rebeca –He hablado con tu padre y ambos hemos decidido que debes ir a Harán donde se encuentra tu tío Labán, allí procura encontrar esposa y establece tu simiente- le pidió su madre. Le entregó al hijo el envoltorio de tela oscura –Aquí tienes todo lo que necesitas para el viaje, vete ahora antes de que Esaú te encuentre.

Jacob tomó el envoltorio y abrazó fuerte a su madre, había comprendido que se trataba de una despedida. Luego de unos segundos el joven se separó de Rebeca y se alejó de ella desapareciendo a lo bajo de la montaña. Rebeca seguía en lo alto donde Jacob lo había abandonado, la angustia por su hijo se había apoderado de ella y enseguida se tumbó arrodillada al suelo y comenzó a llorar sin encontrar consuelo en su propio abrazo.

El día se había hecho muy caluroso en el desierto. El joven Jacob sentía la brisa caliente en su cara de algunos esporádicos vientos. Caminó seguro en dirección al oeste para encontrarse con su tío Labán como le había encomendado su madre.

Sabía que el viaje podría durar días pero no podía volver atrás porque Esaú lo estaría esperando y si lo encontraba lo mataría. Estaba dispuesto a sentir el agotamiento de caminar días en tierras calientes y con el agua suficiente para el viaje; si bien Jacob pensó la mayor parte de su tiempo en lo que había hecho y trataba de encontrar sentido a los sucesos, su único destino inmediato era llegar al hogar de su tío.

Pasaron dos días y era de noche a mitad de camino. Jacob estaba muy exhausto, no podía beber toda el agua que llevaba porque tenía que administrarlo con mucha minuciosidad para poder cubrir todo el trayecto sin peligro de desfallecimiento. El joven se recostó en un roca ubicado en el lugar que él mismo llamará mas adelante Beth-el. Era una noche de luna llena clara y muy calma, algunos aullidos se escucharon a lo lejos, pero el cansancio le impedía sentirlo, una vez recostado sus ojos se cerraron en un santiamén sin tiempo a ninguna reflexión.

El joven había entrado en un sueño profundo, no pudo resistir el agotamiento. Mientras dormía su rostro comenzó a percibir un reflejo blanco cuya intensidad de la luz crecía a todo momento. Ya la luz era tan blanca que el reflejo de su cara superó a la luminosidad del día. De pronto una sombra posa sobre el reflejo lumínico, allí se escuchó una voz. -Despierta Jacob, he venido a buscarte- dijo la voz. Jacob abrió los ojos y para su sorpresa vio frente a él un joven bien parecido con una túnica de color blanco luminoso y unas alas del mismo color detrás de sus espaldas. Era un ángel de cabellera rubia cuyo pelo llegaba hasta los hombros, su rostro reflejaba un

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joven de unos veinticinco años pero su voz y sus palabras parecieron de una persona más madura. El joven se encontró sorprendido frente a la figura que se le había presentado delante de sus ojos, pero estuvo atónito al ver lo que había detrás del ángel. Era una escalera, que nacía en la tierra y se elevaba hasta el cielo sin divisarse ningún fin. Era de mármol blanco con barandas doradas y reflejos muy fuertes, parecía de oro. En la escalera bajaban y subían ángeles con igual textura que aquel que se le había manifestado. -Jacob, acompáñame que el Señor te está esperando- le dijo el ángel mientras se daba vuelta para dirigirse a la escalera. Jacob se levantó y siguió al ángel, quién subió la escalera y sin dudarlo el joven sorprendido pisó el primer escalón. La figura de los dos iba desapareciendo a medida que subían escalones y tomaban altura. Mientras seguían subiendo y bajando ángeles como dispuestos a cumplir misiones en la tierra.

Luego de un tiempo prolongado, aquellas figuras, una humana y otra angelical, que habían desaparecido a lo alto de la escalera volvieron a aparecer. Esta vez descubriéndose en mayor tamaño a medida que pisaban un escalón descendiendo de ella.

Cuando ambos dejaron la escalera se dirigieron a la misma roca donde Jacob se había echado a dormir.

Jacob llevaba un papiro enrollado en su mano, un papiro de color marrón arrugado como si fuera rajado de un árbol viejo.

Cerca de la roca el ángel se detuvo y miró a Jacob con apacibilidad. El joven se dio cuenta de que quien lo acompaña se detuvo y volteó para verlo, como esperando alguna palabra de parte de él. -Puedes volver a descansar y reflexionar sobre lo que te ha dicho tu Señor en lo alto de la escalera- le dijo el ángel y éste continuó diciendo –recuerda que te ha bendecido a ti y todo tu simiente y ha renovado el pacto con Abraham. Todo esto podrás revelarlo a quienes te sucedan en esta vida.

Luego de estas palabras el ángel transformó su mirada frunciendo su ceño y acerco su cara a la de Jacob para asegurarse de que el joven preste mucha atención a lo que le iba a decir. -Pero recuerda que nunca podrás revelar, ni siquiera en escrituras, el papiro que se te ha dado y su contenido como así tampoco lo que el Señor te ha revelado acerca de los orígenes del mundo, ello pondría en peligro la real providencia divina- dijo el ángel.

Jacob hizo gestos con su rostro y movió la cabeza trasmitiendo haber entendido todo lo que se le había dicho. Nuevamente el joven sintió el cansancio que lo hizo dormir y volvió al suelo para cerrar los ojos y quedarse dormido. En ese instante el ángel se alejó y cuando subió por la radiante escalera de barandas doradas éste iba desapareciendo a medida que pisaba cada escalón.

Horas más tarde amaneció en las tierras en la que Jacob dispuso dormir. Se escuchó el canto de un gallo a lo lejos como si un poblado estuviera cerca de donde se encontraba, también se escuchó el trinar de algunos pocos pajaritos que acompañaron la alegre mañana de un amanecer soleado y sin ninguna ventisca.

Jacob se desperezó para luego poder levantarse y seguir su camino. Estuvo analizando el sueño que tuvo en la noche pero de pronto vio que el sol estaba más alto de lo que creía, indicando que se había levantado más tarde, nuevamente su preocupación era poder llegar a lo de su tío. Cuando posó sus brazos sobre la tierra para así poder ponerse de pie sintió que algo sostenía en su mano derecha, el muchacho elevó el extremo de su

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miembro hacia sus ojos y cuando éste llegó a la altura observó que en su mano llevaba lo que había traído de la escalera. Se trataba del papiro marrón.

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Amanecía en la ciudad de Granada al sur de España, era la mañana del 2 de enero de 1492 y el sol comenzaba a iluminar el pueblo enclavado en las hermosas montañas del sur de la península ibérica. El paisaje dejó observar los caseríos del poblado donde se confunden iglesias cristianas con edificios de arquitectura arabesca.

Granada era gobernado por el rey musulmán Boabdil y se trataba del último reino árabe en España después de casi ocho siglos de ocupación de los moros.

Los ríos de Granada sonaban como llevando agua fresca por los arroyos a los poblados lindantes. Sin embargo en las montañas que rodean la ciudad se podía observar campamentos integrados por el ejército español que cercaba todo el territorio, expectante de alguna orden o algún suceso para tomar la ciudad.

La neblina se había apoderado de la mañana granadina impidiendo una buena visualización a todo aquel que caminara sobre sus calles. En una de las plazas céntricas de la ciudad había una fuente y en el medio de ella posaba una cabeza de león, desde su boca despedía agua provocando un constante sonido por el impacto del chorro sobre la palangana del venero.

El manantial de piedra estaba sobre un empedrado tradicional de las ciudades medievales. Por ser muy temprano no había tránsito de personas. Solo una logró divisarse en la niebla, era de cuerpo morrudo, de unos 45 años, de cara regordeta con una barba y bigote bien preparada, su nombre era Abahed. Era un hombre de ciencias, de hecho era seguidor del legendario Maimónides quién se ha hecho famoso por sus escritos sobre matemáticas, teología y filosofía.

Abahed se acercó a la fuente y con una mano toma un poco de agua para fregárselo en la cara y despabilarse porque se había levantado muy temprano. Una vez cumplido su cometido siguió caminando y entró a una de las calles empedradas que nacen en la plaza y morirán al final de la ciudad en bajada por estar asentado sobre una montaña.

Mientras bajaba por la calle de la ciudad escuchaba detrás de él unos pasos que iban acercándose, la curiosidad lo hizo frenar en su caminata para esperar que el causante del sonido se dejara ver.

A medida que se escuchaban los pasos, los sonidos de cada uno de ellos eran cada vez más fuerte. En la niebla se formó un espectro para convertirse en una figura humana que se acerca a Abahed, era una persona joven, corpulenta, su rostro era exactamente al mismo del ángel que se acercó a Jacob hace mas de tres mil años atrás. -¡Conde Vizcaíño!- atinó a decir Abahed sorprendido por su encuentro. -¿Qué hace en horas tan tempranas por acá? -Justamente vine a buscarte- respondió el conde en tono muy amable –quería hablar contigo sobre las investigaciones que estás realizando. -Dígame Conde- dijo Abahed. -Pues sé que eres un hombre muy inteligente apasionado por las ciencias de la línea maimodiana, sin embargo, como hemos hablado antes hay cosas que las ciencias lejos de ayudar te pueden poner en peligro- dijo Vizcaíño. -¿Quiere hablar conmigo sobre el papiro?- preguntó Abahed -Así es Abahed y déjame preguntarte algo ¿adonde ibas?- preguntó Vizcaíño. -A encontrarme con uno de mis discípulos, esta reunión estaba arreglada desde ayer- explicó Abahed.

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-¿Es para continuar con tus investigaciones?- Preguntó el conde y continuó interrogando -dime, ¿qué sabe tu discípulo acerca de lo que estás investigando? -Nada- respondió Abahed –justamente hoy lo iba a instruir sobre mi trabajo. -Déjame decirte que tu trabajo te ha puesto en peligro y no hace falta poner en peligro a nadie más- dijo Vizcaíño. Inmediatamente el conde desenvainó su espada para incrustárselo en el cuello a Abahed, el arma blanca perfilaba hacia arriba por eso de la cresta de su cabeza sobresalía la punta ensangrentada. El hombre al sentir la empuñadura comenzó a temblar, se mantuvo parado y miraba fijamente al Conde, de su boca empezó a despedir sangre y emitía algunos gemidos como queriendo decir algo pero sus intentos eran infructuosos. Pronto su rostro comenzó a empadilecer, su mirada seguía inmóvil y fija y sus brazos terminaron desvaneciéndose. El cuerpo ya estaba sin vida pero la fuerza de Vizcaíño sosteniendo la espada lo mantuvo en píe. El conde sacó inmediatamente la espada del cuello y dejó caer el cuerpo a la calle. Sacó de su bolsillo un pañuelo para limpiar la espada ensangrentada y enseguida la volvió a envainar. Luego se puso a observar a Abahed que yacía muerto como buscando algo, se agachó y revisó sus ropas en manera insistente hasta sacar de su chaquetilla el papiro marrón. Una vez tomado el papiro volvió a levantarse y caminó de forma apresurada en dirección contraria a la que había aparecido. Se estaba dirigiendo a la plaza central donde Abahed se había refrescado unos momentos antes de su muerte. En la fuente se encontraba sentado sobre el borde un hombre castaño, de baja estatura, de ojos oscuros y con una barba de apenas unas semanas. El conde observó al hombre y se le acercó, luego tomó el papiro que le quitó a Abahed y se lo extendió. -Toma- le dijo el Conde –aquí tienes el papiro, de ahora en más es tu responsabilidad cuidar de él-, el hombre lo tomó y lo guardó en uno de sus bolsillos, luego saltó de la fuente y emprendió su marcha hacia una de las calles que se adentra en la ciudad. -Espera- le dijo el conde obligándolo a frenar la marcha. El hombre se dio vuelta para escuchar lo que tenía que decirle, ya que no sabía de otro motivo por el cual lo había forzado a detenerse. -El emir Boabdil entregará Granada a los reyes de España antes de que termine el día, y así será el fin del dominio musulmán sobre estas tierras- explicó el conde –debes marchar hacia el norte de España y ten tu descendencia allí- aconsejó –siempre tus prioridades y la de tus descendientes serán sobre el papiro. El hombre asintió con su cabeza y volvió su marcha hacia el camino para desparecer en la densa niebla de la mañana de Granada. Mientras tanto el conde observaba al hombre alejarse realizando gestos de alivio como si hubiera cumplido exitosamente su misión.

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El río era un enorme espejo de agua marrociente cuyas orillas distan entre sí tantos

kilómetros que cualquiera dudaría de que se trata de un estuario. Es conocido como el Río de la Plata, sobre él posa la ciudad de Buenos Aires, capital de la Argentina, una urbe de millones de habitantes cuyo tránsito fluido se mantiene en todas sus calles y avenidas céntricas. Los edificios modernos parecen imponentes cuyos reflejos posan sobre el afluente.

El invierno del año 2005 en la ciudad es de bajas temperaturas. Sus cuadras se encuentran llenas de hojas caídas de los frondosos árboles ubicados en los costados de la vereda. El tránsito de personas y automóviles es incesante. La ciudad tiene un ritmo diario de actividad comparable a Nueva York. Buenos Aires es uno de los puertos más grandes de Sudamérica.

Una arteria importante de la ciudad es la peatonal Florida, con calle azulejada y faroles en el medio. También tiene kioscos de revistas en las esquinas y cada veinte metros se presenta un show artístico callejero pidiendo colaboración a voluntad. Tiene alrededor de diez cuadras y de tanto en tanto se encuentran unos puestos pintorescos de casetas rojas con techo negro punteado donde hay una señorita empleada por el gobierno para ayudar e informar a la gran cantidad de turistas que transitan por allí.

La peatonal, llena de personas que van a sus lugares de trabajo o se encuentran paseando, tiene en ambos costados negocios de ropa, música, electrodomésticos y toda marca internacional y nacional que tiente al turista o al pudiente. Los precios de los productos de estos negocios no son de acceso al bolsillo popular.

También hay restoranes de toda clase de cocina. Es la hora de almuerzo y se encuentran funcionando en su plenitud. Uno de los locales se llama “El Escorial”, es un elegante restauran de comida española cuyo espacio permite albergar treinta mesas bien preparadas teniendo una capacidad de cuatro comensales cada una de ellas. El personal es de un mozo por cada tres mesas, algunos entraban y salían de la cocina con platos en sus manos para llevárselo a los clientes, otros se encontraban parados en un rincón esperando la señal de algún comensal para atenderlo.

En una de las mesas se encontraban tres personas masculinas, todos vestidos de elegante traje y corbata, dos de ellas eran personas maduras mientras que el tercero era un joven que demostraba mucha timidez. Los dos mayores eran los abogados Nicanor Frías y Alfonso Lascurain.

El doctor Frías era una persona bien parecida, denostaba unos cincuenta años y llevaba un traje azul combinado con una camisa blanca con gemelos y una corbata azulada brillante con pequeñas balanzas de la justicia doradas. En cambio el doctor Lascurain mostraba ser una persona que superaba los sesenta años con traje oscuro, camisa celeste y una corbata de seda azul. Ambos tenían servido vino tinto sobre su mesa y los tres un plato de lomo al champiñón, los abogados estaban degustando de la comida mientras que el joven, temeroso, simplemente se quedaba contemplando. -Dígame doctor Ignacio Valverde ¿cuántos años tiene y cuéntele brevemente al doctor Frías su experiencia laboral?- peguntó el doctor Lascurain al joven. -Bueno- dijo el joven con tono inseguro –Tengo veinticinco años, me recibí de abogado hace tres años, mientras estudiaba en la universidad me desempeñaba como meritorio en el juzgado comercial Nº 8 del doctor Pelufo, después de una amplia carrera judicial el año

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pasado me desempeñe como secretario de juzgado y hoy usted me convoca para una entrevista con el objeto de integrar el estudio Lascurain, Huidogro & Frías, en el cual es todo un honor para mí ser entrevistado por uno de los estudios jurídicos más prestigiosos del país- explicó el muchacho. -Te dije Nicanor que el joven tiene una carrera muy prometedora- dijo el doctor Lascurain al doctor Frías – Dentro del ámbito judicial, es un joven que supo ganarse el prestigio manteniendo una secretaría muy ordenada y organizada. El doctor Pelufo no dejó de elogiar su actividad- dijo y nuevamente se dirigió al muchacho mientras el doctor Frías seguía disfrutando del almuerzo –Contános un poco como ves hoy la rama del derecho comercial, más específicamente lo relacionado a sociedades. -Creo que justamente en la mesa está sentado el doctor Frías, uno de los doctrinarios más importantes del país en la materia, lamentablemente no pude asistir a su cátedra pero he estudiado mucho de sus libros y creo que explica muy bien el tema de las sociedades, de todas maneras creo que hay camino por desandar, especialmente en las sociedades extranjeras donde la legislación se entromete mucho en el desarrollo de ellas- -¿Y que cree que puede suceder cuando el Estado es muy regulatorio en la creación de sociedades comerciales donde apunta más al control de las sociedades extranjeras que las nacionales?- preguntó serio el doctor Frías. - Usted lo ha dicho en una reciente publicación, no vendrán las inversiones extranjeras y habrá un fuerte aumento de sociedades fantasmas a nivel local- contestó el joven abogado. - Creo que tiene razón Nicanor, de todas maneras el especialista en esa materia sos vos así que dejo el tema en tu opinión- dijo Lascurain. El doctor Frías tomó el tenedor de la mesa y miró al muchacho. - Lamentablemente el país no alienta las inversiones extranjeras, yo creo que la defensa de la competencia es necesaria para el equilibrio de un mercado justo, pero en este país se corre una suerte de discriminación y existe un sobreprotección de las empresas locales por sobre las extranjeras, existe el mito del pulpo en la cual una empresa gigante internacional desembarca en el país, compra todas las empresas chicas del mercado en el que se desenvuelve y termina siendo dueño del mercado. Lo mismo sucede con las sociedades extranjeras, existe una suerte de limitación hacia ellas para la adquisición de otras empresas pero no así con las sociedades nacionales. El problema es que algún día el pulpo surgirá dentro de nuestro país- explicó el doctor Frías. El abogado terminó de dar su explicación y nuevamente se dispuso a llevar bocados a su boca, los presentes escucharon muy atentos y quedaron reflexivos luego de la exposición. Volvió a dejar el tenedor sobre la mesa y continuó masticando su bocado, cuando terminó de hacerlo volvió a dirigir su mirada al muchacho. - Dígame doctor Valverde ¿cuáles son sus hobbies y deportes?- Preguntó Frías. - Como verás Ignacio- Interrumpió el doctor Lascurain esbozando una sonrisa – Nicanor tiene sus particularidades como todos los grandes profesionales en esta actividad, la de él es creer que los hobbies y el deporte indican la personalidad de cada uno y su desarrollo profesional en la carrera. - Lo que se podría decir hobbies no tengo y juego una vez por semana al fútbol y ocasionalmente al golf, tengo 21 de handicap- dijo el joven Valverde. - El golf es un deporte que permite relacionarse mucho y abrirse con los clientes- dijo Lascurain. - Así es, sin embargo, el hobbie permite a uno abrirse hacia su mas verdadero y genuino interés, cada uno lo tiene si se hace tiempo de buscarlo- afirmó Frías.

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- Como verá el doctor Frías tiene un hobbie muy particular- interrumpió Lascurain – Es la arqueología teológica para decirlo de alguna manera, ¿verdad Nicanor?- preguntó e inmediatamente Frías le dio una respuesta afirmativa asintiendo la cabeza. Lascurain continuó con el relato – él es un apasionado de la tierra santa, no solo de su historia sino también de sus objetos arqueológicos, por ejemplo afirma tener en su poder una astilla de la cruz donde fue crucificado Jesucristo, también un muy pequeño pedazo de la esponja donde bebió vinagre, y algunas piedras y tierra del monte calvario, esto es hasta donde yo recuerdo. - Así es, tengo algunas cosas antiguas que quienes me las han vendido en mi viaje a medio oriente me han dicho que es verdad. La antigüedad de los objetos son coincidentes a los hechos, aunque esto no signifique que exactamente hayan pertenecido a Jesús, uno siempre quiere mantener la esperanza de que lo es.- dijo el doctor Frías. Un reflexivo silencio de unos segundos se adueñó en la mesa, seguramente el doctor Valverde estaría pensando si ese hombre estaba en sus cabales. - Nunca había visto al hobby como desarrollo de una personalidad, pero su punto de vista es interesante- respondió Valverde mientras seguía preguntándose si lo que dijo Frías hace unos instantes era verdad. Una vez pagada la cuenta los tres comensales se levantaron de sus sillas y se colocaron sus abrigos que habían dejado en una percha sobre la pared en la cual se encontraba la mesa del almuerzo. Mientras se dirigían a la puerta de salida, el doctor Frías y el doctor Lascurain saludaban a comensales vecinos que eran conocidos porque son colegas en su profesión y suelen encontrarse en los mismos ámbitos. Llegados a la calle, los tres observaron el paisaje urbano y sintieron el imponente frío del invierno. - Hoy debe ser uno de los días más fríos del año- dijo el doctor Lascurain. - Es que estamos en la época mas fría del año- respondió el doctor Frías, quién extiende el brazo al doctor Valverde y le da la mano para despedirse. – Ha sido un verdadero placer conocerte y tener esta charla fue muy interesante. - Muchas gracias doctor, para mí ha sido un verdadero placer y honor- dijo el doctor Valverde quién también extendió la mano al doctor Lascurain. - Muchas gracias Ignacio por haber venido a este almuerzo, nos mantendremos en contacto y que sigas bien- dijo Lascurain. Culminado los saludos de rigor el doctor Valverde siguió su camino mientras que los doctores Frías y Lascurain se dirigían hacia el otro lado. Cuando cruzaban la avenida ambos entablaron un diálogo de camino. - ¿Qué te pareció Valverde?- preguntó Lascurain. - Muy interesante, creo que podríamos convocarlo para el equipo de trabajo de concursos y quiebras, me parece que podría tener un futuro en el estudio- respondió Nicanor. - Lo mismo digo – dijo Alfonso celebrando el comentario de Nicanor con una sonrisa – Si te parece, puedo hacer una segunda entrevista con los abogados encargados de sociedades y luego tomamos la decisión- ofreció a sabiendas de que si Frías daba su acuerdo prácticamente Ignacio Valverde ingresaría al estudio porque la segunda entrevista era una etapa formal. - Me parece bien, seguí adelante- Le dijo Nicanor cuando ya estaban ingresando al edificio donde queda el estudio Lascurain, Huidogro & Frías.

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Ambos abogados ingresaron al ascensor de edificio que lo llevarán al estudio, allí también se generó otro diálogo. - Acordate que hoy hay que plantear el recurso por la empresa Monixal, imagino que ya tenés preparado el escrito- dijo Lascurain. - Justamente me dijeron por el celular que ya está en mi escritorio lo que armaron los abogados, voy a revisarlo y antes de la presentación te cuento- contestó Nicanor. - Muy bien – Asintió Lascurain, en ese momento se abrió la puerta del ascensor y ambos descendieron y se dirigieron a sus respectivos despachos. Frente a la puerta de su oficina se encontraba el escritorio de su secretaria privada, cunado llegó hasta allí ella estaba escribiendo en la computadora. Era una muchacha de unos treinta años, de cabello castaño y ondulado, su cara despertaba simpatía y sus movimientos denostaban eficiencia en su labor. - Buenas tardes Claudia ¿alguna novedad?- Saludó y preguntó Nicanor mientras entraba a su despacho. - Buenas tardes Nicanor- saludó Claudia mientras se levantaba de su escritorio para agarrar la libreta de notas y acompañarlo al despacho. – Llamó el doctor Aberraondo para ver si podían reunirse con el objeto de llegar a un acuerdo en la causa López contra Finamex por el fideicomiso- le apuntó mientras ingresaban, Nicanor se sentó en su sillón con un ventanal detrás cuya vista era el imponente Río de la Plata – También llamó su señora para recordar que por favor no se olvide de comprarle el texto escolar a Pedrito porque lo tiene que llevar mañana al colegio y por su casa no lo venden – continuó la secretaria – y por último llamó el señor Rafael Ibáñez para avisarle que volvió de su viaje de Medio Oriente y España- dijo la secretaria terminando de pasar los recados pendientes. - Claudia vamos a hacer lo siguiente – dijo inmediatamente Nicanor, la secretaria levantó su libreta y lapicera dispuesta a escribir estando de pie. –Primero le pido un favor, en la librería Topol que está acá a dos cuadras, usted la conoce, reservé el texto escolar, por favor búsquemelo y me lo mete en mi valija antes de irme a casa – dijo y enseguida le confió otro mandado – Por otro lado tengo que concentrarme en el escrito del caso Monixal así que voy a leerlo y no me pase ninguna llamada, únicamente contácteme ahora con el señor Ibáñez- - Muy bien- asintió Claudia. - Muchas gracias- dijo Nicanor. La secretaria se retiró del despacho dejando a Nicanor solo sentado en su sillón. El abogado agarró una carpeta que se encontraba sobre su escritorio y se dispuso a abrirla para leerla detenidamente. Mientras leía sonó su teléfono e inmediatamente lo tomó. Era su secretaria para avisar que el señor Ibáñez se encontraba del otro lado de la línea. - Pásemelo, gracias – dijo a su secretaria, enseguida ella pasó el llamado y se originó un diálogo telefónico entre Nicanor e Ibáñez – Hola ¿Rafael?- Saludó y preguntó Nicanor. - Hola Nicanor ¿Cómo andas?- Saludó y preguntó Ibáñez. - Acá ando, muy bien, que alegría escucharte después de un mes- dijo Nicanor. - Llegue ayer de mi viaje por Medio Oriente y España y no quería dejar de saludarte, ¿No te interrumpo nada?- dijo Ibáñez. - En absoluto, siempre es un placer atenderte, y más cuando volves de tus viajes a Medio Oriente porque siempre me traés cosas interesantes ya que compartimos la misma pasión por la tierra santa- dijo Nicanor. - Justamente quería verte porque tengo algunas novedades para contarte y algunas cosas interesantes para mostrarte – replicó Ibáñez. - ¿Querés pasarte mañana a la tarde por el estudio y charlamos un poco?- preguntó Nicanor.

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- Me parece bárbaro, mañana paso por ahí, te mando un abrazo- contestó y se despidió Ibáñez. - Perfecto, nos vemos mañana a la tarde, un abrazo- asintió Nicanor y se despidió de Ibáñez colgando el teléfono. Luego de colgar llamó a Claudia, quién enseguida ingresó al estudio. – Claudia por favor agende para mañana la visita Rafael Ibáñez aquí en despacho y ahora sí necesito ver el escrito, por lo tanto le pido que vaya a la librería y avise en la oficina que nadie me interrumpa- - Enseguida lo hago- dijo asintiendo la secretaria quién se retiró inmediatamente. Luego de retirarse Claudia del despacho, Nicanor volvió a tomar la carpeta y con más atención se puso a estudiarla detenidamente.

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En Buenos Aires y sus alrededores oscurecía en horas de la tarde en épocas invernales, lo mismo ocurría en el partido de San Isidro a unos veinte kilómetros del centro, lugar donde trabaja el doctor Nicanor Frías. La casa de Nicanor quedaba en una zona muy tradicional a escasos cien metros de la Catedral de San Isidro. Las casonas son muy antiguas y las calles empedradas, el invierno hizo que las hojas cayeran de los árboles y quedaran reposadas en las veredas. El barrio tiene una lomada muy pronunciada, y desde ella se puede observar las primeras islas que forman el delta del Río de la Plata. El jardín de la casa de Nicanor se encuentra arriba de la loma, por ello la vista al Río es parte de la propiedad. En la tranquilidad del barrio y la oscura tarde del invierno, un auto se asomaba, era modelo nuevo y moderno con fuertes luces. El automotor arrimaba a la entrada de una casa blanca de techo tejado, mostrando un estilo colonial, un hombre salió del rodado y se dirigió al portón de entrada para abrirlo, entrar y estacionarse dentro de la casa. El hombre del automóvil era Nicanor, que retornaba de un arduo día de trabajo. Ingresó a la casa y dejó en un perchero al costado de la puerta su abrigo y se dirigió a la cocina pasando por el living y el comedor. En la cocina se encontraba Virginia, su mujer, una persona de cuarenta y cinco años de estatura mediana, delgada, con una tez blanca casi pálida y con el pelo castaño claro recostado, estaba sentada en la mesa del comedor diario junto a Pedro uno de los hijos del matrimonio, un niño de diez años, castaño y pálido, parecido a su madre. El niño se encontraba estudiando y su madre estaba ayudando. En el ambiente también estaba la cocinera y encargada de limpieza cocinando porque se acercaba la hora de la cena. En la casa la puntualidad es una costumbre adquirida desde hace mucho tiempo. Nicanor ingresó a la cocina predispuesto a saludar a su familia con un beso, le dio uno a Virginia y otro a Pedro, como saludo cotidiano cuando el padre llega a la casa luego del trabajo. - ¿Cómo anda el estudio? – preguntó Nicanor abiertamente para que cualquiera de los dos responda. - Andando, mañana tiene examen de matemáticas y estamos viendo divisiones- contestó Virginia – Ya estábamos por terminar.

Nicanor dirigió su mirada a la cocinera para descubrir que es lo que ella estaba cocinando. - ¿Qué vamos a cenar hoy, Felisa?- preguntó Nicanor a la cocinera puesto que no pudo averiguar de que se trataba. - Pollo al horno con papas, señor- respondió la cocinera. - ¡Que bueno! Hace tiempo que no comemos pollo- festejó Nicanor. - Sabía que te iba a gustar – dijo Virginia. - Papá ¿me trajiste el libro para el colegio? Mirá que lo tengo que llevar mañana- preguntó y advirtió Pedro a su padre. - Uyyyy, no pude – bromeó el padre apoyando su mano sobre la frente –lo que pasa es que pesaba tanto, tenia 2.500 páginas para leer, así que lo dejé por pesado.

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- Dale, dame el libro – insistió Pedro conociéndolo y sabiendo que se trataba de una broma. Sucede que el hijo sabe que su padre es imposible que se le olvide un encargo, menos cuando se trataba de materiales escolares.

Nicanor tomó su portafolio viejo de doble compartimiento que siempre llevaba a la oficina y sacó un libro de allí, se lo entregó a su hijo. - Toma, aquí tenés, pero cuidalo porque otro no te traigo – advirtió Nicanor. - Gracias papá – dijo Pedro, tomó el libro y rápidamente se retiró de la cocina y se dirigió a su habitación para guardar el libro que al día siguiente debía llevar a la escuela.

Los esposos quedaron solos en el comedor diario, del otro lado Felisa seguía cocinando. Nicanor se sienta en la mesa y mira a su mujer. - ¿Cómo estuvo el día hoy?- preguntó Nicanor. - Bien, Pedro estuvo preocupado todo el día, tenía miedo de que no le trajeras el libro. El que me preocupa es Patricio, en diez días tiene que dar el examen de ingreso a la facultad y no lo veo estudiando mucho, fijate si podés hablar con él – exclamó Virginia. - Voy a hablar con él, espero que esté seguro que la Abogacía es lo que quiere estudiar, que no se convierta en una pérdida de tiempo, bueno, en realidad hay que ver primero si quiere estudiar, porque no lo veo con mucho entusiasmo – afirmó Nicanor. - El quiere estudiar, lo que pasa que todavía no siente la presión, como todos estos años le fue bien en el colegio, esperemos cuando llegue el examen y veamos que pasa – contestó Virginia. - Señora la comida está lista – interrumpió Felisa poniéndose guantes gruesos para tomar la fuente del horno y llevarlo al comedor. - Muy bien, sentate en el comedor que yo busco a los chicos – dijo Virginia mientras se levantaba de la silla y se dirigía a las habitaciones de los hijos para buscarlos.

El hombre se levantó de la mesa del comedor diario y se dirigió al ambiente que se encuentra al lado, es el comedor principal, se sentó en la cabecera de la mesa mientras escuchaba a su esposa llamar a los hijos para que se sienten en la mesa a cenar.

Patricio, el hijo mayor, ingresó al comedor y saludó a su padre con un beso. Es un joven de dieciocho años, pelo corto con vestimenta un tanto desprolija mostrando desaprensión por cualquier responsabilidad inmediata, es castaño denostando más juventud de la que tiene. - Hola Papá- saludó Patricio. - Hola Pato, ¿Cómo te fue con el estudio para el ingreso a la facultad?- Preguntó el padre como interrogando a alguien que estuviera en falta. - ¡Bien!, estuve viendo un poco, tengo que conseguir un material sobre historia social y económica, hablé con un amigo mío y lo tiene así que mañana vamos a estudiar y después repaso todo- respondió sin preocupación Patricio. Mientras dialogaban ingresaron también en la mesa Virginia y Pedro, ella se sienta en una de las cabeceras y Pedro al lado de Patricio. - Está bien, pero hay que darle duro, la facultad no es lo mismo que el colegio – dijo Nicanor finalizando el tema. Ingresó al comedor Agustina, la única hija de la familia con dieciséis años, cabellera rubia ojos celestes claros y de forma almendrada con una piel pálida y mejillas rojizas. Antes de sentarse se acercó a su padre para darle un beso de saludo. - Hola papá – dijo Agustina. - Hola mi amor, este sábado tengo que llevarte muy temprano a tu partido de hokey, tengo que acordarme- dijo Nicanor mirando con simpatía, la misma que no ha dispensado a su

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hijo mayor, de todas maneras Patricio es de lo muchachos que no da importancia a ese tipo de gestos. - Gracias papá- dijo Agustina mientras se sentaba en la mesa enfrente de Patricio y Pedro. Felisa ingresó con la fuente y lo apoyó en la mesa donde estaba sentada Virginia, quién agradeció y liberó a la cocinera para que vuelva hasta que sea llamada nuevamente. La esposa de Nicanor comenzó a servir el pollo en cada uno de los platos a la vez que es pasado por los chicos. Mientras se servía la comida, los chicos agradecían a su madre y ponían los platos en la mesa, también acercaron el plato a su padre. - Rafael Ibáñez me llamó hoy, nos vemos mañana- comentó Nicanor. - ¿Estuvo de viaje por medio oriente?- preguntó Virginia. - Si, volvió de Medio Oriente y de España y quiere verme para contarme un poco del viaje y mostrarme algunas cosas- respondió Nicanor. - Siempre todos esos temas te interesaron así que la vas a pasar bien – exclamó Virginia. - Papá, ¿te puedo contar algo?- interrumpió preguntando Patricio. - Si, contame – dijo Nicanor. - Estaba pensando que, cuando empiece la facultad voy a tener que ir al centro todos los días y está como a veinte kilómetros y el viaje en tren se hace muy largo y pierdo tiempo para estudiar – dijo Patricio, enseguida fue interrumpido por Nicanor como sabiendo a donde quería llegar. - Yo muchas veces he ido a trabajar al centro en tren y no se demora más de treinta minutos el viaje, además en ese momento podés aprovechar para estudiar, si me vas a pedir de comprar un auto desde ya te digo que no – dijo Nicanor. -Pero papá, los autos usados viejos no cuestan mucho y me ahorraría mucho tiempo- suplicó Patricio. - Hablá con tu madre, ella te puede prestar su auto- propuso Nicanor. - ¡De ninguna manera!- exclamó Virginia – acordate que el mes pasado me lo chocó cuando quiso entrarlo al garaje y me costó mucha plata el arreglo, no se habla más del tema- dijo para cerrar la discusión. Patricio soltó los cubiertos y comenzó a hacer gestos de rezongo manifestando su desacuerdo con lo que acababan de decidir sus padres. - Yo las veces que pueda te acerco al centro y te traigo de vuelta – propuso Nicanor frente a la actitud disconformista de Patricio. - Ni loco, prefiero el tren – respondió Patricio resignado frente a la decisión. - Papá, yo voy a necesitar que me lleves mañana al centro y después me vuelvo en tren al mediodía ¿puedo?- preguntó Agustina. - ¿Para qué?- preguntó Nicanor. - Porque voy a ver a Jimena, que me iba a dar unos vestidos que voy a usar mañana a la noche – le explicó Agustina. Jimena es la prima de ella hija de un hermano de Nicanor. - Está bien, te llevo, siempre y cuando tu tía te lleve a la estación- dijo Nicanor. - Gracias, ya hablé con ella y me dijo que no había problemas- dijo Agustina. - Yo voy a estar a la tarde por el centro, asi que la llevo yo ¿querés que nos encontremos a tomar el té por ahí?- propuso Virginia a Nicanor. - Me parece bárbaro, que sea después de la reunión con Rafael Ibáñez, si me haces el favor de buscarme por el trabajo te lo agradeceré- dijo Nicanor. - Muy bien- aceptó Virginia.

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- Entonces mañana voy al trabajo en tren y me vuelvo con vos a la tarde- dijo Nicanor para cerrar la propuesta. La familia Frías siguió disfrutando de la cena, luego de un largo rato donde pasaron por la comida, el postre y la sobremesa, Nicanor dejó su servilleta sobre la mesa y se levantó de la silla. -Tengo que ver unas cosas antes de ir a la cama, así que voy a estar en el estudio leyendo un poco y después voy para el cuarto- dijo Nicanor –Hasta mañana – se despidió de los comensales. - Hasta mañana papá- le respondieron los hijos. Nicanor se retiró del comedor y se dirigió a su estudio en la casa, la habitación contaba con un amplio escritorio con computadora a su derecha y detrás de ella una gran biblioteca con libros. En un sector de la biblioteca se encontraban algunos adornos, uno de ellos es un relicario grande dorado y dentro de ella se encuentra una diminuta astilla que, según Frías, corresponde a la cruz de Jesucristo. En otro relicario igual, con un cristal de visor se observaba un muy pequeño trozo de esponja que afirmaba tratarse de la esponja en donde Jesús bebió por última vez pocos minutos antes de morir. El doctor Frías se sentó en su escritorio y se puso a observar los dos relicarios, está muy entusiasmado con el encuentro de mañana con Rafael Ibáñez. A Nicanor lo entusiasma mucho encontrarse con novedades de tierra santa, siempre cree que va a encontrarse con cosas nuevas, y está seguro que mañana no será diferente. Al observar los relicarios parecía entrar en un breve trance, encontrándose en un estado contemplativo. Lugo de unos instantes, Nicanor recuperaba el sentido de realidad y dio vuelta su silla hacia la mesa donde se encontraban algunas capetas de trabajo, de su derecha tomó una lapicera y con su mano izquierda abrió una de las carpetas para poder trabajar con ellas. Mientras leía y corregía parte del texto con una birome, no dejaba de pensar en la charla con el señor Ibáñez y su reunión en la oficina, por momentos ello lo distraía, pero enseguida volvía a enfocarse en la carpeta de trabajo. Había pasado una hora, Nicanor terminó con su trabajo y se dirigió a su cuarto, en él se encontraba Virginia ya recostada en el lado derecho de la cama matrimonial viendo la televisión, su esposo entraba al vestidor donde salió unos instantes después mudado de ropa con el pijama de la noche. - ¿Entonces te paso a buscar mañana a la tarde?- preguntó Virginia. - Si, Ibañez viene a mi oficina a las tres de la tarde y creo que para las cinco ya estoy liberado- respondió Nicanor. - Entonces voy a aprovechar para ver a mi hermana después de la reunión con la inmobiliaria por la venta del departamento que tenemos en el centro para hacer un poco de tiempo y a la tarde te paso a buscar- contaba Virginia. - Muy bien- dijo Nicanor –Hasta mañana- se despidió mientras daba un beso en los labios a su mujer y luego se dio vuelta para comenzar a dormir. Virginia continuaba viendo unos momentos más la televisión para luego apagarla y dormir hasta la mañana siguiente.

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El estudio del doctor Frías se encontraba en pleno silencio, la luz del sol se colaba por la ventana que da a la calle marcando unos claros rayos que contrastaban en el ambiente, especialmente en la biblioteca de algarrobo de la derecha de su escritorio. Nicanor entró en forma inmediata y se acercó directamente a la silla de su escritorio. Una vez sentado tomó el teléfono y solicitó a su secretaria que lo comunique con el doctor Matías Olmos. El invocado era un abogado, director de asuntos legales de la empresa Monixal, un laboratorio medicinal importante en el país y uno de los clientes más importantes del estudio. Con este cliente Nicanor tenía un asunto importante para resolver. Luego del pedido tomó una de las carpetas que posaban sobre el escritorio y se dispuso a leerla, unos minutos después sonó el teléfono, era la secretaría para avisarle que en la línea tenía al doctor Olmos para pasarlo. Le solicitó que lo hiciera inmediatamente. - Hola Matías ¿Cómo andás? – Saludó Nicanor, del otro lado del teléfono también recibió un saludo de rigor y el doctor Frías comenzó a explicar el motivo del llamado. – te cuento Matías que ya tengo terminado el recurso para presentar mañana a la mañana- dijo Nicanor quién escuchó preguntas del otro lado –Sí, he visto el escrito y creo que estamos por el camino correcto, en principio vamos a apelar al resolución de la Comisión de Defensa de la Competencia por el cual rechaza el fusión de Monixal con Laboratorios Kramonn, estuve hablando con varios colegas y coinciden conmigo en que hubo un abuso en la interpretación de la ley- explicó – Lo que voy a necesitar, antes de la presentación es que vos leas el recurso y lo hagas con los técnicos de tu empresa, en especial en el punto en el que se afirma que la fusión no incidirá en los precios y provisión de los medicamentos producidos por ambas compañías – dijo y continuó – Lo que te voy a solicitar es que si el escrito está bien me des tu repuesta lo antes posible para poder presentarlo mañana mismo – solicitó – Muy bien, quedamos entonces a la espera de tu respuesta, te mando un fuerte abrazo- se despidió el doctor Frías quién cortó inmediatamente el teléfono luego de recibir el despido protocolar del otro lado de la línea telefónica. Nicanor volvió a tomar el teléfono y se comunicó con su secretaria para solicitarle que se acerque al escritorio. La empleada ingresó al despacho y se detuvo frente al doctor Frías, el escritorio la separaba del abogado. Allí el hombre le acercó una carpeta a la mujer. - Necesito que le mandes el escrito que se encuentra dentro de la carpeta al doctor Matías Olmos por fax y después tenela a mano para cuando yo te lo pida- solicitó el doctor Frías alcanzándole la carpeta a la secretaria quién inmediatamente la tomó entendiendo la instrucción. - Muy bien doctor – contestó la secretaria en un estilo protocolar porque una persona se encuentra en la otra sala y se anunció, y ella si bien tiene confianza con el doctor Frías, cuando hay un tercero prefiere el trato formal – Por otro lado le cuento que se encuentra el señor Rafael Ibáñez y dijo que tiene una cita con usted. - Si, por favor hágalo pasar- solicitó Nicanor a su secretaria. La empleada se retiró y acto seguido ingresó al despacho el señor Rafael Ibáñez, un hombre robusto, alto, canoso y con un rostro señorial. Está muy bien vestido con un traje azul y corbata roja combinada en una camisa blanca. - ¡Rafael Querido!- saludó el doctor Frías estrechándole un abrazo. - ¿Cómo andas Nicanor, tanto tiempo?, las cosas que tengo para contarte del viaje y para mostrarte también, tengo muchas novedades interesantes.- dijo Ibáñez.

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- Vení sentate- dijo Nicanor invitándolo a sentarse a uno de los sillones que forman un pequeño living en uno de los rincones del despacho. Luego de sentarse Ibáñez el doctor Frías lo acompañó inmediatamente y se sentó en el sillón que lo enfrenta con una mesa ratona en medio. –Tenés buena cara, por lo visto el viaje te ha hecho muy bien- dijo Nicanor mientras lo observaba. - Lo bien que me ha hecho, y la cantidad de lugares que tengo para recomendarte- respondió Ibáñez y continuó diciendo – Anduve por Medio Oriente, que por cierto siempre sigue igual y vos has viajado mucho por la zona, no hay mucho para aconsejar. Pero donde nunca dejo de recomendar cada vez que voy, y eso que voy desde hace muchos años, es a España. - Es un país maravilloso, he estado cinco veces, dos veces fui a Madrid y luego estuve en Barcelona, Sevilla, Bilbao, Granada y otro lugares, todos muy lindos- contó Nicanor. - Así es, pero lo que más me gustó de España es que siempre hay historia viviente, es un escenario de muchos acontecimientos que han cambiado al mundo que han formado parte de crónicas heroicas. La verdad que es cuna de una cultura importante en el mundo. Desde el descubrimiento de América, pasando por la toma de los moros y por la guerra civil española, cada acontecimiento guarda algo políticamente relevante y debatible y romáticamente único. Cada suceso guarda un costado romántico, no visto desde el propio romance del amor sino desde romanticismo puro de la cultura.- contó Ibáñez. - Si, es un lugar muy hermoso y siempre hay algo nuevo para conocer – afirmó Frías – Contame de Medio Oriente ¿Qué has visto? - En Medio Oriente siempre hay cosas interesantes, allí hay cinco mil años de historia, y eso en pocos viajes no se ve. Estuve en Haifa, Jerusalén, Beirut, Hedrón y pasé por Tel Aviv que no lo conocía pero allí fui a descansar, es un lugar muy hermoso. - contó Ibáñez – Por supuesto que la región esta muy conflictiva, hay lugares santos que se encuentran cerradas por toda la actividad del terrorismo, asi que no pude encontrar nada nuevo en el viaje. -Entonces no trajistes nada – dijo Frías. - No te creas, en España me topé con algo muy interesante- dijo Ibáñez quién apoyó su maleta sobre la mesa y la abrió, sustrajo una caja dorada de unos diez centímetros de largo, con muchos detallases en sus costados y en la tapa. –Esto es lo que encontré. Nicanor observaba con mucha atención la caja dorada sobre la mesa, cada vez que lo miraba la curiosidad era más grande ya que de ella no veía ningún elemento que demostrara ser de las épocas bíblicas, hasta se encontraba muy reluciente y sin ninguna pequeña grieta, rotura o desgaste para tratarse de una antigüedad. -¿Qué es eso?- preguntó Nicanor. - En España recorrí toda Andalucía y me quedé unos días en la ciudad de Jaén- contó Ibáñez - Allí en un negocio de antigüedades conocí a su dueño y me enseñó todas las cosas árabes que tenía, pues ella era su especialidad. Cuando yo le conté que me interesaba mucho los objetos que hacen referencia a los momentos bíblicos me dijo que tenía algo para mostrarme, me interesó mucho, aquí lo traje. - ¿Es esa pequeña caja?- Preguntó Nicanor señalando con su dedo índijo la caja dorada sin levantar la mano, mientras sentía una pequeña desilusión ya que creía que iba a traer novedades más interesantes del viaje. - No, esa caja es mía, es lo que hay adentro de ella, abrilo y tomalo, pero con mucho cuidado porque es muy frágil- dijo Rafael Ibáñez mirándolo con una pequeña sonrisa

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porque había avistado su desilusión y, con el contenido de la caja dorada, presentía que volvería recuperar su interés por las historias del viaje. El doctor Frías tomó la caja dorada y la acercó a su lado, la abrió y dentro de ella observó un papiro marrón enrollado. Al observar el papiro comenzó a tener una extraña sensación, un pequeño frío sintió en su espalda, percibía que estaba frente a algo importante en materia de arqueología. Por supuesto que este descubrimiento despertaba aún más su curiosidad sobre el papiro y ahora quería escuchar con más intención la historia que le estaba narrado Ibáñez. - Ese papiro marrón es lo que me alcanzó este hombre – relató Ibáñez. – Me dijo que se lo había dado su abuelo cuando joven y le contó que hace muchos años se lo había dejado un moro a un descendiente suyo para que se lo custodie, este moro le explicó que es una antigüedad muy importante de tierra santa. Nunca más apareció, lo había dado por muerto porque fue justo al final de la guerra en que España había echado a los Moros, y por ello su familia lo había guardado muy bien- relató – resulta que el dueño del negocio estaba por cerrar el lugar porque no podía seguir manteniéndolo y se estaba desprendiendo de muchas cosas, y me vendió este papiro por un valor importante y que no hace falta detallar pero lo compré, lo observé muy bien y se trata de algo muy antiguo. El doctor Frías tomó el papiro y lo abrió con mucho cuidado, una vez abierto observó que con una tinta oscura se presentaban jeroglíficos, pequeños dibujos y signos que aparentaban pertenecer a un idioma muy antiguo. - ¿Qué opinas?- preguntó Ibáñez. - No se muy bien que son esos dibujos, algunos signos parecen ser del idioma hebreo pero no veo vocales, por eso creo que debe ser muy antiguo, debe pertenecer a la época del Pentateuco. – dijo Nicanor. - Lo mismo pensé yo, al principio creí que era copto, pero enseguida me di cuenta de que era un hebreo muy antiguo, por eso creo que es de la primera época del Pentateuco.- contó Ibáñez. - Puede ser, imagino que será de la época de los patriarcas- dijo Nicanor. En la Biblia los patriarcas eran los padres del pueblo de Israel y se encuentran en el Génesis, ellos son Abraham, Isaac, Jacob y José, luego vino el éxodo de Moisés. El Pentateuco corresponde a los primeros cinco libros de la Biblia, algunos afirman que fue escrito por el mismo Moisés. Para la teología el fin del Pentateuco es exponer como Dios escogió para sí el pueblo de Israel y lo formó para la venida de Jesucristo. - También lo creo yo, es un idioma muy antiguo y yo de viejas lenguas no se nada, por eso te lo traigo para ver si me podés ayudar a descifrar que es lo que dijo allí, quizá se encuentra una revelación que fortalezca los escritos de la Biblia, está tan de moda hoy en día cuestionar la Biblia que un nuevo elemento para su creencia siempre es bienvenido. O quizá no dijo nada y el hombre de Jean me engañó- dijo Ibáñez y luego preguntó - ¿Podés ayudarme? Nicanor seguía estudiando el contenido del papiro, ante la pregunta de Ibáñez irrumpió su concentración y volvió su mirada hacia él. - Te voy a decir lo que voy a hacer- dijo Nicanor – Yo tampoco se mucho de idiomas antiguos pero conozco una persona que iba conmigo al colegio secundario que le interesa mucho la semiología, es un físico y químico pero su hobbie son las lenguas antiguas, se lo voy a llevar a él para ver si nos puede decir algo de su contenido ¿Qué te parece?

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- Me parece muy buena idea- respondió Ibáñez – Te agradezco mucho tu ayuda. Entonces te dejo encomendado el papiro para que se lo alcances a la persona que conocés y esperemos que nos pueda ayudar. - Es una buena persona y es serio, si sabe de algo nos va a ayudar. Si te parece cuando me contacte no él te cuento lo que me ha dicho y un día de éstos vamos a almorzar para que lo conozcas – propuso Nicanor. - Me parece muy bien, te lo dejo con la caja para que no se arruine- dijo Ibáñez. - Perfecto, ahora contame un poco de Medio Oriente, ¿Cómo lo encontraste con tanta convulsión política en la región?- preguntó Nicanor cambiando inmediatamente de tema. Nicanor y Rafael seguían hablando distendidos del viaje dejando la caja sobre la mesa y despreocupados del contenido. Averiguar sobre el papiro era la nueva tarea que se había comprometido el doctor Frías por el cual deberá contactarse con el físico estudioso de la semiología. La semiología es una ciencia que estudia los signos, lenguas, códigos y lleva al estudio de las lenguas antiguas. Esa es la tarea a resolver, cuál es exactamente la lengua muerta que puede revelar el contenido del papiro.

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Es la hora del té y Nicanor se encontraba en una confitería del centro de la ciudad acompañado de su esposa Virginia.

Luego de realizar el pedido al mozo, su mujer le preguntó -¿Cómo te ha ido con Ibáñez? - ¡Muy bien!, me contó todo su viaje, muy interesante, la verdad que en Medio Oriente el clima cada vez es peor, me dijo que es realmente preocupante, especialmente para todos los monumentos y objetos arqueológicos que se encuentran en la zona, me contó que si hubiera una guerra grande entre árabes e israelíes, las autoridades de Israel y Palestina reconocieron que no van a saber como hacer para protegerlos- contó Nicanor. - ¡Que barbaridad! Es un conflicto que no termina nunca, y lo peor que nadie se da cuenta que los que se perjudican son ellos mismos, pueden terminar destruyendo su propia cultura, además por supuesto de que corre mucha sangre- opinó Virginia.- ¿Trajo algún objeto nuevo de su viaje?- preguntó. - Trajo un papiro muy antiguo de España con una serie de jeroglíficos y signos hebreos, lo tengo en la valija, me lo dio para que lo ayude a traducir el mensaje, creé que pertenece a algún momento de la historia bíblica y que es de tierra santa.- contó Nicanor. - ¡Que interesante!- exclamó Virginia -a vos te gusta mucho investigar estas cosas, así que imagino que tenés un pasatiempo nuevo. - Si, pero es un idioma muy antiguo, mañana lo voy a llamar a Alfredo Rocca que de lenguas antiguas sabe más que yo y me puede ayudar – dijo Nicanor. - No lo ves desde hace mucho tiempo, mandale saludos míos cuando lo veas, la ultima vez que lo he visto fue hace tres años en la promoción de los treinta y cinco años de egresados de tu colegio.- dijo Virginia. - Lo último que supe de él es que se encuentra trabajando en el gobierno, en un área de desarrollos y utilización de energía atómica, le dije a la secretaria que averigüe el número y espero mañana comunicarme con él- dijo Nicanor. En la mesa se encontraban las tazas de café y los platos con tostadas acompañado de distintos productos para untar. Cada uno se sirvió su propio café y untó su tostada, mientras Nicanor comía uno de ellos Virginia dejaba de tomar el café. - Nicanor también te quiero contar sobre Patricio- dijo Virginia -lo veo que está saliendo mucho y no le está dando mucha importancia a la facultad, cree que el examen va a ser fácil y lo va a preparar un día antes, me parece que se va a dar cuenta cuando lo reprueben, pero va a ser tarde. - ¡Sí, yo he notado que estudia poco!- exclamó Nicanor –voy a hablar con él esta noche, es un chico inteligente, se va dar cuenta. - Te pido que hables con él, que vea que esto es en serio- rogó Virginia. - ¡Muy bien!, por otro lado Alfonso me pidió de jugar al tenis este sábado y solicitó tu presencia así hacemos un doble ¿podés venir?- - Sí, por supuesto, hace mucho que no juego, nos vamos a divertir- dijo Virginia. Ante el último comentario de ella, su esposo aprovechó para hacerle una broma – Yo me voy a divertir cuando te vea jugar al tenis y le pegues con las dos manos a la red y la pelota siga afuera y te enojes con la red por meterse en el medio – exclamó Nicanor riéndose.

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- Al menos cuando discuto tengo la razón, yo conozco un señor que nunca quiere reconocer que una pelota se va afuera y que en la discusión hace una marca dentro de la cancha para decir que es la marca de la pelota.- rebatió Virginia. - Al menos no me gritan que la red tiene la razón – respondió Nicanor. Siguieron tomando el té y luego marcharon juntos hacia la casa. A Nicanor nunca le gusta manejar hasta su casa mientras oscurece, por eso quiere tomar el café y pagar para salir lo más temprano posible así no es sorprendido la noche.

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Nicanor, Virginia y sus hijos se encontraban cenando en el comedor de la casa. Cada uno de los comensales disfrutaba de la carne con verduras que la cocinera les había servido para comer. El padre miró a su mujer, ella con una mirada demostraba que está esperando que cumpla lo que había prometido en el té. Nicanor se dio cuenta de ello y observó a Patricio. - ¿Cómo te va con los estudios Patricio?- preguntó el padre. - ¡Bien! Estoy repasando- contestó el hijo. - Tu madre y yo estamos un poco preocupados porque vemos que estás mucho fuera de la casa y no te vemos estudiar- dijo Nicanor. - Estoy estudiando, te digo la verdad- dijo Patricio ofuscado lanzando los cubiertos a la mesa. - Lo que te digo no es para que te pongas así, ¡calmate!- exclamó Nicanor – pero la verdad que no vemos que estudies, por más que me digas que estás estudiando la hora de la verdad va a ser en los exámenes y si no llegas a aprobar se te van a cortar muchas cosas y en vacaciones te pones a buscar un trabajo. - Bueno, esperemos que Patricio entienda, ahora sigamos comiendo- interrumpió Virginia. - Virginia, tiene que entender que si no aprueba el examen las cosas no van a ser fáciles- dijo Nicanor en un tono enojado – en esta casa no vamos a mantener vagos. - Bueno ya te vas para el otro extremo – dijo Patricio con un ofuscamiento mayor – estoy estudiando, pero si queres que te haga escenas de estudio pomene un cámara de internet que me siga a todos lados. -Simplemente te digo que nos vamos a dar cuenta si estudiastes con el examen, no va a haber otra manera, ya sos grande y no vamos a estar persiguiéndote pero ahora está en vos en hacer la carrera- afirmó Nicanor. - Ya terminé de comer ¿puedo levantarme?- preguntó Patricio. - Si, claro, espero que sea para estudiar- asintió Nicanor mientras Patricio se levantaba velozmente para retirarse de la mesa. En se momento Virginia miró con reproche a Nicanor, quién no dejaba de sentirse observado por ella. - ¡Y bueno!, ahora todo depende de él, yo ya hablé- respondió Nicanor a esa mirada tajante de Virginia. - ¡Está bien!- dijo Virginia –Sigamos comiendo. - Voy al estudio a trabajar porque mañana viene un cliente muy importante y tengo que hacerle una presentación- anunció Nicanor mientras se levantaba para retirarse. -Muy bien, pero no te acuestes tarde- Dijo Virginia. Nicanor tomó su maleta apoyada en uno de los sillones del living que se encontraba al lado del comedor. Luego se dirigió hacia su despacho, una vez dentro de él apoyó la maleta en su escritorio para abrirla, de allí sustrajo una carpeta con papeles. Los ojos de Nicanor volvieron a enfocar dentro de la maleta y se detuvieron allí, quedó unos segundos en estado hipnótico, sintió aquella sensación de frío similar a la que había sentido en la reunión con Ibáñez. Levantó las manos y tomó dentro de ella la caja dorada que contenía el papiro marrón que le habían encomendado para su cuidado. Apoyó la caja sobre una esquina del escritorio y volvió a su trabajo, era lo que originalmente iba a hacer en el estudio.

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Tomó nuevamente la carpeta, tomó una libreta y una lapicera y comenzó a leer mientras escribía algunos apuntes. Luego de unos instantes interrumpió la lectura y se dirigió a la biblioteca, de allí tomó algunos libros de derecho que ayudarían a su presentación. A pesar de estar muy atento con el trabajo leyendo los libros de derecho, su vista volvía nuevamente a la caja, sentía nuevamente la sensación de frío y su estado hipnótico. Luego de unos breves instantes realizó un rápido parpadeo como saliente de un pequeño trance, es allí cuando tomó otra vez la caja y lo acercó unos centímetros hacia él y lograr una posición cómoda para abrirlo si estropear nada, especialmente su contenido. Una vez abierto tomó el papiro marrón enrollado y lo retiró de la caja, con extrema suavidad lo abrió y apoyó sobre él un pequeño lapicero y un sacapunta en ambos extremos para mantenerlo abierto. Nicanor se puso a observar con detenimiento los signos que el papiro representa, tratando de entender cual es el texto o mensaje que de allí surge. Sabe que para ello primero tiene que identificar el origen de los símbolos o a que lengua pertenece, si bien tiene una gran sospecha de que se trata de un hebreo muy antiguo, él no puede identificarlo con exactitud porque escapa a sus conocimientos. Decidido a tratar de encontrar una respuesta se levantó del escritorio y nuevamente se acercó a la biblioteca, en ella fijó su vista en todos los libros como buscando uno en especial, una vez localizado lo tomó inmediatamente. Se trataba de una publicación de muchas páginas sobre arqueología, uno de los capítulos trataba los idiomas antiguos, hebreo, egipcio, copto, griego, romano, latín y otros que sirven para la disciplina de la búsqueda y comprensión de objetos y textos antiguos. Mientras pasaba de una página a otra se detuvo en la que hay una muestra de signos de idiomas antiguos, y una cuadrícula de la hoja muestra algunas letras del hebreo. Comparó aquellas letras con los símbolos y signos que se presentan en el papiro. - Este libro no me está ayudando, hay muy pocas coincidencias, no me sirve para descifrarlo- exclamó Nicanor. Resignado dispuso guardar nuevamente el libro en la biblioteca y regresó al escritorio para seguir trabajando en la presentación que tiene que realizar al siguiente día con sus clientes, de todas maneras sabía también que podrá contactarse con un viejo compañero suyo del colegio que lo podría ayudar.

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La sala de reuniones del estudio Lascurain, Huidrogo & Frías era marcado por un silencio y una tranquilidad absoluta, como fondo hay un gran ventana que muestra el puerto de Buenos Aires y el Río de la Plata desde una gran altura. En la sala se encontraban dos abogados, uno de ellos es Matías Olmos, director de Asuntos Legales de la empresa Monixal, ambos estaban esperando a Alfonso Lascurain y Nicanor Frías para explicar la marcha de la presentación en los tribunales sobre la resolución de la Comisión de Defensa de la Competencia en relación a la fusión con Laboratorios Kramonn. Luego de una breve espera entraron los abogados Lascurain y Frías quienes realizaron el saludo de rigor. - Buenos días Matías, espero que no te hiciéramos esperar mucho- saludó el doctor Lascurain. - No, en absoluto, llegamos hace unos instantes- dijo el doctor Olmos. - Buen día Matías- saludó Nicanor mientras le extendía la mano. - Buen día Nicanor- respondió el doctor Olmos extendiendo también la mano, enseguida presentó al abogado que lo acompañaba- les presente al doctor Germán Petersen, es un colega de la empresa, si bien trabaja en asuntos regulatorios en la filial de Chile lo hemos traído porque tiene un master en Defensa del Consumidor y la Competencia y nos podría ayudar con este caso. - Buen día doctor Petersen, es un gusto- saludó el doctor Lascurain mientras extendía la mano. - Buen día, un placer- saludó Nicanor mientras también extendía la mano. - El placer es mío- respondió el doctor Petersen –he estudiado en su clase en la facultad sobre sociedades- dijo a Nicanor. - Espero que no se haya aburrido mucho- rogó Nicanor riéndose. - En absoluto, fue muy interesante, todavía sigo consultando sus libros para algunos asuntos de la empresa – respondió Petersen. Luego de los saludos, todos los participantes se sentaron en la mesa, mientras Nicanor desplegaba algunas carpetas el doctor Lascurain iniciaba la presentación. - Como ustedes saben, el doctor Frías tenía elaborado el escrito para presentar en tribunales en contra de la resolución de la Comisión de Defensa de la Competencia- dijo Lascurain. - Así es, era lo que habíamos hablado ayer por teléfono- interrumpió Olmos. - Tiene razón, eso era lo que íbamos hacer ayer, pero suspendimos la presentación porque queríamos hacer una consulta con ustedes, si bien hoy estamos dentro de los plazos, en pocos días no lo estaremos, por eso estamos haciendo esta reunión temprano para que ustedes resuelvan que hacer. El doctor Frías ayer nos presentó una nueva estrategia- dijo Lascurain, mientras los doctores Olmos y Petersen se miraban extrañados por el imprevisto cambio de estrategia –esta estrategia es una novedad y responde a un reciente descubrimiento pero también tiene sus riesgos, por eso es importante que lo evalúen ustedes primero. - Y de que se trata esta novedad- preguntó Olmos extrañado. - Eso se los va a explicar el doctor Frías – respondió Lascurain mientras miraba a su socio –Nicanor por favor- dijo invitando al doctor Frías a iniciar la presentación.

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- Muy bien- comenzó Nicanor – estuvimos estudiando muy bien el caso de Monixal en la cual la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia dicta una resolución en contra de la fusión con laboratorios Kramonn porque no se encuentra sujeto a la ley de Defensa de la Competencia ya que dijo superar el porcentaje del mercado permitido- explicó – La posición nuestra es que la Comisión ha interpretado mal la realidad del mercado ya que no incluyó dentro del universo a los laboratorios cosméticos y de haberlo hecho el porcentaje que tomaba la fusión hubiera sido menor y estaría habilitado. - Así es- interrumpió Olmos. - La cuestión es que, si bien tenemos lista la presentación en contra de la resolución para presentarlo en tribunales, lo cierto es que también, y siempre lo hemos advertido, es muy difícil establecer a los laboratorios cosméticos dentro del mercado de los medicamentos, si bien hemos fundamentado que ciertos laboratorios cosméticos realizan medicamentos, la Comisión seguramente alegará que la resoluciones están basadas en la producción y no en la industria. - Doctor Frías, eso lo entendemos muy bien, cuando el doctor Olmos me puso en autos me contó que siempre la empresa ha considerado la contingencia- interrumpió Petersen. - ¿A dónde quieres llegar Nicanor?- preguntó Olmos con cierta curiosidad. -Cambiar la estrategia- respondió Nicanor. Los doctores Olmos y Petersen nuevamente volvieron a mirarse. Esa mirada lo percibía el doctor Lascurain. - Les pido que escuchen a Nicanor, es una propuesta un poco audaz pero interesante- dijo Lascurain. - En materia de derecho siempre hubo un dicho popular: hecha la ley hecha la trampa- continuó Nicanor – la verdad que nunca fui amigo de ese adagio porque creo que la ley está hecho para cumplirla, pero lo que sí recuerdo es una frase que me dijo un profesor cuando era estudiante en la facultad y era bastante pícaro. Me dijo: si una norma te ataca entonces ataca la norma- Luego de decir la frase Nicanor tomó la Constitución Nacional y unos viejos diarios con información vieja. - Por eso, cuando trabajo en casos muy importantes siempre estudio con mucha atención la ley y, dentro de ese estudio observo los antecedentes parlamentarios que creó la norma- dijo Nicanor – ¿Recuerdan el caso del tratamiento de la ley de “Reforma Financiera y la bota legisladora” de hace 14 años atrás?- preguntó Nicanor mientras desplegaba unos diarios mostrando una foto de un legislador de aquella época con una pierna enyesada y cuyo titular decía “Soy inocente, no hubo fraude”. - Claro que lo recuerdo- respondió Petersen –cuando se estaba tratando en la Cámara de Diputados la polémica ley de reforma financiera en la cual se otorgaba subsidios a los bancos por la crisis económica originada por ellos tiempo atrás, en esa sesión descubrieron que no había quórum cuando el tablero decía que lo había, fue tal el escándalo que se suspendió la sesión y la ley la trataron mucho tiempo después- explicó. -¡Exacto!- exclamó y asintió Nicanor -la asistencia de los diputados se toma en forma electrónica, en cada banca hay un sensor que cuando detecta determinado peso que se apoya sobre ella activa un aviso de que alguien se ha sentado y eso lo traduce el tablero electrónico como una asistencia y, con un conteo automático y permanente, establece si hay o no hay quórum para sesionar. Nicanor seguía desplegando diarios mientras continuaba con la exposición de la nueva estrategia para el caso Monixal.

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-La norma que se iba a tratar era tan polémica que muchos legisladores resolvieron no ir al recinto, cuando el tablero indicaba el quórum unos periodistas observaron que había exactamente la mitad de los miembros de la cámara cuando el quórum legal debe ser con la mitad más uno. Estos periodistas descubrieron que uno de los diputados, que estaba con un yeso por una quebradura en el pié, tenía apoyada su pierna enyesada en la banca vacía de al lado, el peso del yeso indicaba la presencia de un legislador que en realidad no existía, en esos instantes se denunció el fraude, el escándalo fue de tal magnitud que se suspendió la sesión y por mucho tiempo los legisladores no volvieron a sesionar- relató Nicanor. - ¿Ese caso que tiene que ver con éste?- preguntó Olmos. - La resolución de la Comisión de Defensa de la Competencia se basa en un artículo de la ley de Defensa de la Competencia que establece el porcentaje de mercado de cada fusión- dijo Nicanor –Ahora bien, la ley de Defensa de la Competencia tiene como 30 años, sin embargo el artículo utilizado por la Comisión fue un agregado que se realizó con una ley modificatoria 14 años atrás ¿adivinen en que sesión aprobaron los diputados esa modificación?- preguntó. - En la misma sesión que se trató la reforma financiera- respondió inmediatamente el doctor Petersen entendiendo enseguida el punto al que se quería llegar. -¡Exacto!- exclamó Nicanor – unos momentos antes de tratar la ley de reforma financiera, los diputados aprobaron sin debate cuatro proyectos de ley de menor envergadura que tenía consenso de todos los legisladores, unos de esos proyectos es la modificación a la ley de defensa de la competencia. Como el escándalo se concentró en torno a la norma de reforma financiera, levantaron la sesión para otra ocasión pero no se suspendió o se reconsideró las votaciones de los proyectos anteriores- dijo mientras seguía explicando – Estuve leyendo mucho el diario de sesiones de aquella sesión y observo que la cantidad de legisladores presentes al momento de la votación es el mismo que cuando se trató la reforma financiera, en conclusión, se podría aludir que el yeso indicaba la presencia también en las votaciones anteriores. - Me parece muy buena tu estrategia- interrumpió el doctor Olmos- sin embargo encuentro una situación, la votación es en forma electrónica, se puede aducir que el yeso fue puesto después y que en ese momento había un diputado más porque si la votación es con la colocación de una llave en la banca la suma de todos los votos indicaría el quórum. - No es así exactamente- dijo Nicanor – cuando se votaron estas normas fue a mano alzada, el reglamento lo permite, y como fueron consensuados previamente el voto fue por unanimidad, por ello el presidente de la Cámara resolvió que hacer una lista de quienes votaron a favor y quienes en contra era innecesario ya que todos los presentes votaron positivamente. Luego de la explicación Nicanor tomó otros libros y la carpeta del caso para seguir explicando la nueva estrategia. -Ahora bien- dijo Nicanor –creo que podemos demostrar que en la sesión hubo fraude porque creemos que el mismo yeso que se utilizó para la reforma financiera fue utilizada minutos atrás para la aprobación de la modificación de la ley de Defensa de la Competencia y, en conclusión, si bien todos los presentes se manifestaron a favor, no se sabe de los ausentes que eran la mitad más uno. -Con la explicación de Nicanor queremos recurrir a la justicia y solicitar la inconstitucionalidad de la ley ya que el acto legislativo que la aprobó no contaba solo con vicios formales sino también con vicios materiales debido a que no se cumplió con lo

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prescripto por el artículo 64 de la Constitución Nacional que establece el quórum legal- dijo Lascurain. - ¿Cómo quieren que sigamos?- preguntó Nicanor. Los abogados de la empresa estaban muy pensativos tratando de entender todos los detalles de la nueva estrategia planteada. El doctor Olmos se acercó al doctor Petersen y habló en voz baja con él, luego de unos breves instantes de charla, el doctor Olmos fijó su mirada a Nicanor. - Debo reconocer que es muy audaz, voy a plantear el caso al directorio hoy mismo para que lo resuelva, pero dejame felicitarte por el trabajo porque tiene fundamentos y documentos sólidos, me alegro que la empresa cuente con abogados que trabajan minuciosamente y encuentran alternativas interesantes- dijo Olmos.

Los rostros de los abogados Lascurain y Frías comenzaron a mostrar un relajo muscular como descargando una mínimas tensiones de la reunión. - ¡Muy bien!- exclamó Lascurain – ahora le vamos a dejar unas carpetas con los escritos ya armados de ambas situaciones la de la interpretación de mercado y la de la inconstitucionalidad de la ley para que ustedes decidan cual presentamos- dijo mientras le acercaba a los abogados Olmos y Petersen las carpetas mencionadas. - Excelente, me va a servir mucho para presentar el tema al directorio- dijo Olmos. - Estaremos en contacto para todo lo que necesiten y cuando tengamos la respuesta de ustedes comenzamos a operar- dijo Nicanor. -¡Muy bien!-exclamó Olmos –por otro lado les cuento que dentro de un mes es el aniversario de la empresa y estamos organizando una cena con todos nuestros clientes y amigos, los esperamos con sus señoras, la invitación debe estar por llegar pero se los adelanto para que lo tengan agendado, espero contar con la presencia de ustedes- - A mi me encantaría, espero que no se tenga que bailar porque esa sería la hora de salida mía- dijo Lascurain. - La mía también – dijo Nicanor mientras todos se levantaban, informalmente se estaba dando por terminado la reunión. Los cuatro abogados se retiraron de la sala y se detuvieron en el hall contiguo, allí realizaron la despedida de rigor. - Hasta luego Matías, estamos en contacto- dijo Nicanor, miró al doctor Petersen y extendiéndole la mano dijo – hasta pronto, ha sido un gusto. - El gusto es mío, ha sido un placer volver a escuchar sus clases magistrales- dijo Petersen. - Si me permiten me retiro porque tengo una llamada en espera- dijo Nicanor despidiéndose. - Muy bien, después nos vemos- dijo Lascurain. Nicanor se retiró del hall y se dirigió a su despacho, antes de ingresar se acercó a su secretaria. - ¿Hubo algún llamado para mí?- preguntó Nicanor. - No doctor- respondió la secretaria. Cuando Nicanor se dispuso ingresar a su escritorio su secretaria tomó una nota que tenía sobre su mesa y extendió su mano hacia él. - Aquí pude localizar el número de teléfono del doctor Alfredo Rocca ¿quiere que lo llame y se lo pase?- consultó la secretaria con la mano extendida, Nicanor tomó la nota. - No, yo lo llamo- dijo Nicanor mientras observaba la nota.

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Ingresó a su despacho y se dirigió a su escritorio, apenas se sentó apoyó la nota sobre la mesa a una distancia cerca para poder ver los números anotados en ella, tomó el teléfono y realizó la llamada. - Por favor con el doctor Rocca- solicitó Nicanor ante una voz atenta en el otro lado del teléfono – dígale de parte del doctor Nicanor Frías- Una vez anunciado Nicanor había quedado en espera en el teléfono, le comunicaron que le iban a avisar al doctor Rocca de la llamada y resolicitaron que aguarde un momento. Luego de unos breves instantes de espera se escucha una voz del otro lado del teléfono. - Hola Nicanor, como andás tanto tiempo- saludó Rocca del otro lado del teléfono. - Hola Alfredo, es verdad han pasado algunos años sin vernos, tenemos que ponernos al día- respondió Nicanor. - Así es, tenemos que vernos- dijo Rocca. - Justamente para eso te llamaba, necesitaría verte para poder mostrarte un objeto antiguo que contiene una escritura de una lengua muy vieja que no puedo descifrar- dijo Nicanor. - Con mucho gusto, ¿que te parece mañana? acercáte al salón de conferencias del Centro Atómico Constituyentes, justamente mañana unos estudiantes quieren que les actualice un poco algunos temas de la teoría de la relatividad, terminado el curso vamos a almorzar- propuso Rocca. - Me parece una buena idea- respondió Nicanor – Ahora que mencionás el Centro Atómico no sabía que estabas trabajando en la Comisión Nacional de Energía Atómica. - Así es, me llamaron para fabricar unas bombitas- dijo Rocca con una carcajada acompañada por Nicanor. - Esperemos que las bombitas sean de exportación- dijo Nicanor acompañando la broma. - Así es- dijo Rocca manteniendo la carcajada –la verdad es que estoy en el área de seguridad de energía atómica, venite mañana y hablamos. - Está bien, mañana me paso a verte en el salón de conferencias, te mando un abrazo- dijo Nicanor. - Yo te mando otro, hasta mañana- dijo Rocca despidiéndose. Nicanor colgó el teléfono y se quedó mirando por la ventana, para él fue una emoción muy grande volver a hablar con Alfredo Rocca, pero más emocionante es saber que al día siguiente comienza su aventura de develar el misterioso mensaje del papiro marrón.

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Era el mediodía en Buenos Aires, más precisamente en el partido de San Martín, frente a la autopista General Paz. El viaducto mostraba un importante tráfico hacia el centro de la ciudad. En el camino contrario lo automóviles se movían con absoluta libertad a velocidades permitidas denotando una gran fluidez. El doctor Nicanor Frías manejaba su auto en la vía contraria al centro de la ciudad, enciendió la luz de giro izquierda y tomó la siguiente salida porque divisó un cartel que indicaba a quinientos metros la entrada el Centro Atómico Constituyentes. Nicanor salió de la autopista, donde termina la salida hay una estafeta con barreras de entrada y salida. El automóvil estaba obligado a frenar por una barrera baja frente a una de las estafetas donde se encontraba un hombre de seguridad quién amablemente pidió identificarse. - ¡Buen día!- saludó Nicanor – Soy el doctor Frías, tengo una reunión concertada con el doctor Alfredo Rocca- se presentó. - Aguárdeme un instante por favor- solicitó amablemente el hombre de seguridad quién tomó el teléfono y luego de unos instantes de espera dijo –se encuentra en la entrada el doctor Frías, dijo tener audiencia con el doctor Rocca-. El hombre escuchaba con atención algunas indicaciones que hacían a través del teléfono –muy bien, se lo diré- dijo y colgó inmediatamente el aparato, luego se dirigió a Nicanor –Me han dicho que lo espera en el Salón de Conferencias- dijo el guarda quién con unas señalizaciones con la mano le indicaba donde debe dejar el auto y donde quedaba el salón. - Muchas gracias, ha sido muy amable- dijo Nicanor. La barrera se abrió y el auto comenzó a deslizarse en camino recto unos cincuenta metros hasta ingresar a un estacionamiento al aire libre. El auto se estacionó entre otros automóviles y Nicanor salió de él, caminó unos treinta metros hasta que se topó con un camino de diez metros que llevaba a una puerta con un cartel que dice “salón de conferencias”. Ingresó al salón y en él se encontraban unos cincuenta jóvenes sentados. Delante de los muchachos se elevaba un escenario donde se encontraba montado un mesa larga con tres sillas de las cuales una está ocupada por una mujer de mediana edad, y detrás de ella se deslizaba desde arriba hacia abajo una pantalla donde se proyectaba una serie de fórmulas y dibujos que ayudaban a la exposición que se estaba realizando. En el mismo escenario se encontraba Alfredo Rocca, un hombre que denotaba una cercanía a la edad de los cincuenta y cinco años, esbelto con bigotes y barba prolija canosa como sus cabellos peinados hacia atrás. Mientras Nicanor ingresaba al salón, buscaba un asiento detrás del grupo de jóvenes presentes que tomaban nota de la exposición, se sentó en uno de los asientos y dispuso a prestar atención a lo que se exponía, aunque sabía que en realidad no había venido a escuchar la exposición sino a almorzar con Alfredo para hablar de otros temas. Alfredo Rocca se encontraba parado en el escenario con un micrófono en mano hablando a su joven audiencia. - Albert Einstein afirmó que la velocidad de la luz es de trescientos mil kilómetros por segundo, con esta afirmación es posible demostrar que en teoría, y no en la práctica, se puede observar el pasado- dijo Alfredo y continuo exponiendo – tenemos que partir de la base de que todo objeto, entiéndase móvil e inmóvil, es masa y luz. La masa es de constante

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movimiento molecular pero para nuestros ojos está quieto y la luz de constante movimiento dinámico, es decir que éste último viaja hacia el espacio. Antes que nada aclaremos que, a grandes rasgos, uno de los aspectos de la teoría de la relatividad es eso mismo, lo relativo, para este genio el tiempo era relativo, a veces las dimensiones del tiempo no pueden ser alcanzadas por la mente humana- Mientras el doctor Rocca exponía con uno de sus brazos señalaba distintas fórmulas y dibujos que se presentaban. - Si ustedes me miran a mi ven un reflejo de luz, si me tocan sienten una masa, ese reflejo de luz viaja constantemente hacia sus ojos a trescientos mil kilómetros por segundo, la luz es un viaje constante que nunca se pierde.- continuaba exponiendo Alfredo, mientras lo chicos lo observaban levantó su brazo y cruzó los dedos como para hacer un chasquido –les voy a dar un ejemplo para que entiendan la magnitud de la velocidad de la luz que estamos hablando- luego de decir eso realizó un chasquido con sus dedos – el reflejo de ese chasquido en estos momentos está en la luna.

Los jóvenes abrieron sus ojos entendiendo lo que dijo el doctor Rocca y tomaron nota de lo recientemente expuesto. - Por ejemplo la estrella más cercana está a cuatro millones de años luz, si en este momento esa estrella se apaga nosotros la seguiremos viendo y desaparecerá de nuestros ojos dentro de cuatro millones- dijo Alfredo – por ello, seguramente en nuestras noches seguiremos viendo estrellas que pueden haber muerto en la época de los egipcios, los griegos, los romanos, o mucho antes o mucho después. Mientras Alfredo Rocca seguía exponiendo, Nicanor se encontraba sentado prestando atención, no por interés del tema que se estaba desarrollando, sino porque deseaba con ansias que termine para poder ir a saludarlo y salir a almorzar. - Ahora bien- continuó Alfredo –si entendemos que la luz es un reflejo que viaja en el espacio, y si logramos crear una máquina que viaje al espacio a una velocidad superior a la luz y que se detenga en un punto determinado y pueda condensar el reflejo de la luz, cuando observemos el reflejo de la luz en constante movimiento estaremos viendo el pasado. De esta manera podremos observar el pasado pero no podemos intervenir en él, porque solo vemos luz y no masa, ya que la masa queda en el punto de origen del reflejo.

Alfredo terminó su exposición y luego de unos breves instantes preguntó si alguien quería agregar o preguntar algo, uno de los jóvenes levantó su mano y el doctor Rocca asintió habilitándolo para hablar. - Nos acaba de dar una muy interesante explicación teórica de cómo se puede observar el pasado- dijo el joven – pero en la práctica es imposible llevarlo a cabo ¿para que nos sirve esta teoría a los fines prácticos de nuestra actividad cotidiana?- - Muy buena pregunta- dijo Alfredo – Para empezar tenemos que saber que las teorías son herencia de quienes nos anteceden, unos esbozan la teoría y otros, en algún momento de la historia, los pondrá en práctica. Cuando Albert Einstein explicaba sus teorías, no creo que haya imaginado que en algún momento futuro iban a tomar algunas de ellas para crear la bomba atómica. Si vamos al terreno humanístico o político, Karl Marx desarrolló su teoría comunista que fuera aplicada muchos años después en Rusia por Lenin. No es importante saber si se puede o no puede poner en práctica, lo importante es poder transmitirlo a nuestras futuras generaciones, porque, en cualquier disciplina, el conocimiento no sólo es poder sino también es esperanza e independencia. Alfredo se acercó a la mesa que se encontraba en el escenario y apoyó el micrófono por el cual hablaba, se dirigió al auditorio y frotando sus manos los observaba.

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-Chicos permitan dar un consejo a este viejo que sabe más por viejo que por diablo. Nunca rechacen un conocimiento, porque rechazar un aprendizaje es rechazar una oportunidad- dijo en voz pausada Alfredo. – Muchas gracias por dejarme transmitirle algunos humildes conocimientos. Luego de decir esas palabras recibió en forma automática los aplausos de la audiencia, mientras era aplaudido la señora de mediana edad sentada en la mesa que se encontraba en el mismo escenario donde estaba Alfredo se levantó y se dirigió hacia el doctor Rocca. En ese momento los jóvenes dejaron de aplaudir. - Como profesora de la Universidad Tecnológica queremos agradecer mucho a usted su exposición, sin lugar ha dudas nos ha enseñado mucho y los alumnos me parece que saldrán más enriquecidos hoy de aquí, por eso pido nuevamente un aplauso para el doctor- dijo la señora.

Los alumnos volvieron a aplaudir a Alfredo mientras la señora le estrechaba la mano de agradecimiento. Luego de los aplausos los alumnos se levantaron de sus asientos y después de los saludos y agradecimientos de estilo se dirigieron hacia la salida para retirarse.

En ese momento Nicanor se levantó y Alfredo se percató de su presencia. Mientras los alumnos se retiraban del salón el doctor Rocca bajó del escenario para dirigirse hacia el doctor Frías. Una vez cerca ambos se estrecharon un abrazo momentáneo. -¡Nicanor querido!- dijo Alfredo – estas igual que la última vez que nos vimos. - Estoy con una canas y unos quilos más- devolvió Nicanor – al que se ve muy bien es a vos, mirate, pareces más joven. - Es que me saqué esa barba tupida que me agregaba años- dijo Alfredo para luego preguntar – ¿te parece que almorcemos en el restauran de acá?, mira que se come muy bien y barato-. - Me parece bárbaro, aprovechemos para comer y ponernos un poco al día de todos estos años- respondió Nicanor. Acordado el lugar de almuerzo los dos dispusieron a retirarse del salón, los jóvenes estudiantes con su profesora ya se habían retirado por completo. Ambos salieron por la puerta y ésta se cerró quedando el salón absolutamente vacío.

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El salón era amplio, de suelo azulejado y una acústica de voces perdidas. Dentro de ella

muchas mesas con cuatro sillas bien acomodadas. En un costado se desplegaba una larga mesa con platos de comida y bebidas que uno podía servirse y llevarlo a la caja para ser abonado.

En el salón comedor había algunos comensales empleados del centro atómico, en una de las mesas se encontraban Nicanor y Alfredo almorzando una ensalada y un agua mineral. Ambos se estaban contando su historia luego de no verse mucho tiempo. -Así que Patricio ya está por entrar a la universidad- dijo Alfredo –me parece ayer cuando lo veía gatear en el jardín de tu quinta ¿te acordas de aquellos asados?- preguntó. - ¡Como no me voy a acordar!- exclamó Nicanor –si después de comer no nos podíamos levantar para jugar al fútbol, éramos unos lechones- recordaba esbozando una sonrisa. -¿Me dijeron que tenés dos nietos? - Sí, la verdad que a esta edad lo disfruto mucho, lamento que Alicia no esté para que los disfrute conmigo- dijo Alfredo mientras su voz se apagaba como si estuviera poniéndose nostálgico. - Si- dijo Nicanor entendiendo su desazón – la verdad que sentí mucho la muerte de tu mujer, Virginia la quería mucho. - Sí, lo sé- dijo Alfredo – después de enviudar, lo único que disfruto es mi trabajo de lunes a viernes y mis nietos los fines de semana-. - Vos sabés que en todo lo que pueda ayudarte- dijo Nicanor. - Si, siempre lo supe- dijo Alfredo – Pero la verdad es que desde que murió Alicia, nunca sentí ganas de salir y de ver gente, me recluyo en mi trabajo, es lo único en lo que me inspiro para seguir vivo- - ¡Por favor Alfredo!- exclamó Nicanor – sos una buena persona y mucha gente te aprecia, es injusto que estés así, se que el momento por el que pasastes es muy duro, pero tenés que continuar con tu vida, no tenés que enterrarte-. - Cuando estoy en casa todo me recuerda a ella, a pesar de que me he mudado a otra, en la soledad de ese espacio la veo a ella, hasta la huelo, necesito mucho salir de esa situación y el trabajo me ayuda a ello.- explicó Alfredo. Entre los dos se originó un pequeño silencio. Alfredo sentía que la conversación incomodaba mucho a Nicanor, entonces su rostro volvía a sonreír e intentó cambiar el tema. - Y decime Nicanor, ¿Qué es lo que me has querido mostrar?- preguntó Alfredo. -Paso a contarte- dijo Nicanor – vos sabés que a mi me interesa mucho todo lo que es antigüedades de la tierra santa, todo lo que tenga que ver con la Biblia, soy muy estudioso de los hechos bíblicos. - Si, lo se- dijo Alfredo. -El otro día vino a verme un amigo mío- siguió relatando Nicanor – y me trajo algo muy interesante de España. Es una especie de papiro antiquísimo que contiene una trascripción que no pudimos traducir, y como vos sabés de lenguas muertas quería pedirte tu ayuda.- - Con mucho gusto te voy a ayudar- dijo Alfredo – dejámelo ver-. - Voy a necesitar un lugar con menos luz para que no se arruine- indicó Nicanor. Alfredo le hizo señal con el dedo de que espere un minuto y se levantó enseguida, se dirigió a uno de los responsables del local y le preguntó si podía utilizar por unos minutos el salón comedor privado. Se trata de un salón que se ingresa por una puerta que queda al

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costado de la entrada al comedor y que lleva a otro más pequeño donde hay una mesa larga con varias sillas. Ese comedor es usado para encuentros protocolares con personalidades destacadas y que, por no ser utilizado, las persianas estaban cerradas y no permitían el ingreso de la luz del día. Ese día no había previsto ningún evento, por ello el responsable del comedor amablemente le permitió a Alfredo Rocca utilizarlo con su invitado. Alfredo se dirigió a Nicanor y le solicitó que lo acompañe, quién tomó una maleta que trajo siempre consigo y lo acompañó hasta el comedor privado. Al ingresar Alfredo cerró la puerta y encendió las luces del lugar. Como las persianas están bajas solo la luz interna, que no tiene tanta intensidad como la del día, alumbraba el lugar. La mesa estaba cubierta de un mantel rojo y, sobre ella, Nicanor apoyó la maleta para abrirla. Una vez abierta tomó la caja dorada que cubría el papiro y la sacó para apoyarlo también en la misma mesa. De allí extrajo el papiro marrón que es abierto con sumo cuidado. El doctor Frías de su bolsillo tomó cuatro monedas que es apoyada en cada esquina del papiro dejándolo abierto para que pueda ser observado. - Aquí está- dijo Nicanor señalándole el papiro – lo que voy a pedirte es que solamente toques el papiro lo necesario porque es un material muy sensible. Alfredo asintió con la cabeza y observó con mucha atención el papiro. Mientras lo miraba se acercaba a él y se sentó para observarlo con más detenimiento. - Veo que es una mezcla de imágenes con palabras- dijo Alfredo como primer diagnóstico – es un hebreo muy antiguo- siguió diciendo, en un momento señala el papiro y lo mira a Nicanor solicitándole si lo puede tocar unos segundos. Su amigo asiente y Alfredo saca una de las monedas que lo sostienen y con sus dedos toma una punta y lo frota muy suavemente – parecería que el material del papiro fue extraído de un roble o de una zarza propia del medio oriente, pero no estoy muy seguro- concluyó Alfredo. - ¿Se puede descifrar el mensaje?- preguntó Nicanor muy intrigado. - No puedo- respondió Alfredo – este hebreo, si es que es hebreo, es antiquísimo y no logro descifrarlo, pero conozco un especialista en lenguas muertas de Harvard que podrá ayudarnos. Si me dejás tenerlo unos días podré ayudarte. - Te lo dejo- dijo Nicanor – pero hay que tener mucho cuidado porque se trata de una reliquia de un amigo mío, no es de mi propiedad, por eso te pido que lo cuides mucho. - Descuida. Voy a tener mucho cuidado- respondió Alfredo sabiendo que ahora deberá asumir la responsabilidad de cuidar el papiro y cumplir con el compromiso de descifrar el mensaje que contiene.

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Nicanor subió a su automóvil que se encontraba en el estacionamiento del Centro Atómico, era acompañado por Alfredo quién le estrechó la mano para despedirse de él. El auto arrancó y se deslizó marcha atrás para luego tomar dirección hacia la salida. Alfredo se quedó en el estacionamiento observando como el auto se alejaba. Luego de unos breves instantes el doctor Rocca se dirigió hacia uno de los edificios principales del centro atómico. En el edificio hay un pasillo con una gran cantidad de puertas que llevan a distintas oficinas. Allí hay un importante tránsito de personas, la mayoría de ellas con delantales blancos. Alfredo caminaba por el pasillo dirigiéndose a su oficina, en una de sus manos sostenía la caja dorada con el papiro que Nicanor le había encomendado. Cuando llegó a su oficina se encontró con su secretaria en la antesala. - Carla, necesito que me preste por unos instantes el vale de fotocopias- dijo Alfredo a su secretaria. La secretaria buscó dentro en uno de los cajones de su escritorio y de allí tomó un pequeño talonario que se lo alcanzó a Alfredo. - Aquí lo tiene doctor- dijo la secretaría. - Muchas gracias Carla- dijo Alfredo quién tomó el vale. El vale de fotocopias es un talonario con distintos vales donde allí deben consignar todas las fotocopias que se necesite y se lo dejan a la persona responsable de la fotocopiadora para que lleve el control. Es un método muy común dentro de la administración pública. - Voy a la fotocopiadora, si llama alguien vuelvo en diez minutos- dijo Alfredo. - Muy bien, doctor- asintió su secretaria. Alfredo nuevamente caminó por el largo pasillo del edificio con la caja dorada en la mano. Luego de unos pasos se detiene en la oficina de fotocopiadoras. - Buenas tardes- saludó Alfredo a la persona responsable de la fotocopiadora. - Buenas tardes doctor Rocca- respondió el saludo el responsable de la fotocopiadora. - Puedo utilizar una de las fotocopiadoras- preguntó Alfredo y fue asentido por el responsable de la fotocopiadora. Alfredo se dirigió a una de las máquinas, al llegar a una de ellas tomó una de las hojas bancas que se encontraban en la bandeja de papeles y lo apoyó sobre el vidrio scanner de la máquina. Luego tomó de la caja dorada el papiro marrón y con mucho cuidado lo apoyó sobre la hoja para luego cerrar la tapa de la máquina y darle el fotocopiado, de esta manera protegía el papiro del calor de la luz y a la vez podía fotocopiarlo. Una vez terminado el proceso, de la máquina salió una hoja fotocopiada. Como la fotocopia fue realizada con un papel en el medio, la misma no salio muy clara. El doctor Rocca había la fotocopia con un papel debajo del papiro para que la fuerte luz de la máquina no arruine el documento, si bien el proceso dio resultado, el texto está muy tenue, porque a pesar de que la hoja fue transparentada por la luz los códigos y dibujos del papiro no se pueden ver con claridad. El doctor Rocca tomó el papiro marrón y lo volvió a guardar en la caja dorada. Luego tomó el papel de la fotocopia y se dirigió hacia la persona responsable de la fotocopiadora. Le muestra la hoja recién fotocopiada.

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- Le puedo pedir un favor- dijo Alfredo – ¿me podría oscurecer un poquito más esta fotocopia como para que pueda estar más claro el texto y los dibujos que aparecen muy tenue? - Claro que sí doctor, enseguida se lo hago- respondió el responsable de la fotocopiadora, quién se dirigió con la fotocopia a una de las máquinas, volvió a fotocopiarla y se la alcanzó al doctor Rocca. Alfredo observó la nueva fotocopia y vio que el texto y los dibujos están más oscuros dando claridad a la escritura. - Muchas gracias, ha sido muy amable- dijo Alfredo y se retiró del lugar. Alfredo nuevamente caminó por el pasillo con la caja dorada y la fotocopia para retornar a su oficina. Ingresó a la antesala donde se encontró nuevamente con su secretaria. -Carla, por favor comuníqueme con Federic Wayne de Harvard, el número está en la agenda como Wayne, él y su secretaria hablan castellano así que hable sin problema. De todas maneras yo sé que usted habla muy buen inglés pero no es necesario que lo utilice- dijo Alfredo. - Muy bien doctor- dijo su secretaria mientras tomaba la agenda de su escritorio. Alfredo ingresó a su despacho y sobre el escritorio apoyó la caja dorada y la fotocopia. Luego se dirigió a un perchero que hay en una de las esquinas donde estaba apoyado un delantal blanco. Allí depositó su saco y se vistió con el delantal. Luego de unos instantes sonó el teléfono. Alfredo se dirigió hacia él y tomó el auricular. - Dígame- dijo Alfredo. - Doctor, tengo al doctor Wayne como usted me pidió- dijo su secretaria del otro lado del teléfono. - Muy bien pásemelo y muchas gracias- indicó Alfredo. – Hola Federic- saludó. - Hola Alfredo- saludó Federic Wayne con un castellano muy forzado – ¿a que se debe el honor de tu llamado?- preguntó. - Estoy llamándote desde Buenos Aires. Necesito pedirte un favor. Un amigo me alcanzó un documento que tiene un mensaje en una lengua muerta, estimamos que es un hebreo muy antiguo. Es un texto demasiado corto, calculo unas veinte palabras- dijo Alfredo – Quería ver si podía mandarte una copia por fax para que me lo puedas traducir ¿puede ser?- preguntó. - No hay ningún problema- respondió Wayne – si me lo envías por fax ahora, esta noche trataré de hacer algo y te contesto en la mañana. - Eso sería maravilloso- dijo Alfredo con cierta y disimulable alegría –en unos instantes te lo estaré enviando y te agradezco mucho. - Muy bien, mañana seguimos hablando, que tengas un buen día- se despidió Wayne. Alfredo colgó el teléfono y se quedó pensando unos segundos, allí comenzó a tener unas sensación de aventura que lo llevaría a algo nuevo el trabajo encomendado por Nicanor. Tomó la fotocopia y se dirigió al escritorio de su secretaria en la antesala. - Por favor, envíele esta hoja por fax al doctor Wayne que lo está esperando ahora mismo- dijo Alfredo acercándole al fotocopia a su secretaria. - Sí doctor- dijo su secretaria mientras tomaba la hoja. - Me alcanza la carpeta de las nuevas medidas de seguridad del centro tomado por el directorio que quiero comenzar a evaluarlos- solicitó Alfredo.

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La secretaria le alcanzó la carpeta solicitada, el doctor Rocca la tomó y se dirigió a su despacho dispuesto a estudiarla. Su misión sobre la tarea encomendada se esta cumpliendo. La operación traducción del papiro marrón había comenzado.

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El ascensor del estudio Lascurain, Huidogro & Frías se abrió y de allí salió Nicanor que volvía de su encuentro con el doctor Rocca en el Centro Atómico Constituyentes. El doctor Lascurain estaba en el pasillo hablando con uno de los abogados júnior del estudio. Nicanor lo observó y se dirigió hacia él. - Alfonso ¿podemos hablar un segundo?- preguntó Nicanor. - Claro, ¿no podrías dejar solos?- preguntó Alfonso a su colega con quién estaba hablando hace unos instantes, éste asintió y abandonó el lugar dejando a Nicanor y Alfonso solos. - Necesitaría revisar nuevamente el tema Monixal, necesito un par de días- dijo Nicanor. - Justamente me llamó Matías Olmos y me dijo que el directorio había aprobado la nueva estrategia ¿Qué sucede?- preguntó intrigado Alfonso. - Es que estuve revisando la carpeta y me falta averiguar si el tratamiento de la ley en el Senado tuvo dictamen de las comisiones. Yo se que es un formalismo porque la Cámara se había expedido pero como no quiero sorpresas quiero incluir en la causa todos los documentos. Si hay dictamen necesitaría incluirlo- dijo Nicanor. - Pero ya está todo aprobado, ¿es necesario ese documento como para suspender la presentación?- preguntó ofuscado Alfonso. - No quiero dejar ningún cabo suelto. Todavía estamos dentro de los plazos, es unos días nada más- dijo Nicanor. Alfredo está pensando la solicitud de Nicanor de suspender la presentación por unos días para completar la documentación. - Está bien- dijo Alfonso –voy a hablar con el doctor Olmos para que nos dé un día, pero voy a solicitarte que le des prioridad a este asunto. Es el caso más importante de nuestro cliente más importante, por eso no es necesario indicarte la importancia del caso- dijo Alfonso. - Quedate tranquilo, me pondré a trabajar en ello- dijo Nicanor. El doctor Frías se alejó del doctor Lascurain y se dirigió a su despacho, cuando llegó a él se acercó al escritorio de su secretaria. - Patricia, por favor dígale a Nicolás que se fije si en el Senado hubo dictamen sobre la ley modificatoria de la ley de Defensa de la Competencia y si lo hubo que me busque una copia, él sabe de que se trata porque estuvo trabajando en eso- dijo Nicanor. - Muy bien ¿algo más?- preguntó su secretaria. - Sí, comuníqueme con el señor Rafael Ibáñez- solicitó Nicanor. El doctor Frías ingresó a su despacho y se sentó en la silla de su escritorio observando el Río de la Plata que puede verse desde su ventana. Mientras se relajaba en la vista de su escritorio sonó el teléfono y levantó el auricular. - ¿Si, Patricia?- preguntó Nicanor. - El señor Ibáñez no estaba en su oficina así que lo llamé a su celular y lo tengo en línea- dijo su secretaria del otro lado del teléfono. - Muy bien, pásemelo- solicitó Nicanor. – Hola Rafael- saludó. - Hola Nicanor- saludó Rafael Ibáñez del otro lado del teléfono. Rafael Ibáñez tenía un auricular extendido desde su celular en la oreja porque en ese momento se encontraba manejando su automóvil por la autopista panamericana en la vía rápida a una velocidad de ciento treinta kilómetros por hora, la máxima permitida.

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El vehículo de Ibáñez era nuevo y contaba con todo el confort que podía tener un automóvil último modelo. Era una hora pico pero el tránsito era rápido en la autopista, Ibáñez estaba volviendo para su casa en dirección a la localidad del Tigre, y la circulación de automóviles era importante. - Me estoy volviendo para casa, ¿Cómo anda todo?- preguntó Ibáñez desde su celular. - Muy bien- respondió Nicanor –La persona que me iba a ayudar con la traducción del papiro no tenía muy claro el idioma pero me dijo que se lo iba a alcanzar a un especialista que enseña lenguas muertas en Harvard, creo que esperanzas tenemos todavía. - Muy bien, pero el papiro esta muy bien cuidado ¿verdad?- preguntó Ibáñez. - Quedate tranquilo- respondió Nicanor – la persona que lo tiene es de mi extrema confianza. Seguramente mañana tendremos alguna novedad. - Muy bien, justamente te iba a llamar porque con Graciela queríamos invitarlos este sábado a comer un asado en la quinta ¿pueden venir?- preguntó Ibáñez. - Claro que sí, Virginia va a estar encantada, gracias por invitarnos, yo me encargo de los vinos, tengo unos en la bodega que quería disfrutarlo con amigos y me parece esa una buena ocasión- dijo Nicanor. - Si a vos te parece bien, perfecto. Entonces mañana sabremos de las novedades- dijo Ibáñez. - Muy bien, arreglo con Virginia para el sábado y mañana nos estamos hablando. Te mando un abrazo- dijo Nicanor despidiéndose. - Hasta mañana- dijo Ibáñez despidiéndose mientras apretaba un botón de su celular para cortar la comunicación. Ibáñez seguía manejando su automóvil con mucha concentración en el camino. Se encontraba solo y escuchaba Mozart. Esa música lo tranquilizaba mucho, tenía el estado de ánimo necesario para manejar. En un momento observó que a mil metros se iba a topar con el desvío al Tigre, es el camino que lo lleva a su casa. Como el automóvil de Ibáñez andaba a la velocidad máxima permitida en la autopista, se encontraba en la última vía de la izquierda. El señor Ibáñez tiene intención de doblar al carril derecho porque cada vez estaba más cerca del desvío. Por ello enciende la luz de giro y observaba si había algún automóvil detrás que lo pase. Como no había autos dobló hacia el carril de su lado derecho reduciendo levemente la velocidad. Mientras Ibáñez circulaba en el carril que recientemente se había introducido detrás de él, en su izquierda, se acercaba un automóvil cuatro puertas a una velocidad superior. En aquel vehículo se encontraban dos personas, el conductor y el acompañante. Cuando el automóvil se posicionó frente al del señor Ibáñez, éste observó a sus integrantes por unos instantes y luego volvió a mirar el camino para no chocar con ningún otro rodado. El conductor era de pequeña estatura, castaño y de ojos oscuros, su rostro era igual a la persona que se encontraba quinientos años atrás en Granada y se le encomendara como misión el cuidado del papiro marrón a través de su descendencia. El acompañante era una persona de cabello rubio y su rostro era exactamente igual al ángel que se le apareció a Jacob y al hombre que asesinó a Abahed para recuperar el papiro. Luego de unos instantes y de observarse mutuamente Ibáñez y el acompañante del otro rodado, el automóvil que llevaba a las dos personas nuevamente tomaba más velocidad que el auto en el que viajaba Ibáñez y así lo termina pasando y dejándolo unos metros atrás.

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Cuando el muchacho rubio observó que el auto de Ibáñez había quedado muchos metros mas atrás levantó su brazo derecho y de su mano realizó un chasquido con sus dedos. En ese preciso instante ambas ruedas delanteras del auto de Ibáñez reventaron realizando un ruido infernal como la explosión de un petardo. La velocidad en la que viaja era muy alta por ello había perdido el control del automóvil. El señor Ibáñez desesperado intentó en vano realizar maniobras para volver a controlarlo. El automóvil comenzó a tomar un poco de altura ya que al reventar las ruedas a una velocidad muy alta perdió el control, todo el movimiento lo llevó a elevarse unos centímetros del asfalto. Unos metros más adelante había un puente que cruzaba la autopista. El puente tenía terraplenes en la divisoria de la panamericana. El automóvil impactó en forma muy violenta sobre el terraplén y logró hacer unas vueltas muy rápidas mientras los hierros comenzaban a retorcerse. Luego de unos segundos, mientras el siniestro se desarrolla a toda velocidad, el automóvil impactó contra un camión que estaba detenido por una rueda pinchada y puso fin al macabro camino del rodado, no así al trayecto de Ibáñez, quién salió despedido por un hueco que había quedado en el parabrisas volando uno veinte metros hacia adelante a gran velocidad. La cabeza de Ibáñez impactó sobre la calle, la fuerza fue tan grande que había quedado partida, dejando masa encefálica a su alrededor y un río de sangre que fluía hacia un costado de la autopista. El cuerpo de Ibáñez yacía sobre el asfalto. Su cabeza se encontraba recostada mirando hacia un costado. Estaba tieso, con un color pálido catatónico y los ojos abiertos. Rafael Ibáñez estaba muerto.

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En la mañana siguiente al accidente, el frío matinal del invierno se hizo sentir con una muy baja temperatura en toda la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores. El Centro Atómico donde trabaja el doctor Alfredo Rocca no escapa al clima imperante de la región. El edificio abrió sus puertas, aún no han llegado todos los empleados del organismo estatal. Sin embargo, como todas las mañanas, Alfredo fue de los primeros en llegar a su oficina. Su hora de llegada era tan temprana que ni la secretaria había arribado aún a la oficina. Alfredo ingresó a su escritorio y se sacó el abrigo para colgarlo en el perchero, luego se sentó e inmediatamente prendió su computadora que llevará unos breves minutos para ser operativa. Como todas las mañanas, el doctor Rocca levantó su teléfono para comunicarse con la confitería del Centro Atómico. Luego de solicitarle al empleado que le alcanzara un café negro con dos medialunas observó que la computadora estaba lista para ser utilizada. Colgó el teléfono y comenzó a usar la computadora. Una de las modernas rutinas de Rocca es chequear todos los correos electrónicos nuevos que le han llegado y el día de hoy no es especial para que no se cumpla con la cuasi norma de su conducta. En su casilla habían ingresado muchos nuevos correos electrónicos, pero Alfredo Rocca estaba interesado únicamente en uno en especial donde observó que el remitente es el doctor Federic Wayne. El científico da la orden a la computadora de imprimir el correo llegado hace unas horas atrás. Luego de ser impreso Alfredo tomó la hoja y la leyó detenidamente. El texto del correo enviado por el doctor Wayne decía lo siguiente:

“Mi estimado Alfredo: He estudiado con mucha atención el documento que me enviaras por fax. Has acertado en la antigüedad del idioma en que fue escrito. A tal punto es antiguo, que hasta a mi me ha costado descifrar su mensaje. Sin embargo, uniendo símbolos, agregando vocales y aplicando todo mi conocimiento sobre el hebreo antiguo he concluido que el texto es la apariencia de un acertijo que no pude deducir. El mensaje es el siguiente: “En el polvo de la tierra con la letra N y desde la primera, la segunda y la tercera H se da la génesis en el calor del sol y en los milenios necesarios para la evolución y desde los ojos de Hubble la nueva vida observarás”. Espero que esta traducción sirva a tus objetivos e inquietudes. Aprovecho la oportunidad para instarte a que vengas al próximo encuentro de físicos que trabajan en Seguridad en Energía Nuclear que estoy organizando este año en mi universidad. Te manda un cordial saludo tu amigo, Federic Wayne”

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Alfredo Rocca seguía leyendo el correo una y otra vez, concentrándose únicamente en la traducción del papiro. Trata de descifrar el nuevo enigma que se le presenta frente a la traducción del antiquísimo documento. Luego de darle una lectura y una relectura Alfredo guardó el correo impreso en una carpeta de solapa blanca recién estrenada. Tomó un marcador negro y escribió en la carpeta “Traducción de Papiro”, dándole una carátula al documento que ahora se le presenta como su nuevo desafío: la interpretación del acertijo del papiro marrón.

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La autopista de ingreso a la Ciudad de Buenos Aires se encontraba afectada por el excesivo tránsito del momento. Todos los que viven en los alrededores de la ciudad y trabajan en el centro ingresan con sus automóviles simultáneamente casi a la misma hora. El andar de los vehículos estaba momentáneamente detenido porque un pequeño accidente, que ocurre muy cotidianamente en el tramo del ingreso a la ciudad, detuvo el fluir del tránsito. Uno de los autos era el de Nicanor Frías, quién se encontraba solo escuchando la información que daba la radio todas las mañanas, una clásica frecuencia AM cuyo locutor realizaba una raconto de las informaciones más importantes de los diarios matinales e invitaba a especialistas para que opinen. La impaciencia de miles de automovilistas generaba un ruido de bocina infernal, a Nicanor le costaba escuchar lo que se decía en la radio. Apenas escuchaba un debate entre políticos por alguna decisión de gobierno tomada. A pesar de la constancia de las bocinas emitidas por sus vecinos automovilistas, Nicanor logró escuchar el sonido de llamada de su celular. Inmediatamente colocó el audífono en su oído y atendió la llamada. - Hola ¿quién es?- saludó y preguntó Nicanor. - Soy Virginia mi amor, llame al estudio y no llegastes aún- respondió y afirmó Virginia. - Si, la verdad que el tránsito es un caos mi amor, creo que voy a demorar un largo rato, me parece que voy a suspender una reunión que tenía dentro de treinta minutos- dijo Nicanor. - Mejor suspendé todas las reuniones que tengas esta mañana y volvé para casa- dijo Virginia. - ¿Qué sucede mi amor?- preguntó Nicanor intrigado por la sugerencia ya que no es común que su mujer la llame para que vuelva al hogar. - Mi amor, tenemos que ir a lo de los Ibáñez. Me llamaron.- dijo Virginia. - Pero ¿Qué pasó?- preguntó Nicanor cada vez más preocupado, porque presentía que estaba por recibir una terrible noticia. - Rafael tuvo ayer un accidente en la autopista. El accidente fue bastante importante y terrible. No pudo salir del choque. Murió Rafael- respondió Virginia. En la radio se seguía escuchando la voz del locutor y los invitados en pleno debate, pero para Nicanor en ese instante se habían callado. Los automovilistas seguían tocando bocina, pero para Nicanor habían cesado. Por la ventana abierta de su puerta seguía entrando una pequeña brisa matinal del río, pero Nicanor dejó de sentirlo. El mundo seguía moviéndose con su cotidianeidad pero para Nicanor se detuvo en ese breve instante. Nicanor no podía volver en sí, estaba por un instante psicológicamente impactado al enterarse que uno de sus más antiguos y viejos amigos había muerto sin advertencia previa. Virginia, que conoce muy bien a su esposo, desde el otro lado del teléfono sabía exactamente lo que estaba sintiendo, por eso no dejaba de hablarle a pesar de que no estaba escuchando. - Nicanor, fijáte si encontrás una salida y volvé para casa así juntos vamos a ver a su familia que están pasando este terrible momento. Quiero que te pongas bien mi amor, manejá con cuidado y quedate tranquilo que en casa hablamos- dijo virginia sin hacer pausa -¿Nicanor me escuhás?- preguntó Virginia.

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Nicanor seguía aún consternado por la noticia, luego de unos instantes volvió a escucharse la radio, las bocinas y se volvió a sentir la suave brisa. También escuchó la voz insistente de su esposa. - Aquí estoy- respondió Nicanor angustiado. - Muy bien- exclamó Virginia –entonces venite a la casa y vamos a lo de Rafael- sugirió Virginia. - Está bien- exclamó Nicanor – doy la vuelta y voy para allá. - Te mando un beso y te quiero mucho mi amor- se despidió Virginia terminando la conversación. Nicanor colgó su celular, se mantuvo inmóvil mirando los autos delante de él, sus ojos abiertos denotaban una clara congoja por lo sucedido, comenzó a comprender que no verá a su amigo nunca más. También entendió que el mundo sigue moviéndose y él no lo puede detener, por eso retornó a su vida terrenal, volvió a colocarse los audífonos del celular para comunicarse con su secretaria en la oficina. - Hola Claudia, soy Nicanor- saludó Frías a su secretaria que se hallaba del otro lado de la línea –por favor suspendeme todas las reuniones de hoy y avisale al doctor Alfonso que por la tarde me voy a comunicar con él para que tengamos una conferencia. Luego de las indicaciones dadas, Nicanor escuchaba del otro lado del teléfono algunas preguntas de su secretaria sobre los motivos de tan abruptas suspensiones de la actividad del día. - Sucede que murió mi amigo Rafael Ibáñez, y voy a estar con su familia- dijo Nicanor. En su celular escuchaba palabras de acompañamiento de su fiel secretaria –muchas gracias Claudia, por favor haz lo que pedí y por la tarde me comunico- dijo el doctor Frías despidiéndose y colgó rápidamente el celular para ponerlo sobre el panel de su auto. El mundanal ruido de las bocinas y de la radio continuaba. Nicanor ya no estaba apresurado, demostraba apacibilidad. La muerte de su amigo terminó con cualquier apuro y lo elevó a las grandes crisis existenciales y las encrucijadas del hombre con la vida y la muerte. Todavía no puede entender como su amigo, con quién se reunió hace dos días atrás y gozaba de muy buena salud ya no está en el mundo de los vivos y en un instante pasó a conocer el misterio de todos los mortales.

Lo que si sabía es que algo quedó inconcluso entre ellos. El tema pendiente era descifrar que era y decía el papiro marrón que le acercó la última vez que se habían visto.

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En la oficina del Centro Atómico se hallaba el doctor Rocca en su escritorio. Es cerca del mediodía y su mesa estaba con varios papeles. A un costado se encontraba con una serie de garabatos el correo electrónico impreso de Federic Wayne. En algunos papeles Alfredo Rocca escribía y reescribía el mensaje traducido por su amigo americano Wayne. En el paraje, había algunas letras y palabras que le llamaban mucho la atención. Primero quería entender porqué hace mención de las letras N y H. Por otro lado, quiere saber el significado de la palabra Hubble. Entiende que se trata de una persona o un personaje mitológico ya que desde sus ojos se puede observar la vida, pero no sabia de quién se trataba. Como todo nuevo hombre moderno, el Internet es el primer instrumento de consulta que tenia a mano y no pensaba desaprovecharlo. Indagó mucho sobre ese nombre para tratar de encontrar una respuesta. Pero las letras N y H es lo que no lo deja descansar para continuar con la interpretación del texto. - ¿Porqué las letras N y H? ¿Por qué la primera, segunda y tercera H?- repetía el doctor Rocca mientras escribía en un papel varias veces las letras como deseando que ellas cobren vida salgan del dibujo y les explique por qué estaban allí. Luego de repetir oralmente y escribir las letras N y H constantemente, se le abrieron muy grandes los ojos, aparentemente el doctor Rocca había encontrado un primer significado al mensaje. Alfredo Rocca se levantó bruscamente de su silla y caminó unos dos metros donde estaba su biblioteca personal, tomó uno de los libros de la biblioteca, es de química elemental. Se puso a hojear el tomo y se detuvo en una página en especial, luego de unos breves minutos fijó su mirada hacia un costado. - Encontré a las letras N y H- dijo Rocca, quién se estaba acercando cada vez más al mensaje trascripto en el papiro marrón.

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La tragedia había golpeado a los integrantes de la familia de Rafael Ibáñez. En su

casa se estaba velando en cuerpo presente. El difunto posaba en la cama del cuarto principal, pálido y con arreglos mortuorios realizados por la funeraria.

La viuda de Ibáñez se encontraba sentada en una de las tantas sillas que han puesto en el living para la comodidad de quiénes vienen a despedir al patriarca de la familia. El ingreso y egreso de amigos era permanente.

Su viuda recibía todas las muestras de cariño y pésame que le acercaban los que venían a la casa apenas enterados de la noticia. Sus dos hijos adolescentes también se encontraban en el living. La desazón de todos ellos era el sentimiento dominante.

A la casa ingresaron Nicanor y su esposa Virginia. Observaron la cantidad de personas que estaban presentes, saludaron a algunos que eran conocidos de Rafael y de Nicanor.

Con su vista buscaba a la viuda quién la vio sentada en uno de los rincones del living de la casa. Nicanor y Virginia se acercaron a ella y el doctor Frías acercó su rostro a la mejilla para darle un beso de afecto, lo mismo hizo Virginia. - ¡Marta!- dijo Virginia –apenas nos enteramos vinimos para acompañarte a vos y los chicos. - Muchas Gracias- dijo la viuda –toda mi vida imaginé que Rafael y yo íbamos a morir de viejo. Este accidente me dejó muy mal, estoy destrozada y los chicos también. Es que todavía era joven para morir, y mucho menos tan repentinamente. - Dios tiene esas raras formas de llamarnos- dijo Virginia intentando consolarla. Al lado de ellas seguía estando Nicanor escuchando atentamente lo que decían. La viuda mueve su cabeza y determina su mirada sobre el doctor Frías. - A vos te quería mucho Nicanor- dijo la viuda –últimamente me hablaba mucho de los viajes que hacían, justamente ayer me dijo de arreglar con ustedes para comer este sábado. Nicanor seguía impactado por la muerte de su amigo, miraba a los alrededores para ver si encontraba el féretro pero no era así porque Rafael estaba en el dormitorio principal. Luego de la inspección fijó la mirada en la viuda. - ¿Cómo ocurrió el accidente?- preguntó Nicanor. - No se- respondió la viuda –me dijeron que perdió el control, pero es raro porque el auto era nuevo y lo hizo ver con un mecánico porque en dos semanas nos íbamos a ir a Bariloche en auto y siempre antes de viajar hace revisar el coche. Nicanor volvió a hacer silencio por unos instantes, a él le extrañaba mucho el accidente porque también lo conocía y sabía que Rafael Ibáñez siempre fue muy prudente con su automóvil y también cuando lo manejaba. - Marta, en la última reunión Rafael me dejó una reliquia que ahora no lo tengo pero que pronto te lo regresaré- informó Nicanor. - Si ya se, el rollo marrón- dijo la viuda – Rafael me lo había contado, pero también estoy segura de que él quisiera que vos lo tengas porque eras un gran amigo de él- la viuda se levantó de la silla y su mirada seguía fija hacia Nicanor – prefiero que lo tengas vos, como recuerdo de tu amigo. Nicanor abrazó a la viuda, ella también lo abraza a él y se quedan unos segundos quietos en ese fuerte abrazo.

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- Muchas gracias- dijo Nicanor, luego se soltó el abrazo –todo lo que necesites sabes que siempre podés contar con Virginia y conmigo-. - Lo sé- dijo la viuda –ahora si me disculpan, acaba de llegar el cura y necesito hablar con él. - Claro, por supuesto- dijo Virginia. La viuda se retiró dejando solos a Virginia y Nicanor. En el living la gente estaba tomando café y hablando entre ellos. - Pobre Marta- dijo Virginia –está destrozada, especialmente por la forma tan repentina de morir, nadie se lo esperaba. - Si, es un absurdo lo que pasó- reflexionó Nicanor. El doctor Frías seguía reflexionando sobre lo sucedido, en ese instante sonó su celular que se encontraba en uno de los bolsillos internos de su saco. Lo tomó y se puso a observar el número de quién lo estaba llamando. - Mi amor me disculpas un segundo- dijo Nicanor –tengo una llamada importante y acá adentro no hay buena señal. - Si, yo te espero aquí- dijo Virginia. En ese momento Nicanor se alejó de Virginia y se retiró al jardín que quedaba atrás de la casa. Una vez posicionado abrió el celular y lo puso en su oído. - Hola Alfredo- saludó Nicanor sabiendo que era él quien estaba llamando. - Hola Nicanor- saludó Alfredo –tenemos que vernos porque tengo novedades sobre el mensaje del papiro marrón. - No me digas, contame- solicitó Nicanor. - Tengo algunas pisas del texto, pero todavía no puedo descifrar bien el mensaje, hay cosas que no entiendo- dijo Alfredo –sería bueno que nos viéramos personalmente porque tengo que mostrarte algunas cosas. - Sucede que estoy en Beccar, murió uno de mis mejores amigos.- explicó Nicanor. - Lo lamento- dijo Alfredo –si vos no tenés problemas, yo me puedo acercar hasta esa zona. Nicanor se quedó pensando unos instantes tratando de encontrar imaginariamente un lugar donde verse. Luego de pensarlo continuó con el diálogo telefónico. - Te parece en una hora en el Café Libertador que queda frente al Hipódromo- propuso Nicanor. - Lo conozco, en una hora estoy allí- dijo Alfredo –nos vemos, hasta pronto. - Hasta luego- dijo Nicanor despidiéndose y cerró su celular para guardarlo en el bolsillo de donde lo había tomado. Luego de guardarse el teléfono, Nicanor retomó el camino al ingreso a la casa y se encontró nuevamente con su mujer, con quién seguían hablando de lo sucedido. El impacto era tan grande que el doctor Frías seguía acongojado, por eso su mujer le estaba tomando suavemente el brazo para poder contenerlo.

Por supuesto que el abogado no tenía idea de que la reunión de hoy con Alfredo Rocca iba a ser un cambio muy importante en su vida.

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Alfredo se encontraba en el café Libertador que quedaba en la avenida Centenario

del partido de San Isidro. En la mesa simplemente había una posilla con café, un frasco de azúcar y un

servilletero. También había desplegado una serie de papeles que estaba estudiando aprovechando la espera de la llegada de su amigo Nicanor.

Los papeles que se encontraban en la mesa mostraban garabatos, una serie de dibujos y fórmulas químicas y el correo electrónico impreso del doctor Wayne donde traducía el mensaje en el papiro marrón.

Nicanor ingresó a la confitería y encontró inmediatamente la mesa donde estaba Alfredo. Se acercó al mozo y le pidió un café a la mesa quién asintió en forma afirmativa con su cabeza. El doctor Frías se acercó y saludó al doctor Rocca. - Hola Alfredo- saludó Nicanor estirándole la mano. - Que tal Nicanor- saludó Alfredo estrechando también su mano. - Decime, ¿Qué novedades hay?- preguntó Nicanor mientras se sentaba en la mesa y observaba los papeles desplegados con dibujos y fórmulas químicas. - Tengo varias cosas para contarte- dijo Alfredo –pero comencemos por el principio, aquí tengo la traducción literal del papiro. El doctor Rocca tomó el correo electrónico impreso y se lo mostró a Nicanor quién lo tomó y se puso a leer. - En el polvo de la tierra con la letra N- lee en voz alta Nicanor –y desde la primera, la segunda y la tercera H se da la génesis en el calor del sol y en los milenios necesarios para la evolución y desde los ojos de Hubble la nueva vida observarás- luego de leer pausadamente sus ojos apuntaron a Alfredo – No entiendo nada de lo que dice acá. - Al principio yo tampoco- acotó Alfredo – y todavía sigo sin entender algunas cuestiones del mensaje. - ¿Qué es lo que has encontrado hasta el momento?- preguntó Nicanor. - Lo primero que quiero hacer es una prueba de carbono ¿sabes lo que eso?- preguntó Alfredo. - Si, mediante esa prueba se puede establecer la antigüedad real del documento- respondió Nicanor – pero, ¿para que querés hacer esa prueba?- preguntó. - Resulta que estuve muy concentrado en descifrar el mensaje – dijo Alfredo –luego de mucha lectura y relectura, empecé a percibir que el mensaje se divide en dos partes, comencé a concentrarme en las letras N y H. Todavía no entiendo la referencia de los ojos de Hubble y la nueva vida- explicó Alfredo. - ¿Qué significado le das a las letras?- preguntó Nicanor. - Si tomo la letra N y luego la primera, segunda y tercera H puedo interpretar que se refiere a un N y tres H.- explicó Alfredo. - Sigo sin entender- dijo Nicanor cada vez más intrigado cuando escuchaba las explicaciones del Alfredo. - Tomando las letras N y H- continuó explicando Alfredo- y las ordeno obtengo una fórmula química que es N H3-. - ¿Me estás diciendo que el mensaje es una fórmula química?- preguntó Nicanor cada vez más desconcertado y a punto de exasperarse ya que la muerte de su amigo hizo de su día un muy mal momento.

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- Así es- exclamó Alfredo –por eso quiero hacer una prueba de carbono del papiro, porque de los tiempos que estamos hablando, no existían ni la química ni mucho menos las fórmulas químicas. - Alfredo yo te respeto mucho- dijo Nicanor – nos conocemos hace muchos años y se que eres un gran profesional que siempre ha puesto mucho empeño y seriedad a su trabajo. Sin embargo lo que me estás diciendo carece de toda lógica científica. - Lo sé- dijo Alfredo – hasta yo mismo trato de no darle entidad a lo descubierto, pero me pediste opinión y ayuda sobre el papiro y te estoy siendo sincero. - Es verdad- dijo Nicanor -¿y que significa N H3?- preguntó intrigado pero esta vez apartó el pocillo de café sobre la mesa y apoyó sus brazos prestando absoluta atención a todo lo que le explicara Alfredo. - Significa amoníaco- explicó Alfredo –el amoníaco es un gas producido por las plantas y la descomposición de los animales, también se produce industrialmente porque es utilizado para muchas cosas. Este gas, cuando a determinadas condiciones puede hacerse líquido. Convivimos diariamente con el amoníaco, pero el gas o líquido en grandes cantidades puede ser muy perjudicial para la salud y hasta fatal.- continuó explicando –en la antigüedad los egipcios utilizaban el amoníaco en el proceso de momificación. Alfredo tomó una serie de papeles que le iba enseñando a Nicanor mientras explicaba sus descubrimientos. - Todavía no entiendo porqué el amoníaco está en este mensaje y para que lo utiliza- explicó Alfredo- lo único que sé es que si me abstraigo al mensaje puedo leer que con el polvo de la tierra y el amoníaco se da la génesis con el calor del sol. Por eso en el laboratorio del centro atómico estoy experimentando con una gran dosis de amoníaco líquido sobre tierra húmeda bajo una fuerte luz alógena las 24 horas. - ¿Qué quieres descubrir con el experimento?- preguntó Nicanor. - La verdad no lo se- respondió Alfredo –quizá con él descubra lo que nos quiere decir el mensaje. - ¿Qué sucede con la segunda parte referido a los ojos de Hubble?- preguntó Nicanor un poco ofuscado porque si bien comprende lo que dijo Alfredo, le cuesta aceparlo. - Creo que ese es otro enigma que aún no puedo descifrar, se que existió un importante astrónomo norteamericano llamado Edwin Hubble que demostró la expansión del universo midiendo el desplazamiento de las galaxias pero no se que puede tener que ver con esto, lo voy a investigar. En donde quiero concentrarme ahora es en esta primera parte que, al menos, creo que lo desciframos- respondió Alfredo. - Tenés razón- dijo Nicanor – te pido disculpas si me vez algo impasible, pero la muerte de mi amigo me ha perturbado un poco. - Me enteré y lo lamento mucho- dijo Alfredo - ¿era muy amigo tuyo? - Si, lo conozco desde hace muchos años- respondió Nicanor – Se llama Rafael Ibáñez, fue la persona que me trajo el papiro que te comenté. En ese instante, cuando escuchó lo que Nicanor dijo, Alfredo comenzó a perturbarse y a entrar en un estado de preocupación. - ¡Caramba!- exclamó Alfredo –yo no creo en las brujas pero que las hay las hay. - No entiendo- dijo Nicanor con sorpresa tratando de comprender lo que Alfredo acababa de decir – ¿Qué querés decir con eso?- preguntó intrigado. - Te acordás que te había dicho que le pase el texto a una persona para que me lo tradujera- dijo Alfredo. - Si, un amigo en Estados Unidos – dijo Nicanor.

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- Así es- exclamó preocupado Alfredo – Esa persona es Federic Wayne, un profesional muy reconocido en el ambiente académico. Cuando me mandó la traducción en el mismo correo electrónico aprovechó para invitarme a un evento que está organizando- continuó explicando – pues hace unas horas atrás me comuniqué a su oficina en la universidad donde trabaja para hablar con él así me explicaba mas detalles del evento. Su secretaria me dijo que había muerto hace unas horas atrás, quedó atrapado en un incendio de su propio despacho. En el instante en que Alfredo terminó de explicar la situación vivida por él, Nicanor abrió sus ojos y sintió que la sensación de preocupación se le había apoderado cada vez más. Ambos habían quedado muy conmovidos porque, además de que han muerto sus respectivos amigos, se estaban dando cuenta de que todos los que ellos conocían y que han tenido contacto con el papiro marrón han muerto.

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Nicanor estaba caminando por las calles de San Isidro. Había dejado a su amigo Alfredo en el bar, quién se había comprometido a informarle de todo lo que descubra. Su casa estaba cerca, por eso decidió ir caminando, la zozobra se había apoderado de él. Estaba constantemente pensando en lo que había hablado con Alfredo. Ya no sabía si la muerte de Rafael Ibáñez había pasado a segundo plano o seguía siendo su tema del día. Lo que sí sabía es que sus temas cotidianos de trabajo y familia en esos instantes habían pasado a un plano muy por debajo del papiro marrón. La investigación del documento lo había apartado de ciertas banalidades y trataba de entender si el descubrimiento del papiro es providencialmente responsable de la situación que le estaba tocando vivir. El celular de Nicanor estaba sonando, costaba darse cuenta porque aún está shockeado de las circunstancias por las que estaba atravesando. Gracias a la insistencia del llamado logró prestar atención y tomó su celular, observó por el visor el número del remitente al cual desconocía. A pesar de ello atendió enseguida el llamado. - Hola- saludó Nicanor. - ¿Habla el doctor Nicanor Frías?- preguntó una voz del otro lado de la línea. La voz delataba una persona joven y su acento es de alguna región de España. Es evidente que hablaba un extranjero. - ¿Quién habla?- preguntó Nicanor. - Mi nombre es Jano Vizcaíño y lo estuve buscando desde esta mañana- dijo la voz. Nicanor siempre le ha costado tener confianza a los llamados en su celular, a veces siente que recibe llamados innecesarios e inoportunos. Por ello siempre le prohibía a su secretaria que dé su número de celular excepto que él lo autorice. - ¿Quién le ha dado mi número?- peguntó Nicanor. - No se preocupe- dijo la voz con cierta ironía –su secretaria no me lo ha dado. - A usted no lo conozco- dijo Nicanor con cierto ofuscamiento, ya que esa respuesta no es de las que le agradan -¿en que puedo ayudarlo?- Preguntó. - Quisiera reunirme con usted- dijo la voz –tengo un tema muy importante que hablarle, si es posible me gustaría reunirme en el día de hoy. - Lo lamento- dijo Nicanor en un tono más moderado –la verdad es que hoy estoy tratando unos asuntos personales y no estoy trabajando, pero si gusta mañana nos podemos hablar- dijo Nicanor creyendo que quién le hablaba se estaba refiriendo a temas propios de su trabajo como abogado. - Es que necesito hablar con usted acerca de su amigo Rafael Ibáñez y el papiro marrón- dijo la voz. Nuevamente la perturbación se apoderó de Nicanor, observó que a cada instante se producían novedades a las cuales comenzaba a temer. - ¿Usted es quién el vendió el papiro al señor Ibáñez en España?- preguntó Nicanor. - Será mejor que nos veamos, tiene que ver con la muerte de él- respondió la voz. Nicanor está pasmado y hace un rotundo silencio mientras la voz en el otro lado del teléfono seguía llamándolo. - Nicanor ¿me escucha?- dijo la voz. - Si señor Vizcaíño, lo oigo- respondió Nicanor.

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- ¿Conoce la confitería Épocas Doradas que queda en los carritos de la costanera?- preguntó la voz. - Si, conozco el lugar- respondió Nicanor. - Lo espero allí dentro de dos horas- dijo la voz e inmediatamente colgó el teléfono. Nicanor se dio cuenta del corte abrupto de la conversación y lo único que hizo es guardar su celular. Mientras seguía caminando se encontraba más dubitativo y trataba de comprender todo lo que le ha sucedido. Había sido una fuerte experiencia para él y eso lo ha desahuciado mucho. Para el doctor Frías los problemas del trabajo y los asuntos de su familia han dejado de ser una preocupación en esos momentos. Lo que ahora carcome de intrigas y preocupa en demasía al exitoso abogado es el papiro marrón y todo lo que ronda en él.

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La ciudad de Buenos Aires tiene una costa del río no muy aprovechada, excepto los paseos del sur de la ciudad y del puerto, luego no hay muchos más lugares para recrearse, especialmente en la costanera norte que cuenta con pocas zonas de esparcimiento. Una de aquellas zonas es los carritos de la costanera. Los carritos de la costanera son los restoranes y confiterías que se encontraban en una zona delimitada. Se los conocía como carritos porque en el lugar, en sus orígenes, se encontraban apostados unos carritos que expedían comidas a los visitantes. En la zona se encontraba el parque temático “Tierra Santa”, donde los visitantes podían sentir como eran los lugares que frecuentó Jesús en su época. En Tierra Santa se estaba desarrollando un evento importante, el cardenal estaba inaugurando las nuevas instalaciones, por ello se encontraban presentes, además de visitantes, distintos medios periodísticos cubriendo el acontecimiento. Los restoranes se encuentran separados del río por una avenida y luego por una pequeña muralla que protege a los transeúntes.

Enfrente también hay un muelle largo que lo llevan a adentrase al río, en su entrada hay un pequeño local de expendio de comidas rápidas.

La confitería Épocas Doradas es una de las que componen el paseo de los carritos de la costanera norte de la ciudad. El lugar es una estructura de material pintado de blanco, con mesas y cuatro sillas en cada uno de ellas. También tenía mesas afuera, pero el frío invitaba a los clientes a tomar un café u otro refrigerio dentro del local.

Nicanor Frías ingresó a la confitería y se puso observar el interior, encontró todas las mesas ocupadas, ya que en el parque temático “Tierra Santa” se estaba realizando un importante festejo donde se encontraba el cardenal bendiciendo el lugar y era presenciado por mucha gente y cubierto por distintos medios de comunicación. - ¡Doctor Frías! por aquí- escuchó Nicanor y observó que quién lo había llamado levantó la mano para identificarse. El doctor Frías se acercó a la mesa y observó que estaban sentados Jano Vizcaíño y un hombre de estatura baja con una barba de algunos días, castaño de unos cuarenta años. Jano Vizcaíño tenía el rostro parecido al ángel que se le apareció a Jacob y al joven que asesinó a Abahed en Granada hace más de quinientos años atrás. Mientras tanto su acompañante es muy parecido a quién recibiera en esa ciudad el Papiro para cuidarlo. Nicanor llegó a la mesa y se mantuvo parado frente a las dos personas sentadas. El abogado con un silencio sepulcral los observaba con una tajante mirada. -Permítame presentarme- dijo Vizcaíño mientras se levantaba y estiraba su mano – Mi nombre es Jano Vizcaíño y a pesar de que no tengo un acento pronunciado soy de España, resulta que he hecho muchos viajes a la Argentina y se ha acostumbrado mi voz. Permítame presentar a mi acompañante- señaló al hombre sentado en la mesa- su nombre es Fernán Aguirre, también de España, y está muy interesado en el papiro. - ¿Qué es lo que ustedes quieren?- preguntó Nicanor con una voz muy cortada mientras seguía parado sin estirarle la mano a Vizcaíño. Jano se dio cuenta de que el hombre a quién acaba de conocer no tenía ningún interés por saludarlo, por lo tanto volvió a sentarse. Observó a Nicanor quién seguía manteniendo su posición rígida frente a ellos.

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Luego de unos segundos, Vizcaíño estiró su mano señalando la silla vacía que se encontraba en la misma mesa como invitándolo a sentarse. - Por favor doctor Frías, tranquilícese y siéntese con nosotros, enseguida le vamos a explicar todo, pero no hemos hecho nada para que nos trate así- dijo Jano.

Nicanor reflexiona unos segundos y se relajaba mientras se sentaba, entendió que hasta ahora nada había sucedido para tener una actitud belicosa. - Sucede que no he tenido un buen día, la verdad que estoy impactado por algunas cuestiones personales, que por lo que hablé con usted, son las que nos convoca- dijo Nicanor. -Antes que nada permítame expresarle mis más sinceras condolencias por lo sucedido a su amigo. No lo he conocido pero en España me he enterado que se ha llevado un documento arqueológico muy importante. Cuando me enteré de lo sucedido, un familiar de él me informó que le entregó a usted el documento y por eso me he contactado- explicó Vizcaíño. - ¿Qué es lo que sabe del papiro?- preguntó intrigado Nicanor. - Se todo de él- dijo Jano –la pregunta es ¿esta dispuesto a escucharlo? créame si le digo que va a cambiar definitivamente su vida. - ¡Por supuesto!- exclamó Nicanor – un amigo mío murió después de dármelo y se de otra persona que falleció por traducirlo. Ahora créame usted cuando le digo que en estos momentos lo que más me importa es saber de que se trata. - Muy bien doctor Frías, permítame preguntarle algo ¿usted cree en Dios? - por supuesto- respondió Nicanor. - ¿Es muy creyente?- preguntó Jano. - Soy católico apostólico romano, muy creyente, también he estudiado mucho la Biblia y he hecho investigaciones sobre ella. Siempre he mantenido mi fe y nunca dude de ella- respondió con absoluta seguridad Nicanor. - Muy bien- dijo Vizcaíño –creo que vamos a tener algunas discusiones teológicas para que pueda entender de que se trata ese documento arqueológico. Mientras más hablaba Jano más captaba la atención de Nicanor; no quiere perderse ningún detalle del relato. Prestaba mucha atención con la intención de entender lo que se estaba hablando. - Imagino que habrá estudiado mucho las diferentes religiones, especialmente las monoteístas- dijo Vizcaíño. - He leído mucho sobre el judaísmo, el islamismo, las distintas corrientes cristianas y otras que tengan que ver con Dios- dijo Nicanor. - Dígame doctor ¿ha estudiado las diferentes corrientes filosóficas sobre Dios, especialmente lo relacionado con la creación?- preguntó Vizcaíño. - No entiendo- dijo Nicanor con un gesto de duda – explíquese mejor. -Claro, si ha contemplado la creación del mundo desde una visión más filosófica y no necesariamente teológica- explicó Vizcaíño. - Bueno- dijo sorprendido Nicanor –en algún momento, en la facultad estudiamos filosofía y por supuesto hemos visto el monismo, los epicúreos, el dualismo, la escolástica para dar algunos ejemplos, y en relación a la creación también se puede hablar desde una construcción inteligente hasta un proceso azaroso, pero ¿por qué pregunta esto?- preguntó con insistencia. - Dígame doctor ¿Qué me diría si le digo que tanto la teología como las corrientes filosóficas y todas las religiones están errados en cuanto a la creación del mundo y el ser supremo?- preguntó Vizcaíño.

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- Le diría que piense lo que usted quiera, es un hombre grande y sabe que estas cuestiones son de fe y yo personalmente respeto todas las posiciones- dijo Nicanor sin sorprenderse en absoluto ante semejante cuestionamiento – yo soy una persona muy fuerte en mis creencias, no creo que tenga sentido que haya venido hasta acá para discutir de filosofía y religiones- continuó diciendo con fastidio. - Entiendo su posición doctor Frías- dijo Vizcaíño –pero no es para indignarse. Créame que después de nuestra charla usted va a comenzar a pensar distinto y ver el mundo de otra manera. No porque sea un buen orador, para eso ya hay muchos pastores chantas, sino por lo que le puedo demostrar. - Créame que lo dudo mucho- dijo incrédulo Nicanor –pero estoy dispuesto a escucharlo, ya estoy acá. Jano lo observaba con atención, luego se acercó a su compañero de mesa y le susurró unas palabras al oído. - ¿Me acompañaría al muelle de enfrente?- preguntó Jano. Frente a la confitería y cruzando la avenida se encontraba el Río de la Plata, es tan ancho que no puede verse la otra orilla. En el Río salía un muelle de unos ciento cincuenta metros de largo y unos cinco metros de ancho, a su inicio se encontraba un característico puesto de venta de comida rápida con un par de mesitas para que puedan sentarse los comensales o, si lo prefieren, pueden comerlo parado. En realidad el puesto estaba para deleitar a los pescadores que se encontraban en el muelle. - Si, como no, no tengo problema- dijo Nicanor aceptando la invitación de Jano para continuar la charla en el muelle. - Muy bien- dijo Vizcaíño mientras se levantaba de la mesa –el señor Aguirre se quedará así abona la consumición- dijo mientras Fernán Aguirre se quedaba sentado en la mesa. Una vez levantado, Jano se acercó a Nicanor y estiró su brazo señalando hacia la puerta invitándolo a la salida. En ese instante Frías inició su marcha acompañado por Vizcaíño. Ambos salieron de la confitería y emprendieron el camino hacia el muelle. Nicanor no se imaginaba que está a punto de enterarse de cosas que ningún ser humano vivo sabía y que podía cambiar el destino, no solo de su vida, sino de los que lo rodean; lo único que el quiere saber es el significado del papiro marrón y espera que Jano se lo descifre.

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Nicanor Frías y Jano Vizcaíño cruzaban la avenida y llegaron al inicio del muelle sobre el Río del Plata. A paso muy lento caminaban por el muelle los ciento cincuenta metros de longitud. Mientras caminaban ambos seguían con el diálogo iniciado en la confitería. En el muelle había algunos pescadores y sobre el río se encontraban diez botes a vela para una persona piloteado por muchachos de dieciséis años guiados por un profesor que estaba en una lancha de goma y les daba instrucciones desde un megáfono. También había algunos veleros característicos de la zona que han hecho parada sobre el río para que sus integrantes disfruten de la tarde agradable que se presentaba en el lecho del río. - Dígame doctor ¿quién cree que soy?- preguntó Vizcaíño mientras seguían caminando en el muelle. - Eso debe decírmelo usted- respondió Nicanor. - Tiene razón, permítame hacerle otra pregunta- continuó Vizcaíño - ¿sabe quienes son Arthur Shopenauer y Fiedrich Nietzsche? - Por supuesto- respondió Nicanor – son dos famosos filósofos del siglo XIX que hablaron de los inicios del mundo, en lo personal ellos tenían una forma pesimista de ver al mundo- reflexionó Nicanor. - Comparto su pensamiento- dijo Jano – Shopenauer, en palabras campechanas, decía que Dios creó al mundo, y cuando vio que era una porquería lo que había creado se rajó dejando al hombre solo con la porquería de su existencia y del mundo- explicaba – y por otro lado Nietzsche decía que Dios creó al mundo pero el hombre lo mató y así se creó el superhombre. - Dios ha muerto gritaba Nietzsche- agregó Nicanor. - Así es- asintió Jano- pero lo voy a decir algo, si bien no lo han acertado, ellos están más cerca de decir quién es Dios realmente que cualquier otra religión o filosofía, incluso las monoteístas. En ese instante ambos pararon su marcha. Nicanor dirigió su mirada hacia él mostrándose incrédulo ante sus dichos. - ¿Quiere que le hable del mundo y de Dios?- preguntó Jano mientras observaba a Frías. - Estoy ansioso por escucharlo- dijo Nicanor con una mueca de sonrisa demostrando cierta burla hacia las palabras de Vizcaíño. - Hace mucho tiempo, y estoy hablando de mucho más allá de años, siglos y milenios, hasta mucho más de millones de años- explicaba Vizcaíño.- cuando me refiero a hace mucho tiempo hablo más allá del tiempo mismo, antes de la creación del universo. - Nos estamos yendo un poco lejos- dijo Nicanor burlándose nuevamente de Jano. - Así es- asintió Vizcaíño – antes de la creación del universo, un niño se encontraba en su habitación aburrido, no sabemos si estaba castigado o simplemente jugando, lo cierto es que esto ocurrió. Este muchacho pertenece a un mundo donde los seres tienen una inteligencia infinitamente superior a la del hombre y una capacidad de creación inimaginable- relataba y continuó diciendo – pues resulta que este muchacho se puso a jugar y bueno, ¡aquí estamos!- exclamó. - ¿Me está diciendo que un niño está jugando a ser dios?- preguntó Nicanor.

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- No, nunca se dispuso a jugar a Dios, simplemente se puso a jugar y nosotros le decimos Dios- explicó Vizcaíño. El doctor Frías comenzó a esbozar una sonrisa, por supuesto que el relato es asombroso pero no lo suficiente para que comience a dudar de sus creencias. - ¿Espera que yo le crea?- preguntó irónicamente Nicanor. - Si me deja continuar se lo voy a demostrar- contestó Vizcaíño. - Muy bien, adelante- dijo Nicanor escuchando el relato mientras caminaban por el muelle. - Este niño ha creado el mundo, pero no por afán de creación sino porque está jugando, y nosotros somos el juego- relató Vizcaíño – el juego comenzó hace mucho tiempo, primero seleccionó a los jugadores, el primero fue Abraham, quién demostró con el cuasi - sacrificio a su hijo estar dispuesto a jugar, pero fue con Jacob con quién comenzó el juego. - Cuénteme ¿como fue eso?- preguntó irónico Nicanor y, a su vez, entusiasmado por el relato. - Imagino que usted conoce muy bien el relato bíblico de la escalera de Jacob- afirmó Vizcaíño. - Por supuesto, mientras dormía se le apareció una escalera que se elevaba hasta el cielo donde bajaban y subían ángeles y allí se encontró con Dios quién bendijo a su simiente- explicó Nicanor. - Así es, pero digamos que faltan algunos relatos en la historia- dijo Vizcaíño –es verdad que fue bendecido, pero también el niño le ha entregado una papiro que contiene una serie de datos, y le ha explicado a Jacob el sentido del papiro, también le dijo que si más de la mayoría de quienes pueblan el mundo se enteran de su contenido, termina el juego. - ¡Muy bien!- exclamó Nicanor –ahora déjeme preguntarle ¿usted como sabe todo eso?- preguntó. -Resulta que un ángel lo guió a Jacob desde la tierra hasta el mismo niño o Dios por la escalera- dijo Vizcaíño – ahora déjeme preguntarle ¿Cuántos años cree que tengo?- preguntó. - Estimo que entre unos veinticinco o treinta años ¿Por qué?- respondió y preguntó Nicanor. - Yo soy el ángel que guió a Jacob- respondió Vizcaíño. - Es decir, según mis cálculos, usted tiene más de tres mil quinientos años- dijo Nicanor. - No tengo tres mil quinientos años- afirmó Vizcaíño –tengo todos los años, así como usted, yo fui creación del niño, pero no pertenezco a este mundo. - O sea que usted vivió todos los relatos de los patriarcas, desde Abraham hasta que llegaron a la tierra prometida- dijo Nicanor. - Así es- contestó Vizcaíño – los patriarcas son el inicio del juego, fueron quienes dieron los primeros pasos. - ¿Y porque fue a Jacob quién eligió para entregar el papiro?- preguntó Nicanor, siempre demostrando incredulidad. - Porque simplemente el muchacho lo eligió- respondió con seguridad Vizcaíño – ¿no le suena irónico que uno de los fundadores del pueblo de Israel haya sido traidor con su hermano, engañador con su padre y promiscuo con las hijas de su tío Labán?, pues ese es el sentido del juego, confundir a todos. Las doce tribus son de Jacob, de esas doce tribus nacieron, en su respectivo linaje, los doce apóstoles, Cristo viene de la concepción del espíritu santo y de la Virgen maría quién viene del linaje de David.-

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Mientras Jano Vizcaíño seguía relatando la historia de Jacob, Nicanor Frías cruzó de brazos escuchando con mucha atención pero se esforzaba por demostrar permanentemente que no creía nada de lo que escuchaba. - Jacob es una de las figuras más interesantes. Si bien Abraham e Isaac son conocidos por el sacrificio divino que se estaba por consumar, los relatos de Jacob versan en su sueño y en sus descendientes, además de ser el primero en llamar Israel a su pueblo- explicaba Jano. - Imagino que usted debe ser aquella persona que luchó contra Jacob y que la Biblia no reveló su nombre y es quién menciona por primera vez en la historia el nombre de Israel- interrumpió e interrogó Nicanor - No fui yo, ese fue mi compañero que usted vio hace unos minutos en la confitería- respondió Vizcaíño – pero yo le di la idea del nombre, así que digamos que soy el autor intelectual, debería cobrárselo al actual Estado de Israel- dijo mientras esbozaba una sonrisa. - Entonces según usted Jesús nunca existió- exclamó Nicanor. - No, por el contrario- afirmó Vizcaíño – Jesús existió y todos los profetas, Mesías y salvadores de las demás religiones también han existido. - Entonces no entiendo- dijo Nicanor frunciendo lo ojos demostrando cada vez mayor incredulidad. - Karl Marx decía que la religión era el opio de los pueblos- explicaba Vizcaíño –es decir que mediante la religión las personas se encuentran distraídas, pueden perderle temor a la muerte y, desde lo político los valores morales cobran mayor fuerza y pasan a convertirse en verdad absoluta. En cierta forma, parte del juego es que los pueblos permanezcan distraídos, obtengan una verdad absoluta y no interrogantes permanentes, porque si se ponen a preguntar pueden llegar a encontrarse con el muchacho. Así es como se decidió que en el juego haya muchas religiones, tanto monoteístas como politeístas, para permanecernos distraídos. - Entonces, ¿los relatos de la Biblia son inventados?- preguntó Nicanor. - Digamos que lo anterior a Abraham sí y lo posterior fue un poco ornamentado, aunque han sucedido- dijo Jano. - Dígame ¿Qué ha pasado con Adán y Eva, con Noé, con la torre de Babel?- preguntó Nicanor. - ¿Escuchó hablar del rey Josías?- preguntó Vizcaíño. - Por supuesto- contestó Nicanor – Fue rey de Judá en el siglo VII antes de Cristo. En aquella época su reino se encontraba en una fuerte crisis y tenía la necesidad de unificar el reino de Judá con el reino de Israel para poder combatir las fuerzas extranjeras que ponía en peligro la estabilidad de la nación. - Por ello el principal objetivo de Judá era unificar los pueblos, y para ello debería cimentarse en una religión, de allí surgió el Pentateuco, los primeros libros de la Biblia. El rey me encomendó escribir el Pentateuco con las leyendas de aquella época y el agregado de la imaginación. Pues todo lo anterior a Abraham fue invento mío. ¿Le gustó lo que escribí?- preguntó con ironía Vizcaíño. - Entonces ¿los primeros libros de la Biblia surgen por cuestiones políticas?- preguntó Nicanor. - No exactamente, fue por motivos religiosos, los dirigentes de Jerusalén rechazaban la veneración de deidades extranjeras que se desarrollaban en aquel entonces acusando a dicha práctica el origen del infortunio que padecía el pueblo judío, así es como nació esta religión monoteísta.- explicaba Vizcaíño – es interesante la época de Josías y de los primeros reyes

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de la tierra prometida, allí nacieron las primeras monarquías que occidente iba a tomar como forma de gobierno. Como verá hay cosas que son causales y otras que no- concluyó. -He escuchado esas teorías- dijo Nicanor – pero créame que la iglesia rechaza absolutamente esos mitos, también yo. Los dos seguían dialogando en el muelle, mientras Vizcaíño relataba su historia Frías escuchaba pacientemente, en especial porque quiere llegar a la verdad del papiro marrón, ya que desde la muerte de su amigo él estaba un poco displicente pero hacía todo el esfuerzo por mantenerse atento para poder entender todo lo que sucede.

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Las embarcaciones seguían posadas sobre el río, los muchachos que realizaban el deporte con sus veleros se encontraban atentos a las indicaciones de su entrenador, mientras que otros gozaban de su paso en las lanchas y cruceritos anclados. Para todos ellos era un día normal, pero no para Nicanor. Además de perder a un gran amigo, estaba frente a un personaje totalmente desconocido que contaba relatos fantásticos y enigmáticos que todavía no lo llevaban a entender la importancia del papiro marrón. - Cuénteme ¿cómo es este niño Dios?- preguntó Nicanor mientras los dos seguían dialogando en el muelle y las demás personas disfrutaban de un lindo día al sol. - Bueno, llamémoslo el muchacho- dijo Vizcaíño – como le decía doctor, la creación del universo y la vida en ella es parte de un juego. Cuando me refiero a la vida, también hablo de la vida después de la muerte. - ¡Ah! Entonces existe el cielo y el infierno- exclamó Nicanor. - No exactamente- dijo Vizcaíño. - Por favor ilústreme- dijo Nicanor con cierto sarcasmo. - Entiendo su ironía- dijo Vizcaíño – pero escúcheme y va a entender algunas cosas. Existe un mundo después de la muerte pero no es un cielo y un infierno como el descrito por Dante Alighieri en la “Divina Comedia”. Existen las almas, y existe un código de conducta establecido por el muchacho que forma parte del juego. Quién lleva una buena vida su alma pasa a otra dimensión del universo en espera de una reencarnación. - ¿Y si la vida no es buena?- preguntó Nicanor. - Allí el reglamento del juego se viola y, literalmente, se elimina esa alma- respondió Vizcaíño. - Eso significa que deja de existir para toda la eternidad- dijo Nicanor. - Es una forma aterradora de decirlo, pero así es- exclamó Vizcaíño. - Con lo que usted dijo, entiendo que el universo es finito, y que nuestro creador puede serlo también- dijo Nicanor. - Puede ser – dijo Vizcaíño – pero este muchacho tiene padres, podría ser que existe un creador de él, un dios más allá de nuestro creador y un universo más grande que el nuestro. En fin todas las teorías sobre más allá de nuestras compresiones pueden ser infinitas- concluyó. - La verdad que es muy interesante su relato – dijo Nicanor con la intensión de dar por finalizado la entrevista – se me está haciendo tarde, pero déjeme decirle que si usted quiere recuperar el papiro no soy yo con quién tiene que hablar porque pertenece a mi amigo fallecido, por eso creo que va a tener que arreglar con la viuda. Si me da unos días y un teléfono donde pueda ubicarlo yo me comprometo a intermediar con ella para que lleguen a un acuerdo, no creo que esté interesada en mantenerlo ya que me lo regalo pero como cualquier dinero le vendrá bien en las circunstancias que le esperan a esa buena mujer estoy dispuesto a devolvérselo para que obtenga un rédito. - No es tanto el papiro lo que me interesa, sino el contenido. Eso es lo que también debería interesarle a usted- dijo Vizcaíño. -Créame que no entiendo- dijo Nicanor.

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- Sucede doctor Frías que usted ya está dentro del juego- explicó Jano –usted y su amigo Rocca tienen el mensaje. Si ese mensaje es descifrado el juego termina, y créame que si termina el juego terminamos todos nosotros. - ¿Cómo tengo que jugar?- preguntó Nicanor con la incredibilidad que lo caracterizó en todo el diálogo. - El juego va a ser suyo, el objetivo es que gran parte de la humanidad no debe enterarse de lo que dice el mensaje, si ello sucede, el niño dará por terminado el juego y será el fin de toda su creación.- Explicó Jano – por ello le pido que hable con su amigo y mantengan el secreto del papiro “in eternun” como dicen ustedes los abogados. Es importante que lo guarden en algún lugar que pueda permanecer resguardado y se olviden de su contenido. Nicanor volvió a ofuscarse por todo lo que está diciendo Vizcaíño, de hecho se está convenciendo de que el hombre está loco y que no tiene ningún sentido continuar con la charla. Como él había intentado con amabilidad modificar la situación, da por terminado todo diálogo en una forma un poco más violenta. - Bueno esto ya terminó para mí- dijo enojado Frías –yo ya escuché todo lo que me vino a contar, así que ahora me retiro. Que tenga buenas tardes. Cuando Nicanor se da vuelta para retirarse del muelle es tomado de su brazo por Jano. -Espéreme un segundo- dijo Jano – es lógico que no me crea pero le dije que le iba a realizar algunas demostraciones y me parece que llegó el momento de hacerlo. Nicanor sacó su brazo en forma intempestiva y se quedó nuevamente mirándolo fijo a Jano. Los dos quedaron frente a frente en el muelle, Jano observó el río donde están las embarcaciones y los jóvenes que practicaban su deporte en los distintos veleros pequeños, mientras los tripulantes de otras embarcaciones fondeadas en el río seguían disfrutando del día soleado. En ese instante Nicanor lo observó detenidamente, estaba convencido de que Vizcaíño era un loco pero le daba la última oportunidad para demostrar su teoría. - Observe a esos niños disfrutando del día en sus barquitos- dijo Jano mientras seguía observando el río – dígame que quiere que modifique en el día de hoy, pídame lo que quiera- solicitó mientras enfocaba su mirada hacia Nicanor. - Soy un hombre grande, si le hiciera un pedido estaría entrando en su jugada- dijo Nicanor con absoluta seriedad. - Muy bien- dijo Jano – entonces yo le diré que voy a hacer. Voy a sonar mis dedos, en el momento que lo haga un huracán aparecerá desde el cielo hacia el río, no llegará a tierra pero será lo suficientemente potente como para hundir todos los barcos que usted observa ahogando a cada uno de sus tripulantes, por supuesto también los niños. Cuando lo observe recuerde que le he dado la oportunidad de que me indicara que demostración realizar. Luego de explicar la demostración que va a realizar, Jano lentamente levantó su mano para hacer sonar sus dedos. Mientras Nicanor observaba como los jóvenes disfrutaban de su juego en los pequeños veleros, al mismo tiempo que el instructor daba algunas indicaciones del manejo de las embarcaciones. La mano de Jano ya está a la altura de su hombro como demostrando firmeza en su acto. Los dedos estaban juntos solo falta el movimiento para que suenen. - ¡Delfines!- dijo Nicanor en un único y muy breve instante de duda. La misma que puede o no haber salvado la vida de todos los que están en el río – quiero ver al río infectado de delfines.

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En ese instante Jano hizo sonar sus dedos y un enorme pez emergió del agua a unos pocos metros del muelle. El pez realizaba piruetas y unos chillidos graciosos. Repentinamente, a lo largo y ancho del río seguían emergiendo más peces enormes con sus piruetas y chillidos. Eran delfines en el Río de la Plata; algo que nunca había ocurrido en toda la historia geográfica del estuario.

La gente que estaba en las embarcaciones había quedado atónita ante el fenómeno. Las personas que estaban en el muelle no dejaron de sorprenderse y, al grito de delfines, presenciaban lo increíble, se acercaba también la gente que estaba en la bendición del complejo “Tierra Santa”, los periodistas y camarógrafos que cubrían el evento desviaron su trabajo para enfocarse a lo que sucedía en el muelle.

Los automóviles y colectivos que circulan en la zona frenaron para bajarse y también observar semejante espectáculo que nunca habían visto en su vida. Lo que era sorpresa, para la gente en tierra y en las embarcaciones se transformó en alegría porque se dieron cuenta que se trataba de algo mágico y que estos animales acuáticos era indefensos. Los chicos en sus embarcaciones gritaban de júbilo mientras estiraban sus manos para poder tocar alguno de los delfines que saltaban haciendo piruetas y danzas.

Mientras todos festejaban el acontecimiento porque veían un hermoso espectáculo, para Nicanor era algo aterrador. No lo espantaba tanto lo que observaba sino lo que se acababa de confirmar con el fenómeno.

Nicanor observaba los acontecimientos con lo ojos bien abiertos y desorbitados. Entendía que se estaba constatando todo lo que Jano le había contado. En un segundo se le presentaba la crisis existencial más grande de su vida, comprendía que todo por lo que había creído no existe, y que el mal y el bien es una moral simplemente humana y dejaba de ser una verdad absoluta. Con ambas manos se agarró de la baranda y bajó su cabeza mirando al río, sentía desvanecerse, su palidez comenzó a tomar notoriedad física.

Jano observó el espectáculo con una mezcla de apacibilidad y soberbia, había logrado su cometido. Sentía que Nicanor ya estaba convencido de todo lo que había dicho y no hacía más falta alguna otra prueba.

La gente seguía expectante y alegre de lo que sucedía. Jano puso la mano sobre Nicanor, el abogado seguía esforzándose por mantenerse de pié luego del terrible impacto psicológico y emocional que acababa de recibir. - Ahora está dentro del juego- dijo Jano –tiene que empezar a jugar. Yo me retiro pero nos vamos a seguir viendo para ver como está el juego. Nicanor escuchó todo lo que dijo pero no tuvo capacidad de reacción ya que seguía pensando en que la historia de la humanidad y todo lo metafísico es más aterradora de lo que pudo imaginar. Jano aprovechó la situación y se marchó del muelle mientras la gente se mantenía distraída observando a los delfines, quiénes tenían cámaras de foto o filmadoras las utilizaban para documentar el momento. Los niños que estaban en las embarcaciones seguían gritando de alegría mientras jugaban a tocar los delfines, la gente en el muelle aplaudía frente a cada pirueta realizada por los peces. Jano dejó el muelle y desapareció y Nicanor miró fijamente a los delfines y rogaba que todo fuera una pesadilla y que ello nunca ocurriera. En ese momento deseaba nunca haberse topado con el papiro marrón.

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La casa de Nicanor Frías se hallaba tranquila. Virginia estaba en el living de la casa sentada en el sillón especial de tres cuerpos viendo televisión. Pedro estaba en su cuarto jugando. Sus otros dos hijos, Patricio y Agustina, no se encontraban en el hogar. Felisa ingresó al living con un bandeja portando el te preparado para Virginia. Lo dejó sobre la mesa y regresó a la Cocina para continuar con sus labores. Virginia tomó de la mesa la taza de te y se dispuso a beberla mientras observaba detenidamente la información que pasaban por el noticiero en la televisión. En el televisor se podía ver a un periodista dando la información, detrás de él había una foto estática tipograph con un delfín saltando sobre el río. -En la tarde de hoy aparecieron una gran cantidad de delfines en el Río de La Plata – dijo el periodista anunciando la información –sí, escucho bien, dije delfines. Lo primero que se piensa es que en el río se pueden ver bagres, pejerreyes y hasta algún dorado, pero no ha sido así, quiénes estuvieron esta tarde en el Río no han dejado de sorprenderse de lo que han visto. Hasta algunos niños en sus embarcaciones han jugado con ellos. Los científicos manejan la hipótesis de que el cambio climático y la corriente del niño podrían haber desorientado a estos animales que terminaron en una zona de agua dulce. Hubo antecedentes de alguna ballena que fue vista en el delta del Tigre o en el Río Támesis de Londres. Mientras prefectura trata de devolver a éstos simpáticos animalitos al mar los investigadores seguirán trabajando para dar una respuesta a ese fenómeno. La puerta de entrada se abrió e ingresó Nicanor a paso lento y con un gesto de consternación y preocupación indisimulable. Virginia siguió viendo la televisión, sabía que su marido fue quién entró a la casa. - Viste lo que pasó hoy en el Río, aparecieron miles de delfines, aparece en todos los noticieros- contó Virginia.

Nicanor en silencio asintió con la cabeza, Virginia al observarlo se preocupó porque lo vio pálido y cansado. - ¿Qué te pasa mi amor?, no te veo bien- dijo Virginia. - Es que tuve un día difícil, con lo de Rafael todavía no me he repuesto- respondió apesadumbrado Nicanor. - Tenés razón, andá a recostarte un rato que te llevo un té- propuso Virginia - esta noche tenemos que volver a lo de Rafael para acompañar a su familia. - Mejor voy al estudio- dijo Nicanor – voy a tomar el té allá, tengo que ver algunas cosas. - Muy bien, andá tranquilo y tratá de relajarte un poco que te veo muy tenso- volvió a proponerle Virginia notando el decaimiento de su marido. Nicanor se retiró del living y se dirigió a su estudio. Al ingresar observó que algunos libros se encontraban en su escritorio y, a modo de distracción, los tomó para colocarlos en su biblioteca ordenadamente. Luego de ordenar los libros se sentó en el sillón director y se acomodó mirando el techo. Estaba analizando todo lo sucedido en el día. No solo trataba de comprender sino que también trataba de aceptar y asimilar el mensaje que se le había transmitido. Sus primeros interrogantes eran acerca del juego, trataba de entenderlo, y trataba de averiguar cual es el lugar en el que él estaba. Jano Vizcaíño le trasmitió nuevos conocimientos que a Nicanor Frías lo superaba, era inimaginable en cualquier ser humano, pero los hechos son los que lo han convencido, a pesar de que muy dentro de él deseaba

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que lo que ha visto fuera un truco. Sin embargo no veía ninguna posibilidad de que el suceso fuera fraudulento. Cuanto más pensaba sobre el juego, más entendía que debía frenar la investigación que su amigo Rocca estaba realizando, los resultados podían arrojar a luz determinada información y si ésta era transmitida a gran parte de la humanidad era el fin del juego y, como le dijo Vizcaíño, el final de todo lo que conocemos. Luego de su breve período de abstracción, Nicanor retornó a la realidad y como primera reacción tomó su teléfono, marcó un número y esperó que del otro lado lo atiendan. - Hola- se escuchaba la voz en el otro lado del teléfono. - Alfredo soy Nicanor- dijo el doctor Frías hablando por teléfono con Alfredo Rocca. - Hola Nicanor- dijo Alfredo del otro lado del teléfono –justamente estaba por llamarte. - Debemos vernos hoy mismo, tengo que contarte algunas cosas- dijo Nicanor. - Me parece muy bien- dijo Alfredo - ¿podrás venir esta noche a la sala de investigaciones de la Comisión de Energía Atómica? te autorizaré la entrada y le diré a uno de los guardias que te guíe. - Muy bien, esta noche nos vemos- dijo Nicanor y luego del saludo de rigor colgó el teléfono, se recostó en el sillón y permaneció pensativo mirando el techo del estudio. Virginia entró con un taza de te en la mano y lo apoyó sobre el escritorio, observó a su marido y se acercó a él ubicándose detrás, apoyó sus manos sobre sus hombros y con un pequeño movimiento le estaba haciendo unos suaves masajes. - Mi amor tuviste un día difícil, necesitas descansar- dijo Virginia. - Es verdad, las cosas que hoy han sucedido son muy desgastante.- Dijo Nicanor –mi amor quiero preguntarte algo. - Preguntá lo que quieras- dijo Virginia. - ¿Alguna vez tuvistes dudas de la existencia de Dios? O mejor dicho ¿Vos crees que Dios es como siempre creímos que era?- preguntó Nicanor. - Que extraño que me preguntes eso, fuera de la iglesia, son pocos los hombres que conozco con una gran fuerza de fe como vos- dijo Virginia. - Por favor, respondéme la pregunta- solicitó Nicanor. - Por supuesto que creo en Dios- dijo Virginia – hubo momentos difíciles en la vida en los que pude haberme alejado de él, quizás hasta lo culpaba de mis problemas, pero nunca dude de su existencia. - ¿Crees que Dios es como siempre lo has creído?- preguntó Nicanor. - Yo creo en la infinita bondad y cuando nos llegue el momento disfrutaremos de su gloria- respondió Virginia. Nicanor siguió pensativo mirando el techo. Virginia continuaba haciéndole masajes en sus hombros mientras observaba a su hombre preocupado. Ella agachó su cabeza y besó la cresta de su marido para luego abrazarlo. - Sé lo que te pasa mi amor- dijo Virginia –pero estoy segura que ahora Rafael se encuentra haciendo ese tránsito y va a descansar en paz, sos un hombre fuerte, y a pesar de todo el dolor del mundo que sientas, tenés que superarlo y nunca doblegarte.

Nicanor tomó los brazos de su mujer y los apretó fuerte sintiendo todo el cariño que ella le transmitía. Por un breve instante sintió alivio en su alma, aunque el impacto de la verdad que se le ha revelado continuaba latente.

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Los empleados de la Comisión Nacional de Energía Atómica no se encontraban en sus lugares de trabajo porque ser altas horas de la noche. Sin embargo en una de las salas de investigaciones alguien estaba trabajando, era el doctor Alfredo Rocca. La sala de investigaciones era sobria con una gran mesada donde había mechas, microscopios, tubos de ensayo y diversos instrumentos propios de cualquier investigación física y química. Rocca observaba por el microscopio con mucha atención, estaba realizando algunas investigaciones aprovechando la tranquilidad que le permitía el trabajo en ausencia de los empleados. La puerta de entrada principal se abrió y un guardia de seguridad se dispuso a entrar para anunciar que había llegado la persona que estaba esperando. Rocca no retiraba sus ojos del microscopio, hizo gestos con su mano como permitiendo la entrada al visitante. El guardia se asomó al pasillo y avisó que tenía permitido su ingreso, Nicanor Frías entró al laboratorio y se acercó hacia Rocca mientras el encargado de seguridad se retiraba cerrando la puerta. - Buenas noches Alfredo- saludó Nicanor. - Buenas noches, dame un segundo- saludó Alfredo mientras seguía observando por el microscopio. Levantó su cabeza y dirigió su mirada hacia Nicanor –estoy haciendo algunas investigaciones que surgen del mensaje que he codificado. - Justamente de ello te quería hablar- interrumpió Nicanor. - Quiero que mires esto- dijo Alfredo mientras encendía un monitor que se encontraba arriba de él. Ese aparato estaba conectado al microscopio y se podía visualizar todo lo que se observaba en él, era como un gran televisor. Cuando Alfredo encendió el aparato se podía observar una gran mancha oscura iluminada por una luz exterior. - No veo nada- dijo Nicanor intrigado por lo que Alfredo le quería mostrar. - Yo tampoco, lo que veo es simplemente tierra- dijo Alfredo – pero es tierra en la cual he hecho las mezclas y experimentos que surgen del mensaje codificado y no observo ningún evento. - Entonces será mejor que nos olvidemos de ello- dijo Nicanor. - Pero el papiro es real, el mensaje también y su antigüedad está comprobada por lo menos por un experto en Estados Unidos- dijo Alfredo en referencia al científico Wayne fallecido en la universidad. - De todas maneras voy a pedirte que me devuelvas el papiro y nos olvidemos de todo- dijo Nicanor. - Por supuesto que te lo devolveré- exclamó Alfredo – lo que no entiendo es que quieras que me olvide del mensaje. Me lo trajiste con muchas inquietudes y te ayudé a descifrarlo. Ahora que vamos a descubrir lo que nos dijo me pedís esto. - No lo vas a entender ahora, solo te pido que me devuelvas el papiro y después hablaremos de lo demás pero por ahora suspendamos todo- dijo Nicanor. - Sigo sin entender- exclamó Alfredo. Alfredo explicaba todo lo que estuvo haciendo. Una pequeña ventisca se colaba por la ventana haciendo movimientos milimétricos al microscopio, lo cual era monitoreado por

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el televisor. Nicanor fijó su mirada en el monitor y abrió muy grande los ojos, expresando cierta sorpresa. Rocca se dio cuenta de los gestos de Nicanor y la curiosidad hizo que él se diera vuelta para mirar el monitor, sus ojos también se engrandecieron y la sorpresa lo apabulló. Sobre la mancha negra iluminada que se veía en el monitor apareció un espectro, una figura azul clara redonda y un poco transparente. En medio del círculo una mancha azul más oscura y realizaba pequeños movimientos internos dentro del círculo más claro. Ambos no sacaron los ojos del monitor. En medio de la curiosidad se asomó el descubrimiento de una de las claves del mensaje. Los desconocimientos científicos de Nicanor no le permitían entender lo que sucedía, Alfredo con su amplio conocimiento en el campo entendía perfectamente lo que significaba esa mancha azul móvil que capturó el microscopio. - ¿Qué es eso?- preguntó intrigado Nicanor. - Es una célula eucariota, es decir una célula viva- explicó Alfredo si sacar la vista del monitor. - ¿Cómo llegó ahí?- preguntó Nicanor sin saber lo que se estaba descubriendo. - Nunca llegó ahí- dijo Alfredo y hará una afirmación que será muy concluyente a la investigación que ha realizado – ¡lo hemos creado! Nicanor observó con más detenimiento el monitor mientras la célula se seguía moviendo. Se estaba enterando de que estaba frente al descubrimiento más grande en toda la historia de la humanidad. Frente a ello teorías de miles de años caerían raudamente y la biología tendrá un giro importante. No han descubierto la cura de alguna enfermedad, tampoco han creado un invento tecnológico revolucionario. Han descubierto y creado algo superior a todo lo que se ha hecho a lo largo de la historia. Pues han creado vida.

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La noche era fría en la Comisión Nacional de Energía Atómica. En las afueras del edificio solo había un auto en el estacionamiento, era el de Nicanor. Alfredo normalmente volvía del trabajo a su casa en el transporte grupal que ofrecía el organismo público, son aquellas personas que no gustan de usar su automóvil todos los días, lo dejan para los fines de semana o eventos especiales. Al ser muy tarde Nicanor se ofreció en llevar a Alfredo a su casa. Ambos salieron del edificio y se dirigieron hacia el automóvil. Una vez adentro el vehículo se puso en marcha y comenzó su andar saliendo del complejo e ingresando a la autopista que, por altas horas de la noche, se encontraba con tránsito libre. Nicanor Frías es quién manejaba el automóvil y Alfredo Rocca estaba en el asiento del acompañante. - Es importante que hablemos sobre tus investigaciones- dijo Nicanor. - ¿Te das cuenta lo que ocurrió?- preguntó retóricamente Alfredo, no puede disimular el incontrolable entusiasmo por el descubrimiento y ello es lo que realmente le preocupaba Nicanor. - Estoy consiente de ello y es lo que quiero hablarte- dijo Nicanor. - Es el descubrimiento más grande de la humanidad, inclusive superior a la llegada de la luna- interrumpió y exclamó exultante Alfredo. –Hubo muchas teorías sobre el origen de la vida. Una de ellas habla de que todos los seres vivos provienen un una sola célula que en evolución llego a la vida que conocemos, según algunos científicos esta primera célula es producto de la agregación espontánea de moléculas, otra dice que hace millones de años un meteorito chocó contra la tierra y en él habían células que originaron la vida.- luego de la explicación se detuvo a pensar por unos segundos – ¡Que ironía!- exclamó –nuestros orígenes de la vida son extraterrestres. - Muy bien – interrumpió Nicanor –ahora necesito que hablemos y que me des el papiro. - Claro- dijo Alfredo, del bolsillo de su sobretodo tomó una caja donde guardó el papiro y lo dejó sobre el apoyo delantero del automóvil. -¿Te das cuenta cuando el mundo se entere de este descubrimiento?, la historia se dividirá en un antes y en un después, aún me falta averiguar la segunda parte del mensaje que se refiere a los ojos de Hubble. - No se lo diremos a nadie, nos olvidaremos de todo y no investigaremos más- dijo enérgico Nicanor. La sorpresa lo atrapó a Alfredo, quién lo miraba fijamente después de escucharlo, sin entender el porqué de la premisa. - Explicámelo mejor Nicanor- dijo Alfredo – eras uno de los más entusiastas por descifrar el texto y su mensaje y ahora que lo logramos querés olvidarte de todo. - Estuve habando con una persona y será mejor olvidarnos de todo – explicó Nicanor. - ¿Te das cuenta lo que me estás pidiendo?- preguntó Alfredo –hemos creado vida, desde la química, desde la tierra y la evolución, o sea del polvo venimos, estamos conciliando la Biblia con Darwin. Es más, seguramente en estos momentos, por un proceso natural del amoníaco y la tierra se deben estar creando miles de células, pero deben pasar millones de años para que se conviertan en un ser vivo como el que nosotros conocemos. Espero que tus razones sean muy valederas para olvidarme de todo esto. - Créeme que es así- dijo Nicanor.

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- ¿Quién es la persona con quien estuviste hablando?- preguntó Alfredo con cierto enojo por el inesperado pedido que le realizó Nicanor. - Es una persona de un gobierno extranjero muy poderoso –dijo Nicanor conciente de que le estaba mintiendo para no enterarlo de la verdad, sería menos creíble de lo que iba a contarle. – Esta persona me dijo que en el papiro, que fuera robado, se encuentra una fórmula química importante que podría crear un arma biológica muy potente. Me explicó que llegó a mis manos luego de un hurto en su país y que han venido a recuperarlo. Toda mi familia está amenazada de muerte. No les dije que había otra persona que sabía del papiro, por eso les dije que lo tenía escondido y que me den un día para buscarlo, seguramente si no lo entrego me torturarán para averiguar donde está y querrán saber si alguien mas lo sabe. - Entiendo –dijo Alfredo –pero pudimos detectar la antigüedad del papiro, es original. -Esta persona me dijo que con algunos productos químicos muy nuevos han podido disfrazar la antigüedad engañando la prueba de carbono- explicó Nicanor. El auto se estacionó frente a la casa de Alfredo, los dos quedaron mirando la calle pensando en las cosas que han sucedido, luego de unos segundos de trance el doctor Rocca volvió en sí. - ¡No lo se!- exclamó Alfredo –lo que descubrimos no es una receta de cocina, creo que el mundo debe saberlo, quizá esto pueda terminar con muchas enfermedades. - Nadie debe saberlo, por favor Alfredo necesito confiar en vos ¿pondrías en peligro a mi familia?- preguntó Nicanor. - Está bien- dijo Alfredo resignado – aquí tienes el papiro, y por supuesto voy a destruir todas mis notas. - Necesito todas tus notas ahora- dijo Nicanor mirándolo fijo deseando terminar esta situación. - Muy bien- dijo Alfredo ofuscado. Tomó su portafolio y de ella extrajo una carpeta y se la entregó a Nicanor – Aquí están todas mis notas, mi memoria no te la puedo dar, en eso vas a tener que confiar. Nicanor tomó la carpeta y sonrío con cierto alivio porque veía que la situación estaba llegando a su fin. - Muchas gracias Alfredo- dijo Nicanor mientras le estiraba la mano para saludarlo –sabía que eras un amigo de verdad en las buenas y en las malas. - Imagino que éstas son las malas- dijo Alfredo mientras le tomaba la mano para despedirlo. Alfredo tomó su portafolio y se bajó del auto, caminó hasta su casa silbando una tonada. Nicanor observaba su imagen ingresar a la casa, se sentía aliviado porque tenia en su poder algo que Jano le pidió guardar en secreto a riesgo de destruir toda forma de vida terrenal y metafísica, era el papiro marrón.

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La casa de Alfredo Rocca estaba tranquila, en el living se encontraba la señora que cuida la casa. El doctor era un viudo que estaba solo, sus hijos eran grandes y estaban casados, por eso contrató una señora que se encargara de la casa. La puerta de entrada se abrió y Alfredo ingresó a su morada luego de la charla que mantuvo con Nicanor segundos antes. - Buenas noches doctor- saludó la señora. - Buenas noches Dionisia – saludó Alfredo. - Tuvo mucho trabajo ¿verdad?- preguntó Dionisia. - Si, estoy un poco cansado, voy a comer algo rapidito y me voy a dormir- respondió Alfredo. - Muy bien- dijo Dionisia – preparé un pollo con papas lo caliento y se lo traigo. Dionisia se dirigió a la cocina para prepararle la comida a su patrón. Alfredo buscaba un cuadernillo en los cajones de las mesitas de luz que se hallaban en el living. - Dionisia, ¿vio mi agenda azul? No lo encontré en mi portafolio y pensé que me lo olvidé aquí- preguntó Alfredo en voz alta para que la empleada escuche desde la cocina. - No doctor- respondió Dionisia desde la cocina - ¿está buscando algún número en especial? quizás pueda ayudarlo. - Si- respondió Alfredo –estoy buscando el de Edgardo Espinosa, un periodista de la revista Ciencia y Descubrimientos. Alfredo siguió buscando en todos los muebles de la casa, la búsqueda fue infructuosa y se dio por vencido. - Dionisia no lo encuentro por ningún lado, aprovecho que prepara la comida para ir unos cinco minutos al escritorio a terminar unas cosas- dijo Alfredo. - ¡Muy bien doctor!- dijo Dionisia – enseguida va a estar lista la comida. El doctor Rocca se retiró del living e ingresó a su escritorio que se encontraba al final de un largo pasillo. Sobre la mesa dejó una carpeta, al abrirla dejó al descubierto algunas hojas con fórmulas y dibujos, lo más llamativo es que unas de esas hojas era una copia del papiro marrón, y en otra de las hojas estaba impreso la traducción realizada por el extinto doctor Wayne. Esos documentos revelaban que el doctor Rocca no le había sido sincero a Nicanor y le ocultó la existencia de material en su poder que contenía toda la información sobre las investigaciones llevadas a cabo en torno a los mensajes del papiro marrón. Alfredo tomó el teléfono y marcó un breve número de tres dígitos. Luego de una breve espera, escuchó una voz al otro del teléfono. - ¿Informaciones?- preguntó Rocca – necesitaría el número de teléfono de la revista Ciencia y Descubrimientos. Así, el doctor Rocca buscaba información para contactarse con el periodista de la revista Ciencia y Descubrimientos contrariando las indicaciones de Nicanor, donde acordaron que se mantendría en secreto los descubrimientos hechos a partir del mensaje del papiro marrón.

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La mayoría de las luces del interior de la casa de Nicanor estaban apagadas, con excepción de un velador en una de las mesas del living. Nicanor ingresó a paso lento denostando cansancio, llevó consigo las carpetas y el papiro marrón que le había dado el doctor Rocca unos instantes atrás, se acercó al velador para apagarlo y luego marchó a otro sector de la vivienda. La casa se encontraba silenciosa, Nicanor se trasladó hacia su escritorio. En la habitación había un placard con una pequeña caja fuerte en la pared, la abrió y puso todos los documentos y el papiro dentro de ella.

Se retiró del despacho y se dirigió hacia su dormitorio. En ella se encontraba su mujer recostada en la cama viendo televisión. - Hola mi amor- saludó Virginia. - Hola- saludó Nicanor con voz cansada recostándose al lado de su mujer con absoluto agotamiento. - Estás muy cansado- dijo Virginia mientras le tocaba la frente a su marido – ¿te parece que te cambies la ropa mientras te traigo algo para que comas aquí en la cama? los chicos están dormidos y ya hemos comido. - Gracias mi amor- agradeció Nicanor –pero estoy muy cansado y sin hambre, prefiero dormir. Nicanor se levantó y se dirigió al vestidor para cambiarse de ropa. Virginia continuaba mirando la televisión. - Mi amor, mañana va a pasar Patricio por tu estudio para buscar plata, necesita comprar varios libros para la facultad- dijo Virginia en voz alta para que Nicanor lo escuche. - Está bien- dijo Nicanor – que pase por la tarde. - Sí- dijo Virginia –iba a almorzar con su novia por el centro y luego pasaba por el estudio. - Muy bien- dijo Nicanor mientras se retiraba del vestidor con ropa de dormir puesta. El agotamiento se reflejaba en su rostro. Nicanor se acostó y cerró los ojos. Virginia observó a su esposo y le acaricio la cabeza mientras él intentaba pernoctar. - Estás muy cansado – dijo Virginia – tuviste un día muy agotador, se que la muerte de Rafael te afectó mucho, ahora descansá que mañana será otro día. Virginia le dio un beso en la frente a su marido quién estaba totalmente sumergido en un profundo sueño, apagó la luz del velador y se recostó. Juntos dormían hasta a mañana siguiente.

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Era la mañana y Alfredo Rocca se encontraba solo en su casa. La empleada doméstica se había retirado a realizar algunos mandados matinales rutinarios. Alfredo se encontraba en el living sentado en el sillón y el televisor encendido para escuchar las noticias de la mañana. Tomó el teléfono y marcó un número, luego de una breve espera escuchó la voz de una señorita anunciando que se ha comunicado con la revista “Ciencia y Descubrimiento”. - Por favor, quisiera hablar con el señor Edgardo Espinosa- dijo Alfredo. - Enseguida le comunico- dijo una voz femenina en el otro lado del teléfono. Alfredo esperó que le transfieran la comunicación, en el televisor un periodista masculino seguía anunciando las noticias del día en el país y el mundo. - Hable- dijo una voz masculina en el otro lado del teléfono. - ¿Habla el señor Edgardo Espinosa?- preguntó Alfredo. - Así es ¿quién habla?- preguntó Espinosa. - Buenas tardes- saludó Alfredo –no se si me recuerda, soy el doctor Alfredo Rocca de la Comisión de Energía Atómica, hace unos meses atrás me hizo una nota sobre los avances en seguridad del uso de la energía nuclear. - Claro que lo recuerdo ¿Cómo anda?- dijo Espinosa siempre del otro lado del teléfono. - Muy bien, gracias- respondió Alfredo –lo llamaba para ver si nos podíamos reunir porque le quería comentar sobre unos nuevos descubrimientos que, créame, son asombrosos. - ¿De que se trata?- preguntó Espinosa. - Es muy complicado explicarlo telefónicamente, además debería mostrarle algunos documentos y fórmulas para que pudiera entenderlo- explicó Alfredo. - Muy bien ¿como quiere que hagamos?- preguntó Espinosa. - Si usted quiere, podemos cenar esta noche por Puerto Madero, cerca de sus oficinas, para contar con el debido tiempo en la explicación- propuso Alfredo. El doctor Rocca estaba pensando en un lugar donde comer para proponerle a Edgardo Espinosa. El periodista seguía anunciando las noticias. - El gobierno de los Estados Unidos suspende el mantenimiento del telescopio espacial Hubble- dijo el periodista. Enseguida Alfredo Rocca abrió lo ojos y prestó mucha atención a lo que decía el periodista en el televisor. Había escuchado la palabra clave, la que contenía la segunda parte del mensaje del papiro. Se trataba del telescopio Hubble. Ese nombre estaba impreso en el mensaje traducido por Wayne y se refería a sus ojos y la nueva vida. Alfredo volvió a la conversación que mantenía con el periodista Edgardo Espinosa por teléfono. - ¿Le parece encontrarnos en el restauran “La Holando” a las nueve de la noche?- preguntó Alfredo. - Como no, allí nos encontraremos, que tenga un buen día- dijo Espinosa. - Igualmente. Nos vemos esta noche, hasta pronto- saludó Alfredo y cortó el teléfono para prestar nuevamente atención a la información que estaba dando el periodista sobre el telescopio espacial Hubble. El periodista daba la información con un recuadro detrás de él que contenía una foto del telescopio en órbita. Tenía la forma de un cilindro gigante plateado, como un espejo,

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reflejaba algunos rayos del sol, debajo se lograba divisar una porción de la superficie terrestre. -El gobierno de los Estado Unidos decidió quitar del presupuesto para el próximo año el programa de mantenimiento del telescopio espacial Hubble- relató el periodista – La creación de este instrumento ha generado un gran avance en las historia de la astronomía mundial. Los telescopios terrestres se ven afectados por factores meteorológicos y la contaminación lumínica ocasionada por los grandes asentamientos urbanos. A partir de un telescopio fuera de la tierra se han podido observar y fotografiar esferas celestes del universo jamás visto por el hombre. Mientras continuaba el relato en off una serie de fotografías aparecían en pantalla. Eran nebulosas gigantes y distantes a millones de años luz fotografiadas por el telescopio espacial Hubble. - Aquí vemos una fotografía tomada por el telescopio Hubble, se trata del nacimiento de estrellasen la nebulosa del Aguila- dijo el periodista –este espectáculo que nos regalo el universo fue tomado por nosotros y lo tenemos testimoniado en esta foto. La fotografía que aparecía en pantalla mostraba tres columnas de humo y cenizas y detrás de él el reflejo de algunas estrellas, estas columnas eran de color rojizo mezclado con un azul y negro. - Con esta decisión, el gobierno pone en peligro la continuidad del telescopio- continuaba relatando el periodista mientras seguía mostrándose la foto –algunos astrónomos son optimistas y creen que el Presidente cambiará de posición, mientras tanto el programa estará suspendido hasta el año que viene.

Impresionaba la majestuosidad del tamaño de la nebulosa, pero había algo más que había atrapado a Alfredo, se mantuvo incólume observando todo lo que aparecía en el televisor.

Observando la imponencia de la nebulosa del Aguila, Alfredo abrió lo ojos como si se le vinieran algunos pensamientos reveladores. - ¡Eso es!- dijo Alfredo – ahí está la respuesta. En ese momento ingresó Dionisia que venía de la calle, Alfredo se levantó y tomó su saco que estaba puesto sobre una de las sillas del living. - ¿Se retira doctor?- preguntó Dionisia. - Debo ir a la oficina, se me presentó un trabajo que debo terminar con urgencia- respondió Alfredo. - Se iba a quedar a almorzar- dijo Dionisia. - Es verdad- dijo Alfredo –aún es de mañana, trataré de terminar mi trabajo rápido y vendré para almorzar, además esta noche tengo una cena con el periodista Edgardo Espinosa, así que me quedaré toda la tarde aquí. - Muy bien, entonces voy preparando la comida para el almuerzo- dijo Dionisia. - Hasta luego Dionisia- dijo Alfredo despidiéndose mientras abría la puerta para retirarse a la calle y se dirigió a su trabajo muy pensativo. Intuía que un nuevo descubrimiento estaba por realizar relacionado con el mensaje del papiro marrón.

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En el estudio Lascurain, Huidogro & Frías la actividad era incesante, los empleados se encontraban en sus escritorios y los teléfonos no dejaban de sonar. Nicanor salió de uno de los ascensores para dirigirse a su escritorio. Saludos de rigor a sus empleados caminó por el pasillo tranquilo y apacible, el buen dormir y la solución de las cosas con Jano y con Alfredo le ha hecho el día más liviano, aunque siempre estará reflexivo con todo lo que ha pasado, especialmente con la conversaciones que mantuvo el día anterior. En el pasillo se encontró con Alfonso Lascurain quién repentinamente lo tomó del brazo, lo llevó a paso lento a su propio despacho. - Justo te estaba buscando- dijo Alfonso evitando los saludos de rigor –necesito que vengas ahora mismo a mi oficina. - ¡Claro! ¿Qué es lo que sucede?- preguntó con cierta intriga Nicanor. - En mi despacho está el doctor Matías Olmos con el Presidente de la empresa Monixal, el doctor Ricardo Bustamante. Te advierto que no está muy contento porque hasta el momento no le hemos enviado ningún modelo de presentación y los tiempos apremian- dijo Alfonso –quiero que les expliques como estamos manejando la situación. Nicanor comenzó a preocuparse, pero esta vez por temas más mundanos, es que desde la última reunión con los abogados de la empresa Monixal no había avanzado en los asuntos que quedaron pendientes.

La situación para el doctor Frías en cierta forma transmitía también tranquilidad, esto significaba que volvió a sus temas cotidianos dejando el asunto del papiro marrón atrás.

El despacho el doctor Lascurain era un ambiente muy amplio, con una biblioteca detrás de su escritorio, un ventanal con vista al Río de la Plata y un pequeño living de dos sillones de un cuerpo, un sillón de dos cuerpos y una pequeña mesa ratona. También acompañaba la decoración un pequeño bar completo y unos elegantes cuadros colgados.

Los directivos de la empresa Monixal aguardaban sentados en los sillones. Enseguida ingresaron los doctores Lascurain y Frías. - Ricardo, discúlpame la demora, aquí te presento al doctor Frías, es socio del estudio y está manejando el caso de la fusión- dijo Alfonso presentando su socio al presidente de la empresa Monixal. - Mucho gusto doctor Bustamante- saludó Nicanor estirándole la mano. - El gusto es mío- respondió Bustamante tomando su mano –créame que estuvimos hablando toda la mañana de usted ¡que quilombo! - ¿Perdón?- preguntó Nicanor desconcertado por la última expresión. - ¿Usted es abogado?- preguntó Bustamante. -Si, por supuesto- exclamó Nicanor. - Bueno ahí lo tiene, abogado y quilombero son sinónimos- dijo Bustamante – yo soy médico y mi estigma fue de joven en las guardias que me llamaran matasanos. Yo soy el matasanos y ustedes los quilomberos. Confío en ustedes para resolver este quilombo- dijo mientras estiraba su mano señalando al doctor Matías Olmos -conoce al doctor Olmos, el sigue esperando la presentación que nos iban a mostrar ayer.

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- Es verdad- dijo Nicanor enfrentando la situación enojosa de los directivos de la empresa -hubo un cambio de estrategia, que fue consensuado con ustedes, necesito localizar algunos documentos para avalar la presentación y así mostrarles un primer bosquejo. - El tema de la fusión es de vital importancia- dijo el doctor Olmos – todo lo que hagan debe ser rápido y medido, no podemos darnos el lujo de esperar, tiempo es lo que no tenemos. - Entiendo la premura- dijo Nicanor – pero sin esos documentos no puedo avalar nuestra posición. -Ricardo, en un par de horas van a recibir la presentación- interrumpió Alfonso mirando a al doctor Bustamante mientras Nicanor miraba a su socio con sorpresa, sabía que es un tiempo muy breve para terminar con la presentación y además había sido una intervención inconsulta. El doctor Ricardo Bustamante luego de pensarlo unos instantes estiró la mano a Alfonso como aceptando la propuesta. - Muy bien- dijo Bustamante – espero que cuando llegue a mi oficina tengamos el material. Los directivos de la empresa se acercaron a la puerta para retirarse. Ricardo Bustamante se detuvo y nuevamente observó a los abogados, especialmente al doctor Lascurain. - Alfonso- dijo Bustamante – no estamos en un bar tomando un café ni tampoco están en mi oficina. He venido imprevistamente. Espero que se den cuenta de la gravedad de ello. Esto no es una unión de dos kioscos, en la casa central de Monixal están muy preocupados y si esta fusión no sale van a rodar muchas cabezas. Nos conocemos desde hace muchos años, no hace falta decir que si algo sale mal por falta de acción o por problemas operativos, el contrato cae indefectiblemente, señores hasta luego. Luego de la despedida los doctores Bustamante y Olmos se retiraron del despacho dejando solos a Alfonso y Nicanor. - ¿Entendiste lo que dijo?- preguntó Alfonso. - Si- respondió Nicanor –sucede que tuve algunos problemas. - Lo sé- interrumpió Alfonso – estás impactado por lo de tu amigo, pero si no podes seguir con el caso te pido que lo delegues. Necesito que entiendas que si se cae este cliente peligra la estructura del estudio. Nicanor estaba pensativo y apesadumbrado tratando de absorber lo que en la reunión se había dicho, con una mezcla de sensaciones. -Yo lo voy a manejar- respondió Nicanor –a pesar del corto plazo del que me has impuesto lo voy a tener listo, quédate tranquilo. Luego de asegurarle que iba a trabajar en ello Nicanor emprendió su marcha hacia su despacho, Alfonso lo detuvo tomándolo del brazo. - Si algo sale mal de esto nuestra relación va a cambiar, espero que lo entiendas- dijo Alfonso con un todo duro y cortante. - Lo entiendo muy bien- dijo Nicanor mirándolo a los ojos en un tono distante. Alfonso lo soltó y Nicanor se retiró para dirigirse a su escritorio. Claudia esperaba en su oficina. - Buenas tardes Claudia ¿Alguna novedad?- saludó y preguntó Nicanor. - Lo está buscando con urgencia es el doctor Lascurain- dijo Claudia. - Lo se, vengo de reunirme con él- dijo Nicanor. - Ya he enviado las flores a la familia Ibáñez- dijo Claudia – también lo están llamando del estudio Villegas por el asunto de la venta de la empresa textil, y lo llamaron de la empresa

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Iconos Hermanos, para realizar una consulta acerca de algunas nuevas inversiones en el país. - Muchas gracias Claudia- dijo Nicanor mientras observaba la calle por la ventana de su despacho. Algo llamó su atención. En una de las esquinas de afuera estaba apoyado sobre una pared un hombre que lo observaba continuamente. Nicanor intentó averiguar quién es pero la lejanía no le permitía una correcta individualización. Luego de unos breves instantes, el doctor Frías logró identificarlo, se trataba de Jano Vizcaíño. Tenía puesto un tapado color camello que lo cubría del frío y debajo un saco, camisa y corbata. Lo observaba constantemente, ni un segundo desviaba Jano su vista de la ventana en donde está el abogado. Nicanor volvió a preocuparse, creía que no lo iba a volver a ver. Sentía que si estaba allí era para hablar nuevamente, esta vez él quiere tomar la iniciativa. Sacó de su pantalón su billetera y retiró dinero para luego introducirlo en un sobre. - Claudia, me voy a retirar por unos instantes, acabo de recordar que me tenía que encontrar con una persona en un café que está a la vuelta- dijo Nicanor mientras le entregaba el sobre –en unos momentos está por llegar mi hijo, por favor déle este sobre y dígale que me tuve que ir de urgencia. - Muy bien doctor- dijo Claudia mientras tomaba el sobre. Ambos se retiraron del despacho, la secretaria se sentó en su escritorio para volver a su trabajo y Nicanor se dirigió hacia el ascensor para retirarse. La puerta del ascensor se abrió y el abogado ingresó en él, esta vez no está preocupado por su cliente y su estudio, nuevamente vuelven las intrigas y los asuntos transcendentales. Seguramente la charla con Jano estará referida al papiro marrón y al niño creador del mundo y el universo.

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El invierno deparaba tardes frías en la ciudad de Buenos Aires. En la esquina de la cuadra que está enfrente al estudio Lascurain, Huidogro & Frías se encontraba Jano, sabía que fue visto por el doctor Frías y esperaba a su encuentro. Nicanor salió del edificio de su estudio para dirigirse a la esquina, sin ninguna pausa caminó hasta donde se encontraba el hombre que continuamente lo observaba, quién muy pacientemente lo seguía esperando. Cuando llegó a él frenó su marcha y ambos quedaron mirándose. - ¿Qué hace aquí?- preguntó Nicanor – el tema que habíamos hablado quedó resuelto, ya no tenemos que seguir hablando más. - Hemos hablado de la narración bíblica escalera de Jacob- dijo Jano ante la mirada atónita de Nicanor quién no entendía la afirmación- luego de traicionar a su hermano Esaú, en complicidad con su madre Rebeca, Jacob huye a otro lugar para ir a vivir con su tío Labán. A mitad de camino, él estaba muy cansado y se tiró a dormir, tuvo un sueño en la cual observó una escalera que nacía en la tierra e iba hasta el cielo, de allí bajaba y subían ángeles. En lo alto de la escalera estaba Dios y le bendijo la tierra y su simiente, es decir a Israel. Capítulo 28 versículos 11 a 19. - ¿Qué me quiere decir con esto?- preguntó intrigado Nicanor. Jano lo miró fijamente, ya no con la apacibilidad que siempre lo caracterizó. Esta vez su simpatía se convirtió en exasperación. - Allí fue donde se le entregó a Jacob la revelación- dijo en tono áspero Jano – eso ocurrió hace más de tres mil setecientos años y desde entonces el secreto siempre ha sido bien custodiado. Ahora usted lo está poniendo en peligro. - Le dije que ya fue resuelto- dijo Nicanor exaltado – hablé con quién tenía todo y me lo ha entregado, lo tengo en mi casa y me juró que nunca iba a revelar lo descubierto. - ¿Está seguro doctor Frías?- preguntó con apacibilidad Jano retornando su calma.- veo que confía mucho en su amigo. - Lo conozco desde hace muchos años- respondió Nicanor –además, yo no se quién es usted para que sigamos hablando. - Si lo sabe- dijo Jano – de hecho se lo he demostrado, auque no lo parezca soy un ángel enviado. En ese instante Nicanor comenzó a reír, Jano entendió el motivo y dejó que las risas siguieran fluyendo. -¿Usted un ángel?- dijo Nicanor mientras seguía riéndose - ¿Cómo si representara al bien? - ¿Acaso cree que yo represento lo malo?- preguntó Jano. Nicanor seguía riendo como no dando mucha importancia a la pregunta que le había formulado Jano. - Dígame ¿Qué es el mal?- preguntó Jano. Nicanor dejó de reírse y lo escuchó con atención. – Déjeme ser socrático un poco y permítame preguntarle nuevamente ¿Qué es el mal? - No voy a responderle- dijo Nicanor mientras dejaba de reír –no voy a entrar en su juego. - Un vaso tiene agua, si lo volcamos está vacío de agua. El agua tiene entidad propia, es algo, en cambio el vacío no tiene entidad, en este caso es falta de agua. Lo mismo sucede con el bien y el mal. El bien es todo, tiene entidad propia en cambio el mal simplemente es ausencia de bien, no tiene entidad. - ¿A dónde quiere llegar con esa parodia de mayéutica?- preguntó intrigado Nicanor.

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- El mal está definido por el bien- dijo Jano sonriente – ¿Quién define el bien? ¿Quién establece las diferencias del bien y el mal? Imagino que usted leyó la “Summa Teológica” de Santo Tomás de Aquino, en la cual afirmaba que existe un derecho divino emanado de nuestro creador que llega a nuestro mundo como derecho natural y el hombre lo interpreta a través del derecho humano. Por supuesto es una maravillosa y compleja obra que, según la leyenda, fue el mismísimo Jesús en un místico encuentro quién le ha dicho haber escrito bien. Pero, estamos frente a un dogma, ¿y si el bien es una convención humana para su propia preservación? ¿Quién puede afirmar que el creador ha determinado el orden de las cosas como lo conocemos? usted sabe que podemos discutir mucho sobre la justicia, desde la distributiva hasta la positiva. Nicanor escuchó con mucha atención lo que explicaba Jano esperando que su retórica llegue a alguna conclusión. - Doctor Frías- continuó diciendo Jano – esto no es entre el bien y el mal, esto es sobre salvar o no el universo, y si para ello se deben sacrificar algunas vidas para la preservación de toda vida en el universo, ¿eso es bueno o malo? Usted ya está convencido de la existencia de otra vida después de la muerte, entonces ¿por qué no matar? Si a la larga no estamos haciendo ningún daño, todo lo contrario, a no ser que mantenga la duda de la existencia de otra vida o esté prohibido por nuestro creador, este no es el caso. - La verdad señor Vizcaíño, estoy cansado de todo esto- dijo Nicanor agobiado –voy a retirarme, y de ahora en adelante prefiero no saber más nada de usted. - Usted vio lo que pasó en el muelle- dijo Jano nuevamente cambiando su humor - ¿aún así sigue dudando? Tiene que saber que acá estamos para salvar toda vida, la conocida y desconocida, ¿al menos no está dispuesto a hacerlo por su familia?, no lo haga por salvar las millones de millones de vidas, hágalo por salvar las primeras cuatro que a usted le interesa. Nicanor no podía disimular su cansancio sobre los mensajes, revelaciones y advertencias desde que se topó con el papiro marrón y con Jano Vizcaíño. El doctor Frías se acercó a Jano quién se encontraba inmutable. Tan cerca estaba que podía hablarle bajo cerca del oído. - Escúcheme bien señor Vizcaíño- dijo en voz baja Nicanor – usted puede hacerme aparecer delfines que fumen y caminen por la calle, puede hacerme volar, puede traerme extraterrestres en este mismísimo momento, lo que no puede hacer es quitar las ganas de pegarle que tengo en este instante. Mientras Nicanor le hablaba al oído, Jano seguía manteniéndose inerte, esta vez le ha vuelto el humor y con una leve sonrisa escuchó con atención lo que decía el abogado. - Por eso déjeme en paz- reprendió Nicanor – si me vuelve a molestar le voy a dar tantas trompadas que ni usted mismo podrá reconocer su cara, ahora me voy y a partir de este momento olvídese de mí. Luego de la reprimenda Nicanor se había dado vuelta para comenzar su retorno a la oficina y volver a su rutina, y así olvidarse de la desagradable experiencia del papiro marrón y los develamientos.

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La tensión se había apoderado de Nicanor Frías quién se dio vuelta para alejarse de la presencia de Jano Vizcaíño. - Doctor Frías, espere un momento- dijo Jano para detener la marcha de Nicanor. Nicanor giró y nuevamente volvió la mirada hacia Jano, él esta mirando hacia la otra esquina, su vista seguía incesante hacia ese lugar. - ¿Es su hijo el que está en la equina?- dijo Jano. Confundido, Nicanor fijó su vista hacia la esquina señalada por Jano. Para su sorpresa observó que allí estaba su hijo Patricio con su novia. El día anterior habían quedado en que el muchacho iba a pasar por la oficina del padre a retirar dinero para comprar algunos libros que necesitaba para sus estudios. Sin embargo una sorpresa mayor le depararía a Nicanor. Jano levantó su mano hacia la altura de su hombro y juntó los dedos para hacerlos sonar. El abogado lo observó y recordó que es el mismo movimiento que había realizado cuando aparecieron los delfines en el Río de la Plata. No pudo pensar ni un segundo cuando Vizcaíño hizo sonar los dedos. En ese instante Patricio, que seguía con su novia en la esquina esperando que cambie la luz del semáforo, unió sus manos y, con un reflejo instintivo, se los situó en el pecho y se desvaneció inmediatamente cayendo al suelo. Patricio yacía en el piso y su novia no entendía nada de lo que había sucedido. Apenas podía agacharse y pegarle en la cara a gritos para que se despertara. Luego gritaba a la gente que circulaba para que traigan un médico. Aparentemente el muchacho había sufrido un infarto y su corazón se había detenido. Una muchedumbre se había formado alrededor de la pareja. Enseguida apareció un hombre identificándose como médico quién rápidamente empezó a hacer masajes de reanimación al muchacho posiblemente muerto. El desconcierto había rodeado esa esquina. Pero un hombre estaba más desesperado que los demás al otro lado de la calle, Nicanor observaba atónito lo que había ocurrido con su hijo. El padre del muchacho entendió inmediatamente que Jano tuvo algo que ver con lo sucedido. Volvió hacia él y se abalanzó tomando su cuello con su mano arrinconándolo contra la pared. - Hijo de puta ¿Qué has hecho?- dijo iracundo Nicanor mientras lo tomaba del cuello a Jano – si le llega a pasar algo, te juro que te mataré. Jano observaba inmutable a Nicanor. Lejos de sentirse amedrentado, Vizcaíño tomó a Nicanor del hombro y hundió uno de sus dedos en la axila ejerciendo una gran fuerza sobre el hombre. Parecía una tenaza que trituraba el hombro y la axila del abogado. El dolor era insoportable, el dedo seguía hundiéndose más sobre la axila y la presión que se ejercía era mucho mayor a la de cualquier hombre fuerte. Nicanor se quejaba del dolor. - Escúcheme ahora usted Nicanor- dijo molesto Jano – vio lo que acabo de hacer con su hijo. Se está dando cuenta que esto no es un chiste. Su primera prioridad es resolver lo que ha sido revelado a usted y su amigo. Mire a la esquina.

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Nicanor hizo caso y dirigió su mirada hacia la esquina. Observó como los hombres trataban de salvar la vida de su hijo. Su rostro era humedecido por lágrimas, no lloraba por el terrible dolor físico, sino porque estaba viendo como moría Patricio. - Ahora lo voy a soltar y usted correrá hacia su hijo. Pero no se olvide lo que puedo llegar a hacer. Esto tiene que acabar ahora mismo ¿me entendió?- dijo Jano. - Si, pero suélteme- dijo Nicanor. El abogado entendió que era imposible cambiar la situación con amenazas. Por ello apenas fue soltado por Jano fue corriendo hacia la esquina donde estaba su hijo. Cuando llegó a la esquina, Nicanor observó en un profundo llanto la escena donde un hombre seguía masajeando a su hijo que yacía en el suelo con los ojos cerrados y un color catatónico, mientras su novia seguía llorando en desesperación. Nicanor nuevamente dirigió su mirada hacia Jano quién se encontraba en la otra esquina mirando con gracia lo sucedido. La mirada del abogado era con ojos más amables, como implorando que le salvara la vida a su hijo. Jano continuó observando la tragedia acontecida. Luego de unos breves instantes emprendía su marcha para alejarse del lugar. Nicanor lo seguía observando. Mientras se retiraba se detuvo un momento para levantar nuevamente su manos y hacer sonar sus dedos, en ese instante Patricio abrió los ojos y realizó una profunda inspiración, luego de una desgarradora espiración comenzó a toser. Patricio se había recuperado, Nicanor volvió la mirada hacia su hijo y al grito de que era su padre lo abrazó con fuerza. - ¿Qué pasó papá?- preguntó Patricio mientras su novia con lágrimas en los ojos también lo abrazaba. - No lo sé hijo, pero quedate tranquilo que están viniendo los médicos – dijo Nicanor para tranquilizarlo. El abogado, abrazó con más fuerza a su hijo recuperado y nuevamente volvió a llorar, esta vez el llanto fue incontrolable. - Pasé por acá y te vi. Pensé lo peor- dijo Nicanor sin separarse de su hijo a pesar de que la ambulancia había llegado y los galenos le pedían que lo dejaran revisar. Ante el pedido de los médicos, Nicanor soltó a su hijo y abrazó a la novia de él para acompañarla en el momento traumático que le había tocado vivir. Mientras mantenía el abrazo miraba hacia la otra esquina para ver si estaba Jano. Vizcaíño se había retirado y no se notaba por ningún lugar su presencia. Nicanor volvía a entender que las investigaciones de su amigo eran cosas serias y que debían terminar. Sabía que debía charlar nuevamente con Alfredo Rocca sobre el papiro marrón.

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El pasillo del sanatorio se encontraba frío, no era mucha la gente que circulaba, al ser muy tarde la actividad había disminuido considerablemente en comparación con la mañana y media tarde. Nicanor y Virginia estaban sentados en un banco del pasillo justo enfrente a la puerta de entrada del cuarto donde estaba internado Patricio luego del infarto. Un elegante médico con papeles y radiografías en su mano se acercó hacia ellos. Ambos estaban tomados de la mano y sus rostros denotaban cansancio y preocupación. Luego de lo sucedido la angustia se había apoderado de ellos. - ¿Señor y señora Frías?- preguntó el medico. Ellos se levantaron y moviendo la cabeza respondieron afirmativamente. –Soy el cardiólogo Javier Peñalva- se presentó el galeno mientras daba la mano como gesto de saludo. - ¿Cómo está Patricio? Doctor- preguntó Virginia. - Está muy bien, de hecho créame que estoy confundido- explicó el doctor – si no hubiera sabido que esta tarde tuvo un paro cardíaco, por los resultados de todos los estudios que hicimos hubiéramos deducido que su hijo está perfecto, no hay ninguna evidencia congénita ni de otra índole que nos indique que su corazón está mal. - ¿Eso que significa doctor?- preguntó intrigado Nicanor. - Quiere decir que su hijo está muy bien. Los estudios nos muestran un chico totalmente sano y fuerte con un corazón funcionado perfectamente normal para su edad. La verdad que esto es muy extraño, no hay ninguna evidencia de que haya sufrido un infarto a pesar de que el primer médico que lo atendió en la calle atestiguó no sentir los latidos del corazón. - ¿Qué es lo que hay que hacer ahora?- preguntó Virginia. - En principio va a estar un día en observación- propuso el médico -seguiremos haciendo estudios porque un infarto no se puede tomar a la ligera. Sin embargo los análisis nos muestran que es un chico perfectamente sano, hasta diría que está más sano que los compañeros de su colegio. Voy a continuar con mi ronda, ahora él descansará esta noche aquí y lo volveré a ver mañana por la mañana. Los padres del muchacho saludaron y agradecieron al doctor quién se retiró por el pasillo. Virginia y Nicanor entraron al cuarto y vieron a Patricio acostado con un mejor color de lo que estaba por la tarde. - Mi amor, que susto nos distes- le dijo Virginia mientras lo abrazaba muy fuerte, el abrazo era correspondido por su hijo. - No se que paso, en un momento estaba caminando y en otro me despierto y veo a papá y toda la gente rodeándome- explicó Patricio. - Quedate tranquilo mi vida, yo me voy a quedar a dormir acá ¿querés que te traiga algo para comer?- Preguntó Virginia. - No, voy a dormir, estoy muy cansado- respondió Patricio.

Virginia lo soltó y Patricio se recostó para dormir, ella tomó unas sábanas que había en el placard y sobre el sillón del cuarto improvisó la cama en la que ella dormirá. Una enfermera entró al cuarto y observó a Nicanor quién lo llamó para que se acerque al pasillo porque tenía un mensaje para darle. El doctor Frías con su mano hizo un ademán de que enseguida volvía y se dirigió al pasillo donde se encontraba la empleada del hospital. - ¿Es usted el doctor Frías?- preguntó la enfermera.

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- Si, soy yo- respondió Nicanor. - Vengo de parte de un paciente que se encuentra internado en terapia intensiva, me dijo que supo que está acá y me pidió que le dijera que lo quiere ver- explicó la enfermera. Nicanor frunce sus cejas intrigado ya que no sabía quién podría ser el que estaba internado y como sabía que él estaba aquí. - ¿Quién es?- preguntó Nicanor. - Es el señor Jano Vizcaíño- dijo la enfermera para sorpresa de Nicanor –fue internado esta tarde, tiene un cáncer muy avanzado y los médicos dudan que supere esta noche. Dijo que es cliente suyo y que necesita hablar con usted sobre el testamento. Nicanor se mostró sorprendido por lo que dijo la enfermera. La sorpresa no era porque Jano estuviera en el hospital sino por la enfermedad que le habían diagnosticado los médicos. Entendió que lo del testamento era una jugada para pasarle un mensaje, se dio cuenta de que la charla aún no había concluido y debían verse. - ¿Donde queda terapia intensiva?- preguntó Nicanor. - En el quinto piso doctor- respondió la enfermera. - Muchas gracias- dijo Nicanor y volvió a entrar al cuarto. Se dirigió hacia su hijo a quién le dio un beso en la frente, luego llamó a su mujer para que se acerque así podían hablar en voz baja y no despertar a Patricio. Virginia dejó las sábanas sobre la mesa y se acercó hacia su marido quién estaba en un rincón del cuarto. - Voy a ir a casa mi amor ¿necesitas algo?- preguntó Nicanor a Virginia. - No, gracias querido, ya hablé con Felisa y ella se va a encargar de los chicos – respondió Virginia –andá para casa y descansá, yo me voy a quedar acá con Patricio. - Muy bien- dijo Nicanor mientras le daba un beso a su mujer – mañana a la mañana antes de ir al trabajo paso por acá para saber de las últimas novedades. - Está bien, pero quedate tranquilo que está todo bien- dijo Virginia. Nuevamente la pareja se dio un beso de despedida mientras Patricio dormía plácidamente en la cama. Nicanor se retiró del cuarto. Virginia creía que se dirigía a su casa pero estaba equivocada, el abogado no se dirigía hacia la salida sino todo lo contrario, subía al quinto piso del edificio donde se encontraba el sector de terapia intensiva del sanatorio.

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Nicanor Frías se bajó del ascensor en el quinto piso. El lugar era sombrío y lúgubre, había una entrada donde una enfermera estaba haciendo guardia. El abogado se dirigió hacia ella, estaba leyendo un libro mientras escuchaba en bajo sonido la música que salía de su radio. - Buenas noches – saludó Nicanor –vengo a ver al señor Jano Vizcaíño, es un paciente de este piso. - Si- dijo la enfermera –lo voy a acompañar pero le voy a pedir que sea muy breve, ya no es hora de visitas pero por pedido del señor Vizcaíño, que tiene una convalecencia muy especial lo voy a dejar entrar diez minutos. La enferma se levantó y abrió la puerta de entrada al sector de terapia intensiva. Nicanor lo acompañaba, había un patio central con varios cuartos a su alrededor, dentro de ellos observó pacientes dormidos monitoreados por diferentes máquinas que indicaban los signos vitales del convaleciente. En medio del patio central había un lavatorio de manos con abundante jabón líquido y toallas colgadas a su alrededor. - Le voy a pedir que antes de entrar al cuarto se lave las manos- dijo la enfermera. Los sanatorios tienen una estricta política sobre la higienización en el sector. Los visitantes de terapia intensiva debían asearse antes de entrar a ver al enfermo.

Sin ningún reparo, Nicanor accedió a la solicitud de la enfermera y se acercó al lavatorio para enjuagarse las manos. Luego de asearse la sanitaria le indicó la habitación donde se encontraba Jano Vizcaíño.

El abogado ingresó y observó a Jano muy demacrado con una máscara de oxígeno y varios aparatos a su alrededor que indicaban constantemente el estado de sus otros órganos vitales. El color de su piel era muy pálido y su respiración muy agitada. -Solo puede estar diez minutos- dijo la enfermera y se retiró. Jano y Nicanor quedaron solos en el cuarto. El abogado observaba atentamente el descarnado cuadro del convaleciente moribundo. El enfermo no dejaba de respirar agitadamente, hasta se podía observar algunas muy leves convulsiones. Jano abrió los ojos y los enfocó hacia Nicanor que seguía observando sin decir ninguna palabra, no alcanzaba a entender como un hombre que hace unas horas atrás ejerció una agresión física con una inconmensurable fuerza estaba postrado y demacrado en la cama. - Parece que no voy a seguir más en el juego- dijo Jano esforzándose por hablar - El niño cambió las reglas y va a retirarme. - ¿Quiere decirme algo en especial?- preguntó intrigado Nicanor. - Yo en pocos minutos voy a irme, pero usted va a seguir jugando- dijo Jano con algunas interrupciones ocasionadas por la tos – en pocas horas se va a producir el desenlace del juego respecto a usted. Debe terminar esto en las próximas horas, no puede pasar a mañana. Una vez que se entere alguien más estamos perdidos. - No entiendo- dijo Nicanor –duramente muchos años el secreto se preservó a pesar de que hubo gente que supo del papiro ¿por qué ahora tanta premura? puedo terminar con esto, pero necesito unos días, tengo que resolver algunos asuntos personales.

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Jano observó esbozando una pequeña sonrisa ya que la enfermedad no le permitía expresarse libremente. Internamente había desesperación porque notaba que Nicanor aún no entendía lo que quería decirle. - Karl Marx dijo que la historia define al hombre- dijo Jano –es interesante la contundente conclusión. Si una persona es obesa porque come muchos dulces y por ser sedementario porque ve mucha televisión, quizás si hubiera nacido quinientos años antes no sería gordo y tendría una figura más armónica porque no existirían los chocolates ni la televisión que lo puso en el estado en que está y estaría obligado a comer alimentos más nutritivos y a desarrollar trabajos que requieren esfuerzos físicos. Si esto hubiera ocurrido hace quinientos años no le estaría pidiendo esta celeridad en la resolución de su jugada, sin embargo con la tecnología de hoy la información puede correr a la velocidad de la luz y en cuestiones de minutos expandirse en casi todo el planeta. Además hoy existen herramientas que antes no existían y permiten traducir todo el mensaje del papiro. Nicanor estaba atónito. Trataba de entender lo que Jano le dijo pero no lograba hacerlo. El convaleciente se dio cuenta de ello y lo apoderó cada vez más la desesperación. Le preocupaba mucho más el posible mal juego del abogado que la cercanía de su propia muerte. - Está bien, intentaré solucionarlo hoy, pero no será fácil- dijo Nicanor. - Acérquese a mi para que me escuche mejor, no puedo hablar fuerte- Dijo Jano mientras con sus dos brazos intentaba levantar parte de su cuerpo para acercase a Nicanor y hablarle lo mas cerca al oído. Nicanor seguía dubitativo. Hizo caso al requerimiento acercando su oído hacia Jano. - Es importante que entienda que no debe intentarlo debe hacerlo, no hay tiempo, si hoy no lo resuelve el juego habrá terminado.- dijo con aflicción Jano. - ¿Y como se termina el juego? Yo que lo sé no voy a revelar nada en mi vida y mi amigo me lo ha prometido pero no puedo hacer más nada- dijo Nicanor. -Estamos en una etapa muy peligrosa del juego- dijo Jano –los que están jugando deben ser eliminados de esta etapa, es decir de este planeta. Lo que le digo es que en las próximas horas no se puede hacer otra cosa, los tres deben ser eliminados. Nicanor comenzó a comprender algunas cosas pero no podía entender otras. El terror se apoderó de él porque lo que alcanzó a entender era que su amigo debía morir, lo que no comprendía era que hablaba de tres jugadores que sean eliminados cuando los que sabían de la revelación eran Alfredo Rocca y él. Al menos que la tercer persona sea Jano. - Lo que me pide es muy extremista- dijo aterrado Nicanor –además habla de tres personas, sea más específico. - No es momento de jugar conmigo doctor Frías- dijo Jano tomándolo del saco con la poca fuerza que le quedaba – si los tres no son eliminados y el juego acaba entienda que el universo sucumbirá y hasta las almas dejarán de existir. Luego de decir esas palabras Jano lo soltó y comenzó a toser con más asiduidad, se recostó en la cama con algunas convulsiones importantes. Las máquinas que lo monitoreaban empezaron a realizar sonidos y mostrar signos vitales que empeoraban a cada segundo. Jano realizó una larga expiración y sus ojos se mantuvieron abiertos e inmóviles. La enfermera entró y tomó del brazo al enfermo para tomar su pulso, luego apagó los equipos y cerró sus ojos. - Lo siento- dijo la enfermera a Nicanor –era inminente que se produzca su deceso. ¿Sabe de alguien que podamos avisarle?

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Nicanor estaba inmóvil y aterrado por la conversación que mantuvo con él. Luego volvió su vista hacia la enfermera. - No se preocupe- dijo Nicanor – conozco a su familia, yo les voy a avisar. La enfermera se retiró y Nicanor quedó solo en el cuarto observando a Jano quien acababa de fallecer. No solo sabía que debía seguir con el juego del papiro marrón, también entendió que está cerca del final del su juego y debería tomar una decisión.

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La noche yacía sobre la ciudad de Buenos Aires. El clima no era propicio para un paseo, fuertes vientos soplaban sobre la calle. A pocas cuadras del sanatorio había un parque público muy extenso, con mucha arboleda, juegos infantiles y caminos internos con bancos que invitaban a sentarse. En uno de los bancos una pareja de enamorados disfrutaba de la noche en el parque expresando sus sentimientos apasionadamente entre abrazos y besos. Nicanor se hallaba sentado en un banco a veinte metros de ellos. Lejos de disfrutar de la noche, se encontraba aterrado, no sabía lo tarde de la hora, ni siquiera debía saber en que lugar estaba en ese momento. Sus pensamientos estaban lejos de esa plaza y cerca del papiro marrón. Se le presentó un conflicto interno y existencial trascendental. Las palabras de Jano retumbaban en su cabeza. No sabía si lo último que dijo era vital o no. ¿Cómo puede eliminar a los jugadores del juego? Esa es la inquietante pregunta que reiteraba constantemente y no podía responderse. En tanto la pareja continuaba disfrutando de su momento, Nicanor seguía preguntándose que debía hacer. El viento soplaba cada vez más fuerte, las hojas caídas comenzaron a dar vueltas advirtiendo pequeños remolinos que formaban fuertes ráfagas de viento. La pareja comenzaba a sentirse incómodo por la tempestad que cada vez se deterioraba más y se retiró de la plaza con una alegre corrida. La enajenación se apoderó de Nicanor, estaba en estado de shock, todo lo que le sucedía no lo podía asimilar. Se sentía ahogado a pesar de que el fuerte viento rozara su cara, le costaba respirar. - ¿Por qué? ¿Por qué?- gritaba frenético Nicanor sin que nadie lo escuche. Luego de sus gritos, Nicanor escuchó desde lo alto y desde todos sus costados las risas de un niño pero no lograba divisar ningún muchacho en la plaza. Los fuertes vientos lo habían dejado absolutamente solo en el parque. Las risas eran continuas, y eso enloquecía aún más al abogado. Esas risas provenían de cualquier lugar, y Nicanor continuaba sentado en el banco. Sabía que debía tomar una decisión y debía ser ahora. Tenía que emprender algún tipo de acción. Lo que entendía perfectamente es que en las próximas horas no podía quedarse sin hacer nada. Luego de gritar y preguntarse por qué le sucedía a él esto, le surgía otra pregunta y era la que va a definir el desarrollo de los acontecimientos a partir de ese momento. Nicanor se preguntaba que debía hacer y que tenía que hacer con el papiro marrón.

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En Puerto Madero la zona de paseo funcionaba a plenitud a pesar de las tempestades, todos los restoranes estaban abiertos y lleno de personas. El restauran La Holando no era la excepción. Todas las mesas estaban llenas de comensales. En una de las mesas se encontraban sentados Alfredo Rocca y el periodista Edgardo Espinosa. El periodista era un hombre de unos sesenta años corpulento y con canas que denostaban su edad. Ambos estaban ingiriendo carne asada con papas y tomando un vino tinto. - Entonces ¿me quiere decir que usted ha creado vida?- preguntó intrigado Espinosa luego de que Alfredo Rocca le haya explicado los resultados de su investigación. - No exactamente, en realidad hemos descubierto la fórmula natural de la creación de vida- explicó Rocca. - Realmente estoy desconcertado, me muestra una fórmula química en la cual ha creado la vida y ahora dice que no es así ¿ha creado vida de una fórmula química?- preguntó Espinosa. - Es que no yo no soy creador de la vida, sería endiosarme, he descubierto como se crea vida fuera de la reproducción.- dijo Rocca. - A ver si entiendo- dijo Espinosa.- me quiere decir que siempre hemos creído que la continuidad de la vida era a través de la procreación pero usted dice que también existen métodos o fórmulas de creación. - Exactamente- exclamó Rocca – son métodos y fórmulas naturales, es decir de la misma naturaleza, y este proceso se da constantemente, incluso en estos momentos. - Entonces ¿cómo es que no lo percibimos?- preguntó Espinosa. - Porque la creación de la vida se origina desde un organismo celular y luego la evolución hace lo demás- dijo Rocca. El periodista se quedó mirándolo sin entender lo que acababa de explicarle, trataba de abstraerse pero era imposible. Alfredo Rocca lo observaba y se dio cuenta de ello. - Le voy a explicar de otro modo- dijo Rocca – el astrónomo Carl Sagan hizo un maravilloso trabajo donde comprimió el tiempo del universo en un año y lo llamó el “calendario cósmico”. El universo tiene quince mil millones de años, pues esos años fueron reducidos a milésimas de segundos para explicar las etapas del universo en lo que sería un año. Tenemos así que cada segundo de los trescientos sesenta y cinco días equivale a quinientos años. El primer segundo de primero de enero se produjo la gran explosión conocida como big bang y la última milésima de segundo del treinta y uno de diciembre es el tiempo actual. En el calendario cósmico de Sagan la historia de la humanidad entraría en los últimos minutos de la última hora del treinta y uno de diciembre. Si esa reducción de tiempo fuera real y viéramos el proceso de evolución en poco minutos veríamos emerger de la tierra nuevos seres vivos de distintas formas y cambiando su aspecto permanentemente, porque la vida se crea desde la tierra a partir de la célula que luego evoluciona. - No es que sea incrédulo- dijo Espinosa –pero la verdad es que nunca en mi vida he oído algo semejante, al menos no desde un científico reconocido. - Lo comprendo- dijo Rocca –si a mi me lo dijeran tampoco lo hubiera creído, pero lo que le digo es demostrable, no le pido que me crea, todo lo contrario, dude, así le puedo

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demostrar científicamente que es posible la creación de la vida desde experimentos naturales. - ¿Usted me dijo que simplemente es una fórmula química?- preguntó Espinosa. - Exacto- exclamo Rocca – una fórmula natural que siempre ha estado frente a nuestros ojos, siempre la teoría partió de la molécula que pudo hacerse una copia de si misma, ahora tenemos nueva información. Siempre supimos fehacientemente que al polvo vamos. - Ahora con lo que usted dice sabemos que del polvo venimos- dijo Espinosa. Rocca seguía explicando al periodista sus descubrimientos, gesticulaba con las manos entusiasmado intentando convencerlo de sus nuevas teorías. Espinosa escuchaba atentamente mientras se alimentaba de lo que había servido en la mesa, trataba de comprender aunque le resultaba muy difícil aceptarlo mientras no hubiera hechos observables que lo apoyen.

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La casa de Nicanor Frías estaba muy tranquila, eran altas horas de la noche, los chicos y la empleada dormían en sus respetivos cuartos. No estaban Virginia ni Patricio ya que se encontraban durmiendo en el sanatorio. Se acostumbraba a dejar un velador del living prendido para que el último en llegar tenga luz y así no chocar con los muebles. Nicanor fue el último en llegar, apagó la luz y se dirigió a su despacho. El abogado se sentó en el sillón de su despacho, se encontraba muy pensativo, las ramas se podían observar desde la ventana y estaban en constante movimiento. Se escuchaba el pasar del viento que se colaba sobre alguna apertura mal cerrada. El doctor Frías se hallaba muy intranquilo, para él la noche no había terminado, el diálogo mantenido con el difunto Jano Vizcaíño y lo últimos sucesos lo mantenían en un estado paranoico. Aún no lograba comprender el alcance de las palabras de Jano, o al menos no quería comprenderlas, debía tomar una decisión y sabía que sería trascendental para él y su familia. Estaba pensativo, no podía tomar ninguna iniciativa, tenía muchas dudas en relación a sus próximas acciones. Luego de unos minutos armó coraje y tomó el teléfono, discó un número y esperó que alguien atendiera del otro lado. - Se comunicó con Alfredo Rocca, en este momento no puedo atenderlo pero deje su mensaje y me comunicaré con usted a la brevedad. Muchas Gracias- dijo un mensaje grabado en el contestador del celular. - Alfredo soy Nicanor, necesitaría hablar con vos urgente, por eso cuando escuches este mensaje llamáme sin importar la hora que sea voy a dejar prendido mi celular, también podés llamarme a mi casa que yo voy a atender, te repito es muy importante que hable con vos- dijo Nicanor y luego colgó el teléfono. Había intentado comunicarse con su amigo Alfredo Rocca para comentarle de la conversación que mantuvo con Vizcaíño, su intensión era volver a insistir que se olvide de todos los recientes descubrimientos, pero fue infructuoso, no había podido localizarlo. Nuevamente observó por la ventana las ramas en movimiento, luego de unos instantes se animó a hacer otra llamada. Tomó el teléfono y discó nuevamente. - Hola- dijo una mujer al otro lado del teléfono, era Dionisia, la señora que cuida la casa de Alfredo Rocca. - Hola ¿es la casas del doctor Rocca?- Preguntó Nicanor. - Si ¿Quién habla?- preguntó Dionisia. - Soy Nicanor Frías, disculpe que llame a estas horas de la noche pero estoy buscando a Alfredo, necesitaría hablar con él- dijo Nicanor. - Hola doctor Frías- saludó Dionisia –no hay ningún problema, pero el doctor aquí no está, tenía una cena con un periodista amigo suyo. Si Nicanor estaba preocupado, nada ayudaba lo que le acababa de decir Dionisia. Se enteró de que está con un periodista, ello era la suma de todos sus miedos. Si el periodista obtenía la información y la divulgaba a través de los medios se podría cumplir el presagio de Jano. - ¿Por donde fue a cenar?- preguntó Nicanor. - En Puerto Madero- respondió Dionisia.

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- Que casualidad- dijo Nicanor –yo estoy con unos amigos cenando en Puerto Madero. Por supuesto se trataba de una mentira, se encontraba en su casa, pero era necesaria tener una excusa que le pudiera servir para solicitarle el nombre del restauran sin que la mujer entrara en ninguna sospecha o preocupación. - ¿En que restauran está?- preguntó Nicanor –así aprovecho y paso a saludarlo. - Esta en el Holando- respondió Dionisia -¿lo conoce? - Si, he comido ahí- respondió Nicanor –muchas gracias y disculpe las molestias, que tenga buenas noches. - Buenas noches doctor- se despidió Dionisia. El abogado colgó el teléfono y se dirigió al placard del despacho. Abrió la puerta de la caja fuerte y de allí extrajo el papiro marrón, lo observó y con furia lo apretó fuerte en sus manos, él entendía que ese papiro era el causante de todos los problemas por los que estaba pasando. Luego lo introdujo en uno de los bolsillos exteriores de su saco. Nuevamente observó el interior de la caja fuerte, quería sacar de allí otro elemento que nunca había necesitado pero ahora requería de él. Metió su mano dentro de la caja y extrajo un revolver calibre veintidós, también tomó algunas balas que tenía en una cajita y las puso en el tambor del arma de fuego. Sintió el peso del arma en su mano, fueron muy pocas las veces que lo había empuñado, sin embargo ya había disparado con anterioridad haciendo práctica en un polígono de tiro. Guardó el arma en otro de los bolsillos exteriores del saco que tenía puesto. Tomó las llaves de su auto que se encontraban sobre el escritorio, se retiró del despacho y pasó por el living donde apagó la luz, abrió la puerta de salida de la casa y se retiró. Nicanor fue en busca de Alfredo, necesitaba saber que es lo que estaba ocurriendo con el periodista. Su temor más grande es que los descubrimientos del papiro marrón se divulguen al mundo entero.

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Alfredo Rocca y Edgardo Espinosa continuaban cenando y charlando sobre los descubrimientos. El periodista aún no estaba convencido de la información que le estaban dando, de hecho esperaba alguna prueba concreta que lo convenciera. El restauran seguía con su labor cotidiana de brindar servicios culinarios a los comensales. La mayoría de las mesas estaban llenas, algunos ya se estaban retirando por las altas horas de la noche, pero otros seguían degustando lo que se les presentaba en la mesa. Rocca gesticulaba con sus manos cada explicación de su teoría y sacaba de una carpeta que se encontraba sobre la mesa hojas con textos, fotos y fórmulas que acompañaban a sus investigaciones. - Doctor Rocca, también me habló de una segunda investigación- dijo Espinosa. - Así es- dijo Rocca –esta es un poco más compleja pero déme un tiempo que se lo quiero explicar bien. -No tengo apuro- dijo Espinosa –tómese todo el tiempo que necesite. - Muy bien- dijo Rocca – digamos que por determinadas circunstancias me llegó un mensaje que debía descifrar. Ese mensaje se refería al telescopio espacial Hubble, ¿imagino que sabe lo que es? - Por supuesto- dijo Espinosa –yo mismo cubrí su lanzamiento hace unos cuantos años atrás. - Pues recibí un mensaje que me decía que a través del Hubble podría observar la nueva vida- dijo Rocca –al principio creí que se refería a vida en otros planetas, pero luego observe por televisión las fotos que había sacado el telescopio y comprendí que se trataba de otra cosa. - ¿Y de que se trata?- preguntó Espinosa mientras masticaba un bocado de carne. - Déjeme mostrarle- dijo Rocca, de la carpeta sacó unas fotografías –esta es la fotografía del nacimiento de estrellas en la nebulosa del Águila. En la fotografía se podía observar tres columnas de humo con puntos brillantes, algunas formas de las columnas son fantasmagóricas pero lo único que hacía era evidenciar polvo en el espacio. - Observe la foto bien- dijo Rocca mientras señalaba algunos contornos de la foto –tiene algunas formas, no diría humanas, pero sí espectrales, hay movimiento. Tengo otras fotos para mostrarles. Exhibió la foto de la nebulosa Carina llena de humo y polvo, también detalles de la nebulosa Orión y otras fotos más. En todas ellas describía el contorno de las nebulosas y sus movimientos. Espinosa observaba atentamente las fotografías mientras seguía masticando. - Todo esto me demostró que hay movimiento, y el movimiento en el universo tiene un significado importante y por las figuras que se presentan veo que son entes que se encuentran en una lejana dimensión. - ¿Qué me quiere decir?- preguntó Espinosa - ¿Qué son almas? - Es lo que creía- respondió Rocca mientras seguía gesticulando con sus manos –pero luego se me revelaron en mi cabeza algunas teorías, entonces entendía que no son almas sino guardianes, una especie de ángeles. - Cada vez entiendo menos- dijo Espinosa -¿Qué teorías se le han revelado?

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-Primero déjeme decirle algo, no se como se me han revelado, pero a medida que seguía investigando los descubrimientos se me internaban en mi cabeza y empiezo a concebirlos como verdad absoluta. - No nos adelantemos- dijo precavido Espinosa sabiendo que las verdades absolutas llevan a extremos que en las ciencias no tienen lugar.- Explíqueme que revelaciones se le han presentado. - Pues ahora se adonde vamos después de la muerte y también se el origen y muerte del universo- dijo Rocca. Espinosa dejó de masticar y puso los cubiertos sobre la mesa, lo que dijo Rocca lo puso nervioso porque antes que periodista él es científico y no acepta que le mezclen hechos científicos con dogmas religiosos. - A ver- dijo Espinosa –explíquemelo que yo con mucha tranquilidad lo voy a escuchar pero entienda que soy científico, no voy a aceptar nada que no sea comprobable. - Lo que le voy a contar- dijo Rocca – parte corresponde a teorías ya enuncias, otras a fórmulas físicas y matemáticas que he desarrollado y avalan lo que voy a contar y otra parte corresponde a revelaciones que no puedo demostrar pero podrían guardar cierta lógica con los dos puntos anteriores. Rocca guardó todos los papeles que había sobre la mesa en una carpeta y lo hizo a un lado. Apoyó sus codos y juntó sus manos, tomó unos segundos de aire para comenzar a narrar sus nuevos descubrimientos acerca de la muerte y del origen y fin del universo. -Vamos a comenzar por el origen del universo a través de la teoría del big bang o gran explosión que por supuesto usted conoce- dijo Rocca. Espinosa asintió con la cabeza, todo investigador científico que trabaje en una revista de ciencias conoce la teoría del big bang que explica el nacimiento del universo. - Hace quince mil millones de años no había nada en el espacio- dijo Rocca- solo un átomo que hizo una gigante explosión, tan grande que la mente humana no puede imaginar. Esa explosión esparció en todo el espacio átomos, moléculas, gases, polvo que luego de millones de años se enfriaron y mediante un proceso de fusión nuclear en algunos puntos del espacio los átomos comenzaron a tener elementos como oxígeno, hierro, carbono y otros. En el tiempo estos elementos se unieron y se formaron las galaxias, las estrellas y, finalmente, los planetas. Mientras Rocca explicaba no dejaba de gesticular con las manos, principalmente las abría y cerraba y luego separarlas y las volvía a unir comprimiéndolas para explicar la expansión del universo. - Ahora bien- continuó Rocca – estas galaxias, que es un cúmulo de millones de estrellas fueron creadas mientras se expandían por el efecto de la onda de la gran explosión o big bang, que fue tan grande que esa expansión duraría millones y millones de años. En la teoría de la gravedad Newton determinó que nuestro planeta tiene un centro que ejerce atracción sobre todos los objetos, por eso caemos al suelo. Ahora, el universo también ejerce una fuerza de gravedad, y los millones de galaxias y de estrellas que la conforman son atraídas hacia un centro que queda en el mismo lugar donde se originó la explosión. - ¿Está diciéndome que toda la materia del universo está volviendo al mismo átomo que originó la explosión hace quince mil millones de años atrás?- preguntó Espinosa. - Así es- dijo Rocca –todo lo que fue expandido por la explosión es atraído al mismo lugar. Mientras la gravedad nos atrae hacia el centro del universo, las galaxias y estrellas irán chocando y convirtiéndose en polvo y luego la gravedad seguirá desmaterializando hasta que lleguemos al átomo. La tierra por supuesto no se salvará, será destruido en algún

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choque de esta movilización. El universo está en constante movimiento, los científicos de hoy estiman que aún seguimos en expansión, yo creo que llegará el momento en que la telaraña de galaxias se tensará y comencemos a volver al centro del universo. Esto es como un globo, usted lo infla para que tome el tamaño más grande que pueda alcanzar, luego lo desinfla y todo el globo vuelve a achicarse para tomar el tamaño inicial. Las manos de Alfredo se separaban y unían para explicar la expansión y posterior unión de la materia del universo. - Todo esto no puede hacerse sin energía, y es allí donde entramos nosotros- dijo Rocca – repito que el universo está en constante movimiento, todo se mueve, nada queda quieto. Y si en estos momentos continuamos en expansión por la gran explosión, en algún tiempo todo será a la inversa y la gravedad nos devolverá al origen del universo. Ahora bien, ¿Qué sucederá una vez que todo vuelva a ser un solo átomo? creo que la energía que compone todo el universo será desgastada por todo el movimiento de la expansión y unión, por ello cuando volvamos a ser un sólo átomo toda esa energía se renovará y volverá a haber un nuevo big bang con un universo renovado. - A ver si entendí- interrumpió Espinosa - ¿usted quiere decir que todo el universo será nuevamente un átomo y que, luego de renovar toda la energía, volverá a explotar para que nuevamente vuelva a expandirse y unirse para también luego convertirse en un átomo y volver a explotar y así sucesivamente? - Exacto- exclamo Rocca –el big bang originará el universo que luego será un átomo, luego ese átomo volverá a originar el universo que luego volverá a convertirse en un átomo y así sucesivamente por toda la eternidad. - ¿Dónde estamos nosotros? ¿Seremos polvo que deambulará por el universo?- preguntó Espinosa. - Nuestro cuerpo si, pero nuestra alma será energía- respondió Rocca. - Explíqueme mejor que no entiendo- dijo Espinosa. Rocca apoyo los brazos sobre la mesa, con cierta tranquilidad volvió a tomar aire porque se había quedado sin aliento de tanto entusiasmo en la explicación. - El universo está lleno de energía que abunda en el espacio, esa misma energía que mueve las cosas. Nuestro cuerpo tiene un principio generador de movimiento, de vida. Esa energía, que es imperceptible pero es materia, o al menos forma parte del universo, ingresa al cuerpo creado y por fusión química comienza la vida. Constantemente hay energía renovada en el universo y en nuestro planeta, son atraídos por las moléculas que componen los cuerpos vivos, una vez que ingresa al embrión se da el principio vital. Ahora bien, nuestro cuerpo es materia, y ésta en el tiempo se desgasta o tiene un mecanismo de funcionamiento que por accidente o enfermedad puede dejar de funcionar y se libera esa energía. La energía liberada está tan desgastada que no tiene fuerza para ser atraído por otra materia viviente y es atraído hacia el centro del universo y comenzará el viaje que emprenden todas las galaxias. La energía nueva formará parte de la nueva vida mientras que la energía desgastada viajará en el espacio para unirse al átomo principio de todo. - Esto es muy complicado, por favor vaya despacio- interrumpió Espinosa. - Tiene razón, disculpe mi entusiasmo, trataré de ir más despacio- dijo Rocca - ¿Qué sucede con nuestros cuerpos?, en el tiempo por supuesto será polvo que, en algún cataclismo del planeta viajará por el universo para unirse en el átomo. Cuando el universo esté condensado en un átomo y éste vuelva a estallar, nuevamente se creará la materia y la energía desgastada por nuestros cuerpos volverá a estar renovada y encontrará una nueva materia viviente donde se dará nuevamente el principio de la vida.

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- Lo que está diciendo es que cuando morimos nuestra alma o energía viajará por el universo, y en algún momento de la historia este universo se renovará y nosotros volveremos a resucitar en un cuerpo nuevo ¿eso quiere decir?- preguntó Espinosa. - Veo que estoy explicando bien- dijo Rocca –ahora, según mis cálculos, si la gran explosión ocurrió hace quince mil millones de años y estamos cerca de terminar con la expansión para iniciar el viaje al centro del universo, diría que por lógica matemática, faltarían otros quince mil millones de años para que todo sea nuevamente un átomo. Ahora bien cuando ello ocurra nuevamente se realizará la gran explosión cuya expansión será en otros quince mil millones de años. - Entonces tenemos que si hoy morimos dentro de treinta mil millones de años volveremos a vivir en un nuevo cuerpo de un nuevo planeta de una nueva galaxia de un nuevo universo- interrumpió nuevamente Espinosa. - Está entendiendo muy bien lo que quiero decir- dijo Rocca –Ahora ¿Qué sucederá con nosotros? ¿Cómo sentiremos ese viaje al nuevo universo? ¿Qué sentiremos después de morir? pues nada, simplemente dormiremos, descansaremos en paz, estaremos en un largo letargo hasta despertar en nuestros nuevos cuerpos. Y esto ocurrirá constantemente por toda la eternidad. Nuestro cuerpo establece las acciones físicas como movimientos de brazos, los pensamientos y el carácter como lo demás que deviene de los genes, pero la energía es la que mueve nuestros sentimientos y emociones, eso significa que racionalmente se puede comprender que nunca dejaremos de existir. - Debo confesarle que es impactante lo que me ha contado- dijo Espinosa – pero es una teoría que no se puede demostrar. Rocca nuevamente tomó la carpeta que había hecho a un lado, la abrió y se la alcanzó a Espinosa, el periodista tomó las notas y las leyó. -Allí encontrará mi explicación bien detallada acompañado por fórmulas físicas y matemáticas que avalan lo que digo, podrá observar que para el tiempo del universo y el movimiento me he basado en la relatividad de Einstein, pues nuestra mente no está preparada para entender los largos plazos de tiempo de evolución y muerte del universo- dijo Rocca –por supuesto todo esto lo he registrado en propiedad intelectual, así que siéntase libre de hacer todas las consultas que estime necesarias. Espinosa tomó una de las hojas y observó una copia del escrito del papiro marrón, el periodista se lo señaló a Rocca y con la mirada a los ojos mostró el interrogante, como preguntando de que se trataba. -Eso es una copia de un antiguo mensaje- dijo Rocca comprendiendo el mensaje de lo ojos de Espinosa – es el principio de toda la investigación, descubrimiento y revelación que acabo de contarle. - Presiento que me quiere decir algo más- dijo Espinosa –que quiere llegar al punto de algo. -Pues mientras pensaba en todo esto me hice algunas preguntas. Este sistema del universo es muy perfecto, desde una mínima partícula hasta una titánica galaxia de cien millones de estrellas. Me cuesta creer que esto haya sido producto del azar o de hechos accidentales, creo firmemente que es un trabajo de ingeniería. -O sea de un creador- dijo Espinosa –de Dios. -Así es- dijo Rocca. -Entenderá que allí nos estamos metiendo en principios religiosos que estará fuera de nuestro análisis- dijo Espinosa. -Tiene razón, solo era un comentario- dijo Rocca.

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Espinosa leía con mucha atención las hojas que le había alcanzado, luego de unos instantes las dejó en su lugar. -Por curiosidad- dijo Espinosa - ¿usted encuentra sentido a todo esto? Lo que quiero decir es si la vida y el universo tienen algún sentido. - Créame Espinosa, es otra cosa de las que he pensado mucho- dijo Rocca – creo que todo esto es parte de un juego. Consiste en ver hasta donde podemos sobrevivir en este inmenso universo. En el movimiento de las galaxias la vía láctea, nuestra galaxia, se aproxima a cuatrocientos ochenta mil kilómetros por hora a la galaxia vecina, Andrómeda. Dentro de uno cinco mil o siete mil millones de años ambos chocarán y será una colisión titánica de la cual nuestro planeta no sobrevivirá si es que llega al impacto, ya que se estima que el crecimiento del sol podría evaporar el planeta dentro de cinco mil millones de años. Como puede ver nuestro planeta tiene fecha de vencimiento, pero tenemos tiempo de sobra para crear la tecnología suficiente que nos permita mudar a otros planetas y otras galaxias para preservar la humanidad. Para que ello suceda debemos entender que el planeta tierra no es nuestra casa sino que todo el universo es nuestra casa. Es solo una opinión, es darle un sentido a las cosas. - Es una interesante perspectiva- dijo Espinosa. - Si tenemos la libertad y capacidad de crear cosas que nunca imaginamos es porque alguien nos las dio para un objetivo concreto- dijo Rocca –creo que ahora está en nosotros utilizar bien esa libertad y creatividad. - Y dígame- dijo Espinosa -¿Qué hay mas allá del universo, en los confines de todo? - Supongo que espacios vacíos, pero la verdad no lo sé- dijo Rocca. - Le diré lo que voy a hacer- dijo Espinosa –voy a tomarme el tiempo necesario para leer sus notas y nos volvemos a ver para que me demuestre lo que se puede comprobar, como por ejemplo la creación de organismos celulares. ¿Le parece? -Como no, recuerde que lo que voy a crear es materia susceptible de ser viviente, esta materia luego absorberá la energía que dará el principio vital- dijo Rocca. Ambos seguían cenando, Rocca y Frías dejaron de ser los únicos que conocen el mensaje del papiro marrón y sus descubrimientos. Ahora se sumaba Edgardo Espinosa en la lista de personas que conocen las nuevas revelaciones.

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La brisa del río y la noche hacían que la temperatura bajara en Puerto Madero. El invierno presentaba un frío casi insoportable. La gente se resguardaba en el calor de los negocios gastronómicos. La calle estaba vacía y se podía escuchar el chiflido del viento que incansablemente tumbaba por las veredas de la ciudad. Nicanor Frías caminaba por Puerto Madero, se dirigía al restauran “La Holando” para encontrarse con su amigo Alfredo Rocca. Era un hombre perturbado su mirada estaba perdida, sus manos en los bolsillos de su saco. Prácticamente no había transeúntes en la vereda, las personas que se retiraban de los locales lo hacían por automóvil, las bajas temperaturas no invitaban a la gente a caminar por Puerto Madero. Apenas se podían observar a algunos funcionarios de Prefectura Naval dirigiendo el tránsito o velando por la seguridad de la zona, ellos ejercían el poder de policía por tratarse de una zona portuaria. El abogado localizó el restauran e ingresó allí. Una vez adentro examinó el lugar que estaba en pleno funcionamiento, había comensales en varias mesas y los mozos entraban y salían de la cocina para dejar platos sucios o buscar los pedidos de los clientes. Nicanor observó con atención buscando una mesa en especial. Estaba ubicada en el centro del restauran cerca de la cocina. Allí se encontraban Alfredo Rocca y Edgardo Espinosa charlando amenamente, tomando unas copas de vino, estaban en el final de la cena, y sólo esperaban que les llegara el café. Mientras ellos conversaban se acercaba Nicanor. Alfredo Rocca aún no se había percatado de su llegada, por eso con absoluta tranquilidad saboreaba el vino que había en su copa. - Alfredo- dijo Nicanor a centímetros de la mesa. Rocca fue sorprendido por su llamado y dejó la copa de vino sobre la mesa, enseguida dirigió su mirada a Nicanor. - Nicanor, ¿Qué haces aquí?- preguntó Rocca, luego dirigió su mirada al periodista –no importa, Edgardo le presentó al doctor Nicanor Frías, él es quién hizo los principales aportes para esta investigación. - Mucho gusto- dijo Edgardo mientras estiraba la mano para saludarlo – Alfredo me ha contado sus investigaciones y realmente es sorprendente. Nicanor se mantuvo en silencio y no saludó al periodista. Se percató de la carpeta abierta que había sobre la mesa y vio las copias del mensaje escrito en el papiro marrón. En ese momento se dio cuenta de que era tarde, quién lo estaba saludando ya sabía todo sobre lo que Jano dijo que nadie debía saber. - ¿Qué has hecho?- preguntó indignado Nicanor a Alfredo -¿no escuchastes lo que te había dicho? - Entiendo que te pongas así- dijo Alfredo comprendiendo la situación –y sé que estás desilusionado conmigo. Pero es importante que se sepa esta investigación, si algún gobierno quiere mantenerlo en secreto es porque no va a hacer nada bueno con él. -¿De que está hablando?- preguntó Espinosa sin saber lo que habían hablado Frías y Rocca. - Enseguida le explico- contestó Rocca, quién volvió la mirada hacia Nicanor –también entiendo que estés preocupado por tu familia, pero como yo soy un funcionario encargado en un área de seguridad, conozco a muchos funcionarios del Ministerio del Interior que seguramente otorgarán toda la seguridad que necesites.

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Nicanor se perturbaba cada vez más por la situación que estaba viviendo y se indignaba por enterarse lo que había hecho su amigo. - No tenés idea de lo que has hecho- dijo Nicanor –nos has puesto a todos en peligro. -Tranquilizáte- dijo Rocca notando la angustia de Nicanor – sentáte a la mesa y charlemos. Nicanor seguía parado frente a los dos. No daba ningún signo de tener intenciones de sentarse en la mesa. Espinosa observaba con mucha atención los sucesos, su mirada estaba fija en el abogado. La perturbación de Frías crecía cada vez mas, tomó del bolsillo su arma de fuego calibre veintidós y apuntó sobre el periodista realizando un certero disparo que dio en su frente. La bala ingresó en la cabeza provocando la inmediata muerte de Espinosa, a pesar de la fuerza del impacto el periodista mantuvo su posición sentado en la silla mientras despedía constante fluido de sangre en el orificio provocado por el balazo. La gente que estaba en el lugar escuchó el estruendo y pudo observar el fogonazo emitido por el revolver. Algunos tuvieron rápidos reflejos y a los fuertes gritos salieron del lugar, otros que se encontraban del otro lado del local sin una salida segura optaron por tirarse al suelo. Rocca no pudo salir de su asombro y observaba como el invitado moría en la mesa en donde estaban cenando segundos atrás. - ¿Qué hicistes?- gritó aterrado Rocca -¿estás loco?-. A pesar de que Espinosa ya estaba muerto Nicanor seguía apuntando su arma, luego movió su brazo y la mira del revolver apuntó sobre Alfredo. El abogado lo miró con mucha atención. - ¿Qué vas a hacer?-preguntó atemorizado y con la voz quebrada Rocca –por favor recapacitá lo que estas haciendo. - Lo siento- dijo Nicanor con ojos y voz más bondadosa –vas a entender que lo que voy a hacer es por tu bien y el de tu familia. Enseguida Nicanor realizó un nuevo disparo que impactó sobre el pecho de Alfredo. La sangre comenzó a vertir en la altura del esternón. Rocca cubrió con sus manos la herida para tapar la hemorragia mientras respiraba con dificultad y sentía el dolor provocado por el balazo.

Mientras hacía esfuerzo por respirar miraba a Frías con ojos temerosos sin comprender lo que sucedía, a la vez su mirada pedía piedad para que no realizara otro disparo y le diera la oportunidad de sobrevivir.

Nicanor observaba a Alfredo y se dio cuenta de que su gran amigo estaba sufriendo injustamente, a la vez sentía que era necesario terminar con lo que había comenzado. Nuevamente realizó dos disparos más que impactaron en el pecho de Rocca, esta vez la fuerza lo arrojó de la silla dejándolo tendido en el suelo. Ya no respiraba, la cantidad de balazos en el pecho hicieron que el científico y amigo no resistiera y pereciera en el restauran.

Nicanor observaba el escenario con la mirada fija sobre su amigo sin soltar el arma. Se dio cuenta de lo que había hecho, había matado a Alfredo y al periodista.

El clima en el local era muy tensionante, la gente estaba tirada en el suelo confundida, sin saber lo que pasaba. Edgardo Espinosa y Alfredo Rocca estaban inmóviles en un charco de sangre, los dos habían muerto.

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La situación era confusa en el restauran La Holando, se acababa de producir un crimen y el asesino seguía parado frente a las víctimas que yacían muertas en una de las mesas del local. Nicanor con el arma en la mano seguía analizando la situación. Recordaba que Jano poco antes de morir había dicho que los tres debían ser eliminados. Sin embargo en la mesa había dos personas, se estaba preguntando quién era la tercera. Entre gritos de los comensales y mozos que se encontraban dentro del local además de las corridas de algunos que pudieron huir, ingresaron dos prefectos que se localizaban en la calle y fueron avisados de los incidentes. Uno de los prefectos tomó su arma y apuntó contra Nicanor, sabía que era el asesino al darse cuenta de que tenía un revolver en su mano. -Deje el arma- dijo el Prefecto con voz de autoridad. Nicanor al ver al prefecto se dio cuenta de que estaba en problemas y se sintió acorralado. Su respiración denostaba cierta agitación. A pesar de que el agente le pidió que soltara el revolver mientras lo apuntaba, el abogado no lo hizo, no solo omitió la orden sino que tomó a una joven comensal que se encontraba en el suelo y la levantó poniéndola adelante suyo quedando en el medio del trayecto de los disparos entre el prefecto y él. El arma de Nicanor estaba apoyado sobre la cien de la joven rehén. El prefecto se percató de la situación, y no tenía ninguna intención de que algún inocente saliera lastimado. - Escúcheme- dijo el prefecto con voz bondadosa –dígame que es lo que quiere para ver si podemos complacerlo. El prefecto sabía que no estaba en una buena posición mientras mantuviera a la rehén. Por eso estaba intentando negociar, no quería que el asesino se sintiera acorralado. -Déjenme resolver unas cosas y nadie saldrá lastimado- dijo Nicanor mientras el prefecto seguía apuntando. El otro compañero del agente también estaba apuntándolo con el arma en un rincón del local –dígale a su compañero que se aleje y que se ponga al lado suyo. El prefecto con un ademán le solicitó a su compañero que hiciera caso a la solicitud, éste se acercó y ambos agentes quedaron juntos apuntando a Nicanor. El abogado observó la situación, seguía tomando el cuello de la rehén y, a la vez, apoyaba su arma sobre la sien. Miró fijamente la carpeta que se encontraba en la mesa de Rocca y Espinosa. Nicanor se dirigió con la muchacha hacia la mesa y ambos se detuvieron cuando llegaron a ella. - Tome esa carpeta que hay en la mesa con todos los papeles- dijo Nicanor a la rehén en su oído –que no quede ningún papel. La muchacha hizo caso y juntó todos los papeles que había en la mesa para guardarlo dentro de la carpeta. Una vez hecho, tomó la carpeta de acuerdo al pedido de Nicanor. Los prefectos observaban con mucha precaución todos los movimientos mientras algunas personas continuaban tiradas en el suelo atemorizados de lo que pueda suceder. El captor nunca retiraba el arma sobre la chica. Nicanor sacó de su bolsillo el papiro marrón y se lo entregó a la muchacha. - Tome esto y téngalo en la mano- ordenó Nicanor a la rehén.

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La muchacha tomó el papiro marrón y lo apoyó sobre la carpeta que había tomado de la mesa. Nicanor se fue con la chica hacia la cocina que estaba metros atrás. Era constantemente observado por los prefectos. En la cocina no había nadie, los cocineros y mozos habían escapado por una puerta trasera cuando escucharon los disparos. Una de las hornallas estaba encendida, sobre ella posaba una cacerola con agua caliente. Nicanor se acercó con la chica a la hornalla y con un brusco movimiento arrojó la cacerola al suelo desparramando todo su contenido. Ahora la llama quedó a la intemperie, sin ningún objeto que lo cubra. -Apoye la carpeta y el papiro sobre la llama para que se quemen- ordenó Nicanor. La muchacha hizo caso a la indicación y apoyó la carpeta con el papiro sobre la hornalla. Enseguida la llama comenzó a consumir todos los papeles que había en ella haciendo desaparecer para siempre todos los documentos. Nicanor observó como todas las investigaciones se desvanecían en la llama de una pequeña hornalla. También se dio cuenta de quién era la tercera persona que Jano dijo que debía eliminar. El abogado acercó sus labios al oído de la muchacha y le susurraba algunas palabras mientras seguían siendo observado con atención por los prefectos. - Hágame un favor- susurró Nicanor –dígale a mi familia que los amo y que ellos no tienen nada que ver con esto. Luego de decir esas palabras, Nicanor arrojó con fuerza a la muchacha al suelo y metió dentro de su boca la punta del revolver. -Deténgase, no lo haga- gritó uno de los prefectos comprendiendo la situación. Era tarde, Nicanor se había desarrajado un tiro. La bala salió por la cresta de su cabeza despidiendo masa encefálica y matando instantáneamente al abogado. Nicanor cayó al suelo manteniendo los ojos abiertos mientras despedía sangre de su nariz y cabeza. Su cuerpo yacía a un costado de la cocina. Esa noche Nicanor tomó la decisión más trascendental, eliminar a los tres jugadores que conocían la Revelación a Jacob. En el local la gente y los prefectos estaban conmovidos. En cuestión de segundos Nicanor Frías, Alfredo Rocca y Edgardo Espinosa habían muerto.

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39 Varias patrullas se encontraban estacionadas frente a la puerta del restauran La Holando, una valla separaba a los curiosos transeúntes del escenario del crimen. También había periodistas que cubrían la información. Un hecho impactante había ocurrido hace unos instantes atrás en el local. Una persona había disparado matando a otras dos y luego se suicidó. Los agentes marcaban el lugar para buscar todo tipo de pruebas que permitieran develar lo sucedido. El hecho fue reciente por eso los cuerpos seguían en el lugar donde se produjeron los respectivos decesos. Un funcionario que tenía puesto un piloto como abrigo se acercó a uno de los prefectos que custodiaban el lugar. Sacó de su bolsillo una libreta identificatoria y lo exhibió al oficial. - Soy forense del Poder Judicial, me enviaron para que viera a los occisos- dijo el funcionario. Al ver su identificación el Prefecto lo dejó pasar, el forense ingresó al local y se acercó a la mesa donde estaban cenando Alfredo Rocca y Edgardo Espinosa, miró fijamente los cuerpos y luego se puso a husmear en la mesa. Pareciera que no había encontrado lo que buscaba ya que luego se dirigió a la cocina del lugar. El forense se acercó al cuerpo de Nicanor Frías que yacía muerto al lado de la cocina. Se agachó y comenzó a buscar sobre sus ropas sin encontrar nada. Luego levantó el cuerpo rígido para ver si lo que estaba buscando se hallaba en el suelo. Fue infructuoso, no había encontrado nada. Se levantó y observó con mucha atención el lugar. Luego se dirigió hacia atrás de la cocina, en la abertura que había entre ella y la pared. Allí observó un papel trabado, era lo que estaba buscando. Lo sacó de la cocina y se dio cuenta de que era el papiro marrón. Cuando la chica había arrojado la carpeta a la hornalla, una leve brisa arrojó el papiro de la carpeta introduciéndolo en la abertura entre la pared y la cocina, salvándolo así de un seguro incendio. La tensionante situación y los nervios hicieron que la escapatoria del papiro sobre la hornalla pasara desapercibido para Nicanor. Si se hubiera dado cuenta lo habría quemado. El forense dejó ver su rostro. Era Fernán Aguirre el hombre de baja estatura y ojos oscuros en la cual Jano le había entregado el papiro en Granada para su custodia. La misma persona que estaba presente en la confitería de la Costanera Norte cuando se encontraron Frías y Vizcaíño por primera vez. Aguirre guardó el papiro marrón en su bolsillo luego de percatarse que ningún agente presente lo estuviera observando. Al encontrar lo que buscaba Fernán Aguirre emprendió su marcha retirándose del lugar, nadie se dio cuenta de que se estaba llevando un elemento de prueba importante para la investigación. El hombre, luego de algunos saludos de rigor, salió del local y se alejó de la zona caminando por la calle. Aguirre debía continuar con su misión. Nada menos la de custodiar el papiro marrón para que todo siga con normalidad. Así como en la vida y en el espectáculo, el juego debe continuar.

FIN

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