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La participación en una escuela democrática
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LA PARTICIPACIÓN EN UNA ESCUELA
DEMOCRÁTICA
Cuadernillos de apoyo a la gestión escolar democrática
Silvia Conde
Cuadernillo 5
La participación en una escuela democrática
2
CONTENIDO
Presentación institucional
Educar para la democracia
La participación democrática
La participación en una escuela democrática
¿Para qué participar?
El aprendizaje de la participación
Para saber más... referencias bibliográficas
La participación en una escuela democrática
3
PRESENTACIÓN INSTITUCIONAL
La participación en una escuela democrática
4
EDUCAR PARA LA DEMOCRACIAEDUCAR PARA LA DEMOCRACIAEDUCAR PARA LA DEMOCRACIAEDUCAR PARA LA DEMOCRACIA
El Instituto Federal Electoral ha puesto en marcha un programa de apoyo
curricular denominado Educar para la democracia. Este programa pretende
promover en las escuelas de preescolar, primaria y secundaria, procesos de
educación ciudadana centrados en el desarrollo de once competencias cívicas y
éticas.1 También se busca propiciar la construcción de ambientes escolares
democráticos mediante el apoyo a diversos procesos de gestión en los que
intervienen: directivos, prefectos, personal de apoyo a la docencia, padres y
madres de familia y la comunidad en la que se encuentran insertos los planteles
educativos.
Dentro del aula se promueve que el docente desarrolle situaciones didácticas
problematizadoras, prácticas y relevantes en las cuales a partir de los contenidos
curriculares presentes en los planes y programas oficiales y con el apoyo del
material didáctico disponible. Como apoyo a esta actividad, se han elaborado doce
ficheros para cada grado de la educación básica (tres para preescolar, seis para
primaria y tres para secundaria). En ellos los docentes encontraran algunas
referencias sobre el desarrollo de competencias cívicas y éticas así como
orientaciones generales sobre la planeación de situaciones de aprendizaje en las
que se correlacionen contenido de distintas asignaturas.
Sabemos que la experiencia educativa o sólo ocurre dentro del salón de clases,
sino que el ambiente escolar tiene un gran poder formativo. Por ello en esta serie
1 El contenido y los rasgos de las competencias se describen con detalle tanto en los ficheros de cada grado como en el capítulo dos del documento general “Educar para la democracia: La educación ciudadana basada en el desarrollo de competencias cívicas y éticas”.
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de 8 cuadernillos encontrará algunas sugerencias para desplegar una gestión
escolar democrática. Los títulos de los cuadernillos son los siguientes:
- El apoyo al trabajo docente en un contexto democrático: El
programa Educar para la democracia
- La definición de un proyecto educativo democrático
- La dirección democrática
- El trabajo colegiado: Corresponsabilidad para el logro de una meta
en común.
- La participación en una escuela democrática
- Hacia un ambiente escolar justo y de legalidad: Reglas, disciplina y
solución de conflictos.
- La construcción de un ambiente escolar sano, respetuoso y
promotor de una autoestima equilibrada: el respeto a los derechos
humanos
- La vinculación con las familias y con la comunidad
El propósito de esta serie es ofrecer al directivo y al colectivo docente algunas
ideas generales sobre las implicaciones que tiene en la organización de la escuela
y en la naturaleza de las interacciones humanas al interior de ella desarrollar una
educación centrada en el desarrollo de competencias cívicas y éticas. La serie
parte de una concepción de gestión escolar que va más allá del sentido habitual
de administración y “se aproximan al de dirección, gobierno y más puntualmente a
la idea de participación colectiva por parte de los miembros de una organización
en los procesos de diseño, decisión y evaluación del funcionamiento de la
misma”.2
2 Furlán, Alfredo, Monique Landersman y Miguel Ángel Pasillas, (1992) “La gestión pedagógica. Polémicas y casos”, En Justa Ezpeleta y Alfredo Furlán, La gestión pedagógica de la escuela. Santiago de Chile: UNESCO/OREALC, pp. 141.
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Cada cuadernillo se centra en una dimensión de la gestión escolar. Inicia con una
reflexión sobre las competencias cívicas y éticas que se fortalecen en la
dimensión que se aborda en el cuadernillo, se analizan algunos rasgos de dicha
dimensión así como su importancia para la formación ciudadana. Se incluyen
algunas sugerencias concretas para el mejoramiento de los procesos de gestión,
las cuales han sido tomadas de la experiencia de directivos, docentes, padres de
familia, alumnos y comunidad en general de escuelas de educación básica de
nuestro país. Al final se incluye una bibliografía para que el directivo o el colectivo
docente profundicen su búsqueda, si así lo desean.
El uso de los cuadernillos
Los cuadernillos son un apoyo a la gestión democrática de la escuela. Como se ha
dicho, incluyen sugerencias para mejorar las relaciones entre la comunidad
educativa y para fortalecer los procesos formativos. No son recetarios de
actividades o pautas de acción que los directivos deban seguir.
Si bien el primer cuadernillo contiene orientaciones generales sobre el programa
Educar para la democracia, los cuadernillos de gestión no tienen una secuencia
rígida, sino que pueden ser consultados en función de las necesidades de la
escuela.
Cada uno de ellos responde a una dimensión de la gestión escolar que ofrece
posibilidades formativas y que, además, se relaciona con el mejoramiento de la
calidad educativa. Por ello, esperamos que sea útiles tanto para fortalecer la
democracia en las escuelas como para que los alumnos aprendan más, mejor y
sean mas felices en la escuela.
Las competencias cívicas y éticas en el ambiente escolar
Las competencias cívicas son el conjunto de comportamientos, actitudes y
conocimientos que las personas aplican en su relación con otros así como en su
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actuación sobre el entorno social y político. En el caso de la ciudadanía
democrática, estas competencias además de ser cívicas son éticas porque
requieren estar fundadas en un código ético personal, construido de manera
autónoma a partir de los principios y valores de la ciudadanía democrática.
En el programa Educar para la democracia se ha definido un listado flexible de
competencias cívicas y éticas considerando los rasgos que quisiéramos tuvieran
los jóvenes que egresan de la secundaria en cuanto a su forma de relacionarse
con las demás personas, su autoestima y capacidad de autorregularse, su
compromiso con su entorno social y político, en cuanto a sus capacidades y
valores de participación así como en sus conocimientos habilidades y actitudes
relacionadas con la democracia. Es decir, para definir las competencias cívicas y
éticas partimos de lo deseable, pero sabemos que esto no siempre es posible. Así
que para hacer una propuesta realista, sometimos lo deseable a una serie de
condiciones reales a fin de definir competencias cívicas y éticas posibles de
alcanzar. La cultura política mexicana, las deficiencias educativas en algunos
contextos socio políticos y económicos del país, así como por los niveles de
desarrollo moral y cognitivo de las niñas y los niños de educación básica, la
naturaleza de los procesos educativos de las escuelas básicas así como las
condiciones materiales de las escuelas y del trabajo docente son algunos
elementos que en marcaron la dimensión de lo posible en la definición de las
competencias cívicas y éticas. Las once competencias resultantes son las
siguientes:
Me conozco, me valoro y me regulo
Me comprometo con mi comunidad, con mi país y con el mundo
Respeto la diversidad
Conozco, respeto y defiendo los derechos humanos
Convivo de manera pacífica y democrática
Me comunico y dialogo
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Participo
Soy crítico
Respeto y valoro la justicia y la legalidad
Defiendo la democracia
Valoro la autoridad democrática
En este cuadernillo se analizan las estructuras escolares y las condiciones del
ambiente institucional que favorecen la participación democrática del alumnado.
En el cuadernillo 4 se han abordado algunas recomendaciones para la
participación democrática de los docentes mediante el trabajo colegiado y en el
cuadernillo 8 se analizan los procesos y espacios de participación de los padres
de familia y de la comunidad.
La participación en una escuela democrática
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LA PARTICIPACIÓN DEMOCRÁTICALA PARTICIPACIÓN DEMOCRÁTICALA PARTICIPACIÓN DEMOCRÁTICALA PARTICIPACIÓN DEMOCRÁTICA
Una de las funciones básicas de la escuela es preparar a los alumnos para pensar
críticamente y para actuar democráticamente en una sociedad no democrática.
Para lograrlo, es preciso fortalecer las experiencias que contribuyen al aprendizaje
de la participación.
Participar es tomar parte en decisiones y acciones que de alguna manera nos
impactan, nos competen o nos interesan, ya sea que nos afecten directa o
indirectamente. Existen muchas formas, tipos y grados de participación, las cuales
van desde hacer acto de presencia, estar simplemente apuntado, estar informado,
opinar, gestionar, ejecutar, ser miembro de, tomar decisiones o implicarse en algo
en cuerpo y alma. Estos tipos de participación se pueden organizar en una escala
que va de mayor a menor responsabilidad y compromiso, el siguiente esquema,
elaborado por Samuel Gento Palacios3 es de gran ayuda para comprender los
distintos niveles de participación.
3 Gento Palacios, Samuel. Participación en la gestión educativa. Madrid: Santillana, aula XXI, 1994, pp. 13.
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+ DIRECCIÓN -
- PARTICIPACIÓN +
Información
Se transmite simplemente una decisión tomada por la autoridad correspondiente para que los afectados la ejecuten o para que estén informados.
Consulta
Se pide opinión a los afectados, si bien la decisión la toma en cualquier caso la autoridad pertinente.
Propuesta
Los afectados aportan opiniones y argumentan a favor o en contra, pero la autoridad decide en todo caso aprobando o modificando propuestas o asumiendo otras diferentes.
Delegación
Un grupo o algunas personas son facultados para tomar decisiones de manera autónoma, aunque la responsabilidad última corresponde al delegante, quien mantiene la autoridad definitiva.
Codecisión
Se produce una decisión en común, tras la participación de los afectados.
Cogestión
La participación de los implicados se produce en la toma de decisiones y en la práctica de las mismas
Autogestión
La decisión corresponde a quienes la han de poner en práctica, por lo que actúan con total autonomía.
La participación es uno de los pilares de la democracia porque ésta se basa
justamente en la amplia participación del pueblo en la elección de gobernantes, en
la expresión libre de ideas y opiniones, en la toma de decisiones, en la defensa de
los derechos, en la solución de los conflictos así como en la acción organizada
para mejorar el entorno.
No toda participación es democrática
La participación democrática es mucho más que simplemente formar parte de una
comisión o estar apuntado en una lista de votantes. Implica la acción
comprometida, consciente e informada mediante las formas institucionales
establecidas y con apego a la ley y a los principios de la democracia y la dignidad
humana. No es democrática:
- una reunión en la cual un pequeño grupo trata de imponer sus puntos de
vista de un pequeño sector,
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- cuando un grupo se organiza para agredir a los demás o para coartar sus
derechos
- cuando se utiliza una supuesta libertad de expresión para difamar a alguien
o para ofenderlo
- cuando se traspasan los límites impuestos por la ley, las normas y los
principios.
La auténtica participación democrática se da cuando individuos o grupos de
personas intervienen en la discusión y en la toma de las decisiones con el
propósito de fijar y conseguir objetivos comunes y, además, cuando esta
intervención ocurre mediante procedimientos basados en los principios de la
democracia
Habilidades y actitudes para la participación democrática
Para participar de manera efectiva es preciso contar con ciertas habilidades para
involucrarse en asuntos de interés común, para tomar decisiones colectivas, para
elegir autoridades y representantes así como para expresar sus puntos de vista.
Además de habilidades, para participar se requiere tener el interés de hacerlo y
comprender que en una sociedad democrática tenemos el derecho de intervenir e
involucrarnos en los asuntos que nos interesan como individuos o como grupo.
Este interés es el principal motor de la participación. En general quienes participan
lo hacen para conseguir un objetivo individual, colectivo, público o privado, porque
les preocupa colaborar en la resolución de un asunto o bien porque asumen el
compromiso de la defensa de principios universales como la paz, la justicia o la
conservación de la vida. Detrás de esta motivación se ubica la sensibilidad hacia
los problemas sociales y la capacidad de indignarse y actuar. En este sentido, la
escuela puede contribuir a fortalecer el sentido solidario de la participación y evitar
que los alumnos participen sólo motivados por el interés personal.
Cuando una persona desea participar, ha vencido la apatía y la desconfianza;
sabe que puede influir en las decisiones, confía en que sus opiniones y
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sugerencias serán escuchadas y tomadas en cuenta o que, en caso contrario,
recibirá un argumento sólido. Una participación democrática requiere considerar
que no todas las propuestas son aceptables, sino que es preciso considerar los
intereses de las mayorías y el apego a los principios de legalidad, justicia y
dignidad humana.
Responsabilidad, el respeto, la tolerancia y la libertad son algunos de los valores
que dan sustento a la participación democrática, la cual también involucra
aspectos emocionales. La responsabilidad es particularmente importante ya que
quien participa activamente se hace cargo de un problema, de tomar una decisión,
de mejorar una situación o de bien promover el interés personal o colectivo.
Además, incluye el sentido de corresponsabilidad, basada en la unión de
esfuerzos de las personas y grupos involucrados así como en el reconocimiento
de los límites y atribuciones de cada uno de los actores.
Ventajas e inconvenientes de la participación
En general la participación ofrece más ventajas que desventajas, no obstante, es
un proceso complicado que implica esfuerzo, claridad de metas, puesta en
práctica de habilidades y actitudes favorables y otras condiciones objetivas.
A continuación presentamos un cuadro comparativo con algunas ventajas e
inconvenientes inspirados en un texto de Samuel Gento Palacios4, a fin de que
estimule su propio análisis al respecto.
Ventajas de la participación Inconvenientes de la participación
Los participantes se enriquecen mutuamente gracias a las aportaciones de todos.
Se reducen los conflictos gracias a que éstos se discuten y se ha establecido una mayor cohesión entre el grupo.
Se estimula la solidaridad y la responsabilidad a través de la aceptación de distintos roles en la participación.
La toma de decisiones lleva más tiempo
Se pueden tomar decisiones poco viables pero muy populares
Quienes tienen mayor capacidad de argumentación pueden manipular los procesos de toma de decisiones.
4 Gento Palacios, Samuel. Op. Cit, pp. 14.
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Se mejora la calidad del trabajo realizado
Los planes de formulan más rápido
Se impulsa el trabajo en equipo y el logro de objetivos comunes
El análisis de las ventajas y los inconvenientes es una herramienta útil para
orientar el proceso de democratización de la escuela, puesto que no se parte de
una visión unilateral de los procesos participativos, sino que se reconoce la
dificultad y se coloca al colectivo docente en posición de valorar si las ventajas
son mayores que los inconvenientes, o no.
ACTIVIDAD
Reflexione sobre los siguientes aspectos
1. ¿Cuáles son los conceptos que se tienen en la escuela sobre la participación
democrática?
2.- ¿Qué ventajas y qué inconvenientes ven a la participación?
3.- ¿Qué opina el colectivo docente sobre la participación en la escuela?
¿Quiénes deben participar? ¿En qué casos? ¿Mediante qué mecanismos?
4.- ¿Qué características consideran que debe tener la participación para ser
democrática?
5.- ¿Qué tipos de participación prevalecen en la escuela?
6.- ¿Cómo cree que se puede propiciar una participación más autónoma y menos
dirigida?
La participación en una escuela democrática
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LA PARTICIPACIÓN EN UNA LA PARTICIPACIÓN EN UNA LA PARTICIPACIÓN EN UNA LA PARTICIPACIÓN EN UNA
ESCUELA DEMOCRÁTICAESCUELA DEMOCRÁTICAESCUELA DEMOCRÁTICAESCUELA DEMOCRÁTICA
Contrario a lo que algunas personas piensan, la promoción de la participación del
alumnado en la escuela no es una moda, sino que tiene un carácter formativo por
varias razones:
- Mediante la participación se ejerce el derecho al aprendizaje, al libre
pensamiento y a la libre decisión.
- La participación es un valor tanto personal como social que da
sentido y fuerza moral a la vida en sociedad.
- Es un método de trabajo que diversifica y respeta las diferentes
perspectivas y realidades que enriquecen la formación.
- Es un contenido básico que problematiza la relación social y permite
la construcción del conocimiento.5
Un ambiente escolar participativo se caracteriza por un conjunto de condiciones y
características:
- Diálogo. En un contexto de participación democrática existen
adecuados canales de comunicación y en el cual se reconoce el
5 MARTÍNEZ Rodríguez, Juan Bautista (coord.) (1998). Evaluar la participación en los centros educativos.
Colección Educación al día. Madrid: Editorial Escuela Española, pp 6-7
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derecho a expresar de manera responsable las opiniones, críticas,
cuestionamientos y propuestas.
- Respeto. La participación democrática se funda en principios de
legalidad y dignidad humana. Por ejemplo, se asume que el ejercicio
de la libertad de expresión estará limitado por el respeto a la
diversidad, a la honra, a la vida privada y a la veracidad.
- Ambiente regulado. No es posible una auténtica participación
democrática en un contexto sin normas, sin límites y sin principios.
- Ambiente crítico: Un ambiente escolar democrático necesariamente
es crítico, es decir, admite la expresión de diversos puntos de vista,
de interpretaciones de los hechos distintas a las ofrecidas por la
autoridad, del disenso, así como de cuestionamientos y propuestas.
Una sociedad democrática se fortalece mediante el adecuado funcionamiento de
las instituciones, de las leyes y de la organización social y política, pero también
se vigoriza a través de las prácticas democráticas que se logran establecer en la
familia, en la escuela, en los grupos de amigos, en la colonia, en los grupos
sociales, etcétera. En ese sentido, la escuela puede configurarse como un
ambiente escolar que favorezca la amplia participación de los alumnos, maestros
y padres de familia en la toma de decisiones, en el gobierno escolar y en la
conducción del proceso educativo.
Olga Velázquez plantea una serie de características de una escuela que favorece
la convivencia democrática. A continuación se incluye un fragmento de su texto:
El Centro educativo: un lugar para la convivencia de la democracia6
Sin duda, para dar línea a cualquier proyecto que trate de concretar la vivencia de procesos de educación democráticos, es esencial clarificar algunos de sus rasgos. A continuación se señalan los más significativos:
6 Velázquez de Hanón, Gloria. “El centro educativo: un lugar para la convivencia de la democracia. Guía
didáctica. Educación para la democracia. Managua: Centro de educación para la democracia. 1994, pp. 24 -30.
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- Un centro democrático es un centro que organiza, como una ciudad, toda su labor hacia el logro de una verdadera vivencia democrática. Para ello debe concretar en su planteamiento institucional la filosofía de la escuela y los objetivos que permitirán englobar el trabajo institucional con un norte común: el desarrollo de procesos de enseñanza y aprendizaje democráticos y generadores de actitudes y valores que preparen a los alumnos para asumir, de forma efectiva, su rol democratizador en la familia y la comunidad.
- Las relaciones que se establecen entre todos los actores (administradores, docentes, alumnos y los padres), se sustentan en los principios democráticos. Por tanto, serán relaciones de horizontalidad en las que se manifestarán en forma permanente el respeto, la libertad de expresión, la igualdad de oportunidades, la solidaridad y la justicia.
- El director ejerce la autoridad mediante patrones de liderazgo democrático y estimula en alumnos y docentes su propia capacidad de ejercer acciones de liderazgo democrático al participar en el desarrollo de la acción educativa y pedagógica.
- El centro educativo democrático asume permanentemente el reto de proyectarse e interactuar con la comunidad respetando los principios, las actitudes y los valores democráticos y contribuyendo al desarrollo de éstos en la vida cotidiana de las familias y la comunidad en general.
- Propicia en cada una de sus aulas la vivencia de una práctica pedagógica democrática.
- Ofrece a los docentes y los alumnos un alto grado de participación en la toma de decisiones institucionales.
- Propicia una fuerte organización estudiantil mediante la instauración de directivas de grupo y de gobierno estudiantil institucional.
- En estos centros se asume la búsqueda de la vivencia democrática como una responsabilidad compartida por todas las asignaturas y disciplinas y no se concentra, como tradicionalmente se ha hecho, en asignaturas como Cívica y Ciencias Sociales o Estudios Sociales.
- En un centro educativo democrático se asume y respeta la existencia de diferencias entre los estudiantes, derivadas de la pertenencia a grupos culturalmente diversos: étnicos, religiosos, de sexo, ideológicos o de clase o condición social; a la vez que se destierra de ella todo tipo de acción discriminatoria con respecto a estos grupos.
Así visualizado el perfil de un centro educativo democrático, es importante destacar que todo proyecto o acción educativa tendiente a consolidar la democracia debe orientar todo su esfuerzo a fortalecer el desarrollo de ese perfil institucional.
ACTIVIDAD
Analice el texto “El centro educativo: un lugar para la convivencia de la
democracia”.
- En columna izquierda de la siguiente tabla sintetice los rasgos de una escuela en
la que se vive la democracia.
La participación en una escuela democrática
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- En la columna de la derecha anote los avances que se han logrado en su
escuela para concretar estos rasgos. En caso de que no se presenten avances,
proponga acciones para lograrlo.
Rasgos de una escuela en la que se vive la
democracia
Avances y propuestas concretas
Espacios para la participación en la escuela
En las escuelas mexicanas existen diversos órganos y espacios para la
participación de maestros, padres de familia y alumnado. Algunos de ellos están
normados mediante reglamentos de observación general y otros son establecidos
mediante el acuerdo de la comunidad escolar.
En el caso de los maestros, como se señala en el cuadernillo 4, las principales
estructuras de participación son el Consejo Técnico, las comisiones o las
academias, a través de las cuales los docentes participan en la organización de
distintas actividades académicas y de desarrollo, realizan proyectos de mejora o
bien programas especiales.
Por su parte, los padres y madres de familia así como la comunidad cuentan con
las asociaciones de padres de familia y con el Consejo de Participación Social
para involucrarse en la organización de actividades de apoyo a la función de la
escuela, para la realización de proyectos de mejor y para cooperar en las tareas
que los docentes les soliciten. Estas estructuras de participación se abordan en el
cuadernillo de gestión 8.
La participación en una escuela democrática
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Se pueden distinguir dos tipos de estructuras que propician la participación del
alumnado: las orientadas a la participación individual y las que promueven la
participación colectiva y organizada.
La promoción de la participación estudiantil individual
Mediante la participación individual se reconoce que las personas como tales son
un factor clave para la vida democrática. Un equívoco en la interpretación de la
vida escolar democrática es asumir que la participación necesariamente debe ser
colectiva y de manera organizada. Nada más lejos de la verdad. Sabemos que
aun en el colectivo más solidario, quienes participan son personas, sujetos con
una individualidad y con intereses personales, los cuales pueden estar
encaminados a la búsqueda del bien común. Reconocer la dimensión individual de
la participación implica crear un ambiente en el que cada persona se sienta
comprendida, respetada, valorada y atendida en sus sentimientos, intereses,
deseos y capacidades.
Las estructuras y mecanismos para la participación individual tienen como
propósito construir condiciones para que los alumnos expresen sus opiniones,
propuestas, necesidades o cuestionamientos desde una perspectiva personal. Los
buzones de sugerencias, el periódico escolar, la apertura en los canales de
comunicación, la política de puertas abiertas, dirigir una queja al director, exponer
una idea para mejorar la escuela o participar en un debate dentro del salón de
clases son ejemplos de la participación individual del alumnado.
De manera particular, los alumnos participan de manera individual cuando se
enfrentan a una situación relacionada con la defensa de sus derechos. Esta
participación será efectiva en la medida en que los alumnos desarrollen las
capacidades de argumentación, se asuman como sujetos de derechos, posean las
habilidades necesarias para dirigirse a la autoridad con respeto y con firmeza y
utilicen los procedimientos institucionalmente establecidos. Asimismo, es preciso
que la escuela fortalezca los mecanismos y espacios para la expresión individual
La participación en una escuela democrática
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del alumnado y de manera permanente se les oriente para asumir compromisos
personales ante el grupo. Veamos algunos ejemplos.
Establecimiento de compromisos personales
Una forma muy sencilla de promover la participación individual es mediante un
diálogo abierto y respetuoso entre maestros y alumnos con el propósito de
establecer compromisos personales o de expresar puntos de vista. El siguiente
texto ilustra un diálogo en el cual una maestra de sexto grado de primaria fortalece
la participación individual y el compromiso personal.
Alumno: Propongo avanzar en los trabajos que no hice antes y ya no faltar.
Maestra: Fíjate bien lo que estás diciendo. Dijiste tres cosas fundamentales: mis problemas son que falto, que soy descuidado y que no pongo atención. Luego dijiste, lo que voy a hacer es ya no faltar, poner más atención y terminar los trabajos que tengo pendientes. Ahí te estás comprometiendo con todos, con tu equipo, con tu grupo y con tu escuela en general. ¿Sí? (El alumno se queda viendo a la maestra) Me interesa puntualizarlo para que realmente nos comprometamos a lo que sí podamos cumplir. Entonces ¿ratificas tu compromiso?
Alumno: (Asiente con la cabeza) (6º A: RAS20).
El periódico escolar
El periódico escolar es un buen espacio para proyectar la voz del alumnado. En él
pueden expresar sus propuestas, sus preocupaciones o simplemente exponer sus
ideas. En seguida se presenta un ejemplo del tipo de contribuciones que los
alumnos pueden hacer al periódico escolar, desde una perspectiva crítica y
propositiva.
En opinión de los jóvenesEn opinión de los jóvenesEn opinión de los jóvenesEn opinión de los jóvenes
En los últimos años antes del 2000 surgió la pasión por el
graffiti. Esto resalta mucho no sólo en las calles, sino en la
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escuela u lo peor de todo en las aulas, que se ven afectadas
porque dan mala apariencia y las personas que nos visitan nos
juzgan, no a uno, sino a todos como vulgares grafiteros en
lugar de estudiantes, por lo que debemos armarnos de valor y
no encubrir a los grafiteros. Hay que desenmascararlos
porque nuestra escuela queremos que sea la mejor escuela.
Villalobos, Eduardo, 2do. H. Periódico escolar Condorito. Escuela secundaria federal ES-2 Rogelio Aranda, Parral Chihuahua, Volumen 1, 2000, pp 1.
Carta a mi maestro
En algunas escuelas se promueve un clásico recurso de participación estudiantil
que consiste en promover que los alumnos de manera individual escriban una
carta a sus maestros en la cual expresen su gratitud por lo aprendido, señalen
algunos aspectos con los que no están de acuerdo y hagan propuestas de mejora.
Mediante esta actividad se fomenta la crítica y la autocrítica, la visión propositiva y
responsable así cómo la expresión de las inconformidades y la cultura de la
denuncia.
En escuelas secundarias del estado de Chihuahua se realiza sistemáticamente
esta actividad en el marco de un programa institucional denominado “Renovación
pedagógica”. Se suele aplicar esta actividad en momentos clave del ciclo escolar,
como una contribución al diagnóstico y como una forma de seguimiento de las
actividades. Los alumnos elijen libremente a qué maestros escribir sus cartas y las
firman si lo consideran conveniente. Los maestros reciben las cartas que les han
enviado sus alumnos y reflexionan al respecto en una sesión de trabajo colegiado.
A continuación se incluyen dos ejemplos de Carta a mi maestro.
Trabajo muy a gusto con todos los maestros porque me dan las clases muy bien. A veces pasamos a exponer, pero no me gusta una cosa: que los que pasan a exponer se equivocan y los compañeros se ríen de ellos y algunas veces hasta los maestros se ríen y los que se equivocan le agarran miedo y ya no participan por eso. Atentamente, un alumno que los quiere mucho. (Secundaria técnica, Guachochi, Chih)
La participación en una escuela democrática
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Me gusta la forma en que dan las clases todos los maestros pero no me gusta que tengan alumnos preferidos y que cuando pidamos participación no se la den sólo a los más inteligentes… Las clases del profe Manuel A. me gustan mucho porque él no tiene preferidos y a todos los trata igual, también porque él sí nos comprende. (Secundaria técnica, Chihuahua)
ACTIVIDAD
1.- Analice la forma como en su escuela se promueve la participación estudiantil
individual.
2.- Proponga con el colectivo docente la realización de las actividades que
considere más viables, por ejemplo un buzón de sugerencias o un periódico
escolar.
Espacios para la participación colectiva y organizada
La mayoría de las escuelas del país tienen formalmente constituidos los órganos
de participación colectiva del alumnado. Entre otros se encuentran las siguientes:
- Sociedades de alumnos
- Consejo Estudiantil
- Comisiones de alumnos.
- Asambleas escolares
- Cooperativas escolares
Es por todos sabido que estas estructuras suelen constituirse sólo para cubrir un
requisito formal, pero con frecuencia no funcionan. En una escuela democrática es
preciso que todos estos organismos tomen vida, que más allá de su dimensión
La participación en una escuela democrática
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burocrática, maestros, alumnos, directivos y padres de familia las hagan suyas, las
conviertan en herramientas para el funcionamiento de la escuela. Fortalecer estos
órganos de participación tiene un gran potencial educativo ya que no sólo
posibilita que los alumnos vivan una experiencia democrática sino que además
facilita la aplicación de principios y valores en la vida escolar.
No obstante, en términos generales este recurso educativo es poco aprovechado.
En la mayoría de las escuelas, las sociedades de alumnos no se presentan como
auténticos espacios para la toma de decisiones o para la formación de una cultura
de participación democrática, sino que formalizan una disposición normativa o en
el mejor de los casos aprovechan al alumnado para tareas menores como la
limpieza de las escuelas, el encalado de árboles, la colecta para damnificados o la
organización de una fiesta.
Analicemos el potencial formativo de algunos de los principales órganos de
participación estudiantil, así como los desafíos que nos plantean y las sugerencias
para fortalecerlos desde la gestión directiva.
La Sociedad de Alumnos
La Sociedad de alumnos es un órgano de representación estudiantil que pretende
fomentar que el alumnado participe en la realización de actividades culturales y
recreativas, organice algunas actividades para la mejora de la escuela, contribuya
a la integración del alumnado y a la realización de actividades con y para la
comunidad. Existen distintas formas de integrar la sociedad de alumnos. En
algunos casos se hacen planillas integradas por alumnos de distintos grupos, las
cuales se someten a un proceso electoral por parte de toda a comunidad
estudiantil. En otros casos se eligen a los alumnos con los mejores promedios, se
integran con los representantes de cada grupo o bien son elegidos por los
maestros. Con frecuencia en primaria sólo participan en la integración de esta
sociedad los alumnos de quinto y sexto grados de primaria.
Con el propósito de fortalecer la experiencia formativa que implica la integración
de la Sociedad de alumnos y de la elección de la mesa directiva de la misma, el
La participación en una escuela democrática
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Instituto Federal Electoral colaboró con la Secretaría de Educación Pública para
promover la realización de un proceso electoral similar a las elecciones del país,
para velar por la transparencia del proceso electoral así como para promover la
amplia participación del alumnado.
Las actividades realizadas en el marco de dicho proceso incluyen la integración de
plantillas o “partidos políticos”, la divulgación y discusión de sus propuestas entre
la comunidad escolar, el ejercicio del voto, el conteo y la proclamación de la
planilla ganadora. Asimismo, se integró un Consejo Estudiantil Electoral que tuvo
como misión vigilar la transparencia y legalidad del proceso.
El Consejo Estudiantil
El Consejo estudiantil es un órgano de representación de alumnos electos de
manera libre y democrática. La creación del Consejo Estudiantil como órgano de
participación y gobierno es una experiencia antigua que en algunas escuelas
secundarias ha cobrado una especial relevancia. Esta figura de participación no
está regulada por la normatividad oficial, sino que se ha desarrollado en algunas
escuelas como alternativa a la sociedad de alumnos, con el propósito de que los
alumnos comprendan y aprendan de manera vivencial un conjunto de nociones
fundamentales para la vida democrática, tales como equidad de género,
revocación del mandato, toma colectiva de decisiones, libertad y democracia.
Se integra por alumnos de cada grupo quienes pueden ser removidos en cualquier
momento a decisión del grupo que los eligió, en caso de que su desempeño no les
sea satisfactorio. Puede organizarse en las comisiones que mejor les convenga.
A través del Consejo Estudiantil los alumnos participan en las decisiones de la
escuela, organizan actividades académicas, asumen responsabilidades del
funcionamiento regular de la escuela, intervienen en la solución de conflictos así
como en asuntos disciplinarios, realizan actividades para el mejoramiento de las
relaciones, acciones hacia la comunidad o de beneficio para la escuela, organizan
el periódico escolar y representan a la comunidad estudiantil ante la dirección y los
La participación en una escuela democrática
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órganos de participación en la escuela.7 En todo momento es conveniente que
participe algún maestro dentro del consejo estudiantil, quienes cumplirán
funciones de orientación y regulación, lo que implica asesorar a los alumnos en la
elaboración de sus planes, en el desempeño de sus funciones y apoyarlos en la
resolución de los conflictos y problemas.
Como todos los órganos de participación, el Consejo Estudiantil no está exento de
desafíos. La auténtica participación del alumnado y la aceptación de las
propuestas de los jóvenes por parte de los docentes son dos de los desafíos más
claros, ya que en general las opiniones de los profesores son consideradas de
mayor peso que las de los alumnos.
Un grupo de estudiantes de escuelas secundarias técnicas de Chihuahua propone
los siguientes aspectos para mejorar el funcionamiento del Consejo Estudiantil.8
- Mantener siempre un buen ánimo
- Trabajar todos como el equipo que somos
- Entender que estar en el consejo es trabajar por un cambio en la
escuela.
- No sólo hacer planes, sino llevarlos a cabo
- Estar seguros de cuáles son nuestros objetivos
- No sólo decir “yo estoy en el consejo”, sino trabajar y esforzarse para
lograr el cambio.
- Informar a toda la escuela sobre los planes que se tienen, buscando
un mayor apoyo por parte de todos.
7 Dueñas Moreno, Gabriel. El proyecto de renovación pedagógica y la gestión escolar democrática. I Congreso de renovación pedagógica, documento base para el análisis y la discusión en las mesas de trabajo, Cuauhtémoc, Chih. 3 y 4 de julio de 2001, Departamento de Investigación Educativa 8 Escuela secundaria Técnica 77, V Congreso estatal estudiantil “Voces desde el aula”, Secretaría de Educación y cultura, Servicios educativos del Estado de Chihuahua, Departamento de Investigación Educativa, 23 de mayo del 2003.
La participación en una escuela democrática
25
Las comisiones de alumnos
Las comisiones de alumnos tienen el propósito de que los alumnos asuman
responsabilidades concretas en el trabajo colectivo cotidiano. Se utilizan tanto
para organizar las tareas a realizar en el grupo o en la escuela y para hacer
operativos los acuerdos de las asambleas, el consejo estudiantil o la sociedad de
alumnos. En la siguiente tabla se resumen las características de algunas
comisiones de alumnos que se despliegan tanto en el aula como en la escuela.
Éstas han sido identificadas en diversas escuelas primarias y secundarias del
país. Su descripción obedece a lo que se realiza en la práctica, ya que no están
reguladas por ningún documento normativo.
Comisión Funcionamiento
Formación Ordena la entrada al salón y organiza al grupo en los actos cívicos
Puntualidad y asistencia Pasa lista cuando se requiere o cuando el maestro lo solicita.
Noticias o de diario vivo Al inicio de la jornada promueve la lectura de noticias relevantes de los periódicos o de los diarios elaborados por los alumnos.
Tareas Colabora con el docente en la elaboración de un registro del cumplimiento diario de las tareas por alumno
Biblioteca y material Se encarga de prestar y recoger los libros y mantener ordenada la biblioteca del salón, así como hacer las solicitudes y devoluciones de libros a la biblioteca escolar. Asimismo, se hace cargo de la distribución, mantenimiento y cuidado de los materiales comunes
Orden Vigila el cumplimiento del reglamento de cada grupo, llama la atención a quienes “hacen desorden” y, en algunos casos, sanciona a los alumnos infractores aplicando el reglamento.
Aseo y baños Cuida la limpieza personal y de las áreas de trabajo y establece los mecanismos para salir al baño por turnos sin solicitar permiso cada vez
Comidas Cuida que no se consuman alimentos fuera del horario establecido, que se distribuyan los desayunos escolares y que nadie se quede sin comer
Seguridad Funciona en casos de siniestros como sismos o incendios. Los comisionados se preparan para informar a sus compañeros acerca de las medidas de seguridad en estos eventos y participan en la coordinación de los simulacros del grupo
Organización Promueve la realización de eventos culturales y deportivos, además de que apoya a los docentes en la atención a algunos
La participación en una escuela democrática
26
concursos y convocatorias.
Académica Detecta a los alumnos con más bajo rendimiento académico para analizar con los maestros las alternativas de apoyo
Lectura Promueve la lectura recreativa en la comunidad escolar
Acción social y ecología Coordina acciones de vinculación con la comunidad y de atención de problemas en ella.
Algunas comisiones pueden tener horarios más o menos fijos, como la de
puntualidad o la de formación. Hay comisiones que funcionan durante toda la
jornada mientras que otras tienen un carácter contingente y entran en acción en
cualquier momento ya sea por iniciativa propia o a petición del maestro. Ese es el
caso de la comisión de orden y la de materiales.
Las comisiones varían de una escuela a otra tanto en sus funciones como en su
forma de organización. Para ejercer las tareas asignadas a la comisión, los
alumnos necesitan claridad en lo que se espera que hagan, cuándo y cómo lo
deben hacer. Cuando se asignan por primera vez las comisiones, los maestros
requieren explicar a los alumnos sus responsabilidades y de manera permanente
orientarles en el ejercicio de las facultades que la misma comisión les confiere. El
resto del grupo tiene una participación importante en esta orientación y, de
manera especial, en la evaluación de su desempeño.
ACTIVIDAD
- Para el fortalecer las habilidades, actitudes y valores relacionados con la
representatividad y la corresponsabilidad en actividades que benefician a
todos, promueva que se organicen en los grupos comisiones de salud, de
limpieza, de orden o de actividades recreativas.
- Observe el funcionamiento de estas comisiones, oriente a los docentes para
generar una experiencia formativa cuando sea necesario.
- Es recomendable que comente con docentes y padres de familia sobre la
contribución que estas comisiones hacen a la construcción de un ambiente
democrático.
La participación en una escuela democrática
27
Las asambleas escolares
Las asambleas son el espacio en el cual los alumnos y el maestro organizan el
trabajo, toman decisiones y resuelven los problemas. Son un clásico recurso para
fortalecer la participación democrática. Celestín Freinet ya hacía referencia a ellas,
las concebía como una pequeña sociedad de alumnos, organizada por ellos
mismos, con la ayuda de los maestros, de cara a actividades comunes. En el reto
de imprimir a un proceso grupal un sentido de colectivo el docente tiene mucho
que hacer, ante lo cual señala Freinet lo siguiente:
...El maestro debe contentarse con ofrecer posibilidades de actividad, con colocar a los alumnos en una atmósfera de trabajo y organizar en la escuela un embrión de la sociedad, con sus reglas, leyes y costumbres, en íntima relación con los procesos sociales actuales... el papel del maestro es esencialmente antiautoritario, su esfuerzo debe tender a dar al niño conciencia de su fuerza y a convertirlo en actor de su propio porvenir en el seno de la gran acción colectiva. 9
Como estrategia de organización y de cogestión, las asambleas son el espacio para:
- Distribuir tareas administrativas
- Organizar el trabajo cotidiano
- Establecer normas de aplicación general.
- Evaluar el cumplimiento de las responsabilidades individuales y colectivas que cada
miembro del grupo ha asumido
- Atender y analizar los problemas y conflictos (interpersonales, de disciplina, discusión
sobre cuestiones de aprendizaje, entre otros).
A lo largo del ciclo escolar, las asambleas de grupo van cambiando de propósito y
contenidos. En las que se realizan al inicio del ciclo escolar, se nombran las comisiones
y se acuerda el reglamento del grupo, el cual se revisa en las asambleas mensuales.
9 Freinet, Celestín citado en Jesús Palacios, La cuestión escolar. Crítica y alternativas. Barcelona: Laia, 1984, pp. 112.
La participación en una escuela democrática
28
Cooperativas escolares
Son organizaciones en las cuales los alumnos y las alumnas se agrupan para
cumplir un objetivo común, generalmente vinculado con la producción o
comercialización de productos. En algunas escuelas, las cooperativas son una
alternativa para desarrollar en los alumnos competencias de empleabilidad, ya que
además de aprender a trabajar en equipo, elaboran y venden artesanías,
productos agropecuarios o agroindustriales.
ACTIVIDAD
Comente con el colectivo docente los siguientes aspectos.
1.- ¿Qué problemas se enfrentan en la escuela para desarrollar experiencias de
participación estudiantil?
2.- ¿Cómo contribuyen los espacios de trabajo colegiado a la construcción de
prácticas democráticas en las escuelas?
3.- En el siguiente cuadro, se señalan algunos espacios de participación
estudiantil. Comente con sus colegas cómo funcionan éstos en sus escuelas.
4.- Propongan algunas ideas para mejorar su funcionamiento a fin de propiciar una
mayor y mejor participación del alumnado en la toma de decisiones, la resolución
de conflictos y la corresponsabilidad en algunas tareas.
¿Funciona como espacio de
participación democrática?
¿Qué le falta para ser un auténtico ámbito
formativo?
Ideas para mejorar su funcionamiento
Sociedad de alumnos
La participación en una escuela democrática
29
Consejo estudiantil
Comisiones de alumnos
Asambleas escolares
Cooperativa escolar
La participación en el proceso de aprendizaje
La participación de los alumnos en su proceso de aprendizaje es una condición
necesaria de la formación ciudadana, ya que además de las responsabilidades
individuales y del compromiso que cada cual asuma con su propio proceso de
aprendizaje se fomenta la responsabilidad ante el aprendizaje grupal.
Esta participación incluye distintas actividades: elección de la organización del
trabajo, elección de los materiales, establecimiento de los mecanismos para tomar
decisiones, organización con su grupo de trabajo, exposición de algún tema y
realización de una tarea mediante el trabajo por equipo.
Diversas investigaciones muestran que en general las decisiones son tomadas por
el profesor de forma unilateral.10 Sin embargo, aun en un salón de clase
tradicional, sin aspiraciones de participación democrática, los alumnos tienen
oportunidad de participar en ciertas decisiones básicas, aunque sean los maestros
quienes deciden cómo organizar el salón o cómo se van a realizar las actividades.
10 Anguita Martínez, Rocío, “La participación del alumnado varía en función de las áreas y el tipo de centro”. En Juan Bautista Martínez Rodríguez (Coord.) Evaluar la participación en los centros educativos, Madrid. 1998, pp 31.
La participación en una escuela democrática
30
Los alumnos eligen con qué compañeros trabajar, pueden pedir al profesor que
repita lo que no entendieron, pueden elegir participar voluntariamente en las
tareas de la clase e intervenir en las clases. Las investigaciones también señalan
que en las escuelas rurales parece ser más fácil establecer contextos de aula
participativos debido a que en general los grupos son más pequeños, el ambiente
suele ser más cordial y relajado en parte porque los alumnos se conocen y suelen
jugar juntos durante la tarde.
La forma de organizar la experiencia educativa puede favorecer la participación de
los alumnos en el proceso de aprendizaje. En el cuadernillo 1 se abordan
algunas sugerencias para propiciar que el trabajo en el salón de clases sea
significativo, basado en el enfoque socio afectivo, favorecedor de la comunicación
el diálogo y la cooperación, entre otros aspectos. Sabemos que el enfoque
algunas asignaturas genera condiciones favorables para la participación en clase,
pero no podríamos decir que de antemano será más participativa una clase de
Formación Cívica y Ética que una de matemáticas, aunque con frecuencia esta
última se desarrolle de manera altamente estructurada y deje pocas posibilidades
para la intervención, las preguntas o la participación, no obstante que el enfoque
vigente de su enseñanza plantea la importancia de la exploración de distintos
procedimientos para lograr un resultado, procedimientos que los alumnos pueden
exponer, discutir y analizar en el grupo.
Detrás de la poca participación del alumnado en el desarrollo de las clases, se
ubica la concepción docente de que las materias “importantes” requieren una gran
estructuración y un alto grado de control por parte del maestro. Es quizá por ello
que las asignaturas en las que se brinda más oportunidades de participar son
aquéllas consideradas “de relleno” o complementarias.
Cada maestro puede desarrollar, con el apoyo de sus colegas y de la dirección,
una experiencia educativa basada en el compromiso de los alumnos frente a su
propio proceso de aprendizaje, en el proceso de construcción de conocimientos y
en el aprendizaje grupal.
La participación en una escuela democrática
31
Organización del grupo
La forma como se organiza el grupo escolar y las relaciones que en éste se
establecen son fuente de aprendizaje para el alumnado.
Un punto de partida para conseguir que el grupo escolar sea un espacio para el
aprendizaje vivencial de la democracia es precisamente construir un grupo. Como
sabemos, un grupo es mucho más que el conjunto de personas que se encuentran
reunidas para asistir a una función de cine o porque forman parte de una lista
integrada al azar. El siguiente texto aborda este asunto.
GRUPOS DE APRENDIZAJE
Si se habla en términos administrativos, un grupo de clase es un conjunto de alumnos al que, por razones prácticas y organizativas, se le asignó un mismo salón para llevar determinada clase con tal maestro. En sentido estricto, éste no es un grupo sino un conjunto o conglomerado de personas.
Una de las tareas prioritarias del profesor que desea trabajar grupalmente con sus alumnos es convertir a este conglomerado de personas en un auténtico grupo de aprendizaje. Para que un grupo de personas se convierta en un grupo real, se deben dar una serie de condiciones:
- Debe existir un objetivo común que supere los intereses particulares y que sea asumido como objetivo por todos los participantes. Este es un aspecto que se procura lograr desde las primeras sesiones del encuadre y a lo largo de todo el curso.
- La disposición de todos los participantes o el deseo de trabajar cooperativamente, de integrar un grupo de trabajo. Esta voluntad inicial se transformará, conforme avance el curso, en un sentido de pertenencia al grupo.
- La existencia de redes de comunicación fluidas, libres, en todos los sentidos y en todos los niveles. Esta es una condición indispensable para que se den las dos siguientes.
- La existencia o construcción de un esquema referencial grupal, es decir, un lenguaje y un código comunes que se construyen a través del estudio común, de las discusiones grupales, del análisis y elaboración de conceptos.
- Que los participantes se conozcan, de tal forma que cada uno pueda hacer aportaciones para la tarea, en la medida de sus conocimientos, capacidades y habilidades. Es decir, que los roles y funciones ejercidos por cada participante sean operativos y estén orientados hacia la tarea grupal.
- Que el grupo se corresponsabilice de su proceso de aprendizaje. Esto implica por un lado, un sentimiento de responsabilidad, de que los resultados obtenidos dependerán de los esfuerzos del grupo para lograrlos; pero, por otro lado, exige que el grupo participe, de hecho y desde el principio del curso, en la toma de decisiones importantes para el desarrollo del mismo.
Será preocupación constante del profesor el procurar que se construyan en su
La participación en una escuela democrática
32
grupo otras condiciones básicas.
Zarzar Charur, Carlos (1995). Habilidades básicas para la docencia. Curso taller: coordinación
de grupos de aprendizaje. Torreón: Instituto Didaxis de Estudios Superiores.
ACTIVIDAD
Considerando las ideas propuestas por el autor en el texto “Los grupos de
aprendizaje”, analice la manera como están constituidos los grupos en su escuela.
- ¿En qué tareas de la organización cotidiana del salón se hacen
corresponsables las alumnas y alumnos?
- ¿Cómo fortalecen los docentes las capacidades de comunicación y
diálogo?
- ¿Cómo fortalecen las capacidades de trabajo en equipo?
- ¿Cómo fortalecen los valores de tolerancia, respeto, responsabilidad,
solidaridad, cooperación y compromiso en sus grupos?
- ¿Cómo enseñan a sus alumnos a participar, a tomar decisiones y a resolver
conflictos?
Analice con el colectivo docente los aspectos que le parezca que es preciso
fortalecer para mejorar la organización de los grupos.
Identifiquen en los libros de texto algunas actividades que favorezcan la
integración de los grupos, que propicien una mejoría en la comunicación y un
mayor sentido de pertenencia al grupo.
El trabajo en equipos
El trabajo en equipos, favorece las relaciones entre compañeros y contribuye a su
vez a la afirmación de la individualidad de los alumnos. Esta forma de trabajo se
ha incorporado desde hace años a las prácticas de enseñanza, sin embargo
resulta necesario aclarar que trabajar por equipos no significa solamente sentar a
unos alumnos junto a otros para que se distribuyan el trabajo, sino que supone
La participación en una escuela democrática
33
una experiencia de aprendizaje colectivo en el que pondrán en juego sus
capacidades de organización, de confianza, de comunicación, así como las
disposiciones a trabajar con otros, a enseñar y a aprender de los iguales.
De manera especial nos detendremos a analizar el aporte del trabajo en equipo
para la construcción de un clima de clase democrático, ya que esta forma de
organizar al grupo es una oportunidad para poner en marcha la capacidad de
trabajar con otros, ejercer un liderazgo democrático, escuchar, dialogar, actuar de
manera responsable y compartir el compromiso. Además, permite consolidar los
procesos de aprendizaje grupal, en los cuales los alumnos valoran la importancia
de exponer diferentes puntos de vista para comprender temas controversiales o
bien para desarrollar una particular sensibilidad con respecto a una situación que
les es lejana.
Sin embargo, esta práctica no esta exenta de problemas o de malos entendidos.
Algunos sostienen que trabajan por equipos porque sus alumnos se sientan en
corrillos, aunque sólo se repartan el trabajo o lean una página cada uno; también
hay equipos en los que unos pocos trabajan y los demás juegan; o bien se delega
a los equipos la responsabilidad de exponer todos y cada uno de los temas del
programa, aunque no lo hagan bien. El siguiente fragmento de un diálogo entre
maestros y alumnos ilustra este problema.
En un grupo de sexto grado se analiza el punto de autoevaluaciones y compromisos personales.
Alumna 1: Yo digo que en el trabajo de equipo les puede ayudar a los que... o sea, no darle los resultados de los problemas, a hacerle todo el trabajo, sino ayudarle a los que no lo entiendan y apoyarlos con los trabajos que no entiendan.
Alumna 2: Así como dice ella, pero también que hicieras cambios en los equipos (algunos dicen nooo, nooo, como reprobando la propuesta) que pusieras a los que sí saben con los más desordenados, para que trabajen y se desarrollen tantito.
Alumna 3: Yo pienso que si te entregamos un trabajo individual, que los que no han entendido o no han terminado, los que sí entendieron vuelvan explicar en el pizarrón y que en los equipos se haga lo mismo.
Alumno 1: Yo creo que está bien dos que den y dos que reciban (se refiere a que los equipos estén formados por dos alumnos/as que aporten
La participación en una escuela democrática
34
algo a los demás y otros dos que requieran apoyo de sus compañeros).
Después de un tiempo de discusión, Daniela anota en el pizarrón “formar los equipos con dos que den y dos que reciban”. (Grupo de 6º A: RAS20).
Se puede advertir que estos alumnos han comprendido que el trabajo en equipo está
estrechamente vinculado con el aprendizaje y no sólo con una forma particular de
sentarse y, particularmente, que implica la corresponsabilidad en el aprendizaje
asumido como una responsabilidad individual anclada en el trabajo colectivo.
ACTIVIDAD
1.- Analice con el colectivo docente la manera como se desarrolla el trabajo en
equipo en los grupos. Los siguientes puntos pueden orientar la discusión.
- ¿Cuál es la relación entre el trabajo individual y el trabajo en equipos? ¿En
qué casos conviene utilizar cada uno?
- ¿Cuál es la importancia del trabajo colectivo para cada asignatura?
- ¿Cómo favorece el trabajo en equipo a la formación democrática?
- ¿Qué aprendizajes adquieren los alumnos al trabajar en equipos?
- ¿Cómo se realiza el trabajo en equipo en la escuela?
- ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan en la escuela para lograr
que efectivamente se realice un trabajo de equipo en los grupos?
- Al organizar el trabajo en equipos, ¿se toman en cuenta lo que opinan los
alumnos?
2.- Elaboren un plan para fortalecer el trabajo en equipo.
3.- Apliquen las acciones propuestas. Registren la manera como se desarrolla el
trabajo de los equipos, de tal manera que constantemente evalúen su
funcionamiento y orienten cuando sea necesario.
La participación en una escuela democrática
35
La realización de investigaciones y proyectos
El grupo de iguales es para los niños, niñas y jóvenes una experiencia placentera.
Prefieren estar con sus compañeros que con adultos, tal vez porque su grupo les
ofrece seguridad, protección, se pueden comunicar entre sí, hay confianza y
comparten intereses. Esta es una situación que se puede aprovechar para generar
un proceso participativo y un mayor compromiso en la construcción del
conocimiento y en la vinculación con la comunidad ya que la participación social
en la solución de problemas es más productiva cuando, además de un objetivo
común, se cuenta con un grupo entusiasta en el que pueda haber comunicación,
confianza y capacidad de trabajo colectivo.
Por ello es conveniente que en la escuela se favorezca la participación de los
alumnos en la realización de investigaciones y proyectos académicos que,
además de contribuir al desarrollo de los contenidos curriculares, se convierta en
una experiencia de formación democrática y de desarrollo de un compromiso con
la comunidad.
En todos los grados de la educación básica existen contenidos que propician la
participación de los alumnos en actividades vinculadas con su entorno, desde el
conocimiento de la comunidad en preescolar y los primeros grados de primaria,
hasta la realización de proyectos de participación social en secundaria.
Un ejemplo de esta actividad la constituye el programa “Nosotros los jóvenes”,
Nosotros los Jóvenes... Proyecto Ciudadano”, el cual pretende desarrollar en los
alumnos de secundaria interés por las problemáticas de sus comunidades, y
posteriormente, a través de una metodología específica, dotarlos de las
habilidades y destrezas necesarias para discutir racionalmente y proponer
alternativas. También pretende que los alumnos comprendan que pueden incidir
en la definición de las políticas públicas e influir en las autoridades
gubernamentales en favor de beneficios sociales.11
Esta actividad fortalece el trabajo que se realiza en la asignatura de Formación
Cívica y Ética de secundaria, en las cuales al finalizar cada grado se requiere 11 IFE. Nosotros los jóvenes, proyecto ciudadano. Manual del maestro, México: Instituto Federal Electoral.
La participación en una escuela democrática
36
elaborar de manera colectiva un proyecto de participación social vinculado con
alguna de las temáticas del programa: medio ambiente, género, derechos de los
jóvenes, entre otras.
ACTIVIDAD
1.- Promueva que los docentes identifiquen en el programa contenidos y
actividades que posibilitan la participación de los alumnos en actividades de
beneficio comunitario: campañas, proyectos de participación social, proyectos
ecológicos, elaboración de periódicos murales dirigidos a los padres de familia,
organización de eventos culturales o recreativos.
2.- Oriente a los docentes para que elaboren con los alumnos un plan de acción
en el que:
• Se identifiquen los problemas del entorno en los que quieren y pueden
intervenir
• Se establezcan los propósitos y estrategias para llevarlas a cabo
• Se asignen responsabilidades a todos y cada uno de los integrantes
• Se señalen las condiciones de aplicación.
• Se incluyan elementos para evaluar la actividad
La participación en una escuela democrática
37
¿PARA QUÉ PARTICIPAR?¿PARA QUÉ PARTICIPAR?¿PARA QUÉ PARTICIPAR?¿PARA QUÉ PARTICIPAR?
“Todos los alumnos de mi clase participaron con muchísimo ánimo en la organización de la fiesta del patrono del colegio. Fue muy fácil, es que ellos son tan entusiastas con tanta juventud y energía que es sencillo lograr que participen. Las tareas que tenía que cumplir cada curso estaban claras. Además, los que mejor participaban en todos los preparativos, tenían su pequeña recompensa: cinco puntitos más en el área que tuvieran con más bajo puntaje. Participaron que era un gusto”.12
La participación no se puede ni se debe imponer. Tampoco se debe promover de
manera artificial otorgando puntos o premios para quien interviene en una
actividad. En el fondo este tipo de transacciones otorga poco valor real a la
participación. En un contexto escolar, los alumnos requieren asumir la
participación como un derecho que se expresa de distintas maneras.
APRENDAMOS DE LOS COLEGAS
Un grupo de niños y niñas de Costa Rica que se han involucrado en distintas
experiencias de participación y protagonismo infantil elaboraron el siguiente texto
relativo al derecho a la participación.
Derecho a la participación de los niños, niñas y adolescentes
- Los niños y las niñas debemos tener derecho a la participación en los diferentes eventos políticos y sociales.
- Nosotros creemos que los niños y niñas deben tener derecho a ser escuchados cuando no nos parece algo o nos inquieta y nos está afectando. Que seamos escuchados como personas que forman parte de la sociedad, porque nosotros
12 Lizarazu Nesly y Diego Pólit. En la ruta del buen trato: disponiéndonos para la revisión y el cambio.
Programa de formación de educadores sociales, módulo 1. Ecuador: Instituto Nacional de la Niñez y la Familia, CACAFEC, s/f, pp. 77
La participación en una escuela democrática
38
niños, niñas y adolescentes somos parte de ella y podemos aportar soluciones que nos beneficien a todos. Tomar nuestras propias decisiones en nuestro presente y futuro y así poder llegar a realizarnos como verdaderas personas. Debemos ser tomados en cuenta como parte de la sociedad y poder tener la libertad de expresar lo que creemos, pensamos y sentimos.
- Los niños y las niñas tienen derecho a poder opinar en lo que pasa en la escuela y en lo que pasa en la comunidad en la que viven.
- Los niños y las niñas tenemos derecho a poder decidir las cosas que queremos hacer, siempre que no sean cosas malas para otras personas.
- Todos los niños y niñas tenemos derecho a participar en la escuela y en la familia y a ser escuchados.
- Los niños y las niñas tenemos derecho a que se nos oiga, a poder expresar y participar como los adultos, a participar en las actividades de la escuela y en la casa. A veces no sabemos porque no estamos acostumbrados ni siquiera a hacer trabajos en equipo.
DNI. “Voces de Esperanza. Los niños y las niñas de la región Huctar Atlántico”. Costa Rica, 1997.
- ¿Qué opina de lo dicho por esos niños, niñas y adolescentes?
- Además de las razones dadas por estos niños, ¿Por qué y para qué cree
usted que deben participar los alumnos en la escuela y en su sociedad?
Existen diversas razones para participar en la escuela. A continuación se analizan
cada una de ellas y se brindan ejemplos prácticos para promover su aplicación.
Participar para tomar decisiones
Con frecuencia se aplica la participación democrática para tomar decisiones,
particularmente decisiones colectivas. Decidir implica optar entre dos o más
opciones. Como grupo, se decide mediante distintos mecanismos, entre los que
se incluye la votación, el consenso o la aclamación. En un contexto democrático
se espera que esta decisión sea informada, razonada, responsable y autónoma y
se sustente en la tolerancia, el respeto, la solidaridad, la perspectiva social y la
capacidad empática.
La participación en una escuela democrática
39
- Tomar una decisión informada y razonada. Para tomar una decisión de
manera informada, es necesario analizar las distintas opciones, buscar
información en diversas fuentes, analizarla, configurar un criterio propio,
reconocer y distinguir los hechos de las opiniones.
- Responsabilidad en la toma de decisiones. Implica prever las posibles
consecuencias de cada decisión y asumir el compromiso de enfrentar los
efectos de la misma. Esta responsabilidad es particularmente importante
cuando se trata de decisiones colectivas que serán acatadas por todos los
involucrados, pues como éstas se toman generalmente por el principio de
mayoría o por consenso cada opinión cuenta para inclinar la decisión hacia
un lado u otro.
- Toma de decisiones de manera autónoma. Al tomar una decisión, es
importante hacerlo de manera autónoma, es decir, considerando criterios,
valores e intereses propios y evitando la manipulación.
Tomar decisiones implica poder y autoridad. Para que los alumnos comprendan esta
forma de ejercer y compartir la autoridad, en la que su palabra vale, no es suficiente
que se relacionen con maestros que se digan abiertos al diálogo y a la crítica o que
tengan actitudes democráticas, sino que es preciso vivir un largo proceso de
participación en espacios escolares que posibiliten la construcción de prácticas
congruentes con los principios de la democracia. La experiencia de las asambleas, de
las comisiones o del trabajo en equipo puede favorecer este aprendizaje.
Para que los alumnos participen de manera efectiva en las decisiones colectivas
es preciso que estén convencidos de que sus aportaciones serán tomadas en
cuenta y que efectivamente influirán en las decisiones tomadas.
Una decisión colectiva inicia desde que se define lo que se va a discutir o sobre lo
que se piensa decidir y termina al momento de evaluar la decisión tomada. Por
supuesto, el momento central es cuando se toman los acuerdos, ya sea mediante
una votación o por medio del consenso, por lo que es importante considerar todo
el proceso de argumentación, análisis y deliberación, el cual justamente hace
posible la decisión razonada, responsable y consensuada. En términos generales,
La participación en una escuela democrática
40
el proceso de toma de decisiones de manera colectiva implica los siguientes
pasos:13
1.- Definición del problema - Definición
- Recolección de datos
- Evaluación de la información
2.- Selección de alternativas
- Presentación de alternativas
- Análisis y discusión de ideas
- Selección de ideas
3.- Toma de decisiones - Decisión
- Comunicación de las ideas
- Atribución de responsabilidades
- Plazo de realización
4.- Ejecución - Realización
- Seguimiento
- Comunicación de resultados
5.- Evaluación - Del proceso
- De los resultados
Cuando participan docentes en un proceso de decisiones estudiantiles, es preciso
evitar que éstos controlen la discusión y la toma de acuerdos; no obstante, como se
puede ver en el siguiente apartado, es fundamental que el docente oriente a los
alumnos para que no se monopolice la palabra, para que reflexionen sobre los
aspectos que están en discusión y para que efectivamente lleguen a acuerdos viables.
En el proceso de toma de decisiones es necesario desarrollar y aplicar un conjunto de
habilidades, tales como establecer acuerdos, construir consensos, plantear el disenso,
inconformase por una decisión que no refleja el sentir de la mayoría, argumentar y
contra-argumentar, comprender la responsabilidad de tomar una decisión que afecta al
grupo y desarrollar la noción de justicia.
13 Gento Palacios, Samuel, op cit. Pp. 42
La participación en una escuela democrática
41
APRENDAMOS DE LOS COLEGAS
Los alumnos pueden ir aprendiendo a tomar decisiones colectivas durante la realización de una asamblea o en una sesión de Consejo Estudiantil. En la escuela primaria del Sindicato de Trabajadores de la UNAM se organizan asambleas para tomar decisiones sobre diversos aspectos de la vida escolar. En el siguiente fragmento se puede advertir el proceso que sigue la moderadora para ir identificando los puntos de acuerdo.
Caso 1
Se discute el punto “compromisos con mi equipo, con mi grupo y con mi escuela”
Alumno: En nuestro equipo a veces no trabajábamos porque cuando estaba en el equipo con Carolina a veces ella no quería o no dejaba que nos integráramos al trabajo por eso no trabajábamos. Yo propongo poner más atención.
Daniela anota en el pizarrón, “tratar de que los compañeros que no trabajan se integren al equipo y al grupo”. Continúa la asamblea sin que se discuta lo escrito por Daniela. (Grupo de 6º A: RAS20)
Caso 2
En la asamblea están presentes los alumnos, la maestra titular y Chely, la maestra de música. Uno de los puntos de la asamblea es evaluar a la comisión de materiales. Pamela, la alumna encargada de llevar la asamblea, da la palabra.
Alumna1: Para que las flautas ya no se pierdan, propongo que les ponga una marca que no se quite y que los compañeros de material las revisen a ver cuál tiene la marca.
Alumna 2 a alumna 1: Nosotros no podemos revisar todo el material porque perderíamos todo el tiempo de la clase. (La alumna 2 es comisionada de material)
Alumno 1 a alumna 2: Si nos ponemos en la puerta a revisar en lugar de ponernos a bailar, sí podemos, porque cuando vayan entrando les vamos revisando las flautas. (El alumno 1 también forma parte de la comisión de material)
Alumna 2 a alumno 1: No tiene caso poner las marcas, porque se supone que todo el material tiene que estar abajo y no tienen por qué sacar las flautas.
Otros piden la palabra y Pamela se las da. Discuten sobre otras situaciones de la clase de música y una vez que los alumnos han terminado de hacer sus observaciones interviene Chely.
Chely: ...Respecto de las flautas, me parece buena idea ponerles una marca que quede grabada, no sólo pintada (desde atrás la maestra titular sugiere que con un pirógrafo)...
...
Maestra titular: Chely ya estuvo de acuerdo en marcar las flautas, pero la comisión va a tener que tener mucho cuidado. (Asamblea de 6º B: RAS16)
14
14 CONDE, Silvia, La construcción de prácticas democráticas en una escuela de la ciudad de México.
Estudio de caso. Tesis DIE. México: Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional. CENEDIC – Universidad de Colima, 2002.
La participación en una escuela democrática
42
En el primer caso la alumna va anotando a la derecha de cada punto del orden del día, las conclusiones que se derivan de cada discusión. Estas conclusiones no son enunciadas por el grupo, sino que son una síntesis personal. Al parecer el grupo va revisando lo que se anota en el pizarrón como conclusiones y sólo cuando hay algún desacuerdo se discute la anotación y se corrige. Si hay acuerdo, el grupo la avala con su silencio. Sintetizar y centrar las discusiones no es tarea sencilla, hay que seguir cada una de las participaciones, definir el hilo argumentativo y tener capacidad de síntesis para concretar en una línea las ideas vertidas en la discusión, la cual no siempre es congruente con lo debatido.
En el segundo caso, la comisión de material no está de acuerdo con marcar las flautas, ponen en cuestión la propuesta porque esto puede significar que pierdan parte de la clase. A pesar de los argumentos de algunos de los comisionados en contra de la propuesta, se toma el acuerdo con la aceptación explícita por parte de la maestra de música. Implícitamente se pone en discusión la facultad que tienen los comisionados para aceptar o no las propuestas de la asamblea, aunque en el momento de llegar al acuerdo, la comisión de material no se inconforma y asume el acuerdo.
- ¿Qué opina del proceso seguido en ambos casos?
- Si usted fuera director de esa escuela ¿qué acciones realizaría para
mejorar el proceso de toma de decisiones colectivas?
Participar para elaborar el reglamento escolar y vigilar su cumplimiento
Para lograr la convivencia democrática en la escuela es importante que existan
buenas reglas, que éstas sean conocidas, comprendidas y respetadas, y que
existan mecanismos que garanticen la participación de los alumnos en su
definición, evaluación y aplicación. En el cuadernillo de gestión 6 se plantean
algunas sugerencias para fomentar la participación del alumnado en la definición y
discusión de las reglas escolares. En este cuaderno se enfatiza en la importancia
de que los alumnos participen también en la vigilancia del cumplimiento de las
normas a fin de desarrollar en ellos el sentido de justicia y el aprecio por la legalidad.
En algunas escuelas, los alumnos tienen la facultad de convocar a una reunión de
evaluación del reglamento tanto a compañeros que han incumplido alguna norma o
han cometido una falta grave, como a maestros que están en la misma situación o los
padres de algún alumno infractor. Incluso cuando la escuela está organizada mediante
La participación en una escuela democrática
43
comisiones, la comisión de orden tiene la facultad de aplicar una sanción – con la
debida orientación de algún docente – con apego al reglamento. Esta facultad
proporciona a los alumnos la posibilidad de comprender algunos componentes del
ejercicio de la justicia. La asamblea, el consejo escolar o el consejo técnico se erige
como tribunal: acusa, aporta pruebas y testimonios y sanciona; escucha los
argumentos de la defensa y solicita la presencia del padre o madre del acusado como
forma de co-responsabilizar al infractor y a el adulto; pone en juego la denuncia, la
honestidad, el manejo de las leyes internas (reglamentos), el manejo de la
jurisprudencia (decisiones con precedente), los aspectos formales de una acusación y
la lucha contra la impunidad, entre otros elementos.
Compartir la responsabilidad y la autoridad en la observancia del reglamento y en la
aplicación de sanciones es parte de una estrategia formativa y de gestión, pero
requiere de la permanente orientación por parte del docente, ya que los niños son a
veces muy crueles y exigen demasiado a sus mismos compañeros, les hacen críticas
severas, les proponen hasta sanciones.
La presión del grupo y la sanción social tienen un peso mayor que el castigo impuesto
por el docente. La sanción social es particularmente importante para la pedagogía de
los derechos humanos, ya que justamente este uno de los mecanismos que la
humanidad ha encontrado para hacer justicia ante las violaciones a los derechos
humanos. Es decir, a veces las prácticas sociales atentatorias a la dignidad humana no
tienen un castigo legalmente aplicable o ningún castigo hará a la víctima sentir que se
hizo justicia. En algunos de estos casos se aplica la sanción social, el descrédito, el
señalamiento de la culpa, el reconocimiento del error, la solicitud de perdón.
Sin embargo, el señalamiento público de un error y el rechazo por parte del grupo no
siempre va acompañado del reconocimiento de la culpa, por lo que es necesario un
trabajo permanente para fortalecer el sentido de justicia, incluso en lo relativo a la
legalidad, el delito o la corrupción. El siguiente fragmento ilustra el tipo de desafíos que
se nos pueden presentar en la construcción del sentido de justicia en un proceso
participativo.
La participación en una escuela democrática
44
En una sesión de la evaluación del trabajo de la comisión de comidas, los alumnos comentan lo siguiente:
Alumno 1: Yo sí como. Los de comidas nos dicen “coman pero que no los vean”. (Se ríen)
Alumno 2: Sofía dice hoy es día libre, pero que no los vean. (Todos se ríen, inclusive la maestra)
Alumno 3: Janeth se la pasa comiendo. A ella no le dicen nada porque Sofía es su amiga.
Alumna 1: Es un mentiroso, lo que tiene es envidia porque a él se lo quitan. Sofía me llama la atención, siempre me anda quitando los dulces. (Contesta Janeth directamente al que la cuestionó)
Alumno 3: Yo siempre te veo comiendo.
Alumna 1: Yo estaba comiendo y me dijo Abraham “si me das, te dejo comer”. Le di y me dejó. (Contesta nuevamente Janeth y el grupo se ríe)
Varios: Eso es soborno.
Alumna 1: No es cierto. (Asamblea de 6º: RAS16)
Participar para elegir representantes y expresar una opinión
Una de las formas clásicas de la participación democrática es la votación universal
para elegir representantes y autoridades, así como la participación en un
plebiscito, referéndum o una consulta.
En las escuelas, los niños y jóvenes se forman como electores a través de
ejercicios educativos que permiten replicar los procedimientos electorales como
preparación de los futuros votantes. En ellos adquieren hábitos electorales,
comprenden la mecánica de los comicios, la importancia de las campañas y
aprenden a analizar la plataforma electoral de los candidatos. Estas actividades
incluyen la participación en ejercicios electorales en el salón de clases, de la
escuela e incluso en relación con las elecciones políticas, ya sea dando
seguimiento de las campañas políticas, simulando procesos electorales, formando
partidos políticos o reproduciendo el proceso electoral en las elecciones
estudiantiles.
La participación en una escuela democrática
45
En estos procesos de participación se genera un vínculo de corresponsabilidad, ya
que implica elegir conscientemente a una persona o un grupo que representará
sus intereses y posteriormente dar seguimiento al ejercicio del poder depositado
quienes han resultado elegidos, ya sea para aplaudirles o para exigirles el
cumplimiento de sus compromisos sociales expuestos durante su campaña.
La elección de representantes, además de replicar procesos de la democracia
política, es una experiencia formativa porque implica el conocimiento de los
derechos políticos, la comprensión de los procesos electorales, así como el
desarrollo de habilidades para elegir y expresar su opinión mediante mecanismos
basados en una amplia consulta. Para los electores implica desarrollar el sentido
de confianza en quienes les representarán, aprender a analizar las cualidades de
los candidatos, tomar una decisión autónoma y ejercer su voto sin presión. En el
caso de los procesos de consulta, requiere configurar una postura ante las
situaciones que son objeto de consulta así como valorar las implicaciones que
tienen las opciones consultadas. Por su parte, quienes aspiran a ser
representantes requieren desarrollar la capacidad de comprender los problemas
comunes, de plantear programas de acción que satisfagan los derechos de sus
representados, aprender a comunicar claramente sus ideas, fortalecer sus valores
como honestidad, confianza y veracidad, además de asumir una responsabilidad y
un compromiso frente a su grupo porque se enfrentan al desafío de representar
adecuadamente la voluntad de otros y tomar decisiones de forma honesta y
responsable.
Para lograr la amplia participación del alumnado en la elección de representantes
es preciso que los electores valoren a esta figura, es decir, que reconozcan en los
representantes una forma de participar de manera clara en la toma de decisiones
o en la solución de conflictos.
APRENDAMOS DE LOS COLEGAS
1.- Las siguientes opiniones de alumnos de 2º de secundaria son las respuestas a
una pregunta de su maestro de civismo: ¿cuáles son los beneficios de la elección
de un representante?
La participación en una escuela democrática
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- Que no se presenten problemas.
- Que se resuelvan los problemas.
- Que sirva como medio de comunicación...
- Se designa para estar más unidos.
- Para solicitar salidas... muchas cosas
- Para organizar el salón
- Para organizar actividades escolares
- Cuando el grupo no está conforme el jefe de grupo lo trata con el asesor.
- Cuando alguien del grupo está enfermo o cualquier otro problema lo trata
con el asesor.
- Para comprar material
2.- Por el tipo de respuestas que han dado estos alumnos ¿qué organismos de
representación estudiantil cree usted que funcionan en esa escuela?
3.- Realice un sondeo entre los alumnos de su escuela para identificar las ideas
que los alumnos tienen respecto de la utilidad de elegir representantes de grupo.
4.- Promueva la realización de una consulta entre el alumnado sobre los asuntos
en los que creen que deben participar más los estudiantes.
La participación en una escuela democrática
47
APRENAPRENAPRENAPRENDER A PARTICIPARDER A PARTICIPARDER A PARTICIPARDER A PARTICIPAR
Con frecuencia la estructura formal de la escuela limita las posibilidades de una
participación real y la circunscribe a una participación restringida al ejercicio
eventual del voto para la elección de jefe de grupo o a la colaboración de
actividades secundarias como limpiar los salones de clase, encalar árboles o
vender alimentos en una kermés escolar. Al respecto señala Juan Bautista
Martínez:15 “[…] acostumbrar a los jóvenes a callar hasta que se les conceda la
palabra, entrar o salir, trabajar o reír, sólo cuando está permitido, es un duro
entrenamiento cuya difícil misión está adjudicada al profesorado como funcionario
que vela por el orden social establecido”. Una escuela organizada de esta forma
sólo favorece el establecimiento de relaciones verticales, no comunicativas y
asimétricas, lo que convierte a la participación en un juego formal con poca validez
real como forma de expresión de los puntos de vista, ideas y sentimientos. En una
escuela democrática la misión debe ser otra: es preciso fomentar la cultura de la
participación.
ACTIVIDAD
Comente con el colectivo docente la siguiente “carta a mi maestro”.
Maestro:
15 Martínez Rodríguez, Juan bautista “Conflicto, colaboración y negociación: consideraciones de una nueva cultura de la democracia en la escuela”. Kikiriki (37) pp. 43 - 50
La participación en una escuela democrática
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Siempre pensé que cuando tuviera la oportunidad de decirte mi sentir tendrá tanto que decirte y ahora que la tengo no sé cómo iniciar… Durante años me han enseñado a obedecer, a sacar mis cuadernos y mis plumas y escribir y a leer, pero lamentablemente nunca me han enseñado a opinar, a decir mi sentir. Si en algún momento creyeron ilusamente que lo estaban haciendo, mi respuesta era sólo mecánica y sólo respondía lo que tú querías que respondiera. Si me portaba bien, me premiabas con una buena calificación, pero si no hacía lo que te voluntad, amenazabas, castigabas y reprobabas. ¿Por qué nos has enseñado a obedecer y no nos has enseñado a tener voz y voto en las decisiones? ¿Por qué sólo te conformas con que memorice lo que crees que me has enseñado y con que deposite esos conocimientos en un examen para después quedarme más ignorante que al principio? (Sonia Hernández Sáenz, 3° A, Carta a mi maestro – fragmento- Escuela secundaria técnica # 9, Guachochi)
¿Qué opinan de lo que dice la alumna?
¿Creen que en su escuela ocurre lo que cuestiona la alumna?
¿Qué se puede hacer ante los eventuales casos de represión y de falsa
participación?
Sabemos que la participación democrática tiene cualidades especiales: ha de ser
responsable, informada, respetuosa y con apego a los canales legítimos y legales
destinados para ello. El aula y toda la escuela ofrecen un sinfín de oportunidades
para aprender a participar de manera democrática. Por ejemplo, para aprender a
participar compartiendo responsabilidades, los alumnos pueden colaborar en la
organización del trabajo del grupo: pasar lista, encargarse del borrador o coordinar
la entrega de materiales; para aprender a participar usando los canales legales,
los alumnos cuentan con los representantes de grupo, las comisiones y las
asociaciones de alumnos.
Promover la participación real del alumnado a través de comisiones, asambleas,
consejo escolar u otro organismo implica desplegar un proceso de aprendizaje de
la participación, puesto que para compartir responsablemente las tareas
cotidianas del proceso educativo, para resolver los conflictos de forma no violenta,
para tomar decisiones colectivas, no basta con la existencia de estructuras
organizativas en las que los alumnos vivan estos procesos, sino que se requiere
La participación en una escuela democrática
49
docentes y alumnos desarrollen paralelamente estrategias, saberes y prácticas
especiales, tal como se aprecia en el siguiente comentario de una maestra de una
escuela primaria en la que promueven la participación del alumnado.
Nos costó mucho trabajo hacer las asambleas en primero. Me enfrenté con problemas como la indiferencia de los niños, el desinterés, el que no asimilaban la importancia del trabajo de las comisiones y cuando lo asumían se pasaban de listos, agredían a los demás, fórmate, cállate...así, Yo le atribuía que el 50% de los alumnos vienen de otras escuela pero ya al llegar al 6° año, yo digo bueno pero estos chavos ya van en la línea y están en la fase terminal, cinco años de haber trabajado con esta forma organizativa ya lo llevan bien. Para mí fue sorpresivo encontrarme con que los niños ni siquiera saben cómo se hacía una asamblea, las funciones que debían de tomar cada uno, a quiénes deberían de nombrar, qué deberían de hacer.... (EM12)
La complejidad del proceso participativo y democrático deja claro que no se trata de
cumplir un requisito o de simular un trabajo participativo, sino que entraña todo un
proceso formativo.
Es importante que en la escuela las niñas, los niños y los jóvenes aprendan a
participar pues si una persona tuvo la oportunidad de participar en distintos
ámbitos de la vida social es más probable que se considere a sí mismo más
competente para influir en el gobierno de su país. Para la vida democrática, este
aprendizaje es relevante porque se requiere que los ciudadanos elijan de manera
autónoma, responsable e informada a sus gobernantes y que desplieguen
habilidades y conocimientos para la intervención directa en la solución de un
problema o en la planeación de una actividad de beneficio colectivo.
El proceso educativo para fomentar el aprendizaje de la participación implica los
siguientes aprendizajes:
- fortalecer la capacidad de decidir de manera autónoma e informada en
asuntos de interés personal y colectivo;
- desplegar su capacidad para analizar críticamente diversas opciones;
- aplicar la información que poseen respecto del asunto en el que están
participando;
La participación en una escuela democrática
50
- la capacidad de comprender un problema y configurar una posición al
respecto con el propósito de optar conscientemente;
- asumir las consecuencias de las decisiones así como desarrollar la
capacidad de decidir junto con otras personas, ya sea en pequeños grupos
o en colectivo;
- fortalecer el desarrollo de valores que propicien la búsqueda del bien
común;
- construir consensos o respetar la decisión de la mayoría, expresada
mediante una votación.
En seguida se desarrollan algunos de los aspectos básicos del aprendizaje de la
participación estudiantil.
Comprender las reglas, normas, principios y valores de la escuela
Un conocimiento previo al desarrollo de las habilidades para la participación
democrática se ubica en la comprensión de la vida escolar. Este es un
conocimiento elemental, el docente requiere acompañar al alumnado en el
aprendizaje de lo que significa estar en una escuela. Los niños y niñas más
pequeños desconocen el mundo escolar y probablemente les desconcierte que las
relaciones no se establecen de la misma manera que en casa. La mayoría van
comprendiendo en el día a día de qué se trata eso de permanecer varias horas
con otros niños y con un adulto al que no conocen.
Cada vez se reconoce más la importancia de que este aprendizaje se realice de
manera consciente y sistemática, por ello en preescolar así como en los primeros
grados de primaria y secundaria algunos docentes despliegan todo un proceso de
inducción, de construcción de confianza, de comprensión de los roles que a cada
quien le corresponden así como de identificación de las reglas, los límites, las
rutinas y las prácticas del trabajo escolar.
Alumnos y padres de familia requieren conocer las pautas de interacción,
participación y acción para comprender cabalmente la experiencia social que
La participación en una escuela democrática
51
están viviendo, cómo se espera que se comporten y qué se espera que logren. Es
conveniente que el maestro realice este acompañamiento en todos los grados a
fin de que el alumnado comprenda lo que significa ser alumno en esa escuela.
Aprender a participar a través de los canales y las formas legalmente
establecidas
Los maestros comunican a los alumnos el sistema de usos y costumbres de la
escuela - cómo participar, qué hacer para aprender, cómo resolver los problemas,
cómo establecer la disciplina, cómo compartir el poder - de dos maneras:
corrigiendo sobre la marcha o explicitando las reglas correspondientes durante la
elaboración del reglamento. Además dan sentido democrático a estas pautas de
interacción, por ejemplo expresan el sentido de esperar turno para hablar cuando
se trata de resolver conflictos en un clima de equidad en la participación.
Una buena parte del aprendizaje de la participación en las asambleas esta centrado en
el componente formal, es decir, levantar la mano para pedir la palabra y no gritar, hacer
un planteamiento claro y conciso, no pedir la palabra a cada momento o evitar hacer
una participación muy larga. Los otros componentes de la participación democrática - la
toma de postura y la argumentación - quedan subordinados al manejo formal de la
asamblea. La necesidad de promover este aprendizaje en los niños más pequeños es
muy claro, tal como se muestra en el siguiente fragmento de clase.
Durante la elaboración del reglamento, algunos alumnos piden la palabra a gritos.
Maestra: No voy a aceptar que no levanten la mano, no quiero que me griten porque se hace mucho ruido... A ver, el equipo uva (Un niño de este equipo tiene la mano levantada).
Alumno: ¿Qué horas son? ¿ya vamos a comer?
Maestra: No, son las once y diez, cuando sean las once y media vamos a comer. (Hay gritos de júbilo) Ahorita estamos con el reglamento, quién más (gritan sin levantar la mano)
Alumnos: ¡Hay que jugar! (Gritan algunos niños y niñas)
Maestra: ... guarden silencio, para que yo cuente tres y todos callados. (Cuenta hasta tres y sólo unos cuantos hablan) ¿A quién sí le gustan los juegos que hemos hecho? (levantan la mano). A quién
La participación en una escuela democrática
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no le gusta este salón. (Nadie levanta la mano) A quién sí le gusta (todos levantan la mano)... vamos a jugar un juego (Se entusiasman) Tranquilitos, tranquilitos, acabamos de decir que no hay que gritar.
Alumna: Interrumpe ¿Ya es hora de comer?
Maestra: Ya casi, todavía falta. Hablan todos al mismo tiempo. (Grupo de 2º: RAS04)
Es muy importante garantizar que la participación ocurra de manera organizada, ya
que de lo contrario la interacción se vuelve un diálogo de sordos. Como se puede ver
en el siguiente fragmento, en conatos de discusiones los alumnos que argumentan
fuera de las normas establecidas para hacerlo, cancelan la posibilidad de expresarse y
la intervención de la maestra fortalece la idea del respeto a los mecanismos para tomar
la palabra y se pierde el disenso como potencialidad argumentativa.
Alumna: En el examen este equipo comparó respuestas y cuando tú te fuiste una vez Ruth se cambió de ese equipo y yo pienso que fue por culpa de ellos.
Alumno: (interrumpe) No es cierto.
Maestra: ¡Lalo! se está dando la crítica, estás sancionando la participación de la compañera, si tú tienes una participación diferente participa, escuchen. Tenemos que aprender a ser tolerantes, escuchando todos aunque no estemos de acuerdo. (Indica a la alumna que estaba hablando que continúe) (Grupo de 6º A: RAS20)
APRENDAMOS DE LOS COLEGAS
En una escuela primaria, aunque los alumnos de 6º ya han participado en asambleas
durante 5 años, la orientación parece ser todavía necesaria para que no se focalice la
discusión en aspectos personales, no se monopolice la palabra, o se le quite a quien
está hablando, o bien para que intervenga con un planteamiento claro. Estos
señalamientos tendría que hacerlos el moderador pero constituyen parte de la función
orientadora de la maestra.
Maestra: ...Hago una observación, hay compañeras que participan terminan de hablar y luego luego piden otra vez participar, vamos a tratar de que en una sola participación tratemos todos los puntos.
La participación en una escuela democrática
53
Alumna: Es que luego cuando dicen algo se me ocurre una cosa que no se me había ocurrido, por eso.
Maestra: Bueno, en la medida de lo posible... (Grupo de 6º B: RAS16)
- ¿Cómo orientaría a esta maestra para que sus alumnos aprendan los aspectos
formales de la participación?
- ¿Cómo establecer un equilibrio entre el aprendizaje de los aspectos formales y el
aprendizaje de la argumentación?
Aprender los procedimientos y funciones democráticas
En los órganos de participación del alumnado como las asambleas, el consejo
estudiantil o la sociedad de alumnos, se despliegan diversos procedimientos
democráticos y se cumplen ciertas funciones. Los alumnos requieren de la
orientación de los docentes para aprender a conducir estos procesos y para
realizar dichas funciones con responsabilidad. Particularmente es preciso
consolidar el carácter democrático de estos espacios de participación, de tal
manera que el alumnado los distinga claramente de las reuniones espontáneas.
Los docentes enseñan a quienes conducen algún micro proceso democrático lo
que cada cual debe hacer, cómo hacerlo así como sus límites y
responsabilidades; orientan la argumentación, la toma de acuerdos, la
manifestación de compromisos y la expresión de disenso; orientan sobre la
pertinencia de los diferentes procedimientos de toma de decisiones - consenso,
votación, aclamación - en cada caso e influyen para que se tomen decisiones
pertinentes en el tiempo disponible.
El acompañamiento del docente proporciona al alumnado una sensación de
seguridad. Saben que no están solos, que si una discusión se les va de las manos
el profesor o la profesora les ayudará a reestablecer el diálogo democrático o a
retomar el rumbo del debate.
La participación en una escuela democrática
54
Aprender a coordinar una discusión o una reunión
La asamblea, órgano máximo de decisión en el grupo, es coordinada por una mesa de
debates formada por un presidente, un moderador y un secretario. Los alumnos
requieren de la orientación del docente para desarrollar este aprendizaje. Desde luego
que en preescolar y en los primeros grados, se requiere una mayor intervención del
docente, al extremo que en algunos casos el maestro llega a presidir la mesa. Sin
embargo, esta intervención va disminuyendo en aras de una mayor autonomía del
alumnado, por lo que se espera que en los últimos grados los alumnos asuman todas
las funciones de la mesa.
El aprendizaje de los aspectos formales de una asamblea o una reunión en la que se
pretenden tomar acuerdos implica aprender a nombrar la mesa de debates puesto que
la mesa en turno es la que da seguimiento a los acuerdos tomados por la asamblea.
En algunos casos ésta se nombra en cada ocasión con propuestas y auto propuestas
de los alumnos, las cuales luego se discuten y en todo caso se votan.
La mesa se elige con auto propuestas y cuando no hay, pues ya salen las propuestas y de ahí elegimos. A veces sucede que hay dos o tres propuestas y alguno del grupo dice “cómo que quieres ser secretario si tú no escribes bien, ni escribes rápido”, “pero si yo quiero ser”. Depende quién sea, entonces a veces logran convencerlo y retira su propuesta. Cuando tenemos dos niños que sí la hacen para el cargo lo sometemos a votación y gana el que tenga más amigos en el grupo. (Se ríe) (RAS20)
Cada miembro de la mesa vive un proceso de aprendizaje en el que pone en juego sus
saberes, estrategias, estilos de liderazgo así como un conjunto de habilidades socio
afectivas y capacidades cognitivas para comprender cuál es su trabajo y su
responsabilidad en una asamblea y hacerlo bien. En este proceso, los maestros
asumen una función orientadora, más o menos directiva según las necesidades del
grupo o de los alumnos.
Nos cuesta mucho trabajo determinar las funciones del presidente. Se supone que ve que el secretario esté tomando nota y que revisa las notas. Se deben de juntar los tres para sacar la relatoría al final de la asamblea, pero nunca es funcional, a la mejor porque no se da el espacio, siempre terminamos las asambleas corriendo o a veces ni las terminamos y ya no les da tiempo. Entonces se queda lo que el secretario dice. Yo les he manejado que el presidente da fe de que lo que se dice en el acta realmente se dijo, y el moderador se supone que da la palabra y conduce la discusión, pero a lo que se ha concretado es a dar la palabra y no
La participación en una escuela democrática
55
modera. De repente se sale la discusión y si le señalo a alguien que se está saliendo del tema me dice, “pues que le digo”, tú dile - le digo -. (RAS20)
Para que la asamblea, las reuniones de Consejo Estudiantil o de la Sociedad de
Alumnos dejen de ser un espacio formal y se conviertan en un espacio de discusión, es
importante que los docentes permanentemente orienten a quienes conducen estas
reuniones respecto de lo que deben hacer y cómo lo deben hacer; precisar algunos
puntos en discusión, recordar los límites de las funciones de coordinación y compartir
responsabilidades.
Los ritmos de una reunión para tomar decisiones o para hacer un plan de trabajo
suelen ser más lentos que el ritmo normal de una clase y esto exige un esfuerzo
colectivo para que pueda continuar. El autocontrol ante la impaciencia que provoca en
los alumnos esperar que le den la palabra y la colaboración para lograr buenos
resultados son dos actitudes favorables al desarrollo de la actividad.
Al dirigir una asamblea, dar la palabra, centrar la discusión, redactar los acuerdos y
darles seguimiento, los alumnos tienen que organizar al grupo, coordinarse entre sí y
concretar los puntos de una discusión. Este es un aprendizaje social y afectivo que
implica, entre otras cosas el poseer una autoestima y la confianza personal para
ejercer un papel de autoridad. En algunos casos los alumnos buscan elementos
simbólicos de la autoridad del docente para tomar asumir su papel como figura de
autoridad: tomar posesión de la silla de la maestra, pararse frente al pizarrón, marcar
los llamados de atención con el plumón en la mano, pasearse entre las hileras o hablar
con tono firme, casi gritando.
Aprender a argumentar y expresar opiniones
Al participar en un proceso de toma de decisiones colectivas, de expresión de los
puntos de vista o en la elaboración de un plan de trabajo conjunto, los alumnos
requieren tener algo que decir, saber cómo decirlo y hacerlo de manera
respetuosa y responsable. Les exige aportar elementos críticos y autocríticos para
La participación en una escuela democrática
56
analizar los problemas y resolver los conflictos, lo que supone una participación
responsable que incluye por lo menos la toma de postura, la capacidad de
argumentación y el conocimiento de los mecanismo formales de participación. Para
participar de manera efectiva en estos procesos es necesario:
- Estar informado.
- Analizar el hecho que se está discutiendo o analizando a fin de configurar su
propia postura.
- Desarrollar su capacidad de argumentación y deliberación, lo que implica
construir un argumento, defenderlo y contra-argumentar cuando sea necesario;
- Desarrollar su visión crítica y la autocrítica
- Desplegar la capacidad de diálogo y escucha
- Conocer los mecanismos y ritmos de la asamblea,
- Incorporar la paciencia y la tolerancia ante los largos silencios, las discusiones o
los juicios ante los que no se está de acuerdo.
Estas habilidades comunicativas son resultado de un proceso educativo
intencionado, en el que el profesor no sólo pone los medios para que los alumnos
las desarrollen de manera intuitiva, sino que los guía para facilitar el aprendizaje
mediante experiencias dialógicas y con el respeto a las nociones elaboradas por
los alumnos. La exigencia de hacer planteamientos claros, fundamentar las
opiniones, emplear información fidedigna, defender lo que se piensa y contra-
argumentar una postura contribuyen a dar contenido a la participación. Frente al
disenso, el maestro democrático no corrige a ultranza, sino que problematiza y
ofrece información que ayude a precisar los argumentos, favorece el debate y la
confrontación de puntos de vista en el marco de un diálogo respetuoso.
La tarea del docente en este aspecto no se reduce a la habilidad de argumentar,
sino que implica desarrollar actitudes de respeto a la diversidad de opiniones, a
expresar sin temor sus ideas, a exponer sus libremente sus puntos de vista, a
exigir respuestas a sus maestros así como a controlar sus emociones ante el
disenso. Por su parte, el docente también requiere aprender a escuchar, a
La participación en una escuela democrática
57
responder a preguntas inesperadas, a argumentar claramente y a volver a
exponer sus planteamientos cuando el alumnado dice no comprender.
ACTIVIDAD
Junto con los docentes, identifique en los libros de texto y en los programas de
estudio algunas actividades que favorezcan la construcción de argumentos y la
capacidad de deliberación.
Propicie en la escuela actividades en este sentido, por ejemplo, concursos de
oratoria, ciclos de video debate, participación de los alumnos en el periódico
escolar con artículos de fondo.
Aprender a tomar decisiones colectivas
Como hemos visto, uno de los procedimientos más empleados en una escuela
democrática es el de la toma de decisiones colectivas. A lo largo de una discusión
colectiva, los alumnos se familiarizan con los procesos formales de toma de
decisiones, aprenden a seguir el hilo argumentativo de las participaciones, a
concretar en acuerdos las ideas vertidas en la discusión -la cual no siempre es
congruente-, a anticipar los compromisos que los acuerdos significan y a expresar
su inconformidad con una decisión, conocen la relevancia de los acuerdos como
reguladores de las interacciones en el aula, porque son resultado de la discusión
de problemas que les afectan y adquieren el compromiso de cumplirlos.
Los alumnos requieren comprender las características de los procedimientos de
toma de decisiones, identificar cuál es el más adecuado en cada caso y a
reconocer cuando están en condiciones de llegar a un acuerdo, ya sea porque la
discusión se ha agotado, porque quienes más discuten están de acuerdo, porque
los argumentos apoyan una propuesta o bien porque algún miembro del grupo
hace una propuesta y los demás la aceptan.
El propósito formativo es que el alumnado tome las decisiones sin la intervención
docente (que argumentan, decidan y se comprometen), que conduzcan solos la
La participación en una escuela democrática
58
discusión y la concreten en posibles acuerdos, los cuales deberán ser avalados o
rechazados por el grupo. No obstante este propósito, algunos procedimientos de
toma de decisiones involucran de manera más directa a los maestros,
particularmente aquellas que implican decisiones sobre el proceso de aprendizaje
o las que pueden poner en riesgo la seguridad del alumnado.
Aprendizaje de la corresponsabilidad
Los principios de trabajo cooperativo y de dirección democrática, encuentran su
concreción en las aulas a través de la realización de esfuerzos comunes y de una
responsabilidad compartida. Distintas formas de organización del trabajo cotidiano
alientan en los alumnos la conciencia y la práctica de la corresponsabilidad.
El sentido de comunidad se va construyendo a la par de la comprensión de que
las acciones individuales afectan a los demás y que el bienestar común es
responsabilidad de todos, por lo que a todos corresponde velar por que las tareas
que implican metas comunes se realicen de manera adecuada. Esta vigilancia es
una forma de participar, de asumir el compromiso compartido y de hacerse
corresponsable.
En este punto, el docente tiene mucho trabajo que realizar, ya que la
corresponsabilidad implica compromiso, capacidad de trabajar con otros y
capacidad organizativa.
Algunos alumnos necesitan mayor orientación que otros, porque están
aprendiendo a participar y a asumir responsabilidades concretas frente al grupo.
En el caso de las comisiones, como éstas comisiones son rotativas, en cada
cambio es pertinente cierta orientación sobre lo que el grupo espera y necesita
que haga, aunque en algunos casos las funciones de la comisión parezcan claras.
Por ejemplo, los maestros orientan a los comisionados en el momento que se
haga necesario, ya sea durante el desarrollo de las clases o en las asambleas de
evaluación. Recordarles lo que tienen que hacer y cuáles son sus límites, son
algunas prácticas orientadoras dirigidas a los comisionados. A fin de ganar en
La participación en una escuela democrática
59
congruencia, los docentes requieren corresponsabilizarse de las tareas colectivas
y aceptar las críticas de los alumnos.
Ejercicio democrático de la autoridad
El maestro comparte su autoridad con los alumnos cuando éstos participan en la
vida escolar. Si los alumnos no tienen autoridad, no pueden cumplir con sus
tareas de responsabilidad y representación. La autoridad que ejercen los alumnos
en estas dos funciones debe ser legítima, sustentada en el compromiso libremente
asumido, al ser elegidos o designados por el grupo. Legitimidad formal no es
sinónimo de legitimidad moral. Los alumnos tienen que ganarse el respeto del
grupo y el reconocimiento de su autoridad, ya que no pretendemos la obediencia
ciega a las figuras de autoridad formal. Los alumnos saben que deben obedecer a
sus compañeros comisionados en alguna tarea, pero, de alguna manera, los
ponen a prueba y tienen que dar muestras de sus habilidades para desempeñar
su encargo con calidad y apego a los criterios morales de justicia, honestidad y
responsabilidad.
El docente debe orientar al alumnado para que legitime su autoridad frente al
grupo, por ejemplo sustentando sus decisiones en el reglamento como criterio de
objetividad o bien llevando un control transparente de los procesos (como tablas
de actividades o control del material). Como veremos en seguida, el docente con
frecuencia tiene que desplegar sus tareas de regulación para establecer límites al
poder del alumnado.
Cuestionar a la autoridad con fundamento, respeto y mediante los canales
legítimos es un aprendizaje muy importante en el desarrollo de esta propuesta.
Los alumnos deberían gozar de la facultad de cuestionar al docente o a sus
compañeros cuando se extralimitan o cuando no cumplen de manera adecuada
con su función, sancionar las conductas reprobables desde la perspectiva del
grupo y convocar a una asamblea a un maestro o padre de familia, en caso
necesario. Compartir con los alumnos este tipo de facultades parece ser parte de
las estrategias de formación democrática.
La participación en una escuela democrática
60
El ejercicio de estas facultades no está exento de dificultades, muy al contrario, los
alumnos pasan por un proceso formativo que incluye el manejo de información, el
desarrollo de la autoestima y la confianza; así como de ciertas destrezas y
habilidades tales como el dominio de los aspectos formales de la crítica y la
acusación, el adecuado empleo del reglamento como criterio de objetividad y
legalidad.
En el proceso de aprender a ejercer la facultad de cuestionar y sancionar, los
alumnos van desarrollando ciertas estrategias frente a la autoridad del maestro
que, en algunas ocasiones, les permiten fortalecer su capacidad de crítica y en
otras, contener las amonestaciones de los docentes. En algunos casos los
alumnos requieren de ciertos elementos simbólicos de autoridad -que “toman
prestados” del estilo de sus maestros- para ejercer estas facultades; por ello,
toman posesión de la silla de la maestra, se paran frente al pizarrón, llaman la
atención con el plumón en la mano, se pasean entre las hileras o hablan con tono
firme, casi gritando.
Los alumnos que asumen su facultad de criticar y sancionar, han aprendido a
cuestionar a sus maestros como figuras de autoridad, así como a responder a los
llamados de atención. En una asamblea de auto evaluación, se observan las
estrategias de los alumnos para remontar la exigencia de autocrítica por parte del
maestro y colocarlo a él en el centro de la crítica. Estas asambleas pretenden
valorar el desempeño y las actitudes de maestros y alumnos, a partir de un
autoanálisis inicial enriquecido por los comentarios del grupo y una toma de
compromiso personal.
El grupo sabe que tiene la facultad de cuestionar a su maestra, como sabe
también que será escuchado y que tendrá una respuesta, con lo que da un giro a
la discusión, aunque en ocasiones el docente no está preparado para aceptar la
crítica. Este tipo de deficiencias formativas y actitudinales requieren ser
identificadas por el directivo y el colectivo docente a fin de ayudar a los profesores
que requieren para sí mismos orientación en su proceso formativo.
La participación en una escuela democrática
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Aceptar la crítica resulta relevante porque con ello se manda el poderoso mensaje
de que la autoridad no es intocable. Los maestros no sólo deben aceptar ser
cuestionados, sino que, además, requieren explicar sus conductas cuando se les
demande. El proceso de aceptación de la crítica supone varios aspectos: permitir
que se cuestione la figura de autoridad sin molestarse o tomar represalias contra
quien lo ha cuestionado; promover la participación de todo el grupo en el
cuestionamiento; fundamentar las conductas que se ven como errores; reconocer
cuando se ha equivocado y asumir compromisos.
La manera como los maestros responden a la crítica impacta en la concepción
que los alumnos se van formando acerca de la autoridad formal y de las
posibilidades reales de la facultad de cuestionamiento, por parte de quienes no
tienen la autoridad formal. Algunos maestros pueden escuchar la crítica y luego
tomar represalias, asumir una táctica de “oídos sordos” y pretender ignorar lo que
se dice, justificar todas sus conductas y devolver la crítica; en fin, los maestros
pueden asumir una actitud autoritaria frente a la crítica y no contribuir al proceso
formativo de los alumnos.
APRENDAMOS DE LOS COLEGAS
Un grupo de tercer año, se ha quedado sin recreo por un problema de disciplina. El grupo está inquieto y distraído.
Ma: Cómo se sienten de haberse quedado sin recreo.
As: Bien (Varios lo dicen, no como coro sino como en forma escalonada)
Ma: No estamos jugando. El niño que quiera participar que levante la mano, ya saben por qué. No estamos cotorreando, sus compañeros hicieron favor de quedarse. (Parece que se dirige a los alumnos por los cuales se fijó la sanción)
Aa: Algunos no trabajan y a veces nos gritas y nos dices cosas muy feas que nos duelen. Yo sé que nos gritas porque no obedecemos.
Ma: ¿Y después de que les grito que les digo?
Aa: Después de gritar nos dices que te perdonemos.
Levantan la mano y la maestra va dando la palabra.
Ao: A veces cuando tú no vienes yo me siento mal, como nadie nos da clases, como no trabajamos a veces me siento como un tonto, porque no trabajamos.
La participación en una escuela democrática
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Ao: Sí, cómo no, sí trabajamos...
Ao: Se siente feo que no te hagan caso, te sientes inútil y tonto. (Grupo de tercero: RAS19)
Este grupo fue sancionado por un problema de disciplina, sanción que fijo la maestra en una discusión similar a la anterior. La maestra interrumpe la actividad que están haciendo para cuestionar la inquietud de algunos y recibe por respuesta un cuestionamiento a sus inasistencias, al manejo de los espacios de juego y sobre las formas de establecer la disciplina. Aunque en esta discusión no se llega a ningún acuerdo, es importante el espacio del diálogo, el poner en común lo que a cada cual inquieta así como escuchar las críticas. Pasar de ser cuestionado a ser el cuestionador, parece ser una estrategia de los alumnos para con sus maestros.
- ¿Cómo reaccionaría usted ante el cuestionamiento de los alumnos?
- ¿Cómo fortalecería en los maestros de su escuela la capacidad de aceptar las críticas
de los alumnos?
Las asambleas por grupo, la elaboración de reglamentos, la organización del
trabajo en comisiones de alumnos y el trabajo académico por equipos y las
situaciones de aprendizaje basado en la problematización, la investigación, la
crítica y la aplicación favorecen esta tarea: los alumnos participan, se relacionan
de manera más o menos horizontal con la autoridad, ejercen poder, toman
decisiones, legislan, sancionan, evalúan, resuelven asuntos de interés común y
asumen responsabilidades en el trabajo cotidiano.
Ejercicio responsable de la libertad de expresión
En un ambiente escolar democrático se espera que los alumnos ejerzan de
manera responsable sus libertades de pensamiento y expresión. Al usar la palabra
en un proceso de toma de decisiones los alumnos comprenden que ésta tiene
poder, un poder que no es naturalmente democrático, ya que se puede utilizar
para resolver cuentas personales, juzgar indebidamente a alguien o entorpecer un
proceso justo de toma de decisiones. La orientación docente y la autorregulación
del grupo matizan el poder de la palabra, porque destacan que ésta también
entraña un compromiso y una responsabilidad. La palabra tiene fuerza, pero lo
La participación en una escuela democrática
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que se dice, compromete y los maestros exigen este compromiso. Por ejemplo,
una tarea sistemática de regulación docente es solicitar fundamentos y pruebas al
alumnado en caso de acusaciones.
Hacer un uso racional del tiempo
En los procesos de toma de decisiones colectivas, el docente debe procurar que
se decida en el tiempo disponible para ello. Si transcurre toda la mañana en
discusiones que no llevan a ningún lado, los alumnos pueden considerar que las
asambleas o las reuniones de Consejo Escolar son una forma de perder el tiempo.
Esto impacta en su formación cívica y devalúa los procesos participativos de toma
de decisiones. Insistir con quien modera, marcar el tiempo constantemente,
proponer una nueva reunión fuera del horario escolar cuando ya se agotó el
tiempo destinado para tomar la decisión, son algunas acciones vinculadas con la
regulación del uso del tiempo.
Asumir compromisos individuales.
Los maestros promueven de diversas maneras la toma de compromisos tanto en
la realización de actividades de beneficio colectivo como respecto de su propio
proceso de aprendizaje.
Los niños tienen libertad pero también tienen responsabilidad. Para que aprendan
a comprometerse, es importante que el docente confíe en que cumplirán con una
obligación contraída y que les ayuden a hacerlo. En esta tarea es particularmente
importante la coordinación escuela-familia, ya que a algunos niños les cuesta
trabajo comprometerse porque en la casa no les dan la oportunidad de opinar, de
decidir y de asumir las consecuencias de sus actos.
Así, promover el compromiso individual entre los alumnos pasa por un trabajo
inicial de sensibilización, de convencimiento de que pueden ejercer libertades y
derechos con responsabilidad y respeto hacia los otros. Esta sensibilización inicial,
La participación en una escuela democrática
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es fortalecida con distintos eventos que confrontan al alumno con la necesidad de
asumir distintos niveles de compromiso.
Aprender a cooperar
La cooperación es fundamental para la participación democrática. Cooperar supone
trabajar con otros y ayudarnos mutuamente, definir metas comunes y encontrar de
manera conjunta estrategias para lograrlo.
Es posible orientar a los alumnos para que aprendan a cooperar mediante la
realización de actividades en equipo, mediante la realización de proyectos que
requieran – necesariamente – la unión de esfuerzos, ya sea por su complejidad o por la
magnitud de la tarea.
APRENDAMOS DE LOS COLEGAS
La realización de un programa de radio estudiantil es una tarea que favorece el
aprendizaje de la cooperación, ya que por su complejidad sólo puede realizarse
mediante la unión de esfuerzos.
Un grupo de alumnos de la secundaria federal “Constituyentes de 1875” de Santa
Bárbara, Chihuahua desarrolla un programa de radio estudiantil que se transmite
una vez a la semana, durante una hora, a través de una radiodifusora local.
Para impulsar este proyecto fue necesario unir esfuerzos de padres de familia,
alumnos, maestros, miembros de la comunidad y autoridades locales. La
realización de cada programa de radio también implica una gran capacidad de
colaboración, puesto que es preciso hacer un guión consensuado, realizar
investigaciones y entrevistas, seleccionar música y coordinar la participación de
todos durante la transmisión.
¿Qué proyectos considera que se pueden realizar en su escuela para favorecer el
aprendizaje de la cooperación?
La participación en una escuela democrática
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Aprender a autorregularse de manera individual y colectiva
Al elaborar el reglamento, el alumno se compromete consigo mismo y ante los
demás al tiempo que se corresponsabiliza en la construcción de relaciones
interpersonales respetuosas. Desde esta perspectiva, ante la violación a una
norma socialmente definida, el grupo es el que sanciona, no el docente. En ese
sentido, las reglas se convierten en criterios para la autorregulación, basadas en el
compromiso individual y colectivo.
Sin embargo, este proceso no es automático. Sabemos que el desarrollo moral del
alumnado pasa por distintos momentos y estadios, en algunos de los cuales se
requiere de una mayor intervención de los adultos a fin fortalecer su capacidad
reguladora. Algunos indicadores de bajos niveles de desarrollo en alumnos más
pequeños son el llanto, el sentir agresión ante la llamada de atención o agredir en
respuesta al cuestionamiento.
La evaluación de las comisiones constituye uno de los momentos en los que se
expresa la potencialidad autorreguladora del grupo. El mismo grupo hace críticas
propositivas a la forma como los comisionados han realizado su trabajo, éstos
pueden argumentar a su favor, aportar pruebas, apelan al testimonio de algún
compañero o contraatacar. En este proceso, el docente facilita el proceso grupal,
evita que la denuncia y la defensa se usen para arreglar cuentas personales o se
pervierta el proceso con arreglos ilegítimos: si me cuestionas te cuestiono, si me
defiendes te defiendo.
Durante los procesos de autorregulación colectiva, el docente requiere proteger
emocionalmente al alumno o grupo de alumnos sujetos de sanción pública,
descrédito o señalamiento del error. Por una parte, precisa evitar que el proceso le
cause un daño al alumno en su autoestima, pero también requiere acompañarlo
en el reconocimiento de la culpa o en la solicitud de perdón, en caso necesario.
Aprender a regularse entre pares es una de las estrategias privilegiadas para el
fortalecimiento de varias disposiciones democráticas y de trabajo colectivo. Las
asambleas, las comisiones y el reglamento se sustentan en la convicción de que
los alumnos pueden participar de manera activa en la regulación del grupo. Por
La participación en una escuela democrática
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ejemplo, la comisión de orden regula los niveles de ruido tanto en presencia del
maestro como cuando está fuera y la asamblea pone sanciones a quienes han
incurrido en alguna falta.
En el trabajo académico, se advierten situaciones en las que los alumnos pueden
organizarse sin la ayuda del maestro. Para llegar a ese punto, es claro que el
maestro realizó un sistemático proceso de orientación y regulación externa ante
de alcanzar niveles notables de autonomía y regulación entre pares.
Otra estrategia de autorregulación es la mediación en el manejo y resolución de
conflictos, la cual hemos analizado a fondo en varios apartados de este
documento. Destacaremos aquí la importancia de esta actividad en la formación
de una autodisciplina “entendida como el desarrollo de la responsabilidad en
relación con las actividades para el logro de los objetivos tanto individuales como
colectivos”. En la construcción de condiciones de autorregulación, se pone en
juego el trabajo de orientación previamente realizado por el docente, la
corresponsabilidad del grupo así como la presencia de ciertos mecanismos de
regulación externa y de autorregulación colectiva, de tal manera que si el grupo no
asume su responsabilidad de auto controlarse, tanto el maestro como algunos
alumnos en particular (los mediadores, los negociadores, los miembros de la
comisión de orden) pueden intervenir como agentes de regulación.
En suma, un contexto educativo democrático enfrenta a los maestros al desafío de
configurar estrategias para un trabajo docente democrático, en el cual se atienda
tanto a las exigencias de su tarea sustantiva, como al desarrollo de disposiciones
morales y sociales para que sus alumnos aprendan a vivir en democracia de
manera responsable. Los valores que se vislumbran en estas estrategias apuntan
algunas líneas del horizonte ético de la educación para la democracia, entre ellos
la libertad, valor que condensa una de las tensiones constitutivas de la educación
democrática: la autonomía reviste la capacidad de identificar los límites de la
libertad.
La participación en una escuela democrática
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ACTIVIDAD
1.- Promueva que el colectivo docente analice los elementos relacionados con el
aprendizaje de la participación
En reuniones de Consejo Técnico, planee junto con el colectivo docente
actividades para promover en las aulas y en la escuela el aprendizaje de la
participación democrática.
Es importante que las actividades y estrategias propuestas gocen del consenso
general, ya que se realizarán como escuela.
ASPECTO ACTIVIDADES
Comprender las reglas, normas, principios y valores de la escuela.
Aprender a participar a través de los canales y las formas legalmente establecidas.
Aprender los procedimientos y funciones democráticas.
Aprender a coordinar una discusión o una reunión
Aprender a argumentar y expresar opiniones
Aprender a tomar decisiones colectivas
Aprendizaje de la corresponsabilidad
Ejercicio democrático de la autoridad
Ejercicio responsable de la libertad de expresión
Uso racional del tiempo
Asumir compromisos individuales
Aprender a autorregularse de manera individual y colectiva
Aprender a cooperar
La participación en una escuela democrática
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PARA SABER MÁS
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