coherencia en el discurso de afásicos de wernicke

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COHERENCIA EN EL DISCURSO DE AFÁSICOS DE WERNICKE Josaphat E. Guillén Escamilla RESUMEN En el presente estudio se realiza una propuesta teórica para el análisis del discurso de hablantes con afasia de Wernicke, que permite revelar la existencia de coherencia en estos pacientes, ya que sus producciones tradicionalmente son descritas como irrelevantes, tangenciales y legorreicas. Se analizan fragmentos del discurso conversacional de dos afásicos de Wernicke que arrojan indicios claros de la existencia de, al menos, tres tipos de coherencia: coherencia referencial, coherencia temporal y coherencia temática. En principio, se definen claramente, y desde una perspectiva lingüística, los términos discurso y pragmática, así como los distintos tipos de coherencia que aquí se mencionan. Así, gracias a un marco teórico completamente lingüístico y formal, se puede establecer un método de análisis en un nivel pragmático-discursivo en el habla de estos pacientes, que arroja nuevos resultados dentro de la neurolingüística. Cabe destacar que la finalidad de este artículo es realizar una propuesta teórico metodológica para la descripción del discurso de pacientes con afasia de Wernicke, por tal motivo, la descripción de los datos sólo incluirá tres ejemplos. PALABRAS CLAVE: coherencia, discurso, pragmática, afasia de Wernicke. INTRODUCCIÓN Existe una propiedad lingüística que hace que los discursos sean percibidos como cadenas de oraciones o elocuciones contiguas, como unidades que pertenecen y contribuyen a la formación de cadenas temáticas más largas, i.e. coherencia. Dicha propiedad distingue textos de no-textos o textos anómalos. Sin embargo, dentro de la lingüística no existe mucho consenso entre qué es coherencia o qué elementos lingüísticos contribuyen a su creación o de qué forma pueden ser evaluados. Esta dificultad se acentúa cuando observamos que no existe una diferencia clara entre qué es coherencia y qué es cohesión, así como los fenómenos que le competen a cada uno de ellos (Halliday y Hasan, 1976; Heydrich, Neubauer, Petöfi y Sözer,

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COHERENCIA EN EL DISCURSO DE AFÁSICOS DE WERNICKE

Josaphat E. Guillén Escamilla

RESUMEN

En el presente estudio se realiza una propuesta teórica para el análisis del discurso de hablantes con afasia de Wernicke, que permite revelar la existencia de coherencia en estos pacientes, ya que sus producciones tradicionalmente son descritas como irrelevantes, tangenciales y legorreicas. Se analizan fragmentos del discurso conversacional de dos afásicos de Wernicke que arrojan indicios claros de la existencia de, al menos, tres tipos de coherencia: coherencia referencial, coherencia temporal y coherencia temática. En principio, se definen claramente, y desde una perspectiva lingüística, los términos discurso y pragmática, así como los distintos tipos de coherencia que aquí se mencionan. Así, gracias a un marco teórico completamente lingüístico y formal, se puede establecer un método de análisis en un nivel pragmático-discursivo en el habla de estos pacientes, que arroja nuevos resultados dentro de la neurolingüística.

Cabe destacar que la finalidad de este artículo es realizar una propuesta teórico metodológica para la descripción del discurso de pacientes con afasia de Wernicke, por tal motivo, la descripción de los datos sólo incluirá tres ejemplos.

PALABRAS CLAVE: coherencia, discurso, pragmática, afasia de Wernicke.

INTRODUCCIÓN

Existe una propiedad lingüística que hace que los discursos sean percibidos como cadenas de oraciones o elocuciones contiguas, como unidades que pertenecen y contribuyen a la formación de cadenas temáticas más largas, i.e. coherencia. Dicha propiedad distingue textos de no-textos o textos anómalos. Sin embargo, dentro de la lingüística no existe mucho consenso entre qué es coherencia o qué elementos lingüísticos contribuyen a su creación o de qué forma pueden ser evaluados. Esta dificultad se acentúa cuando observamos que no existe una diferencia clara entre qué es coherencia y qué es cohesión, así como los fenómenos que le competen a cada uno de ellos (Halliday y Hasan, 1976; Heydrich, Neubauer, Petöfi y Sözer, 1989; Hellman, 1995; Enkvist, 1978; Grosz y Sidner, 1986; Tanskanen, 2006; Givón, 1995, 2002, 2005).

En este punto surge otra problemática: qué debemos entender por discurso y por pragmática. Una vez más, en lingüística no existe un acuerdo acerca de cómo definir estos dos términos, quien se dé a la tarea de investigar encontrará diversas y muy variadas definiciones, además debe considerarse que la bibliografía en estos dos temas es abundante.

Ahora bien, dentro de los estudios neurolingüísticos, el discurso de los pacientes con afasia de Wernicke ha sido descrito como tangencial, irrelevante, legorreico, incluso incoherente (Ahlsén, 2006; Kent, 2003); sólo recientemente se ha despertado el interés por investigar elementos específicos del discurso de estos hablantes (Pietrosemoli, 1997; Pietrosemoli, 2005; Simmon-Mackie & Damino, 1996; Christiansen, 2000).

No obstante, estos trabajos abordan la descripción del discurso afásico desde enfoques menos formales, desde perspectivas heurísticas donde la interpretación juega un papel determinante (e.g. Simmon-Mackie & Damino, 1996). Otros parten del supuesto que discurso es un término ya definido y, por tanto, no ofrecen una definición explícita, lo que resta una comprensión más clara del estudio (e.g. Pietrosemoli, 1997; Christiansen, 2000). Finalmente, hay

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otros estudios que sólo presentan datos comparativos de ciertos fenómenos discursivos (e.g. Pietrosemoli, 2005).

A diferencia de algunos trabajos arriba citados, este estudio tiene un encuadre lingüístico formal y en él sólo serán considerados, como conditio sine qua non, fenómenos lingüísticos formalizables i.e. fenómenos codificados en la estructura del lenguaje.

Así pues, la finalidad de este estudio es mostrar que, mediante un marco teórico formal, es posible realizar estudios en un nivel pragmático y discursivo en la competencia comunicativa de pacientes con afasia de Wernicke, que arrojen resultados novedosos con respecto a las definiciones tradicionales del discurso de estos pacientes, así como de las características que le son atribuidas.

En virtud de que es una propuesta teórica se realizarán los primeros escarceos y aproximaciones a los datos, no obstante el número reducido de los ejemplos queda claro que, efectivamente, existe coherencia en los discursos de los pacientes con afasia de Wernicke, al menos mucha más de la que se podría esperar.

PRAGMÁTICA Y DISCURSO

Una teoría pragmática puede ser vista desde distintas perspectivas. Por ejemplo, Levinson (1983) establece que el término ha sido utilizado de dos maneras diferentes: (i) un uso amplio, tal y como lo propuso originalmente Morris (1938), que cubre cosas tan diversas como la psicopatología de la comunicación y la evolución de los sistemas de símbolos. Dentro de esta perspectiva, hay una tendencia para usar el término pragmática exclusivamente como una división de la lingüística más que como parte del sistema general de signos. De tal forma, este uso general del término incluye a la sociolingüística y la psicolingüística.

Por otra parte, existe un sentido filosófico del término pragmática, donde le conciernen conceptos tales como: creencias, elocución e intención, así como la interrelación lógica que se establece entre ellas. Esta pragmática fundamentalmente está relacionada con la semántica de condiciones de verdad pues donde ésta falla, la pragmática emerge y parece ofrecer oportunidades reales para subsanar las discrepancias entre lo que es dicho y lo que es entendido.Para Crystal (1987), gracias a las diversas áreas que abordan el estudio de la pragmática, varias definiciones entran en conflicto. Así, un tipo de aproximación se centra en los factores formalmente codificados en la estructura de una lengua. Otras, relacionadas más a perspectivas particulares de la semántica, la consideran como el estudio de todos los aspectos del significado en términos de condiciones de verdad. Finalmente, desde las aproximaciones más amplias, la pragmática es vista como el estudio de los principios y prácticas subyacentes de todas las actuaciones lingüísticas interactivas, incluyendo todos los aspectos del uso del lenguaje. Como podemos notar, la pragmática puede encuadrarse desde tres perspectivas: (i) formal-funcional, (ii) lógica-filosófica, y (iii) psicolingüística.

Debido a que este estudio está interesado única y exclusivamente en los aspectos formalizables, me centraré y tomaré como punto de partida el área más lingüística de la pragmática. Así, observando a esta restricción, la definición que proporciona Crystal es la más adecuada:

Bajo una visión lingüística estricta, la pragmática se ocupa solamente de aquellos aspectos del contexto que aparecen codificados en la estructura de una LENGUA; formarían parte de la competencia pragmática de un usuario. Así, se ha postulado el término pragmalingüística para referirse a la “zona” más lingüística de la pragmática, en la que se estudian aquellos temas desde el punto de vista de

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los recursos estructurales disponibles en una lengua (2000: 437-438, negritas agregadas).

Ahora bien, la discusión acerca de qué se entiende por discurso tampoco es sencilla de elucidar. El análisis del discurso es una de las áreas más vastas dentro de la lingüística pero, también, una de las menos definidas. Esto se debe, principalmente, al gran número de corrientes dentro de la lingüística que consideran al discurso desde distintas perspectivas; sin contar que otras disciplinas también abordan el estudio del discurso: psicología, etnografía, antropología, sociología, etc. De nueva cuenta, la restricción de elementos formalizables y sistemáticos se impone, por lo que es necesario encuadrar la definición de discurso en un marco completamente lingüístico.

Así pues, desde una perspectiva lingüística, existen dos tradiciones epistemológicas que abordan el estudio del discurso: formalismo y funcionalismo. Como no es una meta del presente artículo brindar una explicación completa de cada una, me limitaré a señalar que este trabajo se basa en la tradición funcionalista, principalmente en el trabajo de Givón (1984, 1990, 1995, 2002, 2005). Desde esta perspectiva, el lenguaje es considerado como una adecuación evolutiva, de carácter icónico, y se pone especial atención en la relación gramática-cognición.

Esta relación explica la forma en la que el lenguaje es influenciado por factores externos, en especial por las mentes de los interlocutores y los fines que persiguen durante la comunicación. Esto es, el hablante utiliza la estructura sintáctica para indicar las operaciones cognoscitivas que los interlocutores deben seguir para la comprensión del lenguaje. De esta forma, este tipo de funcionalismo acepta que la estructura sintáctica es útil sólo en la medida en la que señala las operaciones mentales que los hablantes y oyentes deben seguir para la comprensión y expresión del lenguaje.

Así, Givón (1984) reconoce que hay tres dominios funcionales que son codificados en el lenguaje humano: (i) el semántico-léxico, (ii) el semántico-proposicional y (iii) el pragmático-discursivo. Donde el semántico-léxico tiene que ver con el almacenamiento de conocimiento genérico, i.e. culturalmente compartido, que está incorporado en el léxico. El dominio semántico-proposicional tiene que ver con la información específica que está contenida en proposiciones que, a su vez, están codificadas sintácticamente como oraciones. De tal forma, las proposiciones nos dicen quién hizo qué a quién, cuándo, dónde, por qué y cómo. Finalmente, el dominio pragmático-discursivo tiene que ver con la secuencia de proposiciones atómicas dentro de un contexto comunicativo más amplio, i.e. el discurso. Una gran parte del contexto consiste del conocimiento genérico compartido y que está codificado en el léxico. Estos tres dominios se encuentran jerarquizados concéntricamente y también son conocidos como: significado, información y función, respectivamente. Las palabras tienen significado pero no comunican información por sí mismas. Las proposiciones transmiten información una vez que las palabras están conectadas dentro de ellas, sin embargo no transmiten ninguna función discursiva específica. Finalmente, sólo dentro del contexto discursivo las proposiciones transmiten funciones discursivas.

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Esquemáticamente:

Significado, semántica léxica, palabras.

Información, semántica proposicional, proposiciones.

Función, pragmática-discurso, multiproposicional.

Fig. 1. Organización jerárquica de los dominios funcionales del lenguaje (Givón, 1984).

Esta distinción es de gran importancia pues el discurso es un conjunto de proposiciones que están interconectadas por la continuidad de uno o varios elementos a lo largo del mismo, i.e. coherencia, principalmente compartiendo tópicos por lo que Givón las denomina proposiciones equitópicas. De tal forma, discurso puede ser definido como:

Gracias a su carácter multiproposicional, el discurso es el conjunto de elocuciones/proposiciones que tiene como principal característica la coherencia lingüística que guardan entre sí, es decir, la continuidad de referentes, tiempo y temas, principalmente. Además, gracias a estas continuidades, puede ser sometido a un análisis para establecer las dependencias y relaciones lingüísticas entre elocuciones/proposiciones.

Como podemos notar, las definiciones de pragmática y discurso comparten una característica: la coherencia lingüística1. Cabe destacar que la coherencia debe estar presente a lo largo del

1 Hellman sostiene que existe una tendencia para confundir la cohesión con la coherencia o para desplazarse entre diferentes interpretaciones de ambos términos, y que el trabajo de Halliday y Hasan (1976) es un ejemplo de esta ambigüedad. Estos autores sostienen que las conexiones cohesivas, entre oraciones, claramente destacan más porque son la única fuente de textura. Y aseveran que la relación semántica subyacente es la que tiene el poder cohesivo, con lo que concluyen que los dispositivos cohesivos son los medios regulares para expresar la coherencia de un texto. Debido a esta conceptualización, continúa la autora, se ha creído que, efectivamente, la cohesión y los elementos cohesivos son los elementos que determinan la coherencia del discurso. Sin embargo, esta postura se fundamenta en dos pasos: (i) se da por sentado que el caso normal para los textos es tener marcadores cohesivos; (ii) posteriormente, aquellos textos que no tienen tales marcadores cohesivos son considerados como desviaciones del caso normal, ya sean textos incoherentes o implícitamente coherentes y requieren un

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discurso para que éste pueda ser denominado de dicha forma; y, por otra parte, los dispositivos gramaticales que responden a una teoría pragmática sólo pueden ser interpretados coherentemente dentro del contexto discursivo en el que se encuentran.

COHERENCIA

Dentro de la lingüística, actualmente la noción de coherencia es abordada, principalmente, desde dos diferentes perspectivas: (i) aquella que la considera como un producto inseparable del texto y que su búsqueda sólo debe realizarse entre los límites del mismo; y (ii) aquella que la considera no sólo como una propiedad objetiva del texto producido, sino, además, como un proceso mental generado a partir de la producción y de la comprensión del discurso, donde el lenguaje juega un papel primordial (Givón, 1995). Es precisamente esta aproximación la que se utilizará en este trabajo.

De tal forma, desde que es un proceso mental, se consideran dos factores primordiales para hablar de coherencia: (i) coherencia como resultado del procesamiento de relaciones entre elementos del discurso; por tanto la coherencia es una propiedad observable dentro del texto y es el resultado de los procesos mentales que hablante y oyente tienen que realizar para expresar y comprender el lenguaje. (ii) Coherencia como continuidad: “la coherencia es la continuidad o recurrencia de algún o algunos elementos a través de una parte o partes del texto” (Givón, 1995). Y de los muchos elementos que pueden repetirse a través del texto, seis son más fáciles de rastrear y su coherencia es más fácil de evaluar: (i) referentes; (ii) temporalidad; (iii) aspectualidad; (iv) modo; (v) locación; y (vi) acción o scripts.

Por su parte, Hellman (1995) también asume que hay ciertas guías en la interpretación del discurso, y éstas se basan en la continuidad de ciertos elementos en el discurso. Esta autora postula una serie de relaciones de continuidad: (i) mismo episodio; (ii) mismo tiempo; (iii) mismo lugar; (iv) mismos participantes; (v) mismos eventos; y (vi) misma meta. Donde las oraciones o segmentos adyacentes tienden a compartir la referencia de los mismos individuos o, al menos, están relacionados. Los eventos y situaciones están cercanos tanto en tiempo como en espacio, y las partes pertenecen al mismo flujo de eventos.

Finalmente, Reinhart (1980) afirma que la coherencia textual es un concepto normativo que describe la serie de condiciones que definen a un texto como bien formado. Así, propone que un texto debe cumplir con tres condiciones para ser coherente: (i) conectividad (condición sintáctica que rige la concatenación lineal de oraciones), (ii) consistencia (condición semántica que exige que cada oración sea lógicamente consistente con la previa), y (iii) relevancia (condición pragmática que restringe las relaciones entre oraciones, las relaciones entre las oraciones y un tópico discursivo o tema subyacente, así como sus relaciones con el contexto de la elocución).

Como podemos observar, la definición de coherencia de Reinhart involucra condiciones sintácticas, semánticas y pragmáticas. Todas estas condiciones deben estar presentes para que un texto sea coherente. De tal suerte, conectividad, consistencia y relevancia involucran, por definición, la continuidad de elementos sintácticos, semánticos y pragmáticos dentro del discurso.En resumen, en este trabajo consideraré coherencia como: la continuidad de uno o varios elementos a lo largo del texto, dicha continuidad involucra aspectos sintácticos, semánticos y pragmáticos. Los principales tipos de coherencia que considero en este trabajo son: tiempo, referencia y tema.

modo de procesamiento secundario que puede implicar que son coherentes. Gracias a esta serie de contradicciones, varios autores no están de acuerdo en reducir la coherencia a la cohesión porque esta última falla al reflejar una coherencia semántica subyacente.

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COHERENCIA TEMPORAL

De los tres tipos de coherencia que vamos a tratar aquí, la coherencia temporal es la más sencilla de rastrear ya que los elementos léxicos y gramaticales, que intervienen en el discurso, son más transparentes en cuanto a su referencia temporal. Un ejemplo de esto son los verbos, pues codifican inherentemente un tiempo. Es más, a veces sin un estudio minucioso, los discursos se perciben o intuyen como consistentes temporalmente hablando.

En consecuencia, la coherencia temporal está relacionada con el orden temporal que el hablante le da a los acontecimientos que reporta a lo largo de su discurso. Debido a esto, a mayor orden temporal, menor deberá ser el esfuerzo que el oyente realice para construir una representación mental de los eventos2. Este tipo de coherencia puede ser codificada por medio de dos sistemas: (i) vocabulario, y (ii) gramática.

El vocabulario juega un papel muy importante dentro del rastreo de la coherencia temporal, principalmente por léxico temporal, tal como: (i) ayer, hoy, mañana; (ii) días de la semana; (iii) meses del año; (iv) horas o partes del día. De tal forma, el léxico permite al hablante estructurar cronológicamente su discurso, y al oyente le provee de barruntos claros para poder construir la secuencia temporal lógica de los eventos reportados por el hablante y, así, comprender de una forma más rápida y simple.

Por otra parte, los principales recursos gramaticales que se emplean en la búsqueda de este tipo de coherencia son: (i) tiempos verbales y (ii) adverbios. Los tiempos verbales son las principales marcas temporales hechas por la gramática. Por medio de ellos podemos saber si los acontecimientos reportados son: (i) pasados (pretérito, pospretérito, copretérito), (ii) actuales (presente, continuo) o (iii) venideros (futuro). Por esta razón, dentro del discurso, los verbos deben tener una consistencia temporal entre sí, es decir, no debe haber cambios abruptos de tiempo.

Por su parte, los adverbios sirven como puentes de coherencia ya que vinculan una proposición (o cláusula) con otra y, de esta forma, contribuyen con indicios para que el oyente comprenda más fácilmente la progresión temporal de la cláusula y la manera en que están siendo reportados los eventos. Ejemplos de adverbios temporales son: [y] entonces, después, pronto, tan pronto, primero, luego, enseguida, finalmente, etc. Otra función que realizan los adverbios es actuar como vínculos temporales entre oraciones, cláusulas o párrafos (Givón, 1995). Las principales funciones que señalan son: precedencia, consecución, simultaneidad, límites iniciales, límites terminales e intermediación.

Mediante el empleo de este tipo de adverbios, el discurso adquiere mucha mayor coherencia pues, independientemente de que los verbos señalan el tiempo en el que se realiza la acción, los vínculos temporales estructuran la forma temporal-secuencial, cláusula por cláusula, en la que se reportan los hechos. Como se puede observar, reitero, este tipo de coherencia es el más fácil de rastrear a lo largo del discurso, gracias a que los verbos per se comunican el tiempo en el que se están llevando a cabo los eventos.

2 Al respecto, Givón apunta que: “The most iconic, natural way of coding, in narrative, a sequence of events that are thematically coherent as sub-parts of a single episode (‘paragraph’), is by presenting the events – each coded by a clause – in the time-sequence in which they originally occurred”. (Givón, 1984: 282)

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COHERENCIA REFERENCIAL

La coherencia referencial tiene que ver con la identificación de los elementos importantes, tópicos o persistentes a lo largo del discurso. De tal suerte, es pertinente establecer la distinción entre: (i) referentes tópicos y (ii) referentes no tópicos.

Para procesar correctamente un discurso tenemos que observar las diferentes relaciones que establecen los dispositivos gramaticales y los contextos en los que el discurso se desarrolla, i.e. la distribución de la gramática a lo largo del texto. Por esto, Givón (1990) propone reinterpretar la gramática como una serie de instrucciones para el procesamiento mental del discurso, ya que las señales gramaticales usualmente codifican la coherencia referencial y son utilizadas para activar cierto tipo de operaciones mentales específicas en la mente del oyente.

Así, la hipótesis central que ofrece este autor es que: la gramática referencial no es primariamente acerca de la simple referencia3, sino, más bien, se trata de identificar y activar (dentro del universo discursivo) los lugares (referencias) en donde la información nueva entrante será agregada4.

En este punto, cabe recordar que para Givón (1995) todos los argumentos nominales son tópicos y la única diferencia es que algunos son más continuos y otros periféricos. Así, el tópico principal es acerca de lo que se habla, es el argumento nominal más continuo dentro del discurso, comúnmente codificado por el sujeto gramatical de la oración. En resumen, los tópicos sirven, desde esta perspectiva, como etiquetas para que el oyente identifique el lugar (entidad) en donde tiene que agregar la información nueva entrante, por tal razón la coherencia referencial se identifica como requisito para poder hablar de coherencia temática.

Así pues, la topicalidad (propiedad que distingue a un referente como tópico principal más que como periférico) es una propiedad de los participantes nominales –sean sujetos u objetos– dentro de una oración, pero no es una propiedad intrínseca de los referentes que dependa de sólo una oración, más bien depende del discurso en sí, pues lo que hace tópico a un referente es su participación y continuidad a lo largo de un tramo del discurso, i.e. la topicalidad está ligada a los referentes recurrentes dentro del discurso, mientras mayor sea su ocurrencia, los referentes serán más tópicos.

En este sentido, Givón (1984) propone una jerarquización de los tópicos: dentro de una oración puede haber más de dos elementos nominales pero no todos son tópicos en un mismo grado de importancia, es decir, hay una jerarquía para clasificar, en orden de mayor importancia y recurrencia, a los argumentos nominales:

(i) Sujeto: tiende a codificar el tópico principal, recurrente y continuo de una oración.(ii) Objeto directo: codifica el tópico secundario, no tan recurrente ni continuo dentro

de la oración.(iii) El objeto indirecto (no tópico).

3 Referencia tomada en el sentido de la semántica lógica, i.e. si hay un elemento en el mundo real al que apunte cierto referente. Así, los sustantivos que refieren en el discurso, desde esta perspectiva, tienden a: (i) ser tópicos importantes en el discurso previo (anafóricos), y a (ii) persistir como tópicos importantes en el discurso subsiguiente. En este contexto, los sustantivos que no refieren son sustantivos indefinidos dentro del discurso.4 “Los referentes/tópicos nominales sirven como etiquetas de archivos que son utilizados para acceder (activar) a los lugares en donde la información entrante está siendo archivada”. (Givón, 1990: 894)

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Así, el sujeto gramatical5 es codificado como el tópico principal de una oración.Nuevamente, hay dos formas de rastrear los dispositivos que ayudan al rastreo de

coherencia referencial: (i) vocabulario, y (ii) gramática. Por un lado, el principal recurso léxico que ayuda al rastreo de coherencia referencial es el de los nombres propios y nombres comunes, que regularmente sirven de base o anclaje para los elementos que serán presentados posteriormente en el discurso. Otro dispositivo guiado por vocabulario son las relaciones léxicas.

Dentro de un discurso intervienen varios elementos nominales, los cuales pueden tener algún tipo de vínculo semántico entre sí. El análisis de este tipo de vínculos contribuye al rastreo de coherencia referencial o temática, pues al clarificar esta relación se justifica la aparición de los elementos nominales dentro del discurso. De tal forma, se habla de relaciones léxicas cuando: “un elemento léxico establece una relación estructural con otro” (Crystal, 1987: 119). Así, por ejemplo, los elementos que pertenecen a un mismo campo semántico establecen relaciones léxicas entre sí. Por su parte, Givón (1984) considera que una vez que un nominal ha sido mencionado en el discurso, los referentes asociados con él adquieren una unicidad referencial. Una unicidad de este tipo es la que se da entre las partes de un todo, p. ej., cuando una casa ha sido mencionada, dentro de un discurso, la puerta, la cocina, la sala, el comedor, etc., comparten entre sí la misma unicidad referencial.

Por otro lado, los recursos gramaticales que ayudan al rastreo de coherencia referencial son: (i) pronombres, (ii) sustantivos, (iii) anáforas, (iv) catáforas, (v) elipsis, y (vi) deixis. Los pronombres son los elementos gramaticales que remiten, representan o remplazan a un argumento nominal. Además, señalan inherentemente número, persona y género. Sólo adquieren significado pleno cuando se les relaciona con el contexto lingüístico circundante, esto es, cuando son anclados a sustantivos.

Ahora bien, pronombres y sustantivos pueden establecer dos tipos de relaciones en un nivel pragmático-discursivo: (i) relaciones anafóricas, es decir: “el proceso o resultado por el cual la interpretación de una UNIDAD lingüística [pronombres, principalmente] se deriva de alguna unidad o significado previamente expresados (el ANTECEDENTE). La referencia anafórica constituye una forma de señalar la identidad entre lo que se está expresando y lo que ya ha sido expresado” (Crystal, 2000: 50).

(ii) Relaciones catafóricas, esto es: “el proceso o resultado en que una UNIDAD LINGÜÍSTICA hace referencia a otra unidad mencionada después. La referencia catafórica es una manera de señalar la identidad entre lo que se expresa y aquello que está a punto de ser expresado” (Crystal, 2000: 93). Por definición, una relación catafórica requiere necesariamente de dos elementos: (i) la unidad lingüística (antecedente) y (ii) la entidad o evento (referencia). Sólo cuando se establece una relación clara y precisa entre antecedente y la entidad o evento se puede hablar de catáfora.

En cuanto a la elipsis, su análisis permite fijar la correspondencia entre dos oraciones, lo que ayuda al rastreo de coherencia, ya sea referencial o temática. De tal forma, la elipsis se refiere: “a una ORACIÓN en la cual, ya sea por economía, por énfasis o por estilo, se ha omitido una parte de la ESTRUCTURA, recuperable mediante un examen del CONTEXTO […] poniendo el énfasis en la necesidad de que las partes ‘elididas’ (o ‘elípticas’) de la oración sean especificables sin ambigüedades” (Crystal, 2000: 194).

Finalmente, el análisis de la deixis permite establecer relaciones claras entre unidades lingüísticas y el contexto discursivo. En consecuencia, la deixis engloba: “aquellos rasgos del LENGUAJE que hacen referencia directa a las características personales, temporales o locativas de la SITUACIÓN en la que tiene lugar un ENUNCIADO, cuyo SIGNIFICADO será relativo a dicha situación”

5 El sujeto será, pues, el tópico principal de la cláusula y se accede a él gracias a la subjetivación, que es: “la asignación, por cualquier medio disponible en el lenguaje, del rol temático de sujeto (tópico primario) a uno de los argumentos nominales de la cláusula”. (Givón, 1984: 139)

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(Crystal, 2000: 162). Así, dos restricciones se le imponen a la deixis: (i) los rasgos que hacen referencia directa a las características personales, temporales o locativas serán sólo aquellos que han sido gramaticalizados o codificados por el lenguaje6. De esta restricción se origina la segunda: (ii) el contexto es sólo el discurso precedente o posterior que rodea a la elocución , dentro de la cual está la deixis.

COHERENCIA TEMÁTICA

Debido a la naturaleza multiprosicional del discurso, la coherencia temática también lo es, esto garantiza la continuidad o recurrencia de algunos elementos a lo largo del discurso. Los elementos recurrentes más fáciles de asociar e identificar con la coherencia temática son:

a) coherencia referencialb) coherencia temporalc) coherencia locacionald) coherencia de acción

En otras palabras, el discurso coherente tiende a mantener, a lo largo de varias proposiciones, respectivamente:

a) el mismo referente (tópico)b) el mismo tiempo o, al menos, contiguoc) la misma locación o, al menos, contiguad) acción secuencial

Así, desde una perspectiva cognoscitiva, lo anterior indica que la continuidad garantiza una mayor accesibilidad mental y la ausencia de recurrencia provoca un mayor esfuerzo mental. De tal forma, el discurso más coherente es aquel que contiene más elementos continuos y recurrentes y, además, es organizado de tal forma que hace que la información sea mentalmente más accesible para el oyente.

Debido a esto, Givón (1995) propone que la coherencia temática es un epifenómeno, es el leitmotiv, que señala los distintos hilos de coherencia en el discurso, por esto léxico y gramática comparten la carga funcional para señalar las recurrencias a lo largo del discurso. En otras palabras, la coherencia temática puede ser una consecuencia aditiva de todas las líneas concretas de coherencia juntas. No obstante, no es sólo la mera suma de sus partes. Así pues, tiene que haber una consistencia entre lo que se ha dicho previamente con lo que se está diciendo actualmente. La información nueva tiene que estar conectada, ser consistente y relevante con el tópico que se está tratando.

Hasta aquí, tiene que quedar claro que los dispositivos gramaticales usados durante la producción y la comprensión natural del discurso en línea deben ser vistos como señales de coherencia que guían al oyente sobre la activación específica que tiene que realizar en la memoria de trabajo, así como las conexiones y operaciones mentales para la búsqueda y recuperación de información en la memoria episódica.

Tomando en cuenta lo anterior, a lo largo del encadenamiento de cláusulas, elementos recurrentes se van presentando, garantizando así la coherencia temática. En otras palabras, el discurso (multiproposicional) está compuesto de oraciones o cláusulas (proposiciones) que comparten, entre sí, elementos recurrentes (coherencia temática), por tal motivo cada cláusula agrega nueva información que será incluida en el discurso previo. Lo anterior garantiza una progresión temática coherente.

6 Ejemplos de estos elementos son: tú, yo, él, ahora, allá, allí, acá, eso, etc., que han sido codificados por el lenguaje y, efectivamente, tienen su referencia dentro del contexto discursivo.

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AFASIA DE WERNICKE

En 1874, el alemán Carl Wernicke fue el primero en proponer un síndrome afásico correlacionado con una lesión anatómica en el lóbulo temporal izquierdo, distinguiéndolo del síndrome frontal descrito por Broca en 1861. El síndrome de la afasia de Wernicke indica un daño en las regiones temporales posterior y superior del hemisferio dominante (el superior y el gyrus temporal medio), con extensión a la región del gyrus angular supramarginal y/o en el área de cruce del occipital temporal lateral. También indica un daño en el lóbulo temporal posterior superior en el hemisferio dominante. Muchas entidades patológicas pueden producir la afasia de Wernicke: accidentes vasculares cerebrales (embolia o trombosis) o hemorragias intercerebrales, así como traumas o tumores en el lóbulo temporal.

La descripción tradicional de la afasia de Wernicke considera que el daño en la comprensión y en la expresión se debe al desorden y a la alteración del mecanismo central del lenguaje, sin considerar modalidades específicas. En años recientes se ha establecido que tanto la comprensión auditiva y visual, así como la expresión oral y escrita muestran afectaciones diferentes. La afasia de Wernicke es mejor caracterizada por las fallas en la comprensión y en la expresión del lenguaje.

Por una parte, la expresión verbal en la afasia de Wernicke es tan fluida como en una persona sin daño neurológico, incluso es excesiva, i.e. legorrea, a tal grado que los pacientes hablan sin parar a menos que sean interrumpidos por el doctor. Aumentan su expresión ya sea agregando sílabas al final de la palabras o palabras al final de las oraciones. Jakobson (1964) interpretó este exceso como la manifestación de la pérdida de los límites oracionales, es decir, los pacientes no son capaces de delimitar las oraciones.

De igual forma, los pacientes tienen poca dificultad para producir su expresión verbal, la estructura de las frases es normal, de cinco a ocho palabras, no tienen problemas ni con la articulación ni con la prosodia y muchas de sus elocuciones tienen una estructura gramatical aceptable. En este sentido, tanto la prosodia como la estructura de las frases pueden ser normales a tal grado que un oyente extranjero puede notar sólo algunos pequeños errores. El contenido de la expresión es marcado por: (i) la baja aparición de sustantivos significativos (habla vacía), (ii) pausas que cortan palabras, (iii) sustitución de palabras por palabras incorrectas (parafasias verbales), (iv) sustitución de sonidos del habla (parafasias literales), (v) la creación de nuevas palabras (neologismos), y (vi) por un paragramatismo, (uso excesivo de palabras gramaticales). En casos extremos, el habla llega a ser totalmente incomprensible, a esto se le conoce como jergón afásico. La repetición es constante y varía en diferentes grados.

En los últimos años, la investigación se ha centrado en el mecanismo de los desequilibrios de la comprensión del lenguaje en este tipo de afasia. El propio Wernicke consideró que el gyrus temporal superior es un centro auditivo indispensable para la construcción de imágenes por medio de las palabras. La destrucción de esta área dejaría la corteza auditiva primaria y la habilidad para percibir sonidos intactas, pero daría como resultado sólo sonidos verbales sin sentido.

El nivel del fonema también ha sido descrito como deficiente, la incapacidad para discriminar fonemas de sonidos no verbales parece involucrar factores semánticos y fonéticos, pues los afásicos de Wernicke tienen un mejor desempeño en la discriminación de palabras reales fonéticamente similares que en palabras sin sentido. Así, cuando el desorden en la comprensión del lenguaje es severo, los pacientes no comprenden absolutamente nada de lo que se les comunica, sin embargo es más frecuente que mantengan la habilidad para comprender palabras aisladas, frases y algunas oraciones. Muchas veces, cuando un tópico particular es cambiado, la comprensión de los pacientes cesa y tardan en comprender y restablecer el nuevo tópico. Como

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norma, la comprensión puede ser mantenida sólo por intervalos cortos y requiere un aparente esfuerzo del paciente.

En resumen, los afásicos de Wernicke muestran una pobre comprensión y experimentan una mayor dificultad con la estructura sintáctica y con el significado de las palabras, y es muy común que presenten problemas para la comprensión de relaciones que involucran pronombres.

Como podemos notar, este tipo de afasia se caracteriza por los problemas en la expresión pero sobre todo en la comprensión del lenguaje, por tal motivo, el discurso de estos pacientes ha sido caracterizado como:

Embellecido, tangencial, no informativo, irrelevante y repetitivo. Incoherente. Es organizado de manera confusa y la fluidez es obstaculizada con detalles irrelevantes y

digresiones. Las oraciones son largas, aunque sintácticamente pobres. Es pobre en contenido informativo.

Con estas características en mente, empezaremos a plantear la metodología para el rastreo de coherencia en el discurso de estos pacientes.

METODOLOGÍA Y DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS7

Tomando en cuenta los dispositivos gramaticales y léxicos descritos arriba, procedo a describir la metodología que permite llevar a cabo el rastreo de los tres tipos de coherencia descritos aquí.

Cabe recordar que sólo se describe un caso de cada tipo de coherencia, pues la finalidad de este artículo no es corroborar una teoría, sino, más bien, presentar una propuesta teórico-metodológica para el análisis del discurso de pacientes con afasia de Wernicke, que, de acuerdo a los datos arrojados, parece viable.

a) MÉTODO PARA EL RASTREO DE COHERENCIA REFERENCIAL1. Identificar, enlistar y cuantificar los sustantivos (elementos referenciales) que aparecen en

el discurso.2. Identificar los pronombres, incluyendo las anáforas cero.3. Cuantificar las apariciones de cada pronombre.4. Cuantificar la continuidad de referentes según las relaciones entre pronombres y

sustantivos, de acuerdo al contexto deíctico y discursivo.5. Caracterizar la continuidad de referentes.6. Determinar el tópico principal del discurso.

Debemos tener en mente que mientras mayor continuidad de uno o varios elementos léxicos haya a lo largo del discurso, mayor coherencia referencial habrá. Y, por el contrario, mientras menos continuidad de referentes exista, menor será la coherencia, esto incluye la carencia o exceso de referentes en el discurso.CASODr.: Muy bien doña Esther, me estaba diciendo que ya puede hablar más.P: Ya ora prime vez ora veces puedo decirle, primera primero luego le digo ay este te dije se me olvidó decirlo complepoquín, pero a veces le estoy diciendo lo stoy a veces pensando a así y a veces cuando se me sale a veces digo otra cosa y no no no así le dije pero luego a veces me quedo callada y al rato le voy ya le dije así eso pero paquito me vuelven a prestar cosas porque no decía

7 Los datos pertenecen a dos pacientes con afasia de Wernicke de entre 50 y 60 años, entrevistados en el Hospital General de México, entre 2002 y 2005. Ambos pacientes presentan los síntomas característicos de esta enfermedad y no representan casos particulares.

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yo casi mucho y yo le dije a él le dio mucho gusto porque dije yo no decía nada usted y ora sí gracias a Dios le dije él no me ha enseñado a él le dijo y sí aprendí pero sé que es poquito. Luego les digo porque luego me dan risa que me dicen ¿cómo, cómo dijiste? luego no no me di. A veces sí se los recompongo ra ni sabes si es de aquí esa, a veces sí pero a veces quién sabe en ratitas como que no retozo digo hay porque como de la casa casi no decía que eran mi refigero eso o que hacían eso y ora hay veces que si le digo mi hermanita yo no decía tenía unas hermanas que tú quien erecesitas o que te atina y ahora ya poquita tray hablando.

1. Identificar, enlistar y cuantificar los sustantivos:Cosa Cosas GustoDios Casa RisaVeces Hermanita Hermanas

2. Identificar los pronombres, incluyendo las anáforas cero; y3. Cuantificar las apariciones de cada pronombre: mi (2) me (8) yo (4) [yo] (18) ustedle (11) se (3) lo (2) Así eso (3)Esa él (11) ellos (4) Tú te (2)

4. Cuantificar la continuidad de referentes según las relaciones entre pronombres y sustantivos:Hablante: aparece a lo largo del discurso 32 veces.Oyente: aparece 3 veces.Hermana: aparece 2 veces.Él (3ª persona del singular, sin referencia clara): aparece en 11 ocasiones.Ellos (3ª persona del plural, sin referencia clara): aparece en 4 ocasiones.5. Caracterizar la continuidad de referentes:En este fragmento la continuidad de, al menos, tres referente es clara: hablante (32 veces); él, sin referencia (11 veces); ellos, sin referencia (4 veces), oyente (2 veces).6. Determinar el tópico principal del discurso:El tópico principal de este fragmento, por su alta incidencia, es el hablante.

b) MÉTODO PARA EL RASTREO DE COHERENCIA TEMPORAL1. Identificar léxico con referencia temporal.2. Identificar los verbos y el tiempo en el que están conjugados.3. Cuantificar los verbos utilizados, según el tiempo en el que están conjugados.4. Identificar adverbios y frases adverbiales temporales.5. Establecer si existe contigüidad temporal entre verbos, es decir, que no existan cambios

abruptos de tiempo.En este caso, la continuidad o contigüidad de los tiempos verbales a lo largo del discurso garantiza una coherencia temporal, además la inclusión de adverbios y frases adverbiales temporales ayudan a determinar la consistencia temporal del discurso. Por consiguiente, la ausencia de este tipo de marcas puede ir en detrimento de la coherencia temporal, pues el tiempo verbal a veces no es suficiente. Finalmente, se espera que las acciones, eventos o hechos sean reportados en el orden temporal en que sucedieron.CASO Dr.: Y ahora cómo se siente.

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P: Bueno, ahorita, eh, más o menos me vienen de santomentemente bien, o sea, dentro de mi foloción altamente, o sea, dentro de mi folociamente, nada me es nada me viene nada, todo viene bien en sus centros constantemente…que me formante es…la de la herencia esta, de la feria, del este…cómo le dicen…las…cómo le digo a usted…este ence, en la parte donde exprotar exprosamente con boxiame me lo exporsamenté, me lo quesí tomando…me prometo mi poata mi prométalo menció que es, o sea, me lo tomé y me lo tomé, me lo quise tomentamente (inaudible) nada más eso era, nada más.

1. Identificar léxico con referencia temporal: en este fragmento no hay.2. Identificar los verbos e indicar el tiempo en el que están conjugados:vienen [presente] es (3) [presente] viene (2) [presente] dicen [presente]digo [presente] tomé (2) [pretérito] era [pretérito]3. Cuantificar los verbos utilizados, según el tiempo en el que están conjugados:Pretérito: 3 verbos.Presente: 8 verbos.4. Identificar adverbios y frases adverbiales temporales:ahorita: límite inicial.nada más (2): límite final.5. Establecer si existe contigüidad temporal entre verbos, es decir, que no existan cambios abruptos de tiempo:La consistencia de los verbos es clara, la continuidad del presente es evidente (8 veces), además también existe continuidad del pretérito en 3 ocasiones, que es introducido por medio de una oración subordinada. En resumen, las primeras 8 oraciones están conjugadas en presente y las últimas 3 en pretérito.

c) COHERENCIA TEMÁTICASiguiendo la postura de Givón, la coherencia temática puede ser entendida como un epifenómeno, es decir, en ella confluyen y colaboran todos los demás tipos de coherencia; en este caso la referencial y la temporal. Así pues, la coherencia temática debe ser rastreada a través de la evaluación de los otros tipos de coherencia, comenzando por la referencial y continuando con la temporal.

Debido a que los pacientes con afasia de Wernicke tienen problemas con la comprensión del lenguaje, aquí la coherencia temática es considerada de dos formas: (i) coherencia temática cuando la respuesta es consistente con la pregunta; y (ii) coherencia temática cuando la respuesta no es consistente con la pregunta y, sin embargo, contiene los elementos necesarios para poder describirla. Esto quiere decir que, en ocasiones, la respuesta no coincide con la pregunta y, sin embargo, tiene una estructura temática coherente.CASOD: ¿Tiene alguna molestia?P: Bueno, mi, mi media verses, o sea, albostal bensada se me viene poxtante poco a puentemente, se me viene, a sea, por pesa constante viene constante viene, o sea, y me partedas cosas me viene. Apenas ahorita se me vienen a salirme más o menos, lo vi vi vienes persian… presentes, o sea, en cuestión de… de costarme molestiarme pero costalmente se me viene más o menos.

i) Coherencia referencial1. Identificar, enlistar y cuantificar los sustantivos:media, cosas. 2. Identificar los pronombres, incluyendo las anáforas cero; y

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3. Cuantificar las apariciones de cada pronombre: mi (2), se (4), me (8), 3ª persona del singular (media) (6), 3ª persona del plural (cosas) (1)4. Cuantificar la continuidad de referentes según las relaciones entre pronombres y sustantivos:media: según las relaciones que establece con los pronombres interviene 6 veces.cosas: aparece 2 veces.hablante: aparece 8 veces, con la función de objeto indirecto.5. Caracterizar la continuidad de referentes:En este fragmento la continuidad de dos referente es clara: media (6 veces) y el hablante (8 veces).6. Determinar el tópico principal del discurso:El tópico principal de este fragmento, por su alta incidencia y mayor jerarquía dentro de lo que Givón llama topicalidad, es media.

ii) Coherencia temporal1. Identificar léxico con referencia temporal: no hay elementos léxicos.2. Identificar los verbos e indicar el tiempo en el que están conjugados:viene (6) [presente] vienen [presente] vienes [presente]3. Cuantificar los verbos utilizados, según el tiempo en el que están conjugados:Presente: 8 verbos.4. Identificar adverbios y frases adverbiales temporales:apenas ahorita: límite inicial.5. Establecer si existe contigüidad temporal entre verbos, es decir, que no existan cambios abruptos de tiempo:La consistencia de los verbos es clara, la continuidad del presente es evidente (8 veces), además hay consistencia con la frase adverbial temporal apenas ahorita.

Podemos observar, en este ejemplo, la forma en la que los otros tipos de coherencia cooperan en la construcción de la coherencia temática, en la construcción de una representación mental coherente del texto. La continuidad de referentes y de tiempo, así como el empleo de otros dispositivos gramaticales, muestra la coherencia temática del fragmento. Sin embargo, cabe mencionar que, debido a los problemas propios de esta patología, los pacientes tienen problemas para presentar explícitamente las entidades nominales que toman parte de su discurso; de tal forma encontramos que hablan recurrentemente de ‘algo’ o ‘alguien’ en tercera persona aun cuando no presentan el anclaje (sustantivo). Lo relevante es que ese ‘algo’ o ‘alguien’ participa recurrentemente a lo largo del discurso y el paciente, por medio de marcas gramaticales, hace patente esta continuidad.

CONCLUSIONES

A lo largo de este trabajo propuse un método de análisis para el discurso de pacientes con afasia de Wernicke. Partí del hecho de que en lingüística no hay un consenso claro acerca de cuál es el alcance de la pragmática y del discurso, lo que planteó un primer problema. Así, considerando que este trabajo tiene como restricción ser una propuesta formal y sistemática, se tomó como punto de partida la definición más lingüística de los términos pragmática y discurso. Acto seguido, se sintetizaron los fenómenos más comunes en ambos niveles y que le competen estudiar a la teoría lingüística.

Cabe aclarar que todos los elementos lingüísticos propuestos fueron integrados por dos razones principalmente: (i) su carácter netamente lingüístico, lo que permitió proponer un método de análisis sistemático; y (ii) la utilidad metodológica que representaban para esta investigación,

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pues ofrecieron reales oportunidades para la descripción sistemática del discurso de los pacientes con afasia de Wernicke, gracias a la consonancia con las propuestas teóricas de Givón.

Una vez hecho esto, se realizó la propuesta teórica que se sistematizó en la metodología planteada, todo con la finalidad de poder aseverar que el discurso de los pacientes con afasia de Wernicke es coherente. Afirmación sui generis pues los trabajos previos en neurolingüística definían las aportaciones de estos pacientes como irrelevantes, tangenciales e incoherentes. Además, los estudiosos en esta área dudaban de poder considerar un nivel pragmático-discursivo en esta patología.

Recordemos que la característica más extendida de estos hablantes es la falta de coherencia, puesto que están llenas de oraciones o proposiciones tangenciales que sirven para embellecer el discurso pero que no cumplen con una función comunicativa efectiva. Así, comparando esta exposición con los resultados que arrojó la descripción de los datos, realizada aquí, se demuestra que el discurso de los hablantes afásicos es mucho más coherente de lo que se consideraba. En este sentido, resulta claro que los hablantes afásicos respetan, en cierto sentido y hasta cierto nivel, el principio de cooperación (Grice, 1967) pues, a pesar de sus carencias comunicativas, despliegan dispositivos lingüísticos que refuerzan este supuesto (particularmente, las frases adverbiales utilizadas como puentes de coherencia), en algunos casos tratan de especificar dentro del contexto discursivo las entidades tópicas que participan y las codifican.

Por extensión, las contribuciones de los hablantes afásicos no son tan irrelevantes como se cree, si bien es cierto que el discurso es tangencial, los mismos dispositivos lingüísticos arriba mencionados demuestran un intento por ser relevantes. Es claro que la máxima relevancia no siempre es alcanzada por los problemas propios de esta patología. En cuanto al contenido informativo es clara la deficiencia que llegan a tener, sin embargo cuando los problemas en la comprensión no son tan severos se pueden encontrar contribuciones completamente relevantes y con un contenido informativo aceptable.

Por otra parte, en cuanto a que producen cualquier proposición para que sus narraciones parezcan completas, el hecho de que los hablantes afásicos empleen puentes de coherencia demuestra que las oraciones no están siendo unidas al azar, más bien siguen una estructura apoyada por estos dispositivos lingüísticos.

Con todos estos resultados, puedo concluir que efectivamente se puede hablar de un nivel pragmático-discursivo en la competencia comunicativa de estos hablantes; además, de acuerdo a los resultados, este nivel parece estar mucho mejor preservado que el morfológico, el sintáctico o el semántico. La propuesta teórico metodológica realizada se muestra como un mecanismo eficaz y, sobre todo, sistematizable gracias al carácter formal que se le imprimió desde el principio.

Finalmente, este primer acercamiento se plantea como una posibilidad real para la evaluación y tratamiento de pacientes con esta patología, pues este tipo de análisis se puede llevar a cabo a la par del tratamiento clínico que se sigue. Pueden registrarse y compararse, en determinados periodos de tiempo, producciones de un mismo paciente para evaluar y reconocer las mejoras presentadas.

Con todo, resulta claro que aún queda trabajo por hacer en esta área, deben presentarse más trabajos que secunden los estudios en un nivel pragmático-discursivo dentro de esta patología pues todo indica que es viable y que se presenta como una oportunidad para mejorar la calidad de vida de estos hablantes.

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