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1 Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez La gloria del nuevo pacto, 3ª Parte Escritura: 2 Corintios 3:7 Código: 47-17 John MacArthur Ha sido nuestro privilegio en las últimas semanas, y lo será de nuevo esta mañana, estar estudiando 2 Corintios capítulo 3, la rica carta desde el corazón de Pablo a su amada Iglesia corintia. Y conforme estamos en el capítulo 3, estudiando los versículos 6 al 18, estamos considerando el tema: la gloria del nuevo pacto. El nuevo pacto. Les he recordado en las semanas pasadas que el nuevo pacto es el pacto en la sangre de Cristo, esa es la promesa de la salvación mediante la muerte y la resurrección de Jesucristo. El nuevo pacto es glorioso. El nuevo pacto es todo suficiente. El nuevo pacto salva. Es el nuevo pacto el que se encuentra en el corazón del Evangelio cristiano: que Jesús murió, resucitó para proveer perdón de pecados, una justicia que cubre y vida eterna. Predicamos el nuevo pacto. Predicamos el Evangelio. Y también lo hizo Pablo. Desafortunadamente, Pablo se vio estorbado por parte de algunas personas que estaban predicando el antiguo pacto también, tratando de confundir el tema de la salvación. El Evangelio de Jesucristo es suficiente para salvar. Nosotros siempre decimos que la salvación es mediante la gracia, únicamente, mediante la fe únicamente, en Cristo únicamente. No tiene un ritual necesario que contribuya a la salvación. No hay ceremonia y no hay obras humanas. Un pecador quebrantado y contrito y humillado por su propia iniquidad, reconociendo que no hay manera de escapar del juicio y de la iniquidad, viene a Dios, ruega por gracia, ruega por misericordia, ruega por perdón. Y Dios, en base a lo que Jesucristo ha hecho para satisfacer Su propia justicia y proveer una expiación para ese pecador, perdona, abraza el pecador, cubre al pecador con la justicia de Cristo y le da la promesa de la vida eterna. Ése es el Evangelio cristiano.

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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez

La gloria del nuevo pacto, 3ª Parte Escritura: 2 Corintios 3:7

Código: 47-17

John MacArthur

Ha sido nuestro privilegio en las últimas semanas, y lo será de nuevo esta mañana, estar

estudiando 2 Corintios capítulo 3, la rica carta desde el corazón de Pablo a su amada Iglesia

corintia. Y conforme estamos en el capítulo 3, estudiando los versículos 6 al 18, estamos

considerando el tema: la gloria del nuevo pacto. El nuevo pacto.

Les he recordado en las semanas pasadas que el nuevo pacto es el pacto en la sangre de

Cristo, esa es la promesa de la salvación mediante la muerte y la resurrección de Jesucristo.

El nuevo pacto es glorioso. El nuevo pacto es todo suficiente. El nuevo pacto salva.

Es el nuevo pacto el que se encuentra en el corazón del Evangelio cristiano: que Jesús murió,

resucitó para proveer perdón de pecados, una justicia que cubre y vida eterna. Predicamos el

nuevo pacto. Predicamos el Evangelio. Y también lo hizo Pablo.

Desafortunadamente, Pablo se vio estorbado por parte de algunas personas que estaban

predicando el antiguo pacto también, tratando de confundir el tema de la salvación. El

Evangelio de Jesucristo es suficiente para salvar. Nosotros siempre decimos que la salvación

es mediante la gracia, únicamente, mediante la fe únicamente, en Cristo únicamente. No tiene

un ritual necesario que contribuya a la salvación. No hay ceremonia y no hay obras humanas.

Un pecador quebrantado y contrito y humillado por su propia iniquidad, reconociendo que no

hay manera de escapar del juicio y de la iniquidad, viene a Dios, ruega por gracia, ruega por

misericordia, ruega por perdón. Y Dios, en base a lo que Jesucristo ha hecho para satisfacer

Su propia justicia y proveer una expiación para ese pecador, perdona, abraza el pecador,

cubre al pecador con la justicia de Cristo y le da la promesa de la vida eterna. Ése es el

Evangelio cristiano.

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No hay ceremonia alguna que se parte de eso. No hay ritual que se parte del mismo. Esa es

la razón por la que, en una Iglesia verdaderamente cristiana, en donde el Evangelio es

entendido, un ambiente verdaderamente del nuevo pacto, no tenemos ceremonias ni

símbolos, sino más bien la explicación clara de la realidad en Jesucristo. No dependemos de

símbolos para nuestra salvación, dependemos de la realidad de Jesucristo.

Pero siempre, siempre, sea en el día de Pablo o en nuestro día, están aquellos que quieren

venir con lo que nosotros llamamos la religión simbólica, un tipo de religión sacramental,

religión sacerdotal, que incluye, en algún tipo de conducta, significado espiritual, realidad

espiritual y gracia salvadora.

Hubo este tipo de personas en Corinto que hacían eso. Que venían y demandaban que las

personas que ya habían sido redimidas en Cristo, para validar su redención y para asegurar

su redención, necesitaban guardar la ley ceremonial de Moisés. Estos gentiles necesitaban

ser circuncidados. Ellos necesitaban asegurarse que hubiera un seguimiento en los

lavamientos, y sacrificios y demás. Estaban demandando un regreso a símbolos del antiguo

pacto que ahora eran obsoletos debido a que había venido la realidad. Regresar y exaltar a

los símbolos es algo fútil. No sólo rechaza la realidad del Evangelio, sino que pervierte el

propósito y el significado de los símbolos, los cuales nunca tuvieron la intención de ministrar

gracia, nunca tuvieron la intención de ministrar vida espiritual, sino que fueron únicamente

retratos de aquello que podría y haría eso.

Entonces, al enfrentar esto en Corinto, Pablo escribe en esta sección una preocupación

porque la gente comprenda la diferencia entre el nuevo pacto y el antiguo. O, mejor dicho, que

la gente entienda la transición del antiguo pacto al nuevo. No es que el antiguo pacto y el

nuevo pacto sean opuestos. No es que se oponen el uno al otro. Es que uno da lugar al

siguiente.

El antiguo pacto en y por sí mismo no estaba completo, no podía salvar, no podía conceder

justicia. Tenía que ser hecho a un lado y ser reemplazado por el nuevo. El antiguo pacto, no

obstante, cumplió con un propósito. Un propósito muy bueno. Y ese propósito fue cumplido

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históricamente. Y cuando el tiempo vino para que ese propósito se desvaneciera, se

desvaneció. Y el nuevo pacto lo reemplazó.

Conforme he estado pensando en todo esto, he estado tratando de cubrir tanto como pudiera

para ayudarle a entenderlo, he llegado a estar más consciente de que hay algunas personas

entre los evangélicos que no entienden la relación entre el antiguo pacto y el nuevo pacto.

Entre la ley y el Evangelio. Entre la ley y la gracia.

Esto me fue señalado esta semana de una manera muy sorprendente y decepcionante.

Estaba hablando con un individuo que me contaba de su Iglesia, me contaba de su pastor. Y

él me estaba diciendo que después de años en el pastorado y después de años en esta

Iglesia en particular, él había acudido a su pastor para hacer algo de estudio como laico; y le

preguntó cómo era que se salvaba la gente del Antiguo Testamento. A lo cual el pastor

inmediatamente respondió: “al guardar la ley.” Y, por supuesto, no sé qué tan amplio sea este

malentendido, pero cuando usted lo encuentra al nivel del liderazgo espiritual, es, de hecho,

algo triste. Nadie jamás fue salvo por la ley en ninguna época. Jamás. La ley no podía salvar.

Ahora, permítame hablarle un poco acerca de la ley. En cierta manera, vamos a regresar

entrando a un embudo para regresar a donde dejamos. Cuando hablamos acerca de la ley en

la Biblia, nosotros estamos hablando acerca de la ley que colocamos bajo la categoría de la

ley mosaica, esto quiere decir aquello que Dios le reveló a Moisés. Dios le reveló Su ley a

Moisés. Ahora, la ley que Dios le reveló a Moisés, que se registra en el Antiguo Testamento,

particularmente, claro, en la ley de los primeros cinco libros, esa ley, tiene tres componentes

básicamente. Tres componentes. Ley civil, ley moral y ley ceremonial.

Ahora, permítame ver si puedo ayudarle a entender los propósitos de esos. La ley civil fue la

instrucción dada por Dios para la vida socioeconómica de su pueblo, Israel. Ciertamente,

algunas de las cosas que Dios dio en su ley civil para la vida de ellos, los trascendería. Pero

primordialmente, Él le dio un tipo de orden para la vida social de ellos que los aislaría del

mundo que los rodeaba para que no fueran influenciados por el paganismo y pudieran

mantenerse a sí mismos como un testimonio puro del único Dios en el mundo. Entonces, en la

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ley de Moisés hay un componente de la ley civil que estuvo diseñado para hacer que Israel

fuera una nación única.

En segundo lugar, hay un componente moral. Hay una parte de la ley revelada a Moisés que

es ética, que es moral. Y que no tiene nada que ver con conducta social en términos de un

sistema socioeconómico para hacer que una nación sea distinta. Tiene que ver con la

moralidad. Tiene que ver con conducta hacia Dios y hacia el hombre en una esfera social,

pero conducta que es moral. Es la parte moral de la ley. Tiene que ver con el corazón. Tiene

que ver con virtud, con justicia y con pecado.

El tercer componente de la ley es el componente ceremonial. El componente ceremonial de la

ley es una serie de retratos o símbolos. De una u otra manera, todos están ligados a la

redención. Todos están ligados al propósito salvador de Dios. Pueden demostrar la

pecaminosidad del hombre, lo cual retrata su necesidad de ser salvo. Pueden demostrar el

sacrificio de la cruz, por ejemplo, los sacrificios animales. Pueden demostrar la necesidad de

limpieza en el sentido de lavamiento. Pueden demostrar la meta o el beneficio de la salvación,

el cual el reposo, esto es el día de reposo.

Pero todos los componentes simbólicos de la ley mosaica están diseñados en torno al

propósito redentor de Dios, de tal manera que la ley, entonces, con esas tres partes, abarcaba

mucho. Dada a un pueblo especial identificaba cómo este grupo de personas debía vivir en el

mundo para que fuera un grupo de personas apartado. Usted sabe que tenían leyes

alimenticias y tenían ciertos festivales y festividades y todo esto prescribía su rutina diaria.

Ellos tenían ciertas costumbres y tradiciones en el modo en que se vestían y cómo

preparaban la comida y todo eso que los aislaba. Y había modos en los que tenían que tratar

con las cosas que poseían, sus cultivos y sus animales y todo eso, lo cual los estructuraba

como una entidad auto contenida, aislada en ciertas maneras del resto del mundo.

Y, sin embargo, tenían que alcanzar al resto del mundo con la verdad acerca del único Dios

verdadero. Pero ése era el aspecto civil. La ley ceremonial, como dije, eran retratos y

símbolos. Nunca una persona fue salva al hacer un sacrificio animal. Nunca una persona fue

salva por atravesar por algún lavamiento ceremonial. Nunca una persona fue salva al guardar

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el día de reposo o un año de jubileo. La gente no fue salva al guardar la ley ceremonial, fue el

retrato de la necesidad de ser salvo.

Ahora después, miramos a la del medio, más importante, la ley moral. Ahora, escuche esto.

Cuando viene el nuevo pacto, la ley civil, aquello que identifica de manera única a la nación

como la nación de Israel como un pueblo apartado, es hecha a un lado. ¿Por qué? Porque el

muro del medio ha sido derribado. Judío y gentil son hechos uno en Cristo, correcto.

Entonces, ya no hay más un código ético, único, civil y social para la Iglesia.

Ahora, en la actualidad hay algunas personas que creen que todavía lo hay. Algunas veces, lo

llamamos re construccionistas o teonomistas; y quizás, puede haber oído esos términos. Si no

los ha oído, bien. Y si usted no sabe de qué estoy hablando, aún mejor. Pero están tratando

de imponer la identificación civil del tipo de vida de Israel en la Iglesia, lo cual es algo

innecesario. Todo ha sido hecho a un lado. El Nuevo Testamento presenta esto de manera

clara para nosotros.

Ahora, la ley ceremonial fue hecha a un lado. Colosenses 2: “ninguno los haga guardar

ninguna de esas festividades de lunas nuevas y festivales.” Y claro, el libro de Hebreos

muestra que todo el sistema sacrificial ha sido hecho a un lado.

Pero el corazón y el alma de la ley entonces es la ley moral. La ley moral. La ley ceremonial

era temporal. Retratando al nuevo pacto que estaba por venir. Esa es la razón por la que le

dije en las últimas dos semanas que un tipo ceremonial de cristianismo sacramental,

sacerdotal, simbólico, es una perversión. Porque todo ese enfoque a la ceremonia en la

religión verdadera del judaísmo sólo era un retrato del nuevo pacto. Y una vez que viene el

nuevo pacto, usted no necesita nada de eso. Voy hablar un poco más de eso en un minuto.

Ahora, veamos la ley moral. Tomemos esa parte del medio llamada la ley moral. Y permítame

decirle que hubo tres razones básicas para la ley moral. Tres razones. Razón número uno,

revelar a Dios. Usted nunca verá la existencia de Dios de manera más clara. Y esa es la

esencia de su naturaleza moral, Su santidad. Su atributo supremo de lo que usted verá en Su

ley revelada. Esto es Él. Ese es Dios. Es la expresión más verdadera de Dios que viene, que

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se expresa en Su ley. Dios es revelado como el Santo, Santo, Santo que los ángeles dijeron

que era en Isaías 6, cuando usted ve a Su ley. Entonces, revela a Dios.

En segundo lugar, revela a la voluntad de Dios para la conducta del hombre. Y luego, hay un

tercer propósito de la ley. El tercer propósito de la ley moral, por lo tanto, es presentar a un

hombre como pecador, porque conforme el hombre pecaminoso viene a la ley y ve al Dios

tanto y el estándar Santo de Dios para él y ve en su propia vida, se da cuenta de que queda

corto, ¿verdad? Entonces, expone su pecado. El propósito de la ley entonces, en el Antiguo

Testamento, en una categoría, era identificar a un grupo único de personas que viviría

apartado del mundo como un testimonio del Dios verdadero.

El segundo componente de la ley, el ceremonial, era darle a ese grupo de personas retratos

vívidos, simbólicos de una redención que necesitaban desesperadamente, lo cual estaba por

venir más adelante en la promesa del nuevo pacto para ellos. Y la parte del medio, la parte

moral, era revelar a Dios, revelar la voluntad de Dios para el hombre y dejar a los hombres

muy conscientes de que quedaban cortos y que eran pecadores. Dios nunca quiso que la

parte ceremonial de la ley siguiera, y siguiera, y siguiera; y sin embargo, eso era lo que los

judíos quisieron hacer con ello.

Estas personas llamadas judaizantes o falsos maestros o falsos apóstoles o del grupo de la

circuncisión, iban por todos lados y seguían a Pablo. Y claro, adondequiera que había una

Iglesia, estaban confundiendo el escenario diciendo ‘tenemos que guardar las ceremonias,

tenemos que guardar las ceremonias, tenemos que guardar las ceremonias,’ porque se

habían confundido en algún punto y engañado al creer que esas ceremonias jugaban una

parte en la salvación. Y nunca, nunca tomaron parte en ello. Ellos estaban demandando un

regreso a los símbolos del antiguo pacto, lo cual era obsoleto debido a que la realidad había

venido.

¿Por qué necesita usted el símbolo? Ellos querían regresar y exaltar los símbolos; y eso es

absolutamente fútil. No sólo, como dije, rechaza la realidad del Evangelio, sino que rechaza el

significado del símbolo. Rechaza el significado del símbolo. Deja el Evangelio de la realidad

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en Cristo y el Evangelio de la gracia y se vuelve al sacramentalismo vacío de símbolos y

sombras y retratos.

Y eso era lo que estaba pasando en Corinto; y eso es lo que Pablo tuvo que confrontar para

que entendieran que el antiguo pacto estaba bien. Tuvo su día, tuvo su gloria. Pero el nuevo

pacto había venido y el antiguo se había acabado. Y eso es lo que básicamente está diciendo

en este capítulo, como veremos.

Ahora, le he estado diciendo que hay un paralelo a eso en la actualidad. En la actualidad

tenemos una situación muy parecida. Tenemos cristianismo evangélico, ortodoxo,

fundamental que van por todos lados como nosotros, personas que creen en esto, predicando

el evangelio en Cristo, salvación por la gracia únicamente, mediante la fe únicamente, en

Cristo únicamente, el gran testimonio de las Solas de la reforma. Vamos predicando el

Evangelio y también confundiendo el escenario. Y atrás de nosotros está la Iglesia Católica

romana, la Iglesia griega ortodoxa y ciertas formas sacramentales sacerdotales de alta Iglesia

litúrgica del protestantismo promoviendo símbolos y retratos, como si fueran la realidad.

Y esto es exactamente lo mismo que el apóstol Pablo estaba enfrentando. Nada más que, en

ciertas maneras, es peor. Por lo menos, los judaizantes tenían un grupo de símbolos

ordenados e instituidos por Dios. Por lo menos, ellos podrían decir ‘bueno, están en la Biblia’.

‘Están en el Antiguo Testamento’. Por lo menos, los legalistas judíos podían regresar a

sistema que ahora, aunque era obsoleto, originalmente había sido instituido y prescrito por

Dios mismo en el Antiguo Testamento.

Por otro lado, el catolicismo romano ha sustituido los símbolos que nunca estuvieron en la

Biblia y los inventaron. Y son símbolos, créanme, que reemplazan la realidad. El catolicismo, a

lo largo de los años y formas de la ortodoxia griega y la ortodoxia oriental, inclusive formas de

protestantismo, han inventado sus propios sistemas no escriturales de obras y ceremonias.

El sistema romano, por ejemplo, tiene el rosario, oraciones a los santos y a María, oraciones

en fórmula, penitencia, veneración de santos y ángeles, etcétera, etcétera. Nada de eso es

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bíblico. Nada de eso es del Antiguo Testamento. Nada de eso es del Nuevo Testamento. Ellos

simplemente lo inventaron.

Y todo esto es el resultado de sus propias tradiciones e inventos y concilios y edictos. Este

tipo de cosas también aparecieron, por ejemplo, en el luteranismo, en donde usted tiene la

creencia de que la gracia se administra en la presencia real de Cristo en el servicio mismo de

comunión, en donde el ritual se convierte en una realidad. Ellos hacen la afirmación blasfema,

estos sacramentalistas, de que Cristo de hecho está presente en los elementos. Él está en el

pan y Él está en el vino y cuando la misa se lleva a cabo y está siendo ofrecida para usted en

la misa, Él está siendo sacrificado literalmente, realmente, una y otra y otra vez. Inclusive, la

peor forma del ritualismo judío, nunca llegó al punto de inventar todo ese tipo de cosas

absurdas.

Entonces, no hay nada que no experimentemos en la actualidad. La salvación verdadera,

simple, pura como se entiende en el nuevo pacto, siempre está siendo oscurecida por los

ritualistas. Así fue en ese entonces. Así es en la actualidad.

Ahora, Pablo quiere que entendamos que el antiguo pacto tuvo una gloria, pero fue una gloria

temporal. Cumplió su función bien. Tuvo su lugar. Cumplió con su propósito. Pero ahora, ha

venido el nuevo pacto y el nuevo pacto es el pacto salvador.

Regresemos entonces a nuestro texto, tanto que podría ser dicho de todo esto. El antiguo

pacto, entonces, viendo la ley moral, fue diseñado para producir una conciencia de pecado.

Fue diseñado para llevar a una persona al pecado. Ahora, si usted hubiera sido un judío

viviendo en el Antiguo Testamento, como le dije la última vez, y usted hubiera sido expuesto a

la ley de Dios tal como ellos fueron expuestos, y era leída todo día de reposo, estaban

conscientes de la ley de Dios, la enseñaban a sus hijos día tras día, sentándose, poniéndose

de pie, caminando, andando por el camino. Y conforme eran expuestos a la ley de Dios,

revelaban a Dios, revelaban el estándar Santo de Dios para su vida. Y como consecuencia,

exponía su pecado, porque nunca podían vivir conforme al estándar. Nunca, nunca. Y

entonces, despertaban a la realidad del pecado.

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Y llevaba a esa persona del Antiguo Testamento, a ese judío del Antiguo Testamento a un

punto de desesperanza o a punto de quebrantamiento o contrición, como es usada esa

palabra. A punto en el que él decía: “no puedo vivir al nivel de la ley de Dios. Soy maldito.”

“Maldito es todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley,”

dice en Deuteronomio.

Y entonces, él sabía que, si él quebrantaba la ley, de cualquier manera, él estaba condenado.

Entonces, él tiene una revelación del propósito perfecto de Dios, la mente perfecta de Dios, la

naturaleza perfecta de Dios y la voluntad perfecta de Dios para el hombre. Él no puede vivir a

ese nivel. Él es un pecador miserable y no tiene esperanza. Él no puede salvarse a sí mismo.

¿Qué va a hacer?

Bueno, la mentira era: “guarda todos los sacrificios. Y si tú tan sólo cumples con los sacrificios

y te apareces en el templo en los tiempos apropiados y guardas el día de reposo y cumples

con todos los lavamientos y guardas una dieta kosher y cuidas toda la ley del día de reposo y

simplemente, haces todo esto, eso te salvará. Eso te salvará.” Y éste es el tipo de judaísmo

falso con el que crecieron y engañó a la nación entera, de tal manera que ya para cuando

Jesús llega, todo el liderazgo de la nación entera de Israel cree que la manera de enfrentar el

problema del pecado es mantener las ceremonias. Y es el cumplir con esos rituales diarios,

con el propósito de orar en la hora correcta; es atravesar por la multitud de cosas que hacen

ceremonialmente, que los libra de la consecuencia de su pecaminosidad.

Entonces, en lugar de ver la parte ceremonial de la ley como un retrato de la redención, la

vieron como un medio de redención, así como lo hace el catolicismo en la actualidad. Usted

puede ver los símbolos del catolicismo y decir ‘bueno, ciertamente son simbólicos de la

realidad’. Si tan sólo pudieran ver la realidad. Pero el símbolo oscurece la realidad y el engaño

es que, si cumples con los símbolos, te has salvado a ti mismo. Es el mismo engaño.

Entonces, la ley que lleva a los hombres al pecado nunca tuvo la intención de darles una

solución para su pecado al guardar las ceremonias. Sin embargo, eso se convirtió en la

perversión del judaísmo y eso es en la actualidad la perversión de cualquier tipo de religión

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sacramental sacerdotal. No es una relación, no es una realidad, es simplemente una multitud

de símbolos.

Pero el engaño es mortal porque el engaño, usted pensaría, es la solución al problema; y no

lo es. Entonces, tenemos a todas estas personas que son religiosas, muy religiosas. Y usted

puede ir a la tierra de Israel y usted ve a algunas personas judías religiosas, digo, muy

religiosas, y están guardando todas las ceremonias y atraviesan por todo. Digo, son devotas y

son ortodoxas y están atravesando por todo. He ido al templo, la sinagoga más bien en donde

estaba el templo. He estado ahí. He pasado horas ahí y he visto a estos hombres estudiando

la letra de la ley, los detalles de la ley. Los he visto con los pequeños niños a sus pies

conforme les están enseñando todo. Y están atravesando por esto y hacen esto hora tras

hora, y día tras día, y día tras día. Y su conclusión es que no pueden vivir al nivel de la ley.

Y para acomodar esa incapacidad, guardan ciertas ceremonias y ciertos rituales y hacen

ciertas obras a un lado. Y ese es el medio Salvador. Y nunca son llevados al punto en donde

en desesperanza total y en horror total por su incapacidad y viendo su incapacidad y lo inútil

que es la religión ceremonial, no llegan al punto de acercarse a Dios clamando, golpeándose

el pecho diciendo: “Señor sé propicio a mi pecador y sálvame por gracia.” Ellos nunca llegan a

eso. Ellos sustituyen la ceremonia por la salvación que Dios provee en Su Hijo. Y de nuevo, le

digo que usted tiene lo mismo aquí. Usted lo tiene con los católicos Romanos que están

contentos con ir y asistir a la ceremonia semana tras semana, tras semana, tras semana; y

creen en su corazón que eso se encarga de su pecado. Y no es así. No estoy diciendo esto

porque no me caigan bien los católicos. Lo estoy diciendo porque los amo. ¿Qué necio va a

querer dejarlos en su engaño?

Entonces, el apóstol Pablo quiere llevarnos de regreso y dice: “mira, necesitas entender el

propósito de la ley en todos sus componentes; su componente moral, llevarte a la

desesperanza. Su componente ceremonial, mostrarte cuán desesperadamente necesitas a

Salvador. No debes ver la ley como tu salvación en su forma ceremonial. Circuncidar a las

personas no va a salvarlas. Hacerlos atravesar por ceremonias mosaicas no va a salvarlos

más de lo que algún esfuerzo personal por guardar la ley moral podría salvarte, no puede ser,

porque tan pronto como quebrantas un punto, estas condenado.

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Esa es la razón por la que Pablo dice en el versículo 6 que cualquier verdadero predicador,

cualquier verdadero ministro, cualquier verdadero siervo de Dios es un siervo de un nuevo

pacto, de un nuevo pacto.

Como puede ver, todo lo que la ley tenía la intención de hacer era hacer que su pecado fuera

visible para usted. Voy a hablar de esto un poco más en un momento. Ahora, al describir el

mejor nuevo pacto que él presenta a partir del versículo 6, Pablo presenta ocho puntos. Él

sólo hizo siete la semana pasada, pero encontré otro. Entonces, esta semana él va a

presentar ocho. Pero él de hecho no hace ninguno de ellos, porque él no va a llegar ahí. Pero

yo encontré ocho maneras en las que él muestra la superioridad de nuevo pacto aquí. Ocho

maneras.

Da vida, produce justicia, es permanente, trae esperanza, es claro, está centrado en Cristo, es

liberador y transformador. No se preocupen por eso, llegaremos a ellos. Ocho elementos

superiores del nuevo pacto que hacen que coloquemos el antiguo pacto en su lugar

apropiado. Ha sido reemplazado. Maravilloso. Es una distinción emocionante, maravillosa.

Ahora, permítame recordarle el primero. Entramos en ése la semana pasada. El nuevo pacto

da vida. Versículo 6. Véalo ahí: “el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo

pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.” Usted

recuerda que explicamos eso. Que el nuevo pacto da vida porque es espiritual. Es capacitado

por el Espíritu Santo. Es interno, no es externo. Y la palabra letra aquí no es tanto la idea de la

ley misma, sino de la mala representación o formalidad o ceremonia. Letra literalmente

significa un mal entendido de la ley. Por cierto, es descrito en Romanos 2:27 al 29, en donde

habla del que está circuncidado físicamente y el que no lo está. Dice, por ejemplo, en el

versículo 27: “Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te

condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley.” Y

ahí, él distingue la letra de la ley. La letra de la ley.

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Y de nuevo, ahí en el versículo 29 él dice: “… no en letra; la alabanza del cual no viene de los

hombres, sino de Dios.” Entonces, la letra ahí es distinguida de la ley ahí. Ya señalé esto la

semana pasada. Entonces, no voy a entrar de nuevo a detalle.

La letra es un malentendido de la ley. La letra es lo que le dije. Es ver la ley moral y después

decir: “oh, la cura es guardar la ceremonia”. Y entonces, usted crea algún medio externo,

mecánico, de observancia de guardar físicamente estos códigos y estas ceremonias; y, por lo

tanto, mediante eso, un sistema de supuesta salvación. Eso es la letra. Y eso es algo

particularmente condenador. La ley es suficiente para matarlo a usted. La ley lo va a matar en

un sentido positivo porque lo va a llevar a la desesperanza. Y esperamos que lo lleve a Cristo.

La letra lo matará de una manera negativa. La letra va a matar con toda certeza

permanentemente, porque la letra parece ser la respuesta a su dilema. Es el engaño de una

religión falsa y sacramental.

La letra realmente es un matón, algo que mata. Entonces, Pablo está diciendo: “mira, cuando

tienes a estas personas que vienen imponiéndoles este tipo de cosas externas, este

malentendido, este mal concepto de la ley, los va a matar. Sólo el Espíritu puede dar vida.

Estamos predicando a Cristo y el poder del Espíritu en el Evangelio del nuevo pacto.” El

sistema sacramental hace que la gente busque la salvación por la letra, por el ritual religioso,

una distorsión condenadora del cristianismo verdadero.

Ahora, veamos el segundo punto. Este es el único que vamos a cubrir. De nuevo, les dije que

no me voy a apresurar, porque realmente quiero que entiendan eso. El segundo punto es que

el nuevo pacto produce justicia. El nuevo pacto produce justicia. Veamos el versículo 7 y

simplemente vamos a comenzar con éste. Y vamos a traducirlo de manera diferente. “Debido

a que el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria…” Deténgase ahí.

Ahora, Pablo, con toda certeza, había sido acusado de despreciar o menospreciar la ley de

Dios. Él había sido acusado de estar en contra de la ley de Dios. De hecho, lo arrestaron en

Jerusalén por eso y dijeron: “él habla en contra de la ley”.”

Él fue llamado por los judíos un antinominiano, alguien que está en contra de la ley,

nomos siendo la palabra griega para ley. Él siempre estaba siendo golpeado con esa

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acusación de que estaba en contra de la ley y las costumbres y las ceremonias del judaísmo.

Entonces, él aquí y que sepamos que no está en contra de eso. Él ve el antiguo pacto y él ve

a la ley en su perspectiva apropiada.

Pero su perspectiva apropiada es verla, a partir del ministro versículo 7, como un ministerio de

muerte. “Debido a que el ministerio de muerte,” él dice. El ministerio de muerte. La ley mata.

¿Está listo para escuchar esto? La ley es el asesino en serie más grande de la historia de la

humanidad. Es correcto. La ley mata más allá que cualquier otra persona que mata. Tiene un

ministerio de muerte. La ley de Dios tiene el ministerio de muerte. Simplemente, mata a toda

persona que se le pone enfrente.

Permítame ilustrarle esto al pedirle que me acompañe a Romanos, capítulo 7. Romanos,

capítulo 7. Siga este pensamiento de Pablo ahora. Comencemos en el versículo 7. “¿Qué

diremos, pues? ¿La ley es pecado?” Bueno, la respuesta: “En ninguna manera.” Mē

genoito. No, no, no, no, no, y no nunca, nunca puede ser. La ley no es pecado. No hay nada

malo con la ley, es totalmente justa y buena. La ley no es pecado. Pero, por el contrario,

observe al versículo 7. Esto es tan poderoso. “Pero yo no conocí el pecado sino por la ley;”

ahora, ¿cómo es que yo sabría que estoy pecando si no hubiera una ley para definir mi

pecado? Y él da una ilustración: “Porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No

codiciarás.” Yo no habría sabido eso. Ahora, si no hay ley, no hay manera de definir el

pecado. Entonces, Pablo dice: “la ley vino para definir el pecado. Fuera de la ley, yo no sabría

que estaba en pecado. Si no me dicen que la codicia es un pecado, no voy a saber que está

mal hacer eso.” Entonces, la ley vino, observe esto, la ley vino para definir al pecado, para

definirlo. Y donde la ley está, usted sabe que hay pecado.

Usted sabe cómo opera el ser humano. ¿Sabe cómo somos? Permítame tomar una ilustración

contemporánea de la actualidad. Remueva la ley de Dios de la sociedad, ¿muy bien?

Simplemente, saque la ley de Dios y remuévala de la sociedad. Ahora, ¿cómo decidimos qué

está bien y qué está mal? No podemos, ¿verdad? Entonces, la señora está a cargo de algún

departamento de la Universidad UCLA, estaba en la radio ayer y dice: “hemos sido

malentendidos en UCLA, alguien nos está acusando de discriminar contra homosexuales y

lesbianas porque tenemos un programa y debido a que el programa militar tiene en su juicio

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una política discriminatoria homosexual, y debido a que UCLA tiene un programa para aceptar

militares, por lo tanto, UCLA discrimina en contra de los homosexuales.” Y después, entra en

un gran discurso acerca de esto todo. “Nunca pensaríamos en hacer eso, no queremos hacer

eso. UCLA tiene una política y nuestra política es que queremos aceptar todo tipo de

preferencia sexual, etcétera, etcétera.”

Aquí está la institución educativa en la parte sur de California que supuestamente está

educando a la siguiente generación de personas que van a guiar al mundo. Y no tienen

absolutamente idea de lo que está bien y lo que está mal. En absoluto. Y quieren correr lo

más rápido que puedan al programa de radio más cercano para asegurarse de que nadie

piense que ellos van a tener algún tipo de estándar que es tan anticuado como el bíblico.

Entonces, no hay manera de definir lo que está bien y lo que está mal.

Ahora, ¿qué mensaje quieren enviarles a los estudiantes, a los alumnos? Básicamente,

“hagan lo que quieran,” ¿verdad? Lo que quieran hacer, simplemente háganlo. Entonces, lo

que usted está diciendo es “simplemente, vive tu humanidad.”

Es lo que Hugh Hefner dijo en los años 1960. Nunca olvidaré cuando era un estudiante del

seminario. Leí un artículo en Cristianismo Hoy, esta revista que tenía una entrevista con él, en

la cual él dijo: “¿qué hay de malo con el sexo explícito?” Él estaba comenzando la revista

Playboy y todo esto, toda esa mentalidad. “Después de todo, ¿qué hay de malo con esto? Es

un deseo natural, ¿no es cierto? Tenemos un deseo natural de comer. Tenemos un deseo

natural de beber y dormir y tenemos un deseo natural de hacer esto. Y esto es simplemente

es ser humano y tenemos ese deseo de manera más bien frecuente como tenemos por

comer. ¿Qué tiene de malo hacer eso? Eso es simplemente conducta humana.” ¿Y sabe qué?

Esa mente depravada y caída simplemente dice ‘sí, sí’. Y simplemente, hace eso. ¿Y usted

cree que están ahí afuera diciendo: ‘oh culpabilidad, culpabilidad, culpabilidad’? No, pero ellos

no conocen las reglas.

Ese es el motivo por el que escribí el libro La Conciencia que Se Desvanece, porque no hay

sistema que informe al sistema de advertencia. Entonces, ¿por qué se van a sentir mal por

esto? Es sólo cuando viene una ley con autoridad que dicen: “espera un momento, ¿está mal

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hacer eso? ¿Y me estás diciendo que soy un pecador y que los pecadores se van al infierno?”

Simplemente, saque la ley y usted no puede hacer que la gente entienda ningún mensaje.

Pablo dice: “yo estuve bien hasta que me encontré con la ley. Y cuando me encontré con la

ley, dije: “codicia, codicia. No puedes hacer eso.” Yo simplemente pensaba que eso era una

conducta humana normal, codiciar, codiciar, codiciar. Yo codiciaba casi todo lo que veía.”

Entonces, define el pecado.

Ahora, le voy a dar el segundo pensamiento. No sólo él define el pecado. Observe el versículo

8: “Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia…” Me

encanta eso. Es como decirle a alguien: “no pienses en un elefante rosa. No te atrevas a

pensar en un elefante rosa.” Tan pronto como usted le dice eso a alguien, no codicies, ¿qué

van a hacer? Codiciar. Cuando usted continúa imponiéndoles la ley, simplemente incita todo

en ellos. Y es ese sentido de decir ‘esto está mal y ¡oh! Y de pronto, comienza a ver que la

codicia se ve por todos lados en su vida, ¿no es cierto? Está por todos lados. Está por todo

lugar. Estuvo ahí todo el tiempo, nunca fue definido para usted.

Y después, cuando vino la ley, su condición caída dijo: “no me gusta esa ley.” Y algo en usted

comienza a empujarlo a hacer más de eso. Es como este pequeño niño que está ahí en la

tienda. Y ahí hay un pequeño letrero en la caja que dice “no tocar”. Y usted está ahí y lo ve y

su mamá voltea hacia el otro lado y él toca. “Manténgase lejos de las flores”. Y él simplemente

voltea y mete su pie ahí para poder decir que lo hizo.

Simplemente, la manera en la que la ley está hecha. Y cuando confronta la condición caída

del hombre, define su pecado y eso incita a su pecado. ¿Se acuerda del Progreso del

peregrino, cuando la ley entra y al cuarto y es como un siervo y comienza a desempolvar y

demás? Y nunca sabe lo sucio que está hasta que usted comienza a desempolvar, hasta que

entra la luz por la ventana y usted simplemente dice ¡hombre! Y así es la ley, simplemente

agita el polvo por todos lados. Eso es lo que hace. No puede producir justicia. Es simplemente

un homicida. Es un homicida en serie. Tiene el ministerio de la muerte.

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En el versículo 8: “porque sin la ley el pecado está muerto. Y yo sin la ley vivía en un tiempo;

pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí.” ¿Qué quiso decir? Bueno, él murió

una muerte espiritual. Él se dio cuenta que su condición era muerte espiritual. Él se dio cuenta

que estaba separado de la vida de Dios, que era un pecador que estaba condenado. Y hallé

que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte. Versículo 11:

“porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató. De

manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.”

El problema no es con la ley, el problema es ¿qué? Es conmigo, conmigo. Versículo 14:

“Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado.” La ley, la ley

moral fue dada por Dios para matarlo a usted. Esa es la razón por la que tenemos que

predicarla. Esa es la razón por la que usted simplemente tiene que tener la ley moral.

Simplemente tiene que levantarla y mantener el estándar alto para que mate a la gente.

Observe Gálatas, capítulo 3, creo que voy a tomar un minuto con esto y después, cerraremos.

Gálatas 3. La ley entonces está diseñada para traerle a los pecadores el conocimiento de su

pecado, no para salvarlos. No puede producir justicia. Simplemente, produce muerte. La ley

es inferior. No puede salvar. Su propósito es revelar el pecado, llevar al pecador arrepentido a

la fe en Dios, rogándole el perdón de gracia por parte de Dios hecho posible en el sacrificio de

Cristo.

Observe el versículo 21. “¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? De ninguna

manera.” Me genoito de nuevo, “porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera

verdaderamente por la ley.” La ley no se opone a las promesas de Dios. Esto es la promesa

de Dios para vida eterna y salvación. La ley no se opone a eso. No es contraria a esto.

Simplemente, no la puede producir, no puede hacer que pase. Si pudiera, entonces la justicia

habría sido por la ley. Pero no puede. La ley no puede producir justicia. El antiguo pacto no

puede producir justicia

Ahora escúchenme. Nadie podía guardar la ley moral. Entonces, guardar la ley no lo salvaba

a usted. Y pasar por las ceremonias y los símbolos y los retratos no lo salvaba porque eso

tampoco lo podía salvar a usted. Y ser simplemente un judío en la comunidad tampoco lo

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salvaba. Nada de esto lo salvaba. No hay nada inherente en la ley para salvarlo. De hecho, de

regreso en el versículo 10: “maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas

escritas en el libro de la ley para guardarlas.” Si usted la quebranta una vez, la ley lo va a

maldecir. Entonces, la ley no lo va a salvar.

De regreso en el versículo 19 dice: “la ley fue añadida a causa de las transgresiones. En otras

palabras, la ley vino, históricamente, Dios trajo la ley para definir el pecado, para incitar el

pecado y para llevar al pecador a la desesperanza. Y versículo 22 dice: “Mas la Escritura lo

encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a

los creyentes.” La idea entera de la ley era cerrar al pecado en su pecado y hacerlo correr

hacia un Salvador. En el versículo 23: “Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados

bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido

nuestro ayo,” nuestro paidagōgos, nuestro tutor, “para llevarnos a Cristo, a fin de que

fuésemos justificados por la fe.”

Y ese no es un tutor que se sienta en un salón de clases y da lecciones. Este es un guardián

moral. Esto normalmente era un hombre que era un siervo. No es que estaba tanto dando

información, que estaba siguiendo al niño por todos lados, disciplinando y conformando su

conducta a un estándar. La ley es nuestro tutor para llevarnos a Cristo para que podamos

estar justificados por la fe. Esa es la única manera en la que usted puede llegar a ser

justificado. Esa es la manera en la que Abraham fue justificado cuando él estuvo delante de la

ley. Y así es como toda persona es justificada, toda persona. Y todos los que creen siguen la

fe de Abraham, son los hijos de Abraham porque son de la fe.

La fe es el único modo en el que usted será salvo en cualquier período del tiempo, jamás. La

ley es simplemente para llevarlo a Dios. Y después, él dice esto en el versículo 25: “Pero

venida la fe, ya no estamos bajo ayo,” bajo tutor. Usted puede hacer eso a un lado. Su

propósito ha sido cumplido. Hágala a un lado. Nos trajo a Cristo. Y ahora, la ley está escrita

en nuestros corazones y ahora, podemos cumplirla… Romanos 8… Por el poder del Espíritu

Santo que mora en nosotros. Todo lo que la ley hace es matar.

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Esa es la razón por la que en Romanos 3, él dice: “y por las obras de la ley ninguna carne

será justificada.” La ley simplemente trae el conocimiento del pecado. Eso es lo único que

puede hacer. Es entonces, un ministerio de muerte.

Regrese a 2 Corintios 3 y un comentario más ahí. Él dice: “y si el ministerio de muerte,” y

sabemos que está hablando de la ley debido a la siguiente afirmación, “grabado en letras en

piedras.” ¿De qué está hablando ahí? Los diez mandamientos, ¿verdad? Éxodo 32, versículos

15 y 16. Usted recuerda que Moisés estaba en el monte. Dios le estaba dando la ley. Le dio

los diez mandamientos escritos en roca. Dice en esos versículos, Éxodo 32, versículos 15 y

16: “Y volvió Moisés y descendió del monte, trayendo en su mano las dos tablas del

testimonio, las tablas escritas por ambos lados; de uno y otro lado estaban escritas. Y las

tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada sobre las tablas.” Eso es

lo que Pablo tiene en mente, esa misma escritura. Sin duda alguna, grabada en tablas cuando

escribe aquí de la ley grabada en piedra.

Ahora, ¿qué eran los diez mandamientos? Escuche con atención: era simplemente el

resumen de la ley moral. Era el resumen de la ley moral reducida a diez mandamientos. Pero

realmente, la ley entera está incluida en esos diez, así como los diez en su totalidad están

incluidos en los dos: “amarás al Señor tu Dios con toda tu alma, mente y fuerzas y a tu prójimo

como a ti mismo.”

Entonces, Dios escribió su ley moral en piedra y el propósito de eso era destruir. A lo largo de

los años de mi vida y ministerio, he recolectado muchos recuerdos fascinantes. He viajado por

todo el mundo, como ustedes saben. Por muchos lugares. Y he llegado a casa con todo tipo

de cosas que la gente me ha dado y son parte de mi vida. Y en cierta manera, tengo muchos

recuerdos que me rodean en mis diferentes oficinas y estudios.

Un tesoro muy preciado que me fue dado varios años atrás por parte de un amigo, algo

bastante pequeño y algo oscuro, pero al cual nunca veo sin tener una lágrima en mi corazón,

sino es que, en mis ojos, es un bosquejo hecho a lápiz enmarcado de alguien que

supuestamente es Moisés. Y en su cabeza, él tiene las tablas de piedra. Y él tiene esta

mirada enojada en su rostro. Y él está listo para traerlas sobre la cabeza de esta persona que,

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es débil, que se ve temerosa, literalmente lista para aplastar su vida con la ley. Lo único que

rodea a esta alma pobre, débil, es Cristo. Y él tiene sus brazos en su pecho y sus hombros

sobre su cabeza y él está con totalmente protegido por el abrazo de Cristo, de tal manera que

nunca podría ser golpeado. La ley sólo podía pegarle a Cristo y claro, Él la despedazaría en

un millón de pedazos.

Y al ver eso y pensar en lo que eso expresa de manera magnífica, lo que la ley busca hacer y

sólo lo que Cristo puede evitar que la ley haga. Porque Cristo, dice Gálatas 3, llevó la

maldición. La ley descendió nada más que quitó la vida de ¿quién? La vida de Él. Destrozó Su

vida. Y al destrozar Su vida, fue destrozada en términos de su propia capacidad de matar a

quienes Él protege. ¡Tremendo! La letra en piedra mata. Hombre, cualquier persona que esté

pensando que llega al cielo al guardar la ley moral, al ser una persona buena, moral, olvídelo.

Va a aplastarlo hasta hacerlo polvo a menos de que usted esté protegido por Cristo. Y cuando

le pega a Él, nunca le tocará a usted. De hecho, Él morirá en su lugar. Verdad tremenda.

Pablo dice: “esta ley, no me mal entiendan, vino con gloria. Vino con gloria. Hubo gloria en el

monte.” La nube estuvo ahí, los relámpagos, los truenos estuvieron ahí, los ángeles

estuvieron ahí porque la ley fue mediada por ángeles. Dios estuvo ahí escribiendo con un

dedo de fuego en tablas de piedra. Había gloria por todos lados. No piense que la ley es

despreciada. No piense que Moisés, Moisés elevó lo que Pablo menosprecia. No, Pablo no

menospreció la ley de Dios como decían sus enemigos. Él dice: “vino con gloria.” Fue con

gloria. Tuvo su lugar. Fue santa, gloriosa, justa y buena. Lo que Pablo menosprecia no es la

ley, sino el mal uso de la ley. La representación equivocada de la ley. La ley vino con gloria,

pero, al final del versículo 7, que la gloria de la ley fue ¿qué tipo de gloria? Gloria que se

desvanecía, gloria que se desvanecía.

Tuvo gloria, pero una gloria que pasó y que es reemplazada por la gloria del nuevo pacto. El

nuevo pacto da vida. El nuevo pacto produce justicia. La ley no podía dar vida, sólo mata. No

podía producir justicia, lo único que hizo fue incitar el pecado, produjo muerte y pecado. El

nuevo pacto, vida y injusticia.

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Ahora, ese es el cimiento del resto del pasaje. El resto es una ilustración. ¿Y sabe cómo es

que él lo ilustra? Lo ilustra de una manera sorprendente y maravillosa al llevarnos de regreso

a un incidente con Moisés en ese monte cuando él fue a recibir la ley de Dios, vio a Dios cara

a cara y salió con la gloria de Dios reflejada, brillando en su rostro. Pablo escoge este

acontecimiento maravilloso, increíble en la historia redentora como su ilustración de la gloria

que se desvanece en el antiguo pacto para ser reemplazada por la gloria permanente del

nuevo. Entonces, la próxima semana regresaremos a Éxodo. Viviremos con Moisés a través

de ese incidente, el cual se convierte en el cimiento para el resto del pasaje. Oremos juntos.

Estamos tan bendecidos, Señor nuestro, por tener un entendimiento. Inclusive un

entendimiento simple es Tu gran verdad profunda, de Tu provisión para nosotros en Cristo.

Estamos tan agradecidos porque nos has abierto un entendimiento apropiado de la ley y el

Evangelio, el antiguo pacto, el nuevo.

Padre, sabemos que la salvación siempre ha sido por Tu gracia mediante la fe simple del

pecador arrepentido, producida en su corazón por el Espíritu Santo. Señor, oramos por

alguien que está aquí en esta mañana, que esté viviendo bajo el engaño terrible, aterrador de

que de alguna manera pueden guardar suficientes leyes morales y ser lo suficientemente

buenos como para ganarse el cielo. Oh Señor, sálvalos de ese engaño condenador.

Y Señor, salva a esa persona que cree que, si puede hacer suficientes ceremonias e ir a la

Iglesia lo suficiente y encender suficientes velas y seguir suficientes rosarios y repetir

suficientes oraciones y atravesar por un bautismo apropiado o estar en alguna misa apropiada

o involucrarse en un servicio de comunión, que eso, de alguna manera, los va a salvar.

Líbralos de ese engaño igualmente condenador. Y encierra a todo pecador en su pecado. Que

reconozca su pecado. Que su pecado sea incitado en toda dimensión de su vida y así pueda

ver la totalidad de su pecado. Y que él o ella entonces vengan rogando y en arrepentimiento a

Cristo, quien recibirá el golpe en lugar del corazón arrepentido. Te damos gracias porque el

nuevo pacto en Cristo da vida, vida abundante, vida eterna y produce justicia, la justicia

misma de Cristo imputada para cubrirnos. Padre, Te damos gracias por esto.

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Líbranos de que jamás regresemos a las cosas externas cuando la realidad es Jesucristo. Y

que nosotros, con Pablo demos testimonio del hecho de que solíamos hacer todo eso hasta

que vimos el valor que sobrepasa todo de conocer a Cristo y todo lo demás, se convirtió en

basura. Que nosotros con Pablo busquemos conocer a Cristo, el poder de Su resurrección, la

participación de Su padecimiento y que seamos conformados a Su muerte. Danos vida

centradas en Cristo para que seamos para Su gloria y alabanza, porque pedimos esto en Su

Nombre. Amén.

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