Lecturas sugeridas Domingo 26 de Junio

BOLETIN DE AYUDA LITURGICA

IGLESIA PROTESTANTE LIBRE

Primera Lectura : Deuteronomio 8:1-6

Salmo 149

8:1 Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vues-tros padres. 8:2 Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. 8:3 Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre. 8:4 Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años. 8:5 Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga. 8:6 Guardarás, pues, los mandamientos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y te-miéndole.

149:1 Cantad a Jehová cántico nuevo; Su alabanza sea en la congregación de los santos. 149:2 Alégrese Israel en su Hacedor; Los hijos de Sion se gocen en su Rey. 149:3 Alaben su nombre con danza; Con pandero y arpa a él canten. 149:4 Porque Jehová tiene contentamiento en su pueblo; Hermoseará a los humildes con la salvación. 149:5 Regocíjense los santos por su gloria, Y canten aun sobre sus camas. 149:6 Exalten a Dios con sus gargantas, Y espadas de dos filos en sus manos, 149:7 Para ejecutar venganza entre las naciones, Y castigo entre los pueblos; 149:8 Para aprisionar a sus reyes con grillos, Y a sus nobles con cadenas de hierro; 149:9 Para ejecutar en ellos el juicio decretado; Gloria será esto para todos sus santos. Aleluya.

Comentario pastoral al Evangelio

Evangelio según San Juan 6:51-58

Segunda Lectura 1 Corintios 10:16-17

10:16 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? 10:17 Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participa-mos de aquel mismo pan.

6:51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. 6:52 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su car-ne? 6:53 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 6:54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. 6:55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 6:56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. 6:57 Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. 6:58 Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murie-ron; el que come de este pan, vivirá eternamente.

Estamos en el mundo y sabemos que también tenemos un Padre en los cielos, una Palabra eterna, Jesucristo, un nuevo alimento, una nueva vida... Hoy la Palabra de Dios solicita nuestra atención en el alimento bajado del cielo, que es el mismo Jesús, hijo del Padre. Los alimentos es junto con el agua aquello que nos mantiene vivos físicamen-te hablando, pero nosotros sabemos bien que nuestra vida no está formada sólo por nuestra débil complexión física. Mientras la comida y el agua mantienen nuestro cuerpo, sabemos que en nuestro interior hay otras situaciones que necesitan alimentos para ayudarnos a crecer. La cena del Señor, llamada también Santa Cena o eucaristía, es el medio que tenemos para ali-mentarnos espiritualmente, junto con el Pan de la Palabra nos nutren día a día. El Pan y el vino, símbolos del cuerpo y la sangre del Señor partido y derramada en la Cruz de Cristo, es nuestro ma-nantial en donde recuperamos nuestras fuerzas, si tenemos en claro el simbolismo profundo de esos actos y no desviamos supersticiosamente el verdadero significado del pan y el vino, no existe tran-sustanciación ni consubstanciación, eso es aberrante a la Palabra de Dios y su verdadero significa-do... . Muchas veces me he preguntado si los reformados somos conscientes de la realidad del significa-do de la Santa Cena, que una y otra vez celebramos en nuestros templos. Muchas veces cuando se abre la Iglesia; entran las personas que van a participar de la Cena del Señor. El pastor comienza

la ceremonia de la Santa Cena y los asistentes se preparan para consumir el pan y el vino, pero muchas veces no se sienten en plena consciencia de lo que realmente hacen y es allí donde muchas veces vemos una mezcla de doctrinas y lo peor cuando se hacen Santa Cena abierta en donde muchos que participan tienen un idea muy diferente de la realidad del significado, es así que esa concepción del liberalismo teológico en “todos vengan” “ todos coman” a veces hacen mas daño que si no se los alentamos a participar, ya que como decía San Pablo, “Porque el que come y bebe indignamente, juicio come y bebe para sí, no discerniendo el cuerpo del Se-ñor”.( 1 corintios 11: 29), Es por ello que es importante estar bien consciente de cada acto que hacemos en la iglesia, que participamos y preocuparnos por aprender la doctrina bíblica que es la enseñanza reformada, y no caer en “mezclas” de doctrinas por ir de un lugar a otro, y es función de los pastores y ancia-nos de la iglesia en formar a las personas en el conocimiento sano de la doctrina, y sólo desde el amor en la entrega diaria es como realmente pondremos en acción la verdadera doctrina de Dios y nos reconozcan al partir el pan, como lo hizo el Señor Jesús con los discípulos de Ema-ús, es así como podemos acercarnos a recibir el pan y el vino, símbolo del cuerpo y sangre de Cristo para luego sentirnos participes verdaderamente de la mesa del Señor, es por ello que tenemos que ser fieles dispuestos a servir y ser parte activa de las iglesias, participando en dife-rentes ministerios, y tener una participación piadosa en la Santa Cena, buceando en el misterio de Cristo y su entrega para nuestra salvación y con el alimento diario de su Palabra, es allí don-de nuestro cuerpo espiritual no flaqueara y permanecerá firme ante los vientos de doctrinas ex-trañas y circunstancias de la vida diaria.