guía n°1 - cuentos populares

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Guía n°1 de Lenguaje 6° básico “Cuentos Populares” Nombre: ___________________________________________ Fecha: _______________ Curso: 6° básico _____ Profesora Catalina Acevedo Setz Objetivos: recordar las características de cada tipo de cuento popular. aplicar lo aprendido en el análisis y en la escritura de un cuento popular. Nombre: ___________________________________________ Fecha: _______________ Curso: IV Medio _____ Profesor: ___________________________________________ Recordemos… ¿Qué es un cuento? Es una narración breve basada en hechos reales o imaginarios, que posee: conflicto, ambiente, personajes y narrador. Su estructura narrativa se divide en tres momentos. Inicio: se parte de una situación estable, de calma y tranquilidad. Se presentan los personajes, el ambiente y el tema del relato. Además, se inicia el conflicto. Desarrollo: el conflicto avanza hasta llegar a su punto de máxima tensión. Desenlace: se resuelve el conflicto, recuperando la situación de calma inicial. ¿A qué llamamos “cuento popular”? El cuento popular es un tipo de relato breve. Suele estar asociado a las narraciones tradicionales que se transmiten de generación en generación, a través de la oralidad. Estos relatos se pueden agrupar en tres categorías. 1

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Lenguaje 6°

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Page 1: Guía N°1 - Cuentos Populares

Guía n°1 de Lenguaje 6° básico “Cuentos Populares”

Nombre: ___________________________________________ Fecha: _______________

Curso: 6° básico _____ Profesora Catalina Acevedo Setz

Objetivos: recordar las características de cada tipo de cuento popular.aplicar lo aprendido en el análisis y en la escritura de un cuento popular.

Nombre: ___________________________________________ Fecha: _______________

Curso: IV Medio _____ Profesor: ___________________________________________ Recordemos…

¿Qué es un cuento?

Es una narración breve basada en hechos reales o imaginarios, que posee: conflicto, ambiente, personajes y narrador.

Su estructura narrativa se divide en tres momentos.

Inicio: se parte de una situación estable, de calma y tranquilidad. Se presentan los personajes, el ambiente y el tema del relato. Además, se inicia el conflicto.

Desarrollo: el conflicto avanza hasta llegar a su punto de máxima tensión.

Desenlace: se resuelve el conflicto, recuperando la situación de calma inicial.

¿A qué llamamos “cuento popular”?

El cuento popular es un tipo de relato breve. Suele estar asociado a las narraciones tradicionales que se transmiten de generación en generación, a través de la oralidad.

Estos relatos se pueden agrupar en tres categorías.

1. Maravillosos: en ellos predomina la fantasía, los hechos heroicos relacionados frecuentemente con la magia y dotados de un fuerte simbolismo (representan varios significados). Se suelen llamar también de encantamientos o de hadas. Ejemplo:

La Ratita presumida(Cuento anónimo)

Érase una vez, una Ratita que era muy presumida. Un día la Ratita estaba barriendo su casita, cuando de repente en el suelo ve algo que brilla... una moneda de oro.

La Ratita la recogió del suelo y se puso a pensar qué se compraría con la moneda.

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Page 2: Guía N°1 - Cuentos Populares

―Ya sé me compraré caramelos... uy no, que me dolerán los dientes. Pues me compraré pasteles... uy no, que me dolerá la barriguita. Ya lo sé, me compraré un lacito de color rojo para mi rabito.

La Ratita se guardó su moneda en el bolsillo y se fue al mercado. Una vez en el mercado le pidió al tendero un trozo de su mejor cinta roja. La compró y volvió a su casita.

Al día siguiente cuando la Ratita presumida se levantó se puso su lacito en la colita y salió al balcón de su casa. En eso que aparece un gallo y le dice:

―Ratita, Ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?

Y la Ratita le respondió:

―No sé, no sé, ¿qué ruido haces por las noches?

―¡Quiquiriquí! ―le dijo el gallo.

―¡Ay no!, contigo no me casaré, pues no me gusta el ruido que haces.

Se fue el gallo y apareció un Perro.

―Ratita, Ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?

―No sé, no sé, ¿qué ruido haces por las noches? ―le dijo la Ratita.

―¡Guau, guau!

―¡Ay no!, contigo no me casaré, pues ese ruido me asusta ―le dijo la Ratita.

Se fue el Perro y apareció un Cerdo.

―Ratita, Ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?

―No sé, no sé, ¿qué ruido haces por las noches? ―le dijo la Ratita.

―Oink, oink.

―¡Ay no!, contigo no me casaré, pues ese ruido es muy ordinario ―le dijo la Ratita.

El Cerdo se fue y llegó un Gato blanco, y que le dijo a la Ratita:

―Ratita, Ratita tú que eres tan bonita ¿te quieres casar conmigo?

―No sé, no sé, ¿qué ruido haces por las noches? ―le dijo la Ratita.

Y el gatito con voz suave y dulce le dice:

―¡Miau, miau!

―¡Ay sí!, contigo me casaré, pues tu voz es muy dulce.

El día antes de la boda, el Gato invitó a la Ratita a comer unas cuantas golosinas al campo, pero mientras preparaba el fuego la Ratita miró en la cesta para sacar la comida, y…

―¡Qué raro!, solo hay un tenedor, un cuchillo y una servilleta; pero ¿dónde está la comida?

―¡La comida eres tú! ―dijo el Gato, y enseñó sus colmillos.

Cuando iba a comerse a la Ratita, apareció el Ratoncito, su vecino, que como no se fiaba del Gato, los había seguido hasta allí. Entonces, cogió un palo de la fogata y se lo puso en la cola para que saliera corriendo.

―Ratita, Ratita, eres la más bonita ―le dijo el Ratoncito muy nervioso―. ¿Te quieres casar conmigo?

―Tal vez, pero ¿cómo harás por las noches?

―Por las noches ―dijo él―, dormir y callar.

―Entonces, contigo me quiero casar.

Poco despues se casaron y fueron muy felices.

2

Page 3: Guía N°1 - Cuentos Populares

Fin

2. De costumbres: en ellos se aborda la problemática de la sociedad campesina y se desarrollan en el ámbito de la realidad: familia, propiedad, herencia, matrimonio, poder, entre otros. “El Diablo”, es un personaje que suele aparecer también. Pueden tener elementos cómicos. Ejemplo:

El espejo de Matsuyama(Cuento japones)

En Matsuyama, lugar remoto de la provincia japonesa de Echigo, vivía un matrimonio de jóvenes campesinos que tenían a su pequeña hija como centro y alegría de sus vidas. Un día, el marido tuvo que viajar a la capital para resolver unos asuntos y, ante el temor de la mujer por un viaje tan largo y a un mundo tan desconocido, la consoló con la promesa de regresar lo antes posible y de traerle, a ella y a su hijita, hermosos regalos.

Despues de una larga temporada, que a ella se le hizo eterna, vio por fin a su esposo de vuelta a casa y pudo oír de sus labios lo que le había sucedido y las cosas extraordinarias que había visto, mientras que la niña jugaba feliz con los juguetes que su padre le había comprado.

―Para ti ―le dijo el marido a su mujer― te he traído un regalo muy extraño que sé que te va a sorprender. Míralo y dime qué ves dentro.

Era un objeto redondo, blanco por un lado, con adornos de pájaros y flores, y, por el otro, muy brillante y terso. Al mirarlo, la mujer, que nunca había visto un espejo, quedó fascinada y sorprendida al contemplar a una joven y alegre muchacha a la que no conocía. El marido se echó a reír al ver la cara de sorpresa de su esposa.

―¿Qué ves? ―le preguntó con alegría.

―Veo a una hermosa joven que me mira y mueve los labios como si quisiera hablarme.

―Querida ―le dijo el marido―, lo que ves es tu propia cara reflejada en ese lámina de cristal. Se llama espejo y en la ciudad es un objeto muy corriente.

La mujer quedó encantada con aquel maravilloso regalo; lo guardó con sumo cuidado en una cajita y solo, de vez en cuando, lo sacaba para contemplarse.

Pasó el tiempo y la niña se había convertido en una linda muchacha, buena y cariñosa, que cada vez se parecía más a su madre; pero ella nunca le enseñó ni le habló del espejo para que no presumiese de su propia hermosura. De esta manera, hasta el padre se olvidó de aquel espejo tan bien guardado y escondido.

Un día, la madre enfermó y, a pesar de los cuidados de padre e hija, fue empeorando de tal manera que ella misma comprendió que la muerte se le acercaba. Entonces, llamó a su hija, le pidió que le trajera la caja en donde guardaba el espejo, y le dijo:

―Hija mía, sé que pronto voy a morir, pero no te entristezcas. Cuando ya no esté con ustedes, prométeme que mirarás en este espejo todos los días. Me verás en él y te darás cuenta de que, aunque desde muy lejos, siempre estaré velando por ti.

Al morir la madre, la muchacha abrió la caja del espejo y cada día, como se lo había prometido, lo miraba y en él veía la cara de su madre, tan hermosa y sonriente como antes de la enfermedad. Con ella hablaba y a ella le confiaba sus penas y sus alegrías; y, aunque su madre no le decía ni una palabra, siempre le parecía que estaba cercana, atenta y comprensiva.

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Page 4: Guía N°1 - Cuentos Populares

Un día el padre la vio delante del espejo, como si conversara con él. Y, ante su sorpresa, la muchacha contestó:

―Padre, todos los días miro en este espejo y veo a mi querida madre y hablo con ella.

Y le contó el regalo y el ruego que su madre le había hecho antes de morir, lo que ella no había dejado de cumplir ni un solo día.

El padre quedó tan impresionado y emocionado que nunca se atrevió a decirle que lo que contemplaba todos los días en el espejo era ella misma y que, tal vez por la fuerza del amor, se había convertido en la fiel imagen del hermoso rostro de su madre.

Fin

3. De animales: en ellos se simboliza la conciencia humana. Por lo general se enfrenta el débil, pero astuto o listo, al fuerte y tonto, triunfando el primero. Se dice que nacen en los pueblos cazadores que observaban el comportamiento de los animales y aplicaban algunas de sus características al propio comportamiento humano.

NO CONFUNDIR CON FÁBULAS

El tigre y el zorro(Cuento argentino)

Cuéntase que cierto día, el tigre había carneado una ternera y se puso a comerla en presencia del zorro, su sobrino, sin dignarse convidarlo. Después de mucho mirar y remirar, el zorro optó por pedir, diciendo con voz humilde y desconfiada:

―Tío tigre, déme la vejiguita.

―No, es para el mate de tu tía tigra ―respondió el tigre.

El zorro se conformó con pasar la lengua por los costados de la boca, y al rato dijo:

―Tío tigre, déme la tripita.

―No, es para la bombilla del mate de tu tía tigra ―repuso el tigre.

Nuevo silencio de parte del zorro, y al rato vuelta a pedir:

―Tío tigre, déme la bostita.

―No, es para la yerba del mate de tu tía tigra ―respondió el tigre.

El zorro ya no volvió a pedir, pero se quedó meditando la venganza y mirando cómo el tigre devoraba las mejores presas, hasta que por fin, harto, se quedó dormido. El zorro entonces agarró la vejiga, la llenó de moscardones vivos, la infló, la ató y la colgó en la cola del tigre. Luego, dando voces, lo despertó diciendo:

―¡Dispare, tío tigre, que las partidas avanzan! (los cazadores de tigres). ¿No oye el ruido de sus voces? i Ya se acercan!

El tigre se puso a escuchar, y oyendo el ruido que hacían los moscardones encerrados, huyó a grandes saltos por la selva. Entonces el zorro pudo regalarse y hartarse con los restos de la ternera.

Fin

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Page 5: Guía N°1 - Cuentos Populares

Actividad individual

I. Lee los siguientes cuentos populares y responde las preguntas.

Texto 1

El Gallito de Cresta de Oro(Cuento ruso)

Un viejo matrimonio era tan pobre que con gran frecuencia no tenía ni un mendrugo de pan que llevarse a la boca.

Un día se fueron al bosque a recoger bellotas y traerlas a casa para tener con que satisfacer su hambre.

Mientras comían, a la anciana se le cayó una bellota a la cueva de la cabaña; la bellota germinó y poco tiempo después asomaba una ramita por entre las tablas del suelo. La mujer lo notó y dijo a su marido:

―Oye, es necesario que quites una tabla del piso para que la encina pueda seguir creciendo y, cuando sea grande, tengamos bellotas en casa sin necesidad de ir a buscarlas al bosque.

El anciano hizo un agujero en las tablas del suelo y el árbol siguió creciendo rápidamente hasta que llegó al techo. Entonces el viejo quitó el tejado y la encina siguió creciendo, creciendo, hasta que llegó al mismísimo cielo.

Habiéndose acabado las bellotas que habían traído del bosque, el anciano cogió un saco y empezó a subir por la encina; tanto subió, que al fin se encontró en el cielo. Llevaba ya un rato paseándose por allí cuando percibió un gallito de cresta de oro, al lado del cual se hallaban unas pequeñas muelas de molino.

Sin pararse a pensar más, el anciano cogió el gallo y las muelas y bajó por la encina a su cabaña. Una vez allí, dijo a su mujer:

―¡Oye, mi vieja! ¿Qué podríamos comer?

―Espera ―le contestó esta―; voy a ver cómo trabajan estas muelas.

Las cogió y se puso a hacer como que molía, y en el acto empezaron a salir flanes y pasteles en tal abundancia que no tenía tiempo de recogerlos. Los ancianos se pusieron muy contentos, y cenaron suculentamente.

Un día pasaba por allí un noble y entró en la cabaña.

―Buenos viejos, ¿no podrían darme algo de comer?

―¿Qué quieres que te demos? ¿Quieres flanes y pasteles? ―le dijo la anciana.

Y tomando las muelas se puso a moler, y en seguida salieron en montón flanes y pastelillos.

El noble los comió y propuso a la mujer:

―Véndeme, abuelita, las muelas.

―No ―le contestó esta―, eso no puede ser.

Entonces el noble, envidioso del bien ajeno, le robó las muelas y se marchó.

Apenas los ancianos notaron el robo se entristecieron mucho y empezaron a lamentarse.

―Esperen―les dijo el Gallito de Cresta de Oro―; volaré tras él y lo alcanzaré.

Echó a volar, llegó al palacio del noble, se sentó encima de la puerta y cantó desde allí:

―¡Quiquiriquí! ¡Señor! ¡Señor! ¡Devuélvenos las muelas de oro que nos robaste!

En cuanto oyó el noble el canto del gallo ordenó a sus servidores:

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Page 6: Guía N°1 - Cuentos Populares

―¡Muchachos! ¡Atrapen ese gallo y tírenlo al pozo!

Los criados cogieron al gallito y lo echaron al pozo; dentro de este se le oyó decir:

―¡Quiquiriquí, a beber agua!

Y poco a poco se bebió toda el agua del pozo. En seguida voló otra vez al palacio del noble, se posó en el balcón y empezó a cantar:

―¡Quiquiriquí! ¡Señor! ¡Señor! ¡Devuélvenos las muelas de oro que nos robaste!

El noble, enfadado, ordenó al cocinero que metiese el gallo en el horno.

Cogieron al gallito y lo echaron al horno encendido; pero una vez allí, empezó a decir:

―¡Quiquiriquí, a verter agua!

Y con el agua que vertió apagó todo el fuego del horno.

Otra vez echó a volar, entró en el palacio del noble y cantó por tercera vez:

―¡Quiquiriquí! ¡Señor! ¡Señor! ¡Devuélvenos las muelas de oro que nos robaste!

En aquel momento se encontraba el noble celebrando una fiesta con sus amigos, y estos, al oír lo que cantaba el gallo, se precipitaron asustados fuera de la casa. El noble corrió tras ellos para tranquilizarlos y hacerlos volver, y el Gallito de Cresta de Oro, aprovechando este momento en que quedó solo, cogió las muelas y se fue volando con ellas a la cabaña del anciano matrimonio, que se puso contentísimo y vivió en adelante muy feliz, sin que, gracias a las muelas, le faltase nunca qué comer.

Fin

a) ¿A qué tipo de cuento popular corresponde?

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b) ¿Por qué? Entrega dos razones.

1) __________________________________________________________________________________________

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2) ___________________________________________________________________________________________

Texto 2

Pedro Urdemales engaña al diablo(Cuento chileno)

En una ocasión el diablo trabajó una noche entera limpiando una hectárea de pampa. Sacó todos los troncos y emparejó la tierra. A la mañana siguiente decidió sembrar papas en sociedad con Pedro Urdemales. Pasó el tiempo y llegó la época de la cosecha.

—Señor Diablo —dijo Pedro—, como vamos a medias, le propongo que todo lo que esté arriba sea suyo y lo que esté bajo la tierra sea mío.

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Page 7: Guía N°1 - Cuentos Populares

—Acepto —contesté de inmediato el Diablo.

Ambos trabajaron intensamente. Y una vez que Pedro terminó la cosecha, para celebrar este acontecimiento preparó unos deliciosos milcaos (similar al pan, pero hecho con papa). En eso estaba cuando llegó el Diablo.

—¿Qué estás haciendo, Pedrito?

—Unos ricos milcaos.

El Diablo observó todo el proceso de elaboración de los milcaos: el rallado de las papas, el amasado y cómo los enterraba en la ceniza caliente para que se cocieran.

Cuando el Diablo probó los milcaos no pudo evitar una exclamación de elogio:

—¡ Puchas que están buenos! Yo también haré en mi casa.

Allí intentó asar las hojas de las papas en las cenizas. Cuando las fue a ver se habían transformado en carbón.

Al otro día, el Diablo se encontró con Pedro:

—Me engañaste —fueron sus primeras palabras—. Ahora —agregó— haremos otra sociedad; sembraremos trigo.

El tiempo pasó rápido y de nuevo llegó el momento de cosechar.

—Ahora —dijo el astuto Pedro al Diablo—, la parte de arriba será la mía y la de abajo la tuya.

—Acepto —exclamó el Diablo.

Terminada la cosecha, Pedro Urdemales se quedó con los granos de trigo y el Malo con las cañas. Pronto este visitó la casa de Pedro y vio cómo preparaba una deliciosa chuchoca (trigo seco y cocido, molido). Cuando el Malo la probó, expresó su agrado por tan deliciosa comida. Partió raudo (rápidamente) a su casa para hacer lo mismo con las cañas cosechadas por él. Apenas las puso al fuego ardieron rápidamente, perdiendo de nuevo todo lo cosechado.

—Puchas —exclamó—, otra vez este Pedro Urdemales me engañó.

El enojo del Diablo ya no tenía límites. Estaba decidido a tomar venganza. Se hizo una reflexión.

—Este Pedro me ganó las dos apuestas eligiendo, primero, lo de abajo y, después, lo de arriba. Ahora le propondré que se quede con lo del medio. Pronto conversó, una vez más, con Pedro y de nuevo le propuso sembrar a medias, colocando una condición:

—Ahora, pues, Pedrito, tú te quedas con la parte del medio.

—Bueno, don Sata—replicó el astuto Urdemales—, acepto esa condición. Esta vez sembraremos maíz.

El Diablo quedó muy satisfecho, con la seguridad de alcanzar, en esta ocasión, el triunfo.

Al llegar el tiempo de la cosecha Pedro se quedó con los choclos, que estaban al medio de la planta, y el Malo con las raíces y las hojas. Grande fue la furia del Diablo al percatarse de que, una vez más, había sido engañado y derrotado.

—Puchas —exclamó—, me ha vuelto a ganar.

Totalmente enojado, le dijo a Pedro:

—Haremos la última apuesta, pelearemos a uña.

—Ahora sí que me vas a ganar —expresó Pedro Urdemales—. Tú tienes una uña muy larga y la mía es muy pequeña.

A la mañana siguiente, antes del desafío, Pedro visitó a una viejita que tenía una inmensa y profunda cicatriz en el rostro. Conversó con ella y le pidió que cuando pasara el Diablo le dijera que Pedro Urdemales le había hecho el corte en la cara.

—¡Listo no más! —le dijo ella—. Haré lo que me pides.

Cuando el Diablo pasó frente a su ventana le hizo un comentario:

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Page 8: Guía N°1 - Cuentos Populares

—Hoy tengo una pelea a uña con Pedro.

—Señor Diablo, no lo haga. Mire cómo ese bandido de Pedro Urdemales dejó mi rostro con su uña.

Grande fue el susto que dominó a Satanás al ver la profunda cicatriz de la anciana.

—Entonces no —exclamó el Malo-. No, no voy a pelear. De un solo uñazo capaz que Pedro me destripe.

Hecha esta reflexión, el Diablo se alejó rápidamente, evitando cumplir el desafío con Pedro Urdemales.

Fin

a) ¿A qué tipo de cuento popular corresponde?

___________________________________________________________________________________________________________

b) ¿Por qué? Entrega dos razones.

1) __________________________________________________________________________________________

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2) ___________________________________________________________________________________________

Texto 3

El mono y el tiburón

(Cuento colombiano)

Érase una vez, cuando el tiempo era tiempo, que en un árbol de manzano vivía un mono titiritero y el mono todos los días saltaba y brincaba mientras comía jugosas manzanas.

Un día, a lo lejos se escuchó:

—¡Bravo, muy bravo, amigo Mono!

Era el tiburón, que estaba en la playa mirando al mono hacer monerías y comer jugosas manzanas. Y entonces el mono le lanzó una de sus jugosas manzanas y el tiburón abrió su boca y empezó a comer.

El tiburón venía todos los días a visitar al mono y, al pasar el tiempo, se hicieron muy buenos amigos. Pero un día el tiburón le dijo al mono:

—Oh, amigo Mono, yo vengo todos los días a visitarte pero tú no has ido a visitarme a mi casa.

—Ay, no, no puedo meterme al mar porque tengo la piel tan suave y delicada y el agua me la puede dañar.

Entonces el tiburón le dijo:

—No, amigo Mono, yo te llevo en mi lomo y no te va a pasar nada.

—No, amigo tiburón, qué barbaridad, hermano, porque yo no sé nadar.

Y el tiburón le dijo:

—Ay, hermano Mono, no sabes todo lo que te estás perdiendo. Si vieras esos arrecifes de coral, y esos bancos de arena, ay, y el pulpo, y el caballito de mar, y los erizos de colores, y los caracolitos, ¡ay! Y los tiburones más grandes y las ballenas y... —y tanto le pintó esos paisajes y animales tan

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bonitos que el mono no lo pensó más y saltó del árbol y se subió al lomo del tiburón. Y el tiburón empezó a nadar lentamente mientras le mostraba todo el paisaje.

Cuando de pronto, a lo lejos, el mono vio algo largo y negro que botaba humo, y le preguntó al tiburón:

—Amigo Tiburón, ¿qué es eso que se ve allá a lo lejos?

—Ay, eso es un barco construido por los hombres. Sin duda son tan miedosos como tú, mi querido Mono.

Los amigos siguieron paseando y el mono feliz se reía de vez en cuando al ver ese paisaje tan bonito, y el mar de tantos colores.

Cuando de pronto, a lo lejos, se escuchó:

—El rey de los tiburones está enfermo. El rey de los tiburones está enfermo, y sólo podrá sanar si come el hígado de un mono.

—¿El hígado de un mono? Empezó a temblar el mono. Yo soy un mono, yo soy un mono.

Entonces lo pensó dos veces y dijo:

—Ay, amigo Tiburón, me gustaría entregarte mi hígado para que lo obsequies al rey de los tiburones, pero como soy titiritero dejé en el árbol del manzano mi corazón, mi hígado y mi sombrero. Pero si me vuelves a llevar a la orilla con mucho gusto te lo obsequio. Y el tiburón dijo:

—Gracias, amigo Mono, ya estuve pensando cómo te lo iba a arrebatar.

Y el mono empezó a mirar al tiburón de reojo, y el tiburón dijo:

—Bueno, regresaré a la orilla. Y lo hizo a toda prisa.

Cuando llegaron a la playa, el tiburón dijo:

—Amigo Mono, vaya a toda prisa y tráigame su hígado.

El mono subió al árbol del manzano y desde lo alto le gritó:

—Amigo Tiburón, amigo Tiburón, aquí está mi hígado —mostrándole su hígado— ¿o acaso creías que me lo iba a dejar arrebatar? ¡Yo soy el mono titiritero, yo soy el mono, yo soy el mono!

Y siguió cantando el mono con tanta alegría de ver que el tiburón no le pudo arrebatar el hígado.

Fin

a) ¿A qué tipo de cuento popular corresponde?

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b) ¿Por qué? Entrega dos razones.

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2) ___________________________________________________________________________________________

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II. Planifica un cuento popular, completando el siguiente cuadro. Debes escoger uno de los siguientes temas:

Una apuesta entre dos animales muy diferentes. La huida desde la torre más alta de un castillo que es custodiada por un dragón. La repartición de alimentos entre los miembros de una familia campesina.

Tema

Conflicto

Personajes (nombre y

descripción breve)

1.

2.

3.

4.

Ambiente(lugar y descripción

breve)

Inicio(secuencia acciones)

1.2.3.

Desarrollo (secuencia acciones )

4.5.6.

Desenlace(secuencia acciones )

7.8.9.

Tipología

Título

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Page 11: Guía N°1 - Cuentos Populares

III. A partir de la planificación anterior, escribe el cuento que imaginaste en un mínimo de 15 líneas y un máximo de 30.

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