garcia corella laura - los jaguares 07 - operacion diamante

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McCubbin, Christopher: “The Game Designer’s

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Operacion DiamanteLes llamaban Los Jaguares pero slo porque admiraban al soberbio felino, contaban historias por l protagonizadas y lucan en el pecho un escudo con su efigie. Por lo dems, eran muy humanos.Tenan sus virtudes y sus defectos, pero en circunstancias especiales, impulsados por el soplo alentador de una magnfica camaradera, ellos se crecan, se lanzaban a la aventura, en aras de un ideal de justicia, en perfecta conjuncin.Equilibrado, responsable, inteligente, atltico y deportista, Hctor Santana, con sus quince aos, figura como indiscutible capitn del grupo.Comodn, a medias egosta, a medias vivales, el inmutable Julio Medina posee el cerebro capaz de resolver y maquinar lo increble. De la misma edad que Hctor, su estatura le vale el apodo de Largo.Ral Alonso es un coloso de catorce aos en cuyo ser se hermanan la bondad y la fuerza. Su fidelidad al grupo rayar en lo sublime, aunque a veces el corazn le causa disgustos.Oscar Medina, hermano de Julio, es el pegote de la pandilla. Los otros intentarn zafarse de l porque, con sus diez aos, les viene pequeo. Para sentar su categora y su indiscutible derecho a incrustarse en Los Jaguares, se las dar de sabio con un lenguaje harto pintoresco.Un da, Los Jaguares conocern a dos chicas: Sara y Vernica. La primera es una vivaracha pelirroja de trece aos capaz de llegar donde sea. La segunda brilla con la luz propia de su encanto personal, de una belleza que causa asombro y produce su impacto en alguno de nuestros protagonistas, que las incorporarn a su grupo.Y por ltimo tenemos a Petra!, ardilla amaestrada propiedad de Sara. Posee la vivacidad del mono, la astucia del zorro y la gracia cautivadora del ms encantador falderillo.Petra va a encontrarse con un rival peligroso en el favor de los chicos: Len, monito friolero a quien Oscar viste graciosamente y adiestra para que pueda rivalizar con la ardilla. Laura Garca Corella Operacion DiamanteLos Jaguares 07 Ttulo original: Operacion DiamanteLaura Garca Corella, 1978Ilustraciones: Carles Pruns I. PIQUES ENTRE LOS JAGUARESSentadas junto a la puerta del garaje de casa de Sara, lugar llamado pomposamente por Los Jaguares la sala de juntas, Sara y Vernica se dedicaban a tricotar. No es que fueran especialmente hacendosas ni que la tarea les entusiasmara. Oh, no! Era que la seora Bellido, madre de la pelirroja Sara, se haba empeado en convertir a ambas, durante aquellos das de vacaciones, en unas mujercitas de provecho, segn su propia expresin.Pero quiz esto tampoco entusiasmaba a las chicas, pues Vernica, con la melena tapndole parte de la cara, dejaba escapar unos suspiros que partan el alma y Sara, malhumorada, dejaba caer punto tras punto, de modo que el jersey estaba quedando de pena.Puaf! exclam Sara. Ya se me ha perdido otro punto. Esto no va a ser un jersey, sino el buuelo del siglo.Si al fin lo terminas suspir una vez ms Vernica. Yo, por ms que lo intento, nunca salgo de la misma vuelta. Cuando acabe el mo, me habr convertido en una ancianita achacosa.Al or aquello Ral, el forzudo de Los Jaguares, inmoviliz un rastrillo con que limpiaba el csped del minsculo jardn de la casa de su compaera. Fervorosa la mirada, exclam:Eso es tan improbable! T siempre sers una chica en lo mejor de la juventudSe oy un Je! bastante sospechoso, procedente de Sara. Desde luego, Ral era un pedazo de pan, pero no resultaba nada divertido, aunque para su madre fuera un colaborador de primer orden. Quiz se aprovechaba un poco de aquella bondad infinita y de la fuerza de sus brazos. En aquellas vacaciones haba arreglado las tejas del alero, pintado la cerca, las ventanas Claro que se pasaba todo el da all.En cambio, los otros haban desertado. El calor resultaba pegajoso y las moscas ms pegajosas todavaDesde luego, no han sido nada considerados murmur la pelirroja, dejando caer otro punto.Y su compaera, que sacaba la punta de la lengua con angustia cada vez que llegaba al punto de revs, recogi la alusin.A eso lo llamo yo desertar. Podamos haber pasado unas vacaciones tan estupendasLa gente importante terci Ral ya se sabe, tiene ms compromisos que la no importanteSe estaban refiriendo al resto de Los Jaguares. Los Medina, Julio y el pequeo Oscar, estaban con su padre en casa de unos amigos, junto a un lago, donde practicaban el esqu acutico; y en cuanto a Hctor, considerado jefe de grupo por los dems, realizaba una excursin arqueolgica reconociendo ruinas cartaginesas.Ruinas cartaginesas! protest la preciosa Vernica, siguiendo el hilo de sus pensamientos. Considerando que estamos finalizando el siglo XX, no creo que sirvan para mucho Bueno, quiz mi cultura deja bastante que desear.Oh, no! T eres perfecta asegur Ral con calor.Y el rastrillo se le fue nuevamente de las manos. La verdad era que aquella casi esclavitud, los trabajos forzados, el calor y las moscas se les antojaban insoportables pensando en la suerte de sus compaeros.Bueno, despus de todo, los conocimientos son los conocimientos barbot Sara, perdiendo otro punto, pero irse a practicar el esqu acutico dejndonos a nosotros en este horno de Madrid, me parece una desconsideracin. Y eso, adems, no deja huellasOh, s! la corrigi su compaera. Un buen bronceado.Al mismo tiempo se dio un cachete en la cara, tratando de zafarse de una mosca. Luego, con los ojos muy abiertos, se apart la melena, pues las dos figuras que haban surgido en la puerta de la cerca se le antojaban irreales. Era la una muy alta, como la ele y la otra baja, como la i.Los del buen bronceado os saludan dijo alegremente Julio, entrando en el jardn.El pequeo Oscar exclam:Yupi Jaguares!Antes de que las chicas tirasen el punto y Ral su rastrillo, un ser de poblada cola, saliendo del garaje como una centella, se lanz en brazos del menor de los dos hermanos, que le acogi con placer. Sin embargo, aquel ser, que no era sino Petra, la ardilla de Sara, troc muy pronto su alegra en una actitud hostil. Haba visto a Len, el mono de Oscar, a espaldas de su dueo y ella no lo poda ver ni en pintura. Lanzando el ms escalofriante de los chillidos, se abalanz sobre el monito, que empez a gemir aterrado.Entre todos, separaron a los contendientes y la paz se restableci. Luego Len fue a esconderse tras un arriate y Petra, con desdn olmpico, se volvi de espaldas al grupo, levantando orgullosamente su cola.Realmente, los dos hermanos presentaban un aspecto esplndido. Ral, inconscientemente, se atus el pelo, se sec la frente y estir el ms viejo de sus pantalones, que era el que llevaba puesto en aquel momento.Julio, con simptica sonrisa, alarg a las chicas la gran caja de dulces que hasta entonces tuvo bajo el brazo.Ellas se miraron. Cmo exteriorizar protesta alguna, si era tan atento?Es de parte de los dos puntualiz Oscar, irguindose sobre los talones.Bueno, Ral tambin estaba contento. Su fervor, aunque con algn grado menos de romanticismo, alcanzaba tambin a los componentes masculinos de Los Jaguares y del contenido de aquella caja algo le tocaraPasados unos segundos de su triunfal llegada, Julio ocupaba la nica silla de mimbre realmente cmoda que haba en el jardn.Se sabe algo de Hctor? pregunt.No. A lo mejor se ha convertido en momia cartaginesa repuso Sara.Y la voz de Hctor, bien timbrada, alegre, se dej or:La momia cartaginesa saluda a Los Jaguares!.Hctor! Qu estupendo!Yupi! Ya estamos todos! estall Oscar, fuera de s.S, Hctor estaba de vuelta de su excursin cartaginesa y las mejillas de las chicas se colorearon de placer. Adis calor, moscas y tricot! Ahora todo sera maravilloso. Inventaran algo fenomenal, llevaran una vida trepidante.Dentro de la casa, la madre de Sara oy el bullicio y se acerc a la ventana. Se le escap un desilusionado oh!. Seguro que las sillas de la cocina se le quedaban sin pintar En fin, ella era una entusiasta de aquella simptica pandilla qu se le iba a hacer!Los recin llegados contaban sus respectivas experiencias, pero como hablaban todos a un tiempo, ninguno ech de ver que Hctor estaba menos parlanchn que Julio, cuando sola ser al revs.De pronto, Oscar exclam:Oh, chicas, qu amables sois! Len se pondr muy contento con la ropa de punto que le estis haciendo para el inviernoLen, que proceda del Brasil, tena siempre fro y Oscar le abrigaba en invierno como a un recin nacido.Junto a la ventana del saln, Sarabel, la madre de Sara, se llev las manos a la cabeza. Entre dientes, dijo:Adis jersis!A la animada conversacin de los primeros momentos haba seguido un trabajo de mandbulas, mientras vaciaban la caja de dulces.Hctor empez a mirar con insistencia a Julio No pareca sino que intentara transmitirle un mudo mensaje, lo que hizo muy disimulado, pues, al menos, dejaron de captarlo aqullos a los que no estaba dirigido.Esto ha estado bien dijo Hctor levantndose de la hierba, con un gesto hacia la caja de dulces casi vaca, pero podemos completarlo con unos helados. Anda, Julio, vamos t y yo a comprarlos.Cmo? Sara se puso en pie de un salto. Despus de los das de aburrimiento que haban pasado no era cosa de consentir que aquellos dos se fueran y, hablando de marcas deportivas y curiosidades cartaginesas, se hiciera de noche antes de que pensaran en volver.Vamos todos dijo.En la puerta estaba ya Vernica, que se haba adelantado a sus pensamientos.Los seis en grupo fueron hasta la heladera. Compraron los helados, se los comieron y Hctor dijo, mirando hacia el punto ms lejano de la calle:Tengo que volver pronto a casaS? las chicas sintonizaban la pregunta y la decepcin.S, lo siento, ya nos veremos maana. Vienes, Julio?La segunda decepcin de ellas fue que el larguirucho, como llamaban al ms alto del grupo cuando no se amoldaba a sus deseos, se apresurase a aceptar la invitacin.Ral luchaba entre su deseo de marcharse con ellos y el de quedarse con las chicas.Pero si acabis de llegar protest Vernica.Eh bueno, ya nos veremos maana Oye, grandn Hctor se diriga a Ral, no es cosa de que por nosotros dejes solas a las chicas. Puedes quedarte.S, claroHasta maana, Jaguares dijo Julio, empezando a alejarse a grandes zancadas, ignorando el disgusto que su precipitada marcha produca.Entre la decisin de los dos mayores y el apabullamiento de los que haban estado soportando el calor de Madrid, se produjo una actitud intermedia: la de Oscar. Al mirar ya a unos, ya a otros, su expresin, que a simple vista pareca muy inocente quiz debido a sus ojos azules, su pelo rubio y sus facciones tan correctas que hubiera podido pasar por una nia, se ti de picarda. Era como si se dijera: Qu est pasando aqu? Dnde encajo yo?.Y como aquel chiquillo sala inmediatamente de dudas, levant alegremente la mano en direccin a las chicas y Ral:Hasta maanaJulio gir en redondo.Oye, mico, no es necesario que vengas. Anda, no te sacrifiquesOh, Jul! empez Oscar con su mana de abreviar nombres. Sabes que nunca mido los sacrificiosY segua caminando, emparejado a su hermano.Hctor apenas pudo reprimir un mohn de contrariedad. Con cierta impaciencia, se quit el mechn que le caa sobre la frente.Las chicas se van a sentir muy tristes; qudate, Oscar.Oscar y tambin Len, ms que nunca, estaban dispuestos a formar en las filas de los desertores.Para qu, si lo que realmente las deja tristes es que os vayis vosotros.Len, de un salto, se le subi al hombro.Mico, insolente explot Julio, lanzndole un papirotazo.Pero como el chico era todo un experto en eludirlos, con un ligero esguince, se zaf. Luego continu su camino calle adelante, tan campante.Hctor, sabiendo que el pequeo estaba decidido a seguirles, tuvo que resignarse a que les acompaara.Julio, no crees que los chicos de la edad de tu hermano deben ir con los que tienen sus mismos aos?Yo con cros inmundos? Brrr! desde el menor de los Medina.Comprendiendo que tena perdida la partida, el mayor, con gesto displicente, las manos en los bolsillos, barbot:Estoy harto de repetirle lo mismo una y otra vez, y ya vesHaba amanecido otro da radiante y caluroso. La madre de Sara poda sentirse satisfecha, pues a las diez lleg el fiel Ral y sin que tuviera que emplear ms que una pequea alusin, el muchacho se llev las sillas de la cocina al garaje e inmediatamente empu el pincel hasta con alegra.Eres el muchacho ms agradable del mundo le premi Sarabel.Al rato, Sara lleg para contemplar la operacin. Apenas pasados unos segundos, se fue a casa de Vernica, que viva al lado y, media hora despus, ambas estaban en el garaje con la cara de aburrimiento ms larga que el muchacho les haba conocido.Supongo que tendremos que ponernos a tricotar empez Vernica, para acabar con un tremendo suspiro. Con el pincel en alto y goteando pintura roja, Ral propuso:Tambin podamos ir a remar al lago de la Casa de CampoLos ojos le chispeaban de ilusin.Mientras lo pensaba, Sara se tir de la coleta.Puede que vengan sos apunt.Y si les telefoneramos? apunt Ral. En el fondo, estaba harto de pintura.Pero aquella maana, o Vernica estaba muy quisquillosa o haba desayunado orgullo:Ni hablar! Si quieren ir solos, que vayan. Despus de todo no nos hacen falta En cuanto queramos podemos tener otra pandilla.Ral afirmaba a cabezazos, pero encogindosele el corazn. Varios de sus compaeros de clase no deseaban ms que formar pandilla con sus chicos jaguares y algunos de los muchachos del barrio, por cualquier tontera y con la menor excusa, se detenan ante aquellas dos casas A lo mejor venan otros y se las quitaban! Y la creacin de Los Jaguares, el mantenimiento de su unidad, le parecan a Ral la cosa mejor del mundo. No quera ni pensar en que se disolviera la pandilla. Si los culpables eran Hctor y Julio y para evitar lo peor tena que andar a puetazos con ellos Andara a puetazos!No faltaba ms!Y as, entre preocupaciones y descontento, transcurri media hora. Y de pronto Petra, que tambin andaba tontorrona y perezosa, se enderez, tendiendo el odo, antes de salir disparada hacia la empalizada.Vaya! Por lo menos Oscar sigue siendo fiel coment Sara, haciendo saltar con un gestecillo las gafas sobre su nariz. II. UNA GRABACIN CON MUCHA DINAMITALos ojos de Oscar eran dos ascuas azules. Todo l burbujeaba de animacin, de malicia, de gracia. Quiz tena el aspecto un tanto extrao, pues llevaba en el bolsillo de la camisa algo que abultaba mucho. En parte sobresala del mismo, pero como estaba envuelto en un trozo de peridico, nadie saba su contenido. Quiz a los del garaje ni les interesaba.El chico se zaf de Petra, para adoptar seguidamente sus ms truculentos gestos.Qu os dijo el olfato ayer tarde?Las chicas y Ral se miraron. No se les ocurra la menor respuesta.Quiero decir si no os olisteis algn misterio, tejemanejes, algo que Hctor quera guardar en secreto con JulioPues, ahora que lo dices dijo pensativamente Sara, tirando sin piedad una y otra vez de su pelo.Oscar le reconvino Ral, siempre ests viendo misterios en todas partes.Pues tengo una intuicin para los misterios Oscar no necesitaba loas. Cmo se me dan!No sern paparruchas tuyas? se asegur Vernica.Pero Sara, que le conoca bien, arda en impaciencia e hizo callar a los otros.Vete derechito al asunto exigi.Luego se demostrara que el menor de los Medina tena un modo bastante torcido de andar derecho.Pues, como iba diciendo, yo olfate un misterio y me pegu como una lapa a los mayoronesEso es muy tuyo le interrumpi Vernica, sin ver el brazo que alargaba su compaera, por hacerla callar.S, s, me olfate el misterio. Porque no s si os fijarais, bueno seguro que no! Pues yo s, porque Hctor, desde que lleg, estuvo tratando de decirle algo con la mirada a mi hermano. Y mi hermano, venga a hacerse el tonto, pero el muy pjaro deba haber comprendido que algo pasabaQuieres dejarte de florituras y acabar de una vez? le increp Sara.Oh, Sar, es lo que estoy haciendo! Pero si no me dejis seguir, pues me callar.Oscar, encanto, no te calles le suplic Vernica.Slo cuando el chico se haba hecho rogar durante ms de cinco minutos, reanud el hilo de lo que estaba contando.No, si yo, al pronto, no le di importancia a todo aquello, pero cuando Hctor habl de llevarse a Jul y yo decid irme con ellos y Jul se empe en que me quedase, comprend que no iban a contar historias de cartagineses, pues mi hermano siempre est insistiendo para que me lustreEsta vez fue Sara quien le interrumpi:Querrs decir ilustre, de ilustrarEso! Qu ms da? Y claro, decid no quedarme aqu.A eso se le llama incordiar le afe el honrado Ral.No, al revs: incordiar es lo que ellos hacan conmigo, repitiendo que yo deba estar jugando con los cros de mi edad qu vergenza, con los cros de mi edad!Sara, cruzada de brazos, miraba al techo del garaje ponindolo por testigo de que estaba a punto de explotar. Sin inmutarse, Oscar aadi:Pero, adems, todo eran medias palabras entre ellos, intercaladas con los sormoneos que me diriganSermones, querrs decir dijo Vernica.Cscaras, es igual! Si os importa ms el lenguaje que la historia, me callo.Vernica le asegur con calor que ella prefera la historia.Total, me estaban tratando como si yo fuera un cro tonto, a m! Bueno, para explotar de rabia. Comprend que Hctor tena algo muy importante que contarle a Julio, pero que para ello necesitaba que yo ahuecaraAh, qu ordinariez! protest Vernica.El chico amenaz con callarse y nadie pens ya en protestar.Bueno, seguir si os portis bien y cuento con vuestra credibilidadAqu sus tres oyentes ya no opusieron nada. Oscar aadi:Pens que se portaban conmigo de una forma odiosa, pues siempre he tenido la confianza de Los Jaguares para compartir sus secretos. Y cuando alguien se porta de forma odiosa, uno tiene derecho a hacer trampas. Sabis lo que hice?Tres cabezas negaron a comps.Pues decirles que se apresuraran, porque quera llegar a casa con tiempo para ver los dibujos animados de la tele. Tan grandes y tan tontos! Tenais que ver las caras tan alegres que se les pusieron a los dos Je!Pues no parece que tuvieras necesidad de gran cantidad de materia gris para ello opuso Sara, a punto de explotar.No, eh?Oscar toc el bulto del bolsillo de la camisa.Pues veris, cuando dos quieren secretear siempre eligen el lugar donde mejor pueden hacerlo y yo pens que ese lugar era el despacho de pap. As que tom carrerilla, entr en el despacho y puse esto debajo de una butacaSe puede saber qu es eso? preguntaron tres voces a un tiempo.Parsimoniosamente, el chico lo extrajo del bolsillo, lo desenvolvi y ante los ojos estupefactos de sus oyentes apareci un magnetfono pequeo, un ltimo y acabado modelo made in Japan.Quieres decir?Vernica, horrorizada, se sujetaba la cabeza con las manos. Ral, tocado en lo ms honrado y profundo de su ser, trat de inculcar a Oscar lecciones de moral, hacindole ver lo denigrante de su conducta. Y Sara, que estaba encantada, zanj la cuestin: Oscar, eres grande! SiguePues, como os digo, tom carrerilla, dej este aparato tan fabuloso que acababa de regalarme pap debajo de una butaca y luego corr a sentarme ante el televisor. Por el rabillo del ojo pude cerciorarme de lo satisfechos que Hctor y mi hermano parecan. No se me escapa una fueron a encerrarse en el despacho de pap! Y bueno, yo segua con el televisor a todo volumen. Total!Pero el magnetfono, grab o no grab? Sara ya no poda ms.Grab Oscar fue contundente.Qu horror! repiti Vernica, pero sin su convencimiento anterior.Horror, eh? Pues cuando lo escuches aadi el sorprendente chiquillo.Entonces Ral, como imagen de la honradez, se irgui ante sus compaeros.Esta grabacin no la escuchar nadie. No nos est destinada y ahora mismo, Oscar, vas a destruirla.Sin inmutarse, el chico se la entreg. Y cuando Ral pretenda quemar la cinta grabada, aadi:A m me da igual ya la he odo! Pero es que no me creeris cuando os cuente lo que se dice ah. Si luego me peds pruebas, yo me lavo las manos.Ni Pilatos pudo haber estado ms grandilocuente.Sara sujet a Ral, tratando de impedir que la cinta fuera al fuego:Ral, escucha, es mejor or la versin original que la truculenta de Oscar. Por lo menos, el original ser fiel.Era todo un argumento y Ral tuvo que rendirse a la evidencia. As que entreg la grabacin con gesto avergonzado y fue en busca de agua para apagar el fuego. A Sara le temblaban las manos mientras pona la cinta en el magnetfono. Oscar, por el contrario, era la estampa de la frescura y su risilla feliz le iluminaba la cara. La que casi ni respiraba era Vernica.Colocaron el magnetfono sobre un cajn cuatro odos se situaron muy cerca de l. Un gran estampido hizo retirar de sopetn cuatro cabezas.Qu trompetazo! exclam Sara.Ha sido una bala le corrigi Vernica.No: la hora punta explic Oscar. El balcn estaba abierto y, eso es lo malo, los ruidos de la calle no dejan escuchar todoAquello pareca un concierto de ruidos. La voz del Oso Yogui se mezclaba a la barahnda.Cerrar la puerta o el mico nos volver lo.La frase de Julio no se escuchaba al completo, pero s el ruido de una puerta al cerrarse con cierta impaciencia. Julio dijo algo ms, pero deba hallarse lejos del aparato y slo algunas palabras completas podan percibirse. Entre los ruidos de la calle y la distancia, la grabacin no era buena, a pesar de la indudable calidad del aparato.Silencio, que viene lo bueno! estall Oscar, repartiendo codazos y electrizando a los otros.Inmediatamente, se elev la voz de Hctor:Al escuchar aquello, me qued de piedra. Era mucho y era poco. Y claro, me arriesgu en exceso para enterarme del (bocinazos).La voz se alej. Quiz Hctor, durante la conversacin, se mova de un lado para otro. Se destacaban las palabras piedra despistado temor.Qu crucigrama! coment Vernica por bajines.Oscar se llev el dedo a los labios, anuncindoles que vena otro pasaje sustancioso. Desde entonces no he hecho ms que dar vueltas a mi. (Chisss! hicieron los muelles de una butaca, sin duda la que ocultaba el aparato y en la que alguien acababa de sentarse) honradamente, no podemos dejar que se salgan con la suya.La voz de Julio llegaba algo lejana: Es un asunto Polica.Las chicas tenan carne de gallina. Ral haba empezado a sudar. Oscar era feliz. Hasta Petra permaneca como si fuera de piedra, quiz barruntndose que empezaba a cuajar uno de los tremendos los de Los Jaguares.(Chissss!). Los muelles indicaban que el ocupante de la butaca la haba abandonado. Tras algunas frases ininteligibles, se destacaron con nitidez las palabras de Hctor:El mexicano es un viejo muy obstinado y no quiere confiar a nadie la proteccin del tesoro. Es una verdadera locura, porque su valor sobrepasar, posiblemente, los dos millones de dlares.Aguanta! se le escap a Ral.Entre los ruidos de la calle, con intervalos, otras palabras claras:Orloff Catalina la Grande Se la jugarn al viejo Al museo de la capital azteca no llegar ms que una buena imitacin.Aquello era demasiado para la vibrante naturaleza de Los Jaguares a la escucha. Hasta Ral haba palidecido.La voz se haba hecho tan lejana que no podan diferenciar las palabras de Hctor, totalmente englobadas por los ruidos de la calle, como si hubiera ido a situarse cerca del balcn. Y de esta forma, la grabacin consumi sus pasados cinco o seis minutos. Y de pronto, el chirrido de los muelles de la butaca anunci que alguien la haba ocupado dejndose caer de golpe en ella:Ah, no! Eso s que no! (Era la voz furiosa de Julio). Yo con librea? Yo con el trapo de polvos en la mano y pasando la aspiradora? Ya puedes pensar otra cosa! Habra ms que ver!.La voz de Hctor, persuasiva, vena a continuacin: No seas cabezota. Pero si estas cosas se te dan muy bien! Si pudiera hacerlo yo, no te lo pedira Y, de todas formas, estar cerca para echarte una mano Si empleas correctamente tu materia gris, en dos o tres das podrs abandonar Villa Tolteca.La respuesta era muy indignada y protestona:Que no, ea! De seorito podra hacer, pero los trabajos forzados no me van. Por otra parte, tendra que zafarme del mico y eso es ms arduo que engaar al viejo y a toda la banda Se pega ms que la escarlatina.Je! ri Oscar y Petra aplaudi.La voz de Hctor segua a la declaracin:Eso vamos a lograrlo con habilidad y dinero. El dinero tendrs que aportarlo t, claro.Tambin? (protesta de Julio).Escucha: (voz de Hctor) no slo vamos a zafarnos de tu hermano, sino de las chicas y Ral. Podran echarlo todo a rodar.Se atirantaron los rostros prximos al magnetfono. Sin transicin, segua la voz de Julio:Segurito! Y mucho ojo con Sara: se est volviendo ms incordiante y desconfiada que su insoportable ardilla.A Sara y Petra se les torci el gesto. Una expresin temible y rencorosa en ambas anunciaba represalias.Vernica est muy mediatizada por ella (voz de Hctor).Vernica es adorable (voz de Julio).Oscar se frotaba las manos de gusto, sin perder de vista la cara de las chicas.Conseguiremos engaar a Ral? (voz de Hctor).Siempre que le dejemos seguir en xtasis ante Vernica, s (tajante voz de Julio).La cara de Ral estaba ms roja que las manchas de pintura de su camisa. (Nueva risita de Oscar).Oh, yo! trat de disculparse Ral, pero Sara le larg un cachete para hacerle callar.As que ya sabes (voz de Hctor, mandona), a las nueve en punto te presentas en la Agencia, calle del Godo, nmero nueve, y solicitas el puesto.Oh, Dios, que no me lo den! (voz lastimosa de Julio).Luego, siempre en el mismo tono, aadi que Los Jaguares, siempre le adjudicaban el papel de esclavo.Habrase visto! se escandaliz Vernica.Mi plan (voz de Hctor) puede resultar, si te tomas inters por el papel que debes desempear.Y mientras tanto, t dndote la vida padre, no?. (Julio).En absoluto. Ejercer una vigilancia continua, armado con teleobjetivo. T tienes uno muy bueno y una cmara fotogrfica. Por el invlido no debes temer. Adems, estableceremos un sistema de comunicacin. Ya he reconocido el lugar. (Hctor).Calla! (voz precipitada de Julio). Creo que mi hermano ha apagado la tele (cambio de voz a indiferente, mezclada con el ruido de una puerta al abrirse). Creo que te equivocas: el Real Madrid no ha tenido suerte en el sorteo (ruido de pasos). Los holandeses llevan las de ganar.Aqu estoy! (voz desenfadada de Oscar).Disiento (voz de Hctor). Los alemanes salen como favoritos.Je! No dais una (voz de Oscar). Os estis olvidando de los rusos.Sara, que estaba furiosa, trat de luchar contra su rabia preguntando al pequeo:Lo que sigue es ftbol? Y ante la aquiescencia de Oscar exclam: Pues qutalo!Qu lo! No he entendido ni punto exclam Vernica.Pues la incordiante y desconfiada Sara ha entendido bastante, aparte de lo que le atae dijo la propia Sara, mascando con rabia la punta de su cola de caballo.De veras has entendido ese galimatas? se cercior Vernica.Al menos, en parte. Y si Oscar hubiera tenido la precaucin de cerrar el balcn podramos saberlo todo.Los otros estaban pendientes de ella y Sara aadi:Est claro que de un modo circunstancial, durante su excursin a las piedras cartaginesas, Hctor ha sabido que cierta banda pretende extorsionar a un viejo paraltico que posee una joya valorada en unos dos millones de dlares, joya que su dueo custodia personalmenteVernica la interrumpi con despiste:Su dueo? Qu dueo?Pues el viejo paraltico que vive en Villa Tolteca: el viejo no debe querer saber nada con la Polica y esa circunstancia quieren aprovecharla los ladrones para birlarle la piedra o la joya, lo que sea, cambiarla por una falsificacin exacta y quedarse con la buena. La que llegar al museo mejicano ser la falsa.Oh, eres maravillosa, nica! exclam Ral, con tanto fervor, que en parte, consol a la pelirroja de la opinin que de ella tenan Los Jaguares ausentes.Pues s que tienes imaginacin! se admir Vernica. El caso es que tus deducciones parecen acertadas.Son las nicas lgicas zanj la imaginativa, con un golpe tan contundente de cabeza que su coleta revolote por los aires.Oscar, que estaba encantado, le pidi:Sigue, sigue explicando el loPara estas horas, Julio ya habr estado en la Agencia Debe tratarse de una agencia de colocaciones, aspirando al trapo de polvos y la aspiradora.Oh, Sarita, qu talento el tuyo! dijo Ral.Sara aadi:Esos quieren inutilizar a la banda y se van a meter en un callejn sin salida. Lo que me alegrara!Que Julio es mi hermano! protest Oscar.Se merece estar entre barrotes y comido por las ratas. Y ahora, escuchad: sos no van a tardar en caer por aqu. Vendrn con algn cuento chino, seguro. Vamos a seguirles la corriente y a disimular. Entendido?Quiz para que vieran que no estaba mediatizada por su amiga, la adorable Vernica, objet:Eso no lo sabes Vas demasiado lejosEn aquel momento, Petra, con su admirable intuicin, dio la alarma:Ya estn aqu! susurr Sara. III. EL TEATRO DE LAS OPERACIONESCuando Hctor y Julio hicieron irrupcin en el garaje, aparentando la ms absoluta normalidad, era precisamente normalidad lo que reinaba all. Ral, aunque sin la menor precisin, tiraba de brocha: las chicas tricotaban sin levantar la nariz de las agujas y el pequeo y la ardilla se dedicaban carantoas mutuas.Qu pandilla tan admirable! exclam Hctor. Os van a condecorar con la medalla del trabajo.Contente, contente, se recomendaba la pelirroja para sus adentros.Julio, de un vistazo, apreci a todos. Y fue a tirar de aquel pelo rojo.Te pasa algo?Qu difcil era de engaar! Sara trat de disimular, pero fijando los ojos en el punto o se le notara el coraje.A m? S, este calor me va cargandoPues te vas a refrescar. Tenemos un plan estupendo dijo entonces Hctor, con aquella superioridad simptica que le haba valido el liderazgo.Como el resto se mostrara interrogante, el muchacho aadi:Tenemos un plan estupendo, de esos que slo pueden permitirse los hijos de diplomticosBrocha y agujas cayeron de las manos que las sostenan. En el colmo del asombro, los del garaje oyeron decir:Se trata de pasar unos das en la sierra y en las mejores condiciones posibles: roulotte, tienda de campaa y todos los accesorios para una estancia feliz exclam Hctor plantndose ante los otros, arrogante, con facha de rey mago.S? dijo Sara. Algo chocaba en aquel plan y no se senta tan deslumbrada como Vernica y Ral. De dnde ha salido la roulotte?Obsequio de la casa dijo entonces Julio. Me la han dejado unos amigos de pap.Naturalmente, hace falta un coche que tire de la roulotte, pero ya lo tenemos complet Hctor.Vernica y Ral lanzaron exclamaciones sobre los maravillosos das que tenan en perspectiva. Slo Sara y aquel cro suspicaz que era Oscar, se mantenan a la expectativa. Hctor, indiferente y alegre, dijo ms:El chfer del coche os dejar en el lugar de la sierra que escojis e ir a buscaros para regresar.Os? Significa que vosotros no vens?.Pues no se lanz Julio. Nosotros dos vamos a entrenarnos de firme para una competicin a celebrar dentro de dos semanas.S, eso complet Hctor, mirando hacia otro lado como distrado. Las dos chicas os quedaris en la roulotte y los dos chicos en una tiendecita de campaa. Lo que me hubiera divertido vindoos cocinar!Vernica y Ral parecan algo desinflados:Pero si no vens vosotros objet la primera.Cmo reluca la mirada de Sara tras las gafas!A lo mejor no nos permiten ir. El comandante est muy grun esta temporada. Tenemos arenga diaria contra mi excesiva libertad.(Sara siempre llamaba a su padre comandante, lo mismo que su esposa).Al comandante dejdmelo a m replic Hctor.Pero no estaba en casa, sino en el cuartel y llam a Sarabel, la madre de Sara, cosa que a ella le alegr mucho, pues se aburra sola. Al principio objet que la excursin era imposible, sin ir acompaados por una persona mayor y que el comandante se opondra.Sin embargo, como Hctor y Julio conocan muy bien a la familia, saban de sobra que el comandante poda gritar tanto en casa como en el cuartel, pero, al menos en casa, el mando absoluto lo ostentaban su mujer y su hija.Es imposible si al menos fuerais Julito y tLos aludidos parecan dispuestos a vencer toda resistencia.La verdad es que la roulotte es muy amplia y lleva cuatro literas explic el mayor de los Medina. Podas ir t tambin.Yo? Sarabel ya lo haba pensado y desechado Si se libraba de la vigilancia de su hija y la pandilla, el comandante y ella podan pasar un fin de semana glorioso, fuera de Madrid. No, yo no puedo. Se me ocurre que quiz ta Julita quiera irTa Julita? se asombr Sara. Pero si est reumtica perdida y sorda como una tapia!Pues por eso: el aire puro le ira bien zanj Sarabel.Era tambin pelirroja y tan trepidante como su propia hija: a golpe de telfono solucion lo relativo a la compaa de la reumtica y sorda seora, que accedi, a pesar de no entender muy bien de qu se trataba.Luego asegur que resolvera en un periquete cualquier oposicin por parte de Luci, la madre de Vernica. En cuanto regresara a casa, al medioda, hablara con ella.Est hecho, chicos. Cundo es la salida?Maana por la maana repuso Julio, satisfecho.A Id mejor mam no quiere opuso Vernica, mirando con disimulo ya a Sara ya a Ral.Con la mirada pareca decirles: Si nos clavan en la sierra como a pinos, quin vigilar a Hctor y Julio? Cmo tomaremos parte en sus tejemanejes?.Pero Sara le respondi a su modo, manifestando una alegra loca:Van a ser las primeras vacaciones de mi vida en una roulotteSarabel, sin prdida de tiempo, se fue a preparar su propio equipaje. Las cosas le salan redondas!Al rato, Hctor y Julio hablaron de lo mucho que tenan por hacer y Oscar hizo mencin de seguirles. Pero no pudo, pues Sara le retena por la camisa.As que nos apartamos de los planes de ellos? pregunt Ral.Sara combativa, neg. Aceptaran el coche, el chfer, la roulotte y la tienda de campaa, aunque a su modo. Luego, sacando de su escondite el magnetfono, lo envolvi antes de ponerlo en manos de Oscar.Vuelve a casa y siempre que tengas la seguridad de que tu hermano no va a descubrirlo, utiliza esto tendramos que saber ms cosas, pero si fracasas, ya nos arreglaremos de algn modo. Y sobre todo, mucho disimulo.Un Oscar feliz se march a la carrera, luego de despedirse de Petra.No te entiendo muy bien se quej Ral con gesto despistado, no inhabitual en l.Se trata de saber dnde est esa Villa Tolteca y vigilar explic la pelirroja, saliendo del garaje.Los otros dos iban detrs.Pero si vamos a estar en la sierra y encima con tu ta Julita se impacient Vernica.Eso ya se ver. Sospecho que la tal Villa Tolteca no se encuentra precisamente en Madrid y me propongo averiguar dnde. Ral, cuento contigo para la investigacin.El muchacho afirm, sin saber de qu iba. Pero entonces Sara march en busca de su madre.Es la hora en que Luci suele regresar a casa. Anda, mam, ve a decirle lo de nuestra excursin y recalca bien que ta Julita viene con nosotros de perro guardin.Sarabel acept el encargo cerca de la madre de Vernica y Sara se precipit hacia el listn telefnico. Pasando el ndice sobre las pginas azules, repeta:Calle del Godo calle del Godo aqu est el nmero nueve! Ral, seras capaz de imitar la voz de Julio?Lo procurar.Ya tengo el nmero de la agencia de colocaciones. Te hars pasar por el muchacho que ha solicitado el empleo para Villa Tolteca y les rogars que vuelvan a darte la direccin porque tienes duda de si la has recogido bien.A lo mejor lo fastidio todo dijo el chico.Puede, pero hay que arriesgarse. Desde luego que la imitacin de Ral no resultaba del todo buena, pero quizs pasara para quien no tuviera costumbre de orle.Una voz femenina atendi la llamada. Siguiendo la pauta marcada por la directora de la operacin, recibi la respuesta, no tan exacta como hubiera deseado:La lleva usted anotada en la carta de presentacin para el seor de Benavides.Oh, s, es que!No tiene prdida: antes de llegar a Miraflores de la Sierra y dejando atrs el embalse de Santillana. Usted ha asegurado que conoca el lugarS, s, muchas gracias. Uno cree no estar seguro, pero s. Gracias otra vez.Ral transmiti la respuesta.Miraflores de la Sierra no est lejos de Madrid explic Vernica. Estuve una vez con mam, pero no s si se va por el norte, por el sur oUn mapa solucion la cuestin. No slo la de la ubicacin de la villa, sino adems la de la zona. Poco a poco, perfeccionaron su plan. Le pediran al chfer que les llevase hasta cerca de Cercedilla y luego veran el modo de desandar parte del camino, para situarse cerca de Villa Tolteca. Despus de todo, aquello era la sierra y si a Julio y Ral se les ocurra indagar sobre el lugar donde se haban quedado, no sospecharan.A la maana siguiente, un coche de gran cilindrada, conducido por un chfer uniformado (el del padre de Julio), se presentaba ante la casa del comandante llevando a Oscar en el asiento delantero y a remolque la roulotte. El inevitable Len, con su gesto asustado de siempre, se acurrucaba en las rodillas de su dueo.Haban previsto llevar las bicis deban de preverlo todo y con ayuda del servicial mecnico, Ral las deposit en el interior de la roulotte, as como el equipaje de los tres. Luego, despedidos por dos madres preocupadas que no cesaban de repetir sus consejos Sarabel y Luc, el coche se puso en marcha en cuanto Petra hubo entrado en l.Vernica comentaba lo preciosa que era aquella roulotte y lo estupendo que hubiera sido que tanto Julio como Hctor fueran de la partida. Seguidamente llegaban casi hasta el centro de la capital, donde recogieron a la seora reumtica y sorda que, aunque no llegaba a anciana, tampoco estaba para los trotes de aquella excursin.Pero pareca feliz. Qu muchachos ms guapos! Qu amables parecan! Hasta el chfer tena un aspecto estupendo. Eso s, todo lo entenda al revs.Y dices que vamos al mar? le pregunt a Sara.No, ta Julita: a la sierra.Qu parra?Sie-rra repiti Sara a gritos.Ah!Se asust bastante de Len y algo de la ardilla, pero todos a un tiempo trataron de tranquilizarla, asegurndole que ambos eran inofensivos.El seorito Julio me ha encargado que les lleve por la serrana de Cuenca dijo el chfer.Oh, nos gusta ms Cercedilla! terci Sara. Cuando veamos algn paraje acogedor ya se lo indicaremos.Luego, por un lado de la boca, susurr para Ral:Ese mequetrefe de Julio nos mandaba a las antpodas.La verdad es que estaban contentos, aunque nerviosos. Escapar de Madrid y su agobiante calor les resultaba maravilloso. En el fondo, todos deseaban que llegase la noche: las chicas y la seora para estrenar la roulotte y los chicos la tienda de campaa. Ta Julita se sinti romntica enumerando las delicias del campo, que nadie escuchaba.Luego, al ascender muy cerca de tupidos pinares, todos respiraban con fruicin. Al rato se repartieron codazos, pues en una bifurcacin divisaron el siguiente indicador: Embalse de Santillana, 2 km.El chfer segua hacia Cercedilla, slo que al momento, Sara le llam la atencin:Quiere detenerse, por favor? Este lugar es precioso bueno para acampar y con agua.El mecnico obedeci. Despus de todo, antes terminara su trabajo.As que desenganch la roulotte junto a un manantial y qued en regresar a buscarlos cuatro das despus, o sea, el lunes.Qu sitio tan precioso! se extasiaba la seora. Qu fresquito y qu higinico!Armamos la tienda? preguntaba Oscar, impaciente.No se saca nada orden Sara.Luego se uni a la anciana, hablndole cerca del odo:Qu fallo, ta Julita! La humedad de ese manantial va a perjudicarte Si encontrramos a alguien que quisiera remolcarnos a cierta distanciaLa pobre seora estaba atnita y no deca esta boca es ma. Plantados todos en la carretera y despus de varios intentos frustrados, se detuvo un camin que acept remolcarles por el camino transversal que conduca al pantano, por la ruta de Miraflores de la Sierra.Y se quedaron aparcados no lejos del embalse, en un lugar agreste y bonito, agradecidos al amable caballero de la carretera que tuvo la gentileza de llevarles hasta all.Sarita, hija dijo la seora, nos hemos ido del otro lado porque haba un chorrito de agua y aqu hay tanta como para anegar el mundo entero.Oscar salt:Es un agua muy secaA Vernica le entr la risa. Sara, muy seria, se alej por entre unas matas, dando la espalda a sus compaeros.De pronto, ante el respeto que inspira la naturaleza en todo su esplendor, se sinti culpable de infinidad de cosas. Sin darse cuenta, se encontr llorando.Muy pronto, Petra se le suba al hombro y su fidelidad slo le sirvi para estimular al mximo la cuerda de su sentimentalismo.El pobre y despistado Ral, mirando la espalda de Sara a algunos metros sobre el talud, tuvo una sospecha y la sigui. Y Vernica, que no se haba dado cuenta de nada, le sigui a l. Oscar, que converga inevitablemente en toda reunin, apareci en medio de los dems. IV. UNOS BUENOS PROPSITOS DE CORTA DURACINRal, estupefacto, antes de indagar el motivo de la congoja de su pelirroja compaera, empez a echarse la culpa de la misma.Si soy ms tonto! Seguro que he hecho o dicho algo que te ha dolido! Pero te aseguro que ha sido sin querer y queElla le interrumpi levantando una mano. Estuvo hipando un tiempo antes de poder decir:Aqu la culpable de todo soy yo no he debido traeros, pero no soy buena Ay! Qu necia me veo! Eso que Julio dijo de m me hizo dao, hiri mi orgullo y ahora me doy cuenta de que a lo mejor tena raznLos otros tres la rebatan a una.S, claro que s insisti ella para fastidiar y entrometerme he levantado esta polvareda y encima la pobre ta Julita se ve envuelta en ella. Bueno, se acab! Vamos a levantar el campo y a no ocuparnos ms de este asunto. Ni Oscar tuvo derecho a enterarse de la conversacin que no le estaba dirigida ni nosotros a escucharla y menos a intervenir. Ay, qu despreciable me veo!Desde luego, no poda negarse que Vernica estaba mediatizada, pues como cmplice de la operacin se encontr tambin muy culpable y los dos muchachos, avergonzados, aunque trataban de consolarlas, participaban de su tardo arrepentimiento. Es decir, Oscar en bastante menor grado. Resultado: Sara propuso levantar el campo. Ral y Vernica votaron a favor de la proposicin y el pequeo apret los labios, que era su forma de abstenerse.Luego, liberados del peso de su conciencia, regresaron junto a la seora, que se afanaba en preparativos de comida junto a la cocina porttil. Antes de que dijera nadie nada, ella habl:Qu feliz me siento, muchachos! Tengo la impresin de que he rejuvenecido. Respiro mejor y este aire es una delicia. Y despus de todo, creo que lo de mi rema es ms aprensin que otra cosaTras darle la vuelta a una chuleta que estaba a punto de quemarse, aadi:Creo que sois unos chicos estupendos. Habis sabido elegir el lugar ideal y os aseguro que el agua y este sol alegran la vista, entonan el espritu y hasta dan fuerzas. Y esos dos pobres animalitos se sienten tan gozosos como yo.No le faltaba razn. Petra y Len corran de un lado para otro entre chillidos de placer, perdida su habitual animosidad.Los chicos tuvieron que explicar a la buena seora que haban decidido marcharse a otro lugar. Ta Julita, sinceramente contrariada, se opona. Vamos a comer y la convenceremos poco a poco dijo Sara por lo bajo.La preocupaciones de conciencia no les haban restado el apetito y todo hay que decirlo, la curiosidad por las andanzas de Hctor y Julio.Concluida la comida, la anciana se tendi en una hamaca, diciendo que haba trado la red de cazar mariposas y que ms tarde tratara de aumentar su coleccin.Los muchachos no estuvieron mucho tiempo inactivos.Podamos sacar las bicis y dar una vuelta propuso Oscar, con el secreto anhelo de echar un vistazo a Villa Tolteca, a pesar de la resolucin adoptada.Si lo que tienes en el magn es lo que sospecho, desecha la idea dijo Sara.Canastos! Me interesa JulY qu fcilmente se dejaron convencer los dems, a pesar de sus buenas intenciones! Con un sol de justicia se lanzaron a pedalear por la carretera, luego de zafarse de mono y ardilla, que dormitaban perezosos.Pasaban bastantes coches, pero salvo un grupo de baistas junto al embalse, no haba mucha gente por all.En la agencia os dijeron que antes de llegar a Miraflores les record Oscar, que iba en avanzadilla, volviendo la cabeza para comprobar la impresin que causaban sus palabras.Realmente, no es ningn crimen mirar una casaLa sed de aventuras vibraba hondo en aquellos jaguares y difcilmente podan combatirla. Pero en tal correra, estaban arriesgando la paz.Haban dejado atrs un grupo de chalecitos que parecan de juguete y divisaron una pequea colina a un lado del camino. Al otro lado, ms apartado, rodeada de un terreno reseco donde no crecan ms que tomillos y algn que otro rbol adems de chaparrales, haba una gran casa, de ventanas enrejadas en el primer piso. No pudieron contener a Oscar, que se apart del camino para avanzar entre los chaparrales, llevando la bicicleta por el manillar.Los dems le llamaban, sin alzar mucho la voz, pero aunque indudablemente l les oa, no hizo caso. Al fin, tumbando la mquina entre las matas, avanz agachndose, para desaparecer por ltimo de la vista de sus compaeros.Tendramos que ir a buscarlo apunt Vernica.Pero en realidad, como por all todo estaba tranquilo, no consideraron que la cuestin fuera fundamental.Un cuarto de hora despus, cuando ya comenzaban a impacientarse, la rubia cabeza del chico apareci entre las matas. Recogi la bicicleta y, a la carrera, agitado y nervioso, fue a reunirse con su tro.Lo he visto! Lo he visto! exclam.A quin?A quin va a ser? A mi hermano! Estaba rarsimo!Se ha enfadado mucho al verte?Pero si no me ha visto! Figuraos que viste un pantaln negro y una chaquetilla blanca; y corbata de lacito, como los camareros. Llevaba un plato en la mano, con comida y lo ha dejado delante de la caseta del perro.Aquello slo poda significar que se haba salido con la suya y aceptado el puesto de criado en la casa.Si no estuviera tan inquieta, sera como para morirse de risa concluy Sara.El toque sensato lo dio Ral, mirando en torno y proponiendo seguir la conversacin algo ms lejos. Todo aquello pareca tan misteriosoMontaron en las bicis y fueron a detenerse unos trescientos metros ms lejos, bajo un grupo de rboles.Entonces se comunicaron sus impresiones. En primer lugar, dnde estaba Hctor? Seguramente por las cercanas, ya que haban odo en la grabacin que se mantendra en contacto con su amigo y compinche en la aventura.Os dais cuenta? apunt Sara, mirando en todas direcciones con recelo, debe estar por aqu y si nos descubreDe lo que me doy cuenta es de que el asunto es muy gordo. Para que Julio, que es incapaz de recogerse hasta los calcetines, ande de criado, la cosa es gorda y requetegorda repeta Oscar.Despus les cont que haba dado vuelta a la casa, que la entrada principal se hallaba ubicada al Sur y que haba visto a su hermano sin dejarse ver, escondido entre los matorrales.Y qu cara tena? se le ocurri a Vernica.De asco. Debe estar hasta el gorro y eso que estrena empleo hoy.Y despus pensaron en lo que tenan que pensar! Se iban o se quedaban?Pobre Ral! En su condicin masculina, tuvo que afrontar tres pares de ojos que aguardaban respuesta. Se limpi concienzudamente el sudor de la frente, se atus el pelo, se estir la camisa Cuando pareca que no le quedaban ms cosas por hacer, murmur:Vosotros no debierais estar aqu y yo me siento bajo la penosa impresin de haber sido invitado a un lugar en el que debo permanecer.Yupi! lanz el pequeo sin ningn recato. Nos quedamos!Entonces Ral quiso imitar la actitud serena y enrgica de Hctor respecto a la pandilla:Bien, nos quedaremos, pero nadie dar un paso sin consultarme antes. Soy responsable de vosotros.Ral! exclam Vernica, completamente atnita, como si le conociera en aquel momento.Ni ms ni menos. Si realmente en esa casa sucede algo grave, al menos as lo crea Hctor y as debe de ser cuando Julio, nada menos que Julio, se ha puesto a trabajar, hay que ser prudentes. No digo que no tratemos de vigilar los alrededores para captar cualquier anormalidad, pero con disimulo, aunque creamos que nadie nos observa.Entonces Oscar fue hasta su bicicleta y tom el baln que llevaba en el silln, colgado de una malla.Je! empez. Eso ya se me haba ocurrido a m. Y como es tan normal que los chicos jueguen al baln, podemos corretear un poco entre Villa Tolteca y la carretera.Poco despus suban a las bicicletas, pero antes de llegar al ngulo del camino desde el que se divisaba la casa, se apearon para empezar a darle al baln. Haca todava mucho calor y Vernica fue a sentarse sobre un montn de hierba calcinada por el sol.Yo no sigo: me voy a desintegrar.No seas floja, mujer. Luego nadaremos un rato en el embalse.Vernica se levant y reemprendieron la partida. Un cuarto de hora despus vieron salir un coche por el ngulo de la casa, y seguir el sendero que comunicaba con la carretera.Rpidamente se comunicaron entre s, un tanto desconcertados. Deban echar a correr? Quedarse?Sara apunt que lo ms lgico era continuar como si tal cosa. Y con tanta fuerza le dieron al baln que fueron a enviarlo justo contra el coche. A travs de la abierta ventanilla, se estrell contra la cabeza del conductor. Un frenazo brusco y el hombre, con un humor de todos los diablos, se enfrent con los jugadores:No podais ir a divertiros a otra parte? Podais haberme roto un cristal!Disculpe, seor. Tiene usted toda la razn dijo Ral, pero no nos hemos dado cuenta y tampoco hemos pretendido hacerlo.Est bien! De todas formas, fuera de aqu.Tena un rostro adusto y antiptico. Las chicas haban retrocedido, impresionadas, pero Oscar fue a colocar su carita de nia inocente en el hueco de la ventanilla y pregunt:Es suyo este terreno, seor?Descarado! Bonita educacin la tuya!Quiere devolverme el baln?El hombre no lo devolvi, sino que lo tir, pero al otro lado del camino y con la peor intencin. Luego arranc tan bruscamente, que el muchacho tuvo que apartarse precipitadamente.Ogro, ms que ogro! le increp Oscar.Pero el conductor ya no poda orle. Ral haba ido en busca del baln y cuando regresaba con l, Oscar desliz:Arreglado est mi hermano si tiene que aguantar al ogro!Ser el tal seor Benavides? pregunt Vernica.No dijo Sara. El seor Benavides est paraltico.Siguieron jugando un rato, aunque con desgana, dudando entre acercarse a la casa o desaparecer. Ral, prudente, aconsej la retirada y volvieron a sus bicicletas.Dnde vamos? Directos al campamento? pregunt Vernica.Y su amiga afirm, pues no deban disgustar a ta Julita. Sin embargo, su hamaca estaba vaca, lo mismo que la roulotte.Descansaron un poco y luego los chicos montaron su tienda, con bastante ilusin, mientras las dos chicas iban a ponerse los baadores. Luego, todos juntos, fueron a nadar. El agua estaba deliciosa y durante un rato hasta olvidaron los misterios del entorno.As que estis ah? dijo de pronto la voz de la pariente de Sara, con voz chillona y bien audible.Los cuatro nadaron hasta la orilla y entonces descubrieron que ta Julita iba acompaada. Un hombre sonriente, de pobladas cejas, le llevaba la red de cazar mariposas. La mujer presentaba un rostro radiante bajo su sombrero de paja.Chicos explic ta Julita. Este seor es nuestro vecino. Su roulotte est detrs de aquellos rboles y ha sido muy amable al acompaarme hasta aqu.Hola! saludaron los del agua. Y como eran unos chicos que no se andaban por las ramas, empezaron a presentarse; dando sus respectivos nombres.Bien, Vernica, Sara, Ral y Oscar respondi el hombre, muy sonriente y complacido, yo soy Andrs, para lo que gustis mandar y me siento encantado de la vecindad que me ha correspondido.Claro que la ms feliz pareca la seora. En su piso de Madrid no tena otra alternativa que hablar con el gato y el canario, as que se hallaba fuera de s y con arrestos juveniles le cont al hombre de las grandes cejas toda su historia y la de sus cuatro jvenes compaeros, que el destinatario de la misma escuchaba con un rostro tan atnito como si fuera la de las Mil y una noches.Cuando despus de salir del agua el cuarteto fue a vestirse, ta Julita invit al llamado Andrs a limonada fresca y a pastelitos. Luego, temblando de emocin, le pregunt si saba jugar a las cartas. El resultado fue que para desesperacin de Los Jaguares, se enzarzaron en una partida de julepe.Las chicas estaban un tanto sombras. Si aquel vecino se pasaba el da en su campamento, iba a fastidiar sus correras. Por lo menos, los secretos. Fingiendo indiferencia, le preguntaron si llevaba mucho tiempo en aquel lugar, aunque en realidad, lo nico que les interesaba, era saber cundo pensaba marcharse.Supieron que haba llegado aquella misma maana y en cuanto al restoHe acampado aqu como poda haberlo hecho en cualquier otro lugar. En realidad, mi amigo y yo no tenemos un plan fijo.Dnde estara aquel amigo? Sara decidi tratar de descubrirlo y, mientras el julepe estaba en su punto lgido, con la excusa de reconocer el lugar, se marcharon,zafndose de aquella voz bronca que, para entenderse con ta Julita, daba gritos impresionantes.Para empezar localizaron la roulotte de Andrs y Oscar grit junto a la puerta:Hay alguien?Quieres callar? salt Vernica. Realmente, s que eres descaradoNo respondi nadie pues, como comprobaron pronto, empujando la puerta, la roulotte se hallaba vaca. V. SECRETOS POR TODAS PARTESPuaf, qu desorden! exclam Sara. Cosas tiradas por todas partes, un zapato junto al fruteroEl mono y la ardilla, que haban seguido a los muchachos, saltaron al interior de la roulotte. A salto limpio, tiraron un libro que estaba en la mesita, del que fue a escapar un papel. Como Petra y Len empezaron a disputrselo, Sara apart a ambos. Se trataba de un mapa y pronto comprendi que era el de la regin. Llamaba la atencin un crculo marcado con rotulador rojo. Juntando casi la nariz al papel, lanz un grito. Dentro de aquel crculo se encerraban Villa Tolteca (o el lugar donde se alzaba), el embalse y, fuera ya de la lnea, Miraflores.Los otros se acercaron precipitadamente, ahuyentando a Petra y Len, que pretendan el papel. Oscar, rpido, dedujo con precisin:Canastos! El tipo de las cejas de bandera ha dicho que estn aqu al azar, como nosotros, pero si en el mapa tenan sealado el lugarCuatro pares de ojos muy abiertos, repletos de pensamientos, se encontraron.Yupi! Cuidado con el hombre de las cejas de bandera!Todos afirmaban una y otra vez. Despus, precipitadamente, temiendo el regreso del segundo ocupante de la casa rodante, al que desconocan, dejaron el mapa en su sitio, alejndose como al azar.Unos cien pasos ms all, Ral se detuvo, obligando a los dems a que hicieran lo mismo.Escuchad: ese mapa puede no significar nada. Es lgico que dos personas que piensan pasar unos das en el campo, con coche y casa, lleven un mapa; y tambin es lgico, si son detallistas, que sealen en el mapa el lugar donde se encuentran.Detallistas, dices? se burl Sara. Detallistas unos tipos que dejan los zapatos revueltos con las naranjas?Vernica la apoyaba con cabezazos que hacan danzar su larga melena rubia. Y Petra, tan incondicional ella, aplauda. Pero Len, que siempre le llevaba la contraria, fue a tirarle de la cola y los otros, como siempre, hubieron de precipitarse a separar a los contendientes.Lo que quiero pediros prosigui Ral, es que no formis juicios precipitados.No muy conformes, inspeccionaron los alrededores y obtuvieron la conclusin de que por all no acampaba nadie ms, aunque a quinientos metros, cerca del lago, se levantaba una especie de albergue u hotelito. No fueron hasta l, pero la msica de los altavoces era perceptible a pesar de la distancia.Tendremos que volver junto a ta Julita les record Sara.Para sus adentros, todos se propusieron observar las reacciones del cejudo Andrs y, desde lejos, observaron que se haba levantado, dando por concluida la partida de cartas.Oscar le grit:Seor Andrs, ya sabemos dnde tiene su casa!El hombre rea como si se sintiera complacido.Si hemos de ser amigos, suprime el tratamiento, muchacho.Estupendo, Andrs! repuso el chico.Por lo bajo, Vernica se comunic con Sara:Has visto dos hermanos ms parecidos?Se refera a los costarricenses Julio y Oscar.En lo frescos son idnticos repuso la otra por lo bajo.El hombre de las grandes cejas se despidi, declinando la invitacin de la seora para que se quedase a cenar con ellos, alegando que su compaero, que era un gran andarn, no tardara en regresar y quiz le estuviera buscando. Pareca divertirle la existencia de ardilla y mono.Hay que hacer constar, en honor a la verdad, que los muchachos pretendieron ayudar a ta Julita a preparar la cena, cosa que ella no consinti, pues le pareca maravilloso cuidar de alguien que no fueran su gato y su canario.Entonces, seguiremos ambientndonos decidi Oscar.Realmente era agradable vagar a la cada de la tarde, sintindose reconfortados por una brisa fresca y el aire incomparable del campo. Pero como el da haba sido movido, acabaron tumbados en la hierba y absortos en sus pensamientos. Por aquel lado del embalse no haba nadie, aunque en la parte contraria se vean varios botes,trampolines y baistas, en las proximidades del albergue.Y ms all aparecan campos sembrados en las partes llanas.Por uno de los senderos vieron pasar a un ciclista. Era un joven de largas y desgreadas melenas oscuras y barbas ms desgreadas todava. Vindole seguir hacia Miraflores, Vernica tuvo la impresin de que aquellas espaldas le eran familiares. Pero olvid pronto el incidente, porque los otros tres se hallaban haciendo suposiciones sobre lo que acaparaba su atencin.Y tampoco podan tardar en volver junto a ta Julita, pues no era cosa de dejarla continuamente sola. Camino de regreso, Oscar se empe en establecer vigilancia nocturna cerca de Villa Tolteca.Las cosas gordas de misterio, siempre suceden de noche insista.Ral se opuso terminantemente.Estaban a mitad de la comida, cuando ta Julita, despus de mirar a todos y cada uno de los chicos, objet:Os estis cayendo de sueo y es que no habis parado de trotar en todo el da, as que nos vamos a ir pronto a la cama.Las cabezadas de Oscar eran espectaculares. Y claro, la seora y las muchachas acabaron metindose en la roulotte (aunque los deseos de las ltimas eran muy otros) y ta Julita coment que aquel silencio y aquella oscuridad resultaban impresionantes. Casi se alegraba de la proximidad del otro remolque. Y se call que senta miedo, para no asustar a las chicas.El sorprendente chiquillo de diez aos, nada ms entrar en la tienda de campaa, se volvi hacia su compaero:Creo que no voy a poder dormir tan pronto no tengo ni pizca de sueo. Y t?Hmmmm!Estoy preocupado por mi hermano y he pensado que podamos darnos una vueltecita por aquella casa.Oscar, t no tienes edad de correras nocturnas. A dormir!El chico insista. Alguien tena que enterarse de lo que estaba sucediendo all. Y Ral acept marchar en solitario, tratando de no ser visto, pero Oscar era agobiante cupido quera algo y no detena su matraca.Mira, Oscar, tendramos que ir a pie porque la luz de las bicicletas nos denunciara y entre ir y volver hay una buena caminata. Eso es cosa ma.Canastos y ma! Yendo contigo, que tienes tanta fuerza, no me da ni pizca de miedo.Y el pobre Ral, demasiado blando para resistir splicas, se encontr a travs del campo, con Oscar a su lado. En cuanto sentan el motor de un coche, se tumbaban en la cuneta.Necesitaramos camuflaje, como los soldados en la selva propuso el chico.Qu tontera!Pues yo me sentira ms seguro. Anda, vamos a cortar unos ramajes y nos los atamos al cinturn y la cabeza. Si omos a alguien, nos tumbamos y nadie nos descubrir.Est que se muere de miedo pensaba Ral. Si va a sentirse ms a gusto.Je! exclam Oscar al rato. Como nos quedemos quietos, algn conejo vendr a dormir en el tomillo que llevamos a las espaldas.Sin el menor tropiezo llegaron a escasos metros de la casa. Slo una de las ventanas dejaba escapar un rayo de luz y las sombras ms negras rodeaban la casa, bajo un cielo raso, cuajado de estrellas, pero sin luna.No creas que vamos a pasar la noche aqu susurr Ral; un ratito de vigilancia y a dormir.Los ojos azules de Oscar parecan dos focos en la oscuridad. Mirndolos tan abiertos, Ral se dijo que estaba pasando un miedo horroroso. A poco que insistiera, se lo llevara al campamento. S, era lo que deba hacerSsss! Escucha, creo que viene alguienRal iba a responder que se equivocaba, cuando comprendi su error y ambos se arrojaron al suelo, arrebujndose bajo sus matojos.Unas largas piernas pasaron a escasos metros de ellos, pero casi no las vieron, porque no se atrevieron a levantar las cabezas. Se escuch un ladridoSera el perro de la casa? No. Proceda del lado por donde haba ido a situarse aquella figura y el perro de la casa, alertado, respondi al momento.Inmediatamente se abri una puerta y dos figuras aparecieron en el umbral. Ral rept con cuidado, aproximndose a la casa. De las dos figuras una era maciza, rechoncha; larga y delgada la otra. Una voz, la misma que oyeran aquella tarde al hombre del coche, lleg hasta ellos:Hay alguien por ah?Tras unos segundos, aquella voz dijo para su compaero:Mira a ver por aquel lado, date una vuelta.Bueno, pero quiz el perro tiene hambre. Le llevar algo y luego revisar los alrededores.Julio y el ogro! susurr Oscar. La figura alta entr en la casa para reaparecer instantes despus. Se acerc al perro, puso un recipiente ante l y dijo en voz alta y fuerte:No se preocupe, seor Nez. Lo que ocurre es que este animal es insaciable. De todas formas, cumplir su encargo, descuide.Julio se detuvo un poco, acariciando al perro y luego fue despacio hasta la esquina de la casa. En cuanto la dobl, la figura agazapada, casi a cuatro manos, fue hasta all. A Oscar se le paraliz el corazn. Y si atacaba a su hermano?Quiz Ral tuviera el mismo pensamiento, porque rept en direccin a ellos. Una voz muy queda lleg a sus odos:JulioQu respiro! Era la voz de Hctor!Oscar haba dado un respingo y Ral le oblig a permanecer inmvil, mientras, en el silencio de la noche, perciban las palabras que los otros cambiaban.Todo va bien? pregunt Hctor.Hasta ahora s, pero cre que me quedaba sin el puesto. De la agencia han mandado a un calvo y a los dos nos han enviado aqu para que nos viera el dueo. Yo le he parecido demasiado joven y le he endilgado el cuento de que estoy estudiando y necesito ganar unas pesetas en vacaciones. Y el paraltico ha preferido un criado sin experiencia que otro ms resabiado, segn sus propias palabras. El calvo se ha ido furioso.Escucha, no puedo estar pasando por aqu a cada momento, porque acabara llamando la atencin. Si hay alguna novedad, te dejar una nota debajo de una piedra, junto las races de ese roble.Y yo, si hubiera algo nuevo, te enviar una seal poniendo el rastrillo apoyado en la caseta del perro.Anda vigilante dijo Hctor. Los otros no tardarn en actuar. Supongo que el invlido tendr la caja fuerte en su despacho.S, pero estoy muy vigilado por Nez y su mujer, que es la cocinera. Parece que el seor Benavides tiene gran confianza en el matrimonio. De todas formas, no ser fcil, porque el despacho parece una galera de pinturas y todas las paredes estn cubiertas de cuadros.Sin duda ha de estar oculta tras uno de ellos. Te ayudar en lo posible vigilando desde la colina. Procura dejar abiertas las ventanas del despacho y quiz con el teleobjetivo descubra algo Si veo que los otros merodean en torno a la casa, imitar el ladrido de un perro. Por cierto, menudo susto me han dado. Se hospedan en el albergue. Y menos mal que pude esconderme a tiempo susurr Hctor.A ver si terminamos pronto, porque me estn matando a trabajar. Y menos mal que el paraltico, como sudamericano, simpatiza conmigo. Lo malo ser cuando descubran que meto la basura debajo de las alfombras Me voy o Nez sospechar. Mi mejor coartada es que, vindome tan joven, creen que estoy en la higuera. Con lo bien que lo estarn pasando nuestros cuatro jaguares en la serrana de Cuenca!Julio acab de dar la vuelta a la casa, antes de regresar a la puerta que permaneca entreabierta y deba comunicar con las dependencias de servicio.Ral y Oscar no se atrevan a moverse y continuaban bajo la maraa de tomillo, aunque Oscar haba sentido la tentacin de llamar a Hctor. Pero y si al saber dnde estaban los despachaban de all con cajas destempladas?Y aquello era serio y podan necesitar su ayuda.Los minutos se hacan eternos. Por lo visto Hctor adoptaba idnticas precauciones y no se movi de su agujero hasta pasar un largo cuarto de hora. Cuando al fin se alej, despacio y con andares de felino, los dos chicos pudieron darse el gusto de respirar ruidosamente.Pero a su vez, permanecieron otro cuarto de hora, antes de iniciar la retirada.Cerca ya del campamento, Ral no pudo evitar la explosin de su descontento.Ese par de locos se han metido en un buen lo! Te digo que no me gusta esto, Oscar y nosotros vamos a andar con mucho cuidadoEl pequeo afirm, porque, a pesar de su audacia, estaba impresionado.Esos quijotes! barbotaba Ral de continuo, apretando los puos.A pesar de la gran preocupacin que sentan, cayeron como leos en sus sacos de dormir.Por la maana, nada ms abrir los ojos, el primer pensamiento de Ral fue para las chicas. Para qu contagiarles su preocupacin? Le dira a Oscar que callase su aventura de la noche anterior o pretenderan ir con ellos a todas partes. VI. EL MENSAJECuando al da siguiente Ral sali de la tienda, la maana era radiante. Su sorpresa fue encontrar a Vernica en actitud de haberle aguardado, ms seria de lo habitual y bastante impaciente.Dnde estuvisteis anoche?Anoche? No te comprendo.Me comprendes perfectamente. No poda dormir, impresionada por el silencio y la soledad y vine a llamaros para que pusierais vuestros sacos de dormir junto a la puerta de la roulotte. Como no estabais, me entr ms miedo todava y me volv a todo correr a mi litera.Ral se rindi:Lo sabe Sara?No: ella dorma como un lirn. Vamos, explcate.Qu remedio le quedaba al grandulln sino explicarse? Oscar, desgreado y con ojos de sueo, apareci al instante y empez a salpimentar la aventura con sus apreciaciones particulares, aunque sin entrar en detalles, pues Sara, que pona la mesa del desayuno, no haca ms que darles prisa con el gesto. Por cierto, pareca muy superior aquella maana, como si se sintiera a cien codos por encima de los dems.Hctor y Julio no tienen derecho a arrogarse el papel de hroes y a meternos en sus los se quej Vernica.Pero si somos nosotros los que hemos ido a entrar en la boca del lobo!Sara segua dndose bombo y Ral, tan considerado con su estmago, decidi acudir a la llamada.Todo dispuesto los seores estn servidos empez la manipuladora del desayuno. Y en cuanto los tuvo en torno a la mesa, desentendindose de su ta, lanz la bomba: No es que quiera darme importancia pero habis de saber que tengo un terrible secretoLa primera en responder fue ta Julita.Un secreto? Suelta, sueltaCmo? No era tan sorda?He dicho que hay mosquitos, taAh!Se cruzaron miradas de inteligencia y se dej el secreto para despus, pero todos corran mucho para terminar cuanto antes y recoger el servicio. Y a la carrera, con la vajilla en un cubo, se fueron al lago.Cuando sepas lo que tienes que saber empez Oscar.Pero Sara no escuchaba y le hizo callar con gesto desdeoso:Vaya pandilla que tengo! Gracias a que velo por todos Pues has de saber que nosotros se interfiri Oscar.Calla, que est hablando una persona mayor. Ah va mi bomba: esta noche un hombre calvo rondaba el campamento y ha ido a meter la cabeza en vuestra tiendaQu? salido de tres gargantas.Lo que os. Petra me ha despertado y entonces he acercado la cara al cristal y he visto al calvo rondando por aqu. He pasado mi miedo, pero no soy demasiado cobardica El individuo, repito, ha curioseado en vuestra tienda.Cundo? sintonizado a tres voces.No os lo he dicho? Esta noche!Estaba yo en mi cama? pregunt Vernica.No! Con los angelitos! ironiz Sara.Yupi! Esto est al rojo vivo grit Oscar.Furiosa, Vernica le lanz un empujn:Estaba yo en mi cama, s o no?Cmo? Eres sonmbula? Todo esto de no hacerme caso se debe sin duda a que estis muy achicados porque soy la nica que vigila en las situaciones de peligro concluy la pelirroja.Je je! La risa era de Oscar.Vernica achicaba un ojo para pensar mejor.Como t dormas cuando yo estaba despierta, tu visin, salvo que soaras, debi producirse cuando yo dorma.Soar, eh? El calvo ha dejado huellas de su paso. Recordis que anoche barrimos con una rama todo alrededor de la roulotte? Pues alguien ha pasado esta noche fumando!A lo mejor es ta Julita se le ocurri a Oscar.Ella un puro? Qu me decs ahora?Sara, muy petulante, haba soltado el cubo y les miraba desde arriba.Eso significa que fue tarde intervino Vernica, porque te dormiste nada ms caer en la litera, luego los chicos ya deban de estar en la tienda, porque t debiste despertar cuando yo ya me haba dormido, que fue cuando stos se fueron a dormirVernica! Has tenido pesadillas esta noche? se asust Sara.Se acabaron las confusiones! Aunque con poca autoridad, Ral pidi la palabra, haciendo sobresalir su voz de la de Oscar, que exiga el ttulo de gran descubridor.Tras las explicaciones, se sintieron un tanto anonadados. La situacin se complicaba ms de lo que Hctor y Ral haban previsto.Quin era el calvo? Uno de los de la banda que se alojaba en el hotel? Por qu iba por all durante la noche?Si los de la banda se alojan en el hotel razon Sara, quiere decirse que el de las cejas de bandera y su compaero son inocentesCuando regresaban al remolque con la vajilla lavada, ta Julita sala de l con su red de cazar mariposas.Ayer no tuve mucha suerte empez a contar. A lo mejor nuestro vecino Andrs me ayuda. Es muy simptico. Por el contrario, su amigo, el calvo, es ms tieso que un palo.El calvo? preguntaron los muchachos.Qu tiene que ver que sea calvo? aleg la seora. Hay tantos! Andrs me cont que era un entusiasta de la naturaleza y le gusta pasarse el da vagando de un lado para otro. A lo mejor el pobre no ve muy bien, porque ayer le vi all, en aquel altito, todo el tiempo con unos prismticos Porque yo estar algo sorda, pero lo que es la vista la tengo de lince, hijos!Las chicas haban palidecido. Oscar tena carne de gallina. Y Petra, tan intuitiva, deba temerse algo terrible,porque se encaram en el hombro de Sara con signos de malestar. Y Len, el gran envidioso, aprovech para tirarle una chinita y acertar!La excelente seora, vindoles tan apabullados, aadi:Tenis un da maravilloso por delante, pero no vayis a baaros antes del medioda. Si no os importa, con las bicis, podais ir a comprar pan. Por lo dems, estamos todava muy bien de provisiones.Los muchachos se comprometieron a hacerlo y Ral apunt que podan ir entonces, antes de que hiciera ms calor por la carretera.Por qu no les preguntis a nuestros vecinos si ellos lo necesitan? No os cuesta nada traer ms cantidad.Vernica estaba remisa. De pronto, sabiendo que el calvo era su vecino (y tan misterioso!), le haba entrado un miedo superlativo.S, ta Julita; ahora vamos a preguntarlo.Ests loca? protest su amiga, con sordina.Pero Sara pareca muy decidida. Y luego secrete algo con Oscar y el chico afirm, para luego, con una carrerilla, entrar en la tienda. Al salir llevaba la malla con el baln y algo ms.Unos pasos ms all, Sara pregunt al pequeo:De cunto tiempo de duracin es la cinta?De una hora.No es mucho, pero tendrs que intentar dejarla donde no se veaCierto que llevaban un tanto encogido el corazn. Si el calvo andaba al acecho del tesoro del pobre invlido (y por supuesto, el cejudo), significaba que exista ms de una banda. Entre todos nos harn fosfatina repeta Vernica. Si al menos nos hubiramos quedado cerca de Cercedilla!Pero estamos aqu replic Oscar entero. Y algo tendremos que hacer por Jul y por HctorDesde luego parece como si hubiera dos bandas en lugar de una acert a decir Ral.Salvo que Hctor se hubiera equivocado creyendo que sus enemigos se alojaban en el hotel.Chicas los honrados ojos de Ral se posaron en una y otra, ahora es cuando os digo que debemos intervenir, quiero decir, estar al acecho en evitacin de males mayores. Pero no quiero que pasis miedo ni corris ningn peligro, as que yo lo har.Pues yo uno a veces no puede estar pensando en lo que a uno le va a pasar dijo Oscar, con falsa cara de valiente y una voz terriblemente temblorosa.Eso significaba que apoyara a Ral. Y Sara anunci:Realmente, ni Julio ni Hctor merecen mi preocupacin, dada la forma que hablan de una cuando una no puede escucharlos, pero t, Ral, s mereces mi colaboracin. As que todos para uno y uno para todos!Vernica se resign. En realidad, a veces no se tena en muy buen concepto y decidi sacrificarse, aunque a lo mejor su corazn no resista mucho.El de las cejas de bandera, que asaba un pescado sobre una parrilla, les salud con la mano.Buenos das, vecinos! Qu tal est el nimo para correras?Le aseguraron que bien, aunque sin gran entusiasmo y le transmitieron el encargo de ta Julita.Bueno, ya que sois tan amables, podis traernos un kilo de pan. Y permitid que a cambio de vuestra amabilidad os obsequie con este barbo. Lo he pescado muy tempranito. Ya he visto que sois muy dormilones.Charlaron un poco ms, pero muy extorsionados por el mono y la ardilla que tenan un da imposible. Len se haba subido al techo de la roulotte y no quera bajar a pesar de las splicas de su dueo.Es un mono terco coment Andrs, tendrs que quitarlo de ah por la fuerza.Y se ofreci para alzar en sus brazos a Oscar, que pudo trepar al techo del vehculo. Segundos despus, los ojos brillando como estrellas, saltaba al suelo con Len en los brazos. Petra le aplaudi.Se marcharon sin que el calvo hubiera hecho acto de presencia. Oscar, emparejado con Vernica, susurr:Ya est.Seguro que funcionar?Lo he dejado junto al ventilador. Tiene que recoger lo que se hable dentro de la roulotte o cerca Lo importante es que el calvo regrese y los dos hablen.Dejaron el barbo en poder de ta Julita, que lo alab mucho, pero Vernica le haba tomado ojeriza. Y si estaba envenenado? Luego subieron a las bicis y empezaron a marchar por un lado de la carretera, hasta que Ral se detuvo.Se me est ocurriendo que anoche, en su conversacin con Hctor, Julio tambin mencion a un calvo: precisamente otro aspirante al puesto de criado en Villa Tolteca.Yupiiii! Pues es verdad!Nuestros hroes deberan saber que tienen en contra a ms de una banda objet Sara, que todava segua furiosa contra Hctor y Julio, especialmente contra ste.Cmo avisarles? Y sobre todo, cmo avisarles sin descubrirse?Encontraron una tiendecita donde se venda de todo junto a un grupo de chalecitos y cuando salan con los panes envueltos en papel de estraza, Vernica, que estaba muy preocupada, les sorprendi con una idea soberbia:No habis hablado de que el lugar de comunicacin de Hctor y Julio es un roble cercano a Villa Tolteca?. Podamos dejar all un papel sin firma haciendo saber la existencia de una banda en la que figura un calvoLa idea se les antoj magistral. En un trozo de papel procedente de la envoltura de los panes y con letras de imprenta, Sara escribi: Cuidado! Una segunda banda acecha V. T.. Desconfiad de un calvo y un individuo de enormes cejas.Un amigo. Glorioso! Glorioso! repeta Oscar.Pedalearon un poco ms. En las proximidades de la casa del mejicano, Sara solt a su ardilla, para que colocara el mensaje. Y como no quera regresar, su duea tuvo que ir a buscarla justo hasta el roble y tomarla por la fuerza de entre las races del rbol.Ya est dijo al regresar a la carretera.Lo malo fue que Len, envidioso de las correras de Petra, se les escap. Y cuando despus de muchos ruegos regres junto a los ciclistas, llevaba entre sus manitas de mico el papel salvador.Sara se mora de rabia y Petra mordi una oreja de Len. Luego, hubo que representar por segunda vez la escapatoria de Petra y colocar el papel bajo una piedra, entre las races del roble. Y despus, al otro lado del camino, teniendo cuidado de poder ver la casa sin ser vistos y no sin reconocer antes los alrededores, se quedaron un tiempo jugando a los chicos inocentes, tiempo que perdieron lastimosamente, pues nada extrao pudieron sorprender.Sara consultaba su reloj. Habra pasado ya una hora?Deberamos regresar y llevar el pan a los de la banda del calvo dijo.Cuando llegaron junto a la casa rodante de sus vecinos, ninguno de los dos se hallaba en ella.Andrs! Andrs! llam Oscar.Con el baador en la mano y procedente del lago, el hombre apareci. Cuando le entregaban el pan, Petra trep sobre el techo de la roulotte.El mono y ella se tienen mucha envidia explic Sara y se imitan en todo.Las carcajadas de Andrs se oan en muchos metros a la redonda. Nuevamente tuvo que tomar a Oscar en brazos y situarlo en alto para que pudiera encaramarse sobre el remolque y retirar de all a la ardilla obstinada.Despus de despedirse de Andrs y ya a prudente distancia, Oscar susurr triunfal:Lo tengo!S, haba recogido el magnetfono y lo llevaba escondido en la malla del baln, dentro de un jersey.Durante unos minutos buscaron por los alrededores un lugar aislado para escuchar la grabacin.Cuando lo encontraron, cuatro corazones latan con fuerza. VII. CADA CUAL POR SU LADO Y TODOS EN PELIGRCant un pjaro replic otro, sin duda la pajaritaLa cinta segua pasando y pasando Po po.Y nada ms! Era aqul el resultado de tanto esfuerzo? Tan poco iba a favorecerles la suerte?El tiempo era terriblemente largo, viendo pasar la grabacin en lo que les estaba pareciendo horas, caminando inexorable hacia el final.Silencio absolutoDe pronto, unos golpes: la puerta del remolque al abrirse, ruido de platos Y luego, una voz lejana:Andrs! Ests ah?.Y el vozarrn de Andrs al contestar:S, estoy ponindome el baador para darme un chapuzn, suponiendo que no haya novedad.Por el momento todo sigue quieto pero me temo que ser esta noche. Ese viejo imbcil se la va a cargar y le estar bien, por su mana de mantenerse aislado sin ms que los criados. Si yo estuviera all pero no! Al imbcil se le ocurri contratar a un muchacho desgalichado que no va a servirle de nada. All l!.Tendramos que adelantarnos. Y aunque la fecha para la entrega concertada por el gobierno mexicano es para maana, no deberamos esperar. Y en seguida, nos largaremos.Por cierto, no te ests haciendo demasiado visto con la chiflada esa y los chiquillos?.Pero hombre, es una coartada estupenda! El medio de pasar por unos pacficos excursionistas hasta que llegue el momento de actuar.Opino que ha de ser hoy, al anochecer. Ten rrr.La cinta haba llegado al final!Los cuatro se miraban, temblando de emocin, faltos de palabras. Hasta el mono y la ardilla haban dejado de enzarzarse y permanecan tan inmviles como si fueran de piedra.Cuando por fin Ral pudo recobrarse, aunque sin fuerzas para ponerse de pie, dijo a cuatro manos:Julio debe estar preparado! Tenemos que avisarle.S, para que se escape a tiempo decidi Oscar.No, para que defienda al pobre invlido le rebati el forzudo.Tenemos que presentarnos en Villa Tolteca y hablar con Julio dijo Vernica.Sara reaccion con energa:No, eso s que no. Creo que me sera imposible contenerme y le dira cuatro frescasO l a nosotros Recuerda que no estamos invitados a este pastel lanz Ral.Vernica achic un ojo:Lo tengo! Otro mensaje! Y annimo! A su tiempo, todos volveremos tan ricamente a Madrid y no se sabr nuestra intervencin.A Sara le pareci de perlas. As que fueron hasta la roulotte para escribir el mensaje y entonces ta Julita los caz:Otra vez por ah de correra y con este calor? De ninguna manera. Adems, la comida est casi lista. Lo ms que os consiento es que vayis a daros un chapuzn, pero cortitoQu juego de miradas! Obedecer? No obedecer? Qu hacan?Ral susurr:No es cosa de enfadar a ta Julita. Puesto que tenemos bastantes horas por delante, haremos lo que ha dicho.Tras el bao, lleg la comida; y con el postre, Andrs, el cejudo, dispuesto a emprender una partida de julepe con la seora. Por supuesto, ella se senta feliz.Y de paso, el cejudo, venga a dar coba a los muchachos, alabando el encanto de las chicas, la inteligencia de Oscar y Ral, la gracia de los animalitos, la paz del lugarQu cnico! se decan los Jaguares con las miradas.Casi les result un placer tener que ir a lavar la vajilla, porque as se zafaron de l.Vernica empezaba a tener una idea apremiante: buscar a Hctor.Os dais cuenta? Nos encontramos como perdidos sin su direccin. Hctor no se enfadar demasiado porque hayamos venido, ya que siempre sabe disculparnos. Podemos serle de utilidad y l a nosotros.No! zanj Sara, rencorosa.Como no haba modo de convencerla, pusieron el caso a votacin.Eso es una solemne trampa se defendi Sara. Sabis que mi voto va a ser opuesto a los vuestros y que ganaris la votacin. Es que todos Los Jaguares estn en contra de la pobre y pelirroja Sara?Ests exagerando; sabes que no es as la rebati Ral, y no estoy en contra de tu opinin por simple capricho, sino porque veo que la cuestin es seria. Es ms, mi criterio es que deberamos avisar a la Polica.La Polica no hace caso de chicos pequeos aleg Oscar; a lo mejor, ni nos crea. El dueo de lo que se va a robar, segn omos a Hctor en la grabacin, tampoco quiere saber nada con ella. Es que lo habis olvidado?Despus de mucho pensarlo, Vernica insista en buscar a Hctor. Saban que andaba por la colina y lo ms probable es que tuviera una tienda de campaa por all. Iran a poner el mensaje bajo la piedra y luego dedicaran el resto de la tarde a buscar a su jefe.Con los labios muy prietos, Sara no daba su brazo a torcer, pero por dentro empezaba a sentirse complacida con la idea y bastante tranquilizada.Cuando regresaron junto al remolque, la partida de julepe estaba en su punto lgido.Ta Julita, si no te importa nos vamos a ir con las bicis de excursin y llevaremos la merienda.Pero no fue la seora quien respondi a su sobrina, sino Andrs.Con este calor ir por la carretera? Es un disparate! No debera usted consentirlo, Julia, puede acarrearles una insolacin.Ay, qu razn tiene usted! Ya lo habis odo muchachos, ser mejor que aguardis a que se pase el calorPero si llevaremos los sombreros de paja insisti la chica.La seora, firme en su negativa, les record que las familias confiaban en ella. Como no podan tirarlo todo por la borda, tuvieron que disponerse a frenar su impaciencia y hasta participar en la partida de cartas, con la repugnancia de saber que uno de los jugadores era un criminal.Por fin su tormento finaliz, principalmente porque Andrs se despidi para volver a su casa rodante. Cuando se marchaba, por el camino, pas en su bicicleta el barbudo de la vspera, pedaleando a gran velocidad. A lo mejor era un campesino de los alrededores.Bueno, ya podan preparar las cosas para salir de excursin: meriendas, pelota, mono y ardilla todo lo que poda servir para hacerles pasar por unos chicos normales de su edad.La primera detencin a un lado de la carretera fue para escribir el mensaje que pensaban dejarle a Julio, escrito en un trozo de papel cualquiera y con grandes letras de imprenta, como el anterior. Despus a la carrera hasta las proximidades de Villa Tolteca!Chicos, estamos ya muy escarmentados, de modo que hay que sujetar a Petra y Len para que no incordien pidi Vernica.Oscar se brind como mensajero:Yo pondr el mensaje. Fingir que se me escapa hacia all el baln, por si alguien anda al acechoA todos les pareci bien y comentaron una vez ms la nota escrita. Resultara convincente? La creera Julio?Oscar se movi con absoluta naturalidad, hasta dejar la nota, para regresar despus junto a sus compaeros, que le aguardaban en la carretera, en la parte opuesta a la de la casa del mejicano invlido.Chicos! La nota anterior no estaba, lo que significa que Julio la ha recogido yaVamos! Fuera de aqu inmediatamente orden Sara. El ogro nos conoce y hasta dira que nos tiene mana. Vayamos colina arriba y busquemos un lugar para observar, sin ser vistosEmpezaron a trepar, recorriendo y escudriando cada vericueto entre los matorrales, los arbustos y los rboles.Llegaron a la cima y bajaron por la parte contraria, sin resultado. Slo encontraron a una familia que haba comido a la sombra de los rboles y estaba recogiendo los utensilios para volver a su coche.Se haban separado un tanto para abarcar ms espacio y Oscar silb, que era la seal para reunirse.He encontrado un sitio, algo ms a la derecha, desde el que se aprecia perfectamente Villa Tolteca. Por qu no nos quedamos all un rato?Aceptaron, entre otras razones, porque la sugerencia era buena y estaban cansados. Adems, aquel lugar estaba a la sombra y no poda vrseles desde la casa.Llevaban media hora inmovilizados cuando una alta figura sali de la casa. Vesta pantaln oscuro y chaquetilla blanca.Es Julio! Es Julio! exclam alegremente Oscar.Qu risa! exclam Sara, hiriente. Resulta de lo ms ridculo vestido de camarero.Yo lo encuentro muy guapo le defendi Vernica.Pues qu vista tienes, hija! Porque desde aqu, los detalles no se aprecian.Pues si no se aprecian, por qu sabes que est ridculo? porfi Vernica, muy ofendida. Y en aquel mismo instante apreciaron, a pesar de la distancia, la rabia con que Julio tiraba el plato con la comida del perro, porque aquello fue todo menos dejarRal no pudo contener la risa y los dems, menos Sara, le imitaron. Eso s, tras su explosin de mal humor, Julio acarici brevemente la cabeza del perro.Debe estar que muerde coment.El perro? pregunt Vernica.Julio.Oscar siempre daba la cara por su hermano.Es que a lo mejor lo matan a trabajar dijo.Ay! Ojal!Pero en seguida Sara call, porque recibi tres miradas muy inamistosas sobre s y porque estaban todos pendientes de los movimientos de su compaero, el larguirucho. Haba adoptado una actitud de lo ms indiferente, movindose en direccin contraria al roble, para acabar yendo hasta l. Con movimiento rpido, se inclin:Yupiiii! Ha recogido el mensaje exclam Oscar.Desde all poda ver a Julio fingiendo limpiarse la palma de la mano izquierda con la mano derecha, mientras lea el mensaje. Lo que no pudieron captar fue su incredulidad.Porque Julio, receloso, no poda creer que tuviera un desconocido amigo por los alrededores, un amigo del que Hctor no conoca la existencia.S el primer mensaje le intrig, este segundo mucho ms, ya que deca: El ataque a V. T. se producir al anochecer, a cargo del individuo calvo que pretendi el puesto de criado y su compinche, reconocible por unas cejas enormes.Un amigo. Caracoles! murmur Julio para s, es muy raro que Hctor no sepa nada de esta segunda banda, si es que realmente existe. Pero lo ms raro es ese amigo desconocido que no quiere dar su nombre.Y Julio, por una asociacin de ideas, pens en Los Jaguares.Ese asqueroso trapo de polvos est nublando mi inteligencia se dijo, Los Jaguares menores deben andar por la serrana de Cuenca y, por otra parte, no saben nada de nuestros planes. No, no! Esto tiene que ser obra de una banda rival e incluso ste que se firma amigo tiene que ser un pjaro de cuidado quiz es demasiado conocido hasta en la InterpolPero en el fondo desconfiaba, como se desconfa de lo que no se comprende. Casi estaba deseando que el robo se produjera para huir de la espantosa Villa Tolteca. Nez y su mujer le estaban haciendo la vida imposible con sus continuas exigencias y, encima, aquel da le haban servido la carne requemada que los dems no podan comer. Por supuesto, l tampoco! Hasta el perro le haba hecho ascos. Claro que el seor Benavides no deba de saber el rgimen que el matrimonio gastaba en la cocina, pues no se ocupaba ms que de sus libros y sus cuadrosY Julio, al llegar aqu y a pesar de sus apremiantes preocupaciones, levant la cabeza ladeando el cuello, como si de tal forma recogiese sugerencias llegadas del ter. Los cuadros, s El viejo se vanagloriaba continuamente de ellos, especialmente del Ribera y del Van de Velde, cuando en realidad Julio no hubiera podido jurarlo, pero se le antojaban una mala imitacin. Cierto que no se atreva a sincerarse con el viejo, pues un jovenzuelo que solicita un puesto de criado no deba alardear de sus conocimientos de pintura o poda hacer concebir sospechas. En fin, no tena nada de extrao que el pobre millonario, que no tena familia y llevaba varios aos en un silln de ruedas, chochease un poco y se vanagloriase de sus imitaciones, tomndolas por autnticas.Ahuyent aquellos pensamientos, porque si realmente aquella noche iba a producirse el ataque Por suerte, Hctor estara en los alrededores sobre las ocho. Le dejara una nota que slo ste supiera comprender, para que estuviera alerta a dicha hora.Mientras, Los Jaguares volvan al campamento y Oscar resumi los pensamientos de todos.Mi hermano est atnito, a pesar de su perpiscacia.Querrs decir perspicacia corrigi Sara.Es igual; por una ese antes o despus lo mismo intentarn robar el Orloff.Vas demasiado lejos. Cierto que en los informes de Hctor se dio ese nombre a lo que iban a robar, pero no tenemos seguridad porfi Sara.Da lo mismo; piensan robar lo que sea.Dios mo! Me aterra que empiece a anochecer! exclam Vernica.Para entonces, vosotros tres estaris con ta Julita y yo aqu, de guardia, para echar una mano zanj Ral, con ms energa de la usual en l. VIII. EL HALLAZGO DE LA PELUCALa paciente espera no iba con el temperamento impaciente de Sara. Junto con Vernica se fue por los alrededores, con la secreta esperanza de avistar a Hctor, mientras Oscar y Ral permanecan al acecho.Bajaron por la pendiente y llegaron al embalse. El terreno era bastante malo por aquella parte, recortado, pedregoso y los baistas se marchaban por otro lado.A las dos les pareca muy raro no haber visto a su compaero en todo el da ni el da anterior, ni que l no los hubiera encontrado a ellos, si andaba por los alrededores de Villa Tolteca.Pero Ral y Oscar s le vieron, aunque no saban que fuera l! Anoche, cuando se entrevist con Julio, pas junto a los dos.Eso es verdad, pero por el da parece como si se lo hubiera tragado la tierra.A lo mejor anda vigilando el alberguePuede, pero desvigilando mucho Villa Tolteca, eso no me lo negars concluy Sara.El sol se esconda con resplandores encendidos tras la montaa y las dos chicas sentan una corriente extraa en el estmago. Se pusieron de acuerdo para enviar a Oscar a tranquilizar a ta Julita con una excusa cualquiera, y poder quedarse junto a Ral.Sara acept llegarse a la carrera hasta la parte opuesta de la colina, donde estaban los chicos, mientras Vernica se quedaba de vigilancia cerca del lago. Entonces se le ocurri que quiz Hctor y la banda que vigilaba podan utilizar un bote para desplazarse con mayor rapidez entre el albergue y Villa Tolteca.Sara explic a Oscar lo que esperaba de l y, aunque de mala gana, el chico se fue, prometiendo volver pronto.Ten cuidado con la circulacin le advirti ella.A su vez, emprendi el camino de regreso, sabiendo que Vernica deba estar temblando como un flan, de puro miedo. Ignoraba que su compaera, precisamente por su temor, se haba decidido a seguirla, cuando descubri un objeto extrao flotando en la corriente, que atrajo su atencin.Creo que he visto eso antes se dijo.El objeto se hallaba en exceso lejos y, como no llevaba el baador y no era cosa de arrojarse al agua vestida y calzada, estuvo buscando una rama larga. La encontr y con peligro