historiador niega la exist en cia de juan diego

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f unno IINDENSA.Do Un historiador .U... nrcgam exwrcnua de Juan Diego Por Joaqufn Garcfa fcmbalceta ffl mayor escóndalo de 1896fue la aparición de un follao Et que contmía una corta acrita por el hisnrisdor Joaquín García lcazbabae dirigida aI arzobispo de Mqico, Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, que hasta entonces se habla mantenido en totsl seqeto y que de una manera ignorada has- ta lafecha llegó a manos de losedinru delfollao. Labostiday Davalos había mueto m 1891. Al solicinr la asesoría de García lcazbalcaa el anobispo pre- tmdió acopiar más pruebas parafavo- recer la causa de beatfrcación de Juan Diega que se encontraba en el Vatica- no, y desde el siglo XVIII había sido declaroda' improcedente por falu de elementos dejuicio. In opinión del his- toriador emitida en 1883, dejó perplejo al anobispo, quim dade luego decidió cowultar con otros especialisns para refunr o avalar las opinionu de Gar- acepoco mas de un siglo, un erudito católico recibió eI encaryo de investigar la vida de Juan Diego para refonar la causa de su canonizacíón, que se segula en el Vaticano. El dictamen del entdito causó un escdndalo mayúsculo al ser publicado por prímera vcz en 1896. (1o21 CONTENIDO Julio f99O

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Page 1: Historiador Niega La Exist en CIA de Juan Diego

f unno IINDENSA.Do

Un historiador.U.. .

nrcga m exwrcnuade Juan DiegoPor Joaqufn Garcfa fcmbalceta

ffl mayor escóndalo de 1896fue la aparición de un follaoEt que contmía una corta acrita por el hisnrisdor JoaquínGarcía lcazbabae dirigida aI arzobispo de Mqico, PelagioAntonio de Labastida y Dávalos, que hasta entonces se hablamantenido en totsl seqeto y que de una manera ignorada has-ta lafecha llegó a manos de los edinrudelfollao.

Labostiday Davalos había muetom 1891. Al solicinr la asesoría deGarcía lcazbalcaa el anobispo pre-tmdió acopiar más pruebas parafavo-recer la causa de beatfrcación de JuanDiega que se encontraba en el Vatica-no, y desde el siglo XVIII había sidodeclaroda' improcedente por falu deelementos dejuicio. In opinión del his-toriador emitida en 1883, dejó perplejoal anobispo, quim dade luego decidiócowultar con otros especialisns pararefunr o avalar las opinionu de Gar-

acepoco mas de un siglo, un erudito católico recibió eI encaryo deinvestigar la vida de Juan Diego para refonar la causa de su

canonizacíón, que se segula en el Vaticano. El dictamen del entdito causóun escdndalo mayúsculo al ser publicado por prímera vcz en 1896.

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En esta página, la más reciente de las muchas representac¡ones inspiradaspor el prod¡gio del Tepeyac. Pá9. anterior: el autor de este opúsculo.

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cía lcazbalceta En qo vino su muerte,y la cua*ión quedó olvidada hasta laaparición del follao de referencia.

Actualmente, el postulador de lacausa de Juan Diego a el sacerdoteEnrique Salazar Salazati quien haofruido presentar pruebas de los mila-gros del Tepeyac para solicitar la cano-nización de Juan Diego, o seq su re-conocimimto univerccil como santomientras que la beatificación concedi-da es solamente un petmiso para vene-rarb en Maeico. Algunos teólogosdicen que en las srfualst condiciones,los ca¡ólicos tienen derecho q crcer o noen la acistmcia de Juan Diego, poo elpadre Salazar Salazar praúene quequiena nieguen las cualidadq de bea-to o no reconozcan a Juan Diego incu-rren en herejía y como tales serón con-siderados como enemigos de la lglesia.

EL HISTORADOR

Joaquín García lcazbalcaa nacióel21 de agosto de 1825 y murió el26de noviembre de 1894. Hijo de unafa-milia acaudalada, fue propiaario deingenios y .haciendar, pero sobre todose dedico a la literatura y a la historia;tradujo y esuibió una serie de librosmuy importantes, entrc otros el Dic-cionario universal de historia y geo-grafíay /a Bibliografia mexicana delsiglo XVI Dejó inconcluso sa Voca:bulario de mexicanismos, que fuecomplaado por su hijo Luis GarcíaPimentel. Entre sw obras que, en laaaualidad se puedm ansegui4 la mfusobresaliente es Escritos infanüles

Es importante señalar quq cuandoel anobispo de Mocico, Pelagio Anto-nio de Labastida v Dóvalos 0816-

1891) le encargó la investigación, Gar-cía lcazbalcaa no se acercaba por pri-mera v& al tema: en l88I había publi-cado una biografía de Don fray Juande Zumárraga. primer obispo y ar-zobis¡ro de México, supuesto testigodel milagro de la aparición.

AunqueAgustín de lo Rosa, el mis-mo 1896 en que se hizo pública la car-ta de García lcazbalcetq impugnódicho documento, la yerdad es que noha habído una respuetta por parte delos d{ensores de la aeistencia de JuanDiego que reJute los argumentos y aJir-maciones del historiador, quien escri-bió esta carta con un equilibrio y unainteligencia que son ejemplo de lo quedebiera ser ndo documento hirtórico,aunque no están ausmtes de ella ni elhumor ni Ia ironía.

LA CARTA(Octubre, 1883)

¡ lmo. señor arzobispoI don Pelaeio Antonio de Labasti-da y Dávaloi.

Me manda V. S.l. que le dé miopinión acerca de un manuscritoque se ha servido enviarme, intitula-do: Santa María de Guadalupe deMaeico, patrona de los maeicanos. Laverdad sobre la aparición de la hrgendel Tbpeyac, y sobre su pintura en lacapa de Juan Diego. Para aúender, siposible luera por el mundo entero elamor y el culto de nuestra Señora.

Quiere también V. S- L que juz-gue yo esta obra únicamente bajo elaspecto histórico; y así tendría queser de todos modos. pues no estandoyo instruido en ciencias eclesiásti-

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cas sería temeridad que calificara elescrito en lo que tiene de teológico ycanónico.

Quiero hacer constar que en vir-tud del superior y repetido preceptode V. S. l. falto a mi firme resoluciónde no escribir jamiás una linea to-cante a este asunto del cual he hui-do cuidadosamente en todos misescritos.

Presupongo desde luego que alhacerme V. S. L su pregunta. medeja entera libertad para respondersegún mi conciencia, por no trata$ede un punto de fe: que si se tratarani V. S. I. me pediría parecer. ni yopodría dárselo.

Las dudas acerca de la verdaddel suceso de la aparición son bienanüguas y bastante generalizadas, alo que parece. Prueban esto últimolas muchas apologias que ha sidonecesario escribir. lo cual fueraexcusado si el punto hubiera queda-do esclarecido de tal modo desde elprincipio. que no dejara lugar aduda. En cuanto a la antigüedad dela desconfianza, puede V. S. I. veruna carta autógrafa del P. FranciscoJavier Lazcanor, de la Compañía deJesús. del 13 de abril de 1758 y did-gida a D. Francisco Antonio deAldama y Guevara, residente enton-ces en Madrid. Contesta a un¿ deéste, escrita el 10 de mayo de 1757.en que se habla ya de la impugna-ción de un "desatinado frailejeróni-mo". sobre lo cual pide miis datos elP-Lazcano.

r Lazrano, Francisco Javier (1702-1762), jesuita poblano, consultor del San-to Ofrcio, de virreyes, arzobispos y cabil-dos.

La bula de la concesión delpatronato es de 1754; de suerte queantes de los tres años de conocidaya hubo un religioso que de palabrao por escrito no temiera impugnarlo que se dice aprobado en aquellabula. El Dr. Uribe. en los últimosaños del siglo anterior. estimuladosin duda por el sermón del P. Mier2,tuvo que salir a la defensa del mila-gro. La Memoria de Muñoz, escritaen 1794. permaneció sepultada enlos archivos de la Real Academia dela Historia. hasta el año de 1817.

Para añadir hoy una nueva apo-logía a las varias que ya se hanescrito,, convendría tener a la vis-ta los muchos documentos descu-biertos después de pubücada la úlü-ma, que es la del Sr. Tornel. Pareceque el autor del manuscrito no haconocido estos documentos, pues nolos cita-

Muñoz tampoco los conoció, nipudo conocerlos: pero todos ellosno han hecho más que confirmar deuna manera irrevocable su proposi-ción de que "antes de la publicacióndel libro del P. Miguel Sánchezr. nose encuentra mención alguna de laaparición de la Virgen de Guadalu-pe a Juan Diego".

La fuerza del argumento nega-

2 Mier: Fray Servando Teresa de Mier(1765-1827), precursor de la Independen-cia. El 12 de diciembre de 1794 pronuncióun discurso sobre la Virgen de Guadalu-pe, que le costó el destierro.

I El libro de Sánchez: se teftere a Ima-gen de la Virgen Marla Madre de Dios deGuadalupe, del padre Miguel Sánchez,aparecido en 1648.

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tivo consiste principalmente en queel silencio,sea univercal, y que losautores alegados hayan escrito deasuntos que pedían una mencióndel suceso que callaron. Ambas cir-cunstancias concurren en los docu-mentos anteriores al P. Sánchez: yaun hay en ellos algo más que argu-mentos negativos, como pronto va-mos a ver.

Que no hay información o autosoriginales de la aparición, es cosaque declaran todos sus historiado-res y apologistas, incluso el P. Sán-chez, y expücan la falta con razonesmás o menos plausibles. Algunos sehan empeñado en que realmenteexistieron, y quieren probarlo refi-riendo que el Sr. arzobispo D. frayGarcía de Mendoza (1602-1604) leíacon gran temura los autos y procesosoriginales de la aparición, lo cual noconsta más que por una serie dedichos.

Cuentan también que fray PedroMezquia, franciscano, vio y leyó enel Convento de Vitoria "donde tomóel hábito el Sr. arzobispo Zúmárra-ga". escrita por este prelado a losreügiosos de aquel convento, la his-toria de la aparición de Ntra. Sra. deGuadalupe, según y como aconte-ció'... El P. Mezquia partió paraEspaña y ofreció traer a su vuelta elimportantísimo documento; perono le trajq y reconvenido por ello,respondió que no lo había hallado.y que se crela haber perecido en unincendio que padeció el archivo;con lo cual quedaron todos satisfe-chos, sin meterse a averiguar más.V. S. L sabe que el Sr. Zumárragar

no tornó el hábito en el convento deVitoria. ni aun .consta que algunavez residiera en él: tampoco hayotra noticia del oportuno incendiodel archivo.

Por lo demás" la falta de losautos originales no seria, p or sí sola.un argumento decisivo contra laaparición. pues bien pudo ser queno se hicieran! o que después dehechos se extraviaran: aunque a de-cir verdad. tratándose de un hechotan extraordinario y glorioso paraMéxico" una u otra negligencia esharto inverosímil.

¡r I prirner testigo de la aparición

-L.t debiera ser el llmo. Sr. Zumá-rraga a quien se atribuye papel tanprincipal en el suceso y en las subse-cuentes colocaciones y traslacionesde la imagen. Pero en los muchosescritos suyos que conocemos nohayla más ligera alusión al hecho oa las ermitas: ni siquiera se encuen-tra una sola vez el nombre de Gua-dalupe. Tenemos sus libros de doc-trina, cartas, pareceres, una exhorta-ción pastoral. dos testamentos y unainformación acerca de sus buenasobras. Ciertamente que no conoce-mos todo cuanto salió de su pluma.ni es racional exigir tanto; pero siabsolutamente nada dijo en lo mu-cho que tenemos. es suposición gra-tuita afirmar que en otro papel cual-quiera, de los que aún no se hallan,refirió el suceso.

I Zumánaga: Fray Juan de Zumárra-ga (1468-1596). Llegó a México en 1528 yregresó a España en 1533. Arzobispo deMéxico en 1547.

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Si.el Sr. Zumárraga hubiera sidotestigo favorecido de tan gran prodi-gio. no se habrla contentado conescribirlo en un solo papel, sino quele habrfa promovido el culto con to-das sus fuerzas. aplicándole unaparte de las rentas que expendía contanta überalidad; alguna manda orecuerdo dejaría al santuario en sutestamento; algo dirían los testigosde la información que se hizo acer-ca de sus buenas obras: en la elo-cuente exhofación que dirigió a losreligiosos para que acudieran a ayu-darle en la conversión de los natura-les venla muy al caso. para alentar-los, la relación de un prodigio quepatentizaba la predilección con quela Madre de Dios veía a aquellosneófitos. Pero nada absolutamentenada en parte alguna

En las varias doctrinas queimprimió tampoco hay mención delprodigio. Lejos de eso! en la ReglacrMiana de 1547 se encuentran estassignificativas palabras: "Ya no quie-re el Redentor del mundo que sehagan milagros. porque no sonmenester. pues está nuestra santa fetan fundada por tantos millares demilagros como tenemos en el Testa-mento Viejo yNuevo." ¿Cómo decíaeso el que había presenciado tangran milagro?... Parece que el autorde la nueva apología no conoce losescritos del Sr. Zumárraga puesnunca los cita y solamente aseguraque si nada dijo en ellos. dijo bas-tante con sus hechos levantando laermita, trasladando la imagen.

Es necesario decir que.todÍB esasconstrucciones de ermitas y trasla-

ciones de la imagen no tieneg fun-damento algurio histórico. Todavíael autor discute la posibilidad deque el Sr. Zumilstrga hiciera una deesas procesiorrcs a fines de 1533.siendo ya cosa probada con docu-mentos fehacientes que estaba en-tonces en España. y que volvió aMéxico por octubre de 1534.

Si del Sr. Zumánaga pasamos asu inmediato sucesor. el Sr. Montú-far, a quien se atribuye parte princi:pal en las erecciones de ermitas ytraslaciones de la imagen, hallare-mos que en 1569 y 70 remitió, pororden del visitador del Consejo delndias D. Juan de Ovando, unacopiosa- descripción de su arzobis-pado, en la cual se da cuenta de lasiglesias de la ciudad sujetas a lamitra, y para nada se rnenciona laermita de Guadalupe.

Por pequeña que fuese, lo ilustrede su origen y la imegén celestialque encerraba merecía rnuy bienuna mención especial. con la corres-pondiente noticia del milagro. Inte-rrogando a los primeros religiosos.los hallaremos igualmente mudos.Fray Toribio de Motoliniar escribióen 1541 su Historiu de los indias deNueva Españ¿ donde refrere vari<¡sfavores celestiales otoqgado: a in-dios; mas no aparece nunca en ellael nombre de Guadalupe. Lo mismosucede en otro manuscrito de laobra, muy diferente del impreso.

1 Fray Toribio de Motolinia (IoribioParedes) (¿1491?-1596) Llegó a México en1524. Autor de Historia de los indias de IaNueva España, editado por García Icaz-balceta.

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Es muy notable el silencio de lacélebre carta del llmo. Sr. Garcés alSr. Paulo III en favor de los indios.en la cual refiere también algunosfavores que habían recibido del cie-lo. Tampoco se halla cosa alguna enlas cartas del V. Gante.t del Sr.Fuenleal, de D. Antonio de Men-doza.2 y de otros muchos obispos,virreyes. oidores y personajes. queúltimamente se han , publicado enlas Catas de Indias y en la volumi-nosa Colección de documentos inédi-ns del Archivo de Indias.

Et ray Bartolomé de las Casas3I' estuvo aquí en los años de 1538y 1546: indudablemente conoció yüató al Sr. Zumárragq pues ambosasistieron a la junta de 1546: de suboca pudo oir la relación del mila-gro. Con todo. en ninguno de susmuchos escritos habla de é1" y esoque le habría sido tan útil paraesforzar su enérgica defensa de losindios iQué efecto no habría produ-cido en los catóücos monarcas espa-ñoles l¡a prueba de que la VirgenSantísima üomaba bajo su especialprotección la raza conquistada!iQué argrmento contra los que lle-garon a dudar de la racionaüdad delos indios y los pintaban llenos devicios e incapaces de sacramentos!

r Gante: Fray Pedro de Gante (i,1480?-1572).Llegó a México en 1523.

2 Antonio de Men¡loza (¿1492?-lSS2)Primer virrey de la Nueva España tle l53ja 1549.

3 Casas: Fray Bartolomé de las Casas(147+1566). Defensor de los inüos enAmérica. Llegó a México en 1531.

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Fray Jerónimo de Mendietaavino en 1552 compu so sv Historiaecleciá'stica indiana a ñnes del siglo,valiéndose de los papeles de sus pre-decesores; era ardiente defensor delos indios; cuenta, lo, mismo queMotolinia, los favores que recibíandel cielo; y particularmente en elcapítulo 24 del libro IV trae la apari-ción de la Virgen el año de 1576 alindio de Xochimilco Miguel de S.Jerónimo, quien la refrrió al mismoP. Mendieta; pero nada dice deNtra. Sra. de Guadalupe. ni tampo-co en sus Cartas. de que tengo algu-nas inéditas.

Aún hay más, ipor qué escribióde propósito en tres capítulos lavida del Sr. Zumárraga, y calló todoel suceso? ¿Para cuándo guardabasu relación? Podrá haber acasoalmas caritativas que, por haber yopublicado esa obra. hagan el maljuicio de que suprimí algún pasaje.Debo advertirles para su tranqui-lidad, que el manuscrito existe enpoder del Sr. D. José Ma. Andrade, yque esa misma biografla silenciosade Mendieta fue enviada al gene-ral de la orden, fray Francisco deGonzaga. quien la imprimió tradu-

,cida al latin en su obra De OrigineSeraphicae Religbnis- El general dela orden franciscana no echó de veraquella omisión ni dijo en 1587 cosaalguna de tan notable aconteci-miento

a Garcla Icazbalceta publicó las obrasde Mendieta (1525-1604), tanto la mencio-nada como Cana,s de religiosos en Ia NuevaEspaña, como el Códice Menüeta.

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En las demás crónicas de aqueltiempo, escritas por españoles o in-dios, buscaremos también en vanola historia. Muñoz Camargo 0576).el P. Valadés (1579); Ixtlixóchitl(1600). Grijalva (1611). guardanigual silencio. Tampoco dijo nadael P. fray Gabriel de Talavera queen 1597 publicó en Toledo unahistoria de Ntra. Sra. de Guada-lupe de Extremadura, aunque hacemención del santuario de Méxi-co. El cronista franciscano Daza ensuCrónica de 1611. Fernández en suHisaria rclqithtica de nuestros tiem'poc (1611) yel cronista Gil GonzálezDávila ensuTbstro eclaiástin de lasiglaias de Indias (1649) escribieronla vida del Sr. Zumánagay callaronla historia de la aparición.

Vengamos ahora al P. Sahagún.El autor del manuscrito copió hon-radamente el famoso texto: no así elanónimo de la disertación pobla-na! que con mala fe le truncó, su-primiendo lo que contrariaba suintento.

l\T o sólo aquí habló de Ntra. Sra.I\ ¿e Guadalupe el P. Sahagún.En un códice manuscrito en 4" queexiste en la Biblioüeca Nacional.rotulado por fuera *Cantares de losmexicanos y otros opúsculos", altratar del calendario dice:

"La tercera disimulación (idolá-trica) es tomada de los nombres delos ídolos que allí se celebraban,que los nombres con que se nom-bran en latín o en español signifi-can lo que signifrcaba el nombre delldolo que allí adoraban antigua-

mente. Como en esta ciudad deMéxico. en el lugar donde está San-ta María de Guadalupe se adorabaun ídolo que antiguamente se lla-maba Tonantzin: y entiéndenlo por loantiguo y no por lo nuevo. Otra di-simulación semejante a ésta hay enTlaxcala, en la iglesia que llamanSanta Ana..."

El P. Sahagún vino en 1529 ydebia estar bien enterado de la his-toria de la aparición, si ésta hubieraacontecido dos años después. Nadiecomo él trató con los indios: pudoconocer perfectabrente a Juan Die-go y demás personas que figuraronen el negocio. A pesar de todo, diceterminantemente que *no se sabíade cierto el origen de aquella funda-ción". y se advierte con toda clari-dad que le desagradaba la devociónde los indios, teniéndola por idolá-trica, y que deseaba verla prohibida.

Uno de sus fundamentos es queallí acudían en tropel los indios co-mo de anta, mientras que no iban aotras iglesias de Nuestra Señora.Supuesta la realidad de la apari-ción, ninguna extrañeza podía cau-sar al P. Sahagin que los indios pre-firiesen el lugar en que uno de lossuyos había sido tan singularmentefavorecido por la Sma. Virgen. Bienmirado eltestimonio del P. Sahagúnes ya algo más que negativo.

Por aquellos mismos tiempospreguntaba el rey a D. Martín Enrí-quezr cuál era el origen de aquelsantuario; y el virrey contestaba con

1 Mardn Enrlquez- Cuarto virrey tle laNueva España, a la que llegó en 1568.

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fecha 25.de septiembre de 1575, quepor los añs de 1555 o 56 existla allluna ermita con una imagen denuestra Señora" a la que llamaronde Guadalupe por decir que se pare-cía a la del mismo nombre m España,y que la devoción comenzó a crecerporque un ganadero publicó quehabla cobrado la salud yendo aaquella ermita. Vemos, pues, que elvirrey mis6o, con tener tantos me-dios de informarse y haber de darcuenta al re¡ no alcanzó a saber elorigen de la ermita: explica de dón-de üno a la imagen el nombre deGuadalupe y nos informa de que ladevoción habia crecido porque secontó un milagro obrado allí

D ronto veremos confirmado porI otro documento autentico, queprecisamente hacia esos años sedeclaró la devoción a Ntra Sra. deGuadalupe, y se publicaban mu-chos milagros. Como Muñoz sóloinsertó en su Memoria el párrafo dela carta de Enríquez que hacía a suintento, no ha faltado quien se atre-va a supoher que en el resto de lacarta se hablada algo más: suposi-ción enteramente gratuit4 como yaestá demostrado con el documentointegro pubücado en las Cartas deIndias.

Tenemos además, una minucio-sa relación del viaje del comisariofranciscano frayAlonso Ponce, y enella se refiere que habiendo salidode México el 23 de julio de 1585,pasó una gran acequia-

"Por un puente de piedra junto ala cual está un pueblecito de indios

mexicanos. y en é1, arrimada a uncerro una ermita o iglesia de NtraSra. de Guadalupe a donde van avelar y tener novenas los españolesde México, y reside un clérigo queles dice misa-

*En aquel pueblo tenían los in-dios antiguamente en su gentilidadun ldolo llamado lxpuchtü, quequiere decir virgen o doncella" yacudlan allí como a santuario de to-da aquella tierra con sus dones yofrendas: Pasó por allí de largo el Pcomisario..."

Que el redacto¡ de la relación,como nueiro en la tierra. equivocarael nombre del ídolo, nada tiene deextraño; péro lo es, y mucho. c¡ue sila tradición existía, como se.alirm4ninguno de los de la comitiva hu-biera dado aviso al comisario deque en aquella ermita se guardabauna imagen milagrosamente pinta-d4 para que entrara a verla y vene-rarla, en vez de pasarse de largo.

Los pasajes de Torquemadar yde Bernal Drazz en que se habla dela iglesia, han dado materia de lar-ga discusión a los apologistas. El he-cho indudable es que ninguno deesüos autores menciona la apari-ción. Aquí debo hacer una obser-vación importante. Todos los apolo-gistas, sin exceptuar uno solo, hancaído en una equivocación, inexpli-cable en tantos hombres de talento.

1 Torquemada, Juan de (¿1557?-l(124).Llegó a México en 1560.

2 Bernal Dlaz (del Castillo) (11492?-¿1585?). Llegó a México con Cortés en1519. Cronista de la Conquista. En suobra no menciona ni la aparición ni aJuan Diego.

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y ha sido la de confundir constante-mente la antigüedad del culto con laverdad.de la aparición y milagrosapintura en la capa de Juan Diego.

Se han fatigado en probar lo pri-mero, insistiendo que con eso que-daba probado lo segundo, como sientre ambas cosas existiera la me-nor relación. Innumerables imáge-ncs hay en nuestro pais y fuera de éla que se tributa culto desde tiempoinmemorial, sin que de eso deduzcanadie que son de fábriba milagrosa:lo más que se ha hecho ha sido atri-buirlas al evangeüsta S. Lucas. Sola-mente de la de Guadalupe (qge yorecuerde) se dice que haya sido

Qajada del cielo.El P. frayMartín de León. domi-

nico, imprimió en 1611 su Caminodel Cielo, en lengua mexicana. Serefiere a la imagen de Santa Anapuesta en Tlaxcala y a la de S. JuanBautista en Tianguismanalco, lamás supercticiosa que ha habido en n-da Ia Nueva España. Es digno denotar que cuando estos antiguosmisioneros tratan de las idolatríasencubiertas'de los indios, saquen acuento la devoción a Ntra. Sra. deGuadalupe. Mal se aviene esto conla creencia.en el milagro.

Fray Luis de Cisneros. de la or-den de la Merced, imprimió en 1621su Historia de Ntra Sra. de los Reme-dios.En el cap.4 del lib.I, "De cómolas más imágenes de devoción deNtra. Sra. rierrut sus principios ocultosy milagrosos", habla devarias imáge-nes de Europa y de Guatemala: masno menciona la de Guadalupe. sien-do así que trata de imágenes deprin-

Antes de 1648 todo el mundoignoraba lo relativo a la apari-ción de la Virgen, según él eru.dito.

cipios milagrosos.En el siguiente capítulo habla ya

de ella en estos términos: *El másantiguo (santuario) es el de Gua-dalupe. que está una legua de estaciudad a la parte del norte, que esuna image-n de gran devocióny con-curso, casi desde que se ganó la tie-rra. que ha hecho y hace muchosmilagros. a quien van haciendo unainsigne igfesia que por orden y cui-dado del arzobispo'está en muybuen punto." Nada de aparición.

El ntre los libros que le dio el se-I--¿ ñorAndrade tiene V. S. I. el ser-món de la Natividad de la VirgenMaría predicado por fray Juan deZepeda, agustino. en la ermita deGuadalupe. Dos cosas hay notablesen ese sermón: la una, que el predi-cador dice en la dedicatoria. que laNatividad (8 de septiembre) es /ayocación de la ermita.y la otra que nohabla palabra de la aparición. Con-fírmase lo primero con el acta delcabildo Ecco. de 29 de agosto de1600.

Ese día se dispuso que el domin-go 10 de septiembre se celebrara lafiesta de la Natividad de Ntra Sra-en la ermita de Guadalupe por ser su

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advacació.n, y en seguida se pusierala primera piedra para dar principioa la nueva iglesia. De donde clara-mente se deduce que para entoncestodavía no se le había ocurrido anadie que la imagen fuera pintadaen la tilma de Juan Diego; y que lafiesta titular era la del 8 de septiem-bre en que se celebran las de todaslas imágenes que no tienen díaseñalado para su título particular:de suerte que noventa años des-pués del supuesto aparecimiento nose pensaba todavía en celebrar el 12de diciembre.

Note igualmente V. S. I. que na-da se habla de la aparición de laVirgen de Guadalupe en los tresConcilios Mexicanos, ni en las actasde los cabildos eclesiástico y secu-lar. anteriores al libro del P. Sán-chez. El secular no hizo una alusiónsiquiera a aquel gran suceso, o a lassolemnes traslaciones de la imagen"siendo asi que en sus actas se en-cuentran referidos hasta los másinsignificantes regocijos públicos.

Por último, el P. jesuita Cavo,que escribió en Roma hacia 1800sus ?es siglos de Macico, en rigurosaforma de anales, al llegar al año de1531 calló el suceso de la aparicióny pasó adelante.

Si de los escritos nos vamos a losmapas y pinturas de los indios.hallaremos que en ninguno de losauténticos que existen hay nada delo que se busca. Citaré como ejem-plo los códices Telleriano-Remensey Vaücano. y los anales o pinturashistóricas de Mr. Aubio. que alcan-zan a 1607. De las pinturas alega-

das por los apologistas diré algodespués.

Como V. S. I. ve. es comPleto elsilencio de los documentos antes dela publicación del libro del P. Sán-chez. No cabe en buena razón suPo-ner que durante más de un siglotantas personas graves Y Piadosas,separadas por tiempo Y lugar, estu-viesen de acuerdo en ocultar un he-cho tan glorioso para la religión y lapatria. Los apologistas de la apari-ción quieren que se presenten fodarlos documentos de tan larga éPoca,para convencerse de que el silencioes universal; pretensión inadmisi-ble, porqge de esa manera jamás seescribiría historia, en espera de do=cumentos que pudieran existir y quepudieran hallarse. Los que tenemosdan testimonio suficiente de lo quecontendrían los que lalvez pudieranhallars todavía.

Alguna prueba de ello haY Ya.Muñoz, en 1794, fundaba PrinciPal-mente su impugnación en el silen-cio de los escritores: en los noventaaños corridos desde entonces. sehan descubierto innumerables e im-portantísimos documentos, Y ni unosolo ha hablado. sino que han au-mentado muchos con su aplastantesilencio el grave peso de la argu-mentación de Muñoz.

ostienen los apologistas. queestan corrompidos los escritos

de algunos de los autores que máslos desfavorecen. Citaré tan sólo aSahagún y a Torquemada. Aquélescribió dos veces el libro ultimo desu Historia,-diciendo que en la pri-

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mera.escritura se pusieron algunascos¿rs que flreron mal puestas, y seomitieron otras que fueron malcalladas. De aquí sacaron Busta-mante y otros el peregrino argumen-to de que así como en el libro XIIhubo esas cosas mal puestas y malcalladas. lo mismo debió suceder enlos demás libros. y que en las cosasmal calladas, estaba la historia de laaparición.

Como si no fuera cosa ordinariaque un autor retoque lo que escribe,cuando adquiere mejor datos; y co-mo si Sahagún hubiera callado sim-plemente la historia y no hubieradejado textos en que claramente laniega. en cuanto podía negarlaquien no adivinaba que con el tiem-po habia de inventarse. A Torque-mada se le ha tachado de embuste-ro, y se ha pretendido también quesu obra estii mutilad4 precisamenteen lo que al caso hacía. Embustero.a la verdad, no fue, sino algo plagia-rio; y por no haber zurcido con másesmero los retazos ajenos de que seaprovechó, le han venido esas con-tradiccioñes de que se le acusa.

A juzgar por lo que dicen losapologistas, no parece sino queDios se propuso destruirlas pruebasescritas del prodigio después de ha-berlo obrado, permitiendo que des-apareciesen hasta el último, los do-cumentos en que se refería, y que-dasen los otros: o que hubo desde elmomento mismo de la aparición, unacuerdo universal para callarla yborrar su memoria, pues no sólodesaparecieron los documentos ori-ginales, sino que úodas las mutila-

Algunos juandieguislas sost¡e-nen que, al parecer, Dios sepropuso destruir las pruebasescr¡tas del prodigio.

ciones hechas a los autores fueron adar precisamente sobre los pasajesrelativos al mismo suceso.

Dije al principio que en los do-cumentos de la época había algomás que argumentos negativos, y estiempo de dar prueba de ello. TieneV. S. l. en su poder una informaciónoriginal, en catorce fojas útiles y tresblancas, hecha en 1556 por el S.Montúfar, sucesor inmediato del Sr.Zumárraga. El caso que dio motivoa la información fue el siguiente. Eldía de la Natividad de Ntra. Sra. 8de septiembre de 1556, se celebróuna solemne función religiosa en lacapilla de S. José. con asistencia delclero, virrey. audiencia y vecinosprincipales de la ciudad. Encomen-dándose el sermón a fray Franciscode Bustamanüe, provincial de losfranciscanos, que gozaba créditosde grande orador.

Después de haber hablado exce.lentemente del asunto propio deldía. hizo de pronto una pausa,y conmuestras exteriores de encendidocelo. comenzó a declamar contra lanuqa devoción que se ha levantadosin ningúnJundamento "en una ermi-ta o casa de Ntra. Sra. que han intin-lado de Guadalupe", calific¡i,ndola

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de idolátrica, y aseverando que seríamucho mejór quitarla" porque veníaa destruir lo trabajado por losmisioneros, quienes habían enseña-do a los indios que el culto de lasimágenes no paraba en ellas, sinoque se dirigia a lo que re¡iresenta-ban, y que ahora decirles que unaimagen pintada por el indb Marcoshacía milagros. que sería gran con-fusión y deshacer lo bueno que esta-ba plantado, porque otras devocio-nes que había tenían granda princi-pios, y que haberse levantado éstaan sin tundamento le admiraba; queno sabía a qué efecto era aquelladevoción, y que al principio debióaveriguarse el autor de ella y de losmilagros que se contaban, para dar-le cien azotes. y doscientos al que enadelanüe lo dijese; que allí se haciangrandes ofensas a Dios; que no sa-bía a dónde iban a parar las ümos-nas recogidas en la ermita. y quefuera mejor darlas a pobres vergon-zantes o aplicarlas al hospital de lasBubas, y que si aquello no se ataja-ba él no, volvería a predicar aindios, porque era trabajo perdido.

Acusó luego al arzobispo de ha-ber divulgado milagros falsos de laimagen: le exhortó a que pusieraremedio en aquel deSorden, pues letocaba como juez eclesiástico; y porultimo dijo, que si el arzobispo eranegligente en cumplir con ese deber,ahí estaba el ürre¡ que como vice-patrono por S. M. podía y debía en-tender en ello.

Lasümado el Sr. Montúfar, queno era muy sufrido ni muyamigo delos franciscanos. con aquella recon-

vención pública en tal ocasión Yante tal concr¡rso. y ac¿rso más porhabérsele echado encima el btazoseglaf, comenzó desde el día si-guiente a levantar la informaciÓnque original tiene V. S. I. Su objetoera. según en ella aparece. saber si elP. Bustamente había dicho algunacosa de que debiese ser reprendido.

El interrogatorio de trece Pre'guntas lenía por único objao deiarbien fijado lo que el predicador ha-bía dicho. Fueron llamados nuevetesügos, y de sus declaraciones re-sulta haber predicado el P. Busta-mante lo que dejamos referido. Al-gunos añadieron que él no era elúnico que pensaba de aquella ma-nera, sino que le seguían los demásfranciscanos que todos se oponian ala devoción. y aun alegaban contraella textos de la Sagrada Escrituraen que se manda adorar sólo a Dios;que aquella ermit4 decían, no debiallamarse de Guadalupe. sino de Te-peaca o Tepeaquilla; que ir a tal Pe-regrinación no era servir a Dios,sino más bien ofenderle. por el malejemplo que se daba a los natura'les. etc.

El señor arzobispo trataba tam-bién de probar que en un sermónque él predico pocos días anteshabía dicho que en el ConcilioLateranense estaba mandado. sopena de excomunión, que nadiepredicase milagros falsos o incier-tos, y él "no habla predicado milagroninguno de los que decían que habíahecho la dicha imagen deNtra. Sra. nihacíu caso de ellos: que andaba ha-ciendo la información, y según lo

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que se hallase por cierto y verdade-ro, aquello se predicaría o disimu-larla que los milagros que su seño-ría predicaba de Ntra. Sra. de Gua-dalupe, es la gran devoción que todaesta ciudad ha tomado a esta benditaimagen. y los indios también". Lainformación se suspendió y quedósin concluir. Nada se hizo contra elP. Bustamante,l quien, a pesar deaquel sermón. fue otra vez electoprovincial en 1560 y después co-misario general.

I / S. I. tiene a la vista el expe-Y o diente original,y puede cercio-

rarse por sí mismo de su autentici-dad, y de que en él se encuentra loque dejo extractado. Después de lei-do el documento, a nadie puedequedar duda de que la aparición dela Sma. Virgen el año de 1531 y sumilagrosa pintura en la tilma deJuan Diego es una invención nacidamucho después. Desde luego coinci-de extrañamente este instrumentojuridico con lo que diez y nueveaños después escribía el virrey Enrí-quez.

El provincial decía en 1556 quela devoción era nueva y no tenla fun-damento. sino que se habia levanta-do por los milagros dudosos que dela imagen se contaban; el virreytampoco le asigna origen cierto y daa entender que comenzó en 1555 o56" por haber publicado un ganade-ro, que había cobrado la salud yen-

1 Bustamante: se refiere a Informaciónpor el sermón de 1566, de fray Francisco deBustamante y fray Alonso de Montirfar.

do a la ermita: Uno de los testigos dela información, el Br. Salazar, acabóde confirmar que la fundación de laermita no venía de aparición ni'mi-lagro alguno. pues dijo "que lo quesabe es que el fundamento que estaermita ltene dende su principio, lue eltítulo de la Madre de Dios, el cual haprovocado a toda la ciudad a quetengan devoción en ir a rezar y aencomendarse a ella". De suerte queese solo titulo. el de la Tonantzin deque habla Sahagún. fue el que dioorigen al culto.

Dijo el P. Bustamante, que laimagen fue pintadapor el indio Mar-co.r! y co,n otro testimonio se confir-ma la existencia y habilidad de esepintor, pues Bernal Diaz,en el capí-tulo 91, menciona con elogio al ar-tista indio Marcos de Aquino.

Tenemos. pues, comprobado deuna manera irrecusable que a losveinticinco años de la fecha que seasigna al suceso. y a la faz de mu-chos contemporáneos. condenabael P. Bustamante en ocasión solem-nisima, la nueva devoción a Ntra-Sra. de Guadalupe; pedía severocasügo para el que la había levanta-do con la publicación de milagrosfalsos, y publicaba que aquella ima-gen era obra de un indio, sin que sealzase una sola voz para contrade-cirle. Becerra Tanco dejó escrito queapenas se verificó la última apari-ción al Sr. Zumárraga, se difundió"por todo el lugar la fama del mila-gfo" y un gran concurso de puebloacudia a venerar la imagen.

¿Pues cómo el Sr. arzobispo. tan-tos testigos de vista el pueblo ente-

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ro, no aniquilaron los cargos delpredicador con sólo echarle a lacara el origen divino de la imagen,bastante para justificar aquelladevoción? iCómo pudieron oir sinescándalo que se atribuyese a unindio la obra maravillosa de losángeles? r,Cómo quien tales cosasdecía en un púlpito, no fue inquieta-do? ¿Cómo el Sr. arzobispo que seveía acusado coram populo de fo-mentar una devoción idolátrica y depredicar milagros falsos, trata dejustificar tímidamente de tales acu-saciones en vez de confundir al pre-dicador con la comprobación delgran prodigio? Si los documentosoriginales exisüan, bastaba con pu-blicados,. pues imprentas no falta-ban; si ya habían perecido. aquéllaera la ocasión de reponerlos conuna información facilisima, en vezde dejarlas para 110 años después.

Nada se hizo. Considere V. S.I.el efecto que causaria hoy. no ya elsermón entero del P. Bustamante.sino la si1¡ple proposición de que laimagen era obra de un indio: quéclamor se levantaria entre los mu-chos qüe creen la aparición, lasdefensas que saldrían y los malosratos que pasaria el predicador.Recuérdese lo que le avino al P.Mier sólo por haber dicho que laimagen no se pintó en la tilma deJuan Diego, sino en la capa de Sto.Tomás. Pero a los veinticinco añosdel suceso. aquel sermón no escan-dalizó sino porque en él se ahcabairrespetuosamente al Sr. arzobispo"y porque en cierta manera se procu-

raba.menoscabar el culto a la Reinade los Cielos

f a devoción de 1556. fervorosaL como todas las nuevas, fue ce-diendo hasta desaparecer. Testimo-nios de ello nos ha deja<to el Lic. D.Antonio de Robles en su Diario desucwos notabla: documento priva-do en que indudablemente se en-cuentra la verdad. Registrando a 22de marzo de L674 el fallecimien-to del Br. Miguel Sánchez. dice "quede la aparición compuso un doctolibro. que al parecer ha sido mediopara que en toda la cristiandad sehaya extendido la devoción de estasacratísima imagen de Guadalupe.estando olvidada aun de los vecinos deMéxico, hasta que este venerablesacerdote la dio a conocer, pues nohabís en todo México más que unaimagen de esta soberana Señora enel convento de Sto. Domingo. y hoyno hay convento ni iglesia donde nose venere. y rarísima la casa y celdade religioso donde no esté su copia".De manera que en 1648. nadie sabíade la aparición. nadie conocía ya laimagen: la devoción había acabadopor completo.

Mas he aquí que el Br. Sánchezpublica un libro (el primero en quese vio la historia de la aparición aJuan Diego), y todo cambia comopor encanto. ifira que en aquel li-bro se relataba. apoyada con docu-mentos auténticos e irrefragables.una historia gloriosa, hasta enton-ces desconocida? No. La verdadsiempre se abre camino, y el autorprincipia por esta confesión: "De-

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terminado, gustoso y diügente bus-qué papelgs y escritos tocante a lasanta imagen y su mtlagro; no loshallé, aunque recori los archivosdonde podían gu.ardarse; supe quepor accidentes del tiempo y ocasio-nes se habian perdido los que hubo.Apelé a la providencia de la curiosi-dad de los antiguos en que halléunos, bantantes a la verdad." Siguediciendo muy a la ligera, que con-frontó esos papeles con las crónicasde la conquist¿, que se informó depersonas antiguas, y por ultimo. queaun cuando todo eso le hubiera fal-tado, habría escrito, porque tenía desu parte la tradición.

Al publicar historia tan peregri-na, debiera haber hecho constar conla mayor puntualidad las fuentes dedonde la había sacado, y no conten-tarse con esas generalidades tanvagas, calificando por su propiaautoridad de bastanta unos papeles,sin decir cuáles eran ni de quéautor. Contaba mucho con la cre-dulidad de sus lectores, y en eso nose engañó.

Para abusar todavía más de ellay desacreditar por completo sugrande arma de la tradición, tuvo laocurrencia de pubücar al fin del ü-bro una carta laudatoria del Lic.Lasso de la Vega, vicario de la ermi-ta misma de Guadalupe, en la cualel buen vicario confiiesa sencilla-mente que él y ndos sus antec6or6habían sido "¿nos Adanes dormidosque hablan poseído a esta Eva se-gunda sin saberlo', y a él le hablacabido la suerúe de ser el lAdán des-pertado', lo cual en idioma corrien-

te quiere decir que ni él ni todos losvicarios o capellanes de la ermitahabian sabido palabras del origenmilagroso de la imagen que guarda-ban hasta que el P. Sánchez lohabla revelado.

¡t I Adón dapierto o sea el Lic.l-! Lasso de la Vega, tomó la cosatan a pecho, que el año siguiente,1649, imprimió una relación, suya oajena, en mexicano, con lo cual aca-bó de correr entre los indios la his-toria del P. Sánchez.

El libro de éste salió en momen-to oportuno para ganar crédito. Laadmirablp credulidad de la époc4junta con una piedad extraviad4hacía admitir desde luego cuantoparecía redundar en gloria de Dios,sin advertir. como muchos no ad-vierten hoy, que a la verdad su-ma no se da honra con la falsedad yel error. Los pergaminos de la to-rre Turpiana y los plomos del Sa-cromonte de Granada alcanzarontal crédito. que se pasó un siglo endisputas antes que la santa sede loscondenase.

El padre jesuita Román de laHiguera infestó por largo tiempo lahistoria de F.spaña con sus falsoscronicones. a que siguieron los deLupián Zapata, Pellicer de Ossau ymuchos otros.

Aquellas falsificaciones teníanpor objeto completar los episcopo-logios truncos de muchas sedesespañolas; probar la venida de San-tiago y de varios discípulos de losapóstoles a España; dar santos adiversas ciudades que no los tenían"

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y en suma, acrecentar glorias a laIglesia de España.

Los que aquello vieron se alam-paron cada uno a su ignorado obis-po o a su nuevo santo. sin quehubiese modo de hacérselos soltar.Las ciudades formaron sobre tanmalos fundamentos sus historiasparticulares. que extendieron elcontagio. No todos fueron engaña-dos; pero nadie se atrevía a impug-nar aquellas torpes invenciones portemor a la grita que se levanta-ría contra el que combatiera tan pia-dosas mentiras. El empuje popularera irresistible, y costó mucho tiem-po y trabajo limpiar de aquellabasura la historia civil y eclesiiisticade España.

Era una época de misticismo, enque el espíritu público estaba dis-puesto a acoger y apoyar cuanto serefiriera a comunicaciones o ma-nifestaciones sobrenaturales; cual-quiera forma. en fin. de milagro. Elque de continuo ofrece la naturale-za con el cumplimiento invariablede sus leyes, no satisfacía: se necesi-taba sienipre la excepción de la re-gla, y que la intervención directa dela Divinidad viniera a derogar hastaen las cosas más fútiles. lo que des-de la creación quedó sabiamenteestablecido.

Los milagros habían de obrarsecasi siempre por medio de las imá-genes, que eran todas de origen rni-lagroso también. De aquí tantas his-torias de ellas: ya la que dos ánge-les en figura de indios dejaban enla portería de un convento; ya laque se renovaba por si misma; ya

Desconcierta que la Virgen hayaelegido el nombre -imPronun'c¡able para los indígenas- deun famoso santuario de EsPaña.

la que se hacía tan pesada en el lu-gar donde quería quedarse. que noera posible moverla de allí. ya la quesalía de España a medio hacer,y lle-gaba aquí concluida: o la que sevolvía varias veces al lugar de dondela habíap quitado; o la que hablaba,pestañeaba, sudaba o por lo menosbostezaba. Tan decidida era la afi-ción a los milagros. que aun loshechos notoriamente naturales erantenidos y jurados por maravillosos.

En teneno tan bien preParadocayó el libro del P. Sánchez, Y asífructificó- A nadie le ocurrió pre-guntarle de dónde había sacado his-toria tan peregrina, que el capellánmismo de la ermiüa la ignoraba; sulibro fue sencillamente aprobadocomo cualquier otro; la autori-dad no le llamó a cuentas, sino quepor un procedimiento enteramenteopuesúo al natural y debido. en vezde exigirle las pruebas de aquellahistoria y de los milagros que conta-ba, se dirigió todo el empeño a pro-curarle los fundamentos que no te-nía- A esta idea extraviada debemoslas tristes informaciones de 1ó66.

Confirmando el aserto de Mu-ñoz he dicho, que antes de la Publi-cación del libro del P. Sánchez. en

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1648, nadie habla hablado de laaparición.. Los apologistas. cono-ciendo la urgente necesidad de des-truir tal aserto, han alegado diversosdocumentos anteriores, cuyo valorconvione examinar. El Sr. Tornellos ha enumerado, dividiéndolos enprobables y ciertos.

Los probables son: l" Los autosoriginales, formados por el Sr. Zu-márraga.

2"Lac,arta que el mismo escribióa los religiosos de su orden residen-tes en Europa.

3" La historia de la apariciónescrita por el P. Mendieta y parafra-seada por D. Fernando de Alva.

Ins cimos son: 4" La relación deD. Antonio Valeriano.

5"El cantar de D. Francisco Plá-cido, señor de Azcapotzalco.

6o El mapa a que se refiere D".Juana de la Concepción en las in-formaciones de 166ó.

7" El testamento de una parientade Juan Diego.

8" Los de Juana Martín y D.Esteban Tomelin.

9'El de Gregoria Morales.10 La relación de D. Fernando

de Alva lxtlilxóchitl.llo Los papeles de que el Br.

Sánchez sacó su historia de la apari-ción.

12o Unos anales que vio el P.Baltasar González en poder de unindio.

13'La historia de la aparición enmexicano, publicada en 1649 por elBr. Lasso de la Vega-

14'Una historia de la apariciónque hasta L777 se conservaba en la

Universidad de México. "cuya anti-güedad remonta hasta tiempos nomuy distantes del suceso".

15" El añalejo de la universidadcitado por Bartolache.

l-t omo se adüerte. la lista de do-\-z cumentos es bastante larga: pe-ro la desgracia ha querido que (aexcepción del número 13). ningunose halla publicado, ni siquiera sesepa que exista en alguna parte.Aunque no sería extraño que algu-nos, o los más, se hubiesen perdido,esa desaparición total es inexplica-ble. Singulares apologistas los que,escribiendo obras. a veces bastantevoluminosas, no reservaron un rin-cón para los doiumentos en que seapoyaban. habiendo gastado tantatint¿ y papel para remendar un edi-ficio que por todas partes se abre.

Una colección de esos anüquísi-mos y rarisimos papeles en un,pequeño cuaderno. valdría más quetodas tas apologías. Pero unos seperdieron, otros fueron robados;aquéllos se vendieron por papel vie-jo" los demás allá se quemaron: enfin. todos han desaparecido, y nin-guno se puede hoy examinar nisujetar a crltica. Sólo se sabe queexistieron, porque uno que los vio,lo dijo a otro. y éste a otro. y est€último a otro más, quien lo contó alque lo va escribiendo; y todos losintermediarios eran, por supuesto,personas ancianas. graves y verací-simas. para venir a parar. despuésde tantos trámites y ponderaciones,en el cuento de la carta del Sr.Zumártaga que vio el P. Mezquia. y

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que se quemó tan oportunamente.Acerca de los números I y 2, es

decir. los autos originales, y esa car-ta del Sr. Zumárraga, he dicho lobastante; y pues sólo se dan comoprobables, afirmo que nunca existie-ron, y paso adelante. La misma cali-ficación de probables trae la historiaescrita por el P. Mendieta (núm. 3);más valiera decir con franqueza quenunca la hubo. Trátase de una rela-ción de autor incierto. que Vetan-court atribuía en duda al P. Mendie-ta o a lxtlilxóchitl. Florencia, pro-penso siempre a añadiduras y ribe-tes, ya dice que Vetancourtle aJirmóque era de Mendieta; vino Sigüenzay se enfadó contra el P. Florenciapor haber aiadido aquello despuésque él dio la aprobación ala Estelladel Norte: con tal motivo declara yaun jura que se trataba de la traduc-ciónparafrósica de un original mexi-cano de letra de D. Antonio Vale-riano, hecha por lxtlilxóchitl. Ca-brera la atribuye a fray FranciscoGómez. que vino con el Sr. Zumá-rraga. Después de esto no compren-do cómo pudo dar el Sr. Tornel. niaun por probable esa historia del P.Mendieta.

El primero de los documentosciert^r es la historia de D. AntonioValerianor. Ya que Sigtienza juraque tuvo una relación de letra de D.Antonio Valeriano, no pondré dudaen ello. Pero aquí de la desgraci4

1 Valeriano: se refrere a Nican mopo-hua, pñmera historia de las aparicioneS,por Antonio Valeriano, supuestamente es-crita hacia 1552-1560.

porque esta pieza capital no existe"ni la ha visto ningún moderno, ni seha publicado jamás" para que pu-diéramos saber lo que decla, y cómolo decia. El P. Florencia, que tanampüamente usó de ella. se propo-nia imprimirla al fin de su histo-ria" y al cabo fue saliendo con lafrialdad de que por haber resultadoaquélla muy abultada. ya no im-primía la relación: por lo cual leincrepa fuertemente y con razónConde y Oquendo.

Siempre la fatalidad. Sigiienzapara corroborar que Mendieta nopudo ser autor de tal relación. diceque en ella se leían algunos sucesosy casos milagrosos "que acontecie-ron años después de la muerte dedicho religioso". El P. Mendietafalleció en mayo de 1604 y D. Anto-nio Valeriano en agosto de 1605;luego si se hablaba de sucesos ocu-rridos añar después de 1604. nopudo escribirlos quien murió en elsiguiente de 1605. y tampoco Vale-riano es autor de ese papel. aunquepareciera escrito de su letra: o bienel documento está interpolado.

En resumen. la relación no eús-te. ni puede conocerse más que porel extracto que de ella da Florencia,en el que no faltan. por cierto, por-menores inverosímiles. Los apolo-gistas de la aparición eúgen que pa-ra comprobar el argumento negati-vo se les presente hasta el últimopapel posible e imaginable: al pasoque dan como de recibo documen-tos dudosos. obscuros y enfermizos.que ni siquiera pueden exhibir.

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r¡ I cantar de D. Francisco Pláci-ll ¿o (núm. 5) se encuentra exac-tamente en igual caso. Tambiénofreció Florencia imprimirlo. y tam-bién se le dejó en el tintero, por loabultado del libro. iNo pudo haberdesechado algo de la mucha pajaque éste tiene, para dejar hueco apapeles de tan alta importancia? Ysi no quiso imprimirlos el que lostenía, ipor qué formar queja de queahora no se dé crédito a lo que sóloconocemos por noticias de segundamano y extractos más seguros?

El cantar fue dado al P. Floren-cia por D. Carlos de Sigüenzaquien le halló entre escritos de Chi-malpain. No falta quien piense queno ha habido escritor de tal nombre.Aunque yo no me atreva a tanto,creo que la sola circunstancia dehaberse cantado el día que "de lascasas del Sr. obispo Zumárraga sellevó a la ermita de Guadalupe lasagrada imagen". basta para negarla autenticidad del himno, pues nohubo tal ocasión de que se cantase.

Pasemgs al mapa de las infor-maciones de 1666. D. Juana de laConcepción. india de 85 años, de-claró que por haber sido su padrehombre muy curioso, todo cuantopasaba en México y su comarca loescribía y asentaba en mapas; y queen ellos tenía asentadq si mal no seacuerda, la aparición, Y aquí vienela desgracia de siempre. porque alviejo le robaron aquellos mapas, yla hija no pudo dar m¡is que esaindicación vaga, que no sé de quésirva.

El testamento de una parienta de

Juan Diego (núm. 7) aparenta ma-yor importancia. porque en él semenciona una aparición en estostérminos: "En sábado se apareció lamuy amada Señora Santa María" Yse avisó de ello al querido Párrocode Guadalupe". La traducción es deBoturini. pues el original estaba enmexicano. y ciertamente que lapalabra feopixque no correspondeexclusivamente a la de párroco' co-mo notó muy bien el Sr. Alcocer.sino que significa padre o sacerdoteen genera[ pero no puedo admitirque la indicación se refiera al Sr.Zumárraga. "que era verdadera-mente padre y muy amado de losindios", como quiere el mismo Sr.Alcocer. porque el sentido comúnestá diciendo que el alto cargo delSr. Zumárraga no era para que se leañadiese el calificativo de una ermi-ta. Al obispo llamaban hueytopkqui(sacerdote mayor o principal) segúnFlorencia. Lo que pura Y simPle-mente dice el texto es que la Virgense apareció en sábado, Y que se dioaviso del suceso al sacerdote (cape-llán o vicario) que estaba en la ermi-ta de Guadalupe.

Con esto queda ya dicho que laaparición de que se trata no es lafamosa de la Virgen a Juan Diego,pues según todos los que de ellaescriben. cuando se verificó no ha-bía nombre de Guadalupe, ni ermi-ta, ni sacerdote allí a quien avisar,sino que todo vino de aquel Prodi-gio. Se trata de uno de tantos mila-gros que por los años de 1555 o 56 seatribuían a la imagen; Y esto se con-firma por la seca manera de enun-

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ciar el.caso sin ninguna circunstan-cia particular que lo distinga.

¡ri oncuerda con esta noticia otra\-, que los últimos apologistas nohan aprovechado. Juan Suárez dePeralta en sus Noticias históricos dela Nusa España, escritas hacia 1589.dice que el virrey Enríquez "llegó aNtra Sra. de Huadaluper que es unaimagen devodsim4 questá de Méxi-co dos lehuechuelas. la cual ha he-cho muchos milagros (aparecióseentre unos ricos, y a esta devociónacude toda la tierra) y de allí entróen México". Vemos que Suárezanuncia esa aparición con igualsequedad que el testamento entre unparéntesis, y sin hacer caso de ella.No llama a la imagen aparecid4sino devota.

Es preciso distinguir entre unaaparición cualquiera, de las muchasque se cuentan, que no deja rastrode sí, ni pasa de la persona favoreci-da. en cuyo dicho únicamente sefunda. y la aparición de la Virgen aJuan Diego, delante de testigos, yque pefmanece atesüguada perpe-tuamente en la imagen pintada pormilagro. Preciso es repetirlo: lo quese cuestiona no es si la Virgen seapareció a alguien bajo la figura dela imagen de Guadalupe ya existen-te; sino si se apareció a Juan Diegoen 1531 con las circúnstancias quese relatan, y al fin quedó pintada ensu tilma; es decir, si la imagen quetenemos es de origen celestial.

En esto de testamentos de indioshay cierta confusión. El Sr. Loren-zana vio los de Juana Martín v D.

Todos los testimonios sobre lasapariciones fueron proporc¡o-nados por ¡ndÍgenas octogena-rios que recib¡eron los informesde padres o abuelos igualmentelongevos.

Esteban Tomelín (núm. 8); no pu-bücó el primero, por 6tar mmenda-do el añ.o; en el otro, otorgado en1575 hay un legado a Ntra- Sra. deGuadalupe. Este-hay que ponerlo aun lado. pues dejar un legado aNtra. Sra. de Guadalupe no es ates-tiguar su aparición. y pues en 1575había ya iglesia. nada tiene de parti-cular ni prueba nada que D. Este-ban le dejase una manda o limosna.

Del de Juana Martin no conoce-mos cosa alguna. ni aun la fecha;hay quien piense que es el mismoatribuido por Boturini a una parien-ta de Juan Diego. El Sr. Alcocer diceque se envió original a España conlos demás papeles de D. Fernandode Alva (lxtlilxóchitl). No sé quéfundamento tendría para asentaresto. Lo cierto es, que de los papelesde D. Fernando quedaron copias enMéxico. y no quedó del testamento.Continúa la fatalidad destruyendolos papeles de los apologistas.

Del testamento de Gregoria Mo-rales. otorgado en 1559 (núm. 9),dice el Sr. Alcocer que poseía co-pia: que en él se asienta la apari-ción,y que muchos reputan por uno

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Page 22: Historiador Niega La Exist en CIA de Juan Diego

mismo.éste y el de Juana Martín.iPor qué no publicó la copia quetenía, para que viésemos cómo seasienta la aparición. o si no hay másque el legado de una tierra, como enel de Tomelín? iQué crédito mere-cen estos testamentos desconocidos,cuando ni siquiera se sabe si sondiversos o uno solo?

M:,H'á38 ?*'ji.J11,:ÍJ;Ixflilxóchitl (núm. 10), que según ladeclaración jurada de Sigüenza noera más que una traducción para-frásica de la atribuida a Valeriano.Los papeles en que fundó su histo-ria el P. Sánchez (núm. 11) se alegantambién. Nadie sabe cuáles fueron"si es que los hubo. El malicioso Bar-tolache dice que "hubiera hechomuy bien el Br. Sánchez en haberdicho qué papeles fueron los quehalló y dónde". Y pues no lo dijo,i,qué prueban? iQuién puede califi-carlos ahora? De más gravedadparecen los anales indios que teníael P. Baltasar González de la Com-pañla de Jesús, los cuales llegaban a1642 y en el año que le toca está elmilagro de Ntra. Sra de Gaudalupe.Son palabras de Florencia. ¿Por quédijo el milagro y no la aparición?Estas vagas indicaciones de mapasen que estáasennda la aparición, noinfunden confianza, porque comoantes dije, no se trata de una apari-cron cualquiera de la Virgen de Gua-dalupe, sino de la aparición a JuanDiego, y de la pintura milagrosa enla tilma.

Entre los muchos milagros que a

mediados del siglo se atribuían a laimagen. es casi seguro que incluíanalgunas apariciones, como las querefiere la parienta de Juan Diego ySuárez de Peralta. Aun cuando asíno fuera. es costumbre que todavíadura. pintar en los retablos de mila- .gro la imagen del santo que lo hizo,como si se apareciese en el aire aldevoto, sin que nadie pretenda poreso que la aparición fue real. sinoque es la manera de indicar cuál fueel intercesor.ün raablo semejantepintado en unos anales indios, sintexto que declare el asunto, puedetomarse por una aparición real, sinserlo.

A cualquiera llamará la atenciónque entre los documentos anterior$al libro del P. Sánchez se cuente larelación mexicana de Lasso de laVega, que salió al año siguiente(núm. 13). Es que sin más funda-méntos en la elegancia del lenguajey otros igualmente leves, se ha asen-tado que el Lic. Lasso no es autor deella sino que el verdadero es muchomás antiguo "y probabilísimamentees la misma historia o paráfrasis deD. Antonio Valeriano". Si se aceptaesa superlativa probabilidad, el do-cumento se reduce a otro y no esuno más.

Pero sería bien extraño que des-pués de haber dicho Lasso en 2 dejuüo que no habia sabido hastaentonces palabra de tal historia. yaen 9 de enero de 1649 tuviera pre-sentada y aprobada la relación.¿Dio la casualidad de que dentro deesos seis meses apareciera la rela-ción que tanto tiempo había estado

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