ideas en torno a la arqueologia y su influencia en la historia
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Reflexiones en torno a la Arqueología y su relación con la historia...TRANSCRIPT
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IDEAS EN TORNO A LA ARQUEOLOGIA Y SU INFLUENCIA EN LA
HISTORIA.
Por: Ricardo Manuel Pilón Alonso
Folio: 120120305
Introducción a la Historia
INTRODUCCIÓN
Cuanto se ha escrito sobre la arqueología y ninguna conformidad al respecto de una
definición que satisfaga esa “supuesta” universalidad. ¿Es posible tal propósito que, en
dicho supuesto, permita su aplicación a toda sociedad del pasado de cualquier parte del
mundo? Eso sin duda es una convicción ambiciosa, ya que el tiempo y las
circunstancias que implican su contexto espacial no pueden tener una conformidad
establecida… La llamada “historia universal”, si es que esto es posible, no se define
como tal y tiene el pequeño inconveniente de no poseer un punto de vista de la misma
en su manifestación. Lo “universal” tiene que ver con la capacidad de señalar los
sucesos trascendentes o importantes de los pueblos, es la memoria relatada puesta al
conocimiento de las generaciones del porvenir. Y esta supuesta unidad es el conjunto de
la multiplicidad de las muchas tintas de historiadores de todo mundo.
¿Qué sucede en este sentido con la arqueología? La arqueología tienen un papel
fundamental para conocer el pasado de los hombres, pero al mismo tiempo surge una
serie de problemas para alcanzar una conformidad que interprete ese pasado… Veamos
el panorama general que circunda a la arqueología: el arqueólogo, la evidencia material,
lo que se dice y establece como arqueológico y los que contemplan eso arqueológico…
El arqueólogo supone la existencia de una sociedad pasada y su tarea es buscarla. Esa es
la parte que aquellos que ofician la arqueología asumen bajo cualquier circunstancia y
se empeña por alcanzar su “objetivo”. La evolución de sus métodos y teorías han
rebasado la vieja idea de una “arqueología objetal” o “anticuario” y ha asumido un
papel netamente de los “grupos humanos del pasado”…
La evidencia material es la huella del pasado humano… Los objetos en si mismo son
insignificantes para la arqueología misma, lo cual su importancia nada tienen que ver
con su particularidad o pluralidad meramente “descriptiva”, sino esencialmente lo que
posibilitaron su existencia: el hombre en sociedad…
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Tras la búsqueda y el encuentro, viene la parte de las “discusiones” y la finalidad de las
“ideas interpretativas”. ¿Qué define o determina los datos obtenidos de la evidencia
material? En este punto la arqueología, históricamente hablando, es joven: nacida de
curiosos “coleccionistas” en el siglo XVIII y llevada a un nivel científico-histórico en el
siglo XIX; el nivel interpretativo ha traído consigo más prejuicios y pugnas que
“respuestas” en el siglo XX y en la actualidad… Se ha visto un gran desarrollo
“tecnológico” y “técnico” de la arqueología, pero se ha quedo rezagada en la
interpretación…
¿Qué implica todo este devenir arqueológico en un presente social? La actual
arqueología, la gran parte de ella, solo se ha concentrado en la “obtención de datos”.
Estos que solo nos habla de números del tiempo y el espacio… que solo busca la
precisión de sus resultados… Aun si la interpretación es superficial o profunda,
significativa o viceversa, la arqueología tienen que pasar por el juicio de su presente…
Aquí surge la inevitable pregunta: ¿es importante la arqueología en la actualidad?
¿Tiene alguna utilidad en la sociedad?...
Mientras muchos debaten por la cientificidad o humanística de la arqueología, el punto
fundamental que la hace posible es la búsqueda de su antiguo reflejo: el hombre… ¿Qué
otra finalidad tendría sino su propio reflejo del pasado?...
CAPITULO 1: ¿QUÉ ES LA ARQUEOLOGÍA?
Aquí no debatiré con las concepciones clásicas o innovadoras, sino propiamente desde
un punto personal y desde el límite territorial y circunstancial que es objeto de este
ensayo… Empezaré por anotar que no hay tal “arqueología universal”, sino en lo
general: estudio del hombre del pasado a través de sus restos materiales en cualquier
parte del mundo. Es decir, la búsqueda de una agrupación humana cuyo indicio está en
las evidencias del tipo material. Yo no creo en “una” arqueología, sino en arqueologías
del mundo… No es lo mismo una arqueología de Egipto a una arqueología de Grecia,
pues los supuestos de relación, enlace o coincidencia en alguno aspectos de la evidencia
material solo pueden “suponerse” en la interpretación, pero las diferencias son en sus
resultados siempre mayores. ¿Cómo comprender, entonces, la arqueología asumiendo
esa generalidad, pero haciendo hincapié en su diferencia en el caso de la arqueología en
México? Para empezar la arqueología no es por sí sola, sino, como escribirá Manuel
Gamio, “parte integrante del conjunto de conocimientos que más interesa a la
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humanidad y que se denomina Antropología” (Gamio, 2006). Y hablar de Antropología
es hablar de las diferencias de los grupos humanos en el mundo.
Cuando se nos habla de arqueología en esa ilusión fantástica de la opinión pública se
comete la decidida de referirlo a la búsqueda de “objetos antiguos” o “eslabones
perdidos”. Pareciera que los grandes descubrimientos como los de Howard Carter o
Heinrich Schliemann se adaptan a esas opiniones que se asumen con gran
convencimiento. Y es que lo hallazgos arqueológicos, como diría el maestro Villalobos,
“son siempre noticia”. Pero ¿qué implica saber sobre los tesoros de la tumba de
Tutankamon o Troya? Los objetos (escultura, orfebrería, cerámica, etc.) en si mismos
no nos dicen nada, simplemente quedan a la deriva de la contemplación que es en la
sociedad la máxima aspiración que puede alcanzar la ignorancia… Es solo un instante
mirar hacia el pasado, pero nada más… Lo mismo sucede en los descubrimientos
nacionales tales como el hallazgo de la piedra de Coyolxauhqui (1978) o la tumba de
Pakal (1952)… donde fácilmente se piensan las “ideas” más absurdas y fantásticas. Pero
¿el hombre? ¿El grupo humano que fue la causa de su manifestación? Un arqueólogo no
es meramente un busca tesoros o eslabones, sino propiamente un investigador que busca
y descubre el pasado en sus restos materiales. Estos que han de servir para revelar y
reconstruir ideas sobre una sociedad. Por tal razón Gamio no se equivoca al referir que
“el estudio de la cultura o civilización de las agrupaciones humanas que habitaron
nuestro país antes de la Conquista es lo que, entre nosotros, se ha convenido en llamar
Arqueología” (Gamio, 2006). ¿De qué le sirve a un arqueólogo mexicano estudiar
Egipto, si la necesidad antropológica requiere investigaciones sobre México? Es claro
que los avances teóricos, metodológicos y técnicos son compartidos e influyen en las
aplicaciones por su generalidad. Pero de eso ha profesar un oficio por capricho, aun con
toda la preparación, no es más que un quehacer de “aficionado”… Esto pone de relieve
el papel de la arqueología en las distintas naciones como una necesidad o como algo
insignificante. El hecho importante es el papel que adquiere en la historia, pues es ahí
donde pone de manifiesto su expresión de aquel gran rompecabezas del hombre
antiguo…
CAPITULO II: ¿QUÉ ES SER ARQUEÓLOGO?
Cuando mi interés se hallaba en el estudio del pensamiento griego, desde el punto de
vista de la filosofía, me llamó la atención el contraste que había entre lo escrito (mito,
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poesía, teatro, etc.) con las manifestaciones artísticas o artesanales (cerámica, escultura,
arquitectura, etc.) de la cultura griega. Esto me obligo a pensar que tal contraste se
hallaba en las antiguas culturas de México, aunque con mayor dificultad… Esto que
llamaba “contraste” era esencialmente la manifestación del hombre. Esto significaba
que todo pensamiento y creación material o inmaterial no existe sin el hombre y solo se
explica desde el hombre. No bastaba con contemplar el objeto (escultura o poema) sino
hay una comprensión del contexto espacio-temporal. Todo hasta entonces se reducía a
meros “supuestos” discursivos… fue entonces cuando en la búsqueda de un termino
griego, metron (medida), me llevó al encuentro de un nombre de esos cuyo recuerdo
había quedado oculto por la palabra misma: Metis… Esta búsqueda y este encuentro
tenía su razón aquel fragmento de Protágoras de Abdera: “El hombre es la medida de
todas las cosas, de las que son en tanto que son y de las que no son en tanto que no
son” (Protágoras, 2002)… ¿Cómo algo tan meramente conceptual e histórico me llevó a
lo antropológico y por ende a lo arqueológico? El contraste quedó completo al saber de
un relieve en piedra sobre Metis… El objeto tenía una serie de imágenes y signos que
adquiere sentido en la interpretación de quien conoce la cultura y pensamiento griego…
Supe entonces que no me pertenecía a mí revelar lo que compete a los griegos, la
distancia y el límite del idioma me impedía realizar lo que Schleimann había logrado en
siglo XIX con Troya… Ya entonces estaba concentrado en el pensamiento náhuatl y las
culturas precolombinas, y fue entonces lo que despertó en mí la inquietud
arqueológica… No fueron los objetos, como sucede en la mayoría, lo que me
inquietaba, sino propiamente, el hombre… La necesidad de estudiar el pasado
precolombino despertó mi interés por estudiar la cultura local –tepaneca de
Azcapotzalco- y la música de esa antigüedad… La arqueología se volvió una necesidad
fundamental y los trabajos de arqueólogos como Gamio, Caso, Marquina, Noguera,
Gándara entre otros inspiraron esa convicción…
Tal vez un sentido de identidad, una implicación nacional, o una conciencia social lleva
a la presente juventud al estudio de la arqueología, propiamente, la antropología. Un
arqueólogo no solo es excavación, sino una serie de procesos de investigación e
interpretación de su objeto de estudio. Sin embargo aun queda una interrogante que ha
rebasado al arqueólogo en los procesos de investigación: el trabajo arqueológico ya no
es un trabajo individual, sino colectivo… La idealización de su figura no puede
rezagarse en el “protagonismo” o la “relevancia pública” del hallazgo, eso es lo menos
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importante o no es el propósito. Estamos hablando entonces de una “sociedad” de
arqueólogos que en el diálogo y la crítica se contribuiría más en la arqueología que en
todos esos individualismos, herencia de la vieja arqueología…
CAPITULO III: ¿QUÉ SON LOS RESTOS MATERIALES?
Cuando hablamos de “restos materiales”, en el sentido de la arqueología, significan una
fuente importante de datos sobre una sociedad pasada. A diferencia de la historia, que
tiene su objeto de estudio en lo escrito, la arqueología tiene su estudio en esos “restos
materiales”. En este sentido o el arqueólogo tiene información previa para buscar o
indagar sobre la evidencia, o simplemente no la tienen y su hallazgo esta destinado a la
suerte o a la especulación… El objeto en si mismo no representa nada para el
arqueólogo, tal vez para el coleccionista o el saqueador, pero la arqueología busca
descubrir y revelar el pasado. En este sentido el objeto sin contexto y aislado es
insignificante aunque sea de oro o diamante.
Los datos ofrecidos por la temporalidad y el espacio donde los “restos materiales”
fueron hallados, permiten al arqueólogo hacer lectura de una o varias etapas históricas.
Así como también las cualidades técnicas y de uso permite hacernos ideas sobre el
modo de vida, de producción, de estilos, del medio, etc. Todo ese contexto de lo general
a lo particular o viceversa es la presencia de las sociedades humanas del pasado…
Tenemos entonces en la arqueología un proceso tripartito: búsqueda-descubrimiento-
interpretación en base a los “restos materiales”… El arqueólogo tiene contacto con ese
gran rompecabezas del pasado y contribuir a la historia con sus ideas…
CAPITULO IV: ¿ES IMPORTANTE LA DIFUSIÓN DE LA ARQUE OLOGÍA?
Para el público “los” resultados de un trabajo arqueológico son de su mayor atención, es
decir, el producto terminado o concluido… Los medios se encargan de atraer la atención
de la gente y el estado asigna su importancia o no en la sociedad presente ¿Realmente
esto es así?... La vida contemporánea parece limitar e incluso contradecir
peligrosamente el oficio del arqueólogo. ¿Qué determina el valor o la importancia de los
proyectos arqueológicos en la sociedad? Cuando Howard Carter descubrió la tumba de
Tutankamón hubo una gran difusión del mismo por los medios de comunicación de su
tiempo: era el gran descubrimiento del siglo… Pero lejos de todo propósito desde lo
netamente arqueológico, los medios y el público le dio mayor importancia a los
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“tesoros”… a los objetos, sin duda, fascinantes…Bajo este gran velo de lo “público” el
trabajo del arqueólogo termina por compartir el mismo de destino de la historia: el
oficialismo nacional o internacional… Todo depende de la interpretación o
interpretaciones, sea que estas sean acertadas, mediáticas o erróneas. Los medios
enaltecen lo que es meramente superficial.
El planteamiento radica en ¿qué tanto está preparado el público para comprender los
trabajos arqueológicos? Ellos, el público, no son y ni están interesados en la arqueología
en principio. Solo entonces hasta que un hallazgo sale a luz adquiere un valor y una
relevancia importante. Cuando el descubrimiento “accidental” de la escultura
monumental de Coatlicue y la piedra del sol sucediera en 1790, fue un detonante
relevante para la sociedad Colonial, independientemente de lo escrito y publicado por
Don Antonio León y Gama… Este fenómeno de reacción, por traer al presente restos
materiales del pasado, es sumamente significativo en un momento en que la historia de
un pueblo está en una tensión político-social: es el reflejo del presente en el pasado…
La arqueología es capaz de romper con los enigmas o fábulas que la memoria ha hecho
pasar por veraces… En ultima instancia el arqueólogo es quien interpreta y determina la
importancia de su trabajo, tal y como sucedió, por ejemplo, con Alfonso Caso y su
descubrimiento de la tumba 7 en Monte Alban en 1932… Pero sin duda el trabajo más
importante y trascendental a nivel mundial es el que hiciera Manuel Gamio en el año de
1921, cuyo proyecto fue publicado como “La población del valle de Teotihuacán”.
Ambos arqueólogos buscaron los medios y los modos de dar pie a sus proyectos.
Sin duda el reto del arqueólogo, como antropólogo del pasado, es la de transmitir sus
ideas a un público carente de toda noción antropológica. Estamos pues, ante un público
que técnicamente lee muy poco, casi 2 libros al año, e inmerso en el uso de las
tecnologías con un léxico y un conocimiento limitados.
CAPITULO V: ¿DÓNDE INTERVIENE LA HISTORIA EN LA
ARQUEOLOGÍA?
La Historia es una constante humana, pues solo ella la produce; pero la arqueología es
mucho más joven. La historia impulsa, en la mayoría de los casos, a la actividad
arqueológica para constatar sus “hechos”. La arqueología enriquece a la historia con sus
resultados. No hay mayor ni menor carga en ambos. La diferencia de la historia que
tiene con la arqueología es que sus hechos son de carácter discursivo escrito; mientras lo
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arqueológico tiene sus datos en la evidencia material. Ambas son dos ramas de la
antropología y estas son integrales o deberían ser integrales en principio.
La prehistoria es uno de esos temas que solo es posible con la arqueología, ya que solo
existen datos a través de los restos materiales. Es un error afirmar una historia universal,
ya que ello implicaría la eterna presencia del hombre en tiempo y espacio del universo.
Lo mismo sucede con la arqueología y el resto de las ramas antropológicas. Las ruinas
del Templo mayor, por ejemplo, no serían posibles sin los referentes históricos de las
crónicas y relaciones indígenas y españolas. Pero no habría un estudio histórico si la
arqueología no hubiese descubierto las esculturas y cerámicas de la llamada cultura
Olmeca. En este sentido no competencia de los hechos por parte de la arqueología y la
historia, sino una contribución y enriquecimiento muto… El arqueólogo debe saber
hacer historiografía, así como todas las ramas de la antropología y un conocimiento
multidisciplinario en otras áreas de la ciencia y el humanismo.
¿Cuál ha sido el error de la arqueología? El pretender que contribuye más a la sociedad
con sus descubrimientos y asumirse como una ciencia por su presunta exactitud… La
arqueología es equivoca ¿Cómo pretender exactitud a fragmentos materiales del tiempo
humano? A lo mucho son aproximaciones del tiempo-espacio, pero nunca precisión de
las transformaciones del mundo…
¿Cuál ha sido el error de la historia? El creer que solo lo escrito tiene un valor histórico.
Que la historia solo es en tanto que adquiere un sentido escrito. Esta arrogancia del
historiador tiene el pequeño inconveniente de los hechos mismos, ya que el juicio
ejercido sobre ellos tiene que ver con la veracidad de sus fuentes y el sentido dado por
la interpretación… En este sentido no hay “una” historia, sino un cumulo de trabajos
históricos… La historia debe de ser crítica y siempre fluyente: nadie dice la última
palabra.
Entiendo por aportaciones arqueológicas aquellas que modifican, enriquecen o nulifican
aspectos históricos que se creían relevantes. La exaltación del discurso para referir
algún suceso o hecho tienen que ver con el contexto en el que fue creado. Así pues, por
ejemplo, siempre se pensó que el arma usado por lo guerreros mexicas era una especie
de mazo con filos de obsidiana para destrozar al adversario; pero no fue hasta que la
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doctora Juana Moreno Hernández (2012)1 encontró la evidencia de esa arma y vino a
desvanecer las “creencias” de una idea más bien “supuesta”… La crónica del
“Conquistador anónimo” describía aquella arma como una “espada” con navajas de
obsidiana a los costados y ello quedo confirmada con este descubrimiento… En ambos
casos de la arqueología y la historia el pasado del hombre siempre será una necesidad
del hombre mismo. Todos los pueblos tienen un pasado por detrás y cuando busca la
razón de su identidad hace lo posible por descubrirlo.
Tal vez la premisa correcta está en que: la historia crea una posibilidad del pasado a
través de la memoria escrita y la arqueología venga a constatarla o ha negarla mediante
los fragmentos de esa realidad pasada…
CONCLUSIONES
Tal vez el reciente escrito no hizo referencia algún autor u obra “famosa” con el fin de
darle una formalidad a este ensayo. Más bien es un trabajo de reflexión que me ha
costado meditar sin ser un plagiario de ideas. ¿Es que acaso un arqueólogo en formación
no puede desde un principio pensar por su propia cuenta? A estas alturas, desde mi
carrera de filosofía, ha sido costumbre el citar autores y libros, cual perico que repite
solo frases… Si he citado a Gamio es porque creo que es pertinente a este respecto.
Estoy convencido que la arqueología debe ser una actividad placentera y a lo sumo muy
interesante como la historia. ¿De qué me sirve hacer un ensayo donde yo como
estudiante de arqueología no estoy convencido de este sentimiento de oficio? Sino me
tomará este papel en serio, sin duda, estaré solo vacilando y perdiendo tiempo valioso
de mi vida. Tal vez sea necesario convencer al estudiante que en la arqueología se debe
tener convicción y visión en ella… Si he contado un fragmento de mi vida, suponiendo
que seré arqueólogo, es porque estoy tomando el papel demasiado en serio. En este
sentido, solo me queda por expresarme con suma franqueza y no caer en la desidia de
un oficio equivocado.
No puedo atribuirle a la arqueología una imagen al modo de Indiana Jones: un
aventurero saqueador de tesoros que, además, destruye los contextos para obtener un
solo objeto. La arqueología avanza a la par de la evolución humana y por ende la
1 La arqueóloga dio una ponencia de los resultados obtenidos en las “IX Jornadas de Arqueología” en el
Museo del templo mayor el 15 de marzo del 2013 y por el cual nos parece pertinente hablar al respecto
de un descubrimiento arqueológico reciente.
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confrontación y conformación de su pasado. Sin embargo esta tienen una serie de
problemas que hay destacar después de revisar algunos aspectos relevantes:
1. La arqueología se define así misma conforme surge como una necesidad de un
pueblo. Pueden existir un sin número de definiciones perfiladas desde varios
puntos de vista teóricos. Pero en esencia, sea marxismo, teoría del caos,
conductual, etc., el estudio del hombre es fundamental… El problema de querer
definir a la arqueología radica solo en diseccionar a su objeto de estudio desde
varios puntos de vista. Pero el hombre, la sociedad, es uno y el mismo.
2. El arqueólogo es una figura cuya preparación pretende traer de los restos
materiales las sociedades del pasado. Él mismo sabe que tiene limitaciones, pues
como diría Gamio: “En la arqueología los prejuicios son más numerosos y
trascendentales… siempre se espera que los resultados sean previamente como
se supone que deberían ser y no como son en realidad” (Gamio A. G., 1978).
No es su teoría o metodología la que traerá una certeza sobre lo que se busca,
sino un conjunto de circunstancias que determinarán su valor en la sociedad
presente… El arqueólogo es un investigador susceptible de error y frustraciones.
En la academia se insiste una convicción “exacta” de los resultados y muchas
veces por esto se piensa en la cientificidad de su actividad. El arqueólogo busca
al hombre o, mejor dicho, a los hombres, no los datos dependientes de las
técnicas y tecnologías de las ciencias exactas. ¿Por qué razón? Porque el
veredicto final, si se puede decirlo así, está en la interpretación de los datos.
3. Los restos materiales son el objeto de estudio del arqueólogo,
independientemente de que los halle o simplemente indague por la ya
descubierto. Técnicamente podemos decir que son prioridad su manifestación,
pero no siempre resulta importante su preservación: ya sea por su abundancia –
como en México- o ya sea por ser escasos… Ellos tienen el destino que los
pueblos le asignen como parte integrante de la historia. Por eso el objeto no debe
ir mas allá de los límites que le pertenecen, es decir, no hay objetos “únicos”
como si de eslabones se trataran. Esto me recuerda una anécdota contada por
Binford a este respecto: “Recuerdo un día en que un típico estudiante del
profesor Griffin volvía de una salida de trabajo a la parte alta del valle de
Illinois. Había entrado en el museo con el anuncio de que había encontrado un
objeto “único”, una vasija pintada en negativo. Griffin se interesó lógicamente
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por el hallazgo y Papworth dijo adelantándose: “Déjamelo ver”. Tomo la
vasija, la miró y la lanzó al suelo y la pateó hasta dejarla reducida a añicos.
“Esto es lo que pienso de tu ejemplar único”. Griffin tuvo un shock, al
estudiante casi le salieron las lagrimas y yo me reía interiormente” (Johnson,
2000). Hablar de “restos materiales” es hablar de contexto espacio-temporal. El
objeto aislado es inservible, incluso para los museos.
4. Respecto a la difusión es importante tener en cuenta el nivel cultural del pueblo
y su sistema político. Resulta curioso que en México, en tan solo un año, hayan
existido tantos hallazgos y encubrir los problemas sociales que padece
históricamente… ¿Qué se puede esperar de unos medios de comunicación que
no tienen un solo rasgo educativo y cultural? Solo propaganda y espectáculo, o
de ser el caso de que posea su difusión, existe el problema de su “frivolidad”…
El arqueólogo no ha logrado, salvo en una minoría, generar el interés en publico.
La arqueología solo es tema de interés solo de manera superficial y bajo los
límites de unos medios como aparato de Estado. Esto implica que el arqueólogo
está entre la espada y la pared, ya que requiere de recursos para sus
investigaciones y los medios para difundir su obra que, por lo regular, es un
libro. Si bien la arqueología es noticia, depende del poder de los medios y la
disposición de una política interesada.
La literatura arqueológica es vasta y solo es importante cuando pasa en manos de
quienes profesan la arqueología. Tal vez sea una ciencia humanística que se adecua a
los tiempos independientemente de su valor social presente. Por eso no es casual que la
antropología tenga sus antecedentes, sino en ese nombre si en la intencionalidad: la idea
de pensar que el hombre antecede de un origen, sugiere el interés por saber sobre ese
pasado. Algunos grupos humanos les gusta preservar “reliquias” que llevan implícito el
recuerdo de sus antepasados, o simplemente edifican o sugieren un recinto sagrado…
Todo eso es noción de tener un recuerdo de sus ancestros… Tal vez el historiador no se
diferencia del arqueólogo y solo desde que inventó la escritura pudo desistir de sus
objetos sagrados… Así de simbólico son los restos materiales para un arqueólogo,
porque en ellos lleva implícito el signo del hombre…
Tan solo imaginémonos en el futuro, donde impera el reino de las tecnologías y sistema
establecido por la ciencia cibernética… una vida de orden y progreso, según sugiere ese
ideal… el pasado solo está contenido en archivos digitales… Pero supongamos que por
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mera coincidencia, accidente o casualidad cae en nuestras manos uno o varios objetos
que en ese presente desconocemos… para algunos serán insignificantes, técnicamente
son basura… pero para quien de alguna manera los valora, sin duda buscara saber su
procedencia, su uso… la sociedad que les dio existencia… Es en ese momento donde
surge la inquietud arqueológica, el deseo de buscar, descubrir e interpretar los objetos
materiales de ese pasado. La premisa es simple, pero la labor es compleja. El mayor
eslabón de ese pasado es el hombre mismo que crea ilusiones de si mismo en el
tiempo…
Tal vez resulte un tanto poético estas reflexiones, pero ¿de que otro modo se puede
trasmitir el placer de eso que llamamos arqueología? El arqueólogo debe tener toda una
cultura general para que esos datos no sean frívolas estadísticas y graficas frívolas de
una arqueología tecnificada. Debe poder trasmitir, incluso, al que no tiene el más
mínimo interés en lo arqueológico. En este sentido, y tal vez resulte arrogante de mi
parte, que el tiempo determinará el buen o mal arqueólogo que estoy a punto de ser…
Después de todo lo que importa en este oficio es la obra y no los títulos o
condecoraciones. Esa es mi muy humilde opinión al respecto.
BIBLIOGRAFÍA
Gamio, A. G. (1978). Manuel Gamio: Una lucha sin final. México: UNAM.
Gamio, M. (2006). Forjando Patria. México D. F.: Porrúa.
Johnson, M. (2000). Teoría Arquológica: una introducción. Barcelona: Ariel.
Protágoras. (2002). Sofistas: testimonios y fragmentos. Madrid: Gredos.