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HERENCIA ESPIRITUALES JUDEO-CRISTIANAS

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HERENCIA

ESPIRITUALES JUDEO-

CRISTIANAS

Orígenes de la Cristiandad en el Judaísmo

Cristo, el fundador de una gran religión nació en humildes circunstancias y vivió su vida entera dentro de la órbita de la civilización romana.

Fue Judea, una provincia oriental del Imperio, habitada por un pueblo despreciado por los romanos, la que proporcionó el escenario para una historia única en los tiempos antiguos.

La religión judía fue única, puesto que en un mundo caracterizado por las variadas formas de politeísmo, el pueblo judío persistió en su lealtad a un Dios.

Los sucesivos profetas hebreos tuvieron que esforzarse para convencer a su pueblo de la gravedad del pecado. Fue entonces que el ofrecimiento de sacrificios a Dios llegó a ser parte esencial del ritual judío

La religión predicada por Cristo fue, para sus seguidores, el cumplimiento de la herencia hebrea.

Cristo asustó y desanimó a algunos de sus oyentes judíos por la semejanza de su doctrina con la tradición hebrea.

Doctrina Cristiana y Organización de la Iglesia

Las enseñanzas de Cristo fueron morales y teológicas. Las primeras que incluían el noble concepto de hermandad entre los hombres, que hoy en día son las mas conocidas.

Las enseñanzas teológicas, por otra parte, han sido objeto de muchas controversias.

El núcleo de las enseñanzas cristianas es la doctrina de la Trinidad, que Dios es trino; tres personas distintas en una naturaleza divina, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Como consecuencia de la fe en la Encarnación, o posesión por Cristo de naturaleza humana, no pudo haber en la Cristiandad ninguna atisbo de sensualidad y materia intrínsecamente mala, tal como la mantuvieron los antiguos zoroastrianos de Persia.

Los primeros cristianos se apropiaron las Sagradas Escrituras de los judíos y les añadieron otras propias, llamada Nuevo Testamento, el cual incluyó los tres evangelios de San Mateo, San Marcos y San Lucas.

La Cristiandad y el Imperio Romano

Al principio, el gobierno romano no recibió bien a la Cristiandad. Tolerante por costumbre con todas las creencias, el Imperio vetó oficialmente el cristianismo, y en frecuentes ocasiones hizo determinados esfuerzos para suprimirlo.

En el año 313 d.C. El emperador Constantino publicó el famoso el famoso dicto de Milán, que toleraba legalmente el cristianismo y le colocaba a igual altura que todas las demás religiones.

El tremendo misterio del florecimiento del cristianismo desde su humilde comienzo entre hombres incultos de un rincón oscuro del Imperio romano hasta su triunfal reconocimiento como religión imperial está esta escondida en los corazones de aquellos que se hicieron cristianos.

Durante el tiempo del primer crecimiento de la Cristiandad, la gente culta se inclinó a buscar la respuesta a los enigmas de la vida en un especie de especulación filosófica, mientras la gente común lo buscó en los apasionados rituales de Oriente.

El Problema de las HerejíasHerejía quiere decir separación deliberada de las doctrinas aceptadas por la Iglesia. Fue una disidencia intelectual y espiritual, y concernió a las creencias del cristianismo, a la moral de sus adheridos.

La organización interna de la Iglesia estuvo materialmente forzada, como resultado del combate contra la herejía.

Alrededor del siglo V, el cristianismo no solamente había emergido de las catacumbas y triunfado sobre sus enemigos externos, sino que había dominado el cisma anterior.