la parroquia subsidio marco doctrinal

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  • LA PARROQUIA

    Todos los creyentes vivan unidos y tenan todo en comn; vendan sus posesiones y sus bienes y

    repartan el precio entre todos, segn la necesidad de cada uno. Acudan al Templo todos los das

    con perseverancia y con un mismo espritu, partan el pan por las casas y tomaban el alimento con

    alegra y sencillez de corazn. Alababan a Dios y gozaban de la simpata de todo el pueblo. El Seor

    agregaba cada da a la comunidad a los que se haban de salvar. (Hch. 2, 44-47)

    Las Parroquias son clulas vivas de la Iglesia (DSD 58) y lugares privilegiados en los que la mayora

    de los fieles tienen una experiencia concreta de Cristo y de su Iglesia (cf.EA41). En ellas debe

    hacerse vida la dimensin comunitaria de la Iglesia y reflejarse la vida de Dios Trinidad (DA 304).

    Son adems el momento privilegiado del encuentro comunitario con El Seor Resucitado,

    experimentan ser una familia de fe y de caridad que se acompaan y ayudan en el seguimiento de

    Cristo (DA 305). Deben ser centros de irradiacin misionera, espacios para la maduracin en la fe

    de todos los agentes pastorales y principalmente de los laicos insertos en el mundo (DA 306).

    La renovacin de la parroquia exige actitudes nuevas en los prrocos y en los sacerdotes que

    estn al servicio de ella. La primera exigencia es que el prroco sea un autntico discpulo de

    Jesucristo. PORQUE SOLO UN SACERDOTE ENAMORADO DEL SEOR PUEDE RENOVAR UNA

    PARROQUIA. Pero al mismo tiempo, debe ser un ardoroso misionero que vive el constante anhelo

    de buscar a los alejados y no se contenta con la simple administracin. (DA 173)

    Ellas (las parroquias) deben ser espacio de la iniciacin cristiana, de la educacin y celebracin de

    la fe, abiertas a la diversidad de carismas, organizadas de modo comunitario y responsable,

    integradoras de movimientos de apostolados ya existentes, atentas a la diversidad cultural de sus

    habitantes, abiertas a proyectos pastorales y supraparroquiales y a las realidades circunstantes

    (DA 170) .

    La tarea misionera de la parroquia es responsabilidad de todos los miembros de la comunidad (Cfr.

    DA 171).

    La renovacin de las parroquias exige reformular sus estructuras para que sean una red de

    comunidades y grupos capaces de articularse como discpulos y misioneros de Jesucristo en

    comunin. La palabra de Dios reveladora del misterio de Dios en Jesucristo y de su voluntad se

    recibe, se acoge y se celebra en la parroquia y es fuente de dinamismo misionero. La propia

    renovacin de la parroquia exige que ella se deje iluminar siempre y de nuevo por la palabra viva y

    eficaz (DA 172).

    Una parroquia definitivamente misionera exige imaginacin y creatividad para llegar a los alejados

    y a las multitudes que anhelan el Evangelio de Jesucristo. Particularmente se plantea la creacin

    de nuevas estructuras pastorales en el mundo urbano y en el rural para responder a nuevas

    formas de vida y necesidades apremiantes de evangelizacin (DA 173).

  • Los mejores esfuerzos de las Parroquias deben estar en la convocatoria para formar laicos

    misioneros pues solamente a travs de ellos podremos llegar a la multiplicacin de agentes que

    respondan a las exigencias del mundo actual. Es necesario tambin recordar que hay un campo

    especifico de evangelizacin laical en el mundo del trabajo, de la cultura, de las ciencias y las artes

    de la poltica y de los medios de comunicacin pero sobre todo en el mbito de la familia de la

    educacin y de la vida profesional que es el lugar propio donde los laicos son por naturaleza

    verdaderos misioneros y evangelizadores. (DA 174).

    Siguiendo el ejemplo de la primera comunidad cristiana (cf. Hch. 2,46-47), la comunidad parroquial

    se rene para partir el pan de la Palabra y de la Eucarista y perseverar en la catequesis, en la vida

    sacramental y la prctica de la caridad. En la celebracin eucarstica, ella renueva su vida en

    Cristo. La Eucarista, en la cual se fortalece la comunidad de los discpulos, es para la parroquia

    una escuela de vida cristiana. En ella justamente con la adoracin eucarstica, y con la prctica del

    sacramento de la Reconciliacin para acercarse dignamente a comulgar, se preparan los miembros

    en orden a dar frutos permanentes de caridad, reconciliacin y justicia para la vida del mundo.

    Cada Sacramento celebrado en la parroquia renueva las personas y la comunidad (Cfr. DA 175)

    La Eucarista, signo de la unidad con todos, que prolonga y hace presente el misterio del Hijo de

    Dios hecho hombre (cf.Fil.2, 6-8), nos plantea la exigencia de una evangelizacin integral. La

    inmensa mayora de los catlicos de nuestro continente viven bajo el flagelo de la pobreza. Esta

    tiene diversas expresiones: econmica, fsica, espiritual, moral, etc. S Jess vino para que todos

    tengamos vida en plenitud, la Parroquia tiene la hermosa ocasin de responder a las grandes

    necesidades de nuestros pueblos. Para ello tiene que seguir el camino de Jess y llegar a ser

    buena samaritana como El. Cada Parroquia debe llegar a concretar en signos solidarios su

    compromiso social en los diversos medios en que ella se mueve, con toda la imaginacin de la

    caridad. No puede ser ajena a los grandes sufrimientos que vive la mayora de nuestra gente y

    que, con mucha frecuencia, son pobrezas escondidas. Toda autntica misin unifica la

    preocupacin por la dimensin trascendente del ser humano y por todas sus necesidades

    concretas, para que todos alcancen la plenitud que Jesucristo ofrece. (DA 176).

    La parroquia tiene una gran plasticidad, puede tomar formas muy diversas que requieren la

    docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad (EG 28) Debe de estar integrada

    a la pastoral diocesana (Cfr. EG 29)

    Pero tenemos que reconocer que: Hay estructuras eclesiales que pueden llegar a condicionar un

    dinamismo evangelizador; igualmente las buenas estructuras sirven cuando hay una vida que las

    anima, las sostiene y las juzga. Sin vida nueva y autntico espritu evanglico, sin fidelidad de la

    Iglesia a la propia vocacin, cualquier estructura nueva se corrompe en poco tiempo. (EG 26).

    Esto nos lleva a un examen constante para busca el ideal de Iglesia, como la pens nuestro Seor

    Jesucristo.