java ruiz del olmo-moo won sool

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Java Ruiz del Olmo Moo Won Sool

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ESCUELA DE HAPKIDO MOO WON WOOL, DIRIGIDA POR JAVA RUIZ DEL OLMO CON SEDE EN MAJADAHONDA, MADRID, ESPAÑA.

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Page 1: JAVA RUIZ DEL OLMO-MOO WON SOOL

Java Ruiz del Olmo

Moo Won Sool

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JAvA Ruiz DEL OLmO SiEmpRE SupO quE Su CORAzón LATíA A un RiTmO DifEREnTE AL quE LE

mARCAbA LA SOCiEDAD. DESDE pEquEñO buSCó En unA inTEnSA ACTiviDAD fíSiCA LA fORmA

DE COnECTAR COn Su EnTORnO, pERO fuE EL COnOCimiEnTO pROfunDO DE LAS ARTES mAR-CiALES LO quE LE DiO SEnTiDO A Su viDA. HOy, RESpOnSAbLE DE LA ESCuELA DE HApkiDO

mOO WOn SOOL, COn SEDE En mAJADAHOnDA, quinTO DAn y RECOnOCiDO mAESTRO, TiEnE

LA CERTEzA DE quE Su nATuRALEzA, En ESTA y OTRAS viDAS, viEnE mARCADA pOR un ALmA

mARCiAL. ExigEnTE, DiSCipLinADO, LuCHADOR, TEnAz, ESTuDiOSO y gRAn DOCEnTE, nO SE

imAginA unA viDA Sin Su ESCuELA. SEnCiLLO y HumiLDE, vALORES quE DEfiEnDE DíA A DíA,ESpERA quE EL HApkiDO y SuS ALumnOS SigAn SiEnDO EL mOTOR DE Su viDA.

pOR AnAbEL pOvEDA

De pequeño era un polvorilla. Su familia le recuerda hipe-ractivo, ágil, rápido y con una energía desbordada que in-tentaba canalizar a través del deporte. Algo arisco y pocofamiliar, prefería la gimnasia deportiva, el tenis, el baloncestoo cualquier actividad física, a los compromisos sociales. Enun momento complicado de su vida, con la separación desus padres de por medio y habiéndose convertido en unapersona “fría y sin un rumbo claro”, las artes marcialessupusieron toda una revelación vital. El componente filosó-fico que implicaban, el perfeccionarse a sí mismo en cadaentrenamiento y el afán de superación se convirtieron en elimpulso para hacer el resto de las cosas. Hoy es conscientede que esa conexión con las artes marciales siempre estuvoahí, esperando el momento adecuado para descubrirlas. Comenzó estudiando Taekwondo tradicional, un estilo muy

basado en la técnica de pierna y de puño y muy pronto sumaestro vislumbró un potencial innato que aprovechó inten-sificando sus entrenamientos. Alumno aventajado, consiguióel cinturón negro en menos tiempo del estipulado, ya que lededicaba el cien por cien de su tiempo a entrenar y mejorarsu técnica. Convencido de que las artes marciales koreanastenían mucho que aportarle, comenzó a estudiar otras dis-ciplinas y fue así como se acercó al Hapkido.Los profanos en la materia tendemos a meter todas las artesmarciales en el mismo saco, pero lo cierto es que existengrandes diferencias entre ellas. Java las clasifica de variasmaneras: “estarían las que sólo se dedican a trabajar elgolpeo, con manos o con piernas; artes marciales quetrabajan sólo técnicas de agarre, como el Judo, tirarseal suelo, proyecciones, control… y otro grupo engloba-

Corazón

Marcial

Corazón

Marcial

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ría las que trabajan las dos cosas, como el hapkido,que, además, incluye el manejo de armas”. De todasellas, Java prefiere “las que profundizan mucho en el as-pecto interior del ser humano, en la concentración o lamejora personal, y no sólo en el combate o la defensa“.por sus características físicas, por tamaño y agilidad, siem-pre destacó en técnicas de agarre “que permiten igualarmás un combate, al margen del peso o la altura, porqueutilizas la fuerza del adversario. además, en hapkido eltrabajo interior es muy importante porque el objetivofinal es mejorarse a uno mismo, y eso me hizo profun-dizar en este arte marcial, en su cultura original y en susbases filosóficas”.De religión católica impuesta, pero sin ninguna certeza alrespecto, asegura que ni le aportaba ninguna solución, nicomprendía que la gente repitiera unos credos que no apli-caban a su vida. En cuanto se acercó a las artes marcialesy a la filosofía asiática que las sustenta, conectó con su ver-dadera religión. Después de conocer el Confucionismo “quetrabaja el tema de los ancestros y el respeto al sistema”;y el Taoísmo, “que es un poco el camino de la vida”, seencontró de frente con el budismo y le dio todas las res-

puestas que estaba buscando. “está muy vinculado a loque he podido ser en otras vidas porque para mí lo quehan sido otros maestros a lo largo de la historia real-mente me ha influenciado tanto que ha modificado miforma de vivir, y siempre he tenido esa sensación en miinterior de buscar esa unión con algo. creo que todosencontramos esa paz, esa tranquilidad cuando conge-niamos con lo que siempre hemos tenido dentro. en elbudismo esa conexión está vinculada con que todasesas vidas me influenciaron, no es que yo las haya vi-vido, sino que influenciaron mi persona hasta que con-genié con esa filosofía”. De su religión se queda con unamáxima que denomina “la extinción del deseo, porque eldeseo férreo para conseguir las cosas nos crea sufri-miento”. una frase tan sencilla marcó su camino y le ha en-señado a conseguir las cosas sin prisa, sin obcecación, ycomo resultado, con mucha menos frustración.que las artes marciales estén vinculadas a una filosofía con-creta no es gratuito, él tiene claro que entrena para ser mejorpersona, y eso es algo que viene de la antigüedad, pues losguerreros necesitaban tener algo más valioso que ellos mis-mos a lo que agarrarse, para ser capaces de defenderlo, e

“Yo en un momento dado visualicé ese arte marcial como algo que me había

salvado, que me había aYudado mucho en la vida Y pensé que eso mismo quería

transmitírselo a los demás porque algunas personas podrían conseguir lo

mismo que Yo”

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incluso de dar la vida por ello. “no tendría sentido ser unapersona mezquina o alguien que no se aprecia asímismo y pretender defenderlo. primero sería el con-cepto, crear una buena persona, estar orgulloso de tusvalores, tener unos buenos sentimientos, y luego losdefenderás con ganas”.Hoy en día Java no se tiene que defender de nadie, pero síle mueve el afán de superación y la firme creencia de per-tenecer a algo más grande y valioso que su propia persona.

de vocación, maestroA la docencia se puede llegar por muchos caminos… la ca-sualidad, el dinero, la suerte, pero Java cree que esas mo-tivaciones suelen estar condenadas al fracaso y alabandono. Él tiene claro que llegó a la docencia por convic-ción, porque el Hapkido marcó su vida de tal manera, leaportó tantas respuestas, que sintió la necesidad de com-partirlo con otras personas. “Yo en un momento dadovisualicé ese arte marcial como algo que me había sal-vado, que me había ayudado mucho en la vida y penséque eso mismo quería transmitírselo a los demás por-que algunas personas podrían conseguir lo mismo queyo”.Como todos en los comienzos, los niños fueron su primerescalón, y son los alumnos más difíciles. “es un paso casiobligatorio de paciencia, de trabajo duro de lo que esenseñar y captar la atención de un pequeño”. Con gran-des dosis de ilusión y un ímpetu voraz por sacar lo mejor desus alumnos, volcado en la enseñanza casi en exceso, fueaprendiendo que es cuestión de tiempo, paciencia y calma.“cuando tú empiezas a enseñar lo primero que te sor-prende es que la gente no tiene tu capacidad y que algoque a ti te parece realmente sencillo, o muy fácil de vi-sualizar, para alguien es un movimiento imposible y queno hay manera de hacérselo entender”. pero es esa difi-cultad la que te engancha de enseñar, esa fase tan compli-cada “descarta mucha gente que no se dedica a estopor pasión, como yo”. Cuando de verdad te gusta ese mo-mento, “al principio chocas con él, pero luego es el quete motiva para seguir enseñando porque lo que más sa-tisface es conseguir que alguien que tiene mucha difi-cultad para hacer algo, al final lo consiga. ese es elenganche para seguir enseñando. Yo siempre suelodecir que mucha gente cuando viene a mis clases medice –Java a mí me gustaría empezar pero es que no sénada-, y yo siempre les respondo, -hombre es que si su-pieses todo, no tendría nada que enseñarte-. Y de esose trata…”.Los años le han hecho enfrentarse a alumnos de todo tipo,con más o menos empeño y muy variopintos. Cuando erajoven le frustraba más porque pretendía que todos tuvieranel mismo nivel y el mismo ritmo de aprendizaje, pero con eltiempo cambió y llegó a entender que “no todo el mundoiba a obtener lo mismo de mí entrenando”. ya estén conél horas, días o años, sabe que su labor es “que todo elmundo salga satisfecho de entrenar conmigo, que vaya amis clases y haya un buen ambiente, que aprendan lo quees el respeto y que sea capaz de transmitirles mi pasión en-señando, estén conmigo un rato o toda la vida”.A sus 33 años ha conseguido un grado de excelencia y unrango poco habitual para su edad, pero curiosamente se hasentido más juzgado por su metodología que por su juven-tud. “la juventud tiene un pro y un contra, la vitalidad yla inexperiencia. la gente puede opinar de mi grado

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pero lo tengo y a mi edad sustento una fortaleza físicay técnica a la que es difícil enfrentarse. Yo entiendo quehaya mucha gente que no se atreva a cuestionarme a lacara, que es algo que pasa muchas veces, porque estoyen una época en la que todavía entreno con una inten-sidad mucho mayor que la mayoría de gente de migrado. soy muy joven para el cinturón que tengo. sercriticado es normal, yo siempre digo que al que hace lecritican, y al que no hace, no le critican. no pasa nada,opino que las críticas aveces son buenas paraver si realmente estás ha-ciendo tu trabajo y paraver que hay gente que nolo hace”.Su metodología es fruto delconocimiento exhaustivo delas artes marciales korenasy de las distintas escuelasdel Hapkido. “Yo profun-dicé mucho en toda lahistoria koreana encuanto a arte marcial ycomo he tenido la fortuna de estar en Korea en dos oca-siones, he entrenado artes marciales que muchas per-sonas desconocen. he practicado taekkyon, ssireum,que son muy antiguas; Kumdo, que es el arte del sableo la espada koreana, soo bahk do, con más de 2.000años de historia, he conocido muchas escuelas tambiénde hapkido, las he entrenado y tengo un conocimientobastante extenso de lo que sería la tradición marcial deKorea, y cómo ha ido evolucionando desde la antigüe-dad a los tiempos modernos. cada maestro me fue in-fluenciando, vi unas cosas más positivas que otras y al

final eso marcó mi tendencia a lo que hoy en día es miescuela, que es mi manera personal de entender cómoenseño el hapkido”. Defiende que haya muchas escuelasporque sólo una opción de entrenamiento “sería muy abu-rrida”.

moo Won soolmoo Won Sool, cuyo significado literal sería técnica marcialcircular, técnica marcial del circulo, es un concepto muy im-

portante en las artesmarciales koreanas yespecialmente rele-vante en la escuela deJava. El nombre llevaun orden que homena-jea dos escuelas queaprendió de su maes-tro, félix Serranopérez. “una es lamoo duk kwan, quees la escuela de lavirtud marcial, unaescuela de taek-

wondo antiguo muy respetada en Korea, con la quetengo un vínculo con su principal maestro; y otra es laYu won sul, que es la escuela de la técnica fluida y cir-cular. esas dos escuelas influenciaron tanto mi forma-ción a nivel marcial, que al final la creación del nombrede mi escuela debía tener un vínculo con ellas”. De su metodología destaca la práctica del combate, pues“nos permite una habilidad mayor para la defensa”. En-fatiza en un entrenamiento dinámico, frente a otros métodosmás “robóticos” y apuesta por la libertad de movimientos

“la gran diferencia entre los maestros

de hoY en día Y los maestros en la anti-güedad es que se está perdiendo ese

afán de conocimiento. nosotros como

maestros somos los responsables de

esa decadencia ética o moral que tiene

el entrenamiento de artes marciales”

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a la hora de enfrentarse a un combate. “muchos trabajanla defensa personal desde un concepto en el que laagresión, se le establece al compañero. es decir, atá-came de esta manera o de esta otra. nosotros busca-mos que sea el compañero el que decida cómo agarrapara que yo trabaje en el concepto de fluidez sobre latécnica que voy a aplicar, y sea capaz de adaptarme,que es de lo que se trata en un arte marcial, sin tenerconocimiento previo de la agresión, ya que luego, pordesgracia, en la defensa personal cuando uno tiene unenfrentamiento, nunca te advierten de lo que te va ahacer”. En sus clases, después de un calentamiento más o menosintenso dependiendo del objetivo del día, repasan técnicasde golpe de manos y piernas y progresivamente trabajantécnicas de agarre. Hay clases más genéricas, y otras es-pecializadas, donde se centran en combate o manejo dearmas. “el objetivo es conseguir un dominio más omenos aceptable de los distintos tipos de técnicas quetiene el hapkido. dentro de eso lo que para mí es másimportante es que en todo ese proceso independiente-mente de qué clase sea, el alumno se vea inmerso enun sistema de respeto, de saludos, de cortesía y eti-queta que debe ir aprendiendo para formarse como per-sona. las técnicas se envuelven en un ambiente en el

que la máxima es el respeto, por sus compañeros, porla sala donde entrena, por aquel que le enseña y así lesvoy transmitiendo una serie de valores morales”.

inconformismo y respetoEscuchándole hablar sobre su escuela, sus alumnos o sumetodología, es fácil ver que tiene dos virtudes claras… elinconformismo y el respeto por sus maestros. “el arte mar-cial, si uno lo practica bien, es un camino entero de vida.Y conocer a un ser humano es algo muy complejo y re-quiere un entendimiento basado en muchas horas deestudio, sobre cómo es la personalidad, cómo éramosen la antigüedad, por qué hemos evolucionado de estamanera... no consiste simplemente en reciclarse comomaestro. cada uno tiene un camino que recorrer, y setiene que ir cultivando, no sólo por lo que ofrece a losdemás, sino por lo que se ofrece a sí mismo. el artemarcial es extenso hasta el infinito, siempre hay algonuevo que conocer, siempre hay algo del pasado queleer, algo que mejorar… creo que me queda mucho poraprender, y por ofrecer a mis alumnos”.una bonita filosofía que se está perdiendo poco a poco…“la gran diferencia entre los maestros de hoy en día ylos maestros en la antigüedad es que se está perdiendoese afán de conocimiento. nosotros como maestros

“cuando uno entrena con dureza, disciplina Y tesón, es capaz de superar lí-mites que parecen imposibles”

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somos los responsables de esa decadencia ética omoral que tiene el entrenamiento de artes marciales.uno cuando lee libros antiguos ve que antes pasabanhoras y horas cultivándose en mil materias y hoy en díala mayoría de practicantes de artes marciales y susmaestros simplemente tienen el conocimiento de la téc-nica que realizan, pero no saben cuál es el origen, niqué maestros lo perfeccionaron, ni cómo es la anatomíadel cuerpo humano para perfeccionar un entrena-miento, o un golpe. los maestros, en general, han aban-donado el camino de seguir cultivándose y es una penaporque el alumno tiene como referencia al maestro, y siel maestro se descuida, el alumno dejará de tener refe-rencias”.Él jamás ha perdido la referencia de sus maestros, a los queconoce, admira, respeta y tiene muy en cuenta en su vida.Java cuenta que Confucio hablaba mucho de los ancestros,y de los maestros, con la intención de que cuando una per-sona toma una decisión, si falla, no se falle sólo a símismo… “esa jerarquía, ese respeto al prójimo hace quesepan que pertenecen a algo más grande y que si se fal-tan al respeto, tienen una responsabilidad con su pró-jimo”. Él personalmente ha tenido una relación muy estrecha consu maestro, con el que ha pasado muchísimo tiempo. “Yoa mis alumnos de más alto grado siempre lesdigo que tengo mucho que enseñar, pero quepara eso hay que pasar mucho tiempo con-migo. Yo he pasado mucho tiempo con mimaestro y es una referencia para mí en todoslos sentidos. como persona que me ha apo-yado y me ha impulsado y en los momentos di-fíciles es una figura importante para uno. lafigura del maestro al final se convierte en algomuy importante, al nivel de un padre o unabuelo. además, siempre tiene frases adecua-das que ha dicho y que aunque en ese mo-mento no las entendiera, han vuelto a mi menteen momentos difíciles y me han ayudado a sal-tar esos muros, a abrir esas barreras o a supe-rar esos momentos difíciles. mi maestrosiempre decía que un maestro sólo da herra-mientas y enseña el camino, y que luego esuno realmente el que las utiliza para abrirsepaso, porque si no, te hace un flaco favor, élno te libera de esas cosas sino que te enseñaa que tú lo hagas”.

el juicio del tiempoJava puede presumir de haber llegado a un puntoimportante de cualquier carrera marcial, ese mo-mento en el que los maestros pasan a ser juzga-dos por el tiempo, el examinador más justo y máscruel. El pasado mes de marzo consiguió su quintoDan, último grado que se obtiene mediante exa-men. A partir de ahora, será el tiempo el que juz-gue su trayectoria.“a partir del cinturón negro, uno consigue dis-tintos grados. grados dan hay desde el pri-mero, que se consigue con el negro, hasta eldécimo que es un grado honorífico que en miescuela se otorga a título póstumo”. El quintoDan ha llegado después de 21 años de trabajoduro y como final de una etapa, preparó a concien-

cia el examen por el que su maestro le otorgaría el ansiadocinturón. “a lo largo de los años, mis exámenes de dansiempre se han salido de lo común. para ser examinadohay materias mínimas que uno tiene que cumplir y yoen mis exámenes me he puesto unos mínimos muchomás altos, y siempre se me ha permitido hacerlo.cuando me planteé mi último examen lo pensé comouna exhibición a mi maestro, como una pequeña partede todo lo que había aprendido en estos años: técnicasde agarre, golpeo, formas, manejo de armas, combate,rompimientos, e intentar hacerlo en un tiempo pruden-cial. quise plasmar en ese examen todo lo que heaprendido gracias a él”.y exactamente así fue… tres horas de concentración y deentrega en la que los presentes pudimos disfrutar de todoun abanico de conocimientos ejecutados con precisión. Apesar de la brillantez, y de las palabras de su maestro, queexaltó los valores de su alumno más fiel, confiesa que siem-pre considera que lo podía haber hecho mejor. En este caso,y como anécdota que irá vinculada a ese examen de quintoDan, tuvo que luchar con el hándicap de una lesión graveen la mano que marcó la jornada. “diez-doce días antesdel examen seguramente me partí la mano y tuve quehacer un esfuerzo extra mental para llevar a cabo un re-quisito que yo me había puesto, y que no quería dejar

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de lado, que era romper con la mano. el final del examenvino marcado por la determinación de conseguir unrompimiento, aun a riesgo de que se me rompiera lamano. los que nos dedicamos a esto sabemos que esprácticamente imposible hacer un rompimiento con unpoquito de dolor... me costó un esfuerzo psicológico po-tente, tuve que hacer bastante meditación hasta que lle-gué a la determinación de que lo iba a romper, pero lorompí. la mano también se quedó un mes lastimada (seríe), ¡pero lo conseguí!”.Las bonitas palabras de agradecimiento y reconocimientoal esfuerzo por parte de su maestro fueron la recompensaal dolor y al sacrificio. “mi maestro siempre dice que conlos años pierde uno muchas habilidades, y se olvidauno de cómo se pega bien una patada, o no tiene elaguante físico, pero le queda la gratitud y el respeto quenos tenemos unos a otros, que permanece como un re-cuerdo muy bonito y es el impulso que en los momen-tos difíciles te ayuda a seguir adelante”. y como Java quería dejar el listón de su escuela muy alto,para la ceremonia de entrega del quinto Dan, decidió queestaría tres horas seguidas combatiendo con sus alumnos,sin posibilidad de alimento, descanso, ni hidratación. un retomuy duro que deja a los alumnos de su escuela que quieranconseguir el mismo rango, un largo camino por recorrer. “las ceremonias sonparte de esa etiquetatan importante delvínculo marcial,hay escuelas queno tienen, pero ennuestra escuela estáestablecido que desde elcinturón negro hay quepasar una ceremonia quefísicamente sea difícil desuperar, para que elalumno recuerde siempreel sacrificio que le ha cos-tado llegar a ese grado yguarde ese momento como algomuy, muy especial en su vida”.Con su ceremonia demostró a sus alumnos que“cuando uno entrena con dureza, disciplina y tesón,es capaz de superar límites que parecen imposi-bles”.Además, “como cuestión excepcional quise quetodos los alumnos pelearan conmigo, y aunqueempecé con los cinturones negros y los gradosaltos, hice partícipes al resto. la práctica del com-bate acaba uniendo mucho a los practicantesporque en clase es un ejercicio físico queimplica mucho respeto entre las perso-

nas, requiere más atención que nunca el no hacerledaño al compañero, trabajar con intensidad y al finalaprendes de ti mismo y de los demás. para mí era im-portante que ellos fuesen partícipes de ese momentotan importante en mi vida, y como maestro me gustaríapensar que también fue especial para ellos”.El ambiente que se respiraba era de familia y de respeto.“son muy importantes en mi vida, muchos de ellos mecuidan con mucho interés, me protegen, no me faltannunca y son mi familia, han estado siempre ahí, meaprecian, me apoyan en los momentos buenos y losmalos y les tengo el cariño que se merecen. el respetoque me tienen se basa en ese sentimiento que yo me heganado a base de estar siempre ahí con ellos apoyán-doles. creo que, de alguna manera, es el reflejo de mitrabajo constante”.

pilar fundamentalEs evidente que el Hapkido es algo más que un deporte oun arte marcial para Java, “siempre he dicho que es ellatido de mi corazón, que aprecio las cosas bonitas dela vida cuando entreno, aprecio a la gente quevive conmigo por lo mismo, creo que entre-nar saca lo mejor de mí, porquecomo todo el mundo yo tambiéntengo cosas muy malas en

mi forma de ser, ycosas que me

gusta-r í acam-

biar ysiempre co-

mento que lo mejorde mí siempre lleva un

dobok, un traje de artes mar-ciales. no recuerdo nada malo

de mi cuando llevo puesto undobok, entrenar me mejora y me

ayuda a ofrecer lo mejor de mí a losdemás. no concibo una vida en la que no

pudiese entrenar, hasta mi nombre, Java,tiene su origen en el entrenamiento, hacemuchos años de eso y me gusta pensarque Java es el nombre que yo escogí paramí, y que es el símbolo del cambio de quienera antes, y quién soy ahora. empecé conuna serie de defectos y muy pocas virtu-des, y ahora soy una persona con una seriede defectos y muy pocas virtudes pero con

muchas ganas de mejorar. soy mucho mejorpersona gracias a lo que hago”.

“siempre he dicho que el hapKido es el latido de mi corazón, que aprecio las

cosas bonitas de la vida cuando entreno Y aprecio a la gente que vive con-migo por lo mismo. creo que entrenar saca lo meJor de mí, porque como

todo el mundo, Yo también tengo cosas muY malas en mi forma de ser, Ycosas que me gustaría cambiar. lo meJor de mí siempre lleva un doboK, un

traJe de artes marciales”

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y sus alumnos siguen sus pasos y se sienten orgullosos desu maestro y de su escuela y están volcados en continuarcon su labor, pues los grados más altos ya son claros ejem-plos a seguir por los alumnos que empiezan.Aunque la escuela es una de las numerosas de España,Java prefiere la calidad a la cantidad, y no hace grandes es-fuerzos por atraer público nuevo, pues lo que mejor funciona“es el boca a boca”. “si la gente está agusto entre-nando, lo comparte con sus amigos. nosotros tenemospublicidad a nivel municipal pero poca gente viene porun anuncio… casi todos son familiares o amigos dealumnos”. Además, lejos de seducir o conquistar a los que se acercana probar una clase, asegura que tiene una política muy malaporque “en lugar de ponérselo fácil, les contamos queesto es muy difícil e impartimos unas clases muy duras.siempre digo que no me gusta engañarles, yo entrenoasí, entreno muy duro y física y psicológicamente es di-fícil soportar mis clases. el que busca eso se queda en-ganchado desde el primer día, y el que no lo busca loacabará encontrando en otro sitio. no soy partidario decaptar a todo el mundo, creo que cada uno tiene que en-contrar el estilo o el arte marcial que se adecue a lo quebusca. Yo ofrezco una serie de cosas que para mí sonpreciosas, pero puede que para otros no lo sean tanto”.De lo que sí presume es de tener fama de entrenar duro, detener alumnos intensos, fuertes y con mucho nivel.Su única espinita es no conseguir todavía que más mujeresse interesen por el Hapkido, porque la realidad es que sonuna minoría aplastante. y eso que sus alumnas se sietenorgullosas de serlo y son respetadas y tratadas exactamenteigual que cualquier otro compañero. Java las alaba porquecomprende que “estar constantemente enfrentándote agente que te saca veinte kilos de peso y dos cabezas esdigno de reconocimiento”. El problema está en una pre-sión social que relaciona ciertos deportes o artes marcialescon la pérdida de feminidad, pero para Java, una prácticaque fomenta la defensa pesonal, la confianza en uno mismo,el afán de superación, la seguridad, la disciplina y el ejerci-cio, está perfectamente destinado a las mujeres.Así se lo explica a las alumnas de los cursos de defensapersonal femenina que a veces le encargan los ayuntamien-tos. Aunque desconfía de que alguien pueda llegar a sen-tirse seguro por hacer un curso de cuatro horas, él lo utilizacomo una buena forma de acercar el Hapkido a las mujeres,aunque siempre prefiere quitarles de la cabeza que esashoras puedan servir para algo, y las invita a que lo practi-quen y entrenen de forma constante. Como les cuenta tantoa las mujeres como a los especialistas o policías a los quetambién entrena, “la mentalización para enfrentarse auna situación es que no sólo la técnica a realizar es im-

portante, sino la mentalidad y la capacidad de tomar ladecisión de defenderse con firmeza, que es algo que re-quiere muchos años de entrenamiento. en los cursosla gente vende las técnicas como infalibles, cuando enla vida en general hay muy pocas cosas que lo sean,por no decir ninguna…”.

mirando al futuroEn el futuro cuenta en tono cómico que se imagina como unmaestro gruñón, con bastón, que es un símbolo concreto enkorea, de nobleza y se visualiza como un viejo maestro re-gañando a sus alumnos por no dejarse la piel, con muy bue-nos instructores que cuidarían de él y rodeado de alumnos.“creo que a nivel real mi escuela seguirá dándome todolo que me da hasta hoy, incluso más cosas, y a nivelsentimental me ayudará a seguir mi vida adelante y acambiar las grandes cosas que me quedan por cambiar,hasta hacerme una persona realmente merecedora deser llamada maestro”.Aunque es complicado que la escuela de uno le sobreviva,puestos a soñar, sería un objetivo bonito. “Yo lo piensocasi como budista, y creo que sobrevivirá en el corazónde tus alumnos, es bonito pensar que cuando pases aotra vida, tu legado quedará en otros. es difícil porqueel camino de un artista marcial es muy duro, muy largoy hace que la mayoría de la gente abandone, y haya muypocos alumnos que se dediquen a ello, pero en el cora-zón de la gente siempre quedará mi escuela y la genteque la conoció y la defendió”. Sentencia diciendo que sedaría por satisfecho con que le entrerraran con su dobokpuesto, y con al menos seis cinturones negros para portarsu féretro.“pero en el sentimiento nostálgco y bonito o platónicome gustaría pensar que mis últimos días fuesen los úl-timos días de mi escuela, como otros maestros lo vivie-ron antes que yo, disfrutar de esos momentos rodeadode mi gente, de mis alumnos y que el recuerdo de mipersona quede ahí siempre, ya sea para algunos si-guiendo mi estilo, o para otros que en un futuro quieranvincular sus escuelas a la mía”.Soñando con un futuro aún muy lejano, le dejo reflexionandosobre todo lo que significa para él el Hapkido, y la facilidadcon la que trasnmite esa pasión, ya sea entrenando o sim-plemente verbalizándolo. Orgulloso de lo que ha conseguidohasta ahora, asegura que su escuela y sus alumnos son sumayor honor. Cortés hasta el extremo, da las gracias porhaber superado con nota su primera entrevista, e imponecomo requisito, que la periodista recoja una última frase: “hasido un honor para mí que me hayas entrevistado”. Esun honor para mí conocerte y formar parte de tu vida.