la cultura republicana en cartagena: miguel hernÁndez y

30
La cultura republicana en Cartagena... Cuadernos Republicanos, n.º 87 Invierno 2015 - ISSN: 1131-7744 99 LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y LAS MISIONES PEDAGÓGICAS Francisco José Franco Fernández Aitor L. Larrabide Aula “Miguel Hernández”, IES Ben Arabí de Cartagena Recibido: diciembre 2014/ aceptado: enero 2015 RESUMEN Nuestro artículo, que es una adaptación de la conferencia inaugural del Aula “Miguel Hernández” del IES “Ben Arabí”, de Cartagena, se centra en el análisis de la cultura republicana y la relación de Miguel Hernández con la ciudad de Cartagena en el marco de las Misiones Pedagógicas y de las relaciones profesionales y personales de los poetas levantinos de las ciudades de Orihuela y Cartagena: Gabriel Miró, Ramón Sijé, Carmen Conde, María Cegarra y Antonio Oliver. PALABRAS CLAVE Cultura republicana. Cartagena. Misiones pedagógicas. Poetas levantinos. El Ateneo de Cartagena El grupo de intelectuales que conoció Miguel Hernández en Cartagena en los años 30 del siglo XX, unidos entre sí por vínculos culturales, políticos y personales, tuvieron un centro que aglutinó las principales actividades y sirvió de vehículo e hilo conductor de todas las iniciativas. Esa institución puntera fue, sin duda, el Ateneo de Cartagena, motor de la vida cultural en la ciudad desde la proclamación de la República y la incorporación de Antonio Ros, Casimiro Bonmatí y algunos otros notables miembros del Ateneo a la vida municipal como concejales. El Ateneo, pues, se consolidaba en la etapa republicana como motor cultural de la ciudad, y no podemos hablar de ruptura, pues igual que la proclamación de la República fue producto de la evolución social e ideológica de todo

Upload: others

Post on 28-Jun-2022

3 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

La cultura republicana en Cartagena...

Cuadernos Republicanos, n.º 87Invierno 2015 - ISSN: 1131-7744

9 9

LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ

Y LAS MISIONES PEDAGÓGICAS Francisco José Franco Fernández

Aitor L. Larrabide Aula “Miguel Hernández”, IES Ben Arabí de Cartagena

Recibido: diciembre 2014/ aceptado: enero 2015

RESUMENNuestro artículo, que es una adaptación de la conferencia inaugural del Aula “Miguel Hernández” del IES “Ben Arabí”, de Cartagena, se centra en el análisis de la cultura republicana y la relación de Miguel Hernández con la ciudad de Cartagena en el marco de las Misiones Pedagógicas y de las relaciones profesionales y personales de los poetas levantinos de las ciudades de Orihuela y Cartagena: Gabriel Miró, Ramón Sijé, Carmen Conde, María Cegarra y Antonio Oliver.

PALABRAS CLAVECultura republicana. Cartagena. Misiones pedagógicas. Poetas levantinos.

El Ateneo de Cartagena

El grupo de intelectuales que conoció Miguel Hernández en Cartagena en los años 30 del siglo XX, unidos entre sí por vínculos culturales, políticos y personales, tuvieron un centro que aglutinó las principales actividades y sirvió de vehículo e hilo conductor de todas las iniciativas. Esa institución puntera fue, sin duda, el Ateneo de Cartagena, motor de la vida cultural en la ciudad desde la proclamación de la República y la incorporación de Antonio Ros, Casimiro Bonmatí y algunos otros notables miembros del Ateneo a la vida municipal como concejales. El Ateneo, pues, se consolidaba en la etapa republicana como motor cultural de la ciudad, y no podemos hablar de ruptura, pues igual que la proclamación de la República fue producto de la evolución social e ideológica de todo

Page 2: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

Francisco José Franco Fernández y Aitor L. Larrabide

Cuadernos Republicanos, n.º 87

100

un país, la cultura republicana (en Cartagena y en toda España) no es fruto del conflicto, sino de un proceso de acercamiento del saber a las clases populares.

El Ateneo de Cartagena culminó en la etapa republicana estas tendencias con la creación de la Universidad Popular, la participación de importantes personajes de la cultura (fue el caso de los jóvenes poetas oriolanos Ramón Sijé y Miguel Hernández) y la política en sus actos y el acercamiento de la institución a cuantas actividades se celebraran en el municipio. Poco a poco el Ateneo fue monopolizando el control de todos los acontecimientos culturales, políticos y literarios de interés que tenían lugar en la ciudad. La gran novedad del momento consistía en el hecho de que toda persona o colectivo comprometido con la ciudad o la cultura tenía abiertas las puertas de la institución para cualquier actividad.

1932 Fue el gran año de la expansión de la cultura y el pensamiento republicanos: con la consolidación de la República llegó la renovación de la cultura y la estética. En febrero, Manuel Más Gilabert publicó su artículo periodístico “Nuestro pensar y sentir como Republicanos” y el 22 de marzo el conocido político Fernando Valera dio una conferencia de parecida temática: “Fundamentos del Partido Republicano Radical Socialista”. El 29 de ese mismo mes los socios del Ateneo organizaron en el Teatro Circo una fiesta literaria en homenaje a la República, con rendición solemne de honores a la bandera nacional, coincidiendo con la llegada del Presidente de la República a Cartagena1.

Durante toda esa primavera continuaron celebrándose actos. En abril Manuel Más Gilabert publicó en el diario República su manifiesto “En pro de la República” y, unos días más tarde, tuvo lugar en los salones del Ateneo un acontecimiento político de importancia: la conferencia de Ángel Ossorio y Gallardo “La República y los sentimientos conservadores”. La presentación la hizo el doctor Más en nombre de la Universidad Popular. El 13 octubre tuvo lugar la apertura

1 La celebración en Cartagena del Primer Aniversario de la Proclamación de la República y la organización por miembros del Ateneo (principalmente Antonio Ros y Casimiro Bonmatí) del viaje presidencial y de los actos celebrados puede darnos una idea de la importancia que había alcanzado la institución.

Page 3: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

La cultura republicana en Cartagena...

Cuadernos Republicanos, n.º 87Invierno 2015 - ISSN: 1131-7744

101

del curso académico del Ateneo (el político comenzaba en enero) con la celebración de un acto ya casi ritual, la Fiesta de la Raza. Ginés de Arlés fue en este caso el patrocinador del evento representando a la Universidad Popular. Y el 18 de noviembre se celebró una charla política que tuvo como principal protagonista a Antonio Ros, quien realizaba desde su escaño de diputado provincial una gran labor de apoyo a la cultura de la comarca a la que representaba.

El año 1933 fue conocido en los ambientes literarios de la ciudad como el de Blasco Ibáñez. El quinto aniversario de la muerte del escritor valenciano fue motivo de encendidos artículos de elogio, siendo reconocido como “Padre Espiritual de la República”. En el Ateneo tuvo lugar en marzo la conferencia del pintor Vicente Ros sobre “Influencia de las Religiones en Arte”. Un encuentro primaveral obligado era la Fiesta del Libro, que adquirió en estos años una enorme dimensión, celebrándose actos en el Ateneo, la Escuela Superior de Trabajo, la Escuela de Comercio y el Cuartel de Infantería nº 33. Ese mes de mayo destacaba en la prensa la publicación del editorial “Lo que opina Unamuno de la República”, la inauguración en República de una nueva sección del periódico llamada “Página Pedagógica” (dirigida por Feliciano Sánchez Saura) y la aparición del artículo de José Rodríguez Cánovas “Labor republicana: la mujer ante las urnas”.

La temática principal de las conferencias de aquel curso de 1933 fue la teoría política, destacando las de Fernando Valera sobre “El orden en la República”, Juan Aranda (“Ideas, no hombres”) y Carlos Baraibar (“Posibilidades que ofrece la República Burguesa”). Aquel año 1933 marcó el fin de un bienio glorioso para la cultura cartagenera y el comienzo de una tendencia negativa caracterizada por los conflictos políticos, la renuncia de Antonio Ros a la política activa y la crisis personal de la otra gran figura política local, Casimiro Bonmatí (fue sustituido en la presidencia del Ateneo por el político del Partido Radical y líder nacional de la Masonería, Ángel Rizo Bayona). La muerte, el 1 de noviembre, de uno de los símbolos de la cultura republicana en Cartagena, el político y poeta Ginés de Arlés, fue otra de las causas de esa crisis cultural que duró hasta 1935, momento en el que fue elegido presidente Antonio Ros: en esos meses cercanos al triunfo electoral del Frente Popular se iba avivando el debate público en el Ateneo y

Page 4: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

Francisco José Franco Fernández y Aitor L. Larrabide

Cuadernos Republicanos, n.º 87

102

en la prensa. El cronista denominado Nemo, que era uno de los más afamados articulistas del momento, hizo en aquellos días un comentario crítico sobre el célebre libro de Ramón J. Sender Mr. Witt en el Cantón, inspirado en los sucesos acaecidos en la ciudad durante la Primera República:

“...caprichoso manejo de la toponimia local; a la desafortunada descripción, colocación y nomenclatura de los lugares, el teatro de las escenas que finge y al arbitrario trastrueque de sucesos notables, une dislates geográficos y anacronismos tan chocantes que parece imposible que hayan escapado a la observación: los destellos del faro de Cabo de Palos que se divisan desde Cartagena, ese fulgor de luces de carburo en los buques cantonales, por no citar los numerosos “lapsus” que la novela contiene. Pero en nuestro concepto, el más imperdonable defecto de la obra es el falseamiento del ambiente de época. Aparte de lo absurdo del pasaje en el que se pinta a un grupo de obreros del Arsenal discutiendo mano a mano con el Contralmirante jefe y llamándole “Señor Rector”, hay otros en que la aureola romántica que rodea hasta a los más humildes protagonistas de aquel movimiento revolucionario, queda menguada hasta desvanecerse al presentar sus móviles y procederes, idénticos al de los actuantes en cualquier subversión de índole económica o social de las que hoy en día se estilan.

No. No eran móviles exclusivamente materialistas los que animaban los obreros adictos a la causa cantonal, ni puede rebajarse a los Maestros de Arsenales, espuma de la apersonada artesanía de la época, ilustrados, con grados en las logias y cargos en los Comités revolucionarios, al representarlos como duros capataces de tajo. Nadie con fines de esparcimiento podrá con Mister Witt en el Cantón formarse idea, ni aproximada siquiera del teatro de los acontecimientos ni del ambiente de la época, ni de los tipos ni de las jerarquías, ni de las funciones (¿qué cargo sería en la Armada el de “Condestable de Despensas”?), ni aún siquiera de las modalidades prosódicas y provincialistas del habla local, equivocadamente empleadas. Pero si todo ello pudiera reputarse de falta venial en un libro cualquiera, es ya de mayor importancia en el que ha merecido nada menos que un premio nacional de literatura. Aunque desconozcamos quién sea el adjudicante, porque cabe entonces preguntarse cómo sería la calidad de los demás trabajos presentados a

Page 5: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

La cultura republicana en Cartagena...

Cuadernos Republicanos, n.º 87Invierno 2015 - ISSN: 1131-7744

103

concurso o cuáles la capacitación o imparcialidad de los jueces. Pero sea cualquiera la respuesta que nos demos, la conclusión siempre sería la misma y es ella que la novela del Cantón aún está por escribir2.”

Es evidente, pues, la vitalidad institucional del Ateneo, su potencial capacidad desde los años 20 para ser no sólo centro de la vida social y cultural de la ciudad, sino algo más, un punto de referencia de la cultura nacional, un foro social y político apetitoso para cualquier intelectual de la época. La presencia al frente de la institución de los más grandes políticos y escritores cartageneros del momento hicieron del Ateneo un medio de dirigir las actividades de la Universidad Popular, los ciclos de conferencias, los homenajes, los concursos y las fiestas, todo ello con una vocación evidente de servir a la cultura popular que brilló como nunca a nivel nacional a partir de la obra de los ateneos, que la impulsaron en toda España3.

Universalización y auge de la cultura: El proyecto integrador de la Universidad Popular

La Universidad Popular fue la otra gran institución rectora de la cultura republicana y estaba dirigida por el mismo grupo de personas que regía el Ateneo, con una mayor incidencia sobre los aspectos literarios y educativos, un menor significado político y el mismo amor por la cultura. Como es sabido, fue la gran obra del poeta Antonio Oliver y de su esposa Carmen Conde, que implicaron en el proyecto a todo el grupo de amigos surgido en aquel verano del 27 y a intelectuales de todo el país tales como Miguel Hernández y Ramón Sijé. La nueva institución surgió como principal vehículo de los planes regeneracionistas de Antonio Oliver, expresados en su artículo del diario El Porvenir el 28 de noviembre de 1930, que aludía a las carencias en materia de cultura y educación y centraba sus principales críticas en la falta de lugares públicos para la lectura:

2 Publicado en República el 1 de marzo de 1936.

3 Escolar Sobrino, Hipólito, La cultura durante la guerra civil, Madrid, Historia 16, 1987, pp. 23-45.

Page 6: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

Francisco José Franco Fernández y Aitor L. Larrabide

Cuadernos Republicanos, n.º 87

104

“En el artículo que con el mismo título pero con falseada firma, por torpe error del tipógrafo, apareció anoche protestaba yo de que Cartagena, la cacareada Covadonga de la Enseñanza, la disputada patria de San Isidoro, tan magistral bibliófilo, no tuviera más que una Biblioteca Pública accesible para todo ciudadano. Ahora voy a quejarme de la inabundancia de lectores, cosa que achacamos refiriéndonos concretamente a la Municipal, a las malas horas de lectura hoy establecidas. Dichas horas, repito, son las de la mañana, de las que casi nadie, a excepción de los desocupados, pueden disponer. ¿Pero quizá; -nos querrán argüir- cambiando el horario aumentaría el número de asistentes? Y yo me pregunto, ¿es que realmente en Cartagena no existe afán por la lectura? ¿Acaso si este afán fuese cierto, podrían subsistir la dejadez y la incuria en nuestras bibliotecas? ¿Tan ilustrados estamos que no asistimos a ellas, o tan atrasados que los libros no nos importan?”

La Universidad Popular fue una institución muy ligada a la pareja Carmen Conde-Antonio Oliver, especialmente desde diciembre de 1931 con la celebración de su boda, en la que estuvieron presentes los más destacados miembros de su generación. Su matrimonio en los primeros meses del nuevo régimen político republicano tuvo un significado especial, pues el hecho de vivir juntos incrementó la capacidad de ambos para poner en común los proyectos culturales de los que tanto habían hablado durante sus más de tres años de noviazgo. Durante ese tiempo, desde el verano de 1927, habían conseguido, junto a un reducido grupo de amigos comunes ya estudiado, crear un movimiento generacional con unos objetivos y proyectos comunes y, al mismo tiempo, hacer atractiva la ciudad a los intelectuales de otras partes del país, siendo fundamental el establecimiento de lazos de unión no solamente con grandes escritores del momento como Ernestina de Champourcin o Juan Ramón Jiménez, sino también con los grupos culturales de otras ciudades como Lorca, Elche, Alicante, Orihuela o Murcia. Su matrimonio en 1931 posibilita una unión permanente de ambos y la definitiva adscripción del sistema educativo y la política cultural a la nueva realidad impuesta por las llamadas Misiones Pedagógicas4, de

4 Cabra Loredo, Dolores, Misiones Pedagógicas. Informes, ed. facs., Madrid, Editorial El Museo Universal, Madrid, 1992, p. 14.

Page 7: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

La cultura republicana en Cartagena...

Cuadernos Republicanos, n.º 87Invierno 2015 - ISSN: 1131-7744

105

las que la Universidad Popular sería la institución más activa y permanente a nivel nacional5.

Carmen Conde y Antonio Oliver van a conseguir en pocos meses implicar a sus respectivas familias y a su círculo de amistades más cercano en un proyecto humanista que nace con la pretensión de abarcar todos los ámbitos de la política, la sociedad, la educación y la cultura. Sorprende la rapidez con la que se pusieron en marcha en las instalaciones de la Sociedad Económica de Amigos del País y en su vecino edificio del Ateneo y comenzaron a realizarse las primeras actividades, cursos y conferencias, lo cual demuestra que era un proyecto largamente pensado y que implicaba a un grupo muy numeroso de personas que tenían, evidentemente una capacidad previa de organizar eventos y la experiencia de varios años de trabajo común. Eran momentos de ilusión y esperanzas, momentos de inspiración para Antonio Oliver, que continuaba desarrollando paralelamente su carrera literaria y abandonaba definitivamente en pro de la cultura su carrera de oficial de Telégrafos, publicando uno de sus más bellos poemas, “Sendero”.

La creación de la Universidad Popular fue, sin duda alguna, el más importante logro cultural de la Segunda República a nivel regional y el sello de identidad que caracteriza a varias generaciones de intelectuales, pensadores y profesionales de la enseñanza, que vieron plasmados con la nueva institución muchos de sus objetivos:

1º Ser la vanguardia de un movimiento cultural en Cartagena, tener capacidad de imponer su liderazgo.

2º Controlar una institución que dirigiese, directa o indirectamente, el funcionamiento de otras instituciones paralelas como eran el Ateneo y los centros republicanos.

5 A pesar de la independencia de actuación que caracterizaba a los miembros de la Universidad Popular, hemos de afirmar que la obra de dicha institución no se apartaba del proyecto nacional de Cossío, como manifestaba Carmen Conde en su artículo “Última visita a D. Manuel Bartolomé Cossío”, publicado en La Tierra el 5 de septiembre de 1935.

Page 8: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

Francisco José Franco Fernández y Aitor L. Larrabide

Cuadernos Republicanos, n.º 87

106

3º Influir decisivamente en la programación de la oferta cultural, seleccionando contenidos y planificando los actos a desarrollar, así como determinar las personas que habrían de dirigir, coordinar y seleccionar la presencia en la ciudad de intelectuales ajenos al grupo.

4º Tejer una malla de influencias en todas las instituciones de la ciudad: garantizar la presencia de los componentes del grupo en cada uno de los órganos de dirección. Carmen Conde y Antonio Oliver se reservaban, evidentemente, el control de la Universidad Popular, que confundía, personal e institucionalmente, sus órganos de dirección con los del Ateneo, pero sus actividades contaban con el respaldo municipal de nada menos que diecinueve concejales republicanos, la tutela de los relevantes diputados regionales Antonio Ros y Casimiro Bonmatí y la presencia activa en el Conservatorio y otros colectivos y órganos menores de la ciudad.

5º Tener capacidad de organización e influencia en materia educativa. No podemos olvidar que muchos de los integrantes del grupo intelectual del 27 en Cartagena eran docentes, como era el caso de la propia Carmen Conde, y la Universidad Popular había nacido, por encima de todo, con una vocación pedagógica. El objetivo último, no cabe duda, era filantrópico, persiguiéndose por encima de todo mejorar la capacidad educativa de la ciudad mediante la mejora de la calidad de la enseñanza, el equipamiento de los centros educativos y la organización de actividades extraescolares alternativas al currículo regular.

6º Desarrollar las nuevas técnicas educativas impulsadas por la pedagogía renovadora dentro de una concepción liberal de la enseñanza.

7º Controlar los medios de expresión cultural y de comunicación. Destacamos la presencia absoluta en las emisoras de radio, el control compartido con el Partido Radical del diario República y la presencia de los intelectuales de la institución al frente de diversos periódicos locales como La Tierra o El Noticiero; así como la creación de nuevas formas de expresión como fueron el Cinema Educativo y el Archivo de la Palabra, proyectos controlados directamente por la propia Carmen Conde.

Page 9: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

La cultura republicana en Cartagena...

Cuadernos Republicanos, n.º 87Invierno 2015 - ISSN: 1131-7744

107

La Universidad Popular era, pues, un proyecto innovador y ambicioso nacido en favor de la sociedad cartagenera y producto de unos sueños de juventud culminados en parte con la proclamación de la República. Meses después de este 14 de abril aparece el primer artículo de Antonio Oliver, donde se publica su proyecto de creación de la Universidad Popular. Fue en el diario La Tierra del día 4 de julio de 1931 y estaba dirigido a obreros, intelectuales y ciudadanos en general. Después se sucedieron los artículos informativos en el periódico República:

La Universidad Popular cartagenera puede ser una realidad bien pronto. Bastaría, más que los apoyos económicos imprescindibles, con que una idea tan desinteresada encontrase eco entre los elementos intelectuales de la población y entre el obrero y el ciudadano que en ella han de dar satisfacción a sus anhelos de cultura. La Universidad Popular que soñamos no daría títulos oficiales; pero, en cambio, capacitaría a sus alumnos para obtenerlos en los Centros educativos del Estado y despertaría la conciencia histórica de la región. En comunicación constante con las otras Universidades españolas y aún con las extranjeras, especialmente con las de Hispanoamérica, nuestra Universidad Popular nos tendría al tanto, directamente, de todos los movimientos ideológicos contemporáneos. Sus alumnos realizarían trabajos prácticos, visitas de carácter científico, industrial y artístico.

“La Universidad cartagenera crearía cátedras ambulantes que en los domingos y días festivos visitarían los caseríos de nuestro campo, contribuyendo a la redención del campesino. Abierta a todas las ideas nobles, en sus aulas podrían exponerse doctrinalmente, y no en plan de mitin pre-electoral, las esencias de todas las ideas sociales y así desfilarían por ella los más inteligentes pensadores. Ampararía toda manifestación de Arte; la Música, la Pintura, la Literatura, etcétera, serían divulgadas entre sus alumnos de forma que se despertaran las sensibilidades. La Medicina social, los problemas técnicos de la Minería, de las construcciones navales, del motor -el nuevo dios de la Mitología contemporánea- encontrarían en ella su mejor laboratorio6.”

6 Martínez, Salvador, “La Universidad Popular, una idea elevada”, publicado el 24 de julio de 1931.

Page 10: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

Francisco José Franco Fernández y Aitor L. Larrabide

Cuadernos Republicanos, n.º 87

108

Cedió su local el Colegio de Agentes Comerciales, nutrieron la reunión numerosos representantes del Ayuntamiento, la prensa, los partidos obreros y los políticos, entidades oficiales, comercios y empresas. Los periódicos locales y provinciales se hicieron eco laudatorio de la reunión. En el diario El Porvenir del día 24 de julio de 1931 el doctor Manuel Más Gilabert, subdelegado de Medicina, ex alcalde de la ciudad, fijaba en otro artículo la posición de los intelectuales en relación con la Universidad Popular. He aquí algunas de sus palabras:

Los que verdaderamente sentimos afecto por los obreros; los que vemos con simpatía las justas reivindicaciones; los que de buena fe intentamos penetrar en los problemas societarios; los que como obreros intelectuales gastamos, rápidamente nuestra vida con esfuerzo de energías que no aconsejamos a nuestros enemigos; los que aspiramos a que el obrero se ilustre para que pueda por sí enjuiciar en momentos transcendentales para su mejoramiento y el de los suyos; los que anhelamos la difusión de la cultura al alcance de todo obrero, cualquiera que sea su preparación anterior y sus medios económicos, labor que puede en gran parte realizar la Universidad Popular proyectada y que cuenta con nuestra devoción, los que aspiramos a hacer luz, no debemos ocultar nada de lo que debe decirse...

Y Carmen Conde se hizo cómplice de este empeño expresándose de esta forma:

“...La Universidad Popular cartagenera será el medio de enlace entre la escuela y el hogar. Hecha con el propósito de instruir a los adultos de la clase proletaria, ¿qué mejor ayuda que la suya podrá encontrar la escuela cartagenera? Junto al hijo en pleno trabajo escolar, el padre no será un analfabeto, una barrera, sino que, aprendiendo a su vez, rompiendo su corteza exterior e interior, se convertirá en el mejor sostén espiritual del hijo...7.”

Antonio Oliver, utilizado desde la proclamación de la República, por ser el intelectual cartagenero más conocido en ese tiempo, por los nuevos dirigentes nacionales de la educación y la cultura como

7 Recogido en República..., p. 73.

Page 11: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

La cultura republicana en Cartagena...

Cuadernos Republicanos, n.º 87Invierno 2015 - ISSN: 1131-7744

109

introductor de las nuevas tendencias en la ciudad; y en su carácter de gran conocedor de los objetivos marcados desde el Ministerio de Instrucción Pública por políticos como Marcelino Domingo o Rodolfo Llopis y desde la Escuela Normal de Magisterio de Madrid por Dolores Cebrián, la esposa del Presidente de las Cortes Españolas, Julián Besteiro, se convirtió en el líder del nuevo movimiento, contando con la asistencia permanente de Carmen Conde, que lideraba igualmente el Consejo Directivo en su calidad de Secretaria. Los otros componentes del mismo, además de Antonio Oliver, eran el doctor Manuel Más Gilabert, el poeta Ginés de Arlés y Antonio Puig Campillo, investigador y profesor de la Escuela de Trabajo.

Muchos fueron los nombres ilustres que desfilaron, entre cursos, conferencias, actos y discursos, por las tarimas de la Universidad Popular, pudiendo ser clasificados de esta forma:

Políticos republicanos relevantes: Antonio Puig Campillo, Casimiro Bonmatí, Margarita Nelken, Mariano Ruiz-Funes y Antonio Ros.

Médicos famosos: los doctores cartageneros Manuel Más Gilabert, Jefe del Servicio Sanitario de la ciudad, y el famoso cardiólogo Luis Calandre.

Intelectuales vinculados con la institución: Juan Lanzón, Ginés de Arlés, Cayetano Alcázar, María Martínez Sierra, María Cegarra Salcedo, Guillermo de Torre, Esteban Satorres, Luis Santullano, Pedro Bernal Martínez, Vicente Ros García, José Benítez de Borja, Federico Casal y José María Chacón y Calvo.

Intelectuales de relevancia nacional: Cipriano de Rivas Cheriff (uno de los cuñados de Manuel Azaña), el filósofo Manuel García Morente y los escritores oriolanos Miguel Hernández y Ramón Sijé.

Intelectuales murcianos: el rector de la Universidad de Murcia, José Loustau, el maestro nacional y dirigente socialista José López Almagro, el escultor Antonio Garrigós y el escritor José Ballester.

Page 12: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

Francisco José Franco Fernández y Aitor L. Larrabide

Cuadernos Republicanos, n.º 87

110

La Universidad Popular de Cartagena fue aprobada por unanimidad del pleno municipal en junio de 1931, concediéndose una subvención anual de 2.500 pesetas. El primer gran acontecimiento fue la inauguración en octubre de 1931 del primer curso escolar de la Universidad Popular por el político e intelectual Fernando Valera, a instancias de Antonio Ros. Las primeras dos lecciones fueron desarrolladas en la nueva institución por el propio Fernando, que habló de la intolerancia, del valor de la palabra para la comunicación humana y de los fines de la República, del papel del Estado como defensor de la paz, la tolerancia y una convivencia en libertad. Se impartieron dentro de un curso de extensión universitaria que comenzó el sábado 5 de diciembre de 1931 en los salones del Ateneo a las 7 de la tarde. Fechada el 29 de febrero, y con la firma del Consejo Directivo, publicó la prensa cartagenera esta comunicación redactada por Antonio Oliver, que venía a ser el ideario del primer curso:

“Con las valiosas aportaciones de generosos intelectuales que ponen su sólida cultura al servicio de esta Universidad, darán comienzo el jueves día 10 de marzo de 1932 las clases ordinarias que la Universidad Popular pensó crear desde un principio, como fin primordial de su labor. Aprobado el Reglamento por la Superioridad, entra la Universidad Popular en un período de liberal eficacia.

Quien por su modesta condición o por especiales circunstancias de su vida no haya podido aprender todas aquellas cosas que, con otra organización de la sociedad, hubiese adquirido sin esfuerzo alguno, puede y debe acudir a estas clases de la Universidad Popular cartagenera, para lo cual no se precisa más que una asistencia puntual y seria, ya que dichas clases son gratuitas completamente y se han de explicar desde las seis de la tarde en adelante, horas las más convenientes a la generalidad de los trabajadores.

Piense el elemento obrero de Cartagena, y todos los ciudadanos en general, que la Universidad Popular cartagenera es cosa desligada de cualquier partidismo, y, sobre todo, que en su cátedra no han de desvirtuarse las justas aspiraciones redentoras del proletariado. Piensen también, ante todo los dirigentes de unas y otras organizaciones, que ya es hora de ir sacando al obrero del ambiente del bar o de la taberna,

Page 13: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

La cultura republicana en Cartagena...

Cuadernos Republicanos, n.º 87Invierno 2015 - ISSN: 1131-7744

111

como a otras clases sociales habría que sacarlas del club o del casino. No desatiendan esta ventaja que a la civilización les abre la Universidad Popular con absoluto desinterés y sanos propósitos.

Todas las personas de uno y otro sexo que, desde los quince años en adelante, deseen inscribirse como oyentes de estas lecciones, deben decir su nombre y apellidos, su edad y profesión, en la Secretaría de esta Universidad, provisionalmente establecida en la Escuela de Comercio, plaza de Castellini, 3, primero, lo que se recomienda que hagan cuanto antes, dada la próxima fecha de la apertura. El primer cursillo ordinario estará a cargo del ilustre catedrático don Antonio Puig Campillo, quien explicará lecciones sobre “Historia del Trabajo; con estas lecciones se alternarán, por lo pronto, las del Dr. Bonmatí, del Arquitecto Sr. Ros, profesores Sres. Berzosa, Huici, Navarro y otros, que oportunamente anunciaremos.”

Por otra parte, el día 8 de enero de 1932 se celebró en el Ateneo la primera de las dos conferencias que hubo de impartir el Catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Murcia Mariano Ruiz-Funes, que llevó el título “Grandeza y decadencia de la pena de muerte en España”. La segunda de las conferencias, celebrada el día 15 de enero de 1932, versó sobre el tema “La pena de muerte y la Constitución de la República”.

El tercer ciclo de conferencias fue impartido el lunes 7 de marzo de 1932 a las diez y media de la noche por la diputada socialista y amiga de Carmen Conde Margarita Nelken, que actuó en la Universidad Popular y en la Casa del Pueblo de la Calle Sagasta, 59, de Cartagena, charlando sobre “Las musas en el Romanticismo español”, siendo presentada por el entonces presidente de la Agrupación Socialista local, el catedrático Julio Huici Miranda.

En abril, tras las conferencias, comenzaron las clases ordinarias: el jueves día 7 a las 7:30 horas de la tarde Antonio Puig Campillo dio la primera de la serie de diez lecciones tituladas “Historia del trabajo y de los trabajadores” y el sábado 9 a las 7 el doctor Bonmatí inició la serie de siete conferencias denominada “Vida sexual”, mientras que

Page 14: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

Francisco José Franco Fernández y Aitor L. Larrabide

Cuadernos Republicanos, n.º 87

112

al día siguiente el arquitecto Lorenzo Ros inició la serie de tres sobre arquitectura. El comienzo de las actividades fue posible gracias a la gestión del diputado nacional Ramón Navarro Vives, que gestionó la donación de la biblioteca por parte del ministro de Instrucción Pública, y del diputado provincial Casimiro Bonmatí, que consiguió las 750 pesetas necesarias8. Otras actividades interesantes fueron la organización del campamento universitario de Sierra Espuña, con el traslado hasta allí de los profesores Ángel Ossorio y Mariano Ruiz-Funes para impartir conferencias, y la puesta en funcionamiento de la Biblioteca Circulante (actividad en la que participó Miguel Hernández), que iba repartiendo por los pueblos los libros donados por las Misiones Pedagógicas, aproximadamente 2.000 por año. El balance final del primer curso de la Universidad Popular fue de un resultado altamente positivo, no sólo por la repercusión indirecta de las actividades, sino también por la matriculación directa en las lecciones de 130 obreros y estudiantes.

Las clases fueron ampliando sus temas y elevando paulatinamente el nivel cultural de los alumnos en materias como la historia, el derecho, las matemáticas, la literatura, la gramática o los idiomas. El trabajo del poeta y vicepresidente de la institución, Ginés de Arlés, junto a la de Antonio Oliver (no en vano eran primos hermanos), amplió el radio de las actividades: estableció ciclos de conferencias a cargo de eminentes catedráticos, de Murcia y Madrid, escritores, críticos y científicos. Pero a Carmen Conde, cuya vocación literaria se unía a la pedagógica, le pareció que sería bueno también crear una biblioteca infantil y un cine: primero lo uno y a continuación lo otro. Se vio secundada no sólo por Antonio y Ginés de Arlés, sino también por los mismos alumnos adultos que se apresuraron a llevar a sus hijos e hijas para que leyeran y vieran libros y filmes educativos. El cine, los domingos: a cargo de José Vidal autodidacta de calidad. La biblioteca, a diario: Luis Conde, padre de Carmen, que se sumó con entusiasmo a la Universidad Popular, y Joaquín Mellado Cegarra (primo hermano del escritor unionense Andrés Cegarra y de su hermana María, eran los tutores de la misma). La biblioteca infantil, que como la de adultos, se nutría especialmente con grandes remesas del Patronato de Misiones Pedagógicas, estaba formada en su mayor parte por los fondos de la Colección Araluce. La conferenciante de mayor éxito entre los pequeños lectores era la

8 Diario República, 4 de marzo de 1932.

Page 15: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

La cultura republicana en Cartagena...

Cuadernos Republicanos, n.º 87Invierno 2015 - ISSN: 1131-7744

113

escritora de moda, Elena Fortún. En cierta ocasión, cuando Carmen Conde estaba explicando una clase de literatura, se le acercó una niña llevando de la mano a su padre, un obrero modestísimo: “Quiero que enseñe Vd. a leer a mi padre, que le da vergüenza cuando llevo libros a mi casa”. Desde ese mismo instante quedó fundada una clase especial para analfabetos adultos, que, naturalmente, inauguró Carmen Conde. La cual, en una conferencia suya había dicho:

“Es muy difícil definir en qué serie de ensayos consiste la verdadera preparación del niño, porque varían según el educador. Es verdad que hay un programa oficial de materias de instrucción; una literatura copiosa que indica, durante la carrera de Magisterio, cómo ha de hacerse el citado trabajo; pero es cada maestro el que realiza su método, el que aplica un método determinado. Y esto, no ante todos los niños, sino ante ‘cada niño’; porque la sensibilidad humana puede estudiarse en grandes grupos, como cosa ya efectuada -y aún estando efectuada sufrimos errores de apreciación-, pero la sensibilidad infantil, que es cosa fluctuante, no podemos sujetarla a un método general. Graves son las dificultades que ha de resolver un maestro consciente...9.

Antonio Oliver para redactar su Reglamento tuvo en cuenta la Universidad fundada en Segovia por Antonio Machado, agrandando sus fines de la de Cartagena reclamando no sólo a los adultos, sino también a sus hijos. Y aquel acto inaugural resultó emocionante, conservándose una fotografía del primer grupo de lectores.

Tras el paréntesis veraniego, tras la normal celebración de las clases, comenzó el curso con una conferencia inaugural de Ramón Sijé titulada “Gabriel Miró y la Universidad Popular”, celebrada en los salones de la Universidad Popular el día 13 de octubre de 1932 a las 7 de la tarde10. El escritor oriolano inauguró el programa de actos en homenaje a Miró con un elogio lírico de su obra, y al día siguiente el

9 El resumen de esta anécdota y de la conferencia se publicó el día 18 de junio de 1932 en el diario República.

10 La apertura formal del curso se hizo coincidir con la del Ateneo y la Fiesta de la Raza: Ginés de Arlés García habló representando a la Universidad Popular el día anterior, 12 de octubre, según la crónica aparecida en el diario El Porvenir el día 13 de octubre de 1932 con el título “Ayer en el Ateneo”.

Page 16: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

Francisco José Franco Fernández y Aitor L. Larrabide

Cuadernos Republicanos, n.º 87

114

escritor José Rodríguez Cánovas ofreció una conferencia similar en el mismo escenario dividida en cuatro partes.

La temática de los cursos, actividades y conferencias era muy variada, destacando la programación del curso 1932-1933, en la que se incluían actos sobre política, medicina, poesía y pensamiento por encima de otras disciplinas. Además de la participación, casi siempre altruista, de las personalidades antes citadas, hemos de destacar la colaboración de muchos de ellos en tareas de pura organización o intendencia, contándose con la presencia de múltiples maestros, artistas y personas que compartieron el desinteresado amor por la cultura de los impulsores de la Universidad Popular. Cabe destacar el sentimiento de hermandad y camaradería con los círculos intelectuales de las ciudades vecinas de Alicante y Murcia, integrándose en la institución murcianos memorables como José Ballester, Antonio Garrigós, José Loustau, Mariano Ruiz-Funes, José López Almagro y Cayetano Alcázar. En los primeros momentos fue fundamental la presencia de un humanista de la talla de Rodríguez Cánovas, de la colaboración de Juan Lanzón y del doctor Luis Calandre, y la labor del diputado provincial Casimiro Bonmatí, que siempre estuvo al lado del matrimonio Oliver-Conde y que consiguió todo tipo de ayudas económicas y subvenciones para la nueva institución. Cuando había que realizar alguna gestión en Madrid, conseguir algún favor del Gobierno o garantizar la presencia de alguna figura de talla, siempre se recurría a la influencia de su benefactor, Antonio Ros.

Durante el curso 1932-1933, se consiguió que viniera uno de los equipos de jóvenes misioneros de la cultura y las artes a tomar parte directiva en una campaña educativa por la comarca cartagenera. Estuvieron en Cartagena María Moliner, Antonio Sánchez Barbudo y Pablo de Cobos. En la misión fueron acompañados por Carmen Conde y Antonio Oliver, desarrollando sesiones para los escolares y adultos en Cabo de Palos, Fuente Álamo y Zarcilla de Ramos (hay indicios de que Miguel Hernández también participó, como luego se verá); tres tipos de pueblos: costero, campesino y de montaña. Se proyectaron películas y charlas durante los días finales de abril de 1933, época en la que surgieron también la Sección Femenina, el cinematógrafo educativo, las controversias entre afiliados, el “Archivo de la Palabra”, exposiciones,

Page 17: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

La cultura republicana en Cartagena...

Cuadernos Republicanos, n.º 87Invierno 2015 - ISSN: 1131-7744

115

conciertos, excursiones al mar y a pueblos del contorno. De la parte femenina se encargaron Carmen Conde y la maestra Josefina Sánchez Bolea. La primera de sus sesiones se celebró el 12 de mayo de 1933. Se le dio un carácter de enseñanza práctica a dichas reuniones, iniciándose las clases de inglés, francés y alemán a cargo, respectivamente, de Elena Calderón (hija de un general de la Marina de Guerra), Carmen Conde y Herman Blocksdorf. En la inauguración, una de las afiliadas, Adela Benzal Savon, maestra nacional, pronunció una conferencia divulgadora de los fundamentos de la Pedagogía.

Otro de los deseos de Antonio Oliver fue la creación de una revista que informara sobre las actividades de la institución. Apareció entonces Presencia, boletín sencillo que encontró un eco favorabilísimo en la prensa por tener también buenos trabajos literarios acerca de los temas que preocupaban a maestros y alumnos. El número 1 se publicó en marzo de 1933. Las circunstancias y acontecimientos posteriores no permitieron a la revista pasar del número 4.

Otras actividades interesantes fueron la creación de la biblioteca infantil, que estaba a cargo de Luis Conde, el padre de la escritora; la campaña de excursiones educativas por Cabo de Palos, Fuente Álamo, Sierra Espuña y Zarcilla de Ramos, que ya hemos adelantado; la organización de un viaje a Mallorca; la fundación de la Sección Femenina, a cargo de Carmen Conde y de su colaboradora Josefina Sánchez Bolea; el Cinema Educativo y el Archivo de la Palabra, catalogado como una serie de discos impresionados directamente por quienes destacaban en la vida nacional en alguna faceta, de modo que las voces de ellos perdurasen como testimonio, a través del tiempo, de sus valores intelectuales y humanos. También se organizaron sesiones de cine para los niños del Colegio de la Misericordia, destacando el programa educativo desarrollado en el curso 1933-1934 en una de las aulas del Colegio, siendo estas las proyecciones llevadas a cabo el domingo 24 de diciembre de 1933 entre las 10 y las 12 de la mañana.

Los numerosos actos celebrados en pro de la difusión cultural despertaban el interés de los vecinos, que pasaban las horas de las tardes sentados junto a las ventanas para ver y escuchar cuanto pasaba en la Universidad Popular, siempre llena de jóvenes y de niños.

Page 18: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

Francisco José Franco Fernández y Aitor L. Larrabide

Cuadernos Republicanos, n.º 87

116

Cualquier curioso que se acercase a la institución podía escuchar la guitarra del maestro Benito Lauret, la voz del escritor Guillermo de Torre, las conferencias del catedrático Cayetano Alcázar Molina, las intervenciones del marino y escritor José Gella Iturriaga, las bromas del periodista Esteban Satorres o las clases del maestro nacional Feliciano Sánchez Saura.

En 1933 las actividades de la Universidad Popular cobraron fama internacional, de modo que el matrimonio Conde-Oliver participó en mayo de ese año en el libro-homenaje internacional a Tagore, The Golden Book of Tagore, editado en Shanti Niketan, comarca donde el poeta fundó su escuela de Bolpur. Dirigían la edición los poetas Mahatma Gandhi, Romain Rolland y Ramananda Chatterjee. Junto a Carmen y Antonio participaron, entre otros, Paul Valéry, por Francia, y Benedetto Croce, por Italia, lo que indica la relevancia nacional e internacional que llegó a alcanzar el grupo aglutinado por la Universidad Popular. El diario murciano La Verdad acogió con la lógica expectación la noticia, publicando un artículo sobre este tema titulado “Altavoz. The Golden Book of Tagore”, donde se hacía esta reseña:

“Editado en Shanti Niketan, comarca donde el poeta fundó su escuela de Bolpur. Han ordenado y dirigido la edición los poetas Mahatma Gandhi, Romain Rolland y Ramananda Chatterjee. Participan, entre otros, Paul Valery, por Francia y Benedetto Croce por Italia. De España colaboran la Academia Española, y los poetas cartageneros Carmen Conde y Antonio Oliver11.”

Llama la atención la importancia de las relaciones que pudieron llegar a tener estos intelectuales de provincias, a los que se les valoraba, no sólo su contrastada calidad literaria, sino su capacidad de liderazgo e innovación. La presencia en el homenaje a un escritor tan relevante como ha sido Tagore, el hecho de ser seleccionados por la Real Academia Española de la Lengua para tal evento y la participación de intelectuales tan variados y relevantes como Paul Valéry o Benedetto Croce tuvo su broche de oro al ser, precisamente, su organizador un personaje tan importante para el devenir histórico como ha sido Mahatma Gandhi. Sorprende que

11 Este artículo se publicó el día 11 de mayo de 1933, causando una gran impresión en los círculos culturales de la ciudad.

Page 19: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

La cultura republicana en Cartagena...

Cuadernos Republicanos, n.º 87Invierno 2015 - ISSN: 1131-7744

117

el matrimonio Oliver-Conde supiera compaginar su presencia en evento de tal magnitud con los trabajos cotidianos de la Universidad Popular en un marco puramente local y esto se explica solamente entendiendo el fuerte compromiso de todos estos intelectuales con su ciudad natal y el convencimiento de ser su proyecto importante. En 1934 veía la luz el libro de Carmen Conde, Júbilos, prologado por la escritora chilena Gabriela Mistral e ilustrado por Aurora Borges. Formaba parte de una serie de publicaciones de la revista murciana Sudeste, iniciadas dos años antes con la aparición del libro de Antonio Oliver Tiempo Cenital12. El diario murciano La Verdad publicaba13 un guión sobre sus actividades, controladas en un porcentaje elevadísimo por los intelectuales cartageneros y oriolanos:

“Actividades de Sudeste: Carmen Conde, en primer término con un libro ya terminado y casi en edición -que titula Júbilos-, poemas prologados maravillosamente por la gran poetisa Gabriela Mistral con unas ingenuas y bellas ilustraciones de Aurora Borges. Probablemente lo editará en la colección de “Sudeste”. En la misma colección irán apareciendo los siguientes libros inmediatos: Figuras literarias, ensayos de José Rodríguez Cánovas, y Árbol, versos de Raimundo de los Reyes. María Cegarra Salcedo, tiene escrito un bello libro de poemas -Cristales- para el que ha escrito un ensayo preliminar, lleno de interés crítico y literario Ernesto Giménez Caballero. La edición inmediata, ignoramos en dónde. De Orihuela nos llega una carta de Ramón Sijé, con el anuncio de una nueva revista en proyecto “Revista -dice- que querrá ser de expresión exacta del humano -y humanista- español -y españolista- ‘conceptismo católico’.”

La principal actividad de 1935 fue la exposición fotográfica “Una antología de viajes a Cartagena”, del Dr. Luis Calandre. Para el curso 1935-1936 se planificaron diversas actividades. Efectivamente, al comienzo aparecieron dos publicaciones de la Universidad Popular: el texto de la conferencia pronunciada por el Dr. Luis Calandre Ibáñez, “Cartagena vista por los extranjeros”, y el último número, el 4, de la revista Presencia. Logró Antonio Oliver que se rodara una película

12 La revista murciana Sudeste era en aquel tiempo un punto de encuentro entre los intelectuales de Murcia y Cartagena.

13 En la página 4 de su edición del jueves 15 de febrero de 1934.

Page 20: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

Francisco José Franco Fernández y Aitor L. Larrabide

Cuadernos Republicanos, n.º 87

118

con los molinos de velas, de gran calidad según el testimonio del Dr. Calandre, quien en carta del 25 de enero de 1936 notificaba al escritor:

Llevé su bonita película Molinos del Sureste de España, ayer, al local de Misiones Pedagógicas, y allí se proyectó en presencia de Santullano... Nos gustó. Los molinos se expresan con majestuoso ademán...14.”

De aquí brotó la convocatoria para un concurso de fotografías de molinos, entre profesionales y aficionados, con la protección económica de Luis Calandre. Se hizo otro concurso de cuentos entre los afiliados infantiles, mientras que las clases especiales para analfabetos adultos alcanzaban la cifra de cincuenta asistentes. Surgió por aquel tiempo la sección del “libro de última hora”. Mediante cincuenta céntimos cada socio, mensualmente, podía retener el libro escogido para su adquisición cinco o seis días y cuando todos lo habían leído el libro pasaba a engrosar la Biblioteca de la Universidad Popular que, por aquellos meses, daba a las estadísticas la cifra de 35.000 lectores. La primera conferencia de aquel curso malogrado la pronunció Antonio Oliver, tratando en ella de la Murcia musulmana en general y de forma especial de la obra del sufí murciano Abenarabi, estudiando sus poesías y su famosa obra Revelaciones acerca del conocimiento de Dios y del mundo.

Por entonces Antonio y Carmen habitaban en Los Dolores, a unos cuantos kilómetros de Cartagena, en la calle de Levante, que entonces se abría al llamado campo de almendros y granados y molino del Tío Poli –donde se conserva el retrato con Miguel Hernández-. Se les ocurrió rotular otra de las calles situadas al final del Barrio con el nombre de Abenarabi, contando antes con el Municipio, y pintado el nombre en una tabla fue colocada ésta por Oliver en una esquina15. Ciertos niños que se hallaban cerca contemplando esta ofrenda histórica, les ayudaron en el sencillo homenaje a uno de los comprovincianos más célebres. También en el curso 1935-1936 el jefe de la Estación Radiotelegráfica de Cabo de Palos, Ángel Rojas Veiga, poco después de recibirse en aquel poblado

14 Dicha carta se conserva en el Patronato Carmen Conde-Antonio Oliver.

15 Rodríguez Cánovas, José, Antonio Oliver Belmás y la Universidad Popular de Cartagena, Cartagena, Ayuntamiento de Cartagena, 1968, p. 68.

Page 21: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

La cultura republicana en Cartagena...

Cuadernos Republicanos, n.º 87Invierno 2015 - ISSN: 1131-7744

119

la Biblioteca concedida por gestiones de la Universidad Popular, aceptó pronunciar unas lecciones especializadas para los muchachos.

El martes día 7 de abril de 1936 María de Maeztu pronunció una conferencia sobre “La educación moral”16. El 20 del mismo mes fue José Juan, director de la Orquesta de Cámara de Alicante, quien trató de la “Influencia española en la música francesa contemporánea”, ilustrando su disertación con ejemplos de Debussy y Ravel. Ante su éxito, que le emocionó profundamente, aceptó venir a Cartagena con su Orquesta de Cámara a celebrar un magnífico concierto en la mañana del 3 de mayo, en el ya desaparecido Teatro Principal. Entre los alumnos de la Universidad Popular y el matrimonio Oliver-Conde, se logró vender todas las localidades del Teatro. El día 16 de junio fue una fecha histórica para la institución, pues tuvo lugar el último acto cultural de su breve existencia: el Dr. Antonio Ros habló sobre el tema “Pasado, futuro y presente de nuestra Marina de Guerra”. No tardó sino un mes en estallar la Guerra Civil. Y las tareas de la entidad cultural se vieron paralizadas.

La Universidad Popular mantuvo, como todas las instituciones cartageneras de la etapa republicana, una gran vinculación con la ciudad de Murcia y sus intelectuales. La máxima expresión de esta fraternidad fue la visita institucional de los miembros de la Universidad cartagenera a la Universidad de Murcia.

Mucho se ha hablado históricamente de la rivalidad y los recelos existentes entre la clase política murciana y cartagenera. La Segunda República no fue una excepción en este tema, habiendo además una especial tensión ideológica entre ciudades de características bien diferentes. Pero podemos decir que el tradicional liderazgo murciano en todos los terrenos de la vida pública y los recelos de la clase intelectual cartagenera hacia la pretensión capitalina de monopolizar la cultura conoció en los años 30 un paréntesis basado en el protagonismo de la Universidad Popular de Cartagena, que supo integrar en sus actividades a los intelectuales murcianos. Desde la fundación de esta institución en 1931 el papel de personalidades de la vida pública de la capital fue fundamental, habiéndose olvidado el hecho de que, junto a la 16 Publicado en República el 8 de abril de 1936.

Page 22: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

Francisco José Franco Fernández y Aitor L. Larrabide

Cuadernos Republicanos, n.º 87

120

importante prensa local (especialmente el diario República), tiene gran tirón popular la regional, especialmente el diario La Verdad. Hemos de decir que este medio, que tuvo durante los años 30 grandes problemas con los poderes políticos republicanos, al ser de difusión provincial, tuvo vocación de ser vehículo de las iniciativas culturales comunes a los intelectuales murcianos.

La fundamental presencia de Raimundo de los Reyes (que posibilita, entre otras cosas, el encuentro en Murcia entre Federico García Lorca y Miguel Hernández) al frente de la sección cultural del periódico, se complementa con la menos conocida de su director, el cartagenero Antonio Reverte Moreno, contemporáneo de Carmen Conde y su generación, pues nació en la ciudad portuaria el día 2 de junio de 1906, un hombre ilustre que falleció en Murcia en 1981 sin que la sociedad murciana le hubiese reconocido su labor periodística y cultural. Se incorporó como periodista a La Verdad en su juventud y en 1932 sustituyó como director a Federico Salmón. Continuó como director de La Verdad hasta su confiscación por el Gobierno el día 20 de julio de 193617.

Durante su dirección, el periódico, como la propia prensa cartagenera, fue voz y eco de los actos de la Universidad Popular y, lo más importante, reflejó con mayor fervor la presencia de los intelectuales de la capital en sus actos. Podemos decir que la clave de tal proceso es la estrecha relación de Antonio Oliver con Antonio Reverte, amigo de juventud. Ya en los comienzos del año 1931 Ediciones Sudeste propone a Oliver la publicación de un libro de versos; aparecía así Tiempo Cenital, primer acto de la fructífera relación de éste con la vida cultural murciana. En cuanto a las actividades de la Universidad Popular, destacamos el artículo aparecido en el periódico el 4 de diciembre de 1932 llamado “Aspectos literarios de Gabriel Miró”, folleto de la conferencia de José Rodríguez Cánovas sobre Miró en la Universidad Popular de Cartagena18. Unos días más tarde, el 30 de marzo de 1933,

17 Antonio Pérez Crespo, “Antonio Reverte”, artículo aparecido en el diario La Opinión el día 7 de diciembre de 2003.

18 Destacamos igualmente el artículo sobre el libro de éste, Jesús y Judas (6 de abril de 1933).

Page 23: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

La cultura republicana en Cartagena...

Cuadernos Republicanos, n.º 87Invierno 2015 - ISSN: 1131-7744

121

Raimundo de los Reyes, realizaba este comentario sobre la aparición de la revista Presencia:

“...Felicitamos a los animadores de la Universidad Popular y, sin duda alguna, también de esta revista, Carmen Conde y Antonio Oliver.”

En mayo de 1933 la Editorial Sudeste publicó una comedia poemática de Carmen Conde y María Cegarra Salcedo, una de las escasas colaboraciones de ambas escritoras, y en agosto el poema de Miguel Hernández “Ciudad en mar ligero y campo rápido”, dedicado a Carmen Conde, escritora que ganó el 18 de octubre de 1933 el concurso de cuentos de La Verdad. Ese mismo mes el periódico reseñaba como actos relevantes de la Universidad Popular la conferencia del intelectual murciano José Ballester en Cartagena y la inauguración de la exposición de figuras de Antonio Garrigós en el Salón de la Sociedad Económica Amigos del País. Por su parte, el escritor cartagenero José Rodríguez Cánovas elogiaba en artículo escrito unos días más tarde la obra del imaginero murciano.

Cada día los periódicos reflejaban la creciente tensión política: editoriales con aires de guerra se acompañaban de refrescantes noticias culturales, como fue la aparecida el día 4 de junio de 1936 con el título Silbo, primer número de una “Hoja de Poesía” editada con originales de Juan Ramón Jiménez, Miguel Hernández, Enrique Azcoaga, Alfredo Serna, Vicente Aleixandre, Antonio Oliver, Jesús Poveda y Carlos Fenoll. Esos días previos a la guerra se organizaban en Cartagena y Murcia homenajes póstumos al ensayista de Orihuela, a Ramón Sijé19. Por su parte, Antonio Oliver publicaba en la Revista Hispanoamericana “Naturaleza y poesía en la obra de Gabriel Miró” y aquellos días del asesinato del teniente Castillo y de Calvo Sotelo, cuando en Cartagena hervía la huelga general, los escritores murcianos, y los cartageneros, seguían escribiendo poemas y preparando nuevas actividades de la Universidad Popular, las del curso que uno de sus insignes miembros, José Rodríguez Cánovas, llamó con tristeza “el curso malogrado”.

19 El publicado por La Verdad se llamaba “Estela de Ramón Sijé. Homenaje póstumo” y apareció el día 25 de junio de 1936.

Page 24: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

Francisco José Franco Fernández y Aitor L. Larrabide

Cuadernos Republicanos, n.º 87

122

La Universidad Popular fue, pues, a la educación lo que el Ateneo a la cultura, siendo ambas instituciones hermanas, paralelas, complementarias y duplicadas en su dirección. La Universidad dirigió con maestría el Ateneo y éste hizo lo propio con la Universidad: lo realmente importante en aquel tiempo eran los hechos y no las personas20, pues ésa y no otra era la clave de la cultura popular. El Ateneo sirvió en tiempos de la República a la institución docente como marco para sus actos y conferencias y facilitó a sus ponentes la utilización de un foro donde dar sus lecciones magistrales y hacer públicos sus saberes, expresados en el ámbito particular a través de las clases y las actividades de las Misiones Pedagógicas. Esa fue la auténtica novedad plasmada por los intelectuales republicanos y la que caracterizó realmente a aquel tiempo.

Miguel Hernández y las Misiones Pedagógicas en Cartagena

Uno de los aspectos más interesantes y, a la vez, menos estudiados de la biografía hernandiana, dentro de la nutrida y dispar profusión de publicaciones que, desde principios de los años sesenta, han ido apareciendo sobre su breve singladura vital es, sin duda, su paso por las Misiones Pedagógicas, una actividad que a lo largo de cuatro periodos correspondientes a los años 1933, 1935 y 1936, llevó al poeta oriolano por distintas comarcas castellano y leonesas, manchegas y murcianas, como parte activa de ese “aliento de progreso” en que “la cultura general, la orientación pedagógica de las escuelas y la educación ciudadana de las poblaciones rurales formaran parte de las ventajas reservadas únicamente a los centros urbanos”. Aunque no es nuestro objeto ni intención profundizar en esa impagable labor que el Patronato llevó a cabo en más de 7.000 pueblos españoles, sin embargo es de justicia realizar un breve balance de esas actividades en las que tomaron parte 600 misioneros y se realizaron un total de 196 circuitos, lo que redundó en 5.522 bibliotecas y más de 600.000 libros repartidos, hasta el 31 en marzo de 1937, por todo el medio rural del país, y a los que habría que añadir las 286 actuaciones que realizó el Teatro y Coro, así como las exposiciones circulantes de pintura que pudieron verse en 179 localidades.20 En contra de lo que ha sido históricamente la sociedad cartagenera, tan dispersa en sus actividades por las ansias de protagonismo de sus dirigentes.

Page 25: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

La cultura republicana en Cartagena...

Cuadernos Republicanos, n.º 87Invierno 2015 - ISSN: 1131-7744

123

A ésta, por decir de alguna manera, laguna investigadora, en la vida del poeta oriolano, han contribuido de forma más o menos voluntaria, en primer lugar, sus biógrafos, que han preferido indagar en aspectos más cercanos a la idiosincrasia del poeta, a sus escritos, militancia política, amores y amistades con amigos y colegas; y por otro, el confusionismo generado por el propio Hernández a través de sus escritos con relación a los viajes realizados para las Misiones y los que llevaba a cabo para su protector, José Mª de Cossío, recopilando datos para su Enciclopedia Los Toros.

“Con las Misiones Pedagógicas -dice José Luis Ferris en su detallada biografía Miguel Hernández. Pasiones, cárcel y muerte de un poeta (Madrid, Temas de Hoy, 2010)-, Hernández viaja durante los meses de febrero y mayo de 1935, por tierras de Castilla La Vieja, de Andalucía y de La Mancha”, deteniéndose, con especial atención en el que hizo por tierras salmantinas en 1935 y que el mismo poeta, en su artículo “Misiones Pedagógicas”, relata con dilatada generosidad. Del resto de Misiones, sólo dos se mencionan muy de pasada y la cuarta se ignoró en su totalidad. Por otro lado su “rica” correspondencia ha sido utilizada para otros fines biográficos en los que este aspecto ha quedado más como axioma de fe, creyendo a pie juntillas las palabras del poeta, que como un hecho contrastado e investigado para tratar de cerrar el círculo de su breve existencia. En este sentido, trataremos de revisar las Misiones realizadas por Miguel Hernández en Cartagena.

Hasta el momento, se hablaba de que Miguel Hernández tan sólo había participado en una sola misión por tierras de Salamanca, apartado que el profesor José Luis Puerto dio cumplida cuenta en su detallada intervención en el Congreso de Burgos (3/6 de febrero de 2010)21. El error partía de un texto, ya mencionado, sin fecha, inédito hasta 1986 que lleva por título en las obras completas editadas por Espasa Calpe, “Misiones Pedagógicas”. El texto, procedente del archivo de Josefina Manresa, esposa del poeta, vio la luz casi al unísono de la mano de María de Gracia Ifach (Miguel Hernández, Prosas líricas y aforismos, Madrid, Ed. De la Torre, 1986) y Agustín Sánchez Vidal

21 Publicado en edición exenta: Miguel Hernández en las Misiones Pedagógicas por tierras salmantinas, introducción de Gabriele Morelli, Burgos, Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, 2010.

Page 26: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

Francisco José Franco Fernández y Aitor L. Larrabide

Cuadernos Republicanos, n.º 87

124

(Miguel Hernández, El torero más valiente. La Tragedia de Calisto. Otras prosas, Madrid, Alianza Editorial, 1986), y no coincide en ambas transcripciones. Aunque los dos comienzan de igual forma con la frase que da lugar al equívoco: “He hecho una sola misión y ha sido por tierras, mejor dicho, por piedras salmantinas”, y el de Sánchez Vidal mantiene el error del nombre del pueblo de Brincones por “Princones” como en las obras completas, sin embargo en el de Sánchez Vidal puede leerse al comienzo del último párrafo: “En el último pueblo hicimos la segunda misión en pleno campo. Proyectando el cine contra el muro de la iglesia”, que en Ifach se suprime. Jesucristo Riquelme, en su edición de 2002 (Antología comentada, Madrid, Ed. De la Torre, tomo II, Prosa, 2002), repite el texto de Sánchez Vidal y no el de Ifach. Sin embargo, y a pesar de este confuso dato sobre el número de veces que el oriolano participó en las Misiones, adelantamos que el poeta oriolano no estuvo en una misión, sino en cuatro. En tierras de Cartagena estuvo en dos ocasiones (marzo-abril de 1933 y agosto de 1935).

Primera misión: Cartagena, Cabo de Palos Fuenteálamo y Zarcilla de Ramos (26 de marzo-1 de abril de 1933)

El primero de abril de 1933, Carmen Conde y su marido, Antonio Oliver, responsables de la Universidad Popular de Cartagena, proponen al Patronato de Misiones Pedagógicas el desarrollo de una de estas Misiones por las localidades de Cabo de Palos, Fuente Álamo y Zarcilla de Ramos, como ya se ha adelantado, para lo que solicitan el envío de una biblioteca al primero de estos pueblos. Para tal fin, llaman a su buen amigo Miguel Hernández a Orihuela con el objeto de que les ayude en esta tarea. Miguel se traslada de inmediato y colabora activamente en ésta su primera misión como recitador, bibliotecario y músico.

La relación personal de Miguel con Murcia comenzó en los años 30, llegando a tener una proyección pública a partir del 10 de julio de 1932, cuando visitó el diario La Verdad, visita de la que el propio periódico dejó testimonio al día siguiente: “Es muy joven. Los años de su niñez los pasó cuidando cabras; hace muy bellos versos y quiere ser marino para cantar al mar. Le acompañó en su silencio el culto escritor Ramón Sijé, también oriolano y joven, que nos contó la vida interesante del poeta y nos dio un recital de sus versos”.

Page 27: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

La cultura republicana en Cartagena...

Cuadernos Republicanos, n.º 87Invierno 2015 - ISSN: 1131-7744

125

Hernández y Sijé hicieron amistad con Raimundo de los Reyes, director de la sección literaria del diario, y en uno de esos continuos viajes de Miguel a Murcia, Raimundo le presenta a Federico García Lorca, concretamente el 1 de enero de 1933, cuando el granadino se encontraba con La Barraca por aquellas tierras. Desde el verano de 1933 la relación de Miguel con el circulo de intelectuales cartageneros se hace muy estrecha, publicando en la prensa de la ciudad el poema “Ciudad en mar ligero y campo rápido”, dedicado a Carmen Conde y ese mismo año aparecen en Cartagena otros poemas de Miguel: “Espera en desaseo”, “Tres poemas” y “Pastor-plural”

Aprovechando la circunstancia de la publicación de su Perito..., Miguel, que, como hemos adelantado, había conocido a Lorca en Murcia en enero de ese año, le pidió ayuda para que lo diera a conocer entre sus amistades y viera la forma de poder publicarlo en Madrid. Lorca no le responde y Miguel le envía otra larga misiva el 10 de abril de 1933, recién regresado de esas Misiones cartageneras:

“…He pensado ante su silencio que usted me tomó el pelo a lo andaluz en Murcia -¿recuerdaaaa?. (…) Perdone. Pero se ha quedado todo: prensa, poetas, amigos, tan silencioso ante mi libro, -no mentirosamente, como dijo por usted, la tarde aquella murciana-, que he maldecido las putas horas y malas en que di a leer un verso a nadie. Usted sabe bien que en este libro mío hay cosas que se superan difícilmente y que es un libro de formas resucitadas, renovadas, que es un primer libro y encierra en sus entrañas más personalidad, más valentía, más cojones -a pesar de su aire falso de Góngora- que todos los de casi todos los poetas consagrados, a los que si se les quitara la firma se les confundiría la voz.

Miguel muestra una inusitada confianza en sí mismo ante un “pope” como Federico que en esos momentos era ya un poeta consagrado a nivel internacional, y una arrogancia que el granadino jamás olvida, y, naturalmente, no presta ninguna atención a los ruegos del oriolano. Excepto una vez, Lorca jamás respondió a las numerosas misivas de Hernández.

Page 28: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

Francisco José Franco Fernández y Aitor L. Larrabide

Cuadernos Republicanos, n.º 87

126

Tercera misión: Cabo de Palos-Cartagena (17-30 de agosto de 1935)

Tras el periplo de su segunda misión por tierras salmantinas, en 1935 fructificó una política de acercamiento e intercambio entre los ateneos de Alicante y Cartagena en virtud del convenio suscrito por la Universidad Popular:

En Alicante, a dieciocho de agosto de mil novecientos treinta y cuatro, reunidos don Antonio Oliver Belmás como vicepresidente de la Universidad Popular de Cartagena, doña Carmen Conde, secretaria de la citada entidad, con don Carlos Carbonell Mora, presidente del Ateneo de Alicante, y don Antonio Blanca, secretario, acuerdan suscribir el siguiente convenio:

1. Comunicarse mutuamente la Universidad Popular de Cartagena y el Ateneo de Alicante los conferenciantes que proyecten invitar.

2. En el caso de interesar a ambas entidades y de aceptación por parte del conferenciante, efectuar juntas la invitación y acordar en cada ocasión la mejor distribución de gastos.

3. Este Convenio se entiende ampliado a todas las manifestaciones culturales de la Universidad Popular y del Ateneo, como exposiciones, cinema educativo, viajes, etc., siempre a base de la más amplia autonomía dentro del espíritu de cordialidad y colaboración que preside este acuerdo22.

El intercambio cultural comenzó con la presencia en Alicante de Antonio Oliver, quien pronunció una conferencia sobre “Incursión en la Cora de Todmir”, y Carmen Conde, que habló unos días después sobre la figura de Gustavo Adolfo Bécquer. Poco a poco la figura de Miguel Hernández va encajando en estas relaciones: el 27 de julio de 1935 Miguel escribe desde Madrid a Josefina una larga carta en la que, entre otras cosas, le insiste en que irá lo antes que pueda a

22 Franco Fernández, Francisco José, República, Guerra y Exilio. Antonio Ros y la Generación del 27, Cartagena, Editorial Áglaya, 2005, pp. 53-60.

Page 29: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

La cultura republicana en Cartagena...

Cuadernos Republicanos, n.º 87Invierno 2015 - ISSN: 1131-7744

127

Orihuela para estar con ella, pero que tiene asuntos que resolver en Cartagena:

“(…) lo menos seis días me parece (…) entonces me pasaré todo el mes de agosto ahí, estaré contigo los cinco o seis primeros días del mes, iré a Cartagena donde he de ir a solventar un asunto de la casa donde trabajo y me pasaré escribiendo las dos semanas que me queden en el campo, pero iré a verte los domingos…”

El 31 de julio escribe a Cossio:

“(…) acabo de recibir una carta de mi casa en la que me pide mi madre que vaya a verla, y aunque sea sin un céntimo esta noche marcho a verla (…) salgo para Orihuela. Perdóneme por tanto amigo, que deje de copiar esas cosas que me indica: en cuanto esté de vuelta prometo copiárselas en unos instantes.”

Parte, pues, para su pueblo, como le había prometido a su novia y desde allí escribe, hacia primeros de agosto, una carta sin fecha a sus amigos cartageneros Carmen Conde y Antonio Oliver inquiriéndoles sobre su proyectado viaje por esas tierras: “(…) Decidme además si habéis solucionado lo de mi viaje por ahí y para qué fechas queréis que vaya a vuestros ojos, manos y oídos mi persona” [y, a continuación, les apremia indicándoles, incluso, la fecha en la que quiere ir]: “Sabéis que me interesa muchísimo. Quisiera que fuera mi viaje para el 16 o el 17 (de agosto), ¿puede ser, amigos míos Carmen y Antonio?”.

Sabemos que la petición de Miguel fue atendida, ya que el 20 de agosto acompaña a Carmen Conde y a su marido a una excursión a Cabo de Palos, donde recuerda a Gabriel Miró leyendo algunos de los textos de éste como “El caracol del Faro”.

Cada excursión iba casi siempre precedida de un objetivo de carácter pedagógico y humanitario, dando sentido pleno al programa de la Universidad Popular. En esta ocasión, el matrimonio Oliver-Conde había conseguido que el Patronato de Misiones Pedagógicas enviara una selecta y nutrida biblioteca a Cabo de Palos. Los intelectuales locales

Page 30: LA CULTURA REPUBLICANA EN CARTAGENA: MIGUEL HERNÁNDEZ Y

Francisco José Franco Fernández y Aitor L. Larrabide

Cuadernos Republicanos, n.º 87

128

consideraban las Misiones Pedagógicas como una de las grandes obras culturales y educativas de la República, mereciendo elogiosos artículos de prensa.

La labor de Miguel en esa “excursión” no se limitó a la de mero bibliotecario-acompañante del matrimonio por las localidades vecinas a Cartagena, sino que el 27 de agosto, con motivo del tercer centenario de Lope de Vega, Miguel Hernández ofreció un recital de versos escogidos del “Fénix” en el Ateneo de Cartagena. La prensa del siguiente día informa: “Anoche, en el Ateneo, Miguel Hernández dio un recital de versos escogidos de Lope de Vega. Rindió Homenaje al Romanticismo español en la figura del Conde de Villamediana y dio a conocer algunas poesías originales. Más Gilabert (el segundo apellido del poeta oriolano) narró algunos datos biográficos de Lope de Vega” (El Eco de Cartagena, 28 de agosto de 1935, con el título “En el tricentenario de Lope de Vega”). Ese mismo día, Miguel también impartió una conferencia titulada “Lope de Vega y los poetas de hoy”.

La correspondencia que Miguel Hernández mantuvo con los poetas cartageneros tras esta estancia parece indicar que su corto viaje le dejó profunda huella. El recuerdo de las felices horas allí vividas y su relación poética y de afecto hacia la poetisa unionense María Cegarra manifiestan la profunda complicidad que Miguel tuvo con esta labor cultural y afectiva de los intelectuales levantinos, de los que así se despedía con nostalgia:

“Ya en Madrid desde el sábado, metido nuevamente en mis cornudos asuntos, os escribo para daros nuevamente las gracias por vuestra invitación, que me hizo olvidar por unos días las tristes cosas de mi vida y gustar el Mediterráneo, que me dejó sal en los cabellos y fuerzas en el corazón.... Estoy aquí y no sé si he estado ahí, con vosotros, con los molinos, con el mar y las islas y María.

Y nuestra Guerra Civil, como con tantas otras cosas, acabó con la Universidad Popular de Cartagena, destruyó la obra cultural de la República, sembró la semilla del odio entre los españoles y quebró los sueños de Miguel Hernández.