la formaciÓn en cultura polÍtica en las instituciones … · 2019-09-10 · 1 la formaciÓn en...
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LA FORMACIÓN EN CULTURA POLÍTICA
EN LAS INSTITUCIONES DE FORMACIÓN
INICIAL DOCENTE
Israel Moreno Salto [email protected]
Ana Karina Meza Rubio [email protected]
Oscar Damián Blañhir Ramírez [email protected]
Instituto de Bellas Artes del Estado de Baja California
RESUMEN
Los docentes ejercen de manera
inherente acciones políticas dado que su
intervención con estudiantes, padres de familia
y miembros de las comunidades contribuye
directa y sustancialmente a la formación o
reformulación de creencias, juicios de valor,
relaciones de poder, estructuras y prácticas
sociales. Actualmente, Plá (2018) argumenta
que existe un intento por despolitizar al
ciudadano mediante mecanismos y esfuerzos
institucionales grabados en el ADN del Modelo
Educativo 2016. A raíz de tal señalamiento
surgieron diversas dudas respecto a la cultura
política de los futuros docentes de México. La
presente ponencia deriva de una investigación
descriptiva tipo encuesta que se dio a la tarea
de indagar las experiencias asociadas a la
formación de conocimientos, prácticas y
relaciones vinculadas con cultura política
durante la formación inicial docente (FID). El
objetivo de este ejercicio consiste en ofrecer
indicadores respecto a las experiencias
formativas en este campo que a su vez
contribuyan al desarrollo de conversaciones y
debates en relación a los retos que auguran
estos temas. Los hallazgos muestran que 60%
de los estudiantes encuestados desconocen lo
que es cultura política. Además, señalan
diferencias significativas entre las experiencias
formativas en este campo entre las distintas
licenciaturas y tipos de instituciones que
ofertan FID.
PALABRAS CLAVE: Formación Inicial Docente, Cultura Política, Normales, Universidad, Docencia.
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PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Gutiérrez (1984) argumenta que “…la dimensión sociopolítica, lejos de contaminar y
“dañar” al proceso educativo, ayuda más bien a convertirlo en un poderoso agente de
transformación de realidad social (p.9). Sin embargo, hoy en día escuchar o leer el concepto
de Política en el campo de la formación docente suele generar opiniones encontradas y
pensamientos difusos. Lo anterior puede deberse a que por una parte el término de Política
se le asocia substancialmente con partidos políticos, gobiernos, conflictos y controversias, y
por la otra, existe una distorsión teórica respecto a la supuesta neutralidad y objetividad de la
formación docente.
Actualmente, Plá (2018) argumenta que existe un intento por despolitizar al ciudadano
mediante mecanismos y esfuerzos institucionales grabados en el ADN del Modelo Educativo
2016, proyecto que no contempla en absoluto temas de “…pobreza, redistribución de la
riqueza, justicia social, las luchas campesinas, indígenas u obreras” (p.244). Explica el autor
(Ibídem.) en palabras de Fraser (2006), que este esfuerzo consiste en una estrategia
afirmativa, cuyo fin es intentar reparar los resultados desiguales, en lugar de atacar las causas
estructurales que los producen en primar instancia. Esta situación es sumamente
problemática, porque despolitizar no es sinónimo de neutralidad u objetividad. La
despolitización es per se un posicionamiento político. Esto representa un enorme reto para
diversas instituciones y actores, entre ellos: las instituciones formadoras de docentes, los
futuros docentes y los estudiantes en México.
Dado que no existe una unidad propia en el currículum real de la formación inicial
docente en las escuelas normales en donde se busque favorecer específica y estrictamente
competencias relacionadas con el desarrollo de la cultura política de los futuros docentes en
México, este estudio se propone dar respuesta a la siguiente pregunta de investigación:
¿En qué medida y formas se favorece la cultura política durante la formación inicial
docente a través de experiencias, actividades, actitudes, prácticas, relaciones y
conocimientos desarrollados mediante el currículo oculto, competencias transversales y
actividades compensatorias?
Mediante este ejercicio se prevé ofrecer un panorama delimitado con respecto a las
condiciones actuales de este fenómeno en el campo de la formación inicial docente. Además,
se busca provocar y contribuir a discusiones, debates y reflexiones en torno al papel del
docente como agente político, y la función de la formación inicial docente en este menester.
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MARCO TEÓRICO
Definir cultura política es una tarea compleja, implica primeramente reconocer su
naturaleza polisémica y multidimensional. Las diversas acepciones de este concepto son
formuladas y condicionadas a partir de los contextos culturales, sociales, históricos,
económicos y políticos en el que se desarrollaron. Antes de presentar y discutir algunos
componentes de los conceptos de cultura política, es fundamental aclarar que esta variable
“…mantiene relaciones complejas de interacción con la economía, la estructura social y la
esfera político-institucional” (Jorge, 2015, p.371). Además, se construye de manera social
por medio de la comunicación y convivencia con los grupos de los cuales el individuo forma
parte en su vida cotidiana, a través de diversos medios y mediante el régimen político y
gubernamental (Lozano, 2018).
Hecha esta salvedad, la cultura política puede ser entendida como:
[…] un haz de orientaciones políticas de una comunidad nacional o subnacional;
con componentes cognitivos, afectivos y evaluativos que incluyen conocimientos, creencias
sobre la realidad política, sentimientos políticos y compromisos con los valores políticos […]
el resultado de la socialización primaria, de la educación, de la exposición a los medios y de
las experiencias adultas de las actuaciones gubernamentales, sociales y económicas
(Almond, 1990, p.144).
O bien, de acuerdo con el concepto de Rosalía Winocur (como se citó en Flores y
Noriega, 2016) puede reconocerse como un:
Complejo universo de percepción, transformación y producción alternativa de
significados y contenidos específicos, ligados a situaciones y a pertenencias sociales
determinadas, con base en las cuales los sectores sociales construyen percepciones sobre
las relaciones de poder y sustentan su acción política.
Las definiciones expuestas forman parte respectivamente de dos enfoques que
predominan en el estudio y entendimiento de la Cultura Política: el enfoque político y el
enfoque socio antropológico. En el primer caso, se explica el concepto a partir de la obra
pionera de Gabriel Almond y Sidney Verba (1963) titulada The Civic Culture: Political Attitudes
and Democracy in Five Nations, en la cual se desarrolla un estudio de carácter tanto
cuantitativo como psicocultural y se entiende a la cultura política como un conjunto de
actitudes, preferencias y valores hacia los objetos políticos. En primera instancia, estos se
refieren en los aspectos administrativos de un gobierno: (a) poder ejecutivo; (b) burocracia;
(c) poder judicial. Posteriormente, observándolo de forma integral, se enfocarían en: (a) la
nación; (b) el sistema; (c) características del pueblo; (d) virtudes y valores. Por otra parte, el
segundo enfoque elabora una interpretación a partir de la perspectiva socio-antropológica.
Esta, a pesar de retomar ciertos aspectos de la orientación política, posee una mirada
cualitativa centrada en los procesos de disputa, modificación y producción de significados
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asociados a las relaciones de poder y sostiene la necesidad de estudios empíricos a partir del
punto de vista del actor en su contexto cotidiano. Además, permite ratificar los procedimientos
tanto de obtención como de procesamiento de información (Schneider y Avenburg 2015:
Castro, 2011, Flores y Noriega, 2016).
La investigación que da lugar a esta ponencia, subyace en componentes conceptuales
y teóricos de ambos paradigmas. Del paradigma político retoma: (a) el concepto de cultura
cívica (Almond y Verba, 1963) como elemento fundamental para el desarrollo del sistema
político democrático, considerando a esta como “aquella que exige de los ciudadanos una
participación activa dentro del sistema político, basándose en un cálculo racional e informado
y no emocional” (Heras, 2002, p. 183); (b) una concepción de valores emancipadores que
asume que de la capacidad de los ciudadanos de “hacerse valer” y de plantear desafíos a las
elites se obtienen los fundamentos para la profundización de la democracia; (Jorge, 2015:
Dalton y Welzel, 2014); (c) “énfasis en cómo, a través de significados intersubjetivos
compartidos, los actores entienden y actúan “políticamente” en sus mundos cotidianos”
(Schneider y Avenburg, 2015). De la noción socioantropológica, esta investigación incorpora
componentes como: (a) la importancia de las construcciones simbólicas, el sistema de valores
y los imaginarios colectivos (Lechner, 1997: Castro, 2011); (b) los medios como una
herramienta para la lucha por el poder (Quevedo, 1997: Castro, 2011); (c) la utopía como
construcción elaborada con base en relaciones sociales e ideas particulares (Krotz,1997).
La literatura académica respecto a cultura política consultada para esta investigación
puede clasificarse en tres grandes campos temáticos de acuerdo con Jorge (2015). El
primero, es el campo del Capital Social (Putnam, 1993 y 2000: Montero et ál., 2008: Warren,
2001: Uslaner, 2002). Sostiene que, si las instituciones democráticas presentan un buen
desempeño, es debido a una comunidad cívica en cuyas cualidades se distingue la confianza
social, normas de cooperación y asociaciones voluntarias que posibilitan la resolución de
dilemas derivados de la acción colectiva.
El segundo campo se enfoca en la Posmodernización (Inglehart, 1997 y 1990: Inglehart
y Welzel, 2005), cuya tesis central argumenta que de un sistema de valores de autoexpresión
o emancipación se obtiene una democracia estable y de calidad. Por último, desde la
perspectiva política, se presenta un tercer campo (Linz y Stepan, 1996; Torcal, 2008; Montero
et ál., 2008 y 1998; Norris, 1999) que argumenta la importancia del apoyo, confianza y
satisfacción de los ciudadanos con respecto a las instituciones y el régimen político para la
efectividad, calidad y estabilidad de la democracia.
Otro campo fundamental de la literatura que Jorge (2015) no contempla a profundidad,
radica en las tendencias del estudio de la cultura política a partir de investigaciones socio-
antropológicos, entre las que destacan los siguientes autores: (a) Lechner (1997), quien
argumenta que es necesario investigar el sistema de valores, las representaciones simbólicas
y los imaginarios colectivos para lograr una explicación de la cultura política. Además,
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comparte que comúnmente se confunde a la cultura política con las creencias y preferencias
expresadas en encuestas de opinión publica cuando estas solamente representan la punta
del iceberg; (b) Quevedo (1997), cuyos trabajos analizan la relación existente entre cultura
política y medios de comunicación. Lleva a cabo un cuestionamiento a ideas esencialistas de
identidades tanto sociales como políticas y estudia a la cultura política entendiéndola como
producto histórico;(c) Krotz (1997). En estos estudios se retoma críticamente las dimensiones
del modelo de Almond y Verba (1963)—cognitiva, afectiva y evaluativa, y propone la
existencia de una cuarta a la que denomina utópica, la cual sostiene una relación con la
inconformidad respecto al presente, así como con la esperanza de un futuro distinto y un
mundo en proceso. Se aborda a la vida política desde los sujetos, argumentando que resulta
imprescindible conocer sus anhelos, deseos y sueños para el estudio de la cultura política;(d)
Varela (2005). Este autor analizó la cultura política en México en las décadas de los ochenta
y noventa enfocándose en las distintas nociones de cultura que pueden ser referidas para
comprender la política y en qué punto es conveniente estudiar respecto a las estructuras de
las relaciones de poder. Ilustra mediante ejemplos que la cultura política no determina
necesariamente la participación política, aunque la reconoce como un concepto necesario
para dar explicación a distintos comportamientos políticos. Para él, la causa reside en la
estructura de poder (Schneider y Avenburg, 2015: Castro, 2011).
Esta ponencia se suma a las discusiones de literatura existente sobre cultura política
desde una perspectiva que resulta aún poco explorada: la perspectiva educativa y dentro de
esta, la formación inicial docente. Dentro de los estudios de cultura política en el ámbito
educativo predomina una orientación de estudios enfocados en la educación básica con
respecto a las asignaturas de civismo y en la formación ciudadana o formación política desde:
(a) instituciones educativas; (b); el currículo; (c) pedagogía; (d) didáctica (González, 2009:
Rodríguez y Contreras, 2014: Emler y Frazer, 2010: Arnaus, 2013: White, 1977: Lobatón,
2016: Wittkämper, 1978). En este marco de trabajos afines al estudio de la cultura política,
específicamente en el área de formación docente se encuentra, a nivel internacional, la
contribución de Welton (2014) con el ensayo titulado The educator needs to be educated:
reflections on the political pedagogy of Marx, Lenin and Habermas. Documento en el que se
discute cómo debe proceder el proceso de aprendizaje del educador y se examinan de
manera crítica postulados de Marx, Lenin y Habermas con el objetivo de clarificar un proceso
de aprendizaje que sea emancipatorio con tres componentes: ilustración, empoderamiento y
acción colectiva emancipatoria.
Respecto a la Educación Superior se identifica la aportación de Lozano (2018). En
esta, se analiza la cultura política de estudiantes de universidades interculturales ubicadas en
las regiones centro, sureste y golfo de México, brindando información respecto al
conocimiento de política que tienen, la percepción y el nivel de confianza en las figuras de
autoridad y sus actitudes ante los partidos políticos, el voto y las elecciones.
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Es fundamental señalar que las cualidades, conocimientos y prácticas ligadas a cultura
política exploradas en esta investigación, se fundamentan en la literatura expuesta y discutida
hasta el momento. A continuación (Tabla 1) se presentan algunos de estos componentes
junto con su fundamentación teórica.
Tabla 1. Dominios y Componentes de Cultura Política
Fuente: Construcción propia
La clasificación empleada para agrupar los distintos componentes de la cultura política
es un ejercicio interno y propio de la investigación, cuyo objetivo es organizar y ordenar la
forma en que se presentan los cuestionamientos ante los participantes. Esta clasificación no
es un ejercicio agotado.
METODOLOGÍA
El diseño de investigación de la cual deriva esta ponencia es de tipo Encuesta. La
orientación del trabajo es descriptiva con un leve alcance correlacional (Hernández,
Fernández &Baptista, 2014). La población objetivo son los estudiantes inscritos (2018-2) en
licenciaturas cuyo campo de ocupación es la educación preescolar, primaria, especial,
intervención educativa o ciencias de la educación de instituciones públicas en el estado de
Baja California. Como consecuencia de las limitaciones de recursos monetarios y tiempo
laboral para poder obtener una muestra estratificada de las diferentes instituciones de
formación inicial docente y licenciaturas en el campo de la educación, la investigación se limitó
a un muestreo intencional y de voluntarios, por lo tanto, constituye una muestra no
probabilística (Bryman, 2012; Cohen, Manion y Morrison, 2007).
Dominios y Componentes de cultura política. Fundamentación teórica.
Ejercicios políticos extra clase. (a) protestas demostraciones, propuestas o manifestaciones; (b) elecciones para gobernantes; (c) expresar opiniones a través de redes socio digitales.
Almond y Verba (1963); Wittkämper (1978);Inglehart, (1997); Easton (1965); Lange (2007:2008); Monzón, Roiz y Fernández (1997); Quevedo (1997).
Competencias de formación política. (a) analizar los efectos de los temas educativos en la sociedad; (b) identificar las cuestiones educativas como un medio para la redistribución de poder entre los miembros de la sociedad; (c) reflexionar sobre valores básicos del sistema democrático.
Wittkämper (1978); Rustow (1970); Hadenius y Teorell (2005); Craig y Cornelius (1980); Monzón, Roiz y Fernández (1997); Durand (1997); Lechner (1997); Krotz (1997); Varela (1996; 2005); Ross (2010); Crespo (1996); Lange (2007:2008).
Prácticas democráticas. (a) desarrollo de la sensibilidad para representar a los desfavorecidos; (b) educar a otros en los valores democráticos fundamentales, como: educar para la cooperación así como la honestidad y la tolerancia.
Krotz (1997); Wittkämper (1978); Bizberg (1997); Lechner (1997); Varela (1996; 2005).
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La muestra (n=306) se compone de estudiantes de quinto y séptimo semestres de
cuatro instituciones en tres municipios del estado de Baja California. Durante los meses de
noviembre y diciembre del 2018 se visitó estas escuelas para hacer la presentación del
proyecto e invitación a participar. En un segundo momento se habló directamente con los
estudiantes para invitarlos a responder el cuestionario. Este instrumento está compuesto por
57 ítems de carácter dicotómicos y/o de respuesta de opción múltiple. Las preguntas están
administradas en tres secciones denominadas: (a) datos personales, (b) conocimiento-
percepciones y (c) experiencias formativas. La consistencia interna correspondiente a la
sección del instrumento cuya escala de medición es de tipo likert (43 ítems), obtuvo un alpha
de cronbach de .91, considerada como aceptable (Cohen, Manion y Morrison, 2007).
Finalmente, los datos recabados fueron sujetos primeramente a un análisis de frecuencias, y
posteriormente a un análisis bivariante que empleó pruebas estadísticas no paramétricas
como: Chi-cuadrada de independencia.
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
La Tabla 2 muestra las características de los participantes de acuerdo con ocho
variables independientes.
Tabla 2. Características de Participantes
Variable Categoría n % Variable Categoría n %
Sexo Femenino 252 82.4
Semestre Quinto 199 65.0
Masculino 54 17.6 Séptimo 107 35.0
Total 306 100 Total 306 100
Municipio
Tijuana 170 55.6 Tipo de Escuela
Normal 139 45.4
Mexicali 73 23.9 U. Pedagógica 94 30.7
Ensenada 63 20.6 U. Autónoma 73 23.9
Total 306 100 Total 306 100
Edad
18 a 20 105 34.3 Promedio De
Estudios
7.1 a 8.0 28 9.2
21 a 23 150 49.0 8.0 a 9.0 109 35.6
24 y más 51 16.7 9.1 a 10 169 55.2
Total 306 100 Total 306 100
Licenciatura
Preescolar 69 22.5 Escolaridad de uno de los padres
Sin Estudios 24 7.8
Primaria 39 12.7 Primaria 23 7.5
Especial 46 15.0 Secundaria 61 19.9
Intervención 79 25.8 Preparatoria 96 31.4 Cs. De la Ed. 73 23.9 Licenciatura + 102 33.3
Total 306 100 Total 306 100
Fuente: Construcción Propia.
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Los datos mostrados en la Tabla 2 señalan que en el presente estudio participan
estudiantes de tres tipos de instituciones públicas de educación superior: (a) normal, (b)
universidad pedagógica y (c) universidad autónoma. Así mismo, participan estudiantes de
cinco licenciaturas en educación con distintos sesgos de especialidad: Preescolar, Primaria,
Especial, Intervención y Ciencias de la Educación. Por cuestiones éticas ligadas a temas de
anonimato y confidencialidad de identidad, se reservan los nombres de las instituciones
participantes. Sólo es posible revelar que se sitúan en los municipios de Mexicali, Tijuana y
Ensenada del estado de Baja California.
El primer ítem de la segunda sección del instrumento explora la cantidad de
participantes que afirman conocer lo que es cultura política. En este tema, el 36.3% (111) de
los estudiantes respondieron que, si conocen lo que es, mientras que el 63.7% (195)
contestaron que no. Esta distribución de frecuencias representa un hallazgo relevante, por lo
tanto, se examinó a mayor detalle.
Se aplicó una prueba de Chi-cuadrada de independencia para determinar la asociación
entre la variable (a) nivel de escolaridad de alguno de los padres, con la variable (b) conozco
lo que es la cultura política. Los resultados sugieren que existe una relación significativa, χ2
(4, n=306) = 14.22, p=0.00. Para conocer la dirección de esta relación se desarrolló una
prueba post-hoc con base en el cálculo de residuales, los resultados finales se ilustran a
continuación en la Tabla 3.
Tabla 3. Conocer Cultura Política y Nivel de Escolaridad de Padres
Sin estudios Primaria Secundaria Preparatoria Licenciatura Total
C O N O N C E
Si 3 3 23 37 45 107
12.5% 13.0% 37.7% 38.5% 44.1% 35.3%
No 21 20 38 59 57 109
87.5% 87% 62.3% 61.5% 55.9% 64.7%
Total 24 23 61 96 102 306
Fuente: Construcción Propia
Los datos mostrados en la Tabla 3 señalan que el porcentaje de estudiantes que dicen
conocer lo que es cultura política es menor en los grupos de participantes cuyos padres de
familia no tienen estudios o sólo cuentan con estudios de primaria, en contraste con los
estudiantes cuyos padres tienen nivel de estudios de secundaria, preparatoria o licenciatura.
Es posible apreciar un leve incremento porcentual de estudiantes que dicen conocer lo que
es cultura política de acuerdo con el nivel de estudios de alguno de los padres de familia.
Se aplicó una prueba de Chi-cuadrada de independencia para determinar la asociación
entre las variables (a) licenciatura y (b) conozco lo que es cultura política. Los resultados
sugieren que existe una relación significativa, χ2 (4, n=306) = 14.42, p= 0.00. Para conocer
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la dirección de esta relación se desarrolló una prueba post-hoc con base en el cálculo de
residuales. Los resultados señalan que el grupo de participantes de la licenciatura en
educación preescolar (21.7%) que afirman conocer lo que es cultural política, dista de manera
significativa con los grupos de la licenciatura en educación primaria (41.0%) y la licenciatura
en intervención educativa (50.6%).
Por último, se aplicó una prueba de Chi-cuadrada de independencia para determinar
la asociación entre las variables (a) tipo de escuela y (b) conozco lo que es cultura política.
Los resultados sugieren que existe una relación significativa, χ2 (2, n=306) = 8.86, p=0.01.
Para conocer la dirección de esta relación se desarrolló una prueba post-hoc con base en el
cálculo de residuales. Los resultados señalan que el grupo de participantes del tipo de escuela
denominada universidad pedagógica cuyos alumnos afirman conocer lo que es cultura política
(47.9%) dista del grupo del tipo de escuela denominada normal (28.8%) en esta misma
categoría.
No se encontró asociación significativa entre la variable (a) conozco lo que la cultura
política, con las variables de: Semestre χ2 (1, n=306) = 1.44, p=0.23, Edad χ2 (2, n=306) =
5.77, p=0.06, Sexo χ2 (1, n=306) = 1.13, p=0.28, o Municipio en que habitan χ2 (2, n=306) =
4.607, p=0.10.
La tercera sección del cuestionario se enfocó en explorar las experiencias de los
estudiantes en tres dominios vinculados con la formación en cultura política a los que se
etiquetó como: (a) ejercicios políticos extra clase, (b) competencias de formación política, (c)
prácticas democráticas. Sin embargo, por cuestiones de extensión, solamente será posible
discutir parcialmente hallazgos de los primeros dos dominios.
A continuación, la Tabla 4 muestra las frecuencias en cuanto a las experiencias de los
estudiantes en ejercicios políticos extra clase. En este cuadro se puede observar una
tendencia de respuesta hacia la opción “casi nunca-nunca” en aproximadamente todos los
ítems mostrados en la tabla.
Tabla 4. Ejercicios Políticos Extra Clase
No. Ítems Casi Nunca-
Nunca A
veces
Casi Siempre-Siempre
Durante mis estudios se promueve la participación en:
1 Elecciones para gobernantes 35.6% 29.1% 35.3%
2 Presentación de iniciativas ante poderes 67.3% 21.6% 11.1%
3 Campañas para informar a miembros de comunidad respecto a distintos temas
54.6 32.7 12.7
4 Protestas demostraciones o manifestaciones 56.9% 29.4% 13.1%
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No. Ítems Casi Nunca-
Nunca A
veces
Casi Siempre-Siempre
5 Eventos para compartir mis opiniones político-educativas
35.3% 35.3% 29.1%
6 Expresar opiniones a través de redes sociodigitales 48.7% 30.7% 19.9%
7 Designación de autoridades escolares 61.4% 19.9% 18.3%
Nota aclaratoria: Los porcentajes que no suman 100% muestran los casos faltantes.
Fuente: Construcción Propia
Entre los temas indagados y representados en la Tabla 4, cuatro captan nuestra
atención. Primeramente, el fomento para participar en la presentación de iniciativas ante los
poderes de gobierno. El 67.3% de los participantes respondieron que esto casi nunca o nunca
sucede. Segundo, el 56.9% de los estudiantes contestaron que casi nunca o nunca se
promueve la participación en protestas, demostraciones o manifestaciones. Tercero, el 54.6%
de los encuestados contestaron que nunca o casi nunca se promueve la realización de
campañas para informar a miembros de sus comunidades respecto a distintos temas de
interés público. Por último, el 61.4% de los participantes mencionan que nunca o casi nunca
se promueve su participación en la designación de autoridades escolares. Sin embargo, en
este último caso, cabe la posibilidad de que, durante su estancia en la institución, no les haya
tocado un cambio de administración. Lo que a su vez genera otras preguntas, dado que los
cuerpos directivos formalmente deben renovarse o reelegirse cada 3 años. Lo que implica
que, si no hubo cambio de administración, por lo menos les debió haber tocado un proceso
de relección. Si este fuese el caso, de nueva cuenta destaca que el 61.4% de participantes
consideró que nunca o casi nunca se promovió su participación en este proceso.
Se aplicó una prueba de Chi-cuadrada de independencia para determinar la asociación
entre las variables (a) durante mis estudios se promueve la participación en la presentación
de iniciativas ante los poderes de gobierno y (b) tipo de escuela. Los resultados sugieren que
existe una relación significativa, χ2 (4, n=306)= 34.59, p=0.00. Para conocer la dirección de
esta relación se desarrolló una prueba post-hoc con base en el cálculo de residuales. Los
resultados señalan que el grupo de participantes de universidad autónoma quienes
respondieron que siempre o casi siempre se promovió su participación en la presentación de
iniciativas ante los poderes de gobierno (23.3%) se distinguen en esta categoría entre la
escuela normal (10.8%) y la universidad pedagógica (2.1%). De manera similar, en una
prueba de Chi-cuadra de independencia (χ2 4, n=306= 32.55, p=0.00), la universidad
autónoma (29.2%) se distingue en la categoría de siempre – casi siempre respecto a la
promoción para participar en protestas, manifestaciones o demostraciones, en contraste con
la normal (10.1%) y la universidad pedagógica (5.3%). En este mismo tema, cabe destacar
que los grupos de licenciatura de educación especial (73.9%) y educación preescolar (69.1%)
se distinguen en contestar con mayor frecuencia que “nunca o casi nunca” se promovió su
participación en estas actividades.
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La Tabla 5 muestra la distribución de frecuencias respecto a variables vinculadas con
competencias de formación política de acuerdo con la literatura especializada que se revisó
para esta investigación (ver Tabla 1). Como se mencionó al inicio de esta ponencia, en las
escuelas normales se carece de unidades específicas y especializadas que aborden temas
de cultura política. No obstante, esta investigación se fundamenta en el supuesto que no
solamente mediante el currículo real es posible desarrollar o favorecer la cultura política de
los estudiantes. Por ello, las variables exploradas y señaladas en la Tabla 5 parten del
supuesto que estos componentes pudieron haber sido favorecidos mediante competencias
transversales, actividades complementarias o el currículo oculto.
Tabla 5. Competencias de Formación Política
No. Ítems Casi Nunca-
Nunca A
veces
Casi Siempre-Siempre
1 En las asignaturas se estudian los efectos no intencionados de la educación
15.4% 35.6% 47.7%
2 En las asignaturas se estudian relaciones entre temas educativos y economía
16.7% 43.5% 39.5%
3 En las asignaturas se estudian relaciones entre temas educativos y política
16.0% 32.7% 50.7%
4 Además del punto de vista institucional, los fenómenos educativos son estudiados desde otros enfoques
15.7% 38.9% 44.4%
5 Los contenidos de las asignaturas permiten relacionar controversias actuales de la política con fenómenos educativos
13.1% 38.7% 48.2%
6 La bibliografía de los programas de estudios invita a reflexionar de manera crítica sobre los efectos de las decisiones educativas en el campo político y viceversa
16.3% 42.8% 39.9%
7 Los temas educativos son reconocidos como temas políticos
28.4% 36.3% 33.3%
8 Los temas educativos son tratados como un medio para la redistribución de poder entre los miembros de la sociedad
19.6% 43.1% 36.9%
9 Los temas educativos son tratados como un medio para la reorganización de la sociedad
12.7% 26.8% 60.1%
Nota aclaratoria: Los porcentajes que no suman 100% muestran los casos faltantes.
Fuente: Construcción Propia
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Existen diversos hallazgos y cuestiones interesantes que derivan de la Tabla 5, entre
ellas, se discutirán dos. Primeramente, se indaga la frecuencia con la que los temas
educativos son reconocidos como temas políticos. De acuerdo con los participantes, el 28.4%
comenta que nunca o casi nunca sucede esto, 36.3% responde que a veces, mientras que el
33.3% menciona que siempre o casi siempre. Posteriormente, se cuestiona la frecuencia con
la que los fenómenos educativos son estudiantes desde otros enfoques además del
institucional. El 15.7% de los estudiantes respondieron que nunca o casi nunca, el 38.9%
contestó que a veces, y el 44.4% dijeron que siempre o casi siempre. Estos dos asuntos son
sumamente relevantes. Es relevante que los estudiantes reconozcan que los temas
educativos son políticos. Por ejemplo: lo que se enseña, para qué se enseña, a favor de qué
o de quienes, mediante qué métodos y estrategias, son temas pedagógicos. No obstante, de
manera simultánea también son temas políticos (Apple, 2016), cuyos resultados rebasan los
procesos de enseñanza y/o aprendizaje. Estos asuntos trascienden las escuelas y generan
consecuencias, se graban en los colectivos, relaciones y estructuras sociales. Por ello, es
cardinal que durante la formación inicial docente los estudiantes estén plenamente
conscientes e informados de la existencia de enfoques alternos o adicionales a los
institucionales. Si bien se debe respetar la institucionalidad y asumirse como una vía hacia la
organización y el desarrollo, es indispensable que en el campo educativo impere la razón
científica.
CONCLUSIONES
En esta ponencia se han expuesto algunos hallazgos significativos respecto al tema
del desarrollo de la cultura política durante la formación inicial docente. De acuerdo con las
respuestas de los participantes, la frecuencia con la que se favorece la participación en
ejercicios políticos extra clase es considerablemente menor al favorecimiento de
competencias de formación política.
Es interesante encontrar que el tipo escuela que ostenta una frecuencia mayor de
estudiantes quienes afirman conocer lo que es cultura política (Universidad Pedagógica), a
su vez también destaque por ser el tipo de escuela con menor frecuencia en cuanto a la
promoción y participación en actividades extra escolares ligadas a la cultura política. Lo
anterior puede indicar varias cuestiones, por ejemplo, que sus respuestas iniciales se hayan
visto comprometidas por un sesgo de deseabilidad social, o bien, que la teoría no siempre va
de la mano con la práctica en esta escuela. También es interesante ver que los estudiantes
de las licenciaturas en educación preescolar y educación especial, son a quienes menos se
les promueve a participar en actividades asociadas a la cultura política. Sin embargo, ambas
licenciaturas se enfocan en niveles donde es necesaria la cultura política para lograr avances
en temas de justicia social como reconocimiento y representación (Fraser,2006). Por otra
parte, la licenciatura en ciencias de la educación, programa que no está 100% dirigido a la
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docencia, destaca en entre otras licenciaturas por la promoción que reciben sus estudiantes
para participar en estos temas. Los resultados anteriores invitan a reflexionar sobre las
diferencias entre las experiencias formativas en las diversas instituciones que ofertan FID. Se
procurará elaborar ponencias adicionales a la presente para compartir más resultados y
discusiones respecto a esta investigación.
Una de las limitaciones del presente estudio radica en el tipo de muestreo que se
empleó (no probabilístico). Esto a su vez limita la posibilidad de realizar inferencias. No
obstante, consideramos que la información que se ofrece en este trabajo puede servir como
punto de ignición para desarrollar conversaciones, debates y futuras investigaciones respecto
a este tema.
Para finalizar es necesario que los docentes en formación evalúen el proceso realizado
e identifiquen sus áreas de oportunidad con el fin de optimizar el impacto que puedan mostrar
a la comunidad en la que se encuentran inmersas sus escuelas de práctica.
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