aproximaciones al concepto de praxis en ignacio ellacuria

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exploracion en torno al concepto de praxis en la obra filosofica de ignacio ellacuria

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  • UNIVERSITAS PHILOSOPHICA 21, (PP. 41-57), diciembre de 1993, Santaf de Bogot, Colombia

    APROXIMACIONES AL CONCEPTO DE PRAXIS EN IGNACIO ELLACURIA

    MANUEL DOMNGUEZ MIRANDA*

    RESUMEN

    Los conceptos de realidad histrica y de praxis histrica constituyen el eje principal de la metafsica ellacuriana. Son dos conceptos inseparables que remiten recproca y necesariamente el uno al otro. Para exponer el contenido del primero de ellos, Ignacio Ellacura escribi su obra filosfica ms importante, Filosofa de la realidad histrica, publicada un ao despus del brutal asesinato de su autor. En los captulos finales que Ellacura tena previstos para esta obra -y que no lleg a escribir-, l haba asignado un espacio para el segundo de estos conceptos. En el presente estudio se intenta exponer, en una forma aproximativa, lo que Ellacura expres, lamentablemente de manera circunstancial y dispersa, acerca del concepto general de praxis y, ms especficamente, sobre el concepto de praxis histrica. Primero se ubica el concepto de praxis en el contexto general del pensamiento ellacuriano y se muestra su relacin con el concepto de realidad histrica, luego se analiza, desde varias perspectivas, el tema de la praxis en la obra de Ellacura. El presente texto fue ledo en el Primer Congreso Internacional Xavier Zubiri, celebrado en Madrid en julio del presente ao.

    * Pontificia Universidad Javeriana, Santaf de Bogot, Colombia.

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    PARA ubicar adecuadamente el tema central de esta comuni-cacin resulta necesaria una breve incursin por los mbitos de los propsitos ltimos y de las caractersticas generales del pen-samiento filosfico de Ellacura. Se requiere tambin un acer-camiento, siquiera elemental, al concepto de realidad histrica que es, sin duda alguna, central y bsico en el pensamiento ms maduro de este filsofo.

    Desde estos supuestos intentar aproximarme al concepto general de praxis y ms precisamente, al de praxis histrica que en mi opinin, constituye una clave necesaria para captar en toda su profundidad la amplia produccin teolgica y sociopoltica de Ellacura, las cuales conforman el sector ms voluminoso, aunque no el ms determinante, de su obra; ste lo es sin duda el corres-pondiente al pensamiento filosfico, entendido en la forma precisa en que lo haca este creativo y brillante discpulo de Zubiri.I

    1. HORIZONTE Y CARACTERSTICAS DEL FILOSOFAR ELLACURIANO

    IGNACIO Ellacura (Portugalete, Vizcaya, 1930 -San Salvador, El Salvador, 1989), concibi su vida como un servicio desde el trabajo intelectual -profundo, riguroso y complejo-, a la causa de la liberacin del pueblo latinoamericano y ms concretamente del pueblo salvadoreo, oprimido por las estructuras econmicas, so-

    1 A lo largo del texto, se utilizarn las siguientes siglas:

    Obras de ELLACURA:

    FP "Filosofa poltica", en Veinte aos de historia en El Salvador. 1969- 1989, UCA Editores, San Salvador, 1991, Vol. I, pp. 47-61.

    FLP "Funcin liberadora de la filosofa", en Ibdem, pp. 93-121. OF "El objeto de la filosofa", en Ibdem, pp. 63-92. UP "Universidad y poltica", en Ibdem, pp. 17-45. FRH Filosofa de la realidad histrica, UCA Editores,San Salvador, 1990. Obras de Zusin

    EDR Estructura dinmica de la realidad, Alianza Editorial, Madrid, 1989. SH Sobre el hombre, Alianza Editorial, Madrid, 1986.

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    ciopolticas y culturales propias de un sistema de vida caracterizado por su irracionalidad y consiguientemente por su injusticia.

    La meta ltima de sus preocupaciones intelectuales nunca fue la construccin de una filosofa pura, entendida como una filosofa que tuviera su fin en s misma. Su pasin inagotable por la verdad tampoco encontraba su satisfaccin en un puro saber. Busc siem-pre el saber y la verdad como un medio absolutamente necesario, pero en s solo insuficiente, para hacer libres a los hombres y es-pecialmente a los que padecen en ms alto grado la escasez y la opresin. Pero su impulso liberador estuvo siempre encauzado dentro de un quehacer terico de hondo calado que tena su ltimo respaldo en una metafsica rigurosa y plenamente consciente de la situacin y de las exigencias de su poca.

    Entre su ethos liberador y su concepcin de la filosofa hay una refluencia constitutiva. En la mente de Ellacura, liberacin y filosofa se hallan en inmediata y directa respectividad. La filosofa en su esencia misma contiene una dimensin liberadora. Por otro lado, toda praxis liberadora ha de alcanzar un momento terico, en el que se haga patente una clara conciencia crtica de sus lmites y de sus posibilidades concretas de liberacin, para evitar el generar desde ella misma todo un sistema represivo. Pero por muy esencial que sea para la filosofa su funcin liberadora, sta ha de realizarse siempre de modo histrico; la funcin liberadora no se da en abs-tracto, debe estar adecuadamente posibilitada por las fuerzas so-ciales e histricas. Por ello eran frecuentes en l las referencias histricas para mostrar cmo la filosofa, aunque con distintos sen-tidos y orientaciones prcticas, ha presentado siempre una dimen-sin y una funcin liberadora, cosa que salta fcilmente a la vista evocando a algunos de sus ms egregios representantes desde Scrates a Sartre, desde Agustn a Fichte, de Spinoza a Nietzsche o de Epicuro a Foucault, por indicar slo algunos nombres y orien-taciones.

    En la misma lnea de pensamiento, Ignacio Ellacura resalt repetidas veces el carcter poltico que por su esencia le corres-ponde a la filosofa. Se esforzaba en mostrar que entre filosofa y poltica no slo existe una conexin histrica o de facto sino un nexo necesario. Insista en que lo decisivo no est en que desde la

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    exterioridad institucional de la filosofa se pueda ejercer un influjo poltico, restrictivamente entendido, o que con sus limitadas fuerzas sociales se puedan dar mltiples batallas en pro (o tambin en contra) de la liberacin de los hombres con respecto a las fuerzas estructurales que los oprimen. Lo importante es filosofar con la conciencia de que la filosofa tiene constitutivamente una dimen-sin poltica y que, desde su propia esencia y ms all de las inten-ciones concretas del filsofo, cumple una funcin liberadora u ofrece un respaldo ideologizante a la opresin. Detestaba que se utilizara a la filosofa, lo mismo que a la institucin universitaria, para intervenir en el juego cotidiano de la pequea poltica. Pero tampoco se limitaba a hacer una teora o una filosofa abstractas de lo poltico; quera adems una filosofa y una universidad volcadas, desde su propia esencia, sobre la totalidad de la vida social; quera, en una palabra, que se pensara filosficamente la realidad histrica. Tambin posea una conciencia muy clara de la imagen pblica y social del filsofo. El filsofo en cuanto tal desempea una funcin pblica. El filsofo no piensa ni habla para s solo ni desde s solo.Del filsofo no puede esperarse que trate de resolver para s mismo los problemas que aborda sino que ofrezca a la colectividad humana una crtica y una interpretacin de la realidad que puedan iluminar desde su raz ltima la relacin de todo hom-bre con su mundo2.

    Por estos derroteros corrieron sus ingentes esfuerzos intelec-tuales tanto crtico-desideologizadores como constructivo-sis-temticos bajo la sombra tutelar del pensamiento zubiriano durante ms de veintisiete aos. Sus publicaciones en el campo estricta-mente filosfico sobrepasan las mil ochocientas pginas que,

    2 Lo expuesto hasta aqu puede sustentarse en los siguientes trabajos: ELLACURA, IGNACIO: "Funcin liberadora de la filosofa", en Veinte aos de historia en El Salvador. 1969-1989, UCA Editores, San Salvador,1991, Vol. 1, pp. 93-120; "Filosofa y poltica" en Ibdem, pp. 47-61.; "Universidad y poltica", en Ibdem, pp. 17-45; "Filosofa, para qu?", en Revista Abra, N 2, San Salvador, 1976, pp. 42-48. Vense tambin: GONZLEZ, ANTONIO: "Aproximacin a la obra filosfica de Ignacio Ellacura", en ECA, 505-5-6. 1990, pp. 979-989; DOMNGUEZ MIRANDA, MANUEL: "Ignacio Ellacura, filsofo de la realidad latinoamericana", en Universitas Philosophica, N 13, Bogot, Universidad Javeriana, 1989, pp. 69-88.

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    aunque quiz no alcancen a un tercio del total de sus escritos, con-tienen lo que puede considerarse el eje central de su pensamiento3

    Como es bien sabido, la base del pensamiento de Ellacura se halla en la teora de la realidad, la teora de la inteligencia, la teora del hombre y la teora de la historia elaboradas por Zubiri. Pero en ninguno de estos campos Ellacura se limit a reproducir sin ms el pensamiento de Zubiri o a hacer exgesis de l. No falt en l este trabajo que consideraba indispensable. Pero siempre trat de ir ms all de ese terreno asimilando, repensando, prolongando y proyectando el pensamiento zubiriano hacia nuevas situaciones; en una palabra, historizndolo o, si se quiere en trminos zubirianos, hacindole "dar de s" hasta el mximo de sus posibilidades con miras a la estructuracin de una filosofa autnticamente libera-dora.

    Consideraba el pensamiento de Zubiri como una novedad ab-solutamente radical dentro de la tradicin filosfica y vea en el realismo zubiriano una genial superacin de los diferentes reduc-cionismos idealistas y naturalistas que han impedido a las distintas filosofas histricas mantenerse en la verdad real a lo largo de to-dos los procesos intelectivos.

    De la concepcin de la realidad que presenta Zubiri, Ellacura resalta por encima de todo su carcter constitutivamente dinmico, es decir, "que la realidad en cuanto tal es activa por s misma". (EDR, p. 315). La filosofa de Ellacura es doblemente dinmica. En primer lugar porque toma como objeto propio de su pensar a la "realidad histrica" en cuanto que sta contiene en s, como ele-mentos integrantes de su estructura esencial, los dinamismos pro-pios de todas las formas de la realidad, y en segundo lugar, porque se concibe a s misma como una fuerza transformadora de la reali-dad. Se trata por lo tanto de una filosofa de la accin orientada toda ella hacia la transformacin efectiva de la realidad que en su forma ms totalizadora y ms plena es "realidad histrica". Es, con-secuentemente, una filosofa de lo que l llamar la "praxis". Desde

    3 Una resea de la produccin filosfica de Ellacura puede encontrarse en el apndice de la obra, ELLACURIA, IGNACIO: Filosofa de la realidad histrica, UCA, San Salvador, 1990.

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    esta perspectiva, no resulta casual el hecho de que, antes de su en-cuentro con la filosofa de Zubiri, Ellacura hubiera mostrado vivo inters en el pensamiento de Bergson y de Ortega.

    El estilo filosfico de Ellacura es difcil. Sacrific la fluidez y la elegancia del lenguaje a la precisin y el rigor en los conceptos. Dado su empeo en lograr una rigurosa transposicin conceptual de las complejidades estructurales del mundo real, sus expresiones resultaban en ocasiones recargadas e incluso tortuosas. Pero tam-bin las situaciones de apremio en que se vea obligado a redactar sus textos le impidieron retocar y pulir sus expresiones. Sin em-bargo no puede hablarse de confusin en sus escritos. La comple-jidad y las ocasionales asperezas en la expresin no implican nece-sariamente la imprecisin y la confusin en el pensamiento.

    Tras estas consideraciones sobre la meta o la intencin ltima del trabajo filosfico de Ellacura y sobre algunas caractersticas de su filosofar, resulta an necesario decir unas palabras sobre el ob-jeto de su filosofa que, como ya he apuntado, es para l "la reali-dad histrica". Expongamos someramente el contenido de este concepto.

    2. APROXIMACIN ELEMENTAL AL CONCEPTO DE REALIDAD

    PARA precisar qu es la realidad histrica, es decir, para deter-minar qu es lo que hace que la historia sea historia y no otra forma cualquiera de realidad, acometi Ellacura la elaboracin de su obra filosfica de mayor envergadura, su Filosofa de la reali-dad histrica que las balas asesinas no le permitieron culminar. Sin embargo la obra pudo ser publicada, en el estado de in-acabamiento en que l nos la dej, un ao despus de su muerte.

    La realidad histrica es para Ellacura la forma cualitativa-mente ms alta de lo real, la suprema manifestacin de lo real, la realidad por antonomasia en el mbito de lo intramundo4. Por

    4 Cfr. 0.F., pp. 85-87.

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    todo esto considera a la realidad histrica como el objeto ltimo de la filosofa entendida como metafsica intramundana.

    Dos amplias preguntas orientan la investigacin de Ellacura en este punto: Qu elementos constituyen la realidad histrica? y cul es, en ltima instancia, la formalidad ms propia de lo histrico? Pero el inters ltimo que impulsa estas preguntas es al-canzar la claridad terica necesaria para poder intervenir de modo eficaz en la transformacin liberadora de la realidad presente. Me referir muy brevemente a la respuesta de Ellacura a cada una de estas dos preguntas.

    La historia, nos dice Ellacura, no flota sobre s misma, no es una forma de realidad que surge por s y desde s misma. La histo-ria est integrada por elementos que no son formalmente histri-cos. La realidad histrica surge de otras formas de realidad que son inferiores a ella como la naturaleza, la sociedad y, en cierto sentido, la realidad personal. En la realidad histrica se hallan pre-sentes y actuantes las dinmicas propias de todas las formas de realidad las cuales subtienden y posibilitan, en el interior de una nueva estructura totalizante, el dinamismo constitutivo del proceso histrico.

    En el dinamismo de la historia se hacen presentes, mutuamente vertidos en respectividad constitutiva esencial, el dinamismo psi-coorgnico de la naturaleza, el dinamismo impersonal de lo social y la dinmica personalizante del yo humano. Sobre estos elemen-tos dinmicos se sostiene, despliega y crece la realidad histrica. Todos estos son, en trminos muy generales, los factores que con-forman la realidad histrica.

    Siguiendo las huellas de Zubiri, Ellacura define la realidad histrica, en su formalidad ms propia, desde una doble perspec-tiva: a) Desde el punto de vista de aquello que hace que los con-tenidos o sucesos de la historia sean formalmente histricos, y b) desde el punto de vista de la estructura peculiar de los dinamismos que producen la transformacin y el crecimiento de la realidad histrica como unidad sustantiva.

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    Desde la primera de estas perspectivas, la historia es considera-da -en la forma de tres crculos concntricos que van, progresiva-mente, condensando y precisando su contenido-, como transmisin tradente de formas diversas de estar en la realidad, como actuali-zacin y apropiacin de posibilidades reales de determinacin de lo real y como proceso creacional de capacidades para la produ-ccin de realidades nuevas. Desde el punto de vista de los dinamis-mos que lo integran (a saber: la totalidad estructurada en mutua respectividad de todos los dinamismos reales), la historia ser considerada en ltima instancia como praxis histrica.

    Desde un punto de vista real la praxis histrica equivale a la puesta en accin de todos los dinamismos que hacen marchar a la historia. Desde un punto de vista terico el concepto de praxis histrica contiene la sntesis de las respuestas que ofrece Ellacura a tres preguntas bsicas sobre la historia: a). Cules son los di-namismos que hacen marchar a la historia?, b). cmo estn estructurados esos dinamismos? y c). cules son las caractersticas de cada uno de ellos? Desde la altura de este concepto adquieren unidad y densidad filosfica los permanentes anlisis socio-histri-cos, en su sentido ms amplio, que subtienden toda la obra de Ellacura. Propiciar un acercamiento en forma todava muy genrica a este concepto central es lo que intentar a continuacin.

    3. EL TEMA DE LA PRAXIS EN LA OBRA DE ELLACURA

    AUNQUE el trmino praxis aparece con cierta profusin en los escritos de Ellacura, slo en dos pasajes de su obra filosfica se aborda de modo explcito pero no in extenso, el estudio del con-cepto de praxis; pues una cosa es hacer reflexin filosfica sobre la praxis o hacer filosofa de la praxis y otra, muy distinta, teorizar sobre el concepto de praxis, aunque no se pueda hacer lo primero sin trabajar en algn grado y modo sobre lo segundo. En realidad las elaboraciones tericas de Ellacura sobre el concepto de praxis se limitan al anlisis de las relaciones entre praxis y filosofa y a un primer intento de determinacin del concepto de praxis histrica; las dems alusiones a este tema creo que no pasan de observa-ciones tangenciales. Sin embargo, se trata de un tema de gran

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    trascendencia en su filosofa, y para el que seguramente l tena reservados espacios ms amplios en su Filosofa de la realidad histrica, espacios que se habran llenado si esa obra hubiera po-dido llegar a su culminacin. Por eso pienso que se hace particu-larmente necesario elaborar una visin de conjunto sobre el tema y establecer algunas precisiones en torno a l. Pero no es mi inten-cin llenar los vacos que Ellacura dej en este punto.

    Aqu intentar aproximarme a un planteamiento global del tema de acuerdo con los datos que he podido rastrear en un nmero razonable de sus escritos. En concreto, abordar el tema -siempre de un modo esquemtico-, desde una cudruple perspec-tiva. En primer lugar, intentar una consideracin real de la praxis o, en otros trminos, procurar dejar en claro qu es en s misma la praxis; en segundo lugar har algunas indicaciones sobre los usos que hace Ellacura del trmino praxis; en tercer lugar presentar la concepcin que l tiene de las relaciones entre teora y praxis, y fi-nalmente aludir al anlisis de las praxis sociales como la modali-dad ms tpica del trabajo intelectual en Ignacio Ellacura.

    3.1. AUNQUE el concepto de praxis no aparece entre las categoras filosficas de Zubiri, no hay duda de que la reelaboracin que hace Ellacura de este concepto de la tradicin filosfica se inspira en el pensamiento zubiriano. El concepto ella-curiano de praxis se desarrolla en un clima intelectual plenamente zubiriano y su contenido es tambin radicalmente zubiriano. Dos obras de Zubiri, Estructura dinmica de la realidad y Sobre el hombre, constituyen el suelo germinal de lo especfico de este concepto en la mente de Ellacura. Concretando un poco ms el tratamiento que hace Zubiri del "problema general de la realidad como dinmica" (EDR, p. 311) y su concepcin del dinamismo como modo de estar en el mundo, lo mismo que su exposicin de la idea del hombre como sustantividad abierta, son referencias fundamentales para una adecuada comprensin del concepto de

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    praxis que encontramos en la obra de Ellacura. No me es posible extenderme aqu en mayores precisiones5.

    La praxis en su significado primario y ms comprehensivo, es "el dinamismo entero de la realidad histrica" (FLF, p. 119). Esto significa ante todo que la praxis es un dinamismo y que es el di-namismo que engloba a todos los dems dinamismos, es un di-namismo de posibilitacin y de capacitacin. Significa asimismo que la praxis es una, que es la accin una y nica de la realidad histrica. Quiere igualmente decir que la praxis es el hacerse de la historia misma, que tiene como resultado el crecimiento incesante de la realidad y que abarca en unidad estructural todos los di-namismos humanos, los cuales a su vez integran en s todos los di-namismos de la naturaleza. La praxis es, en sntesis, el "dar de s" de la realidad histrica en toda su amplitud y complejidad. En un sentido pleno y absoluto no hay ms praxis que la praxis histrica.

    Pero este carcter unitario de la praxis no implica en ella una unidad monoltica, homognea o uniforme. La praxis es, como acabamos de decir, una unidad estructural que se diversifica en una pluralidad prcticamente ilimitada de acciones relativamente abso-lutas. Por ello se puede hablar de innumerables praxis. Pero todas ellas son "notas-de", momentos o subestructuras de esa unidad radical y suprema que es la praxis en cuanto accin propia de la realidad histrica.

    Pero en esta primera aproximacin a la idea de praxis no se han resaltado suficientemente dos caracteres esenciales de la praxis. Su carcter de dinamismo estricta y propiamente humano, social y personal a la vez, y su dependencia de los dinamismos naturales. Hay ante todo que distinguir entre la praxis y los di-namismos naturales, es decir los dinamismos de la realidad pura-mente natural. No a todo dinamismo se le puede dar el nombre de praxis. No todo hacer es una praxis; praxis es solamente "aquel

    5 Cfr. EDR, Caps. X-XII; SH, 65-102. Creo que el influjo zubiriano ms inmediato en el concepto de praxis elaborado por Ellacura se halla en la idea general de la accin propia de la sustantividad abierta (SH, 72ss.). Por otro lado, no conviene olvidar cmo en su concepto de praxis recoge Ellacura, sin duda crticamente, mucho del tratamiento marxista de la idea de praxis.

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    hacer que es un hacer real de realidad" (FRH, 594); y este hacer es exclusivo del hombre. La praxis es un hacer propio y exclusivo del ser humano porque es un hacer inscrito en el mbito de la realidad en cuanto tal; y solamente hay realidad, en estricto sentido, para las inteligencias sentientes. Esto significa, en segundo lugar, que la praxis no pueda subsistir separada de los dinamismos de la natu-raleza. Es necesario resaltar -como lo hace permanentemente Ellacura, siguiendo a Zubiri-, que todas las actividades y dinamis-mos humanos, desde la aprehensin sentiente de realidad a la transformacin fsica del entorno material, son vehiculados en l-timo trmino por fuerzas naturales. Todo acto humano -que sin duda sobrepasa esencialmente el simple dinamismo natural-, tiene un momento de dependencia de lo natural. La praxis implica siempre en alguna forma un momento de poiesis. Ellacura no acepta la oposicin aristotlica entre praxis y poiesis en la que se atribuye a la poiesis el carcter de una actividad que el hombre ejecuta exclusivamente sobre las cosas, y a la praxis el carcter de una actividad puramente espiritual sin otro apoyo ni otros fines que ella misma. Para Ellacura esto no es as. Todas las actividades del hombre, incluidas aquellas con las que ste tiende directamente a su autorrealizacin o personalizacin, implican la interaccin del hombre con su contexto social y natural. En este sentido no hay praxis sin poiesis.

    Como en la accin histrica entera, hay siempre en la praxis un momento (o componente) material, un momento personal y un momento social estructuralmente unidos. Pero es necesario destacar, como lo hace Ellacura, la dominancia de lo social en el proceso histrico. Aunque es evidente que en la historia inter-vienen en alguna manera los individuos, no es menos cierto que la historia no se constituye por la mera agregacin de biografas in-dividuales. La historia es ltimamente social; es un proceso imper-sonal dentro del cual encuentran su lugar las biografas individua-les, las cuales a su vez intervienen en el permanente crecimiento de lo real como fuerzas de la historia y como meta ltima del "hacia donde" del proceso histrico. Sin embargo constituira un error o una limitacin inaceptable reducir la praxis a los dinamismos sociales o a cualquiera otro de los momentos que la integran. La praxis, cualquiera que sea su especificacin, es siempre un di-namismo transformador de la realidad histrica, la cual es estruc-

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    tural e inescindiblemente personal y social. En este dinamismo, el hombre entero toma sobre sus hombros la responsabilidad de hacerse cargo de la realidad entera como un proceso en permanente devenir, en constante crecimiento de posibilidades de ms realidad que contienen siempre un cierto momento de indeterminacin.

    Con lo dicho nos acercamos ya a la idea general de praxis que subyace en el pensamiento de Ellacura. Podra decirse que en trminos generales este filsofo entiende por praxis el juego o la estructura de actividaades mediante las cuales un sujeto humano, personal o impersonal, transforma su entorno vital y se transforma a s mismo buscando en ltima instancia, aunque no siempre cons-cientemente, el acrecentamiento y la realizacin de nuevas posibili-dades de vida para toda la humanidad. El sujeto ltimo, activo o pasivo, de toda praxis es la humanidad.

    Por ltimo conviene destacar que toda praxis enciera una di-mensin tica dado que el hombre, y consiguientemente todas sus actividades, tienen una vertiente personal y una vertiente social que no pueden escindirse.

    3.2. ELLACURk utiliza el trmino praxis en mltiples sentidos, especificados en cada caso por el adjetivo correspondiente. Hablar as de praxis histrica, praxis biogrfica, praxis social, praxis econmica, praxis ldica, praxis correcta, praxis omisiva, praxis liberadora, etc. Utilizar tambin el trmino praxis en singular con un sentido genrico (la praxis), o en plural (las praxis), significando con este plural la totalidad de las praxis que integran la praxis histrica o la pluralidad de formas o modalidades que caben dentro de un mismo tipo genrico de praxis, como por ejemplo las praxis polticas, educativas, religiosas, etc. Pero el significado primordial es siempre el de praxis histrica en el que se integran y adquieren su pleno sentido los dems usos del trmino.

    Dentro de la praxis histrica distingue dos grandes campos, el de la praxis biogrfica y el de la praxis social que derivan correlativamente del componente personal y del componente social de la historia. Lo que l llama praxis biogrfica o personal

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    es lo que ms se acerca al sentido idealista de praxis, es decir, a la sobrevaloracin y absolutizacin aislacionista del momento de transformacin y realizacin personal que contiene toda praxis. Afirma textualmente:

    Aun cuando la praxis aristotlica o la razn prctica kantiana no tengan la debida cuenta de sus condicionamientos materiales y de todos sus supuestos, no por ello debe negarse el carcter de praxis a lo que es transformacin y realizacin personal. (FRH, 595).

    Lo que en la mente de Ellacura salva su concepcin de la praxis biogrfica o personal de toda mistificacin idealista es precisamente su esencial insercin en el juego total de las dinmicas histricas materiales y sociales. Nada humano hay que no cuente en su estructura con un momento de materialidad y de socialidad.

    Tambin la praxis social es praxis en cuanto que es histrica, es decir, en cuanto que se halla tambin sujeta al juego de las dinmicas materiales y personales. Del mismo modo que Ellacura ve en la praxis personal un peligro de mistificacin espiritualista o idealista, encuentra en la praxis social un peligro de mistificacin materialista o naturalista. El olvido del momento personal que encierra toda praxis social lleva a la deshumanizacin o naturalizacin de sta. Cito nuevamente al autor:

    "El olvido de la dimensin personal de cualquier praxis realmente humana, no puede menos de alienarla y convertirla en manipulacin de objetos, en naturalizacin de personas". (FRH, 596).

    La multiplicidad de designaciones o de calificaciones de la praxis que puede hallarse en la obra ellacuriana deriva de la diversidad de perspectivas desde las que la praxis puede ser considerada. Ellacura seala un triple fundamento para la divisin de la praxis: a) El sujeto ms propio de ella en cada caso; b) el modo de accin y c) el resultado de la accin6. De esta forma podr hablarse de praxis histrica, personal, social, mercantil, popular, etc., de acuerdo con el todo que haga de sujeto en cada

    6 Cfr. FLF. 119.

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    caso; podr haber una praxis pasiva, omisiva, negativa, etc., segn el modo de accin, o podr finalmente tratarse de praxis revolucionaria, opresora, ldica, etc., segn el resultado al que tienda la accin.

    Finalmente no conviene olvidar en este punto que la falta de un tratamiento global del tema de la praxis por parte de Ellacura puede dificultar ocasionalmente la comprensin del significado preciso en que ese trmino es usado en algunos casos particulares. Pero hasta donde he podido analizar, todos los usos que de l hace son coherentes con el concepto general y con los criterios que aqu se han esbozado.

    3.3. SIN embargo, podra suscitarse algn interrogante sobre lo

    que acabamos de decir si se examina detenidamente el tratamiento terico que da Ellacura a la relacin entre teora y praxis y su rechazo al uso de trminos como "praxis terica", "praxis cientfica", "praxis filosfica", etc.

    Para Ellacura la relacin entre teora y praxis no es una relacin de oposicin. Es por el contrario, una relacin de coimplicacin, de mutuo influjo y codeterminacin. Lo primero que debe advertirse en este punto es que nada hay por fuera del proceso inmanente de la praxis histrica. Por eso la teora queda incluida de determinado modo en la praxis y resulta inseparable de ella. La teora es un momento de la praxis, es el momento reflexivo sobre la praxis que lleva a cabo el hombre como realidad abierta, como animal de realidades, y que tiene por lo tanto que ver con el carcter consciente de la misma praxis. Cuando la praxis se hace consciente comienza a surgir la teora.

    No todo momento de la praxis es consciente, ni todo momento de la praxis tiene el mismo modo de consciencia. Cuando ese grado de consciencia se separa reflejamente de la praxis y se constituye en discernir de ella, en juicio y crisis de ella, se puede empezar a hablar de teora, la cual se puede ir constituyendo en momentos relativamente autonmicos, ms all de ser reflejo acompaante de una praxis. (FLF, 119).

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    Por todo esto Ellacura no considera adecuado hablar de praxis terica, etc., debe ms bien hablarse de distintos momentos tericos de la praxis total o de algunas praxis particulares. Estos momentos pueden cobrar distintos grados de autonoma -nunca independencia total-, con respecto a la praxis de la que proceden, de tal manera que pueden ejercer cierto influjo sobre ella. En otros trminos, la teora puede incidir por s misma y desde s misma en la transformacin de la vida social, afirmacin sta que debe ser adecuadamente matizada como lo hace insistentemente Ellacura. En tales momentos, en cuanto que ellos pueden autonomizarse mantenindose activos y eficientes, podra hablarse derivadamente de una praxis terica7

    Desde esta perspectiva entrar Ellacura a examinar en concreto las relaciones entre praxis liberadora y filosofa de la liberacin, mostrando cmo es indispensable, para que la filosofa logre desarrollar sus potencialidades liberadoras, que marche unida a una adecuada praxis de liberacin. La teora es plenamente fecunda cuando est incluida en la praxis que le es correspondiente. No es posible desarrollar aqu este tema.

    Pero frente a esta idea de la teora como momento autonmico de la praxis pueden suscitarse algunos cuestionamientos. Si todo es historia, si todo es hacer, si todo es dinamismo, hasta qu punto la rigurosa distincin formal entre teora y praxis que establece Ellacura es coherente con lo que l llama su realismo materialista abierto como el modo ms propio de su filosofar? Cmo el pensar, que es inseparable de la aprehensin sentiente de la realidad y que es por tanto inescindible de la fuerza de la materia, puede tener autonoma frente a la forma humana del hacer que es la praxis? Es, o no, el pensar una modalidad del hacer? No se oculta en la posicin de Ellacura un residuo idealista? Por qu su insistencia en negar a la teora el ttulo de praxis? Cabr en este punto un modo de pensar ms coherente con el carcter "materialista" de su filosofa? Es necesario dejar aqu abiertas estas preguntas.

    7 Ibdem.

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    3.4. S U concepto de praxis histrica le permite a Ellacura abrirse, desde una visin global y con un denso contenido metafsico, al anlisis de las distintas praxis sociales en su entorno econmico, poltico y cultural. Anlisis de la realidad es para l, ante todo, anlisis de la praxis. El concepto de praxis que l logra elaborar, le sirve para medir el valor y la riqueza de la realidad que tienen las prcticas sociales imperantes en cualquier colectividad humana durante los distintos momentos de su despliegue histrico. De hecho, al lanzar una atenta mirada a la vasta labor de anlisis crtico sobre las distintas instituciones y praxis sociales de la vida salvadorea y centroamericana efectuada por este creativo y estricto filsofo de la liberacin, encontramos que todos sus esfuerzos tericos estn enfocados desde la perspectiva de la praxis. Ellacura nunca intent hacer ciencia o filosofa de la realidad poltica, econmica, religiosa o educativa de un modo abstracto o partiendo de conceptos o de datos estticos; lo que l haca siempre eran diagnsticos y teoras cientficas o filosficas de las distintas praxis econmicas, sociales, polticas o culturales. Cuando l emprende el trabajo de historizacin de los conceptos como una forma tpica de su labor filosfica o cientfica -no siempre se pueden delimitar las fronteras entre ambas-, lo que est haciendo en el fondo es una historizacin de las diferentes praxis sociales que se han venido dando en torno al tema analizado, ya sea ste la propiedad, los derechos humanos, el modo de hacer teologa o la manera en que se han llevado a cabo determinadas luchas libertarias.

    La filosofa de Ellacura es, en un doble sentido, una filosofa de la praxis. Por un lado, en cuanto que es una reflexin ltima sobre las diferentes formas de la praxis y, por otro lado, en cuanto que trata de elucidar tericamente el concepto mismo de praxis. Es decir, en cuanto que trata de producir una teora general sobre la estructura y los dinamismos propios de la realidad histrica. El resultado, lamentablemente inconcluso, de este empeo fue la determinacin, todava aproximativa, del concepto central de "praxis histrica".

    La concepcin de la filosofa como reflexin ltima y radical sobre la praxis histrica y los innumerables trabajos de crtica y

  • APROXIMACIONES AL CONCEPTO DE PRAXIS 57

    teorizacin sobre la realidad latinoamericana en los que esa concepcin llega a plasmarse, son quizs el fruto ms sazonado que el pensamiento genial de Xavier Zubiri alcanz a dar de s en la inteligencia brillante de su amigo y discpulo, mrtir de la fe cristiana y testigo extraordinario del espritu filosfico, Ignacio Ellacura.