ignacio ellacuria (1930-1989)

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Ignacio Ellacuría Ignacio Ellacuría (1930-1989) (1930-1989) Nació en Portugalete (Vizcaya, España), el 9 de noviembre de 1930. Fue el cuarto de cinco hijos varones del oculista de la ciudad. También fue el cuarto en optar por el sacerdocio. Sus primeros estudios los hizo en Portugalete, pero después su padre lo envió al colegio de los jesuitas de Tudela. Ellacuría era reservado y algo intenso. Los jesuitas de Tudela no pensaron en él cuando consideraron quiénes podrían tener vocación para entrar en el noviciado de la Compañía de Jesús. Al finalizar el séptimo año, el padre espiritual de los estudiantes de último año reunió a un pequeño grupo de posibles candidatos, en el cual no estaba Ellacuría. Sin embargo, entró en el noviciado al año siguiente, por voluntad propia, el 14 de septiembre de 1947, en

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Biografía de Ignacio Ellacuría

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Consenso y unanimidad en el discernimiento espiritual en grupo

100Ignacio Ellacura (1930-1989)

101Ignacio Ellacura (1930-1989)

Ignacio Ellacura

(1930-1989)

Naci en Portugalete (Vizcaya, Espaa), el 9 de noviembre de 1930. Fue el cuarto de cinco hijos varones del oculista de la ciudad. Tambin fue el cuarto en optar por el sacerdocio. Sus primeros estudios los hizo en Portugalete, pero despus su padre lo envi al colegio de los jesuitas de Tudela. Ellacura era reservado y algo intenso. Los jesuitas de Tudela no pensaron en l cuando consideraron quines podran tener vocacin para entrar en el noviciado de la Compaa de Jess. Al finalizar el sptimo ao, el padre espiritual de los estudiantes de ltimo ao reuni a un pequeo grupo de posibles candidatos, en el cual no estaba Ellacura. Sin embargo, entr en el noviciado al ao siguiente, por voluntad propia, el 14 de septiembre de 1947, en Loyola, el hogar de san Ignacio, el fundador de la Compaa de Jess. Un ao despus fue enviado, junto con otros cinco novicios, a fundar el noviciado de la Compaa de Jess en Santa Tecla (El Salvador). Seguramente, para los seis novicios fue difcil determinar si eran voluntarios o cumplan una orden. Meses antes, el maestro de novicios solicit voluntarios para ir a Centroamrica. Les pidi que lo pensaran unos das y si sentan que esta misin estaba de acuerdo con su vocacin, que escribieran su nombre en un pedazo de papel. El viaje fue largo. Salieron de Bilbao el 26 de febrero de 1949 y llegaron un mes ms tarde a Santa Tecla. Sus familias acudieron a la estacin a despedirlos. Sin duda, la separacin fue muy difcil para todos.

Al frente de la expedicin vena el maestro de novicios, Miguel Elizondo. En l, los novicios encontraron un maestro de gran sentido comn y espiritualidad profunda. Estas dos caractersticas marcaron para siempre a estos y a los siguientes novicios de Elizondo. Elizondo trajo consigo la libertad de espritu, el componente esencial de la disponibilidad del jesuita para cumplir con la misin que le es encomendada "para la mayor gloria de Dios" el lema de la Compaa de Jess. Elizondo se esforz por formar a sus novicios en esa libertad de espritu, sobre todo cuando stos hacan referencias a la experiencia inmediata. En Espaa, la vida de los novicios era regida por una complicada serie de normas y reglas. Vivan en un mundo separado, ajenos a lo que suceda fuera de los muros del noviciado. Elizondo cambi el plan de vida, distribuy el tiempo de manera fluida, concentr la atencin de los novicios en el desarrollo interior ms que en las formas tradicionales exteriores, de las cuales la mortificacin fsica era considerada muy importante, se mostr disponible para dialogar con los novicios e incluso permiti el juego del frontn y del ftbol sin sotana. Elizondo quera cultivar la disponibilidad, es decir, la apertura "que sea necesaria para lo que va a venir, sin saber lo que va a venir". Ellacura y siempre reconoci que los fundamentos de su espiritualidad haban sido puestos por Elizondo, a quien siempre admir con cario especial. El fue el primero de los cinco maestros que jalonaron su vida.

En septiembre de 1949, los seis novicios pronunciaron sus votos de pobreza, obediencia y castidad. En la dcada de 1950, los jesuitas de Centroamrica no contaban con un centro de estudio para formar a sus estudiantes, sino que stos eran enviados a Quito, donde estudiaban humanidades clsicas (dos aos) y filosofa (tres aos), en la Universidad Catlica. Estos cinco aos fueron muy importantes para el desarrollo intelectual de Ellacura y sus compaeros, as como para todos los otros que tuvieron la oportunidad de estudiar en esta institucin. La inteligencia de Ellacura se hizo evidente en el noviciado, pero fue en Quito y en particular bajo la tutela de su profesor de humanidades clsicas, Aurelio Espinoza, donde sus cualidades excepcionales como pensador crtico y creativo empezaron a emerger. Pronto surgi una amistad entre ambos que dur hasta la muerte del maestro. Ellacura animaba a los jesuitas centroamericanos recin llegados a Quito a que sacaran provecho a Aurelio Espinoza, entregndose a l con confianza, puesto que seran formados "por smosis".

Aurelio Espinoza Plit era una acadmico clsico de fama internacional, quien haba estudiado en Oxford University. Era autoridad mundial en Sfocles y Virgilio. Pero quizs ms importante an, era un humanista en el sentido amplio del trmino. Escribi sobre autores ecuatorianos antiguos y contemporneos y sobre temas religiosos, filosficos y educativos. Poeta ocasional, rector de la Universidad Catlica y asesor del gobierno en asuntos culturales. En un artculo de 1963, escrito con motivo de su muerte, Ellacura resumi su actividad intelectual de la manera siguiente: "fue todo lo contrario de un superficial que mariposea por cualquier tema". Al recordar sus das de estudiante de Espinoza, en ese mismo artculo, Ellacura reconoca su falta de ortodoxia, pero lo que ms le impresion fue la combinacin del trabajo intelectual serio con la eficacia pblica inmediata; el haber preferido la educacin a la erudicin y las formas vitales a los contenidos materiales; y la creatividad en el aula, en la cual no usaba esquemas hechos, sino que mostraba el qu, el por qu y el hacerse de las cosas. Sus clases eran una experiencia de creatividad viva y de hallazgo imprevisto. Curiosamente, Ellacura tena todo esto.

En sus clases, insista en que lo importante era aprender a pensar y a buscar los datos necesarios. Enseaba a aprender de la realidad. Los libros slo eran un instrumento til que estaba a mano. Su mtodo preferido era poner a sus estudiantes en contacto directo con los grandes autores del pensamiento, aunque sus textos resultaran incomprensibles. Para l, lo importante era pasar por la experiencia filosfica directa, encarando los grandes textos de la filosofa. No le preocupaba cubrir los programas ni llenar de contenido a sus oyentes. Se burlaba de quienes acababan sus programas y de aquellos a quienes se les terminaba la materia. Para l esto era algo inconcebible.

Al igual que Aurelio Espinoza, superaba el texto que le serva de punto de partida y cuando se lo advertan, responda que todo estaba relacionado por ser parte de una misma realidad. Nada quedaba fuera y siempre hubo un ms que nunca tuvo tiempo para desarrollarlo en el aula o para escribir sobre ello. Terminaban los ciclos, pero sus clases quedaban como en suspenso, porque no haba podido concluir. Sus escritos a veces parecen interrumpirse de una manera abrupta, dejando la impresin de estar inacabados. De ah que valorase mucho la capacidad intelectual de las personas, hasta el punto de discriminar a los menos inteligentes. Con los primeros era muy exigente y perfeccionista y nunca estaba satisfecho.

Despus de las humanidades clsicas, Ellacura estudi filosofa en la misma Universidad Catlica de Quito, obteniendo su licencia, civil y eclesistica, en 1955. Al despedirse, Aurelio Espinoza le dijo que fundara una gran biblioteca en San Salvador, donde pudiera encontrarse todo lo relacionado con el pas, tal como l haba hecho con la Biblioteca Ecuatoriana. Por eso, en la Biblioteca "Florentino Idoate" de la UCA quera que estuviera todo lo publicado sobre El Salvador. Asimismo, en el Centro Universitario de Documentacin y Apoyo a la Investigacin deban estar todos los documentos producidos en el pas o referidos a l. Hubiera querido completar ambos centros con una pinacoteca salvadorea.

En Quito, Ellacura se encontr con otra gran personalidad que le impact mucho: el jesuita navarro ngel Martnez, uno de los poetas ms importantes de Nicaragua. Desde su primer encuentro, Ellacura supo descubrir y admirar el genio potico de ngel: "me di cuenta que ha sido l el nico hombre, desde hace muchos aos, prcticamente desde que el empuje de la subjetividad comenz a tejer sin cesar el hilo de la propia vida como problema propio, casi como nico problema [...] que me ha hecho desubjetivizarme durante tanto tiempo, desatender a preocupaciones, tendencias y pasiones personales, y ha conseguido que todo mi ser atienda al objeto por l presentado, al tipo de vida en l encarnado". Los cinco das que pasaron juntos en Quito, donde ngel Martnez imparti clases de metafsica y esttica y dio recitales, fueron suficientes para entablar una amistad entraable, cultivada a travs de una correspondencia espordica, pero intensa.

Ellacura esperaba con gran inters las cartas de ngel Martnez y el material que las acompaaba. "Si Ud. viera cuntas veces en los puntos de mis meditaciones y en ellas mismas aparecen partes de su poesa, que son tambin expresin ms expresivamente viva de lo que yo tambin vivo inefablemente, pero que no acierto a expresarlo sabra bien lo que le digo", le escribi, en julio de 1954, y ms adelante, "por eso estoy deseando ms y ms cartas suyas que me dicen muchas cosas que tambin son mas, pero que yo no s decirlas si Ud. no me las despierta dentro".

ngel Martnez le mand algunos de sus originales para que los criticara. Ellacura guardaba con cario sus cartas y manuscritos. Escribi dos artculos sobre la poesa de Martnez, uno de ellos est hecho a mano y qued indito; el segundo lo public en la Revista Cultura del Ministerio de Educacin de El Salvador, en 1957, y es un gran artculo sobre ngel Martnez "poeta esencial". Al hablar de este tema, deca que le gustara tener tiempo para profundizar sobre la dimensin esttica de la realidad.

Lo que ms impact a Ellacura fue la sntesis personal que ngel Martnez haba hecho de la poesa, la filosofa y la teologa, as como tambin la unidad de su obra y su vida. Para ngel Martnez, la poesa era una forma de vida: su vida era la poesa y su poesa era su propia vida. Ellacura supo ver esta unidad esencial de palabra y vida: todas las dimensiones de su existencia estaban unificadas "en este empeo de palabra eficaz, buscada con toda sinceridad y en toda su vida". Era un compromiso que lo llevaba a preguntarse de una manera incansable por la esencia de las cosas, lo cual a su vez lo llevaba a una mayor personalizacin. Su pasin era la bsqueda de la verdad radical de las cosas. "En realidad, esto de la unidad de su comportamiento y de sus palabras", Ellacura confes al poeta, "es lo que ms llam la atencin en Quito, pues esa unidad que ontolgicamente tienen las cosas entre s no se halla en la primera superficie, sino all en lo hondo [...] Para conocerla ya se requiere mucho, pero para vivirla y para hacerla vivir...". Ellacura regres a San Salvador, donde pas tres aos en el Seminario San Jos de la Montaa. Ense filosofa escolstica en latn, pero tambin comenz a hablar de las corrientes existencialistas. Adems de dar clases, deba cuidar a los seminaristas, quienes permanecan en el seminario durante todo el ao, excepto por una breves vacaciones, que pasaban entre sus familiares. Para Ellacura, el problema mayor era entretenerlos durante los fines de semana. El y los dems inspectores (maestrillos) organizaban excursiones a pie al volcn de San Salvador, al lago de Ilopango o a la piscina del Colegio Externado. Con orgullo recordaba cmo haba logrado establecer una pequea biblioteca de clsicos para que no leyeran slo literatura barata. Dado que no haba dinero para comprar libros, convenci a los seminaristas para que ahorrasen algunos centavos del dinero que les daban para comer los das de excursin. Su presencia era firme y exigente. Era consciente de su capacidad intelectual. En ese entonces, escribi sus primeros artculos en la revista Estudios Centroamericanos (ECA) sobre Ortega y Gasset, los valores y el derecho. Imparti conferencias para todo pblico. Los jesuitas de mayor edad y experiencia, lo escuchaban y no dejaban de verlo con cierto recelo.

En 1958 volvi a ser estudiante, esta vez, en Innsbruck (Austria), donde estudi teologa hasta 1962. No recordaba estos aos con entusiasmo. Austria le pareci fra y oscura. Ech de menos el espritu de la colonia centroamericana de Ecuador, pues sus compaeros estaban dispersos por Europa. Desde Quito, Aurelio Espinoza le escribi una carta afectuosa, aprobando sus estudios en ese teologado, pero alertndolo tambin no fuera a suceder que su orientacin intelectual se volviera demasiado "germnica": "en concreto, yo considero que es una ventaja grandsima para Ud. el quedar en estado de aprovechar toda la aportacin alemana a la ciencia y a la crtica, pero considerara como una fatalidad si Ud. quedase tan subordinado a ella, que perdiese su libertad de espritu y la serena confianza en su propio criterio y en la perspicacia esttica de la cual no creo que carezcamos los latinos". Los estudiantes de habla hispana integraron un grupo bastante unido alrededor de Ellacura para expresar su descontento por lo que consideraban restricciones anticuadas en la vida diaria del teologado y por el nivel sorprendentemente bajo de la enseanza. Sin embargo, algunos encontraron la inteligencia controlada e irnica de Ellacura arrogante y excluyente. Hubo algo de desdn hacia su persona por su brillantez e inaccesibilidad-, que hizo que algunos le llamaran "el rey sol". Aunque su inconformidad era racional y moderada, tambin era puntilloso e inexorablemente crtico. Ellacura no pas sin ser notado por sus profesores. En el informe de sus cuatro aos en Innsbruck se lee que posea una inteligencia excelente, pero su comportamiento era mediocre. En suma, "al lado de ser altamente talentoso, su carcter es potencialmente difcil, su espritu propio de juicio crtico es persistente y no est abierto a los otros; se separa de la comunidad con un grupo pequeo en el cual ejerce una fuerte influencia".

El ftbol proporcion un escape nico a las tensiones de la teologa. Junto a algunos austriacos y un alemn, los jesuitas de habla hispana integraron un equipo que result ser, para los alarmados profesores, demasiado bueno. Con Ellacura en el centro, el equipo gan con facilidad el campeonato de la Universidad de Innsbruck. La cosa no par aqu. Tambin ganaron el campeonato nacional universitario en Viena. Dos jugadores fueron seleccionados parra formar parte del equipo de la Universidad Nacional de Austria, pero el xito deportivo no fue bien visto por los superiores de Innsbruck y Roma, quienes cortaron por lo sano, alegando que jugar al ftbol en pblico no era algo propio de la vida religiosa.

Una sola cosa buena tuvo Innsbruck para Ellacura, la ctedra de Karl Rahner, uno de los telogos ms influyentes en el concilio Vaticano II aunque tambin le impresionaron de manera positiva su hermano Hugo y Andres Jrgmann. Finalmente, Ellacura fue ordenado sacerdote en Innsbruck, el 26 de julio de 1961. Pocos meses ms tarde, mientras visitaba a su familia en Bilbao, decidi buscar al filsofo Xavier Zubiri. Admirador suyo a distancia, quera preguntarle si poda escribir su tesis doctoral sobre l y si l estara dispuesto a dirigrsela. Le haba escrito varias cartas, a las cuales Zubiri no respondi. Un poco ansioso, Ellacura fue a buscarlo a su casa. Zubiri lo recibi, porque se trataba de un sacerdote. La entrevista fue un xito: "se vea que el horno estaba para bollos, le dije inmediatamente que quera hacer la tesis con l y sobre l. Le sent bien [...] Le dije sucintamente que vea en l un modelo de juntura entre lo clsico y lo moderno, entre lo esencial y lo existencial [...] entonces asegur que se pondra enteramente a mi disposicin para todo lo que necesitase". Zubiri qued tan bien impresionado del nuevo discpulo, que le escribi a su esposa de inmediato para decirle que haba conocido a "un brillante joven jesuita", quien no slo saba griego, lengua en la cual se senta ms dbil. La reunin fue el inicio de una amistad que se proyect ms all de la muerte de Zubiri (1983). As, Ellacura comenz a trabajar en su tesis, en 1962, pero tuvo problemas con las autoridades acadmicas de la Universidad Complutense (Madrid), quienes rechazaron la idea de escribir una tesis sobre un filsofo vivo. Sin embargo, Ellacura consigui que le permitieran seguir adelante; pero el tribunal slo le otorg un sobresaliente, en lugar del superlativo cum laude. En este periodo, Ellacura concluy su formacin jesutica e hizo la tercera probacin en Irlanda. Un poco ms tarde profes en la Compaa de Jess, en Portugalete, el 2 de febrero de 1965.

El entusiasmo de Zubiri con Ellacura obedeca a que crey haber encontrado no slo un discpulo, sino tambin un colaborador potencial. Desde entonces analizaron y discutieron de manera interminable los textos y las conferencias de Zubiri, quien aguardaba con impaciencia las visitas de Ellacura. Este regres a San Salvador en 1967, destinado a la recin fundada Universidad Centroamericana "Jos Simen Caas" (UCA); pero casi todos los aos viajaba a Madrid, donde dedicaba varias semanas a trabajar con Zubiri. Por la noche, ste le lea las pginas escritas a lo largo del da y le peda "que no le hiciera terapia intelectual, sino que le dijese la verdad, toda la verdad con todas mis crticas". Zubiri ya no public nada ni dio conferencia alguna que antes no hubiera discutido con Ellacura. En su archivo se han encontrado apuntes de estas conversaciones con Zubiri. Al morir ste, en 1983, Ellacura qued como heredero intelectual de su obra y como director del Seminario Xavier Zubiri con sede en Madrid. La admiracin de Ellacura por Zubiri derivaba de un aprecio profundo por lo que l llamaba "la obligacin de su vida, la costosa y dulce obligacin [...] indagando la verdad de lo que le parecan ser los fundamentos de la vida humana". Ellacura deca que la filosofa de Zubiri era "filosofa pura, pero no es pura filosofa". Desde aqu arranc para construir una filosofa que abarcase una realidad diferente a la de Zubiri: Amrica Latina y El Salvador. Ellacura fue un gran filsofo, pero quizs fue ms telogo que filsofo. De hecho, hizo los cursos de doctorado en teologa, en la Universidad de Comillas, en 1965; pero nunca escribi la tesis. A veces deca que le gustara escribirla sobre Dios. El primer escrito suyo que impact en la conciencia nacional no fue uno de filosofa, sino de teologa. El texto, Teologa poltica, publicado por el Secretariado Social del Arzobispado de San Salvador en 1973, pronto fue traducido al ingls (1976) y al chino (por su otro hermano jesuita, quien viva en Taiwn). Su ltimo gran escrito fue tambin un artculo teolgico, "Utopa y profetismo en Amrica Latina" (ver Revista Latinoamericana de Teologa 17, 1989, 141). Probablemente este es uno de sus textos teolgicos ms profundos.

Ellacura deca que en Amrica Latina, era ms urgente la teologa que la filosofa, porque era ms eficaz. En su larga bibliografa predominan los artculos teolgicos y sus nicos libros publicados (que no son muchos) tambin son de teologa. Sin embargo, dej un manuscrito casi terminado sobre filosofa de la historia (Filosofa de la realidad histrica, 1990), en el cual discute uno de los temas filosficos que ms lo inquietaron en sus ltimos aos de vida, el del sujeto de la historia, es decir, en definitiva, quin mueve la historia. Tambin fue profesor de teologa. Ense teologa en cursos nocturnos y en los fines de semana, en los llamados cursos de teologa para seglares, que organizo cada ao, desde 1970. A estos cursos asistan centenares de miembros de las comunidades de base, profesionales y estudiantes universitarios. Despus fund el Centro de Reflexin Teolgica y fue su primer director, y organiz la maestra en teologa (1974), en cuyo programa siempre se reserv uno de los cursos ms importantes. Luego vino otra etapa, el profesorado en ciencias religiosas y morales, destinado a preparar profesores de religin y a elevar el nivel de los creyentes ms comprometidos. En 1984, junto con Jon Sobrino, lanz la Revista Latinoamericana de Teologa.

En la UCA comenz dando clases de filosofa, en 1967. Pronto lo nombraron miembro de la Junta de Directores. Desde 1972 fue Jefe del Departamento de Filosofa. Desde 1976 dirigi la revista Estudios Centroamericanos (ECA) y desde 1979 fue Rector de la UCA y Vicerrector de Proyeccin Social. Imparti cursos, dirigi seminarios y dict conferencias en Amrica Latina, Europa y Estados Unidos.

En 1970, despus de una revisin profunda de la misin de la Compaa de Jess en Centroamrica, en la cual Ellacura tuvo mucho que ver, sus superiores le encargaron la direccin de la formacin de los jvenes jesuitas, a quienes intent transmitirles su pasin intelectual, su celo apostlico y sus inclinaciones deportivas el frontn. Retomando una de las intuiciones bsicas de san Ignacio de Loyola, Ellacura insisti en que el jesuita deba estar bien formado para poder responder eficazmente a los retos de la sociedad y la historia. Fue muy exigente en la calidad y la seriedad de los estudios; pero al mismo tiempo se preocup porque cada estudiante encontrara la vocacin a la cual haba sido llamado. Promovi y apoy nuevas experiencias comunitarias y apostlicas entre los estudiantes, entre ellas la de Aguilares, una parroquia rural llevada por Rutilio Grande y un equipo de jesuitas. Al lado de la comunidad parroquial, favoreci la apertura de una comunidad de estudiantes jesuitas, primero de filsofos y luego de telogos. Experiencias nuevas no significaba irresponsabilidad; deban estar bien preparadas y llevarse bien, con seriedad y profundidad.

Otra de las tareas que se impuso fue traer todas las etapas de la formacin de los jesuitas a Centroamrica. Hasta haca pocos aos, slo haba noviciado. Cuando asumi el cargo de Delegado de Formacin, al concluir el noviciado, los estudiantes ya no iban a Quito, sino que haban comenzado a estudiar filosofa en la UCA. Despus abri posibilidades para estudiar teologa y, finalmente, la ltima etapa, la tercera probacin. Para l, la presencia de los jvenes en Centroamrica era crucial para no desligarlos de la realidad en la que tendran que desarrollar su vocacin aos despus, para mantenerlos en contacto directo con los jesuitas formados y sus obras, y para que con sus inquietudes y creatividad aportaran a la renovacin y al compromiso apostlico de la Compaa de Jess. Tres aos dur en el cargo.

Los cambios fueron demasiado drsticos, demasiado intensos y demasiado rpidos. Los jesuitas centroamericanos se dividieron y, en 1974, horrorizada, Roma intervino, prohibiendo de forma expresa que Ellacura ocupase cargos de responsabilidad en el gobierno de la Compaa de Jess, exceptuando la direccin del recin fundado Centro de Reflexin Teolgica. La razn de fondo fue la influencia demasiado fuerte de Ellacura, tanto que su sola presencia produca polarizacin. Su salida del gobierno jesutico fue, sin duda, un golpe muy duro. A partir de entonces, concentr sus energas en la direccin de la UCA. En los asuntos de la Compaa de Jess y de la universidad as como tambin en sus anlisis, Ellacura siempre fue muy independiente, agudo y profundo. Su dialctica impecable, pero a veces incmoda, le grange la enemistad de bastantes jesuitas, de algunos superiores, de la oligarqua, del ejrcito, de los polticos de la derecha, de la embajada de Estados Unidos e incluso de la oposicin poltica y militar. Ellacura no segua lnea de nadie y por eso fue vio con claridad, antes que cualquier otro, que la guerra y la violencia no eran salida alguna para los problemas sociales de El Salvador. Y con la misma libertad propuso primero el dilogo y despus la negociacin. Slo se plegaba ante los datos de la realidad y slo abandonaba su posicin cuando los argumentos contrarios eran evidentes. Y aun entonces adoptaba una postura nueva, abordando el asunto desde otro ngulo. En sus planteamientos nunca faltaba el dato de la realidad. Estaba al tanto de los avances de la ciencia, de las estadsticas salvadoreas y centroamericanas y del proceso poltico nacional e internacional. Cuando discuta o se encontraba molesto, los ngulos de su cara se afilaban, en especial la nariz. En sus juicios era cauteloso, siempre daba un comps de espera al desarrollo de los acontecimientos antes de adoptar postura. As, por ejemplo, se opuso a atacar de inmediato a los gobiernos de Duarte y Cristiani. Opin que era necesario esperar y darles una oportunidad para constatar si cumplan con lo prometido en la campaa electoral. Cuando Duarte no cumpli, lo atac fuertemente, desenmascarando su fachada democrtica. Con el gobierno de Cristiani, le falt tiempo.

En lo personal era austero. De pocas cosas. Bastante escrupuloso con el dinero. En vsperas de su asesinato, al trasladar sus cosas a la nueva residencia, en el recinto de la UCA, se desprendi de casi todos sus libros. Los regal a las dos bibliotecas de la UCA. En sus viajes, que eran frecuentes, no se distraa en asuntos ajenos al propsito principal del viaje. Desde su juventud fue un gran deportista. Escal los Andes, jug ftbol y frontn. Segua muy de cerca la liga espaola y su equipo de juventud (el Atletic de Bilbao). Oa con religiosidad el programa diario de deportes de Radio Exterior de Espaa. Mientras duraba la emisin, no se le poda molestar. Durante los mundiales de ftbol, se escapaba de la oficina para ver los juegos en la televisin. El frontn de los mircoles y sbados era punto obligado de la agenda semanal para l, Montes, Martn-Bar y Amando Lpez. Al igual que en las otras cosas que le interesaban, estaba al tanto del acontecer deportivo europeo, centroamericano y estadounidense.

En Ellacura, la compasin y el servicio fueron cosas ltimas. El encuentro con Mons. Romero le proporcion una ultimidad nueva, la cual se expres ms en su vida que en sus escritos: la gratuidad. Cabe recordar aqu su insistencia en la dimensin tica y prctica de la inteligencia. Le gustaba repetir que haba que hacerse cargo de la realidad y cargar con ella, con lo oneroso de ella. Ellacura llev esto a cabo de una manera insigne, pero al mismo tiempo fue avanzando en la dimensin de la gratuidad, lo cual, puede expresarse con otra frase muy suya, "dejarse cargar por la realidad". Ms an, como el "llevarse mutuamente" de la solidaridad. En los pueblos crucificados vio el sacramento de la presencia de ese Dios misterioso en el mundo, y en su esperanza, su compromiso y su dignidad vea la fe en Dios de ese pueblo. Se conservan dos textos, escritos poco antes de su martirio, donde habla de la fe y de Dios. El primero es parte del discurso pronunciado en Barcelona, el 6 de noviembre de 1989, cuando le concedieron el premio Alfonso Comn. En esa ocasin, eminentemente poltica, dijo: "en el plano teologal somos partidarios de poner en tensin a la fe con la justicia [y hay que poner ambas al servicio] de las mayoras populares y a algunos valores fundamentales del reino de Dios, predicado utpicamente por Jess". El segundo texto es su ltimo escrito teolgico "Utopa y profetismo", el cual concluye con las siguientes palabras, verdadera sntesis de su caminar en la historia, en fe y oscuridad: "la negacin proftica de una Iglesia como el cielo viejo de una civilizacin de la riqueza y del imperio y la afirmacin utpica de una Iglesia como el cielo nuevo de una civilizacin de la pobreza es un reclamo irrecusable de los signos de los tiempos y de la dinmica soteriolgica de la fe cristiana historizada en hombres nuevos, que siguen anunciando firmemente, aunque siempre a oscuras, un futuro siempre mayor, porque ms all de los sucesivos futuros histricos se avisora el Dios salvador, el Dios liberador". Ellacura se dej llevar por la fe de Mons. Romero y por la fe la del pueblo crucificado. Esto es importante, porque el Ellacura a quien en casi todas las otras cosas le tocaba ir por delante y llevar a otros, en la fe se senta llevado por otros. En el saberse llevado por la fe de otros, Ellacura experiment la gratuidad de la fe en Dios. En definitiva, la fe lo llev al martirio, y mientras tanto, lo llev a caminar en la historia. En ese caminar siempre se esforz por "actuar con justicia", como dice el profeta Miqueas, pero tambin experiment la humildad de quienes tienen que habrselas con Dios.

La presencia de Ellacura en la UCA como directivo y profesor se hizo sentir. Muy pronto concibi que la misin ms importante de la universidad no era formar profesionales. Su centro no se encontraba en el recinto universitario, sino en la sociedad en la cual estaba inserta. El gran problema de la universidad eran las mayoras populares. El punto de partida de esta descentralizacin de la misin universitaria est dado por una doble consideracin. La primera y la ms evidente es que la universidad tiene que ver con la cultura, el saber y un determinado ejercicio de la racionalidad intelectual. La segunda, ya no tan evidente, es que la universidad es una realidad social, marcada histricamente por lo que es la sociedad en la que est inserta y destinada a iluminar y transformar, como fuerza social que es, esa realidad en la que vive, de la que vive y para la que debe vivir. De ah surge la cuestin fundamental para la universidad: en qu consiste servir universitariamente transformando e iluminando la realidad social y del pueblo en la cual se encuentra inserta?

En los ltimos aos de la dcada de los sesenta, luch para abandonar los esquemas desarrollistas y optar por la liberacin. Quera poner la estructura universitaria al servicio de la liberacin del pueblo salvadoreo, pero siempre desde el modo propio de la universidad. Los principios liberadores de la UCA quedaron delineados en un famoso discurso, escrito por l, pero ledo por el P. Jos Mara Gondra, en la sede del Banco Interamericano de Desarrollo, en Washington, con motivo de la firma del primer prstamo de la UCA con dicho banco, en 1970. Una de las primeras batallas internas que dio para concretar estos principios fue por el tipo de estructura fsica que la UCA deba adoptar. Se opuso a los planes para construir un recinto universitario de primer mundo. Pele para que los nuevos edificios, que seran construidos con el prstamo, se adecuaran a la realidad del tercer mundo y a la misin de la UCA, pero no por eso deban ser menos cmodos y hermosos.

La necesidad de proyectar el saber de la UCA sobre la realidad nacional y regional, lo llev a buscar un rgano de difusin. Es as como la UCA se hizo cargo de la revista Estudios Centroamericanos (ECA), fundada en 1936 por los jesuitas del Colegio Externado. La primera edicin de esta nueva poca de ECA fue la ltima de 1969, dedicada a analizar las causas y consecuencias de la guerra con Honduras. La tesis fundamental era que la raz del conflicto era la injusta distribucin de la tierra en El Salvador. La UCA repiti esta denuncia en el primer congreso sobre reforma agraria, convocado por la Asamblea Legislativa, en 1970. Desde entonces, ECA ha sido el rgano de difusin del pensamiento crtico de la UCA y la ctedra ms importante de Ellacura. Una extensa bibliografa conformada por editoriales, artculos y comentarios polticos, filosficos y culturales son testimonio de su intensa actividad intelectual. Bajo su direccin, ECA se convirti en la revista ms autorizada sobre la realidad salvadorea.

Poco despus, Ellacura promovi la publicacin de revistas especializadas y la creacin de la editorial universitaria (UCA Editores). La publicacin de una produccin intelectual cada vez ms amplia y el temor de las imprentas nacionales a publicar los textos cada ms crticos de la universidad, llevaron a la creacin de los Talleres Grficos de la UCA. Con todo, Ellacura no estaba satisfecho. Uno de sus ltimos proyectos fue la apertura de una radio universitaria que complementara la amplia proyeccin impresa de la produccin de la UCA. Durante el arzobispado de Mons. Romero, Ellacura pudo experimentar el poder de la radio. Entre 1978 y 1979, por la emisora del arzobispado (YSAX) salieron al aire comentarios elaborados por Ellacura y otros miembros de la UCA. Estos comentarios formaban parte de los noticieros de la emisora, los cuales alcanzaron una audiencia nacional importante. En 1975, con motivo de sus primeros diez aos de existencia, la UCA opt claramente por la liberacin de las mayoras populares, "el sentido ltimo de la universidad y lo que es en su realidad total debe mensurarse desde el criterio de su incidencia en la realidad histrica, en la que se da y a la que sirve. Debe mensurarse, por tanto, desde un criterio poltico", correctamente entendido, escribi Ellacura en la presentacin de la edicin de ECA, "La UCA diez aos despus". Y sigui, "en el proceso de liberacin de los pueblos latinoamericanos, la universidad no puede hacerlo todo, pero lo que tiene que hacer es indispensable. Y si falla en este hacer, ha fracasado como universidad y ha traicionado su misin histrica". Diez aos ms tarde, ya siendo rector de la UCA, Ellacura confirm y avanz sobre estos principios, plasmados en la misin de la universidad.

La UCA fue su vida y su pasin. Pero no porque hiciera de ella un absoluto, sino porque la concibi como un instrumento para servir a la liberacin del pueblo salvadoreo. Bajo su direccin e inspiracin, la UCA se convirti en una universidad con un slido prestigio acadmico y con una proyeccin hacia la sociedad eficaz. En el campo acadmico, estaba convencido de la necesidad de elevar el nivel de la educacin superior y para eso impuls la elaboracin de una nueva ley. Crea que la UCA ya haba dado de s a nivel de licencias y, en consecuencia, deba dar el paso a los postgrados. Desde la rectora, haba comenzado a impulsar los programas de maestra. A las de administracin de empresa y teologa quera agregar las de ingeniera, ciencias polticas y sociologa, y un doctorado en filosofa. En esto estaba trabajando, cuando lo asesinaron. El propsito de sus ltimos viajes fue buscar respaldo institucional y recursos para estos programas. Ellacura no se estancaba en los logros, siempre buscaba un ms que lo llevara a superar lo conseguido. Las unidades de proyeccin social fueron idea suya, en lo fundamental. En sus inicios, las segua de cerca, pero una vez encontrado el camino, las dejaba para que se desarrollaran, y as, l poda concentrarse en otro proyecto. En este contexto estaba pensando en la celebracin de los 25 aos de la UCA. Quera hacer del aniversario una ocasin para relanzar la actividad acadmica y la proyeccin social de la universidad.

Ignacio Martn-Bar y Segundo Montes fueron claves en el desarrollo de la UCA, puesto que asumieron responsabilidades acadmicas y administrativas muy importantes. Los dos fueron miembros de la Junta de Directores, en la dcada de los ochenta. Junto con Ellacura ocuparon los cargos de Rector, Vicerrector Acadmico y jefes de tres departamentos y de dos institutos. Los tres dirigieron sus respectivos departamentos de Psicologa, Sociologa y Filosofa con gran dedicacin e intensidad. Los tres establecieron una relacin casi paternal con sus discpulos ms dotados. Los animaron a especializarse en el exterior para luego regresar a la UCA. Las unidades que cada uno de ellos supervisaba o diriga el Instituto Universitario de Opinin Pblica, el Instituto de Derechos Humanos y el Centro de Informacin, Documentacin y Apoyo a la Investigacin- se convirtieron en extensiones de sus departamentos respectivos, en los cuales las lealtades personales contaron mucho. Ellacura nunca fue director del Centro de Informacin, Documentacin y Apoyo a la Investigacin, pero ste y su publicacin semanal Proceso eran, sin duda, suyos. Desde 1985, casi todos los investigadores y escritores de la unidad haba sido estudiantes de filosofa.

La transformacin agraria de 1976, impulsada por el rgimen militar, lanz la figura de Ellacura al mbito pblico. Desde entonces, siempre estuvo presente en las grandes crisis del pas, a travs de sus anlisis crticos y sus propuestas creativas. La UCA, aun en contra del parecer de algunos de sus miembros, apoy el plan de transformacin agraria del presidente Molina, porque Ellacura consider que, pese a todas sus limitaciones, beneficiara a las mayoras populares y porque al mismo tiempo era un ataque contra la oligarqua terrateniente. Molina pidi el apoyo de la UCA, pero en el momento decisivo, retrocedi ante la presin de la oligarqua. Entonces, Ellacura escribi un famoso editorial en ECA, titulado "A sus rdenes mi capital", en el cual denunci que "el gobierno ha cedido, el gobierno se ha sometido, el gobierno ha obedecido. Despus de tantos aspavientos de previsin, de fuerza de decisin, ha acabado diciendo, a sus rdenes mi capital". El editorial le costo a la UCA el subsidio gubernamental y cinco bombas, colocadas por una organizacin paramilitar de derecha, conocida como Unin Guerrera Blanca. No era esta la primera vez que la proyeccin social de la UCA molestaba al gobierno. Hubo dos antecedentes. Dos publicaciones. La primera fue un estudio de la huelga de ANDES 21 de Junio y la segunda fue un estudio de las elecciones presidenciales de 1972, donde se qued probado de manera consistente, la existencia de fraude. Estas publicaciones tambin le costaron el subsidio gubernamental a la UCA y ambas dieron inicio a la larga serie de libros que ahora conforman el acervo editorial de UCA Editores. Paradjicamente, el coronel Molina fue el presidente que le concedi la nacionalidad salvadorea a Ellacura.

En el contexto de la crisis de la transformacin agraria, Rutilio Grande fue asesinado, el 12 de marzo de 1977, iniciando as la larga lista de sacerdotes y religiosas asesinados por las fuerzas de seguridad. Pocas semanas ms tarde, la Unin Guerrera Blanca orden a todos los jesuitas abandonar El Salvador so pena de ser asesinados. Ninguno sali, pero Ellacura, quien se encontraba en Madrid trabajando con Zubiri, tal como lo haca todos los aos, no pudo regresar hasta agosto de 1978. El gobierno salvadoreo, por presin de Estados Unidos, tuvo que brindar proteccin policial a las residencias y obras de los jesuitas.

La crisis nacional se agrav hasta desembocar en el golpe de Estado del 15 de octubre de 1979, dirigido por los oficiales jvenes de la Fuerza Armada. La UCA y el mismo Ellacura apoyaron el movimiento de los militares. El primer gobierno estuvo integrado por destacados acadmicos de la UCA, entre ellos, su Rector, Romn Mayorga, y su Director de Investigaciones, Guillermo Ungo. El gobierno fracas y la violencia se desat. En marzo de 1980, Mons. Romero cay vctima del odio. En una de las dos residencias universitarias y en la UCA misma estallaron varias bombas. En la residencia de los jesuitas estallaron dos bombas en menos de 48 horas. La situacin se deterior tanto que, a finales de 1980, poco despus del asesinato de los dirigentes de la oposicin poltica de la izquierda, Ellacura sali del pas, bajo la proteccin de la embajada espaola. Sus amigos le avisaron que en una reunin de comandantes se haba discutido una lista de personalidades que seran asesinadas, entre las cuales se encontraba l. Sin dejar de ser Rector, permaneci fuera de El Salvador hasta abril de 1982.

A raz del fracaso de la ofensiva del FMLN de enero de 1981, Ellacura comenz a madurar dos ideas importantes y estrechamente relacionadas, ninguna de las cuales fue bien comprendida. La primera fue la inviabilidad de la violencia armada como solucin de la crisis nacional. La nica salida posible era el dilogo de las partes enfrentadas. La segunda fue lo que dio en llamar la tercera fuerza. Su tesis era que ni el gobierno, ni los partidos polticos, ni el ejrcito, ni la guerrilla podan garantizar los intereses de las mayoras populares, porque todos ellos tenan como prioridad la toma del poder y la defensa de unos intereses muy particulares. Por consiguiente, las mayoras tenan que manifestarse por s mismas y velar por su propio bienestar. El bien del pas radicaba en el bienestar de esas mayoras y, por consiguiente, el conflicto armado deba resolverse teniendo delante este bienestar. Ni la derecha ni la izquierda aceptaron su postura, aunque por razones distintas. No obstante, Ellacura mantuvo hasta el final de sus das que la nica salida al conflicto armado era la negociacin poltica. De ah que la ofensiva militar del FMLN de noviembre de 1989 le molestara muchsimo. En realidad estaba muy enojado, porque, en su opinin, esa ofensiva traera ms males que bienes. Le pareci que el FMLN se haba precipitado y derrochaba las fuerzas que con tanto trabajo haba acumulado en los ltimos aos. Tampoco estaba muy satisfecho con la postura del FMLN en la mesa de negociacin tenida en San Jos (Costa Rica). En su enojo, dijo que exigira a ambas partes respetar la UCA como terreno neutral. Segn l, la neutralidad de la UCA, reconocida por ambas partes, poda convertirse en un precedente importante para el pas, puesto que se podra hacer lo mismo con los templos, los hospitales, las escuelas, etc.

En octubre de 1985, la presencia pblica de Ellacura dio un salto hacia adelante. En septiembre de ese ao, pese a la mutua antipata que exista entre l y el presidente Duarte porque, entre otras cosas, el presidente Duarte no quiso reconocer de forma pblica que la Polica Nacional haba asesinado sin causa alguna a un estudiante de la UCA en el mismo recinto universitario, alegando razn de Estado-, junto con Mons. Rivera, hizo de mediador con el FMLN para conseguir la liberacin de la hija de aqul. Despus de largas horas de negociacin con la guerrilla, para lo cual ambos tuvieron que desplazarse por la zona de guerra e incluso a Panam, consiguieron la libertad de la hija de Duarte a cambio de la liberacin de 22 presos polticos y la salida del pas de 101 lisiados de guerra. En ese mismo ao de 1985, Ellacura fund la Ctedra de Universitaria de Realidad Nacional en la UCA. La ctedra se convirti en un foro abierto, donde se discutieron los problemas nacionales y regionales. En ella hablaron polticos, sindicalistas, dirigentes populares y eclesisticos. Sin embargo, cuando hablaba Ellacura, el auditorio universitario resultaba pequeo. En varias ocasiones, desde esta ctedra, pidi a sus adversarios que combatieran sus ideas con otras ideas y no con bombas ni con balas. La radio y la televisin multiplicaron su voz y su imagen fuera del mbito universitario. La ctedra lleg a ser un acontecimiento cubierto por periodistas, fotgrafos y embajadores. Cuando la televisin abri espacio para los noticieros, la ctedra perdi originalidad; pero ya haba cumplido su funcin al romper el cerco impuesto para discutir la realidad nacional de manera libre. Su conocimiento de las interioridades y complejidades del proceso salvadoreo y su visin de sus dificultades y sus posibles soluciones lo convirtieron en una de las referencias obligadas de periodistas extranjeros, diplomticos y polticos nacionales. A medida que la dcada avanz, las entrevistas para la prensa, la radio y la televisin se multiplicaron. Esta larga y variopinta serie de visitantes no le disgustaba, porque deca aprender mucho de ellos. Era ms lo que ellos le contaban que lo que l les poda decir. De manera simultnea aumentaron las invitaciones a congresos y conferencias en el exterior.

Ellacura mantuvo que la causa fundamental del conflicto armado no era la agresin del comunismo internacional, tal como lo sostena el discurso oficial, sino la injusticia estructural. Por consiguiente, slo superndola podra erradicarse la lucha violenta de clases. Cuando Cristiani lleg al poder en 1989, tom en serio su propuesta de reanudar el dilogo sin condiciones. Salud al primer gobierno de la derecha radical en un editorial de ECA como la consolidacin de "la lnea civilista de Cristiani, frente a la lnea militarista de DAubuisson y a la lnea escuadronera de cabeza clandestina". En privado habl de estas tres tendencias de ARENA, pero agregando, por primera vez desde que haba regresado a El Salvador en 1982, que "ahora s puede pasar...", es decir, que esta vez s podran asesinarlo. De hecho, a mediados de 1989, un rumor aseguraba que lo haban matado. Durante el rgimen de Duarte, a quienes le advertan que se cuidara, les responda que la poltica estadounidense no permitira que atentaran contra su vida. Al llegar ARENA al poder, el freno era ms dbil. Cuando le preguntaban si tena miedo, responda que no; pero de inmediato aada que eso no era ningn mrito, porque era parte de naturaleza, de la misma manera que tampoco tena olfato. El registro de la residencia hecho por el batalln Atlacatl la noche del 13 de noviembre no lo interpret como una amenaza grave, sino como una seal de seguridad. Cuando alguien le insisti, le respondi que no haba que ser paranoico. Ya haban visto que no haba nada y, por lo tanto, no los molestaran ms. Ms an, al oficial que dirigi el registro le advirti, bastante molesto, que el hecho costara muy caro al gobierno. Pidi hablar con el Ministro de Defensa o con el superior del oficial al mando de la operacin, pero ste se lo neg de manera tajante, argumentando que cumpla rdenes superiores. Pareciera que Ellacura quiso demostrar que no deba nada. Esconderse podra haber sido interpretado como si hubiera hecho algo malo. Por eso no le gust que los dirigentes de la oposicin poltica hubieran buscado refugio en las embajadas. Ellacura valor sobremanera el pensamiento como orientador de la sociedad y era un convencido de su eficacia transformadora. A quienes lo cuestionaban acerca de la eficacia del quehacer universitario con su pesada carga institucional y administrativa, responda que lo que contaba era el largo plazo. La UCA construa para el largo plazo y no haba otra forma de hacerlo que dedicarse de lleno, asumiendo el tedio y la rutina. Crea, adems, que el quehacer intelectual, cuando cultiva la realidad, conlleva tantos riesgos como cualquier otro. La opcin universitaria a favor de la liberacin de las mayoras empobrecidas estaba haciendo estragos en su salud y su nimo, as como tambin en el de los dems. En particular, Ellacura llevaba tres aos muy cansado y padeciendo quebrantos de salud. Se haba encerrado en s mismo, volvindose callado, serio e incluso hosco.

Cumpla con sus responsabilidades administrativas, daba su clase, atenda a visitantes e invitaciones en el exterior, y, adems, encontraba tiempo para escribir. En estos ltimos aos, casi no revisaba lo que escriba, lo entregaba al editor tal como le sala. En esta poca ltima, a su rendimiento como escritor le daba un siete o un ocho. A quien le recomendaba descanso, le responda que el pueblo no descansaba de la guerra ni de la pobreza. Lo menos que poda hacer era seguir trabajando por su liberacin y su paz, sin importarle el mal carcter, la enfermedad o no llegar al final, pues, en este caso, tambin habra cumplido con su misin. En los ltimos meses de 1989, Ellacuara repiti que aunque hubiese algunas turbulencias en la superficie del proceso, en la profundidad de su curso, ste segua avanzando incontenible hacia una paz justa. Su muerte pas a formar parte de esas turbulencias superficiales. Su vida y la de sus compaeros, entregada libre y generosamente, ya forma parte del curso profundo del proceso salvadoreo.

(Tomado de Direccin Electrnica: http://www.uca.edu.sv/martires/ignacioellacuria.htm(