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16/10/2015 La caricatura como instrumento de la lucha política | banrepcultural.org http://www.banrepcultural.org/revista44 1/7 BIBLIOTECA VIRTUAL BIBLIOTECA LUIS ÁNGEL ARANGO Buscar La caricatura como instrumento de la lucha política Por: Acevedo Carmona, Darío LA CARICATURA COMO INSTRUMENTO DE LA LUCHA POLITICA Un duelo de imaginarios partidistas en los años 40 En los años que antecedieron a la "Violencia", liberales y conservadores se habían trenzado en un intenso, apasionado y sectario duelo doctrinario. Ningún escenario escapó a la acción depredadora de la palabra y el verbo guerrero: plazas públicas, púlpitos, bares y cantinas, el Congreso de la República, pueblos y veredas, y claro, también los periódicos, que con sus editoriales y titulares de prensa estimulaban los odios partidistas y azuzaban las diferencias. No había prensa neutral ni objetiva, cada órgano actuaba en primer lugar en defensa del partido de sus preferencias; Alberto Lleras Camargo y Eduardo Santos "Calibán" reconocerían que desde los linotipos se le echaba leña al fuego de las discordias. Pues bien, uno de los instrumentos más utilizados por los diarios para agitar y propagar las imagenes críticas sobre el adversario, y las de autoestima, fue la caricatura política. Ello, por supuesto, tenía que ver con una larga tradición en la historia de Colombia, que ya ha sido reseñada por José León Helguera y que ha inspirado trabajos como el de Germán Colmenares sobre el papel del caricaturista Ricardo Rendón en los años veinte. Sin embargo, en los años cuarenta, la producción intensa y el espíritu militante de los caricaturistas y de sus cartones permite apreciar rasgos interesantes y muy valiosos del imaginario político liberalconservador, que habría de servir de acicate espiritual en la confrontación sangrienta que se desató en el país desde 1946. Lo que viene a continuación es una pequeña muestra de una investigación de mayor envergadura que adelanto actualmente sobre la relación caricatura e imaginarios políticos. El período en cuestión va desde el año 1936 al de 1950, reconocido como uno de los de mayor sectarismo y violencia en la confrontación entre liberales y conservadores. Cabe anotar que durante aquellos años, los motivos esgrimidos tradicionalmente en el discurso cobran nueva vida, son enriquecidos o se inspiran en situaciones de la coyuntura nacional e internacional. El campo de las discordias es rico en imágenes y elaboraciones discursivas, en el uso de recursos simbólicos y en la exposición de ideas y valores programáticos, los cuales configuran el cuadro de una batalla en la que se forja la "violencia simbólica", es decir, el conjunto de creencias, certezas, pasiones y sentimientos que habrían de servir de soporte espiritual a la ulterior confrontación armada conocida con el nombre de la "Violencia". El conjunto de la investigación está apoyado en el análisis de caricaturas halladas en los diarios El Tiempo, El Siglo y El Liberal. El gato bandido (Laureano Gómez). Caricatura de Cabanzo. «El Tiempo», noviembre 6 de 1949.

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Artículo sobre la caricatura y su uso político

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16/10/2015 La caricatura como instrumento de la lucha política | banrepcultural.org

http://www.banrepcultural.org/revista­44 1/7

BIBLIOTECA VIRTUALBIBLIOTECA LUIS ÁNGEL ARANGO

Buscar

La caricatura como instrumento de la lucha política

Por: Acevedo Carmona, Darío

LA CARICATURA COMO INSTRUMENTO DE LA LUCHA POLITICA

Un duelo de imaginarios partidistas en los años 40

En los años que antecedieron a la "Violencia", liberales y conservadores se habían trenzado en un intenso, apasionadoy sectario duelo doctrinario. Ningún escenario escapó a la acción depredadora de la palabra y el verbo guerrero: plazaspúblicas, púlpitos, bares y cantinas, el Congreso de la República, pueblos y veredas, y claro, también los periódicos,que con sus editoriales y titulares de prensa estimulaban los odios partidistas y azuzaban las diferencias. No habíaprensa neutral ni objetiva, cada órgano actuaba en primer lugar en defensa del partido de sus preferencias; AlbertoLleras Camargo y Eduardo Santos "Calibán" reconocerían que desde los linotipos se le echaba leña al fuego de lasdiscordias.

Pues bien, uno de los instrumentos más utilizados por los diarios para agitar y propagar las imagenes críticas sobre eladversario, y las de autoestima, fue la caricatura política. Ello, por supuesto, tenía que ver con una larga tradición en lahistoria de Colombia, que ya ha sido reseñada por José León Helguera y que ha inspirado trabajos como el de GermánColmenares sobre el papel del caricaturista Ricardo Rendón en los años veinte. Sin embargo, en los años cuarenta, laproducción intensa y el espíritu militante de los caricaturistas y de sus cartones permite apreciar rasgos interesantes ymuy valiosos del imaginario político liberal­conservador, que habría de servir de acicate espiritual en la confrontaciónsangrienta que se desató en el país desde 1946. Lo que viene a continuación es una pequeña muestra de unainvestigación de mayor envergadura que adelanto actualmente sobre la relación caricatura e imaginarios políticos.

El período en cuestión va desde el año 1936 al de 1950, reconocido como uno de los de mayor sectarismo y violenciaen la confrontación entre liberales y conservadores. Cabe anotar que durante aquellos años, los motivos esgrimidostradicionalmente en el discurso cobran nueva vida, son enriquecidos o se inspiran en situaciones de la coyunturanacional e internacional. El campo de las discordias es rico en imágenes y elaboraciones discursivas, en el uso derecursos simbólicos y en la exposición de ideas y valores programáticos, los cuales configuran el cuadro de una batallaen la que se forja la "violencia simbólica", es decir, el conjunto de creencias, certezas, pasiones y sentimientos quehabrían de servir de soporte espiritual a la ulterior confrontación armada conocida con el nombre de la "Violencia". Elconjunto de la investigación está apoyado en el análisis de caricaturas halladas en los diarios El Tiempo, El Siglo y ElLiberal.

El gato bandido (Laureano Gómez).Caricatura de Cabanzo.«El Tiempo», noviembre 6 de 1949.

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Destrucción simbólica del otro

Los caricaturistas liberales y conservadores utilizaron a los líderes más representativos de ambas agrupaciones en sustrabajos. En El Siglo, aparecen según el poder detentado o su proyección, de ahí que en cada coyuntura o período degobierno se noten cambios de personajes. Así, Alfonso López Pumarejo está en los trazos mientras fue presidente delpaís o era candidato a la Presidencia; sus inmediatos colaboradores, como Alberto Lleras Camargo, Darío Echandía,Carlos Lleras Restrepo y Gabriel Turbay, lo acompañan casi permanentemente: cada uno de ellos era utilizado conmayor o menor intensidad de acuerdo con el protagonismo o los cargos que estuviesen desempeñando. Tambiénsobresalen Eduardo Santos, Jorge Eliécer Gaitán, Enrique Santos "Calibán", Darío Samper, Jorge Uribe Márquez yFrancisco José Chaux, entre otros miembros de la élite liberal. En una muestra de 430 caricaturas analizadas,encontramos los siguientes datos:

Personajes ReferenciasGaitán 67LLeras Restrepo 65López Pumarejo 53Darío Echandía 44Eduardo Santos 42Gabriel Turbay 27LLeras Camargo 25«Calibán» 21Luis Cano 12Olaya Herrera 6Otros 64

En la prensa liberal, por el contrario, el personaje que concentra la mirada de los caricaturistas es, de lejos, LaureanoGómez,quien está en 74 ocasiones en una muestra de 190 cuadros: le siguen Guillermo León Valencia en 7 y otros(Mariano Ospina, Gilberto Alzate, Silvio Villegas, etc.) en 13.

En las caricaturas se observa un proceso sistemático de destrucción simbólica del contrincante, pues a más de losasuntos corrientes de los cuales los más recurrentes eran los relativos a la violencia, a las elecciones, a la corrupción, alas ideologías totalitarias, los dirigentes aparecen asociados a imagenes y acciones que los muestran belicosos,dañinos, corruptos, agresivos, en suma bajo una faceta negativa para la sociedad y, por lo tanto, desastrosa si llegasena detentar o continuasen en el poder, que es lo que está latente en todos los escenarios de la confrontación. De esapercepción generalizada sólo escapan por breves momentos Alberto Lleras y Mariano Ospina, el primero cuando entró aremplazar a López Pumarejo en la Presidencia, en agosto del 45, y ofreció efectivas garantías electorales en loscomicios del 46 al conservatismo, lo que le grangeó comentarios editoriales desde El Siglo que lo colocaron en el sitialde los hombres "epónimos" de la patria. El segundo, porque encarnó y propuso una política de conciliación y deentendimiento entre los dos partidos a través de la Unión Nacional, la cual tuvo una relativa eficacia en distintosmomentos de su mandato.

Los símbolos y los artefactos simbólicos empleados por los dibujantes eran de una variada gama, desde aquellos cuyosentido era estigmatizar al otro o reafirmar la defensa de algo sagrado, como la hoz y el martillo, la cruz gamada, lascamisas y botas negras, la mariana, hasta los que se usaban para redondear el mensaje: armas, nubes negras,animales, la muerte con su guadaña, cruces, cementerios, sangre, ataúdes, personas enfermas, abismos, etc., cuyosignificado sólo es precisable en una lectura del conjunto de elementos de cada lámina.

Otra de las cosas que se aprecia es el esfuerzo por aprovechar las divisiones internas de la colectividad rival; la miradaliberal concentrada en la figura de Laureano Gómez no sólo resume el temor ante lo que considera un peligroso espíritude cruzada de la extrema derecha del país, sino también el deseo de alentar a las otras facciones conservadoras paraque no se dejen aplastar por la "disciplina para perros" por él propugnada. A su vez, desde el ángulo conservadorlaureanista, se atizan y se exageran las disputas entre los caudillos y jefes del liberalismo, para desconcertar a susseguidores; por eso el tono de los ataques varía según la ocasión. Veamos muy brevemente un par de ejemplos decaricaturas sobre líderes políticos.

Laureano Gómez, "el monstruo"

Según el testimonio de los protagonistas liberales, éste hombre constituía una auténtica amenaza para la patria y porende para el liberalismo. Era el portaestandarte de las ideologías de extrema derecha triunfantes en buena parte deEuropa en la década del 30, su verbo incendiario, sus consignas en pro de la desobediencia civil, los llamados a laabstención electoral, la promesa de hacer invivible la república ante un eventual segundo mandato de López Pumarejo,sus declaraciones sobre la legitimidad de apelar al atentado personal, sus campañas diarias desde El Siglo contra losgobiernos liberales, el respaldo a la conspiración como método de lucha, etc., eran los argumentos tras los que seatrincheraban los caricaturistas liberales para crear y divulgar la imagen de hombre siniestro, propiciador de la violenciay de la persecución contra el liberalismo: en una palabra, se condensaba esa mirada al ser designado como el"monstruo".

Tácticasconservadoras.Caricatura deAdolfo SamperBernal.«El Liberal»,agosto 14 de1947

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«...No es resabio»Caricatura de Adolfo Samper Bernal.«El liberal», julio 28 de 1947.

Gómez es representado como un ser intemperante, sectario, que sueña con el poder para convertirse en dictador; poreso en las caricaturas es vestido con el uniforme de la falange española, con camisas negras, como un Napoleónfracasado en la batalla de Waterloo, o como un general romano. El mensaje es claro: Gómez es un totalitario. En losescenarios en que está él, hay cuadros en las paredes con la imagen de dictadores como Francisco Franco, Mussolini,Hitler y hasta Stalin; en veces se le pinta como paje de Hitler y como mandadero de Franco. Son varias las caricaturas(dibujadas por Adolfo Samper) en El Liberal, en las que tiene una maleta en sus manos con el letrero "instrucciones deFranco". Es dibujado como un gorila, jefe de la "popol", con un látigo o rejo en sus manos, que alude a la disciplina paraperros que se decía le había impuesto a su partido. Es la pierna de un hombre ­­el conservatismo­­ que sufre de gota, esun líder agresivo y manipulador, pero también es mostrado como un ser enfermo, desgastado, sin alientos, torpe,enredado hasta en sus propias piernas (en todas aparece con los pies torcidos).

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El regreso ( Gómez y Ospina ). Caricatura de Adolfo Samper B.

Las grandes tragedias (¡Waterloo!)Caricatura de Adolfo Samper B.«El Liberal», septiembre 22 de 1945

En otras caricaturas, es un Napoleón derrotado sobre un asno que es Luis Ignacio Andrade, su arma ­­un cañón(ElSiglo)­­ está destrozada en el suelo; Andrade siempre aparece en posición de vasallo de Gómez. También parece comoun general del imperio romano, patitorcido, armas al cinto, frente a Andrade, quien aparece escobillón en mano, entrance de maquillarlo. En otro dibujo se le ve escribiendo editoriales para El Siglo inspirado por el dictador Franco, quientiene en su mano una vara de mando con símbolo nazi; las analogías con las dictaduras de extrema derecha no dejanlugar a dudas. El gato bandido de la fábula de Pombo es otra de las encarnaciones caricaturescas; aquí se quieresignificar su responsabilidad en los hechos de violencia política que vivía el país.

Gaitán, intruso indeseable

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La marcha de las antorchas. Caricatura de Donald. El siglo, 1948.

Sobre una bomba de tiempo (Gaitán).Caricatura de Donald.

«El Siglo», julio 10 de 1947

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Un proyecto macabro.Caricatura de Donald.«El Siglo», noviembre 22 de 1947

En la medida que fue ganado importancia como dirigente liberal, Gaitán se fue convirtiendo en fuente de inspiración delos dibujantes de El Siglo. Aparece recurrentemente desde 1945, cuando se coloca al frente de un movimiento popularen contravía de las directivas oficiales de su partido y se lanza a la contienda por la Presidencia de la República.Posteriormente, cuando consolidó su condición de jefe único y oficial de su partido, el tono de las caricaturas dio un giroradical. Las referencias son muy reiteradas y de un marcado ánimo destructivo durante el año 47 y el 48, hasta elmomento de su asesinato. Las características del proceso de deconstrucción de la imagen de Gaitán muestran unamayor agresividad simbólica que la del caso Gómez. Su perfil físico es deformado y exagerado, sus dientes sonpronunciados, su rostro es torbo y malicioso, es representado como un ser simiesco y goriloide; títere, agente o aliadodel comunismo, es un fascista que promueve desordenes y lidera marchas con teas incendiarias, que tira piedras algobierno y ataca a la Justicia. Es dibujado como un bandido armado de rulas, puñales, escopetas, revolver al cinto,fusiles, y tiene las manos untadas de sangre de las víctimas conservadoras de la violencia liberal. Aparece tambiénasociado al comunismo internacional en varios cuadros, en los que figura acompañado de un oso (el oso ruso) o entratativas con Stalin, con su cerebro destapado en el que hay osos, y alentando huelgas obreras de carácter subversivo.

Su condición social es objeto de burla, lo mismo que su forma de hablar: ahí se insinuaba el peligro del populismo. Laimagen de Napoleón, que simboliza las pretensiones imperiales, le es acomodada y como para desmentir las simpatíascon el fascismo que le enrostraban a los conservadores, a Gaitán se le muestra como un camisa negra, haciendo elsaludo fascista, inspirándose en Mussolini. Se le dibuja como mico, gorila, caballo viejo, toro, ave de mal agüero, todosy cada uno expresión de un mensaje claramente negativo. Los símbolos con los cuales es asociado son muy evidentes:en primer lugar está la hoz y el martillo y el oso comunistas para escarmentar a los católicos; para significar su espírituviolento están la sangre, campos de cruces con tumbas de muertos conservadores, la azada, la muerte con suguadaña.

La destrucción de la imagen y la deconstrucción simbólica de Gómez y de Gaitán tienen varios rasgos comunes, peromás en el orden técnico, pues aunque los resultados apuntan hacia lo mismo, los contenidos significativos sondiametralmente opuestos; además, existía una diferencia nada despreciable: mientras Gaitán era un caudillocarismático, Gómez, en cambio, si bien de recia personalidad, era el líder de una fracción muy beligerante y activa delconservatismo, de poca raigambre popular. La muerte física del uno y la muerte política del otro después del golpe deRojas Pinilla son testimonio de los hilos que unen los procesos de la vida imaginada con los del mundo tangible y lapolítica cotidiana.

La destrucción de las instalaciones del diario El Siglo y de otros sitios epicentro, de la propaganda antigaitanista, el 9 deabril del 48, lo mismo que el levantamiento espontáneo de la población, no pueden entenderse plenamente sin tener encuenta el clímax de la confrontación y el proceso de elaboración simbólica que había calado en profundidad entre losseguidores de los dos bandos. La descarga emocional de esos días tuvo una lógica, como lo ilustra Herbert Braun enMataron a Gaitán: las masas en las calles tomaron venganza a su manera y cobraron la muerte de su líder en cabezade quienes consideraban sus responsables, aquellos que habían tratado de destruirlo con el discurso y la caricatura,parapetados en los diarios conservadores y en los púlpitos de las iglesias.

Gaitán aparece, así, sentado sobre una bomba de tiempo (juego de palabras con El Tiempo), que es el sindicalismocomunista; es un ventrilocuo cuya segunda voz es la de Eduardo Santos; el cubo de agua es la Unión Nacional, por esono la usa. O bien se le dibuja con la tea incendiaria marchando al frente del liberalismo; lleva uniforme de fascista: aGaitán se le enrostra su estadía en la Italia de Mussolini. El gaitanismo es un monstruo violento de varias cabezas, queincluye la del oso comunista, y que arremete contra la policía. El recurso de la figura de Napoleón también es utilizadapor los caricaturistas conservadores para señalar las pretensiones imperiales y totalitarias de Gaitán y a la vez señalarla derrota como el resultado de su empeño.

BIBLIOGRAFÍA ACEVEDO CARMONA, DARIO. La mentalidad de las élites sobre la violencia en Colombia 1936­1949. Bogotá: ElAncora, IEPRI, 1995.

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BRAUN, HERBERT. Mataron a Gaitán. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1987. COLMENARES, GERMAN. Ricardo Rendón: Una fuente para la historia de la opinión pública. Bogotá: Fondo CulturalCafetero, 1992. GARCIA PELAYO, MANUEL. Los mitos políticos. Madrid: Alianza, 1981. GEERTZ, CLIFFORD. La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa, 1990. GONZALEZ, BEATRIZ, Ed. Historia de la caricatura en Colombia. 8 catálogos. Bogotá: Biblioteca Luis Angel Arango,1987­1992. HELGUERA, JOSE LEON. "Notas sobre un siglo de la caricatura política en Colombia: 1830­1930". AnuarioColombiano de Historia Social y de la Cultura, Nº 16­17 (1988­1989).

ÍNDICE

Título: La caricatura como instrumento de la lucha políticaAutor: Acevedo Carmona, DaríoColección: Cultura y entretenimiento en Colombia; Credencial Historia

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