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jn de, A colaboracic -í~ GUIMER colección a c t a S 45 I La Espana

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jn de, A

colaboracic - í ~ GUIMER

colección a c t a S 45

I La Espana

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Pere Molas Ribalta Editor

La España de Carlos IV

t a b a p r e s s -Grupo Tabacalera- 42s"'3.z ,

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Esta obra recoge los trabajos de investigación presentados y discutidos en la 1 Reunión Cientifica de la Asociación Española de Historia Moderna, que tuvo lugar en Madrid, del 11 al 13 de diciembre de 1989. La misma se desarrolló en torno a dos secciones:

1. La España de Carlos N, que coordinó Pere Molas Ribalta. 11. La emigración española a Ultramar, 1492-1914, que

coordinó Antonio Eiras Roel. La organización de la Reunión estuvo a cargo del Departamento de Historia Moderna, Centro de Estudios Históricos, GIC; y de la Asociación Española de Historia Moderna, actuando como Secretario Agustín Guimerá. La Reunión contó con el patrocinio del Consejo superior de Investigaciones Científicas y del Ministerio de Educación.

El Gmpo Tabacalera ha patrocinado una parte de la edición de los dos volúmenes que recogen los trabajos de dicha Reunión.

O 1991, ACOCIACI~N ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA 1991, EDICIONES TABAPRECS

Barquillo, 38 28004 Madrid T. (91) 319 9457 Fax: (91) 410 5260

O 1991, cada uno de los AUTORES para sus respectivos trabajos

ISBN: 84-86938-99-6 Depósito lega M-9462-1991

Edición al cuidado de Maite MARTÍN FARALDO Procesamiento de textos: Maruxa BERMEJO Diseño y gráficos: Cristina ORTEGA y Luis PULGAR

Impresión: Fareso, S.A. Encuadernación: Ramos, S.A.

Portada: Goya, La lámpara del diablo, 42 x 30 an, 61e0, 1797198. Galena Nacional, Londres. Foto Oronoz.

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UN CASO DE IRMBIACIBN DE LA REAL SOCIEDAD ECONOMICA DE AMIGOS DEL FAIC DE VALENCIA:

LA ESCUELA DE A G R I C U E W U DE FEDREGmR

José Mallo1 Ferrándiz Universidad de Alicante

Introducción

En el marco de la Ilushación hispana, a imitación de instihiciones surgidas en la Europa cultural del momento, surgieron las Sociedades Económicas de Amigos del País, cuyo objeto único se cifró en la pros- peridad del país y cuyos programas de trabajo tendieron invariablemente a resultados prácticos, precisos y útiles1.

Sociedades o Academias como las de París, Dublín, Zurich, Berna, Toscana, Suecia, Bretaña y Can Petersburgo, son claros exponentes de instituciones cuyos intereses agrícolas, comerciales o en el campo de las artes, pronto serían imitados en nuesho solar, bajo la batuta del pensamiento económico de los gobiernos ilustrados de Carlos n12. El momento era propicio y no faltaron promotores. Bernardo Ward ya resaltaba la labor desarrollada por las sociedades europeas, pero fue el Fiscal del Consejo de Castilla, Pedro Rodríguez de Campomanes, su más decidido impulsor, al socaire de sus conocidos "Discursos" sobre el fomento de la industria popular y cobre la educación popular de los artesanos.

No obstante, el nacimiento de las Sociedades Económicas en España también hivo sus propios prece- dentes. Con una base de evidente contenido económico aparecieron, enhe los años de 1763 a 1765, insti- tuciones de carácter provincial como la Academia de Agricultura de la Ciudad de Lérida (17631, la Academia de Agricultura del Reino de Galicia (17ó4-65), o planteamientos conducentes al desarrollo del mundo rural, como el "Plan de una Cociedad Económica o Academia de Agricultura" que el conde de Periaflorida presentó en 1763 a las Juntas de Guipúzcoa, o la "idea segura para extender y adoptar en España los conocimientos verdaderos de la agricultura" de camyomanes3.

Por lo tanto, desde la confluencia de la biple perspwtiva expuesta -instituciones europeas, sociedades y academias peninsulares y proyectos ilushados-, nos hallamos ante el acta iundacional de la primera Co- ciedad Económica de Amigos del País, la Vascongada. Su eclosión, en 1765, auspiciada por el conde de

' CARRAILH, J. (1957): La Espana ilustrada de la segunda rnitnd del siglo XVíII. México, 3%imp., 1985, pág. 232.

Cobre el origen e influencias de las sociedades europeas en la génesis de las españolas, vid. las shtesis de Llombart, V. (1981): "El sorginient delesCocietats Econbmiques i llur conflicteamblesinstitucionscomercials", Recerques, nQll,Barcelona, especialmente págs. 183-185; y Enciso Recio, L.M. (1987): "Las Sociedades Económicas de Amigos del País", Historia de Espña Menéndez Pidal, tomo XXXI, Madrid, cap. E, ppágs. 15-16.

Los precedentes de las Económicas se pueden seguir en V. Llombart, "El sorgiment ...", art. cit., págs. 185-187; del mismo autor, "Suciedades Económicas e ilustración en el reinado de Carlos m': Renl Sociedd Económicade Amigosdel País de Valencia. Anales 1987-88, Valencia, mayo, 1989, págs. 50-51.

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Peñaflorida, lia sido objeto de numerosos estudios4. Mas nos interesa resaltar cómo la idea cayó en terreno abonado y la multiplicación de estas sociedades entre la dkada siguiente y los últimos anos del siglo XVIII, fue un proceso seguido con interés desdc las más altas instancias. No obstante, el Consejo de Castilla los yuguló y, si bien hubo sociedades como la sevillana cuyos estatutos se inspiraron en la Vascongada, la mayoría de las mismas, y la de Valencia no fue una excepción, sukieron la imposición del modelo de la Mahitense.

Bajos estos supuectos, consideraremos, brevemente, las principales ocupaciones de las Sociedades Económicas y su situación ante los gobiernos de Carlos 111 y Carlos IV. Por una parte, basta un somero repaso a los Libros de Actas de cualquier sociedad para ver cómo la agricultura ocupaba un destacado lugar: desmontes de terrenos, desecación de marjales, introducción de nuevos cultivos y abonos, aterra- zamientos, instrucción a los labradores, montepíos para su protección, ekc. Las preocupaciones de tipo artesano-indushial tampoco les son ajenas: estudios sobre diversos tintes, mejora en los métodos del hilado, promoción de máquinas -de agujas de hilar, de agramar cáñamo, entre otras-; es destacable, además, el interés por temas demográficos: establecimiento de nuevas poblaciones, impulso a medidas sanitarias con el fin de eludir epidemias -desecación de zonas lacustres para evitar las tercianas, o inoculación de las vime- las-, lucha contra la mendicidad, etcétera.

A todas estas lareas se midan otras de índole educativo-cultural: escuelas de primeras letras, escuelas de hilazas, publicación de los trabajos de los socios, recepción de obras de carácter científico-técnico, etc.; iniciativas para el desarrollo comercial en dura pugna con la institución gremial; estudios cobre la minería de la región y sus aplicaciones, sobre historia natural y un largo etcétera, que eii lo relativo a la Económica de Valencia tendrá su dedicación conespndiente en nuestra tesis doctoral en curso de realización.

Por último, respecto a la relación de los Amigos del País con el aparato gubernamental, suscribo la extendida opinión que ve en las Sociedades un organismo consultivo, un "consejo técnico", con unas funciones de arbitraje claramente definidas, tal y como se verá en el caso de la Valenciana. Así, recientemente, se ha escrito denonnimando al sistema de Sociedades Económicas "como la pieza que Mrve de mediación entre las medidas de gobierno y la base popular, cumpliendo, además, la misión de incorporar a los esta- mentos privilegados al trabajo por el bien común'".

La Real Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia y las Escuelas de AgiicuEtura

En los años que siguieron a 1774-1775, el número de Sociedades Económicas creció de modo considerable por toda la geografía de Espaiía. De este modo, en los primeros días de 1776 se gectó la creación de la de Valencia, sancionándose su aprobación por una Real Orden de Carlos 111, firmada por el conde de Flori- dablanca. Quedaba así constituida oficialmente la Real Sociedad Económica de Amigos del País deValencia

~ n t r e los estudios sobre la Vascongada destacan el ya clásico de De Urquijo, J. (1925): U n juicio sujdo a revisión. M e n b ~ d a Pelayo y los caaballeritos de Azcoitia. San Scbastián; referencias bibliográficas más concretas en Apilar Final, F. (1971): Bibliogmfh de la Real Sociednd Vascongada de los Amigos del País en el siglo XVI I I , Can Cebasiiin; respecto a las Económicas en general, vid., Aguüar final, F. (1988): Bibliografía de estudios sobre Carlos 111 y su época, Madrid, págs. 119-132, voz "Sociedades Económicas".

El papel de las Sociedades Económicas tia sido analizado úitimamente por GuiUamón Alvarez, F. J. y Velázquez Martínez, M. (1988): "Coordenadas estructurales e inducciones coyunturales de las RealesCocicdades Económicas de Amigos del País", en la Economúa de la iiuslración. Cuadeinos del Cembial-io "Roridablanca", nQ 2, Murcia, págs. 175-198 y, especialmente, págs. 178-180.

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LA ESCUELA DE AGRICULTURA DE PEDREGUER 231

y su Reino "que tanto podía conixibuir al adelantamiento de la ~ @ ~ ~ l t u ~ ~ , rndus(pia y A ~ ~ ~ ~ , así como la Instmcción pública en materias económicas'".

Inmdiakmente, para su mejor bunoonamiento, la Sociedad se esmicturó en Comisiones, a de las cuales se revelan sus campos de achaQón. En las Instituciones Económicas publicadas en 17777, se

señalaban siete: Economía, mejora y estado de los pueblos. Agricultura Artes y Oficios.

m Escuelas Patrióticas. Fábricas y Manufacturas. Comercio. Navegación y Marinería.

Pese a algunas variaciones, hasta la aprobación de los Estahitos definitivos, en 1785, siguieron fun- cionando las mencionadas comisiones. Desde esa fecha hubo dos iipos de Comisiones: las Particiilares y las Generales, o Clases, que se agruparon en Agricultura, Industria y ArtesB.

En este caso, es la Comisión de Agiculhira el centro de nuestro interés. Las docixinas de los lisió- cratas también tuvieron su eco en Valencia. & esta manera, el valor conferido a la agricultura se reflejaba en las palabras de uno de los socios fundadores, el canónigo Pedro Mayoral:

"Y empezando por la Agricultura, que es la primera, y la más digna de todas las Artes. iQuántas ventajas no podrá proporcionarle el estudio de la Sociedad, y el cuidado y celo de cada uno de sus beneméritos Individuos? La Agricultura, Señores Amigos, es Arte: digo más: es Ciencia; y Ciencia General, que comprehende muchas subaltemac. Siendo esto así, Yo tendré siempre por error la proposición, que alguna vez he oído, de que en el Reino de Valencia no puede mejorarse la Agricultura. Me atreveré, sin temor de producir una Paradom extravagante, a sentar la proposición del todo contraria. Esto es: que en ninguna parte puede mejorarse más la Agricultura, que en este fertilísimo ~eino"'.

No cabía mayor apoyo y enhsiasmo por las actividades agrícolas, y así lo refleja la copiosa docu- mentación de la Económica Valenciana, lo cual, como venimos diciendo, no resultaba exkaíío al resto de las Saciedades. Por otra parte, al hablar de la Comisión de Aecultura, se insistía en profundizar en todo aquello que hiciera avanzar la agononnía rep'cola, para así "hacer practicar a los labradores lo que estuviere bien averiguado en el as~nto"'~.

Esta Sociedad ha nierecido los estudios de Gkal de Arquer, J.M. (1976): "La nushación valennana en el siglo XVIII: la crracibn de la Sociedad Económica de Amigos del País", Actas del 1 Congreso de Flistoria d ~ l País Valei~ciano, vol. m, Valencia, págs. 731-740; y el más completo de Aleixandre Tena, P. (1982): La Real Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia: marco juridico, eslmcturo social y financiación (1776-1833), Valencia.

Instituciones Económicas de la Sociedad de Amigas del Pais de la Ciudad i Reino $e Valencia. Primera parte. Valencia, Benito Monfort, 1777. El papel asignado a las diversas comisiones en págs. 32-130.

%Iekandrr Tena, F., LQ Real Socie dad... op. cit., pag. 75.

"Disnuco hecho par elSr. D. Pedro Mayoral, Canónigo de la Canta Iglesia Metropolitana de Valencia y Censor de la Cociedad de Amigos del País de la expresada Ciudad, y su Reyno, en la primer Asamblea, que celebró dicha gociedad el día 14 de julio de 1996", en Institucio?les Económiuas ... op. cit., págs. 11-12.

'O Instituciones Económicas ..., op. cit., pág. 36.

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232 JosÉ M~LLOL FERRÁNDIZ

Prueba de las inquietudes por la difusión de las prácticas agrícolas modernas fue la creación, en la superficie hispana, de Escuelas o Academias de Agricultura. La de Pedreguer, objeto de este estudio, fue una de ellas; alguna alcanzó incluso el rango de Cátedra. Veámos, concisamente, algunos datos acerca de las mismas.

En 1795, la Cociedad Económica de Motril informaba al Consejo sobre el establecimiento de una Escuela de Agricultura a cargo de fray Pedro de Torres. Una copia de dicha representación se conserva en el Archivo de la Sociedad Económica Matritense". En la cercana Baza, se creó otra escuela en la que se leían "los libros de los mejores escritores y las memorias impresas sobre problemas de agricultura que llegaban a la Sociedad"12.

Documentación sacada a la luz en los últimos años ha puesto de manifiesto, bajo diferentes deno- minaciones, la existencia de Escuelas de Agricullura en poblaciones como Aguilar de la Frontera (1802)13, en Antequera -en este caso una Cociedad de Labradores y Ganaderos con actividades fechadas entre 1790 y 1820'~-, y en la pequeiia localidad de Pareja (Guadalajara), aunque su Escuela práctica de Agricultura se desarrolló en el reinado de Fernando VII". Pero estas escuelas de carácter menor no podían equipararse a las surgidas en el seno de Sociedades Económicas asentadas en poblaciones importantes como all lado lid'^ o Zaragoza.

La inaugurada en esta última ciudad en los primeros años de la década de 1780 -Samailh señalaba su origen en 1789-17, mereció los elogios de Meléndez Valdés. Entre sus propósitos sobresalían los de "enseñar a los labradores prácticas de cultivo, de leerles a los clásicos en la matesia y hacerles aprender aforismo^"^^. Sobre la lectura de los clásicos, en diciembre de 1780 se presentó a la Aragonesa el Diálogo de agriculhrra para la Escuela de este arte en la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País. Versión del franct% al espafiol por don Ramón Amat y Mauldn de ~ s o r i o ' ~ , activo miembro de la Sociedad, que publicó, enkv otros fxabajos, algunos sobre agricuitura, conservación de granos, moreras, plantíos de árboles, molinos de aceite, el cobalto, el cáiíamo, sobre protección a los vinos y aguardientes aragoneses, la navegación del Ebro, o sobre las rapiñas en las huertas y el modo de evitarlas2', aspecto éste que podna ponerse en relación con el memorial que la Escuela de Agricultura de Pedreguer tramitó en abril de 1794, a través de la Sociedad Valenciana, proponiendo una ley que evitara los hurtos de frutos, tan frecuentes en la época2'.

Las actividades de la Escuela de Agricultura de la Económica Aragonesa suscitaron gran interés.

" Demerson, P., Demerson, J. y Aguilar Piiial, F. (1974): Las Sociedades Económicas de Amigos del País en el siglo XVIII. Guía del Invai igdor , Can Cebastián, pág. 200. l2 Anes, 6. (1969): Economh e ilustrnción en la Espaía del siglo XVIII. Barcelona, págs. 32-33.

l 3 García Ruipérez, M. (1988): N w a s aporiaciones al estudio de las Sociedades Económicas de Amigos del País. Madrid, pág. 6.

l4 Ibíd., págs. 7-8.

l5 Ibid., pág. 31. l6 Demerson, P. de, et al.: Las Sociedndes Económicas ..., op. cit., pág. 347.

Carrailh, J., La España nustrada ..., op. cit., pág. 268.

l 8 Alvarez Junco, J. (1968): "La Cociedad Aragonesa de Amigos del País en el siglo XVW, Keuistn de Occidorte, nQ 69, aiio VI, ZVpoca, pág. 307.

l9 Fomiés Casals, J.F. (1980): Fuentes para el estudro de la sociedad y economia aragonesas, 1776-1808. Dommentos citados en las Actas de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del Pais. Zaragoza, pág. 49.

Bid., passim Real Cociedad Económica de Amigos del País de Valencia (R.C.E.A.P.V.), 1794, C-24,I, Agricultura, nP 4.

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LA ESCUELA DE AGRICULTURA DE PEDREGUER

El Expediente que el 2 de febrero de 1783 envió al Consejo2', fue contestado tan sólo diez días de por su secretario, Pedro Escolano de Arrieta, "alentando a la Sociedad a mantener la ~ s c ~ ~ ~ ~ ~ ú ~ t i ~ ~ de ~gricul tura"~~. Permanentemente aparecían en la Gaceta de Madrid noticias sobre la Escuela en las que se reflejaban los premios concedidos a los alumnos o la relación de los exámenes realizadosz4. En algunos momentos, a partir de 1795, la documentación intercambia los nombres de Escuela y Cátedra de Agriculbra; para esta última fue nombrado catedráíico el doctor en Medicina Serapio Cinués, según un decreto del Príncipe de la Paz, reflejado en las Actas de la Aragonesa el 10 de noviembre de 1799~'. Nada despreciable fue, como podemos advertir, la vida de la Escuela de Agriculhira en el Reino de Aragón.

La Escuela de Agricultura de Pedreguer

A nivel mucho más modesto -quizá sea esta una de las causas de nuestro interés- en el pequeño pueblo de Pedreguer, en la Gobernación de Denia, se puso en marcha, entre los años 1791 a 1996, una Escuela o Academia de Agricultura práctica. La idea, sin embargo, no partió de la Cociedad Económica de Valencia. Esta saciedad no vio abrir oficialmente las puertas de su Cátedra de Agricultura -la cual sobrevivió con bastantes apuros económicoc- hasta el 1 de febrero de 182d6. Adentrémonos, no obstante, en la geografía de Pedreguer.

Situado en el NE de la actual provincia de Alicante, el lugar de Pedreguer contaba en aquellas éechas con unos 370 vecinosz7, corta diferencia de población respecto a la señalada por Cavanilles, al describir sus fuentes de riqueza un año después:

" A corta distancia de Benidoleig se halla el origen del Alberca, y Pedreguer, pueblo de 400 casas, las ciento aumentadas en el siglo actual: sus moradores cultivan con esmero casi todo el témiino ondeado hacia la parte meridional, pero fPrtil y excelente para olivos, almendroc y aigarrobas. Losfiutos se regulan en 4.000 arrobas de aceite, 40.000 de aigarrobas, 4.000 de pasas, 800 de higos, 1.000 libras de seda, 500 cahices de trigo y otros de granos, 100 de legumbres, y 500 de

Los mismos vecinos de Pedreguer, en su representación de 10 de julio de 1791, nos ayudan a com- pletar el panorama económico de su pueblo: el secano es el dominio de la agricultura de Pedreguer, pero la aplicación de los labradores da lugar también al mantenimiento de cultivos de "alfdfa, cáñamo, coles, chirivías, endivias, pimientos, cebollas y toda clase de hortaliza, sin más agua que la de la lluvia"29. Con- vencidos de que la situacióri agrícola del lugar puede mejorar ostensiblemente, no dudan en luchar contra ese t h i n o ondeado hacia el sur, N tampoco en proponer la conshucción de un azud que regulara las avenidas

García Ruipérez, M.: Op. cit., p6g. 53.

23 Fomiés Casals, J.F.: Op. cit., pág. 49.

24 Demerson, P. de, et al: Op. cit., págs. 403-405.

" Fomiés Casals, J.F.: Op. cit., pág. 50.

26 Alekandre Tena, F.: Op. cit., pág. 306.

27 Diano de Vnlmcia, Suplemento del día 16 de noviembre de 1793.

Cavanilles, J.A. (1797): Obmaciona sobre la Histona Natural, Geografia, Agricultura, Población y Frutos del Reyno de Valencia. Imprenta Real, Madrid, vol. II, págs. 210-211.

29 R.S.E.A.P.V., 1791, C-21, 1, Agricultura, nQ 1.

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del barranco del Ocayre, con el fin de aprovechar sus arrastres margosos, de inliuencia benéfica para el abonado de las tierras. Su propuesta se concretaba en las siguientes palabras:

"Para esta obra solo falta quien la dé actividad y movimiento, porque los interesados, que son muchos los arios hace que la desean, y se ofrecen voluntariamente a su coste, una Escuela de Agricultura podía promer éste, y otros semejantes p y e ~ t o s ' ' ~ ~ .

quiénes eran los interesados? ¿Eran 10s propios agricultores? En el caso de PEdreguer, no fueron éstos los promotores de la Escuela de Agriculhira. Coincidiendo con lo señalado por Anes sobre la nobleza y el clero, es decir los estamentos privilegiados de la sociedad, con respecto al apoyo prestado por éstos en la segunda mitad del siglo XVIII a las iniciativas agrarias3', en Pedreguer fueron -siempre salvando las distancias- personas de elevado rango social las que iniciaron las gestiones para crear la Escuela de Agricultura.

Encabezados por el abogado de los Reales Consejos, Francisco Fornés, un ilustrado local, verdadera alma mater del proyecto, el también abogado José Marlí, Valeriano Marti, Juan Ferrando -ambos oficiales de milicias urbanas-, y respaldados por el Consejo, Justicia y Junta de Propios del Lugar de Pedreguer, los Amigos del País de Valencia recibieron el 14 de septiembre de 17'91 la Instrucción para el establecimiento de una Academia de Agricultura práctica en este lugar de ~edregud ' . §e trata de un documento que en doce capítulos relata los motivos -ya reseñados por los que se constituye la Escuela, sus propósitos y los medios para su consecución.

Se establecía la posibilidad de pertenecer a la Escuela a todos los vecinos y terratenientes designando con este sustantivo a cualquier poseedor de tierras en el término-, constihiyendo la Junta, que nombraría un cuarteto del cual resultará elegido mediante sorteo el Director, cargo de duración anual. Las Juntas tendrían lugar entre los meses de octubre y abril e n los cuales los labradores estaban menos ocupados-, no pudiéndose faltar a las mismas. En ellas se trataría de manera preferente, guiándose por la experiencia, del modo de mejorar las tierras del término y, en particular, de cualquier punto propuesto por alguno de los socios.

Con el fin de estimular las mejoras se darían "tres premios en cada un año a los tres Labradores, o individuos, que más se adelantaran en teraplanar y anivelar sus campos, circumbalados de los márgenes correspondientes, o de desaguadores, segíin sea la calidad del terreno; de modo que no les dañen las ave- nidas de aguas, antes bien les hagan beneficio". Los premios, de escasa cuantía -5,4 y 3 libras valencianas, respectivamente- debían ser financiados del §obrante de Propios y Arbihios, para lo cual era precisa la mediación de la Económica, que debía solicitar del Consejo la aprobación de dicha cantidad.

Se estipuló, finalmente, la necesidad de tener herramienbs para poderlas facilitar a los labradores, pidiéndose a la condesa de Cemeiión, señora territorial del lugar, la financiación de las mismas, que deberían ser entregadas por los empleados de la Academia -que no cobrarían sueldo alguno- a quien lo solicitase.

La Valenciana recibió el documento y encargó su estudio a Manuel de Velasco. Su dictamen refleja a las claras el papel mediador que la Sociedad iba a desempeñar. En el mismo, apoyaba el proyecto, pro- poniendo que la condesa de Cervellón sufragara las herramientas. A la vez, su parecer se inclinaba por

" Ibíd. El subrayado es nuestro.

'' Anes, G. (1970): Las crisis agrarias en la Espana Moderna, Madrid, pág. 439.

32 R.C.E.A.P.V., 1791, C-21,I, A@cullura, n q .

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LA ESCUELA DE AGRICULTURA DE PEDREGUER 235

que se autorizase la extracción de las 12 libras de los premios del Cobrante de Propios y *,.bitrios -que ascendía a un total de 880 libras, unos 13.200 reales. En sus conclusiones colicibba que la h i e d a d a Floridablanca para que obtuviera "el Real permiso de que se puedan juntar a con(enr cobre ja mejora, y fomento de la agricultura de aquel Pueblo bajo el titulo de Sociedad subalterna de la de s t a capital; cuya clase la hay en otras Pro~incias"~~.

A partir de estos momentos, la labor de la Cociedad de Valencia consistió en realizar las gestiones pertinentes ante los organismos superiores (Consejo de Castilla, Contaduría General de Propios y Arbitrios, incluso ante la condesa de Cervellón) para que la Escuela de Agricultura entrara en funcionamiento.

Fruto de estas tareas fue la recepción, en la Junta del 12 de enero de 1992, de una carta firmada por el Intendente del Reino, Miguel de Azama, en la cual comunicaba que un Decreto del Fiscal del Consejo (22-XII-1791) aprobaba la asignación de las 12 libras para premios del Cobrante de Meses antes, la condesa de Cervellón, a través de su apoderado Mariano Oriol, socio de la Económica, también había accedido a las peticiones de la Sociedad, costeando los utensilios que la Escuela demandó3'.

Faltaba, pues, la sanción regia. Llegados a este punto tan solo podemos guiarnos por la docu- mentación emanada de la Económica de Valencia. El Archivo Municipal de Pedreguei. apenas conserva materiales anteriores a nuestro siglo y la búsqueda en los índices del Real Acuerdo del Archivo del Reino de Valencia -al cual se remiten en la Scciedad-, y en el Archivo de la Gobernación de Denia, ha resultado infructuosa.

Cabemos que a través de la Sociedad se elevó una representación ante el Conde de Floridablanca pidiendo la autori~ación~~; es más, los promotores de la Escuela comunicaron, en noviembre de 1792, la puesta en marcha de la misma, resefiando incluso que se habían presentado labradores pretendiendo los premios. Añadía, sin embargo: "pero serían sin duda más los competidores, si quedase todo cumplido y asegurado con la real aprobación, que tiempo hace tiene pedida Y .C.'"7.

Continuaron las gesiiones y, un año después, el agente de la Valenciana en Madrid, Francisco García Prieto, pedía información a ésta para tratar de agilizar los trámites de ratifica~ión~~. El deseo de concluir con el asunto hizo que la propia Cociedad apremiara a su vice-director Fétix Rico "para que haga valer su instancia ante el Real Acuerdo, donde se tramita el expediente sobre la Escuela de Agricultura de Pe- dregue~'"~. La petición se volvió a cursar ante el nuevo Ministro, Duque de la Alcudia, algunos meses más tarde, pero las esperanzas puestas en Godoy tampoco obtuvieron la respuesta deseada4'. La última tentativa tampoco resultó, pese a que fue el mismo Capitán General del Reino, Luis de Urbina quien, en una visita a la Cociedad el 29 de abril de 1795, prometió intervenir en el reconocimiento oficial de la Escuela de Agricultura práctica de ~edreguer~'.

Soslayando esta grave carencia en lo referente a la confimación real, hemos de hacer notar que,

R.C.E.A.P.V., 1791, C-21,I, Agricultura, nQ 3. El subrayado es nuesho.

" R.C.E.A.F.V., Actas iV (1791-1993). fols. 48-48v.

35R.C.E.A.P.V., 1791, C-21, L Agncullura, nP4.

36 R.S.E.A.P.V., Actas TV (1791-1793), fols. 62v-64v, runta de 8 de febrero de 1792

37 R.C.E.A.P.V., 1792, C-22, TI, Agricultura, nQ 5.

R.C.E.A.P.V., Actas V (1793-18031, pág. 10, Junta de 11 de diciembre de 1793.

39 ibíd., pág. 46, Junta de 4 de junio de 1794.

"O lbid., págs. 52-53, Junta de 16 de julio de 1794.

41 Ibíd., pág. 93.

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sin embargo, la Academia se mantuvo viva, al menos hasta 1796, fecha en la que desaparece de los asuntos tratados en las Juntas de la Económica Valenciana.

En cualquier caso, nos interesa conocer sus principales ocupaciones, teniendo siempre presente que, si bien el nombre de "escuela" designa a un colectivo, habría que personalizar las actividades de la misma, o al menos sus iniciativas, en la perwna del abogado Francisco Fomés.

Tres fueron los asuntos hacia los que, con mayor o menor fortuna, derivaron las intenciones de la Escuela: los premios a los abancalamientos y nivelaciones del terreno, los memoriales para evitar los hurtos de frutos y las propuestas para el desarrollo de las colmenas, asunto éste tratado marginalmente.

En relación a los premios, el capítulo 5' de la Instrucción mencionaba -como vimos- que podrían concurrir aquéllos quienes demostrasen haber temaplanado y nivelado sus terrenos, rodeándolos de márgenes o desaguadores. Optaran o no a premio, el capítulo BQ sefialaba una obligación común a todos los miembros de la Escuela:

"Han de tener obligación todos los individuos de la Academia de replanar cada año porción de tierra, la que más le convenga, en la forma referida en el cap. 5%egún su respectiva posibilidad, y por la regla de proporción siguiente: El que tenga hasta 10 jornales, y de ahí abajo, tenga obligación de terraplanar en dicha forma media hanegada de tierra: y el que tenga de 10 jornales arriba, há de hacer igual mejora en una hanegada entera. Este capítulo le puede cumplir cualquiera, aunque sea el más pobre sin ninguna fatiga ni trabajo; y la pena del que asíno lo cumpliere, há de ser la de quedar inhábil para pretender premio alguno, hasta tanto que haya cumplido enteramente con los atrasos que tenga"42.

El problema de la pfrdida de los suelos por los arrastres de las avenidas de aguas, tan frecuente en la actualidad en el ámbito mediterráneo, ya suponía una dificultad hace doscientos anos y, modestamente, los miembros de la Escuela de Agricultura de Pedreguer trataron de ponerle remedio.

Ya se ha advertido sobradamente la consignación de las 12 libras de premios del Cobrante de Propios y Arbitrios. De este modo, la Escuela no se vería gravada en su corto pxunio. Pero nos importa referir que la propuesta inicial de Francisco Fomés contemplaba que se extendiese la posibilidad de que, de dicho cobrante, los ayuntamientos entregaran cantidades, a un interés anual del 3%, a aquellos agricultores que desearan hacer mejoras en sus tierras. Proponía Fornés que el producto del 3% se destinara también a premios43.

Sin embargo, en su dictamen, Manuel de Velasco no suscribió la idea de Fomés wbre el préstamo, alegando:

"í ... ) no debemos mezclarnos en ésto respecto de que estos caudales con los únicos recursoc que tiene el Gobierno para eximir los Vecindarios de ciertas cargas extraordinarias, que ocurren, que de no existir @tos fondos habría que gravarlos en nurmac contribucione~"~'.

Mayor atención mereció en la Junta de la Saciedad el cúmulo de papeles enviados por los vecinos de Pedreguer proponiendo la elaboración de una ley a-aria que pusiera fin a los repetidos hurtos de frutos.

42 R.S.E.A.P.V., 1791, C-Zl,I, Agiicultura, nQ 1.

43 ibid. nQ 2.

" Bid. rP 3.

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LA ESCUELA DE AGRICULTURA DE PEDREGUER

De nuevo, la reflexión hay que atribuirla a Francisco Fornés. En el mes de abfil de 17'94 -al tiempo insistía sobre la aprobación de la Escuela-, envió a la Sociedad una repreentación para que llegara al D~~~~

de la Alcudia en relación a la "custodia de los frutos y especies del campo". En los meses subsiwientes, las autoridades de Pedreguer suscribieron el ofrecimiento de F o r n é ~ ~ ~ .

La Económica encargó el estudio del memorial a uno de sus más activos socios, el Padre Benito Felíu de Can El documento o Código rural, como es calificado, conteda dieciocho capítulos -ausentes en d Arcbivo de la Sociedad-, que fueron coiisiderados oportunos y sdicienkmente válidos para recomendar su remisión a ~ o d o y ~ ~ , tanto d s cuanto que el 5 de diciembre de 1792 la Vaieiiciana había enviado una reprewnbción similar, proponiendo la protección de los árboles kulales, que eran arrancados por los propios labradores a causa de los crecientes robos de fmta, lo cual, por olra parte, habia provocado la carestía en Valencia y, por consiguiente, el encarecimiento de tan básico alimento4'.

La representación se remitió el 29 de julio de 17'94 para que, & d e las altas esferas del poder, la tomaran en consideración, "por la gravedad de su objeto y remedio de males que ocurren en los continuos hurtos de granos y ~nitos'"~. La resolución volvía a dilatarse y n u e v a m t e Francisco Fornés escribía desde su localidad (7-5-X-1795) insistiendo en que los Amigos del País lograran extraer del duque de la Alcudia alguna providencia al respectoso. De resultas de lo expuesto, la Sociedad fomó una Comisión, nombrando para la tarea al marqués de Cotelo, al conde de Pefialva, al marqués de Carrús y al comendador Juan Vallés5'; a la misma se agregó el padre Benito de San Pedro al presentar una exposición sobre el tema, a la vista de que las reprecentaciones elevadas con anterioridad no habían surtido efecto, y arbitrando dife- rentes remedios para evitar el hurto de frutos, y con el fin de que cada labrador escogiese el que le pareciera más adecuado. Lamenbblemente -en un asunto con vigencia en la achialidad- todo se quedó en buenos propósitoss2.

Por último, nos queda constatar una aspiración a nivel personal de F. Fornés. Respondiendo a un anuncio de la Gaceta de Madrid de 26 de agosto de 17'94, en el cual la Sociedad Malritense consignaba un premio de 1.000 reales a quien ofreciera los medios más oportunos para la multiplicación de los colme- nares, Fornés envió a Valencia uii escrito en el que -insistiendo también sobre la custodia de los frutos- seiíalaba algunas generalidades para conseguir la extensión de las colmenas, que se concretaban en dos pensarriientos básicos:

'Y ... ) el uno la buena custodia de las colmenas en el campo, que incumbe a la Justicia, y a que parece oportuno el establecimiento de los Alcaldes de Partido, (...); y el otro la facultad de transportarlas a los parajes convenientes í...)"53.

'' R.S.E.A.P.V., 1794, C-24, I, Agricultura, ne 4.

Cobre la vida de este escolapio, vid. Florrnsa Pares, J. (%h. P.) (1957) "Un hoinbre d e la Dushación a havés de la Sociedad de Amigos clel País de Valencia", Analedn Calnsanctiann, nQ 18, Madrid, págs. 241-302.

" R.S.E.A.P.V., Actas V (1793-1803), pág. 45, Junta de 25 de mayo de 1794.

48 R.S.E.A.P.V., Actas N (1791-1793), fols. 110v-112.

49 R.C.E.A.P.V., Libro Copiador de los Oficios y Avisos dp la Real Sociedad Económica de Aniigos del País de Valencia (1793-1803), págs. 29-30.

R.C.E.A.P.V., 1795, C-25, 1, Agriculhira, no 2.

R.C.E.A.P.V., Achs V (1793-1803), pág. 162, Junta de 17 d e kbrem de 17'96.

52 Bu., págs. 165-166, Junta de 24 de febmro de 1796.

53 R.S.E.A.P.V., 1794, C-24,I, Agricultura, n" 4.

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238 JosÉ MALLOL FERRÁNDIZ

En esta ocasión, el ofrecimiento de Fornés no mereció el aplauso de la Junta, que declaró no ser competente para gestión alguna -como lo solicitaba Fornés- respecto al premio ofrecido en la Gaceta, indicando que, además, el asunto era tratado muy superficialmente por el abogado, al cual recomendaba, para concluir, que si era su voluntad, "podía reunir y recopilar todas sus observaciones sobre colmenares y formalizándolas remitirlas directamente a Madrid (...Y6*.

Conclusiones

España Ilustrada que Sarrailh nos propuso hace años contó entxe sus instituciones más destacadas con Sociedades Económicas de Amigos del Pais. Sus preocupaciones agasias, artesanales, educativas, sirvieron acicate pasa la elaboración de numerosos proyectos de reforma de la economía y cultura de España. Real Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia vino a ocuparse desde 1776 de desarrollar,

con diferente fortuna, los planteamientos de progreso que la época demandaba. Una muestra de su irra- diación fue la constitución en un pequeño pueblo de la Gobernación de Denia, Pedreguer, de una Escuela o Academia de Agricultura práctica. Irradiación si, pero desde abajo, ya que la idea no partió de la propia Saciedad; la iniciativa correspondió a los vecinos de Pedreguer, y enbe ellos al abogado Francisco Fornés, muestra de que las pequefias poblaciones también podían albergar a su "ilustrado local". De esta manera, se constituyó la Escuela como "Sociedad subalternan de la de Valencia. Sus realizaciones, por diferentes motivos, quedaron minimizadas pese a la buena disposición de sus promotores. Una escasa dotación eco- nómica, pero sobre todo la inevitable lentitud de la burocracia, hicieron que el papel mediador de la Eco- nómica de Valencia cayera en saco roto, fructxándose así una idea que, de haberse llevado a cabo en más lugares, no dudamos habría resultado de notable beneficio al agro valenciano y, por ende, al hispano.

C" R.S.E.A.P.V., Achs V (1793-1803), págs 61-62, Junta de 22 de octubre de 1794.