geopolitica y drogas

Upload: olondono

Post on 02-Mar-2018

237 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/26/2019 Geopolitica y Drogas..

    1/12

    19

    Geopoltica y drogas en el hemisferio occidental: una reactualizacin no. 41-42: 19-30, enero-junio de 2005.

    Existe una relacin entre los enfoques geopolticosque, histricamente, han caracterizado la estrategia

    latinoamericana y caribea de los Estados Unidos y lallamada guerra contra las drogas, desarrollada enalgunas naciones del hemisferio occidental. Es necesariosubrayar el creciente significado de todos los asuntosvinculados con el combate contra el mal llamadonarcotrfico internacional,1 en los esfuerzos que, a lolargo de la ltima dcada del siglo XXy de los primerosaos del XXIes decir, despus del fin de la Guerrafra, de la conclusin de posguerra fra y del comienzode la ahora llamada era posterior a la posguerra fra,2

    emprendieron los crculos de poder norteamericanos

    para construir, bajo su dominacin, lo que hedenominado un nuevo orden panamericano funcionala sus aspiraciones hegemnicas sobre el sistemamundial.3

    Para cumplir estos objetivos, dividir este ensayoen dos acpites. En el primero, presentar una breveactualizacin de las principales tendencias quecaracterizan el consumo, el trfico y la produccin dedrogas ilegales de origen vegetal, sintticas osemisintticas en todo el planeta.4 De igual modo,

    tratar de demostrar el lugar relativamente secundario queocupan las treinta y tres naciones independientes oformalmente independientes de Amrica Latina y elCaribe en la produccin y el trfico de las principalesdrogas ilegales marihuana, cocana, morfina,herona, al igual que de una multiplicidad de drogassintticas derivadas de las anfetaminas (EA) y delxtasis (MDMA o droga del amor), ideada en losaos 80 en los laboratorios de algunos pases de EuropaOccidental. En el segundo, mostrar cmo, al calor dela redefinicin de los enemigos de la seguridadinteramericana entindase de la seguridad nacionale imperial norteamericana durante la posguerra fra,

    las tres ltimas administraciones estadounidenses(George Bush, William Clinton y George W. Bush) hanconvertido a algunas de las naciones del hemisferiooccidental en el principal escenario de la guerra contralas drogas. Esta haba sido proclamada, de maneraunilateral, desde la segunda mitad de la dcada de los80 del siglo XX, por la administracin de Ronald Reagan(1981-1989).

    A partir de algunas referencias a los acuerdos y pactosde diferente tipo que han venido firmando los

    Luis Surez SalazarLuis Surez SalazarLuis Surez SalazarLuis Surez SalazarLuis Surez Salazar

    Geopoltica y drGeopoltica y drGeopoltica y drGeopoltica y drGeopoltica y drogasogasogasogasogasen el hemisferio occidental:en el hemisferio occidental:en el hemisferio occidental:en el hemisferio occidental:en el hemisferio occidental:

    una runa runa runa runa reactualizacineactualizacineactualizacineactualizacineactualizacin

    Politlogo. Profesor adjunto. Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI).

  • 7/26/2019 Geopolitica y Drogas..

    2/12

    20

    Luis Surez Salazar

    Drogas ilcitas

    Cannabis Estimulantes Cocana Opiceos (Herona)de tipo anfetamnico***

    En el mundo (millones de personas)** 180,0 144,1 28,7 14,0 13,5 (9,2)

    % mundial 3,0% 2,4% 0,5% 0,2% 0,2% (0,15%)

    % 15 aos de edad o ms 4,2% 3,4% 0,7% 0,3% 0,3% (0,22%)

    * Personas que han consumido esas drogas al menos una vez en el ao precedente.** Las cifras de esta columna no deben sumarse a causa de la llamada tendencia al policonsumo de drogas que se registra entre algunaspersonas.*** Incluye a los consumidores de anfetaminas (metanfetaminas y anfetaminas), as como de otras drogas sintticas.Fuente: PNUFID, World Drug Report 2000,citado en OFDPD, 2001, p. 234.

    gobiernos del hemisferio, integrantes con laexcepcin de Cuba del Sistema Interamericano, ascomo de ejemplos concretos como el equipamientoy entrenamiento de las fuerzas armadas mexicanas,el Plan Colombia (ahora Plan Patriota), y ladenominada Iniciativa Regional Andina, tambin

    abordar la estrecha relacin entre la lucha contra elnarcotrfico y los objetivos ms generales de lagran estrategia norteamericana contra los Estados-nacionales de Amrica Latina; en particular contralos caribeos. El Caribe ha sido la zona que, desdehace casi dos siglos, las clases dominantes en losEstados Unidos han considerado la frontera surde su seguridad nacional.

    Por razones de espacio, no podr abordar todaslas complejidades del fenmeno del consumo,produccin y trfico de drogas, sean ilegales, legaleso socialmente aceptadas, como es el caso de variosproductos farmacuticos legalmente producidos, y del

    alcohol. Tampoco la situacin de los delitos conexosal llamado problema de las drogas corrupcin,trfico de precursores, lavado de dinero, contrabandode armas, que afecta a la comunidad internacional;ni su estrecha vinculacin con las tendenciasespeculativas, tpicas del mercado capitalista mundialy, sobre todo, de los globalizados mercadosfinancieros internacionales. Estos, como se hasostenido, se han transformado en un gran casinodonde todos los das se transan y lavan por vaelectrnica, a velocidades astronmicas(nanosegundos), miles de millones de dlares, sin

    reparar en su origen legal o ilegal.5

    Tendencias mundiales en la produccin,trfico y consumo de drogas

    En julio de 2001, la Oficina de las Naciones Unidaspara la Fiscalizacin de Drogas y de Prevencin delDelito (OFDPD) dio a conocer su ms reciente informe

    sobre las tendencias de la produccin, el trfico y elconsumo de drogas en todo el mundo. Segn cifrasexplcitamente incompletas, en el ao 2000 existan 180millones de personas, la mayor parte del sexo masculino,que consuman diversas drogas ilcitas. O sea,aproximadamente 4,2% de toda la poblacin mundialde ms de quince aos de edad. Buena parte de esosconsumidores se ubicaban en los llamados pases delPrimer mundo; en particular en los Estados Unidos(considerado el primer consumidor mundial de cocanay marihuana), y en Europa occidental, donde en losltimos aos se ha extendido rpidamente el consumode diversas drogas naturales, sintticas y semisintticas.

    Como indica la tabla 1, pese a que esas cifras nopueden ser sumadas (dada la tendencia de algunaspersonas al denominado policonsumo de drogasilegales), en los ltimos aos del siglo XX, 114 millonesde personas consumieron regularmente diferentes tiposde drogas provenientes de la cannabis, popularmenteconocida como marihuana; 29 millones diversos tiposde drogas sintticas; 14 millones cocana (la nica drogade origen ntidamente latinoamericano); y 12,5 millonesutilizaron diferentes tipos de drogas derivadas de laadormidera o, lo que es lo mismo, de los llamadosopiceos o provenientes del opio (morfina, herona).Entre estas ltimas, 9,2 millones consumieron herona.

    Cerca de 900 000 lo hicieron de manera regular en los

    Tabla 1Amplitud de la toxicomana (prevalencia anual)* en los ltimos aos del decenio de los 90

    Consumidores

  • 7/26/2019 Geopolitica y Drogas..

    3/12

    21

    Geopoltica y drogas en el hemisferio occidental: una reactualizacin

    Estados Unidos y la mayor parte de las restantes endiversos pases asiticos, ancestralmente consumidores yproductores de opio.

    En correspondencia con esa persistente y nadadespreciable demanda, as como con las fabulosasganancias derivadas de ese negocio (aproximadamente,

    quinientos mil millones de dlares anuales), en el ao2000 siempre segn el mismo informe se habranproducido unas 4 700 toneladas mtricas de opio entodo el mundo: 70% en Afganistn; 23% en Myanmar(antes denominado Birmania); 5% en otros pases deAsia (principalmente en la Repblica DemocrticaPopular Lao, en Tailandia y en Pakistn, consideradouno de los principales cultivadores mundiales deadormidera) y solo 2% en Amrica Latina, en especialen Mxico y Colombia. Segn indican las cifras deincautacin, desde 1994 ambos pases se han venidotransformando en los principales exportadores deopiceos hacia el mercado norteamericano.

    A su vez, Colombia, Per y Bolivia seran, en eseorden, los principales productores de hojas de coca, pastabase de coca y, sobre todo, de cocana destinada a losEstados Unidos6 y, ms recientemente, hacia el mercadode Europa occidental. En los ltimos aos, este haregistrado un ritmo de incremento superior alestadounidense, lo que, junto al auge de la represin,explica el incremento de los precios mayoristas de lostres productos, registrados en el ltimo quinquenio (1995-2000) en las naciones andinas mencionadas.

    Junto a los niveles de consumo de cocana producidosen algunos pases latinoamericanos, y al deterioro de lascondiciones de vida de grandes contingentes humanos

    en las zonas rurales,7 lo anterior contribuye a explicarpor qu pese a todas las medidas adoptadas para laerradicacin forzosa de los cultivos de coca,que no es lomismo que la cocana, en el ao 2000 la produccinmundial de ese estimulante haya oscilado, segn lametodologa de clculo que se aplique, entre 768 y 883toneladas mtricas. Estos altos volmenes de produccinexplican la tendencia descendente que, a partir de lacorrelacin oferta-demanda, han venido registrando losprecios de la cocana en los mercados mayorista yminorista de los Estados Unidos y la Unin Europea.

    Por otra parte, aunque existen grandes dificultades paraprecisar la cantidad de cannabis que se produce en todo elmundo, y los lugares donde se concentra su produccin yla de sus derivados de hecho las diversas variedades decannabis se producen y consumen en 155 pases delmundo, segn la INTERPOL, su cultivo en localescerrados sigui desarrollndose en los Pases Bajos, Canady los Estados Unidos.8 A la vez, sus cultivos a cielo abiertose concentraron en diferentes repblicas de Asia central yfrica meridional, as como, en menor medida, en algunospases latinoamericanos y caribeos, entre los que se

    destacan Mxico, Colombia, Paraguay y Jamaica. Losdos primeros seran los principales proveedores externos(debido a que en los Estados Unidos existe unaimportante produccin nacional) de la cannabis en hierba,que se consume en el mercado norteamericano; mientrasse considera que el ltimo es el principal productor y

    exportador muchas veces a travs del territorio delos Estados Unidos del aceite de cannabis consumidoen el mercado canadiense. Por su parte, Paraguay sera elprincipal proveedor de cannabis a diversos pases con losque tiene fronteras en Amrica del Sur.

    A su vez, esos y otros pases de Amrica Latina y elCaribe se han convertido progresivamente en corredorespara el trfico de algunas de las drogas, sobre todo las deorigen natural, consumidas tanto en los Estados Unidos yCanad como en Europa occidental y oriental. Cuandoesas drogas se dirigen hacia Amrica del Norte, Mxico ylas seis repblicas centroamericanas (se incluye Panamy se excluye Belice), desempean un papel central como

    pases de trnsito, al igual que las aguas, el espacio areoy los territorios del Caribe insular. Pero cuando lo hacenhacia Europa occidental y oriental, ese papel lo desempeanalgunas naciones suramericanas, en especial Argentina yBrasil, pas desde donde se organiza el trfico hacia Europaa travs de algunas naciones africanas. Sin embargo, comose aprecia en la tabla 2, cuando se analizan las cifras deincautaciones de drogas en 1999, se observa que las nacioneslatinoamericanas y caribeas solo ocupan el cuarto lugar en el trficode drogas en todo el mundo.

    Tabla 2

    Incautaciones de drogas en 1999, expresadas en

    millones de unidades.*Zonadel mundo Incautaciones %Amrica del Norte** 7 328 32,0Europa 6 750 29,5Asia 4 404 19,3Amrica del Sur 2 399 10,5Caribe 317 1,4Amrica central 193 0,8frica 1 419 6,3Oceana 63 0,3

    Total mundial 22 874 100,0

    * Este indicador es una unidad de medida que surge de la divisin dela cantidad de drogas incautadas en relacin con la cantidad de lamisma droga (medida en miligramos) que incluye una dosis personal.** Incluye Canad, los Estados Unidos y Mxico. Lamentablemente,las cifras de Mxico no pudieron ser desagregadas. Ello generacierta distorsin en la definicin exacta del papel de Amrica Latinay el Caribe en el trfico mundial de drogas ilegales, lo cual nomodifica el cuarto lugar que ocupa el continente en las incautacionesdel ao que refiere la tabla.Fuente: Confeccionado por el autor a partir de los datos queaparecen en OFDPD, 2001, p. 92.

  • 7/26/2019 Geopolitica y Drogas..

    4/12

    22

    Luis Surez Salazar

    El lugar relativamente secundario de Amrica Latinay el Caribe en las actuales tendencias de consumo ytrfico mundial de drogas ilegales tambin se evidenciacuando se observan las tendencias en el consumo, eltrfico y la produccin de drogas sintticas. En efecto,la OFDPD considera que los principales consumidores

    y productores de esas drogas en particular de lasanfetaminas, las metanfetaminas y las drogas del grupodel xtasis, estaran ubicados en el continente asitico,Amrica del Norte (incluyendo a Mxico, pas que hacomenzado a producir ilegalmente anfetaminas ymetanfetaminas con el objetivo de exportarlas almercado norteamericano), y Europa occidental. Estaltima regin, junto a los Estados Unidos, sera laprincipal productora y consumidora mundial de xtasis,considerada una de las mal llamadas drogas de baile,que en los ltimos aos ha registrado un mayor ritmode expansin entre los consumidores europeos ynorteamericanos.

    Ha sido tal el ritmo de incremento del consumo dextasis y otras drogas sintticas clandestinas, que el citadoorganismo internacional considera que, durante la ltimadcada del siglo XX, se convirtieron en uno de losprincipales problemas vinculados a la produccin,trfico y consumo de drogas en el orbe. Dicho en suspalabras,

    en comparacin con las drogas extradas de plantas, comola cocana y la herona, las drogas sintticas clandestinas seestn extendiendo rpidamente como parte de una culturajuvenil de masas, atractiva para los consumidores debido asu imagen moderna y benigna, y tambin por mejorar elrendimiento y facilitar la comunicacin.9

    Mientras el trfico de las drogas originadas enplantas, predominantemente producidas en las nacionesdel Tercer mundo, tuvo un discreto incremento en eldecenio 1990-1999 (6% para la cannabis, 5% para laherona, 4% para la resina de cannabis y 3% para la cocana),las sintticas, en especfico la anfetaminas y lasmetanfetaminas, registraron un aumento promedioanual de 30%. Estos datos se confirman cuando seobservan las incautaciones de drogas en 1999, respectoal ao precedente. Las confiscaciones de anfetaminas ymetanfetaminas fueron ms del doble que las de 1988;mientras que las de hierba de cannabis solo aumentaronen un tercio (33%) y los opiceos lo hicieron en 14%.Por su parte, las de cocana se redujeron en 6%,10 loque a partir de la llamada tasa de intercepcin, es decir,la cantidad de drogas incautada en relacin con lascantidades producidas parece marcar una tendenciaal descenso de la produccin de drogas a partir de lasplantas, producidas en Amrica Latina y el Caribe, y unsimultneo incremento de las dosis de drogas sintticas,fabricadas en los laboratorios clandestinos de los pasescapitalistas desarrollados, en algunas naciones asiticas

    y, en mucha menor medida, en Amrica Latina y elCaribe. Como he explicado, solo Mxico aparecevi nc ul ado a la producc in de an fe taminas ymetanfetaminas.

    A esa tendencia al incremento del consumo, trficoy produccin de drogas sintticas, contribuyen diversos

    factores vinculados a la demanda (como el modo devida hedonista y consumista de los pases del Primermundo) y a la oferta. Segn la OFDCD, entre estosltimos se encuentra la amplia disponibilidad desustancias iniciales, la simplicidad de su procesode fabricacin, la flexibilidad de su cambiantecomposicin qumica y la dificultad de controlarcontinuamente la evolucin de sus sustancias iniciales yde sus productos finales.11 De ah que la dinmicaresultante de esas caractersticas de demanda y suministroen el actual contexto socioeconmico hace de las drogassintticas clandestinas firmes candidatas a hacerse conuna proporcin cada vez mayor de los mercados

    mundiales de drogas.12

    Y, por tanto, como ha ocurridocon otras drogas sintticas inicialmente empleadas confines teraputicos, inducen los crecientes vnculos de ladelincuencia organizada con la produccin, el trfico y elllamado microtrfico (el vinculado con las relacionesentre expendedores y consumidores) de esos tipos dedrogas. Al decir de la propia dependencia de la ONU,

    [l]a globalizacin y la aparicin de sociedades orientadas alrendimiento en un nmero cada vez mayor de pases detodo el mundo parece que est arrastrando a un nmerocreciente de personas, especialmente a los jvenes, a buscarbienestar y placer en las drogas sintticas. Esta tendenciapuede acelerarse por una presin de los suministros, yaque fabricantes clandestinos pueden explorar ms la esferade las drogas sintticas una vez que se den cuenta delpotencial inherente del mercado: los productos se puedenhacer a medida para satisfacer las necesidades de losconsumidores, y se puede responder con rapidez a loscambios en las modas y preferencias de los consumidores[...] La moderna tecnologa de la comunicacin, comoInternet, desempea un papel esencial en esa evolucin, alvincular a todos los pases del mundo en trminos depautas de preferencia y consumo, y divulgar rpidamente ya escala mundial informacin sobre drogas sintticas yrecetas para su fabricacin. Por tanto, existe el potencialnecesario para que las drogas sintticas [...] se conviertan enuno de los problemas mundiales ms importantes para lafiscalizacin de drogas en el siglo XXI. Las presiones recientespara eliminar o reducir considerablemente el cultivo de coca

    y adormidera pueden contribuir tambin a esa tendencia.13

    Ello no viene sino a ratificar que el modo deproduccin capitalista ha convertido las drogas (legaleso ilegales, naturales o sintticas, socialmente aceptadaso no) en una mercancams.14 Su produccin, promociny comercializacin mayorista/minorista (oferta) y suconsumo (demanda) se refuerzan mutuamente en elciclo econmico sujeto a la magia del mercado queensalzan los idelogos de la economa neoclsica y del

  • 7/26/2019 Geopolitica y Drogas..

    5/12

    23

    Geopoltica y drogas en el hemisferio occidental: una reactualizacin

    neoliberalismo. Por consiguiente, sobre el movimientode estas mercancas especiales (a causa de la adiccin, larepresin de que es objeto su produccin ycomercializacin y el estigma que acompaa a susconsumidores) y de los capitales implicados en suproduccin y comercializacin, actan las leyes y

    tendencias generales del desarrollo desigual, combinadoy distorsionado del capitalismo, en particular de su faseimperialista. Entre ellas, las actuales tendencias delcomercio mundial, que privilegian las transacciones delos productos intensivos en conocimientos y tecnologas,por encima de los primarios y semielaborados; lasconflictivas tendencias de las relaciones polticas yeconmicas Norte-Sur; las relaciones de dependenciacentro-periferia y, sobre todo, las asimetras,iniquidades, injusticias y violencias que acompaan lasrelaciones entre las principales potencias imperialistas yla mayor parte de las naciones subdesarrolladas.

    La guerra contra las drogas y el nuevoorden panamericano

    Lo expresado anteriormente me coloca en otrotema: la manera en que los crculos de poderestadounidenses han venido utilizando el problema delas drogas y otros delitos conexos, como parte de suestrategia de dominacin sobre Amrica Latina y elCaribe. En mis aproximaciones anteriores, conclu queel acento de la Casa Blanca en la contencin de laoferta destruccin de cultivos e interseccin de lasdrogas ms all de las fronteras martimas y terrestres

    de los Estados Unidos, estaba llamado al fracaso sino se atacaban las causas de la creciente demandade drogas de diversos tipos existente en el mercado delos Estados Unidos.15 Tambin escrib que esa polticase convertira en un nuevo factor de conflicto en lasrelaciones entre ese pas y sus vecinos del sur, muchoms por el inadecuado uso poltico que venan ofrecindolediversas administraciones republicanas al problema delnarcotrfico. Esto es, como instrumento parahostilizar a ciertos gobiernos revolucionarios de laregin como los de Cuba y Nicaragua (hasta la derrotaelectoral del FSLN en febrero de 1990) y medio de

    presin contra otros gobiernos que contradecanalgunos aspectos de la poltica exterior estadounidense,como entonces eran los casos de Mxico y Panam(hasta diciembre de 1989); al igual que como va paraocultar o menospreciar otros aspectos (la crisis de ladeuda externa, por ejemplo) de la agenda de lasrelaciones interamericanas.

    Adems seal que el establishment de la polticaexterior y de seguridad de los Estados Unidos estabaempleando oportunistamente el problema de las drogas

    para tratar de restablecer el consenso panamericanoperdido a lo largo de las dcadas de los 70 y los 80sobre todo, despus de la guerra de las Malvinas(1982) y del inicio de la guerra sucia contra laRevolucin sandinista y para rearticular sus relacionescon las desprestigiadas y represivas estructuras militares

    y policiales de algunos pases latinoamericanos ycaribeos. Por otro lado, con el objetivo de legitimarante la opinin pblica nacional e internacional loscambios en las doctrinas estratgico-militaresestadounidenses en especial, los conceptos polticosy militares vinculados a los denominados conflictosde baja intensidad, al igual que el empleo de susfuerzas militares en operaciones en otras naciones delhemisferio occidental y, en particular, para aplicar loque denomin un nuevo modelo intervencionista enotros pases del mundo, en especfico en los de AmricaLatina y el Caribe.

    Resultaban congruentes con estos propsitos la

    popularizacin de los trminos narcoguerrilla ynarcoguerrilleros, elaborados por varios de losintegrantes del equipo de poltica exterior y de seguridadde la administracin Reagan sobre todo losredactores de los Documentos de Santa Fe (como fueel caso del entonces embajador norteamericano enColombia, Louis Tamps), y difundidos por lapoderosa maquinaria de la propaganda poltica exteriorestadounidense, y por los principales medios deldenominado cuarto poder. El xito de esa operacinpsicolgica haba sido tal que, en muchos segmentosde la opinin pblica internacional, e incluso en algunosmedios polticos y acadmicos, el narcotrfico y su

    trmino contiguo (narcoguerrilla) se estabanconvirtiendo en el chivo expiatorio de todas lascalamidades que histricamente han acompaado yacompaan el funcionamiento normal del sistemacapitalista mundial y, en particular, al capitalismosubdesarrollado y dependiente.

    Aunque en la dcada de los 90 las administracionesBush (1989-1993) y, sobre todo, Clinton (1993-2001)pusieron un mayor acento en la contencin de lademanda de drogas en los Estados Unidos de hecho,la OFDCD ha consignado una tendencia a ladisminucin del consumo de cocana en ese pas,ninguna abandon el empleo del tema delnarcotrfico como uno de los principalescomponentes de su estrategia de dominacin ohegemona sobre Amrica Latina y el Caribe. Por elcontrario, a Bush le correspondi el dudoso honor dehaber sido el primer presidente en toda la historiade los Estados Unidos que justific una intervencin militaren un pas latinoamericano (Panam) con el argumentode capturar y juzgar, ante los tribunales norteamericanos,a un jefe de Estado acusado de mantener estrechas

  • 7/26/2019 Geopolitica y Drogas..

    6/12

    24

    Luis Surez Salazar

    relaciones con el narcotrfico internacional. Tambinel de haber avanzado en el empleo de fuerzas militaresestadounidenses y de otros pases en la lucha contra lasdrogas y otros delitos conexos, en particular en Bolivia,Colombia y Per, nacin esta ltima sacudida, en losltimos aos de la dcada de los 80 y los primeros de

    la de los 90, por el reto que plantearon a sus clasesdominantes las errticas acciones polticas y militaresde Sendero Luminoso y, en menor medida, delMovimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA).

    A reser va de sus di fe re nc ia s ideo lgi ca s yprogramticas, y de sus prcticas polticas y militares,ambas organizaciones fueron catalogadas denarcoterroristas. Lo mismo ocurri en Colombia. AlEjrcito de Liberacin Nacional (ELN) y, sobre todo,a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejrcito del Pueblo (FARC-EP) se les acus de financiarsus actividades polticas y militares con fondossupuestamente provenientes de la produccin y

    exportacin de drogas hacia los Estados Unidos. A talgrado, que los medios de comunicacin masiva de lasclases dominantes colombianas llegaron a identificar alas FARC-EP como uno de los principales cartelesproductores y exportadores de drogas como el deMedelln y el de Cali, que por entonces existan enese pas suramericano.

    Al amparo de esos pretextos, la Casa Blanca y susefectivos militares desplegados en la regin prohijaronbrutales violaciones de todos los derechos humanos yhumanitarios que cometieron las fuerzas militares (o, segnel caso, los grupos paramilitares de derecha, amamantadoso tolerados por el Estado) en Bolivia, Per y Colombia.

    Lo atestiguan los ms de 65 000 muertos o desaparecidosque dej como saldo la lucha contrainsurgente en Per.Tambin las miles de vctimas de las matanzas decampesinos y otros sectores sociales en Colombia, ylos asesinatos selectivos de miles de dirigentes y activistaspopulares (como promedio 3 500 al ao) llevados acabo en ese pas, de 1989 a 1994. Entre ellos estn lospertenecientes a la Unin Patritica y, aproximadamente,60% de los 5 300 guerrilleros que haban entregado susarmas para reinsertarse en la sociedad comoconsecuencia de los Acuerdos de Paz signados entre elgobierno del presidente liberal Virgilio Barco (1986-1990) y el Movimiento 19 de Abril (M-19) junto asectores del Ejrcito Popular de Liberacin (EPL),y con la organizacin poltico-militar indgenadenominada Quintn Lame.16

    A pe sa r de que la adminis tr ac in Cl in ton,presionada por la resistencia en ciertos sectores delsistema poltico estadounidense y del Pentgono, critical inicio la manera unilateral en que sus antecesoreshaban abordado la lucha contra las drogas y otrosdelitos asociados, pronto se hizo evidente la continuidad

    esencial de sus polticas con las seguidas por las dosadministraciones republicanas precedentes. As lodenunciaron oportunamente Amnista Internacional yla seccin estadounidense de la organizacin HumanRights Watch. Segn ambas ONG, entre 1993 y 1997,el gobierno de los Estados Unidos les haban entregado

    asistencia antidrogas a unidades de las fuerzas armadasde Per y, sobre todo, de Colombia, responsabilizadaspor gravsimas violaciones de los derechos humanosen aos recientes.

    Por su parte, en febrero de 1997, la Contralora delos Estados Unidos inform que el gobierno mexicanoestaba utilizando helicpteros, suministrados por lasfuerzas armadas estadounidenses para la luchaantidrogas, en la movilizacin de tropas contra elEjrcito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN).17

    A pesar de los acuerdos de paz entre el gobiernomexicano y el EZLN, esas tropas fueron acusadas deviolar flagrantemente los derechos humanos de los

    pueblos indgenas de Chiapas y otros estados del pas,como en los casos de Oaxaca y Guerrero.

    Denuncias similares se realizaron en Bolivia por partede los campesinos productores de hojas de coca. Segnel lder campesino Evo Morales, las unidades militaresy policiales bolivianas, armadas y entrenadas por losEstados Unidos, que tenan la responsabilidad deerradicar esos cultivos, convirtieron la regin delChapare en una virtual zona de guerra. Enconsecuencia, al menos 63 personas haban sidoasesinadas en los ltimos aos. 18 Otras habandesaparecido, luego de ser torturadas en loscampamentos militares, o cado en las luchas populares,

    indgenas y campesinas, en contra de los compromisosasumidos, en materia de lucha contra el narcotrficointernacional (el mal llamado Plan Dignidad), por elentonces presidente constitucional y ex dictador, HugoBnzer, con su homlogo norteamericano WilliamClinton.

    Por otra parte, durante la administracin Clinton seprodujo una disminucin sensible de los flujos de ayudaoficial para el desarrollo (AOD) hacia Amrica Latinay el Caribe, y esa ayuda se concentr en la solucinde aquellos asuntos que forman parte de la denominadaagenda negativa de las relaciones entre los EstadosUnidos y la Cuenca del Caribe: el combate alnarcotrfico, al lavado de dinero, al contrabandode armas, el narcoterrorismo y las llamadasmigraciones incontroladas. Esos fenmenos denaturaleza predominantemente econmica y socialen particular, el problema de las drogas y otrosdelitos conexos, as como las migracionesincontroladas fueron oficialmente incorporados porla Casa Blanca y el Pentgono a los nuevos enemigosde la seguridad interamericana.

  • 7/26/2019 Geopolitica y Drogas..

    7/12

    25

    Geopoltica y drogas en el hemisferio occidental: una reactualizacin

    Al calor de esa antojadiza definicin y de la difusinpor parte de la administracin Clinton de la llamadaDoctrina de Promocin (Enlargment)de la Democraciay el Libre Mercado, adquirieron una nueva legitimidadlos programas de ayuda militar y policial estadounidensesa buena parte de los pases latinoamericanos y caribeos.Lo mismo puede decirse en cuanto al equipamiento yentrenamiento de sus fuerzas militares y policiales; ya seanlas preparadas in situ por los boinas verdes y otros

    asesores norteamericanos (incluso contratados demanera particular, como ocurre en Colombia), o lasentrenadas en el territorio de los Estados Unidos, enparticular, en las tristemente clebres EscuelaInternacional de Polica, radicada en Washington, y enla entonces denominada Escuela de las Amricas (SOA,por sus siglas en ingls), ubicada, desde 1984, luego desu salida de Panam, en Fort Benning, Georgia.

    Segn la School of Americas Watch,aunque esa escuelade asesinos haba abandonado su estrategia decombate al comunismo y sus agentes, paraconcentrarse en la guerra al narcotrfico, no ha dejadode impartir instruccin contrainsurgente. En 1998, porejemplo, 778 militares de Argentina, Bolivia, Chile,Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, losEstados Unidos, Guatemala, Honduras, Mxico,Nicaragua, Paraguay, Per, Repblica Dominicana,Uruguay y Venezuela pasaron por sus aulas y camposde entrenamiento.19Previamente, entre 1996 y 1997,haban recibido instruccin en la SOA 481 militaresmexicanos; entre ellos 167 en tcnicas contrainsurgentesy 49 en operaciones antinarcticos. Ello se uni alentrenamiento, en otras instituciones de los EstadosUnidos, de ms de 3 000 soldados mexicanos (entre1995 y 1999), as como al apoyo por parte del

    Pentgono a la modernizacin de la estructura y elarmamento del ejrcito de Mxico. El Escuadrn Areode Fuerzas Especiales se reforz con helicpterosnorteamericanos UH-60 y MD-500. Tambin, comoocurri en Colombia, se cre una Brigada de ReaccinRpida, y el FBI imparti cursos de capacitacin apolicas federales y estaduales. En consecuencia, con elpretexto de la lucha contra el narcotrfico y al calordel Tratado de Libre Comercio de Amrica del Norte(TLC), nuevas generaciones de soldados y policas

    mexicanos estn siendo educadas en el contexto de lasubordinacin de Mxico a la estrategia de seguridadde los Estados Unidos.20

    Uno de los principales objetivos de esa estrategiacontrainsurgente de baja intensidad modificada,pero no abandonada por el gobierno de Vicente Fox,y del fortalecimiento del poder de facto de las fuerzasmilitares mexicanas consiste en desarticular las bases desustentacin social y la eventual ocupacin militar de la

    zona donde se presume que est ubicada la comandanciadel EZLN.

    Del mismo modo, bajo el pretexto de combatir elnarcotrfico y la narcoguerrilla, el Plan Colombia(decididamente respaldado por la Casa Blanca) y lasvacilantes negociaciones de paz dentro de la guerraque, hasta fines de 2001, condujo el presidente AndrsPastrana (1998-2002), buscaron destruir las bases desustentacin social y las fuerzas poltico-militares de lasFARC-EP y el ELN. As lo demostr el tercer lugarque ocupaba (y ocupa) ese pas en la ayuda militarestadounidense a sus aliados de todo el mundo, y elalto peso (73%) que tenan los componentes militaresde los 1 300 millones de dlares entregados, en agostode 2000, al Plan Colombia por el Congreso y elEjecutivo de los Estados Unidos.21 Asimismo, comose ver en la tabla 3, el carcter predominantementecastrense de los fondos dedicados a la Iniciativa AndinaAntidrogas (IAA) tambin conocida como IniciativaRegional Andina (IRA), impulsada desde el ao 2001por el presidente George W. Bush y por el entoncessecretario de Estado, Colin Powell.22

    Segn se ha documentado, adems de producirnuevas violaciones a los derechos humanos y el derechohumanitario, el Plan Colombia al igual que la IAA,

    ha venido provocando el desplazamiento forzoso dedecenas de miles de refugiados con los conflictosasociados a ellos que se estn produciendo haciaalgunos de los pases que comparten fronteras terrestrescon Colombia: Panam, Ecuador, Venezuela, Per yBrasil. Tambin ha reforzado los acuerdos bilaterales,amparados por algunos tratados panamericanosfirmados por la Casa Blanca con diversos gobiernoslatinoamericanos (Bolivia, Colombia y Per), con vistasa erradicar forzosamente los llamados cultivos ilcitos

    No se puede valorar casi ninguno de los problemas vinculadosal problema de las drogas sin referir, en un lugar destacado,las concepciones geopolticas y geoeconmicas quehistricamente han guiado la estrategia estadounidense paragarantizar su dominacin sobre las naciones y los pueblos

    que Jos Mart denomin Nuestra Amrica.

  • 7/26/2019 Geopolitica y Drogas..

    8/12

    26

    Luis Surez Salazar

    de las plantas que sirven como materias primas paraalgunas de las drogas consumidas en los EstadosUnidos. Mucho ms, porque, como consecuencia delos denominados efectos globo y mercurio, lasorganizaciones delictivas especializadas en producir ytraficar drogas han comenzado a desplazarse hacia

    algunos pases fronterizos con Colombia. Por otraparte, tanto el Plan Colombia como la IRA pudieranconducir a la remilitarizacin o reocupacin dePanam por las fuerzas militares estadounidenses, ascomo a infectar las relaciones entre Colombia y las otrasdoce naciones latinoamericanas y caribeas con las queese pas comparte fronteras martimas o terrestres.23

    Esos y otros acuerdos contra el narcotrficocomo los firmados con los gobiernos centroamericanosy los Shipriders Agreements suscritos entre ese ltimopas y algunos gobiernos del Caribe insular (Jamaica,Barbados, Trinidad y Tobago) o los signados con Haity Repblica Dominicana tambin afectan la soberanay la seguridad nacional (que no es lo mismo que laseguridad imperial) de las naciones del continente, entanto van dirigidos a interceptar, a cualquier precio yms all de las fronteras terrestres y martimasnorteamericanas, el contrabando de drogas dirigidas alos Estados Unidos que provienen de ciertos pases dela cuenca del Pacfico,24 o del otrora denominado

    complejo coca-cocana. Ese complejo, ahoraparcialmente dedicado a producir y exportar algunosopiceos hacia el mercado estadounidense, todava tienesus principales baluartes en Bolivia, Per y Colombia.

    De ah que bajo el sofisma de la lucha contra elnarcotrfico y otros delitos conexos, en esos y otrospases andinos (como es el caso de la Base de Manta,en Ecuador) se hayan instalado potentes radares yalgunas bases militares estadounidenses crecientementevinculadas con las nuevas necesidades estratgico-

    militares que les cre a los Estados Unidos la retiradade sus instalaciones militares del territorio y la Zona delCanal de Panam. Esos radares y bases militares(operadas por el Comando Sur) se articulan con lasnuevas facilidades castrenses (los ahora llamadosCentros Operativos de Avanzada, FOL, por sus siglas

    en ingls) que se han venido instalando en diferentespases del hemisferio occidental, como Mxico, ElSalvador y Honduras. Estos se suman a los poderososradares ROTHR ubicados en el sur de los EstadosUnidos, las bases militares tradicionales que perduranen Cuba y Puerto Rico, as como a las FOL instaladasc on el pr et ex to de la lucha cont ra elnarcoterrorismo y con la anuencia de la monarquaconstitucional holandesa en Aruba y Curazao.25

    Imbricado con las fuerzas militares y policialeslocales, todo ese dispositivo militar conspira contra laautodeterminacin y la genuina gobernabilidaddemocrtica de las naciones latinoamericanas y

    caribeas; tanto, o probablemente mucho ms, que lasorganizaciones delictivas vinculadas al trfico de drogasconsideradas por la propaganda poltica exteriorestadounidense como las principales responsables delas disfuncionalidades entre ellas, la corrupcinpadecidas por las democracias representativas enAmrica Latina y el Caribe. Sobre todo porque esesistema de bases militares supuestamente dedicadasa la lucha contra el narcotrfico, tambin se dirige acontener, disuadir o derrotar, donde sea necesarioy posible, cualquier proyecto genuinamente popular yalternativo a los excluyentes, elitistas, coercitivos y a veces

    corruptos modelos democrticos de la regin.Como se recordar, a pesar de la impunidad frentea los crmenes de las dictaduras militares o lasdemocracias represivas precedentes los casos, porejemplo, del gobierno de Turbay Ayala en Colombia,Joaqun Balaguer en Repblica Dominicana o AlbertoFujimori en Per, esos modelos democrticos secanonizaron en la XXIAsamblea General de la OEA(Santiago de Chile, junio de 1991); esto es,inmediatamente despus de concluir la llamadaredemocratizacin de Amrica del Sur, del inicio de latransicin pactada hacia la democracia en Chile (1989),de la intervencin militar norteamericana en Panam, y

    de la derrota electoral del FSLN.En ese cnclave panamericano, todos los gobiernos

    integrantes de la organizacin hemisfrica incluidoslos de Canad y los Estados Unidos aprobaronel llamado Compromiso de Santiago de Chile conla Democracia y la Renovacin del SistemaInteramericano, pacto al que sobrevino el llamadoProtocolo de Washington,de 1992, que fue ratificadoen 1997, por lo cual adquiri un carcter obligatoriopara todos los Estados miembros de la OEA, el

    Tabla 3

    Iniciativa Andina Antidrogas (en millones de dlares)

    Pas Asistencia Asistencia Totalmilitar socialy policial y econmica

    Colombia 252,5 146,5 399,0Per 77,0 79,0 156,0Bolivia 54,0 47,0 101,0Ecuador 19,0 20,0 39,0Brasil 15,0 - 15,0Venezuela 10,0 - 10,0Panam 11,0 - 11,0

    Total 438,5 292,5 731,0

    Fuente: Elaborado por Ricardo Vargas Meza, ob. cit., p. 123.

  • 7/26/2019 Geopolitica y Drogas..

    9/12

    27

    Geopoltica y drogas en el hemisferio occidental: una reactualizacin

    irrestricto respeto a las denominadas democraciasde libre mercado. Respondiendo a las nuevasnecesidades de acumulacin del capital, esas poliarquasse proclamaron la nica forma de gobierno aceptableen el hemisferio occidental.26 Se elimin as el principiodel pluralismo poltico e ideolgico que, bajo presin

    latinoamericana y caribea, haba sido contemplado enlas reformas introducidas a la Carta de la OEA en lasegunda mitad de los aos 70.

    En consecuencia, la OEA ratific su resolucinnmero 1080, de 1991. Esta instruy a su SecretarioGeneral para que convocara, de manera inmediata, alConsejo Permanente de la organizacin y,eventualmente, a un perodo extraordinario de sesionesde su Asamblea General, en el caso de que se produjeranhechos que ocasionen una interrupcin abruptao irregular del proceso poltico institucional democrtico odel legtimo ejercicio del poder por un gobiernodemocrticamente electo en cualquiera de los Estados

    miembros de la organizacin.27

    Del mismo modo,mediante el Protocolo de Washington cuyoscontenidos fueron posteriormente incorporados a ladenominada Carta Democrtica Interamericana,aprobada el 10 de septiembre de 2001 por la XXXIAsamblea General de la OEA se institucionaliz lasuspensin de sus deliberaciones a cualquiera de losEstados integrantes de esa organizacin en el que sehubiera violado lo establecido en la carta antesmencionada. Esta reforz las atribuciones de eseorganismo regional y de su mentor, el gobierno de losEstados Unidos, para juzgar, sancionar y actuar enasuntos que solo incumben a la soberana y la

    autodeterminacin de las naciones latinoamericanas ycaribeas.28

    Para bien o para mal, segn el caso, as se demostren las intervenciones democrticas de la OEA en Per(1992 y 2000), Guatemala (1993), Paraguay (1996) yHait. En este ltimo pas, a fines de 2000 laadministracin Clinton, con el respaldo de la OEA yde la CARICOM, condicion la entrega de la ayudaeconmica y otros flujos financieros que tanto necesitaesa empobrecida nacin, a que el gobierno de JeanBertrand Aristide negociara los resultados de laselecciones parlamentarias y presidenciales con laoposicin poltica (en la cual estn incluidas diversasfuerzas polticas neoduvalieristas), cumpliera con losprogramas de ajustes y reestructuracin elaborados porel FMI y el BM, as como con los compromisos queasumi su antecesor con los Estados Unidos en loreferido a la lucha contra el narcotrfico. En abril de2001, esas exigencias fueron ratificadas por laadministracin de George W. Bush,29 artfice comoya se conoce de las condiciones que, en febrero de2004, propiciaron la ocupacin militar de Hait, la

    arbitraria deposicin de Aristide y su expulsin del pas,as como la instauracin de un gobierno ttere, cuyalegitimidad de origen contina siendo cuestionada pordiversos actores polticos internos e internacionales.

    Con independencia de las contradicciones que ansubsisten entre los Estados Unidos y algunos gobiernos

    de Amrica Latina y el Caribe entre ellas, lasderivadas de las certificaciones unilaterales queanualmente emite el Congreso estadounidense respectoa la colaboracin de las naciones del todo el mundo enrelacin con la lucha contra el narcotrfico, todoese andamiaje de condicionalidades cruzadas(democracia representativa, lucha contra elnarcotrfico, aplicacin de los Programas de AjustesEstructurales, etc.) se ha fortalecido en las ms decuatrocientas reuniones polticas y tcnicaspanamericanas efectuadas entre la Primera y la TerceraCumbre de las Amricas (Miami, diciembre de 1994, yQuebec, abril de 2001, respectivamente), pasando por

    los acuerdos y planes de accin de la llamada Cumbrepara el Desarrollo Sostenible, efectuada en Santa Cruzde la Sierra, Bolivia, en 1996, y por la Segunda Cumbrede las Amricas, celebrada en Santiago de Chile en1998.30

    En todas esas reuniones, los gobiernos integrantes delSistema Interamericano han venido suscribiendo, deespaldas a la opinin pblica internacional, diversosacuerdos y pactos hemisfricos (con anclajes subregionales)en diferentes campos de la institucionalidad hemisfrica(por ejemplo, las reformas a la OEA y lainstitucionalizacin de los mecanismos de seguimientode los acuerdos de las Cumbres de las Amricas); de la

    economa (energa, telecomunicaciones, infraestructura,finanzas, turismo, as como los vinculados a lasnegociaciones del Acuerdo de Libre Comercio paralas Amricas); de la cultura y la ciencia (como losrelacionados con la extensin de Internet y a laliberalizacin de las telecomunicaciones); de laadministracin de justicia (los acuerdos de extradicinhacia los Estados Unidos de personas acusadas decometer delitos vinculados con el narcotrfico, elterrorismo y la corrupcin); y de la seguridadinteramericana.

    Entre estos ltimos, se conocen la Estrategia contralas Drogas en el Hemisferio Occidental, aprobada endiciembre de 1996; el Plan Hemisfrico contra ellavado de dinero, elaborado por la ComisinInteramericana para el control del Abuso de lasDrogas (CICAD), de la OEA; la ConvencinInteramericana contra la Fabricacin y el Trfico Ilcitode Armas de Fuego y Explosivos; y la Declaracinde Lima, de 1996, dirigida a prevenir, combatir yeliminar el terrorismo, tanto en el mbito nacionalcomo internacional. Esta ltima se incorpor

  • 7/26/2019 Geopolitica y Drogas..

    10/12

    28

    Luis Surez Salazar

    orgnicamente a la Convencin Interamericana contrael Terrorismo, aprobada por la XXXII AsambleaGeneral de la OEA, efectuada en junio de 2002. Esdecir, nueve meses despus de los atentados terroristascontra el World Trade Center de Nueva York y elPentgono, el 11 de septiembre de 2001.

    De acuerdo con la ambigua definicin de ese ltimotrmino, que han venido empleando el Departamentode Estado y la propaganda poltica exteriornorteamericana, en esa Convencin y en las reunionesde expertos efectuadas antes y despus de suaprobacin, se calificaron de delitos comunes gravestodos los actos terroristas, cualesquiera sean sus agentes,manifestaciones, mtodos, motivos y lugares deperpetracin.31Se desdibujaron as las diferencias queexisten, segn el Derecho Internacional PblicoContemporneo, entre los crmenes comunes incluidoslos vinculados a la produccin y el trfico de drogasy el derecho a la insurreccin de los pueblos sometidos

    a diversas formas de opresin nacional o extranjera.Como era de suponer, nada se dijo sobre el terrorismode Estado practicado por las clases dominantes delhemisferio occidental, y en particular por los EstadosUnidos. Tampoco sobre la manera en que la Casa Blancay los servicios especiales de ese y otros pases, hanprohijado, cuando as les ha convenido, el narcotrficoy el terrorismo por ejemplo, durante el escndaloIrn-contras como parte de su estrategiacontrarrevolucionaria en todo el mundo, y en particularen el hemisferio occidental.32

    No obstante las contradicciones que perduranentre los Estados Unidos y algunos gobiernoslatinoamericanos y caribeos (puestas de manifiesto enla Conferencia Especial sobre la SeguridadInteramericana, realizada en Mxico a fines de 2004, yen la Reunin de Ministros de Defensa, efectuada enQuito, Ecuador, a comienzos de 2005), talesinterpretaciones unilaterales acerca del terrorismo yel narcotrfico, realizadas por el SistemaInteramericano y la consiguiente cooperacin jurdica,policial, militar y de inteligencia entre la mayor parte delas fuerzas militares y policiales de las Amricascoordinadas por la Junta Interamericana de Defensase fortalecieron luego de la difusin, el 20 de septiembre

    de 2002, de la agresiva Estrategia de Seguridad Nacionalde los Estados Unidos impulsada por la administracinde George W. Bush. Esta, sin lugar a equvocos, indic:

    Algunas partes de Amrica Latina se enfrentan al conflictoregional, en especial el derivado de la violencia de los cartelesde las drogas y sus cmplices. Este conflicto y el narcotrficosin restricciones pueden poner en peligro la salud y laseguridad de los Estados Unidos. Por lo tanto, hemosformulado una estrategia activa para ayudar a los pasesandinos a ajustar sus economas, hacer cumplir sus leyes,derrotar a las organizaciones terroristas y cortar el suministro

    de drogas, mientras tratamos de llevar a cabo la tarea,igualmente importante, de reducir la demanda de drogasen nuestro propio pas.En cuanto a Colombia, reconocemos el vnculo que existeentre el terrorismo y los grupos extremistas, que desafanla seguridad del Estado, y el narcotrfico, que ayuda afinanciar las operaciones de esos grupos. Actualmenteestamos trabajando por ayudar a Colombia a defender susinstituciones democrticas y a derrotar a los grupos armadosilegales, tanto de izquierda como de derecha, mediante laextensin efectiva de la soberana a todo el territorio nacionaly proporcionndole seguridad bsica al pueblo deColombia.33

    Como fruto de esos enfoques, la actualadministracin estadounidense ha venido firmandodiversos acuerdos bilaterales de lucha contra elnarcoterrorismo con varios gobiernos de AmricaLatina; ampliando sus ya referidas instalaciones militaresen la cuenca del Caribe e incrementando su presenciapoltico-militar en Ecuador y Colombia. En este ltimopas adems de destruir cualquier posibilidad de

    encontrar una solucin poltica y negociada a su cruentay prolongada guerra civil ha respaldado, sinambigedades, la mal definida y peor aplicada polticade seguridad democrtica impulsada por el presidentelvaro Uribe (2002-2006). Asimismo, junto a este, hamantenido sus presiones dirigidas a regionalizar elconflicto interno colombiano con el propsito deasegurar la influencia geopoltica y geoeconmicaestadounidense en la regin andino-amaznica.34

    En la reaccionaria lgica de los actuales ocupantesde la Casa Blanca y de sus principales aliados en laregin, lo anterior implicara adems de aniquilar lasorganizaciones insurgentes colombianas tratar derestablecer la presencia militar estadounidense enPanam; controlar los sucesivos brotes de rebeldapopular que se han desarrollado en Bolivia y Ecuador;garantizar la gobernabilidad sistmica (que, como biense ha dicho, es radicalmente distinta a la gobernabilidaddemocrtica)35de la inestable situacin peruana; yenfrentar los desafos que le plantea a la estrategiahemisfrica de los Estados Unidos la intencin del actualgobierno de Brasil de consolidar el MERCOSUR, ascomo la recin surgida Comunidad Sudamericana.Igualmente conllevara la desestabilizacin y el eventualderrocamiento del gobierno encabezado por el

    presidente constitucional de la Repblica Bolivarianade Venezuela, Hugo Chvez Fras.

    Dos reflexiones finales

    De todo lo dicho anteriormente derivo micoincidencia esencial con el criterio expresado por JohnSaxe-Fernndez acerca de la importancia de valorar elproceso panamericano, abierto por la invasin

  • 7/26/2019 Geopolitica y Drogas..

    11/12

    29

    Geopoltica y drogas en el hemisferio occidental: una reactualizacin

    estadounidense a Panam en 1989,36 por la firma delTratado de Libre Comercio de Amrica del Norte(1994) y por las Cumbres de las Amricas (incluida lanegociacin del ALCA) como parte de un nuevoempeo de los Estados Unidos para lograr lo que eseprofesor costarricense-mexicano defini como la

    regionalizacin neomonrosta del hemisferio occidental.Esto es, como componente de los casi bicentenariosafanes de las clases dominantes de los Estados Unidospara construir un pretendido sistema americanofuncional a su hegemona y dominacin sobre susvecinos del Sur.

    Ms all de la importancia relativa de Amrica Latinay el Caribe en la produccin y el trfico de drogas entodo el mundo,37a ese propsito han sido funcionaleslos diversos planes de lucha contra el narcotrfico yel narcoterrorismo, elaborados en las ltimas dosdcadas por la Casa Blanca y el establishment de la polticaexterior y de seguridad de los Estados Unidos. No se

    puede valorar casi ninguna de las cuestiones vinculadasal problema de las drogas, sin referir, en un lugardestacado, las concepciones geopolticas ygeoeconmicas que histricamente han guiado laestrategia estadounidense para garantizar su dominacinsobre las naciones y los pueblos que Jos Martdenomin Nuestra Amrica.

    Notas

    1. El presente ensayo persigue una imprescindible reactualizacinde mis reflexiones anteriores sobre el tema. Como he indicado en

    mis trabajos sobre el tema, el trmino narcotrfico (de facturanorteamericana) conduce a importantes errores en el anlisis,la comprensin y la solucin del problema del consumo, lacomercializacin y la produccin de drogas, tanto en el planonacional e internacional como hemisfrico; ya que solo induce apensar en la comercializacin y el transporte (trfico) de algunasdrogas ilegales (marihuana, morfina, cocana). Se excluyen as delcampo del anlisis otras drogas legales (barbitricos, anfetaminas,analgsicos) e ilegales, sintticas, o socialmente aceptadas, comoes el caso del alcohol. Tambin los ms importantes eslabones delproblema de las drogas en general y de las drogas ilegales enparticular: consumo/demanda; produccin, procesamiento ycomercializacin de insumos industriales legalmente producidosque sirven como precursores para la produccin tanto de drogasextradas de las plantas, como sintticas. Asimismo, se excluyen

    el financiamiento, almacenamiento y transporte de esas drogas y elpeliagudo tema del lavado de dinero. La mayor parte de esasactividades estn estrechamente asociadas con empresas legales,sin cuyo concurso (consciente o inconsciente) sera muy difcilproducir esas mercancas y, mucho menos, realizar todos losmovimientos de capitales y ganancias que produce ese negocio entodo el mundo. Por lo dicho, para referir el objeto de mi anlisis,utilizar el lenguaje empleado por la ONU. Es decir el problemade las drogas ilegales y otros delitos conexos.

    2. Robert J. Lieber, Comienza una nueva era en el pensamientogeopoltico estadounidense, Septiembre 11: un ao despus,traducido

    al espaol y distribuido por la Seccin de Intereses de los EstadosUnidos en La Habana. Segn el autor, el 11 de septiembre de 2001,comenz lo que denomina la era posterior a la posguerra fra.

    3. Luis Surez Salazar, Nuevo orden mundial, integracin yderechos humanos en el Caribe: apuntes para unareconceptualizacin, en Globalizacin, integracin y derechos humanosen el Caribe,ILSA, Bogot, 1995, pp. 101-46;El sigloXXI: posibilidades

    y desafos para la Revolucin cubana,Editorial de Ciencias Sociales, LaHabana, 2000.

    4. Segn la OFDPD de la ONU, hay dos clases importantes dedrogas: las sintticas y las extradas de las plantas. El rasgo diferencialde las drogas sintticas (anfetaminas, metanfetaminas, barbitricos,alucingenos, xtasis, ciertos analgsicos, LSD, metacuolona) enrelacin con las extradas de las plantas, es que las primeras sesintetizan en laboratorios, normalmente a partir de productos qumicosde las estanteras (denominados precursores o sustancias iniciales).Por el contrario, las extradas de las plantas aunque requierenalgunos precursores de fcil obtencin en el mercado mundial (porejemplo, queroseno, cido clorhdrico y sulfrico) solo puedenobtenerse procesando un producto vegetal. Este es el caso del opio,la morfina, la cocana y algunos derivados de la planta cannabis(popularmente conocida como marihuana). Cuando en el proceso defabricacin de una droga en laboratorio se utilizan productos qumicosde las estanteras y plantas naturales, se emplea el trmino drogasemisinttica. Este es el caso de la herona.

    5. Hilbourne Watson, El cambio de paradigma tecnolgico, laglobalizacin y las tendencias integracionistas en el hemisferiooccidental: evolucin social y econmica del Caribe, enEl Caribe

    y Cuba en la posguerra fra,INVESP-Nueva Sociedad, Caracas, 1994.

    6. Se estima que, en 1999, en ese pas casi 7 millones de personasconsumieron regularmente cocana.

    7. CEPAL, Informe sobre la situacin social en Amrica Latina,Santiagode Chile, 2000.

    8. OFDCD, Tendencias mundiales de las drogas ilcitas, Nueva York,

    2001, p. 63.9. Ibdem, p. 6.

    10. Ibdem, p. 7.

    11. Ibdem, p. 6.

    12. Ibdem.

    13. Ibdem, p. 28.

    14. Vase Luis Surez Salazar, El narcotrfico en las relacionesinteramericanas: un enfoque estructural, Cuadernos de Nuestra

    Amrica, n. 8, La Habana, julio-diciembre de 1987.

    15. Luis Surez Salazar, Narcotrfico y conflictos sociales ypolticos en Amrica Latina: algunas hiptesis, Cuadernos de Nuestra

    Amrica, n. 14, La Habana, enero-junio de 1990.16. Gabriel Marcella y Donald Schulz, Las tres guerras deColombia, Anl isi s Pol ti co, n. 37, Universidad Nacional deColombia, Santa Fe de Bogot, mayo-agosto de 1999, p. 48.

    17. Peter Zirnite y Coletta Youngers, Las fuerzas armadas de losEstados Unidos y la guerra antidrogas: soldados indciles,ALAIServicio Informativo,n. 261, Quito, 29 de octubre de 1997, pp. 20-1.

    18. Vase Cacia Cortez, Bolivia: el estallido de las demandaspostergadas, Amrica Latina en Movimiento, n. 321, Quito, 10 deoctubre de 2000, pp. 1-2.

  • 7/26/2019 Geopolitica y Drogas..

    12/12

    30

    Luis Surez Salazar

    19. ALAI, Escuela de asesinos no se cierra, ALAI - Servic ioInformativo,n. 303, Quito, 10 de junio de 1998, p. 2.

    20. Gilberto Lpez Rivas, La subordinacin militar mexicana alos Estados Unidos, Amrica Latina en Movimiento, n. 294, Quito,26 de mayo de 1999, p. 2.

    21. Vase Jaime Caycedo Turriago, Una guerra social de laglobalizacin: el Plan Colombia, Utopas, Nuestra Bandera, n. 186,Madrid, 2000, pp. 41-60.

    22. Vase Ricardo Vargas Meza, Drogas, seguridad y democracia,Nueva Sociedad, n. 173, Caracas, mayo-junio de 2001, pp. 104-25.

    23. Vase Ral Leis, Panam; frontera ardiente, Amrica Latinaen Movimiento, n. 331, Quito, 24 de abril de 2001, p. 9.

    24. CEPAL, ob. cit.

    25. Vase Theo Ronchen, La lucha contra las drogas y la proyeccinmilitar de Estados Unidos: Centros Operativos de Avanzada en AmricaLatina y el Caribe, ABYA YALA-Transnational Institute, Quito,2004.

    26. Vase William Robinson, El rol de la democracia en la polticaexterior norteamericana y el caso Cuba, en Haroldo Dilla, comp.,

    La democracia en Cuba y el diferendo con los Estados Unidos,Centro deEstudios sobre Amrica-Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,1996.

    27. Vase Ana Julia Faya, La modernizacin de la OEA: hacianuevos mecanismos de seguridad hemisfrica, Cuadernos de Nuestra

    Amrica, n. 21, La Habana, enero-junio de 1994.

    28. Luis Surez Salazar,Amrica Latina y el Caribe: medio siglo decrimen e impunidad (1948-1998), Editorial Jos Mart- EditorialZambon, La Habana-Frankfurt, 2001.

    29. Vease Robert Maguire, Hait. El marasmo poltico, NuevaSociedad,n. 175, Caracas, septiembre-octubre de 2001, pp. 4-12.

    30. Luis Surez Salazar, El siglo XXI..., ob. cit.

    31. Departamento de Estado de los Estados Unidos, De la palabraa los hechos,Informe presentado a la Segunda Cumbre de las Amricas,

    Washington, 1998.

    32. Independientemente de los juicios de valor que nos merezca elgobierno talibn instaurado en Afganistn, vale la pena mencionarque, en aras de derrocar a dicho gobierno (este prohibi el cultivode adormidera en el territorio afgano), la Casa Blanca ha establecidoacuerdos con la llamada Alianza del Norte, en la que participandiversos clanes tnicos-militares vinculados con el trfico deopiceos. El gobierno norteamericano tambin ha establecido otrosacuerdos con el gobierno militar de Pakistn, pas que en el ao

    2000 era considerado por la OFDCD de la ONU como el principalproductor de adorminera en todo el mundo.

    33. Departamento de Estado de los Estados Unidos, Estrategia deSeguridad Nacional de los Estados Unidos, diciembre de 2002, http://usinfo.state.gov/journals/itps/1202/ijps1202.htm.

    34. Vase Juan Gabriel Toklatian, Colombia, el Plan Colombia y laregin andina,Nueva Sociedad, n. 173, Caracas, mayo-junio de 2001,pp. 126-43. Asimismo, James Petras, La geopoltica del PlanColombia, KOEYU Latinoamericano, n. 82, Caracas, abril-juniodel 2001, pp. 3-11.

    35. Vase Beatriz Stolowicz, La gobernabilidad como dominacinconservadora, en Hernn Yanes Quintero, comp., El mito de la

    gobernabilidad, Trama, Quito, 1995, pp. 35-58.

    36. Vase John Saxe-Fernndez, Mexamrica o la dialctica entrela macro y la micro regionalizacin,Nueva Sociedad,n. 143, Caracas,mayo-junio de 1996.

    37. Vase Luis Surez Salazar, Amrica Latina y el Caribe, ob.cit.; yMadre Amrica: un siglo de violencia y dolor (1898-1998),Editorialde Ciencias Sociales, La Habana, 2003.

    , 2005.