historiaypatrimoniocultural.files.wordpress.com · web viewsegún el abuelo, era una tarea...

23

Click here to load reader

Upload: duongdang

Post on 15-Apr-2018

214 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: historiaypatrimoniocultural.files.wordpress.com · Web viewSegún el abuelo, era una tarea laboriosa el estar al pendiente de luces, sonido y montaje de obras, pero lo que en particular

Cervantes Valencia María José.

Fotografiando recuerdos

Era una tarde de octubre del año 1965, en Guadalajara. El clima se tornaba

perfecto, las hojas anunciaban el otoño. Matías, un joven apasionado por los

libros, el arte y la fotografía, probaba su nueva cámara fotográfica, una bonita y

pesada, aunque pequeña en comparación con las que estaban en el mercado.

Tenía un gran lente y un flash que podía deslumbrar a cualquiera. Era una Contax

Illa, una de las mejores cámaras de la época, novedosa y de alta calidad. Dicha

cámara había sido un regalo enviado a Matías por su abuelo paterno, don

Joaquín, un señor de edad avanzada que había quedado viudo hacía unos años y

que cada cierto tiempo enviaba cartas y regalos a su nieto y a sus padres.

Lamentablemente, el abuelo se encontraba en la Ciudad de México, por lo que la

distancia no hacía posible que se frecuentaran muy a menudo.

Los padres de Matías eran unos arquitectos bastante famosos que salían de

viaje continuamente y dejaban solo al muchacho. Esto a él no le molestaba,

entendía la profesión de sus papás y le emocionaba todo lo que ellos le contaban

acerca de sus viajes y sus travesías, de sus proyectos y de todo lo que tuviese

que ver con la arquitectura. Ellos habían estudiado en la Universidad de

Guadalajara, pero se habían conocido desde muy pequeños en la Ciudad de

México. Pasaron los años y tuvieron que separarse para por fin volverse a

encontrar en Guadalajara. Coincidieron no sóólo en el lugar de residencia, sino

también en la universidad y la carrera que estudiaroíann. Hasta eseese momento

habían formado una familia bonita, aunque un poco distante por su trabajo.

Mantenían comunicación con sus otros familiares en la ciudadsus otros familiares

en la ciudad, pero a veces Matías se sentía solo por esta ausencia de sus padres,

lo que lo hacía un chico bastante independiente. Una noche, Matías recibió una

llamada en la que le anunciaban la muerte de sus padres a consecuencia de un

accidente automovilístico que habían tenido en la carretera rumbo a

Aguascalientes. Esta noticia destrozóó a Matías, quien con tan sólo 18 años de

edad se había quedado solo.

Page 2: historiaypatrimoniocultural.files.wordpress.com · Web viewSegún el abuelo, era una tarea laboriosa el estar al pendiente de luces, sonido y montaje de obras, pero lo que en particular

El funeral de padres sus fue bastante triste; amigos y compañeros de trabajo

acompañaron al muchacho. Llegaban a la capilla y se quedaban dando sus

condolencias y preguntándole si tenía algún plan sobre qué haría de su vida.

Hubo quienes le ofrecieron que se quedara en su casa y prometieron que ellos

mismos se encargarían de su estancia y de lo que el chico pudiera necesitar. Éste

no daba respuesta alguna, sólo pedía que dieran tiempo para poder pensar con

claridad y pasar de la mejor manera posible el trago amargo por el que

atravesaba.

Después de unas horas, llegó su abuelo paterno desde la Ciudad de México.

Matías le había avisado de la situación por la que atravesaba y se trasladó lo más

rápido que pudo. Con lágrimas en los ojos y casi sin reconocerlo, Matías corrió a

sus brazos y le pidió que no lo abandonara. Para Don Joaquín esta pérdida era

muy dolorosa, pues el padre de Matías había sido el único hijo que había tenido.

Por lo que se prometió a sí mismo que le brindaría todo el apoyo y amor posible a

Matías, que lo protegería y que haría que alcanzará sus sueños, así como lo había

hecho con su hijo.

En ese momento, don Joaquín pidió a Matías que se fuera a vivir con él a la

Ciudad de México. Argumentó que vivir cerca de algún familiar le haría bien y

ayudaría a la recuperación y superación de su pérdida. El joven asintió de

inmediato y aunque no había convivido mucho con su abuelo, se le figuraba como

una persona con la que valía la pena platicar y, qué mejor, vivir. Don Joaquín se

regresó a la Ciudad de México para poder arreglar todo para la llegada de su nieto

y así darle a éste un poco de tiempo y espacio para que empacara y dejara todo

en orden.

Matías inició con la mudanza y con la recolección de sus pertenencias; sintió

cierta curiosidad de revisar las pertenencias de sus padres entre las cuales

encontró un pequeño baúl de madera que no tenía candado. Lo abrió y descubrió

cientos de cartas, flores secas y uno que otro boleto de cine de hacía unos

cuantos años atrás. Abrió algunas de las cartas y las leyó con mucho

detenimiento. En cada una se describía cómo sus papás se habían conocido,

Page 3: historiaypatrimoniocultural.files.wordpress.com · Web viewSegún el abuelo, era una tarea laboriosa el estar al pendiente de luces, sonido y montaje de obras, pero lo que en particular

cómo era la historia de amor que ellos habían construido, los lugares a los que

iban, en dónde se encontraban y la infinidad de sentimientos que despertaban el

uno por el otro. El joven quedó maravillado con todo lo que leyó; las descripciones

que sus padres hacían en las cartas era increíble. También se sintió atraído por la

Ciudad de México, pero en especial, se despertó en él un interés por saber acerca

del Palacio de Bellas Artes, lugar cuya construcción fue terminada en 1934, según

las cartas, y el cual había sido escenario de exposiciones de arte y varias obras de

teatro. En él sus papás se habían conocido y habían pasado momentos juntos

posteriormente. Debido a esto, decidió que de las primeras cosas que haría a su

llegada a la ciudad sería, sin duda alguna, visitar ese palacio.

Terminadas las maletas, guardó este pequeño baúl y lo llevó consigo. Viajó

hasta la central de autobuses y abordó el camión que lo llevaría a la Ciudad de

México. En el trayecto, la preocupación y el nerviosismo se apoderaron de él

porque dejaba toda una vida en Guadalajara, muchos recuerdos. Sus papás le

hacían mucha falta, pero sentía que al estar con su abuelo, de una u otra manera

tendría una parte de ellos consigo. Además, tendría el baúl que había encontrado

y la posibilidad de visitar los lugares que sus papás habían frecuentado.

El viaje fue largo y cansado. Matías estuvo tomando fotos de los paisajes que

iba observando por la ventana del autobús: montañas, bosques y formaciones

rocosas eran lo que se le iban presentando, además de uno que otro campo de

cultivo que estaba cerca de la carretera. Al llegar a la ciudad, su abuelo ya lo

esperaba en la estación de autobuses con una sonrisa esperanzadora y una

rebanada de pastel casero que el mismo don Joaquín había preparado, pues si

algo le había aprendido a su difunta esposa, era el hacer unos postres deliciosos.

En el trayecto hacia la casa de su abuelo, Matías no dudó en preguntarle sobre

sus padres. Le contó sobre el baúl que había encontrado y le dijo que había

sentido una especial curiosidad por conocer el Palacio de Bellas Artes, pues

quería comprobar si la belleza y majestuosidad con la que habían descrito el lugar

sus padres eran ciertoas.

Page 4: historiaypatrimoniocultural.files.wordpress.com · Web viewSegún el abuelo, era una tarea laboriosa el estar al pendiente de luces, sonido y montaje de obras, pero lo que en particular

–Ese lugar es hermoso, Matías–, respondió Don Joaquín. –Se ha conservado

sólido y magnífico desde su construcción en los primeros años del siglo XX. Lo

construyeron con el fin de que fuese el teatro de la Ciudad de México, que

albergara las obras de los pintores, muralistas y artistas más importantes del país.

Matías escuchaba atento.

–También lo pensaron como escenario de obras de teatro y conciertos que

ayudasen a la difusión de la cultura–, continuó, –pues aquellos habían sido

tiempos complicados en nuestra sociedad y las artes, así como la cultura, se

consideraban un buen método para amenizar la situación política y social que

atravesaba el país.

Don Joaquín prometió que le enseñaría algunas otras obras arquitectónicas de

suma importancia que se encontraban en el centro de la ciudad y que aunque no

estaban relatados en las cartas de sus padres, aunque sabía que ellos sí los

habían visitado.

Por fin, después de una larga charla, un café en el local favorito del abuelo y

una apacible caminata, Don Joaquín llevó a Matías a su casa, donde un grupo de

amigos del abuelo lo recibieron con mucho entusiasmo.

Don Joaquín ofreció a Matías la que había sido la recámara de su padre; una

habitación con una ventana muy grande que dejaba entrar la luz por la mañana y

tenía una vista hermosa hacia el centro de la ciudad. Ahí había fotos de su padre

cuando era pequeño, otras de la abuela de Matías, y afiches así como postales de

algunos edificios de la ciudad y del mundo. En el fondo del cuarto había una

pequeña caja en donde había recuerdos y más cartas de sus padres. Matías

decidió no revisarlas aún y sólo guardarlas junto con el resto de las otras misivas.

Acomodó su ropa, sus pertenencias y simplemente se dispuso a adaptarse a su

nueva habitación.

Había sido un largo día, una mudanza pesada y llena de sentimientos. En su

mesa de noche había una fotografía de sus papás, una lámpara que su abuelo le

había obsequiado y la cámara fotográfica. Decidió que era hora de descansar, de

Page 5: historiaypatrimoniocultural.files.wordpress.com · Web viewSegún el abuelo, era una tarea laboriosa el estar al pendiente de luces, sonido y montaje de obras, pero lo que en particular

dejar de pensar un rato en la situación por la que atravesaba. Dejó sobre la mesa

un libro que estaba por terminar, un par de cartas y se dejó llevar por el cansancio.

A la mañana siguiente, el joven despertó muy triste; la perdida había sido

bastante fuerte para él. Aunque la mayor parte del tiempo sus papás estaban

ausentes, al menos en ese entonces Matías sabía que ellos estaban bien, que en

algún momento del día llegarían y le darían buenas noticias, le contarían sobre

sus viajes o simplemente lo abrazarían. Eso se había acabado, sus padres ya no

estaban y tenía que asimilarlo poco a poco. Prendió la radio y se dispuso a seguir

desempacando y ordenando su nueva habitación. Colgó algunos cuadros con

fotos que tenía de él y sus padres, algunos bocetos y dibujos que él mismo había

hecho, así como un plano que su padre le había regalado representando a la

ciudad de México en los primeros años del siglo XX. Añadió varios recuerdos de

su antigua casa y algunos adornos que sus amigos y compañeros de escuela le

habían dado para que no se olvidase de ellos.

Se metió a bañar, se puso algo muy cómodo y al escuchar la voz de su abuelo

anunciando el desayuno, se dispuso a bajar a la cocina. Un par de huevos con

jamón, pan tostado, un vaso de jugo y un poco de café caliente fue lo que

desayunaron.

El abuelo era una persona con la que fácilmente se podía entablar una

conversación, era bastante elocuente y atento, divertido y con muchas historias

por contar. Después de desayunar, Matías se ofreció a lavar los platos que habían

ocupado y ordenó la mesa mientras su abuelo se alistaba para salir a impartir sus

clases gratuitas sobre arte contemporáneo, actividad que realizaba desde que se

había jubilado. El joven no se había percatado de que era martes y que las

obligaciones de su abuelo tenían que continuar.

Don Joaquín vivía solo. La casa en la que vivía había sido suya desde que el

papá de Matías era pequeño, así que contaba toda una historia. Estaba situada en

el centro de la ciudad, a unos veinte minutos a pie del Palacio de Bellas Artes. Era

grande y tenía varias habitaciones, con un estudio junto a la sala y un balcón que

permitía la entrada de mucha luz a dicha habitación. Estaba decorada al estilo

Page 6: historiaypatrimoniocultural.files.wordpress.com · Web viewSegún el abuelo, era una tarea laboriosa el estar al pendiente de luces, sonido y montaje de obras, pero lo que en particular

colonial, con alfombras y cuadros por todas partes, varias pinturas y algunos

reconocimientos del padre de Matías, así como su título universitario.

Matías se quedó solo y aprovechó para continuar instalándose en su

habitación. Esperaba que así llegara más pronto la tarde para esperar a su abuelo

y comer con él. Después de unas horas dieron las cuatro; el clima estaba muy

agradable, el viento soplaba y no hacía ni frio ni calor. Matías se paseaba por la

casa y sintió curiosidad de entrar al estudio. Ahí encontró muchas postales con la

imagen de Bellas Artes, así como cuadros pintados por alguien anónimo desde

diferentes ángulos y percepciones, libros y planos con información sobre el recinto

y algunos panfletos sobre exposiciones y diversas actividades que se habían

realizado en el lugar en aquellos años. El chico quedó maravillado, leyó todo con

sumo cuidado tratando de no desordenar nada para que su abuelo no se diese

cuenta de que había estado husmeando entre sus cosas.

Entre todo lo que encontró abrió un pequeño álbum, o lo que parecía uno, en el

que venían muchos panfletos sobre la edificación, y sobre una exposición en

particular. Hablaba sobre tres grandes artistas que habían pintado murales sobre

las paredes de dicho recinto y decía que al ser su aniversario, serian de las

principales atracciones de un evento por venir. Encontró también que su abuelo

había sido parte de ese proyecto para hacer que esos murales fueran la atracción

principal de la celebración. Él se entusiasmó mucho, estaba pensando en las

posibilidades que tendría de poder estar cerca de ese recinto y de entrar en él, de

vivir la experiencia de estar dentro de un lugar tan importante. El tiempo se le fue

de las manos y cuando menos lo esperaba, levantó la mirada para encontrar a su

abuelo mirándolo desde la puerta con cierta diversión y curiosidad. Aclaró un poco

la garganta y le dijo:

–¿Encontraste algo que te ayude a satisfacer tu curiosidad?

El chico contestó:

Page 7: historiaypatrimoniocultural.files.wordpress.com · Web viewSegún el abuelo, era una tarea laboriosa el estar al pendiente de luces, sonido y montaje de obras, pero lo que en particular

–Llegaste, abuelo. Perdón, es que yo estaba… lo sien… no quería… sólo estaba

aburrido. Pensé que aquí habría algo que me dijera más sobre la juventud de mi

papá, de verdad discúlpame.

El abuelo lo miró con ternura y sonrío. Luego, le pidió que le acercara el álbum

a la mesa además de todo aquello que le hubiera llamado la atención. Matías

asintió y agarró todo lo que le cupo en las manos. Se sentía un poco apenado por

la situación, pero su abuelo le daba cierta seguridad, una sensación que le hacía

recordar las tardes que había compartido con su padre.

Matías y don Joaquín se sentaron en la mesa a ver toda la información e

imágenes que el abuelo tenía sobre el Palacio. Le contó que había estado

trabajando un buen tiempo en aquel lugar, cuidando las colecciones especiales del

recinto y ayudando a la colocación de las exposiciones temporales. Le narró

algunas de sus experiencias, lo habló de los personajes importantes había podido

conocer gracias a su trabajo y explicó por qué había dejado de trabajar ahí.

Resulta que su abuelo había estado trabajando en el Palacio de Bellas Artes en

los años 50. Había tenido la oportunidad de conocer a los tres grandes muralistas;

David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Diego Rivera, así como a la

esposa de este último y a varios pintores de la época, además de a grandes

personalidades del ámbito artístico.

También le contó todo el trabajo que requería estar ahí, el esfuerzo y la

recompensa al final del día. Según el abuelo, era una tarea laboriosa el estar al

pendiente de luces, sonido y montaje de obras, pero lo que en particular les

llevaba tiempo era la protección y difusión del recinto, pues aunque el gobierno

daba dinero, a veces no era suficiente para el mantenimiento de dicho lugar, lo

que hacía difícil que las exposiciones llegaran al público y, más aún, se

mantuvieran. Por ello, no fue posible seguir con los proyectos del lugar, pues a

principios de los años 60, habían hecho un pequeño recorte de personal por falta

de presupuesto y él había sido uno de los que se habían visto forzados a dejar su

empleo, el cual, según contó, le gustaba y disfrutaba bastante, pues además de

Page 8: historiaypatrimoniocultural.files.wordpress.com · Web viewSegún el abuelo, era una tarea laboriosa el estar al pendiente de luces, sonido y montaje de obras, pero lo que en particular

que don Joaquín era amante del arte, gustaba de compartir con la juventud toda

esa nueva visión sobre el arte en la ciudad.

Don Joaquín notó que su nieto estaba bastante entusiasmado con la historia

que le estaba narrando, por lo que decidió que al día siguiente lo llevaría a primera

hora al Palacio y haría que viviera la experiencia de estar ahí.

Y así fue, a la mañana siguiente Matías se despertó desde muy temprano, cargó

con tres rollos y su cámara, una pequeña libreta para apuntar todo aquello que se

le hiciera curioso, lo guardó todo en una mochila y se sintió motivado para conocer

aquel lugar.

Caminaron por la calle de Madero, pues era la que los dejaba más cerca del

Palacio. Fueron recorriendo todo ese andador, admirando las casas antiguas y

con esa magia de la época virreinal. Pasaron por la que fuese la casa de Agustín

de Iturbide, por la iglesia de la Profesa, y por otros tantos lugares que dejaban ver

la riqueza arquitectónica que el centro de la ciudad tenía.

Llegaron a Bellas Artes, y el chico quedó maravillado con lo que vio.

–Este palacio blanco está hecho de mármol– explicó Don Joaquín. –Su

arquitectura es muy estilo art nouveau, aunque las esculturas de ángeles y

columnas que ves, combinan diversos estilos arquitectónicos.

–¿Esas cuatro figuras de ahí son pegasos? –preguntó Matías.

–Sí, los hizo Agustín Querol y los trajo el arquitecto que diseñó Bellas Artes, el

señor Adamo Boari.

Realmente era muy bello ese lugar, impresionaba lo blanco que era; tanto así, que

el resplandor reflejaba la luz del sol y lo hacía un lugar muy bello y lleno de vida.

En la parte superior, la cúpula color naranja y amarillo hacía que el blanco del

mármol resaltara aún más, que ese resplandor fuera más fuerte y todo ello

incrementara la belleza natural del Palacio.

Page 9: historiaypatrimoniocultural.files.wordpress.com · Web viewSegún el abuelo, era una tarea laboriosa el estar al pendiente de luces, sonido y montaje de obras, pero lo que en particular

Al recordar las cartas de sus padres, Matías sintió una ternura y un amor increíble.

En ellas sus padres relataban que se habían conocido desde la infancia al estar

contemplando el paisaje maravilloso del Palcio. Un día, según las cartas, un

fotógrafo del lugar había ofrecido a todos los niños que estuviesen en la zona la

oportunidad de salir en una foto conmemorativa. Tanto su madre como su padre,

que vivían en la misma cuadra, no habían dudado en ponerse sus mejores

prendas de vestir y correr hacía el Palacio a la hora indicada. Entre la multitud

habían quedado juntos, lo cual los había empujado a conversar y descubrir que

sus gustos eran bastante parecidos. Posterior a ello compartían tardes de risas y

juegos juntos. Así había sido por varios años hasta que ella había tenido que

marcharse, aunque la comunicación mediante cartas y llamadas continuó.. Las

cartas decían que eran muy unidos, que se habían convertido en muy buenos

amigos pero que lamentablemente ella se había tenido que ausentar por un

tiempo. Debido a ello, habían perdido comunicación por un par de años. Había

cartas que no se habían mandado. Matías supuso que su padre las había escrito,

pero al no saber dónde se encontraba su madre, no había podido enviarlas.

Ahí, frente a Bellas Artes, Matías veía a la gente pasar, seguir con su vida y no

decir nada ni detenerse a observar lo que tenían frente a sus ojos. Esa belleza

estaba situada en un lugar muy concurrido por la población mexicana, la cual

diariamente paseaba en sus automóviles, de aquí para allá, caminando y

siguiendo con su vida mientras el inmueble era escenario de múltiples escenas,

románticas y de desamor, de risas y de diversión, de culto y de emoción.

Don Joaquín observó a su nieto con tanta curiosidad que no pudo resistirse a

preguntarle qué le pasaba.

–¿Qué sientes? –preguntó. –¿Qué piensas?

El joven lo miró con lágrimas en los ojos y con la voz entrecortada le respondió:

–Aquí se conocieron. Este lugar fue testigo del amor de mis padres.

Page 10: historiaypatrimoniocultural.files.wordpress.com · Web viewSegún el abuelo, era una tarea laboriosa el estar al pendiente de luces, sonido y montaje de obras, pero lo que en particular

A don Joaquín se le hizo un nudo en la garganta. Su nieto estaba en aquel lugar

con él, un lugar que era significativo para ambos y que haría que ese momento

quedara en sus memorias para siempre.

Se quedaron ahí un par de minutos, viéndose el uno al otro cómo si la conexión

entre ambos de verdad fuera hacia un mismo pensamiento. Luego, el chico movió

la cabeza, miró de nuevo hacia donde estaba Bellas Artes y casi sin voz dijo a su

abuelo:

–¿Cómo puede pasar inadvertido este lugar? –preguntó sorprendido. –No es algo

común, deberíamos hacer algo al respecto, abuelo. Aquí se conocieron, aquí

vivieron momentos juntos y no creo que sea una historia exclusiva de ellos.

¿Cuántas personas no se han enamorado aquí? ¡Decenas! Rescatemos eso,

rescatemos su historia, las historias, unámoslas con el lugar, con su belleza y

majestuosidad. Que no se olvide.

Matías tomó la mayor cantidad de fotos que pudo hasta que sus rollos se

acabaron. Tomó cuanta fotografía pudo, desde distintos ángulos, e incluso tuvo la

oportunidad de subir a uno de los edificios aledaños a Bellas Artes y tomar fotos

desde arriba, donde la cúpula naranja se veía con más detalle. Tomó fotos en las

que posó su abuelo y en las que aprovechó que alguno que otro niño que se

cruzaba por su camino. Le dio buen uso a la cámara que su abuelo le había

regalado meses atrás.

El abuelo asintió ideando un plan para llevar a cabo la propuesta de su nieto y le

propuso regresar a casa. El chico siguió al abuelo por la calle de Madero, pasando

nuevamente por el Palacio de Iturbide. Llegando a la esquina de la casa del

abuelo, había un pequeño local donde vendían café. El abuelo le pidió a Matías

que entrase y que lo esperara ahí, que ordenara un par de bebidas para ambos y

unos churros con canela, y mientras, él iría por unos papeles que quería mostrarle.

El abuelo fue lo más rápido que pudo al estudio de su departamento, tomó un par

de folders llenos de fotos y mapas, una pequeña mochila, y volvió al café. Matías

Page 11: historiaypatrimoniocultural.files.wordpress.com · Web viewSegún el abuelo, era una tarea laboriosa el estar al pendiente de luces, sonido y montaje de obras, pero lo que en particular

lo estaba esperando con los dos cafés y un par de churros con canela y azúcar,

impaciente por escuchar lo que su abuelo quería decirle.

Don Joaquín abrió la mochila y sacó algunas cartas y una caja de cristal, la cual

contenía una pequeña réplica de Bellas Artes y sus alrededores. Le pidió a Matías

que extendiera la mano y colocó sobre ella aquella pieza.

–Guárdala bien, Matías. Es un regalo de bienvenida a la ciudad y sé que sabrás

darle buen uso.

Después, tomo los planos que tenía así como unas fotos y acuarelas muy

antiguas, se las mostró a su nieto y le contó algo que él no se esperaba: Don

Joaquín, además de trabajar en Bellas Artes, había sido colaborador de varias

exposiciones, curador y supervisor de ellas. Al ver que la gente estaba perdiendo

el gusto por ir a ese museo había decidido organizar una pequeña junta que viera

como cómo se podíaa atraer más público y visitantes, así que hicieron diversas

encuestas entre la población sobre los temas que les gustaría ver o que se les

harían interesantes. Con las respuestas que iban obteniendo armaron un plan que

incluía visitas guiadas e interacción directa con las obras que se presentaban,

dinamismo y vanguardia en la colocación de las piezas y las exposiciones en

general. Don Joaquín había sido parte de ese proyecto ambicioso que sabían

daría frutos sólo a futuro.

Matías, maravillado por lo que estaba escuchando, pidió a su abuelo que le

explicara cada detalle, pero al preguntarle si el proyecto había funcionado, a Don

Joaquín le cambio el semblante. Se puso algo melancólico, bajó la cabeza y muy

despacio, sin levantar la voz dijo:

–Lamentablemente jamás se realizó, no había dinero para inversiones así y

mucho menos si se trataba de arte.

Matías se quedó sin palabras, su abuelo tenía un semblante muy triste, cabizbajo

y sin palabras. El chico pagó los cafés, recogió las cosas de su abuelo y partieron

juntos rumbo a casa, donde más tarde volvió a sacar el tema del proyecto

inconcluso.

Page 12: historiaypatrimoniocultural.files.wordpress.com · Web viewSegún el abuelo, era una tarea laboriosa el estar al pendiente de luces, sonido y montaje de obras, pero lo que en particular

Don Joaquín le explicó a su nieto que la situación del país era complicada, que se

habían hecho varios recortes a ciertas áreas y que el arte y la cultura habían sido

víctimas de dichos recortes. También le contó que debido a esto hubía habido un

recorte de personal y a él lo habían despedido del museo, quedando así sólo el

recuerdo de las vivencias y momentos ocurridos en Bellas Artes. Le contó que él

estaba muy entusiasmado con el proyecto, que todos tenían sus esperanzas en él,

pero que así como él, otros tantos habían quedado decepcionados de la decisión

de los gestores y habían tomado caminos diferentes.

Al caer la noche, Don Joaquín se limpió una lagrima que corría por su mejilla, se

despidió de su nieto y partió a su recamara a descansar. El día había estado lleno

de sentimientos y recuerdos, pero él solo quería recostarse y dormir.

A la mañana siguiente, el abuelo se fue muy temprano a continuar sus actividades

dejando a Matías solo. Al despertar, Matías se preparó el desayuno y se fue de

inmediato al estudio de su abuelo. Algo en él intuía que había más información

sobre lo narrado la tarde anterior y que ésta le sería de mucha ayuda. El joven ya

no sólo quería saber la historia del lugar donde se conocieron sus padres, sino

también quería ayudar a su abuelo a cumplir el propósito de años atrás, ver al

museo como el gran Palacio que era, con sus exposiciones y sus obras al por

mayor, en todo su esplendor.

Buscó tratando de no desacomodar nada; quería que fuese una sorpresa para su

abuelo. Quería que éste se sintiera orgulloso de lo que el joven había hecho y

logrado. Lo quería ver feliz, satisfecho por cumplir su cometido.

Entre tantos papeles encontró una pequeña libreta con el nombre y la dirección de

cada persona que había participado en el proyecto. Había decenas de nombres y

teléfono, así que. al muchacho se le ocurrió buscar a las personas que estaban en

la libreta, investigar qué había sido de ellos y ver si sus direcciones correspondían

aún.

Él estaba muy emocionado, su hallazgo era algo bueno y quería convertirlo en un

bien para su abuelo. Tomó su cámara, una libreta y las llaves de la casa, se puso

Page 13: historiaypatrimoniocultural.files.wordpress.com · Web viewSegún el abuelo, era una tarea laboriosa el estar al pendiente de luces, sonido y montaje de obras, pero lo que en particular

su chaqueta café y emprendió el camino a Bellas Artes, buscando a quién dirigirse

y preguntarle sobre los proyectos del lugar.

Encontró a un señor llamado Eduardo, quien después de hacerlo esperar unos

minutos, lo atendió y le dio información acerca del lugar y de las colecciones

permanentes que estaban ahí. Matías le preguntó si el proyecto de difusión que su

abuelo y un grupo de personas había quedado registrado o si se tenía algún

antecedente de haberse realizado. Eduardo le contestó que no, que se había

quedado en proyecto inconcluso pero que a la fecha le parecía muy valioso

rescatarlo ya que aún se tenía el problema de difundir lo que significaba Bellas

Artes y lo que representaba para el país.

–Es un museo de arte–, señaló Eduardo–, el primero en el país, con obras que

van del siglo XVI al siglo XX. Este lugar cuenta historia por sí solo, pero además

es escenario de historias dentro y fuera de él.

Matías le contó la historia de sus padres. También mencionó que su abuelo había

sido partícipe de la idea del proyecto que se quería hacer, de la difusión del recinto

que merecía continuar de pie.

A Eduardo le pareció una idea fabulosa, así que quedaron en reunirse días

después porque Matías tenía que llegar a casa antes de que su abuelo regresara

de trabajar. Así, el muchacho agarró sus cosas y partió rumbo a casa, pensando lo

que quizá podría lograr y la felicidad que esto causaría en su abuelo.

Llegando a casa, don Joaquín aún no llegaba. Matías preparó algo de comer para

ambos, y decidió esperarlo para poder investigar más sobre el proyecto. El abuelo

llegó muy cansado, probó poco su comida y decidió irse a descansar. Se notaba

fatigado y triste. Matías prefirió no preguntarle, así que siguiendo los pasos de su

abuelo, fue a su recamara y se recostó, pensando en el día pesado que había

tenido y en lo que le esperaba al día siguiente. Pretendía ponerse en contacto con

la mayor parte de las personas que estaban en aquella libreta, deseando que aún

vivieran, y mejor aún, que estuviesen interesados en levantar de nuevo el

proyecto. Entre pensamientos y divagaciones, Matías se quedó dormido.

Page 14: historiaypatrimoniocultural.files.wordpress.com · Web viewSegún el abuelo, era una tarea laboriosa el estar al pendiente de luces, sonido y montaje de obras, pero lo que en particular

A la mañana siguiente, al verse de nuevo solo, se dispuso a marcar algunos de los

teléfonos que estaban en la libreta. En algunos casos tuvo éxito; en otros,

lamentablemente las personas ya habían fallecido o simplemente no tenían

interés. Después de un rato de algunas llamadas, visitas y platicas, logró reunir a

cinco amigos de su abuelo y a dos amigas. Cada uno le contó su interés por volver

al proyecto y le dieron su total apoyo para ir y hablar con Eduardo, planteándole la

posibilidad de retomar lo ya planeado.

Matías y las siete personas, se reunieron en las afueras de Bellas Artes, querían

hablar con Eduardo y exponerle sus ideas. Pasaron a su oficina y cada uno

expuso el motivo por el cual le gustaría regresar a trabajar y colaborar con el

mencionó la importancia que el inmueble había tenido en sus vidas tanto

profesionales como laborales.

Con tanto trabajo, Matías olvidó la hora que era, así que dejando a todos en la

oficina, corrió a casa de su abuelo, abrió la puerta a toda prisa y lo encontró en la

sala de la casa, sentado mirando hacia la pared. Matías entró y le preguntó si

tenía mucho tiempo esperándolo.

–¿En dónde te habías metido, Matías? No es posible que no dejes una nota para

avisar dónde estarás–, le dijo. No vuelvas a hacer eso, me angustié.

–Lo siento, abuelo, pero quisiera que vinieras conmigo. Te tengo preparada una

sorpresa.

Don Joaquín, un poco dudoso, lo siguió hasta Bellas Artes. Entrando a la oficina

pudo reconocer a las personas que estaban ahí, a sus amigos y compañeros de

trabajo reunidos, todos por un mismo propósito: el de rescatar la fama y crear

conciencia de la importancia de las visitas a Bellas Artes y de la conservación de

dicho lugar. Eduardo, junto con otros integrantes del comité representativo del

museo, después de escuchar cada historia y de empaparse del entusiasmo de

estos señores, decidió reinstituir el proyecto que se había abandonado, y darles

todo el apoyo posible para que se lograra. Hubo quienes se opusieron a que se

Page 15: historiaypatrimoniocultural.files.wordpress.com · Web viewSegún el abuelo, era una tarea laboriosa el estar al pendiente de luces, sonido y montaje de obras, pero lo que en particular

empleara de nuevo a dichas personas, e incluso a que el proyecto se retomara

tomando parte del presupuesto.

Aunque tuvieron algunas dificultades con las autoridades, al paso de unos meses

les llegó la noticia de que el proyecto por fin había sido aprobado, y de que las

personas que habían sido despedidas volverían a sus funciones y serían parte del

proyecto de rescate de Bellas Artes. En él, querían lograr que las nuevas

generaciones tomaran conciencia sobre la importancia de preservar los recintos

que brindan cultura y que representan escaparates de la realidad. El proyecto

pretendía promover la idea de que esos espacios tienen riqueza en contenidos,

cuentan historias, y guardan piezas de gran importancia histórica. El proyecto ya

era un hecho, todos estaban avisados y maravillados con la noticia.

Matías y su abuelo estaban felices. El cometido del muchacho se había logrado, y

aunque había sido un poco complicado había valido la pena todo esfuerzo. La

difusión de este recinto se llevaría a cabo, todo estaría en orden y la satisfacción

de saber que el Palacio podría ser visitado y contemplado por todos los

ciudadanos de una metrópoli tan grande como lo es la Ciudad de México, era algo

maravilloso.

Matías estaba muy feliz, al igual que su abuelo, y aunque sabía que faltaba

camino por recorrer, también sabía y tenía muy presente que lo harían juntos, en

memoria de sus padres y de todas aquellas personas que habían tenido como

escenario de sus encuentros e historias, a este majestuoso lugar. No sólo

recordaría a sus padres, no sólo se involucraría en un proyecto de gran magnitud,

sino que también ocuparía sus dotes de fotógrafo para ser él quien llevase a cabo

la difusión de imágenes por toda la ciudad. La cámara que su abuelo le había

regalado significaba mucho para Matías, pues las primeras imágenes que había

tomado con ella, serían ocupadas en la campaña de divulgación del inmueble

además de añadir unas nuevas tomas que le habían encargado, pues todos

habían quedado maravillados con las imágenes tomadas por el muchacho.

Al cabo de unos años, Matías, al lado de su abuelo y del grupo de personas

llamado muy graciosamente e incluso sarcástica, “los del siglo pasado”, lograron

Page 16: historiaypatrimoniocultural.files.wordpress.com · Web viewSegún el abuelo, era una tarea laboriosa el estar al pendiente de luces, sonido y montaje de obras, pero lo que en particular

darle difusión a Bellas Artes, y consiquieron que la gente se acercara más a la

cultura y las artes, dejando así un gran legado para la ciudad.