historia de madrid miguel soler de arespacochaga

39
Pág. 22 SOBRE MADRID Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga Como primer escrito de esta serie, que la revista Volando ha tenido la gentileza de permitirme haceros llegar, y con un poco más de fundamento histórico-geológico que otros escritos que he leído sobre Madrid, empiezo a relataros algo de los orígenes de esta tierra que a pulso se ganó el título de capitalidad en la Edad Media. Empezaré por decir que para relatar la historia de Madrid y la de sus calles, mitos y leyendas, haré cuatro subdivisiones en el tiempo: La Prehistoria, la ocupación Romana, época árabe y la época cristiana que abrazará desde la conquista de Madrid a los moros por el rey Alfonso VI hasta nuestros días, y donde relataré la historia de las calles, las leyendas y hasta historias de fantasmas de los edificios de Madrid. Comencemos. La Prehistoria Digamos que el asentamiento de cualquier individuo o grupo de individuos, inicialmente, han sido siempre las márgenes de los ríos, ya que son de siempre un lugar privilegiado para el desarrollo e incluso para la aparición de la vida vegetal o animal en cualquiera de sus acepciones. En excavaciones realizadas por sucesivas promociones de geólogos en el valle del Manzanares, algunas de ellas dirigidas por don José Hernández Pacheco, del que estoy muy honrado de haber sido su alumno y de quien guardo un extraordinario agradecido y cariñoso recuerdo, por su apoyo y la ayuda recibida en el año 1968 por el fallecimiento de mi padre, he de decir en honor a la verdad, que nunca tuve un profesor con más carisma humano y desde luego un «pozo de ciencia», hemos podido conocer un patrimonio geológico que se extiende desde hace entre 16 y 50 millones de años (en lo que se refiere a fauna y flora) que Madrid era una amplia sabana en torno a un gran lago central poco profundo, con una gran variedad de paisajes y fauna de la que sólo nos quedan algunos restos fósiles; y hace unos trescientos mil años en lo que se refiere al ser humano que abarca todas las épocas prehistóricas desde el Paleolítico hasta la edad del hierro, siendo algunas de sus fases poco conocidas y documentadas recientemente en nuestra región. Como antes he referido, hace unos trescientos mil años, tiempo calculado por la edad de los estratos que abarcan los restos encontrados, algunas colonias de humanos vinieron hasta el valle del Manzanares, donde encontraron abundancia de agua y caza, con la que pudieron fabricar utensilios así como los grandes depósitos de roca granítica, gneis, y cuarzo con la que fabricar sus propias armas. Desde entonces, hasta ahora sean dado distintos asentamientos que han dejado su huella dando fe de sus distintas culturas y costumbres dentro del entorno de los citados parajes. De épocas más cercanas, hemos hallado utensilios y piezas cerámicas y metálicas procedentes de poblados y necrópolis descubiertos en los alrededores de Madrid. De todos estos hallazgos dan fe las muestras que se exhiben en el museo de San Isidro en la Plaza de los Carros. También con la construcción y distintas remodelaciones de la M-30 hechas en el pasado siglo se hallaron dos yacimientos fosilíferos que han aportado restos de especies ya desaparecidas, al igual que en los cerros testigos de Vallecas, donde creo que aún se pueden apreciar algunos caparazones de tortugas jurásicas con una excelente conservación, con el hallazgo de mamíferos inferiores hemos recibido gran información ecológica y ambiental. Fósiles encontrados en diversas obras de remodelación y en el Valle del Manzanares Uro (Vos primigenius).- Cráneo: El resto fue encontrado durante las obras de remodelación de la M-30 en el enlace de O´Donnell en sedimentos del Arroyo Abroñigal datados entre los 16.900 y los 12.300 años (pleistoceno superior). Destaca su buen estado de conservación a pesar de que le faltan los dientes. La anchura entre puntas es de 70 cm. Bisonte europeo (Bison bonasus).- Fémur: Localizado en las obras de remodelación de colectores de la calle Cerro Negro, en sedimentos del arroyo Abroñigal. Presenta buen estado de conservación. En su superficie se pueden apreciar marcas originadas por raíces. Sus dimensiones son 54x18x23 cm. El tamaño del bisonte europeo era ligeramente inferior al del americano. Eran animales gregarios, y habitaba en zonas boscosas.

Upload: others

Post on 09-Jul-2022

3 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Pág. 22 SOBRE MADRID

Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Como primer escrito de esta serie, que la revista Volando ha tenido la gentileza de permitirme haceros llegar, y con un pocomás de fundamento histórico-geológico que otros escritos que he leído sobre Madrid, empiezo a relataros algo de los orígenesde esta tierra que a pulso se ganó el título de capitalidad en la Edad Media.Empezaré por decir que para relatar la historia de Madrid y la de sus calles, mitos y leyendas, haré cuatro subdivisiones en eltiempo: La Prehistoria, la ocupación Romana, época árabe y la época cristiana que abrazará desde la conquista de Madrid alos moros por el rey Alfonso VI hasta nuestros días, y donde relataré la historia de las calles, las leyendas y hasta historias defantasmas de los edificios de Madrid. Comencemos.

La Prehistoria

Digamos que el asentamiento de cualquier individuo o grupo de individuos, inicialmente, han sido siempre las márgenes delos ríos, ya que son de siempre un lugar privilegiado para el desarrollo e incluso para la aparición de la vida vegetal o animalen cualquiera de sus acepciones.En excavaciones realizadas por sucesivas promociones de geólogos en el valle del Manzanares, algunas de ellas dirigidas pordon José Hernández Pacheco, del que estoy muy honrado de haber sido su alumno y de quien guardo un extraordinarioagradecido y cariñoso recuerdo, por su apoyo y la ayuda recibida en el año 1968 por el fallecimiento de mi padre, he de deciren honor a la verdad, que nunca tuve un profesor con más carisma humano y desde luego un «pozo de ciencia», hemospodido conocer un patrimonio geológico que se extiende desde hace entre 16 y 50 millones de años (en lo que se refiere afauna y flora) que Madrid era una amplia sabana en torno a un gran lago central poco profundo, con una gran variedad depaisajes y fauna de la que sólo nos quedan algunos restos fósiles; y hace unos trescientos mil años en lo que se refiere al serhumano que abarca todas las épocas prehistóricas desde el Paleolítico hasta la edad del hierro, siendo algunas de sus fasespoco conocidas y documentadas recientemente en nuestra región.Como antes he referido, hace unos trescientos mil años, tiempo calculado por la edadde los estratos que abarcan los restos encontrados, algunas colonias de humanosvinieron hasta el valle del Manzanares, donde encontraron abundancia de agua y caza,

con la que pudieron fabricar utensilios así como los grandes depósitos de roca granítica,gneis, y cuarzo con la que fabricar sus propias armas. Desde entonces, hasta ahorasean dado distintos asentamientos que han dejado su huella dando fe de sus distintasculturas y costumbres dentro del entorno de los citados parajes. De épocas más cercanas, hemos hallado utensilios y piezas cerámicas y metálicasprocedentes de poblados y necrópolis descubiertos en los alrededores de Madrid. Detodos estos hallazgos dan fe las muestras que se exhiben en el museo de San Isidro en la Plaza de los Carros.También con la construcción y distintas remodelaciones de la M-30 hechas en el pasado siglo se hallaron dos yacimientosfosilíferos que han aportado restos de especies ya desaparecidas, al igual que en los cerros testigos de Vallecas, donde creoque aún se pueden apreciar algunos caparazones de tortugas jurásicas con una excelente conservación, con el hallazgo demamíferos inferiores hemos recibido gran información ecológica y ambiental.

Fósiles encontrados en diversas obras de remodelación y en el Valle del Manzanares

Uro (Vos primigenius).- Cráneo: El resto fue encontrado durante las obras de remodelación de la M-30 en el enlace deO´Donnell en sedimentos del Arroyo Abroñigal datados entre los 16.900 y los 12.300 años (pleistoceno superior). Destaca subuen estado de conservación a pesar de que le faltan los dientes. La anchura entre puntas es de 70 cm.Bisonte europeo (Bison bonasus).- Fémur: Localizado en las obras de remodelación de colectores de la calle Cerro Negro, ensedimentos del arroyo Abroñigal. Presenta buen estado de conservación. En su superficie se pueden apreciar marcas originadaspor raíces. Sus dimensiones son 54x18x23 cm. El tamaño del bisonte europeo era ligeramente inferior al del americano. Erananimales gregarios, y habitaba en zonas boscosas.

Page 2: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

SOBRE MADRID Pág. 23

Hace entre 100.000 y 150.000 años el Valle del Manzanares era totalmente diferente al de hoy en día, la erosión no habíadescarnado los relieves de los valles que tenían gran profusión de flora. En el fondo del valle había una gran vega que estabasituada como unos 20 metros más alta que lo está en la actualidad, por la que discurría el río, más caudaloso que hoy y coninundaciones periódicas. El clima sería templado similar al de tipo mediterráneo.

Reconstrucción del Paisaje del Yacimiento de la Casa de

Campo: primera fauna y características de la misma preliminar

Antílope primitivo (Tethytragus sp.) de tamaño semejante auna gacela pequeña, con cuernos cortos y dentición alta, queindicaría una alimentación de tipo herbácea.Tortuga gigante (Cheirogaster bolivari) tortuga terrestre concaparazón de más de un metro de diámetro que sobrevivíalargos periodos sin beber.Carnívoro primitivo (Amphicyon sp.) carnívoro del tamaño deun león y caracteres entre oso y lobo. De extremidades cortas,cola larga y dentición primitiva.Rinoceronte primitivo (Hispanotherium matritense)rinoceronte sin cuernos o con un único cuerno en los machosy extremidades largas y gráciles adaptadas a la carrera.Oso primitivo (Emisión sansaniensis) de talla similar a la de unoso pardo con dentición menos especializada y hábitoscarroñeros y cazadores.Félido primitivo (Pseudaelurus sp.) félido semejante a un gatomontés o un lince. Se alimentaba de pequeños vertebrados aunque ocasionalmente podría carroñar.Jabalí primitivo (Bunolistriodon lockharti) . Cervoideo (Triceromeryx pachcoi)Caballo primitivo (Anchitherium sp.) Mastodonte (Gomphotherium angustidens)El paisaje reconstruido para el yacimiento es el de una sabana tropical, con numerosos animales que vivían en las proximidadesde pequeños cauces fluviales. Un clima cálido, con abundantes precipitaciones, ayudó a la proliferación de una variadafauna. Destacan los hallazgos de rinocerontes, tortugas, mastodontes y artiodáctilos, ente los que dominan bóvidos y suidos,todos ellos pertenecientes a especies ya extinguidas.

Ocupación Prehistórica

Las riberas de los ríos son un medio privilegiado para el desarrollo de la vida y para preservar parte de los restos de lasactividades que en ellas se llevaron a cabo. En excavaciones realizadas se ha conseguido recuperar un patrimonio arqueológicoque abarca todas las fases de la Prehistoria: Paleolítico inferior, Paleolítico medio, Paleolítico superior, Epipaleolítico (nodocumentado hasta ahora en la Región de Madrid), Neolítico, Calcolítico, Edad de Bronce y Edad de Hierro.Hace 300.000 años algunos grupos humanos empezaron a habitar el valle del Manzanares, atraídos por la abundancia deagua y recursos naturales con los que alimentarse o fabricar utensilios. Desde entonces, diferentes culturas han idosucediéndose en el tiempo, dejándose restos y testimonios de su vida en estos parajes.

Elefantes, rinocerontes, mamuts o grandes toros vivieron en los valles de nuestros ríos. Junto a ellos, la presencia humana sedocumenta a través de las numerosas herramientas de sílex que caracterizan el Paleolítico madrileño. En etapas más próximasse han encontrado utensilios y ajuares cerámicos y metálicos procedentes de poblados y necrópolis descubiertos en losalrededores de Madrid, lo que nos puede indicar que explotaron los recursos agropecuarios en las cercanías del Manzanares.

Page 3: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Pág. 22 SOBRE MADRID

Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Segunda entrega

En esta segunda entrega debemos distinguir dos etapas totalmente distintas y que por motivos históricos creoque es necesario reseñar: La etapa árabe y la etapa cristianaHacia el año 850 , el emir cordobés Muhammad I elige este pequeño enclave como punto de defensa para frenarlos ataques cristianos del norte y así defender la villa de Toledo, reino musulmán que podía ser considerado porsu importancia como una de las capitales más importantes de la etapa musulmana, por lo cual Madrid era unpunto estratégico muy cercano a la frontera. Con una fortificación o alcázar frenaría los avances cristianos parala mejor defensa del reino de Toledo.De esta época no son muchos los vestigios que han perdurado a lo largo de los siglos, por esto, el conocimientoque tengo de aquel Madrid es bastante escaso, sin embargo puedo afirmar que su urbanismo era bastanteirregular, con calles tortuosas y estrechas que por regla general iban a parar a alguna plaza o zoco donde sediera algún tipo de actividad tanto política como comercial como administrativa. Otro aspecto es el industrial,siendo Madrid famoso por sus talleres de alfarería y sus artísticos cacharros de los que alguno ha llegado anuestras manos.La ciudad, cuyo nombre árabe era medina Magerit, estaba emplazada en un lugar que, por su altura, resultabade difícil acceso; aunque por aquel entonces era una ciudad pequeña, como hemos dicho tenía un emplazamien-to estratégico y por ello estaba fortificada por una muralla con torres cuadradas y tres puertas: la puerta de laVega al oeste,la puerta de la Sagra al Norte, y una tercera en el camino de Guadalajara (puerta de Guadalajara),que se levanto para proteger un barrio (el barrio de la Medinilla) en una de las expansiones de Madrid, estapuerta estaría aproximadamente a la altura del número 49 de la actual calle Mayor. La ciudad contaba ademáscon una mezquita principal o aljama.En los dos siglos que los moros estuvieron en Madrid, se dio progresivamente un importante cambio en sudemografía, al haber un aumento de población civil respecto a la militar. Madrid se extendió extra-muros y seformaron arrabales (como antes cité el barrio de la Medinilla), yotros como las colinas de San Andrés y Las Vistillas, que al estarfuera de los límites de la ciudad tuvieron actividades agrícolas yganaderas.Otra parte importante que tuvo la ciudad de aquella época fueronlos cementerios que se encontraban fuera de la ciudad donde hoyen día se encuentra la Plaza de la Cebada se encontraron restosde estos cementerios con las diversas obras de remodelación dediversos puntos de la capital. He de decir que los restos artísticosmás antiguos de Madrid se encontraron en S. Nicolás de las Ermi-tas a los pies de cuya iglesia se pueden ver hoy en día. Los reyescristianos con el fin de conquistar Madrid, hacían incursiones enlas que se dedicaban a expoliar y saquear allí por donde pasaban.Una de las incursiones la hizo el rey cristiano Ramiro II “el monje”sobre el año 1040 en la que saquearon la ciudad y destruyeronparte de su muralla. Una vez reconstruido y reparada la barbarie,se fundó en Madrid lo que hoy llamaríamos un foro de intelectua-les de enorme interés cultural pues los árabes, como es sabido, han proporcionado de los mejores astrónomosde la historia: este “foro” fue “Las siete escuelas de Astronomía”, de donde cabe elucubrar que las siete estrellasque aparecen en el escudo de la comunidad podrían referirse a aquellas siete escuelas de astronomía, aunqueen el parecer de otros son las estrellas que forman la constelación de El Carro visible en el cielo de Madrid.Hubo una segunda incursión a cargo de Fernando I el Magnánimo, que no fue tan devastadora como la deRamiro II el Monje.

Page 4: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

SOBRE MADRID Pág. 23

Época Cristiana

Después de la pérdida de Madrid por los musulmanes, estos intentaron reconquistarla en 1109, ya en el siglo XIIlos almorávides (fracción extremista parecida a los fundamentalistas actuales), saquearon la ciudad; viendo ladebilidad en la que la habían dejado, en el año 1114 volvieron a la carga para recuperar Magerit utilizando laestrategia del sitio y la privación de agua y alimentos, posicionando a sus tropas en lo que hoy es el Campo delMoro (nombre que le viene por esta circunstancia).Madrid tenía un sistema de alcantarillado , creado por losmismos moros, pero que los almorávides desconocían, al llegarles el agua de la sierra por este conducto yracionar severamente la comida pudieron resistir elsitio. Una epidemia de peste y cólera entre las tro-pas almorávides les obligó retirarse a sus posesio-nes más al sur.En el año1122, el rey Alfonso VI a través de la Fir-ma de Toledo, regala a la ciudad los territorios com-prendidos entre la Dehesa de la Villa y el Real delManzanares, dando a la ciudad un extenso terrenode monte y pastos siendo esta donación la piedrade toque para un conflicto de tierras entre Madrid ySegovia que fue resuelto a favor de Madrid por losReyes Católicos.En 1202 , Alfonso VII otorga a Madrid su Fuero quecomprende todas las disposiciones legales desde1145. Este códice estaba escrito en pergamino queformaban cuatro cuadernos escritos en CaLatínromanceado (muy próximo al Castellano antiguo)con algunas palabras árabes, donde se hace unadescripción más o menos exacta de cómo era Ma-drid, como eran sus murallas, sus puertas, porti-llos, casas, parroquias, barrios. Se hace descrip-ción de que en Madrid había diez barrios que seapelaban collaciones y que estaban delimitados porlas parroquias.También nos comenta la demografía donde se desprende del arco variopinto de procedencia de los habitantesde Madrid. Uno de los más numerosos grupos fue el de los judíos que se dedicaban al comercio y a lo que hoypodríamos llamar banca y se asentaron en barrios que se denominaron juderías, y convivían con los cristianos.Como se ha dado en toda la historia, los judíos fueron expulsados por la gran cantidad de dinero que le adeuda-ba la corona de España.La comunidad madrileña estaba compuesta por un amplio abanico de procedencias, había los que tenían susraíces en la ciudad desde generaciones, los cristianos que vinieron después de la conquista, los judíos, losmozárabes (cristianos que habían mantenido su religión en territorio árabe), mudéjares (árabes que vivían enterritorio cristiano).El fuero también nos dice cuál era la población de Madrid, que estaba compuesta por una gran variedad degente (procedencias...).Este fuero estuvo perdido durante siglos y lo sacó a la luz un archivero de nombre Alonso de Castro, quedandofinalmente este foro en el museo de la Villa Antiguo cuartel del Conde Duque).

Después de la debilitación de la ciudad, Madrid fue conquistada por Alfonso VI (hijo de Fernando I), a finales delsiglo XI En el año 1080, 1083 y 1085, El CID CAMPEADOR, paladín del rey tomó la ciudad para Alfonso VI.

Page 5: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Pág. 22 SOBRE MADRID

Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Madrid, Capital de la MonarquíaHan pasado los siglos y ya en el siglo XVI bajo el reinado de Felipe II, la corte fue trasladada a Madrid pues se vio que al estarprácticamente en el centro de España todo tipo de comunicaciones sería más corto partiendo de aquí, aparte de este detalletenía zonas de solaz y reposo a pocas leguas del centro lo que le hizo ocupar un lugar privilegiado al tener que poner capitalidadpara España. En 1561, el rey Felipe II trasladó de improviso la corte a Madrid. Desde esa fecha y hasta la actualidad, exceptoun breve lapso en que se llevó a Valladolid, la ciudad ha sido la capital de España.La capitalidad produjo grandes transformaciones en el aspecto de la villa. Para albergar a todo el séquito, demás pertenen-cias del Estado y la corte en general, reclamó mayores servicios urbanísticos, de abastecimiento y sobre todo para guardar elorden público, aparte de las necesidades de viviendas para albergar a la ingente cantidad de personas que vinieron de fuera yse integraron en la naciente capital de España.Consecuentemente y por no ponerse el sol en el imperio Español Madrid se convirtió en el centro político, económico ycultural europeo. Los nobles y clero en general, construirían sus palacios y conventos cerca de donde se hallaba el poderpolítico. También la villa fue el reclamo para los artistas y gente ilustrada ya que, si querían medrar en su profesión, tendríanque estar en la corte o muy cerca de ella. Así el llamado “Siglo de Oro” tuvo sus máximos exponentes en madrileños denacimiento o de adopción.La nueva imagen de la urbe, transformada en corte de la Monarquía, se plasmó en numerosas series de estampas que mues-tran sus edificios más importantes, pero la visión más completa y detallada de la ciudad, corresponde a la Topographia dePedro de Texeira, fechada en 1656.

Vista General de Madrid hacia

1562, el autor flamenco Antón Van

der Wyngaerde realizó varias vis-

tas de ciudades españolas que en

la actualidad se conservan en

Viena. Cuatro de ellas correspon-

dían a Madrid y constituyen las

primeras imágenes de la ciudad,

justo en los momentos en los que

se produce la instalación de la Cor-

te en la Villa.

Ya casi en nuestros días, la película de la historia llega al siglo XIX en el que el gran incremento de población, transformadiversas áreas tal como la rivera del Manzanares con la construcción de diversos lavaderos, como el del Puente de Toledo, eldel Matadero o el del Puente de Segovia Desde el siglo XIX el incremento de la población de Madrid transforma el entorno delManzanares, con la construcción de grandes lavaderos, como el excavado junto al Puente de Toledo o en el Matadero Muni-cipal. Se siguen reparando los viejos puentes, como el Pontón de San Isidro o el Puente verde, etc.. Se renuevan algunos de losedificios de la Casa de Campo, como la Casa de Empleados. Con el soterramiento de la M-30 hecho hace un par de años sehan encontrado depósitos arqueológicos, al igual que con la construcción de aparcamientos en la zona de la calle de Bailénque se exponen “in situ” en sus emplazamientos originales

Historia del escudo de MadridDigamos que la historia del escudo de Madrid tiene tres fases para su implantación como escudo de lacapital (que es el actual). El primitivo escudo de Madrid, que data de los años anteriores a 1200 tenía unapiedra de Silex sumergida en Agua y sujeta por dos herramientas de hierro (posiblemente hachas) quedaban chispa al rozar con el siles con la leyenda “sobre agua fui construida mis muros de fuego son estaes mi insignia y mi blasón.

Page 6: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

SOBRE MADRID Pág. 23

El segundo escudo, se remonta al reinado de Alfonso VIII a principios del siglo XIII que hizo una incursiónen el reino de Murcia y las huestes madrileñas llevaban en su estandarte un oso en campo de sinople. Enel año 1212 en la batalla de las Navas de Tolosa el frente de ataque con las huestes madrileñas mandadaspor don Diego Lope de Haro también lució al viento el estandarte con el oso, lo mismo que en la toma deSevilla por Fernando III el Santo.Este seria el embrión para que en el escudo de Madrid figurara un oso. Se supone que lo tomaron comorepresentación por su fiereza y por su enorme cantidad en los bosques de la capital en aquella época.Años más tarde Hubo un pleito que duró veinte años por las desavenencias surgidas entre en concejo deMadrid y la Clerecía (reunión de clérigos y parroquias). Cada uno de los dos bandos enfrentados, defendía derechos secula-res o tradicionales sobre las tierras de alrededor, pues éstas, representaban una innegable fuente de riqueza. El rey, medió ydespués de 20 años de conflicto, dio una sentencia que acataron las dos partes y que podríamos resumir en dos concesio-nes: Se daría a la Villa de Madrid todos los pies de árbol (montes) y la caza. Se daría al Cabildo eclesiástico todos los pastos.Y de aquí nació la segunda parte del escudo el árbol ya que se hizo incluir en el mismo para que se recordara siempre la parte

que se le había dado al pueblo de Madrid y se le rodeó de una orla azul con siete estrellas en su interior(estrellas que en el anterior estandarte estaban en el lomo del animal coincidiendo la última con el rabodel oso) y el plantígrado estaría en posición rampante sobre el árbol para indicar laposesión del mismo. El escudo del Cabildo sería cuartelado en cruz y tendría de dere-cha a izquierda, según la diagonal dos osos en campo de sinople y de izquierda a dere-cha dos castillos en plata sobre campo de gules.En 1554, el emperador Carlos I otorgó a la ciudad de Madrid los títulos de Coronada eImperial, dando a su escudo una corona real que en principio estuvo sobre la copa delárbol y después se puso encima del blasón nobiliario.

Una curiosidad del escudo es el origen de las siete estrellas ya que hay quien afirma que son por las sieteescuelas de Astronomía de origen árabe que hubo en Madrid, una por cada escuela, sin embargo hay

otros que piensan que tienen relación con la constelación del Carro muy visible en elcielo de Madrid y con gran afinidad con las dos osas Mayor y Menor. Para ver la evolu-ción del escudo de la Capital, solo tenemos que fijarnos en las placas que el Ayunta-miento puso en las calles ya que en ellas aparece el escudo que hubiera cuando laspusieron.Ya en el siglo XVII se sacó la corona al exterior de la orla, este escudo prevaleció hastael año 1846 en que se cambió por un escudo con estructura medio partida cortado;donde en la parte superior aparece a la izquierda un dragón, posiblemente como re-cuerdo al que había esculpido sobre la puerta de la culebra, y en la parte derechavuelve a aparecer el oso rampante y el árbol con los mismos atributos que antaño.En el año de 1967, el Ayuntamiento en pleno celebrado el 2 de abril acuerda ponersolamente los elementos más emblemáticos y que han estado en el escudo a lo largo de los siglos,conservando de esta manera el oso el árbol, las estrellas y por supuesto la corona con la que el empera-dor ungió al escudo de Madrid, escudo que podemos ver en las placas de las calles, todavía con algunaaparición del escudo de 1846.Como nota curiosa, el lector puede apreciar que al referirme al “árbol del escudo” nole he llamado madroño, la razón está en que no sabemos si se quiso representar unmadroño, ya que en aquella época eran muy escasos por las inmediaciones de Madrid,y si muy abundantes en los montes de Ávila sin embargo, había gran cantidad de lodones,que es un árbol muy parecido y también de frutos rojos. Posiblemente se dice que enuna terrible epidemia de peste que hubo en Madrid hacia el siglo XVI se hizo con las

hojas de los madroños traídos de Avila un brebaje que curaba la enfermedad, habiendo sido curado hastael mismo emperador. Es posible que a partir de aquella época y por el parecido de los dos árboles se dijeraque eran madroños en recuerdo de sus dotes curativas contra la terrible enfermedad de la peste.

Nota: Los escudos han sido fotografiados en el bar “el Madroño”, sito en la plaza de Puerta Cerrada

Page 7: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Pág. 22 SOBRE MADRID

Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Las Puertas de Acceso a Madrid

Vamos a regresar al Madrid en tiempos de la reconquista.Empezaremos por decir que Madrid tuvo dos etapas en principio la Arabe y laCristiana.La muralla de Madrid de la etapa árabe, tenía cuatro puertas de acceso, cons-truidas según una línea quebrada para defender tanto la ciudad como susacuíferos. Cada una de ellas, estaba protegida por la proximidad de una ovarias torres vigía, para observación de posibles ataques y para defensa delas cuatro puertas que tenía la muralla. En la actualidad y por desgracia, no seconserva ningún resto arqueológico de las mismas, pues se supone que estádebajo de las diversas edificaciones que se han hecho en las distintas zonas alo largo de la historia.Las puertas eran las siguientes

El Arco de Santa María era llamado en aquella época puerta de laMezquita ydaba entrada a la actual Calle Mayor.Este arco, también se llamó de la Almudena porque comunicaba la antigua Almudaina con la Medina, (quecomo veremos más a delante fue un barrio musulmán que quedó entre la muralla cristiana y la musulmana).Esta puerta, se derribó en1570 ya que era muy angosta con la entrada de Felipe II y su esposa Isabel de Valois

La puerta de la Vega estaba ubicada en la muralla con orientación S.O., yen ella empezaba una línea quebrada que iba al S.E,. esta puerta estabaubicada en la actual Cuesta de la Vega. y en la muralla de las inmediacionesde esta puerta, fue donde apareció la imagen de la Virgen de la Almudenaescondida siglos antes, y encontrada después de la toma de Madrid a losmoros por el rey Alfonso VI(como ya se ha relatado en otra parte del libro).Según se recopila en escritos de la época, se cuenta que fue por esta puertapor la que Alfonso VI entró en Madrid. Parece ser que esta puerta era muyparecida a la puerta de Bisagra en Toledo.

Hoy hay un cartel que recuerda la exis-tencia de tal puerta, los restos de esta seexhiben en el aparcamiento subterráneode la Plaza de Oriente.

La Puerta Cerrada el mismo lugar donde hoy está la plaza de PuertaCerrada. En un principio se llamó Puerta de la Culebra, se llamó inicialmen-te de la Culebra, por tener el relieve de dragón esculpido en la parte alta dela misma. Posteriormente y debido a los frecuentes robos y delitos que secometían por ser un lugar apartado y angosto, fue cerrada y se le renombrócomo Puerta Cerrada denominación que ha llegado a nuestros días. Estabaflanqueada por la Torre del Vinagre y fue demolida en 1569, con ocasión dela entrada en la ciudad de Isabel de Valois, esposa de Felipe II.

Page 8: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

SOBRE MADRID Pág. 23

La Puerta de la Sagra o Xagra, estaba situada en la parte norte de la murallaárabe, frente a lo que hoy es la plaza de la Armería del Palacio Real en la calle deBailén. En la época cristiana, se construyó al este otra con el mismo nombre, queunió la almudaina con el alcázar y que fue derribada en el año 1548.

También, en la misma época, a estas puertas se les añadieron otras cuatro, ya quese hizo para mayor protección una muralla por fuera de la Árabe, siendo estas laPuerta de Moros, La Puerta Cerrada, la Puerta de Guadalajara y la Puerta deValnadú

La Puerta de Moros se abría al sur sobre la actual plaza delHumilladero, entre las calles del Almendro y la Cava Baja,justo en la actual plaza de los Carros, fue destruida en 1412durante una sublevación. Esta daba paso al barrio de la

Moreria y junto a la cual, en la actual plaza de la cebada,Se han hallado restos, utensilios y monedas en sucesivas etapas de construcción, por loque se cree que hubo un cementerio árabe.

La Puerta de Guadalajara La Medinilla era una ubi-cación de un barrio árabe que se produjo en una ex-pansión del Madrid de aquella época, y quizás hizoconstruir otra muralla para defensa de toda la pobla-ción musulmana, ya que, los combates de las hues-tes castellanas, estaban muy cerca y parte de la po-blación propiamente dicha habría que defender la mayor arteria de aguaque era el arroyo de San Pedro, en este punto y hacia la calle Mayor, seabriría una puerta que posteriormente fue derruida y reconstruida con elnombre de Puerta de Guadalajara, y se convirtió en la mas importante tantopor su ubicación, como por su tránsito comercial, estando a la altura delnúmero 49 de la actual calle Mayor. Estaba entre dos grandes torres, entrelas cuales se extendía el arco de acceso.Hacia el primer tercio del siglo XVI, Carlos I, ordenó el derribo de la primitivapuerta medieval y su sustitución por una nueva, con tres arcos, que des-apareció en un incendio en el año 1582.

La Puerta de Valnadú estaba en un entrante de la muralla muy próxima alTeatro Real. La jalonaban dos torres, la torre de los Huesos y la torre deAlzapierna, de origen árabe, que fueron insertas en la muralla cristiana conel fin de defender la fuente de los caños del Peral. También aparece bajo elnombre de Puerta del Diablo, por existir cerca de ella una piedra con cincoagujeros y la marca de una mano, con la cual los árabes se protegíancontra el mal de ojo, y era costumbre al pasar por allí poner la mano en lamarca y escupir. Hoy en día nos queda el recuerdo de donde se ubicódicha puerta por una placa que de esta manera la perpetúa al igual quePuerta Cerrada o La puerta de Moros

Page 9: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

DE MADRID Pág. 9

Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

¿Quién fue el Caballero de Gracia en realidad?.- Entrando actualmente por la calle de La Montera casi ya en la Gran Vía,sale a la derecha una calle estrecha que es la calle de Caballero de Gracia. Si nos adentramos en ella, a la mitad de la calle,más o menos, encontramos a mano izquierda una iglesia de pórtico columnado y pequeña en su interior donde por susilencio y recogimiento incita a la meditación. En este oratorio y sobre una repisa aparece la tumba de un hombre este fueD. Jacobo de Grattis, caballero de origen italiano que fue conocido en Madrid como el Caballero de Gracia.La vida de este caballero tiene dos facetas importantes y bien diferenciadas una de juventud tormentosa, mujeriega, galantey arrogante; y otra a raíz de una experiencia extranatural que le devolvió al camino de la humildad y la ayuda a los demás.

Los años galantes.- La primera parte de su vida, queda bastante bien pintada en la zarzuela La Gran Vía, de ambientecotidiano madrileño y obra magistral dentro del Género chico, donde en una de sus partes la letra hace mención a D. Jacobode Grattis y dice así:

…Caballero de Gracia me llamanY efectivamente soy así

Pues sabido es que a mi me conocePor mis amoríos todo Madrid…

Cuenta la tradición y los mentideros de la Villa que este D. Jacobo de Grattis era un hombre bien parecido, agradable y conun gracejo especial para el género femenino lo que le convertía en un seductor nato que conseguía todas las aventurasamorosas que emprendiera; era perseverante y nunca aceptaba un “No” por respuesta. Se cuenta que una noche cortejandoa las nietas de un conocido caballero en los ámbitos más ricos y prestigiosos de la capital, se vio sorprendido por la presenciade dos embozados cuyos rostros iban escondidos bajo amplios chambergos de abundantes plumajes y anchas alas que lesalieron al paso. La calle estaba totalmente solitaria y en aquel lugar se encontraba la “Casa de las Victorias” , nombre porel que se conocía a la casa de las damas cortejadas y herederas del rico caballero madrileño. D. Jacobo temiendo la llegadade más galanes, sacó su acero y se enfrentó a ellos.Aunque su fama como excelente espadachín era conocida en todo Madrid, no pudo hacer frente a sus competidores querápidamente atacaron, fue malherido y tuvo que rendirse; mientras caía al suelo momento en el que escuchó la voz de suscontrincantes que le gritaban ..” Avrergonzaos caballero, os han vencido las Victorias”. Tal fue la repercusión de este hechoque ha pasado a los mentideros de la Villa los cuales narran que llamaron a la calle de “Las Victorias” , actualmente calle deValverde.

La calle del Desengaño

En otra ocasión rondaba el señor De Grattis a una dama de la que recibía desdenes y negativas y de la que tenía la sospechaque el príncipe Vespasiano de Gonzaga quería conseguir sus favores. Don Jacobo, una noche que paseaba por cerca de lacalle de la dama, en un lugar oscuro y recoleto, se encontró con el príncipe, loco de ira y celos sacó su espada para dirimir susdiferencias en un duelo a muerte.Cuando estaban en el fragor de su particular pelea, vieron la sombra de una dama que era perseguida por un animal que seles antojó un zorro; inmediatamente los caballeros pospusieron su rencilla y corrieron espada en mano a ayudar a aquelladesamparada dama, corrieron hasta una tapia donde la dama se había detenido y Don Jacobo le preguntó que quién era;pero la dama había huido y no quedaba más que un espectro arrimado a la pared. Se atrevió a levantarle el velo con la puntade su espada y viendo que no respondía y que tampoco respiraba, volvió a preguntarle ¿Quién eres tú? volvió a preguntarlearrancándole el manto negro que la cubría para poder ver la cara de la misteriosa dama y comprobó que era una momia enbuena conservación con ropajes de terciopelo. Según se cuenta los hombres exclamaron: ¡Qué desengaño!. Después de la sorpresa, don Jacobo siguió su camino con una frialdad y entereza que impactaron en su rival. La expresióntambién paso a la historia de Madrid tomando aquella calle el nombre del calle del Desengaño. Se dice en los mentiderosque probablemente fuera un truco que utilizaban los seguidores del príncipe Carlos para reunirse en algún palacio cercanopara conspirar contra Felipe II.

Page 10: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

La imagen de Nuestra Señora de Madrid

Reinando en España Felipe II, los alrededores de la Puerta del Sol eran un enjambre de lupanares ymancebías públicas. De entre todas ellas sobresalía una donde en una de las habitaciones de la primeraplanta, se exhibía una imagen de la virgen que por medio de un artilugio movía las manos y la cabeza,sirviendo de reclamo de la mancebía a las gentes que pasaban por la calle.Una noche una pareja de la Cofradía de las Ánimas, a la cual pertenecía don Jacobo de Gratis, que ibapidiendo limosna para sufragar los gastos de las personas sin recursos que fallecían en los hospitales,escandalizados por la herejía se lo comunicó al Caballero de Gracia quien puso el caso en manos delSanto Oficio. Los dueños del burdel fueron apresados y la imagen de la Virgen bajo la advocación deNuestra Señora de Madrid, fue trasladada al Hospital General.Por aquellos días Gratis estaba en conversaciones con unos carmelitas calzados que para fundar unnuevo convento de su orden, buscaban el favor real. Don Jacobo empleó todas sus relaciones e influenciaante el rey para que se levantara en el solar que ocupaba el burdel, una iglesia dedicada a la Virgen delCarmen para desagravio de la imagen de Nuestra Señora de Madrid..En principio, y ante la resistencia del Consejo, edificó un pequeño oratorio de madera. Posteriormente,con la ayuda e intervención de personajes de la corte, caballeros adinerados y el obispo de Popayán,se levantó un sólido convento y una iglesia.En la actualidad, el convento ha desaparecido pues ocupaba el lugar donde ahora aparecen las salas delcine Madrid. La iglesia, que está entre las calles del Carmen y Salud, tiene categoría de parroquia.

La calle del Clavel

En un pequeño jardincillo que se había conservado en el pequeño y mal acondicionado convento de lasConcepcionistas Descalzas, que eran los restos del palacio y jardines de don Jacobo de Gratis, habíauna hermosísima mata de claveles. La suerte quiso que pasara a visitar el convento doña Margarita deAustria, quien desde un mirador observó la preciosa mata de claveles del jardincillo e hizo excelentescomentarios sobre su belleza. Una monja le ofreció un ramo de los olorosos claveles y ésta los recibiócon gran demostración de aprecio. El rey (viendo las malas condicionesde vida de aquella comunidad) preguntó a la madre abadesa de quiéneran las dos casas colindantes, y ésta respondió al monarca que loignoraba, pero don Jacobo de Gratis, que iba en la visita, le informóque una pertenecía al arzobispo de Santa Fe (recientementeconsagrado) y la otra era de un magistrado de la casa y corte, donFrancisco Solórzano. El monarca tomó nota de los nombres.El duque de Lerma quiso anticiparse al monarca y compró las dospropiedades, argumentando el no haberlas comprado antes por unaserie de gastos que había tenido por sus donaciones a conventos. Porotro lado, don Jacobo quiso hacerlo también por su parte, lo que originóuna enorme disputa entre De Gratis y el Duque de Lerma sobre laadquisición de las fincas. La reina Margarita regaló un clavel a cada

Historia de MadridMiguel Soler de Arespacochaga

Pág. 24 DE MADRID

Page 11: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

uno de los encartados en el asunto y tanto el Arzobispo de Santa Fe (que estaba agradecido por supromoción a primado de Indias) como el alcalde de corte don Francisco Solórzano (también agradecidopor su nombramiento de Consejero de Estado) derribaron sus fincas y construyeron, el primero, lacapilla mayor de la iglesia y parte del convento, y el segundo, el crucero, por cuyo motivo hubo que abriruna calle que comunicase con la de Caballero de Gracia llamándola por la circunstancia de la mata declaveles y el regalo de la reina Margarita calle del Clavel.

Un aviso del Más allá y Vejez

El Caballero de Gracia es recordado por el enorme giro que dio su vida a raíz del hecho que voy arelatar.Habiendo llegado a Madrid doña Leonor Garcés, bellísima mujer de costumbres recatadas y granarraigo religioso, turolense y desposada con un infanzón aragonés del cual estaba profundamenteenamorada, despertó algún sentimiento en don Jacobo de Grattis, que puso sus ojos en ella como futuraconquista. El caballero intentó seducir a la dama por el camino nor-mal, pero sufrió el desdén más profundo por parte de doña Leonor,propiciando de este modo el de Módena una lección de honestidad.El terror de los esposos y los padres, el hombre conquistador porexcelencia y afamado espadachín, encontró en aquella dama quienpusiera coto final a sus desmanes. Rebelde y contrariado por losdesdenes, don Jacobo compró con oro la fidelidad de la doncellapersonal de doña Leonor, con el fin de que ésta le suministrara unnarcótico para que aquella no opusiera resistencia y le franquearafácilmente las puertas del palacio de la marquesa de Sevillano, don-de estaba hospedada.Al llegar el día y la hora se dirigió a la casa, próxima a la Gran Vía,y al entrar por la puerta escuchó unas voces sobrenaturales que lereprochaban insistentemente su acción. Don Jacobo cayó en tierra,rompiendo la ampolla con el narcótico que debía entregar a la doncella. Cuando el Modenés se repusodel terrible impacto huyó de allí y llamó a la casa como la del Espanto, sin volver a pensar en correríasamorosas. Corrió en busca de su confesor y le relató el caso. Al poco tiempo, Felipe II le envió con unaimportante misión a Roma donde tomó los hábitos, volviendo a España e invirtiendo su fortuna en obraspiadosas.La mayor parte de las casas de esta calle y otras anejas pertenecían a este personaje incluida la “delEspanto” que cedió a su amigo Francisco de Carraciolo y al venerable Agustín Flisco de Adorno -que erasobrino de Santa Catalina de Génova- donde se establecieron los clérigos menores quienes, aprove-chando una ausencia de su fundador, abandonaron la casa trasladándose a otra que les cedió lamarquesa del Valle en la carrera de San Jerónimo llevándose con ellos el Santísimo y dejando elSagrario abierto. Jacobo fue denunciado por los clérigos menores, lo que le supuso la detención,posterior juicio y absolución. Dejó entonces como dueña de su oratorio de San José a la congregacióndel Santísimo Sacramento, que él mismo había fundado. Tiempo después le fue solicitada su mansiónpara establecer en ellas a las Concepcionistas Descalzas Recoletas, que hacia 1600 o 1603 tomaronposesión de ella. Pasado un tiempo y a los 104 años de edad murió don Jacobo, que fue apelado ElCaballero de Gracia.

DE MADRID Pág. 25

Page 12: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Pág. 22 DE MADRID

La historia de Luís Candelas

Miguel Soler de Arespacochaga

Aún puedo sentir en mi piel el frío de Madrid de los años 50, a la caída de la noche ya a final de otoño, a primeros dediciembre.

-¿Habéis terminado los deberes?- Sí mamá contestábamos mi hermana menor y yo (pues José Antonio, el benjamín, aún no iba al colegio).- Bueno, pues en cuanto esté la cena… id a jugar mientras tanto- ¿Mamá nos puedes contar alguna historia de Madrid?- Bueno sentaos alrededor de la mesa.

Obedientes (más por el maravilloso calor de hogar que daban las faldas de la camilla y el brasero de cisco), nossentábamos ansiosos de escuchar aquellas bellas historias con los infantiles ojos muy abiertos, esperando aquella narraciónque sólo los muy amantes de Madrid se habían encargado en escuchar de boca de los ancianos o de leer en los codicilosde los mentideros de la Villa.

-Bueno hoy os contaré la historia de Luís Candelas, un bandido madrileño a quien el pueblo de Madrid adoraba y lasclases adineradas odiaban con todas sus fuerzas.

…Creo que se llamaba Luís Candelas Cajigal, nació en el castizo barrio del Avapiés (como se conocía en el Madridcastizo) a finales de febrero o marzo de 1806, en la calle de Calvario que va desde Jesús y María al Olivar y se llamaCalvario porque allí terminaba un vía crucis de cruces de madera que el mismo San Francisco de Asís, fundador delconvento de su nombre, hizo construir. En el momento de nacer, la comadrona vio una señal en forma de aspa que tenía enla lengua de color nacarado lo cual, en medios de espiritistas y brujas, le asignaban como un verdadero líder o realizadorde grandes hazañas (se comenta que el emperador Napoleón tenía una marca similar). Fue el tercer hijo de una familia declase media. Su padre, dueño de una carpintería, tenía fama de honrado y trabajador. Fue desde pequeño díscolo, rebeldey alborotador y le encantaba hacer pandillas con las que siempre estaba peleando con otros muchachos del barrio. Supadre le llevó a estudiar a San Isidro con los jesuitas, pero al poco tiempo le echaron porque al recibir una torta de uno delos curas Luís le respondió con dos sonoros bofetones.

Pronto pasó de los palos o las piedras para sus peleas a navajas, faltriqueras, cheiras, cachiqueras, rondeñas oalbaceteñas; habían hecho su “coto de caza” en un lugar que llamaban “Las Vistillas”, lugar de los barrios bajos de Madriddonde se daban cita lo peor de cada casa. En cierta ocasión uno de los más fuertes, jefe de una banda rival, retó aCandelas, éste aceptó el reto y lo resolvieron navaja en mano, Luís tuvo más suerte o habilidad que su oponente y leproporcionó un enorme chirlo en la cara, con lo que consideraron zanjada la cuestión. El jefe de la banda rival se llamabaPaco “el Sastre” y las vueltas de la vida les unió de tal forma que éste llegó a ser uno de los lugartenientes de la banda deCandelas.

Al morir el padre en 1821, la madre tuvo que ponerse a trabajar. Con menos vigilancia y, sin el freno del padre, sededicó a lo único que sabía hacer bien: ¡robar! Era hábil, inteligente, audaz, yescurridizo, trayendo en jaque a la policía que no pudo detenerle. Su primera entradaen la cárcel fue hacia el año 1822 cuando tenía unos 16 años.

Le llevaron al “Saladero”, llamada así la cárcel por haber sido un saladero detocino y que se encontraba en la Plaza de Santa Bárbara al final de la calle de Hortaleza.De ésta salió sin cargos de ningún tipo gracias a las influencias de varios personajesde los bajos fondos de Madrid y que no se pudo demostrar su participación directa enel robo. La madre había estado “moviendo palillos” en sus escasas relaciones y lehabía conseguido un empleo honrado de agente del fisco para localizar en diversasprovincias españolas las entradas de mercancía de contrabando o de “matute”, comose conocía en el hablar del pueblo ¡Qué gran contradicción!

Las mujeres de la época se rendían ante él, pues su carácter las hacía estar enuna nube en la que sólo él estaba. Una aventura de faldas provocó su expulsión delfisco. No había sido ésta su primera aventura amorosa, pues iba de mujer en mujerigual que de tasca en tasca. Alguna de sus conquistas fue sonada como el caso deLola «la Naranjera”, que a su vez era la amante del Rey Fernando VII.

Page 13: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

DE MADRID Pág. 23

El vivir a costa de las mujeres le resultaba fácil pues éstas satisfacían todos sus caprichos y necesidades agradeciendoel favor de que Candelas les dedicara su tiempo o un simple requiebro con un beso. En 1827 se casó con Manuela Sánchez,una viuda de 23 años, que también había tenido causas con la justicia, habiendo estado varias veces en la cárcel de Quiñones(que en aquella época era la cárcel de mujeres). La boda se celebró el lunes de carnaval en la parroquia de San Cayetano. Elviaje de luna de miel lo hacen a Zamora, pero al poco tiempo y ver que no tenían una sola vibración se separaron amistosa-mente, él volvió a Madrid y ella se quedó en Zamora. A la vuelta creó su propia banda, con la que ya no hacían pequeñasraterías sino que daban grandes golpes cogiendo gran cantidad de dinero y joyas. Luís Candelas dio un enorme giro al “artede robar”, era un ladrón que utilizaba su finura y habilidad, utilizaba su inteligencia natural para conseguir sus fines; por esosu lema era “No herir ni matar a nadie” ,nada de navajas ni de brutalidad.

Estaba formada por tres lugartenientes: “Paco el Sastre”, Francisco Villena y Mariano Balseiro Todos sabían quedebían llevar a rajatabla las reglas del jefe es decir robar sin matar ni herir a nadie. El total de la banda estaba compuestopor Leandro Postigo, Juan Mérida, José Sánchez “el del peso”, Pablo Maestre,Pablo Luengo “el mañas” y los hermanosAntonio y Ramón Cusó. Todos eran muy valientes y había en-tre ellos una unión como para exponer la vida por cualquiera.

Tenían su punto de reunión en la taberna del “Cuclillo”,en la calle imperial, al lado de los soportales de la Plaza Mayory también muy cerca de la Cárcel de Corte. Próximo donde seencontraba ésta se abrió en recuerdo del bandolero un res-taurante que lleva el nombre de “Las cuevas de Luís Cande-las”. Efectivamente, había bajo tierra un sistema de túnelesque comunicaban con las escaleras que desde esta parte danentrada a la Plaza Mayor y según cuenta la leyenda, aún sepueden ver en los escalones dos respiraderos por los que losafines veían venir a los Migueletes y así propiciar por una puer-ta secreta en la parte de atrás de la taberna del “Cuclillo” aCandelas y su banda una salida de escape. El dueño de estataberna apodado “el Cuclillo” era un hombre cojo, cuya coje-ra se había producido al escapar de una cárcel de París y sol-tarse de las cadenas que le sujetaban manos y pies, que le de-jaron unas profundas heridas en un tobillo. Era el Cuclillo un hombre amigo de sus amigos y por tanto hacía lo que Candelasle pedía, tenía excelentes relaciones a todos los niveles lo que le sirvió en alguna ocasión para sacar a Candelas de algún líode cualquier índole. A cambio, el bandolero le reservaba una parte del botín como si fuera uno más en la banda.

Otros lugares o puntos de reunión de Candelas y sus hombres eran “La Taberna de Jerónimo el Morco”, que a su vezera cuñado de Balseiro, que se encontraba en la calle Mesón de Paredes; “La Taberna de La Paloma”, en la calle de Precia-dos, la de “Traganiños” en la calle de los Leones junto a Jacometrezo, y la taberna del “Tio Macaco” en su propio barrio delAvapiés.

Después de un gran golpe desaparecía y ni siquiera sus hombres sabían dónde se encontraba. Con su inteligencianatural y su gran astucia le llevaron a asumir otra identidad: por el día era don Luís Álvarez Cobos, honrado caballero, ricohacendado peruano que vivía en la calle de Tudescos, elegante y buen mozo para quien cosía Utrilla, el mejor sastre deMadrid, y su criado Román le maquillaba y disfrazaba. De esta forma por el día frecuentaba los mejores ambientes de lacapital, haciendo amistades entre las mejores esferas de Madrid. Así solía ir a los bailes, la ópera, los toros, los cafés, etc.siendo aceptado en los círculos más distinguidos. De noche, en la taberna del “Cuclillo” volvía a ser el moreno de patillashachonas y flequillo bajo el pañuelo adamascado, sombrero calañés, faja roja capa negra, calzón de pana y calzado cómo-do ya que todo este mundo le facilitaba sus golpes a estos ricachones con los que socorría a los más desamparados madri-leños en su vida diurna.

Page 14: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Pág. 20 DE MADRID

La historia de Luís Candelas (2)

Miguel Soler de Arespacochaga

Condenado a catorce años en Ceuta

En el año 1823, fue apresado y condenado a catorce años en Ceuta, donde le trasladan junto a otros delincuen-tes en una cuerda de presos. A medida que pasan las horas y se van alejando de la capital, crece la desespera-ción de Luís, pues cada vez ve menos posibilidades de escapar y no cumplir la condena impuesta por lostribunales de la Villa y Corte. Llega la noche, y los guardias deciden quedarse en Camperos, habilitando un pajarpara que duerman los reos y proseguir el camino por la mañana.Esa noche “el bandido Generoso” no puede dormir, pasan por su cabeza los esfuerzos de su padre por queaprendiera el oficio, las lágrimas de su madre cuando, preocupada por sus tardanzas, le abre la puerta y lepregunta si está herido para curarle con sus amorosas y acariciantes manos, la sonrisa franca y sin igual de suesposa María el día de su boda, los sueños de los viajes a ultramar desde La Coruña. Todas estas escenas queinvadían su mente no podían doblegar su espíritu luchador. Como si alguien se lo dijera al oído repara en uncandil que alumbra la estancia, en un descuido de los despistados guardias ya casi vencidos por el sueño y enun rápido movimiento vuelca el candil y la paja seca empieza a arder provocando enormes llamaradas. Ante eldesconcierto general, corre atravesando el campo durante horas, está casi extenuado pero coge fuerzas son-riendo ante el júbilo de verse otra vez en libertad.En los mejores círculos de Madrid, se comenta la repentina desaparición de don Luís Álvarez Cobos; algunosdicen que cayó enfermo, y otros que tuvo que salir para el Perú para atender allí sus múltiples negocios. Solosus hombres saben la verdad e intentan apagar en vino su mala suerte en la taberna del “Cuclillo”.Candelas, agotado y sin fuerzas, caminó hasta una pequeña granja. En ella había una mujer embarazada y enavanzado estado de gestación a la que llamaron Rosa. Candelas llamó a un pequeño muchacho del pueblo y ledijo que corriera a llamar al médico porque la Rosa estaba a puntode dar a luz y era requerido en aquel lugar. Se apostó junto alcamino y cuando pasó el médico le asaltó, le quitó el dinero quellevaba y su caballo y a todo galope se encaminó hacia Madrid. EnSan Martín de Valdeiglesias dejó el caballo y tomóla primera dili-gencia hacia la capital.

Dos golpes famosos

El golpe del reloj de oroEn una ocasión, estando don Luís Álvarez Cobos en una reuniónde un café con otros distinguidos caballeros, le sustrajo con suhabitual pericia, un reloj de plata al señor Alcántara Villancico (alque había visto otro de mucho más valor de oro). Al rato se despidió cortésmente de sus amigos y disfrazándosede mozo se fue a la casa del citado señor, que era Oidor de la Real Audiencia. Le abrió su esposa la puerta yLuís le enseñó el reloj de plata de su esposo y le dijo que había sido enviado por él con el recado de que le dierael reloj de oro y se lo llevara, ya que el que llevaba se le había estropeado y le era imprescindible.La mujer se lo entregó y cuando iba a guardarse el de plata Candelas se ofreció a dejarlo en un relojero de todaconfianza, por cuya puerta había de pasar para llevar el otro a su esposo. La mujer le quedó muy agradecida ycerró la puerta dándole las gracias.

Page 15: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

DE MADRID Pág. 21

El golpe del Obispo

Una bella mañana primaveral, bajando de un coche de caballos con el escudo episcopal pintado con todaostentación en la portezuela, aparecieron el obispo y su secretario en una casa de objetos religiosos. El obispoera un pobre hombre sin muchas luces a quien los hombres de Candelas habían convencido, disfrazado ycomprado su silencio total, y el secretario de su Ilustrísima que era el mismísimo Luís Candelas. Dirigiéndose alempleado le rogó que le sacara varios artículos de culto muy valiosos; el obispo con su silencio infundía enormerespeto.

Llegada la hora de pagar, Candelas le comunico avergonzado y apesadumbrado que no llevaban dineroencima por miedo a los bandidos y le propuso irse en el coche con los objetos comprados a la residencia delobispo para traerle el dinero y mientras su Ilustrísima se quedaría allí descansando. El vendedor asintió sinrechistar y le sacó al obispo su más cómodo acomodo para que descansara.

Acabó de atender a los demás clientes, llegó la hora de cerrar y por respeto al obispo no dijo nada. Pasada unahora se dirigió al obispo y comprobó que en su mutismo se había quedado dormido. Le preguntó acerca de losque sucedía, aclarándose el caso pero siendo demasiado tarde para coger al “Bandido Generoso”.

Conexiones políticas

Hubo otros golpes famosos, como el de la casa del sacerdote don Juan Bautista Tárrega, el de la calle delCarmen a la modista de la reina, el de la espartería de la calle de Segovia, el secuestro en Arroyo del Torero ytantos y tantos otros...

En uno de estos golpes fue apresado de nuevo y coincidiendo con una epidemia de cólera que azotaba Madrid,Luís Candelas cayó enfermo con mucha fiebre, y ante el temor de contagio por si fuera cólera sus carceleros lollevaron a la enfermería, durándole la fiebre justo el tiempo de escapar de allí. Fue vuelto a capturar y en estaestancia conoció en la cárcel a don Salustiano Olózaga, que estaba allí por conspirar contra Fernando VII en laconspiración de Miyar. Este delito estaba terriblemente penado por la ley hasta el punto de ser considerado altatraición. Candelas hizo amistad con él y le ayudó a escapar. Al llegar a la puerta principal y dispuesto a lo quefuera, Candelas con una bolsa de monedas de oro en una mano y una “cheira” en la otra pronunció la famosafrase de “Onzas o muerte reparto”. Olózaga nunca olvidóeste hecho y le propuso entrar en la masonería, creando laLogia Libertad 6, que tenía su sede en la plaza del Biombo,número 1; su nombre masón era Temístocles.

A menudo Candelas repetía un pensamiento muy claro …”Eldinero está mal repartido y no es justo que mientras unosarrastran coche otros vayan por el lodo; así pues, los quenivelamos las fortunas sin matar ni hacer daño ejercemosuna industria que hacen mal en perseguir.”

Conoció a doña Mari Alicia, guapa, rica y aristócrata, amantede Salustiano Olózaga y con quien la compartía (sin olvidara Lola la Naranjera, como ya os dije antes, amante del rey).Estos le sacaronn alguna vez que otra de apuros con la jus-ticia.

Page 16: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Pág. 18 DE MADRID

El gran amor de Candelas y el fin de la leyenda

Uno de los romances más sonados del bandido madrileño fue el que sostuvo con Clara, joven dedieciocho años que era hija de un importante funcionario. Se enamoraron y se prometieron. Y elamor de Candelas fue tan grande que incluso abandonó Madrid cuando la familia de la joven setrasladó a Valencia.No perdía momento para planear sus robos y poder agasajar a su prometida. En una ocasión sepresentó en una de las mejores joyerías de la ciudad como don Luís Álvarez Cobos. Pidió una joyaespecial para regalarle a su prometida y después de ver todas las piedras preciosas que poseían enel establecimiento, le enseñó una maravillosa perla que era la mejor joya de la joyería. Don Luís lamiró y remiró y en un descuido del dependiente la pegó con resina debajo del mostrador. Al momentose dan cuenta de su desaparición y a petición de don Luís se registra a todos los clientes que estánen el local, empezando por él mismo, para encontrar la perla, que lógicamente no aparece. El joyeropresenta una denuncia contra él que no prospera por falta de pruebas. Don Luís vuelve a la joyeríaa pedir explicaciones y el joyero impotente se deshace en disculpas; el Álvarez Cobos recogedisimuladamente la joya que aún continúa pegada y se despide del joyero cortésmente.Regresa a Madrid con un nuevo cambio de destino del padre de su prometida y Candelas confiesa asu novia su verdadera personalidad, entre ambos toman la decisión de marchar al extranjero.

Una mañana escapan para ir a Inglaterra, pero ya en Gijón, Clararecapacita y se da cuenta del enorme disgusto que les proporciona asus padres; su añoranza pesa más que su amor por el bandido ydeciden, antes de partir, volver a Madrid.La vuelta la harán separadamente, pues la vigilancia se haincrementado en los caminos a consecuencia de la enorme olla apresión en que se había convertido España por las intrigas entrecarlistas e isabelinos, pues el rey había muerto en 1833. Aparte deesto, en Madrid se comentan sus últimos golpes más sonados, comoel de la diligencia de Salamanca a la altura de Torrelodones, condesvalijamiento de todos sus pasajeros; el robo en casa del cura JuanBautista Tárrega, el robo en casa del espatero Cipriano Bustos, el golpeal oidor cesante de la Habana, a la lonja del Genovés, convirtiéndoseCandelas en el hombre más buscado de España.

La historia de Luis Candelas (3)

Miguel Soler de Arespacochaga

Page 17: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

DE MADRID Pág. 19

Al pasar por Valladolid a la altura de Olmedo en Alcazarén un joven sargento de la Milicia Nacionalle da el alto, le reconoce y le detiene.Escoltado es conducido a Madrid, donde es condenado a la pena de muerte por cuarenta robos. Elbandolero aún estudia un resquicio para burlar a la muerte y escribe una carta a la regente MaríaCristina solicitándole clemencia en los siguientes términos:

“A Maria Cristina, Reina Gobernadora.Señora:Luís Candelas Cajigal, condenado por ladrón a la pena capital por la Audiencia territorial, a vuestraMajestad desde la capilla acude reverentemente. Señora: no intentará contristar a vuestra majestadcon la historia de sus errores ni la descripción de su angustioso estado. Próximo a morir sólo implorala clemencia de vuestra Majestad, a nombre de su augusta hija, a quien ha prestado servicios y porquien sacrificaría gustoso una vida que la inflexibilidad de la ley cree debida a la vindicta pública o ala expiación de sus errores. El que expone es Señora, acaso el primero de su clase que no acude aVuestra Majestad con las manos ensangrentadas, su fatalidad le condujo a robar, pero no ha muerto,herido ni maltratado a nadie: el hijo no ha quedado huérfano ni viuda la esposa por su culpa. ¿Y esposible, Señora, que haya de sufrir la misma pena que los que perpetran dichos crímenes? Hacombatido, Señora, por la causa de vuestra hija. Y ¿no le merecerá una mirada de consuelo?. ¡Ah!Señora, esa maravillosa prerrogativa de ser árbitro en ese momento de su vida, empleadla con elque ruega, próximo a morir. Si los servicios que prestaría, si Vuestra Majestad se dignase perdonarle,son de algún peso, creed, Señora, que no los escaseará.Si esta exposición llega a vuestras manos, ¿será posible que no alcance la gracia de quien tantas hadispensado?.A Vuestra Majestad, Señora, con el ansia del que sabe la hora a que ha de morir, ruegaencarecidamente le indulte de la última pena para pedir a Dios vea Vuestra Majestad tranquilamentesentada a su augusta hija sobre el trono de sus mayores.Capilla de la Cárcel de la Corte, a 4 de noviembre de 1837, a las doce de la mañana.»

El indulto no llegó y dos días más tarde, el mismo año enque otro romántico Mariano José de Larra puso fin a suvida saltándose la tapa de los sesos, Luís Candelas “elbandido generoso”, adorado por el pueblo de Madrid, alos 31 años, murió ajusticiado con garrote vil en patíbulolevantado en la puerta de Toledo. Antes de ser ajusticiado,ya en el cadalso, le hizo ver a su verdugo que le faltabaun botón en el chaleco y antes de morir gritó:“¡Patria mía se feliz” .

Page 18: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Pág. 18 DE MADRID

De Madrid

Miguel Soler de Arespacochaga

La Dama de la Rosa Blanca

Corría la época del Madrid galante y caballeresco, en una noche de frío invierno un lunes de carnaval. El frío y la oscuridad

de una noche sin luna invitaban sin duda a guarecerse en cualquier lugar caliente. Un extranjero, había sido invitado a uno de

los innumerables bailes que en Madrid se celebraban, pues los bailes de carnaval entonces eran una práctica muy común en

Madrid, sobre todo entre las altas esferas de la burguesía, donde se trataban y se daban todas situaciones para las más

rocambolescas historias.

En aquellos bailes, uno de los juegos favoritos de los personajes que asistían era el descubrir quien era quien detrás del

disfraz y la careta o antifaz que cubrieran sus rostros.

El hombre de nuestra historia después de andar por varias calles, entró en un palacete que había pertenecido a una bellísima

dama. Cuenta nuestro protagonista que nada más entrar, una mujer vestida de negro, con esbelto porte, guantes blancos y

con unas rosa blanca en sus manos, se fijó en él y tácitamente con diferentes y coquetos movimientos, le invitó a seguirla.

Nuestro hombre no se resistió, pues intentaba descubrir qué dama estaría tras el negro antifaz. A cada nombre que él decía,

la dama respondía coquetamente que no con la cabeza.

No bailaron, como el resto de las personas que estaba allí, sino que se dedicaron a pasear por la casa cogidos del brazo, con

el silencio roto sólo por las pocas frases que él pronunció. Al poco rato, estaba fascinado por la ardiente mirada de aquellos

ojos negros como tizones que se veían tras el antifaz, por sus delicadas manos y aquellos pequeños pies que adornaban el

calzado que llevaba.

Los demás invitados les miraban sonrientes, con cierta envidia y murmurando en voz baja, quizás haciendo comentarios a

cerca de la identidad de la joven, hecho que para ellos pasaba desapercibido. Cuando la fiesta estaba en su cénit ella en voz

muy baja le susurró al oído que la acompañara; él acepto con sorpresa y alegría, pues al fin podría saber a que dama había

estado acompañando toda la noche. Salieron de la fiesta levantando los comentarios del resto de los invitados que no

habían podido reconocer a la misteriosa dama.

Nuestro protagonista, se sentía inquieto al percibir la helada sensación de la mano fría sobre su brazo y no saber hacia

dónde iban. Volvió a insistir en conocer su nombre, pero ella siguió andando sin articular palabra alguna. Al llegar a la Iglesia

de San José, entraron por una puerta lateral a la sacristía, él cada vez mas inquieto y ella con el paso firme y seguro sabiendo

donde iba. Al entrar la iglesia, él se sintió paralizado por el miedo; en la nave central justo debajo de las crucerías, había un

catafalco con largas telas negras y alumbrado por la mortecina luz de cuatro velones. Ella se encaminó hacia allí tirando del

joven, que prefirió poner fin a aquella aventura, y con mucho esfuerzo, logró desasirse de la dama que le dejó entre sus

manos, la rosa blanca que había portado durante toda la noche. Ella, se alejó por la nave hasta llegar a la zona más ilumina-

da, allí se volvió, él cerró los ojos, quizás pensando que vería su rostro, deseo que había tenido toda la noche, y que en la

actualidad, le parecía tener una extraña pesadilla de la que lentamente estaba saliendo.

Al volver a abrir los ojos, ella había desaparecido, él, se sintió algo mejor, pero sus pasos le encaminaron hacia aquel catafal-

co con el fin de ver lo que había deseando no encontrar lo que su corazón le decía que encontraría. Al asomarse su cuerpo

se estremeció y su sangre se heló al verla tumbada, quieta, inerme, y con el rostro aún más céreo de lo que hubiera podido

imaginar.

Salió precipitadamente de la iglesia, y fue corriendo a su casa donde permaneció varios días enfermo, sólo se atrevió a

contar a su médico la extraña aventura que había vivido el lunes de carnaval. El viejo galeno, le relató una historia de un

lunes de carnaval y una bellísima mujer que fue seducida por un caballero al que opuso resistencia y fortuitamente en el

forcejeo la mató, herida de muerte la dama, se refugió en la iglesia de San José donde expiró en medio de un charco de

sangre. La leyenda dice que vaga su alma sin descanso por el palacio la noche del lunes de carnaval para enamorar a un

caballero y llevarlo junto a ella allí donde estuviera.

Page 19: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

DE MADRID Pág. 19

Las monjas endemoniadas

Fue al principio del reinado de don Felipe IV cuando se fundó el convento de San Plácido, en el que ingresaban jóvenes de

buena familia que quedaban bajo la tutela de la abadesa y fundadora, doña Teresa Valle de la Cerda.

Doña Teresa había estado prometida con don Jerónimo de Villanueva, que era muy amigo y compañero de “francachelas”

del rey, aparte de su hombre de confianza. Cuando doña Teresa y don Jerónimo estaban a punto de casarse, doña Teresa le

comunicó que no deseaba casarse, y que lo que quería era profesar en una comunidad religiosa.

Don Jerónimo, demostrando enorme comprensión y gran generosidad, no solo le dio su bendición, sino que una gran parte

de sus riquezas las invirtió en la construcción del convento, erigiéndose como patrono del mismo y su protector. Hizo

construir la casa al lado del convento, en la misma calle donde vivió el noble, cuya casa se convirtió en centro de reunión

de las personalidades más sobresalientes de la época, entre las que se encontraban el Conde-duque de Olivares y el mismo

rey. Pasado algún tiempo se nombró confesor del convento a fray Francisco García Calderón; la vida en el convento trans-

curría tranquila hasta que un día, una de las monjas empezó a tener extrañas convulsiones y retorcimientos, expulsaba por

la boca espuma y otros líquidos de color verdoso amarillento con gestos y acciones no comentables y palabras soeces.

Intentaron calmarla por todos los medios y al no conseguir el propósito, el confesor dictaminó que estaba poseída por el

diablo.

Puede ser que aquello hubiese quedado en una mera anécdota de la época, pero la verdad es que al poco tiempo eran

varias las monjas afectadas por el mismo mal, incluso la propia abadesa.

Tres años más tarde, el Santo Oficio encarceló al confesor, a la priora y a muchas religiosas. En las diferentes vistas del

juicio, que duró varios años, no se esclarecieron del todo los hechos, pero según cronicones de las época, fray Francíco,

sometido a tormento, relató las prácticas que se llevaban a cabo en el convento, punto que escandalizó grandemente y

llevó al religioso a pena de muerte, y las monjas fueron repartidas por diferentes conventos por los cuatro puntos de

nuestra geografía.

Doña Teresa fue desterrada por cuatro años, pero echando mano de los personajes influyentes de la época, pudo reinte-

grarse a su puesto mucho antes de lo que establecía la condena.

El reloj que toca a difuntos

En cierta ocasión, el señor de Villanueva comentó al rey de la exquisita belleza de una de las monjas de San Plácido,

llamada doña Margarita de la Cruz. El Rey, respondiendo a su fama de mujeriego y conquistador, rogó al señor De Villanueva

que le presentara o al menos le dejara ver la belleza de aquella dama. El señor De Villanueva urdió un plan para que esto se

produjera y disfrazando al rey, le hizo llegar hasta el locutorio, donde pudo disfrutar de la enorme belleza de doña Marga-

rita.

Tanta impresión causó en el soberano aquella belleza, que las visitas se hicieron frecuentes. Este hecho no podía quedar

silenciado y dieron lugar a murmuraciones que se extendieron por todo Madrid. Para acallar con el tiempo las murmura-

ciones, el rey hizo abrir un pasadizo desde la casa de su amigo al convento, cosa que se hizo, aprovechando una estancia

abovedada donde se almacenaba carbón para calentarse en invierno y para las cocinas, de esta forma, verían al rey entrar

a visitar a su amigo .

Enterada la madre abadesa de la trama, y temerosa de las terribles consecuencias que podría tener, rogó al Conde-duque

de Olivares y al señor De Villanueva que disuadieran al rey, pero no pudiendo cambiar los planes del soberano, la abadesa

tejió un plan lo suficientemente fuerte como para hacer desistir al monarca.

Terminada la construcción del túnel, el rey en una de sus visitas, quiso llegar hasta los aposentos de doña Margarita. Al

abrir la puerta, se encontró con la escena preparada por la madre abadesa. La monja yacía sobre unos almohadones a la

tétrica luz de cuatro velas y con las manos entrecruzadas sobre el pecho sujetando un crucifijo.

El rey quedó profundamente impresionado por la visión, y tal vez por arrepentimiento, de sus malas intenciones, mandó

construir un reloj que cada vez que diera algún toque sonara al toque de difuntos que dan las campanas, y encargó a Diego

Velásquez su famosísimo Cristo, que estuvo en el convento hasta ser trasladado al Museo del Prado .

Page 20: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Pág. 22 DE MADRID

Calle de la Torrecilla del Leal

Vamos a remontarnos a mediados del siglo XIV, entre los años 1340 y 1360. La escena se presenta, con un rey moribundo, donAlfonso IV de Castilla, y un trono acechado por insidias tensiones políticas y muchas luchas sociales, que ostentó su hijo Pedro I,que fue llamado por el pueblo “El Cruel”.Entre sus hermanos bastardos estaba la feroz oposición de don Enrique de Trastámara, que dejaron en el Madrid de la época unaserie de historias y leyendas que aún se recuerdan en los bares y cafés de la calle de La Torrecilla del Leal.Nadie podría imaginar las encarnizadas luchas y los asedios que sufrió Madrid en aquella época, ya que permanecía leal al rey donPedro. Este, ante los embates de su hermano bastardo don Enrique, mandó cerrar todas las puertas de la fortaleza que rodeabaMadrid, con lo que el de Trastámara puso cerco a la ciudad. Después de varias escaramuzas de don Hernán Sánchez de Vargas,(primo de Iván de Vargas), donde el pueblo de Madrid pudo probar, como tantas veces a lo largo de la historia, su nobleza, sulealtad, y su valentía, llegó don Enrique a las puertas de la Villa, gracias al concurso de las Compañías Blancas, con mercenariosfranceses mandados por Beltrán de Duguesclin.Dícese que en las afueras vivía una humilde hilandera en un vertedero que existía entre dos calles (Preciados y Carmen en laactualidad), en cuyos aledaños existían unos túneles de unas antiguas minas que entraban en la Villa a través de unas cuevas. DonEnrique se acercó a hablar con la hilandera para que sus soldados pasaran por la mina, y ésta le contestó que el camino eraangosto y tortuoso a través de los pasadizos y que tenía salida al arrabal de San Ginés, desde donde, siguiendo el curso del arroyo,podrían deslizarse hasta el Alcázar. Inmediatamente, don Enrique ordenó a varios soldados que se introdujesen por la atarjea. Lahilandera les acompañó con un candil, que a pensar de los soldados alumbraba muy poco, y para tener más luz encendieronantorchas, de las que dijo la hilandera que podrían ser vistas por la proximidad de la villa y que si entraban en la mina les cortaríanel paso. A la luz del viejo candil fueron discurriendo por los estrechos pasadizos, hasta que un golpe de aire apagó el candil. Aoscuras anduvieron perdidos, mientras la vieja que conocía todos los vericuetos como la palma de su mano, logró salir al arrabal,encendió el candil en una casa diciendo que venía fugitiva, y volviendo a entrar en la mina sacó a los sitiadores siendo reconocidala mina por don Enrique, acompañado de la vieja. Volvieron a la casa de la vieja hilandera y don Enrique dio orden a sus soldadospara la ocupación del arrabal. Hizo proposiciones a los madrileños pero no fueron aceptadas por estos y finalmente conquistó lavilla.El rey bastardo, en reconocimiento de su ayuda, regaló a la vieja hilandera un candil de plata. Posteriormente los hermanosPreciados compraron la casa y el terreno, disputaron por el valioso candil, y como pertenencia del rey, se mandó fundir y haceruna lámpara que adornara el santuario de Nuestra Señora de Atocha.

La Virgen de la Muralla

Al llegar los musulmanes a España, en el siglo VIII, los madrileños escondieron el cuadro de laVirgen en un cubo de la muralla de la ciudad, con dos velas encendidas. Con la conquista deMadrid por Alfonso VI, el rey, que conocía la leyenda, prometió buscarla en cuanto erradicara a losmusulmanes de Madrid.Y así fue, en el año 1085 volvió el rey a Madrid para cumplir con la promesa hecha. Organizó unaenorme procesión, implorando la ayuda divina para encontrar la imagen casi tres siglos despuésde haber sido escondida. Los rezos de los madrileños, las plegarias y la devoción a la Virgen hicieronel resto, pues al pasar por la muralla, una parte de ésta se desprendió, dejando al aire la hornacinadonde estaba la Virgen con sus dos velas encendidas.El nombre de Almudena (de origen árabe) proviene, según la leyenda, de que a los pies del agujerode la muralla se encontró una alhóndiga de trigo que los árabes llamaban almuden, lo cual dioorigen al nombre. También se dice, que cuando la dominación árabe, se hablaba de la Alcazaba o recinto fuerte que comenzósiendo Madrid, y de la muralla que la circundaba, todo este conjunto se llamaba en árabe Almudayna de donde también puedehaber derivado el nombre de la santa patrona de Madrid. La iglesia de Santa María fue la primera iglesia de la ciudadela de laAlmudena. Estaba en la calle Mayor, frente de lo que hoy es Capitanía General. La iglesia sufrió varias remodelaciones, hasta quepor la década de 1860 a 1870 fue derruida para prolongar la Cuesta de la Vega y unir con Bailén. El Ayuntamiento, en recuerdo dellugar donde estuvo Nuestra Señora de la Almudena en la muralla, hizo una hornacina y puso una imagen de la Virgen con dosfarolillos que creo aún se puede ver.

De MadridMiguel Soler de Arespacochaga

Page 21: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

DE MADRID Pág. 23

Los Lamentos en Santo Domingo

Entre las calles de Diego de León y General Oraá está el convento de Santo Domingo el Real, en honor de Santo Domingo deGuzmán, que en el siglo XIII y a su paso por Madrid quiso construir un monasterio sobre un terreno fuera de la puerta de Valnadúy por tanto fuera de las murallas de la ciudad, en unos terrenos que el concejo de Madrid le cedió a un fraile llamado PedroMandín y en cuya construcción Santo Domingo colaboró con sus propias manos. Aunque en un primer momento fue pensadopara religiosos, se destinó después a religiosas dominicas donde ocurrió el suceso que os voy a relatar.Don Juan de Castilla era un noble madrileño que tenía sus posesiones y su casa en una finca cercana al monasterio. La esposa dedon Juan sufría con frecuencia desmayos y estados de inconsciencia de los que se reponía al poco tiempo. Tuvo don Juan queabandonar Madrid por ciertos asuntos que le requerían fuera de la Villa, y contrató un joven médico para que se ocupara de suesposa en su ausencia. A los pocos días de la partida del esposo, doña María Cárdenas, que así se llamaba la esposa de don Juan,sufrió una recaída que la tuvo postrada en el lecho. Las doncellas personales que la atendían al entrar en el aposento por lamañana, la vieron inconsciente y pensaron que sería un nuevo episodio de la enfermedad. Al ir a reanimarla y no conseguirlo,asustadas avisaron al médico, quien después de un concienzudo examen dictaminó que doña María de Cárdenas había muertosúbitamente. Se celebró el entierro con la ausencia del marido, el cual había dispuesto que se le diera sepultura en una de lasbóvedas del monasterio de Santo Domingo.Al día siguiente, cuando las monjas del monasterio se dirigían a maitines comenzaron a escuchar gemidos, lamentos y ayes queles alarmaron; no pudiendo explicar la razón de aquellas voces que parecían llegar de ultratumba, se pusieron a rezar hasta quelas mismas se acallaron.Al cabo de los meses cuando regresó don Juan y al enterarse de la fatal noticia, quiso postrarse a rezar junto a la sepultura de suquerida esposa. Bajó en silencio con servidores y religiosas, portando farolillos y hachones encendidos y al abrir la puerta de labóveda donde estaba enterrada doña. María, enmudeció aterrorizado al ver que su esposa permanecía de rodillas con la mortajadesgarrada. ¡La habían sepultado viva!Recibió de nuevo cristiana sepultura, y la experiencia vivida en las bóvedas de santo Domingo le produjo al poco tiempo la muertea D. Juan. Pasados los años, se descubrió una nueva enfermedad: la catalepsia.

La Virgen de la Corte

Al hablar de la Virgen de la Corte, naturalmente nos referimos a Nuestra Señora de Atocha, siempre unida al fervor de lasmonarquías españolas desde tiempo inmemorial y que en la actualidad continúa vigente. El último ejemplo que tenemos es el delos príncipes de Asturias después de su boda, que fueron a postrarse ante la Virgen de Atocha, al igual que tras el nacimiento desu hija, fueron igualmente con la niña ante la Virgen de Atocha y bajo su advocación.Cuenta la leyenda que la virgen de Atocha, talla que aparece dibujada en el arca de San Isidro, fue encontrada en el siglo VIII porel caballero cristiano Gracián Ramírez.Este devoto de la Virgen de Atocha, vivía en Madrid con su esposa e hijas, y tuvo que trasladarse aRivas del Jarama durante el avance musulmán sobre Madrid. Se cuenta que este caballero y su familia,fieles a esta Virgen, bajaban a Madrid para orar en su presencia. Un día que bajaron, la Virgen noestaba en su lugar habitual, buscada por las cercanías la encontraron escondida en las afueras en unatochal. El caballero pensó que su anterior ubicación era ya insegura y que por esto la habían llevadohasta allí.Al proseguir el avance musulmán y temiendo el caballero que su mujer y sus hijas cayeran en manosde los infieles y fueran deshonradas, humilladas, martirizadas y violadas para regocijo de aquellosmoros, decidió quitarles la vida; con su propia espada y de tres certeros golpes degolló a su mujer ya sus dos hijas.Aterrorizado por la salvajada que había hecho y arrepentido, sin que aquella acción tuviera arreglo,corrió a postrarse entre lágrimas y sollozos ante la Virgen de Atocha para pedir perdón por su crimen;al entrar en la ermita, vio a su mujer y sus dos hijas de rodillas ante la Virgen que le estaban esperando,sin conservar más que una débil línea roja alrededor del cuello como recuerdo del hecho que habíatenido lugar.El nombre de esta Virgen tiene como supuestos dos orígenes: el primero es que tomara el nombredel lugar donde fue llevada; y el segundo es que fuera trasladada por discípulos de San Pedro desdeAntioquia nombre que en latín (lengua hablada por aquel entonces) es Antiochia, quedando en elpueblo con el paso de los siglos deformada en la palabra Atocha.

Page 22: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Pág. 22 DE MADRID

De MadridMiguel Soler de Arespacochaga

La leyenda de San Antonio el Guindero

Volvía un labrador montado en su burro por la cuesta de la Vega para entrar en Madrid despuésde la recogida de la fruta de unos guindos que poseía, cuando ya clareando el día y ante elenorme peso de las alforjas y el labrador, sumado a lo empinado del terreno, el pobre burro casino podía llegar a coronar la cuesta, y su amo le azuzaba con voz y la vara para que el ruciollegara al final de la misma. Un caballero con un brioso caballo venía detrás de ellos, el labradorle hizo paso y el caballo pasó velozmente rozando al burro, quien se defendió soltando doscoces que dieron con los huesos del labrador en la tierra. Este, enojado, arremetió con furiacontra el borrico manejando la vara, y el pobre asno, cuanto más le pegaba su amo mas cocessoltaba haciendo círculos, lo que propiciaba no solo que la mercancía cayera, sino que fuerapisoteada por el amo ciego de ira.Un momento que el labrador apartó los ojos del animal, vio su cosecha esparcida y pisoteadaen el suelo y postrado de hinojos llorando desconsoladamente rezó a San Antonio pidiéndoleayuda. Al levantar los ojos, vio delante de el a un fraile de raído ropaje, que jovial y sonriente, se acercaba hasta él dicién-dole si necesitaba ayuda. El buen hombre le dijo que aquello no tenía arreglo, y el fraile le contestó que podían recoger lasque no estuvieran pisoteadas y así algo se salvaría.Se pusieron a trabajar ambos con los dos serones, y aún no había salido el sol sobre Madrid cuando la carga estaba monta-da en el burro, el labrador no lo podía creer, las guindas estaban rojas y relucientes como si las terminara de cosechar y ¡lasdos alforjas llenas!.Agradecido el buen hombre, quiso obsequiar al buen fraile con unos puñados de guindas, pero este, le pidió que los llevaraa la iglesia de San Nicolás que era donde el estaba. Terminado el mercado y la venta de la fruta, con los bolsillos llenos,reservó un serón para la iglesia de San Nicolás. Al llegar entró y estuvo rezando un rato esperando al buen fraile y al no venir,empezó a mirar la Iglesia. En el altar mayor había un cuadro que representaba al mismo fraile que le había ayudado con suporte jovial y su sincera sonrisa. Dejó el serón a sus pies y corrió a comunicar el milagro. Desde entonces esa imagen de SanAntonio es conocida como “El Guindero” y aún hoy se puede venerar en la iglesia de la Santa Cruz.

La Patrona de los Cómicos

Andando por el actual y controvertido barrio de las letras aún podemos oír los ecos de un Madrid galante de capa y espada,culto, literario, por donde paseaban Quevedo, Lope, Cervantes y lo más granado del siglo de oro de la literatura española.Era el punto de reunión de intelectuales, actores y bohemios, en sus límites se incluían el corral de la Pacheca y de Burguillosy desde la calle del Príncipe hasta la calle del León, Santa María o Huertas.Un día en un bar, (de los pocos que quedan en la zona sin nombre extranjero) oí una de las leyendas religiosas más bellas dela Villa y Corte. Se dice que en la calle León esquina a Santa María, vivía don Carlos Beluti, caballero florentino, con suesposa doña María de Haro. Aquellas piadosas personas mandaron construir una especie de alacena en la esquina de sucasa, donde colocar un cuadro de la Virgen con el Niño dormido sobre sus piernas, rodeada de san José y san Juan, que conun gesto decían que se mantuviera el silencio para no despertar al Niño.En el barrio tuvo excelente acogida la imagen y la bautizaron con el nombre de la Virgen del Silencio, sin embargo pasado eltiempo la imagen fue apuñalada por una mano sacrílega infiriéndole daños que no podían repararse. Cuando esto ocurrió,ya no vivían ni el caballero Florentino ni su esposa pero sí un hijo de ambos, Pedro, que con gran estupor por el ultraje a laimagen colocada por sus padres, mandó colocar otra en el mismo sitio, que también fue acuchillada. Por tercera vez donPedro colocó otra imagen en el mismo sitio, celebrándose misas y novenas, demostrando de esta forma, la veneración queel pueblo sentía por aquel retablo.

Page 23: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

DE MADRID Pág. 23

La calle del Arenal

Otra de las leyendas verdaderamente asombrosas de las calles de Madrid es la de la calle del Arenal.Quizás sea porque las leyendas tienen una parte de verdad, otra de sabiduría popular y otra de misterio y misticismo, por loque estas historias suelen tener millones de adictos, que le gusta escudriñar en los viejos escritos, historias contadas pornuestros mayores y que pasan de boca en boca y de generación en generación, para saber el verdadero origen de losnombres de las calles. Su nombre parte de un sendero que llegaba hasta lo que hoy es el centro de Madrid, y por dondeentraban carretas y mercancías para abastecer a la ciudad, y era de arena rubia una facies geológica de arenas terciariasque sólo se da en nuestra ciudad. Para introducirnos algo en el paisaje, existía también el llamado Barranco de la Zarza, queestaba lleno de zarzamoras a orilla del Manzanares. Y los años pasaron, después fueron décadas, después siglos y la calledel Arenal fue cambiando de aspecto y se fue integrando en el centro de Madrid.Paseando por esta calle y a principios del siglo anterior, veíamos una casa lúgubre y tétrica, casa rodeada de un misterio,que atraía la atención de los viandantes por su extraño aspecto. Era un viejo caserón de los que en día de tormenta y lluviasno invita a guarecerse en ella o en sus proximidades.Este viejo caserón guardaba entre sus muros, el secreto de una historia de amor terminada trágicamente. Volvamos alorigen de la historia. Allá por el reinado de FelipeII, cuando la Inquisición quemaba a brujas y poseídos en la Plaza Mayor,cuando el demonio campaba por sus respetos y hacía caer a herejes en manos del “Sagrado Tribunal”, se dice que una mujerde origen morisco y casada con un comerciante madrileño, se entregó a los placeres de la carne con un hombre bienparecido y con bastantes recursos económicos.Un día de verano cuando el marido se había ido a su trabajo, casi al atardecer, para cerrar unos negocios con unos comer-ciantes que habían venido de fuera, llamó a su amante. Quiso el destino que se desencadenara una fuerte tormenta estival,lo que propició que los comerciantes foráneos no asistieran y le dejaran un mensaje en la venta donde se hospedaban,aplazando la visita para dos días más tarde.Al llegar a su casa, empapado por la lluvia vio luz en su dormitorio, lo cual le pareció sospechoso. De las caballerizas cogióuna afilada hacha con la que partía leña en invierno y se dirigió en silencio hasta la casa. Una serie de gemidos salían de suhabitación, se dirigió a ella y sorprendió a ambos en el lecho. Sin pensarlo dos veces y ante la sorpresa de ambos esgrimióel hacha y dio muerte a los dos amantes.Desde entonces empezaron a sentirse gemidos y lloros en la casa, y que dos figuras fantasmales, se aparecían gritando supecado y pidiendo justicia para el crimen que en ellos habían cometido. Noche tras noche, año tras año, los gritos fantasmales,fueron echando de allí a los moradores de las casas aledañas hasta quedar casi aislada en una manzana, la extraña casadonde moraban el fantasma de un hombre y una mujer que confesaban su pecado y pedían justicia por su muerte. Se dice que el marido se fue nadie sabe donde, pero se especula, que ingresó en un convento de frailes para terminar susdías expiando su crimen,dedicado exclusivamente al cuidado de los enfermos y a ejercer la caridad entre los másdesfavorecidos.El caserón de la calle del Arenal, fue cerrado a cal y canto, quedando en la memoria de las gentes, como el caserón dondemoraban los espíritus de un hombre y una mujer, que por su amor ilícito quedaron unidos en la otra vida y vagaban por elviejo caserón hasta que este fue derruido por su mal estado en el pasado siglo.

Una joven criada de unos conocidos actores de Madrid, quedó tullida a consecuencia de un mal parto que, casada con unbuhonero, se vio obligada para subsistir con su hijo, a pedir limosna por aquella zona de Madrid, llevando unas pesadasmuletas que la sostenían.Un día por las calles, sus antiguos amos la reconocieron y, ante las preguntas de los mismos, la pobre mujer les contó sutriste historia, rogándoles que se hicieran cargo de sus hijas para no verlas inmersas en la miseria del hambre y las enferme-dades. Así lo hicieron los antiguos amos, y Catalina, que así se llamaba aquella desdichada, permaneció en la calle bajo suVirgen del Silencio de la que era muy devota confiando en que no la abandonaría.Decidió hacer una novena a su Virgen y al llegar el último día de la misma (15 de julio de 1624), se quedó dormida a los piesdel retablo. Cuando despertó, se vio curada de todos sus males, podía andar sin muletas y estaba totalmente sana.En 1624 se recabaron firmas para quitar a la Virgen de su hornacina en la calle para que no sufriera mas ataques. Entre lasfirmas recolectadas estaban la de Juan Ruiz de Alarcón y la de Félix Lope de Vega y Carpio. Esta Virgen tomó gran difusiónentre los actores y escritores donde encontraron apoyo para la jubilación y tierra santa para su inhumación. Se acordóhacer una capilla en la iglesia de San Sebastián donde aún se sigue venerando.

Page 24: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Pág. 18 DE MADRID

De MadridMiguel Soler de Arespacochaga

La calle de la Amargura

De entre las leyendas sobre los nombres de las calles de Madrid, resalta el extraño nombre de calle de la Amargura, que hoyen día se encuentra camino del Alto de Extremadura en sus límites inferiores con el Paseo de Extremadura. Para hallar la raízdel nombre de la calle, tendremos que situarnos varios siglos atrás.Viajaremos en el tiempo hasta el siglo XIV exactamente al dia 7 de Septiembre de 1312. Contemplamos Madrid como unaciudad liberada del moro y siendo uno de los lugares más prósperos y ricos de España, con abundantísima agua, lagos, ríos yunos enormes bosques que la rodeaban donde la caza dl jabalí, el corzo, el ciervo y el oso eran prácticas comunes en losnobles de la época. Alfonso XI el Justiciero, que era rey de Castilla y León por estos tiempos, llegó a la mayoría de edad a losquince años, habiendo mostrado ya sus dotes de gobernante, al deshacer grupúsculos de opositores esparciéndolos a lolargo y ancho de la geografía española.A esta edad y algo más mayor, su principal afición era la caza en los bosques de Madrid, donde pasaba a veces jornadasenteras; pero la auténtica idea del Rey era reconquistar la península y liberarla del moro, para lo cual hizo un edicto por elque todos los varones mayores de catorce años, debían incorporarse para servir a la Corona. Hizo también algunas alianzascon nobles y contrató soldados de fortuna, con lo que consiguió un aumento de sus mesnadas para la Reconquista total deEspaña. Se dice que el ambicioso plan era llegar hasta Algeciras y poco después a Gibraltar.Cuenta la leyenda que todo el pueblo respondió a su llamada, y hay dos versiones: una, que se reunieron para la salida en lafrontera del actual paseo de Extremadura y el Alto de Extremadura; otra, que se reunieron en la calle 7 de Julio (en una delas actuales salidas de la Plaza Mayor). Personalmente pienso que este último lugar hubiera sido el más adecuado para lareunión de sus huestes, pero el nombre de la calle está en la ubicación primeramente descrita.El caso es que, lógicamente, al ser los casi niños separados de sus madres y los mozos separa-dos de sus familias, la pena y la congoja era mucha en Madrid, y los comentarios que se oían aldespedir a aquellos valientes que iban a combatir al moro era “cuanta amargura en la casa,cuándo volverán”.Por lo que aquel lugar quedó impreso en la historia de Madrid por este sentimiento, pasandodespués el nombre del lugar al de la calle que nació pasado el tiempo.

La Casa de la Cruz de PaloDomicilio: c/ Sacramento s/n

Se dice que años más tarde,ocupó la casa de los Mila-gros un noble musulmán y subellísima esposa. se dice queel sarraceno tenía múltiples

La Casa de la Cruz de PaloDomicilio: c/ Sacramento s/n

Se dice que años más tarde, ocupó la casa de los Milagros unnoble musulmán y su bellísima esposa. se dice que el sarracenotenía múltiples negocios en toda España con judíos y musulmanesy esto, le obligaba a estar fuera de casa algún tiempo.Un noble caballero cristiano viendo la soledad de aquella mujer,

La Casa de la Cruz de Palo

Se dice que años más tarde, ocupó la casa de los Milagros un noble musulmán y su bellísimaesposa. se dice que el sarraceno tenía múltiples negocios en toda España con judíos y musul-manes y esto, le obligaba a estar fuera de casa algún tiempo.Un noble caballero cristiano viendo la soledad de aquella mujer, se las ingenió para visitarla, al principio cortésmente, perocon el paso del tiempo aquello degeneró en un apasionado romance.Un buen día el caballero desapareció y el pueblo de Madrid pensó, que a lo mejor el esposo le había dado un ultimátum paramorir o dejar a su esposa, pero el caso es que nadie volvió a ver a aquel caballero. Pasó el tiempo y un buen día el musulmánenfermó, ni los médicos árabes ni los cristianos, pudieron hacer nada por saber el mal que aquejaba al moro y este murió.La esposa, al no haber testado ni saber nada de los negocios de su marido, empezó a buscar por toda la casa documentos,contratos o algo que hiciera oficial la herencia a la que tenía derecho. Vagando un día por las terrazas del tejado, se despren-dieron unas losas que el tiempo y la humedad habían ahuecado y partido, debajo de ellas vio con gran estupor una manoesquelética que portaba el anillo de su caballero cristiano. Entonces supo que una noche que salía el caballero de la casa,fue sorprendido por su marido quien le dio muerte y le enterró en un lugar donde creyó que nunca sería descubierto. Ladama exhumó el cuerpo y le dio cristiana sepultura, Se convirtió a la fe de Cristo, se bautizó y puso una gran cruz de maderaen el lugar donde había estado el cuerpo de su amante, conociéndose la mansión desde aquel momento, hasta que fue

derruida a principios del siglo XX, como “la casa de la Cruz de palo”.

Page 25: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

DE MADRID Pág. 19

La casa del milagro de la calle del Sacramento

Otro día del crudo invierno de la sierra de Madrid, viendo nevar tras los cristales de un salón, cuyo silencio invitaba alrecuerdo, y dejando volar el pensamiento hacia aquellos seres queridos que ya no están, pero que con su cariño y sushistorias hicieron feliz nuestra niñez, fui interrumpido por el alegre griterío de mis nietos. - Hola abuelo! - dijo mi nieto Miguel dándome un cálido beso - Hola chavalote! -que era como yo siempre le llamaba.- Abuelo, hoy que no podemos salir a ningún sitio, ¿por qué no nos cuentas alguna historia sobre Madrid de esas que tuconoces?- Si, sí -empezó a gritar mi nieta Marta-, ¡me encantan tus historias!- Bueno, pues como queráis. Os contaré ha historia de un don Juan conquistador y espadachín, que dio origen a la leyendade la calle del Sacramento y de la cual a lo mejor puedes sacar alguna conclusión.Pues verás, es una historia que hace muchos, muchos años ocurrió en Madrid.En ese momento sentí dentro de mi cabeza como un relámpago, que me transportó con mi madre cuando yo tenía comodiez años y paseando por la calle del Sacramento me contó la historia que iba a relatar a mi sobrino.Como te decía, hace muchos años en Madrid cuando los hombres llevaban largas espadas y capas con sombreros que casiles tapaban la cara, e iban montados en briosos corceles para desplazarse de un lugar a otro de la capital, había una calle, lacalle del Sacramento sobre la que pesaba una leyenda que decía que en una casa de ella habitaba una bellísima dama muydada a manejar a los caballeros.Un día, un caballero con fama de espadachín entre los habitantes de la Villa y cuyo nombre era don Juan de Echenique, vinoa pasar por esta calle de forma accidental al llegar a la altura de la casa que antes os he dicho, sintió que le llamaban desdeuna ventana, alzó la vista y vio a una hermosísima dama que le invitaba a subir a sus aposentos. Sin pensarlo un minutoaccedió a subir, le abrieron la puerta tras la cual pudo descubrir una estancia congrandes alfombras, cuadros de los más prestigiosos pintores, una escalera de már-mol de carrara y una serie de ricos detalles que le hacían sospechar la alcurnia de labella dama. Tras un rato de charla, se dispusieron a pasar una cálida noche de amor.Aquella noche, entre delirios y caricias, casi no durmieron y cuando el sueño lesrindió cantó el gallo. Don Juan se levantó como impulsado por un resorte, se vistióy se fue camino de palacio, pues tenía que presentar honores a un mandatario quehabía llegado a Madrid. Cuando iba corriendo por la calle se dio cuenta que habíaolvidado su espada en casa de la bella dama, y sin ella, no podía presentarse. Volviócorriendo a la casa y empezó a golpear la pesada aldaba de bronce que había en lapuerta, al no recibir contestación, volvió a llamar y a llamar tanto que uno de losvecinos cercanos bajó a la calle y se dirigió a don Juan- No se moleste vuestra merced, porque en esa casa no vive nadie, lleva deshabitada más de cuarenta años.- Eso no es posible! - contestó don Juan-, yo he estado ayer en esta casa y he dejado olvidada mi espada.- Si quiere, yo le acompañaré pues soy el guarda de la casaEl hombre se metió en su casa y al poco tiempo bajó con una enorme llave que introdujo en la cerradura.Después de varios chirridos pudo abrir la puerta, cuyos goznes sonaron como en la más tétrica película de terror, don Juanno podía dar crédito a lo que veía, el riquísimo salón donde había estado horas antes, era un lugar de muebles destartalados,cuadros dañados por la humedad y el tiempo, y alfombras carcomidas por las ratas. La preciosa escalera de mármol deCarrara había sido tomada por enormes telarañas que la cubrían toda ella.Apartando las telarañas con las manos, subieron la escalera y llegaron al aposento de la dama donde vieron el mismopanorama de destrucción y abandono, al frente y de espaldas a ellos había una pequeña butaca donde estaba la espada delcaballero. Haciendo un alarde de fuerza y dominando su miedo, el caballero tomó la espada y salió corriendo a la calle. Elsol había salido, el eco de los cascos de los caballos de una comitiva le espoleó para correr más y más deprisa para llegar acumplir con su deber.Don Juan, al poco tiempo ingresó en la orden franciscana, donde llegó a hermano mayor del Santísimo Sacramento, para

expiar todas sus aventuras de juventud.

Page 26: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Pág. 22 DE MADRID

De MadridMiguel Soler de Arespacochaga

La Casa de la Cruz de PaloDomicilio: c/ Sacramento s/n

Se dice que años más tarde,ocupó la casa de los Mila-gros un noble musulmán y subellísima esposa. se dice queel sarraceno tenía múltiples

La Casa de la Cruz de PaloDomicilio: c/ Sacramento s/n

Se dice que años más tarde, ocupó la casa de losMilagros un noble musulmán y su bellísima espo-sa. se dice que el sarraceno tenía múltiplesnegocios en toda España con judíos y musulmanes y esto, leobligaba a estar fuera de casa algún tiempo.

La calle de la Luna.Supongamos que volvemos a finales del siglo XVIII en un barrio de intelectuales, donde las mentes más preclarasdel momento, se reunían en ciertos locales, casi siempre cafés, para debatir casi todas las noches de política ysobre todo de literatura.Todo este enredo de calles, y cafés se veía adornado por estudiantes que le daban uncierto carácter alegre y bullanguero. En todo este escenario se apreciaba una calle que lo atravesaba: La callede la Luna.

Esta zona de aquel Madrid era muy apreciada por familias de la alta sociedad que se habían construido susmansiones en estos límites, por lo que se podían ver en la zona los palacios de tal o cual conde, duque omarqués.

Vamos a posicionarnos en las inmediaciones de la calle Aba-da, cerca de la iglesia de San Martin. Allí se levantaban dospalacios pertenecientes a dos familias muy principales de Ma-drid: la de don Álvaro de Córdoba y la de don Francisco deCrispi, familias que, como en el caso de la tragediasakespeariana de Romeo y Julieta, estaban frontalmente en-frentadas por causas, que hoy en día no se sabe bien, delímites o de herencias, haciendo saltar chispas siempre que seencontraban para terminar casi con toda seguridad en peleas.De esta rivalidad viene la leyenda que nos ocupa.

Una nublada tarde de otoño cuando los árboles sueltan suprimaveral vestido y nos enseñan su desnudez, dos hombres

andaban por las inmediaciones de la calle Abada nada más verse en la silenciosa y recoleta calle se reconocie-ron como los dos irreconciliables enemigos, pusieron la mano en el acero y empezaron a dirimir sus diferenciasespada en mano.

Ninguno de los dos sufrió herida alguna, pero cuando ya la luz natural no les acompañaba y la luna no seasomaba a ver aquel estúpido combate en la oscuridad de la noche, se disolvió el duelo, ya que al oscurecer y nohaber alumbrado en las calles de la ciudad, la visibilidad del oponente eratotalmente nula.

Dice la leyenda que en un momento un plateado rayo de luna surgió ilumi-nando el palacio de don Francisco Crispi, este fue como una señal delcielo que le dijo al oído a don Álvaro de Córdoba “ahora es el momentoaprovéchalo” y al poder divisar claramente a su enemigo, volvió al comba-te proporcionando a su enemigo una certera estocada que terminó con suvida, terminando su enfrentamiento y venciendo al rival de toda la vida.

Page 27: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

DE MADRID Pág. 23

Con el fin de recordar siempre la circunstancia que le había dado la posibilidad de vencer a su adversario hizocolocar en la puerta principal de su palacio una luna de piedra, lo que con los siglos llegó a dar a esta calle elapelativo de calle de la Luna.

La calle del Álamo

Volvamos al siglo XVIII. En la Vega del Manzanares, había un gran señor de nombre Don García Barrionuevo dePeralta hombre adinerado y de corazón caritativo, que tenía una gran mansión, con unos grandes jardinesrodeados de enormes y frondosos álamos que enmarcaban un largo camino que iba a morir, en la puerta princi-pal de la mansión. Toda esta superficie estaba cerca del portillo de Santo Domingo (ya reseñado en este libro enotras leyendas de las calles de Madrid).

A la entrada de la gran mansión, cuyas puertas al jardín siempre estaban abiertas a peregrinos mendigos ypueblo en general, había una fuente, que aprovechaban los mendigos para lavarse y ya, mas aseados, pedir alas puertas del jardín a todo aquella persona que visitara al señor De Barrionuevo.

Al esconderse el sol y cuando caía la noche, solían lavar sus ajadas ropas para despiojarlas y volver a la mismafaena al día siguiente. Por estos hechos, se conoció en Madrid la citada fuente como “La fuente del Piojo”.Con el tiempo los jardines fueron desapareciendo y fueron ocupados por edificaciones, entre otras el conventode las monjas de Santa Catalina, convento del que don García era benefactor.

El camino de entrada empezó a ser modificado en su geometría, y las dos filas de enormes y frondosos álamosque la jalonaban, se fueron abatiendo uno a uno para darpaso a una época de mayor progreso.Sólo se respetó el álamo más grande y fuerte que quedó a unlado del nuevo camino.

Cierto día cuando el sol de Madrid se escondió por el horizontecon rojizo destellar, un hombre con malas intenciones se es-condió detrás de él con el fin de asaltar a la primera personaque pasara por el camino. Esta persona fue la marquesa deValdecañas con sus sirvientas.

El ladrón cogiendo a una de las sirvientas, amenazó con ma-tarla si la señora marquesa no le daba todo lo que llevara devalor. La marquesa, antes de ser cómplice de aquel asesinato,accedió a los deseos del hombre despojándose de todo aque-llo que pudiera significar la salvación de su sirvienta.

Este “golpe”, tuvo una gran repercusión en los mentideros de la capital, así como en los corrillos que se forma-ban entre el pueblo llano. La solución más drástica fue talar aquel precioso especímen del lado del camino conel fin de que no pudiera volver a repetirse de nuevo ninguna acción parecida.

Cuenta la leyenda que aquel álamo es como si no quisiera morir y costó enormes esfuerzos derribarlo, y enmemoria de aquel maravilloso árbol que tantos años había vivido y tantas historias y tantas personalidades habíacobijado, que para rendirle homenaje, dio nombre a la calle del Álamo.

Page 28: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Pág. 22 DE MADRID

De MadridMiguel Soler de Arespacochaga

La Casa de la Cruz de PaloDomicilio: c/ Sacramento s/n

Se dice que años más tarde,ocupó la casa de los Mila-gros un noble musulmán y subellísima esposa. se dice queel sarraceno tenía múltiples

Las Parrillas de San Lorenzo

El Rastro: ¡Que lugar más típico de Madrid!, donde se funden en un crisol la persona honrada que va a vendersus pertenencias por necesidad, el drogadicto con cuatro llaves oxidadas que pretende sacar su dosis diaria, lapolicía para guardar el orden, el carterista que con mucho oficio te ”shirlan* (1) la cartera sin enterarte, el timadorprofesional y tantos y tantos personajes que se dan cita en este colorido y típico lugar.

Como dice una canción de Patxi Andión:

Una, dos, y tresUna dos y tresLo que usted no quiera para el rastro es….… Este es el Rastro, señores,Vengan y anímenseAquí estamos nosotrosSomos Papá Noel.Le vendemos baratoCon el precio en inglésSomos todo lo honradosque usted quiera creer…

Y verdaderamente lo retrata bastante bien.Una de las historias que cuentan, es la de un hombre que paseaba un domingo por la mañana temprano por elRastro sin buscar nada en particular, cuando en uno de los puestos callejeros vio unas parrillas enormes. Elhombre se acercó curioso, pues no podía imaginar el uso que se le podría dar a semejante trasto, preguntando alvendedor este le dijo que ignoraba la procedencia, el fin, y de que material estaban hechas pues por lo pesado yrenegrido de las mismas parecía hierro de bastantes años. Como algo curioso, el comprador se llevó las parrillasarrinconándolas en su casa, con la sensación de haber tenido un capricho inútil. Ya que las tenía un día sepropuso limpiarlas, al rato de darle con limpiadores, descubrió que debajo había un metal blanco primorosamentelabrado, siguió limpiando y llegó a la conclusión de que las parrillas había sido su golpe de suerte, pues no erande hierro sino de plata. Las llevó a un platero y éste le corroboró que efectivamente las parrillas eran de plata, yle dijo que se las compraba. Aquel hombre no estaba dispuesto a vender como no fuera por un precio justo yexacto, se dirigió a la casa de la moneda donde una vez pesadas le abonaron una ingente cantidad de dinero.Con el dinero cobrado, el hombre consiguió una desahogada posición a través de los negocios que montó.Cuenta la leyenda, que las parrillas fueron unas que mandaron construir los monjes del monasterio del Escorialpara la imagen de San Lorenzo como prueba de su martirio. Con la llegada de los franceses, estos se apropiaronde ellas guardándolas en algún lugar donde ennegrecieron por el paso del tiempo, sin que nadie se volviera aacordar de ellas.----------------- (1) En el argot madrileño, es robar.

Page 29: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

DE MADRID Pág. 23

Calle del Acuerdo

En las eras llamadas de Amaniel, el rey Felipe IV mando construir un monasterio para que lo habitasen lasSeñoras Religiosas de la Orden de Militar Santiago, levantándose con los pobres bienes dejados por donFrancisco Contreras y su esposa. Las primeras religiosas las trajeron de Valladolid, del convento de la SantaCruz.Una virtuosa joven, que vivía en lo más intrincado de las montañas de Santander, cogió un Niño que tenía unaimagen de la Virgen entre los brazos y lo escondió para darle culto. El hecho fue que paso por allí un peregrinopidiendo limosna, la virtuosa joven le socorrió en lo que pudo, y el peregrino agradecido le dio algunas reliquias;ella le manifestó su deseo de ser religiosa y el peregrino le contó que en Madrid se había construido un nuevoconvento. La joven cogió al Niño y las reliquias que el peregrino le había dado, y abandonó su casa camino deMadrid. Llego a Madrid una noche oscura que ponía los vellos de punta, por el despoblado que vio en el caño deMatalobos, desde donde no se veían más que algunas palmeras y las lucecitas de algunos pequeños retabloscomo el de San Hermenegildo y San Vicente. La joven se detuvo en la puerta de la mujer de Quiñones, quien lepreguntó por la causa de su viaje, a lo que la joven contestó con la misma historia que había contado alperegrino, a lo que la buena mujer le respondió: - Es cierto que hay que hacer aun muchos ajustes para arreglar las diferencias que hay en ese convento, pueshace poco estuvieron en esta casa los señores presidentes, para imprimir sus acuerdos y venencias con elseñor Prior de Vélez. Pero… si tenéis paciencia, os revelaré un caso que es cierto.La joven la escuchaba con suma atención y la mujer continuó su relato -Pues bien, por la noche y a altas horas, se veían cinco luceros sobre ese monasterio que desaparecían al salirotras tantos en el Camino de Castilla, desplazándose las anteriores hacia Toledo. Esto dio lugar a dos tenden-cias para ver qué religiosas habían de ocupar el monasterio, si las venidas del monasterio de Santa Fe deToledo o las del monasterio de la Santa Cruz de Valladolid. Al final el rey decidió, por las palabras de unareligiosa llamada Teresa de Jesús al pasar por Valladolid, que auguró que el convento de la Santa Cruz sería elorigen de otros conventos y vinieran de allí las fundadoras.A la mañana siguiente, la joven se dirigió al convento con su Niño de Madera para ser admitida. Al acercarse altorno de la portería, vio un cuadro donde se representaba a Santiago apóstol con las ropas de peregrino. Lajoven quedó trémula y exclamó: “Este y no otro es el que me habló en mi casuca de las montañas en Santander.Sí, me acuerdo perfectamente que me dio las reliquias y los dijes para este Niño”. La joven fue admitida y viviósantamente. En el convento se venera a “El Niño Montañés”, estando al cuidado anualmente de una de lasdamas de la casa real.

Calle de la Abada

Hace muchos años, a los rinocerontes hembras se les denominaba como Abada. Pues bien, se cuenta que enlas eras pertenecientes al priorato de San Martín se instalaron unos cazadores portugueses con una abada deenormes cuernos. Los cazadores, al sonar de la dulzaina y el tamboril, atraían a las gentes curiosas a ver alexótico animal, por la función pagaban dos maravedíes y a la vista de la fiera, intentaban acosarla con agudísi-mos pitos y silbidos, mientras los portugueses intentaban imponer orden advirtiendo del peligro que tenía elanimal. Con mucha frecuencia, un mozalbete acudía a ver a la abada y le daba a comer pan y bollos calientes,pues trabajada en un horno de pan y de allí los cogía. El animal engullía con auténtico placer aquella golosina,que tomaba de la mano del muchacho.Una mañana se acercó como era costumbre, y para gastar una broma y como una travesura le dio la golosinacon un carbón incandescente dentro de la misma. La abada lo engulló, como era su costumbre, y al puntoembraveció rompiendo sus ataduras y atacando al muchacho sin que los portugueses pudieran hacer nada porlibrarlo de sus cuernos y sus dientes. Conocido el hecho por el prior de San Martín, echó a los portugueses desus propiedades que, aturdidos, no pudieron impedir que el animal se escapara, causando su fuga una granalarma en todo Madrid. Según cuenta la tradición, en su huida hubo más de veinte muertes. Por fin la fiera fuecogida cerca de la era de Vicálvaro por los cazadores portugueses ayudados por la Santa Hermandad.

Page 30: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Pág. 22 DE MADRID

De MadridMiguel Soler de Arespacochaga

La Casa de la Cruz de PaloDomicilio: c/ Sacramento s/n

Se dice que años más tarde,ocupó la casa de los Mila-gros un noble musulmán y subellísima esposa. se dice que

Calle del Ataúd

Hay quien cree que el nombre de esta calle le viene por la forma de la misma, y no es cierto. El nombre de la callele viene por un corralón de la parroquia de San Martín donde vivían los enterradores y se fabricaban los ataúdesde las personas sin fondos que se les enterraba por caridad. En un ataúd que siempre había en una angarilla, seiba a recoger el cadáver que sería trasladado a la parroquia, donde se les cantaba un oficio y después acompa-ñado por cuatro cirios, un estandarte y una cruz levantada, eran conducidos por los hermanos de la cofradía deSan Sebastián y se les daba sepultura en el cementerio de Buenadicha, llamando a este cortejo el de La Miseri-cordia.Este acto, se miraba en la época como un acto de humillación, por lo cual en la mayoría de las familias se hacíaun funeral por modesto que fuera, pues nadie quería ser apuntado en el libro de sepelios de caridad y transpor-tado a su lugar de reposo en el pavoroso ataúd.

Calle de la Ballesta

Recuerdo perfectamente aquel día. Mis padres habían estado hablando, no sé con qué motivo, de la ciudad delos rascacielos, y yo con mi enorme curiosidad de niño, pregunté qué era eso de los rascacielos, pues el nombreme parecía algo misterioso e imposible de imaginar. Mis padres me explicaron que eran edificios altísimos que seperdían en altura y parecía que llegaban al cielo, y me dijeron que al día siguiente iríamos para que viera unrascacielos que había en Madrid.Aquella noche casi no pude dormir por las extrañas imágenes que mi cerebro se hacía de rascacielos. A lamañana siguiente nos arreglamos, y nos fuimos mis padres mis hermanos y yo hacia el centro para ver el edificiode la Telefónica. Una vez saciada mi curiosidad andurreamos por aquellas calles del centro, y para volver nosmetimos por la calle enfrente del cine Capitol, por donde fuimos a pasar por la calle de la Ballesta, a espaldas deSepu (cuyos almacenes ya no existen). No sé como vino que salió el nombre de la calle, y yo pregunté qué erauna ballesta. Mi padre me lo explicó pero yo no me hacía a la idea, con lo que nos sentamos en una terraza de laGran Vía donde en una servilleta de papel me dibujó una ballesta. Al momento volví a preguntar…- ¿Y con esto se podía matar en las guerras?- Si -me contestó mi madre-, y para que veáis el poder de muerte que tiene este arma os contaré la leyenda de lacalle de la Ballesta.Vivió allí un cazador de origen italiano, gran borrachín y que tenía en la parte trasera de la casa un corral dondese podía practicar el tiro de ballesta. Este cruel personaje cazaba vivos lobos, venados, y jabalíes y los poníaatados, para que desde unos andamios la gente pagaba por disparar las ballestas a los pobres animales, él seprotegía en una especie de caseta para resguardarse de los dardos, mientras los animales sufrían una muertehorrible entre el ensordecedor griterío de la gente.Un día el cazador, cazó un enorme jabalí en los montes que bordeaban Madrid,. y lo puso en el corral para serasaetado. El animal, peleando con la muerte y con varias flechas atravesando su cuerpo, embistió librándose desus ligaduras contra la caseta, derribándola y alcanzando al cazador, al que dejó muerto con su corazón colgandode uno de sus enormes colmillos. Se hizo el silencio, la gente desapareció como por encanto dejando en la tierraensangrentada al cruel cazador y al animal que había peleado bravamente y se había tomado la justicia por simismo. Las autoridades no volvieron a permitir aquellas crueles escenas y a la calle donde estaba este corral sele llamó calle de la Ballesta.

Page 31: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

DE MADRID Pág. 23

Calle del Azotado

La leyenda cuenta que esta calle toma el nombre por la costumbre de subir por ella a todos los reos condenadosa este castigo. A Hernán Carnicero, por un robo que se cometió en una casa contigua a la suya, el alcalde lecondenó a ser azotado sobre su pollino. Subió por la calle bajo los golpes del flagelo, sufriendo también elvapuleo delante de su casa (pues así constaba en la sentencia) para avergonzarle más por tal hecho. Cuando sehubo repuesto y le fueron curadas las heridas de la espalda en el Hospital General, volvió a su casa donde todosle conocieron como el azotado. Intentó vender la casa pero por llamarla de la misma forma, no la compró nadie;así en un arranque de furia y soberbia la prendió fuego, que se extendió a las casas adyacentes de las que noquedó más que cenizas.Este hecho indignó al consejo que le castigó de nuevo severamente y después mandó reconstruir las casasdenominando a la calle como la del Azotado quedando instituido, que todos los reos cuya pena fuera estecastigo, subieran a cumplirlo por la susodicha calle.

Calle del Bonetillo

La leyenda de esta calle es muy pintoresca y por ello me permitirán que la relate.En Madrid, en la época de Felipe II y de su hijo Carlos de Austria, en la iglesia de laSanta Cruz, vivía un beneficiado de nombre Juan Henríquez “el Clérigo”, apodadoasí para distinguirlo de otro hermano suyo del mismo nombre. Se dice que el cléri-go era hombre intrépido, pendenciero, mujeriego, jugador y que, amigo del prínci-pe, daba malos consejos para conspirar contra su padre el rey o al menos confundadas sospechas de ello. Enterado el cardenal Espinosa de este asunto, prohi-bió las visitas de don Juan Henríquez al príncipe Carlos. Enterado el príncipe, injurió y amenazó al cardenal,quien viendo que no conseguía nada positivo quiso escarmentar al señor De Henríquez ,haciéndole vivir supropio entierro.Una noche en la que don Juan Henríquez volvía a su casa después de una aciaga partida, donde había perdidouna gran suma, a lo lejos pudo ver el resplandor de varias antorchas, y escuchar los cantos fúnebres, se acercóhacia la Plaza Mayor y vio un entierro que iba a la iglesia de la Santa Cruz. Pasaron los estandartes de lascofradías de San Lorenzo, el Cristo de las Peñas, vio claramente la cruz parroquial y el clero, el arcipreste, losministros, y detrás los hermanos de la V.O.T. que traían un féretro sobre el que venia un cáliz y un bonete.Movido por la curiosidad, se acercó a quien llevaba la cruz preguntándole de quien era aquel entierro a aquellashoras, sin extrañarle que no le hubieran comunicado nada, pues casi nunca concurría al los actos de su ministe-rio. Con voz grave le respondió que era de don Juan Henríquez, a lo que don Juan interpeló:- Tú estás borracho … si ese don Juan soy yo!.Lleno de confusión se acercó al arcipreste, haciéndole la misma pregunta y recibiendo la misma respuesta,insistiendo que era de don Juan Henríquez “el clérigo”, a lo que don Juan contestó:- Vuesa merced no sabe lo que dice.No obstante, preguntó una tercera vez a uno de los que llevaban el féretro y recibió la misma respuesta.Salió corriendo hacia su casa sobre las Fuentes del Peral, y vio la puerta abierta sin criados, y con cuatro velasy unos crespones negros tapando una mesa. Preguntando a los vecinos, todos le dicen que de allí han sacadoun difunto que parecía ser don Juan Henríquez “el Clérigo”.A la mañana siguiente fue a la parroquia donde le dijeron que ya estaba ocupada su vacante y él inscrito en ellibro de sepelios como finado. Su casa estaba precintada y clavada la puerta y sus efectos secuestrados,viéndose en el tejado una cruz de palo con un bonete teñido de rojo.Fue detenido y encarcelado por cuatro años, salió totalmente reconvertido y volvió a la corte para hacer ejerci-cios en la casa profesa de San Francisco de Borja, el vicario Nerón le repuso de sus cargos y murió y fuesepultado en una bóveda de la Santa Cruz. La casa fue puesta en venta pero por el pavor que despertaba nadiela compró, por lo que fue derruida, al formarse la pequeña calle se le dio el nombre de Calle del Bonetillo.

Page 32: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Pág. 22 DE MADRID

De MadridMiguel Soler de Arespacochaga

La Casa de la Cruz de PaloDomicilio: c/ Sacramento s/Domicilio: c/ Sacramento s/Domicilio: c/ Sacramento s/Domicilio: c/ Sacramento s/Domicilio: c/ Sacramento s/nnnnn

Se dice que años más tarde,Se dice que años más tarde,Se dice que años más tarde,Se dice que años más tarde,Se dice que años más tarde,ocupó la casa de los Mila-ocupó la casa de los Mila-ocupó la casa de los Mila-ocupó la casa de los Mila-ocupó la casa de los Mila-gros un noble musulmán y sugros un noble musulmán y sugros un noble musulmán y sugros un noble musulmán y sugros un noble musulmán y subellísima esposa. se dice quebellísima esposa. se dice quebellísima esposa. se dice quebellísima esposa. se dice quebellísima esposa. se dice que

Calle de Cañizares

Fue un lugar que llamaron de los Cañizares, por la gran cantidad de estos quehabía. Allí había lo que se llamaba un humilladero (pequeña capillita), donde seveneraba a un crucifijo de mala y tosca escultura, pero al que tenía gran devociónde siempre Juan Antonio Luján, señor de Almarza y toda su descendencia. Esta-ba alumbrado por una débil lamparilla.Al parecer, un noble amigo del señor De Almarza, de exiguas creencias religiosas,sacó de una mancebía próxima a una prostituta y subiéndola a su caballo sedirigió a la quinta. Al llegar a la puerta de la posesión se apearon del caballo ybuscaron un lugar donde satisfacer sus instintos más bajos, al no encontrarlo cercano entraron en la capillitaapagando la luz de la lamparilla. A la mujer no le gustó pecar de esa forma en un lugar sagrado, a tal extremo quea pesar de la resistencia de la mujer el caballero la violentó hasta satisfacer su lascivia. Estando sumidos en laexcitación de aquellos momentos, no sabremos nunca la causa si por un movimiento o algún golpe en cualquierlugar cercano al crucifijo, la corona de espinas que el crucifijo llevaba en la cabeza, cayó sobre ambos. La mujerdio un agudísimo y desgarrador grito, que resonó en toda la heredad y que espantó al caballo que estaba atadoen la puerta y al cual no pudo sujetar el jinete.Corrió a montar en él y apenas hubo montado empezó a cabalgar a galope tendido el noble animal, dirigiéndoseal convento de la Trinidad en cuya puerta se paró. El caballero le picó de espuela y el caballo emprendió otra vezgalope tendido hasta la puerta de la quinta, donde había dos criados que le entregaron al caballero el chamber-go de plumas, y dentro de él la corona de espinas. Otra vez picó de espuelas a su caballo y este se dirigió denuevo al convento de la Trinidad, llamando con las manos a la puerta, como indicándole a su amo dónde debíadepositar la corona de espinas del Cristo. Se abrió la puerta de la iglesia donde un venerable padre ejercía actosde penitencia en su interior, el caballero le entregó la corona de espinas la cual fue colocada en el Cristo yencendida la lamparilla de su capilla.El crucifijo, permaneció en la quinta de los Luján hasta tiempos de Carlos II, cuando se arrancaron los cañizaresy se trazó la calle, pasando el Cristo a recibir culto público en uno de los templos de la corte, hasta quehabiéndose edificado el Hospital de la Corona de Aragón, los marqueses de Cerralbo hicieron donación a estaiglesia de aquel crucifijo histórico, el cual se veneraba en la ultima capilla a la derecha.

Calle de la Cabeza

Paseando un día en la bellísima primavera madrileña por el Rastro, y entrando a tomar un vino en una de lastascas de los alrededores, me sorprendió un hombre enjuto y metido en años que estaba al otro lado de la barra,y con el que a raíz de unos clientes que le pidieron chacolí al tabernero, y que éste no se lo pudo dar porque notenía, entramos en una conversación que empezó con el gusto que da pedir un vino de la tierra cuando se vienede Isidro a Madrid.- Mucho nos queda por conocer de este Madrid de sus vinos sus calles y sus leyendas, interpelé yo- Tiene razón -contestó el hombre-. Si la gente conociera más Madrid muy pocos la abandonarían, pues junto asus excelentes caldos, se unen el que aquí nadie es extranjero y los miles de relatos y leyendas que hay….bueno y sobre todo en esta parte de la ciudad.

Page 33: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

DE MADRID Pág. 23

- Hay nombres de calles que le hacen pensar a uno por su origen. Por ejemplo, hay una calle que está acontinuación de Jacometrezo, que siempre me ha intrigado por su nombre “La Calle de la Cabeza”, le volví ainterpelar.- Así es, tiene una historia antigua que conozco perfectamente y que si puedo ocupar diez minutos de su tiempole voy a relatar.Mandé poner al tabernero dos vinos de Madrid y dije a aquel agradable personaje…- De acuerdo, le escucho encantadoBebió un sorbo para coger fuerzas y empezó con el relato- Se cuenta que un sacerdote de mediana fortuna, vivía en una acomodada casa de la calle Ave María, el cualtenía un criado cuya envidia por el buen vivir del cura le hacía codiciar sus bienes. Un buen día urdió un planpara llevar a cabo su fin de apoderarse de ellos. El criado, hombre de pocas luces, no encontró solución para suplan como no fuera asesinando al cura. Una noche cuando el sacerdote se hubo recogido después de rezar susoficios y oraciones, el criado se acercó al lecho donde dormía y con un hacha le degolló separándole la cabezadel tronco. Una vez recogido todo el dinero, que no era poco, y algunos enseres que poder vender, el criado seMarchó a Portugal donde residió largos años. Los vecinos del cura al ver que pasaban los días y no salía, empezaron a pensar si habría ocurrido algo entreambos, pero nadie entró en la habitación del sacerdote. Un día en que tenia que celebrar unos oficios dedifuntos en la iglesia de san Sebastián, fue a buscarle el sacristán y al encontrar la puerta entreabierta, fue abuscar al alcalde de aquel cuartel, el cual al entrar en su habitación con los aguaciles le encontró acostado en lacama en medio de un enorme charco de sangre y con la cabeza tirada en un rincón del cuarto. De inmediato, sedio la orden de busca y captura del criado, pero ya era demasiado tarde pues había huido. Recogido el cadáverdel sacerdote lo llevaron a enterrar a su parroquia con la solemnidad que merecía el acto. Aquel asesinatoestuvo en boca de todo Madrid durante tiempo, pero las pesquisas y averiguaciones, no arrojaron ninguna luzsobre el caso.Pasados los años y cuando ya nadie recordaba el hecho, el criado volvió a Madrid con ropajes de distinguidocaballero, con lo cual nadie le reconoció, y un día paseando por el Rastro, se le antojó comprar una cabeza decarnero, recordando todavía sus costumbres de criado de servidumbre, ajustó el precio, y la escondió debajo dela capa. A un alguacil que por allí rondaba, le llamó la atención el rastro de sangre que el caballero iba dejandopor lo cual le paró y le preguntó que qué llevaba.- ¡Que tengo que llevar -contestó el caballero-, la cabeza de un carnero que acabo de comprar!- Seríais tan amable de mostrármela, insistió el alguacil. El caballero abrió su capa y apareció la cabeza de un sacerdote.- Castigo del cielo es esto! -gritó el asesino-. Yo mismo me declaro a los tribunales para que me juzguen.El anciano hizo una pausa acabó de apurar el vino y continuó su historia.- El criado confesó su crimen y fue conducido a la cárcel de la Villa ycondenado a morir ahorcado. Fue ejecutado en la Plaza Mayor teniendodelante la cabeza del sacerdote en una bandeja de plata, la cual, cuando elcriado dejó de existir, volvió a convertirse en la cabeza de carnero que elmismo había comprado en el Rastro Madrileño.Al cuerpo del criado se le dio sepultura en el atrio de la parroquia de SanMiguel de los Ochotes.En memoria de este hecho, el rey mando esculpir una cabeza de piedraque se pareciera al sacerdote en la fachada de la casa, pero los vecinospidieron que se quitara por el pavor que les daba, y que ellos se encarga-rían de construir una capilla para la Virgen del Carmen con un cuadro querecordara el hecho. Por la cabeza de piedra en la fachada de la casa sedenominó la calle de la Cabeza.

Page 34: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Pág. 22 DE MADRID

De MadridMiguel Soler de Arespacochaga

La Casa de la Cruz de PaloDomicilio: c/ Sacramento s/n

Se dice que años más tarde,ocupó la casa de los Mila-gros un noble musulmán y subellísima esposa. se dice que

Historia del Rastro

Es muy difícil poder identificar con exactitud histórica el principio del Rastro de Madrid, pues no existen más quealgunos pocos documentos, y por supuesto la tradición de los testimonios orales que han transcendido degeneración en generación, a través de los siglos hasta nuestros días.Se supone su origen allá por el siglo XV cuando ropavejeros, curtidores de pieles y mataderos se asentaron enesta parte, de entonces las afueras de la ciudad, donde fueron creando sus pequeños negocios. Hacia el año1495 a 1.497 se abrió el primer matadero llamado el Matadero Viejo, que durará poco tiempo por la apertura,siglo y medio más tarde, del Matadero de Abajo, que estaba en el cerrillo de abajo y queda dibujado en un planode 1635.En el año 1650 el matadero del Cerrillo, o matadero de abajo, es remodelado y reconstruido apareciendo en elplano de Texeira del año 1656.

En 1669 se reconstruye y amplia otro matadero cercano a la Puertade Toledo, donde se matarían vacas, carneros, cabras, e inclusofueron llevados para su despiece y desollamiento los toros de lidiamuertos en los eventos de la Plaza Mayor. El matadero del Cerrillodel Rastro quedaría exclusivamente para la matanza de ganadoporcino. Estos dos mataderos subsistieron hasta el año 1928, enque se inaugura el nuevo matadero de Legazpi, que ha llegadohasta nuestros días.Por este motivo, de extremo a extremo del barrio proliferaron losnegocios de carnicerías, curtidos de pieles, venta de zapatos,correajes, cinturones, atalajes para las bestias y cualquier tipo denegocio donde se manejaran de alguna manera los productos sali-dos del matadero. Así como impermeabilización de ropa por el sebo,cererías, asientos para sillas, sillas de montar y otros productosdel ramo.

Ya a finales del siglo XVIII se empezaron a dar otro tipo de negocios como tiendas de comestibles, tahonas,trastos viejos, herramientas, quincalla, objetos robados y otros, con cuya venta la gente hacia frente a las crisisdel país. Por la ocupación masiva de la Plazuela del rastro y la Ribera de Curtidores sale una orden del Concejoque aleja de la zona ciertas actividades por temor a la contaminación del agua del Manzanares.En el siglo XIX, aparecen chamarileros, almonedas, anticuarios, tiendas de compra-venta de muebles, joyas yobjetos de valor, prendas alhajas y libros antiguos, apareciendo los bazares y galerías especializados en un tipode venta de productos.

El Rastro fue separándose del matadero y fue adquiriendo una fisonomía totalmente distinta a la que tuvo en lostiempos de los mataderos cuando se le dio el nombre de rastro, por el rastro sanguinolento que dejaban lasreses al ser arrastradas para su despiece y desollamiento entre los mataderos.

Page 35: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

DE MADRID Pág. 23

En varias ocasiones se ha intentado trasladar los tenderetes des-montables del Rastro a otro lugar, pero siempre han vuelto al mismositio.De la época de don Ramón de Mesonero Romanos a la actual, noha cambiado prácticamente la fisonomía del Rastro, eso si los ca-charros y productos por supuesto no tienen nada que ver en sumayoría con los de otros tiempos, extremo que se puede comprobaren las fotografías y grabados de los años de Fernández. de los Ríosy don Ramón, ya que los puestos desmontables se extienden, aligual que hoy, en la Plaza de Cascorro y la Ribera de Curtidores.Volviendo al rastro del siglo final del XVIII y el XIX la venta se fueextendiendo alrededor de los mataderos y la Puerta de Toledo, llegando a la Plaza del Campillo y en el empedra-do o suelo de las aceras de todo el barrio.En el año 1902 el soldado Eloy Gonzalo García hijo de María Luisa García y criado en la inclusa de Madrid al serentregado a la institución. Fue declarado héroe por su gesta en la destrucción de los cañones que habíancolocado un gran número de insurrectos rodeando la pequeña fuerza Española que defendía la posición deCascorro.Fue atado por la cintura con una cuerda para en caso de muerte recuperarle y traerle a España y con una lata depetróleo se deslizó hacia las posiciones enemigas, prendiéndoles fuego y regresando indemne a su posición,que las tropas españolas mandadas por el general Adolfo Giménez Castellanos liberaron prontamente. Despuésde participar en otros hechos bélicos murió víctima de una enfermedad tropical en el Hospital Militar de la ciudadde Matanzas. Su cuerpo fue repatriado y hoy descansa en un mausoleo junto a otros caídos en las guerras deCuba y Filipinas en el cementerio de la Almudena de Madrid. El mismísimo rey Alfonso XIII erigió una estatua ensu memoria en la Plazuela del Rastro frente a la calle de la Ruda.En el año 1903 se derribaron unas casas viejas constituidas en una manzana de forma triangular que estabanmuy cercanas a la estatua de Cascorro, con el fin de dejar más amplitud a la zona, ya que eran un estorbo parael paso de los viandantes. Estas casas eran conocidas con el sobrenombre de “Tapón del Rastro” y con sudestrucción desaparecieron también las calles de San Dámaso y del Cuervo, quedando la plaza ampliad hastalas calles de San Millán a la calle del Duque de Alba.En 1928 los mataderos de la zona, fueron trasladados a Legazpi y en el solar del Cerrillo se construyó laTenencia de Alcaldía de Arañuela, separando de esta manera la plaza de Cascorro de la plaza del General Varadel Rey. En este edificio se inaugurará, por su amplitud y condiciones específicas, a primeros del siglo XXI, laEscuela Superior de Danza.A pesar de que quisieron cambiar el nombre de la plaza de Cascorro por el de Nicolás Salmerón, el pueblo deMadrid no aceptó este nombre y le siguió llamando plaza de Cascorro, con lo que en el año 1941 fue reconocidoel nombre oficial y colocada una placa con el nombre de plazade Cascorro en el lugar más emblemático de la cabecera delRastro.Desde los años 80 del pasado siglo, el Ayuntamiento comenzóuna campaña de reducción del Rastro, exigiendo contribucióna muchos tenderetes que se ubicaban en la calle y redujeronlas calles donde se colocaban habitualmente durante la sema-na el Rastro se ha visto desaparecer totalmente por haber sidoatendidas las protestas de los comercios de la zona.No obstante lo anterior, el Rastro sigue con todo su esplendory tipismo todos los fines de semana, dando a Madrid un merca-do donde se pueden encontrar las cosas más insólitas que unopuede esperar.

Page 36: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Pág. 22 DE MADRID

De MadridMiguel Soler de Arespacochaga

La Casa de la Cruz de PaloDomicilio: c/ Sacramento s/n

Se dice que años más tarde,ocupó la casa de los Mila-gros un noble musulmán y subellísima esposa. se dice que

Calle de la Cueva

Debajo del jardín de Peralta, había una mina que había sido tapiada con el fin de evitar todo tipo de incidentes nodeseados. De esta mina, se cuenta que por las noches al borde de la media noche se oían gritos y quejidos. Seoptó por destapar la boca de la mina, que fue registrada sin encontrar objeto ni persona alguna. Las nochessubsiguientes volvieron los gritos y las lamentaciones, lo que en el pueblo se comentó y empezó a haber un ciertosentimiento de miedo. Se corrieron rumores de que había un alma en pena pidiendo sufragios, los dueños de lapropiedad hicieron oficios religiosos y celebraron misas en el Monasterio de Santa Ana por si se trataba de algúndeudo muerto.Poco tiempo hacía que se había dado en las inmediaciones el asesinato del comendador de la orden de Alcántara,a manos de dos hombres que le tendieron una emboscada con sus caras tapadas por sus capas y sus grandeschambergos. Al comendador, le habían sepultado en la iglesia de Santa Ana como deudo del patrono, y loscriados de Peralta, que trabajaban los jardines, dijeron haber visto un bulto vestido de blanco atravesar la huerta,y haber reconocido en él al Comendador, no volviendo a trabajar en los jardines por repetirse el hecho durantevarias noches. Un monje bernardo que padecía de enajenaciones en el monasterio de Valde-Dios, dijo tambiénhaber visto al comendador salir de su tumba y maldecir a doña Munia Ximénez, instigadora de su asesinato .Los extraños casos se seguían produciendo, y unos meses más tarde, después del asesinato del comendador,murió su esposa doña. Munia, la cual según se cuenta, dicen que se apareció a los monjes revelando al abad quesu hija estaba sepultada en la mina donde su hermano, es decir el tío de la niña, la había llevado para que le dijeradonde estaba el tesoro que había ocultado su padre en la casa de los Peralta, para en su debido tiempo hacerleentrega de él. En efecto, los monjes contaron la historia a los Peralta, quienes ordenaron un exhaustivo registrode la mina, hallando el cadáver de la niña roído por las ratas, lo sacaron de aquel lugar y la enterraron con supadre. Pasado algún tiempo, se descubrió que fueron los hermanos de doña Munia los que dieron muerte alComendador para que reclamara el tesoro que los Peralta retenían y que la niña había visto enterrar a su padreen la mina, pero fue accidental que entrara con su tío por el hueco de un desagüe, que la niña se adelantara unospasos y que se hundiera parte de la mina, quedando la criatura perdida en la oscuridad y el silencio.Su tío, elhermano de doña Munia, pudo salvarse y salir, callando el hecho que había tenido lugar y, por tanto, dejandomorir a la niña en la oscura soledad de la mina abandonada.

La casa de los duendes

Era un día del maravilloso otoño madrileño, cuando el Buen Retiro se vistede toda la gama de colores desde el amarillo al marrón, pasando por toda la escalade ocres, para acabar en el verde de los árboles de hoja perenne. Era uno de esosdías en que posiblemente una melancolía romántica se apodera de nosotros, paraver la vida algo mejor y amar más a las personas cercanas, haciéndonos compren-der que posiblemente la vida sea sólo un soplo que hay que aprovechar en toda suextensión.

Una tarde de este otoño cuando el cielo se vuelve gris plomo y el tiempoamenaza con meterse en agua, fui a buscar a mis nietos al colegio y como decostumbre mientras merendaban me pidieron que les contara una historia:

Page 37: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

DE MADRID Pág. 23

- Abuelo -dijo Miguel-, me cuentas una historia del Zorro y el Llanero!- Jo qué morro -interrumpió Marta-. Yo quiero que me cuentes una de esas historias de princesas!- Bueno! Ni lo uno ni lo otro os, voy a contar una historia del viejo Madrid que seguramente os gustará más.- Es una historia que trata de un caserón enorme que hubo entre el Palacio del Conde Duque y el Seminario deNobles, a la entrada de la calle Mártires de Alcalá. En aquellos tiempos, hace cerca de trescientos años,. estabaen los arrabales de Madrid, alejada del centro, al lado de la Puebla de los Santos Mártires. Era una casa, quequizás habría pertenecido en su día a algún caballero que se fuera a las Américas e hiciera fortuna, volviendo aEspaña y construyendo la enorme casa de la que hoy tratamos. Vivió algún tiempo en ella el duque de Sabronedapero murió al poco tiempo y la dejó gravada de numerosos censos a obras piadosas.Alquilaron esta casa unos caballeros que se dedicaban a convertirla en un enorme garito donde se jugaba a todolo que estaba inventado y corrían grandes sumas de dinero. Una noche en que los jugadores estaban en plenapartida maldiciendo unos, y riendo su buena fortuna otros, formando una algarabía colosal, oyeron tres aldabonazosen la puerta….pom, pom, pom al abrir esta, entre el desagradable chirrido de los goznes, no se vio personaalguna, y solo cuando el improvisado portero dirigió la vista abajo para cerrar la puerta, vio un hombre máspequeño que un enano, una especie de gnomo, ataviado con una capa roja y un sombrero con un generosoplumaje, el enano se plantó en mitad del salón donde se jugaba, y les rogó un poco de silencio y composturaporque el dueño de la casa podría tomar algún camino no deseado por nadie. Los jugadores echaron al enanocon “cajas destempladas”, y antes de llegar a la puerta nadie se explica por donde desapareció.Pasado como una media hora, y sin que los ruidos risotadas y maldiciones hubieran bajado su intensidad, seapareció el enano por segunda vez en el centro de la sala, en esta ocasión sin pasar por la puerta, el cuál les hizola misma advertencia, por segunda vez lo despreciaron con los malos modos de costumbre, y el enano desapare-ció. Pusieron los jugadores un mozo en la puerta con el encargo de que aquel que quisiera entrar fuera cruzadosin reparo (lo que en aquellos tiempos era sinónimo de atravesarle con la espada). Por una tercera vez, aparecióel hombrecillo entre ellos instándoles al silencio y a la compostura, pero cuando le quisieron coger desparecióentre ellos. En algunos este hecho produjo temor, en otros miedo, y otros se aterrorizaron y dejaron la partida;pero la mayor parte de ellos, continuaron jugando con gran escándalo burlándose de los hombrecillos.En esto que aparecieron en la sala más de veinte enanos esgrimiendo látigos que crujían en el silencio de losjugadores; se apagaron de repente las luces, empezando a descargarse terribles latigazos entre los asistentes,que les hicieron salir corriendo de la casa dejando las mesas, el dinero, las fichas, y las barajas sin atreverse avolver por aquella casa.Pasó largo tiempo hasta que la marquesa de Ormazas la ocupó, a pesar de los consejos de otras damas grandesde España por considerarla una casa pavorosa.Insistió la señora marquesa en ocuparla, desafiando todos los temores.Pronto se atemorizó cuando la marquesade Ormazas dijo a su mayordomo, que en su habitación necesitaba una cortina más, y en la habitación contiguanecesitaba un oratorio para recogerse en oración antes de descansar. Se cuenta, que, al momento, aparecieronvarios gnomos con los cortinajes y con varias piezas para el oratorio, diciendo a la Sra. Marquesa que todo sepondría según su gusto. La marquesa empezó a dar gritos y los hombrecillos a colocar los cortinajes, y cuandollegaron los criados estaba ya todo puesto.La señora mandó llamar a su confesor, pero al llegar los criados al convento, ya venía el buen cura de caminoacompañado por varios hombrecillos. Al ver con gran sorpresa que los hombrecillos se adelantaban a sus deseosla señora marquesa abandonó la casa .Más despreocupado, don Melchor de Avellaneda, canónigo de Jaén, pasó a vivir en esta casa haciendo casoomiso de los duendes y riéndose de las habladurías populares. Estando un día solo en su estudio con un escritoal obispo de su diócesis, en el que se ofrecía remitirle la obra Mercurio Evangélico al convento de San Joaquín, alescribir estas palabras, apareció un duendecillo con los tomos de la obra que le dejó sobre la mesa, el canónigoquiso tener valor y superar el miedo, pero un día que envió a su paje con la vestimenta de celebración de misa alconvento de los afligidos, se apareció un hombrecillo diciendo que no era el color litúrgico que correspondía, pueséste no era el rojo sino el blanco y que toda la indumentaria con el color correcto ya estaba en el Convento de losAfligidos. El canónigo dijo a su paje “…suspende y vámonos de esta casa que es la casa del duende”.

Page 38: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

Pág. 22 DE MADRID

De MadridMiguel Soler de Arespacochaga

La Casa de la Cruz de PaloDomicilio: c/ Sacramento s/Domicilio: c/ Sacramento s/Domicilio: c/ Sacramento s/Domicilio: c/ Sacramento s/Domicilio: c/ Sacramento s/nnnnn

Se dice que años más tarde,Se dice que años más tarde,Se dice que años más tarde,Se dice que años más tarde,Se dice que años más tarde,ocupó la casa de los Mila-ocupó la casa de los Mila-ocupó la casa de los Mila-ocupó la casa de los Mila-ocupó la casa de los Mila-gros un noble musulmán y sugros un noble musulmán y sugros un noble musulmán y sugros un noble musulmán y sugros un noble musulmán y subellísima esposa. se dice quebellísima esposa. se dice quebellísima esposa. se dice quebellísima esposa. se dice quebellísima esposa. se dice que

Calle del Divino Pastor

En el Madrid de Felipe III había una quinta que pertenecía a un ministro del rey llamado don Luís Carrillo. Esta eralujosa, con enormes jardines y fuentes al estilo versallesco; tenía también hermosas estatuas en los paseos y ,enla puerta había un cuadro del “Divino Pastor” alumbrado por dos farolillos de exigua luz, pero que en ocasiones yen las negras noches habían servido de orientación a algún caminante que hubiera perdido su camino.Se cuenta, que una hija del pintor don Gregorio Ferro estaba enamorada de un joven con malas inclinaciones,que la tenía totalmente embebida en sus malévolos pensamientos. Un día, el joven dijo a la chica que se escapa-ran juntos y dejara la casa del padre. El pintor acababa de demostrar el amor por su hija dándole lo mejor quetenía: su arte, pues había acabado el retrato de su hija cuando esta decidió dejar la casa paterna. El padre casienloqueció de dolor, y fue a buscarla por todas partes sin encontrar recompensa.

La joven, fue punto por punto a todos los lugares que el joven le había fijado para encontrarse, sin tener tampocoéxito en sus esperas y sin conocer las causas de las ausencias de su amante. Desesperada, decidió volver acasa de su padre segura de que la perdonaría, y emprendió camino por aquellos parajes oscuros y solitarios. Oyóel ruido de la noria de la huerta, y en su desesperación, pensó en quitarse la vida arrojándose a misma; en aquelmomento, los dos pequeños faroles del cuadro del Divino Pastor llamaron su atención, y recordando el significadoevangélico se vio retratada en la oveja que Jesús llevaba a cuestas.

Al punto, se le erizó todo el vello pensó postrarse de hinojos ante su padre implorando su perdón antes de atentarcontra su vida. Se cuenta que llegado este punto, oyó una voz que le decía “…a la noria no a tu casa”. Ladesconcertada joven creyó en un espíritu maligno y que Dios la había abandonado, se dirigió otra vez a la noriavolviendo a oír aquella voz que la impelía a tirarse a la noria y quitarse la vida. En el momento en que se iba aprecipitar a aquel mar de oscuridad y muerte, oyó otra voz que le pedía el regreso a la casa del padre. Después deesto reinó un silencio total, la chica se alejó de la noria y se fue a rezar de rodillas ante el cuadro del Divino Pastor.Y vio la luz de la lámpara de la mujer del hortelano que se acercaba. La cual, viendo a la joven rezando, tambiénse hincó de rodillas y se puso a rezar con ella.Después, la acompañó hasta su cabaña, donde se contaron lo que había pasado, pudiendo descubrir que lamujer del hortelano también había oído las misteriosas voces. La joven fue devuelta a su padre por la SantaHermandad, guardándose secreto del acontecimiento por orden del cardenal Sandoval, arzobispo de Toledo. Conel paso del tiempo todos los jardines quedaron reducidos a corrales, que se conocieron como los del “DivinoPastor”.

Calle de la Garduña

A espaldas de las posesiones de los Barrionuevo (familia muy influyente y de gran fama en Madrid), tenían unoscorrales con aves en abundancia, en los que notaban que cada día se producían bajas en el mismo, posiblementepor la acción de una o varias alimañas que hacían sus incursiones de noche sin poder darles caza. No obstantehabía un componente extraño, al no aparecer aves degolladas, como es costumbre en la forma de cazar de lasgarduñas.

Page 39: Historia de Madrid Miguel Soler de Arespacochaga

DE MADRID Pág. 23

Los criados, disputaban con el mayordomo que no podía ser otra cosa queuna garduña que se llevaba las aves para su alimento. Otros decían quede noche oían ruidos raros y carreras en el corral. En fin, siendo inútilestodas las precauciones tomadas, se procedió a poner un lazo corredizo enuna de las atarjeas de entrada al corral. Con mucho sigilo se ponen a laexpectativa, no ven nada pero escuchan los gritos de un muchacho que seestaba ahorcando en el lazo, y que arrastrándose intentaba sacar dosaves en la boca.

“…Aquí, Aquí a la garduña…” gritaban los criados cogiendo al autor de aquellos robos nocturnos diarios. Elmuchacho cogía a las aves con los dientes y se arrastraba pasando el suculento bocado a otros dos mozalbetesque estaban fuera, y volviendo a repetir en la misma noche dos o más veces su acción.

Aquella fatídica noche, intentó llevar como otras su plan a cabo, Pero al intentar salir por la atarjea quedó cogidopor el cuello por el lazo corredizo y forcejeando por escaparse quedó ahorcado en la estrechez de la atarjea,sufriendo una muerte terrible.

Muchos de los muchachos fueron a ver el cadáver que estaba en la puerta de los corrales con la rosca de lajusticia encima hasta que fueran a reclamarlo, pero ninguno osaba decir su nombre sino “¡Mirad la garduña!”.Pasado un tiempo lo llevaron al pie de la torre de la iglesia de Santa Cruz para que la caridad le enterrase, hastaque allí fue reconocido por su desgraciada madre. Yy de esta forma quedó el nombre de la garduña a loscorrales y posteriormente a la calle, teniendo por pago la vida de aquel muchacho.

La Calle del Lobo

Se encuentra esta calle actualmente en el centro de Madrid pues va desde la carrera de San Jerónimo a la callede Huertas, poco poblada en el siglo XV o XVI . Había un escultor a cuyas manos vino a parar el simulacro deNuestra Señora de las Maravillas, a la que tantos milagros se le atribuían. También en una pequeña cabañahabitaba un cazador donde tenía expuestas las cabezas y las astas de los ciervos y venados que abatía, juntocon las herramientas de caza que tenía en la cabaña, también tenía expuesta una piel de lobo rellena de paja enla puerta.

Un día un niño que corría por los alrededores casi desnudo, por ser hijo de una mujer muy pobre que recogíaleña para hacer una frugal comida, abrió la piel de lobo y sacó de su interior toda la paja dejando así que sedescompusiera. El cazador vio al niño y en un ataque de ira con su cuchillo de monte abrió en canal al niñomatándole al instante.

La madre viendo a su hijo muerto, cogió el pequeño y ensangrentado cuerpo y corrió a casa del escultor paradepositar al niño en los brazos de Nuestra Señora de las Maravillas. La madre, llena de fe y sumida en llanto,rezó con gran devoción a la Virgen y cuenta la leyenda que el niño volvió a la vida y se curó rápidamente de susheridas.

Este milagro fue público y se dio traslado a la Virgen en un carruaje sobre el que volaba una blanca paloma, quese adelantó al llegar al convento de las Carmelitas, dejándose coger por las monjas. La cabaña desapareció yeste suceso dio nombre a la calle.